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Empezamos a actuar en relación al cambio climático o no tendremos un mañana

Por Cristian Frers

En los últimos años hemos podido observar algunos de los impactos y las consecuencias del cambio climático en nuestro planeta, no sólo en el clima, sino también en el ambiente. El cambio climático es una alteración grave del equilibrio ambiental y sus consecuencias pueden ser terribles si no se busca una solución y se toman unas medidas drásticas.

Es hora que dejemos de hablar sobre el CAMBIO CLIMATICO y actuemos ya… Se terminó la etapa de los discursos, las conferencias de prensas, la época de las “buenas intenciones”… que solo quedaron en eso, en buenas “intensiones”, si no hacemos algo ya es muy posible que no haya un mañana.

Se calcula que la temperatura media del planeta subirá aún más en el año 2016, que superará previsiblemente a 2015 como el año más caliente de la reciente historia. El aumento de las temperaturas es atribuible principalmente al calentamiento global, pero el fenómeno El Niño ha puesto la guinda en el pastel. Se cree con certeza que existe 95% de posibilidades de que el aumento de las temperaturas globales sea de entre 1.02 y 1.26 grados en este año, y sólo un 5% de posibilidades de que las temperaturas promedio para el próximo año terminen por debajo de aquellas registradas el año pasado.

Considero que una opinión madura debe basarse en evidencias; nos interese o no, nos favorezca o perjudique. No se la puede basar en el optimismo o en el pesimismo, que sólo son proyecciones de emociones. En el terreno de la razón, hay que reflexionar sobre algunas evidencias  que desde hace años vengo anunciando en los distintos medios de comunicación y a través de páginas de internet como: Aumento de la temperatura media de la tierra, aumento del nivel del mar y de su temperatura, aumento de la frecuencia y de la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, cambio en los ecosistemas, peligro de extinción de especies vegetales y animales, sequias, efectos sobre la agricultura y el espacio forestal y… por último, impactos sobre la salud humana. El 22 de abril de 2016, el gobierno argentino anuncio la creación de un Gabinete de Cambio climático que deberá coordinar acciones con todos los ministerios y áreas de la administración publica y que, los mismos, deberán jerarquizar la capacidad del Estado y de las provincias para impulsar políticas sobre el cambio climático… Sera suficiente?… Alcanzara para remediar el daño que le estamos provocando al planeta?… Creo que el gobierno debería dar soluciones a los problemas… O, por lo menos empezar a prevenirlos… en vez, de teorizar sobre el cambio climático.

La fuente de los problemas deriva del hecho de que los gobiernos no han dado hasta ahora señales claras y concisas a los empresarios para cambiar sus patrones de inversión. Así, tomando en cuenta la energía que almacenan, y dado que no asumen los costos de la polución que generan, los combustibles fósiles son notablemente baratos y, por tanto, no se puede esperar que las compañías los dejen de lado, a menos que tengan la certeza de que es en su propio beneficio. Dicha seguridad solo puede venir de las señales que les den los gobiernos a través de políticas, pero éstas, en muchos casos, aún no se hacen sentir.

En esta tarea es imprescindible que se impliquen los gobiernos de todas las naciones, pero también hemos de implicarnos todos y cada uno de los ciudadanos del planeta, es una labor de todos y aún estamos a tiempo… Aunque cada vez, es más corto. Sun Tzu en el “Arte de la guerra y la estrategia” escribió que la vulnerabilidad del enemigo depende de él, nuestra propia invulnerabilidad depende de nosotros mismos. El mayor peligro paradójicamente,  tan riesgoso como el cambio climático,  comparable con la mayor de las sequías, con la peor de las inundaciones, los fríos más extremos o los calores más perjudiciales, es la profunda decadencia que afecta a la provisión de estos bienes básicos. La corrupción y la desidia son las verdaderas catástrofes climáticas… Es hora de dejar de hablar y pasar a los hechos.

Ecoportal.net

Fuente: http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Cambio-Climatico/Empezamos-a-actuar-en-relacion-al-cambio-climatico-o-no-tendremos-un-manana

Imagen: http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Cambio-Climatico/Empezamos-a-actuar-en-relacion-al-cambio-climatico-o-no-tendremos-un-manana

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Calentamiento global: cavando la propia tumba

Por: Mariana Zegers

Actualmente, el consenso respecto del proceso de calentamiento global que estamos experimentando es casi total en el mundo de las ciencias y la política. Debemos, sin embargo, restar a algunos ignorantes y/o corruptos que alegan, por ejemplo, que el hombre no tiene tal capacidad de transformar la naturaleza, que eso constituye un acto propio de Dios. Debemos restar a aquellos que tienen sus intereses comprometidos en los negocios que el calentamiento global pone en jaque; pues para hacerle frente es necesario sustituir los combustibles fósiles por energías limpias; y en dicho sentido habría que preguntarse a qué intereses sirve el progreso de la ciencia y la tecnología. Pero el calentamiento global también pone en jaque los modos de vivir, en especial las formas y niveles de consumo.

