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Algunas sequías terrestres comienzan en alta mar

Los océanos padecen sequías por falta de lluvia que luego emigran hacia tierra, donde provocan efectos más devastadores que las sequías terrestres. Un fenómeno global que afecta a todos los continentes.

Científicos de la Universidad de Stanford han identificado un nuevo tipo de «sequía que toca tierra»: se origina sobre el océano antes de viajar a la tierra y puede causar condiciones más grandes y secas que las sequías que ocurren únicamente sobre la tierra.

El nuevo tipo de «sequía marina» se puede predecir antes de que afecte a las personas y los ecosistemas terrestres, según los investigadores.

Descubrieron que estas sequías, que se forman sobre el océano y luego migran hacia la tierra, pueden causar condiciones peores que las sequías que ocurren únicamente en la tierra.

De todas las sequías que afectaron áreas terrestres en todo el mundo, desde 1981 hasta 2018, aproximadamente una de cada seis fueron sequías que tocaron tierra procedentes del mar, según esta investigación, cuyos resultados se publican la revista en Water Resources Research.

“Normalmente no pensamos en las sequías en el océano, incluso puede parecer contradictorio. Pero, al igual que en tierra, puede haber momentos en los que grandes regiones del océano experimentan menos lluvia de lo normal”, explica el autor principal, Julio Herrera-Estrada, en un comunicado.

«Descubrir que algunas sequías comienzan en alta mar, con suerte, motivará conversaciones sobre los beneficios de monitorear y pronosticar sequías más allá de los continentes», añade.

Difíciles de predecir

Para identificar las sequías a gran escala que se originaron en el océano, los investigadores utilizaron un algoritmo de seguimiento de objetos para identificar y seguir grupos de déficits de humedad en todo el mundo, que se remontan a décadas en el tiempo.

Descubrieron que las sequías originadas en el mar que luego tocaban tierra, crecían aproximadamente tres veces más rápido que las sequías solo terrestres y, por lo general, tardaban varios meses en llegar a un continente.

“No todas las sequías que causan daños a los seres humanos y los ecosistemas van a ser estas sequías que llegan a tierra”, señala el segundo autor del estudio Noah Diffenbaugh.

Y añade: “hay algo en las sequías que comienzan sobre el océano que las hace más propensas a convertirse en eventos grandes e intensos».

Patrones atmosféricos

Los investigadores analizaron los procesos físicos de las sequías que llegan a tierra en el oeste de América del Norte, donde ocurren con una alta frecuencia.

Descubrieron que las sequías que tocan tierra en la región se han asociado con ciertos patrones de presión atmosférica que reducen la humedad en el mar, similar al patrón de “Cresta ridículamente resistente”, en anticiclón persistente que fue una de las principales causas de la sequía de California de 2012-2017, que acabó con la vida de más de 100 millones de árboles.

Los autores afirman que análisis similares pueden confirmar explicaciones similares para las sequías que llegaron a tierra en otras áreas del mundo, incluidos Chile, Argentina, Nueva Zelanda y el este de Australia.

“Nuestro documento muestra que las sequías que llegan a tierra son un fenómeno global que afecta a todos los continentes”, dijo Herrera-Estrada.

Investigar más

Debido a los grandes impactos humanitarios y económicos de las sequías severas, el potencial para pronosticar sequías que toquen tierra puede justificar una mayor investigación, según los investigadores.

“Este es un hallazgo importante porque es probable que estas sequías que toquen tierra sean estadísticamente más grandes y más severas en relación con las sequías que no tocan tierra”, dijo Diffenbaugh.

«Debido a que por lo general tardan varios meses en migrar a la tierra, existe la posibilidad de que el seguimiento de los déficits de humedad sobre el océano pueda proporcionar una advertencia anticipada para ayudar a proteger contra al menos algunas de las sequías más severas».

Referencia

Landfalling Droughts: Global Tracking of Moisture Deficits From the Oceans Onto Land. Julio E. Herrera‐Estrada,  Noah S. Diffenbaugh. Water Resources Research, Volume 56, Issue 9. DOI:https://doi.org/10.1029/2019WR026877

Fuente: https://tendencias21.levante-emv.com/algunas-sequias-terrestres-comienzan-en-alta-mar.html

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Suecia: Hace dos años empezamos las huelgas estudiantiles por el clima y el mundo continúa en su negacionismo

Hace dos años empezamos las huelgas estudiantiles por el clima y el mundo continúa en su negacionismo

Greta Thunberg

Las activistas estudiantiles por el clima Greta Thunberg, Luisa Neubauer, Anuna De Wever y Adélaïde Charlier aseguran en esta columna que las autoridades han perdido otros dos años en la lucha contra la emergencia climática desde que comenzaron sus movilizaciones.

Este jueves 20 de agosto se ha cumplido el segundo aniversario de la primera huelga estudiantil contra el cambio climático. En retrospectiva, han pasado muchas cosas. Millones de personas han tomado las calles para unirse a una lucha por el clima y la justicia ambiental que empezó hace décadas. Y el 28 de noviembre de 2019, el Parlamento Europeo declaró una «emergencia climática y medioambiental».

A pesar de estos avances, lo cierto es que en estos dos años el mundo ha emitido más de 80 gigatoneladas de CO2. A lo largo y ancho del mundo se han producido continuos desastres naturales: incendios, olas de calor, inundaciones, huracanes, tormentas, desaparición del permafrost y colapso de glaciares y ecosistemas enteros. Se han perdido muchas vidas y medios de subsistencia. Y esto es sólo el comienzo.

En la actualidad, los líderes de todo el mundo hablan de una «crisis existencial». La emergencia climática se discute en innumerables foros de debate y cumbres. Se alcanzan compromisos, se pronuncian discursos grandilocuentes. Sin embargo, cuando se trata de actuar, todavía estamos en una fase de negación. La crisis climática y ecológica nunca ha sido tratada como una crisis. La brecha entre lo que tenemos que hacer y lo que realmente se está haciendo crece cada minuto: de hecho, la pasividad política nos ha llevado a perder dos años más.

El mes pasado, justo antes de la cumbre del Consejo Europeo, publicamos una carta abierta con peticiones concretas a los líderes de la UE y del resto del mundo. Desde entonces, más de 125.000 personas han firmado esta carta.

Europa tiene la responsabilidad de actuar. La UE y el Reino Unido son responsables del 22% de las emisiones mundiales históricas acumuladas, una cifra solo superada por Estados Unidos. Es inmoral que los países que menos han hecho para causar el problema sean los primeros en sufrir las peores consecuencias. La UE debe actuar ahora, ya que este es el compromiso que asumió en el Acuerdo de París.

Entre nuestras peticiones se incluye la de frenar todas las inversiones y subvenciones al sector de los combustibles fósiles, así como despojarse de los mismos, hacer del ecocidio un crimen internacional, diseñar políticas que protejan a los trabajadores y a los más vulnerables, salvaguardar la democracia y establecer cuotas de emisiones de carbono anuales y vinculantes basadas en la mejor información científica disponible.

