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Costa Rica, Ministra de Educación Pública: ‘No fuimos condescendientes con los sindicatos’

America Central/Costa Rica/.nacion.com/

Una huelga indefinida de educadores por pagos atrasados debido a fallas en el sistema informático recibió a la ministra de Educación, Sonia Marta Mora, hace cuatro años.

La manifestación duró 21 días y le costó al país ¢154.000 millones. Durante la administración de Mora no se registró un evento similar.

La ministra achaca esta «paz laboral» a un proceso de diálogo que tuvo con los sectores. Sin embargo, este año será el primero en que el Ministerio de Educación Pública (MEP) va a pagar a los funcionarios más pluses y recargos que salario, a pesar del déficit fiscal.

Además, durante esta administración, se comenzó a negociar el nuevo plus por «peligrosidad» que otorgaría dinero adicional a los funcionarios por trabajar en zonas con riesgo de desastre, dengue o crímenes.

También, los sindicatos y el MEP acordaron prorrogar la convención colectiva sin que mediara revisión de una posible cláusula abusiva en este acuerdo laboral.

Para la ministra, todo esto es resultado de un proceso de diálogo y acuerdo entre las partes y niega que haya sido condescendiente con los sindicatos.

Este fue el análisis que hizo Mora de sus cuatro años de gestión al frente del MEP:

-¿Qué balance hace de su gestión?

-Este es un ministerio altamente complejo que requiere una capacidad para tomar decisiones con rapidez, para dialogar y escuchar, y hay que tener mucha fortaleza para enfrentar despidos porque todos los días están ahí. Mi balance de estos cuatro años es que me sirvió mucho ser educadora porque creo que conocía bien el espíritu de la gente con la que yo trabajaba.

«A nivel personal, siento que yo como persona he crecido, que me he hecho más comprensiva, más humilde, con más confianza en el destino de un país que puede mejorar y, a nivel de la gestión, me voy satisfecha porque se hicieron cambios en áreas que yo considero relevantes que creo que marcan un rumbo del país y que ubican la educación nacional en una nueva era».

-Usted inició su gestión con el sector sumido en una huelga y después ya no hubo más durante estos cuatro años ¿Cómo lo hizo?

-Creo que el logro de cuatro años de paz laboral fue fundamental. Eso hay que reconocerlo y me parece a mí que la clave ha sido una combinación entre firmeza y espíritu de diálogo, los que no se contraponen; eso se puede armonizar perfectamente.

«Como jerarca, tuve claro cuál era mi misión y mis deberes, pero también que solo se construye y se avanza si hay espíritu de diálogo y capacidad de escuchar y hemos mantenido las puertas abiertas al diálogo; yo, atendiendo mis obligaciones y los sindicatos, atendiendo la misión que ellos han definido, lo que ellos consideran sus luchas. Y creo que con ese respeto recíproco, el resultado está a la vista, que es paz laboral y un sistema educativo que ha avanzado porque no nos hemos quedado administrando la rutina».

¿Ha sido condescendiente el MEP con los sindicatos para que no hubiera manifestaciones ?

-De ninguna manera. Nosotros no somos condescendientes con ningún sector porque nos debemos a los niños, a las niñas y los jóvenes; al derecho a una educación de calidad. No hemos sido condescendientes con ningún sector, pero hemos dialogado con todos.

-Este año, el MEP por primera vez va a pagar más pluses que salario.

-Hay que tener en cuenta que el tema de los componentes salariales y los pluses es algo que se vino configurando a lo largo de la historia, a lo largo de décadas, es un proceso muy complejo que no depende de un jerarca o de un ministerio.

«Este es un proceso que se ha venido desarrollando a lo largo del tiempo y que requiere el análisis y la intervención de muchas instituciones. Además, no creo yo que sea el único reto del MEP. Yo pienso que el problema no son en sí los pluses, sino cómo cualquier inversión que se hace en cualquier componente ligado a la educación se orienta hacia los mejores resultados».

-¿Usted considera que los pluses o recargos al salario cumplen con su objetivo?

-No hemos promovido nuevos recargos y hemos sido muy exigentes al interior del Ministerio para que cualquiera de esos recargos que habían sido definidos cumplan una misión, porque, repito, dentro de los cambios fundamentales que hemos promovido hemos necesitado mucho compromiso del sector educación, mucho trabajo del sector educación y yo siento que el sector educación nos ha respondido en estos cuatro años.

-Durante su gestión, se negoció el plus por peligrosidad..

-Lo que se hizo fue que en esta administración se ha analizado el componente que se llama IDS (Índice de Desarrollo Social Relativo) para zona de menor desarrollo y lo que se ha hecho es trabajar con los sindicatos para replantear ese incentivo, porque la forma en que ha venido funcionando no responde a las necesidades actuales.

