La nueva escuela mexicana: modelo para armar (Parte II)

Por: Roberto Rodríguez

El 3 de octubre de 2019, el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, acudió a la Cámara de Diputados para presentar la glosa en materia educativa del primer informe presidencial. En ese acto, varios legisladores le preguntaron sobre las características de la nueva escuela mexicana (NEM). El funcionario respondió: “un objetivo primordial de la NEM es reorientar el sistema educativo nacional para impulsar el aprendizaje de niñas y niños. No entiendo otra medición para conocer el avance en materia educativa que no sea, precisamente, el aprendizaje de nuestras niñas, niños, adolescentes y jóvenes.” Luego agregó: “la nueva escuela mexicana toma todos los principios de la Constitución para, primero, centrar la atención en las niñas y los niños. Esto que se dice muy fácil es todo un cambio pedagógico. Centrar la atención en las niñas y en los niños y no necesariamente en métodos y sistemas. Y esto nos lleva también a una educación personalizada. No se educa a un grupo, se educa a seres humanos individuales que requieren de una atención especial de sus maestras y de sus maestros.”

A esas alturas, en que estaba por cumplirse el primer año de gobierno y se habían reformado las normas fundamentales del derecho educativo, la SEP estaba dedicada a dar forma y contenido a la NEM y al nuevo acuerdo nacional por la educación (ANE). Al respecto, la SEP elaboró materiales que fueron presentados, en primera instancia, a las autoridades educativas de los estados. Se preparó, además, una guía para el taller de capacitación “Hacia una nueva escuela mexicana” (SEP, agosto 2019); dicho taller fue impartido en los consejos técnicos escolares al inicio del ciclo 2019-2020.

La guía y el taller de 2019 tenían el propósito de comunicar, al personal docente de educación básica, los principales cambios normativos (constitución y leyes secundarias), así como el enfoque y avances de la NEM. El documento base precisa: “Actualmente nos encontramos en un periodo de transición curricular, cargado de cambios y oportunidades. Una situación relevante es que se suspende el avance de la aplicación del plan de estudios 2017, lo que da la oportunidad de revisar a fondo, con la participación de maestros y maestras, la propuesta curricular que ha sido materia de controversia por muchos sectores del magisterio; y también permite atender el nuevo acuerdo educativo plasmado en el artículo tercero constitucional.”

Modificación de planes y programas de estudio
El mismo año, el plan y programas de estudio para el ciclo 2019-2020 se modificaron en varios aspectos. En ese momento, la idea era reformar progresivamente el currículum de la educación básica para implantar los principios de la reforma normativa. Conforme al Acuerdo SEP 20/11/19, se dispuso que, en el ciclo escolar por iniciar, la transición ocurriría así: “a) en primero, segundo y tercero de preescolar; primero y segundo de primaria; y primero y segundo de secundaria se aplicará el plan de estudios 2017; en tercero, cuarto, quinto y sexto de primaria; y en tercero de secundaria, se aplicará el Plan 2011 y los componentes de autonomía curricular” y desarrollo personal y social del Plan 2017”.

De entonces a la fecha habrían de convivir los planes de estudio de 2011 y 2017, así como las modificaciones establecidas en 2019. Además, en el acuerdo SEP citado se establecieron varias modificaciones al marco curricular del plan 2017, para incluir varios de los conceptos de la política educativa en ciernes. Entre ellos destaca la propuesta de establecer los contenidos de la autonomía curricular, previo acuerdo de cada consejo técnico escolar, en alguna de dos opciones: la primera, emplear el tiempo de autonomía en actividades tales como «ampliar la formación académica; potenciar el desarrollo personal y social; «nuevos contenidos relevantes; conocimientos regionales, o proyectos de impacto social. La segunda, destinar ese tiempo a “profundizar en el estudio de los aprendizajes de alguna o varias asignaturas del componente de formación académica y/o de las áreas de desarrollo personal y social.” Se dejó a la decisión de cada escuela la organización de clubes, orquestas, actividades deportivas o culturales, entre otras actividades.

También se incluyó una nueva asignatura al plan de estudios de primaria, la de “vida saludable”; se modificaron los contenidos y materiales didácticos para la de formación cívica y ética y se editaron nuevos libros de texto para esa materia. En secundaria se reestableció la asignatura de tecnología y su posible coexistencia con talleres, esto último conforme a la decisión de cada consejo técnico.

Propuestas didácticas y para la mejora continua
En la guía para docentes de 2019 se incluyó, como principal recomendación didáctica, avanzar hacia un currículum con las siguientes características: compacto y accesible; flexible y adaptable al contexto; factible y viable a desarrollar en el tiempo escolar; que contribuya a la formación de personas técnicamente competentes y socialmente comprometidas en la solución de los grandes problemas nacionales y globales; fortalecer en la formación de las niñas y los niños las convicciones a favor de la honestidad, justicia, la libertad y la dignidad y otros valores fundamentales derivados de los derechos humanos; fortalecer la formación cívica y ética, y promover la convivencia familiar.