Nos referimos a tres conceptos clave concatenados entre sí: efecto invernadero, calentamiento global y cambio climático. El efecto invernadero es un suceso natural, que permite la vida, tal como la conocemos en nuestro planeta. Los gases de efecto invernadero en la atmósfera de la Tierra retienen parte de la energía solar, conservando e incrementando la temperatura de su superficie. Sin la presencia de estos gases la Tierra sería inhabitable para nuestra especie y muchas otras, debido a sus frías temperaturas. El problema radica en que los gases de efecto invernadero han ido aumentando, por efecto de la contaminación humana; en particular por la deforestación y la quema de combustibles fósiles. Sabemos también que el consumo de carne de vaca es muy contaminante, pues se necesita una gran cantidad de tierra y energía para la mantención de las vacas y la producción de carne.

Debido al incremento de estos gases, la atmósfera retiene más calor, por lo que la temperatura del planeta sube. Esto es lo que llamamos calentamiento global.Durante los últimos 150 años la temperatura global ha aumentado. Este calentamiento de la Tierra ha generado el cambio climático. El estudio de las variaciones del clima que ha experimentado nuestro planeta, asociadas a factores como las alteraciones en la circulación de los océanos, la actividad solar, volcánica y geológica, en la composición de la atmósfera, permite entender con mayor claridad el fenómeno del calentamiento global (Estudio UNAM).

El cambio climático es definido en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático como “un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a actividades humanas que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables”. Las transformaciones climáticas que acompañan este fenómeno no son despreciables: tormentas en mayor intensidad y número, incendios, desertificación, olas de calor y sequías, inundaciones y alteraciones en el ecosistema, además de los nocivos efectos de la contaminación en la salud de los contaminantes.

Las implicaciones del calentamiento global en el respeto de los derechos humanos se hace cada vez más patente. Este fenómeno no solo impacta negativamente en el medio ambiente, sino también en el crecimiento económico, en la salud de las personas, en el desarrollo de las culturas. El aumento del nivel y temperatura del mar, los fenómenos meteorológicos extremos ya descritos, tienen y tendrán consecuencias directas e indirectas en el ejercicio cabal de los derechos humanos. Basta con pensar en las migraciones masivas, producto de la desaparición de territorios y medios de subsistencia, y los problemas de abastecimiento de agua y alimentos.

El calentamiento global es una amenaza para el pleno goce de una gran diversidad de derechos humanos. Como en general ha sucedido en la historia de nuestra humanidad, son los grupos más vulnerables los más afectados, en primera instancia. Son los más pobres, los pequeños países insulares que menos contaminan, los países africanos, los pueblos indígenas, que mantienen un lazo vital con sus tierras. Pero a la larga todos sufriremos sus embates; la naturaleza no discrimina por etnia, clase social, género, sexo, creencias políticas o religiosas. Recientemente, los medios informaron que Chile está en el top 10 de los países más afectados por el cambio climático, ¿debiera ser esta noticia un motivo para acelerar la marcha?

Los líderes mundiales se reunieron a debatir en torno al cambio climático en la COP 21, Conferencia de Naciones Unidas que tuvo lugar en París en 2015, con el fin de generar medidas para afrontar y mitigar los efectos del calentamiento global. De estas conversaciones y negociaciones surgió el Acuerdo de París, instrumento jurídico constituido por una combinación mixta de disposiciones vinculantes y no vinculantes. El acuerdo principal que regulará el proceso internacional será vinculante para las Partes. Cabe preguntarse, ¿su carácter vinculante significa que su incumplimiento es punible? (Fuente Naciones Unidas).

El Acuerdo de París  tiene por objeto reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, en el contexto del desarrollo sostenible y de los esfuerzos por erradicar la pobreza. Para ello, la meta es mantener el aumento de la temperatura de la Tierra muy por debajo de los 2° Celsius con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento a 1,5° Celsius.De igual forma, se buscar reforzar la capacidad de adaptación a los efectos hostiles del cambio climático, promoviendo el desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero y elevando el apoyo financiero para mitigación del calentamiento global y resiliencia al cambio climático. Para la obtención de los objetivos ya señalados, cada país, de los 195 reunidos en la COP 21 de París, presentan voluntariamente sus planes de reducción de gases contaminantes. Todo el que firme y ratifique el Acuerdo de París, debiera, en teoría, cumplir con los compromisos adquiridos. A la fecha, Chile no ha ratificado el acuerdo.

Si bien los países más contaminantes han firmado este acuerdo, como China, Estados Unidos e india;  las medidas resultan insuficientes. A pesar de que una parte considerable de los países ya presentó sus respectivos planes de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, en el mismo Acuerdo de París se manifiesta preocupación porque las emisiones de gases contaminantes resultantes de las contribuciones previstas por cada Estado Parte no son compatibles con el objetivo de mantener el alza de la temperatura del planeta por debajo de los 2° Celsius. En este contexto, se  afirma que “se requerirá un esfuerzo de reducción de las emisiones mucho mayor que el que suponen las contribuciones previstas determinadas a nivel nacional”. Por ello, se han establecido mecanismos de revisión con el objeto de que cada Estado aumente sus compromisos.

La última instancia de encuentro de los mandatarios de los países fue la COP 22, con sede en Marrakech, celebrada en noviembre de este año. Esta conferencia continúa lo iniciado en la COP21, buscando poner en acción los acuerdos recogidos, que giran en torno a tres ejes: mitigación, adaptación y financiación. El comunicado de prensa de la Naciones Unidas señala que, dentro de las numerosas iniciativas lanzadas, se invertirán billones de dólares para apoyo de tecnologías limpias. Asimismo, celebra que “los Gobiernos han fijado un corto plazo, hasta 2018, para completar las normas de aplicación del Acuerdo de París con el fin de asegurar la confianza, la cooperación y su éxito en años y décadas venideros”. Sin embargo, no podemos obviar que esta ponderación positiva respecto de los avances en el marco de las últimas dos conferencias viene de muy cerca. La realidad es que, si bien se ha progresado en el reconocimiento de la gravedad del problema, las medidas a tomar son completamente insuficientes, incluso para los objetivos delineados en el Acuerdo de París.

Pero la buena voluntad de los políticos no basta. Los modelos de previsión y consumo a los que debiéramos encaminarnos no se ajustan a los sistemas extractivista y neoliberal. Lo que cada vez queda más claro es que no podremos mantener mucho tiempo más el estilo de vida del que han gozado los países desarrollados; reflexión que nos conduce a otra mayor: hay una tarea en educación ciudadana pendiente respecto del calentamiento global.

La temperatura del planeta aumenta, amenazando con romper el equilibrio que ha permitido nuestra existencia. Esto parece absurdo: estamos preparando un entierro y sabemos que es el nuestro, pero la inercia de muchos y la codicia de algunos entorpece el campo de acción. Es un escenario vergonzoso que muchos tratan de evitar, por todo lo que implica revertir o al menos mitigar este fenómeno ya instalado. Sin embargo, es la Tierra la que nos recuerda la gravedad del calentamiento global. Y será la Tierra la que nos exhorte a actuar con la urgencia y determinación que esta realidad exige; en caso de no ser demasiado tarde.

fuente:http://radio.uchile.cl/2016/12/14/calentamiento-global-cavando-la-propia-tumba/

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La crisis climática, el reloj y el mapa

23 de diciembre de 2016 / Fuente: http://www.razonpublica.com/

Por: Manuel Guzmán-Hennessey

Los conflictos ambientales se propagan por el mundo y la cuenta regresiva hacia un futuro invivible se acelera cada día. Nuevas evidencias y nuevos instrumentos para que los ciudadanos exijan las medidas que han sido incapaces de tomar los Estados.

Reloj, no marques las horas

Desde 1947 funciona en la Universidad de Chicago un reloj simbólico que solía marcar el nivel de riesgo de una conflagración atómica que acabaría con el mundo.

El reloj fue promovido por el Boletín de Científicos Atómicos de Estados Unidos e ideado por un grupo de pensadores entre quienes se contaban varios premios nobel, así como científicos como Stephen Hawkins y Leon Lederman. Fue instalado después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se hizo evidente que el apocalipsis humano era posible si las potencias seguían amenazándose con sus arsenales cada vez más potentes y sofisticados.

Durante cuarenta años el reloj alcanzó a moverse 18 veces. La más reciente fue en 1984, cuando Estados Unidos y Rusia se mostraron sus armamentos nucleares por última vez.

Sin embargo los miembros del Boletín de científicos no imaginaron que a finales del siglo XX se verían obligados a cambiar el propósito del reloj y a usarlo para medir el nivel de riesgo de que el mundo se acabe, o mejor, de que resulte inviable la vida sobre la Tierra si la crisis climática mantiene su tendencia de agravamiento.

En efecto, a falta de una, hoy vivimos bajo tres amenazas serias e inminentes para la continuidad de la vida humana sobre el planeta: (1) los arsenales atómicos que han venido acumulando las potencias; (2) La proliferación de armas nucleares que incluso podrían llegar a manos de actores no estatales, y (3) el cambio climático sin control.

