La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019 (COP25) tendrá su «contracumbre» para dar una respuesta «combativa y de clase» contra la crisis climática, según ha informado la Red Sindical Internacional de Solidaridad y de Luchas (RSISL) en un comunicado.
MADRID, 15 (EUROPA PRESS)
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019 (COP25) tendrá su «contracumbre» para dar una respuesta «combativa y de clase» contra la crisis climática, según ha informado la Red Sindical Internacional de Solidaridad y de Luchas (RSISL) en un comunicado.
Así, durante los días 6 y 12 de diciembre, se celebrará la ‘Cumbre Social por el Clima’ o ‘Contracumbre’ mientras tenga lugar la COP25 en Madrid. Para los organizadores de la Contracumbre, «la situación del planeta ha llegado a un límite preocupante para quienes lo habitan y señalan al capitalismo como principal causante del mismo».
Para iniciar el evento, se ha convocado una manifestación a las 18 horas en Atocha en dirección a Atocha para el día 6 de diciembre en la que RSISL participará junto a otras asociaciones a las que se llama con el fin de dar una «mayor visibilización de la protesta en defensa del planeta».
Por su parte, la Confederación General del Trabajo (CGT) ha realizado un llamamiento a unirse a esta manifestación por «la lucha por el medio ambiente y contra las consecuencias de la avaricia capitalista, que debe ser transversal e internacional».
Gotham o Wakanda: ¿cómo será la ciudad africana del futuro?
Pantera Negra (2018),la película basada en los cómics de la Marvel, describe la sociedad tecnológicamente más avanzada del mundo. Lo que fascinó a muchos y contribuyó a generar la mayor taquilla de la historia en buena parte de África fue que esa imagen futurista y positiva estaba ambientada precisamente en África.
El mundo imaginado en el país ficticio de Wakanda está muy lejos de los relatos de lucha y sufrimiento de otras películas de Hollywood ambientadas en África… y muy lejos de la realidad cotidiana de millones de africanos. Sin embargo, el retrato es importante: África tiene el mayor crecimiento demográfico y la mayor tasa de urbanización del mundo.
¿Cómo pueden las autoridades y los grupos ciudadanos asegurar que sus ciudades futuras se acerquen a la utópica visión de Wakanda? ¿Cómo pueden las ciudades convertirse en soluciones a los problemas socioeconómicos y medioambientales y no en fuente de los mismos?
La población de África se duplicará en los próximos treinta años. Según las estimaciones de las Naciones Unidas, la población aumentará en unos 1.000 millones de personas, de las cuales un 80%, es decir, 800 millones, lo vivirá en ciudades.
Lo que debilita la eficiencia y la productividad de las ciudades africanas es la forma en que se han expandido: espacios dispersos, sin transportes, ni infraestructuras, que crean entornos caóticos y costosos.
Además de por la expansión natural de las poblaciones urbanas, esa tendencia se verá reforzada por una mayor migración del campo a la ciudad y por la migración de la mano de obra.
Y puede que África sea ya más urbana de lo que se considera actualmente (las recientes investigaciones de la Comisión Europea realizadas con ayuda de imágenes por satélite indican que las poblaciones de África podrían ser ya urbanas en un 80%); la razón de la incertidumbre es que los países tienen definiciones diferentes de lo que constituye una ciudad, y ello afecta a las estadísticas demográficas que los países proporcionan a las Naciones Unidas.
En la actualidad, ya es el continente más diverso y más joven (hay 420 millones de jóvenes de 15-35 años); y, con su rápido aumento demográfico y su creciente urbanización, los países africanos tendrán dentro de unas décadas un aspecto totalmente diferente. La diversidad y la divergencia serán aun más pronunciadas por todo el continente: las regiones y ciudades hoy frágiles y asoladas por conflictos cambiarán a un ritmo y un modo diferentes de aquellas que hayan logrado la estabilidad.
Según el Global Cities Institute, en el 2050, dos de las diez ciudades más grandes del mundo serán africanas: Kinshasa y Lagos. En el 2100, esa cifra aumentará a cinco de esas diez: Lagos, Kinshasa, Dar es Salaam, Jartum y Niamey.
El objetivo 11 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es lograr que las ciudades sean inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles: se trata de empujar a las ciudades a convertirse en centros de eficiencia de recursos, crecimiento económico, inclusión y bienestar.
Ahora bien, hasta ahora la urbanización africana no ha sido una herramienta para la transformación y el crecimiento económico inclusivo. Dadas las espectaculares proyecciones de crecimiento demográfico y los inminentes efectos del cambio climático (algunos ya patentes), es mucho lo que está en juego y resulta urgente actuar para gestionar mejor la urbanización.
La innovación y la resiliencia (el dinamismo de los sistemas y las redes informales de las ciudades) se consideran factores clave para mejorar los resultados del desarrollo urbano. Sin embargo, cabría afirmar que las soluciones a esos problemas se encuentran en los mismos lugares que las soluciones a los problemas más amplios relacionados con la transformación del desarrollo y la situación socioeconómica de África, entre las cuales son fundamentales la política, el patrocinio y la gobernanza.
La gobernanza y la acción o inacción de las autoridades nacionales y locales marcarán la diferencia. En ausencia de una gobernanza y una gestión eficaces, las ciudades se convierten en incubadoras de problemas de desarrollo: zonas densamente pobladas con problemas de acceso al agua potable, los alimentos, las viviendas seguras y la electricidad; lugares donde se hacen patentes los problemas relacionados con la salubridad pública y la gestión de residuos, la educación y el empleo, los sistemas de transporte y otras infraestructuras, y la seguridad y la justicia.
El dilema del crecimiento
Las ciudades africanas no están experimentando los mismos aumentos de productividad que acompañaron la urbanización de otras regiones. Ello tiene consecuencias especialmente importantes para la numerosa y creciente población joven de África y, en particular, para las mujeres y los grupos vulnerables.
Un factor fundamental que debilita la eficiencia y, por lo tanto, la productividad de las ciudades africanas es la forma en que se han expandido en las últimas décadas: los espacios dispersos y no planificados, con falta de transportes e infraestructuras, crean entornos caóticos y costosos.
Todo el que se haya encontrado atrapado durante una hora punta en un atasco de tráfico en Lagos o Luanda, y en otras ciudades que han experimentado un crecimiento rápido e imprevisto, habrá sido testigo de las consecuencias de unas redes y unos servicios de transporte público ineficaces, y con graves repercusiones sobre la vida y el bienestar de las personas.
Esa ineficacia significa que vivir en una ciudad de África resulta caro: en comparación con las regiones en desarrollo no africanas, los alimentos son un 35% más caros, el transporte un 42% y la vivienda un 55%.
Muchas ciudades africanas son microcosmos de desigualdad global donde los extremos de la riqueza y la pobreza son muy visibles
Todo ello es importante no sólo en relación con los actuales niveles de pobreza y el modo en que las personas luchan día a día en muchos entornos urbanos, sino que también significa que el coste de la mano de obra es mayor que en otras regiones en desarrollo (un 50% más).
Las consecuencias son muy graves para la creación de empleo, ya que desincentivan las empresas, y lo cierto es que África necesita empleos: entre 10 y 11 millones de jóvenes africanos entran en el mercado laboral todos los años, pero sólo se crean tres millones de puestos de trabajo anualmente.
Además, la propiedad inmobiliaria resulta mucho más atractiva para los inversores que la industria manufacturera, que sencillamente no es competitiva en un entorno en el que son tan deficientes las infraestructuras y sobre todo el suministro de electricidad.
Las ciudades con zonas de edificios altos y relucientes contribuirán en muy poco a la creación de empleo a largo plazo y al crecimiento sostenible e inclusivo.
Además, una planificación, una gestión del suelo y unas infraestructuras deficientes no sólo afectan al entorno empresarial y a la creación de empleo.
El dilema del crecimiento es un dilema de desarrollo: los pobres de las zonas urbanas viven en asentamientos informales, es decir, en zonas que carecen de viviendas seguras y de servicios básicos, vulnerables a inundaciones y a otros riesgos ambientales. Los problemas con el saneamiento, el acceso al agua potable y la gestión de residuos son graves y dan lugar a una crisis de salud pública.
El hecho de que la urbanización esté superando la capacidad (o, a veces, la voluntad) de las autoridades para abordar sos problemas contribuye a reforzarlos, pero también a aumentar la preocupación por los futuros espacios urbanos y los jóvenes: la seguridad alimentaria urbana se está convirtiendo en un problema persistente, ya que las personas no tienen acceso a alimentos nutritivos y seguros o no pueden permitírselos.
La falta de oportunidades, la pobreza y una seguridad ausente o corrupta también hacen que las poblaciones urbanas sean vulnerables frente a la delincuencia y violencia organizada, así como a la violencia social.
Muchas ciudades africanas son microcosmos de desigualdad global donde los extremos de la riqueza y la pobreza son muy visibles y viven en estrecho contacto aunque están en buena gran medida segregados. Si el futuro de África es joven y urbano, como parecen indicar los datos disponibles, resulta crucial la acción para abordar las ineficacias.
El rompecabezas político
Esos problemas y la necesidad de abordarlos son subrayados desde hace tiempo (cambio climático, al margen). El informe de la Unesco Norte-Sur: un programa para la supervivencia (1980, actualizado en el 2001) destaca el crecimiento y los movimientos demográficos, con especial referencia a los trabajadores migrantes y los impactos ambientales.
El informe actualizado formula recomendaciones sobre el suministro de infraestructuras y transporte, entre otras muchas cuestiones de desarrollo internacional. Muchos de los problemas siguen todavía pendientes, y muchas de las recomendaciones no se han llevado a cabo, según señala la actualización, debido en parte a la guerra fría y en parte a “una falta colectiva de voluntad política”.
Sin embargo, ahora se comprenden mejor los problemas, puesto que han mejorado los datos y se ha profundizado la investigación, incluida la relativa a la voluntad política.
La idea de una falta de voluntad política conduce a una suerte de fatalismo: no se puede hacer nada porque no hay voluntad.
Sin embargo, cada vez más, los grupos ciudadanos, los responsables políticos y los socios para el desarrollo están asumiendo la realidad de la inacción política deliberada: existen incentivos para que unos grupos de interés poderosos se aseguren la inmovilidad de los sistemas y los resultados.
Esa noción de unos incentivos perversos ha existido desde hace tiempo (en términos ficticios y quizá extremos, pensemos en la Gotham City de Batman, una ciudad corrupta controlada por mafiosos); en las ciudades concretas a nivel mundial, comprender esos incentivos, cómo se conectan y cómo deshacerse de ellos llevará tiempo, pero es el camino para cambiar la toma de decisiones y los comportamientos con el fin de lograr unos mejores resultados para la sociedad en general, no sólo para los intereses poderosos.
El uso del suelo en entornos urbanos es un buen ejemplo de cómo funciona el sistema. La ordenación del suelo es siempre una cuestión política y en muchos entornos urbanos, incluidos los países africanos, el suelo no se utiliza de la mejor manera posible en relación con el beneficio de los ciudadanos.
Los sistemas y las leyes son a menudo complejos, y el suelo es rentable tanto para los gobiernos como para los inversores. En un entorno en el que no siempre se respeta el Estado de derecho y las instituciones son débiles, la ordenación del suelo puede ser vulnerable a la malversación de fondos, y hay incentivos que actúan en contra de la adopción de medidas para una planificación eficaz.
En tales circunstancias, no se tiene en cuenta como prioridad a las personas de bajos ingresos ni a las empobrecidas, lo cual lleva al mantenimiento de un sistema de desigualdad y subdesarrollo en el seno de la ciudad.
La ciudad nigeriana de Lagos alberga actualmente entre 15 y 20 millones de habitantes. Esa población aumentará rápidamente en los próximos años, y hay quien predice que se convertirá en la metrópoli más grande del mundo debido al crecimiento demográfico previsto de Nigeria (400 millones en el 2050) y a la migración desde las zonas rurales.
La ciudad está llena de asentamientos informales por la falta de viviendas asequibles y la elevada densidad demográfica. El suelo es valioso y disputado, y no son raros los desalojos forzosos y las demoliciones de asentamientos informales.
Los pisos de ciertas “villas miserias! se empiezan a alquilar por 5000 euros al año, mientras sus antiguos residentes se tienen que trasladar a barrios marginales
Badia East, por ejemplo, un lugar que algunos describirían como una villa miseria pero que durante décadas desarrolló sus propias características cívicas (como una escuela y un centro médico), fue demolido cuando un jefe tribal reclamó los terrenos.
Según se ha informado, se están utilizando actualmente para la promoción inmobiliaria y los pisos se alquilarán por unos 5.000 euros al año. Mientras tanto, los antiguos residentes se han trasladado a otros barrios marginales o han quedado sin hogar.
En ciudades como Lagos, unas instituciones ineficaces, unos sistemas de tenencia de la tierra complejos, las reivindicaciones contrapuestas y los intereses creados se combinan para favorecer a unos y para mantener a otros atrapados en la pobreza. Dadas las estimaciones de un elevado crecimiento demográfico en ciudades como Lagos, los problemas empeorarán si no se abordan todos esos desafíos relacionados y, en particular, los incentivos que existen en el sistema político.
Recursos, relaciones y resiliencia
No hay duda de que las autoridades municipales y las ciudades se beneficiarían de un aprovechamiento más sostenible del suelo y los bienes inmuebles urbanos.
Con frecuencia, las autoridades ven limitada su capacidad de alcanzar logros por las limitaciones económicas debidas a la corrupción y la incapacidad de generar ingresos fiscales. Será de gran ayuda la mejora de las políticas sobre suelo y fiscalidad y la aplicación de dichas políticas.
Y una parte crucial de esa dinámica es la mayor capacidad ciudadana para relacionarse con las autoridades y exigirles responsabilidades. Los grupos de la sociedad civil que trabajan para fomentar una mayor transparencia y rendición de cuentas son una parte fundamental de este rompecabezas.
En la ciudad keniana de Vihiga, el trabajo de una oenegé local, Community Engagement for Peace and Development, con el respaldo del Centre for Law and Research International, proporciona un importante ejemplo de cómo las comunidades pueden hacer que las autoridades rindan cuentas para mejorar su gestión.
Unos miembros de la comunidad, tras haber recibido una formación, llevaron a cabo el seguimiento y evaluación de proyectos municipales; llamaron la atención del Ayuntamiento sobre los problemas y la mala gestión y lograron que se tomaran medidas correctoras y que algunos proyectos se completaran tras unos fracasos iniciales.
Ciudadanos, políticos y socios para el desarrollo van asumiendo que existe una inacción política deliberada: hay incentivos para que grupos de interés poderosos se aseguren la inmovilidad de los sistemas y los resultados
Aunque sigue siendo fragmentaria y de difícil acceso, la creciente disponibilidad de datos y el uso de la tecnología (incluidas las imágenes por satélite) ayudarán a proporcionar información para mejorar la planificación y la gestión urbanas, y también permitirán a los ciudadanos exigir más responsabilidades a las autoridades.
Con todo, la rápida expansión urbana de África también plantea cuestiones importantes para las relaciones entre los gobiernos nacionales y las autoridades municipales. Los intereses y la interferencia a nivel nacional eliminan la autonomía política y económica del gobierno local, y le impiden actuar y planificar eficazmente.
En el 2015, la ciudad senegalesa de Dakar intentó lanzar un bono municipal con la intención de recaudar unos 45 millones de euros para desarrollar un mercado urbano con capacidad para unos 4.000 comerciantes y vendedores ambulantes, pero la iniciativa fue bloqueada por el Gobierno nacional. Semejantes desafíos afectan al corazón de la política nacional y la descentralización.
Ahora bien, los gobiernos nacionales han firmado la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático y la Nueva Agenda Urbana. Corresponde a los gobiernos nacionales garantizar que las autoridades locales y regionales tengan un marcado interés (responsabilidades, autonomía y rendición de cuentas) en la realización de dichos objetivos si se quieren obtener cambios sobre el terreno.
Dadas las dificultades a las que ya se enfrentan muchas ciudades africanas y el ritmo del cambio, los gobernantes, los inversores y los profesionales del desarrollo también tendrán que sacar provecho de los métodos y los sistemas de resiliencia que han evolucionado en los asentamientos informales y extender las soluciones tecnológicas locales a los desafíos del desarrollo urbano.
El objetivo de Taka Taka Solutions es lograr que Nairobi sea más limpia y saludable mediante la recogida y el reciclaje de residuos en toda la ciudad, y ello por medio de socios locales cuando la compañía no pueda encargarse de la tarea.
En Nigeria, Rensource construye y gestiona una infraestructura eléctrica fuera de la red. Existen numerosos ejemplos de innovaciones que pueden contribuir a mejorar el entorno urbano para todos los habitantes de la ciudad, al margen de sus ingresos.
Hay que fomentar y hacer progresar rápidamente la resiliencia y la innovación, pero esos dos factores no son suficientes por sí solos. Un futuro próspero e inclusivo para los países y las ciudades de África depende de la mejora en la toma de decisiones políticas, la gobernanza y la actuación del sector público.
En una serie de sectores (como la educación y el transporte), los proveedores del sector privado han intervenido para colmar lagunas donde no llegaban los servicios públicos. Los servicios de transporte público proporcionados por el sector privado pueden ser caros y poco fiables; y pueden también ser resistentes a la reforma, porque los proveedores crean incentivos en el sistema político para evitar el cambio o una mejor regulación.
En el ámbito de la educación, fundamental para la formación de la futura población de África, las consecuencias de la proliferación de proveedores privados no se comprenden bien, ni en términos de dirección ni en términos de resultados educativos.
No hay tiempo que perder
No sólo las proyecciones sobre el rápido crecimiento demográfico del continente centran la atención sobre cómo crear empleo y mejorar las ciudades, resulta además que muchos entornos urbanos son vulnerables a las consecuencias del cambio climático, y los más afectados serán los más desfavorecidos, es decir, quienes viven en tierras pobres o desprotegidas.
Aunque la economía del estado de Lagos es mayor que la de Kenia y genera más ingresos internos que la de cualquiera de los otros 35 estados de Nigeria, esa situación no se ha traducido en una planificación y un desarrollo de las infraestructuras capaces de seguir el ritmo del crecimiento demográfico, y la ciudad sufre de un alcantarillado deficiente.
Lagos, que ya era susceptible a las oleadas de tormentas debido a su emplazamiento en la costa atlántica, experimenta ahora inundaciones más frecuentes y graves, y hay pruebas de que se producen en Nigeria precipitaciones más intensas.
Son limitados los datos que existen sobre el aumento del nivel del mar en Nigeria, pero se espera que ese aumento empeore el problema de las inundaciones, por lo que es urgente planificar y aplicar medidas de adaptación que conduzcan a la mejora del alcantarillado y la reducción de la amenaza de inundaciones graves.
Asimismo, el reto de gestionar unas poblaciones urbanas en rápido crecimiento se verá agravado por la sequía y el avance del desierto, que arruinará los medios de subsistencia agrícolas rurales y creará nuevas migraciones en dirección a las ciudades a menos que también se encuentren soluciones en ese ámbito. Vinculado con el dilema climático está el problema de garantizar, al tiempo que se realizan reformas y progresos en muchos ámbitos, la mejora de la calidad del aire en las ciudades.
La contaminación causada por los atascos, los vehículos viejos, la industria y la quema de residuos se combinan para crear entornos en los que, según un informe del 2018 de la Organización Mundial de la Salud, todos los niños menores de cinco años están expuestos en el África subsahariana a niveles no seguros de contaminación del aire, frente a la mitad de los niños en los países de ingresos elevados.
Dadas las proyecciones y los retos existentes, por no hablar de los que se avecinan, surgen temores de que los entornos urbanos de África se conviertan en lugares violentos e inseguros, auténticos polvorines poblados por jóvenes desempleados y frustrados.
Las investigaciones han demostrado que el desempleo, la ociosidad, la búsqueda de respeto y la autoprotección pueden llevar a los jóvenes a unirse a pandillas o grupos rebeldes, y que la venganza, la injusticia y la creencia en una causa pueden conducir a la radicalización. Por lo tanto, resulta esencial la creación de puestos de trabajo de calidad, aunque ese factor por sí solo no basta: es fundamental contar con una policía eficaz en las zonas urbanas, así como con instituciones judiciales dignas de confianza.
De hecho, el desarrollo urbano proactivo puede usarse para reducir el riesgo de violencia y conflicto mediante la creación de espacios públicos. El compromiso intercomunitario es necesario para evitar tensiones y conflictos potenciales, y los espacios públicos pueden ser una herramienta para fomentar dicho resultado.
Esos espacios pueden incluso fortalecer la democracia y los resultados del desarrollo si permiten la aparición y la organización de grupos comunitarios. Algunas ciudades ofrecen ejemplos (aunque sean imperfectos) de esfuerzos para fomentar la cohesión entre grupos anteriormente segregados, como Kigali en Ruanda y Durban en Sudáfrica.
Los residentes y las comunidades han de tener un interés en el diseño y desarrollo de sus ciudades: la historia ha demostrado que los planes de desarrollo urbano impuestos externamente han dado lugar con frecuencia a comunidades fracturadas que crean un potencial para la violencia y el conflicto.
África es demasiado grande, diverso y se mueve en demasiadas direcciones para que alguien pueda ofrecer una respuesta global sobre su futuro
¿Estarán las futuras ciudades de África más cerca de Wakanda o de Gotham City? La cuestión es demasiado reduccionista, y nadie sabe a ciencia cierta qué le deparará el futuro al continente. Los datos no nos proporcionan la suficiente certeza.
Ni siquiera en relación con el cambio climático: aunque se entienden las consecuencias probables, está del todo claro dónde se producirán los cambios en términos de precipitaciones más intensas o graves sequías.
El continente es demasiado grande, demasiado diverso y se mueve en demasiadas direcciones diferentes para que nadie pueda ofrecer una respuesta global sobre su futuro. Los mejores lugares para buscar respuestas son los contextos actuales y las tendencias de las últimas décadas en diferentes países.
Podrían hallarse respuestas descubriendo por qué los años de alto crecimiento del PIB no se tradujeron en una transformación socioeconómica y un desarrollo inclusivo. Lo que está claro es que habrá muchos jóvenes buscando empleo y que querrán satisfacer sus aspiraciones, y que las poblaciones serán mayoritariamente urbanas. La diversidad y la creciente confianza de África significan que los diferentes países, ciudades y comunidades cambiarán en formas imposibles de prever.
Para quienes miran desde fuera, es importante dejar de ver a África en términos de riesgo u oportunidad, éxito o fracaso. Como en todas partes, sus ciudades, pueblos y aldeas son una compleja mezcla de dinámicas que cambian poco a poco con el tiempo.
Sin embargo, hay considerables obstáculos que superar para sacar a las personas de la pobreza, mejorar los resultados del desarrollo y los medios de subsistencia y para reducir la tendencia a la desigualdad creciente, tanto en las ciudades y los países como en todo el mundo. La acción política, o la voluntad, la comprensión de los incentivos que influyen en ella y la mejora de la gobernanza son una parte importante de todo el proceso.
Tal vez sea ahí donde los socios externos y para el desarrollo puedan desplegar mejor sus energías. Por lo demás, el factor determinante en la determinación del futuro son, por supuesto, las propias personas, que siempre han tenido que buscar soluciones a las dificultades cotidianas, y ello mucho antes de que en los noventa se acuñara el lema “Soluciones africanas a los problemas africanos” en el contexto de la paz y la seguridad.
Los ciudadanos necesitan herramientas y un espacio para poder innovar y solucionar problemas como el cambio climático y la rápida urbanización, y ese espacio sólo puede ser creado mediante una mejor dirección política y unos incentivos para una acción progresiva.
Fuente de la Información: https://www.lavanguardia.com/vanguardia-dossier/20191111/471528744771/ciudad-metropolis-africa-progreso-pobreza-desigualdad-gotham-wakanda.html
7,6 millones de personas de 185 países, y 6.135 acciones con el apoyo de 820 organizaciones. Es el balance de la semana global de huelga y movilizaciones –entre el 20 y el 27 de septiembre de 2019- que reivindicó justicia climática y el fin de la era de los combustibles fósiles. ¿Cómo se explica la potencia de estas manifestaciones, en Nueva Zelanda, Italia, Estados Unidos, Chile o India? Uno de los antecedentes significativos se produjo en el verano de 2018, cuando la estudiante de 15 años, Greta Thunberg, inició una sentada de protesta en horario escolar frente al Parlamento de Suecia; fueron los orígenes del movimiento Fridays For Future.
En la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, de 2018, celebrada en Katowice (Polonia), la joven activista afirmó: “Países ricos como Suecia han de empezar a reducir las emisiones al menos un 15% anual, para alcanzar el objetivo del calentamiento global por debajo de los 2ºC” (respecto a los niveles pre-industriales, según los Acuerdos de París); además recordó que cada día se extinguen 200 especies y que el consumo mundial de petróleo suma 100 millones de barriles diarios. Es “el camino de la locura”, subrayó. El 30 de octubre Greta Thunberg declinó el premio medioambiental del Consejo Nórdico dotado con 47.000 euros.
La huelga mundial por el clima del pasado 15 de marzo movilizó, según fuentes de la organización, al menos a 1,4 millones de jóvenes en 2.418 ciudades de todo el planeta. Tom Kucharz, miembro de Ecologistas en Acción, ha participado en un acto sobre “Crisis climática como consecuencia de la depredación capitalista”, organizado por el Centre de Documentació i Solidaritat amb Amèrica Llatina i Àfrica (CEDSALA)-País Valencià. “Más allá de las manifestaciones –subraya el activista-, están produciéndose acciones de desobediencia civil masiva para forzar a los líderes políticos a la toma de decisiones; es muy importante conectar la justicia climática con la agenda social y la lucha en los barrios”, añade.
Los inicios del movimiento Extinction Rebellion (XR) remiten al 31 de octubre de 2018, cuando 1.500 personas participaron en una acción de bloqueo en Parliament Square de Londres, y formularon una “Declaración de Rebelión” contra el gobierno británico por su inacción “criminal” ante la crisis ecológica; “nuestros mares están envenenados y aumenta la acidificación. Las inundaciones y la desertificación harán inhabitables vastas extensiones de tierra, lo que causará migraciones masivas”, alertaron.