Con la participación de los consejos técnicos escolares se desarrolló la colección “Buenas prácticas para la Nueva Escuela Mexicana”, consistente en fichas con actividades y orientaciones didácticas sobre seis temas: inclusión; aprendizaje colaborativo en el aula; aprendizaje colaborativo desde la gestión escolar; formación cívica y ética en la vida escolar; escuela y familias dialogando y sumando acciones frente al cambio climático.

A las escuelas se les solicitó establecer un programa de mejora continua que incluyera: diagnóstico; objetivos y metas; acciones, y seguimiento y evaluación. Para tal efecto, la SEP distribuyó el manual titulado “Orientaciones para elaborar el programa escolar de mejora continua”, en que se proponen los rubros de diagnóstico y los formatos para el mecanismo de planeación para la mejora. La responsabilidad se hizo recaer, en principio, en los “colectivos docentes”, aunque las y los directores de escuelas tendrían la obligación de reportar resultados a la SEP.

La NEM en la planeación nacional
El 30 de abril de 2019 el ejecutivo federal presentó el Plan Nacional de Desarrollo (PND). En algunas esferas de opinión, el documento fue criticado por no atenerse al canon establecido por los planes nacionales de administraciones anteriores, y porque su contenido se apreciaba más político que programático. En materia educativa, el PND enfatizó, como prioridades, la política de becas y el proyecto de sistema de universidades para el bienestar Benito Juárez. No obstante, en la sección de estrategias se indicaron las siguientes: asegurar acceso y permanencia; elevar calidad y pertinencia; revisar planes y programas de estudio; fortalecer la profesionalización docente; mejorar infraestructura equipamiento, y promover la revisión y adecuación del marco normativo e institucional. En el documento no se menciona una sola vez a la NEM o el AEN, lo que hacía dudar si las prioridades educativas del presidente y las del titular de la SEP eran coincidentes.

La publicación del Programa Sectorial de Educación 2020-2024 fue tardía. Se dio a conocer en julio de 2020 cuando se esperaba a finales del año previo. A diferencia del PND, este documento sí hace mención de la NEM y del AEN. El texto ofrece una definición acotada sobre la primera: “Concepción de la escuela que busca la equidad, la excelencia y la mejora continua en la educación, para lo cual colocará al centro de la acción pública el máximo logro educativo de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes. Tendrá como objetivos el desarrollo humano integral del educando, reorientar el Sistema Educativo Nacional, incidir en la cultura educativa mediante la corresponsabilidad e impulsar transformaciones sociales dentro de la escuela y en la comunidad.” También se argumenta que la NEM “impulsará una educación de excelencia para formar mexicanas y mexicanos incorruptibles, responsables, con sentido comunitario y de solidaridad, conciencia ambiental, respeto por la diversidad cultural y un profundo amor por la Patria.” En el programa el AEM se reitera como un mecanismo de “coordinación vertical y horizontal” entre los distintos agentes educativos; es decir, como un instrumento básico de gobernanza.

En la legislación secundaria derivada de la reforma constitucional se estableció como obligatoria la formulación de dos estrategias nacionales directamente relacionadas con el ámbito educativo: la de educación inclusiva y la correspondiente a la mejora de escuelas normales, ambas derivadas de la Ley General de Educación de 2019. En la misma norma se formuló también la obligación de diseñar una Política Nacional de Educación Inicial, como parte de la Estrategia Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia. Las tres estrategias fueron presentadas, a finales de 2019, como parte del AEN, no obstante que la correspondiente a la atención integral a la primera infancia implicaba la coordinación entre los sectores de salud, bienestar y educación.

En la Estrategia Nacional de Educación Inclusiva se considera a la inclusión como “el desarrollo de una escuela común, no selectiva, organizada para acoger la diversidad y asegurar el logro educativo de todas las personas”; en términos prácticos, que en cada escuela se adopten criterios de inclusión en vez de establecer instituciones para grupos específicos. Se anticipaba que ello iba a requerir acciones del siguiente orden: armonización legislativa y normativa; desarrollo de modelos de atención con enfoque inclusivo; formación de los agentes educativos; sistema integral de información para la educación inclusiva; centros educativos accesibles para el aprendizaje y la participación, y estrategias de comunicación y vinculación a favor de la inclusión intersectorial. En el documento se indicaba, asimismo, el propósito de “avanzar gradualmente en la construcción de la NEM para todas y todos desde la comunidad, superando de manera progresiva la dispersión y precarización que se ha producido por la segmentación del sistema en modalidades y subsistemas para atender a los grupos de mayor pobreza y vulnerabilidad.”

La segunda estrategia, la de mejora a las escuelas normales, surgió de las conclusiones del Congreso Nacional para el Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales (Ciudad de México, 6 y 7 de mayo de 2019). En el documento se puntualiza la necesidad de emprender su reforma con base en cinco ejes: formación de docentes para transformar el país, considerando a las maestras y los maestros como profesionales de la educación; impulsar procesos que respondan a las demandas actuales y futuras del entorno social; desarrollo profesional de los formadores de docentes; autogestión de las normales para fortalecer la gestión curricular, pedagógica y administrativa, y planteamiento de la ruta curricular con lo cual se diseñarán los planes y programas de estudio.

Por último, el componente educativo de la estrategia para la primera infancia destacó el propósito de “desarrollar una cultura pedagógica de la integralidad entre familiares, agentes comunitarios y, en particular, entre docentes y dirigentes institucionales de la educación, así como sumar esfuerzos para atender a la primera infancia desde un enfoque de interdependencia de los derechos, donde la realización de uno sea la condición necesaria para el acceso efectivo de los demás.” No obstante estos propósitos, el mandato que obligaba a la SEP a desarrollar una política nacional de educación inicial, como parte de dicha estrategia nacional, tardaría varios años en cumplirse: apenas en marzo de 2022 se publicó el acuerdo SEP correspondiente a tal mandato.

Fin de la etapa
Al inicio de actual periodo de gobierno se perfilaba la construcción de la NEM a través del desarrollo de un enfoque pedagógico centrado en propósitos de calidad, equidad, inclusión, humanismo, compresión del entorno y articulación pedagógica entre los niveles de la educación obligatoria; en la importancia de desarrollar nuevos materiales educativos, incluida la renovación de los libros de texto gratuitos; así como en la reforma gradual de planes y programas de estudio. De manera complementaria, la NEM debería incorporar los enfoques y acciones de las estrategias nacionales indicadas. En 2019-2020 se adelantaba en esa dirección, aún con énfasis en la planeación y programación, más que en la implementación. Entonces llegó el Covid y todo cambió.

Fuente de la información:  https://www.educacionfutura.org

Comparte este contenido:

Andreu Navarra: «Profes extenuados, alumnos desanimados, padres agresivos… en las aulas hay demasiado estrés»

La docencia es el mejor oficio del mundo y en el profesorado tenemos lo mejor de la sociedad. Esto opina Andreu Navarra, profesor de secundaria y autor de ‘Devaluación continúa’. Pero a la vez advierte que “los profesores con ganas de sumarse a las nuevas pedagogías, ¿con que se encuentran? Que tienen 150 alumnos, los edificios son los mismos y el wifi no va”.

Por Víctor Saura

Parece evidente que Andreu Navarra no llegó a este mundo para pasar por él de puntillas. Es un doctor en Filología Hispánica que los fines de semana toca la batería en un grupo de heavy metal. Y es un profesor interino de lengua castellana (ha pasado por media docena de institutos de varias ciudades del Baix Llobregat) que enseguida se transmuta en prolífico escritor, ya que a sus 39 años ha publicado cuatro novelas y ocho ensayos. Solo uno de estos libros tiene como temática su propio oficio, se titula Devaluación continúa (Tusquets), salió después del verano y en pocas semanas en las librerías se convirtió en un auténtico best seller. Es un libro crítico, pero realista, asegura Navarra, que rechaza que le etiqueten ni de tradicionalista o ni de antisistema.

¿Dónde está el secreto del éxito de ‘Devaluación continúa’?

Pues no lo sé. Quizás es que ya hay muchos libros sobre teoría y cambio pedagógico, y en cambio el mío se centra en el profesor en todo su planteamiento.

Profesores que lloran, que están estresados… El retrato que hace es muy duro. ¿Ningún compañero le ha comentado que tal vez exagere un poco?

Más bien me dicen que es ecuánime. De hecho, no he relatado mis experiencias más duras. Por ejemplo, que me dispararan con una pistola de balines, o cosas de contenido sexual en tutoría, todo esto no lo he puesto. Es un libro con voluntad de no ser truculento. Creo que si el libro ha tenido éxito es porque precisamente es realista.

O sea que el libro es moderado.

De hecho, una tercera parte está dedicada a ir contra los apocalípticos y contra este tipo de prosa desatada.

¿Quiénes y qué son los apocalípticos?

Estos libros donde todo son quejas. Yo solo quería plantear cómo están las cosas, y especifico siempre que no todo lo que describo ocurre en todos los centros, digo que tenemos la red para construir un sistema democrático, pero pienso que los contenidos se están mercantilizando y que tendríamos que contribuir más a la igualdad social. Tenemos un panorama social que es muy duro, con muchos problemas que están fuera del sistema educativo pero que llegan a él. Un sistema educativo mejor financiado podría asumir estos problemas mucho mejor.

Pero lo que está claro es su escepticismo respecto a la innovación educativa.

Cuando hablo con otros profesores que tienen ganas de sumarse a las nuevas pedagogías, ¿con qué se encuentran? Con que tienen 150 alumnos, que los edificios son los mismos y que tienen ordenadores que tardan 20 minutos en encenderse o que el wifi no funciona. Lo que digo en el libro es que estas reformas, si son buenas, tienen un problema de aplicabilidad. Si se pudiera trabajar con menos alumnos todas estas reformas serían mucho más fáciles de aplicar. Pedir ratios más bajas no es revolucionario, no me parece disparatado. Yo pido esto y pido un neohumanismo que vuelva a los valores democráticos y de justicia social que había en los años setenta. Pero yo no soy un antisistema, al revés, soy un defensor del sistema, pero soy crítico con el populismo, con las promesas que no tienen los pies en el suelo.

Le han acusado de tecnófobo.

No soy ni tecnófobo ni tecnocrático. Lo que planteo es que haya una auténtica innovación tecnológica. Por ejemplo: ¿por qué no enseñamos programación a los alumnos? Está comprobado que alumnos con problemas económicos, si se les enseña a programar, tendrán una herramienta estupenda para poder prosperar laboralmente. Somos poco ambiciosos con la ciencia. Y también me dicen que insisto mucho con el problema de las humanidades, y es verdad, tenemos un problema con las humanidades, pero también con la ciencia. En los institutos se tiene que hacer ciencia, in situ. Creo que estamos nivelando a la baja y que nuestra juventud tiene potencial. No estamos construyendo los cimientos como para poder acoger vocaciones científicas. Y por eso construimos un país abocado al monocultivo del turismo cuando podríamos hacer mucho más. Estamos frenando a la juventud.

Veo que le preocupa mucho la ciencia, que no es su materia.

Enseñar lengua es maravilloso, porque yo les dejo crear. Se ponen a escribir, me piden redacciones. La semana pasada teníamos examen y como era el centenario de Galdós les pedí que hicieran un cuento literario de amor realista como los que hacía Galdós. Y fue fantástico. Es decir, es muy fácil hacer la lengua competencial. El problema es la ciencia, donde ya no es tan fácil.

Seguramente su discurso hace que se le identifique con los defensores de la pedagogía tradicional, es decir, la de la cultura del esfuerzo, la memorización y las clases magistrales.

Querría dejar claro que lo que ataco es el pensamiento único. Tenemos un alumnado plural y nuestras herramientas son plurales. El abordaje competencial puede funcionar muy bien con unos grupos, y puede ser que no funcione tan bien con otros. Por ejemplo, el Instituto de Cervera consiguió dos premios extraordinarios de selectividad con metodología tradicional. Pues a ellos les funciona. Lo que digo a lo largo del libro es que tenemos que adecuar la metodología a lo que tenemos en frente. Pero yo no defiendo el esquema tradicional, era excluyente, dejaba mucha gente afuera.

Sobre escuela inclusiva no se habla en el libro.

Es cierto. Creo que en este asunto la clave es hablar con las familias. Y las hay que tienen miedo. Hay que escuchar las necesidades de los alumnos. En España las asociaciones consiguieron que las políticas de inclusión que cerraban la escuela especial se frenaran, porque una parte de las familias consideraba que sus hijos estaban mejor allí. Un miembro de una de estas asociaciones me ponía el ejemplo de que en su escuela había 90 alumnos y 80 docentes. Esta ratio es imposible de lograr en un centro ordinario. O sea, ¿tenemos el dinero para hacer una escuela inclusiva real? Yo me pregunto esto y también me pregunto si han hablado con las familias y si tenemos las instalaciones que hacen falta. Esto no se puede hacer mal hecho.

Hay todo tipo de familias. Quizás solo ha escuchado a unas.

Pues que se escuche a todas las familias y que esto se dote de un presupuesto suficiente. Lo que no puede ser es que se creen situaciones negativas para el alumnado.

¿A lo largo de sus años de docente no ha tenido a ningún alumno con discapacidad?

Un montón.

¿Y cómo se ha enfrentado a este reto, pues?

Es que depende, cada caso es diferente.

Dicen que en infantil y primaria la predisposición del profesorado a abordar la diversidad en el aula es muy superior a la que tiene el profesorado de secundaria. ¿Cómo lo ve?

Lo que veo es que no se puede hacer innovación sin inversión, porque la innovación es cara, y que lo mismo pasa con la escuela inclusiva. Es cara y hay que invertir. Si se invierte, adelante, pero si no estás invirtiendo suficiente dinero para tener una plantilla adecuada y para que estos alumnos tengan la atención adecuada, entonces puede ser un desastre. Tienen que ser profesores con experiencia y con los protocolos muy claros. Yo he visto casos de éxito, y también he visto a alumnos de USEE [equipos de apoyo a la inclusión en Cataluña, habitualmente mal utilizados como aula de educación especial], que seguramente no tendrían que estar allí, levantar por el cuello a una profesora de catalán. Estas situaciones no tendrían que pasar. Sin dinero la educación solo es inclusiva sobre el papel. Yo he parado crisis de ansiedad de un chico que tiraba mesas y sillas a una profesora que se arrancaba los cabellos en un ataque de histeria; yo estaba de guardia y tuve que intervenir sin ninguna formación, fijándome solo en cómo lo hacía el psicopedagogo. Esto es algo cotidiano.

En el libro también se ve que le gusta su trabajo y que hay momentos muy satisfactorios…

Cada día.

…pero en cambio la mayor parte parece la descripción de un escenario de guerra. ¿No está un poco descompensado?

Por dos razones muy sencillas. Porque hay que llevar esperanza a los profesores y porque los padres tienen que saber dónde llevan a sus hijos. No podemos pensar que vivimos en un paraíso. Lo que hay es la pura realidad; cosas vistas, que diría Josep Pla. Una realidad que es compleja y que se tiene que conocer. A mí cada día me escriben padres para darme las gracias y decirme que ahora sabemos lo que hay. En las facultades se han dado cuenta de que iban tirando de teoría, pero que los alumnos que tenían que hacer de profesores de secundaria no han hecho bastante prácticas y cuando llegan a una aula ¡no tiene nada a ver!

Esta esperanza que da en el libro a los profesores debe de ser por la vía de decir que no sois los únicos que estáis hechos polvo.

Sí. Y también me llegan un montón de mensajes de profesores, y no solo españoles. Me llegan también de Uruguay, de Perú… Y otro objetivo era plantear el debate de otra manera, centrándolo en la manera como se siente el profesor. No tenemos otros, y no les podemos tener pensando que están obsoletos. Con este panorama de pesimismo y de profesores llorando no podemos ir a ninguna parte. Miremos el problema de verdad: ¿por qué hay tanto estrés en las aulas? Los padres, crispados, muy agresivos; los profes, crispados y extenuados; los alumnos, desanimados y sin las competencias básicas.

Ahora me dirá que antes los alumnos estaban mejor preparados.

El problema es que llegan muchos chicos a 1.º de ESO que no saben leer, o lo hacen con muchas dificultades. No saben prácticamente escribir. Esto no es defender la escuela tradicional, es defender la alfabetización, que seguramente es uno de los primeros derechos democráticos. Yo no defiendo la lista de los reyes Godos ni ninguna lista memorística, lo que defiendo es que el alumnado tenga suficiente léxico para analizar su mundo. Es típico que te digan: “¿De qué nos sirve saber los ríos de España?”. Es que se trata de que un alumno de Santa Coloma sepa qué río pasa junto a su casa, y trabajando por proyectos me doy cuenta de que el alumnado no sabe ni dónde vive. No sabe situar su casa en el mapa, no distingue provincia de Estado, de capital, de ciudad, de pueblo, no tienen los elementos para analizar el entorno. Hay una confusión y un gran colapso informativo que viene, evidentemente, de las redes.

Cuidado que les va a dar la razón a los que le llaman tecnófobo.

Es que el problema de lectoescritura es grave. Y es un problema que tiene que ver con la atención y la capacidad de concentración. Si tenemos alumnos adictos a los móviles y a los videojuegos… ¿les tenemos que dar más pantallas en el aula? ¿La lógica no es que el aula corrija los excesos de la sociedad?

Este sería un punto de vista. El otro es que este es su lenguaje y que si quieres que te escuchen y tenerles motivados tienes que hablar su lenguaje y hacerlo con sus herramientas.

¡Es que no es cierto! No les motiva más, les produce ansiedad, y llegan a 2º de bachillerato y se tienen que medicar para hacer un examen. Les lanzamos a una piscina que no tiene agua. ¿Quién ha dicho que tenemos que gamificar? ¿Le hemos preguntado al alumno si le gusta? Porque resulta que algunas experiencias de gamificación fracasan porque son aburridas. O sea que a veces se tiene que gamificar y a veces se tiene que hacer una clase magistral. O un grupo quiere una cosa más competencial y otro una cosa más intelectual, por lo tanto uno siempre tiene que estar auscultando a ver cuál es la metodología adecuada a aquel grupo. Pero yo no defiendo un sistema tradicional, defiendo un equilibrio.

¿Los alumnos se tienen que medicar?

Cuando se hacen estudios sobre lo que se toman los alumnos en bachillerato ¡madre mía! Ansiolíticos, antidepresivos… hay demasiado estrés. Planteémonos cómo reducir el estrés. ¿Por qué no elaboramos planes de atención?

¿Qué quiere decir?

Planes para aprender a concentrarse. Me consta que algún centro lo está haciendo. En resumen, el lenguaje de los jóvenes es el lenguaje de los jóvenes y nosotros no tenemos ni idea. ¿Realmente pensamos que reproduciremos su forma de entretenerse? Esto es paternalismo. Tenemos que reducir el estrés y lo que no podemos hacer es no atender al alumno que quiere aprender, que quiere ir más lejos.

Dice que los alumnos no saben leer pero en cambio los suyos han hecho una narración realista al estilo de Galdós…

Sí, pero, por ejemplo, hay alumnos que no ponen ni un solo acento. Esto, ¡en 4º de ESO! ¡Es muy preocupante! También insisto en que todo lo que yo digo no quiere decir que pase en todos los centros. Hay centros muy diversos, yo ahora mismo he suspendido a cuatro de 150. Pero no se trata de esto, se trata de analizar qué estamos haciendo mal en las pedagogías que hay en primaria porque llegan que no saben prácticamente leer y los profesores de matemáticas te explican que los alumnos no pueden concentrarse para entender un problema.

¿Y entonces le parece que todo es un problema de inversión?

