Educación pone a circular “Héroes de la educación dominicana”

América Insular/República Dominicana/

La Vega.  El Ministerio de Educación puso en circulación el tomo I de la serie “Héroes de la Educación Dominicana”, una semblanza de fenecidos maestros y maestras de la regional de La Vega, quienes durante su paso por las aulas acumularon notables méritos a favor de una educación de calidad, por lo que sus respectivas comunidades les han reconocido colocando sus nombres a distintos planteles escolares.

Se trata de una especie de álbum con un componente literario que recoge la vida y obra de esos meritorios docentes durante su trayectoria por los centros educativos, así como las ilustraciones fotográficas que igualmente revelan sus significativos aportes en la formación académica de distintas generaciones.

El acto de lanzamiento realizado en el Salón Multiusos de la Universidad Católica del Cibao (UCATECI), estuvo encabezado por el director general de Gestión y Descentralización Educativa, Frank Cáceres, en representación del ministro Navarro; María Cristina Rodríguez, directora de Relaciones Interinstitucionales, y Aslini Ernesto Brito Gómez, director de la Regional 06 de La Vega.

Fuente: https://turepublica.com/noticias/educacion-pone-a-circular-heroes-de-la-educacion-dominicana/

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Dificultades para aprender (bien) historia

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz

El aprendizaje efectivo de la Historia se ve amenazado por diversos factores, entre los que destacan la amplitud de los periodos históricos de estudio, el poco tiempo de enseñanza para la materia y la simplificación de  los momentos simbólicos más importantes. Lo anterior ha provocado que la Historia no cumpla con buena parte de sus fines, tales como la formación de individuos capaces de analizar fenómenos sociales y poseedores de una memoria colectiva sólida. Si bien el libro de texto gratuito no es la única herramienta de la que dispone el docente para el desarrollo de sus clases, es un recurso por demás relevante al representar la base mínima sobre la que construyen los conocimientos que se abordan en esta asignatura. Ante esto, vale la pena hacer un análisis del libro de Historia de quinto grado de educación primaria, en particular,  pues se ven reflejados los factores enunciados al inicio de este párrafo.

La amplitud de los periodos históricos que se estudian hace que éstos sean revisados apenas de manera superficial. Así, por ejemplo, en quinto grado de primaria, los estudiantes abordan temas que abarcan desde inicios del siglo XIX hasta la primera década del siglo XXI. Es tal la extensión del periodo que se estudia, que en el libro de texto la explicación de la Decena Trágica apenas abarca, literalmente, dos renglones. La situación anterior también propicia que se proporcione a los estudiantes piezas pequeñísimas de un rompecabezas que difícilmente pueden armar: por ejemplo, el complejo periodo de lucha entre las diferentes facciones revolucionarias, a la muerte de Madero, es explicada en apenas una página y media; la expropiación petrolera, por otra parte, es abordada en sólo media cuartilla. De este modo, aunque el enfoque de la asignatura sugiere la eliminación de prácticas relacionadas con la memorización de personajes, batallas o fechas, la gran extensión de los periodos estudiados hace imposible el cumplimiento de este precepto.

Otro de los obstáculos para el aprendizaje efectivo de la Historia es el tiempo. Con la publicación del Nuevo Modelo Educativo, el cual entrará en vigor en 2018, se confirma la tendencia de debilitamiento de la asignatura de Historia, lo cual se puede apreciar, de manera concreta, en el tiempo destinado a la materia: desde primer grado de primaria hasta tercer grado de secundaria, los alumnos recibirán en promedio 1.7 clases (de 50 minutos) de Historia a la semana, en contraste con las 2.6 clases de Inglés. Así pues, es para el gobierno más importante dominar una segunda lengua, que conocer las raíces históricas y los procesos sociales de los cuales se provienen. Situaciones como las anteriores dan fe del aminoramiento de los componentes sociales y de identidad nacional que conforman los planes y programas de estudio, en aras del fortalecimiento de cuestiones técnicas orientadas a la actividad económica. Aunado a que se abordan periodos históricos extensos, se deben estudiar en poco tiempo.