«Las unidades de análisis para definir el IDS son muy amplias, entonces a veces un centro educativo de alta vulnerabilidad queda fuera; por ello, ha habido un análisis, no solamente del Ministerio sino más general, de que el IDS hay que replantearlo y lo hemos estado trabajando con las organizaciones laborales, pero no se ha puesto en ejecución ningún incentivo adicional».

-El 99,94% de los funcionarios del MEP tienen una calificación excelente, lo que les permite recibir la anualidad. ¿Usted cree que todos son excelentes?

-Sin duda, los instrumentos de evaluación son algo que siempre es mejorable, el tipo de instrumento y de protocolo que se utiliza. Ahí, sin duda, probablemente haya campos de mejora.

-La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Estado de la Educación coinciden en que el país gastó mucho en educación, pero no obtiene resultados acordes. ¿Por qué ocurre? ¿Dónde está el problema?

-Para nadie es un secreto que Costa Rica vivió una verdadera crisis en el sistema educativo en la década de 1980 y yo, de manera taxativa, puedo decir que esa crisis no la hemos superado.

«Voy a poner un ejemplo. Hemos invertido montos históricos en infraestructura escolar, pero usted todavía puede encontrar centros educativos con condiciones inaceptables. Ese es un ejemplo, nada más, de que el rezago que tiene Costa Rica todavía requiere de mucha inversión y de muchos recursos para poner el sistema educativo a la altura de las circunstancias.

«Nosotros llegamos al Ministerio y todavía faltaba una transformación curricular integral de todos los planes de estudio, hemos renovado y generado programas nuevos, más de 30. Ahí está el verdadero salto de la educación memorística a la construcción de aprendizajes, es decir, el salto de la nueva era. Esos planes de estudio están empezando… 2016, 2017 y 2018. Los resultados hay que esperarlos».

-El MEP tenido muchos problemas para concretar obras de infraestructura, prueba de ello es la baja ejecución de fideicomiso. ¿Qué debe hacer el próximo ministro para mejorar?

-Quiero mencionar que, efectivamente, los retos para concretar infraestructura educativa y obra pública son muy grandes. En este cuatrienio, hemos mostrado avances relevantísimos en materia de buena gestión que nos han permitido enfrentar y superar muchísimos de estos problemas.

«No hay un problema con el fideicomiso, al contrario, esta administración va a dejar más de un 90% de los fondos del fideicomiso ya ejecutados, en proceso de ejecución, o asignados, de manera que, más bien, en los próximos dos años se verán florecer esas obras.

«No es que los problemas no han existido, pero es que los hemos superado muy buena parte y hemos dado muestras de resultados. Se debe, en parte a las mejoras que hemos hecho en los procesos. Uno de ellos, que queda muy avanzado para la próxima administración, tiene que ver con la precalificación de profesionales, lo cual nos permitirá liberar las juntas, que tienen muy buena voluntad, pero representa demasiada carga para ellos el asumir algunos componentes de los procesos constructivos. Que existan procesos de precalificación va a liberar a estos ilustres ciudadanos de tales responsabilidades, va a permitir acortar los tiempos, va a abrir el camino para una mayor transparencia en los procesos, y, sin duda, a fortalecer la calidad en el desarrollo de las obras».

-Usted libró una fuerte lucha por los Programas de Educación para la Afectividad y la Sexualidad. ¿Está satisfecha de haberse comprado ese pleito? ¿Qué lecciones le dejó esto? ¿Se sorprendió de las reacciones?

-Puedo decir que, efectivamente, mucha de la discusión que se generó estuvo contaminada por el contexto electoral que llevó a que circulara información falsa y alarmista hacia los padres de familia. Eso influyó definitivamente en la discusión y la mala información que se generó.

«También influye y, eso no me sorprende, que medidas innovadoras como estas encuentran resistencia porque en la sociedad sigue habiendo el interés de perpetuación de algunas estructuras de poder de privilegios y sigue habiendo prejuicios y estereotipos que resisten mucho al cambio. Creo que no encontrar del todo alguna resistencia nos hubiera sorprendido, porque hubiera significado que tal vez nos quedamos cortos en esta reforma.

«Me parece que los atendimos con respeto, con firmeza, y eso sí, con información científica y con convicción de que estábamos haciendo lo correcto. Estoy satisfecha con la lucha que di y si tuviera que volver a darla, la daría con la misma fuerza, porque yo tengo claro que defender la integridad, la dignidad, la seguridad y el derecho a un proyecto de vida feliz de las personas menores de edad es mi deber fundamental como ministra de Educación».

-¿Aprueba la eliminación de dos contenidos del programa acordados por el próximo presidente, Carlos Alvarado, y Rodolfo Piza?

-Quiero enfatizar mi profundo respeto al criterio del señor presidente electo y a los acuerdos a los que él llegó; mi profundo respeto como ministra saliente, pero sí puedo decirle que analicé esos cambios y me parece que en nada debilitan los programas, que son realmente componentes que pueden mejorarse y que no les quitan ninguna fuerza ni sustento a los programas.

-¿Cuál es el principal reto del próximo ministro?

-A mí me parece que un gran desafío sigue siendo mantener un política de Estado en educación, que sea una línea de desarrollo del sistema educativo que supere los ciclos electorales. Que haya objetivos que trasciendan los ciclos electorales.

«Otro gran desafío es lograr que la transformación curricular llegue al aula y cambie la calidad educativa, mantenga y fortalezca la inversión tanto en infraestructura física y tecnológica, equipamiento y conectividad».

Fuente: https://www.nacion.com/el-pais/educacion/ministra-de-educacion-publica-no-fuimos/F2WN5R3D5BERZBR7MUZDKRZEAY/story/

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Polarización y nuevos movimientos

Por: Raúl Zibechi

Lo peor, como en buena parte del mundo, el ascenso de la represión estatal, de la mano de políticas de ajuste que perjudican a los sectores populares. El panorama general que presenta la región es de creciente polarización política, social, económica y cultural.

En el terreno político se verifica una potente confrontación derecha-izquierda o conservadores-progresistas, con resultados dispares que anticipan la continuidad de las fricciones. Mientras en Chile y Argentina se fortalecen las derechas, en otros países las cosas están más parejas.

La movilización social es en gran medida consecuencia de una mayor desigualdad económica y del aumento de tarifas de servicios públicos. Pero en otros casos, como en Perú, se registra una amplia movilización contra el indulto al dictador Alberto Fujimori concedido por el presidente Pedro Pablo Kuczynski, para salvar su mandato de las acusaciones de corrupción.

En el plano socio-cultural asistimos a una batalla con epicentro en Brasil, pero que atraviesa toda la región, entre las iglesias y las derechas contra las mujeres y los colectivos LGBT. El momento más fuerte de esa ofensiva reaccionaria se produjo durante la visita de la feminista Judith Butler, con movilizaciones y una campaña mediática en contra de la «ideología de género».

Butler fue agredida en el aeropuerto y quienes acudieron a sus presentaciones fueron acosadas por multitudes que creen, porque lo expresan pero también lo sienten, que sus hijos e hijas corren riesgo de «contagio», como si la opción sexual de cada quien fuera un virus contagioso.

La oleada conservadora –respuesta de las clases medias al crecimiento de la autoestima de los sectores populares, de las mujeres, los indígenas y los afros– anticipa un 2018 más tenso aún. Porque la polarización no es solo política, sino que expresa en ese terreno una intransigencia que nace en la vida cotidiana, levantando muros de odio y desprecio que nos acercan a sociedades estilo apartheid, donde a la segregación de clase suman la racial, sexual y residencial.

Por ahora, el movimiento que mejor resiste es el de las mujeres, ya que la violencia está escalando casi tanto como las movilizaciones y debates públicos que muestran dos caras irreconciliables de las sociedades. Si miramos el tiempo largo, podemos observar alineamientos similares a los que se produjeron en la guerra civil española o durante las dictaduras latinoamericanas. Las iglesias y las clases dominantes, junto a sus aparatos de poder armado y no armado, como la «justicia», casi impermeables a los cambios culturales y sociales de las últimas décadas.

Esto nos indica que estamos ante una profunda grieta social que divide el mundo en mitades más o menos equilibradas y llegó para quedarse, en este período de crisis sistémica que provoca angustias y desazones en todas las clases y sectores sociales. Todo lo que parecía estable o relativamente consolidado, se deteriora a pasos de gigante. Casi nada va quedando en su lugar.

En América Latina, los gobiernos progresistas se evaporan de diversos modos: en Chile y Argentina porque las derechas ganan elecciones; en Brasil por una ilegítima destitución de la presidenta; en Honduras por un fraude electoral evidente; en Ecuador, por increíble que parezca, el progresismo pierde por haber ganado en las urnas ya que los dos principales dirigentes (Rafael Correa y Lenín Moreno), tomaron caminos antagónicos.

Sería demasiado simplista atribuir estas derivas a traiciones o maniobras de unos u otros. Las cosas son mucho más complejas. Las derechas, obvio, hacen su trabajo. Tienen a su favor el poder económico, los aparatos estatales armados y burocráticos, el conservadurismo de gran parte de la sociedad, los medios de comunicación, el sistema financiero internacional, las grandes potencias y, también, la profunda división de las izquierdas.

Los progresismos han llegado a una meseta y desde 2013 asistimos a su declive. Tienen en su contra el desgaste de ser gobiernos durante más de una década, la corrupción galopante, la deserción de las clases medias y de sectores populares deslumbrados por el consumo, la caída de los precios de las materias primas, la falta de autocrítica y de humildad, entre las más importantes.

La vida tienen ciclos. La vida política también. Es seguro que estamos en el otoño del progresismo, que ya dio de sí lo que podía dar: reducción de la pobreza, ampliación de los servicios de salud y educación, y un clima político que redundó en el empoderamiento de los excluidos. Al no haber realizado cambios estructurales (reformas agraria, urbana y de la renta, entre las más urgentes), las políticas públicas hacia la pobreza se agotan y en períodos de crisis son revertidas por gobiernos de signo opuesto. La oleada conservadora navega cómoda en esta aguas que contribuye a contaminar.