No, pero si no se bajan las ratios no se puede innovar. Con 150 alumnos un profesor no puede aplicar todas estas innovaciones por mucho que quiera. Lo que estoy diciendo es que los profesores están extenuados. Si se les damos oxígeno todo este mundo de la nueva pedagogía lo podríamos aplicar de manera mucho más analítica y cómoda. Y bajar las ratios es también muy importante para los entornos donde desgraciadamente tenemos violencia… cosas que yo no he puesto en el libro. No es lo mismo tener 15-20 alumnos que 35. Lo único que quiero plantear es que el profesor se sienta mejor, con la energía necesaria para ser innovador, pero de verdad, por la gente que tiene delante y no por un futuro gnóstico. Hay mucha literatura pedagógica que habla de la vida llena, de la felicidad… para mí, esto es un error. Pero que quede claro que yo en el libro no paro de decir que el sistema está vivo y que está intentando reaccionar. La inquietud está ahí, pero falta una dirección y corregir las desigualdades. Por eso va bien Portugal. Portugal está matizando el sistema de competencias con un sistema de valores. Tenemos que dejar los pensamientos únicos e introducir cosas que son de sentido común. Por ejemplo, el 25% de autonomía de centro, esto ha tenido éxito ahí.

¿Se refiere a la mayor capacidad de los directores para elegir la plantilla?

Me refiero a la autonomía a la hora de confeccionar el currículum. Un alumno de la Seu d’Urgell no tiene que tener el mismo currículum que un alumno de la Mina, de Cádiz o de la Coruña. ¿Qué tiene que ver Medina del Campo con la ciudad de Valencia? Nos tenemos que adaptar a lo que tenemos en frente y perder la obsesión con los temas ideológicos.

Pues hay quien considera escandaloso que a los niños catalanes no se les enseñe la misma Historia que a los madrileños, por poner un ejemplo.

A mí los políticos no me interesan, me interesan los jóvenes. O, en todo caso, me interesará un político al cual le interesen los jóvenes. A mí tanto me da si es un partido de derechas o de izquierdas quien pone el dinero sobre la mesa, pero que lo hagan. Hemos visto propuestas de derechas y de izquierdas, ¿pero realmente es tan importante? Unos y otros han hecho auténticas atrocidades.

Pero al final son los políticos quienes deciden.

Pero con autonomía de currículum serían los profesores quienes discutirían qué hacer con lo que tienen delante. Los gobiernos tienen que perder la obsesión por controlar el currículum y dejar que el profesor dé clase.

¿En todas sus entrevistas en medios de comunicación no catalanes no le han preguntado si en Cataluña se adoctrina?

Muchas veces. Y muchas veces han intentado que diga que hay adoctrinamiento, pero no lo he dicho. Mira, a mí esto no me preocupa. Me preocupan las personas, yo delante tengo a personas de ideologías muy diversas. Lo que me interesa es crear un espacio neohumanista en el que, realmente, con una relación diferente entre el profesor y el alumno, se pueda innovar. Pero partiendo de la realidad y no de unos paraísos que no existen.

¿Pero quién promete el paraíso o habla de felicidad? Hasta ahí donde yo sé las experiencias de transformación educativa que promueven entidades como la Fundación Bofill o los Movimientos de Renovación Pedagógica se hacen tocando de pies al suelo, o cuando menos con la participación de muchos docentes que están en el aula cada día.

En mi libro no encontrarás ni una sola acusación. Yo solo digo con lo que me he encontrado y cómo podríamos mejorar. Es más, elogio muchas cosas que se están haciendo. Por ejemplo, los institutos escuela me parecen una muy buena idea, que además tiene una connotación republicana. Otro: hay un plan sobre la mesa contra el porno y a favor de la educación afectiva. Pues me parece muy bien. ¿Por qué todo el mundo se queda con el malo?

Los autores que cita más a menudo formarían parte del grupo más escéptico ante cualquier iniciativa innovadora.

Pero es que somos líderes en paro juvenil, en desigualdad social…

Pero esto la pedagogía innovadora no lo niega, al contrario.

A mí un tuitero me dijo: “Andreu Navarra tiene idealizados los ochenta”. Pues le hice una foto de la página donde digo que no se tiene que idealizar aquello. La FP de los ochenta era un guirigay. Me estoy encontrando que me ponen cosas que yo no he escrito. Lo que también está claro es que las buenas iniciativas no pueden tapar los fracasos que tenemos como sociedad.

Quizás este sea el punto de colisión. Describe a un profesorado absolutamente extenuado, usted mismo lo ha dicho, mientras que otros describen a un profesorado muy motivado para cambiar las cosas y convencidos de tener la mejor profesión del mundo.

Es que es la mejor profesión del mundo. Ahora bien, se tiene que ser realista. Yo no he visto solo llorar a profes, también he visto llorar a directores y jefes de estudio, y también he visto asesores que tenían que explicar las innovaciones diciendo que no las entendían ni se las creían. Y esto me preocupa y lo explico. De los problemas se tiene que hablar sin tabúes. Como otro problema es que se va demasiado dinero a la concertada.

Pues la concertada se considera infrafinanciada.

Desde la crisis, en España el presupuesto de la concertada ha crecido un 25%, mientras que el presupuesto de la pública continúa igual que en 2007. Esto es un insulto.

