Micaela Urdinez
«Nunca hay aula», dice Bárbara Maschwitz, directora de Jardín del Colegio Godspell, para resumir en una sola frase la manera innovadora que tienen de organizar los espacios, en esta institución que tiene 38 años de camino recorrido.
Es que no solo tuvieron que romper los esquemas educativos más tradicionales sino que también se animaron a derribar, literalmente, las paredes de las aulas.
Así funciona hoy el jardín de infantes. Sin paredes, con lugares compartidos y en donde no se distingue en dónde empieza la sala de 3 de la de 4 años. Los chicos van rotando en Learning Spaces (lugares de aprendizaje) en donde se estimulan sus múltiples inteligencias.
«Desde hace mucho tiempo que tenemos lugares de aprendizaje pero hace unos años empezamos a compartir esos centros entre varios grados. Al principio eran dentro de la clase, con un maestro, en donde se trabajaba solamente un tema. Con los años vinieron otras innovaciones que hicieron cambiar estos espacios. Los chicos en este colegio trabajan por proyectos y de acuerdo a eso, es cómo se utilizan los espacios», cuenta Bárbara.
La disrupción es total.
Se modifica el espacio pero también la manera de dar clases. Esto quiere decir que si bien hay momentos en los que el profesor o maestro da un oral porque tiene que explicar un tema, después se trabaja ese contenido en los diferentes espacios que pueden ser de Lengua, Matemáticas o Teatro. Allí, se usan diferentes tipos de materiales, espacios y maneras de aprender.
«La idea de implementar los Learning Spaces tiene que ver con una educación personalizada que rompe con la idea tradicional en la que todos los chicos miran para adelante al pizarrón. Hoy se sabe que todos los chicos son diferentes y tienen sus dificultades, y necesitamos un plan para cada uno. Ahí se arma la clase de una manera diferente, en la que las mesas son redondas, los chicos están distribuidos en los diferentes espacios en la clase y aprenden el mismo tema desde diferentes puntos de vista», explica Simón Maschwitz, responsable de Comunicación.
A través de los sentidos
Es un día soleado de septiembre y en Da Vinci Studio – un gran espacio dentro del corazón del edificio de primaria en el que se desarrollan los diferentes talleres – los alumnos de segundo grado están trabajando sobre la sobre sexualidad, y de dónde vienen los bebes. Hay diferentes estaciones: en una, los chicos juegan con muñecos, en otro miran libros de anatomía, unos miran un documental, otro grupo juega con plastilina y afuera tres chicas simulan el corazón del bebé en la panza de la mamá con panderetas. Pum, pum, pum, hacen al mismo tiempo.
«Este fue siempre un colegio en donde los chicos aprendieron afuera, en el jardín, tirados en el piso, en donde ellos se sientan más cómodos. Y esto tiene que ver con avances que ha demostrado la neurociencia. El ambiente físico tiene que ser compatible con el cerebro. Y el hombre aprende a caminar, a hablar, y todo lo demás, a través de la experiencia, tocando, moviéndose. Entonces es más natural que ellos aprendan en estos espacios», agrega Moira Maschwitz, directora general del colegio.
Hace dos años, se animaron a llevar ese cambio a la primaria, tiraron algunas paredes y sumaron el Da Vinci Studio. «El espacio depende de la meta y no al revés. Si vos lees en un sillón con almohadones, así tiene que ser el espacio de literatura. ¿Cómo es mejor aprender matemática? Sentado. Entonces ahí capaz es mejor que los chicos estén sentados», dice Moira.
En el nivel secundario todas las aulas se caracterizan por tener grandes ventanales que dan al patio y eso le da mucha luz a cada lugar. Hasta el año pasado tenían aulas y pupitres tradicionales. Ya estaban aplicando la pedagogía pero los espacios no acompañaban.
«Este año, la primera etapa fue cambiar los muebles dentro de las clases. Hoy tienen distintos tipos de sillas, bancos, sillones. Lo que más nos pidieron fueron mesas como desayunadores con banquetas. Los chicos a esta edad tienen que poder decir si quieren sentarse solos, en grupo, cerca o lejos del pizarrón. La segunda etapa que se viene es tirar las paredes y poder hacer el Da Vinci Studio. Que las clases sean más chicas y tener puertas divisoras de garage. Cuando necesitás la clase entera, abrís la puerta y cuando querés tener diferentes espacios, lo cerrás», expresa Bárbara.
Godspell College
Pilar, Buenos Aires
En el Jardín de Infantes no existen divisiones de aulas y las salas comparten lugares comunes
Los Learning Spaces (espacios de aprendizaje) se utilizan para que los alumnos aprendan sobre el mismo tema, desde diferentes provocaciones. Los chicos también usan el parque para estudiar
El Da Vinci Studio es un gran espacio dentro del corazón del edificio de primaria en el que se desarrollan diferentes talleres
Fuente del articulo: http://www.lanacion.com.ar/2066056-chau-aula-cambiar-los-espacios-para-que-sea-mas-facil-aprender
Fuente de la imagen: http://bucket3.glanacion.com/anexos/fotos/52/mes-de-la-educacion-2538452w640.jp