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Ecuador: El kichwa es clave para el aprendizaje

Ecuador / 15 de octubre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: El Comercio

Una de las claves dentro de los nuevos procesos educativos­ ­radica en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), como un refuerzo para el aprendizaje de conceptos o destrezas.

Las TIC, no obstante, tienen también el reto de ser inclusivas y permitir el acceso a nuevos conocimientos a individuos de diferentes pueblos y nacionalidades, y a quienes hablan otros idiomas que no son estándar en el desarrollo de software o hardware.

Con este desafío en mente, una estudiante de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Sede Ambato se planteó la posibilidad de desarrollar una plataforma en línea que permita gestionar el autoaprendizaje para quienes hablan kichwa.

Es así que Elizabeth Morales desarrolló una investigación para la creación de Libre Office Jawalla Yachay.

Esta es una plataforma virtual en línea creada para incentivar el aprendizaje de herramientas de ofimática basadas en software libre en los estudiantes de educación básica media.

El objetivo de la investigación que realizó Morales fue desarrollar un espacio virtual en el idioma kichwa, que permita el autoaprendizaje de herramientas de ofimática libre como Write, que permite el procesamiento de textos; Calc, que habilita el uso de hojas de cálculo, e Impress, que se puede utilizar para realizar presentaciones de diapositivas.

Usualmente, el material desarrollado para el uso de estas plataformas está escrito en inglés o en español, lo que puede resultar una limitante para quienes no hablen esos idiomas como su lengua nativa.

Para el desarrollo de este aplicativo, se entrevistó a profesores de entre cuarto y octavo años de Educación Básica, y así determinar las necesidades pedagógicas y didácticas de la herramienta.

Luego de la investigación, desarrolló la plataforma Jawalla Yachay.

Esta fue implementada en la Unidad Educativa del Milenio Pueblo Kisapincha.

Como resultado de la investigación y del trabajo, en el espacio virtual educativo actualmente se encuentran desplegados más de 100 materiales de apoyo para el aprendizaje, desarrollados tanto en español como en kichwa, con la finalidad de permitir un mejor acceso a este conocimiento.

Fuente de la Noticia: 

http://www.elcomercio.com/tendencias/kichwa-clave-aprendizaje-ecuador-intercultural.html

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Entrevista: “Aprender a ser, aprender a vivir juntos, aprender a conocer y aprender a hacer son los cuatro grandes objetivos de la educación”

Entrevista a: Rafael Díaz-Salazar

Por: Salvador López Arnal

Nuestro entrevistado es profesor de Sociología y Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense. Realizó con Francisco Fernández Buey su tesis doctoral sobre Antonio Gramsci. Ha publicado libros sobre la persistencia de la clase obrera, los trabajadores precarios, el pensamiento político de Gramsci, la izquierda y el cristianismo, los movimientos sociales altermundistas, la laicidad, las desigualdades internacionales. En los últimos años está investigando sobre ciudadanía democrática y educación.

Salvador López Arnal: Mi felicitación más sincera por tu nuevo libro Educación y cambio ecosocial. Está lleno de sugerencias, excelentes argumentaciones y sentimientos admirables. ¿Qué está para ti la educación?

Rafael Díaz-Salazar: La enseñanza y el autoaprendizaje de una vida con sentido, lo que requiere una formación de todas las dimensiones de la personalidad: mente, sentimientos, deseos, comportamientos. La educación socrática que propugno ha de llevar al descubrimiento de nuestra identidad personal y de nuestra misión social en el mundo. Aprender a ser, aprender a vivir juntos, aprender a conocer y aprender a hacer son los cuatro grandes objetivos de la educación.  

SLA: ¿No te gusta el término enseñanza? ¿Por qué hablas de transformar los centros de enseñanza en centros de educación?

RDS: Me opongo a la reducción de la educación a instrucción escolar sobre unos contenidos distribuidos en asignaturas. Educar es mucho más que enseñar Matemáticas, Historia, Lengua etc. No basta con innovar la didáctica, pues lo fundamental es cambiar los contenidos curriculares y relacionarlos con el desarrollo psicológico y con los problemas sociales. La denominada ‘excelencia educativa’ puede estar al servicio de la reproducción de la sociedad capitalista o de la transformación ecosocial.

Hoy existen tres tipos de centros escolares en las escuelas públicas, concertadas y privadas: neoliberales, humanistas liberales y ecosociales. Defiendo una transición a un modelo de centros escolares en los que la ecología crítica configure toda la acción educativa.  

SLA: Cuando hablas de renovación educativa, ¿no exiges demasiado al profesorado? ¿Cómo pueden realizar tareas complementarias con la cantidad de trabajo que ya tienen asignado?

RDS: Estoy en contra de delegar en el profesorado toda la acción educativa que requiere múltiples actores. Ahora bien, esta profesión requiere un alto compromiso moral y social y una vocación especial. Hay dos formas de planteársela: como trabajador de la enseñanza que cumple con el desarrollo del currículo asignado o como educador que conoce los problemas sociales y es activista en los movimientos sociales. La creación de una ciudadanía ecosocial depende en gran medida del tipo de profesorado que tengamos. Las escuelas están hoy organizadas para impedir que las profesoras y profesores puedan ser creativos y críticos, pero los cambios en las instituciones siempre se hacen a contracorriente. En España existe un profesorado alternativo. Recomiendo el blog Escuelas en Red y la lectura de Cuadernos de Pedagogía para conocer sus prácticas y contagiarse con ellas.  

SLA: ¿Por qué crees que es tan importante la familia en la formación de la concepción del mundo de nuestros jóvenes?

RDS: Lo dicen los propios jóvenes en las encuestas. La familia es el principal actor en la socialización de las personas. La mayoría de ellas subcontratan su responsabilidad educativa en los centros escolares y en las actividades extraescolares. Así no hay forma de educar. Uno de los objetivos de mi libro es ayudar a las familias a elaborar un proyecto educativo y estimular la alianza cooperativa con las escuelas y con algo que para mí es muy importante: la incorporación a movimientos educativos infantiles y juveniles.  

SLA: ¿Qué autores en el ámbito de la pedagogía son tus principales referentes?

RDS: Paulo Freire, Lorenzo Milani y Célestin Freinet. Para este libro ha sido Jorge Riechmann el autor en quien más me he inspirado. He intentado incorporar a la educación su pensamiento ético y ecológico.  

SLA: Cuando propugnas un cambio ecosocial, ¿de qué tipo de cambio estás hablando?

RDS: De la superación del modo de producción capitalista que se sustenta en la explotación de la naturaleza, la opresión laboral y el consumismo. Tenemos que transitar a una economía de los bienes comunes y a una regulación ecológica de todas las actividades humanas.

SLA: ¿La educación es condición necesaria para el cambio ecosocial?

RDS: La educación es la actividad que puede hacer posible la creación de una ciudadanía ecologista. Ella tiene que ayudar a abrir los ojos para conocer la destrucción medioambiental y la explotación laboral que hacen posible el modo de vida de amplios sectores de la población de los países del Norte. Por eso es tan urgente la construcción de un currículo escolar todo él imbuido de ecología. También ha de socializar en una cultura de la autocontención, de la frugalidad, de los cuidados. No podemos aspirar a una sociedad verde sin formar personas que practiquen cotidianamente virtudes ecológicas.  

SLA: El subtítulo tampoco tiene desperdicio: “Del yo interior al activismo ciudadano”. Entiendo lo de activismo ciudadano pero no tengo tan claro lo del yo interior. ¿A qué te estás refiriendo?.

RDS: La prioridad en educación es ayudar a la autoconstrucción de la personalidad que tiene múltiples dimensiones. Una de ellas es el mundo de la interioridad que desgraciadamente es poco transitado y en muchas ocasiones es un erial porque nunca se cultiva. El viaje al centro de la tierra personal, retomando el título de la obra de Julio Verne, es fundamental para la formación de personas con buenos fundamentos y con capacidad de desarrollar una vida intensa y creativa. También para prevenir muchos riesgos y desorientaciones que impiden crecer en humanidad. En el fondo de la violencia y de las dificultades para la convivencia en los centros escolares está el inmenso déficit de educación del yo interior.

Considero que este yo está constituido por ocho dimensiones: el conocimiento de sí, la búsqueda del sentido de la vida, la constitución de una moral personal basada en la práctica de virtudes, el amor a la belleza y al arte, la capacidad de contemplar, la meditación laica, la exploración de la experiencia religiosa y el descubrimiento del vínculo personal con el sufrimiento social.