Sin embargo, por debajo de la polarización, más allá incluso de la creciente represión (como hemos visto días atrás en Buenos Aires), se están configurando nuevas realidades sociales. Pequeños cambios que suceden por debajo de la línea de atención mediática, en espacios considerados como poco trascendentes por los partidos y los políticos del sistema. En los márgenes de nuestras sociedades, se multiplican las señales de un nuevo ciclo de luchas y de nuevos movimientos.

He mencionado al principio el movimiento de las mujeres. En cifras, el 8 de Marzo pasado millones de mujeres en las calles. Las concentraciones más concurridas que se recuerdan en Montevideo (Uruguay) con 300.000 personas reclamando contra los feminicidios. En Argentina se han realizado desde el fin de la dictadura 32 encuentros nacionales de mujeres. En los tres últimos acudieron entre 50 y 70.000 de todo el país, que debatieron durante tres días en cientos de talleres autogestionados, sin dirigentes ni caudillos.

Hay muchísimo más. En Colombia existen 12.000 acueductos comunitarios que suministran el 40% del agua a las zonas rurales y el 20% a las ciudades. Cada acueducto fue construido y es sostenido por una o varias comunidades.

En Brasil hay 5.000 asentamientos del movimiento sin tierra (MST), que ocupan 25 millones de hectáreas recuperadas del latifundio improductivo, donde viven dos millones de personas y funcionan 1.500 escuelas gestionados por el movimiento, además de cooperativas de producción y distribución.

En Argentina existen casi 400 fábricas recuperadas y cien bachilleratos populares donde finalizan la secundaria los adultos que no han podido terminar sus estudios. Son gestionados por docentes y alumnos de forma igualitaria y los modos de aprendizaje están inspirados en la educación popular de Paulo Freire. Además hay 200 revistas culturales autogestionadas (impresas y digitales) que ocupan más 1.500 personas y son leídas por siete millones.

A todo lo anterior habría que sumar las millones de personas que se desempeñan en la «economía popular» (cooperativas populares, centros sociales y culturales, emprendimientos del más diverso tipo que producen alimentos, bienes y servicios que se distribuyen por canales propios). Y, por supuesto, al zapatismo.

Este es el mundo que está levantando cabeza en plena oleada conservadora y que va a sorprender a muchos en los próximos años. Sobre todo a los gobiernos de derecha.

Fuente: https://www.naiz.eus/es/hemeroteca/gara/editions/2018-01-07/hemeroteca_articles/polarizacion-y-nuevos-movimientos-en-america-latina

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Otro mal año para la educación

Marcela Isaías

Balance. Desde la asunción de Macri, se destinan menos fondos y en 2018 ese proceso se profundizará. Tampoco se cumplieron las promesas electorales: de los tres mil jardines de infantes que se anunciaron, no se construyó ninguno.

El 2017 cierra con menos plata para la educación y una serie de reformas para el sistema educativo en marcha donde la docencia ha sido excluida de opinar. Todo en un contexto social, político y económico en el que mandan los despidos, el ajuste y la represión a la protesta social.

Desde que Mauricio Macri asumió la presidencia, el dinero destinado a cumplir con este derecho se viene recortando sin pausa, una señal más que clara del lugar que tiene para las políticas de Cambiemos.

Un análisis sobre el presupuesto ejecutado en el primer semestre de este año y proyección del que viene, realizado por el Instituto Marina Vilte de Ctera, señala que «en 2016 el gobierno nacional inició un proceso de ajuste en la inversión educativa, reduciéndolo en un 5 por ciento en términos reales en un contexto donde la economía argentina se redujo un 2,3 por ciento y el endeudamiento externo se expandió a pasos agigantados».

También precisa que «los datos oficiales del primer semestre de 2017 indican que se continúa en este proceso, que se refleja tanto en las cifras de la subejecución financiera como en el incumplimiento de las metas físicas, que se han visto reducidas en términos generales tanto si las compara con los logros alcanzados en años anteriores, como con los objetivos que el mismo gobierno se fijó».

Un ejemplo emblemático con el que la Ctera grafica esta afirmación es el de la creación de jardines de infantes, una de las promesas con que Cambiemos hizo campaña electoral en 2015, cuando anunció la construcción de tres mil de estos jardines y todavía no realizó ninguno.

El informe advierte que «el presupuesto 2018 plantea continuar por la misma senda, anunciando nuevos recortes sobre los programas socioeducativos, de formación docente, y de distribución de equipos informáticos (ex Conectar Igualdad)».