Entendemos que el mundo es complicado y que lo que pedimos puede no ser fácil o puede parecer poco realista. Pero lo cierto es que todavía está menos conectado con la realidad el creer que nuestras sociedades serán capaces de sobrevivir al calentamiento global al que nos dirigimos, así como a otras consecuencias ecológicas desastrosas. Inevitablemente vamos a tener que cambiar de forma fundamental de una manera u otra. La pregunta es quien impondrá las condiciones de esos cambios: la naturaleza o nosotros.

En el acuerdo de París, los líderes mundiales se comprometieron a mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de los 2 grados y aspiraban a no sobrepasar los 1,5 grados. Nuestras peticiones son una constatación de lo que significa asumir este compromiso. Sin embargo, son un acuerdo de mínimos si queremos cumplir los compromisos adquiridos.

Así que si los líderes no están dispuestos a atender a nuestras peticiones, tendrán que empezar a explicar por qué están dando la espalda al Acuerdo de París, a sus promesas y a las personas que viven en las zonas más afectadas por la emergencia climática. Tendrán que explicar por qué están dando la espalda a la posibilidad de ofrecer un futuro seguro a sus hijos. Renuncian sin siquiera intentarlo.

La ciencia no le dice a nadie lo que tiene que hacer, simplemente recaba y presenta información verificada. Depende de nosotros analizar esta información y sacar conclusiones. Al leer el informe SR1.5 del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) y el informe sobre la brecha de emisiones del PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente), así como lo que los líderes han firmado en el acuerdo de París, se ve que la crisis climática y ecológica ya no se puede abordar desde el marco actual. Incluso un niño puede darse cuenta de que las políticas no encajan con la evidencia científica disponible.

Tenemos que poner fin a la actual destrucción y explotación de nuestros sistemas de soporte vital y avanzar hacia una economía libre en carbono que se centre en el bienestar de todas las personas, la promoción de la democracia y la defensa del mundo natural.

Si queremos tener la oportunidad de mantener el aumento de la temperatura por debajo de 1,5 grados, nuestras emisiones deben comenzar a reducirse rápidamente hacia cero y luego a cifras negativas. Es una realidad. Y como no tenemos todas las soluciones técnicas que necesitamos para lograrlo, tenemos que trabajar con lo que sí está a nuestro alcance. Y esto tiene que incluir dejar de hacer ciertas cosas. Esto también es una realidad. Sin embargo, es un hecho que la mayoría de la gente se niega a aceptar. Sólo pensar en estar en una crisis de la que no podemos comprar, construir o buscar una manera de sortear el problema crea algún tipo de cortocircuito mental colectivo.

Esta mezcla de ignorancia, negación e inconsciencia es la esencia del problema. Ante esta realidad, podemos organizar tantas reuniones y conferencias sobre el cambio climático como queramos. No conducirán a un cambio significativo, porque no se vislumbra la voluntad de actuar y la toma de conciencia colectiva necesaria. El futuro todavía está en nuestras manos. Pero el tiempo se desliza con rapidez y se nos escapa de las manos. Todavía podemos evitar las peores consecuencias. Pero para hacerlo, tenemos que afrontar la emergencia climática y cambiar nuestra forma de actuar. Y esa es la incómoda verdad de la que no podemos escapar.

Greta Thunberg es una activista sueca de 17 años que lucha contra el cambio climático. Este artículo fue escrito conjuntamente con las jóvenes activistas Luisa Neubauer de Alemania, Anuna de Wever de Bélgica, y Adélaïde Charlier de Bélgica. @GretaThunberg

Traducido por Emma Reverter

Fuente: https://www.eldiario.es/internacional/theguardian/anos-empezamos-huelgas-estudiantiles-clima-mundo-continua-negacionismo_129_6172073.html

Autora: Greta Thunberg

Fuente de la Información: https://rebelion.org/hace-dos-anos-empezamos-las-huelgas-estudiantiles-por-el-clima-y-el-mundo-continua-en-su-negacionismo/

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Entrevista a Santiago Martín:“Los ecosistemas sanos frenan la propagación de enfermedades; son la vacuna más eficaz”.

Entrevista/20 Agosto 2020/Autor: Yayo Herrero/insurgenciamagisterial.com

Santiago Martín Barajas (Teruel, 1962)  es ingeniero agrónomo y vive en Madrid desde los tres años. Trabaja en su propia empresa en temas de ingeniería ambiental. Lleva cuarenta años formando parte del movimiento ecologista –y lo que le queda– y ha reflejado esa trayectoria en un libro titulado Río Arriba. Ha querido escribirlo porque “cuatro décadas de vida dan para mucho y, de vez en cuando, es bueno mirar hacia atrás, hacer memoria y aprender de lo andado”.

Ccuarenta años de ecologismo. En 1977 te hiciste socio de Adena y empezaste tu andadura en las organizaciones ecologistas. Apenas unos años antes se había publicado el informe sobre los límites al crecimiento del Club de Roma, y hoy la situación es mucho peor de la ya terrible que vaticinaba aquel informe. ¿Cómo vives esto?

Me entristece que, a pesar del trabajazo que hemos metido y de todo lo que hemos avanzado en materia de protección y de legislación, el estado de los ecosistemas sea cada vez peor y la crisis ecológica sea cada vez mayor. Cuando yo empecé, no se nombraba el cambio climático, ni muchos de los otros problemas estructurales que tenemos ahora, aunque ya había científicos que los habían denunciado. Yo me involucré de forma muy activa en la conservación de los ecosistemas y de las especies. Y ahí hemos tenido muchas satisfacciones. Tengo que confesar que, a veces, prefiero no mirar los problemas estructurales y dedicar cada momento a defender el territorio concreto. Soy consciente de que están y de que afrontarlos suponen un cambio de mentalidad, de visión y de organización social absolutamente radical pero también de que, por el momento, no hay voluntad política u osadía para afrontar la situación desde las raíces. Alguien lo tiene que hacer y nosotros somos parte de ese alguien. Recuerdo que Ladis (un compañero y amigo de Aedenat y después de Ecologistas en Acción) siempre decía que los ecologistas tenemos mucha más razón de la que nos gustaría tener.

Pero además, la defensa del territorio concreto es clave. Ante los problemas climáticos y de desbordamiento físico que tenemos ahora, la supervivencia dependerá de mantener y conservar los cada vez más escasos espacios naturales que tenemos. Por eso, cada valle, cada río, por pequeño que sea, importa.

Tu vienes de un ecologismo conservacionista ¿Por qué es tan importante la conservación?

La preservación de la mayor cantidad de territorio es el legado que le dejamos a las generaciones que vienen para que puedan construir su presente. Que tengan posibilidades de vivir y acceder a recursos básicos, como el agua, la energía o la alimentación, dependerá de que defendamos esos espacios del cemento, de las macrogranjas, de la sequía estructural, de los proyectos especulativos delirantes o de la construcción de infraestructuras innecesarias. Hay que conservar el territorio, los ríos, los valles… Puede que dentro de unos años, con lo que está cayendo, la sociedad haya cambiado y sea consciente de lo que se juega. Entonces, la posibilidad de sobrevivir y reconstruir una organización social diferente pasará por esos valles, ríos y bosques que hayamos sabido y podido conservar. Si no, no hay opción.

La lucha contra el cambio climático y las desigualdades atroces se juega también en estas acciones, en lo micro. Los daños ambientales en muchos casos son irreversibles. La satisfacción de las necesidades, la justicia y la conservación no son cosas separadas.