Prats y Santacana (citados por SEP, 2011) aseveran que una de las funciones elementales de la asignatura de Historia es la preservación de la memoria histórica, es decir, mantener vivos determinados recuerdos de episodios significativos para un pueblo. Lo anterior se ve obstaculizado cuando diversos hechos con una gran carga simbólica en la conciencia colectiva son simplificados o hasta eliminados. Llama la atención, por ejemplo, que en el libro de Historia de quinto grado de primaria, al tocar el tema del movimiento estudiantil de 1968, haya sido borrada la manera brutal en que fue reprimida la manifestación del 2 de octubre en Tlatelolco, tratando de quitar así de la memoria popular el carácter represor de la que fue víctima el pueblo por parte del gobierno. Asimismo, como ya se mencionó anteriormente, el tema de la expropiación petrolera es simplificado, de modo que lo sucedido el 18 de marzo de 1938, pareciera el resultado simplemente de un conflicto laboral común, sin un trasfondo de prácticas explotadoras y de despojo de la riqueza natural de los mexicanos por parte de las empresas trasnacionales. Pudiera decirse entonces, de manera figurada, que estos hechos de gran trascendencia en la conciencia colectiva son deliberadamente “descafeinados”, diluyendo su valor y significado y, por consiguiente, evitar analogías con la realidad actual.

La asignatura de Historia es quizá el espacio curricular más importante y poderoso para formar una conciencia nacional. Tal vez éste sea el motivo por el cual, deliberadamente, su enseñanza tenga tantos vicios que corregir. Resulta una materia riesgosa para los grupos del poder, puesto que otorga a sus estudiantes habilidades para analizar críticamente la realidad: “posibilita la exposición de las claves del funcionamiento social en el pasado. Es por lo tanto, un inmejorable laboratorio de análisis social” (Prats y Santacana, citados por SEP, 2011, p. 28). Seguramente, para los grupos dominantes, no es conveniente formar individuos que sean capaces de descifrar los mecanismos con los que funciona el aparato social y sensibles ante prácticas opresoras. Quizá esa sea la razón para entender su debilitamiento: permitiría a los millones de mexicanos que asisten a las aulas forjarse una conciencia histórica y social que les permita unirse (en torno a un pasado histórico) y analizar de manera crítica la realidad actual.

Lo dicho en el párrafo anterior coincide con los ideales del pedagogo brasileño Paulo Freire (1970), quien en su obra cumbre, Pedagogía del oprimido, advierte sobre los riesgos de la prescripción, término que utiliza para definir la acción mediante la cual, de manera intencionada, la clase opresora “aloja” su conciencia en la clase oprimida para, de este modo, manipular su comportamiento y evitar el conflicto. De este modo, la conciencia de las clases más desfavorecidas se rige bajo pautas ajenas a ellas y se propicia que las masas populares se involucren críticamente en la realidad.  Así pues, el hecho de presentar el pasado histórico como una serie de acumulación de hechos simples, que difícilmente se les puede encontrar relación y significado, hace que se transmita la idea de la realidad como una situación inmodificable que existe per se.

Así pues, la asignatura de Historia debe sufrir cambios importantes para su enseñanza efectiva. En primer término, se debe reducir la carga temática de la misma, disminuyendo los periodos históricos que se abordan, en aras de profundizar su estudio y no dejar a los estudiantes únicamente los datos básicos de los mismos, que pierden relevancia y son olvidados fácilmente. Se debe, además, incrementar el tiempo de enseñanza: si se exige a los docentes eliminar prácticas como la memorización de nombres, fechas y  batallas, pasando a aprendizajes más complejos como la identificación de causas y consecuencias en fenómenos sociales, correspondería por lógica una mayor carga horaria. Finalmente, para recuperar el carácter formativo de identidad de la Historia, se requiere reforzar la enseñanza de momentos significativos, profundizando no sólo en los hechos o personajes concretos, sino en la carga simbólica de los mismos.

Twitter: @proferoger85

REFERENCIAS

FREIRE, Paulo. Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI, 2005.

PRATS, Joaquín. Enseñar Historia: notas para una didáctica innovadora. Mérida: Junta de Extremadura, 2001.

SEP. Aprendizajes clave para la educación integral. Plan y programas de estudio para la educación obligatoria. México: autor, 2017.

SEP. Enseñanza y aprendizaje de la Historia en Educación Básica. México: autor, 2011.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/dificultades-para-aprender-bien-historia/

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Análisis: La enseñanza del pasado reciente y el aprendizaje de la Historia

Colombia / 19 de noviembre de 2017 / Autor: Eduardo Escallón / Fuente: Universidad de los Andes

En este texto abordaré el tema de la enseñanza de la historia de Colombia en el marco de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad en su directa conexión con la construcción de paz en los años por venir. En mi perspectiva —puede haber muchas otras, aun mejores—, esta construcción de paz tiene que ver con el desarrollo de la identidad de los individuos basada en el reconocimiento de las diferencias y enfocada en la capacidad de acción para la redistribución de recursos y oportunidades.

