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Andragogía en lugar de pedagogía

Por Adrián Gargicevich*

Los procesos de apoyo al desarrollo normalmente son acompañados por capacitaciones. La estrategia que elijamos para desarrollarlas condicionará la efectividad y el cambio por el que trabajamos. Si la capacitación es entre adultos, habrá que adaptar el estilo a su peculiar manera de aprender. Las estrategias “pedagógicas” que nos formaron de niño en la escuela, no funciona con adultos. Debemos aprovechar entonces las ventajas de la “andragogía”.

La andragogía (del griego ἀνήρ «hombre» y ἀγωγή «guía» o «conducción») es el conjunto de técnicas de enseñanza orientadas a educar personas adultas, en contraposición de la pedagogía, que es la enseñanza orientada a los niños. Los adultos necesitamos ser participantes activos en nuestro propio aprendizaje. ¿Por qué?: 1- Porque son las “necesidades” las que nos motivan. (si no estarías leyendo este texto). 2- Porque es la propia “vida” la que nos orienta a iniciar un recorrido para aprender. 3- Porque como adultos autodirigimos nuestro camino, y no necesitamos de un “maestro” que lo conduzca. 4- Porque a medida que tenemos más recorrido hecho y más experiencia, nos diferenciamos más de los otros.

Aprender es un proceso complejo, a través del aprendizaje se modifica el comportamiento de manera estable. Aprender es algo “personal” e interno en las personas, afecta la inteligencia, las emociones y los intereses. Se aprende cuando se encuentras las respuestas a las preguntas que uno ya tiene. A través del aprendizaje se llega al conocimiento, que no se manifiesta con la información que se puede repetir, sino a través de las capacidades que se han logrado para defenderse en la vida. ¿Recuerdas qué evaluaban tus docentes? ¿Información o conocimientos?

Para trabajar procesos de capacitación con adultos será central diferenciar entonces “información” de “conocimientos”, tanto al momento del diseño como al momento de revisar lo generado. También será central revisar los supuestos que activan los procesos de aprendizajes y no confundirlos con los que operan cuando se trata de niños. El siguiente cuadro de diferencias servirá para planear las instancias de capacitación en función del destinatario.

Diferencias en las situaciones de aprendizajes entre “niños” y “adultos”

Aspecto Niño Adulto
Autoconcepto Las decisiones las toman los adultos. En tal sentido los niños son pasivos y dependientes. El adulto es responsable,

independiente y capaz

de dirigir su vida.

Experiencia. No posee. Posee mucha y la vive

intensamente

irradiándola a sus

pares.

Disponibilidad para aprender. Por imposición. Libremente y

por necesidad.

Perspectiva temporal. Lo que aprende se

aplicará más tarde.

Se trata de acumular

conocimientos.

Lo que aprende lo

aplicará de inmediato

para resolver

problemas y adaptarse

al mundo que vive.

Si estas son algunas de las diferencias, queda claro que las estrategias para capacitar deben ser diferentes para poder adaptar capacidades al destinatario.

 

Para diseñar una capacitación en la que participarán adultos será productivo tener en cuenta los siguientes principios en los procesos que diseñemos:

PARTICIPACIÓN. Organiza el curso centrado en este principio. Impulsa la interacción entre los presentes, facilita espacios para la intercambio de las experiencias de los presentes en derredor del tema que se esté abordando para facilitar la generación del conocimiento. Por ejemplo propone algún trabajo colaborativo, esto ayudará a poner en juego las capacidades que se poseen.

HORIZONTALIDAD. Recuerda operar desde la igualdad de oportunidades entre los presentes, en especial sobre tu figura, si es la encargada de coordinar el proceso. Todos podremos aportar en el tema. Las diferencias no son elementos a resaltar. Detrás de este principio se esconde la posibilidad de completar y coalicionar.

FLEXIBILIDAD. Indispensable para potenciar el proceso en la medida de las experiencias previas y de los tiempos que cada uno tiene para lograr esa capacidad que propone la capacitación. Habrá que amoldarse a los diferentes estilos de aprendizaje de los participantes para poder aportarles desde el lugar que ellos mejor aprovechan. Explora sus estilos de aprendizaje antes de iniciar las capacitaciones.

Con adultos es más útil la “deducción” que la “inducción”, no deberíamos organizar las capacitaciones en función de “temas” sino sobre la base de “necesidades”. Recordemos que la formación en los adultos es un tema más personal que áulico, que nuestro rol debe ser de “facilitador” y no de “docente”, y que será necesario prepara con anticipación los elementos y estrategias que usaremos focalizándonos en relaciones más fluidas.

Capacitar adultos implica:

  • Crear un clima de trabajo adecuado.
  • Planificar conjuntamente la formación.
  • Detectar intereses y necesidades de formación y saber cuál es la meta.
  • Construir en común el programa.
  • Aplicar técnicas de problematización más que de contenidos.
  • Evaluar resultados y necesidades satisfechas.

Bibliografía consultada:
– Manual de capacitación para facilitadores. Juan Caliva E. IICA
– Estrategias y metodologías de aprendizaje de adultos. Lic. Orlando Gutiérrez INTA Bordenave

 

*Publicado originalmente en: http://redextensionrural.blogspot.com.ar/2015/12/andragogia-en-lugar-de-pedagogia.html

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Formación del Pedagogo: ¿Pedagógica o Andragógica?

Por: Flavio de Jesús Castillo Silva
doctor.flaviocastillo@gmail.com
México

Resumen
En varias escuelas normales de México, donde forman al futuro Licenciado en Educación Básica, quienes en algún momento podrán estar frente a grupo de estudiantes de cualquier año de la educación primaria (ciclo básico), tienen en común los docentes como estrategia didáctica el hecho de tratar a sus estudiantes como si fueran los niños con los que éstos al egresar interactuarán en algún momento. Significa que existe un porcentaje considerable de infantilización de la formación del pedagogo.

Abstract
In several normal schools in Mexico, where they form the Graduate future in Basic Education, who at some point will be in front of group of students in any year of primary education (basic cycle), have in common teachers as a teaching strategy the fact treat students as if they were the children with whom they interact to graduate at some point. It means that there is a considerable percentage of childishness of teacher training.
Keywords
Pedagogy, Andragogy, training process, childishness.

Introducción
Los estudiantes de las Licenciaturas en Educación Preescolar y de Educación Primaria – a quienes denominaré en este artículo como pedagogos – en algunas escuelas normales de México ingresan prácticamente a los 18 años al igual que otros jóvenes en otras áreas de conocimiento a lo largo y ancho del país. la formación de estos futuros profesores consta de ocho semestres o cuatro años (ciclos), su campo de acción al término de su carrera será integrarse al sistema educativo frente a grupo, en el caso de los Licenciados en Educación Preescolar (o educadoras como las conocemos generalmente y generalmente son mujeres quien estudia en este nivel educativo) en cualquiera de los tres años en el nivel preescolar, en cualquier jardín de niños tanto públicos (la gran mayoría de los licenciados) como particulares en el país, para el caso de los Licenciados en Educación Primaria, estos se incorporarán a las escuelas primarias públicas y privadas del país.

Durante su formación, las actividades diseñadas por sus facilitadores tienden a hacerlos sentir como si ellos fueran los escolares con los que irán a tratar cuando egresen, bajo el argumento que deben contextualizarse a su futuro campo de acción, los ponen a realizar actividades didácticas simulando al niño que tendrán en el aula y entonces, el pedagogo llega en su momento a conocer por vivencias propias a sus estudiantes dejando en un segundo plano la preparación docente, por lo que al incorporarse al ejercicio docente repetirá las mismas prácticas vividas durante su formación profesional, denotando deficiencias por no tener sustentos teóricos que le dicten hacia dónde dirigir su práctica docente.

La Pedagogía conduce las acciones a desarrollar en preescolar y educación primaria, en donde el profesor se erige como un mediador entre la generación adulta y la nueva generación, el proceso educativo es vertical ya que el profesor sabe qué estudiar y qué hacer y los estudiantes reciben las indicaciones directas de él. El proceso de Enseñanza-Aprendizaje (PEA) sucede con énfasis más en el proceso de enseñanza que el de aprendizaje.