El 15 de abril de 2019 grupos Extinction Rebellion desarrollaron acciones de protesta en 80 ciudades de 33 países. En Londres bloquearon cinco puntos neurálgicos de la ciudad, en los que se organizaron asambleas, actividades artísticas y denunciaron, en la sede de Shell, el “ecocidio” perpetrado por la petrolera (fueron escenario de las reivindicaciones, asimismo, las oficinas de Repsol en Madrid, de la empresa Total en París, el entorno del Parlamento Europeo en Bruselas o calles de Ottawa y Estambul). El 7 de octubre de 2019 se convocaron más actos de desobediencia –bloqueo de carreteras, puentes o nudos de transporte, entre otros- en 60 ciudades de todo el mundo. Como ejemplo de la represión, Extinction Rebellion informa que, en la semana de la rebelión entre el 15 y el 25 de abril, la Policía Metropolitana realizó 1.130 arrestos en Londres. La página Web de XR contabilizaba a primeros de octubre 485 grupos de activistas en 473 ciudades de 72 países.
Asimismo respaldan a By 2020 We Rise Up cerca de 50 organizaciones, la mayoría europeas. La Plataforma-Campaña independiente By 2020 tiene como fin contribuir a una conexión entre las luchas (no planificarlas) por la justicia climática y el cambio de sistema. “Durante los últimos días de septiembre de 2019 y en 2020, Europa vivirá varias oleadas de acciones masivas coordinadas: la gente bloqueará gasoductos, puertos, aeropuertos, minas de carbón, la agroindustria, bancos, fábricas de armas y fronteras”, señalan en la página Web.
En este contexto, By 2020 se define como punto de contacto, difusión de acciones y “esfuerzo de coordinación” que no habla en nombre de los grupos locales ni activistas; la Campaña/Plataforma cuenta con un equipo de difusión, traducción, trabajo legal, además de los encargados de la página Web y las redes sociales. En marzo de 2019, hicieron un llamamiento a la “interrupción civil, coordinada y masiva” de un sistema “que lleva a la humanidad al borde del abismo”. Además convocan a reuniones periódicas para la coordinación de estrategias, por ejemplo entre el 31 de octubre y el 3 de noviembre en Nuremberg. Entre las acciones difundidas por By 2020, figuran las de la semana por el clima de Viena; las de desobediencia civil del pasado 7 de octubre en Madrid; o en Francia, contra la impunidad de las multinacionales.
“¡Paremos el carbón, que todas las aldeas permanezcan!”. Es la consigna con la que el movimiento internacional Ende Gelände convocó -entre el 19 y el 24 de junio de 2019- a la acción directa no violenta en el área de la minería de lignito de Renania; así, más de 6.000 personas bloquearon puntos estratégicos en las zonas que explota la compañía energética alemana RWE; ocuparon vías férreas para el suministro de combustible a la central eléctrica de Neurath, propiedad de RWE; entraron en la mina a cielo abierto de Garzweiler, cerca de Colonia, y pararon excavadoras de carbón, mientras 8.000 personas convocadas por ONG y colectivos locales se manifestaron en apoyo de las poblaciones amenazadas por la minería; asimismo el 21 de junio, 40.000 jóvenes marcharon en la ciudad de Aquisgrán (Renania del Norte-Westfalia), a 50 kilómetros de la mina, con motivo de la huelga por el clima de Fridays for Future; “durante las acciones de desobediencia la policía violó masivamente los derechos civiles”, informó Ende Gelände en un comunicado. Llegados de diferentes ciudades europeas, los activistas partieron de un campamento de protesta ubicado en la ciudad de Viersen.
Entre el 25 y el 29 de octubre de 2018, Ende Gelände convocó a los bloqueos en la mina carbonífera cercana al bosque de Hambach, en Renania; contra las talas forestales y extracción de lignito por la empresa RWE se movilizaron, según los organizadores, 6.500 personas.
En el acto de CEDSALA, Tom Kucharz también ha destacado la lucha de los jóvenes de Sunrise en Estados Unidos, movimiento surgido en 2017. En las redes sociales se presentan con la siguiente disyuntiva: “Nuestro gobierno ha de elegir: proteger los bolsillos de los ejecutivos del petróleo y sus bonos de millones de dólares” o, por otro lado, “nuestro futuro”. Entre los principios de Sunrise figura la no violencia “que nos permite ganar el corazón de la gente”. Se organizan en nodos, radicados en pueblos, ciudades y escuelas de Alaska, California, Florida, Washington o Nueva York. El movimiento respalda a políticos y candidatos que representen a los ciudadanos y no a la industria de los combustibles fósiles, pero –matizan- “no hay amigos ni enemigos permanentes”. Entre los apoyos recibidos por los activistas, destaca el de la congresista Aleixandra Ocasio-Cortez.
Una de las propuestas centrales y con la que interpelan a la política oficial es el New Deal verde; el nuevo acuerdo verde apunta, con la perspectiva de una década, a la “movilización” de la sociedad estadounidense hacia los objetivos del 100% de energías limpias y las emisión cero de gases de efecto invernadero; también a “crear millones de buenos empleos con salarios altos y garantizar la prosperidad y seguridad económica de toda la población de Estados Unidos”. El 10 de diciembre de 2018 mil activistas de Sunrise reivindicaron el New Deal verde en el Congreso (Washington), donde protagonizaron sentadas en las oficinas de dirigentes del Partido Demócrata y mostraron carteles con las consignas “No más excusas” o “Haced vuestro trabajo”; 143 personas fueron arrestadas. Además la policía practicó más de 40 detenciones cuando, en febrero, estudiantes de Kentucky protestaron en las oficinas del senador Mitch McConnell, del Partido Republicano, en el Capitolio; con el lema “Míranos a los ojos”, los estudiantes y los miembros de Sunrise preguntaron si las donaciones que McConnell recibió -en las tres últimas legislaturas- de las compañías del petróleo, gas y carbón (1.542 millones de dólares) eran más importantes que el futuro de la juventud.
Tom Kucharz ha participado en otro debate en Valencia, en el Centre La Nau de la Universitat, sobre Transnacionales, Derechos Humanos y Tribunales de Arbitraje. El investigador social y activista ha destacado, como uno de los ejes de lucha para los movimientos sociales, el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), firmado el pasado 28 de junio tras más de dos décadas de negociaciones; la asociación entre los dos bloques representa –según cifras oficiales- un mercado (integrado) de cerca de 800 millones de consumidores y un 25% del PIB mundial (el actual comercio bilateral de bienes y servicios entre la UE y Mercosur suma 122.000 millones de euros anuales, según la Comisión Europea). La entrada en vigor del acuerdo requiere la aprobación de los parlamentos nacionales.
Integrada por un centenar de organizaciones, la Campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión denuncia que el acuerdo entre la UE y Mercosur tendrá, entre otros efectos, “un impacto negativo incalculable sobre la crisis climática»; según la Campaña, la liberalización comercial “beneficiará principalmente a grandes industrias europeas como la automovilística, química, farmacéutica o la textil; y a los grandes exportadores de productos agropecuarios de los países del Mercosur”; por ejemplo, detallan en un comunicado, “se incrementará el ya descontrolado ritmo de deforestación de la Amazonía y otros ecosistemas como El Cerrado de Brasil o El Chaco de Argentina y Paraguay”, ya muy afectados por la expansión del cultivo de la soja y la ganadería vacuna a gran escala.