Lo interesante aquí es que la educación es, a la vez, una oportunidad y un recurso cuando ella constituye un proceso de formación integral dirigida al desarrollo de las potencialidades humanas. Pero permítanme ser más preciso al respecto y plantear acá la difícil diferencia entre educación y pedagogía en relación con la idea anterior. Cuando pensamos la formación como oportunidad estamos más en el ámbito de la educación, cuando la entendemos como recurso estamos en el campo de lo pedagógico.

Quiero relacionar el reto de la enseñanza del pasado reciente y la construcción de paz con la formación de maestros. Pues bien, la construcción de paz implica llagar a nuevas síntesis entre las tensiones existentes y más que resistir, nos exige crear. Así que para responder a esa invitación les propongo que tratemos de articular de la mejor manera la educación con la pedagogía. Es decir, que conectemos donde sea viable la política educativa con la práctica docente, el currículo formal con el operativo. ¿Cómo se podría hacer esto?, pues tomándonos en serio lo que nos proponen la Constitución y la ley (como propone la profesora Helena Alviar). Pero cuidado, no estoy diciendo que obedezcamos ciegamente las normas y las leyes, aun siendo ellas injustas, sino que las asumamos y obremos en consecuencia.

Permítanme explicar: para saber cómo debe ser la enseñanza del pasado reciente y la construcción de paz tomemos como política educativa, como currículo formal, la Constitución y la Ley 115. Es decir, enfoquemos el aprendizaje y la enseñanza de la historia a construir aquello que nos propone la Constitución y lograr los fines de la Ley. ¿De qué estoy hablando?

Con seguridad muchos de ustedes tiene presentes dichos fines, así que les pediré que los recuerden y a los que no los conocen, les pediré que se los imaginen, que de acuerdo a todo lo que oyen y leen y ven sobre los debates en educación en Colombia, supongan cuál sería el fin número 1 de la educación según la Ley. Y de paso supongan el dos y el tres.

Pues bien, para sorpresa de muchos de ustedes, el fin número uno no es aprender Matemáticas, Ciencias y Lenguaje para las pruebas estandarizadas. Por el contrario, el primero de nuestros fines es:

El pleno desarrollo de la personalidad sin más limitaciones que las que le imponen los derechos de los demás y el orden jurídico, dentro de un proceso de formación integral, física, psíquica, intelectual, moral, espiritual, social, afectiva, ética, cívica y demás valores humanos.

El número dos. La formación en el respeto a la vida y a los demás derechos humanos, a la paz, a los principios democráticos, de convivencia, pluralismo, justicia, solidaridad y equidad, así como en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad.

Y el número tres. La formación para facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan en la vi da económica, política, administrativa y cultural de la Nación.

Como pueden ver no necesitamos formular políticas nuevas, bastaría con que supiéramos dónde, cómo, cuándo y con quién se logra esto en los colegios. Porque el para qué ya lo sabemos: para que las personas seamos capaces de hacer realidad un Estado social de derecho, para que seamos una sociedad democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana y en la prevalencia del interés general, qué es lo que propone nuestra Constitución, pero que estamos muy lejos de logar, en parte porque una porción de nuestra sociedad no comprende y no comparte estos conceptos y principios.

Pero si nos tomamos ello en serio, entonces estamos obligados como sociedad a preguntarnos y a responder ¿cuál es la pedagogía que se necesita para lograr esos objetivos de la educación? Es decir, ¿cómo debe ser el currículo operativo? ¿Cómo sería la práctica pedagógica? ¿Existe una pedagogía democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana y en la prevalencia del interés general? ¿Cómo sería el maestro agente de esta pedagogía? ¿Cuál su contenido?

Mi respuesta es formar, desarrollar y fortalecer maestros y maestras autónomas que pongan en práctica su saber y su capacidad creadora dentro de un marco de acción político, epistemológico y pedagógico. Para ilustrar esto permítanme exponer mi propuesta como maestro de historia.

Yo creo que una forma de lograr lo anterior es una enseñanza de la historia dirigida a la construcción de conocimiento histórico que deviene en construcción de sujetos históricos.