Los estudiantes se vuelven diestros en recibir órdenes y ejecutarlas, pocos promueven el desarrollo básico de las operaciones mentales como: observación, comparación, clasificar, definir, abstraer, análisis, síntesis, inducción y deducción, entre otras.
Ante este panorama, el pedagogo en formación aprenderá las actividades usadas por sus facilitadores, recreando en cada clase situaciones netamente pedagógicas, sin embargo, el pedagogo que está en proceso formativo es al final de cuentas un adulto en cualquier momento de su ciclo vital, ergo, sus cursos debiesen ser atendidos desde la Andragogía, llego a esa idea debido a que siendo la Pedagogía la ciencia que atiende a los niños en situación de aprendizaje, los pedagogos en formación debiesen utilizar la Pedagogía para las prácticas con poblaciones similares a las que atenderá cuando estén frente a grupo en una escuela primaria o preescolar de acuerdo a su licenciatura, pero lo que es indiscutible es que ellos, como adultos que son, su proceso debiese ser de manera andragógica.

Para Knowles citado por Adam (1977), “la diferencia fundamental entre el niño y el adulto está referida al concepto de sí mismo; la personalidad de aquél es un apéndice de éste y toda la conducta del niño gira alrededor de la vida del adulto” (p. 26), por lo que, si los estudiantes de Licenciatura en Educación Preescolar y de Educación Primaria son adultos jóvenes, la ciencia de educación para atenderlos es por consecuencia la Andragogía aunque los contenidos de sus asignaturas tengan que ver con Pedagogía, por lo que según Adam (1987), los principios andragógicos de horizontalidad y participación se aplican sin problema alguno.

a
Figura 1. Procesos andragógico y pedagógico

En esta representación se aprecian los dos momentos que un pedagogo en su formación debiese tener, en la situación de su aprendizaje y en otro momento que pueden ser prácticas o ya su vida laboral, andragógico y pedagógico respectivamente, en otras palabras, “…el acto pedagógico está centrado en el maestro, por cuanto es el poseedor del conocimiento y experiencia, en cambio, el acto andragógico el centro de los aprendizajes es el educando o participante en cualquier nivel del sistema educativo” (Adam, 1987, p. 22).

¿Qué ventajas traería a las escuelas normales utilizar la Andragogía para formar a los futuros pedagogos?, en primer lugar, se reconocería en capacidades y cualidades al ser humano que está en formación, eso significa, que ya no serían válidos los tratos infantiloides al pedagogo en formación, por ello se considerarían cuatro factores importantes en el proceso de aprendizaje andragógico: (a) autenticidad, (b) respeto mutuo, (c) comportamiento ético y (d) factor empático (Adam, 1987).

Esto tendría como implicación en el resignificado del participante:

  • Altos niveles de responsabilidad durante el proceso de aprendizaje.
  • Énfasis en la creatividad y criticidad objetiva.
  • Apertura sostenida hacia los procesos de innovación y cambios.
  • Utilización de la auto-evaluación para estimular el crecimiento personal.
  • Reconocimiento al crecimiento individual como vía para afianzar los logros personales.
  • Aceptar la co-evaluación como un proceso de retroalimentación permanente y altamente participativo.
  • Énfasis en la producción continua de trabajos de investigación significativa (Adam, 1987, p. 38).

El re-encuentro entre un andragogo facilitador con sus participantes – adultos jóvenes en su mayoría -, fortalecería definitivamente el proceso de aprendizaje de dichos participantes, en donde a éste le quedaría claro cuándo está presente la Andragogía y cuando haría uso de la Pedagogía.

Conclusiones
Aunque pareciera inicialmente un tanto atrevido hacer la reflexión si al pedagogo se le forma con Pedagogía o Andragogía, partiendo de un análisis desapegado a la situación y contenidos, queda claro que la Andragogía promovería mejores procesos de aprendizaje con los participantes por todo lo que conlleva el uso de ésta, en cambio, continuar formando a los pedagogos utilizando la Pedagogía sería continuar manteniendo una tradición de formación infantilizada del adulto, hecho que no debiese ser de peso específico para mantenerlo en el aula.

Referencias
Adam, F. (1987). Andragogía y docencia universitaria. Caracas: FIDEA.
Adam, F. (1977). Andragogía. Ciencia de la educación de adultos. Segunda edición. Caracas: Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez.

Artículo enviado por su autor a la redacción de OVE

Imagen tomada de: https://i.ytimg.com/vi/LEjH3-j1VJg/hqdefault.jpg

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El Adulto en situación de aprendizaje

Resumen

El presente artículo precisa lo que para la Andragogía es un adulto, asimismo, se especifican las etapas de la adultez y características en cada una de ellas. Cualquier facilitador universitario o de posgrado podrá apreciar al ser humano a quien tiene que promover su aprendizaje.

Palabras Clave

Andragogía, Adulto, Ciclo vital, etapas de adultez, Facilitador.

Abstract

ThisarticlespecifieswhatAndragogyforanadultisalsothestages of adulthood and features in eachspecified. Anyundergraduateorgraduatefacilitatorwillappreciatethe human beingwho has to promotelearning.

Keywords

Andragogy, adult, lifecyclestages of adulthood, Facilitator.

Introducción

A través de la evolución de la educación y de la misma humanidad, día a día van surgiendo nuevas situaciones laborales que para el adulto se puede convertir en oportunidades de desarrollo profesional o por el hecho de querer estar permanentemente a la vanguardia retornan al aula para continuar perfeccionando o ampliando sus conocimientos. Los facilitadores que atiendan la oferta educativa formal o no formal deberán considerar el explorar acerca de cómo es el adulto, sobre todo, en situación de aprendizaje.

Desarrollo

Según su raíz etimológica, adulto proviene de adultus cuyo significado es «a» = sin y «adultus» crecimiento, entonces, se entiende que es una persona que ha llegado a su mayor crecimiento o desarrollo, con respecto a la edad con que empieza esta etapa de vida del ser humano los diversos autores no se ponen de acuerdo, algunos indican que empieza a partir de los 18 años, algunos otros a partir de los 21.

 

a etapas

Figura 1. Ciclo vital del hombre. Fuente internet, 2012

Para el caso de la Andragogía, el adulto tiene que cumplir con cuatro dimensiones, una de ellos es el aspecto biológico, que es cuando todos los órganos del ser humano llegan a su desarrollo pleno y que al mismo tiempo a partir de ahí comienza su proceso degenerativo. Otra dimensión es el aspecto psicológico en donde el ser humano se concibe como adulto, la dimensión social tiene que ver con el hecho que el individuo lo reconoce la sociedad como adulto y por ende, él o ella están insertados en el sector productivo. La dimensión legal sucede con el cumplimiento de la mayoría de edad cuando adquiere sus derechos y obligaciones como ciudadano.

Un joven universitario que en varios países latinoamericanos a pesar que tiene ya la mayoría de edad pero sigue estudiando no es un adulto pleno, de igual manera, un señor de más de cuarenta años que vive con sus padres, trabaja en la empresa familiar y que percibe dinero ocasionalmente como si fuera hijo de familia en lugar de tener un sueldo y que por el hecho de vivir en casa de sus padres les cede el derecho de poder tomar decisiones que a su vez las acepta a pie juntillas, casos como éste último, para el Dr. Kelly este comportamiento lo denomina como el síndrome de Peter Pan, ya que a pesar que crecen biológicamente, no logran desarrollarse plenamente para que puedan asumir lo que les corresponde de acuerdo a la etapa que viven.

Como un caso contrario, en donde la Andragogía reconoce que es un adulto puede ser el obrero o un profesionista que tiene un trabajo fijo con un horario y condiciones laborales a la que aceptó estar sujeto, ellos tienen la edad (dimensión biológica), tiene claro que debe responder responsablemente en sus actividades (dimensión psicológica) y que tiene una participación productiva (dimensión social), percibe un sueldo y por ello paga impuestos (dimensión legal).

Adam (1977), definió la adultez aplicada al ser humano como «plenitud vital […], debe entenderse como su capacidad de procrear, de participar en el trabajo productivo y de asumir responsabilidades inherentes a su vida social, para actuar con independencia y tomar sus propias decisiones con entera libertad».

La adultez a su vez según Erikson (1982) citado por Undurraga (2007, p.32) dividió en tres las etapas de la adultez:

Tabla 1.

Tipos y características de la adultez. Fuente: Undurraga, 2007.

Adultez temprana Adultez madura Adultez avanzada
Rango de edad 18 a 40 años 41 a 65 años Más de 65 años
Características ·         Aprendizaje con un compañero de vida.

·         Empezar a trabajar.

·         Ser un ciudadano responsable.

·         Encontrar un grupo de pertenencia.

·         Ser un ciudadano adulto socialmente responsable.

·         Establecer y mantener un cierto nivel de vida.

·         Ayudar a sus hijos a ser adultos responsables.

·         Entrar en relación con su cónyuge como una persona total y única.

·         Aceptar el cambio fisiológico que trae la mitad de la vida.

·         Adaptarse a una salud física que declina.

·         Adaptarse a la jubilación y disminución de ingresos.

·         Adaptarse a la muerte del cónyuge o pareja.

·         Crear lazos explícitos con la gente de su grupo de edad.

·         Enfrentar obligaciones civiles y sociales.

·         Instalarse físicamente en un emplazamiento satisfactorio.

·         Está en edad de haber egresado de la universidad, o que ya insertado en el ámbito laboral adquiere bienes que denoten el estatus que desea tener. Quizá ya está pensando en casarse. ·         Consigue asentarse en alguna organización para desarrollarse profesional y económicamente. ·         Sucede el síndrome del nido vacío.

·         Sucede el encuentro entre tres generaciones: abuelo, padre e hijo.

·         Asiste a funerales de sus amistades.

Asimismo, Alcalá (2000) definió las situaciones que con el paso de tiempo el ser humano va teniendo de acuerdo a la calidad de vida mantenida y que se refleja en la adultez avanzada, senectud o vejez (ver tabla 2).

Tabla 2.

Deficiencias en la edad avanzada. Fuente: Alcalá, 2000.

Visión •       Presbicia e hipermetropía.

•       Niveles de profundidad y colores.

•       Menos adaptación a cambios de luz.

Audición •       Niveles de audición.
Fortaleza •       Realizan actividades pero con mayor lentitud.
Esqueleto y Músculos •       Encorvamiento de la columna vertebral.

•       Disminución de altura.

•       Las funciones musculares disminuyen en función a lo ejercitado en edades anteriores.

Sistema nervioso •       A partir de los 35 mueren miles de neuronas.

•       Disminuyen los reflejos.

•       Se vuelven torpes con algunos movimientos corporales.

•       Pérdida de oxigenación cerebral.

Memoria •       Pérdida de memoria a corto plazo.

•       Incrementa la capacidad de juicio.

•       Incrementa su actitud serena.

 

Según Castillo (2014), cabe hacer mención que en un proceso formativo y en él participa uno o más adultos mayores, es conveniente conocer un poco más acerca de ellos, para evitar situaciones que puedan abochornar a alguien, por ejemplo, si uno de ellos tiene diabetes, quizá sea más conveniente ubicarlo en sillas cercanas a la puerta por si tiene que ir a miccionar frecuentemente, o si sufre alguna cardiopatía o lesión osteomuscular por si se tienen consideradas algunas actividades que requieran movimiento.

Otra consideración importante para que se promueva adecuadamente el aprendizaje en los participantes es el hecho que en la adultez el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, (hoy TDAH únicamente) puede estar presente ya sea que es la consecuencia de un niño con TDAH y que ahora como adulto continua con el síndrome o se manifiesta hasta en esta parte del ciclo vital del individuo (Antoni, Bosch y Casas, 2009).

Por lo que no puede uno ignorar esta circunstancia en los procesos formativos donde uno participe como facilitador. Los síntomas que tienen mayor peso y que se enlistan descendentemente en porcentaje de influencia son: inatención, impulsividad e hiperactividad. Mismos que tienen según Antoni y otros (2009), un origen multifactorial, en donde las causas biológicas pueden ser de hasta un 80% o que se dieron algunos problemas ambientales durante el embarazo por el consumo de la madre gestante de drogas o tabaco o en el momento del parto.

Tabla 3.

Síntomas manifestados por adultos con TDAH. Fuente: Antoni y otros, 2009.

Inatención Hiperactividad Impulsividad
•          Cometer errores por inatención.

•          Dificultad para mantener la atención sostenida (películas, libros o conferencias).

•          No escuchar cuando les hablan directamente.

•          Tendencia a dejar cosas para más adelante.

•          Dificultades de organización y planificación.

•          No realizar tareas que requieran un esfuerzo mental.

•          Pérdida de objetos.

•          Distraerse con facilidad.

•          Despistarse con frecuencia.

•          Movimiento constante cuando está sentado.

•          Dificultad para estar sentado durante algún tiempo.

•          Inquietud subjetiva interior.

•          Hablar permanentemente.

•          Sensación de “motor interior”.

•          Dificultad para estar tan tranquilo como los demás.

•          Precipitar las respuestas ante las preguntas.

•          Dificultad para esperar su turno.

•          Entrometerse en las conversaciones de otros.

 

 

Bien, considerando lo antes mencionado, cual fuese el interés que mueva al adulto a incorporarse a un proceso formativo, es conveniente que el facilitador (el andragogo) considere los siguientes factores basados en la psicología educativa:

  1. El adulto trae al proceso formativo un cúmulo de conocimientos o de experiencias o de ambos. Su experiencia puede ser profesional o de la vida, por lo tanto y en palabras de Adam (1977, p. 67) “la enseñanza del adulto debe orientarse a proporcionarle nuevos contenidos vitales a su anterior desenvolvimiento”.
  2. El hecho de que el adulto asista a un proceso formativo, es apreciado como un acto voluntario basado en una toma de decisión consciente y que por lo tanto sus expectativas son claras, por lo que, si lo que se promueve en el proceso formativo no satisface sus aspiraciones, abandona fácilmente dicho proceso formativo. Por lo que a los adultos se le debe de presentar “experiencias y contenidos que mantengan su interés” en el proceso formativo (Adam, 1977, pp. 67-68).
  3. En el proceso formativo es conveniente considerar que a diferencia del niño, el adulto mantiene un conjunto de situaciones en su vida diaria que pueden alterar su estado anímico y que puede repercutir en su disposición al aprendizaje aun teniendo en cuenta que estudiar puede ser el medio para mejorar sus condiciones humanas. Otro factor que también incide en el rendimiento del adulto en su estudio pueden ser la deficiencia en su descanso, alimento y su salud.
  4. El contenido programático del proceso formativo de los adultos debe estar directamente atendiendo las necesidades de los participantes, ajustado a sus capacidades intelectuales y cognitivas, para que puedan en poco tiempo completar lo que al principio del proceso fuese su déficit cultural o técnico.
  5. El facilitador debe comprender que durante el proceso formativo se halla frente a un individuo, con coincidencias tales como ser adulto sin importar el momento de su ciclo vital, el pleno goce de sus derechos ciudadanos, con responsabilidades dentro de la sociedad, incorporado a la vida productiva generalmente, algunos son jefes de familia y en general, a quienes debe tratar con tacto y delicadeza estimulando su interés y preocupación para promover el alcance de sus objetivos de aprendizaje.

Asimismo, son cuatro los motivadores principales para el aprendizaje de los adultos:

  1. Los adultos quieren ser estudiantes exitosos.
  2. Los adultos quieren sentir que ejercen su voluntad en su aprendizaje.
  3. Los adultos desean aprender algo de valor para ellos.
  4. Los adultos desean experimentar el aprendizaje como algo placentero (Knowles, 2006, 166).

Por otra parte, Castillo (2014) mencionó que es necesario considerar que los participantes traen una mezcla de factores que los hacen únicos e irrepetibles:

  1. Tiene algún deterioro o deficiencia fisiológica que impida alguna actividad.
  2. Deficiente alimentación que no le permita una permanencia en el curso.
  3. Poco descanso y mucho desgaste físico o intelectual.
  4. Falta de confianza en sí mismo.
  5. Resistencia al cambio.
  6. Poca atención a las exposiciones e instrucciones.
  7. Se niega las diferentes aplicaciones de lo que está por aprender.
  8. Dificultad para expresar sus ideas.
  9. Temor de introspección.
  10. No desea enfrentar su nivel de aprendizaje.
  11. Temor a la crítica.
  12. Poca capacidad de memoria.
  13. Actitud individualista.
  14. Deficientes hábitos de estudio.
  15. Desorganización.

Otras consideraciones en los adultos que ingresan a diversos procesos formativos es tener en cuenta la manera en que Knowles (2006) tipificó a los estudiantes:

  1. Aprendices orientados a una meta. Recurren a la educación para cumplir objetivos bien trazados.
  2. Alumnos orientados a una actividad. Participan porque encuentran en las circunstancias del aprendizaje un significado que no tiene que ver con los contenidos, por ejemplo, en un curso se logran relacionar para ampliar las acciones de la empresa donde labora.
  3. Aprendices orientados al aprendizaje. Estudian por el amor al conocimiento.

Adam (1977) determinó que los adultos aprenden con base en cuatro intereses fundamentales:

  1. Económico. El adulto comprende que a mayor preparación, mayores posibilidades tendrá de obtener un mejor trabajo o aspirar a estar en posibilidad de un ascenso.
  2. Capacitación profesional. En la actualidad, para el caso de medicina ya no es suficiente ser médico general y según la tendencia, tampoco ser especialista. Lo de hoy es que posean subespecialidades. Eso hace que en algunas profesiones se sepa mucho en un campo muy específico de conocimiento, en otras profesiones la certificación de sus conocimientos son un manera de ofertarle a la sociedad servicios profesionales de calidad.
  3. Estudios superiores. Algún sector de adultos consideran la posibilidad de estudiar con la finalidad de continuar con sus estudios profesionales, por ejemplo, aquel que terminó su licenciatura y que ahora ya está considerando la posibilidad de continuar su preparación con un posgrado.
  4. Extender la sociabilidad y relaciones humanas. Algunos adultos consideran que el incorporarse a un proceso formativo (formal o no formal) puede ser el medio para extender sus relaciones sociales y humanas, provocando que se motive continuamente su interés por aprender de acuerdo a sus expectativas.

Conclusión

Para los que participamos como facilitadores entre adultos en procesos formativos basados en la Andragogía, éste no puede ser considerado únicamente por el hecho de la edad, sino desde las cuatro dimensiones: biológica, psicológica, social y legal. Asimismo, sus intereses y metas irán siendo modificados de acuerdo al momento del ciclo vital donde se encuentre el adulto en ese momento.

Con respecto a su aprendizaje denota una serie de situaciones que en primer lugar le permite motivarse a someterse a un proceso formativo, cuyo contenido temático tiene que estar acorde a las expectativas de los participantes debido a que de no ser así desertará o perderá interés, asimismo, el participante por su condición y etapa de adultez,  estilo y ritmo de aprendizaje y las consideraciones como de estado de salud y nivel de estrés deberá ser atendido tanto en lo general como en lo particular.

 

Referencias

Adam, F. (1977). Andragogía. Caracas: FIDEA.

Alcalá, A. (2000). La praxis andragógica en la edad avanzada. Caracas: UNA.

Antoni, J., Bosch, R. y Casas, M. (2009). Comprender el TDAH en adultos. Barcelona: Amat.

Castillo, F. (2014). Andragogía. Procesos formativos entre adultos. Oaxaca: Carteles Editores.

Undurraga, C. (2004). ¿Cómo aprenden los adultos? Una mirada psicoeducativa. Chile: Universidad Católica de Chile.

 

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