¿Cómo te haces ecologista?

Desde muy pequeño me gustaba la naturaleza, los animales, las plantas. Según iba creciendo me di cuenta de cómo iban desapareciendo. Tendría diez o doce años y recuerdo que en Moralzarzal destruyeron un bosque para meter una urbanización. Yo me bañaba en el río Samuriel que venía desde Becerril y desembocaba en el embalse del Manzanares. Tuvimos que dejar de hacerlo porque se contaminó con las aguas residuales de Becerril.

Recuerdo que una vez, íbamos a Teruel y mi padre paró en una gasolinera. Había un guarda de finca y llevaba atado un tejón muerto en la parte de atrás de la moto. Yo nunca había visto un tejón. Pensé pero ¿por qué?, ¿por qué le ha matado?

A mi padre le gustaba la naturaleza. Me señalaba las aves rapaces cuando aparecían planeando , indicándome que eran águilas. Me fue entrando la curiosidad y el cariño por la naturaleza. En mi casa aprendí que había que moverse por lo que te importaba. Si no quería que todo desapareciese, yo también me tenía que hacer responsable de la conservación. Tenía que organizarme para defenderlo y actuar.

Hace unos días, en el curso de verano sobre cambio climático que ha organizado La Marea, Héctor Tejero señalaba que parte del movimiento ecologista ha sido maximalista y algo cenizo. Plantea que, dado el orden de las cosas, sin perder el norte, hay que apostar también por el pragmatismo. ¿Cómo ves tú esa relación entre el cambio de modelo y el pragmatismo?

Creo que hay que ser pragmático. No creo, la verdad, que se pueda decir que el movimiento ecologista no lo haya sido. Es verdad que tenemos un análisis y propuesta de conjunto ambiciosa, que no es que no sea pragmática, sino que apunta a la línea de flotación de la economía en la que vivimos, a la forma de resolver las necesidades y el consumo que es lo que, de fondo, se nos está llevando por delante. Pero teniendo eso claro, nos hemos metido en todos los charcos. No da igual que un valle se haya salvado a que haya sido destruido. No se puede perder el horizonte. Queremos salvar el planeta en sí mismo y para la población. Nunca he tenido problemas en reunirme con cualquiera, pero los objetivos siempre los he tenido claros. El estar en un grupo ayuda, Si tú te pierdes, los compañeros te ayudan a encontrarte de nuevo.

Recuerdo, por ejemplo, el grupo de trabajo que estudió el Plan Hidrológico Nacional en el seno del Consejo Nacional del Agua. Nos miramos 60.000 alegaciones, y analizamos el plan con sumo detalle. Como consecuencia de ese trabajo, metimos varios artículos en la ley que llevan vigentes desde hace 19 años. Echamos abajo 13 proyectos de grandes embalses. Eso significa que se salvaron trece valles. En ese proceso, aguanté recriminaciones, críticas e incluso alguna amenaza velada de regantes. Estuvimos en medio del choque entre gobiernos autonómicos. Improperios muchos. Discusiones acaloradas también.

Somos radicales en los planeamiento pero nos hemos sentado en mesas con gobiernos y representantes políticos de todos los colores, y digo todos. Hemos hablado con empresarios y con quien nos ha querido escuchar. Hemos presionado y negociado leyes y decretos frase a frase y hemos conseguido algunos logros. Hemos elaborado proyectos y protocolos que le hemos dado hechos a la administración y que han aprobado y aplicado. Hemos realizado cientos de estudios rigurosos, hasta tal punto que las propias administraciones públicas los han tomado como referencia. Nos hemos metido en todos los charcos que se nos han puesto delante. No hay denuncia o juicio por corrupción en el que no estemos personados. Y nuestros abogados y abogadas, todas ellas activistas, han conseguido doblarle el brazo a corruptos que tenían a los mejores bufetes de abogados detrás. Otra cosa es que las sentencias se cumplan.

No perdemos el norte de dónde están los problemas estructurales, pero eso no ha impedido que nos hayamos arremangado y entrado en las cosas más prácticas de forma pragmática… Ha sido una satisfacción y creo que es un trabajo útil. Creo que merecía la pena y a mí desde luego me compensa.

Insisto, no hay nada más pragmático que saber que te moviste para preservar un río, un valle o un espacio público en la ciudad y que ese valle seguirá ahí porque nosotros y nosotras nos movimos para defenderlo.

¿Cuáles han sido los peores momentos, los que te han hecho sufrir?

Que los regantes o los cazadores te llamen de todo la verdad es que no me afecta mucho. Pero sí que me ha dolido perder algunas campañas en las que invertimos mucho tiempo y energía: Riaño, Itoiz, el desdoblamiento de la M-501… No es que me hayan hecho sufrir, pero sí que me preocuparon, sobre todo por mi familia, algunas campañas de acoso y amenazas. Cuando todo el follón del desdoblamiento de la M-501, un periódico de la Sierra Norte (en 2006) sacó su número y en la portada en letras enormes ponía Santiago Martín Barajas: enemigo público de la Sierra Oeste. La revista se regalaba en los ayuntamientos y comercios, y la portada se colocó en los tablones de anuncios de bastantes ayuntamiento de la zona, incluyendo el del pueblo donde vivo. Finalmente los tribunales nos dieron la razón. El desdoblamiento era ilegal, pero hacía varios años que Esperanza Aguirre lo había inaugurado. De todos modos, lo que llevo peor son los problemas internos de las organizaciones. Es mi talón de Aquiles. Al principio lo único que veía eran escisiones y eso lo llevaba fatal.

Fuiste una de las personas clave para la conformación de Ecologistas en Acción…

Yo entré en Aepden (Asociación Ecologista para la Protección de la Naturaleza) a finales de 1979. En los años siguientes me di cuenta de que el movimiento ecologista estaba atomizado y era poco eficaz. Volvemos a lo de antes del pragmatismo, el ecologismo no era un fin en sí mismo, tenía sentido solo si se conseguían cosas. Apostamos por la unificación del movimiento por razones fundamentalmente de eficacia. Yo no veía diferencias ideológicas insalvables, más bien transformábamos problemas de egos en diferencias ideológicas. Trabajamos mucho, yo lo hice sobre todo con Theo Oberhuber , para unificar, primero a través de la Coda (Coordinadora para la Defensa de las Aves, que después pasó a llamarse Coordinadora de Organizaciones de Defensa Ambiental) y luego ya en la constitución de Ecologistas en Acción. Lo empezamos a gestar a finales de los ochenta y lo conseguimos en 1998.

La clave fue el respeto a la gente y las ideas de los demás. Fue compleja la unificación pero lo que vino después no fue tampoco fácil, cuando hubo que mantener lo unificado y surgían los conflictos. Ahí aprendimos que la mediación y el abordaje de los conflictos era muy importante. Tuvimos que ir aprendiendo y hubo compañeros y compañeras que, con mano izquierda y no dejando pudrirse las cosas, ayudaron a conseguirlo. La constitución de Ecologistas fue muy satisfactoria. La mayor parte de los colectivos que se quedaron fuera hoy ya no existen. Se ha ido incorporando mucha gente joven al colectivo y hoy podemos decir que no desaparecerá según se vayan ‘jubilando’ los activistas más mayores.

La confederación supuso también el encuentro entre un ecologismo conservacionista y otro más político que anteriormente estaban separados e incluso algo enfrentados.

Con el tiempo fuimos penetrando unos en las ideas de otros y aprendimos mutuamente. Todos fuimos acercando nuestras posturas y entendiendo que las dos miradas eran complementarias. No había posibilidad de conservar nada en un sistema económico que lo transforma todo en mercancías, ni había posibilidad de construir un mundo alternativo sin tierra, agua, biodiversidad… Recuerdo especialmente los debates y la relación con Ramón Fernández Durán y Ladislao Martínez, dos compañeros que ya no están. Con los dos tuve muy buena relación. De Ramón apreciaba su inteligencia ligada a una coherencia personal impresionante. Era una persona tremendamente valiosa. Ladis también era muy inteligente, aportaba un gran empuje, y tenía una enorme capacidad para crear plataformas y mover gente.

Ahora, la diferencia entre los “pajareros”, que nos llamaban así, y los de la ecología política ya apenas existe. Ha sido una homogeneización enriquecedora. Hay veces que la homogeneización pasa por perder riqueza y dejarte casi todo por el camino. Aquí no. Todos hemos ido asumiendo. Ese es el mayor valor. Creo que lo hemos conseguido porque hacemos cosas en común: las manis, los proyectos, las acciones , los informes, las fiestas, salir de vez en cuando al campo… Lo ves de otra manera si hay aprecio. También por el tiempo que se le ha metido a la mediación y resolución de conflictos. Lo que hemos conseguido permite que podamos llegar prácticamente al último rincón de España, donde casi siempre hay un pequeño grupo de Ecologistas en Acción.

Llama la atención que en el movimiento ecologista casi todas las personas de más edad sean hombres. Son muy pocas las mujeres que han aguantado ¿por qué?

Se ha producido un cambio espectacular. En los ochenta teníamos la teoría clara pero la realidad era la que era. A las mujeres se las relegaba a puestos muy poco visibles. Nosotros creíamos que eran ellas las que se autorrelegaban, luego vimos que no era así, que las formas de relacionarnos eran importantes y que para dejar hueco había que quitarse de en medio. Entonces, teníamos muchas compañeras potentes pero la mayor parte de las que pintaban pancartas eran mujeres y nosotros teníamos las tareas más visibles. Mi compañera llevó la tesorería muchos años, la colocación de stands en ferias y similares, y yo no hubiera dedicado el tiempo que he dedicado al activismo si ella no hubiese asumido una buena parte de la organización cotidiana de nuestra casa.

Para cambiar ha sido fundamental la llegada de mujeres feministas a la organización. Ellas se han dado la palabra y se han dado visibilidad, aunque hay que estar vigilantes porque, en cuanto nos despistamos, se puede volver a lo de antes. Nosotros en las cosas más visibles y ellas en las menos visibles. Esta organización se ha enriquecido mucho con la presencia masiva de mujeres.

Has tocado muchos “palos ecologistas”, pero tu línea de trabajo más constante ha estado vinculada al agua ¿cómo está ahora la situación?

En nuestro país, los recursos hídricos disminuyen a causa del cambio climático pero el regadío no para de crecer. Supone más del 85% del consumo. Vivimos al día con el agua. Antes, los embalses eran almacenes, ahora son prácticamente estaciones de transferencia. Hemos tenido una primavera lluviosa este año pero los embalses están más de siete puntos por debajo de la media anual. Como falle una primavera y un otoño seguidos, sufriremos un colapso hídrico y tendrá que haber cortes de agua en núcleos de población importantes. Cuando el Plan Hidrológico ya advertíamos de ello. Recuerdo una reunión de la Comisión Permanente del Consejo Nacional del Agua en la que estaba el consejero de Agricultura de Murcia y, después de que yo dijese que no se había tenido en cuenta la reducción de recursos hídricos a causa del cambio climático, interrumpió y dijo que eso del cambio climático era una tontería y que lo único que se había publicado hasta el momento sobre el tema eran poco más que “hojas parroquiales”. Qué peligro que nos gobierne gente que llama a los informes científicos hojas parroquiales…

¿Resolvería el problema hacer más embalses?

Es un mantra repetido lo de hacer más embalses, pero la construcción de los mismos no implica que esa agua aparezca como por arte de magia. No llueve más ni hay más agua por construir más embalses. Hay que pensar en la utilización racional del agua, en las necesidades reales y más con el cambio climático que se está produciendo.

¿Y la desalación?

La desalación no es una solución. Se puede recurrir a ella puntualmente, en caso de apuros, pero no es una solución estructural. Por una parte se genera un problema de vertidos de salmuera (70 gramos de sal por litro). Esos vertidos al ir a parar al mar, liquidan las praderas de posidonia y expulsan a los peces. Además está el problema del consumo energético, ya que hay que quemar carbón o fuel para desalar, lo que conlleva un incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero. No puede ser un continuo, puede ser un apoyo puntual. Si las metemos de forma continua, lo único que conseguiremos es estimular el crecimiento de las demandas y generar un efecto rebote. Se disparará aún más el consumo de agua.

Tenemos ya más de 4.000.000 de hectáreas de regadío. No debería haber más de 3.000.000. Con esa cantidad se puede dar de comer a toda la población y sigue quedando parte para la exportación. Si no se reajusta el riego a lo físicamente posible, se reconvertirá por las malas, cuando llegue la siguiente sequía plurianual.

El problema está en que la conservación del planeta es incompatible con un crecimiento económico ilimitado, y establecido como principal objetivo. Esto hay que tenerlo claro. Porque si no, lo que sucede es que se agravan los problemas y se agudizan las desigualdades.

Otro de los temas sobre los que insistes recurrentemente es la importancia de la biodiversidad…

Sí. Estamos viviendo una pérdida de biodiversidad aceleradísima. Es tirar piedras contra nosotros mismos. La pérdida de biodiversidad supone perder un patrimonio genético irrepetible e irrecuperable que nos ha servido y nos puede seguir sirviendo para curar enfermedades, producir alimentos en ámbitos climáticamente hostiles, para la fabricación de útiles de todo tipo, etc.

En los años setenta u ochenta, ya no me acuerdo, había un anuncio en la tele que decía “el ser humano ha llegado a la luna, ha creado ciudades inmensas, pero somos incapaces de fabricar una flor.” Perder biodiversidad supone condenar a montones de personas de antemano. Los ecosistemas sanos frenan la propagación de enfermedades, son la más eficaz vacuna.

Cada especie que se extingue, significa que desaparece para siempre el fruto de un proceso evolutivo de miles de años. Me resulta tremendo pensar en la extinción de algo que estuvo vivo durante milenios en apenas unas décadas. ¿Quiénes somos nosotros para hacerla desaparecer?

¿De qué te sientes especialmente orgulloso?