La autoconstrucción del yo interior requiere el aprendizaje del conocimiento psicológico personal, la educación de las emociones y los sentimientos, la instauración de programas de filosofía para niños (3-18), la formación de la conciencia moral, el refuerzo de la educación artística, ejercicios de meditación, silencio y concentración, la educación de la conciencia ecosocial y política a través de la iniciación al activismo desde la infancia.

Este programa educativo es imprescindible para llegar a ser humanos. Requiere cambios sustanciales en las escuelas y en las familias y, especialmente, la extensión de movimientos educativos infantiles y juveniles. Afirmar que lo que planteo es utópico o quimérico es aceptar de antemano que es inevitable la reproducción del tipo de persona que está causando la crisis ecológica y social que atravesamos.  

SLA: ¿Planteas algo así como un viaje del Yo al Nosotros, como diría un antiguo profesor mío, Ramón Valls?

RDS: Propugno un vínculo entre el yo interior y el yo político. Esto es lo que permite tener una vida equilibrada y un activismo enraizado en algo mucho más potente que una ideología. Tenemos que ayudar mediante la educación a que el dolor del mundo y de la naturaleza devastada penetre en la interioridad de los seres humanos, en ese ámbito profundo de las emociones, de los sentimientos, de los deseos, de las pasiones, de los objetivos vitales. Y, además, hemos de aspirar a que el activismo contra el sufrimiento social esté enraizado en un proyecto personal de felicidad.

Sé que en el contexto español lo que te voy a decir suena fatal. Me da lo mismo y en el libro creo que lo fundamento bien acudiendo a personalidades revolucionarias. La mejor forma de actuar contra la indiferencia ante el sufrimiento social y la catástrofe ecológica es la educación del amor social y político. Esta indiferencia y la pérdida de sensibilidad ante el dolor social y ecológico constituyen el cemento del consenso pasivo que hace posible la reproducción del desorden existente.

Para esta acción hay que acudir a las sabidurías y enraizar la educación en ellas. ¡Demasiado para la modernidad líquida en la que nos encontramos!. Pero, amigo, nuestro dilema es contribuir a la transición a otra civilización o volvernos ciegos y cínicos. Abrirnos a las sabidurías ecológicas presentes en tradiciones, culturas morales, religiones y filosofías es un requisito para hacer viable una educación al servicio del cambio ecosocial.

Los neoliberales llevan décadas disputando la hegemonía en la educación y, por ahora, han ganado la batalla por la falta de ambición y de orientación de los que nos oponemos a ellos. Lo repito de nuevo: identificar renovación educativa con innovación didáctica es una gran trampa. Claro que tenemos que innovar radicalmente las formas de enseñar y de aprender, pero lo decisivo se juega en otro campo: qué se enseña, qué se aprende, para qué y al servicio de quiénes.

Considero que la iniciación al activismo ecosocial es un objetivo educativo imprescindible. Este activismo se aprende mediante prácticas ecosociales que se pueden realizar desde la infancia en los centros escolares, en las familias, en los pueblos y ciudades. Se empieza, por ejemplo, con prácticas ecológicas muy concretas que los niños y niñas pueden realizar y que sirven para implicar a las escuelas y a las familias en esa dinámica.

SLA: Las TIC, ¿no quedan un poco orilladas en tus propuestas? Nos gusten o no están aquí y han venido para quedarse.

RDS: Ya hay bastantes personas que afirman que el cambio educativo consiste en aumentar las competencias tecnológicas. Prefiero destacar las dimensiones negativas que tienen sin olvidar sus contribuciones. También alerto de un culto inconsciente a la tecnología y a la ciencia, como si estas fueran neutrales y todas sus contribuciones constituyeran avances para todos los seres humanos. Nuestras TIC se basan en la explotación de recursos naturales que está destruyendo África central y la nueva revolución de la robótica condenará a más personas al desempleo. La investigación científica y tecnológica responde a intereses económicos, empodera a unos y empobrece a otros.

En este mundo del enjambre digital prefiero centrarme en proponer una pedagogía del silencio, de la desconexión y del rescate de las sabidurías. El uso intensivo de las TIC está creando una alienación muy fuerte. Como muestra Jon Illescas en La dictadura del videoclip, existe una industria digital para consumo juvenil que no es otra cosa que suministro de toneladas de opio capitalista. Un sector de padres y madres de mi generación luchamos contra el uso excesivo de televisión. Ahora toca la lucha contra un estilo de vida que está casi permanentemente applicado y entontecido en las redes digitales. Ante tanta obesidad audiovisual, propugno la práctica frecuente del ayuno digital.  

