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ODS/ Objetivo 13: Acción climática

Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos

No hay país en el mundo que no sea testigo directo de los dramáticos efectos del cambio climático. Las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando y hoy son un 50% superior al nivel de 1990. Además, el calentamiento global está provocando cambios duraderos en el sistema climático, cuyas consecuencias pueden ser irreversibles si no se toman medidas urgentes ahora.

Las pérdidas anuales promedio causadas solo por terremotos, tsunamis, ciclones tropicales e inundaciones alcanzan los cientos de miles de millones de dólares y exigen inversiones de unos US$ 6.000 millones anuales solo en gestión del riesgo de desastres. El objetivo a nivel de acción climática es movilizar US$ 100.000 millones todos los años hasta 2020 para abordar las necesidades de los países en desarrollo y ayudar a mitigar los desastres relacionados con el clima.

El fortalecimiento de la resiliencia y la capacidad de adaptación de las regiones más vulnerables, como los países sin litoral y los Estados islas, debe ir de la mano con los esfuerzos destinados a despertar conciencia e integrar las medidas en las políticas y estrategias nacionales. Con voluntad política y un amplio abanico de medidas tecnológicas, todavía es posible limitar el aumento de la temperatura media global a 2°C respecto de los niveles pre-industriales. Para lograrlo, se requieren acciones colectivas urgentes.

Enfrentar el cambio climático es uno de los 17 Objetivos Globales de la nueva Agenda para el Desarrollo Sostenible. Un enfoque integral es crucial para avanzar en los diversos objetivos.

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Habilidades pre-matemáticas que suman

Evaluación de impacto del programa MiMate en Perú

Como parte de una lección sobre cantidades se le preguntó a un grupo de niños de cinco años en Huancavelica, Perú: “Si tú tienes tres caramelos y yo tengo seis, ¿qué significa?” Se esperaba que respondieran algo con “más” o “menos”, pero después de un momento de reflexión, un alumno dijo “es injusto”.

Estos pequeños pupilos forman parte de un nuevo programa preescolar bilingüe llamado MiMate, con el cual se ayuda a los niños a desarrollar habilidades pre-matemáticas esenciales. Estas últimas son las que los niños necesitan como base para las matemáticas de primaria: aprenden secuencias de números, a reconocer formas, a contar objetos y a diferenciar relaciones espaciales (por ejemplo encima ydebajo).

El Ministerio de Educación de Perú decidió lanzar un plan piloto del modelo MiMate en los departamentos de Huancavelica y Ayacucho, con apoyo técnico del BID y financiamiento del Fondo Especial Japonés de Reducción de la Pobreza del Banco. Estas dos regiones del sur son de las áreas más pobres en un país, que en su conjunto, no obtiene buenas calificaciones en las pruebas estandarizadas internacionales.

El programa comienza con una secuencia numérica cantando una canción que cuenta hacia arriba y hacia abajo, seguida de una estructura numérica, para la cual se pide a los niños poner círculos en torno a grupos de insectos, jugar con dados, etc. Las formas geométricas se enseñan con pequeñas baldosas plásticas, bloques de madera y dados, y las habilidades motoras finas se perfeccionan con bolas de arcilla y dibujo. Cada alumno recibe un paquete personal con círculos de cartón, tarjetas con números, un pequeño espejo, baldosas plásticas, bloques de madera y dados. Los juguetes y herramientas están disponibles en un rincón de la clase para que los niños jueguen durante su tiempo libre.

Cada alumno avanza a su propio ritmo, apoyándose en MiMate y en una enseñanza individualizada. Los maestros llevan a cabo evaluaciones formativas de cada estudiante cada dos semanas con juegos de tarjetas innovadores y sencillos que orientan la enseñanza.

La evaluación formativa constituye la base de la enseñanza individualizada. El objetivo no es dar una calificación numérica a los alumnos (lo cual sería una evaluación sumativa), sino lograr una realimentación que contribuya a identificar los puntos fuertes de cada alumno y aquellos aspectos en que requiera un apoyo adicional. Con base en un cuestionario de cinco minutos, el maestro orienta al alumno hacia una actividad apropiada que signifique un desafío para este, sin que al mismo tiempo lo abrume. Esto modifica el papel tradicional de los maestros, pues son ellos quienes responden a los alumnos y no al contrario, algo que exige paciencia y una atención más focalizada.

La enseñanza individualizada y la secuenciación del programa de estudios mantienen a los alumnos en la frontera de su zona de confort, donde el aprendizaje es más rápido. Por ejemplo, los niños aprenden primero a escribir los números como puntos (·, ··, ···, etc.) y progresivamente realizan la transición a la escritura de dígitos.

Los tutores docentes visitan las aulas para perfeccionar las técnicas didácticas. Dado que para los profesores con una larga experiencia un cambio tan profundo en la metodología de enseñanza puede resultar difícil, los tutores docentes ofrecen orientaciones y se aseguran que los maestros se adapten al nuevo programa. Durante el plan piloto de un año de duración, cada maestro recibió un promedio de seis visitas.

Innovaciones para la Acción contra la Pobreza sometió a prueba a más de 2.400 niños en 107 escuelas. Las escuelas fueron divididas aleatoriamente en dos grupos: el de control (53 escuelas) prosiguió con los planes ya existentes, mientras que el grupo de tratamiento (54 escuelas) adoptó el programa MiMate en sus aulas de preescolar durante el año escolar de 2012. En la línea de referencia del plan piloto, solo aproximadamente la mitad de los alumnos podía contar hasta el número 10 y menos de cuatro de cada 10 niños podía escribir su edad. En 2013, los alumnos fueron sometidos a una prueba después de completar un año regular de primero de primaria para medir si los efectos persistían.

Las brechas del aprendizaje afectan a grupos específicos de alumnos. En las pruebas la línea de base antes de MiMate, los varones obtenían mejores resultados que las niñas, y lo mismo ocurría con los alumnos de entornos socioeconómicos más acomodados versus los estratos socioeconómicos más bajos y con los hablantes del castellano versus los de quechua y los bilingües. MiMate fue diseñado para dar a estos grupos desfavorecidos una oportunidad de cerrar la brecha.

En promedio, los alumnos del programa MiMate mejoraron su desempeño en matemáticas en seis puntos porcentuales más que el grupo de control después de un año escolar. Este efecto positivo general estaba disperso entre numerosos temas de la prueba: comparar cantidades, reconocer formas, contar, seleccionar números y denominarlos, así como en composición aditiva, problemas de sumas y restas, y formas geométricas.

La brecha socioeconómica en las habilidades matemáticas se redujo, mientras que las de género y lengua persistieron. Los niños de un estatus socioeconómico bajo mejoraron su ritmo de aprendizaje hasta alcanzar el de sus pares más acomodados; lo mismo ocurrió con los alumnos rurales en relación con sus pares urbanos. Sin embargo, el programa no tuvo tanto éxito en cuanto a cerrar las brechas de género y de lengua, por lo cual las niñas y los hablantes de quechua avanzaron a un ritmo más lento que los niños y los hablantes de castellano.

Solo los alumnos de los profesores del programa MiMate que registraban los niveles más altos de educación formal siguieron obteniendo mejores resultados que el grupo de control un año después de que concluyera el programa. El hecho de que fueran los maestros mejor calificados —aunque no los más experimentados— quienes enseñaron más efectivamente sugiere que la flexibilidad de los mismos y la educación formal son aspectos cruciales para el éxito del programa.

El programa piloto tiene consecuencias significativas en materia de políticas públicas. Quizás lo más importante es que los resultados indican que existe la necesidad de ampliar los esfuerzos de formación docente y de centrarse en los maestros con un menor nivel de educación formal. Los alumnos de aquellos docentes que solo tenían un título de enseñanza no universitario no exhibieron efectos positivos a mediano plazo. Un programa de formación adicional podría equipar a estos maestros con mejores habilidades en el plano de la interacción con los alumnos y de gestión del aula, ambas necesarias para que el programa tenga éxito.

Por último, el mensaje sobre las brechas de género y de lengua es claro. Es necesario revisar el modelo para añadir ejercicios y mensajes que promuevan las matemáticas como una actividad normal entre las niñas. Por otro lado, si se continúa capacitando a los maestros (todas mujeres en la muestra) para que se desenvuelvan en matemáticas, se puede ayudar a estas niñas a mejorar su relación con esta materia. En cuanto a la brecha del lenguaje, utilizar un modelo bilingüe fue un primer paso importante pero resultó insuficiente. Los alumnos hablantes de quechua necesitarán un apoyo complementario. Cualquier otra cosa sería injusta.

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ODS/Objetivo 14: Vida marina

Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible

Los océanos del mundo, su temperatura, composición química, corrientes y vida son el motor de los sistemas globales que hacen que la Tierra sea un lugar habitable para los seres humanos. La forma en que gestionamos este recurso vital es fundamental para la humanidad y para contrarrestar los efectos del cambio climático.

Los medios de sustento de más de 3.000 millones de personas dependen de la biodiversidad marina y costera. Sin embargo, el 30% de las poblaciones de peces del mundo está sobreexplotado hasta llegar a un nivel tal que hoy se encuentra muy por debajo del necesario para producir un rendimiento sostenible.

Los océanos también absorben alrededor del 30% del dióxido de carbón generado por las actividades humanas  y se ha registrado un 26% de aumento en la acidificación de los mares desde el inicio de la revolución industrial. La contaminación marina, que proviene en su mayor parte de fuentes terrestres, está llegando a niveles alarmantes: por cada kilómetro cuadrado de océano se encuentra un promedio de 13.000 trozos de desechos plásticos.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible generan un marco para ordenar y proteger de manera sostenible los ecosistemas marinos y costeros de la contaminación terrestre, así como para abordar los impactos de la acidificación de los océanos. Mejorar la conservación y el uso sostenible de los recursos oceánicos a través del derecho internacional también ayudará a mitigar algunos de los retos que enfrentan los océanos.

Proteger los océanos es uno de los 17 Objetivos Globales de la nueva Agenda para el Desarrollo Sostenible. Un enfoque integral es crucial para avanzar en los diversos objetivos.

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¡Quítate los lentes!

 

¿Te has detenido a pensar en qué pasaría si dejáramos de ver el mundo por un momento en rosa y azul? ¿Sin límites ni estereotipos? Somos  much@s los que creemos en que tod@s podemos desarrollar nuestro máximo potencial, haciendo precisamente eso que nos apasiona.

Por ejemplo, estas navidades, una cadena de juguetes sacó un catálogo navideño “no sexista”, en el que simplemente aparecían niñas y niños jugando indistintamente con todo tipo de juguetes. Además de la repercusión que tuvo en prensa (¡su mejor estrategia publicitaria!), una madre escribía y decía lo siguiente:

“Hola, me dirijo a ustedes para darles mi apoyo y enhorabuena por el catálogo que han sacado estas navidades. […] Es la primera vez que veo una foto de un niño jugando con un carrito de bebé (y además, ¡rosa!) y niñas jugando con coches, herramientas, etc. Quiero darles las gracias por ello ya que me afecta de forma personal. […] Podría parecer una tontería, pero no lo es. Durante años he sufrido violencia de género y tengo dos niños de 6 años (mellizos) […]. Intento que tengan una visión lo menos machista posible del mundo que les rodea. Mis hijos han jugado con carritos de bebé, cocinitas, etc. Pero se hacen mayores y viven en esta sociedad que tenemos… Cuando cogen un catálogo se saltan las páginas rosas porque son de “niña” y buscan las páginas de chicos, con juegos más agresivos y “machotes”. A mis hijos les gustan las manualidades, las pulseras de cuentas y de gomitas, las casitas de figuras […], pero no miran otras por ser muy “rosas”. Espero que otras cadenas de juguetes tomen ejemplo. Trabajan ustedes para un público muy importante por estar creciendo, formándose, tomando hábitos… Por tanto y en resumen: GRACIAS Y ENHORABUENA”.

Ha habido un gran número de videos y campañas de sensibilización contra los estereotipos y por la igualdad, como HeForShe, Let Toys Be Toys, Childhood Gender Roles In Adult Life, #LasNiñasPueden, algunas de las cuales ilustran con perfecta sencillez el fondo del problema a través de jóvenes, niños y niñas absolutamente conmovedores: #LikeAGirl; o Slap her son dos maravillosos ejemplos.

Sin embargo, junto con algun@s colegas del BID, vimos que  esta visión del tema, en la mayoría de los casos, es unilateral. Queríamos transmitir que, con los estereotipos, de género no sólo las niñas o las mujeres pierden: tod@s perdemos. Eso es, de alguna manera, lo que esa madre trata de decir en su mensaje a la compañía de juguetes.

También queríamos enfatizar que buena parte de estos estereotipos se transmiten en la escuela. ¿Sabías, por ejemplo, que las brechas de aprendizaje entre niñas y niños cuando entran al colegio son casi inexistentes y que se van acentuando con los años? ¿Sabías que según los resultados de la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA – por sus siglas en inglés) las niñas promedio chilenas y colombianas de 15 años han perdido respecto a los niños del mismo grupo más de medio año escolar en matemáticas, pero que el niño promedio argentino o uruguayo ha perdido  casi un año entero de escolaridad en lenguaje respecto a las niñas? ¿Sabías que en algunos países esas diferencias no existen o se han revertido?