Es un orgullo haber podido contribuir a la conservación y mejora de muchas áreas naturales. He dedicado, con otros, muchos y muchas, años a ello. Comarca a comarca, laguna a laguna, río a río, monte a monte, hemos ido consiguiendo territorios liberados para la vida natural. Pero uno de los proyectos que me ha hecho más feliz ha sido la renaturalización del Manzanares. Una buena parte de la actividad ecologista tiene que ver con oponerte a las burradas que se hacen sistemáticamente y a nadie nos gusta el conflicto. Este fue un proyecto en positivo. No nos hemos tenido que enfrentar con casi nadie. Teníamos la intuición de que funcionaría y la naturaleza ha estado a la altura, e incluso ha superado nuestras expectativas. Se ha generado un bosque de ribera espectacular. Ahora los madrileños y madrileñas nos felicitan. Gente de más de ochenta años que pasea por allí y te dice que nunca había mirado al río y que se sienten orgullosas de él. Ahora todos los grupos municipales apoyan plenamente el proyecto de renaturalización.

Fuente: https://insurgenciamagisterial.com/los-ecosistemas-sanos-frenan-la-propagacion-de-enfermedades-son-la-vacuna-mas-eficaz/

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La pandemia enriquece todavía más a los ricos y ha llegado la hora de que paguen más impuestos

Fuentes: The Guardian / El Diario -Foto: Gráfica de Howmuch.net
Por: Bernie Sanders

Sanders, representante del pujante movimiento progresista de EEUU, explica sus argumentos para una reforma fiscal ante una crisis estructural

Vivimos un momento excepcional en la historia de Estados Unidos: una crisis de salud pública, la peor crisis económica desde la Gran Depresión, la amenaza del cambio climático y un presidente que dirige nuestro país hacia el autoritarismo. En este contexto de crisis múltiples, estamos prestando poca atención a otra realidad muy preocupante: el obsceno nivel de desigualdad de ingresos y riqueza que existe en nuestro país y el hecho de que, durante la pandemia, esta desigualdad se está agravando mucho más.

Mientras que decenas de millones de estadounidenses lidian con una situación económica desesperada (desempleo, pérdida de cobertura médica, desahucios, hambre), los más ricos se están haciendo mucho más ricos. Comparto tres cifras que deberían sacudir a todos los estadounidenses:

13.000 millones de dólares. Esta es la cantidad que Jeff Bezos (fundador de Amazon), el hombre más rico del mundo, ganó en un solo día. Mientras tanto, su conglomerado de empresas niega a los trabajadores la baja por enfermedad, la indemnización por riesgos y no garantiza un lugar de trabajo seguro a cientos de miles de trabajadores.

21.000 millones de dólares. Esta es la cifra que la familia Walton, la familia más rica del país (propietaria de los establecimientos Walmart) ganó en las últimas 20 semanas. Mientras, los contribuyentes estadounidenses siguen subvencionando los salarios de miseria de Walmart, el mayor empleador privado del país.

731.000 millones de dólares. Eso es lo que aumentó la riqueza de 467 multimillonarios desde que la Reserva Federal comenzó a tomar medidas de emergencia para reforzar el mercado de valores en marzo.

Por increíble que parezca, gracias a la rebaja fiscal del presidente Trump a los ricos firmada hace unos años, los multimillonarios ahora pagan una tasa impositiva efectiva más baja que los maestros, las enfermeras, los bomberos o los camioneros.

El espectacular aumento de la riqueza que han obtenido los multimillonarios durante la pandemia se produce en un momento en que 92 millones de estadounidenses no tienen seguro, o tienen uno que no les da una cobertura adecuada, y decenas de millones de estadounidenses se enfrentan a desahucios o ejecuciones hipotecarias.

En un contexto en el que muchos de nuestros conciudadanos atraviesan dificultades económicas, es moralmente obsceno que unos cuantos multimillonarios -el 0,0001% más rico del país- utilicen una pandemia mundial como una oportunidad para obtener beneficios escandalosos después de un rescate de facto de la Reserva Federal.

Ha llegado el momento de cambiar nuestras prioridades nacionales. En lugar de permitir que los multimillonarios se enriquezcan todavía más, el Congreso debe defender a las familias trabajadoras. Un buen punto de partida sería gravar las elevadas ganancias que los multimillonarios han obtenido durante la pandemia y usar ese dinero para garantizar el derecho a la atención médica mientras dure esta crisis de salud pública.

Según Americans for Tax Fairness (Estadounidenses a Favor de un Sistema Impositivo Justo), si se impusiera en Estados Unidos un impuesto del 60% sobre las ganancias de riqueza a tan sólo 467 multimillonarios, se recaudarían más de 420.000 millones de dólares. Con este dinero Medicare podría cubrir todos los gastos de salud de todo el país, incluyendo los medicamentos recetados, durante todo un año.

Piénsenlo. Al imponer un impuesto del 60% sobre las ganancias de riqueza de sólo 467 multimillonarios, Medicare podría garantizar una atención sanitaria a todo el país y nadie, independientemente de su cobertura, tendría que pagar ninguna factura médica de bolsillo en los próximos 12 meses. Esto es lo que se conseguiría con la propuesta de ley Make Billionaires Pay Act I (Haz que los Multimillonarios Paguen) que he presentado con los senadores Ed Markey y Kirsten Gillibrand.

Con esta ley, nadie que sea diagnosticado con cáncer tendría que pedir dinero a desconocidos en GoFundMe. Nadie con diabetes moriría por no poder pagar su insulina. Nadie con síntomas de coronavirus tendría miedo de ir al médico por el coste, y se arriesgaría a infectar a sus vecinos, colegas, familiares o amigos.

Mientras la lucha por Medicare para Todos continúa, por lo menos durante los próximos 12 meses, todos los estadounidenses podrían recibir la atención médica que necesitan durante esta crisis de salud pública. Y todo podría ser pagado por un impuesto de un 60% sobre las principales fortunas que los más ricos del país han acumulado durante esta terrible pandemia.

Entiendo que a algunas personas un impuesto del 60% les parezca un aumento de impuestos muy pronunciado. Bueno, déjeme aliviar esas preocupaciones. Incluso después de pagar el impuesto, estos 467 multimillonarios seguirán ganando 310.000 millones de dólares. Confíe en mí. Sus familias sobrevivirán.

Como país, hace mucho tiempo que deberíamos haber abordado la grotesca brecha de desigualdad de ingresos y riqueza. En mi opinión, no podemos seguir tolerando que las tres personas más ricas de Estados Unidos posean más riqueza que el 50% de la población, que el 1% superior posea más riqueza que el 92% de la población y que el 45% de todos los nuevos ingresos vayan al 1%.

En un momento de enorme dolor y sufrimiento económico, tenemos que tomar una decisión. Podemos seguir permitiendo que los muy ricos se hagan mucho más ricos mientras que la mayoría de los demás se hacen más pobres. O podemos gravar las ganancias de unos pocos multimillonarios durante la pandemia para mejorar la salud y el bienestar de decenas de millones de estadounidenses.

Ha llegado el momento de que el Congreso actúe en nombre de la clase trabajadora que está sufriendo como jamás lo ha hecho antes, no de la clase multimillonaria, a quien le va fenomenalmente bien y nunca se ha visto en otra igual. Hacer pagar a los multimillonarios la expansión de la cobertura de Medicare a todos los ciudadanos durante una emergencia de salud pública es un buen punto de partida.

Traducido por Emma Reverter.

Foto de portada: Gráfica de millonarios distribuidos por estado de Estados Unidos (NY: Nueva York; CA: California, etc.).