Otro punto neurálgico y de batalla, según Kuchard, es el Tratado sobre la Carta de la Energía (TEC), acuerdo comercial y de inversiones que entró en vigor en abril de 1998, y del que son miembros cerca de 50 países, principalmente europeos pero también de Asia. “El tratado permite que los inversores extranjeros puedan demandar a los gobiernos signatarios por cualquier medida adoptada en el sector de la energía que consideren perjudicial para sus ganancias”, resume el informe Un Tratado para gobernarlos a todos, publicado en 2018 por Corporate Europe Observatory (CEO) y el Transnational Institute (TNI); las demandas no se resuelven ante los tribunales ordinarios, sino ante tribunales internacionales de arbitraje entre inversores y estados.
El documento señala que, entre 1998 y mediados de 2018, se habían producido al menos 114 demandas de inversores y multinacionales en virtud del TCE; y que, a finales de 2017, los gobiernos habían sido condenados/accedido a pagar 51.200 millones de dólares en concepto de daños. “El TCE es uno de los obstáculos más importantes para adoptar iniciativas contra el cambio climático por parte de los gobiernos”, concluye la Campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión.
El documento de CEO y el TNI cita ejemplos como el de la multinacional sueca Vattenfall, que presentó en 2012 una demanda contra el gobierno alemán (4.300 millones de euros más intereses) en concepto de indemnización, cuando el ejecutivo decidió el abandono paulatino de la energía nuclear (la compañía se basó en la pérdida de ganancias vinculada a dos de sus reactores nucleares); el informe añade que, en 2017, la empresa británica Rockhopper demandó al Estado de Italia, por la negativa a otorgarle una concesión para las perforaciones de gas y petrolíferas en un yacimiento del Mar Adriático (las reclamaciones se basan en gastos irrecuperables y expectativas de ganancias de la petrolera). Por otra parte, en una carta dirigida a la ministra para la Transición Ecológica del Gobierno de España, Teresa Ribera, la Campaña recuerda que el estado español es, en el marco normativo del TEC, el país más demandado del mundo; de las 46 demandas en relación con los recortes a las energías renovables, 13 habían sido resueltas cuando se remitió la carta (septiembre de 2019); 11 de los fallos resultaron favorables a los inversores extranjeros, lo que implica una condena -al estado español- al pago de cerca de 800 millones de euros en indemnizaciones.
Fuente del artículo: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=262299
De acuerdo con la Unesco, las ciudades creativas se comprometen a situar la cultura en el centro de su estrategia de desarrollo y a compartir las mejores prácticas.
Un total de 66 ciudades, de las cuales 16 son de Latinoamérica, ingresaron este miércoles a la Red de Ciudades Creativas de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura (Unesco).
Con motivo a la celebración este jueves del Día Mundial de las Ciudades, el órgano hizo el anuncio de las nuevas urbes escogidas por su compromiso con la cultura y la tradición como centro de su estrategia de desarrollo.
Actualmente, cuenta con 246 ciudades alrededor del mundo, reconocidas por ser la creatividad un punto en común entre ellas tanto en la música, como en la artesanía, las artes populares, el diseño, el cine, la literatura, las artes digitales o la gastronomía.
Entre las ciudades de América Latina y el Caribe incorporadas a la red de la Unesco están Areguá en Paraguay, por su artesanía y artes populares; Arequipa en Perú, por su gastronomía; Ayacucho en Perú, por su artesanía y artes populares.
Además, Belo Horizonte en Brasil, por su gastronomía; Fortaleza en Brasil, por su diseño; La Habana en Cuba, por su música; Mérida, en México, por su gastronomía; Portoviejo en Ecuador, por su gastronomía, entre otras ciudades.
Declaradas #LaHabana y #Trinidad «Ciudades Creativas de la @UNESCO«. Son las 2 primeras urbes de #Cuba obtener esta condición, que reconoce que ambas sitúan la cultura y la creatividad en el centro de su estrategia de desarrollo.#DíaMundialDeLasCiudades#31Octubre
«En todo el mundo, estas ciudades, cada una a su manera, están haciendo de la cultura no un accesorio, sino un pilar de su estrategia. Es una prueba de innovación política y social y una señal poderosa para las generaciones más jóvenes», declaró la directora de la Unesco, Audrey Azoulay.
Cada 31 de octubre, la Unesco moviliza a sus diversas redes de ciudades que contemplan, además de la cultura, la inclusión social, la educación cívica, la promoción, la economía, el empleo, la prevención del cambio climático y la capacidad de resiliencia.
«En todo el mundo, estas ciudades, cada una a su manera, están haciendo de la cultura no un accesorio, sino un pilar de su estrategia. Es una prueba de innovación política y social y una señal poderosa para las generaciones más jóvenes», declaró la directora de la Unesco, Audrey Azoulay.
Cada 31 de octubre, la Unesco moviliza a sus diversas redes de ciudades que contemplan, además de la cultura, la inclusión social, la educación cívica, la promoción, la economía, el empleo, la prevención del cambio climático y la capacidad de resiliencia.
El desarrollo de una mayor conciencia medioambiental facilita la multiplicación de perfiles relacionados con la conservación del entorno y la gestión de recursos
Nuestro planeta está calentándose, y (casi) todos somos conscientes de ello. Si hace unos años apelábamos al consenso científico cuando hablábamos de calentamiento global, ahora llamamos al sentido común. “La problemática con los residuos plásticos, la escasez de agua, las catástrofes naturales o la pérdida de biodiversidad son temas que preocupan a una población cada vez más mentalizada acerca de la necesidad de proteger el entorno” e implementar un estilo de vida sostenible, afirma Beatriz Fernández, coordinadora de Programas SIG y Evaluación Ambiental del Instituto Superior de Medio Ambiente. Mañana, 24 de octubre, se celebra el Día Internacional contra el Cambio Climático.
Cuidar del planeta está de moda, y eso es bueno. Más allá de la exposición mediática de figuras como la adolescente sueca Greta Thunberg y sus Fridays for Future, un movimiento que se ha expandido como la pólvora por todo el mundo, “el compromiso medioambiental ha arraigado profundamente en la conciencia de la sociedad y, especialmente, en la de los más jóvenes. Los problemas derivados de la contaminación y el cambio climático no hacen sino reforzar la necesidad de actuar”, argumenta el doctor Justo García Navarro, director del Grupo de Investigación sobre Sostenibilidad en la Construcción e Industria de la Universidad Politécnica de Madrid.
Así, el impulso de las agendas medioambientales de empresas y gobiernos ha multiplicado las oportunidades para desarrollar carreras vinculadas a la conservación de la naturaleza. “Las salidas profesionales eran antes muy escasas. Ahora hay mucha más investigación con todo aquello relacionado con el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, y además se divulga mucho más, facilitando el desarrollo de los campos relacionados con el medio ambiente”, explica María José caballero, bióloga y directora adjunta de Campañas en Greenpeace España. “Cuando se habla de todo esto, en lo primero que piensas es en plantar árboles y crear jardines, pero hay mucho más”, recuerda Alejandro Carbonell, CEO de la startup valenciana Green Urban Data. “Desde psicólogos que estudian el impacto de las zonas verdes en las personas, hasta investigadores que evalúan los efectos de la contaminación en la salud”.
El medio ambiente es cuestión de todos
Biólogos, geólogos, ambientólogos, ingenieros forestales y agrónomos, graduados en Ciencias del Mar o geógrafos (en campos como la teledetección y la elaboración de cartografía) son algunos de los perfiles profesionales relacionados con el cuidado de la naturaleza. Pero también químicos, informáticos, arquitectos, ingenieros químicos, economistas y una gran variedad de puestos técnicos y especialistas pueden darles a sus carreras un enfoque medioambiental, bien a través de los propios planes de estudio o por medio de especializaciones de posgrado. “Son profesiones que han visto condicionados sus perfiles por las nuevas exigencias sociales y medioambientales para que sus sistemas productivos sean más amigables con el entorno”, argumenta García Navarro.
Todo apunta a las renovables, ya que Bruselas se ha propuesto la descarbonización completa de la economía comunitaria para 2050. “Europa tiene que aprender a depender de sí misma en temas energéticos, y el camino es el de las energías renovables y la eficiencia energética. Cuanto más se invierta en esto, mejor”, sostiene Juan José Coble, director del Máster en Energías Renovables y Eficiencia Energética en la Universidad Nebrija. Según el último informe de la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA, por sus siglas en inglés), en 2018 había ya 11 millones de personas trabajando en el campo de la energía renovable en todo el mundo. Técnicos de proyectos en energías renovables, especialistas en operación y mantenimiento, ingenieros de diseño, project managers o técnicos comerciales de los que 3,6 millones se sitúan en el sector fotovoltaico, dos millones en el sector de biocombustibles líquidos, dos en centrales hidroeléctricas y 1,16 en el sector eólico, además de otros 800.000 profesionales dedicados a la energía solar. Un sector en el que además se está equilibrando la balanza de género, con un 32 % de los puestos ocupados por mujeres.
En Europa, el 100 % del mix energético de Islandia es renovable. Noruega alcanza el 97 %, y aunque España se queda en un 32,1 %, hay que destacar que Red Eléctrica de España, el operador del sistema encargado de gestionar las autorizaciones, ha concedido ya permisos de acceso para 44.700 MW (el equivalente a 44 centrales nucleares), de los que 27.400 MW son de solar fotovoltaica, y tiene en tramitación otros 62.600 MW (53.600 de fotovoltaica). Unas cifras llamativas que duplican de largo el objetivo previsto por el Gobierno para 2030. “España es un país con sol y viento, y eso hay que aprovecharlo”, apunta Coble, que recuerda que “también harán falta abogados y especialistas en eficiencia energética que trabajen en grandes empresas o pequeñas cooperativas”.
Nuevas necesidades, nuevos perfiles
En el centro de este esfuerzo por alcanzar un estilo de vida sostenible se hallan las investigaciones para desarrollar nuevos materiales que, a la vez que cumplen con sus propósitos, sean compostables o reciclables, de manera que no dañen el medio ambiente. En el Centro Tecnológico de Investigación Multisectorial CETIM, en A Coruña, entre el 70 y el 80 % de los 52 proyectos que tienen en marcha están relacionados con el medio ambiente. De los residuos de la industria papelera y maderera, por ejemplo, obtienen lignina (que se usa para la fabricación de asientos de coches o tuberías) y celulosa, que reutilizan en el desarrollo de membranas para el tratamiento de aguas residuales.
En CETIM se encuentran biólogos, químicos, graduados en Ciencias del Mar e ingenieros químicos, “que trabajan en biotecnologías para la valorización de residuos como los lodos de las depuradoras o la extracción de proteínas de subproductos de la industria pesquera, que hoy no se utilizan y que pueden incorporarse a nuevos productos cárnicos para que tengan un valor proteico superior”, explica Lucía Vázquez, directora ejecutiva de CETIM. Pero los ingenieros industriales, electrónicos e informáticos también tienen cabida, desarrollando sensores para la detección inmediata de algunos contaminantes que hoy requieren análisis de laboratorio que pueden llevar horas e incluso días.
La tecnología también tiene su aplicación a la hora de contribuir al bienestar de los habitantes de las zonas urbanas. “El cambio climático está impactando de modo intenso en las ciudades, y esto es mucho más preocupante cuando vive en ellas casi el 65 % de la población mundial”, sostiene Carbonell. El software desarrollado en Urban Green Data puede servir para sugerir rutas saludables por las ciudades, con menos emisiones y más sombras, y para “hacer un diagnóstico de la ciudad, ver cuáles son sus dolencias y dónde están situadas, recomendar tratamientos con los que puedan mejorar y, por último, monitorizar el seguimiento de esas acciones para confirmar que la ciudad está evolucionando bien”. Entre sus profesionales, tienen cabida los cartógrafos, arquitectos especialistas en paisajismo y medio ambiente, desarrolladores para la parte tecnológica y especialistas en la experiencia final de los usuarios.
La economía circular, clave
¿Es la manera en que fabricamos y usamos las cosas la más sostenible para el medio ambiente? Ciertamente no. “Desde la revolución industrial hemos venido funcionando de manera lineal: extraemos recursos y fabricamos cosas que luego usamos y tiramos (…) La economía circular toma como referencia la naturaleza para proponernos funcionar en ciclos, reutilizando los recursos sin desecharlos, empleando energías renovables y cuidando el entorno”, reflexiona Manuel Aguirre, socio de Sostinendo, consultora en cambio climático y economía circular. “Es una herramienta valiosísima para volver a una senda de desarrollo sostenible, y así por ejemplo reducir las emisiones o los microplásticos en el medio”.
Además de contribuir a la sostenibilidad, la economía circular también demanda nuevos perfiles profesionales. Se empiezan a necesitar, por ejemplo, especialistas en diseño de productos y packaging circulares, de manera que no solo sean atractivos, “sino reciclables, compostables o reusables, y que tengan en cuenta el impacto medioambiental que pueden provocar si no se recupera el producto al final de su ciclo de vida”, afirma Guillem Bargalló, fundador de El Bien Social. “En este campo, son relevantes las personas que conozcan a fondo el sector de la gestión de residuos y sean capaces de estimar la huella ecológica (de agua, de carbono, ambiental…) de los procesos productivos”, dice Fernández.
Por ello, también harán falta especialistas en cálculo del ciclo de vida de productos y en logística inversa. “Marcas como restaurantes y tiendas de alimentación van a tener que empezar a ofrecer envases reusables, de los que deberán hacerse cargo cuando el cliente los devuelva a la tienda”, asegura Bargalló. De esta forma, se deberán trazar circuitos de logística inversa para recibir los envases, limpiarlos y volverlos a poner en uso”.
Una forma de medir el impacto de nuestras acciones en el medio ambiente e implementar planes de acción a partir de ello es la huella de carbono. Conoce 5 tips para reducirla
En los últimos años y a nivel global, los gobiernos y ciudadanos han tomado conciencia de sus acciones y actividades y el impacto que ocasionan sobre el medio ambiente, ya sea por sus costumbres, consumo y estilos de vida. Una forma de medir el impacto de nuestras acciones e implementar planes de acción a partir de ello es la huella de carbono.
Según el Ministerio de Ambiente, esta medición consiste en el cálculo de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que se generan por las diversas actividades humanas y económicas. Nos permite cuantificar o medir la contribución de las actividades humanas sobre el cambio climático, así como buscar las formas y opciones más adecuadas para reducir o neutralizar estas emisiones, ya sea en la misma actividad o con otra que genere capturas o reducciones similares.
“Según el consumo y tipo de hábitos que tengamos, cada uno de nosotros deja un impacto ambiental en el mundo. Desde lo que compramos, qué comemos o como nos trasladamos, todo impacta en nuestro planeta. Nuestra responsabilidad está en conocer cómo impactamos y reducirlo en aras del cuidado de nuestro entorno”, indicó Mercedes Gómez, Directora de la Carrera de Ingeniería Ambiental de la UPC.
Teniendo en cuenta ello y en el marco de la Semana de la Educación Ambiental, la especialista brinda 5 consejos para reducir nuestra huella de carbono:
1. Evita dejar tus equipos conectados. Desconecta los cargadores de tus dispositivos móviles cuando no los estés usando. También aplica para laptops o algunos artefactos como pantalla de TV, computadora, Blu-ray, DVD, etc. Así no los uses, si siguen conectados siguen consumiendo energía que no se utiliza.
2. Movilidad sostenible. En la medida de lo posible, usa bicicletas o camina para traslados cortos. Si bien el tráfico de la ciudad es caótico, puedes darle una oportunidad a los buses o el Metropolitano, o, incluso, compartir movilidad con tus compañeros de trabajo. Esto ya se está haciendo en algunas empresas y también en aplicativos.
3. Compra local y de temporada. Tienen menor impacto en el ambiente y suelen ser más accesibles. Los productos importados suelen viajar en avión para llegar a nuestro país y ese traslado genera un impacto en el ambiente.
4. Evita el desperdicio. Cambia tus hábitos de consumo y alimentación. Trata de planificar tu comida de forma semanal y compra estrtictamente lo necesario, así evitas desperdiciar los alimentos.
5. Prioriza el uso de termos y toma-todos. Ya sea que estés en clase o en el trabajo, lo ideal es contar con un recipiente para líquidos y así, cada vez que tengas sed, puedes rellenarlo con lo que tú desees. Así, evitas comprar botellas de plástico y ahorras un poco más de dinero.
Centro América/ Panamá/ 21.10.2019/ Fuente: focopanama.com.
La Asamblea Nacional aprobó en primer debate las primeras reformas a la Constitución. Aquí los cambios más relevantes.
Es deber del Estado enfrentar el cambio climático (Artículo nuevo 2)
El Derecho Nacional tendrá superioridad sobre las normas de Derecho Internacional (Artículo 4)
Para que un extranjero solicite la nacionalidad panameña debe tener 10 años de residencia en la República y deben renunciar a su nacionalidad de origen (Artículo 10)
El Estado podrá negar una naturalización por razones de moralidad, seguridad o salubridad.(Artículo 12)
Cualquier modificación a la ley tributaria no tendrá efectos hasta el siguiente período fiscal afectado, desde la entrada en vigencia de la nueva Ley. (Artículo 52)
Se aumenta el descanso de maternidad, a seis semanas antes del parto y doce semanas después.(Artículo 72)
Cuando los medios de comunicación sean usados para la publicidad o propaganda, éstas no deben ser contrarias a la salud, la moral, la educación, formación cultural de la sociedad, el orden cívico, buenas costumbres, respeto a la privacidad individual y colectiva y la conciencia nacional. (Artículo 89)
Que el 6% (mínimo) del Producto Interno Bruto del Estado será destinado a la educación.(Artículo 95)
La educación oficial será gratuita en todos los niveles, desde el preescolar hasta el grado universitario. Es obligatoria la educación media. (Artículo 95)
Se crea el Sistema Nacional de Evaluación y Acreditación para el Mejoramiento de la Calidad de la Educación Superior de Panamá (Artículo 99)
Las Universidades Oficiales y Particulares están exentas del pago de toda cIase de impuestos, arbitrios y contribuciones, sin excepción alguna. (Artículo 104)
Serán deducibles de la renta neta gravada por el impuesto sobre la renta las donaciones que se otorguen a favor de las Universidades, entidades culturales o científicas. (Artículo 104)
El Estado dará asistencia económica a las Universidades Oficiales y Particulares para el cumplimiento de sus propios fines. (Artículo 104)
El Ministro de Salud y el Director de la Caja de Seguro Social pueden comprar sin control previo y sin intermediario medicamentos, insumos e instrumentos médicos, tecnología de punta y de última generación. (Artículo 109)
Se establece que es un derecho fundamental de toda persona el acceso sostenido al agua potable. (Artículo 110)
Se eleva la Caja de Seguro Social a título constitucional.
La Caja de Seguro Social debe administrar y mantener sus fondos separados e independientes del Gobierno Central. (Artículo 114- B)
La Caja de Seguro Social aprobará su propio proyecto de presupuesto, que será incorporado al Proyecto Presupuesto General del Estado, sin modificaciones. (Artículo 114-B)
Los candidatos de libre postulación no podrán estar inscritos en partidos políticos. (Artículo 138-A)
El presupuesto del Tribunal Electoral será el uno por ciento de los ingresos corrientes del Gobierno Central. (Artículo 143)
El Tribunal Electoral debe asegurar el desarrollo de la carrera administrativa electoral (Artículo 143)
Hay dos artículos 123 aprobados en el mismo documento pero son distintos, igual que hay dos artículos 56, uno establece que el Estado protege el matrimonio entre un hombre y una mujer, mientras que el otro dice que el Estado reconoce solamente el matrimonio entre un hombre y una mujer.
Fuente de la noticia: http://focopanama.com/resumen-los-cambios-mas-relevantes-a-la-constitucion/
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