SLA: Se recoge la propuesta. Las cuatro citas iniciales marcan mucho el contenido de tu libro. Vamos a comentarlas. La primera es de Octavio Paz. “Toda educación entraña una imagen del mundo y reclama un programa de vida”. Una educación justa, ¿qué imagen o imágenes del mundo conlleva? ¿Qué programas de vida reclama?

RDS: Una imagen ecológica del mundo y un programa de vida basado en la triple reconciliación: la del hombre consigo mismo, con los demás y con la naturaleza. La educación tiene que ser contracultural. La competitividad para abrirse paso en la selva social y triunfar profesionalmente a toda costa está destruyendo la finalidad de la educación. Sólo si disponemos de una visión del mundo basada en esta triple reconciliación podremos rebelarnos contra lo intolerable y aprender a construirnos como seres humanos y no como actores pasivos en el neoesclavismo que se va imponiendo.

SLA. Te pregunto a continuación por la segunda.

RDS. Cuando quieras.  

Fuente: Papeles de relaciones ecosociales y cambio global nº 134, invierno de 2016.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=224299

 

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El reconocernos como forma de aprender.

Desde donde estoy, en mi recorrido vital, logro identificar algunas escenas cotidianas que me permitieron afianzar formas experimentales de aprendizaje. Sin lugar a dudas, todas ellas vienen marcadas de una manera decisiva por la figura de mi madre, pues compartía con ella el diario convivir y la observaba curioseando todo cuanto estaba a su alrededor.

Cuando mi hermano mayor tenía un par de años, ella decidió aventurarse en un curso de repostería. Aprendió en El Vigía, estado Mérida, a comienzos de los 70 la repostería de las grandes y pomposas tortas de pastillaje, y tortas rellenas. Las mujeres de la época aprendían algo que se llamaba «economía doméstica» donde se les mostraba cómo manejar los exquisitos secretos de la administración del hogar o, lo que traduje muchos años después, a cómo mantenerse ocupadas con los oficios del hogar y rendir el dinero que ingresaba. Ella, además de hacer su curso de economía doméstica, cuyas notas me leía con embeleso luego de mis 10 años de edad, hizo este curso de repostería.

Hay una hermosa foto del día de su grado, en la cual mi padre carga en brazos a mi hermano y ella luce un espectaular vestido color salmón acompañado de uno de esos peinados que sólo podían llevarse puestos con el orgullo de un logro alcanzado. De esa foto no sé qué me atrapa más: pensar cómo construyó el peinado, o ver la alegría en sus ojos.

Aunque aprendió a hacer el pastillaje y lo hacía de un modo realmente excepcional, comenzó a experimentar con texturas y técnicas de modo que pudiera construir un trabajo único y, al mismo tiempo, mucho más preciado para sus clientes. Debo decir que durante varios años, sus clientes fuimos nosotros mismos en casa, pues sus habilidades para la repostería no se convirtieron en nuestro sustento familiar hasta un par de años antes que falleciera mi papá, cuando yo tenía 13 años.

Entre la finalización de su curso de repostería tradicional, sus experimentos y el momento en que se convirtió en la fuente de ingreso familiar que garantizó una vida cómoda para ella y sus dos hijos, decidió aprender a pintar. Su aprendizaje en distintas técnicas de pintura, desde cerámica hasta tela pasando por tarjetería y óleo, fue convirtiéndose en pilar de lo que sería una práctica única en repostería que le garantizaría, por parte de sus futuros clientes, incluso, tristeza al momento de consumir sus tortas. La cual me hizo aprender a mi por la observación … y la experimentación.

Mi madre, que aprendió repostería básica y luego a pintar con distintas técnicas, creó un modo en el cual sus tortas eran esos cuadros que, estoy segura, siempre soñó con pintar y exponer ante otras personas. Cada figura o motivo que sus clientes escogían para decorarlas, era cuidadosamente realzados con su mano artística, pinceles y pinturas vegetales, dándole sombras y luces a placer y configurando una manera irrepetible de representar sus deseos.