Gráfica: https://howmuch.net/articles/americas-millionaires-by-state

Fuente: https://www.eldiario.es/internacional/pandemia-enriquece-todavia-ricos-llegado-hora-paguen-impuestos_129_6160643.html

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Libro Venezuela desde adentro: ocho investigaciones para un debate necesario

Descripción

En los últimos 20 años, desde las coordenadas de las izquierdas, la experiencia venezolana ha estado en el centro del debate político regional, en tanto modelo de transformación, organización popular, redistribución y justicia social, y también como expresión de extractivismo, de las tensiones en los populismos y de rentismo. Actualmente, este modelo, sus prácticas, contradicciones y disputas parecieran estar tocando sus límites como experiencia posible de transformación desde el Estado. Vista a través del prisma de los medios de comunicación masivos internacionales, de la polarización existente en la región y en el mundo, y ante el avance del capitalismo y de las experiencias de derecha, Venezuela se ha erigido como el símbolo de la crisis, de la amenaza “castro-chavista”, del caos de las opciones populares o de izquierda en el poder. En el caso de los medios de comunicación alemanes, se reduce el discurso a un chavismo = socialismo, al que se culpa como modelo fracasado, sin preocuparse por entender las múltiples aristas de la realidad política, económica, social y cultural en Venezuela, y mucho menos entrar en el debate sobre la existencia o no de un modelo socialista venezolano.

Fuente: https://www.ecopoliticavenezuela.org/biblioteca/libros/venezuela-desde-adentro_12/

Descargar: http://ecopoliticavenezuela.org/biblioteca/textos/VENEZUELA-DESDE-ADENTRO_12.pdf

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Desplazados climáticos: Pobres, cuantiosos e invisibles

Con una degradación medioambiental desatada y mientras la comunidad internacional se pone de acuerdo para remediarlo, las zonas más susceptibles de sufrir catástrofes naturales demandan atención primero y estrategias para contener el desplazamiento forzoso de sus habitantes después

aperturaCasi 1.900 catástrofes medioambientales desencadenaron 24,9 millones de nuevos desplazamientos internos en 140 países y territorios en 2019, según el Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (IDMC), que depende del Norwegian Refugee Council. Es la cifra más alta desde 2012 y triplica el número de nuevas migraciones dentro del mismo Estado a causa de conflictos o violencia. Desde hace medio siglo se tiene constancia de las migraciones climáticas. Hasta hace apenas un par de años no se había puesto el foco en ellas

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CÓMO SE LLAMAN ESTOS DESPLAZADOS Y POR QUÉ NO SON REFUGIADOS

El movimiento natural de un migrante por razones climáticas es trasladarse a otra región dentro de su propio Estado para poner a salvo su vida. El bangladesí que abandona de manera temporal su pueblo anegado por un ciclón; el somalí que, empujado por la desertización, se mueve a otra zona más fértil, o el fiyiano que se aleja de la costa ante la subida del nivel del mar. Se les conoce por migrantes climáticos o desplazados por razones medioambientales o incluso climigrantes. Pero no son refugiados. El convenio de Ginebra de 1951 no considera las razones medioambientales dentro de las circunstancias que dan motivo al estatus de refugiado – la ley internacional ampara a los perseguidos por raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social particular u opinión política–. Jurídicamente, nadie es perseguido por el cambio climático. Jurídicamente.

DESPLAZADOS INTERNOS POR DESASTRES NATURALES EN 2019

FUENTE. Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (IDMC)

Beatriz Felipe es ambientóloga y ha publicado el libro Las migraciones climáticas ante el ordenamiento jurídico internacional. Doctora en Derecho, recuerda que la mayoría de movimientos causados por la degradación medioambiental ocurren dentro de los propios Estados, por lo que no es partidaria de utilizar el término refugiado para designarlos. Tampoco apuesta por adaptar la convención de Ginebra como solución. “A la hora de solicitar asilo en otro Estado se ha de demostrar que el perjuicio es a un individuo, no a un grupo. El daño en estos casos lo suele sufrir una comunidad entera, no una persona sola”. Y resuelve: “Es importante buscar las formas de proteger a estas personas sin necesidad de que haya una definición clara”.

Beatriz Felipe

 Al solicitar asilo se ha de demostrar que el perjuicio es a un individuo, no a un grupo. El daño en estos casos lo suele sufrir una comunidad entera, no una persona sola 

Beatriz FelipeAmbientóloga y doctora en Derecho

Andrew Harper, asesor especial de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) sobre Acción Climática, no es partidario de entrar en disquisiciones sobre el término más correcto a la hora de calificar a estos millones de desplazados. “No nos distraigamos con discusiones acerca de la terminología. No hay tiempo que perder. Se trata de ver cómo protegemos a esta gente para que no tenga que huir”. El discurso de Harper, que coordinó la emergencia provocada por un tsunami en Sumatra (Indonesia) entre 2005 y 2006, adquiere un cariz más dramático: “Es una guerra contra la naturaleza. Nosotros la hemos desencadenado y estamos pagando las consecuencias. La gente está huyendo para poner a salvo su vida”.

—¿CÓMO SE LES BRINDA PROTECCIÓN SI NO GOZAN DE UN AMPARO LEGAL?

—Se les puede brindar protección usando los sistemas legales existentes. Es importante la prevención e invertir en las comunidades locales. Enseñarles un mejor manejo del agua y otros recursos, proveerles de energías renovables para que se dejen de cortar árboles con los que obtener madera para cocinar… Actuar antes. No esperar a que huyan.

Harper aboga por dar el poder a la gente, proporcionarles soluciones inmediatas para que se adapten a la cambiante situación. «No buscamos reformar el sistema de protección internacional. Es la propia comunidad local la que mejor protege a la gente que la rodea. La inmensa mayoría de desplazados forzosos se traslada a una región muy próxima». Harper, australiano residente en Ginebra (Suiza), lanza una advertencia. “Estos desplazados no viven precisamente en zonas de lujo. Más bien lo hacen cerca de un desierto, con escasez de agua… en lugares marginales”.

Felipe, que también es investigadora asociada al Centro de Estudios de Derecho Ambiental de Tarragona (Cedat) de la Universitat Rovira i Virgili, cuenta con una opinión similar a Harper en lo que se refiere a la manera de actuar. «Se necesitan nuevas estrategias de adaptación surgidas de la investigación para que las personas no se vean forzadas a marcharse». Estas estrategias consisten en aplicar diferentes formas de cultivo que requieran menos agua o en crear infraestructuras en islas de escasa elevación para contener la subida del nivel del mar. Agotar todas las posibilidades antes de la reubicación de comunidades enteras en otras zonas del país, como ya ha sucedido de manera dirigida por los propios Gobiernos de Fiyi o Alaska (EE UU).

PAÍSES Y TERRITORIOS CON MÁS DESPLAZADOS INTERNOS NUEVOS CAUSADOS POR DESASTRES NATURALES EN 2019

FUENTE. Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (IDMC)

La doctora en Derecho y especialista en la vertiente más jurídica de los desplazados climáticos apuesta por denominarlos migrantes. Sirve para reflejar otra realidad que puede ser consecuencia del cambio climático, la de los apátridas. Si sube el nivel del mar tanto como para engullir una isla del Pacífico, desaparece el territorio físico y ese Estado deja de existir. Sus habitantes se convertirían en apátridas. Apátridas por el cambio climático.

Andrew Harper

 Si no protegemos el medio ambiente, vamos a tener que proteger a la gente 

Andrew HarperAsesor especial de Acnur sobre Acción Climática

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DEL CAMBIO CLIMÁTICO A LA VIOLENCIA Y DE LA VIOLENCIA A LA HUIDA

Los desastres naturales acarrean unas consecuencias inmediatas y unas secundarias igual o más dañinas. Las primeras resultan obvias. Si una ola gigantesca se lleva por delante una región entera, ahí ya no se puede vivir. Los efectos subyacentes que causa la crisis climática son igual de fáciles de entender pero resultan más remotos y a veces desconocidos. Basta no obstante con trasladarse al Cuerno de África y observar el siguiente fenómeno. Un lago que irrigaba una amplia extensión se seca, las cosechas disminuyen, dos poblaciones compiten por la escasa comida existente, batallan y una parte de la comunidad huye a otra región del mismo Estado o cruza una frontera.

—¿CUÁL ES LA RELACIÓN ENTRE POBREZA, CONFLICTOS BÉLICOS Y CAMBIO CLIMÁTICO?

—Las provocan que la gente compita por comida. El cambio climático da el empujón definitivo para que en Estados ya de por sí frágiles estalle un conflicto, lo que provoca que la gente tenga que emigrar.

La respuesta anterior de Harper, que trabaja en Acnur desde hace dos décadas, resume cómo un habitante de un región vulnerable a las consecuencias del cambio climático se convierte en desplazado o en refugiado si cruza una frontera perseguido por la violencia. Jesús Núñez, que codirige el codirige el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria () desde que se fundó hace 20 años, explica la competencia entre las poblaciones de la mayoría de Estados vulnerables: “No hablamos de oro, diamantes o petróleo. Buscan el control del agua”. Unos 200 ríos internacionales se comparten por dos o más países, lo que genera puntos de conflicto al delimitar ronteras interestatales en ocasiones.

NUEVOS DESPLAZADOS INTERNOS POR CONFLICTOS O VIOLENCIA Y POR DESASTRES NATURALES EN 2019 (POR REGIONES)

FUENTE. Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (IDMC)

Beatriz Felipe, autora del informe Migraciones climáticas: una aproximación al panorama actual, describe una situación en la que se mezcla pobreza, violencia y crisis climática: la caravana de migrantes que abandona el corredor seco de Centroamérica (una región árida golpeada por sequías cíclicas). Según Acnur, 570.000 personas provenientes de Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua han buscado protección por violencia o persecución hasta finales de 2019. Algunos de ellos han formado parte de las caravanas con destino México y EE UU. “Huyen de conflictos, de la pobreza, de la sequía. ¿Son refugiados por causas económicas, ambientales? Muchos solicitan asilo al llegar a estos países del norte pero se les deniega y su entrada se considera ilegal”, afirma.

NO SON REFUGIADOS PERO PUEDEN SERLO EN EL FUTURO

El Pacto Mundial sobre Refugiados, adoptado en la Asamblea General de la ONU en diciembre de 2018, aborda el problema de los desplazados por razones medioambientales. “El clima, la degradación del medio ambiente y los desastres naturales interactúan cada vez más con los impulsores de los movimientos de refugiados”, se extrae del documento aprobado por los Estados miembros de la ONU.

Más refugiados, menos atención

El cambio climático desemboca a veces en el cruce de fronteras. Si los desplazados por razones climáticas se convirtieran en refugiados, las cifras de estos aumentarían en gran medida. Núñez reconoce el peligro de que un mayor número de solicitantes de asilo derive en menor protección. “Claramente se debilitaría el estatus de refugiado”. Según el informe de Acnur Tendencias globales. Desplazamiento forzado en 2019, el año pasado hubo 79,5 millones de desplazados forzosos, de los cuales 26 millones eran refugiados.

Jesús Núñez

 No hablamos de oro, diamantes o petróleo. Buscan el control del agua 

Jesús NúñezCodirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH)

Harper expone una casuística intermedia, que no implica el cruce de fronteras ni tampoco el traslado a una región rural cercana como es habitual, sino mudarse a zonas urbanas dentro del mismo país. “Con el desplazamiento de muchos personas las ciudades están creciendo. A menudo no cuentan con la infraestructura para acoger a esta nueva población”. Harper se refiere a desplazados que engrosan las urbes pero con un nivel económico tan débil que no pueden pagar impuestos, lo que a la larga desemboca en falta de atención sanitaria, inversión en seguridad, fallas en el sistema educativo.

Los migrantes que se desplazan internamente quieren volver a su tierra tan pronto como sea posible. A diferencia de los conflictos bélicos, que en algunos casos logran resolverse, el daño causado por el cambio climático es en ocasiones irreversible. “Hay sitios a los que no puedes volver al año siguiente y pensar que todo está bien”. Y sentencia: “Si no protegemos el medio ambiente, vamos a tener que proteger a la gente”.

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OCCIDENTE. MISMAS CAUSAS, CONSECUENCIAS MUY DIFERENTES

En los países de renta baja y media-baja se produjeron 11 veces más desplazamientos debido a fenómenos meteorológicos extremos que en los países de renta alta entre 2008 y 2019, según Oxfam Intermón. Jesús Núñez, desde IECAH, opina que sí se pueden comparar las catástrofes que suceden en Occidente y en los países pobres. “El suceso es el mismo. Lo que cambian son las consecuencias si se produce en París o en un lugar subdesarrollado. Lo cierto es que los desastres no paran de aumentar”.

El australiano Harper coincide en que ningún país es inmune a las catástrofes medioambientales pero recuerda: “La capacidad de los Estados empobrecidos para mitigar las consecuencias son muy limitadas”. Y resume la situación con rotundidad: “Occidente se ha enriquecido gracias a un modelo de producción que ha contribuido al cambio climático. El resto de países no ha tenido la oportunidad de crecer y ahora sufre las consecuencias del desastre medioambiental. No es justo”.

Ante la pregunta de por qué los desplazados climáticos están recibiendo ahora más atención, Harper sostiene que la ciencia ha avanzado más y es mucho más clara. “La evidencia está ahí. La tierra se está calentando”. Por ello, los periodos de sequias aumentan en el este de África, las tormentas y los ciclones son más frecuentes y virulentos en las regiones tropicales. El Centro de Monitorización de Desplazados Internos, un organismo internacional creado en 1998 como parte del Norwegian Refugee Council, hasta 2008 no empezó a contar el número de desplazados por causas medioambientales.

«A menos que veamos una amenaza clara, las personas dejamos las cosas para el día siguiente”, explica Harper, que extrae una conclusión del periodo de reclusión al que medio planeta se ha visto sometido en los últimos meses. “No es necesario viajar si se pueden lograr los mismos resultados mediante una reunión en Teams”. El experto en acción climática de Acnur se refiere a las emisiones de CO2 de los aviones. El confinamiento ha supuesto una prueba involuntaria de que el mundo puede parar y respirar.

¿Puede la contaminación provocar refugiados climáticos?