Por eso decidimos lanzar esta campaña. Porque la escuela es un lugar clave para la socialización. Queremos llegar a chicas y chicos, a los maestros, a los padres, a la comunidad. No es tan difícil como parece. Inténtalo. Cuando elijas un regalo, cuando clasifiques a la gente a la ligera y decidas sin darles una oportunidad de mostrar cuáles son sus capacidades, cuando opines sobre sus formas de vestir, cuando pienses en tu futuro o en el de los demás…  Acuérdate de que el mundo no es solo rosa y azul: ¡Quítate los lentes de los estereotipos! 

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ODS/ Objetivo 12: Consumo responsable y producción

Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles

Para conseguir un crecimiento económico y desarrollo sostenible, es urgente reducir la huella ecológica mediante un cambio en los métodos de producción y consumo de bienes y recursos. La agricultura es el principal consumidor de agua en el mundo y el riego hoy representa casi el 70% de toda el agua dulce disponible para el consumo humano.

La gestión eficiente de los recursos naturales compartidos y la forma en que se eliminan los desechos tóxicos y los contaminantes son vitales para lograr este objetivo. También es importante instar a las industrias, los negocios y los consumidores a reciclar y reducir los desechos, como asimismo apoyar a los países en desarrollo a avanzar hacia patrones sostenibles de consumo para 2030.

El consumo de una gran proporción de la población mundial sigue siendo insuficiente para satisfacer incluso sus necesidades básicas. En este contexto, es importante reducir a la mitad el desperdicio per cápita de alimentos en el mundo a nivel de comercio minorista y consumidores para crear cadenas de producción y suministro más eficientes. Esto puede aportar a la seguridad alimentaria y llevarnos hacia una economía que utilice los recursos de manera más eficiente.

Consumo responsable y producción es uno de los 17 Objetivos Globales de la nueva Agenda para el Desarrollo Sostenible. Un enfoque integral es crucial para avanzar en los diversos objetivos.

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Refuerzo del sexismo y racismo, invisibilidad de las mujeres refugiadas

EMELINE FOURMENT

COLONIA Y LA CUESTIÓN DE LAS VIOLENCIAS SEXUALES

[¿Alemania se ha vuelto de pronto un país “feminista”? En este texto, Emeline Fourment aborda el tratamiento público de las agresiones sexuales en Colonia, examinando el precario reconocimiento jurídico de las violencias sexuales en este país, antes de poner de relieve los puntos ciegos de los discursos dominantes sobre el tema, condiciones necesarias para expresar un discurso feminista digno de tal nombre. Contretemps]

“Nada de esto ocurre en Alemania, las mujeres y los hombres son iguales en derechos. Aquí no hay violencia sexual, no sólo no pertenece a nuestra cultura, sino que tampoco tiene lugar en nuestro Estado de derecho, en nuestra democracia […] Aquí en Alemania, en Europa, no hay sitio para eso y las personas que viven aquí deben atenerse a esta regla”/1

Eva Högel, diputada del SPD (Partido Social-Demócrata Alemán), el 7 de enero de 2015, en la radio Deutschland Funk.

Introducción

Apenas la policía anunció haber registrado más de un centenar de denuncias por agresiones sexuales durante la noche de fin de año ante la estación de Colonia, por hombres “de origen norte-africano”, se oyeron ya los primeros comentarios racistas. Las y los militantes antiinmigrantes e islamófobos de Pegida se lanzaron a tope: ya lo habían anunciado, los emigrantes “violan, roban y destruyen el país”; lo ocurrido en Colonia sería “el primer pogromo desde 1945”, y la única solución a esta catástrofe sería la expulsión de los emigrantes fuera de Alemania/2… Desde entonces se han podido observar dos fenómenos. En primer lugar, el número de denuncias presentadas ante la policía no ha dejado de aumentar. Según las últimas cifras, alcanzarían las 766, de las cuales 381 por agresiones sexuales, en lo que se refiere a Colonia/3. Habría 31 presuntos culpables: nueve argelinos, ocho marroquíes, cinco iraníes, cuatro sirios, un iraquí, un serbio, dos estadounidenses y dos alemanes/4. Se han presentado otras denuncias en otras ciudades, sobre todo en Hamburgo. Como subraya Sabine Hark, este rápido aumento de denuncias es un hecho inédito: ninguna de las acciones feministas llevadas a cabo contra las violencias a las mujeres había llevado a una presentación tan masiva de denuncias en toda la historia alemana/5. Esta vez se ha creído a las víctimas, lo que no es ajeno al segundo fenómeno observable desde el comienzo de la polémica, la racialización del debate. El hecho de que los agresores sean identificados como “de origen norte-africano” ha jugado a favor de la credibilidad de las víctimas; lo que ha interesado a los comentaristas ha sido menos el hecho de que mujeres hayan sido víctimas de violencias sexuales que el hecho de que hombres no blancos pudieran ser criminales sexuales. El conjunto de los participantes del debate político ha aceptado así el encuadre racista iniciado por Pegida. Parece que es imposible hablar de violencias sexuales sin hablar de inmigración, de integración o de Islam.

Después, como por arte de magia, en menos de pocas horas, Alemania se ha convertido en la avanzadilla de la igualdad mujeres-hombres. Quienes hace tres años ponían un gesto escéptico ante la campaña en twiter #aufschrei [grito de cólera] contra el sexismo cotidiano y las violencias sexuales, los mismos y las mismas que reprochaban a las feministas que exageraban cuando se indignaban por los comentarios sexistas de Rainer Brüderle (FDP, Partido Liberal) por el escote de una periodista, se han vuelto hoy fervientes defensores de los derechos de las mujeres. No hay que asombrarse por tanto al ver a Brigit Kelle escandalizada por la agresiones de Colonia, a pesar de que en 2013 publicara un libro titulado “¡Abróchate la blusa! Un grito contra la locura de la igualdad”/6 en el que se dedicaba a responsabilizar a las víctimas del acoso sexual de lo que habían sufrido.

En este contexto de un racismo cada vez más desacomplejado, acompañado de una aparente legitimación de los combates feministas, todo hace creer que (anti-)sexismo y (anti-)racismo operan el uno en contra del otro. En este artículo sin embargo se quiere mostrar cómo, sobre todo cuando se trata de violencias sexistas, estos dos sistemas de opresión se acomodan muy bien el uno con el otro, o más exactamente se refuerzan entre sí. Aunque la acusación de crimen sexual es históricamente una de las características del argumentario racista contra los hombres no blancos, es falso creer que las feministas tengan nada que ganar con este tipo de discursos, ni siquiera cuando son blancas: la reafirmación de los “mitos sobre la violación” (Schwendiger, 1974; Brownmiller, 1975; Süssenbach, 2001) va en contra de la lucha contra todas las violencias sexuales.

En vez de comenzar analizando el ascenso del racismo, como hace la mayor parte de los comentaristas de izquierdas sobre este tema, propongo partir aquí de los hechos de origen: las agresiones sexuales. Voy a esforzarme en relacionar los discursos políticos actuales sobre las agresiones de Colonia con las discusiones, más antiguas, sobre el reconocimiento jurídico de las violencias sexuales en Alemania. En un primer momento, intentaré demostrar cómo Alemania no puede ser considerado en ningún caso un país “feminista”. Después abordaré la manera como, frente a la presencia de hombres refugiados, y por medio de un discurso racista y securitario, van a adoptarse seguramente medidas que parecen dar la razón a las feministas. Mostraré cómo estas medidas se enraízan en un discurso a la vez sexista y racista, que exige una reformulación del discurso feminista, y la afirmación de una solidaridad con las inaudibles y olvidadas en este debate: las mujeres refugiadas.

Las violencias sexuales en Alemania: un reconocimiento jurídico precario

El § 177 del código penal alemán sobre la sexuelle Nötigung (coacción sexual) es objeto de movilizaciones feministas desde los años 1970. Aunque pocas veces está en el centro de la actualidad, se observa una multiplicación de artículos sobre este tema desde el 1 de enero de 2016. Y con razón: resulta que, en su estado actual, la ley no permite castigar las agresiones sexuales de Colonia/7.

En la actualidad, y sólo desde 1997, el § 177 reconoce culpable de sexuelle Nötigunga a cualquier persona “que obligue a otra persona a realizar actos sexuales 1) por medio de la violencia 2) por amenaza que implique, en ese momento, un peligro para la vida o el cuerpo 3) por la utilización de una situación en que la víctima es expuesta “sin defensa” a la acción del agresor”. La violación, definida por la imposición de una penetración, es considerada como un caso agravado de sexuelle Nötigung. En Francia, la violación es definida de esta manera: “Todo acto de penetración sexual, de la naturaleza que sea, cometido sobre una persona por otra por violencia, coacción, amenaza o sorpresa, es una violación” (art. 222-23 del Código Penal). Esta definición no es mucho menos restrictiva, pero al contrario que el derecho alemán, reconoce la violación “por sorpresa”.

El § 177 plantea muchos problemas. Implica una presunción de consentimiento para la víctima, que deberá probar: bien que ha habido violencia distinta de la sexual, lo que supone que las violencias han dejado huellas considerables; bien que la amenaza de que ha sido objeto ponía verdaderamente, en el momento de la agresión, a la víctima en peligro, lo que excluye todas las amenazas económicas, el chantaje afectivo o incluso el hecho de que el agresor haya sido violento antes y que la víctima tema que lo sea de nuevo; o bien que la víctima no podía defenderse. En este último caso, por ejemplo, un hombre que había impuesto una relación sexual anal a su mujer, que la había rechazado de forma explícita, no fue reconocido culpable de violación, ya que la mujer no había opuesto resistencia por miedo a despertar a los niños que dormían en la habitación contigua (BGH, 2012). La Corte Suprema Federal no reconoció el caso como una “situación en la que la víctima es expuesta “sin defensa” a la acción del agresor”, dado que ella habría podido pedir ayuda o, al menos, forcejear.

Dicho claramente, la regla del “no es no” no está reconocida por el derecho penal alemán; son las resistencias de las víctimas y no los actos del agresor lo que permiten definir lo que es una violación. No basta con que la víctima haya manifestado su no consentimiento, también debe defenderse. En cambio, el simple hecho de que no haya dicho “no” puede bastar para convertir a un agresor en inocente/8. Así, en 1999, la Corte Suprema Federal se planteó la cuestión de si un violador no había simplemente “malinterpretado” el consentimiento de la víctima en el siguiente caso: ésta había sido encerrada en una habitación de albergue por tres hombres y violada durante varias horas hasta que uno de ellos decidió ayudarla, consiguió calmar a los otros dos, y finalmente la volvió a violar él mismo (Hörnle, 2000: 358). La duda de la Corte se refería a esta última violación: si no se había formulado explícitamente ningún no-consentimiento, ¿cómo podía saber el agresor que ella no consentía?

Este “dos pesos, dos medidas” sobre el consentimiento también es válido para las situaciones de agresiones “por sorpresa”: si un hombre toca el pecho o el trasero de una mujer sin prevenirla, no es culpable de agresión sexual, dado que la mujer no ha expresado su no consentimiento. Y esto vale tanto para el colega de oficina como para el profesor de universidad o el agresor de la noche de año nuevo.

Más allá de los ejemplos de juicios absurdos a los que puede llevar esta situación jurídica, el § 177 no asegura el reconocimiento mismo de las violencia sexuales. El derecho penal alemán deja entender que las mujeres son responsables de las violencias que han sufrido. “Imposible violar a esta mujer llena de vicios”, diría Virginie Despèntes (2006): las mujeres que presentan denuncias por violencias sexuales nunca son víctimas tan perfectas para ser reconocidas como tales. Esto se debe al texto del epígrafe, pero también a la interpretación restrictiva que se hace del mismo y que, en la práctica, hace que sólo una décima parte de las denuncias por violación concluya con una condena, una proporción muy baja en comparación con otros países de Europa (Rabe, von Normann, 2014).

El bloqueo de la reforma del § 177

Esta situación jurídica fue objeto en 2014 de un debate político, reproducido por los medios de comunicación, tras la entrada en vigor de la Convención de Estambul sobre la lucha contra las violencias hechas a las mujeres y la violencia doméstica, firmada por Alemania en 2011. Esta Convención impone a los Estados que la firman “tipificar como infracción penal, cuando sea cometida intencionadamente, a) la penetración vaginal, anal u oral no consentida de carácter sexual del cuerpo ajeno, con cualquier parte del cuerpo o con un objeto b) los otros actos de carácter sexual no consentidos sobre otra persona” (Art. 36, “Violencia sexual, incluyendo violación”). Eso sirvió de apoyo a la movilización Vergewaltigung verurteilen!/9 [¡condenar la violación], organizada por asociaciones feministas de lucha contra las violencias hechas a las mujeres, que consideran que esta Convención obliga a Alemania a incluir el “no es no” en la ley. En el espacio judicial, la reivindicación es mantenida por un grupo de mujeres juristas, el Deutsche Juristinnen-Bund, que propone definir las sexuelle Nötigungen como “actos sexuales efectuados por alguien sobre otra persona, sin el consentimiento de esta otra persona” /10.

La reforma del §177 encuentra sin embargo muchas resistencias. A comienzos de 2014, el Ministro de Justicia presentó un proyecto de ley para armonizar el derecho alemán con la Convención, sin prever ninguna modificación del §177. Los juristas del Ministerio consideraron entonces que la ley alemana bastaba tal cual para responder a las exigencias de la Convención. Se suscitó entonces un debate sobre el hecho de que el Estado no debería intervenir en la vida sexual de las y los ciudadanos, que no se sabe a ciencia cierta si una mujer piensa verdaderamente que “no” cuando lo dice (¿no hay acaso “medio-nos”?) y que un “no” es imposible de probar porque, al contrario que la violencia física, no deja huella/11. A comienzos de 2015, Thomas Fischer, juez de la Corte federal de Karlsruhe, publicó un largo artículo, por no decir un panfleto antifeminista, en Die Zeit, donde se pronunciaba contra un cambio de la ley y denunciaba una reforma que amenazaba la libertad individual. En su opinión, incluir el consentimiento en la ley sería correr el riesgo de una justicia que atiende demasiado a las víctimas, a las que se considera como una amenaza para la neutralidad del juicio.

El debate político y jurídico sobre el §177 en estos dos últimos años no ha abundado, ni mucho menos, en el punto de vista de las feministas. Su movilización sin embargo hizo replegar al Ministro de Justicia, Heiko Maas (SPD), que acabó por aceptar la idea de una reforma y presentó el proyecto el pasado verano. Pero éste no incluye el consentimiento en la ley: se sigue esperando de las víctimas que se defiendan. Aunque mejora el estado actual del §177, cubriendo el vacío jurídico que afectaba a las agresiones “por sorpresa”/12y reconociendo como violaciones aquellas situaciones en que las víctimas no se defienden por miedo a ser golpeadas/13. Esta reforma es por tanto el fruto de un compromiso entre algunas críticas feministas contra el derecho alemán y la posición de los opositores a cualquier reforma, posición que parece haber tenido más peso en la decisión final. Eso explicaría además por qué la reforma es apoyada desde el verano de 2015 por la CDU (Unión Cristiano-demócrata), que hasta entonces se había opuesto firmemente. El proyecto sin embargo fue bloqueado por la Cancillería, que impidió su difusión y publicación, argumentando que no veía el interés de una modificación del derecho/14. Este veto fue levantado poco antes de la navidad de 2015, sin que llamara la atención de los medios de comunicación.

Así, el reconocimiento jurídico de las violencias sexuales no está ni mucho menos conquistado en Alemania (como en otros muchos países, entre ellos Francia). Se observa una gran resistencia, tanto por parte de la CDU como del SPD, frente a la inclusión del “no es no” en la ley. Los responsables políticos fingen no ver el problema, legitimando así el funcionamiento patriarcal de la justicia y no dudando en comprometerse en las más lamentables discusiones sexistas: las feministas no prestarían suficiente atención a la complejidad del juego sexual, defenderían una sobrejudialización de la sexualidad, querrían entorpecer las libertades individuales, etc. ¿Pero las libertades de quién? Asomarse a los debates que rodean la reforma del §177 es ver a muchos hombres, a veces apoyados por mujeres (el mundo es complejo…), alzarse para afirmar “¡Dejadnos violar a nuestras mujeres!” Pero desde el 1 de enero de 2016 se oye otro discurso, y las agresiones sexuales de Colonia han puesto la reforma del derecho penal al día.

Las agresiones de Colonia: una legitimación determinante de la reforma

Si eres un refugiado o una refugiada que llegas a Alemania, puede ser que te envíen a una guía multilingüe que te explicará las reglas de vida del país. Podrás descubrir entonces muchas precisiones sobre las relaciones entre mujeres y hombres, al estilo de ésta:

Los hombres y las mujeres son iguales y tienen los mismos derechos. Cuando alguien pida que se le deje tranquilo o tranquila, hay que aceptarlo. El acoso, sobre todo entre personas de sexo opuesto, está estrictamente prohibido/15.

Se pueden encontrar el mismo tipo de observaciones que las presentadas por Eva Högl en Deutschland Funk (ver nota debajo), y por otras muchas personalidades políticas: frente a la presencia de refugiados, Alemania es presentada espontáneamente como antisexista e ilustrada sexualmente. Mientras que antes la justicia debía abstenerse de intervenir en la vida sexual de los ciudadanos, las violencias sexuales se han convertido, desde las agresiones de Colonia, en un problema público que necesita una respuesta estatal. Algunos días después de que estallase la polémica, los Ministros de Justicia y de Interior, Heiko Maas y Thomas de Maizière (CDU) anunciaron que querían endurecer el derecho penal: la reforma del §177, preparada desde verano de 2015, ha sido reintroducida en el debate público, apareciendo de pronto como una novedad.

Las agresiones de Colonias resultan ser un verdadero catalizador para el avance de la reforma del derecho penal sobre las violencias sexuales. Las condiciones para esta aceptación revelan sobre todo la imbricación entre racismo y sexismo, y no una generalización de las ideas feministas. En efecto, hay que comprender este anuncio más como un instrumento securitario de represión contra los hombres refugiados que como un reconocimiento de las violencias sexuales. La declaración de Mayence de la CDU, el 9 de enero de 2016, presentando los puntos importantes del programa del partido para el futuro de Alemania, es muy reveladora en este sentido: la reforma del derecho penal es introducida en el mismo párrafo que la medida que pretende facilitar la expulsión de los “extranjeros delincuentes” fuera del territorio alemán/16. En paralelo, se anuncia un aumento de los efectivos policiales y del parque de video-vigilancia. La reforma del §177 aparece en el centro de una agenda de medidas de seguridad que teje un vínculo entre delincuencia/criminalidad e inmigración. Este vínculo no es cuestionado como tal por las fuerzas más progresistas del tablero político (a excepción de Die Linke, equivalente del Front de gauche). Así mismo, aunque la diputada de Die Grünen (Los Verdes) Katrin Göring-Eckhardt considera que las personas con derecho de estancia en Alemania y las que tienen derecho de asilo (o sea, las personas “legalizadas”) deberían beneficiarse del mismo trato jurídico que los alemanes, defiende la idea de que los demás deberían ser expulsados/17.

En este contexto, la reforma del §177 aparece por tanto como una medida de seguridad para proteger a las mujeres blancas de los hombres refugiados. Se puede comprender el cambio de opinión de cierto número de políticos ante este proyecto como un simple desplazamiento del sexismo de los hombres blancos hacia las mujeres blancas: en adelante, ya no se trata de reivindicar un “¡Dejadnos violar a nuestras mujeres!”, sino de afirmar una posición racista y paternalista frente a las mujeres blancas, que podría resumirse en un “¡No les dejéis violar a nuestras mujeres!”. En ningún caso se trata de afirmar el derecho de las mujeres a disponer de su cuerpo. Al contrario, lo que se afirma es más bien una relación entre el cuerpo de las mujeres blancas y el cuerpo de la comunidad nacional: lo que ofende no es tanto que una mujer sea agredida sexualmente, sino el hecho de que un hombre no blanco toque a una mujer blanca. Este contacto entre un hombre no blanco y una mujer blanca es lo que transforma las violencias sexuales en un reto para la seguridad nacional, convirtiéndose las mujeres blancas en el objeto que permite a los hombres blancos distinguirse de los hombres no blancos y afirmándose superiores moralmente, porque “saben tratar bien a las mujeres”. Se comprende ahora que las víctimas de las agresiones sexuales de Colonia hayan estado tan poco presentes en los medios de comunicación durante el conjunto de la polémica: ellas sólo interesaban a los comentaristas como víctimas mudas.