En otras palabras, menos libros, menos computadoras, menos formación docente, menos ayuda para las escuelas rurales y la enseñanza técnica, menos becas…

En cambio, sí hay más acuerdos entre la cartera nacional y las fundaciones que lavan la cara de las corporaciones a las que representan o que responden a los sectores más retrógrados de la sociedad. Como pasa con la firma del convenio entre el Ministerio de Educación de la Nación con la Fundación Conin, que «busca mejorar las condiciones de educabilidad de alumnos de nivel Inicial de 3 a 5 años» y contribuir así con sus trayectorias escolares. El acuerdo incluye avanzar con las familias, directivos y docentes, a través de encuentros y capacitaciones.

El titular de esta fundación es el doctor Abel Albino, referente del Opus Dei y declarado enemigo de la educación sexual integral en las escuelas, al menos con la perspectiva de derechos, de mirada diversa, con que se construyó esta norma. Es autor de frases tales como «la familia es para educar y procrear», «las relaciones sexuales son una maravilla que tenemos para contribuir a la obra creadora de dios», «la homosexualidad es un problema multicausal» ó «la mujer debe esforzarse por ofrecer al hombre su virginidad tanto física como moral». Como bien tituló una nota periodística reciente sobre este acuerdo, se trata de «Un cruzado en el jardín de infantes» (Página 12, 22 de diciembre).

Las políticas educativas nacionales también contribuyen a la felicidad del sector empresario, por ejemplo con el consenso alcanzado con las provincias para avanzar con la «Secundaria 2030», una reforma para este nivel donde los estudiantes de los últimos años, en nombre de «la capacitación», «la necesidad de insertarse en el mundo del trabajo» o cumplir con «pasantías formativas» pasan a ser mano de trabajo regalada. Cambios para la escuela secundaria que cuentan con el aval de los Ministerios de Educación de las provincias, incluido el de Santa Fe y que fue firmado en la 84º reunión del Consejo Federal de Educación, realizada a principios de diciembre. Otro paso más en la política de los pactos que implementa Cambiemos para llevarse por delante la ley nacional de educación 26.206.

La contracara de este panorama amargo se ve por estos días en la provincia de Santa Fe, con la titularización de más de 2.300 directoras de escuela. La noticia tiene varias aristas para resaltar. Una es la estabilidad laboral para cientos de educadoras en una realidad donde los despidos y la incertidumbre laboral son moneda corriente. Otra es el impacto de calidad que esta renovación tiene para la enseñanza y aprendizaje. A estas titularizaciones se ha llegado por concurso de antecedentes y oposición, pruebas a las que se han presentado más de cinco mil aspirantes.

Y una más, que el hecho les tapa la boca a todos los que se dedican a descalificar al magisterio afirmando que «no quieren poner a prueba su formación» o «se niegan a capacitarse». Para que quede claro: para titularizar en los cargos directivos hay que estudiar, rendir un examen y sacar las mejores notas. A esto hay que sumar que se trata de un logro de las paritarias y que responde al pedido, a la lucha constante del sindicato del magisterio por el derecho a la carrera docente.

Justamente una deuda que la provincia mantiene con la educación privada, que viene pateando para más adelante con tal de no pelearse con la Iglesia y los patrones de esta enseñanza. Una demanda histórica que el Sadop pide se atienda, para que el ingreso y ascenso docente en estas escuelas no sea a dedo, sino con concursos y escalafones como en el sector público. El reclamo es por más calidad educativa.

No son buenos tiempos para la educación argentina. No cuando quienes gobiernan niegan la posibilidad del diálogo —las paritarias nacionales del sector han sido clausuradas— y se lo reemplaza por el palo, las balas y la persecución ideológica. Pasa con todos los trabajadores que defienden derechos conquistados, pasa también con la docencia. Recordemos la imagen propia de las dictaduras de aquellas maestras y maestros golpeados por la policía cuando instalaban la Escuela Itinerante frente al Congreso. O la del accionar impiadoso de la Gendarmería que causó la muerte a Santiago Maldonado y el asesinato por la espalda de Rafael Nahuel.

No son buenos tiempos para la educación, se la castiga, persigue y pretende desprestigiar un poco más cada día. Aún así resiste y persiste como un lugar clave para pensar un horizonte más promisorio.

Fuente de la noticia: https://www.lacapital.com.ar/opinion/otro-mal-ano-la-educacion-n1532280.html

Fuente de la imagen: https://static.lacapital.com.ar/adjuntos/203/imagenes/022/432/0022432572

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Los Nobel reivindican la educación ante la ´posverdad´

17 Diciembre 2017/Fuente: Levante /Autor: Carmen Rodríguez | Estocolmo/ Efe

En la era de la «posverdad», las escuelas son «más importantes que nunca», aseguró ayer durante la ceremonia de entrega de los Premios Nobel el presidente de esa fundación, Carl-Hendrik Heldin. «Los jóvenes necesitan sólidos conocimientos de alta calidad» y aprender a situarse ante el resto en una discusión, «respetar las diferentes opiniones y encontrar vías para llegar juntos a conclusiones sensatas», añadió. El presidente también denunció que los Derechos Humanos de los rohinyás -minoría musulmana en Birmania- son «ignorados».

