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La Universidad latinoamericana: ¿tiene falla de origen?

 

La Universidad es una conquista social de singular importancia para la democratización del saber y su relación con la transformación social.  Sin embargo, no es osado señalar que en el presente, presta un limitado aporte a los cambios sociales en su conjunto y mucho menos a los proyectos emancipatorios en América Latina y el Caribe.  Más allá de destacadas, honorables y admirables figuras que trabajan desde sus espacios, la universidad comienza a ser percibida socialmente como una institución de titulación para acceder al campo laboral, distante del imaginario que había construido décadas atrás de espacio para soñar y pensar lo social, lo humano y el contrapoder.

Este no es un fenómeno atribuible sólo a las instituciones universitarias. En muchos lugares de la región, los Estados nacionales y sus instituciones parecieran mirar en sentido opuesto al horizonte que están dibujando sus pueblos.  Este desencuentro es dramático y puede traer en el mediano plazo severos problemas de gobernabilidad en la región. Las dinámicas del pasado, los discursos de ayer, las respuestas que fueron efectivas cada día tienen mayores dificultades para empalmar con la agenda mínima ciudadana del presente. Es hora de pensar políticamente (con P mayúscula) sobre estos fenómenos, desde una perspectiva descolonial.

Y es que el proceso de colonización logró apropiarse del firmamento de espacios ciudadanos ocupando hasta las rutas de emancipación.  La colonización cultural –la peor de todas porque domina las ideas y con ellas el mundo-  pretendió y en muchos casos lo lograron,  enseñarnos cómo es que era permitido y posible ser libres; es decir, han pretendido enseñarnos los límites y fronteras de la propia libertad. Lo académico no fue ajeno a ello, por el contrario fue y es aún hoy en día, epicentro de ese sostenimiento del orden colonial en las estructuras de pensamiento.

Cuando el esclavo libre, ahora colonizado –neo esclavitud-  se atreve a pensar por sí mismo, atreviéndose a explorar, conocer, indagar, construir  nuevos caminos para concretar su libertad, suele encontrarse en el peor de los mundos. Por un lado la más feroz rabia del colonizador y por el otro la burla/temor/incredulidad de los iguales, quienes colonizados culturalmente, quieren que otro les muestre como cambiar los cosas, pero no creen posible ser protagonistas del cambio, es decir de la nueva historia.

La universidad latinoamericana debe construir una nueva historia, que le permita romper con el velo cultural del colonizado atreviéndose colectivamente a repensarse en todos los planos, desde la forma de crearse y actuar en ella misma, pero también atreviéndose a cuestionar sus orígenes y pensar una nueva forma de parir y nacer. Revisar sus prácticas y procesos desde ese ejerció descolonizador,  puede contribuir con el surgimiento de ese otro mundo no colonizado, alterno, donde pensar el mundo patas arriba sea sinónimo de cordura libertaria.

Al respeto Quijano, A. (2014) afirma que “al formular sus cuestiones en un espacio social abstracto, históricamente indeterminado, quienes así proceden no pueden evitar identificar a piori a esta cultura (o a esta sociedad y a este Estado) con la cultura (o la sociedad o el Estado). El contexto histórico social concreto se asume, pues, como dado, no cómo algo a cuestionar en el punto mismo de partida” (p.667).

Desde ese lugar de enunciación, me atrevo a plantear respecto a las universidades que los problemas que se evidencian y nos hacen siempre pedirle una y otra vez a ella: transformación … transformación … transformación universitaria tienen como punto de partida una falla de origen. Esta falla de origen, desde mi punto de vista, tiene que ver con el código genético con el cual se edifica la vida y el que hacer universitario. Falla de origen que se inicia en el propio momento de la fundación de las universidades.  Falla de origen que  se expresa en su concepción práctica, más allá de la definiciones teoréticas, al auto asumirse y ser aceptada por la mayoría de la gente, como una institución fundamentalmente para la docencia.  El gen problemático de la estructura de vida universitaria se desarrolla por una perspectiva colonial de su existencia.

De hecho, las universidades en América Latina y el Caribe tienen sus orígenes en procesos coloniales, asignándosele desde sus comienzos la tarea de formar a la burocracia y los funcionarios que demandaba el orden imperial de dominación. Para Tünnermann (1996) la universidad colonial en América Latina y el Caribe procura resolver:

  1. La necesidad de proveer localmente de instrucción a los novicios de las órdenes religiosas que acompañaron al conquistador español, a fin de satisfacer la creciente demanda de personal eclesiástico creada por la ampliación de las tareas de evangelización;
  2. La conveniencia de proporcionar oportunidades de educación, más o menos similares a las que se ofrecían en la metrópoli, a los hijos de los peninsulares y criollos, a fin de vincularlos culturalmente al imperio y, a la vez, preparar el personal necesario para llenar los puestos secundarios de la burocracia colonial, civil y eclesiástica. Por otro lado, las dificultades de las comunicaciones, arriesgadas y costosas, aconsejaban impartir esa instrucción en las mismas colonias;
  3. La presencia, en los primeros años del periodo colonial, en los colegios y seminarios del Nuevo Mundo, de religiosos formados en las aulas de las universidades españolas, principalmente Salamanca, deseosos de elevar el nivel de los estudios y de obtener autorización para conferir grados mayores. De ahí que las gestiones para conseguir los privilegios universitarios fueron con frecuencia iniciadas por estos religiosos de alta preparación académica (p.122)

Es decir, las Universidades en la región no fueron pensadas para el desarrollo de las naciones dominadas, ni para la formación de sus ciudadanos, mucho menos para el desarrollo de un conocimiento, ciencia y tecnología que les permitiera ser independientes.  Las universidades  en América Latina y el Caribe fueron arietes conceptuales de un conocimiento que reproducía el orden de dominación.  No fueron universidades desarrolladas a partir de las necesidades de la gente y los requerimientos de sus sociedades, sino implantadas desde las naciones que se asumían conquistadoras y por lo tanto dueñas de los nuevos territorios.

El propio Tünnermann (1996) distingue dos modelos en las universidades implantadas: la de Salamanca y la de Alcalá de Henares, ambas de origen español. El modelo de Salamanca respondió a “la idea de una universidad al servicio de un “estado-nación”, concepto que recién surgía en España (siglo XIV)… Todo el edificio de la transmisión del conocimiento descansaba sobre la cátedra” (pp-124-125).  Por su parte, la preocupación central de la universidad alcalaína fue la teología, material que sólo en épocas posteriores ocupó un lugar relevante  entre los estudios salamantinos. Su organización correspondió más bien a la de un convento-universidad” (pp-124-125).  Los modelos de Salamanca y Alcalá se desarrollaron sobre la base de la docencia, es decir como instituciones para impartir conocimiento.