En 1991, cuando se avecinaba la Cumbre de Río, primer encuentro de los gobernantes del mundo sobre la crisis ambiental, la humanidad ganó conciencia de que existiría algún nivel de riesgo si no rectificábamos los modelos de crecimiento y desarrollo que nos habían guiado desde el siglo XIX.

En ese entonces sabíamos que el nivel de riesgo era particularmente alto para algunas zonas del planeta, pero nunca alcanzamos a imaginar que el riesgo de perecer calcinados por las armas nucleares sería reemplazado por el de perecer bajo las aguas, o debido a que nuestros alimentos se calcinarían antes de dar sus frutos por el calor excesivo de algunas regiones.

Ya empezó la pesadilla

El reloj de Chicago estaba a 17 minutos del fin el día que empezó la Cumbre de Río (aquella donde el presidente Bush dijo que Estados Unidos no había ido a negociar sus estilos de vida).

Pero hace unos días decidieron moverlo nuevamente, debido a las evidencias científicas sobre el cambio climático durante el año pasado. Ahora está a tan solo tres minutos de la medianoche, es decir, del fin.

Muchos estudios provenientes de los más reconocidos centros de investigación indican que  2014 fue el año  más caluroso desde 1880, cuando empezamos a tener registros de temperaturas promedio globales. Igualmente, se supo que nueve de los diez años más calientes de la historia reciente ocurrieron desde el año 2000. Sin embargo, los estudios también han señalado que los líderes mundiales no han actuado con la velocidad ni en la escala necesaria para proteger a los ciudadanos de la catástrofe en ciernes.

Uno se asusta cuando se encuentra en un edificio alto y se produce un temblor de tierra (como me ocurrió a mí mientras escribía este texto). De la misma manera, si a uno le presentan evidencias de la improbabilidad de que la vida sea viable en el territorio que habita es probable que  piense en irse para otra parte. Y si la evidencia demuestra que esta situación es inminente y uno alcanza a comprobar algunos síntomas de una catástrofe mayor, entonces la migración puede ser masiva, como está ocurriendo en este momento en Bangladesh y en las Islas Carteret.

Según Scott Leckie, director de la organización no gubernamental Displacement Solutions: ‘todas las estimaciones sobre futuros desplazamientos como consecuencia del cambio climático indican que no pocos países podrán enfrentarse a una escala de desplazamientos semejante a la de Bangladesh’.

Allí, más de seis millones de personas ya no pueden regresar a sus hogares, que han sido sepultados por el mar o por continuas inundaciones. En los atolones de las islas Carteret, en Papúa Nueva Guinea, en Kiribati (Micronesia) y en Tuvalu (Polinesia), en el océano Pacífico, la situación es similar.

Pero no hay necesidad de ir tan lejos. Colombia  sufrió grandes inundaciones en 2011 y aún no hemos tomado las medidas necesarias para prevenir sucesos similares. Y la provincia de Córdoba en Argentina y muchas de sus zonas vecinas sufrieron una inundación hace apenas dos semanas que aún no recibe atención de las autoridades.

Nube de hongo del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki en Japón.
Nube de hongo del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki en Japón.
Foto: Wikimedia Commons

Nuevas mediciones del peligro

Recientemente el reloj de los científicos de Chicago encontró un correlato más explícito en el Atlas de la Justicia Ambiental, un mapa que expone los conflictos ambientales y climáticos en todo el mundo. Este mapa nos permite ver en tiempo real, con la nitidez de Google Maps, el modo como  transcurren los minutos en aquellas zonas donde los conflictos ambientales y climáticos son más intensos.

El mapa de los conflictos ambientales es una aplicación interactiva que permite a los usuarios conocer y denunciar lo que sucede en su país o en su comunidad. El mapa presenta, hasta ahora, más de 1.400 casos de conflictos relacionados con instalaciones nucleares, minería, manejo de desechos, conflictos por la tierra, agua, combustibles fósiles y justicia climática, turismo, industria y afectaciones a la diversidad biológica del mundo.

Se trata de un proyecto de 23 organizaciones que acumulan más de treinta años de experiencia colectiva, coordinadas por la Universidad Autónoma de Barcelona. El objetivo del proyecto, según Leah Temper, su coordinador, es hacer visibles los conflictos ambientales y sus impactos económicos sobre las poblaciones más vulnerables.

Temper subraya que desde el siglo XIX son abundantes las bases de datos sobre conflictos laborales. No obstante en el siglo XXI, cuando ya se ha establecido la inminencia de nuevos conflictos por el clima, no existen buenas bases de información sobre este nuevo tipo de conflictos.

El experto asegura que los problemas ambientales y climáticos están relacionados con el modelo de globalización de la economía, y señala cómo ambos fenómenos han avivado la llama de la participación de la ciudadanía a través de las redes sociales. En ese sentido, pone el ejemplo de Foil Vedanta, un movimiento que luchó contra una mina de bauxita en una montaña sagrada de la India y estableció el mapa completo de la cadena de suministros de la compañía, lo que los llevó hasta un caso de evasión de impuestos en Zambia.

Por su parte, el Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático ya había señalado el triple vínculo entre la crisis ambiental global, la crisis climática y los nuevos conflictos sociales, y había destacado cómo los impactos de los fenómenos extremos conexos con el clima, como las olas de calor, las sequías, las inundaciones, los ciclones e incendios forestales, revelan la vulnerabilidad y exposición de algunos ecosistemas y muchos sistemas humanos a la actual variabilidad climática.

El informe mostró de qué manera se está afectando la vida de las personas, especialmente las más pobres, y cómo se están deteriorando sus medios de subsistencia por la alteración de los ecosistemas, la desorganización de la producción de alimentos y el suministro de agua. Igualmente señaló a magnitud de los daños a la infraestructura y los asentamientos, el aumento de la morbilidad y mortalidad, con sus respectivos efectos sobre la salud física y mental de las poblaciones.

Por eso, el desafío que hoy enfrentamos es sincronizar el tic tac del reloj del riesgo global con el termómetro que pende sobre nuestras cabezas y que está a punto de llegar a los dos grados de calentamiento global.

Quienes entienden que esta es la realidad que nos tocó vivir seguramente reaccionarán a tiempo y tomarán las medidas necesarias para adaptarse a un mundo cambiante. Pero quienes han optado por ignorar las evidencias de la ciencia e insisten en negar la magnitud de la amenaza quizás morirán cantando, como la orquesta del Titanic, aquel viejo bolero de Lucho Gatica: “reloj, no marques las horas”.

Fuente artículo: http://www.razonpublica.com/index.php/economia-y-sociedad/8321-la-crisis-clim%C3%A1tica,-el-reloj-y-el-mapa.html

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Unesco: Formación gradual para transformar las escuelas a fin de abordar el cambio climático

22 diciembre 2016/Fuente: Unesco

Cómo transformar gradualmente las escuelas para hacer frente al cambio climático, fue el tema de un taller internacional de formación de capacitadores que congregó a más de 40 participantes de 12 países en Dakar (Senegal).

La Red del Plan de Escuelas Asociadas de la UNESCO (RedPEA) celebró el taller, auspiciado por la UNESCO, del 21 al 23 de noviembre de 2016, y en él participaron docentes y coordinadores de proyectos nacionales de Brasil, Dinamarca, República Dominicana, Francia, Alemania, Grecia, Indonesia, Japón, Líbano, Namibia, Omán y Senegal.

El taller, de tres días de duración, contribuyó a fortalecer la capacidad de los participantes para aplicar en sus escuelas la denominada “estrategia institucional integral” al cambio climático, a fin de dar seguimiento y coordinar el proceso en el plano nacional y capacitar a docentes de otras escuelas que participan en el proyecto.

En la reunión se proyectó el vídeo “Learning to address climate change” [Aprender a abordar el cambio climático], producido por la UNESCO, a fin de ilustrar por qué es importante impartir educación sobre el cambio climático para orientar el desarrollo sostenible y la función decisiva que las escuelas deberán desempeñar en la tarea.

El Sr. Gwang-Chol Chang, Director interino de la Oficina de la UNESCO en Dakar, afirmó: “La educación y la sensibilización facilitan las decisiones bien fundamentadas, desempeñan una función cada vez más importante en el fomento de las capacidades de adaptación y atenuación de las comunidades y empoderan a hombres y mujeres para que puedan adoptar estilos de vida sostenibles”.

La formación impartida habilitó a los participantes para coordinar y aplicar un plan de acción escolar en materia de cambio climático, mediante sesiones de capacitación centradas en cómo comunicar eficazmente la idea de una acción integral en cada centro escolar, definir a los principales interesados dentro y fuera de la escuela, y lograr su participación. Los asistentes debatieron además sobre cómo incorporar los temas relativos al cambio climático en todas las asignaturas, incluso en lengua y matemáticas. La formación también mejoró los conocimientos de los participantes acerca del cambio climático y la labor que la UNESCO realiza en materia de educación para el desarrollo sostenible (EDS).

Acción específica en relación con el cambio climático

Habida cuenta de que los docentes y coordinadores del Proyecto seguirán capacitando a otros docentes de la RedPEA sobre el mismo tema en los meses venideros, en el taller se hizo hincapié en elementos claves de la formación entre homólogos y el aprendizaje interactivo, mediante el  trabajo en equipos, los ejercicios prácticos –entre los que figuró uno relativo a la preparación de un discurso de promoción del tema- , así como la elaboración de estudios de casos y la dramatización de las funciones. El último día del taller se consagró a la preparación de planes de acción para la formación nacional entre homólogos y las actividades de aprendizaje entre homólogos a largo plazo. La Sra. Sabine Detzel, Coordinadora Internacional de la RedPEA, afirmó: “Esta formación es muy específica y dará a los afiliados de la RedPEA los medios de transformar sus instituciones y hacer participar a alumnos y comunidades en actividades relativas al cambio climático. El año que viene, se sumarán al proyecto 130 escuelas más asociadas a la UNESCO de otros 13 países”.