Nadie le enseñó en un aula de clases a hacerlo así y, aunque creo que no hizo una relfexión consciente sobre su propia búsqueda artística, esta senda que ahora groseramente relato es para mi un recorrido rápido por su proceso de autoreconocimiento de su ser, en un entorno y momento en el cual no estaba permitido para las mujeres pensar más allá de las convenciones.

Lo primero que el ser humano experimenta (y lo que más rápido olvida también) es el ejercicio de su propio re-conocimiento. Creo que en ocasiones la educación formal coopta este propio mecanismo de autoretrato sensorial que ocurre de modo natural desde nuestro nacimiento. Nuestros modos formales de aprendizaje reservan la experimentación y la observación al ejercicio de las mal llamadas ciencias duras.

De bebés nos divertíamos saboreándonos cada parte de nuestro cuerpo, ahora de mayores muchos sólo sabemos criticarnos y reclamarnos por su apariencia. Cuando escribimos, unos comienzan por escribir mamá o papá y otros, otros se fijan en corregir errores ortográficos o tamaño e inclinación de la letra, y los que han logrado ausentarse de los ejercicios memorísticos de la escuela, escriben y nombran lo que les rodea.

Mi madre escapó en tercer grado de la escuela formal de su Machiques natal, para ponerse a trabajar junto con mi abuela. Mi abuela cosía por lo que aprendió viendo a otros, mi madre fue aprendiendo a desarrollar sus habilidades viendo a otros y explorándose a si misma. Nuestra hija mayor tuvo por primera frase “bola de pelo” que describía a su pequeño perro Moro y ella en un afán por demostrar cuánto sabía no articulaba palabras sueltas, ¡si no una frase completa! Aunque comenzó a escribir «BoadPo» y faltaban allí casi todas las consonantes que podían faltar, evocaba la textura de su amado compañero. Nuestro segundo hijo, apasionado con video juegos desde muy pequeño, comenzó a leer antes que escribir, cerca de los 4 años. Lo hizo casi por un proceso autodidacta pidiendo a su padre que consultara y le leyera trucos de sus juegos favoritos. Para él, sus primeros reconocimientos fueron “Mario” y “Luigi” en los resultados de la wikipedia. La pequeña Abril, nuestra tercera hija, creo que la bateó de homerun: su primer reconocimiento es a sí misma: “Abril” fue la primera palabra que aprendió a leer y a escribir de forma simultánea.

En los tres, con sus bemoles, ha coincidido un escape deliberado de los procesos formales de aprendizaje de la lectura y una búsqueda que incentivamos en ellos, como parte del rescate de una deuda que consideramos tuvo la escuela con nosotros como padres: el reconocernos aquí y ahora, es una forma única de ver al mundo, y aprender.

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Aprendiendo desde la malla curricular

Por lo que he visto, la apertura a las formas dentro de los procesos de aprendizaje plantea, en especial en estudiantes adultos/as, un temor latente acerca de estarlo haciendo del modo correcto o no. Eso lo he visto en los procesos de formación de adultos en los que he participado, pero también lo he podido evidenciar en aquellos formales en los que he estado involucrada como estudiante, gracias a lo cual he podido compararlo con mi actual experiencia dentro del Programa de Estudios Abiertos (PROEA), donde participo como estudiante en (auto)formación y como tutora de otros participantes en (auto)formación.

El temor a equivocarse emerge de su latencia cuando somos expuestos/as al otro/a en nuestro modo de pensar, creer, y percibir el mundo. De ese modo nos proyectamos siempre, sin embargo, el quedar abiertos a nuestros/as compañeros/as de aventura en el PROEA, desde la construcción de la autobiografía, resulta en ocasiones un acto de desnudez muy arriesgado para quienes han estado conformes con la coordinación de las actividades formativas por parte de las instituciones.

Si el acto de construir la autobiografía es un acto singular de valentía, cuyas consecuencias y repercusiones en la proyección desde el conocer hasta el ser, la articulación de una Malla Curricular, es el epítome de la autonomía de aprendizaje, pues debe dar respuesta conforme a esa autobiografía y a la proyección de cómo se quiere transitar la ruta hasta el cierre de ciclo.

Como todo acto de autonomía, encierra una rebeldía evidente ante lo formalmente aceptado y tolerado, representado en este relato en los estudios formales de pre y post grado, y requiere también de un reconocimiento y aceptación de lo que nos es propio e inherente a cada cual.

