Doce años después de la catástrofe nuclear de Fukushima: por un mundo sin energía nuclear

Por: Karen Yamanaka

El 11 de marzo pasado marcó el 12º aniversario del gran terremoto del este de Japón, acaecido en esa fecha del año 2011 y seguido de un tsunami que devastó todo el noreste del país y causó la catástrofe nuclear de la central de Fukushima de la Tokyo Electric Power Company (TEPCO). A raíz del siniestro se emitió una cantidad de cesio-137 radioactivo equivalente a 168 bombas de Hiroshima. Tras la revocación de las órdenes de evacuación el año pasado, la población residente pudo regresar finalmente a los municipios de la zona afectada, pero solo lo hizo el 18 %.

A pesar de esta situación, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, y la mafia nuclear patrocinada por el gobierno tratan de que los peligrosos reactores nucleares, que ya cuentan 45 años de edad, sigan funcionando durante las próximas décadas y proyectan construir nuevas plantas atómicas. Y Fumio Kishida también pretende destinar la mitad de la recaudación de la tasa de reconstrucción al presupuesto de la vasta expansión militar. Es hora de volver a recordar Fukushima en bien de nuestro futuro.

Recuperación lenta y ansiedad persistente a causa de la radiación

La ciudad de Futaba es el último municipio en el que se ha revocado la orden de evacuación que se decretó a raíz de la catástrofe en la zona afectada. El año pasado se levantó la prohibición de permanecer en esta ciudad que alberga la planta nuclear n.º 1 de Fukushima. Sin embargo, ni siquiera el 1 % de las personas residentes han vuelto a sus hogares. Todavía no se ha especificado el destino final de los suelos contaminados, que se han transportado a espacios de almacenamiento temporal. Además, no se han tomado muestras de los restos de combustible nuclear fundido, que ni siquiera ha sido evacuado.

En esta situación, el gobierno japonés prevé reciclar los suelos contaminados para utilizarlos en obras públicas. Se requerirá alrededor de medio siglo o más para desmantelar la planta nuclear n.º 1 de Fukushima. De aquí al verano se verterán en el océano más de un millón de toneladas de agua tratada procedente de la maltrecha planta nuclear. Se teme que ello causará más perjuicios económicos a la pesca y la agricultura.

El gobierno japonés se resiste al cierre de todas las plantas nucleares

La catástrofe nuclear de Fukushima, así como anteriormente las de Three Miles Island y Chernóbil, nos demostró de nuevo que no podemos controlar los reactores nucleares. Hace doce años, la dosis de radiación en la ciudad de Fukushima fue de 1,2 a 1,3 microsieverts en el momento de la catástrofe, cien veces mayor que la que se dio en Tokio. Y las zonas costeras de la ciudad se encontraron en una situación horrorosa, como si hubieran sido arrasadas por un bombardeo aéreo.

Una vez ocurre una catástrofe nuclear, se precisarán alrededor de medio siglo o más para que la población afectada reconstruya sus vidas, llena de temor por la exposición a la radiación mientras se desmantelan de hecho los reactores nucleares. Y muchos trabajadores estarán condenados a sufrir un grave deterioro de su salud durante muchos años. A pesar de esta situación, Fumio Kishida y la mafia nuclear han comenzado a invocar de nuevo el mito de la seguridad. No solo el gobierno japonés, sino también los gobiernos del este de Asia se resisten a renunciar a la energía nuclear. Esto se debe al fuerte vínculo existente entre la energía nuclear y el armamento nuclear.

Ambiciones hegemónicas con armamento nuclear

La proliferación de centrales nucleares en el mundo puede comportar la proliferación de armas nucleares. Y en caso de guerra, las centrales mismas se convertirían en armas atómicas.

En los últimos años, Japón y sus países vecinos han promovido la generación de energía nuclear so pretexto de estabilizar el suministro energético y mejorar la eficiencia económica. La energía nuclear y las armas nucleares comparten varios rasgos comunes. De hecho, Japón y sus países vecinos ni siquiera han creado un sistema conjunto para hacer frente a otra posible catástrofe nuclear tras la de Fukushima. Esto se debe a que compartir información sobre la generación de energía nuclear puede implicar que se comparta información asociada sobre armas nucleares.

Asia es la principal región del mundo en que más está creciendo especialmente la generación de energía nuclear. Y la mayoría de las plantas nucleares más grandes del mundo se hallan en el este de Asia. El funcionamiento continuo de las centrales nucleares en los países del este asiático permite un abastecimiento continuo de materiales fisibles, que son los componentes fundamentales de las armas nucleares. En Asia Oriental, China es el tercer país del mundo que posee más cabezas nucleares. Este año, Corea del Norte ha pasado de las pruebas con armas nucleares al entrenamiento. Y Corea del Sur, que ha sido declarada enemigo principal por el régimen etno-nacionalista de Kim Jong-un, ha comenzado a avanzar hacia la creación de un arsenal nuclear propio.

La catástrofe nuclear se está fraguando. La existencia misma de las centrales nucleares supone una amenaza para la supervivencia de la humanidad, no solo en esta región, sino en el mundo entero. Justo después de la catástrofe de 2011 en Fukushima, decenas de miles de ciudadanos y ciudadanas japonesas, movilizadas por los movimientos antinucleares, lograron la suspensión temporal de todas las centrales nucleares del país. Sin embargo, en el momento de escribir estas líneas, en Japón vuelven a funcionar siete planteas de energía nuclear. Han pasado doce años desde aquella catástrofe y es hora de avanzar hacia una completa desnuclearización y por una sociedad libre de energía nuclear.

15/03/2023

Karen Yamanaka

ESSF

Traducción: viento sur

https://vientosur.info/doce-anos-despues-de-la-catastrofe-nuclear-de-fukushima-por-un-mundo-sin-energia-nuclear/

Comparte este contenido:

7 años después, la radiación es excesiva en zonas de Fukushima

Por: Ecoportal/ 21-03-2018

Siete años después del accidente nuclear de Fukushima, Greenpeace denuncia que existen dosis excesivas de radiactividad en áreas próximas a la central que han sido reabiertas a sus habitantes.

Según el reporte muchas de esas áreas están en situación de emergencia radiológica a pesar de que el gobierno levantó las restricciones de acceso a las mismas tras años de limpieza y descontaminación.

El inquietante panorama que presenta Greenpeace, apoyada por Human Rights Now y otras ONG niponas, contrasta con la versión de las autoridades de Japón, que hablan de una progresiva vuelta a la normalidad en estas áreas castigadas por la catástrofe nuclear desencadenada por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011.

Por encima de estándares internacionales

En las localidades de Namie e Iitate, situadas a entre 10 y 40 kilómetros de la central de Fukushima Daiichi y donde se levantaron parcialmente las órdenes de evacuación en marzo del año pasado, la radiación continúa en niveles “muy por encima de los estándares internacionales”, según Greenpeace.

La ONG señala asimismo la “escasa efectividad” de las labores de descontaminación en las zonas afectadas, y critica que Tokio “haya ido demasiado rápido” a la hora de reabrir estas áreas pese al “alto riesgo” que ello conlleva para sus habitantes, según dijo a Efe el experto en energía nuclear de Greenpeace Jan Vande Putte.

El Ejecutivo nipón, por su parte, mantiene que la radiactividad en las áreas reabiertas no supone riesgos para la salud humana, y cuenta con datos corroborados por expertos médicos de Japón y organismos como el Comité Científico de la ONU sobre los Efectos de la Radiación (UNSCEAR).

Pero esto no ha sido suficiente para convencer a las decenas de miles de personas que fueron evacuadas a la fuerza tras el accidente atómico o que abandonaron voluntariamente sus hogares por miedo a la radiación, y que han regresado a sus casas con cuentagotas.

La dosis de radiación marcada como referencia por el gobierno para levantar las órdenes de evacuación es de 0,23 microsieverts por hora (que suponen una exposición anual acumulada de un milisievert), en línea con la recomendación de organismos internacionales.

Sin embargo, los expertos de Greenpeace detectaron niveles máximos de 6,5 microsieverts por hora en algunas de las áreas reabiertas -28 veces más que el tope-, y su informe muestra que en el 60 por ciento de la localidad de Namie se supera el límite permitido

La población, reticente

De los aproximadamente 27.000 habitantes de Namie e Iitate que podían volver a sus domicilios, solo han regresado unos 950 o un 3,5 por ciento, según datos del Gobierno de la prefectura de Fukushima, que además de las reticencias de la población reflejan el proceso de despoblamiento que afecta a todas las zonas rurales de Japón.

La dosis de radiación marcada como referencia por el Gobierno para levantar las órdenes de evacuación es de 0,23 microsieverts por hora (que suponen una exposición anual acumulada de un milisievert), en línea con la recomendación de organismos internacionales.

Sin embargo, la organización ecologista y antinuclear ha detectado niveles máximos de 6,5 microsieverts por hora en algunas de las áreas reabiertas -28 veces más que el tope-, y su informe muestra que en el 60 por ciento de la localidad de Namie se supera el límite permitido.

radiactividad, Greenpeace, fukushima, radiación, contaminación,

Las mediciones de Greenpeace

Greenpeace afirma que sus mediciones cubren mayores zonas y emplean métodos más precisos que los del Gobierno, al llevarse a cabo con una metodología diferente e implicar más a los vecinos para tener en cuenta sus hábitos, como el de frecuentar los bosques que rodean a las ciudades, obviados en los datos oficiales.

“No es que los datos oficiales sean incorrectos, es que la interpretación de los mismos ha sido manipulada. Siempre se pueden seleccionar las mediciones más favorables o las tomadas en zonas menos contaminadas”, explicó el experto.

radiactividad, Greenpeace, fukushima, radiación, contaminación,

En cualquier caso, e incluso si se toman los datos oficiales, la evolución de los datos de radiactividad “hace prácticamente imposible” que se cumplan los objetivos del Ejecutivo de reabrir hacia el año 2013 algunas de las zonas más contaminadas, donde serían necesarias al menos tres décadas más para volver a niveles seguros, según Greenpeace.

El accidente nuclear de Fukushima es considerado el peor de la historia tras el acaecido en Chernóbil (Ucrania) en 1986, y mantiene evacuadas a decenas de miles de personas, además de ocasionar graves daños a la economía local y acarrear un coste total para las arcas públicas estimado en 20 billones de yenes (152.815 millones de euros).

 

 

Ecoportal.net

Con información de

http://www.cubadebate.cu/

http://www.efeverde.com/

Comparte este contenido: