Cuba: Cuando se caiga el Bloqueo

Cuando se caiga el Bloqueo

Pedro Jorge Velásquez

Cuando se caiga el Bloqueo se abrirá una puerta vieja, corroída, que rechina cuando le aprietan el cerrojo. Cuando se caiga el Bloqueo un sinsonte se desprenderá de la luz que empapa los portales de las casonas viejas, una mariposa blanca abrirá sus pétalos como nunca antes, como si quisiera abrazar el nacimiento. Cuando se caiga el Bloqueo un niño se bañará descalzo en todos los aguaceros de mayo y chapoleteará feliz en cada charco de nuestros baches.

Cuando se caiga el Bloqueo, lloverán siete días seguidos, como si fuera mandado por Dios, para llevarse todo lo malo que dejó el rencor. Cuando se caiga el Bloqueo yo estaré en mi casa, tomando un café, leyendo el verso del leopardo y el amigo, mirando la foto de un quijote que tengo a mitad del cuarto. Usted quizás esté en el trabajo pensando en cualquier cosa, o pensando en esos problemas que tenemos y que todos queremos resolver con la garantía de unas manos fuertes que aún tienen el valor de construir.

Cuando se caiga el Bloqueo un pregonero pasará por la ventana de las quinceañeras y las despertará con un girasol. Alguien cogerá una guitarra y pasará el día tocando “De dónde son los cantantes”. Cuando se caiga el Bloqueo abuela se pondrá su mejor bata de casa, hará un batido de frutabomba y le dará al vecino; y el vecino preparará una caldosa de esas donde cabemos los ricos y los pobres, los negros y los blancos, los católicos y los abakuá, los homos y los heteros, los cis y los trans, los artistas y los campesinos, los cubanos y los enamorados de Cuba.

Cuando se caiga el Bloqueo, no habrán amores cautivos ni pedazos de almas desbaratadas por la intolerancia. Habrá un “SÍ” y un “ES POSIBLE” por cada “NO” que nos han impuesto. Cuando se caiga el Bloqueo viajaremos juntos, emigraremos juntos, regresaremos juntos, pensaremos juntos en un país mejor. Cuando se caiga el Bloqueo desarmaremos la soledad y armaremos un rompecabezas carnal: con brazos, piernas, alas y corazones. Cuando se caiga el Bloqueo estallará el volcán de las ilusiones: una madre apretara su bebé contra el seno y cerrará los ojos junto a él, rendidos en el mismo sueño. Un papalote se desprenderá del tiempo y volará por todos los rincones de este bello país: el nuestro.

Cuando se caiga el Bloqueo no callaremos más ante los odios y nos apresuraremos para esparcir de calle en calle, de viento en viento, de beso en beso, la melodía de la unidad. Cuando se caiga el Bloqueo nos acordaremos de los abuelos y de los padres que han muerto pidiendo lo mismo que nosotros y lloraremos pensando en lo mucho que lucharon ellos. Cuando se caiga el Bloqueo, cuando el Bloqueo caiga, nos miraremos unos a otros, como si en esa mirada quedara todo lo que somos, y nos haremos el amor tantas veces, en un abrazo que solo conoce de patria y de humanidad

(Tomado de Bufa Subversiva)

Fuente de la Información: http://www.cubadebate.cu/opinion/2021/06/01/cuando-se-caiga-el-bloqueo/

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¿Filantropía o mercenarismo? Legionarios de Goliat (II)

Por: Ernesto Limia Díaz

En su nota publicada en El Toque, Laura Tedesco y Rut Diamint siguen los consejos de Richard Youngs y a codazo limpio tratan de eludir el tema del financiamiento que han recibido de Open Society y de otras instituciones que a su vez son subcontratadas por los contratistas de la NED y la Usaid.

Fue con dinero de Open Society que entre 2009 y 2012 realizaron un trabajo de investigación sobre líderes políticos en Argentina, Colombia, Ecuador, Uruguay y Venezuela. Se entrevistaron con 285 políticos, incluidos expresidentes, exvicepresidentes, vicepresidentes en ejercicio, alcaldes, alcaldesas, diputados, senadores, líderes de partidos políticos, periodistas y dirigentes sindicalistas. Los resultados les permitieron publicar en 2015 en Londres un libro panfletario en el que todos los dirigentes más radicales del progresismo, a pesar de haber llegado a la presidencia en elecciones democráticas, son “conceptuados” de usurpadores. No escapa ninguno: Néstor Kirchner y Cristina Fernández, Rafael Correa y Hugo Chávez; a Nicolás Maduro le suben la parada y lo tachan de “dictador”.

El trabajo de investigación sobre líderes políticos en Argentina, Colombia, Ecuador, Uruguay y Venezuela, realizado con dinero de Open Society, les permitió publicar un libro panfletario donde los dirigentes más radicales del progresismo son “conceptuados” de usurpadores. Fotos: Archivo.

Ya estaban preparadas para empeños mayores y recibieron fondos para el proyecto “Diálogos sobre Cuba”. Desde 2016 han estado cuatro veces en la Isla y visitaron La Habana, Cienfuegos y Santa Clara; a su vez, en 2016 y 2018 asistieron a las conferencias anuales del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) Raúl Roa García. Todavía les quedó suficiente dinero para organizar conferencias en Buenos Aires, Miami y Madrid, en el camino trazado para agilizar eso que nuestros adversarios han dado en llamar la “transición democrática” —o sea, el regreso de Cuba al capitalismo—. No hablan del origen de esos fondos; pero los resultados de sus trabajos salen demasiado a menudo en Open Democracy y Nueva Sociedad —revista de la Fundación Friedrich Ebert, vieja tapadera de la CIA y la NED—.

En la referida nota intentan velar sus propósitos, o —para ser más exactos— el de sus contratistas: “No promovemos el aniquilamiento, sino el diálogo, la reconciliación aun en escenarios complejos”, dicen. ¿Les habrán preguntado a Marco Rubio y a la ultraderecha de la Florida si aspiran a algún tipo de reconciliación? No creo que batistianos y neofascistas piensen en ello, pero la esencia de lo que sí piensan estas dos legionarias que pretenden dar lecciones queda expuesta en breves líneas de su texto: “¿A qué le tienen miedo? Sabemos que la pérdida del statu quo va a significar la desaparición de los privilegios para algunos, eso es una revolución viva. Esta revolución moribunda, como es evidente, solo sirve a unos pocos” (Tedesco y Diamint, 2021). O sea, la nuestra es una “revolución moribunda” que “solo sirve a unos pocos”. Ellas trabajan para hacer la que aprendieron con Richard Youngs: la de “colores”.

Laura Tedesco y Rut Diamint mienten cuando esgrimen que sus conferencias en Miami, Buenos Aires y Madrid —en medio de la arremetida de la administración Trump— son para debatir el rol de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y no persiguen el interés de aniquilarlas en el plano simbólico. Algunas de sus publicaciones previas al evento muestran lo contrario.

“¿Les habrán preguntado a Marco Rubio y a la ultraderecha de la Florida si aspiran a algún tipo de reconciliación? No creo que batistianos y neofascistas piensen en ello”.

“De militares a gerentes. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias en Cuba” (Nueva Sociedad, no. 278, noviembre-diciembre, 2018)

Tanto en su rol militar como económico, los miembros de las FAR han sido el ángel custodio de la Revolución. Como tal, se han mantenido invisibles, fieles a los hermanos Castro y al imaginario revolucionario, dispuestos a servir tanto en misiones internacionales como en la agricultura cubana o detrás de escritorios de empresas turísticas.

[…] hay preguntas que son importantes en la Cuba actual: en un contexto en el que la amenaza de invasión estadounidense se desdibuja, ¿cuál es el rol de las FAR? Por varias razones, a los gobernantes cubanos, incluyendo al actual presidente Díaz-Canel, les conviene seguir viviendo en el enfrentamiento de la Guerra Fría. En varios sentidos, la Revolución Cubana, especialmente su ala más conservadora, está más cómoda con Donald Trump en la Casa Blanca que con Barack Obama. Este statu quo evita la incertidumbre del cambio.

Hay una contradicción que vale la pena resaltar. Los mismos militares que siguen pensando el mundo desde la lógica de la Guerra Fría se han reconvertido en empresarios que negocian con extranjeros. Su rol para defender la Revolución es, actualmente, asegurar la entrada de divisas. Han aceptado una apertura controlada en lo económico, pero en lo político y en lo militar su pensamiento histórico sigue intacto.

La ausencia de Fidel y un Raúl octogenario abren muchos interrogantes sobre el rumbo futuro de la fidelidad de los miembros de las FAR, la forma de resolver las diferencias entre “fidelistas” y “raulistas” o qué condiciones impulsarán a las FAR a ser agentes de cambio u obstáculos para las transformaciones que proponga el gobierno de Díaz-Canel.

[…]

Las FAR siguen inmersas en la Guerra Fría tanto en sus doctrinas como en su armamento y su manera de entender el mundo. Por razones estratégicas, la mayoría de sus integrantes no habla con extranjeros y solo se relaciona con cubanos para repetir las glorias de los primeros años de la Revolución. No publican su presupuesto, ni cifras de personal. No hay estadísticas. Ni fotos. No son visibles. Y el analista que intenta estudiarlas termina preguntándose si realmente existen hoy unas FAR o simplemente hay un grupo de hombres y mujeres con entrenamiento militar que cumplen funciones en el terreno económico en un país un tanto a la deriva, estancado y cada vez más solo.

“Cuba ¿final a la deriva?” (Open Democracy, 2 de mayo, 2019)

La sobrevivencia eterna de la revolución es una utopía que ni los propios generales de las FAR pueden creerse. Es posible no sepan cómo salir. Ni cómo protegerse a sí mismos en un proceso de cambio.

Díaz-Canel podría ir ya preparando su transformación a reformista o su discurso de despedida. Cuba necesita un líder que surja de las instituciones cubanas (¿quizás un miembro de las FAR, una de las instituciones más respetadas por los cubanos?), capaz de dialogar con el régimen y con los que ya están agotados del régimen. Un líder que quiera reconciliar el pasado con el futuro, que entienda e incluya a la diversidad de la sociedad cubana. Que no quiera rendirse a los pies de los Estados Unidos, pero tampoco condene a las próximas generaciones a las penurias y limitaciones del actual sistema cubano. La historia de la revolución cubana con sus luces y sombras merece, por lo que representó en la región, frente a los avances imperialistas de Estados Unidos durante la guerra fría, un final respetuoso y digno. Mientras contemplamos la larga agonía venezolana, podríamos ir aprendiendo cómo evitarla.

 “Cuba, la pandemia y las FAR” (Nueva Sociedad, julio, 2020)

Cuba se distingue de la mayoría de los países latinoamericanos porque sus Fuerzas Armadas no han estado involucradas en violaciones de derechos humanos y mantienen un alto nivel de popularidad. Sin embargo, existe una mirada crítica hacia los altos mandos de las FAR por considerarlas las dueñas de la economía [sic], especialmente por su manejo casi exclusivo del sector turístico. Las clases sociales que la Revolución intentó borrar del mapa cubano están bien determinadas en una de sus instituciones más emblemáticas: los altos mandos de las FAR se han convertido en empresarios capitalistas, y los mandos medios y bajos (aún más los soldados que realizan el servicio militar) representan al pueblo cubano. Es importante hacer esta distinción para poder descifrar las opiniones de los entrevistados y de las publicaciones oficiales e independientes sobre el rol de las Fuerzas Armadas durante esta pandemia.

[…]

Las misiones médicas que el gobierno ha enviado al exterior se confunden, a veces, con las FAR. Un artículo en France 24 recordaba que Fidel Castro aseguraba en 1998 que ningún profesional sanitario sería alfil político de su gobierno por el mundo. “Nuestros médicos no se mezclarán lo más mínimo en asuntos de política interna. Serán absolutamente respetuosos de las leyes, tradiciones y costumbres de los países donde laboren. No tienen por misión propagar ideologías”. Es difícil constatar si todos los miembros de las brigadas médicas son simultáneamente activos de las FAR. En junio pasado, un médico de la misión en Andorra, capitán del Ejército, abandonó la misión justo antes del regreso a Cuba. Se supone que ha solicitado asilo en España, pero no hay información en los medios sobre su paradero. El médico era un miembro activo de las FAR y jefe de la misión.

Aunque las medidas adoptadas en Cuba responden a una situación de emergencia y son similares a las que han acordado muchos otros países, hay un vacío legal respecto a regular la participación de las FAR, y existe una tradición del régimen de ajustar sus políticas con el auxilio de unas Fuerzas Armadas seleccionadas por su lealtad a la Revolución.

[…]

Hoy, la crudeza de la vida cotidiana hace desaparecer la energía para pensar en otras cuestiones. Lo urgente, resolver el día a día, se lleva todo por delante. Quizás por eso la COVID-19 no figura entre los titulares. Podríamos concluir que la pandemia no parece ser un grave problema de salud pública en Cuba como sucede en Brasil, México o Argentina. La consecuencia más inmediata es que, en Cuba, la jerarquía de las Fuerzas Armadas continúa asegurando sus privilegios, ahora encumbrados merced a las tareas sanitarias. Gracias a las dificultades económicas vinculadas a la COVID-19, las FAR refuerzan su poder económico, mientras los cubanos, a quienes la Revolución vino a liberar, sobreviven condenados al desabastecimiento y las colas infinitas.

Después de los acontecimientos de noviembre —y en correspondencia con la hoja de ruta trazada por Youngs—, cuando se calmaban las cosas convinieron en que era momento de pasar a un escalón superior y el 11 de diciembre de 2020 publicaron un nuevo artículo en Open Democracy: “En Cuba, el unicornio azul se perdió, la Revolución también”. Mienten una y otra vez para brindar legitimidad a los personajes de la piyamada de San Isidro, a la vulgaridad que condiciona las actividades de muchos de ellos y su orientación anexionista; para pasar por alto el acto de desacato del marginal procesado penalmente, quien en un video grabado por él mismo declaró a Trump su presidente, y con posterioridad confesó sus vínculos con un individuo que organiza actividades terroristas contra Cuba desde el territorio de Estados Unidos. Tampoco dicen que uno de sus integrantes —el 27 de enero volvió a la carga en el Ministerio de Cultura— solicitó la intervención armada del ejército yanqui; ni que desde el terreno —en franca violación de los preceptos de la Convención de Viena para las relaciones diplomáticas— Timothy Zúñiga-Brown condujo la provocación de San Isidro en noviembre de 2020.

“Mienten una y otra vez para brindar legitimidad a los personajes de la piyamada de San Isidro, a la vulgaridad que condiciona las actividades de muchos de ellos y su orientación anexionista”.

Mienten al afirmar que “…los jóvenes cubanos, que sí tienen acceso a las redes, elijen otras vías de información que ya no son las generadas en Miami. Existen medios de comunicación como 14ymedio, El Toque, Periodismo de Barrio, El Estornudo, Diario de Cuba o el podcast El Enjambre cuyos editores y periodistas son jóvenes que viven en Cuba” (Tedesco y Dimint, 10/12/2020). En primer lugar, la mayoría de los jóvenes cubanos es revolucionaria; no pongo en duda que alguno lea sus noticias, pero a estas alturas ya se sabe de qué van; en segundo, porque la retórica de ambas politólogas esconde un pequeño detalle: varios de esos sitios digitales operan fuera de Cuba y en lo que sí coinciden todos es que al igual que los de Miami tienen una orientación ideológica neoliberal y son pagados con los fondos de los programas de cambio de régimen de la Usaid y la NED, por tanto, forman parte de la plantilla editorial del gobierno de Estados Unidos.

Mienten cuando dicen que luego de los hechos de noviembre en el Ministerio de Cultura se produjo en La Habana un despliegue militar para reprimir en caso de manifestaciones. Todo el que conoce a Cuba sabe que fue el pueblo quien enfrentó en el malecón habanero la manifestación contrarrevolucionaria del 5 de agosto de 1994, y que la historia se volvería a repetir ante una nueva edición de un hecho como ese, sin contar que hablan de un grupito provocador con muchas ganas de posar para cámaras y videos y una plataforma mediática para sobredimensionarlo.

Mienten cuando tratan de hacer creer que en Cuba hay un clima de intolerancia y de falta de libertad de creación. Ellas mismas se desdicen en su artículo:

En este punto queremos resaltar que desde 2016 hemos realizado varios viajes de estudio a Cuba y si algo nos había llamado poderosamente la atención había sido la cantidad de obras de teatro con una visión muy crítica de la situación política, económica y cívica. Jóvenes actrices, actores, escritores, directores de teatro o de cortos cinematográficos, fotógrafos, curadores, escultores o pintores encontraban espacios donde expresar su descontento, cansancio con la censura y profunda desilusión con la vida cotidiana y el futuro. Sin embargo, ninguno de ellos se consideraba contrarrevolucionario (Tedesco y Diamint, 10/12/2020).

Como decimos acá: “te peinas, o te haces papelillo”. Queda claro que el proyecto “Diálogos sobre Cuba” tiene un sentido político. Sus autoras están descolocadas acerca de la realidad nacional; de poco les han servido sus visitas. Confunden el interés de un pequeñito segmento con las aspiraciones de un pueblo que lucha por edificar su presente y futuro socialista en condiciones estoicas; sin contar que hace rato dejaron de hacer ciencia para dedicarse al activismo político. Su artículo lo pone en evidencia:

¿Qué actitud han tomado los organismos regionales o internacionales frente a la violencia del Estado sobre los artistas? Según el relevamiento que pudimos hacer, y que seguramente es incompleto, de las 30 publicaciones de mayor prestigio internacional que contaron las agresiones a los miembros del Movimiento San Isidro, de ellas, 22 son de medios de Europa y Estados Unidos y 6 de medios de América Latina. Naciones Unidas no se expresó. Los organismos regionales están paralizados. Incluso, presidentes que se vanaglorian de su defensa de la libertad se quedaron callados. La izquierda latinoamericana parece haberse quedado atrapada en los años 70. Nada de los sucesos que las matrices: Rusia y China, adoptaron para sobrevivir, ha modificado el anquilosado ideal de una revolución fallida. Se escudan en el bloqueo y eso les alcanza para negar los fracasos que cotidianamente abruman a los ciudadanos de Cuba. En contraste, Venezuela centra la atención de medios y de políticos, aunque el sufrimiento y la represión no son muy diferentes en los dos casos.

Mientras tanto, los ciudadanos cubanos viven abrumados por la represión, la dolarización de su economía, la escasez de alimentos, la indiferencia de la región, las sanciones del gobierno norteamericano y un sinnúmero de académicos, periodistas e izquierdistas trasnochados que creen que Cuba ha alcanzado el paraíso socialista (Tedesco y Diamint, 10/12/2020).

“La mayoría de los jóvenes cubanos es revolucionaria; no pongo en duda que alguno lea sus noticias, pero a estas alturas ya se sabe de qué van”. Foto: Kaloian Santos Cabrera / Juventud Rebelde.

En el fondo comprendo que la ofuscación nuble sus sentidos: están en juego su proyecto y su más importante logro en cuatro años: identificar un “joven” dramaturgo, con talento y obra, que se dice revolucionario. Lamento anunciarles que Yunior García Aguilera, camino a los 39 años, ya no es un joven. En cuanto a la condición revolucionaria de este hombre hecho y derecho, al que jamás se le ha censurado una puesta y ha hecho causa común con anexionistas y trumpistas, prefiero remitirme a lo que puso en boca del personaje Cordelia uno de los grandes de su gremio: “El tiempo descubrirá lo que encubren los pliegues de la astucia” (“El rey Lehar”, acto I, escena I).

Bibliografía:

Shakespeare, William: “El rey Lehar”. Obras completas, Aguilar S. A. de Ediciones, Madrid, 1951.
Tedesco, Laura: “De militares a gerentes. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias en Cuba”, Nueva Sociedad (Buenos Aires), no. 278, noviembre-diciembre, 2018.  
____________ y Ruth Diamint: “Cuba ¿final a la deriva?”, Open Democracy, 2 de mayo de 2019. Disponible:https://www.opendemocracy.net/es/democraciaabierta-es/cuba-final-a-la-deriva/�� (consultado 2 / 1 / 2021).
________________________: “Atrapados en Cuba”, Open Democracy, 18 de febrero de 2020. Disponible:https://www.opendemocracy.net/es/democraciaabierta-es/atrapados-en-cuba/ (consultado 28.1.2021).
_________________________: “Cuba, la pandemia y las FAR”, Nueva Sociedad (Buenos Aires), julio de 2020. Disponible:https://nuso.org/articulo/cuba-la-pandemia-y-las-far (consultado 26.1.2021).
_________________________: “En Cuba, el unicornio azul se perdió, la Revolución también”, Open Democracy, 10 de diciembre de 2020. Disponible:https://www.opendemocracy.net/es/cuba-perdio-la-revolucion/ (consultado 29.1.2021).
_________________________: “La cobardía de la desinformación”, El Toque, 25 de enero de 2021. Disponible:https://eltoque.com/la-cobardia-de-la-desinformacion/ (consultado 25.1.2021).

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2021/02/04/filantropia-o-mercenarismo-legionarios-de-goliat-ii/

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La educación cubana reafirma su carácter inclusivo, pese al bloqueo

Centro América/Cuba/04 Noviembre 2017/Fuente: Cadenagramonte

Con su pañoleta azul y una mochila cargada de sueños, observo cada mañana a mi vecino Jaimito, de apenas ocho años de edad, partir feliz de la mano de sus padres hacia la escuela.

Como ellos, cientos de familias cubanas disfrutan hoy de los beneficios de la educación cubana, esfera en la cual la nación representa un referente ante el mundo por su calidad y carácter inclusivo, pese a las carencias materiales, muchas de ellas marcadas por el bloqueo que Estados Unidos impone a la isla desde hace casi seis décadas.

El recrudecimiento de esa política genocida ha limitado el abastecimiento de materiales básicos, libros de texto, lápices, libretas, papel y otros recursos indispensables para el desarrollo del proceso docente educativo en las diferentes enseñanzas.

A su vez, la guerra económica que mantiene la administración estadounidense contra la isla, obstruye el acceso a tecnologías de punta, de innegable valor para la formación profesional, la creación de softwares educativos, el intercambio científico, así como el acceso a la bibliografía y el pago de altos costos de flete y almacenamiento.

Uno de los subsistemas más afectados por esta inhumana medida es el de la Enseñanza Especial,  a la que la Revolución destina anualmente cerca de 29 mil 500 pesos para la adquisición en el mercado extranjero de máquinas braille y otros costosos recursos imprescindibles para el aprendizaje de esos niños y niñas con necesidades educativas especiales.

A un millón 245 mil dólares ascendieron las pérdidas por efectos del bloqueo a la educación cubana, de abril de 2015 a marzo de 2016, cifra reveladora de los desafíos que enfrenta el Estado, enfrascado en la actualización de su modelo económico, en aras de continuar enarbolando sus notables conquistas.

La mayor de las Antillas ha sido reconocida por la UNESCO por el cumplimiento de los objetivos educacionales, además de desplegar su vocación solidaria en diferentes latitudes para escolarizar a miles de personas, y la creación de novedosos sistemas para la alfabetización, que también goza de gran prestigio internacional.

Sin dudas, Cuba creó una cultura social solidaria hacia sus propios ciudadanos y hacia otros, por lo que merece dignamente sus victorias educativas.

Cabría preguntarnos, entonces, ¿cuánto más podría lograrse de no sufrir los daños que nos impone el bloqueo desde hace más de medio siglo?

Fuente: http://www.cadenagramonte.cu/articulos/ver/74615:la-educacion-cubana-reafirma-su-caracter-inclusivo-pese-al-bloqueo

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55 años de genocidio contra Cuba

Por: Elier Ramírez Cañedo

El 3 de febrero de 1962, el presidente de los Estados Unidos, John.F.Kennedy, firmó la Orden Ejecutiva Presidencial No. 3447, a través de la cual se oficializó el bloqueo total al comercio con Cuba. Los pretextos utilizados en el documento y que formaron parte del discurso de la élite de poder en los Estados Unidos durante años, integraban la gran conjura donde era imprescindible presentar a la Isla agredida como la agresora. Su gran pecado, haber hecho una revolución verdadera en el hemisferio occidental, rompiendo con los requerimientos mínimos de “seguridad” establecidos por la nación del norte para América Latina y el Caribe, después de la segunda guerra mundial.

La Orden Ejecutiva buscaba legitimar la criminal decisión bajo el manto de la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA celebrada en Uruguay, donde bajo la presión ejercida por Washington, se  había alcanzado una Declaración Final donde se señalaba que, los vínculos del Gobierno de Cuba con la ofensiva subversiva del comunismo chino-soviético, eran incompatibles con los principios y objetivos del Sistema Interamericano.

El documento justificaba además la acción con un argumento aún más risible, que Cuba representaba una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos y a todo el hemisferio, y que era responsabilidad de los Estados Unidos velar por esa seguridad.

Después de presentados los falsos argumentos, la orden ejecutiva proclamaba el “embargo” sobre el comercio entre los Estados Unidos y Cuba, el cual debía hacerse efectivo a las 12:01 a.m del 7 de febrero de 1962. A partir de esa hora, quedaba prohibida la importación a los Estados Unidos de todos los productos de origen cubano, además de todos los productos importados desde o a través de Cuba. El Secretario del Tesoro sería el encargado de dar cumplimiento a la orden.

El hecho de que el bloqueo se haya oficializado en febrero de 1962 ha conllevado a lecturas erróneas y a no pocas tergiversaciones de la verdad histórica, al interpretarse el hecho como punto de partida de la guerra económica contra Cuba y una repuesta al estrechamiento de las relaciones de la Isla con Moscú, las nacionalizaciones de 1960 y el rumbo socialista de la Revolución. Lo cierto es que la Orden Ejecutiva fue el momento de maduración de todo un sistema de guerra económica que los Estados Unidos venía desarrollando contra la revolución cubana y cuyas primeras acciones habían comenzado desde el propio enero de 1959, cuando fueron recibidos en los Estados Unidos, junto a criminales y torturadores, los culpables del saqueo del tesoro nacional. Ni un solo centavo fue devuelto a Cuba. En ese momento, aun no se habían establecido las relaciones más cercanas con la URSS, las cuales se afianzaron durante la visita de Mikoyan a la Isla en febrero de 1960, no se había iniciado el proceso más amplio de las nacionalizaciones de las propiedades estadounidenses, que comienza el 6 de agosto de 1960, ni tampoco se había declarado el carácter socialista de la Revolución, lo cual sucede el 16 de abril de 1961. La esencia del conflicto no era otra que hegemonía versus soberanía. Esencia que también había llevado con anterioridad a Washington a intervenir en Bolivia (1952) y en Guatemala (1954). Las revoluciones estaban sencillamente prohibidas en América Latina y el Caribe.

Mas fue después de la firma de la Ley de Reforma Agraria que la guerra económica de los Estados Unidos contra la Mayor de las Antillas cobró mayor virulencia, incluyendo bombardeos, actos terroristas y sabotajes sobre industrias y campos cañeros. Sin embargo, el presidente estadounidense, Eisenhower, se mostraba inconforme e impaciente con los resultados. En enero de 1960, en una reunión donde la CIA presentó un plan de sabotajes a centrales azucareros cubanos, Eisenhower pidió al director de la agencia, Allen Dulles, que regresara con un programa más amplio de agresión económica. Días después expresaría –con total transparencia- la lógica de esa guerra económica y su objetivo fundamental, demostrando el carácter genocida de la misma: “Si ellos –el pueblo cubano- sienten hambre, botarán a Castro”. [i] Enfoque que, el 6 de abril de 1960, ratificaría el secretario asistente de Estado, Lester D. Mallory: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro (…) no existe una oposición política efectiva (…) el único medio previsible para enajenar el apoyo interno es a través del descontento y el desaliento basados en la insatisfacción y las dificultades económicas (…) Debe utilizarse prontamente cualquier medio para debilitar la vida económica de Cuba (…)negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.[ii]

En marzo del propio año, junto al Programa de Acciones Encubiertas contra el régimen de Castro, el presidente estadounidense había sancionado un Programa de Presiones Económicas contra Castro. Al parecer, según sugieren los documentos desclasificados en los Estados Unidos, a partir de esa fecha se creó un grupo super-secreto presidido por el Secretario del Tesoro, Robert Anderson –uno de las figuras que mostró mayor hostilidad hacia a la Revolución Cubana dentro de la administración Eisenhower- encargado de estudiar y poner práctica las medidas de agresión económica contra la Isla.

En sus últimos seis meses en el cargo, Eisenhower se encargó, además de empujar y buscar el rompimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, de dar los pasos fundamentales en dirección al establecimiento de un total bloqueo económico contra Cuba: el golpe petrolero –cuando se redujo el suministro de petróleo a la Isla y luego las compañías estadounidenses ESSO y TEXACO, y la británica SHELL, instigadas por el gobierno estadounidense se negaron a refinar el petróleo proveniente de la Unión Soviética-, la reducción y luego eliminación de la cuota azucarera cubana y la prohibición de las exportaciones a Cuba, fueron medidas que se sucedieron una detrás de la otra en ese segundo semestre de 1960. Solo la última de las medidas ocurrió el 19 de octubre, después del inicio del proceso de nacionalización de las propiedades estadounidenses en 1960.

Por tanto, las nacionalizaciones –necesarias y totalmente legales de acuerdo al derecho internacional-, aunque estaban comprendidas en el proceso revolucionario, fueron aceleradas como respuesta a las medidas de guerra económica emprendidas por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba. No obstante, Cuba una vez más mostró su disposición a compensar a los afectados, pero el gobierno de los Estados Unidos se negó a negociar el asunto. El proyecto de invasión a Cuba –que ocurriría meses después- se encontraba en una etapa avanzada, por lo que creyeron no era necesario establecer negociaciones con un gobierno que, supuestamente, en breve iba a ser derrocado.

Kennedy seguiría sumando eslabones en la guerra económica contra Cuba y llevaría la escalada del conflicto al máximo de expresión. De hecho, en el momento en que firma la Orden Ejecutiva, estaba funcionando la Operación Mangosta, el plan de guerra encubierta más grande que los Estados Unidos han llevado adelante contra país alguno. De 32 tareas de guerra encubierta, 13 se dirigían al área económica. En ese período –noviembre de 1961 a octubre de 1962- se registraron 716 acciones de sabotaje económico contra Cuba.

Pierre Salinger, quien fue secretario de prensa de Kennedy, relataría años después en sus memorias, que el Presidente lo llamó una noche a principios de 1962 y le ordenó le consiguiera muchos tabacos habanos. ¿Cuántos?, preguntó Salinger. “Alrededor de mil”, respondió Kennedy. Al día siguiente el Presidente lo llamó a su despacho para averiguar si había conseguido los tabacos y Salinger le respondió que había comprado un millar. “Bravo” exclamó el Presidente, “ahora dispongo de una reserva suficiente de tabacos y puedo firmar la proclama prohibiendo en Estados Unidos los productos de Cuba”.[iii]

La anécdota, aunque refleja el buen gusto de Kennedy por los tabacos cubanos, resulta maquiavélica, en tanto refleja como un presidente de los Estados Unidos, con una simple firma y hasta con una sonrisa en los labios, puede privar a millones de estadounidenses de privilegios que solo conserva para él. Esa firma también significó la afectación a millones de cubanos quienes han tenido que sufrir los efectos del bloqueo durante décadas.

En 1963 quedó establecido el armazón fundamental del bloqueo contra Cuba, con rostros perversos añadidos como: el terrorismo, el sabotaje, el espionaje y la agresión biológica. La Ley Toricelli (1992) y la Ley Helms Burton (1996) vendrían a ser los eslabones más importantes que se le agregarían y que aun hoy, dan vida a ese entramado de leyes y prohibiciones con las que tuvo que lidiar el presidente Barack Obama, después de los anuncios del 17 de diciembre de 2014, aunque realmente en el terreno práctico se apartó bastante de su discurso, tomando en cuanto lo que podía haber hecho de acuerdo a sus prerrogativas presidenciales.

Lo que resulta inaudito es que aun ese bloqueo exista en pleno siglo XXI, como un puñal clavado en la garganta de los cubanos. Artículos de la Convención de derechos económicos, sociales y culturales, así como de la Convención de derechos civiles y políticos, son muy explícitos en cuanto a que uno de los derechos humanos fundamentales es el derecho a la subsistencia de un pueblo, de ahí que mientras ese criminal bloqueo exista, hasta el último minuto continuará siendo la más  grande y flagrante violación de los derechos humanos que se ha practicado contra el pueblo cubano durante ya 55 años.

Ahora bien, resulta pertinente hacerse la siguiente pregunta, el día que ese bloqueo sea totalmente levantado –pues estamos consientes que más temprano que tarde sucederá-, ¿habrá terminado la guerra económica contra Cuba o esta aparecerá bajo otra modalidad donde los instrumentos económicos serán empleados para reforzar la batalla ideológica y cultural entre capitalismo y socialismo en la que ya nos encontramos inmersos?  Creo vimos un importante avance de ese futuro durante la administración Obama, escenario ante el cual también debemos estar preparados, aunque somos consientes de que la batalla más imperiosa de hoy es lograr la muerte definitiva del bloqueo.

A pesar de que muchas de las ideas y concepciones que la administración Obama manejó en su “nuevo enfoque” de política hacia Cuba, tienen una larga historia  en determinados círculos de poder de los Estados Unidos, es hoy más visible que nunca la contradicción que se establece entre los que consideran que el bloqueo es funcional a la subversión, y aquellos que consideran constituye un obstáculo para convertir los elementos del llamado Carril II de la Ley Toricelli en una gran autopista de influencias. Termino con dos citas, pronunciadas en dos momentos diferentes, por dos figuras importantes de la clase política de Washington, que hablan por sí mismas.

A inicios de 1999, la entonces secretaria de Estado norteamericana durante la administración de William Clinton, Madeleine Albright, expresó: “estamos utilizando armas inteligentes apuntadas al blanco que queremos. Deseamos ayudar a crear una economía de mercado independiente y tratar de que continúe expandiéndose y se llegue a separar por completo del Estado”.[iv]

Dieciséis años después, Antony Blinken, subsecretario de Estado de los Estados Unidos, durante una visita realizada a España en julio del 2015, señaló: “El embargo tenía buena intención. Reflejaba el hecho de que el Gobierno cubano en la época denegaba derechos básicos a sus ciudadanos y representaba una amenaza de seguridad con su alianza con la URSS. Pero no ha sido eficaz en lograr sus objetivos. Lo lógico es intentar algo diferente. Creemos que abrir la relación es la mejor manera de alcanzar los objetivos que tenían aquellos que apoyaban el embargo. Esto permitirá al pueblo cubano, a la clase media, tener más contacto con el mundo y con EE.UU. Esto nos permitirá extender nuestros contactos en la sociedad cubana. Las medidas que estamos tomando reforzarán a la clase media de Cuba. Este es el mejor instrumento para obtener lo que todos queremos: una Cuba libre, próspera y democrática”.[v]

Orden Ejecutiva Presidencial No. 3447.

Orden Ejecutiva Presidencial No. 3447 firmada por John F. Kennedy.

Notas

[i]Foreign Relations of the United States, 1958–1960, Cuba, Volume VI. Document 436. Memorandum of a Conference With the President, White House, Washington, January 25, 1960.

[ii]Foreign Relations of the United States, 1958–1960, Cuba, Volume VI. Document 499. Memorandum From the Deputy Assistant Secretary of State for Inter-American Affairs (Mallory) to the Assistant Secretary of State for Inter-American Affairs (Rubottom),Washington, April 6, 1960.

[iii] Pierre Salinger, De Mémoire, Editions Denoel, París, 1995.

[iv] Citado por Andrés Zaldívar Diéguez, en: Bloqueo. El asedio económico más prolongado de la Historia, Editorial Capitán San Luis, La Habana, 2004, p.188.

[v] Antony Blinken, Subsecretario de Estado de EE UU: “El deshielo reforzará a la clase media de Cuba”, en El País, 27 de julio de 2015.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/02/03/55-anos-de-genocidio-contra-cuba/#.WJYWxBvhCUk

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El béisbol, aún víctima del bloqueo de EE.UU contra Cuba

Por: Patricio Montesinos

El béisbol, considerado el deporte nacional en Estados Unidos y en Cuba, continúa siendo víctima del bloqueo que Washington aún mantiene a su cercano vecino archipiélago antillano, pese a que ambos gobiernos restablecieron sus relaciones diplomáticas e iniciaron un proceso de normalización de los nexos bilaterales.

Barack Obama, el saliente presidente norteamericano que dio un primer paso hacia el “cambio” de la vieja y frustrada política hostil de EE.UU hacia Cuba, terminó su mandato y sin embargo el cerco económico, comercial y financiero de más de cinco décadas contra la nación latinoamericana persiste intacto.

El béisbol, una de las pasiones de los ciudadanos de ambos países, sufre los efectos de las ilegales leyes del bloqueo, que menoscaban todos los sectores de la sociedad de la mayor de las Antillas, y a su vez al pueblo norteamericano, como ha denunciado de manera reiterada y unánime la comunidad internacional en la Asamblea General de la ONU, además de diferentes entidades regionales y mundiales.

Por estos días, que se celebra en México la afamada Serie del Caribe de pelota, volvió a salir a la palestra pública el trato discriminatorio de que es blanco Cuba por la guerra que todavía le impone Washington.

El propio presidente de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe (CBPC), Juan Francisco Puello, manifestó en suelo mexicano que la permanencia futura de los equipos cubanos en esos certámenes beisboleros anuales depende del gobierno norteamericano.

En declaraciones a la prensa, Puello admitió que la participación de Cuba en las Series del Caribe -actualmente como invitada gracias a su esfuerzo personal- escapa a la voluntad de la CBPC, e incluso de las Grandes Ligas de EE.UU (MLB, por sus siglas en inglés).

El directivo fue más lejos al señalar que la presencia de los conjuntos del decano archipiélago antillano en las referidas citas deportivas envuelve directamente a la administración de la Casa Blanca, y tiene que ver con asuntos políticos.

Más claro que las aguas del Caribe, mientras Washington no levante definitivamente el bloqueo, los conjuntos cubanos de pelota podrán estar impedidos de competir en igualdad de derechos y obligaciones con sus similares subregionales, a pesar de ser catalogados entre los más fuertes del área y del mundo.

Cuba históricamente ha dado prestigio a los eventos beisboleros internacionales, además de enseñar a practicar el “juego de las bolas y los strikes” a otras naciones. Sin embargo se le sigue frenando su participación activa en ligas afiliadas a la MLB, como la CBPC, a no ser que sus atletas abandonen el país y renuncien a su ciudadanía.

Entonces, la pelota continuará estando en terreno norteamericano mientras no prevalezca la voluntad política de Washington de eliminar las leyes del bloqueo, que son en realidad las que entorpecen hasta hoy la normalización de los vínculos y una buena vecindad entre EE.UU y Cuba, basada en el respeto mutuo.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/02/07/el-beisbol-aun-victima-del-bloqueo-de-ee-uu-contra-cuba/#.WJxXCjhGT_s

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