Si en la autobiografía nos desnudamos para mostrarnos a quienes nos acompañan en la comunidad de aprendizaje, la construcción de la Malla Curricular es como ir de compras y buscar qué queremos vestir. Parte de lo que vestiremos es, en buena medida, lo que hemos venido siendo, nuestro devenir como seres en formación permanente. Usaremos a partir de allí, algunas indumentarias que sacaremos de nuestros escaparates personales donde, seguramente, yacen muchos conocimientos de matemáticas que se anclaron en nostros durante las interminables jornadas de hacer hallacas en familia, o de visitar, sembrar y cosechar el campo, para quienes hayan tenido esa fortuna, junto a saberes intrínsecos de manejo de incertidumbre y relaciones grupales atesorados luego de años de gestiones administrativas diversas o compras en mercados a cielo abierto.

Todo lo que somos y hemos sido, puede entrar en la Malla Curricular.

Lo interesante es que, mientras como participantes del PROEA, postergamos su construcción hasta estar “listos/as”, en el fondo me convenzo que la Malla Curricular (a la que tanto tememos también), es apenas un tamiz que resulta insuficiente para dar cuenta de todo lo que hemos sido.

Entonces, sin pretender que la que he venido armando para mi es la mejor, luego de armarla y de ver su insuficiencia como único instrumento para describir lo que quiero que me nombre en adelante, debo decir que me siento como cuando de niña temía a figuras enormes de mostruos con armas que se dibujaban frente a mi cama en noches de fiebre alta por amigdalitis.

No eran monstruos, eran apenas sombras que la cortina dibujaba.

La Malla Curricular, creo, es un instrumento. Como parte del andamiaje del PROEA, siempre es mejor tenerlo que no tenerlo. Como parte del proceso de formación de un ser que adquiere una suerte de autonomía pedagógica, pues se hace dueño y copartícipe central de su proceso de aprendizaje, no es un instrumento cualquiera. Es un instrumento que revela desde el comienzo la intencionalidad que lleva: trazar en un dibujo formal lo que se ha sido y facilitar la autoidentificación de espacios donde nuevos procesos de aprendizaje tengan lugar.

Una muy buena construcción de lo que es el Programa de Estudios Abiertos de la Universidad Politécnica Territorial de Mérida Kléber Ramírez (UPTMKR), pueden verlo en este video

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Colombia: Fundación Universitaria María Cano incentiva educación virtual en Colombia

Formación Universitaria/Colombia/ Julio de 2016/HSB Noticias

Bajo un concepto de vanguardia la Fundación Universitaria María Cano (FUMC) estableció una metodología de estudio propia para incentivar el autoaprendizaje con metodologías activas que permiten una mayor apropiación del conocimiento en los programas de educación virtual.
A través del estudio de casos, elaboración de proyectos especiales, juegos de roles, foros y la conjunción de diferentes metodologías como el seminario alemán, la FUMC implementó en sus programas virtuales, recursos que hacen que el proceso educativo implique una mayor apropiación de los conceptos.
“Son, al menos, 20 tipos de metodologías activas, las que usamos en nuestro diseño instruccional como fortalezas de nuestra oferta de educación virtual, sin perder de vista que estos programas requieren, día a día, de una constante actualización tanto en metodologías como en contenidos”, indicó Stella Rincón, Directora Académica de la Fundación Universitaria María Cano en Bogotá.
La enseñanza basada en metodologías activas, es una propuesta centrada en el estudiante, en sus capacidades y en las competencias propias del saber en cada disciplina. Estas estrategias conciben el aprendizaje como un proceso constructivo por parte del estudiante y no simplemente como un proceso receptivo.
Historia:
La FUMC es una institución de educación superior fundada hace 28 años, comprometida con el desarrollo de la docencia, la investigación y la extensión, orientada a la formación de profesionales integrales con un alto sentido crítico, una visión global y conscientes de sus responsabilidades sociales, dentro de un marco de valores institucionales, con conocimiento de la realidad local, regional, nacional e internacional, y con capacidad transformadora en los entornos donde se desempeñe.
Fuente: http://hsbnoticias.com/noticias/nacional/fundacion-universitaria-maria-cano-incentiva-educacion-virtu-220569

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