Los once hombres laureados recogieron de manos del monarca Carlos Gustavo de Suecia la medalla, el diploma y el certificado monetario de nueve millones de coronas suecas (943.784 euros), que les acredita como nuevos Nobel, tras lo que hicieron una reverencia al rey, a los miembros de la Academia Sueca y al publico.

Antes, los logros de todos ellos fueron glosados. Como los del Nobel de Literatura Kazuo Ishiguro, quien con sus relatos «ayuda a los seres humanos a vernos a nosotros mismos, sumergidos como estamos en una violenta historia sin final», dijo la secretaria permanente de la Academia Sueca, Sara Danius.

Una historia de Ishiguro es «como una mezcla de Jane Austen y Frank Kafka» y, aunque «pueda sonar raro», él hace que funcione. Sus libros son una «investigación» sobre la relación entre presente y pasado, en los que explora «cómo interactuamos con el pasado y que nosotros -como individuos, comunidades, sociedades- también debemos olvidar para sobrevivir a todo», aseguró.

Los estadounidenses Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne, recogieron el Nobel de Física por sus contribuciones para detectar las ondas gravitacionales, que abren «posibilidades inesperadas» de explorar partes invisibles de Universo, donde, como decía el astrónomo Carl Sagan, «algo increíble espera a ser conocido».

En ciencia, «las revoluciones son de naturaleza internacional y llegan a través de la colaboración», como hicieron el suizo Jacques Dubochet, el germano-estadounidense Joachim Frank y el británico Richard Henderson para desarrollar la criomicroscopía electrónica, que les valió el Nobel de Química.

Los Nobel de Medicina de este año fueron los estadounidenses Jeffrey Hall, Michael Rosbash y Michael Young, cuyos descubrimientos sobre los mecanismos que controlan los ritmos circadianos de los seres vivos «tienen importantes implicaciones para la salud humana».

Mientras que los trabajos del estadounidense Richard Thaler, galardonado en Economía por sus contribuciones a la economía del comportamiento, «han tenido un significativo impacto en el mundo real de la formulación de políticas y no menos en el campo del diseño de programas de pensiones».

Fuente de la noticia: http://www.levante-emv.com/cultura/2017/12/11/nobel-reivindican-educacion-posverdad/1652939.html

Fuente de la imagen: http://fotos01.levante-emv.com/2017/12/10/328×206/fotosagencias20171210181700.j

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It isn’t the lack of benches and buildings that’s killing Indian education. It’s the mindset

India/Noviembre de 2017/Autora: Natasha Joshi/Fuente: Quartz

Resumen: Todos coinciden en que la educación pública de la India está en un estado lamentable. La culpa de esto suele ser una mala infraestructura, ausentismo docente, asistencia estudiantil deficiente, monitoreo basado en insumos y programas inadecuados de preparación docente. Si bien estos problemas son válidos, todos juntos no explican por completo la crisis de aprendizaje que se observa en nuestras aulas.

Everyone agrees India’s public education is in a dire state. The blame for this is typically heaped upon bad infrastructure, teacher absenteeism, poor student attendance, inputs-based monitoring, and inadequate teacher preparation programmes. While these issues are valid, all of them taken together do not fully explain the learning crisis apparent in our classrooms.

Let’s start with infrastructure. In the wake of the Right to Education Act 2010, school infrastructure has improved tremendously. While usability is still being addressed, much progress has been made in terms of school access and availability of drinking water and toilets. Most children are enrolled in some school and 70% attend school regularly.

Yes, teacher absenteeism continues to plague the system, but it is precisely that—a systemic issue instead of something specific to government-school teachers as a people. A recent six-state study by the Azim Premji Foundation reported that, while 20% of teachers were not found in school on average, most teachers were not “absent”; they were away on training or official work, sitting in the state headquarters, or on casual leave.

Actual truancy rates were 2.5% which is close to absenteeism rates at any large organisation. Even this small amount of absenteeism needs correction, but clearly absenteeism is not the obstacle to student growth.

So, if broadly teachers are showing up, and students are turning up, and classrooms and textbooks are available, what is preventing lakhs of children from acquiring basic literacy and numeracy?

Current policy discourse suggests that one of the issues is a lack of student and curriculum assessment. The Ministry for Human Resource and Development (MHRD) is pushing for greater student assessmentand states have been conducting “State Learning Achievement Surveys” (SLAS).

Standardised assessments are a lot of work and will require a good amount of resources. One must ask, therefore, what are the chances of this “solution” working?

To start with, let’s briefly understand large-scale standardised assessments. In the 20th century, standardised tests were institutionalised in almost all domains, especially in fields related to education and employment. A standardised test is an assessment that is rigid, has a pre-determined marking scheme, and is administered to a large base of students. Such tests emerged in the post-industrial era when factories and large business units required many labourers but few thinkers.

As a result, a test that told you a little about everyone was preferred to an alternative that told you a lot about one person. This was especially so because the former was more cost-effective. In other words, standardised assessments were designed to suit a system instead of an individual.

Today, the economy is markedly shifting in favour of the individual. The gig and contract economy in the West has grown tremendously in the past decade and nine-to-five jobs are shrinking. In India too, as automation increases, individual adaptability will become the most salient skill. Therefore, policy measures today must not return to old world assessment approaches—one test to rule them all, one test to find them.

Earlier, customising a test to suit 200 million children was infeasible but that is no longer true. Today, adaptive tests allow students to solve problems at their own pace, and item-wise analysis provides data on gaps in understanding, which in-turn enables teachers to provide remediation real-time.

Programmes like Mindspark are doing this in their centres. Instead of getting all schools to administer paper pencil tests, pushing digital infrastructure at the school level for better testing is a more worthwhile pursuit. The current government has a strong appetite for implementation and getting schools connected to good software can be done.

However, the main obstacle is not technology or implementation. Instead, the issue is one of mindset. Educational reform remains top down, and the state/national level conversation is always around aggregate data that hides more than it shows.

Teachers also mark off test papers with the purpose of sending data upwards rather than using it inside the classroom. If you ask most teachers why this data is being collected, they will tell you it is for the higher ups, or that tests make students take school seriously. Seldom will a teacher articulate how test results can be used to improve teaching. And that is the Achilles heel of test-based reform.

Unless teachers change their teaching practices, nothing will change. The real drivers of change at the school level are the teachers and school principals, and the culture of learning they bring into schools. But culture is difficult to engineer so it is relegated to the “oh and also, culture” statement at the end of meetings. This is worrying since heaps of evidence suggest culture impacts student outcomes.

The Programme for International Student Assessment (PISA) finds that students who report higher confidence in their abilities perform better and students whose parents or teachers have higher expectations of them perform better. Academia is flowing with research on social-emotional learning and now, perhaps, even music, and their links to academic performance.

If one takes a system approach, these findings seem irrelevant since there is no practical way to apply this to a system. But if one is on the side of children, suddenly these findings become important. One feels compelled to address school culture and for that teachers and principals are the main levers.

Therefore, if student learning needs to be improved, the policy prescription is as follows:

  1. Scrap old style tests and put in place technology for personalised assessment.
  2. Focus on data analysis and use at the classroom level.
  3. Decentralise the reform process such that it empowers school principals and teachers to bring about these changes.

All three measures target the individual student and the classroom. If classrooms change, schools will change. If schools change, the system will.

Fuente: https://qz.com/1131053/it-isnt-the-lack-of-benches-buildings-and-teachers-thats-killing-indias-education-system-its-the-mindset/

 

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¿Cómo, por qué y para qué existe una Academia de Ciencias Cubana en el siglo XXI?

Por: Luis A.Montero Cabrera

Se cuenta que algunos ansiosos de conocimientos en la Roma de 1603 pensaron que asociándose, viéndose las caras, intercambiando saberes, iban a poder realizar mejor el sueño de cualquier ser humano: entender y transformar el entorno para su propio bienestar. Se iban también a proteger de un ambiente conservador con respecto a los nuevos saberes y al progreso, amparados por una institución reconocida. Con el proverbial romanticismo mediterráneo escogieron para ella el nombre del “lince”, que es un animal muy astuto, característico por una visión prodigiosa. Así nació una de las primeras academias de ciencias del mundo, la “Accademia Nazionale dei Lincei”. Los cubanos aún hoy nos solemos referir a cualquier persona inteligente, capaz de comprender o ver algo con facilidad, como que “es un lince”. Galileo encontró en esta academia el apoyo imprescindible para poder publicar sus trabajos y protegerse de los que no veían bien sus revolucionarios hallazgos, que por poco le cuestan la vida.

Otras tantas surgieron más tarde, en más de medio siglo. La “Deutscher Akademie der Naturforscher Leopoldina”, en la actual Alemania, “The Royal Society” en Londres, la “Académie des Sciences” en Paris. Todas alrededor de la mitad del siglo XVII. El propósito era, sin excepción, el de que las personas ávidas de saber y sabias se asociaran para intercambiar conocimientos, darlos a conocer, cooperar, promoverse y protegerse. Algunas veces eran los propios gobernantes los que las fundaban a pedido de los sabios, buscando que buenas inteligencias los ayudaran a trabajar mejor, aunque sabían bien que nunca les iban a ser incondicionales. Las personas que cultivan el saber suelen ser leales a sus propias convicciones, casi siempre muy pensadas y maduras. Por eso cuando un sabio honesto, que no necesita simular, abraza un ideal, esa causa merece mucha confianza. ¡Cuán orgullosos estamos de que la inmensa mayoría de nuestros científicos de hoy son revolucionarios de corazón! Los políticos visionarios han sabido siempre que uno de los mejores aliados del bienestar y la riqueza es el saber. Fidel no dudó en plantear para Cuba una sociedad de “hombres de ciencia” para el futuro que nos soñó en 1960.