Para esto, los contenidos producidos por la comisión de verdad no deben ser entendidos como un fin, sino como un medio pedagógico, como fuente. De la misma manera, no debemos separar de forma tajante memoria de historia, porque no todos los estudiantes son reconstructores de memoria, pero si deben conocer nuestro presente histórico. En efecto, podemos diferenciar memoria de la historia oficial. Pero la historia oficial no es la que producen los historiadores profesionales. La historia oficial es la que circula por los medios, la que se narra en las telenovelas, los noticieros, los periódicos, las revistas de farándula y actualidad, los trinos y los memes…

De ahí que el papel del maestro en la enseñanza del pasado reciente y el aprendizaje de la historia implique utilizar la memoria como fuente —no como contenido— para conocer nuestra realidad y contrastar esa historia oficial. Ahora bien, no se trata de convertir a cada estudiante en un historiador, sino que cada estudiante aprenda de la manera como se construye el conocimiento en nuestra área del saber. Por esto es que es importante tener presente que el objetivo último no es saber historia sino saberse sujetos históricos.

En consecuencia, los objetivos de aprendizaje serán unas comprensiones centrales sobre la historia como conocimiento, sobre los procesos sociales del país y sobre el papel de cada uno de los estudiantes como ciudadanos, sujetos activos de derechos.

En particular, en mi experiencia yo planteo dichos objetivos de la siguiente manera: Los estudiantes entenderán:

  • Que la Historia permite conocer el presente a partir de entender el pasado(Vilar). Explica los acontecimientos del pasado a partir de la interpretación de fuentes, datos y evidencias.
  • Que los conflictos entre grupos y sectores sociales son inherentes al movimiento de la historia.
  • Que los conflictos entre grupos y sectores sociales se pueden solucionar de diversas maneras.
  • Que todos somos sujetos históricos: lo que cada uno haga o deje de hacer determina el curso de nuestra realidad presente.

Estos objetivos de aprendizaje permiten planear unidades didácticas en las que los estudiantes tendrán que construir interpretaciones a partir de las fuentes y expresarlas de maneras diversas y apropiadas a sus gustos, intereses y necesidades comunicativas. Para demostrar la comprensión de esos objetivos, los estudiantes tienen que:

  • Identificar, definir y contrastar conceptos como dignidad, democracia, resistencia, opresión, pluralismo, exclusión…
  • Ubicar, analizar y valorar fuentes primarias y secundarias.
  • Reconstruir el proceso a partir de fuentes secundarias (o primarias).
  • Explicar el proceso a partir de contrastar su definición conceptual y el aporte de las fuentes.

Y en los niveles más altos:

  • Argumentar sobre procesos históricos usando conceptos y vocabulario del análisis histórico y fuentes primarias y secundarias.

Todo lo anterior está basado en el principio Vygoskyano de que el aprendizaje precede el desarrollo.

Es decir, que al aprender sobre estos temas y de esta manera, los estudiantes están desarrollando funciones de pensamiento, lenguaje, memoria y emoción, así como su capacidad analítica, reflexiva y crítica.

Otra idea de Vygostky detrás de esto es la construcción de conceptos científicos en el colegio y su relación con los conceptos cotidianos de los estudiantes.

La idea es que si nos tomamos en serio la Constitución y la ley para la enseñanza de la historia de Colombia en el marco de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad en su directa conexión con la construcción de paz en los años por venir, estamos obligados a innovar pedagógicamente y dejar atrás mucho de lo relacionado con la educación tradicional.

*Este análisis fue presentado durante el panel “En Diálogo: la enseñanza de la historia de Colombia en el marco de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad y la Ley que vuelve obligatoria la asignatura de historia”, organizado por la Alta Consejería de los Derechos de las Víctimas, la Paz y la Reconciliación, de la Alcaldía Mayor de Bogotá.

Fuente del Artículo:

http://uniandes.edu.co/es/noticias/ensenanza-de-historia-colegios

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Vuelve la asignatura de Historia de Colombia

América del sur/Colombia/11 Noviembre 2017/Fuente: Vanguardia

Desde tiempo atrás venía criticándose la forma tradicional como se dictaba en los colegios la cátedra de Historia de Colombia, señalándose que era poco acorde con los avances en educación y ciencias sociales.

En el gobierno de Belisario Betancur se profirió el Decreto 1002 de 1984 que estableció el Plan de Estudios para la Educación Preescolar, Básica (primaria y secundaria) y Media Vocacional, norma que determinó integrar en una sola asignatura, llamada Ciencias Sociales, la enseñanza de Historia, Geografía y Cívica y más tarde se le anexaron dos materias más, Democracia y Constitución. En 1994, en el gobierno de César Gaviria se introdujeron nuevos cambios normativos en la educación que incidieron en el campo de tal asignatura.