Sexismo, racismo y mitos sobre la violación

La repentina atención de que se benefician las violencias sexuales como problema público está por tanto muy ligada a la afirmación de una superioridad del hombre alemán sobre el hombre refugiado, así como sobre la mujer alemana, a la que hay que proteger. Las mujeres no blancas y refugiadas están completamente ausentes del discurso político y, claro está, son de poco interés para la comunidad nacional alemana. Para profundizar este primer análisis, me parece interesante introducir aquí el concepto de “mito sobre la violación”.

La literatura feminista denomina “mitos sobre la violación” a un conjunto de esquemas de percepción y de interpretación de la violación, habitualmente compartidos, que pretenden minimizar, justificar o negar las violencias sexuales de los hombres contra las mujeres. Entre estos esquemas, se encuentran algunas ideas falsas sobre las causas, los autores, las víctimas, el transcurso y el lugar de una violación: sería obra de un perfecto desconocido, si es posible armado o violento; tendría lugar en un espacio público, preferentemente en una calle oscura y por la noche; por lo demás sería excepcional. Ahora bien, las encuestas de victimación muestran que las violencias sexuales no son raras (afectan a una mujer de cada siete en Alemania), por lo general son realizadas por hombres conocidos de las víctimas (85,5 % de los casos en Alemania; muy a menudo se trata del compañero), tienen lugar en o delante de la vivienda de las víctimas (73 %) y estas últimas no son heridas o han temido por sus vidas (55,5 %) (Müller, Schoettle, 2004). La realidad de las violencias sexuales está por tanto muy lejos de las representaciones sociales que se hace de ellas. Las agresiones de Colonia sin embargo corresponden perfectamente a estos mitos. No sólo han tenido lugar por la noche, en la calle, sino además han sido realizadas por los más perfectos desconocidos: “extranjeros” no blancos. Los mitos sobre la violación se acomodan muy bien con el racismo, que incluso los refuerza, eliminando de un plumazo a toda una población de violadores potenciales: los hombres blancos alemanes. Al contrario, frente a un agresor no blanco y refugiado, la víctima, si es blanca, responde mucho más fácilmente a los criterios de la víctima perfecta, y el cara a cara con el hombre no blanco basta para concederle los atributos de la inocencia.

De todo ello sale vencedor el hombre blanco, consagrado gentleman de la sexualidad. De una u otra manera, todas las mujeres víctimas de los hombres blancos salen perdedoras. Basta ver la energía con que los y las comentaristas rechazan la comparación entre las agresiones del nuevo año en Colonia y las que tienen lugar cada año en Munich durante la fiesta de la cerveza (¡esa buena y vieja tradición!) para comprender que no es factible ningún cuestionamiento del hombre blanco. En cuanto a las mujeres no blancas víctimas de hombres no blancos, sólo se les presta alguna atención para estigmatizar mejor a los hombres no blancos, ya sea describiéndolos como “salvajes”, o justificando la intervención salvadora del gentleman blanco. ¿Lo más importante? Que estas mujeres no existen más que como figuras de una opresión sexista paroxística.

Si el derecho penal alemán contribuye a construir y a reproducir los mitos sobre la violación, el tratamiento político de las agresiones sexuales de Colonia los refuerzan. Más aún, desde el momento en que se analiza este debate a la luz de los mitos, resulta evidente que la aparente competencia, en el debate público, entre feminismo y antirracismo disimula un reforzamiento mutuo del sexismo y del racismo. La actual legitimación del discurso feminista podría hacer creer que sus ideas ganan terreno. En realidad, por cómo han sido movilizadas, aliadas a un discurso racista, se vuelvan contra ellas mismas.

Por ello no se puede considerar que haya ningún avance feminista en la atención que las y los políticos alemanes dedican actualmente a los derechos de las mujeres. Una cuestión queda sin embargo en suspenso: ¿una reforma del derecho penal adoptada en un contexto sexista y racista, pero que introduzca mejoras, aunque sean limitadas, en el reconocimiento de las violencias sexuales, puede ser considerada en todo caso como un progreso?

Un posicionamiento feminista difícil (?)

Aunque hay muchas posibilidades de que el §177 sea reformado en los próximos meses, y esto permita una pequeña mejoría de la situación jurídica de las víctimas de las violencias sexuales, el contexto racista en se produciría este avance no permite celebrarlo. Aunque tras la noche de fin de año se han oído algunos posicionamientos feministas y racistas, se trata sólo de algunas personalidades, sobre todo Alice Schwatzer, la feminista más mediática de Alemania, conocida desde hace varios años por sus posiciones anti-velo/18. Otras muchas feministas, y en particular la iniciativa #ausnahmlos/19 [sin excepción], que reúne a feministas muy diferentes, intentan hacer oír otro discurso, luchando a la vez contra el racismo y el sexismo. Aunque este discurso ha gozado de cierta atención mediática/20, no consigue imponerse, ni siquiera entre la izquierda radical. Pues si los discursos políticos alemanes revelan un racismo cada vez más asumido, la izquierda radical tiende a responder sólo sobre este aspecto y a ocultar la problemática de las violencias sexuales, aunque sean el punto de partida del debate político. Y crecen a buen ritmo los comentarios informales que cuestionan el hecho de que unas mujeres hayan sido verdaderamente agredidas en Colonia (¿sería un complot neonazi?), reactivando así los mecanismos clásicos de desacreditación de las víctimas de violencias sexuales. En paralelo, se da importancia a las acciones de hombres refugiados distribuyendo flores a las mujeres delante de la estación de Colonia/21 o explicando que ellos aman y respetan a las mujeres/22. Se puede entender que algunos hombres emplean ese discurso para oponerse al estigma racista, pero parece difícil de aceptar, en una perspectiva feminista y antirracista, que una parte de los hombre refugiados tenga que excusarse por hechos que no han cometido, mientras las mujeres víctimas de las violencias sexuales cometidas por hombres refugiados son reducidas al silencio, para que no pongan en cuestión los esfuerzos de los hombres refugiados. Y ello, tanto si las víctimas son de Colonia o son las grandes inaudibles de esta debate, aunque las primeras afectadas: las mujeres refugiadas.

Aunque la iniciativa #ausnahmlos ha sido una respuesta feminista antirracista importante y necesaria en la polémica suscitada por las agresiones de Colonia, no ha planteado la cuestión de la ausencia en el debate público de las mujeres refugiadas. Pero creo sin embargo que hay que atender a lo que los grupos de mujeres refugiadas dicen de las agresiones sexuales en Alemania y las agresiones de Colonia, para poder encontrar un posicionamiento feminista completo y complejo sobre la lucha contra las violencias sexuales.

Sin duda, una reforma del derecho penal no puede venir mal, porque, al menos en el texto, no pretende condenar sólo a los no blancos. Pero las reivindicaciones no pueden quedarse ahí, y hace falta poner en pie una política global de lucha contra las violencias hechas a las mujeres, considerando la diversidad de situaciones de las mujeres, entre ellas las mujeres refugiadas. El grupo Women in Exil milita desde hace años en Berlín para que sean abolidos los Lager [campos]: en Alemania, como en otros muchos países, los refugiados son obligados a vivir en centros de acogida creados y financiados por el Estado. La vida es muy precaria, los lugares son insalubres y no existen espacios de intimidad. Women in Exil denuncia estas condiciones de vida y lo que provocan: una sobreexposición de las mujeres a las violencias sexuales. No se trata que los hombres refugiados sean más violentos que los otros: al contrario, denuncian las violencias hechas a las mujeres en general, sabiendo bien que en una sociedad patriarcal, todos los hombres son violadores potenciales, sin distinción de clase o de origen.

En paralelo con la polémica en torno a las agresiones de Colonia, la falta de consideración por parte de los poderes públicos de las reivindicaciones de Women in Exil revela la hipocresía del actual discurso sobre los derechos de las mujeres. Lo ha expresado el grupo en su declaración pública sobre las agresiones de Colonia:

Sí, nosotras hemos intentado desde hace mucho tiempo llamar la atención del público sobre las violencias sexuales y físicas contra las mujeres refugiadas en los Lagers (Heime). Hemos hecho campañas para que las mujeres y los niños refugiados sean alojados en apartamentos y abolidos todos los Lagers. Damos suficientes razones para nuestras reivindicaciones: ausencia de esfera privada, violencias sexuales y acoso. Las mujeres refugiadas hacen frente todos los días al acoso sexual y al racismo, dentro y fuera de los Lagers. No sólo por parte de hombres que se encuentran refugiados, sino también de hombres alemanes –tanto fuera como dentro del Lager. Hasta ahora, nuestras reivindicaciones y nuestras acciones no han recibido mucha publicidad o atención. Pero desde hace algún tiempo, se oye hablar por todas partes de los incidentes de Colonia, ya sea en los informativos o cuando los extranjeros discuten en el tren. Las mujeres refugiadas son “mujeres” que viven en esta sociedad y sus dificultades deben ser abordadas como tales. Las violencias contra las mujeres refugiadas no deben ser sacadas de contexto para justificar la discriminación y el racismo en la sociedad. No se debería hacer ninguna separación sobre este punto entre mujeres refugiadas y mujeres alemanas.

En ningún momento hemos sugerido que se trate de un problema cultural de tal o cual grupo de personas en particular. Es un hecho que la violencia sexual contra las mujeres no excluye a ninguna nacionalidad o clase. Ante la manera como han sido popularizados los incidentes, no se necesitan gafas para ver que no se trata en absoluto de la violencia contra las mujeres, sino de la criminalización de los refugiados y de su deportación.

El caso Colonia no debe ser aislado y utilizado para expulsar a los refugiados. No podemos hablar de acogida y de integración por un lado, y al mismo tiempo practicar la discriminación separando al “bueno” del “malo”, el que se quedará y el que será forzado a irse.

Basta de utilizar la violencia contra las mujeres como una excusa para expulsar a los refugiados por el hecho de que un sector racista de la sociedad haga presión y se apunte a una política populista. Necesitamos solidaridad entre nosotras. ¡Compremos un billete de ida para la luna a todos los hombres que violan a las mujeres, y veamos cuántos quedan!

Exigimos una política clara sobre la manera de proteger a las mujeres refugiadas contra la violencia sexual, el acoso sexual y la violencia física. Una política que permita a las mujeres sentirse seguras al margen del lugar que puedan tener en la sociedad24.

Más allá de un posicionamiento ideológico, luchar a la vez contra el sexismo y el racismo es una necesidad material para muchas mujeres. Pero si hoy día se oye poco a las mujeres refugiadas, no es porque callen o no se organicen, sino porque nadie les concede una atención real. El encuadre actual del debate que lleva a una gran parte del tablero político alemán a mantener un discurso de denuncias de las violencias sexuales con una perspectiva securitaria y racista, mientras la izquierda radical se contenta mayoritariamente con responder al ascenso del racismo, no deja sitio a la palabra de las mujeres refugiadas que luchan a la vez contra las políticas racistas del Estado y contra el sexismo de todos los hombres. Para las mujeres refugiadas, la alianza con políticos racistas contra las violencias sexuales de los hombres refugiados no puede ser una solución, ni tampoco una participación en un movimiento antirracista que exigiría callarse sobre las violencias sexuales que tienen lugar. Escuchar a los grupos de mujeres refugiadas como Women in Exil y solidarizarse con ellas evitaría los escollos del actual debate que pretende oponer feminismo y antirracismo, y defender un feminismo verdaderamente inclusivo en la lucha contra las violencias sexuales.

http://www.contretemps.eu/interventions/cologne-question-violences-sexuelles-dans-débat-politique-allemand-renforcement-sexism

Traducción: VIENTO SUR

Notas

1/ “Das hat in unserem Rechtsstaat keinen Platz»“, Deutschlandfunk.de, 07/01/2016.

2/ “Wir wussten das schon vorher»“, FAZ.net, 10/01/2016.

3/ “Wer sind die Täter?”, WDR.de, 08/01/2016. También se pueden encontrar otras cifras, aunque no siempre documentadas.

4/ “Asylbewerber unter Verdächtigen von Köln“, Zeit.de, 08/01/2016.

5/ “Frauen-Union fordert Haftstrafen für Grapscher“, Zeit.de, 19/01/2016.

6/ Birgit Kelle, Dann mach doch die Bluse zu. Ein Aufschrei gegen den Gleichheitswahn, Adeo, 2013.

7/ ”Unter Umständen straflos“, Taz.de, 13/01/2016.

8/ ”Warum ein «Nein» (noch) nicht reicht“, Tagesschau.de, 08/01/2016.

9/ “Schaffen Sie ein modernes Sexualstrafrecht. Nein heißt nein“, Change.org.

10/ “NEIN heißt NEIN“, Zeit.de, 16/10/2014.

11/ Ibid.

12/ “Bundesregierung plant schärferes Sexualstrafrecht“, Welt.de, 09/01/2016.

13/ “Nein zu «Nein heißt Nein»“, Taz.de, 08/09/2015.

14/ Ibid. Ver también: „Sind wir über Nacht zu einer feministischen Nation geworden?“, Zeit.de, 18/01/2016.

15/ Ver le Refugee Guide Online.

16/ Mainzer Erklärung [Declaración de Mayence] accessible via este link.

17/ “Das Gesetz muss sehr hart durchgreifen»“, Deutschlandfunk, 06/01/2016.

18/ Die Folgen der falschen Toleranz“, Aliceschwarzer.de, 05/01/2016.

19/ Site : http://ausnahmslos.org/

20/ Por ejemplo : „#ausnahmslos – ein neuer Aufschrei nach Köln“, SZ.de, 11/01/2016.

21/ “Syrer demonstrieren in Köln gegen Sexismus „Es geht um den Respekt füreinander!“, Rundschau-online.de, 17/01/2016.

22/ “So denkt ein syrischer Flüchtling wirklich über Frauen“, Huffingtonpost.de, 08/01/2016.

23/ “Sojourner Truth Speech of 1851, «Ain’t I a Woman»„ YouTube, 19/05/2011.

24/ “Hört auf, Eure rassistischen Gesetzesverschärfungen und Abschiebungen im Namen von Frauenrechten zu legitimieren!“, Women-in-exile.net, 22/01/2016.

 

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Juventud con futuro

PABLO G. PERPINYÁ

15M. A LAS PUERTAS DEL V ANIVERSARIO

El domingo tuve la ocasión de escuchar a Zapatero en la Sexta hablando acerca del 15M y he de reconocer que me sorprendió su elocuencia. El Presidente sabía bien de lo que hablaba, evitó caer en la descalificación, expuso un discurso muy bien armado… sinceramente no me convenció, pero seguro que gustó entre sus filas. Sin embargo sus palabras tuvieron en mi un efecto demoledor porque de forma involuntaria ZP tumbó el mito que con tanta dedicación había construido en mi cabeza a lo largo de los últimos años y que tantas buenas cervezas me ha acompañado: no hay nada más divertido que escuchar a un político profesional hablar del 15M. Ayer ZP refutó mi hipótesis, dignificó su condición y me dio una lección. Tocaba buscar un nuevo mitonumber one. Y buscando, buscando y buscando lo encontré y lo bauticé. El mito de la “vanguardia juvenil quincemera”.

Una de las cosas más apasionantes de los movimientos sociales es la virulencia con la que los actores clásicos pugnan por cooptarlos y representarlos. Todo gran movimiento tiene en torno a sí multitud de genios de la oportunidad y la astucia a los que la plebe debe rendir pleitesía, ya que, a fin de cuentas, mientras que la masa se contentaba con mover las manos en la Puerta del Sol, los elegidos diseñaban sesudas estrategias para subvertir el orden mundial mediante…. ¡tatachánnnnn!: ¡La transversalidad!

Efectivamente, la transversalidad. Un término sobre el que se puede escribir profundas reflexiones pero que básicamente defiende interpelar al conjunto frente a la parte, acudiendo a referentes simbólicos que puedan ser percibidos como propios por personas de diferentes clases sociales…ups…de diferentes perfiles socioeconómicos. Es la teoría del guapo de la clase, del bocadillo de nocilla o del let´s twist again de Chubby Checker: la teoría de lo que gusta a todo el mundo. O así debería ser si los seis mil millones de habitantes del Planeta fuéramos ratoncitos blancos y los dirigentes de la transversalidad fueran científicos con bata. Si acudimos a los resultados electorales la cosa es bien diferente.

Los dirigentes de la transversalidad dibujan de forma recurrente un escenario de dos espacios que,como no podía ser de otra forma,es el único en que puede justificarse su posición: yo frente al identitarismo, dentro del cual se agrupa el conjunto de las experiencias que no interpelan al conjunto social sino que lo hacen sobre alguno de sus elementos. Posición que, por otra parte, no dispone de coordenadas propias sino que estas se configuran en función de los contextos y de los movimientos del resto de actores, proponiendo un programa volátil caracterizado por la coyunturalidad y el oportunismo. Siendo para los marxistas el sentido último de la política la consecución de una sociedad sin clases, la transversalidad se propone, en todo caso, como una vía para el reforzamiento de la estructura social vigente.

A estas alturas a nadie se le escapa que una parte de la izquierda ha abrazado los postulados de la transversalidad con inusitado fervor. Y así, entre significantes flotantes, poderes y contrapoderes se ha elaborado un relato con más números que El Barco de Vapor que incluso en las últimas semanas ha erigido a un grupo de jóvenes como fundadores del ciclo político más apasionante de los últimos treinta años. Ahí es nada. Un relato contado por los supuestos protagonistas, que habla de los protagonistas y de su gran gesta. La modestia, por lo que parece, debe haber quedado catalogada como vieja política.

El 15-M no fue un movimiento transversal sino contrahegemónico. Partiendo de diversos sentimientos y deseos que eran ampliamente compartidos por la población, asumió desde el primer momento los valores y los principios de quien lo impulsaba, que no era otro que el pueblo de izquierdas. El 15M puso sobre la mesa un programa de cambio que logró seducir a amplias capas de las clases populares en sentido amplio, incorporando conceptos nuevos al lenguaje cotidiano, cambiando de forma irreversible la forma de hacer política. En todo caso si algo fue el 15M fue una denuncia del sistema político vigente, de las instituciones de mediación, del establishment y especialmente de los efectos de la desigualdad del capitalismo en nuestro contexto (precariedad, desigualdad de género, desregularización del mercado laboral, etc.).

Creo sinceramente que de los profetas de la transversalidad nos separa algo más que una mera discrepancia táctica. Vemos la sociedad con un cristal diferente, empleamos códigos de valores que en ocasiones llegan a oponerse y, sobre todo, entendemos la actividad política de forma antagónica. Es posible que la sociedad de mercado haya permeado en lo que antaño era la izquierda, incorporando una visión pacífica respecto de las relaciones de producción-reproducción, haciendo de la meritocracia el patrón que ordena lo real y generando un relato del joven ultra-cualificado que sufre más que cualquier otro grupo social las consecuencias de la crisis y que aspira al relevo de las viejas élites para devolver la “decencia” a la política.

Fin de la reflexión con el recuerdo y agradecimiento a aquellos que ayer luchaban con el mismo compromiso que lo hacen hoy. A los que no olvidan de dónde vienen. A los currelantes sin verbo fácil que dejan su tiempo al servicio de un proyecto colectivo. A quienes dignifican su barrio y a sus vecinos. A los que no les pesa reconocer que tienen una pegatina de “Maulets”. Al Colectivo 1984 que después de 12 años sigue haciendo una labor encomiable, que seguramente nunca pisará La Sexta Noche, pero que sin duda es la única que permite construir contrapoderes sólidos capaces de convertir la entelequia de la transformación social en algo tangible aquí y ahora. Feliz cumpleaños.

15/04/2016

https://tigresdepapel.com/2016/04/1…

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