La vida nos muestra esa realidad hoy en la distribución de la riqueza de este mundo. Los que lo hicieron bien entonces pusieron a sus países en condiciones de recuperarse con eficiencia de cualquier guerra, cataclismo o crisis. Hoy también logran repartir parte de las riquezas que se crean entre todos y no solo para los poseedores, aunque más mal que bien. Así aplacan las necesidades de las mayorías y logran una relativa paz social en esos países, llamados “desarrollados”.

En las condiciones de una crisis económica brutal, en 1996, Fidel también creó la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) en su forma actual, que es continuadora de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana. Esta se había inaugurado el 19 de mayo de 1861 en la capilla de la entonces Real y Literaria Universidad de La Habana. El presidente fundador fue su principal impulsor desde años antes, el Dr. Nicolás Gutiérrez, prestigioso cirujano, con varias obras publicadas y que fue también rector de la Universidad de La Habana por un par de años.

Nuestra actual Academia es una institución oficial del estado cubano, de carácter nacional, independiente y consultiva en materia de ciencia. Tiene como misión social contribuir al desarrollo de la ciencia y al progreso socio económico del país, promover la divulgación de los avances científicos nacionales y universales; prestigiar la investigación científica de excelencia; elevar la ética profesional y la valoración social de la ciencia; así como estrechar los vínculos de los científicos y sus organizaciones entre sí, con la sociedad y con el resto del mundo.

Los estatutos establecen que los académicos que se eligen para pertenecer a ella deben mantenerse vinculados a la actividad científico-técnica y haber obtenido en ella resultados relevantes. Tal y como corresponde a un país de altos niveles de cultura, fruto de la consecuente política de la Revolución a lo largo de décadas, la gran mayoría de nuestros académicos son hoy al menos doctores en ciencias en una especialidad. La realización de las misiones que la ACC tiene asignadas y tendrá en el futuro solo se pueden realizar desde el saber hacer y el alto reconocimiento científico de sus actores y conductores.

En cumplimiento de la misión que le da razón de ser, nuestra ACC emprendió en 2012 y culminó en 2013 un informe acerca del estado de la ciencia en Cuba (http://karin.fq.uh.cu/acc/Estado_de_la_ciencia_en_Cuba-2012/) que ha sido planteado y discutido con las más altas esferas del gobierno. Se trata de un diagnóstico y proposiciones acerca de la situación y perspectivas de nuestra ciencia que resulta clave para la comprensión del momento actual. Muchos de sus planteamientos están presentes en los más recientes documentos aprobados para la política futura de la Revolución, como es el caso de los lineamientos del PCC y la conceptualización del socialismo cubano de cara al futuro.

En estos momentos la ACC está en proceso de elecciones y renovación. La composición que logremos puede ser muy importante para nuestra Patria. La nuestra es una de las pocas de este mundo donde la posición de académico no es vitalicia por definición y que tiene una variante de participación que se denomina como la de “jóvenes asociados”. Gracias a ello, se logra un dinamismo y vinculación con la situación actual de la ciencia muy notables.

Las tareas de la ACC en un futuro como el previsible en estos momentos para nuestro país son capitales para lograr un verdadero socialismo que sea próspero y sostenible. Se trata de un foro donde los decisores y dirigentes políticos pueden asesorarse, oír opiniones, críticas honestas, proposiciones, iniciativas creadoras, todas por parte de personas electas desde la base y confirmadas por los propios académicos como de los más calificados en sus respectivas ramas, independientemente del organismo o institución donde trabajan. ¿Cómo pensar que se puedan crear riquezas en el mundo de hoy y que un socialismo tenga éxito extrañando los saberes y sin contar con los criterios de los que son reconocidos como sabedores?

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/11/04/como-por-que-y-para-que-existe-una-academia-de-ciencias-cubana-en-el-siglo-xxi/#.WgTWV9Lia00

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La Unesco anuncia que Estados Unidos se retira de la organización

Estados Unidos/Octubre de 2017/Fuente: El Nacional

Irina Bokova, directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), anunció este jueves que Estados Unidos (EE UU) decidió retirarse de la institución, después de haber suspendido ya en 2011 el pago de sus contribuciones.

La responsable de la Unesco señaló el secretario de Estado de EE UU, Rex Tillerson le notificó oficialmente la decisión mediante un comunicado.

Tillerson indicó que se cancelarán todas las deudas antes desligarse, que superan los 500 millones de dólares. Sin embargo, se espera que EE UU sirva como observador.

«Lamenta profundamente» y considera «una pérdida para el multilateralismo», aseguró Bokova.

La organización se fundó después de la Segunda Guerra Mundial en orden de promover la colaboración en el campo de la educación y las ciencias.

Fuente: http://www.el-nacional.com/noticias/unesco-anuncia-que-estados-unidos-retira-organizacion_207301

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