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Ser Anticapitalista hoy: Una cuestión de sentido común

Por: Mateo Aguado.

Hace poco más de un año tres reputados científicos de la NASA publicaron un impactante estudio en el que, basándose en complejos modelos matemáticos, pronosticaban el posible colapso de la civilización humana para dentro de pocas décadas. Las causas que se aludían como determinantes para llegar a tales conclusiones eran principalmente dos: la insostenible sobreexplotación humana de los recursos del planeta y la cada vez mayor desigualdad social existentes entre ricos y pobres (1).

Más allá de analizar la gravedad de esta predicción, me gustaría hacer notar que los dos motivos que –según estos investigadores– podrían acabar provocando el derrumbe de nuestra civilización son precisamente dos de las más claras características que posee el sistema capitalista: una insensibilidad total hacia la sostenibilidad ecológica del planeta y una abrumadora despreocupación hacia la (des)igualdad y la (in)justicia social.

En consecuencia –y como se verá en mayor profundidad en las líneas que siguen– no resultaría demasiado descabellado afirmar que el capitalismo es, a día de hoy, una de las mayores amenazas que se ciernen sobre la continuidad de la cultura humana en el planeta Tierra.

Evidencias de un sistema insensato

En las sociedades modernas de hoy en día nos hemos acostumbrado a asociar el poder adquisitivo con la capacidad de alcanzar una vida feliz. Es decir, se asume que –más que menos– nuestro nivel de renta determina la felicidad que podemos llegar a alcanzar en nuestra vida (o, como se suele decir, que el dinero da la felicidad).

Esta engañosa forma de concebir la vida (basada en los aspectos materiales y monetarios como medida a través de la cual lograr una vida buena) representa, probablemente, la mayor herramienta moral que posee el capitalismo en la actualidad. Sin embargo, y como veremos a continuación, esta concepción ofrece al menos dos evidencias que la hacen insostenible.

I) La evidencia social

Desde el punto de vista social el capitalismo es insostenible en tanto en cuanto promociona una sociedad global de poseedores y desposeídos en donde el sobre-consumo innecesario de unos pocos se produce a costa de las carencias vitales de la mayoría. Y es que una de las características que ha demostrado tener el capitalismo moderno es la construcción de sociedades en las que tienden a crecer las desigualdades sociales (lo cual sucede tanto si pensamos a una escala planetaria, a nivel de países, como si lo hacemos dentro de un mismo país bajo el prisma, cada vez más simplificado, de clases).

Paralelamente a esta estratificación económica de la sociedad en dos claros grupos (unas élites muy ricas y unas masas pobres), el capitalismo no ha logrado tan siquiera cumplir su clásica promesa de traer la felicidad a un creciente número de personas. Son cuantiosos los estudios que en este sentido han cuestionado rotundamente el axioma tan fuertemente instaurado en el ADN capitalista (y en el imaginario colectivo) de que el dinero da la felicidad. Estos estudios vendrían a mostrarnos cómo la correlación entre los ingresos y la satisfacción con la vida sólo se mantiene en etapas tempranas, cuando el dinero es usado para cubrir las necesidades más básicas. A partir de este punto entraríamos en una situación de “comodidad” en donde más dinero ya no significa necesariamente más felicidad. Es más, una vez ha sido alcanzada esta situación, seguir buscando obstinadamente el crecimiento económico (en el plano macro) y el aumento de la renta y el consumo (en el plano micro) puede resultar incluso contraproducente, pues tiende a hacernos descuidar otros aspectos de nuestra vida –intangibles pero igualmente esenciales para la felicidad– como las relaciones sociales o el buen uso del tiempo (2).

Así pues, parece claro que el capitalismo es un sistema que chirría tanto con la justicia social como con la felicidad humana. Como pusieron de manifiesto hace unos años Richard Wilkinson y Kate Pickett –en su magnífica obra Desigualdad: Un análisis de la (in)felicidad colectiva– estas dos cuestiones (justicia social y felicidad humana) son dos asuntos íntimamente relacionados. Parece ser que las desigualdades sociales tienden a hacernos más infelices: en aquellas sociedades en donde son mayores los niveles de desigualdad, mayores son también los niveles de infelicidad (3).

De todo esto se puede extraer la acertada conclusión de que una sociedad preocupada por maximizar sus niveles de felicidad debería ser una sociedad centrada en rebajar al mínimo sus niveles de desigualdad (lo cual, dicho sea de paso, parece una tarea incompatible con las actuales políticas de desarrollo occidental). Por ello, como sostiene Jorge Riechmann en su libro ¿Cómo vivir? Acerca de la vida buena, el capitalismo es “un enemigo declarado de la felicidad”. Y por esta misma razón “los partidarios de la felicidad humana no pueden ser sino anticapitalistas”.

II) La evidencia ecológica

Por otro lado, el axioma del crecimiento indefinido que el capitalismo defiende, a la vez que (como hemos visto) un sinsentido social, es una inviable biofísica. La constante demanda de materiales y energía que conlleva una economía como la que tenemos no puede mantenerse de forma indefinida en el tiempo sin acabar chocando con los límites biofísicos de nuestro planeta (un lugar éste, no lo olvidemos, finito y acotado). Este hecho, a pesar de ser firmemente ignorado por los economistas convencionales (y por la inmensa mayoría de los políticos), constituye una realidad absolutamente incontestable, tal y como nos enseña la segunda ley de la termodinámica. Se podría afirmar, por lo tanto, que el capitalismo es, desde el punto de vista ecológico, biofísico y termodinámico (desde el punto de vista científico al fin y al cabo) un sistema imposible abocado al desastre.

Es por razones como ésta que [como ya se apuntó en la primera entrada de este blog] en política y en economía, al igual que sucede con el resto de aspectos de la vida, se hace imprescindible poseer un mínimo de cultura científica para poder ejercer como ciudadanos responsables y comprometidos (o lo que es lo mismo a efectos termodinámicos, para acomodar nuestro comportamiento a los límites biofísicos del planeta).

Me resultan muy interesantes en este sentido las sabias palabras de Wolfgang Sachs, quien sostiene que, en el futuro, el planeta ya no se dividirá en ideologías de izquierdas o de derechas, sino entre aquellos que aceptan los límites ecológicos del planeta y aquellos que no. O dicho de otro modo, entre aquellos que entiendan y acepten las leyes de la termodinámica y aquellos que no. No se trata por lo tanto de arreglar o refundar el capitalismo (como algún político sostuvo hace no mucho) sino de entender que nuestro futuro como especie en este planeta será un futuro no-capitalista o, sencillamente, no será (4).

Hacer comprender al común de los mortales que la esfera económica no puede crecer por encima de la esfera ecológica (al menos no sin comportarse antes como un cáncer) es, por sencillo que pueda parecer de entender, uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la ciencia y la educación del nuevo milenio.Esferas concéntricas

Sin embargo, esta cuestión de las esferas concéntricas –cual muñecas rusas– y de los límites del planeta es (pese a los reiterados mensajes ilusorios en pro del gasterío insensato que el capitalismo se empeña en difundir) un asunto sencillo de concebir para todas las personas. Y aquí reside –precisamente– nuestra esperanza: la esperanza de un cambio social en aras de poder alcanzar otro mundo posible, más justo y sostenible.

Como argumentaba recientemente Juan Carlos Monedero, es mucho más factible hacerse anticapitalista a día de hoy desde posiciones ecologistas que desde posiciones marxistas. La inviabilidad de un sistema que aboga por el crecimiento constante en un mundo que es limitado es algo mucho más fácil de comprender para la gente normal que la tendencia descendente de la tasa de ganancia o el fetichismo de la mercancía de la que nos hablaba Marx.

Por lo tanto, y a modo de corolario, urge entender que ser anticapitalista a día de hoy no es ya una cuestión de ecologistas o de marxistas aislados, sino que es algo de sentido común; algo directamente relacionado con la lógica de supervivencia. Esperemos que este asunto sea entendido –más temprano que tarde– por la inmensa mayoría de individuos que pueblan la Tierra hasta convertirse en una evidencia popular. Nuestra continuidad sobre el planeta y nuestra felicidad de ello dependerán.

Notas

(1) Motesharrei, S., Rivas, J., & Kalnay, E. (2012). A Minimal Model for Human and Nature Interaction.

(2) Para profundizar algo más sobre este tema se recomienda leer este artículo.

(3) La obra de Wilkinson y Pickett (2009) muestra minuciosamente como el incremento en las desigualdades tiene significativas repercusiones negativas sobre otros aspectos de la vida que afectan directamente al bienestar y a la felicidad. Tal sería el caso de la educación, la esperanza de vida, la mortalidad infantil, la incidencia de enfermedades mentales, el consumo de drogas, las tasas de obesidad y sobrepeso o el número de homicidios; variables todas ellas que presentan peores valores en aquellos lugares en donde mayor es la desigualdad.

(4) Defender desde la argumentación socio-ecológica el “suicidio” social que supone seguir enfrascados en la lógica del capitalismo es un imperativo vital a la vez que uno de los grandes objetivos de este blog: crear conciencia anticapitalista a través de las Ciencias de la Sostenibilidad.

(5) EME: Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de España (2011). Síntesis de resultados. Fundación Biodiversidad. Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino.

Fuente: http://iberoamericasocial.com/ser-anticapitalista-hoy-una-cuestion-de-sentido-comun/

Fotografía: mundolibertario

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Entrevista: El arte como campo de lucha y el muralismo comunitario

Entrevista con Polo Castellanos, artista visual y muralista

Polo Castellanos es un reconocido artista visual y muralista con más de 30 años de trayectoria, con obra en México y en el exterior. Artista comprometido con las luchas anticapitalistas, es también investigador sobre el muralismo y el arte público. Doctor en Artes y Diseño de la Academia de San Carlos, FAD-UNAM. En esta entrevista se aborda, entre otros temas, el arte como campo en disputa y el muralismo comunitario como una propuesta revolucionaria de hacer mural, socializándolo.

-Maestro, iniciemos con una pregunta general, que puede abrir caminos para otros temas. ¿Qué es el arte para Polo Castellanos? ¿Arte para qué?

-El arte esencialmente es el leguaje del espíritu humano, y eso lo convierte en algo fundamental. A través de él podemos compartir, explicar, reflexionar, desde la parte emocional de lo individual hasta lo colectivo. Es una parte fundamental en el desarrollo del ser humano y también en el desarrollo de nuestra sociedad. Refleja nuestra forma de ser, es la memoria tangible de nuestra cultura.

¿El para qué? Soy de la idea de que el arte tiene una utilidad, una es la contemplativa, la otra es que definitivamente tiene una utilidad social, el arte trasforma sociedades y esto se ha comprobado en la historia de humanidad, los pueblos que han hecho arte tienden en lo general a ser pueblos pacíficos, desarrollados, pueblos que tienen una relación profunda con la naturaleza, con el entorno. Es importante que los pueblos tengan el acceso al arte y a la creación del arte.

-¿Cuál es la relación entre arte y política para ti, maestro?

-El arte y la política van de la mano, el arte pasa por el imaginario colectivo, pasa por el ejercicio del poder. La imagen es algo tremendamente poderoso, la vista es nuestro sentido más desarrollado, entonces la imagen es capaz de hacer revoluciones, de sostener gobiernos y de levantar pueblos. Hay una relación fundamental entre política y arte, esa es una parte de la utilidad del arte.

Esta idea del “arte por el arte” me parece una tomadura de pelo, de entrada porque el artista está inmerso en una relación cotidiana a lo largo de toda su vida con otros seres humanos, que se basan en relaciones políticas, sociales y económicas, y desde ahí es donde crea arte. No hay un arte aislado, todo responde a un momento histórico, responde a una identidad, responde a una biografía, responde a un montón de aspectos que tienen que ver con lo social y lo político. No podemos separar el arte y la política, el ser humano no se puede dividir.

En este sentido el arte también se vuelve una herramienta de construcción política muy poderosa. También de manipulación y de control social, fuertísima, por eso países como E.E.U.U. o como Francia, le apuestan tanto a sus estrategias culturales. La misma CIA tiene un departamento cultural, en donde se impulsan estrategias culturales hacia América Latina y el resto del mundo, lo vienen haciendo desde los años cincuenta, desde la Guerra Fría. Han minado y han infiltrado a otras culturas imponiéndoles sus cánones artísticos, haciéndolas a su modo. Es más fácil manipular un pueblo que someterlo por la fuerza, al final lo vas a someter, pero es más sencillo porque ya le reconfiguraste su lugar, su historia, su cultura y su forma de ser.

-En ese contexto el muralismo mexicano como experiencia libertadora y soberana jugó un papel destacado. Se enfrentó a la reacción de la Ruptura que inaugura un discurso cuyo eje es declarar la muerte del muralismo, discurso que se renueva a lo largo del tiempo. Háblenos de esto…

-El muralismo nace como una herramienta extraordinaria en ese momento histórico de la posrevolución. Donde hay que conciliar a una nación completa, devastada por la guerra y donde impera la traición por todos lados. El muralismo empieza a contar la historia, ya lo venía haciendo la gráfica, por ejemplo, pero el muralismo lo que hace es juntar el rompecabezas y plasmarlo de tal manera que todo mundo lo pudiera entender, en una sociedad donde el analfabetismo estaba muy extendido. En este momento histórico no se escribían libros para contar la historia, se pintaban murales. El muralismo se vuelve un arte oficial, arte del Estado, sin embargo, no es un arte que naciera sólo en el seno del Estado, no se dijo “ahora vamos hacer muralismo, traigan a los muralistas”, los muralistas participaban en la toma de decisiones, a lado de Vasconcelos. Ellos generaban el proyecto conjuntamente, y esto no estaba exento de disputas. Entonces se dan cuenta de la importancia que representan estas imágenes y del poder que tienen.

El muralismo fue tremendamente efectivo. Llega un momento en que la postura ideológica del Estado empieza a cambiar, y la de los muralistas también. Los murales ya no solamente están contando la historia de México, están planteando una cuestión ideológica. Los murales empiezan a volcarse hacia el marxismo, el leninismo, el trotskismo, hacia las luchas legítimas de los trabajadores y de los campesinos. Todo eso empieza a pesarles a los nuevos gobiernos mexicanos.

Entonces aparece este fenómeno de la “ruptura” a finales de los cincuenta y principios sesenta, de entrada está mal llamado, porque como artistas no rompieron nada, simplemente reciclaron un arte que ya se venía dando en Europa y Estados Unidos. La vendimia más fuerte vino de E.E.U.U. con el expresionismo abstracto, que diseñaron teóricos norteamericanos a partir del expresionismo alemán y de la abstracción que habían planteado años atrás Kandinsky, Malévich, Mondrian y otros, hicieron una amalgama, pesgostes de conceptos, para darle identidad a una cultura supuestamente sofisticada, la cultura yanki.

Esto pasa al término de la segunda guerra mundial. La factura de esa guerra la cobran los E.E.U.U., pero resulta que ellos no tienen cultura, había que inventarse una, así que reciben a todos los artistas de vanguardia que estaban exiliados por la guerra, los acogen. Se armó una cultura, tomando de aquí y allá y la encumbran como la “gran cultura estadunidense”.

Los E.E.U.U arman un aparato estratégico, no es nada más posicionarse como potencia cultural, también es buscar la manera de expandirse hacia América Latina y hacia el resto del mundo. La primera exposición de expresionistas abstractos fue en París en el museo de Louvre pese al pueblo francés que se oponía, se pudo dar esa exposición porque el director de este museo era un agente de la CIA. Situación que ocurre alrededor del mundo, la CIA tenía a sesenta y tantos agentes en puestos estratégicos en museos de todo el mundo. En el caso de América Latina sobresale la figura de José Gómez-Sicre en el departamento de Artes Plásticas de la Panamerican Union hoy la Organización de Estados Americanos. Este señor, es la CIA por medio de tapaderas, funda los dos primeros museos arte moderno en América Latina, en Colombia, el de Barranquilla y el de Cartagena, cuyas reglas son muy simples, cero figuración, cero memoria, cero historia, cero tradición y cero costumbres. ¡Entonces qué iban a pintar nuestros artistas!

Claro, todo en un momento coyuntural a finales de los cincuentas donde muchos artistas no tienen el espacio que ellos quieren para exponer su arte, porque esos espacios los ocupa el muralismo mexicano y la Escuela Mexicana de Pintura, en el caso de México, que además están influyendo en toda América Latina. La influencia del arte mexicano era fuertísima, sigue siendo muy influyente actualmente en el arte latinoamericano.

Ahí empieza este discurso de la “ruptura” y aparece José Luis Cuevas y otros, gente que patrocinó la CIA, gente que encumbró José Gómez-Sicre. Hace poco salió un artículo en el Excélsior muy interesante, porque da cuenta a partir de un intercambio epistolar que José Gómez-Sicre escribe artículos, cartas, ensayos, que firma José Luis Cuevas, un escándalo del que todo mundo se hizo de la vista gorda [i]. La “ruptura” se da en el momento preciso, es un movimiento contra el nacionalismo y el muralismo, cobijado por E.E.U.U, encumbrado por ellos.

-¿Con qué encumbran a los “rupturistas”?

-Becas, exposiciones, críticas, dinero, recursos que ya no estaba recibiendo el muralismo mexicano porque ya no hallaban como deshacerse de él. Lo que hace la “ruptura” es bloquear el arte social, el muro no importaba, lo que les molestaba es el discurso que había que parar.

Entonces la gente de la ruptura empiezan a recibir becas de todas las tapaderas de la CIA, del MOMA, de la Fundación Rockefeller, de la Fundación Ford, de la Panamerican Union, del Withney Museum, empezaron a cooptar y comprar artistas, claro entre más abstracto menos discurso, no hay debate político, no hay debate social, no hay una reflexión del entorno y nos vamos por el rollo del “arte por el arte”. Eso fue lo que paso en México.

-Sin embargo, el muralismo continuó, se renovó, resiste hasta nuestros días. ¿Cuáles son algunos de los caminos que ha seguido el muralismo?

-La verdadera ruptura que se da en México, se da en los setentas con los grupos, con Tepito Arte Acá, Taller de Investigación Plástica, con Proceso Pentágono, el Grupo Suma, ellos si hacen una verdadera ruptura. Ellos si ponen en el debate la cuestión del arte, la cuestión estética, su función social y la cuestión política. Y lejos de alinearse a lo que planteaba la otra pseudo-ruptura, se volcaron con todo, con más fuerza, al discurso social y político del arte público cuya raíz es el muralismo.

Entonces sí sacan el muralismo a la calle, algo que había planteado Siqueiros hace años, y que quedó plasmado en los murales de la rectoría de la UNAM en Ciudad Universitaria. Lo que hacen estos grupos es replantear todo eso. Ellos no rompen con el muralismo, lo replantean. Esta es la ruta. Por ejemplo, el Taller de Investigación Plástica, se lleva el muralismo a las zonas rurales.

En México resulta que los muralistas siguen trabajando. Empiezan a tener una confrontación directa con el Estado y contra ese discurso teórico y político, que dice que el muralismo está muerto. Hace tres años Eduardo Subirats vino a México a decirnos que el muralismo estaba muerto, cuando es mentira. Lo que pasó aquí es que dejó de tener los beneficios del Estado, ya no fue oficial, y perdió la distribución de medios que tenía, pues perdió su centralidad porque está de moda la ruptura y el arte abstracto. Pero a los muralistas eso les valió madres, siguieron trabajando, y encontraron nuevas rutas, nace el muralismo colectivo, el muralismo comunitario, un muralismo militante en las calles.

Un gran ejemplo es el maestro José Hernández Delgadillo que empezaba a pintar en los mítines y marchas, con la gente, entonces el muralismo, el arte, deja de ser exclusivo del artista. Cualquier persona es capaz de tomar una brocha y expresarse en imágenes. José Hernandez Delgadillo fue pionero en ello, pintaba en la mañana en el mitin y en la tarde pasaba el servicio de limpia a blanquear lo que se había pintado, específicamente los murales, a borrar todo eso.

Empiezan a aparecer nuevos muralistas porque los viejos muralistas siguen dando clases, siguen formando muralistas.

-Y además, el muralismo tuvo un arraigo popular muy fuerte…

-Claro, a la gente le dices la “ruptura” y dicen “¿quiénes son esos?”, han pasado 50 años de la ruptura y nadie se acuerda de ellos. Y van a hacer 100 años del muralismo y todo mundo se acuerda totalmente bien, porque tiene otra forma de distribución. Lo que plantea la “ruptura” es el individualismo atroz de la obra de arte y la mercantilización más grotesca y vulgar del arte. Capitalismo a todo lo que da. ¿A quién beneficia eso? A la gran burguesía y a la oligarquía que puede pagar eso, que les genera un estatus social ir a la galería, conocer al artista, tomarse la foto. El artista de ese tipo se crea una aureola alrededor de él, que es una farsa, aquí se piensa que los artistas son los bufones de la corte, bohemios, que son unos ebrios, que no trabajan, pero todo eso es un discurso que crearon los propios artistas y el poder, una imagen que heredamos del norte y de occidente, totalmente falsa. Una de las profesiones más disciplinadas, más complejas y más pesadas es la del artista, un artista no para nunca de trabajar, aprende toda su vida. Todo el tiempo estamos aprendiendo, experimentando, inventado y se requiere de mucha disciplina.

-La historia del muralismo se presenta como una lucha, el muralismo es también resistir. ¿Maestro hoy qué encontramos alrededor del muralismo?

-En este momento el problema con el muralismo es otro, ya están medio reconociendo que el muralismo no está muerto pero lo están mezclando con el asunto del arte público y el grafiti. No pudieron tumbarlo entonces ahora lo van a mezclar para diluirlo. Ése es el ataque actual.

Lo que está teniendo proyección, a lo que le dan difusión, a lo que sí le invierten y a lo que le apuestan es a las obras que no dicen nada, que para el caso es lo mismo que sean abstractas, incluso las obras abstractas dicen algo. Envuelto todo en un halo de perfecta y completa ignorancia de las instituciones culturales.

Tenemos una invasión de arte urbano, lleno de lo que los argentinos llaman gigantografía, y lo que yo llamo decoraciones de edificios, el muralismo es otra cosa. Hay un concepto totalmente tergiversado y malentendido de lo que es el muralismo. Se cree que todo lo que se pinta en los muros es muralismo y no, el muralismo es un discurso, es una de las disciplinas más complejas que hay porque es multidisciplinaria, un muralista se vuelve historiador, sociólogo, trabaja en territorios, hace encuestas, pregunta, es técnico, se vuelve físico, químico, se requiere de todas esas profesiones para poder hacer un mural. Entonces resulta que este asunto del grafiti y arte urbano, se lo achacan al muralismo, le llaman neo-muralismo. Con la pena, pero eso no tiene que ver con el muralismo.

Justo ahora hago una estancia posdoctoral en la UAM y mi investigación aborda el arte público como estrategia de colonización, de colonialismo. A las galerías nadie va, el discurso de las calle es muy poderoso, y se dieron cuenta. ¿A quién van apoyar?, pues a los grafiteros y artistas urbanos que hacen grandes copias de fotografías que ni siquiera son de ellos, las bajan de internet y las reproducen fielmente con técnicas que te generan efectos fotográficos como el aerosol. Algunos se organizan y se recetan teorías y dicen que están haciendo neo-muralismo, van y decoran una colonia popular en Pachuca, Hidalgo, la pintan de colores y dicen que es neo-muralismo, eso no es.

Hay que reconocer que hay grafiteros que empiezan a narrar historias y dicen “yo soy grafitero”, será muy grafitero, pero está haciendo muralismo. En el momento que se empieza a contar historias están haciendo un mural. Es un tema de conceptualización que están manipulando desde las instituciones, es un problema de comprensión y de educación. Los tres son artes públicos, pero no todos son lo mismo, una cosa es un mural, otra es un arte urbano y otra un grafiti. El muralismo es un discurso, el otro es una proyección personal y la otra es una rabieta.

Mientras no tengamos claridad, algunos artistas van a seguir siendo manipulados por los que están armando el discurso desde arriba. “Conseguimos de COMEX el espacio”, “nos dio pinturas”, y no sé qué otras cosas. Claro pero tuvieron que poner el logotipo de COMEX o la gama de colores con las leyendas de COMEX. Con dificultad, les dejaron firmar su obra y, además, COMEX fue el curador de quiénes sí participan y quiénes no. Si tu vez esos “murales” que pintaron en las bombas de agua de la SACM aquí en la Ciudad de México, bajo el patrocinio de CONVERSE y COMEX, no hay un solo mural que tenga un discurso social sobre el agua. Son pececitos de colores, gente bañándose, está bien eso, pero eso no es todo, hay más. Esto en un momento donde hay una guerra mundial por el agua y los recursos. En este momento llega el capitalismo y dice “yo te dejo pintar sobre el agua, pero yo decido que pintas, porque yo pago y te regalo la pintura”, encima de eso deducen impuestos.

El arte público desde el Estado y con esta asociación mercantil es una farsa. De todo el sistema nacional de creadores de esta emisión no hay un sólo muralista. Hay una artista indígena de 200, de esos la mayoría siguen siendo los mismo desde que está el sistema. Peor, ahora llegaron a tal cinismo que hay dos hermanos artistas visuales, uno fue jurado y otro recibió el estímulo. Estamos mal.

Muchos artistas se están largando de México, hay montones de muralistas que viven en otro país, no hay espacio, no hay trabajo, no hay seguridad social, están destruyendo sus obras, a mí me acaban de destruir una. Obras que no están catalogadas de grandes muralistas. Los artistas están pasándola mal y más los que no están alineados. Que nos negamos a ciertos discursos. Estamos vetados, hay consigna.

No van apoyar al muralismo en México porque te va a poner en tela de juicio, va a cuestionar la acción de gobierno, va a poner a pensar a la gente porque eso es lo que hace el muralismo. Además genera otro tipo de cosas que no tiene que ver sólo con la parte estética y visual, el muralismo genera territorios, transforma el espacio arquitectónico, el espacio social y también hay una transformación política.

-Maestro, háblenos de la propuesta, ya llevada a la práctica, del muralismo comunitario.

-Hay dos maneras en las que también se está haciendo muralismo. No se han dejado de hacer las otras formas, sigue habiendo un muralismo que encargan las instituciones, como los de la SCJN que me parece el último acto heroico que ha hecho el Estado mexicano por el arte. Haber convocado a esos artistas, con toda la libertad, me parece de lo más acertado. Porque no solamente no crearon un conflicto sino abrieron un debate importantísimo, solo hay que ir a ver esos murales, realmente es algo estupendo. Por otro lado, hay otro muralismo, que no es institucional, se hace en la calle de manera individual. Y están otros dos, el comunitario y el colectivo.

El muralismo comunitario funciona desde que el artista es invitado por la comunidad o el artista va a la comunidad con una propuesta de trabajo, quiere pintar la historia del pueblo, le cuentan la historia, hace un boceto, le dicen esto sí esto no, y pinta la obra. La gente le ayuda, pero el artista dirige esa orquesta, “tú pinta aquí”, “tú pinta de rojo acá”, “aquí y allá”, la comida y la bebida la comunidad la aporta y desde ahí la comunidad empieza a apropiarse del muro y de la obra, porque está participando directamente de ella. “A mí me tocó el fondo”, “yo pinte la figura”, “yo hice el mole ese día”, y todo es eso es parte de un proceso de empoderamiento.

El muralismo colectivo es proponer desde abajo y de manera horizontal, se juntan comunidad y artista a trabajar, el artista se vuelve parte de la comunidad y la comunidad se vuelve artista. El artista entrega herramientas a la comunidad de cómo construir un mural, hay gente que en su vida ha agarrado un pincel, el artista les enseña cuestiones básicas y técnicas de una obra, enseña composición, teoría del color, todo lo que tiene que ver con la cuestión técnica. Pero en ese proceso juntos aprenden sobre el dialogo, sobre la tolerancia, el respeto, el trabajo colectivo, la construcción colectiva, sobre mandar obedeciendo, nadie está encima del otro. Sobre callar, aprender a callarse, que es tan importante como hablar, o más. Entonces empiezan a generar otras cosas dentro de la construcción de ese mural, procesos de resistencia, de construcción, se rompen montones de tabúes, montones de paradigmas, la gente se une y se empodera totalmente de todas esas herramientas, ese es el muralismo colectivo. Lo revolucionario está justamente en eso, donde nosotros demostramos que el arte sí es una estrategia de resistencia y un arma de construcción social poderosísima. No es una enseñanza vertical, es un aprendizaje colectivo y horizontal.

-¿Cuáles son las raíces del muralismo colectivo?

-Mira, yo creo que se empezó a plantear en los setentas, no es que se hayan sentado los muralistas y dijeran “a partir de mañana hacemos muralismo colectivo”. Eso varía de comunidad y de artistas, hay artistas que te dicen “hicimos un mural colectivo”, pero no tienen claro el concepto de comunidad, de comunitario y proceso colectivo, que es otra cosa. Pintan entre todos pero el diseño es del artista. Pero como todos participaron es colectivo, pero no, eso no es trabajo colectivo, en el trabajo colectivo todos le entramos, todos trabajamos y todos acordamos. Lo más importante es que la decisión es consensuada, hay que evitar ese proceso de la supuesta democracia de que las mayorías son las que deciden, no, y la minoría qué, la democracia también se basa en el respeto de las minorías.

Yo tengo formación de alfabetizador, en este proceso pedagógico de Paulo Freire, y utilicé ese saber. En lugar de enseñar a leer y escribir, aquí fue a pintar, empecé a armar mi propia metodología, mi primer paso fue que no hay método. Cada comunidad es distinta y tiene necesidades distintas, historias e identidades distintas, no se puede generar el mismo método aquí y allá. Ahí está la pericia del artista y sobre todo la consciencia del artista, lo primero que tienes que hacer es bajarte de tu ego, de sentirse muy chingón, me reconocen aquí y allá, pues sí, pero eso vale para un carajo cuando estás trabajando en colectivo. En el muralismo colectivo la idea es voy a aprender contigo a hacer un mural. Hay que tener claridad política, eso es socializar el arte, el arte es arte para todos, y ahí está lo revolucionario del muralismo colectivo.

-Maestro, platíquenos de sus experiencias haciendo muralismo colectivo.

-Esto lo eché a andar plenamente, junto otras disciplinas, en la Cárcel de Santa Martha Acatitla. Imagínate trabajar en una comunidad tan vulnerable como las mujeres, adentro de una cárcel en un país de misóginos. Donde las mujeres son abandonadas, donde la pinche injusticia de este país ellas la reciben a la enésima potencia. Construye un obra colectiva ahí, ahí era el gran reto. Se construyó y son mujeres que ahora en esa construcción colectiva del muralismo y de estar trabajando con otras disciplinas, hicieron una apertura, yo veía aquello y me quedaba sin palabras. Nunca se nos ocurrió que fuera a pasar. De ser mujeres que formaban grupos asilados y se peleaban entre ellas, formaron una comunidad que trabaja en bloque. Se llevaron a alguna al apando, organizaron escritos, lo que tenían que hacer por las vías legales, las vías pacíficas, por las vías de la resistencia, para que sacaran a su compañera. Todo eso generó la obra de arte.

Recientemente en el CCH-Sur me invitaron compañeros y compañeras, a dar un laboratorio de muralismo después de presentar el video que sacó la Universidad sobre el mural de Santa Martha Acatitla. Entonces me invitaron a hacer un laboratorio de muralismo, les di el laboratorio, pero ellos estaban muy en el rollo de los permisos, de negociar con la autoridad. Ahí para pintar una raya o pegar un cartel tienen que pedirle permiso al director, y los abogados de jurídico hacen el papel de policía en vez de abogados de la Universidad. Yo di el laboratorio en un muro del CCH, en el muro de la entrada, en una escuela toda pintada de negro, ¿en la cabeza de quién cabe que pintes una escuela de negro? Entonces yo agarre y dije, “ahora hay que llevar a la práctica el laboratorio” y me fui sobre el muro. Así se pinta un mural, un mural no se pinta con un permiso, la escuela son los estudiantes y los maestros, no la autoridad. Al rato teníamos encima al subsecretario y al abogado, diciendo “cómo crees”, “cómo se te ocurre”, los chavos se encendieron, se armó un relajo y empezó un proceso de diálogo. Para entonces los chavos se organizaron en brigadas de trabajo, que se generaron en el laboratorio, las convirtieron en brigadas de resistencia frente a las autoridades. Entonces el laboratorio y el mural, generó en la vida real un cambio y lo sigue haciendo. Terminaron tomándole un muro a la escuela, de uno de los edificios y lo defendieron a capa y espada, con brigadas que tenían otras funciones más allá del muro, de negociación y de organización.

Esa herramienta de construcción del muralismo colectivo empezó a servir como herramienta de resistencia y de construcción para otras cosas. Los chavos se reúnen, hablan, piden la palabra, se respetan, no tienen dirigente, nadie manda, y van por la construcción del segundo mural. Ellos acaban de cambiar una página de la historia a ese CCH. Ahora no se dan cuenta pero en un tiempo ahí estará el mural. Lo registraron en derechos de autor y no lo puede tocar la autoridad. Más adelante se está contemplando que pase a formar parte del patrimonio artístico de la UNAM y del CCH.

Todo esto genera el muralismo, un arte social, por lo mismo eso lo convierte en una arte peligroso, no necesitan, el gobierno y la autoridad, un mural alborotando el gallinero.

-Para los artistas digamos tradicionales, esto es algo difícil de digerir, rompe con los esquemas hegemónicos del arte.

-Para esos artistas del Estado que están alineados a sus políticas y sobre todo a los discursos teóricos que vienen de las élites, es inconcebible. Pero el problema es más amplio. Los chavos que estudian artes visuales en estos momentos su sueño es tener una beca del FONCA eso es triste y lamentable. Pero realmente triste que un joven en una universidad como la UNAM piense eso, que ése sea su motivo de vida. Entonces para qué estudias arte. Ésa es la manera de alinearte, el dinero.

Esto viene desde la instrucción en la universidad, las escuelas de arte de este país fueron de las más combativas, y ahora son las más fresas, inútiles, apáticas, les importa un carajo, cada quién se rasca con sus propias uñas, nadie repela los planes de estudio. Hay solamente un taller de muralismo, en la escuela donde nació el muralismo mexicano, el del maestro Antonio Nieto. ¡Es un taller extraordinario, pero nada más uno! Yo le propuse a la directora a Elizabeth Fuentes “por qué no abrimos un taller de muralismo colectivo y que los estudiantes que toman ese taller repercutan en la comunidad, fuera de la universidad.” Me contestó, “estas mal informado, en el taller del maestro Nieto están restaurando una iglesia en Xochimilco”, esa es la mentalidad en estos puestos, totalmente colonizado el pensamiento.

Nos tienen colonizados. Mira, yo doy clases de historia del arte, a nivel universitario, resulta que en el programa no está el arte maya, nada de arte mesoamericano, esta Mesopotamia, los griegos, el barroco, pero no hay nada de América. El programa además es enorme para un cuatrimestre. ¿A qué hora enseñas todo esto, y qué les estás enseñando? Es toda una estrategia cultural de sometimiento, por ahí nos están colonizando.

-¿Cuál crees que sea el futuro de estos murales de resistencia?

-En algún momento esto será parte de la memoria de este pueblo y será una actividad obligada. En un futuro y yo sé que no muy lejano. Pero en este momento nos tocó el combate, la resistencia. Nosotros estamos utilizando el arte para la lucha, en eso estamos, en la lucha, poniendo alternativas. Construyendo desde otro lado, otras rutas, para que otros puedan caminar. Ahí vienen otros y otros estuvieron antes de nosotros.

Por ejemplo, tú les hablas a los artistas del Taller de Investigación Plásticas y no saben quiénes son, ellos abrieron rutas importantísimas en los setentas, SUMA, Pentágono. Daniel Manrique y Tepito arte Acá, le devolvió parte de su dignidad a todo un barrio que es Tepito, y se sacrificó. Daniel Manrique murió en la miseria absoluta, entregó mucho, a punta de madrazos, muriéndose de hambre, taloneando el camión, taloneando la comida, con el apoyo de su compañera Emma Briseida Ávila López, chingándole los dos, se murió en la miseria, diabético, madreado, y así muchos otros artistas. México es un productor de artistas natos, excelentes y comprometidos, ellos abrieron camino.

-¿Cómo es la imagen del pueblo en la obra de Polo Castellanos?

-Abreva de la influencia de Siqueiros, el pueblo es la masa pero esa masa que sostiene todo, y como masa y como pueblo puede ser cualquiera. Muchas veces, la mayoría, no tiene rostro hay una simulación de rostro pero a la vez puede ser cualquiera. Tú o yo, no tiene una identidad individual, tiene una identidad colectiva.

-¿Cómo se ve Polo Castellanos como artista? En este cuadro te veo vestido de overol, como trabajador.

-El hecho de que seamos artistas y no hagamos un trabajo físico, sino de pronto más intelectual, no nos posiciona por encima de quienes si hacen un trabajo físico. Yo pienso que también somos trabajadores como todos los demás. Hay artistas que sí son obreros, y hay artistas que están sentados en un restirador, nunca hacen un esfuerzo físico de nada, pero no dejan de ser trabajadores. Creo que hay que desmitificar ese rollo del artista. ¡Ya, es urgente! Porque eso nos ha complicado demasiado la vida, no solamente hacia la sociedad, hacia el pueblo, también hacia los mismo artistas.

Por la general, me da pena decirlo, no hay persona más egoísta que el artista, son engreídos, mamones, ególatras a más no poder y soberbios. En los artistas plásticos esto es aún más fuerte, porque es de los artistas el más individualista, el músico trabaja en equipo, el bailarín en equipo, pero de los más solitarios es el poeta y el artista plástico. Trabajar con ellos es muy complicado. Cuando funde el Movimiento de Muralistas Mexicanos invité a un grupo de artistas, ahí están, seguimos trabajando juntos, pero el trabajo duro nos lo llevamos 2 o 3, los demás no mueven un dedo. Está bien, no pasa nada, pero a la hora de arrear el hombro, unos hasta se hacen tontos.

Esto pasa en todas las organizaciones, en los colectivos, esas son justo las armas del capitalismo. Ya hubiéramos tumbado este sistema sino fuera por eso. En todos los ámbitos, académicos, artístico, obrero, donde sea, opera la misma conducta, el individualismo de la gente. Mientras no rompamos con ese individualismo vamos a seguir así, ése es el gran tema. Por eso la importancia del arte colectivo de socializar el arte, el mural no se termina si no le entramos todos, no hay nada si no lo hacemos juntos.

Como artista me catalogó como un artista insumiso, no me conformo, no me gusta que me impongan, conmigo puedes dialogar pero no imponer nada.

-La estrella roja que llevas en tu camisa, me sugiere una pregunta. ¿Qué lugar tiene el horizonte anticapitalista y tu claridad política en tu plástica?

-Yo pienso que inevitablemente vamos para allá. Hay de dos, desaparecemos o vamos para allá, esa ruta es para no desaparecer. Ahora que doy clases sobre historia del arte clásico, revisaba yo el neolítico y el paleolítico, las comunidades eran comunistas, los pueblos eran comunistas. Había socialización de todo, de los medios, el trabajo, las cacerías eran colectiva, en que momento desviamos el camino, no lo sé. Si ahí empezamos ahí podemos terminar.

El futuro está en romper este sistema individualista, cuando podamos romper con ello vamos a ser personas distintas. El mundo está resistiendo gracias a que hay gente que ya rompió con eso. La gente está aprendiendo a relacionarse de otras maneras, desde el dialogo, la tolerancia, el respeto, desde la dignidad y reconocimiento del otro. Desde ahí empieza otra manera de pensar, de sentir y de hacer. Sí hay manera y se están demostrando en todo el mundo.

En México todos los días se demuestra que hay otras rutas, están los compañeros zapatistas, las autodefensas, las viejas formas de organización como la asamblea comunitaria, la decisión por consenso, el respeto a los ancianos y a los niños, el trabajo colectivo en beneficio de todos. Necesitamos otra consciencia que tiene que ver con el otro y con lo que te rodea, la Tierra, que la estamos destrozando, suicidándonos.

No es tanto la estrella roja, que en mi caso es mi estrella zapatista, soy adherente a La Sexta, eso es un símbolo. El hábito no hace al monje, hay que serlo, demostrarlo con el ejemplo, hay que ser comunista todos los días, hay que ser patriota todos los días. Yo me considero un patriota, antes que la estrella roja está el águila y la serpiente, todo lo que significa y simboliza, lo que representan para mí los otros pueblos, el respeto por lo que han aportado. Todos los días nos quieren destruir, nos encarcelan a alguien, desaparecen a alguien, nos niegan algo, por la manera de ser y de pensar. La humanidad vive una crisis atroz pero yo pienso que sí se puede y lo estamos haciendo. Al menos desde la parte que a mí me corresponde, como ser humano y artista, yo lo hago.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=218658

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Alemania: Social justice is becoming a bigger issue

Europa/Alemania/Octubre de 2016/Fuente: Economist

RESUMEN: La crisis de refugiados no es el único problema que podría decidir la elección del Bundestag del próximo otoño. Si los tres partidos de izquierda de Alemania obtienen su deseo, la justicia social puede llegar a ser tan polémico. Los socialdemócratas (que actualmente gobiernan como socios menores en virtud de la canciller, Angela Merkel), junto con los Verdes y La Izquierda, que desciende del partido comunista en la antigua Alemania del Este, son la esperanza de formar una coalición de izquierda en este tema para desbancar la señora Merkel en 2017. Su sueño es llegar a provocar un movimiento Bernie Sanders-como-que esta siendo Alemania, no en Estados Unidos, podría barrer al poder. Por lo que han comenzado a recitar una metáfora que suena amenazante: la «tijera» (es decir, la brecha) entre ricos y pobres se mantendrá la ampliación a menos que lleguen a gobernar el país.Sea o no la brecha entre ricos y pobres es cada vez mayor es discutible. En comparación con la década de 1990, la desigualdad de ingresos es mayor, medida por el coeficiente de Gini. Pero alcanzó su punto máximo en 2005 y desde entonces se ha mantenido prácticamente estable. Dentro de la UE, Alemania es un país mediocre en términos de desigualdad de ingresos, detrás de unos pocos países más igualitarios, como Suecia, y muy por delante de las sociedades más desiguales en Europa meridional y oriental, así como Gran Bretaña. Pero cuando se trata de la distribución de la riqueza, Alemania está cerca de la parte superior de la escala de la desigualdad, sólo por detrás de Austria en la zona euro. El 10% de los hogares alemanes poseen aproximadamente el 60% de la riqueza del país, mientras que el 20% no posee nada, o están en deuda (esto se explica en gran parte por alemanes alquilar casas de más de poseer, y confiando más en las pensiones del gobierno).

THE refugee crisis is not the only issue that could decide next autumn’s election of the Bundestag. If Germany’s three left-wing parties get their wish, social justice may become just as contentious. The Social Democrats (who currently govern as junior partners under the chancellor, Angela Merkel), along with the Greens and The Left, which descends from the communist party in the former East Germany, are hoping to form a leftist coalition on this issue to unseat Mrs Merkel in 2017. Their dream is to spark a Bernie Sanders-like movement that—this being Germany, not America—could sweep them into power. So they have begun reciting a menacing-sounding metaphor: the “scissors” (ie, the gap) between rich and poor will keep widening unless they get to run the country.

Whether or not the divide between haves and have-nots is increasing is debatable. Compared with the 1990s, income inequality is higher as measured by the Gini coefficient. But it peaked in 2005 and has since remained broadly stable. Within the EU, Germany is a middling country in terms of income inequality, behind a few more egalitarian countries, such as Sweden, and well ahead of more unequal societies in southern and eastern Europe, as well as Britain. But when it comes to the distribution of wealth, Germany is near the top of the inequality scale, behind only Austria in the euro zone. The top 10% of German households own about 60% of the country’s wealth, whereas the bottom 20% own nothing, or are in debt (this is largely explained by Germans renting homes more than owning, and by relying more on government pensions).

Whether all of this amounts to a crisis depends on one’s vantage point. The Institute of Economic and Social Research (WSI), which is affiliated to the trade unions, concludes that Germany has a big problem. The Cologne Institute for Economic Research, which has ties to employers’ organisations, argues the opposite. Nonetheless, the perception of growing inequality is widespread. And according to a study in 2013 by the Allensbach Institute, a polling outfit, 69% of Germans think that income and wealth are unfairly distributed. But they may in fact be confusing actual inequality with something else: declining social and economic mobility. The WSI has found that moving either up or down has become harder since the 1990s, and much trickier in eastern Germany. Compared with other countries, intergenerational mobility (children ending up in a different class from their parents) is low.

Much of the problem lies in the education system. In Germany success at school and university is more strongly correlated with the education of parents than elsewhere in Europe. There has traditionally been little emphasis on pre-school education, even though it has long-term benefits, especially for children from poor families. And Germany, like Austria, has an unusual school system that sends pupils, usually after the age of ten, either on an academic track or a blue-collar career path.

The Allensbach study found that what Germans mean by “social justice” is a fair chance of success and fair (but not equal) rewards for achievement. They are also concerned about young people not being overburdened by providing for the old. Brute redistribution ranked lowest as a definition of the term. As such, just promising to soak the rich—by calling for new wealth taxes, say, as the leftists are doing—misses the point. It makes more sense, for any political party, to invest in better schools and, as the centre-right parties argue, to keep the employment motor humming. That may be why, even taken together, Social Democrats, Greens and The Left would not be able to win a majority of the Bundestag if voting took place today. Like Mr Sanders, they may be doomed to succeed by raising the issue but letting somebody else, most likely Mrs Merkel, find the solution.

Fuente: http://www.economist.com/news/europe/21709356-expect-it-come-up-federal-election-next-year-social-justice-becoming-bigger-issue

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Ellos

Por: William Ospina

Han tenido por 150 años el país en sus manos, y somos el cuarto país más desigual del planeta, después de Suráfrica, Haití y Honduras.

Tuvimos agricultura: la eliminaron, y ahora hasta el maíz lo importamos. Tuvimos industria: la cerraron, y ahora Colombia tiene que importarlo todo. ¿Pero con qué compramos si no producimos?

Han aceptado de los poderes multinacionales la orden de reducir nuestra actividad a la economía extractiva, como en el siglo XVI; ahora, cuando ya las riquezas guardadas en la tierra hay que extraerlas fracturando los montes, destruyendo los suelos y envenenando las aguas.

Ellos son los que deciden, son los que mandan, son los que supuestamente saben; ellos son los que odian, y día tras día nos dicen a quién hay que odiar para que ellos puedan ser eternos.

Hace setenta años utilizan la guerra para algo que no es mejorar el país. ¿Hoy qué pueden mostrar? Estamos sin agricultura, sin industria, sin trabajo, con una educación que no entiende lo que lee, con una salud de limosna, sin seguridad, sin futuro, en manos de una dirigencia que gasta todos los recursos en reelegirse, y que tiene el presupuesto lleno de venas rotas de corrupción por las que se va nuestra sangre.

En ambos bandos hoy enfrentados militan los viejos apellidos del poder: los Santos y los Lleras, los Holguín y los Caro, los Uribe y los Pastrana, los Mosquera y los López. Qué fácil les resulta hacer la guerra: para la guerra no necesitan plebiscitos, ni convocar acuerdos, ni diseñar presupuestos a pesar de ser tan costosa; pero qué difícil les resulta hacer la paz, ahí sí resultan llenos de titubeos y de escrúpulos constitucionales.

Para hacer la guerra nunca requieren filigranas jurídicas: para hacer la paz todo es un laberinto sin luces. La paz que salva vidas les despierta infinitos desacuerdos, la guerra que consume gente pobre la declaran con una facilidad asombrosa.

El 2 de octubre las mayorías se negaron a creerles a las ilusiones del Sí y a las confusiones del No. Santos pudo haber logrado una mayoría abrumadora: pero su desconfianza de la gente hizo que la comunidad nunca fuera convocada más que a ser testigo lejano y aplaudir los acuerdos. Pero la paz es de la gente y sólo puede construirse con la gente. Las ilusiones llenas de secretos se terminan en lágrimas.

En Colombia sólo un 20 por ciento está incluido, está formalizado. Leer los acuerdos de La Habana, que vuelven a formular como promesas un montón de cosas que ya están consagradas en la Constitución, sólo sirve para comprobar que lo que hay escrito en la Constitución no se cumple. Todos sabemos a qué grados de ineficiencia puede llegar aquí la protección de los derechos y la justicia. Pero en cambio hay que ver a los políticos atravesando incisos, oponiendo la máquina de una legalidad que siempre fue tramposa, cuando se trata de impedir que algo cambie.

Lo que en el fondo quieren impedir es que Colombia se sienta dueña de sí misma. Nunca se había visto una situación más incomprensible: la guerrilla quiere dejar de hacer la guerra, y los dueños del país no se ponen de acuerdo para aceptarlo.

Si queremos saber dónde están los responsables de la guerra, los que más se beneficiaron de ella, basta ver quiénes son los que hoy forcejean por imponerse en los acuerdos, porque todos manejan una agenda secreta, un libreto que no puede decirse.

Colombia tiene la mitad de su territorio en el segundo día de la creación. Lo que se está decidiendo es si esas riquezas serán manejadas por la vieja casta centralista o por la nueva casta facciosa, para deleite de las multinacionales frente a las cuales ellos no tienen ningún desacuerdo. Ambas saben besar al poder mundial en la boca, pero les cuesta unirse, a no ser que nos vean unidos. Quizá en ese momento se darán un abrazo instintivo.

Hace 68 años murió Jorge Eliécer Gaitán. Fue la última vez que el pueblo colombiano tuvo una esperanza. Con estas largas guerras han logrado tres cosas: que tuviéramos miedo de tener esperanzas, que aprendiéramos a odiarnos y a recelar los unos de los otros, y que ya no nos creyéramos capaces de reemplazarlos, para construir de verdad la grandeza de este país. Sin la tutela de las castas guerreras, del santanderismo leguleyo, del fanatismo que no ve la religión como un ejemplo de moral para la convivencia sino como una escuela de intolerancia.

La historia nos está enviando un mensaje: “Olvídense de Santos y de Uribe, olvídense de esa clase política que en tantas décadas no ha sido capaz de arreglar el país, que al contrario ha abusado de su confianza y de su esperanza, esa clase política que ahora forcejea, cuando podríamos estar a las puertas de la reconciliación, mirándose con odio, contagiando ese odio, preocupada sólo por saber quién se va a quedar con el tesoro”.

¿Seguiremos sentados y cruzados de brazos esperando el país que van a diseñar para nosotros? ¿Suplicando la paz que sólo los que no hemos hecho la guerra podemos hacer? ¿Por qué no nos atrevemos a ser algo por nosotros mismos: la voz de un pueblo alegre, pacífico, laborioso, creador, cansado de guerras, de exclusión y de corrupción? Ese pueblo que nunca decidió, pero que siempre supo hacer músicas y relatos, carnavales, recetas, proezas del deporte sin ayuda de nadie, conocimiento de la selva y del río, esas gentes pobres que a golpe de necesidad fueron las que abrieron este país al mundo.

Rompamos los barrotes del miedo. Que comience la fiesta de la democracia. Que dictemos por fin una ley que se cumpla, una ley que sea válida para todos y que no caiga con su peso sólo sobre los débiles y los humildes. Porque ya es hora de decir que no se trata sólo de que el ciudadano respete la ley, sino sobre todo de que la ley respete al ciudadano.

No más impuestos para la corrupción: un orden social verdadero para la paz, para la convivencia, para el abrazo de la sociedad, para el diálogo creador con un mundo en peligro.

La paz no se hace para los políticos y para la guerrilla: se hace para el país.

Seamos más que ellos. Hagámoslo nosotros.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/ellos

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Académicos debaten en Cuba, sobre coyuntura actual latinoamericana.

El panorama latinoamericano y caribeño marcado por la crisis económica, injerencia, intereses estratégicos de Estados Unidos se encuentra en el centro del debate en esta conferencia.

Por: Laura Bécquer Paseiro.

El panorama latinoamericano y caribeño marcado por la crisis económica, injerencia, intereses estratégicos de Estados Unidos, así como los errores y oportunidades no aprovechadas por los distintos procesos, centra los debates de la XIII Conferencia de Estudios Americanos Realidades y perspectivas de los procesos progresistas y de izquierda en Nuestra América que se desarrolla hasta el viernes 21 en el Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI) en la capital cubana.

El presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas de Argentina, Julio César Gambina, sostuvo que más allá de los matices de cada proceso, la región está entrando en una etapa de desaceleración y recesión que impacta en la calidad de vida de nuestros pueblos.

Por muchos años confundimos crecimiento económico con una situación de «no crisis», sostuvo el profesor de Economía Política para quien esto conllevó a muchos errores.

Al presentar su ponencia Crisis mundial, ofensiva capitalista y el papel de los pueblos de Nuestra América, el economista ejemplificó con que el Banco Mundial en su último informe vuelve a decirle a la región que su perspectiva de desarrollo es la inserción internacional, cuando en realidad lo que hace falta es satisfacer las necesidades de los pueblosempobrecidos.

Para ello, el modelo económico no puede ser el de la inserción subordinada para el crecimiento, ese no es el objetivo, dijo el académico quien agregó que la crisis capitalista lo que propone es un nivel mayor de liberalización.

Si bien la ofensiva capitalista de los años 70 fue contra la acumulación de poder popular en todo el mundo, la de ahora es la de un momento de crisis de «alternativa civilizatoria» donde no está claro, como en otros tiempos, que lo opuesto al capitalismo es el socialismo, destacó el también miembro del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.

Saludó en ese sentido la experiencia de la Revolución Cubana, a su juicio el mejor ejemplo en cuanto a anticapitalismo.

En otro momento ofreció un balance del proceso de cambios que experimentó la región desde finales del Siglo XX y a comienzos del Siglo XXI. Dijo al respecto que no compartía la idea defendida por muchos del «fin de ciclo» de la lucha de clases en América Latina.

«El cambio político se originó en el movimiento popular. Es un error pensar los procesos desde los liderazgos, hay que mirarlos en los sujetos sociales, políticos y económicos que constituyen el cambio y la perspectiva transformadora», enfatizó.

Gambina manifestó también que la democracia es clave en el debate de la experiencia socialista, pero no la del sentido burgués tradicional; sino la que incluye a la participación popular en la toma de decisiones.

Otro de los académicos que intervinieron en la sesión inaugural de la XIII Conferencia de Estudios Americanos —en la cual participan 114 personas de 19 países, incluyendo a 79 de Cuba— fue Luis Suárez Salazar.

Momentos antes de iniciar su exposición el politólogo cubano dijo a Granma que la idea «fin de ciclo» de los gobiernos progresistas era parte de un enfoque fatalista y de una construcción ideológica que se ha venido haciendo por intelectuales orgánicos a la clase dominante, la cual tiene una profusa difusión.

No se habla de un ciclo, sino de una etapa dentro del ciclo abierto por la Revolución Cubana que es el proceso que instala el carácter socialista de otros procesos en América Latina, sostuvo.

Como parte de su ponencia La dinámica entre la revolución y la contrarrevolución en Nuestra América: ¿Un nuevo ciclo o una nueva etapa?el profesor titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) dijo que a pesar de que no son los mismos procesos en la región, en todos sí se han cometido errores.

Ello, unido a la ofensiva de Estados Unidos y sus aliados ha creado situaciones difíciles que en algunos casos se ha acrecentado porque sectores populares están sirviendo de base de sustentación de la derecha, dijo Suárez.

Todos tienen en común en que la derecha no tiene en estos momentos una fórmula de recambio ya que no posee un nuevo proyecto de país, expresó.

En esa misma línea se manifestó el profesor Darío Salinas Figueredo de la Universidad Iberoamericana de México, quien en su conferencia: América Latina y el Caribe: objetivos estratégicos en pugna, recomposición hegemónica y cambios en el mapa político regional defendió la idea de que aun en el momento complicado por el que atraviesa la región ha aprendido a remontar una situación extremadamente difícil.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/academicos-debaten-en-cuba-sobre-coyuntura-actual-latinoamericana/

Imagen: http://insurgenciamagisterial.com/wp-content/uploads/2016/10/granma1.jpg

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Conversación con George Mavrikos, reelegido secretario general de la Federación Sindical Mundial

Conversación con George Mavrikos, reelegido secretario general de la Federación Sindical Mundial
«Necesitamos respetar nuestra línea política, una línea militante, antiimperialista, anticapitalista, de unidad de trabajadores como clase»
Por: Miguel Arróniz

La Federación Sindical Mundial (FSM) es una federación internacional de sindicatos fundada el 3 de octubre de 1945 en París. Es la segunda organización sindical internacional más antigua y fundadora de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Sigue la línea del movimiento sindical clasista y lucha contra el capitalismo y el imperialismo, por una sociedad sin explotación del hombre por el hombre.Desde enero de 2006 la sede mundial de la FSM se encuentra en Atenas. En cada continente cuenta con una oficina regional. En todos los sectores importantes tiene Uniones Internacionales Sindicales (UIS).

La FSM tiene representantes permanentes ante organismos internacionales como la ONU, la UNESCO, la FAO o la OIT. Lucha a través de estos organismos y pone de manifiesto el monopolio que existe dentro de estos organismos.

George Mavrikos nació en 1950 en una de las múltiples islas griegas del Mar Egeo, en el seno de una familia dedicada a la ganadería bovina. Trabajó durante 16 años en la rama de los trabajadores del metal en una fábrica de maquinaria agrícola. Ha participado en las luchas sociales de su país desde que era estudiante. Fue despedido de su trabajo por su acción política y sindical en tres ocasiones.

En 1975 fue elegido representante sindical. Durante muchos años fue el director de la Asociación de Empleados del Sector Privado de Atenas. De 1993 a 1997 fue Secretario General de la Confederación General del Trabajo de Grecia y entre 1999 y 2008 estuvo al frente de PAME (Frente Militante de Todos los Trabajadores), uno de los principales sindicatos de Grecia.

En 2000, fue elegido vicepresidente de la Federación Sindical Mundial, tras la celebración del XIV Congreso de esta internacional sindical, que tuvo lugar en Nueva Delhi. De 2000 a 2005 fue el coordinador de la Oficina Regional Europea de la FSM. En el XV Congreso de la FSM, celebrado en La Habana, fue elegido secretario general, cargo que ostenta desde entonces.

Entre el 4 y el 8 de octubre se ha celebrado en Durban (Sudáfrica) el XVII Congreso de la FSM que ha reelegido a George Mavrikos como secretario general. Conversamos con él en el marco de este Congreso.

-Un nuevo Congreso de la FSM en el que eres reelegido como secretario general. ¿Qué balance haces de estos últimos 5 años?

-La situación mundial es de una profunda crisis económica y del sistema capitalista que está suponiendo multitud de muertes para los trabajadores/as, incluyendo entre ellos a muchos emigrantes. Por eso hemos centrado este Congreso en el logro de las necesidades contemporáneas de la clase trabajadora; por la emancipación de los trabajadores/as; contra la pobreza y las guerras generadas por la barbaridad capitalista. Por otro lado está la agresividad imperialista que pone en una situación muy dificil a la gente sencilla.

-¿Y que balance haces del desarrollo de la propia FSM?

-La FSM cuenta ya con 92 millones de afilidos/as, ha abierto 7 nuevas oficinas regionales, ha creado la UIS de Pensionistas y Jubilados y en estos momentos el Congreso acoge a 1150 delegados/as de 111 países.

-¿Que prioiridades tiene la FSM de cara al futuro?

-La defensa de la clase trabajadora frente a la barbarie capitalista. Entre ellos se encuentran los inmigrantes y refugiados que han llegado a esta situación por culpa de las guerras imperialistas y a la explotación de los recursos naturales. Debemos desenmascarar el sindicalismo amarillo de la CSI por ser antidemocrático y colaboracionista, podemos ver su papel oscurantista en el seno de la OIT o frente a las guerras. Y, finalmente, desenmascarar a las ONG’s e ilusionar a la juventud para que confíe en la clase obrera. Valen la pena las luchas, son una necesidad para la clase obrera.

-¿Qué significa ser secretario general de la FSM?

-Ser secretario general de la FSM es una tarea muy importante, líderes mundiales famosos fueron secretarios generales de la FSM como Alexander Zarikov, Ibrahim Zakaria, Enrique Pastorino, Pierre Gensous o Louis Saillant. Recordemos el Congreso de Damasco en 1994 en el que el único asunto tratado fue el combate a las propuestas reformistas que trataban de abolir la FSM estando muchos de nosotros presentes y el papel desarrollado por el entonces presidente. Es un puesto de gran responsabilidad, conozco las dificultades y daré todas mis energías.

-También hay un nuevo presidente de la organización.

-Desde el Consejo Presidencial hemos decidido apoyar la candidatura de Sudáfrica para nombrar como presidente a Mike Makihayiba. Estamos seguros de su papel y su contribución al movimiento sindical de clase. El trabajo realizado por la organización sindical Cosatu es de agradecer y una muestra de la potencialidad de estos compañeros y compañeras.

-Y se modifica ese Consejo Presidencial.

-El Consejo Presidencial pasa de 44 a 47 miembros ya que la FSM ha crecido y necesitamos cuadros que den el 100% de sus fuerzas. Modificamos la representación por países de tal forma que de África pasan a ser 12 miembros, 14 de Latinoamérica, 8 de Europa, 11 de Asia, 7 de los países árabes. Solo se presentan 3 mujeres y renovamos 20 miembros.