Los expertos consultados coinciden en que no se deben contabilizar como desplazados climáticos a los habitantes que cambian las grandes ciudades con mala calidad del aire por zonas rurales. “Es un problema de salud pública. Es responsabilidad de los Gobiernos atajarlo”, razona Harper. “La contaminación es muy mala pero cuando un refugiado o un desplazado por desastres medioambientales cambia de región lo hace porque teme por su vida”, afirma.

El IDMC vaticina que pueden darse situaciones de desplazamiento interno en España debido a las consecuencias del cambio climáticos. Las causas son los incendios descontrolados. Son provocados por personas, pero la intensidad y la mayor dificultad para extinguirlos radica en parte en las altas temperaturas causadas por el cambio climático.

Fuente: https://elpais.com/publi-especial/vidas-nuevas/desplazados-por-el-cambio-climatico/

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Cochabamba, la guerra del agua y el cambio climático

En esta pequeña nación andina [Bolivia] de diez millones de habitantes, los glaciares están sufriendo el deshielo, amenazando el suministro de agua de la mayor zona urbana del país, El Alto y La Paz, con tres millones y medio de personas que viven a más de tres mil metros de altura. Viajé desde el Aeropuerto […]

En esta pequeña nación andina [Bolivia] de diez millones de habitantes, los glaciares están sufriendo el deshielo, amenazando el suministro de agua de la mayor zona urbana del país, El Alto y La Paz, con tres millones y medio de personas que viven a más de tres mil metros de altura. Viajé desde el Aeropuerto Internacional El Alto, el aeropuerto comercial más alto del mundo, a la ciudad de Cochabamba.

El Presidente boliviano Evo Morales llama a Cochabamba el corazón de Bolivia. Fue aquí donde hace diez años, como dijo un observador, tuvo lugar «la primera rebelión del siglo XXI». En lo que fue denominada la Guerra del Agua, la gente de todo Bolivia se congregó en Cochabamba para exigir que se pusiera fin a la privatización del sistema público de agua. Como me dijo Jim Shultz, fundador de la organización Centro para la Democracia, con sede en Cochabamba, «A la gente le gusta una buena historia del estilo de David y Goliat, y la revuelta del agua es David no sólo golpeando a un Goliat, sino a tres. Los denominamos las tres B: Bechtel, Banzer y el Banco». Shultz explicó que el Banco Mundial coercionó al gobierno boliviano del entonces Presidente Hugo Banzer, que había sido dictador en la década del 70, para que privatizara el sistema de agua de Cochabamba. La empresa multinacional Bechtel, la única licitante, asumió el control de la gestión pública del agua.

El domingo caminé por la Plaza Principal, en el centro de Cochabamba, con Marcela Olivera, que participó en las protestas callejeras hace diez años. Le pregunté acerca de la pancarta original del movimiento, que fue colocada para el aniversario y dice «¡El agua es nuestra, carajo!». Bechtel estaba aumentando las tarifas del agua. Los primeros en sentirlo fueron los campesinos, que dependen del riego. Solicitaron el apoyo de los trabajadores fabriles de la ciudad. Oscar Olivera, el hermano de Marcela, era su líder. Proclamó en una de las manifestaciones: «Si el gobierno no quiere que la empresa de agua se vaya del país, la gente los echará». Marcela recordó: «El 4 de febrero convocamos a la gente a una movilización aquí. La llamamos ‘la toma de la plaza’. Iba a ser el encuentro de la gente del campo, el campo viniendo aquí para reunirse con la gente de la ciudad, porque era una demanda de la gente del campo y una demanda de la gente de la ciudad. Todos reunidos aquí al mismo tiempo. […] El gobierno dijo que no iba a permitir que eso sucediera. Varios días antes de que esto fuera a suceder, enviaron policías en patrullas y motocicletas que rodearon la ciudad, tratando de sembrar el miedo en la gente. Y el mismo día de la movilización no permitieron que la gente caminara siquiera diez metros y comenzaron a lanzarles gases. Muchos de nosotros, estoy segura, regresamos a nuestras casas y vimos en la televisión lo que estaba sucediendo en la mañana y lo que aún estaba sucediendo. Dijimos que esto no puede suceder. Estaban golpeando a las mujeres, estaban golpeando a los niños, les lanzaban gases a la gente, entonces nos alzamos y salimos a las calles».

Cochabamba fue sitiada por la coalición de campesinos, trabajadores fabriles y cultivadores de coca, conocidos como «cocaleros». Los disturbios y las huelgas se expandieron a otras ciudades. Durante la represión militar y el estado de emergencia declarado por Banzer, Víctor Hugo Daza, de diecisiete años, murió de un disparo en el rostro. En medio del escándalo público, Bechtel huyó de la ciudad, y su contrato con el gobierno boliviano fue cancelado. Los «cocaleros» jugaron un papel fundamental en la victoria. Su líder era Evo Morales. La Guerra del Agua de Cochabamba lo terminaría lanzando a la presidencia de Bolivia. En la cumbre de cambio climático de las Naciones Unidas en Copenhague pidió que se tomaran las medidas más estrictas para combatir el cambio climático.

Luego de la cumbre, Bolivia se negó a apoyar el Acuerdo de Copenhague no vinculante, promovido por Estados Unidos. El embajador de Bolivia ante la ONU, Pablo Solón, me dijo que como consecuencia de esto «fuimos notificados por los medios de que Estados Unidos eliminaría alrededor de tres a 3,5 millones de dólares para proyectos relacionados con el cambio climático. Y la explicación que dieron fue que nosotros no apoyábamos el Acuerdo de Copenhague».

En lugar de aceptar el dinero de ayuda de Estados Unidos para el cambio climático, Bolivia está asumiendo un papel de liderazgo al ayudar a organizar a la sociedad civil y los gobiernos a nivel mundial con una meta común: cambiar el curso de la próxima cumbre de clima de la ONU que tendrá lugar en diciembre en Cancún, México. Por este motivo 15.000 personas de más de 120 países se han reunido aquí esta semana del Día de la Tierra, en la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. Morales convocó la conferencia para darle a los pobres y al Sur Global la oportunidad de responder a las frustradas negociaciones de clima en Copenhague.

El embajador Solón explicó el motivo de la cumbre de los pueblos. Me dijo: «La gente me pregunta cómo esta iniciativa proviene de un país pequeño como Bolivia. Soy el embajador ante la ONU. Conozco esta institución. Si no hay presión de la sociedad civil, no habrá un cambio desde la ONU. La otra presión a los gobiernos proviene de las empresas trasnacionales. Para poder contrarrestar eso, necesitamos desarrollar una voz desde las bases».

Esas fueron las palabras de Pablo Solón, cuyo hermano fue desaparecido por el régimen de Banzer. Ahora, como embajador de la ONU, es el único representante diplomático de Bolivia en Estados Unidos, porque este país expulsó al embajador boliviano en su territorio.

Amy Goodman es la presentadora de «Democracy Now!», un noticiero internacional diario de una hora que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 250 emisoras de radio en español. Es coautora del libro «Standing Up to the Madness: Ordinary Heroes in Extraordinary Times,» recientemente publicado en edición de bolsillo.

Fuente del artículo: https://rebelion.org/cochabamba-la-guerra-del-agua-y-el-cambio-climatico/

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