Durante una visita a la escuela Cours Sainte Marie de Hann de Dakar, afiliada a la RedPEA, los participantes en la formación conversaron con alumnos y docentes, quienes les explicaron algunas de las iniciativas que el centro lleva a cabo en relación con el medio ambiente y el cambio climático, tales como un “muro verde”, un huerto escolar, un mini zoológico y un proyecto de investigación sobre el mijo.

La formación de formadores es parte de un nuevo proyecto de la RedPEA que orienta la aplicación de una estrategia integral de EDS en todo el centro escolar, con especial atención al cambio climático.  La estrategia sirve para poner en marcha la elaboración y aplicación de planes de acción sobre el cambio climático en las 120 escuelas que participan en el proyecto. Estas escuelas participaron en el seminario internacional sobre cambio climático auspiciado por la UNESCO en el marco de la conferencia COP 21, celebrada en París en 2015. Un segundo grupo en el que participarán representantes de la RedPEA de 13 países asistirá al taller siguiente, previsto para la primavera de 2017. El proyecto forma parte del Programa de Acción Mundial de EDS (GAP), que cuenta con el apoyo del gobierno de Japón.

Fuente: http://www.unesco.org/new/es/media-services/single-view/news/step_by_step_training_to_transform_schools_to_address_climat/

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Educación para la prevención ecológica: el cambio climático

Por: EducaBolivia

El presente  artículo explica en un lenguaje sencillo acerca del cambio climático con el objetivo  de que se discuta en las unidades educativas, estimule el debate entre docentes y estudiantes, creando sinergias entre la educación y la ciencia. Nuestro país  no está ajeno a los efectos y el artíiculo muestra  las señales de los últimos años.

¿Qué es el clima?
El clima es resultado de la compleja relación entre la atmósfera, los océanos, las capas de hielo, los organismos vivientes, los suelos, sedimentos y rocas. Sin embargo, la atmósfera es uno de los factores más importantes que determina el clima global.

¿Qué es el cambio climático?
Es la modificación acelerada de procesos y factores climáticos (lluvias, temperatura, humedad, vientos) provocada directa e indirectamente por actividades humanas que alteran la composición global de la atmósfera, acumulando excesivas concentraciones de gases de efecto invernadero.

¿Qué son los gases de efecto invernadero?
La atmósfera (la capa de gases que rodean la tierra) está constituida principalmente por nitrógeno (N2), oxígeno (O2) y otros gases que regulan el sistema climático, llamados gases de efecto invernadero.

Estos gases de efecto invernadero que forman parte de la atmósfera, en condiciones normales, absorben parte de la energía solar y permiten mantener una temperatura habitable, con un promedio anual de 15º C.

Si no hubiese atmósfera, la temperatura promedio del planeta sería de 20º C bajo cero.

Los gases de efecto invernadero son el dióxido de carbono (CO2), el vapor de agua (H2O), el metano (CH4) y el Óxido nitroso (N2O).

¿Cómo inicia todo?
Al ser la atmósfera un componente muy importante del clima, su contaminación provoca el calentamiento global (que modifica el factor temperatura)

¿Qué es el calentamiento global?
Es el incremento de la temperatura que en las últimas décadas ha sufrido el planeta, por el acelerado aumento de la concentración de gases de “efecto invernadero” en la atmósfera.

¿Cómo entender el cambio climático?
La tierra recibe energía del sol en forma de radiación y, a su vez, la superficie de la tierra “devuelve”  radiaciones.

El problema del cambio climático inicia cuando los gases de efecto invernadero se acumulan en exceso, especialmente desde la llegada de la era industrial por uso de combustibles fósiles, provocando una acelerada y peligrosa modificación climática en el planeta (más calor… más vapor… Alteración de las corrientes marinas de viento… más lluvia pero irregularmente concentrada…)

Estudios de los niveles de concentración de CO2 de los últimos mil años, comparados con los niveles promedio de temperatura, nos muestran que a mayor concentración de CO2 la temperatura global es mayor.

En los últimos cien años el incremento de la temperatura fue de 0,6º C.

Si el aumento de concentraciones de CO2 continúa en la misma tendencia, la temperatura del planeta en los próximos cien años podría aumentar 5º C, desencadenando complejos efectos.