-Has comunicado al Congreso que será tu última etapa como secretario general.

-Así es. Estoy convencido de que en el próximo Congreso encontraremos un secretario o secretaria general mas joven, mas fuerte. Y debemos creer en la nueva generación.

-¿Como valoras el XVII Congreso de la FSM?

-Han sido tres días de discusiones, 100 oradores con ponencias desde el estrado, hemos avanzado en un congreso abierto. También han asistido amigos/as y simpatizantes, es el carácter del sindicalismo de clase. Podemos confirmar que fue abierto, democrático, internacionalista, de los trabajadores/as. El Congreso ha sido monitoreado por observadores sudafricanos a los que agradecemos también su trabajo.

-¿Cuáles son las principales tareas de futuro?

-En primer lugar tenemos deberes organizativos: reforzar la FSM, ya contamos con representantes nuevos de países importantes. Pero debemos reforzar la FSM en todos los países. Hemos tenido conversaciones con sindicatos de Nigeria y del mundo árabe que abandonarán la CSI para incorporarse con nosotros. Se va a crear la oficina en Rusia para Eurasia. Entre todos debemos tener un objetivo común. Y no solo son números, se trata de un asunto político e ideológico. Debemos fortalecer los sindicatos de base porque no somos elitistas y esos sindicatos deberán ser escuelas. Tenemos que trabajar con las masas, en los centros de trabajo, porque no somos burócratas.

Por otro lado, en el Consejo Presidencial debemos debatir sobre temas mas concretos y prestar especial atención a África, es el futuro del movimiento sindical. Finalmente, debemos rechazar el papel de los sindicatos amarillos. Y en ese mismo foro daremos cabida a los secretarios generales de las UIS.

-¿Qué pueden esperar las mujeres, los emigrantes, los jóvenes de la FSM?

-Hay que dar respuesta cada día junto a ellos. Si las mujeres no participan no podemos hablar de sindicalismo de clase y es una mala imagen que solo haya 3 en el Consejo Presidencial. Hemos escuchado grandes discursos de mujeres en este congreso. Nuestra intención es crear Comités de la Mujer Trabajadora, de Juventud, de Científicos, Jurídico…

-¿Y cuáles son las prioridades?

-Todos estamos de acuerdo con nuestros principios pero necesitamos radicalizar las luchas de forma mas política, concienciar a la clase trabajadora. No podemos vivir bajo un régimen de explotación, tenemos que luchar por la emancipación de los trabajadores/as. Las armas políticas e ideológicas son nuestras herramientas y debemos unir a todos bajo una misma orientación.

Hay dificultades, en Brasil, en México, en la Region Árabe, en África… pero debemos proteger a la FSM por delante de todo tras sus 71 años de historia porque seguimos aprendiendo de nuestra historia.

-¿Cuáles son las líneas ideológicas de la FSM?

-El carácter internacionalista es nuestro elemento mas importante y debemos apoyar a Cuba, a Venezuela, a todos los cuadros que luchan en sus países. Necesitamos respetar nuestra línea política, una línea militante: antiimperialista, anticapitalista, de unidad de trabajadores como clase.

-¿Y cuáles son las perspectivas?

-Las perspectivas son muy optimistas, porque tenemos superioridad ideológica y de cuadros sobre los sindicatos amarillos y ellos saben que tenemos esa superioridad moral.

-¿Cuál va a ser el rol de la FSM en los próximos años?

-La FSM debe introducir un nuevo elemento en la lucha de clases: atacar. Y a partir de ahí, preparar el futuro de la clase obrera para el siglo XXI.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=218112

Foto de archivo

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Ningún Papa fue tan lejos en la condena del capitalismo

Leonardo Boff

Michael Löwy es un sociólogo y filósofo franco-brasilero, profundo conocedor del pensamiento cristiano latinoamericano. Vale la pena oír su voz en esta entrevista dada al «Correio da Cidadania» del 21/06/2016. He aquí una parte de la entrevista:

La encíclica «Laudato Si’» ataca frontalmente el sistema capitalista. ¿Qué significa esto viniendo de un Papa?



Bergoglio no es marxista y la palabra «capitalismo» no aparece en la Encíclica. Pero queda muy claro que para él los dramáticos problemas ecológicos de nuestra época resultan de los «engranajes de la actual economía globalizada», engranajes que constituyen un sistema global, «un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso». ¿Cuáles son para Francisco estas características «estructuralmente perversas»? Ante todo, es un sistema en el cual predominan «los intereses ilimitados de las empresas» y «una discutible racionalidad económica», una racionalidad instrumental que tiene como único objetivo aumentar el lucro. Para el Papa, esta perversidad no es propia de uno u otro país, sino de «un sistema mundial, donde predominan la especulación y el principio de maximización del lucro, y una búsqueda de rentabilidad financiera que tiende a ignorar todo el contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente. Así, se manifiesta la íntima relación entre degradación ambiental y degradación humana y ética».

 La obsesión del crecimiento ilimitado, el consumismo, la tecnocracia, el dominio absoluto del dinero y la divinización del mercado son otras características perversas del sistema. En su lógica destructiva, todo se reduce al mercado y al «cálculo financiero de costes y beneficios». Pero sabemos que «el medio ambiente es uno de esos bienes que los mecanismos de mercado no son capaces de defender o de promover adecuadamente». El mercado es incapaz de tener en cuenta valores cualitativos, éticos, sociales, humanos o naturales, es decir, «valores que exceden cálculos». 

El poder «absoluto» del capital financiero especulativo es un aspecto esencial del sistema, como reveló la reciente crisis bancaria. El comentario de la Encíclica es contundente: «la salvación de los bancos a toda costa, haciendo pagar el precio a la población, confirma el dominio absoluto de las finanzas que no tienen futuro y sólo puede generar nuevas crisis, después de una larga, costosa y aparente cura».

Asociando siempre la cuestión ecológica y la cuestión social, Francisco constata: «la misma lógica que dificulta tomar medidas drásticas para invertir la tendencia al calentamiento global es la que no permite cumplir con el objetivo de erradicar la pobreza». Existe una larga tradición de crítica del capitalismo liberal, o de los «excesos» del capital en la Iglesia Católica, pero ningún Papa fue tan lejos en condenarlo como Francisco.

¿Qué tiene que enseñar la Teología de la Liberación a la izquierda mundial, considerando sus diferentes corrientes de pensamiento?

En primer lugar, ella nos enseña que la religión puede ser otra cosa, diferente del simple «opio del pueblo». Además, Marx y Engels ya habían previsto la posibilidad de movimientos religiosos con una dinámica anticapitalista. La izquierda debe tratar con respeto las convicciones religiosas y considerar a los militantes cristianos de izquierda como parte esencial del movimiento de emancipación de los oprimidos. La teología de la liberación nos enseña también la importancia de la ética en el proceso de concienciación y la prioridad del trabajo de base, junto a las clases populares, en sus barrios, iglesias, comunidades rurales y escuelas.

¿La iglesia católica en Brasil está alineada con el Papa Francisco?

Buena parte de los obispos de la CNBB está alineada con Francisco. A algunos incluso les gustaría que fuese más lejos. Otros, por el contrario, piensan que está poniendo en peligro la doctrina de la fe y tratan de poner obstáculos a sus propuestas. Pero la Iglesia brasilera, a pesar de sus límites, en particular en lo que concierne al derecho de las mujeres sobre sus cuerpos –divorcio, contracepción, aborto– es una de las más progresistas del mundo católico.

La «Opción Preferencial por el Pobre», conjunto de ideas y acciones prácticas contrarias a la lógica de acumulación y retención de capital del actual sistema político y económico, si se lleva plenamente a la práctica resultará en confrontaciones violentas. ¿Cómo se posicionaría el Papa en este escenario, según usted?

La Iglesia tradicionalmente busca «evitar» los confrontamientos violentos. Pero en la Conferencia de Medellín de los obispos latinoamericanos, en 1968, fue adoptada una resolución importante que reconoce el derecho de insurrección del pueblo contra tiranías y estructuras opresivas. Como sabemos, algunos miembros del clero llevaron su opción libertaria y su compromiso con la lucha de los pobres hasta las últimas consecuencias, participando en movimientos armados de emancipación

. Fue el caso de Camilo Torres en Colombia, que decidió unirse al Ejército de Liberación Nacional y murió en combate en 1966. Pocos años después, un grupo de jóvenes dominicos dio su apoyo a la ALN, dirigida por Carlos Marighella, en la lucha contra la dictadura militar. Y en la década de 1970, los hermanos Cardenal y varios otros religiosos participaron en el Frente Nacional de Liberación de Nicaragua. Es difícil prever, en el momento actual, qué tipo de «confrontaciones violentas» se darán contra el sistema capitalista, y menos aún cuál será la posición.

 

Fuente del articulo: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=778

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