Para Morles, Medina Rubio y Álvarez Bedoya (2002) en el proceso de construcción de la República, luego de alcanzar independencia nacional, la llamada universidad Republicana reemplazaría el modelo elitesco y eclesiástico imperante por uno más “dinámico, tolerante y científico (…) incorporando nuevas cátedras y laboratorios” (p.20), haciendo que las estructuras académicas[i] se asemejarán bastante al modelo Napoleónico. Continúan estos autores señalando que “con el modelo napoleónico de universidad se afirma en Venezuela, desde el último cuarto del siglo XIX, el pensamiento positivista y evolucionista. El modelo napoleónico se basa también en la docencia, con un carácter más científico contribuyendo a la ruptura con el dogmatismo religioso.

Autores Galo Gómez, citado por D’Andrea, R. E, Zubiría, A y Sastre Vázquez, (2012) precisan respecto a la concepción Napoleónica de la universidad:

La Universidad Imperial creada en 1808 y organizada dos años más tarde, es algo muy distinto de lo que tradicionalmente se había entendido como Universidad. Es un organismo estatal, al servicio del Estado que la financia y organiza y que fija no sólo sus planes de estudios, su administración y el nombramiento de profesores, sino hasta la moral pública que ha de inculcar a sus discípulos: «Mi fin principal – declara el mismo Napoleón- al establecer un cuerpo docente es tener un medio de dirigir las opiniones políticas y morales». Una Universidad centralizada, burocrática y jerárquica. Es difícil encontrar algo más opuesto a lo que había sido la Universidad desde su origen» (Galo Gómez O., 1976, p.7)

 

Esta implantación no pasa desapercibida por parte de quienes se resisten a la dominación.  Propuestas y modelos alternativos comienzan a surgir en todo el continente en el siglo XX, los cuales tienen una expresión clara y firme en El Manifiesto Liminar (1918) que fundamentó la reforma de Córdoba, en el cual se plantea

Las universidades han llegado a ser así el fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la Ciencia, frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático. Cuando en un rapto fugaz abre sus puertas a los altos espíritus es para arrepentirse luego y hacerles imposible la vida en su recinto. Por eso es que, dentro de semejante régimen, las fuerzas naturales llevan a mediocrizar la enseñanza, y el ensanchamiento vital de los organismos universitarios no es el fruto del desarrollo orgánico, sino el aliento de la periodicidad revolucionaria.

Agregando:

Nuestro régimen universitario -aún el más reciente- es anacrónico. Está fundado sobre una especie del derecho divino: el derecho divino del profesorado universitario. Se crea a sí mismo. En él nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico. La Federación Universitaria de Córdoba se alza para luchar contra este régimen y entiende que en ello le va la vida. Reclama un gobierno estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la soberanía, el derecho a darse el gobierno propio radica principalmente en los estudiantes. El concepto de Autoridad que corresponde y acompaña a un director o a un maestro en un hogar de estudiantes universitarios, no solo puede apoyarse en la fuerza de disciplinas extrañas a la substancia misma de los estudios. La autoridad en un hogar de estudiantes, no se ejercita mandando, sino sugiriendo y amando: Enseñando. Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y de consiguiente infecunda. Toda la educación es una larga obra de amor a los que aprenden. Fundar la garantía de una paz fecunda en el artículo conminatorio de un reglamento o de un estatuto es, en todo caso, amparar un régimen cuartelario, pero no a una labor de Ciencia. Mantener la actual relación de gobernantes a gobernados es agitar el fermento de futuros trastornos. Las almas de los jóvenes deben ser movidas por fuerzas espirituales. Los gastados resortes de la autoridad que emana de la fuerza no se avienen con lo que reclama el sentimiento y el concepto moderno de las universidades. El chasquido del látigo sólo puede rubricar el silencio de los inconscientes o de los cobardes. La única actitud silenciosa, que cabe en un instituto de Ciencia es la del que escucha una verdad o la del que experimenta para crearla o comprobarla.
Por eso queremos arrancar de raíz en el organismo universitario el arcaico y bárbaro concepto de Autoridad que en estas Casas es un baluarte de absurda tiranía y sólo sirve para proteger criminalmente la falsa-dignidad y la falsa-competencia.

 

El grito de Córdoba es el más importante cuestionamiento hecho a la universidad desde la perspectiva de sus estudiantes.  Los reclamos centrales se refieren a la forma y mecanismos de gobierno interno y de una u otra manera a la desconexión de la universidad con su entorno.  En buena medida, el Manifiesto Liminar impulsa un modelo de universidad para un nuevo ciclo de proyectos de independencia nacional.

En el siglo XX la idea de investigación universitaria se fue deslizando progresivamente hacia los posgrados. Para Lucas Luchilo (2010), “en América Latina, el fomento de la formación de posgrado fue y es una de las funciones básicas asignadas a los Consejos de Ciencia y Tecnología, que se crearon a partir de la década de 1950. Desde esta perspectiva, se trata de instrumentos de política con alta legitimidad y en los que los países de la región han acumulado experiencia, tanto en el nivel de promoción como en el de ejecución” (p.14).  Este auge se produce en medio del creciente influencia de las ideas de desarrollo nacional y regional, así como de la planificación auspiciadas, entre otras por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).  Sus resultados en términos de crecimiento sectorial (posgrados) y de impacto se mostraron limitados.  Posteriormente el neoliberalismo, en los ochenta y noventa del siglo XX,  se encargaría de generar un proceso de vaciamiento de la investigación y los investigadores universitarios promoviendo su migración hacia centros independientes de investigación con fuerte financiamiento privado y ubicados en los países del centro capitalista.

El Mayo francés con sus críticas iniciales al Libro Blanco del Ministro Francés de Juventud y deporte François Missoffe, abren un capítulo especial que lleva a la juventud mundial a repensar el compromiso de la universidad con los más altos ideales de la humanidad.  Pero la universidad siguió siendo una institución centrada en la docencia.  Los movimientos de profesores universitarios planteando la urgente necesidad de una reforma de la educación superior se multiplicaron en el mundo en las décadas de los setenta y los ochenta del siglo XX.

Es importante detenernos brevemente sobre los resultados alcanzados en materia de investigación en la región. Lemasson&Chiapee (1999) señalan respecto a la investigación universitaria que “los resultados obtenidos no permiten hoy, con los desafíos contemporáneos que conocemos, concluir que están listos para enfrentar el porvenir de manera constructiva. Si el camino pasado, aunque con muchas diferencias nacionales, fue positivo, la necesidad de continuar con el cambio es imperativa y va a exigir una visión y una voluntad resueltas” (p.315). Más adelante, estos mismos autores afirman:

Es fácil concluir que la única vía para asegurar la independencia a largo plazo, el desarrollo económico endógeno en nuevas esferas con un alto valor agregado y sistemas sociales más justos, es promover con urgencia las actividades de ciencia y tecnología como prioridades nacionales. Responder a esta urgencia significa que el momento de decisiones radicales ha llegado, particularmente respecto del papel de las universidades, las que constituyen en términos de recursos humanos actuales y futuros las instituciones claves del porvenir colectivo” (p.317).

 

Autores como Didriksson (2000) siguen apostando por el binomio clásico docencia-investigación. Seguramente Axel argumentará en defensa de esta direccionalidad –que no es una cuestión menor- que “la parte más dinámica del proceso [producción y transferencia de conocimientos[ii]] se ubica en la relación entre la docencia y la investigación, y el curriculum desde la perspectiva de la creación de un valor económico: el conocimiento, y de un valor social: los trabajadores del conocimiento“ (pp. 32-33). En consecuencia, la universidad latinoamericana sigue pensándose desde la docencia como epicentro sobre el cual gravita el grueso de su actividad general, pero también particular de cada profesor(a).  Es el círculo propio de una universidad pensada para aportar al papel asignado por el centro a la periferia, en el campo de la producción y transferencia de conocimientos.  En este sentido, la llamada producción del conocimiento universitaria, no es otra cosa que la adaptación de premisas generales al contexto de países dependientes y neocoloniales.

El emerger del neoliberalismo en el mundo, en el marco de la globalización económica y la mundialización cultural,  retan el pensamiento respecto a qué modelo de universidad demandan las nuevas formas de acumulación y producción capitalista puestas en marcha.  Desde los discursos de resistencia y alternativos se concentraron fuerzas contra la privatización de la educación y fue precario el debate a nivel del público en general.  Las polémicas respecto al presente y futuro de las universidades, sin neutralidad pero mucho más allá de la diatriba ideológica, fueron impulsadas en buena medida por instancias internacionales como la CRESALC, hoy convertido en IESALC UNESCO.

En los noventa del siglo XX la UNESCO plantea la necesidad de convocar a una Conferencia Mundial sobre la Educación Superior que repensara la universidad a escala planetaria, pero también como un espacio de reencuentro con la academia de la recién desmantelada URSS. Los documentos que circularon con carácter previo y las propias conclusiones de la I Conferencia señalaron preocupaciones muy especiales respecto a la eficacia de la universidad existente, la calidad de sus dinámicas y procesos de aprendizajes, el impacto de las NTIC y la cultura global en las dinámicas universitarias.  Esta conferencia, al igual que la segunda (2008) fueron precedidas por sendas Conferencias Regionales (CRES).  En cada uno de estos espacios se evidenció la urgencia de repensar a la propia universidad y los límites de los procesos de reforma interna.

El año 2018 se cumplen 20 años de la primera Conferencia Mundial de educación Superior y coincide con los cien años del grito de Córdoba. Pensamos que es un excelente momento para reanimar, retomar y reimpulsar el debate sobre la educación universitaria.  En esta dirección recibimos con alegría el anuncio hecho este 15 de Junio de 2016, en la propia ciudad y universidad de Córdoba, respecto al lanzamiento de la Tercera Conferencia regional de educación Superior (CRES) en la ruta –aún no anunciada por UNESCO- de la III Conferencia Mundial del sector. En hora buena celebramos este anuncio como oportunidad de oro para reabrir y relanzar los debates por esa otra universidad posible.

La Universidad para los proyectos de desarrollo nacional, de independencia y para la construcción de sociedades libres, democráticas, justas, igualitarias y, en permanente cambio tiene que ser una universidad pensada desde una perspectiva del Sur.  Boaventura de Sousa Santos (2008) nos habla de pensar lo nuevo con lo nuevo, porque

no puede enfrentarse lo nuevo contraponiendo lo que existía antes. En primer lugar, porque los cambios son irreversibles y en segundo lugar, porque lo que existió antes no fue una edad de oro, o si lo fue, lo fue solamente para la universidad y no para el resto de la sociedad, y en el seno de la propia universidad, lo fue solamente para algunos y no para otros. La resistencia debe involucrar la promoción de alternativas de investigación, de formación, de extensión y de organización que apunten hacia la democratización del bien público universitario, es decir, para la contribución específica de la universidad en la definición y solución colectiva de los problemas sociales, nacionales y globales” (p.30)

Para Aboites. H. (2011) “este cambio requiere una transformación de la mentalidad universitaria, las estructuras de gobierno, los mecanismos de acceso, la reglamentación y la organización académica, que deben ajustarse a las nuevas demandas y necesidades de acceso, formación y profesionalización que tiene la actual población joven y estructuralmente excluida, pero también a las necesidades de un momento de tránsito al posneoliberalismo como es el actual”. (p.273, en Bonilla, L y Segrera, F. [2011]. Educación universitaria para el siglo XXI. Ediciones CIM/OPSU, Caracas. Venezuela)

En la perspectiva que invitan Boaventura y Aboites, nos atrevemos a pensar la universidad del siglo XXI, el presente y el futuro inmediato, en tres momentos: el primero las universidades que se están creando o se van a crear, segundo las universidades que inician procesos de transformación y tercero, las universidades que permanecen inamovibles. En este artículo me referiré sólo a las primeras, esperando poder abordar los otros dos casos en próximos trabajos.

Estoy convencido que crear universidades sobre la lógica estructurante de la docencia con complementos de investigación y extensión –independientemente que se digan vinculadas- es un ejercicio colonial, que reproduce el modelo de conocimiento, formación, indagación y acción en lo social, propio, desde y para la dominación. Trataremos pedagógicamente de ir explicando paso por paso esta afirmación.

La universidad fundada en cátedras, escuelas, facultades está pensada en buena medida para reproducir el llamado “conocimiento de punta” en las distintas áreas. En esa orientación, por ejemplo, en la sociología, la medicina o la química surgen textos, contenidos curriculares, paradigmas, discursos, resultados que pasan a ser de uso común en los países de la periferia capitalista. A estos se les suele asociar al llamado “conocimiento de punta”; cuando lo cierto es que estas producciones son sólo  el “conocimiento liberado para consumo académico masivo” por parte del modo de producción[iii].  Desarrollos de ello, lo constituye el tan cotidiano internet de hoy, que pasó décadas siendo utilizado por el llamado complejo industrial-militar antes de que fuera conocido por todos nosotros; evidentemente la tecnología comunicacional “de punta” que debe estar usando ese mismo complejo hoy en día debe ser revolucionariamente distinta a la que usamos cotidianamente. Muchos otros ejemplos surgen en el campo de la genética, la medicina o la neurociencia. De hecho, la mayoría de las investigaciones más importantes realizadas en el 2015 –como en años anteriores-  se refieren al cerebro humano, sus usos y potencialidades las cuales aún no forman parte de  ese “conocimiento liberado para consumo académico masivo”. Entonces lo que se enseña en el modelo basado en la docencia es solo el cascarón del conocimiento de vanguardia.

Argumentaran los defensores de este modelo que la investigación autóctona esta llamada a reducir esta brecha. Esto tal vez sea cierto en términos teórico-conceptuales pero la realidad o la empírea nos dice a diario que la inmensa mayoría de la investigación que se realiza en las universidades está asociada a trabajos de ascenso en el escalafón universitario o de interés muy particular.  Con ello no pretende solapar o desconocer la meritoria labor que realizan algunos investigadores en casi todos los campos de las ciencias, pero a decir verdad esta es por lo general una labor muy particular y excepcional y no característica del sistema.

Los neoliberales usan esta verdad y realidad para asignarle la mayor cuota de responsabilidad al respecto, al personal docente universitario, eximiendo de culpas al sistema, los gobiernos nacionales, los mecanismos de conducción de la educación superior  y mucho más a la propia concepción universitaria.  El neoliberalismo educativo, interesado en la privatización educativa a inventado ranking, modelos de evaluación de eficiencia docente, sistemas de clasificación de la investigación, protocolos de reconocimiento de resultados de pesquisas, etc. que sólo terminan certificando los procesos de adaptación del conocimiento liberado por los centros de investigación que sustentan el modelo de producción del capitalismo del siglo XXI.

Pero lo que ya resulta inocultable, es que la universidad basada en la docencia con sus complementos de “investigación” y “extensión”, no le resultan útil ni al capitalismo, ni al socialismo en el siglo XXI  -desde una perspectiva “neutra” de carácter nacionalista-  pero si al modelo de globalización económica y mundialización cultural que impulsa a escala planetaria el neoliberalismo que implica una nueva ruina de las naciones de la periferia en beneficio de las del centro.  Es decir, el modelo de universidad, basada en la docencia se ha convertido en un mecanismo de perpetuación de la dominación.

No es la primera vez que este debate se abre y las propuestas de solución han sido variadas, desde cacarear una reforma universitaria que se elabore por todos democráticamente –lo cual no ha sido garantía alguna de romper el círculo de la dominación-  pasando por modelos organizacionales que terminan queriendo convertir a las universidades en Ministerios, altamente burocratizadas antes que en centros de generación de conocimiento. Pero nadie se atreve a cuestionar los paradigmas, conceptos y procesos sobre los cuales se crean nuevas universidades; por el contrario todos los dispositivos legales y de trámites están montados para repetir una y otra vez el modelo. Área de conocimiento de la nueva universidad a crear, facultades, carreras, programas de formación, cátedras y/o unidades curriculares con variados diseños funcionales terminan pareciéndose cada vez más las unas a las otras.

Esto se debe a que la genética epistémica de uno u otro intento tiene una misma raíz: la universidad basada en la docencia. Más allá de cualquier meta discurso innovador, en la mayoría de los casos cualquier iniciativa fenece cuando se concreta en carga de docencia en el aula, de actividades administrativas, de planeación de clases, de asesoría de tesis, etc.  del profesor universitario; allí mueren las ilusiones.

El desafío doble entonces reside en desarrollar investigaciones nacionales, regionales y locales que permitan ir rompiendo el círculo de la dependencia mediante conocimiento necesario para el desarrollo nacional a la par de ir disminuyendo la brecha de varias décadas existente entre conocimiento de vanguardia y conocimiento reproductor que se suele trasmitir en las universidades de los países de la periferia.  Todo ello a la par que se forman los ciudadanos calificados para los proyectos nacionales de independencia económica, tecnológica y cultural.

Las universidades son parte integral de un país de una región geopolítica, no son islas a la deriva en un mar abierto, ni un Estado dentro del Estado.  La necesaria autonomía universitaria en ningún momento puede significar una desconexión orgánica de las casas de estudios superiores con los proyectos nacionales de país. Por ello considero que el primer pensamiento proto universitario es el de identificar cuáles son los problemas centrales de un país; una vez identificado los 10 o 20 problemas prioritarios para el desarrollo nacional, verificar si alguna universidad de las existentes tiene el perfil para abordar su estudio, análisis y propuestas de solución.

De no existir, por ejemplo, en el área del petróleo, pensar primero en el diseño de un Centro Nacional de Investigaciones Petroleras –siguiendo con el ejemplo- que se dedique a estudiar los temas vinculados a esta campo,  desde una perspectiva transdiciplinaria, es decir desde los procesos técnicos de producción hasta los operativos de comercialización, pasando por la geopolítica del petróleo hasta la arquitectura financiera para la estabilización de los ingresos producto de las fluctuaciones de precios.  Y aquí el pragmatismo de gestión puede no siempre coincidir con las premisas ontológicas, epistemológicas o conceptuales del debate académico, porque se van a requerir estudios disciplinares, multidisciplinares y transdiciplinares en cada caso.

Centros de Investigaciones de este tipo, con una plantilla de investigadores con salarios equivalentes al promedio internacional mínimo estándar o más, pueden ser acusados por los conservadores o por los radicales del igualitarismo a ultranza, de elitescos.  Pero en ciertas etapas de la historia de las naciones libres y de avanzada se ha requerido y requiere conformar una élite generadora de conocimiento, cuya teleología de constitución es la democratización del mismo y el mejor uso con fines sociales.

Centros de investigación de este corte, produciendo resultados concretos luego de cinco, diez o quince años de investigación según sea el caso y la complejidad de los estudios que abordan debieran abrir estudios de postgrado, Doctorados, post doctorados, maestrías, especializaciones y cursos de alto nivel donde se socialice los procesos y resultados de investigación a la par de ir formando, mediante la lógica de equipos de investigación abiertos, el personal docente que trabajaría en el pregrado.  Se trataría de invertir la ruta de los procesos de docencia desde el posgrado hacia el pregrado, entendiendo los posgrados no como profesionalizantes, sino como dinámicas de investigación y construcción / validación de discurso científico alternativo. En consecuencia, las nuevas universidades deberían ser paridas por centros de investigación y desde ellos.

En consecuencia, serían investigadores con treinta horas mínimas de trabajo semanal investigativo quienes darían un máximo de 8 horas de docencia en la futura universidad.  Esta integración investigación-docencia asociada a la validación del impacto social del conocimiento emergente haría posible dar un salto en tecnología, ciencias, conocimientos, técnicas y procedimientos que posibilitarían avanzar en desarrollos nacionales que fundamenten económica, tecnológica y políticamente procesos de autentica independencia nacional.

Esto crearía otra serie de problemas, propios de lo nuevo que se crea a los cuales no hay que temerles, sino por el contrario abordarlos dado el impacto de lo nuevo que se construye.  Algunos de ellos, como el reconfigurar el concepto de la carrera docente universitaria, el tamaño de la universidad, su vinculación con contextos, el financiamiento, la cobertura, entre otros.  En los próximos artículos intentaremos abordar nuestra perspectiva sobre cada uno de ellos, además de plantearnos la reflexión y el debate respecto a cómo alinear las universidades existentes en un esfuerzo tan dialécticamente distinto a la génesis de las mismas, como el que estamos planteando.

A cualquier colega que diga que es posible hacer lo mismo con la universidad fundada sobre la docencia, tendríamos que pedirle que -no como excepción sino como generalidad- muestre donde se está dando esta haciendo lo mismo con el modo colonial viejo, basado en la docencia como epicentro. A los innovadores que han logrado muy buenas definiciones en reglamentos y estatutos universitarios sobre el papel de la investigación deberíamos pedirles que después de por lo menos una década, necesario seria tener resultados de gran impacto para mostrar.

La única forma de eliminar la falla de origen de la universidad es generando una nueva forma de creación del mundo universitario, ya no desde el conocimiento reproductor sino del creador, no desde la dominación sino de la liberación.  Se trata de atrevernos a romper con el molde colonial respecto a cómo se construye una universidad.  Eso implica dejar de pensar como los dominados que tienen temor de explorar una nueva ruta que no sea la que el amo les enseñó.  Creemos pues una universidad a partir de los procesos de investigación, sepultemos la vieja universidad atrapada en la camisa de fuerza de la docencia, construyamos una pedagogía desde el aprendizaje por descubrimiento.

 

Lista de referencias:

Bonilla-Molina, L (2001). Gerencia, investigación y Universidad. Ediciones Iesalc. Caracas Venezuela

Bonilla-Molina, L (2015). Calidad de la educación: ideas para seguir transformando el sistema educativo.  Ediciones Fonacit MPPE. Venezuela

Bonilla, L y Segrera, F. [2011]. Educación universitaria para el siglo XXI. Ediciones CIM/OPSU, Caracas. Venezuela

D’Andrea, R. E, Zubiría, A y Sastre Vázquez, (2012). Reseña histórica de la extensión universitaria.  Mimeografiado

Dridiksson, A. (2000). La universidad de la innovación: una estrategia de transformación para la construcción de universidades de futuro. Ediciones IESALC UNESCO. Caracas Venezuela

Lemasson, J.P y Chiapee, M. (1999). La investigación universitarias en América Latina. Colección respuestas. Ediciones IESALC UNESCO. Caracas. Venezuela.

Lucilo, L. (2019) Formación de posgrado en América Latina: políticas de apoyo, resultados e impactos.  Ediciones EUDEBA, Buenos Aires, Argentina.

Manifiesto Liminar: disponible en  http://www.unc.edu.ar/sobre-la-unc/historia/reforma/manifiesto

Morles, V., Medina R., E. y Alvarez B., N. (2002). La Educación Superior en Venezuela. Ediciones IESALC. Caracas, Venezuela.

Quijano, A. (2014). Cuestiones y Horizontes: Antología esencial de la dependencia histórico-estructural a la colonialidad/descolonialidad del poder. Colección Antologías. Clacso. Buenos Aires. Argentina

Sousa Santos, Boaventura (2008). La universidad del siglo XXI. Ediciones CIM. Caracas. Venezuela.

Tünnermann Bernheim, C. (1996) Breve historia del desarrollo de la universidad en América Latina, publicado en La Educación superior en el umbral del siglo XXI, Caracas: Ed. CRESALC, 1996, pp-11-38

 

[i] Especialmente en casas de estudios superiores como la Universidad Central de Venezuela a mediados del siglo XIX.

[ii] Contenido de los corchetes es mío para contextuar adecuadamente la cita

[iii] En este trabajo partimos del principio que todo conocimiento es primero usado, probado, implementado o desechado por las diferentes expresiones del modelo capitalista globalizado, previamente a su liberación en el mercado de consumo académico.

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Empleados de Google y Apple tienen a sus hijos en escuelas sin computadora

 Noticia / 10 de julio de 2016 / Por: Revista Vinculando

«La pantalla perturba el aprendizaje. Disminuye las experiencias físicas y emocionales», dice un empleado de Microsoft que, al igual que muchos de Google, Apple y otras empresas de computación, escogió para sus hijos una escuela que no usa computadoras.

La Escuela Waldorf de Península, en California, ha sido elegida por muchos empleados de Google, Apple, Microsoft y otras grandes empresas de computación para que sus hijos se eduquen alejados de las pantallas, de acuerdo con el diario Le Monde. De hecho, ¾ partes de los alumnos inscritos, son hijos de personas que trabajan en el área de las nuevas tecnologías.

¿Por qué enviar a los hijos a una escuela que no usa computadoras, sobre todo este tipo de personas que se dedica a esta área?

Uno de estos padres, Pierre Laurent, que ha trabajado 12 años en Microsoft, recuerda que las computadoras son sólo herramientas «El que sólo tiene un martillo piensa que todos los problemas son clavos», dice. Además, «la pantalla perturba el aprendizaje. Disminuye las experiencias físicas y emocionales».

Laurent cuestiona a la tendencia actual de introducir a los niños al ámbito de las computadoras a una edad cada vez más temprana, Cuando le preguntan si no le preocupa que sus hijos estén en desventaja con el mundo acelerado, responde: «no sabemos cómo será el mundo dentro de 15 años, las herramientas habrán tenido tiempo de cambiar muchas veces.

El placer de la desconexión

Así como muchas otras personas, a Richard Stallman, el gurú del software libre, le gusta vivir desconectado: «la mayor parte del tiempo no tengo Internet. Una o dos veces por día, a veces tres, me conecto para enviar y recibir mis correos».

Hoy en día hay tanto personas que sufren de nomofobia, (miedo a no estar conectado teléfono, Internet, etcétera), como otros que buscan formas que los mantengan desconectados.

Por un lado hay niños y adolescentes que envían SMS y están conectados a las redes sociales a la hora de la comida, y adultos que pasan hasta 90% de su tiempo de trabajo entre correos electrónicos. Por otro lado hay programas que bloquean el acceso a internet por un tiempo determinado o que restringen el acceso a Facebook y Twitter, para así trabajar sin distracciones.

Esta actitud de quienes trabajan para las grandes compañías de la computación da mucho para reflexionar. ¿Qué tanto tiempo vamos a permitir a nuestros hijos que naveguen en una realidad virtual en lugar de disfrutar una vida real?. Artículo publicado en La Jornada.

N. del E. Artículo originalmente publicado el 8 de noviembre de 2012.

Para citar este artículo (APA):

Revista Vinculando, (2016). Empleados de Google y Apple tienen a sus hijos en escuelas sin computadora. Recuperado de Revista Vinculando: http://vinculando.org/noticias/hijos-de-empleados-de-google-y-apple-asisten-a-escuelas-sin-computadora.html

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Los directores de escuela, muy lejos de su principal tarea, la pedagógica

Por:  Agustina Blanco

La mejora de la calidad educativa está en el centro de la agenda de la mayoría de los países. Felizmente, en la Argentina también pareciera estar siendo el caso. Pero se sabe que mejorar sistemas de educación -cómo mejorar la formación integral y el desempeño de alumnos en miles de escuelas- es un emprendimiento de altísima complejidad, sin atajos ni recetas perfectas.

Sería aconsejable evaluar las causas que llevan a muchos sistemas educativos alrededor del mundo a enfocarse en fortalecer políticas vinculadas a los directores de escuela y al liderazgo educativo. Luego de dos décadas de investigaciones diversas, hay consenso en que luego de la práctica del docente en el aula son los directores y líderes escolares quienes representan la segunda variable de mayor influencia para lograr mejorar aprendizajes en los alumnos.

Como los directores son agentes multiplicadores con posibilidad de impactar en un gran número de maestros, sería incomprensible que un sistema no se enfocara en estos profesionales de la educación desde la política.

La Argentina es el único país de la región que asigna a sus directores funciones administrativas, pedagógicas y sociales. Estas últimas -dependiendo la provincia, se les asignan entre 33 y 65 funciones- los hacen responsables de los comedores, los albergues, la coordinación de servicios médicos y de redes de protección del derecho del niño y el adolescente.

La pregunta que se presenta es cómo pueden los directores, ante semejante desafío, enfocarse en sus funciones pedagógicas y así garantizar las condiciones para el constante mejoramiento de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Impacto directo

Los directores pueden lograr impacto relacionado con dimensiones específicas dentro del contexto escolar ya que fijan el rumbo de la escuela, desarrollan a sus equipos docentes y rediseñan la estructura de la organización para generar condiciones propicias para el aprendizaje.

Fijar el rumbo es la dimensión de mayor peso para lograr una escuela efectiva. Los maestros deben comprender hacia dónde va la institución, cuáles son la visión y los objetivos, y cómo intentan llegar a ellos. Una escuela con rumbo claro logra que cada miembro se sienta parte del propósito de la institución, haciendo a cada uno responsable, en alguna medida, de los logros. Esto, más allá de distribuir la responsabilidad que no es de éste ni de aquél, sino de todos, permite que cada miembro se sienta un profesional invitado a ser parte del proceso de decisiones y a trabajar de modo colaborativo en pos de los objetivos.

Esta concepción de liderazgo horizontal hace a una cultura institucional motivadora y profesional. No es posible hoy en día concebir una organización donde sus miembros no trabajen de modo colaborativo, dialoguen, reflexionen y aprendan entre pares. Sin embargo, la escuela en general no trabaja así, sino que cada docente se aísla dentro de su aula, no comparte propósitos comunes ni se siente parte de una comunidad en constante desarrollo.

Un reciente estudio de Bain & Company, luego de haber estudiado doce sistemas escolares en Estados Unidos y haber encuestado 4200 docentes y directores, concluye que los típicos formatos en la escuela están aún caracterizados por directivos sobrepasados con funciones administrativas. Esto va en detrimento de lo que es primordial, que es colocar el foco en los procesos de enseñanza y de aprendizaje.

El estudio propone que las escuelas trabajen bajo modelos de liderazgo distribuido, dando posibilidad a varios docentes de asumir funciones de liderazgo para el acompañamiento de otros docentes, buscando mejorar sus prácticas pedagógicas en el aula.

¿Cómo comenzar a acercar el sistema de educación argentino a un recorrido de mejora sostenida basado en el liderazgo educativo efectivo? En nuestro país, las políticas vinculadas a los directores requieren una seria revisión y un cambio de normativa en los estatutos provinciales.

Me detengo en algunos aspectos en particular que requieren cambios como la formación específica en gestión y liderazgo educativo previa al acceso al cargo; los procesos de selección rigurosos y sistematizados; los espacios institucionales rentados para que directivos y docentes planifiquen y reflexionen en equipo; la carrera docente que permita el ascenso a cargos de liderazgo pedagógico, y las funciones que los estatutos asignan a los directores.

En resumen, la calidad de un sistema educativo pone a la escuela en el centro de los procesos de mejora escolar, y los estudios demuestran que toda buena escuela está conducida por líderes efectivos. Aun si las vías para la mejora del sistema son diversas y todas debieran entrar en el análisis estratégico a la hora de definir un plan de acción a largo plazo, la vía de los directores presenta una oportunidad única por su potencial de influir en escala sobre el aprendizaje, en un tiempo relativamente corto.

No dudo de que las provincias puedan animarse a realizar una fuerte revisión de sus políticas para llevar a nuestro sistema a un mejor lugar.

Formación para líderes

A través de una alianza entre Proyecto Educar 2050 y la Universidad de San Andrés, con el apoyo de los ministerios de Educación de las provincias de San Juan, Santa Cruz, Santa Fe y Entre Ríos, se llevará a cabo el programa de formación, en el que participarán 91 directivos y 30 supervisores de escuelas

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1916055-los-directores-de-escuela-muy-lejos-de-su-principal-tarea-la-pedagogica

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Yo trabajo, tu trabajas, el trabaja  …. la institución escolar y el mundo productivo

Luis Bonilla-Molina[i]

Era jueves y llovía, estudiantes y los maestros(as) Zulay, Saúl, Iván, Francis y yo, trabajamos en los proyectos productivos escolares. Mientras escampaba corrimos al galpón de las gallinas. Mario, José y Ana juntaron los huevos en un tobo y los llevaron al galpón de al lado donde Martín y Francisco los estaban acomodando en los cartones y apilándolos en cajas. Roscio, Javier y Ernesto abrieron el chorro de agua y con la manguera comenzaron a limpiar el piso lleno de excrementos; cuando terminaron Pedro, Josefa, Ricardo y Jorge comenzaron a colocar alimento y agua en las jaulas, tanto en el galpón de las gallinas como en el de los pollos. A lo lejos se escuchaba la risa de Carlos, Juan, Eva y Eulalio quienes hacían lo propio en los galpones de los cerdos; cuando me asomé a ver qué ocurría, vi que Juan les estaba contando chistes a sus compañeros, mientras hacían su trabajo. Dos maestros más, junto a otros grupos de estudiantes, se encontraban del otro lado de la escuela terminando de limpiar las vaqueras, dándoles alimento a las vacas y ordeñándoles. Todos estaban felices porque ese día aprenderían a hacer queso y cuajada.

Escampó y había que aprovechar al máximo el tiempo para recoger la cosecha de tomates, pimentón, acelga, repollo, rábanos, lechugas, yuca.  Los dos últimos días se había recogido el fruto de la media hectárea de café sembrada. El café se estaba secando al sol en el patio que estaba detrás del aula de quinto grado, para luego desbabarlo y trillarlo antes de tostarlo y molerlo. Cuando apresurados caminábamos a iniciar la recolección de las legumbres y hortalizas, pasamos por el salón de usos múltiples, donde la maestra enseñaba manualidades a otro grupo de niñas y niños.  Estaban terminando de confeccionar desde porta vasos hasta unos hermosos edredones.

trabajo infantil 2

Al terminar la tarde, estudiantes y profesores separamos los productos destinados para el consumo semanal de la escuela, de aquellos que al día siguiente se consignarían a la cooperativa del pueblo y, los que se venderían a puertas de la institución entre la comunidad. Gerardo, uno de los miembros del personal obrero de la escuela se acercó con un cuatro y comenzó a interpretar hermosas melodías que todos tarareamos.

Rodrigo uno de los chicos más despiertos nos preguntó a los docentes respecto al destino del dinero reunido por la venta de los productos. La profesora Zulay le explicó que con ese dinero se volvían a comprar semillas e insumos y si sobraba algo se invertía en la adquisición de herramientas y útiles de limpieza. A lo cual el niño replicó:  Pero maestra, ¿por qué nunca nos dan cuenta de eso, ni nos dan un poco de la ganancia para comprar algo el fin de semana?.  La maestra le contestó: –Ustedes reciben la educación, aquí aprenden a trabajar y logran dominar tanto la ciencia como el conocimiento.  Es el mejor pago que le podemos hacer por su esfuerzo. Saúl, otro de los docentes añadió: -Además no sería legal que le demos dinero a niños porque nos pueden acusar de promover el trabajo infantil.

La cara de desaprobación de Rodrigo por las explicaciones  que los docentes les habíamos expresado me catapultó a mis tiempos de estudiante de bachillerato en una escuela técnica agropecuaria, antes de ingresar a la carrera docente en la Pedagógica.  Recordé que me politicé en la escuela técnica, exigiéndole al director las cuentas por la administración de los cultivos de caña, café, la venta de cerdos, leche y otros productos que se generaban en la institución. No pude evitar sonrojarme de vergüenza, al darme cuenta de cómo cambiaron mis perspectivas e interpretaciones del mundo de estudiante a docente. Con la mirada a ras de suelo recordé cada uno de los argumentos respecto a la justicia social que iluminaron mis años juveniles.  Mi mente voló por los pasillos y aulas del pedagógico donde estudie para maestro, mención educación para el trabajo, recordando mis argumentos sobre el trabajo remunerado y la plusvalía en los espacios escolares, el trabajo esclavizado en la escuela, los límites del trabajo voluntario y otros temas.  Recordé mis denuncias sobre la escuela religiosa medieval que sometía a situaciones de semi esclavitud a niños y jóvenes, a cambio de un trozo de pan y aprender a garabatear algunas letras y aprender las operaciones matemáticas básicas.

Esa noche, me senté frente a la máquina de escribir –no eran tiempos de escritura digital-  y redacté una solicitud de inclusión del punto para el próximo consejo de maestros. En el texto planteaba que nuestras escuelas no habían llegado a la revolución industrial y el emerger de los derechos laborales, y que por el contrario, se habían quedado en el estadio feudal de algunos modos de trabajo no remunerado. El punto entró en agenda del consejo docente que se realizó una semana después, pero el debate fue medio bizarro.  Los argumentos a favor y en contra oscilaron entre las limitaciones jurídicas existentes para la distribución de la plusvalía para niños y jóvenes, el tema de las prohibiciones respecto al trabajo infantil, hasta el papel enaltecedor del trabajo escolar; todos los argumentos en contra me hicieron comprender que este no era un debate localizado a un plantel, sino que demandaba un amplio debate nacional sobre el papel del trabajo productivo en el sistema educativo, desde la educación inicial hasta los postgrados.  

Hoy, veinte años después de este incidente continúo queriendo aprender al respecto con las voces y experiencias de muchos que han trabajado el tema.  En el presente hasta magnates como Bill Gates donan gallinas para proyectos productivos en escuelas y liceos de distintos países sin que nadie vuelque la mirada por un tema tan complejo como la distribución de la ganancia en los proyectos educativos.

¿Estarías dispuesto a juntar tu voz en esta tarea?  Nos acostumbramos a escuchar que ahora los jóvenes no les gustan trabajar, pero ¿tú trabajarías sin salario a cambio de tu esfuerzo? ¿podemos decirles a los niños y jóvenes que amen el trabajo mientras en la escuela viven la experiencia de esfuerzo sin compensación salarial? ¿no crees que la ética del trabajo se redimensionaría si los niños y jóvenes conocen la relación costos-.beneficios a plenitud y deciden democráticamente su destino?  ¿es posible reconciliar responsabilidad social con remuneración por el trabajo productivo en cualquier etapa?  ¿entra el trabajo productivo escolar en formas de trabajo infantil proscritas por las convenciones internacionales y las legislaciones nacionales? ¿Cuáles son los límites del trabajo voluntario?  Abrámos el debate ¡!!!

[i] Docente con 37 años de experiencia pedagógica en los distintos niveles y modalidades del sistema educativo venezolano.  Docente invitado en varios posgrados de América Latina

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¿Por qué el País Vasco es ahora una potencia mundial en educación?

Pais Vasco/09 Julio 2016/Fuente: Semana

El País Vasco está dando de qué hablar en Europa y el mundo por su alta calidad en educación. Semana Educación le explica por qué el nivel educativo de esta comunidad se asemeja al de un país escandinavo.

Cada vez que se habla de las superpotencias en educación, los mejores países son Finlandia, Singapur, Hong Kong y Corea del Sur. De hecho, estas naciones encabezan la lista más reciente del Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (Informe Pisa), elaborado anualmente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el organismo de cooperación internacional compuesto por 34 Estados.

Sin embargo, últimamente se ha comenzado a hablar del sistema educativo del País Vasco que se destaca entre las distintas naciones. Esta comunidad autónoma de España, situada en el extremo nororiental de la península ibérica, cuenta con un alto porcentaje de alumnos comparable al de países como Finlandia y Corea del Sur.

Como se trata de una comunidad autónoma, el Gobierno vasco tiene libertad en varias competencias, entre ellas la educación: uno de los sectores en los que más ha invertido. Si se considerara al País Vasco como un país independiente, sólo Dinamarca y Austria lo superarían en gasto por alumno. Casi el 48% de quienes están en edad laboral posee una titulación universitaria, casi como Noruega.

Además, casi la mitad de los graduados en educación superior estudió una carrera relacionada con matemática, ingeniería o ciencias básicas. Es así como el porcentaje de la población dedicado a la investigación y al desarrollo es tan alto como el de un país de Escandinavia.

Lo cierto es que uno de los mayores factores que caracterizan la excelencia de la educación vasca es el vínculo que existe con la identidad nacional. La educación ha sido para el pueblo vasco la clave para preservar su cultura.

Durante la represión del gobierno de facto de Francisco Franco, el euskera o lengua vasca fue prohibida en el ámbito público y casi se extingue. Los consecutivos gobiernos vascos, tratando de sobrevivir a esa sombra, construyeron un sistema educativo capaz de proteger la lengua. Es así como el País Vasco supera a la mayoría de los países europeos en cuanto presupuesto destinado a las escuelas e investigación.

Andreas Schleicher, director de educación de la Ocde, reconoce que el País Vasco ha apoyado con fuerza el desarrollo de la educación en la región. Esto ha tenido que ver en parte con la inversión en el proyecto político para promover la lengua vasca.

Por otro lado, esta comunidad ha logrado desmarcarse de un alto nivel de desempleo juvenil que afecta toda España. Según datos del primer trimestre de 2016 de la Encuesta de Población Activa (EPA), en el País Vasco el 31% de los jóvenes menores de 25 años no tiene empleo y el 12,7% entre los 25 y 54 años no trabaja. Mientras que en España el 46,5% de los jóvenes menores de 25 años está en paro, así como el 19,7% de los españoles entre los 25 y 54.

Como si fuera poco, el País Vasco es uno de los territorios más prósperos de Europa. Sólo Luxemburgo y Austria tienen una renta per cápita superior a la de esta comunidad autónoma. Las políticas educativas vascas han tenido como objetivo diferenciar al País Vasco de otras regiones de España, midiéndose con estándares internacionales.

Otro factor que influye en la calidad de la educación de la comunidad es que la mitad de las escuelas vascas son una mezcla entre privadas y públicas. Estas, reciben el nombre de centros educativos concentrados, los cuales son financiados por el Estado, pero los padres de los alumnos contribuyen también con el pago de matrículas.

Incluso, el sistema de pagos compartidos hace que los padres se involucren más en la gestión de cada escuela. Sin embargo, este esquema tiene detractores que denuncian que este sistema potencia la brecha social. No obstante, todas las escuelas deben responder al reto que les corresponde de cara a la cohesión social, debido a que reciben financiación de impuestos.

Por último, el enfoque para regenerar la economía de la región combinó la inversión en proyectos culturales con el apoyo a nuevas industrias relacionadas con la investigación científica. Este es el caso de Bilbao: la mayor ciudad del territorio que es ahora un importante imán turístico; pedro que en su momento fue una ciudad en decadencia por el declive del sector industrial.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/educacion-en-el-pais-vasco/480829

 

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Bolivia: Calidad Educativa

Bolivia/09 julio 2016/Fuente: La Razón

El rezago en materias como lenguaje y matemáticas debe resolverse con urgencia.

Días atrás, el Gobierno Municipal de La Paz publicó el resultado de un estudio sobre la calidad educativa en la ciudad, con resultados poco alentadores en competencias como la habilidad lectora o el razonamiento matemático. El Ministerio de Educación rechazó tal diagnóstico, poniendo en cuestión la competencia municipal y el método utilizado; pero el problema es otro.

En efecto, el Programa de Investigación Estratégica Municipal de la Alcaldía presentó su estudio Medición de la calidad educativa en el municipio de La Paz, elaborado según las metodologías del Programa Internacional para la Evaluación de los Estudiantes (PISA, por su nombre en inglés) y del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad Educativa (LLECE). La evaluación se aplicó entre 2014 y 2015 a una muestra de 8.476 estudiantes de tercero y sexto de primaria, y de primero, tercero y sexto de secundaria de 89 colegios fiscales, privados y de convenio.

Entre los hallazgos del estudio sobresale el hecho de que el índice de respuesta es de 35%, es decir que los estudiantes respondieron a menos de cuatro de cada 10 preguntas en los tests empleados; que en secundaria las y los alumnos tienen dificultades de rendimiento en matemáticas; y que hay una evidente brecha entre quienes estudian en colegios privados y en escuelas públicas.

Las causas para este bajo desempeño, destacaron lo investigadores, pueden encontrarse, entre otras, en la excesiva distracción de los estudiantes con las nuevas tecnologías y el descuido de padres y madres en el acompañamiento al proceso de aprendizaje de sus hijos. Es posible imaginar que también hay problemas en la calidad del proceso de enseñanza.

Tanto la Asociación de Colegios Privados (Andecop) como el Ministerio de Educación respondieron a los datos del estudio señalando que esta medición está fuera de las competencias del Gobierno Municipal. Los primeros reconocieron, sin embargo, que los resultados pueden servir como línea de base para futuras investigaciones, que ya fueron acordadas por el Gobierno nacional con las instituciones que desarrollan los métodos antes nombrados. A su vez, el Ministro de Educación afirmó que el estudio municipal no tiene validez por el mal uso de las herramientas de evaluación, pues los investigadores tomaron las herramientas de internet, pero no trabajaron con las instituciones que las crearon, que en todo caso han firmado convenios con el Estado para desarrollar este trabajo.

En cualquier caso, los datos que arroja el documento hoy cuestionado no deben ser leídos desde el ámbito administrativo, sino desde lo que revelan sobre la formación de las nuevas generaciones. Los problemas encontrados en el estudio ya fueron identificados por otras investigaciones previas, y es ese rezago en áreas como el dominio del lenguaje y la matemática lo que debe resolverse con urgencia.

Fuente: http://www.la-razon.com/opinion/editorial/Calidad-educativa_0_2522747799.html

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Sudáfrica: implementan clases de meditación contra la violencia

Sudáfrica/07 julio 2016/Fuente Publimetro

Los ejercicios de respiración no suelen formar parte de las actividades escolares diarias, pero los niños de Cape Flats, suburbio de Ciudad del Cabo, los practican como vía de escape. En esta escuela de Bonteheuwel se medita para ayudar a aliviar el estrés que genera la violencia de las bandas.

“Me sentí muy en paz, la tensión simplemente salió de mí, sentí que estaba fuera de mi cuerpo, como si estuviera en el cielo, libre de todo el peligro de mi calle. Me sentí tan en paz…”, opina Nazreen Meyer, alumna de cuarto grado.

Mientras los niños aprenden a meditar, estalla un tiroteo en la calle. Un niño de 15 años resulta muerto. Un horrible recordatorio de que Ciudad del Cabo es la vigésima ciudad más peligrosa del mundo.

La iniciativa de paz global I Meditate Africa organiza sesiones de yoga y meditación en alrededor de 60 escuelas de la zona. También se les enseña lo importante que es comer de manera saludable y a llevar un estilo de vida equilibrado.

“De vez en cuando hay tiroteos y mis padres tienen que mantenerme a salvo. Yo quiero irme pero mis padres no tienen dinero suficiente y estoy en esta escuela, que es muy buena”, dice Liam Frances, alumno de sexto grado.

Se estima que existen 130 bandas en Cape Flats. Pero los esfuerzos por apartar a los niños del ciclo de violencia arrojan una esperanza de paz para las generaciones venideras.

Fuente: http://publimetro.pe/actualidad/noticia-sudafrica-implementan-clases-meditacion-contra-violencia-47811?ref=ecr

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