Efectos del cambio climático
Si permitimos que la temperatura en el siglo XXI suba 2º C, las consecuencias para el planeta podrían ser fatales:

– Veranos más largos y más calientes.
– Inviernos más cortos y más fríos.
– Derretimiento de los hielos polares y retroceso de glaciares.
– Aumento del nivel de los océanos.
– Aumento y redistribución de lluvias con severas inundaciones y sequías.
– Inundaciones en costas de mar.
– Grandes poblaciones convertidas en “refugiadas del cambio climático”.
– Suelos fértiles convertidos en desiertos.
– Tornados, huracanes y tsunamis más fuertes y frecuentes.
– Conflictos por menor disponibilidad de agua dulce.
– Cambios de ecosistemas y pérdida de especies por dificultad de adaptarse.
– Nuevas enfermedades; rebrote y desplazamiento de las endémicas.

El cambio climático en Bolivia
El cambio climático tiene consecuencias en Bolivia. Veamos las señales de los últimos años:

Los nevados están retrocediendo: el Illimani podría desaparecer en 50 años y el Chacaltaya prácticamente ha desaparecido ya.

En Chuquisaca el calor ha recrudecido y la sequedad aumentó en los valles, agudizando la desertización.

En los Yungas el límite superior del bosque en ceja de monte ha subido cerca a 400 metros en los últimos 30 años.

Las zonas productoras de quinua al sur de Potosí se están extendiendo porque el frío es «menos duro». Lo malo es la erosión de esos suelos frágiles: más de cinco mil kilómetros cuadrados se han convertido en desiertos los últimos años.

Paradójicamente, las inundaciones y desbordes de ríos son más intensos y frecuentes, lo que ha contribuido a los recientes desastres en el Beni.

¿Cómo mitigar el cambio climático?
Se afirma que el cambio climático es inevitable; pero debemos disminuir sus consecuencias y desacelerar el proceso.

Aunque Estados Unidos, China y Australia son los que aportan más CO2 a la atmósfera; es importante como país adaptarnos a la adversidad del cambio climático en áreas de seguridad alimentaria, ganadería, recursos hídricos y salud.

En Bolivia se debe evitar la eliminación de bosques, los incendios forestales y respetar la vocación de uso de suelos; además de promover la reforestación.

Además, para reducir las emisiones de CO2, se debe reemplazar la gasolina y diésel de los automóviles por el gas natural vehicular, abundante en el país.

Igualmente se debe cambiar la matriz energética de industrias, residencias y establecimientos comerciales y públicos, para utilizar gas natural.

Otro consejo destinado a conservar los bosques es utilizar las hojas de papel por las dos caras. Esto salvaría varios árboles, porque una tonelada de papel ahorra 17 árboles centenarios.

Si los bolivianos, que no aportamos mucho al problema, implementamos estas sencillas medidas contribuiremos a mitigar los efectos del cambio climático y, aunque nuestro aporte a este problema global es mínimo, el sumir estas acciones nos daría el sustento moral para exigir que el resto de los países, sobre todo los que más emisiones de CO2 producen, lo hagan también.

El cambio climático tiene para Bolivia efectos de los que no podemos huir, porque el cambio climático no tiene fronteras.

El efecto invernadero, en condiciones normales, es útil porque permite la vida en el planeta. Ya el calentamiento global provocado por las actividades humanas la está amenazando.

La excesiva contaminación atmosférica provocada por las acciones humanas provoca el cambio climático.

No debemos perder de vista la corresponsabilidad internacional en el tema del cambio climático; pero tampoco podemos quedarnos de brazos cruzados, porque los efectos del cambio climático no tienen fronteras.

El autor, Edwin Alvarado Terrazas

FUENTES CONSULTADAS:
– Arana, Ivar. Vulnerabilidad y adaptación al Cambio Climático en Bolivia
– Gore, Alan Jr. Una verdad incómoda
– Liberman, Máximo. Calentamiento global, observaciones en la agricultura del altiplano
– LIDEMA. Campaña global ¡alto al cambio climático!

Fuente: http://www.educabolivia.bo/index.php/docente/actualidad-y-docencia/4587-educacion-para-la-prevencion-ecologica-el-cambio-climatico

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Entrevista: Somos responsables de los daños a la biodiversidad y debemos protegerla»: Leyla Acaroglu

América del Norte/ EEUU/Diciembre 2016/Entrevista/http://www.cinu.mx/

La fundadora de Disrupt Design (Nueva York), Eco Innovators (Melbourne) y UnSchool, Leyla Acaroglu, es una de los seis ganadores del Premio Campeones de la Tierra que otorga el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) a destacados líderes de gobierno, la sociedad civil y el sector privado cuyas acciones han tenido un impacto positivo sobre el ambiente.

El PNUMA le otorgó su máximo galardón a esta australiana por promover un cambio positivo a través del diseño, la innovación, la comunicación y la conexión humana.

En entrevista con ONU México, Leyla Acaroglu afirmó que el medio ambiente y la biodiversidad es una real pasión para ella y que es necesario protegerlos porque son esenciales para el bienestar, la alimentación y la salud humana.

«Somos responsables de los daños y destrucción del medio ambiente y la biodiversidad que hemos hecho desde el inicio de la revolución industrial. Tenemos que hacer un cambio muy importante y buscar la manera de hacerlo para que sea sustentable», dijo.

«Tenemos que entender que al destruir la biodiversidad, destruimos los servicios y beneficios que la biodiversidad nos da a nosotros los humanos», agregó.

A las personas que no creen en el cambio climático y los beneficios del medio ambiente, Acaroglu expuso que sólo hay que pensar que los seres humanos necesitamos respirar aire, tomar agua y comer alimentos para vivir.

«No se necesitas tener mucho bagaje científico, aunque es muy difícil contradecir la ciencia, para entender que necesitamos de la biodiversidad para sobrevivir. Tenemos que vivir en este planeta y tenemos que confiar en los recursos que nos sostienen. Por lo tanto, debemos tener una visión colectiva para proteger estos servicios, innovar y buscar las soluciones para estar encima del problema que enfrentamos», explicó.

Fuente

http://www.cinu.mx/noticias/la/somos-responsables-de-los-dano/

Fuente imagen

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Chile: El planeta va en camino a la sexta extinción masiva de especies, mientras casi la mitad ya sufre los estragos del cambio climático

Chile/Diciembre de 2016/Fuente: El Ciudadano

Casi la mitad de las especies del mundo no están siendo capaces de soportar el calentamiento global que la Tierra está experimentando. Así lo reporta un nuevo estudio que sugiere que estamos en camino de enfrentar la sexta extinción masiva de vida animal en la historia del planeta, la que podría tener su desenlace en no más de cincuenta años (esto significaría que nuestros hijos serán testigos de ella).

El profesor John Wiens, biólogo evolutivo y líder de la investigación, encontró que el 47% de casi 1.000 especies habían sufrido extinciones locales ligadas al cambio climático, con poblaciones que han desaparecido de áreas en las que solían habitar, informa el diario The Independent.

Wiens, quien es editor de la publicación  Quarterly Review of Biology y ganador del premio presidencial de la Sociedad Americana de Naturalistas, dijo que las implicaciones de este fenómeno para el futuro son serias, puesto que las plantas y animales están luchando para arreglárselas con un nivel de calentamiento global que hasta el momento ha sido relativamente pequeño, pero cuyas consecuencias no lo son.

Hasta ahora, el mundo se ha calentado alrededor de 1 grado por sobre los niveles preindustriales, pero se espera que alcance entre 2,6 y 4,8 grados hacia el año 2100, si es que no se logra reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

En su estudio, publicado en la revista PLOS Biology, el científico examinó artículos académicos sobre 976 diferentes especies de todo el mundo que han sido estudiadas al menos dos veces: una hace aproximadamente 50 años y otra dentro de los últimos 10 años.

En casi la mitad de las especies observadas ya ha habido extinciones locales. Esto ya ha pasado con sólo un cambio [relativamente] leve en el clima [y que se espera que aumente dentro del siglo en curso]. Lo que esto muestra es que hay especies que no pueden cambiar tan rápido como para estar a la par de un pequeño cambio en el clima”, explica Wiens, y dice que la gran consecuencia es que incluso un cambio de temperatura no tan grande, tiene un efecto significativo en los animales estudiados.

El estudio observó a 716 especies animales y 260 especies vegetales de Asia, Europa, Norte y Sudamérica, entre otros lugares, y encontró que las extinciones locales estaban ocurriendo en un 47,1% de las especies que están en un límite de su promedio habitual de temperaturas, puesto que sus hábitats se están volviendo muy calurosos para ellas. Son pocas las áreas del planeta las que no se han visto afectadas.

“En general, la frecuencia de las extinciones locales fue similar a través de la mayoría de las zonas, hábitats, gradientes y clados”, dice Wiens, pero explica que las extinciones locales relacionadas con el clima fueron sustancialmente mayores entre especies de agua fresca, en un 74% de las que se estudiaron.

El autor dice que en términos de extinción global de especies enteras que ya han ocurrido en el pasado de la historia del planeta, esta situación no llega a ser la sexta extinción masiva, pero que lamentablemente estamos en camino de que lo sea.

Wiens explica que esa es la buena noticia, que no ha ocurrido todavía, pero que si no hacemos algo, una extinción masiva es lo que va a ocurrie en los próximos 50 o 100 años.

Fuente: http://www.elciudadano.cl/2016/12/09/343835/el-planeta-va-en-camino-a-la-sexta-extincion-masiva-de-especies-mientras-casi-la-mitad-ya-sufre-los-estragos-del-cambio-climatico/

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