¿Cuál ha sido el resultado palpable de tales reformas que limitaron mucho en el tiempo, rigor y pertinencia el estudio de las ciencias sociales que son fundamentales para el conocimiento del ser humano? Que los jóvenes que han llegado a la universidad en los últimos 15 años tienen un conocimiento bastante precario de la historia y deficiencias preocupantes en diversas áreas de las Ciencias Sociales.

El conocimiento de la historia es fundamental para reflexionar debidamente sobre los hechos sociales, establecer cómo se llegó al presente, saber cuál es nuestra identidad social y nacional para la formación de una memoria histórica, para desarrollar el pensamiento crítico sobre los hechos que han ocurrido y determinado el rumbo del país así como ubicarse en el concierto internacional con identidad nacional. Sin conocerla, se anda a tientas y no se pueden trazar con inteligencia los caminos de orientación colectiva.

Afortunadamente, por iniciativa parlamentaria se presentó un proyecto de Ley que restaura en los planteles educativos la cátedra de Historia como asignatura autónoma, el que ha sido acompañado en su trámite por la Academia Colombiana de Historia y que en pocos días será Ley de la República. Así, afortunadamente vuelve a las aulas la Historia de Colombia.

La Constitución de 1991 propició nuevas visiones e interpretaciones de la historia nacional que tienen en cuenta la diversidad étnica, social y cultural de nuestra población. Con base en ello debe enfocarse el estudio de la historia para no caer en la enseñanza tradicional de ella, cuyos pilares ya han sido superados por el signo de los tiempos.

Fuente: http://www.vanguardia.com/opinion/editorial/415356-vuelve-la-asignatura-de-historia-de-colombia

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Politécnicos desarrollan plataforma para aprender historia de México

México / 1 de octubre de 2017 / Autor: Notimex / Fuente: Excelsior

«México in Tempore» incluye biografías, mapas didácticos, audios y cuestionarios para aprender de forma didáctica sobre la Independencia, la Guerra de Reforma y la Revolución

Alumnos del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECyT) número 9 «Juan de Dios Batiz», del Instituto Politécnico Nacional (IPN), desarrollaron una plataforma para facilitar el aprendizaje de la historia de México.

Stephanie González Villafuerte, Diego Herrera Prado, David Madrigal Buendía y David Arturo Oaxaca Pérez crearon esta herramienta, al considerar que la educación cívica y la historia de México son temas fundamentales pero que para la mayoría de las personas no es interesante de aprender.

De acuerdo con un comunicado del IPN, el objetivo de la herramienta llamada«México in Tempore» es aprender de forma didáctica y divertida esta especialidad.

Refirió que se trata de una plataforma para ser usada entre entre docentes y estudiantes, desarrollada para despertar el interés de las personas para aprender sobre la historia de México.

Señaló que el proyecto retoma tres hechos históricos relevantes: la Independencia de México, la Guerra de Reforma y la Revolución, temas que son impartidos en las escuelas y que para algunos estudiantes resultan complicados.

Es por ello que, subrayó, los politécnicos realizaron una aplicación que mediante biografías, mapas cronológicos que contienen videos y audios con información y un cuestionario, los usuarios adquieren con mayor facilidad conocimientos.

Detalló que la aplicación funciona en una sección para estudiantes y otra para maestros, con un menú principal que requerirá nombre de usuario y su contraseña, las cuales son asignadas por los creadores, a fin de tener mayor control y certeza de las cuentas.

El instituto mencionó que en la sección de maestros se pueden eliminar, editar, crear y calificar cuestionarios, biografías y agregar mapas que contienen información clave para que el estudiante pueda subir de niveles.

Cuando un estudiante inicia su sesión tiene la opción de checar biografías y entrar a la parte de actividades como los mapas cronológicos, donde al contestar 10 preguntas correctamente avanza a otra época y recibe una calificación, si obtiene menos de siete aciertos se redirecciona al mapa anterior debido a que no pasó la prueba, expuso.

González Villafuerte explicó que aun cuando hay mapas interactivos que abordan temas como las capitales de los estados o países, no existe algo en formato similar a su proyecto.

Comentó que se pretende mejorar el diseño para volverlo más atractivo, por lo que también añadirán otros sucesos históricos para ofrecer más conocimientos de ellos.

Para los creadores de esta aplicación, el primer paso para promoverla es instalarla en las computadoras de su escuela para que los estudiantes interactúen con el software y así comprobar su efectividad y llevarlo al mercado en un futuro.

Fuente de la Noticia:

http://www.excelsior.com.mx/nacional/2017/09/26/1190781

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