Supongo que se tendría que analizar qué ha pasado en cada comunidad.

Bien, si lo que dice el diario El Crític es verdad, en Cataluña se dedican 30 millones de euros cada año a las escuelas de la Opus Dei. Hombre… Con 30 millones seguramente mi ordenador funcionaría.

Con este cuadro tan pesimista, mientras se lee el libro uno se pregunta por qué no lo deja. ¿Se ha planteado alguna vez dejar de ser profesor?

Yo tengo dos vocaciones: soy escritor y soy profesor. A Raimon Pannikar le preguntaban: “¿Usted es católico, hinduista o ateo?” Y él decía: “Todo al 100%, no me divido”.

No me ha contestado. ¿Se ha planteado alguna vez dejarlo?

Yo empecé en la concertada, donde estuve dos años. Y después me fui a la UAB con un contrato de investigación. Y mientras hacía investigación echaba de menos a los alumnos, porque te dan mucha vida. Y volví. Alguna madre me lo pregunta: “¿Pero cómo aguantas a mi hijo con 25 más?”. Pues mira, todos los trabajos tienen días malos y días buenos, pero por cada experiencia mala hay cinco o diez que son buenas. Yo me fijo en lo que va bien, pero también observo que hay un exceso de estrés en las familias, los alumnos y los profesores. Y otra cosa: yo estoy completamente seguro de que lo mejor de nuestra sociedad está en el profesorado. Muchos de mis compañeros son héroes. Lo que llegan a hacer es increíble.

Hombre… ¿no hacen simplemente su trabajo?

No, le ponen mucho más. Un nivel de idealismo y de fe absolutamente impresionante. Yo me fijo mucho en lo que hacen los otros profesores, me dan lecciones cada día.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2020/02/20/profes-extenuados-alumnos-desanimados-padres-agresivos-en-las-aulas-hay-demasiado-estres/

Comparte este contenido:

España: La primera universidad pública que forma maestros rebeldes para romper con la escuela tradicional

Europa/ España/Por: Ana Torres Menárguez/ Fuente: elpais.com.

La pedagogía es anacrónica, siempre llega tarde, decía Ortega y Gasset. En la Universidad Complutense lo admiten: las escuelas se han adelantado y la Academia llega a marchas forzadas al cambio pedagógico. Pero llega. Desde el próximo curso, la Complutense de Madrid será la primera universidad pública que dé un vuelco a la forma de enseñar a los futuros maestros con un aula que rompe con la pedagogía tradicional. Se llama Hiperaula y es un espacio en el que no hay jerarquías; profesores y alumnos están al mismo nivel. Allí no existe un estrado para el docente. Tampoco una pizarra. Y se acaba con las clases a puerta cerrada con la introducción de la codocencia: los profesores darán clases conjuntamente.

“Está demostrado que un grupo heterogéneo de estudiantes mejora los resultados académicos; los más avanzados tiran de los otros. Pero para un solo profesor es muy difícil trabajar con diferentes capacidades y velocidades de aprendizaje”, explica Gonzalo Jover, decano de la Facultad de Educación de la Complutense. En su opinión, uno de los dramas del modelo tradicional es que no consigue retener a los alumnos —la tasa de abandono escolar española es del 17,9%, por encima del 10% de media europea—. Por eso, la Hiperaula busca promover la codocencia, que es la presencia de más de un profesor en el aula.

“El 20% de la efectividad de un profesor depende de la que tuvieron sus compañeros en años anteriores. Es lo que se llama efecto contagio entre pares, o lo que es lo mismo, todo lo que absorbe un docente al colaborar con otro”, explica Eva Flavia Martínez, investigadora en la Facultad de Educación de la Universidad de Harvard. Ese dato se desprende de un estudio realizado en más de mil escuelas en Carolina del Norte publicado en 2016.

En España, inmersa en una parálisis del modelo educativo con reformas que no ponen el foco en la formación docente, solo el 19% de los profesores se forma en programas de observación entre iguales, frente al 40% de media de los países de la OCDE. La colaboración entre docentes requiere estructuras planificadas, no sale de la improvisación. “Esos procesos implican un cambio cultural, hay que poner en marcha la tutorización entre iguales y equipos dedicados a supervisar y evaluar esa colaboración”, explica la investigadora en relación al modelo educativo de Canadá, uno de los 10 países del mundo mejor posicionados en el informe PISA, el estudio elaborado por la OCDE que mide el rendimiento académico de los estudiantes en matemáticas, ciencia y comprensión lectora.

En la Complutense reconocen que se han adelantado al cambio legislativo, y que en la escuela pública es muy complejo implantar la codocencia porque necesita inversión. Más profesores por centro. De momento, es la concertada la que va por delante y en ciudades como Madrid el colegio Padre Piquer, con un perfil de alumnado con bajos ingresos, ya está practicando esas fórmulas con hasta tres docentes por clase. “Viajamos por Europa para conocer la realidad de las aulas y en un colegio público de un pueblo de Gales encontramos tres profesores para 20 niños. No podíamos esperar más para traerlo a España”, señala Jover. De los 400 docentes de la Facultad de Educación de la Complutense, ya se han formado 115 para poder hacer uso de las tecnologías que incluye la Hiperaula.

