Algunos gobiernos de Europa volvieron a las clases virtuales por unas semanas como estrategia para frenar el avance del coronavirus
urante la primera ola de la pandemia de coronavirus, una de las medidas más comunes dentro de los diversos planes de contención del coronavirus fue el cierre de todo centro escolar. Su apertura causaba temor. Sin embargo, la ciencia demostró que los chicos no son, como se creía en un comienzo, supercontagiadores, ni tampoco transitan la enfermedad del mismo modo en que proporcionalmente lo hacen los adultos, ni llegan a desarrollar efectos tan intensos.
Con esta información, sumada a las consecuencias devastadoras para el aprendizaje y el bienestar de los niños, muchos países retomaron paulatinamente la modalidad presencial –o híbrida– con estrictos protocolos sanitarios y procuraron no cerrar las aulas en el futuro aún cuando aumentaran los contagios. Sin embargo, con la llegada de la tercera ola a Europa y el lento avance de las campañas de vacunación, algunos gobiernos se vieron obligados a endurecer las restricciones otra vez y extendieron las vacaciones de primavera, manteniendo a los alumnos alejados de las escuelas por unas semanas. Italia lo hizo entre el 15 de marzo y el 7 de abril y Francia entre el 5 de abril al 3 de mayo (con vacaciones entre el 12 y el 26 de abril).
Italia
En Italia, donde ni siquiera durante la Segunda Guerra Mundial dejó de haber clases, la prolongada suspensión que hubo el año pasado, en la primera ola de coronavirus –desde el 4 de marzo hasta el fin del ciclo lectivo 2019-2020 en junio–, generó muchísima polémica y provocó ola una de protestas pacíficas de parte de los padres en diversas plazas del país. Primero porque la mayoría de las naciones europeas no habían tenido cierres tan prolongados, y segundo, por los efectos dañinos de la “DAD” –didáctica a distancia–, sobre todo en los sectores más vulnerables y en los alumnos más chicos.
Es por eso que cuando en septiembre pasado, cuando comenzó el año lectivo 2020-2021, pese a la llegada de la segunda ola, las cosas fueron distintas. Con una Italia en semicuarentena y dividida por colores de acuerdo al índice de contagio, a diferencia de lo que pasó en marzo de 2020, las escuelas de la infancia y primaria nunca cerraron, incluso en las zonas rojas, hasta que llegó la tercera ola (la actual). Esta determinó un nuevo cierre total, que tuvo lugar desde el 15 de marzo pasado, hasta el 7 de abril. Entonces volvió a haber un confinamiento duro que incluyó las vacaciones de Semana Santa, en los que hubo ayudas económicas para los padres que se vieron obligados a quedarse en casa porque tienen hijos pequeños, el llamado “bonus baby sitter”.
América Latina, que es una suerte de espejo de lo que ocurre en Europa, está siguiendo el mismo rumbo. Ayer el presidente Alberto Fernández anunció la suspensión de clases en el AMBA por dos semanas para frenar los contagios en la Argentina, una decisión que ocasionó un encendido debate y un quiebre con la Ciudad, que presentará un amparo ante la Corte Suprema.
Pero desde el 7 de abril, salvo los secundarios –que están yendo en un 50%-75%, aunque si los números de la epidemia mejoraran, se apunta a un 100%–, todos los alumnos italianos han vuelto a ir al colegio en forma presencial. El gobierno de unidad nacional del primer ministro, Mario Draghi, dejó en claro que la escuela es un prioridad. Para que los chicos de todas las edades puedan seguir yendo en forma presencial, pese a las presiones y protestas de muchos sectores, decidió demorar la reapertura de otras actividades económicas, como bares y restaurantes, hasta fin de mes, y acelerar la campaña de vacunación.
Según expertos, la reapertura de la escuela no significa una gran incidencia en el aumento de la curva de contagios. Las escuelas son consideradas espacios “seguros” porque se organizaron con protocolos que implican bancos individuales, horarios de entrada y salida escalonados, el uso obligatorio del barbijo y del alcohol en gel. De todos modos, hay y ha habido casos de alumnos que dieron positivo, que implicaron cuarentenas para diversos cursos. Pero el gran problema en Italia sigue siendo la cuestión de los transportes públicos, que no fueron potenciados y por lo tanto van llenos, lo que da lugar a posibles contagios.
Francia
Ejemplo casi único en Europa, después del primer confinamiento en marzo del 2020, Francia adoptó desde entonces la estrategia de dejar abiertas las escuelas contra viento y marea.
Brevísimo paréntesis: guarderías, escuelas primarias y secundarias estuvieron cerradas la primera semana de abril, antes de que los niños partieran dos semanas para las vacaciones de Pascua. Yendo contra su propia política, el gobierno del presidente Emmanuel Macron se resignó a tomar esa medida ante un virus cuyas nuevas variantes estaban a punto de desmoronar el sistema hospitalario, que aún hoy no consigue recuperarse.
Las autoridades, que siguen insistiendo en que el virus circula en las escuelas “pero no más que en otras partes”, decidieron cerrar los establecimientos escolares la semana del 5 de abril y poner todo el territorio nacional en vacaciones escolares a partir del 12 de abril, una excepción, ya que los recesos escolares en el país nunca son generales, sino que se hacen siempre por zonas.
El retorno presencial se hará el 3 de mayo para el colegio secundario, mientras los estudiantes universitarios seguirán asistiendo solo un día por semana. El resto será por videoconferencia.
Los franceses esperaban esa decisión pues el gobierno filtró la posibilidad con mucha anticipación, mientras los expertos sanitarios exigían medidas aun más firmes para frenar la pandemia y poderla controlar antes del verano, gracias a la vacunación. Por eso no hubo demasiada oposición… excepción hecha de la histórica costumbre de este pueblo de protestar por todo lo que proponen las autoridades.
Para aquellos que consideran una irresponsabilidad dejar las escuelas abiertas en plena pandemia, el Ministerio de Educación decidió que, cuando aparece un solo caso positivo en una escuela, la clase afectada debe cerrar. Ahora, que tests menos agresivos para los pequeños están disponibles, las escuelas organizan también controles permanentes.
Francia considera que es mucho más peligroso dejar a los niños fuera de la escuela que recibirlos en las aulas, respetando las medidas necesarias de higiene y distanciamiento. No solo por cuestiones de orden educativo. Sobre todo por los riesgos sociales y hasta físicos que eso representa para los niños: violencias intrafamiliares, falta de alimentación apropiada, aislamiento, etcétera.
La televisión difunde con frecuencia imágenes enternecedoras de niños de tres y cuatro años que han aprendido los gestos de higiene necesarios y, por ejemplo, en el jardín de infantes, aparecen frente a un lavabo a su propia altura lavándose las manos mientras cuentan el tiempo que deben frotar: “un, deux, trois, quatre…” cuando pasan el jabón por el dorso, y otra vez para cada palma. Lo hacen con mucha más seriedad que adultos.
El Ministerio de Educación ha publicado un proyecto de directriz diseñado para proteger a los menores del acoso sexual, la agresión y el acoso en las escuelas primarias y secundarias y ha pedido a las escuelas que adopten un enfoque de tolerancia cero ante tales incidentes.
La regulación detallada sobre la protección de menores en las escuelas también prohíbe las relaciones románticas o sexuales entre profesores y estudiantes. Prohíbe a los maestros abusar sexualmente, dar sugerencias sexuales verbales o físicas y mostrar materiales obscenos a los estudiantes.
La guía, publicada el martes, está abierta a comentarios públicos hasta el 23 de abril.
Las escuelas deben llevar a cabo una educación rutinaria contra la agresión sexual para los estudiantes y sus padres con el fin de mejorar la conciencia de los estudiantes y sus capacidades de autoprotección, dijo.
Los maestros deben intervenir de inmediato y evitar que los estudiantes intimiden a otros a través de agresiones físicas o verbales, den apodos insultantes, dañen la propiedad de otros, aíslen a los compañeros de clase y difundan rumores, según la directriz.
Deben informar los casos de acoso escolar a las autoridades escolares, quienes deben iniciar una investigación y castigar a los culpables si se verifican las acusaciones.
Las escuelas no deben ocultar incidentes graves de acoso escolar y deben denunciarlos a la policía local y a las autoridades educativas. Cuando los casos de intimidación involucran a estudiantes en diferentes escuelas, las autoridades educativas locales deben iniciar una investigación, dijo.
Deben realizar verificaciones de antecedentes rigurosas y revisiones anuales de los profesores, voluntarios y trabajadores sociales para determinar si son aptos para trabajar con menores. Las autoridades educativas deben trabajar con otros departamentos para mejorar una lista negra de los que tienen prohibido ser maestros y hacer que la lista sea más accesible.
Los maestros que hayan recibido sanciones penales o administrativas debido a la prostitución, el abuso sexual, el uso de drogas y el juego deben ser despedidos, y aquellos que tengan antecedentes de abuso de alcohol o medicamentos psiquiátricos deben recibir evaluaciones psicológicas para determinar si son adecuados para su trabajo.
El borrador de la directriz también requiere que los maestros traten a todos los estudiantes por igual y les prohíbe discriminar a los estudiantes en base a sus condiciones familiares o las profesiones o antecedentes educativos de sus padres.
Xiong Bingqi, director del Instituto de Investigación de Educación 21st Century en Beijing, dijo que la directriz ayudará a eliminar las áreas grises en las relaciones entre maestros y estudiantes al prohibir todas las interacciones románticas entre maestros y estudiantes menores.
Anteriormente, el ministerio solo prohibía las relaciones inapropiadas entre estudiantes y maestros, pero no definía lo que se consideraba inapropiado, dejando espacio para que los maestros acosaran sexualmente a los estudiantes menores de 18 años con el pretexto de estar involucrados en una relación romántica, dijo. La edad de consentimiento en China es de 14 años.
«Se debería prohibir cualquier relación romántica entre estudiantes y profesores, ya que no están en igualdad de condiciones», dijo Xiong.
Los maestros podrían explotar su autoridad sobre los estudiantes y obligarlos a entablar relaciones con ellos, y los estudiantes también podrían aprovechar esas relaciones para obtener un mejor trato que sus compañeros, por lo que las universidades también deberían prohibir tales relaciones.
Hoy a las 5pm hay manifestación para exigir los reclamos aquí mencionados y muchos más que no caben en la imagen. Parte esencial de lograr lo que merecemos es tomar todas las medidas de seguridad y salubridad, pero hay que salir a la calle a luchar.
Merecemos condiciones dignas de trabajo, aumento mínimo a $4mil a la escala salarial base mediante la aprobación del P del S 92 de la autoría de María de Lourdes Santiago, derogación de la ley 3 para que podamos cobrar carrera magisterial, pasos por mérito adeudados, aprobación del P de la C 120 de la autoría de Lourdes Ramo que NOS GARANTIZA cero recortes a las pensiones y a los maestros activos nos garantiza una pensión vitalicia del 75% de nuestro salario, retorno a clases #SoloCuandoSeaSeguro, eliminación del sistema de descuentos que atenta contra nuestras habichuelas
En fin que hay razones de sobra para salir a luchar…De nosotros dependerá. Esto es hoy miércoles a las 5pm en el Capitolio.
Destacados expertos mundiales en salud y seguridad en el trabajo han exhortado a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a incluir la seguridad y salud en el trabajo (SST) como un derecho fundamental, en vísperas del debate sobre el tema en el Consejo de Administración de la OIT, que tuvo lugar el pasado 23 de marzo.
Los sindicatos piden que la Conferencia de la OIT, en junio de 2021, sitúe la salud y seguridad en el trabajo al máximo nivel de las normas internacionales del trabajo, asignando así mayor responsabilidad a gobiernos y empleadores para salvar vidas en el trabajo, y lograr que más países ratifiquen convenios vitales sobre seguridad y salud.
Esto respondería al compromiso que figura en la Declaración del Centenario de la OIT, de 2019, que fuera adoptada unánimemente por gobiernos, trabajadores y empleadores, de garantizar salud y seguridad en el trabajo para toda la gente trabajadora.
El Collegium Ramazzini, sociedad científica independiente integrada por expertos en medicina ocupacional y ambiental, ha instado a la OIT a implementar urgentemente las decisiones adoptadas en la Conferencia Internacional del Trabajo de 2019, idealmente durante la Conferencia de 2021.
Según el Collegium Ramazzini, “Cientos de millones de personas en el mundo entero sufren lesiones cada año a causa de su trabajo. Millones más pierden la vida. Esta masacre puede prevenirse, pero sólo si se concede a la protección de los trabajadores la mayor prioridad posible y la salud y seguridad en el trabajo se reconoce como un derecho humano fundamental. La OIT debe actuar lo antes posible reconociendo la salud y seguridad ocupacional como uno de los derechos fundamentales en el trabajo”.
Salvar vidas en el trabajo
Nick Pahl, Director Ejecutivo de la Society of Occupational Medicine, asociación internacional de profesionales de la medicina ocupacional con sede en el Reino Unido, indicó: “La Society of Occupational Medicine respalda firmemente que se designe la salud y seguridad ocupacional como uno de los derechos fundamentales en el trabajo de la OIT. Instamos al Consejo de Administración de la OIT a actuar con la debida diligencia aplicando la decisión de la Conferencia del Centenario de la OIT (108ª sesión) en 2019, con vistas a incluir la designación de la salud y seguridad en el trabajo como uno de los derechos fundamentales en el trabajo en el orden del día de la Conferencia Internacional del Trabajo en 2021”.
La Secretaria General de la CSI, Sharan Burrow, declaró que: “Gobiernos y empleadores deberían hacer caso a estos destacados expertos. Durante demasiado tiempo, se ha venido concediendo a la protección de los trabajadores y trabajadoras frente a posibles lesiones y enfermedades ocupacionales mucha menos relevancia que a los otros derechos fundamentales en el trabajo. Algunos empleadores e incluso ciertos gobiernos parecen pensar que los costes de la actividad empresarial son más importantes que las vidas de la gente trabajadora. Asignando a la salud y seguridad el estatus legal que se merece contribuiría a reparar un fallo histórico, contribuyendo además a impulsar los esfuerzos para controlar la pandemia de COVID-19”.
El objetivo es reducir el impacto que la pandemia del coronavirus ha causado en los niños, niñas y jóvenes. Hay opiniones divididas.
El Gobierno nacional, por medio de los ministerios de Salud y Educación, recomendó, a los colegios y padres de familia el regreso de los niños, niñas y jóvenes a clases presenciales, con el fin de disminuir el impacto que en los menores ha causado la pandemia delcoronavirus COVID-19 .
Así lo dio a conocer a través de la circular 26 en la que, además, hace recomendaciones para que puedan avanzar de manera segura en el proceso de apertura gradual de los centros educativos.
Sin embargo, para algunos padres de familia la decisión de enviar a sus hijos al colegio no es para nada fácil.
“Siempre a uno le preocupa la salud que esté en la calle con todos los demás niños, pero también es complicado un poquito el estudio en casa, porque siento que no es lo mismo”, dijo Jonathan Trujillo, padre de familia.
“Me da un poco de temor, porque son niños y, digamos, en el aula de clases no creo que vaya a haber como el protocolo, como lo que es el distanciamiento, como que la profesora esté al pendiente”, señaló, por su parte, Andrea Gallego, madre de familia.
Por otro lado, rectores de instituciones educativas aseguran que también le apuestan a este retorno presencial, pero con algunas exigencias al Gobierno nacional.
“Pensamos para que haya un retorno gradual progresivo y, seguro, requerimos imperiosamente que haya una inversión real en la infraestructura educativa”, sostuvo Óscar Aldana Martínez, rector de la institución educativa Julio Pérez Ferrero de Cúcuta.
Entretanto, César Augusto Ocoró Lucumí, rector de la institución educativa José María Cabal de Cali, agregó que algo también muy importante es “priorizar la vacunación (contra el COVID-19) de maestros y maestras”.
Fecode, la federación conformada por docentes de 33 sindicatos, se resiste a un regreso sin garantías.
“Hoy realmente no existen ni están las condiciones ni se han implementado cada uno de los protocolos de bioseguridad”, anotó Wílliam Velandia, presidente de Fecode.
En la circular también se menciona que, si se presenta un brote de coronavirus en una alguna institución, serán las secretarías de Salud las encargadas de determinar las acciones a seguir.
En los grupos de docentes circulan denuncias que hay casos de coronavirus en diferentes escuelas pero las autoridades no activan el protocolo para no suspender las actividades y “no hagan entrar en pánico a los alumnos”.
Recientemente se hizo viral el audio de una docente con la voz quebrada diciendo “mi vida también vale”, “nos mandan a pelear”, porque fue a trabajar y luego le avisaron que su compañero de escuela dio positivo de coronavirus. Esta docente — madre soltera que vive con sus padres mayores y frágiles de salud— se sintió desbordada frente a tremenda noticia. Este audio recorrió todos los grupos de WhatsApp, dejándonos realmente muy conmovidos al escuchar la angustia de esa docente porque sabemos que en cualquier momento nos puede suceder a nosotros.
Mientras el Ministro de Educación Juan Pablo Lichtmajer y el gobernador Juan Manzur se jactan de haber trasladado en helicóptero a un grupo de docentes y directivos a tres escuelas de alta montaña para retornar a las clases presenciales en las localidades de Ancajuli, Chasquivil y Anfama; la semana pasada circuló en todos los grupos un mensaje desesperado de las docentes de Anfama donde contaban que cuando subieron el día viernes nos les permitieron cargar sus mochilas ni abrigos. Con la promesa de que les llevarían en otro vuelo. Días después comenzaron a enviar mensajes para que se conozca su situación, ya que todavía no les habían llevado sus pertenencias.
Las y los docentes conocemos perfectamente la realidad de las escuelas, el Gobierno nos impuso una vuelta a la presencialidad sin ningún tipo de cuidados, con apenas $10.000 de “Fondo Covid”, con lo cual solo alcanza para el termómetro y unas cuatro máscaras para ser sorteadas entre compañeros y un poco de alcohol. En muchas escuelas ni siquiera alcanzó para la alfombra sanitizante, no se proveen barbijos y mascarillas para todos. Es evidente que el Estado no invirtió lo necesario para un retorno seguro.
Y ante el reclamo de los docentes en las escuelas, muchas supervisoras responden “plata no hay”, “cuídense, cómprense todo lo necesario, así como se compran zapatillas”. Ejemplos como este debemos tolerar las y los docentes cuando alzamos la voz reclamando lo que nos corresponde. Comparar un par de zapatillas con elementos de bioseguridad es una muestra de desprecio a nuestras vidas, a la de nuestros alumnos y familias.
En los grupos de docentes circulan denuncias que hay casos de coronavirus en diferentes escuelas, pero los directivos presionados por supervisores, y éstos a su vez presionados por el Ministerio, no activan el protocolo para no suspender las actividades y no desinfectan el establecimiento y a su vez presionan a sus docentes para que sean “reservados” y “no hagan entrar en pánico a los alumnos”. ¿El Estado nos cuida? No, estos y muchos más son los ejemplos de que para este gobierno nuestras vidas valen un par de zapatillas.
Mientras el ministro de Educación sube a las redes sociales su falsa preocupación por la educación pública y afirma que los contagios no son en las escuelas sino en las familias o los docentes en ámbitos sociales, muchos trolls lo felicitan en su página oficial, pero los docentes y padres que le hacen llegar sus reclamos comentando en sus redes, son censurados inmediatamente, eliminados y bloqueados. Todas estas denuncias de padres y docentes tiran por el suelo toda la demagogia de la publicidad oficial.
Ante esta situación por la que atraviesa la docencia, los sindicatos, como cada año, arreglan a nuestras espaldas una paritaria que mantiene a la docencia con salarios por debajo de la línea de la pobreza. Y ante la amenaza del Gobierno de descontar los días en que hicimos paro no toman ninguna medida.
Por todos estos testimonios y denuncias que recibimos, desde la Agrupación Marrón consideramos que este 24 de marzo las y los docentes debemos marchar junto a otros sectores de trabajadores en lucha para unir los reclamos y por la memoria de los más de 600 docentes desaparecidos en la última dictadura.
Hace un año, Francia tomó la medida extraordinaria de cerrar los colegios a nivel nacional. Algunos establecimientos permanecieron cerrados hasta finales de mayo, otros hasta junio. Pero a medida que la pandemia global fluctuaba, el país adoptó una posición distinta. Su Gobierno se enorgullecía de mantener los colegios abiertos, mientras las naciones vecinas cerraban los suyos. Sin embargo, los profesionales de la salud y la educación afirman que la actitud doctrinaria de Francia frente a los colegios debe ser reevaluada.
Con los contagios por Covid-19 en aumento, la variante más contagiosa del Reino Unido y las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI) al borde de capacidad, aumenta la especulación en Francia sobre una inminente tercera cuarentena, al menos en la región que rodea la capital francesa. Pero hay un límite que el presidente Emmanuel Macron y su Gobierno se niegan a cruzar: el cierre de los colegios.
“Entre las comparaciones, no olvidemos lo que funciona y lo que nos enorgullece: ningún otro país de la Unión Europea ha mantenido abiertos sus colegios tanto tiempo como Francia”, afirmó en Twitter Clément Beaune, el secretario de Estado francés para Asuntos Europeos, en vísperas de una nueva cuarentena en la vecina Italia que incluye el cierre de los colegios.
En total, Francia ha cerrado sus colegios durante 9,7 semanas desde el comienzo de la pandemia, según cifras de la Unesco.
Una gráfica del periódico ‘Le Parisien’, que Beaune adjuntó a su tweet, sitúa a Francia detrás de Bielorrusia (0 semanas), Islandia (6,1) y Suiza (6,4) en la imposición parcial o total de los cierres de colegios. En Alemania, los colegios han estado cerrados durante 23,6 semanas, aún contando. Los del Reino Unido estuvieron cerrados durante 25,9 semanas, equivalente a medio año. Italia añadirá pronto tres semanas más a su total de casi 30 semanas, con la nueva cuarentena que inicia el lunes y estará vigente hasta las vacaciones de Pascua. Fuera de Europa, los cierres de colegios también han sido una realidad en Estados Unidos (43,1 semanas de cierre total o parcial) y en Canadá (36,7 semanas), según los datos de la Unesco.
“Una excepción francesa”
“Es verdad que se está convirtiendo en una excepción francesa, pero tenemos todas las razones para estar orgullosos de eso”, le dijo el ministro de Educación Jean-Michel Blanquer a la radio ‘France Inter’ a principios de este mes. “Esta crisis podría ser una catástrofe educativa; estoy tratando de evitárselo a Francia”, afirmó.
Mientras que durante el fin de semana se empezó a evacuar por helicóptero desde París a los pacientes de Covid-19 que requerían cuidado intensivo hacia hospitales en Nantes, Angers y Le Mans, Blanquer le reiteró su punto de vista al periódico francés ‘Le Parisien’. “El colegio es lo último en cerrar, porque es la institución más preciada en el corazón de la sociedad”, dijo. “Entonces solo podemos cerrar los colegios una vez hayamos intentado todo lo demás y hayamos visto que no ha sido suficiente”.
Pero a lo largo de la segunda y actual tercera olas de la pandemia de Covid-19 en Francia, los profesionales médicos y educativos han expresado su preocupación frente la falta de voluntad del Gobierno francés para tratar de mitigar la propagación del Covid-19 en los colegios. Oficialmente, Francia ha descartado las vacunaciones prioritarias contra el Covid-19 para sus 900.000 maestros, a diferencia de sus colegas en Italia, Alemania, Portugal, España y Estados Unidos, por nombrar tan sólo unos cuantos países.
Los llamados por reclutar a más personal para promover el distanciamiento social con grupos de clase reducidos, equipar los establecimientos con detectores de dióxido de carbono para monitorear los volúmenes de exhalación en los salones de clase, o instalar purificadores de aire para mitigar la transmisión aérea, no han tenido resultado.
En su discurso transmitido por televisión donde anunciaba el cierre de los colegios hace un año, Macron afirmó que los estudiantes de la nación, desde los que estaban en guarderías hasta los que asistían a la universidad, serían enviados a sus casas “por una simple razón”: “Nuestros niños y jóvenes, según los científicos, son quienes parecen propagar con mayor rapidez el virus, aunque a menudo los niños no presentan síntomas y, afortunadamente, no parecen padecer las formas graves de la enfermedad”.
Al cerrar los colegios, Macron dijo que le apuntaba tanto a “protegerlos como a reducir la propagación del virus”.
Pero a principios de mayo, mientras los colegios se preparaban para iniciar su reapertura gradual, el pensamiento oficial en Francia había tenido un cambio radical. El ministro de Educación Blanquer le dijo al periódico francés ‘Le Figaro’ que los últimos estudios médicos mostraban que los niños eran menos contagiosos.
En ese momento, los padres no parecían del todo convencidos. En junio, el 56% de los franceses encuestados por la empresa de sondeo Odoxa estaban en desacuerdo con la decisión de Macron de volver obligatoria la asistencia presencial para las últimas dos semanas del año escolar 2019-2020.
La segunda cuarentena en Francia, en noviembre, no incluyó los colegios, aunque el país nunca alcanzó el objetivo del presidente de reducir los nuevos contagios a menos de 5.000 al día. Los números se estancaron antes de volver a subir en 2021. Blanquer siguió insistiendo en que el “riesgo que tienen los niños de contagiarse del virus es mayor por fuera de los colegios”, le afirmó a la radio ‘Europe 1’, el 5 de enero. Ese mismo día, con la variante británica del Covid-19 causando estragos al otro lado del Canal, Inglaterra cerró sus colegios.
Ante la pregunta de qué podría explicar la excepción francesa para el cierre de los colegios, el historiador de educación Claude Lelièvre citó el rol del colegio en la historia francesa.
“Desde la Revolución Francesa, el colegio como institución está totalmente sobre-acentuado y se le concede un papel casi sobrenatural”, le dijo Leliève a Agence France Presse. “Cada vez que surge un problema importante, se cree que es el colegio el que lo debe resolver”.
Lelièvre observó que en Francia los colegios se han convertido en “un santuario que se debe proteger”, así que “tomar el riesgo de dejar los colegios abiertos no ofende nuestro inconsciente colectivo”.
“Idiotez”
Por otro lado, eminentes científicos franceses se han ofendido. La galardonada epidemióloga Dominique Costagliola del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica (Inserm) criticó al ministro de Educación.
“Decir que no hay contagio en los colegios es una idiotez”, le dijo a ‘Le Parisien’ en diciembre, resaltando que un falso sentido de seguridad le ha dado una excusa a los funcionarios para no hacer nada.
“No estoy criticando la decisión de dejar los colegios abiertos, lo entiendo por completo”, le dijo Costagliola al periódico regional bretón ‘Le Télégramme’. “Lo que no es correcto es pretender que no está pasando nada en los colegios porque permite que no se haga nada, que no se gaste dinero. Por el contrario, creo que hay cosas que podemos hacer”, afirmó, mencionando los detectores de CO2 y los extractores de aire. “Se han hecho propuestas como esas, pero han sido rechazadas porque nos dicen que todo está bien”, agregó.
Guislaine David, vocera del sindicato SNUipp-FSU, que representa el personal de los jardines infantiles y las escuelas primarias, califica las afirmaciones de Blanquer como “absurdas”.
“En un salón de clase hay entre 25 y 30 niños. En una familia nunca hay entre 25 y 30”, le dijo David a France 24. “Es un hecho innegable. No es posible que el virus esté circulando más entre las familias que en los colegios”.
“Como el ministro cree que el virus no circula en los colegios, no estableció un protocolo para proteger a todo el mundo. Y ahora estamos viendo una explosión de casos en nuestros colegios”, dijo David.
Los últimos datos del SNUipp-FSU de Covid-19 muestran un aumento del 134% en los contagios durante la última semana entre los estudiantes, y un aumento del 125,3% entre el personal, con 833 clases cerradas (un aumento del 64%). El sindicato también señala una diferencia sistemática entre las cifras oficiales del Ministerio de Educación (3.941 casos), basadas en los reportes que realizan los padres del contagio de sus hijos, y los de la agencia pública de salud Santé Publique France, que de manera consistente reporta números mayores (27.839 casos, sumando a los niños entre 0 a 9 y 10 a 19 años).
David cree que subestimar la susceptibilidad que tienen los niños frente al contagio, y la demora en aprobar hasta febrero el uso de pruebas menos invasivas que utilizan la saliva, ha desanimado a los padres de hacerles pruebas de Covid-19 a sus hijos.
“Creo que el deseo de nuestro Gobierno siempre ha sido mantener los colegios abiertos sencillamente por razones económicas. Con los niños en el colegio, los padres pueden trabajar”, declaró David. Afirma que la tranquila actitud del ministerio tuvo como consecuencia una falta de prevención y de medidas de mitigación, como los detectores de CO2 y el reclutamiento adicional que su sindicato ha solicitado.
Algunos también cuestionan que las clases se mantengan abiertas ante la presencia de casos de contacto. “Cuando hay un niño positivo para Covid-19 en una clase, si se trata de la variante brasileña, el profesor es considerado un caso de contacto porque se trata de una variante problemática. En otros casos, el profesor nunca es considerado un caso de contacto, aunque haya estado siempre cerca de sus alumnos”, explicó David.
“Durante 10 días tuvimos un protocolo bajo el que un caso de Covid-19 significaba el cierre de la clase y el profesor era considerado un caso de contacto, pero 10 días después nos dijeron ‘no, esperen, necesitan tener tres casos de la variante británica, pero uno de la brasileña’”, describió. “Es complicado, porque mientras se realiza la prueba, mientras se sabe si se trata de una variante distinta, resulta abrumador. Pueden pasar 15 días entre el momento en que aparece un caso, y el momento en el que se sabe que hay varios y se cierra la clase”. La variante británica, que según los estudios es más contagiosa y más letal, ahora representa el 67% de los contagios en Francia entre los individuos de 19 años y menores.
“El principal objetivo (del Gobierno) es no cerrar los colegios, no cerrar las clases… pero sin tener en cuenta la salud del personal o de las familias”, argumentó David. El sindicato SNUipp-FSU no está de acuerdo con cerrar por completo el sistema educativo, pero exige establecer que un solo caso confirmado de contagio sea suficiente para cerrar una clase.
“Es mejor cerrar una clase durante 15 días que tener 70 niños contagiados que contagian a sus familias”, declaró David. “La salud es nuestra prioridad por encima de todo”.
“Una montaña rusa”
Durante el fin de semana, Blanquer declaró que podría ser momento de considerar el cierre de las cafeterías escolares, donde los alumnos se reúnen a diario, sin mascarilla y en masa. Las llamó “el eslabón débil en la jornada del alumno”.
El doctor Jérôme Marty, médico general en el sureste de Francia, presidente del sindicato de médicos UFML, reaccionó ante la declaración de Blanquer sobre el tema de las cafeterías. “Lo hemos estado diciendo durante un año, ¡un año!”, le dijo a France 24. Marty declaró que él junto un colectivo de compañeros médicos hicieron una serie de propuestas para brindarle apoyo al Gobierno en la protección de los colegios contra el Covid-19 durante el verano pasado, pero no dio resultado. Fue necesario esperar hasta noviembre para que el Gobierno implementara su propuesta de reducir la edad de 11 a 6 años para el uso obligatorio de la mascarilla. Marty describe el fluctuante discurso oficial del último año sobre si los niños son más contagiosos que los adultos como “una montaña rusa”.
“Hubo cinco o seis etapas en las que decían que eran más contagiosos, que eran menos contagiosos, etc.”, declaró.
“Nosotros (los médicos) fuimos muy claros: A fin de cuentas, ¿qué importa? Lo importante es la cifra”, le dijo Marty a France 24. “Hay 300 niños en una cafetería, 300 niños que aerosolizan (dispersan partículas por el aire). Si contagian poco o mucho no es el problema. El problema es que se contagian entre ellos y lo llevarán a su casa. Y en la casa… aunque sean poco contagiosos, como están adentro y tienen un contacto prolongado con sus padres durante horas, propagan el virus”. Marty afirmó que esta valoración se trataba simplemente de lo que él llama “el sentido común del médico de cabecera”.
“Mientras Blanquer y (el presidente) sigan negando el papel que los colegios juegan en el contagio no podremos controlar la epidemia”, declaró el lunes en un tweet el doctor Mahmoud Zureik, epidemiólogo y profesor de salud pública de la Universidad de Versailles-Saint-Quentin-en-Yvelines en las afueras de París. “En todos los departamentos (exceptuando cuatro), ¡la incidencia entre los niños de 10 a 19 años es mayor que en el promedio departamental!”.
¿Una oportunidad perdida?
Después de que los casos de Covid-19 se estancaron a comienzos del 2021, muchos profesionales de la salud sugirieron extender las vacaciones escolares como una manera de mitigar la transmisión del virus. Los nombres detrás de la propuesta incluían a Jean-François Delfraissy, presidente del Consejo Científico de Francia, el panel que aconseja al Gobierno sobre asuntos relacionados con el Covid-19. Pero la Administración finalmente se negó a llevar a cabo la propuesta. Algunos creen que el aumento actual en los contagios y en los casos críticos es el resultado directo de una oportunidad perdida durante las vacaciones de invierno.
Ahora, por haber esperado, nos dirigimos hacia el desastre
“Si hubiéramos aprovechado las (dos) semanas de vacaciones en febrero para cerrar, añadiendo una semana antes de las vacaciones, una semana después, eso habría dado un total de cuatro semanas de cuarentena y habría sido la solución”, dijo Marty, refiriéndose en particular a las cuatro áreas más afectadas: el noroeste, el este, el sur de Francia y el área de París. “Habríamos bajado la curva hasta 5.000 contagios diarios y tendríamos una base mucho más saludable para seguir luchando”, argumentó.
“Vimos que era difícil que las personas trabajaran de manera remota con niños bajo sus mesas, etc., durante semanas y semanas durante la primera cuarentena, que duró dos meses. Pero teníamos esas vacaciones de febrero”, se lamentó Marty. “Entonces ahora, por haber esperado, nos dirigimos hacia el desastre”.
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