Aulas desmontables

La idea de dar un vuelco a la forma de enseñar a los maestros surgió de la indignación. La Facultad estaba anticuada, y las salas hablaban por sí mismas. En el aula de informática, los ordenadores estaban encadenados a las mesas, que a su vez estaban atornilladas al suelo junto a las sillas. Ahora en ese espacio las sillas (que son ergonómicas) tienen ruedas, hay pantallas gigantes colgando de las paredes que los estudiantes pueden usar como ordenador, mesas desmontables y hasta medidores de ruido para impedir que los debates se suban de tono. No hay un orden establecido, cada clase tiene su propia estructura.

Ese modelo pedagógico no es un invento del siglo XXI. El método Montessori, desarrollado a principios del siglo XX por la doctora italiana Maria Montessori basado en la idea de que los más pequeños aprenden de forma natural si se les permite seguir sus instintos, ya contemplaba la libertad de movimiento como clave del aprendizaje. “Montessori decía que el mobiliario clavado al suelo es un tipo de servidumbre. Hay que romper con los manuales escolares del siglo XIX, que todavía hoy seguimos usando, en los que se mostraba la forma correcta de sentarse. Hay que traer a la universidad los cambios que se están dando fuera”, explica Mariano Fernández Enguita, profesor de Educación en la Complutense e impulsor del proyecto, que le ha costado unos 100.000 euros a la universidad.

Un grupo de profesores aprende a usar las instalaciones tecnológicas de la Hiperaula de la Complutense.

Un grupo de profesores aprende a usar las instalaciones tecnológicas de la Hiperaula de la Complutense.KIKE PARA

“Los profesores fuimos buenos alumnos, aceptamos un modelo de enseñanza sin cuestionarlo y luego lo reprodujimos, pero no hay ninguna investigación que explique por qué los estudiantes están alineados frente al profesor ni por qué hay que guardar silencio durante 45 minutos”, añade Fernández Enguita. “Hay que recuperar todas las fuentes de dónde se puede extraer información, el maestro ya no es el que alimenta de contenidos. En el pasado se desterró todo lo que estaba fuera de la escuela y ahora es eso lo que hay que recuperar”.

En la web de Hiperaula, por la que el próximo curso pasarán unos 500 alumnos de Magisterio y del máster en Formación del Profesorado para Secundaria, se explica el motivo de la ruptura con el modelo tradicional de enseñanza. Desde la biblioteca de Alejandría las aulas universitarias han tenido una estructura parecida: un gran auditorio en el que uno se dirige a muchos. La transformación del aula lleva años siendo promovida por instituciones como la OCDE, en su informe Innovative Learning Environments (de 2015), la red europea de escuelas European Schoolnet, en su proyecto Future Classroom, o incluso por el Ministerio de Educación en su laboratorio Aula del Futuro. Pero los cambios metodológicos y de materiales (relacionados en gran parte con el uso de tecnología) no han llegado todavía a las fábricas de maestros.

EL MODELO INNOVADOR NO SE PUEDE QUEDAR EN INFANTIL

“Hay resistencia al cambio. En Infantil el camino está hecho, sí se entienden las ventajas del modelo. Pero, ¿qué pasa con Primaria y Secundaria?”, lanza Mariano Fernández Enguita, profesor de Educación de la Universidad Complutense. Uno de los colegios que les ha servido de inspiración es el concertado Padre Piquer, en la Ventilla, un barrio humilde en el norte de Madrid. Allí acuden alumnos a partir de 12 años que no tienen asignaturas ni libros de texto. Desde 2003, trabajan con materiales digitales en grupos de unos 60 alumnos y con tres o cuatro profesores en el aula. La función del docente es guiar al estudiante para que lidere su propio proyecto de aprendizaje. Su metodología funciona: tienen un 85% de alumnos graduados y un absentismo del 0,7%. De sus 1.100 alumnos, el 77% perciben alguna beca, lo que quiere decir que la mayoría procede de familias con bajos ingresos y eso incrementa el riesgo de abandono escolar.

Los centros de la Fundación Trilema, con seis colegios concertados en diferentes autonomías, son otro ejemplo de codocencia. “Nuestro mayor problema han sido las familias, nos costó mucho que comprendieran el modelo; ven 60 niños en un aula grande y no se fijan en que hay varios profesores”, explica Carmen Pellicer, presidenta de la fundación. Cuenta que el primer año es complicado, los profesores son reacios a tener otros adultos en el aula juzgando su trabajo. Permitir que los alumnos sean autónomos es el otro gran freno. En su colegio de Soria los resultados hablan: en un solo año el fracaso escolar pasó del 60% al 10% en un centro con un 70% de alumnos inmigrantes. “La mayor ventaja de la atención personalizada es que permite aplicar diferentes metodologías según las necesidades del niño, es un gran avance”, dice Pellicer.

Fuente de la noticia: https://elpais.com/sociedad/2019/07/09/actualidad/1562693144_635772.html

Comparte este contenido: