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Jóvenes salvadoreños siguen desertando de la educación formal

El Salvador / 17 de diciembre de 2017 / Autor: Susana Joma / Fuente: Elsalvador.com

El estudio ¿Y si no termino la escuela ?, elaborado por la investigadora Carolina Rovira, de la Fundación para la Educación Superior, plantea la urgencia de enfilar baterías para llevar a cero la deserción escolar.

A pesar de que en las últimas décadas se han lanzado varios planes y programas educativos, con el discurso de incrementar la cobertura escolar y retener a los alumnos en las aulas, la realidad de la deserción escolar sigue como piedra de tropiezo para el sistema de enseñanza y por consiguiente para el desarrollo del país.

Eso es lo que pone de nuevo en evidencia el documento “¿Y si no termino la Escuela? La deserción escolar de la juventud salvadoreña entre 15 y 19 años”, el segundo cuadernillo sobre la situación educativa que produce la Fundación para la Educación Superior (FES), de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN), y que se da a conocer hoy.

La investigación, elaborada por la doctora Carolina Rovira, señala que la deserción en ese sector de la población ronda el 37.9 %. Esto implica que cuatro de cada 10 jóvenes que están en ese rango de edad han desertado de la escuela.

“Según los cálculos realizados para esta publicación, al 2016, más de 250,000 jóvenes entre 15 y 19 años, de un total de 682,932, son desertores, no terminarán el bachillerato y sumarán a la mano de obra cuya inserción laboral es precaria”, advierte la investigadora. Tal como muestra, el problema es marcado en el caso de las mujeres con una tasa de deserción que asciende al 39.4 %, comparada con la tasa de los hombres del mismo rango de edad que es de 36.5 %.

Una mirada profunda

Rovira, quien es economista y especialista en educación, explicó que para desarrollar esta investigación utilizó las estadísticas de la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples que la Digestyc hizo en 2016 y publicó en 2017, y le aplicó una metodología que propuso la Cepal, la cual permite ver qué es lo que está pasando en términos de educación en un grupo de edad, durante el año.

Esa metodología de estudio, que ha sido avalada por la Unesco, es diferente a la que mide la deserción de forma intra – anual, es decir en términos de la cifra de alumnos que ingresó al sistema educativo al inicio del año y la cifra de los que terminaron al final del año. Esta última forma de medición es la que más enfoca el Ministerio de Educación Mined (Mined) y las cifras que arroja están por debajo de las que se evidencian en el análisis por sector.

En enero de este año el viceministro de Educación, Francisco Castaneda, reportó que en 2016 la deserción rondó entre el 2.1% y 2.2 % con lo que se habrían desertado unos 35 mil estudiantes. Mientras, en octubre pasado estimó que 2017 cerraría con un 2 % y reportaba que a esa fecha ya se habían retirado 17 mil alumnos.

“Ha sido (un año) muy satisfactorio porque se está cerrando con la tasa de deserción más baja en la historia del país”, aseguró Castaneda.

Sin embargo, el estudio que Rovira elaboró, con apoyo del equipo técnico del FES, llaman a la reflexión de que la situación al enfocarla desde un segmento clave de la población no es tan favorecedora, y que como sociedad se debe dirigir acciones para superar este problema.

Las cifras del estudio de Rovira sí coinciden con lo que dicen otras estadísticas, en relación a que de cada 10 niños que entran a primaria sólo tres llegan y terminan el bachillerato.

Además, el abandono de la escuela por parte de quienes tienen entre 15 y 19 años también destaca más en la zona rural: esta tasa alcanza el 52.4 %, versus el 27.8 % en lo urbano.

¿Porqué dejan la escuela?

De los catorce departamentos los que están a la cabeza en la deserción para este rango de edad es La Unión con 52.6 %, seguido de Chalatenango con 51.2 %y Cabañas con 50.8 %.

Es así como en el estudio ¿Y si no termino la Escuela? plantea que hay variables socio demográficas que determinan mayor probabilidad de que un joven abandone el sistema educativo antes de culminar el bachillerato, entre ellas: vivir en la zona rural; que el hogar no reciba remesas; que en casa no haya presencia de adultos escolarizados, lo cual genera poca valoración de la educación; la violencia y el embarazo adolescente.

La radiografía que Rovira hizo sobre la deserción en este sector no se limitó al estudio de las cifras, sino también fue más allá con entrevistas a profundidad con escolares desertores, un ejercicio que le permitió dar una visión más integral de la problemática.

La especialista, quien fue entrevistada en vísperas de la presentación del estudio, sostiene que a pesar de las diferencias y particularidades de las historias que escucharon, concluyeron que hay dos grandes elementos escondidos detrás de esas decisiones.

El primero de esos elementos que mueve a los escolares a dejar su formación académica de lado, sobre todo a los del área rural, es que no le encuentran sentido al hecho de educarse. En parte eso se debe a que en su entorno empobrecido no se valore la educación, porque consideran que la gente igual ha salido adelante; y por otra parte, aunque tenga apoyo para educarse la oferta que tienen disponible no está acorde a sus necesidades personales, no es práctica, no responde a su realidad y entonces se decepciona.

Un segundo elemento es que en el entorno los patrones culturales pesan mucho, sobre todo para las niñas que en ciertas regiones del país tienen “una presión invisible” para que tengan familia de forma precoz, e incluso sufren de acoso por parte de hombres mucho mayores, tras lo cual también vienen los embaraces precoces, la obligación de empezar a trabajar y como consecuencia se alejan del camino educativo.

La sombra de la violencia

Rovira afirma que la violencia también ejerce una presión fuerte entre los jóvenes, desde el tercer ciclo hasta bachillerato, para interrumpir su educación. Un factor que los directores de los complejos educativos e institutos nacionales también han señalado en los últimos años.

“Los jóvenes están desertando cada vez más en secundaria y aquí el tema de la violencia y el embarazo adolescente son los temas que prevalecen como razones”, detalló la especialista.

En secundaria la deserción de los hombres es de 26.5 % y de las mujeres de un 30.9 %, indicó.

La investigadora de la FES detalló que, además, analizaron las razones que los jóvenes han expuesto en las encuestas de hogares y propósitos múltiples para abandonar los salones de clase, antes de concluir una formación que les asegure un cambio de vida. Al respecto, señala que una de las principales razones para los hombres es lo económico, y eso los lleva a dedicarse a trabajar, pero en el caso de las mujeres la razón más importante está vinculada con asumir las tareas del hogar y el cuido de hermanos.

Sin embargo, la doctora Rovira sostiene que se debe poner atención al argumento de que se van de la escuela con la justificación de que no les interesa, porque bajo ese motivo se pueden estar escondiendo problemas de aprendizaje y el temor a la violencia.

A la luz de las estadísticas y las historias sobre la deserción, Rovira subrayó que este es un indicador al que el país debería de ponerle más atención, porque el que un joven salga del sistema sin tener las competencias necesarias para aprender solo trae grandes costos en términos económicos y sociales.

Llama a tomar acción

“Nosotros queremos que el salvadoreño funcione para su vida diaria, funcione para tomar buenas decisiones, funcione como ciudadano, funcione como ser productivo, y eso requiere mucho más”, aseguró.

Rovira considera necesario generar una política social y una política económica en función de revertir ese indicador, porque según sus palabras eso nos obligaría a afinar el lápiz y apuntar en lugares en donde realmente le está apretando el zapato a la sociedad salvadoreña. Eso según indica no solo es responsabilidad del Ministerio si no de todos los sectores.

“Tiene que ser una política nacional la búsqueda de la cero deserción, porque tenemos que lograr garantizar que nuestra gente termine el bachillerato. Una persona para asegurarse no ser pobre, según las estadísticas, necesita al menos 10 años de estudio, y el país tiene 7.4 años de estudio promedio, y un 40 % de jóvenes que están dejando la escuela antes de estar en bachillerato, con lo cual muchos se están condenando a la pobreza”, dijo.

En la actualidad, según anotó en su trabajo, ninguno de los ocho ejes estratégicos del Plan Nacional de Educación, emitido por el gobierno, se postula de manera explícita la garantía de la permanencia escolar como meta. Hasta el momento sólo el Plan El Salvador Educado, emanado del Consejo Nacional de Educación (Coned), postula el desafío de garantizar los 12 años de escolaridad, así como también la Lepina.

De allí que esta economista y especialista en educación considere que, más allá de los esfuerzos de alfabetización para enseñar a leer y escribir a los adultos rezagados, y más allá de dotar de paquetes escolares a los niños, es necesario lograr que la escuela cuente con profesores que tengan buenas metodología de enseñanza (que trasciendan del dictado y el copiado al análisis), que las escuelas tengan los recursos que generen un ambiente atractivo para estar en ellas y aprender, pero que también, de forma más integral, se piense en resolver problemas de hacinamiento, de salubridad, de acceso a servicios básicos que afectan a las familias y a los escolares.

“En un país donde el acceso al agua es del 75 % hay muchos niños sin acceso al agua. Estos niños, en especial las niñas, van a pasar cinco a seis horas al día acarreando agua y lo hacen en casa y en la escuela. Este tiempo que pierden en estas tareas, por no tener acceso a servicios básicos, los van sacando despacito del trayecto educativo”, puntualizó.

Fuente de la Noticia:

http://www.elsalvador.com/noticias/nacional/428543/jovenes-salvadorenos-siguen-desertando-de-la-educacion-formal/

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Uruguay disminuyó pobreza infantil en casi 30 por ciento, en 13 años

América del sur/Uruguay/21 Octubre 2017/Fuente: Prensa Latina
La pobreza infantil disminuyó en Uruguay casi 30 puntos porcentuales en los últimos 13 años, debido a las políticas públicas impulsadas desde el gobierno en beneficio de la primera infancia.
Así se constató hoy en sendos documentos presentados en esta capital por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

La muestra de los manuscritos -‘Gasto público social en infancia y adolescencia en Uruguay’ y ‘Poner fin a la pobreza infantil en Uruguay; un objetivo posible para la política pública’, respectivamente- estuvo enmarcada en la conmemoración por el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza.

Santiago Soto, subdirector de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), expresó que para alcanzar ese indicador el país apostó por incrementar el gasto público social.

Explicó que el Producto Interno Bruto pasó en promedio de un 3,1 por ciento, entre 1990 y 1994, a un 5,5 en el 2013, lo cual evidenció ‘una apuesta fuerte’ en los últimos años para transformar el sector de la primera infancia.

Soto destacó que en la actualidad la salud, educación y las transferencias monetarias representan el 90 por ciento del gasto total de ese grupo etario, lo cual permitió disminuir de 50 a 20 por ciento la pobreza en la niñez, en poco más de una década.

El subdirector de la OPP refirió que los documentos presentados por la Cepal y Unicef se complementan, y poseen información muy útil para analizar el presente y ‘pensar en los desafíos’ del mañana.

Los estudios fueron elaborados por Maira Colacce, Pilar Manzi y Victoria Tenenbaum (Cepal) y Gustavo de Armas (Unicef).

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=124555&SEO=uruguay-disminuyo-pobreza-infantil-en-casi-30-por-ciento-en-13-anos
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Concluye foro de la CEPAL sobre la mujer de América Latina y el Caribe

El agradecimiento a Cuba por su gestión a favor del empoderamiento de la mujer en el continente, prevaleció en la 56 Mesa Directiva de la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que culminó ayer en La Habana.

En el acto de clausura del foro, convocado con regularidad desde 1977 por  la Cepal –y al que también asistió José Ramón Balaguer, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido– la Secretaria Ejecutiva del organismo, Alicia Bárcena, dijo que «ya no podemos continuar con la idea de que cocinar y cuidar  es una obligación biológica de las mujeres». Habló en nombre de miles de ellas, anónimas que todos los días aportan experiencias con su trabajo.

Más tarde, en presencia de la directora de Asuntos de Género de la Cepal,  María Nieves Rico, y las representantes de cada país miembro de la Mesa Directiva, su presidenta, la uruguaya Mariella Mazzotti, expuso los acuerdos de esta.

Como parte de lo convenido, se reconoció la labor y el liderazgo asumido por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), y se hizo especial referencia a la rápida recuperación de Cuba tras el huracán Irma, a pesar del bloqueo económico comercial y financiero impuesto a la Isla por Estados Unidos.

Asimismo se reiteró como tema central en el foro la autonomía de las mujeres en escenarios económicamente cambiantes  y fue valorado como avance la creación del Instituto Nacional de las Mujeres de Argentina. También se abogó por promover la resiliencia ante desastres con una perspectiva de género y la Mesa Directiva expresó su solidaridad con las mujeres y niñas de México y Guatemala, víctimas del reciente terremoto; así como las de las islas del Caribe afectadas por los huracanes.

En un segundo momento, representantes de agencias de la ONU y organismos internacionales, resaltaron la necesidad de incluir el tema del cambio climático como un asunto permanente en la agenda de este foro.

La representante de ONU-Mujeres, Lara Blanco, reiteró el compromiso de su organización con la agenda de género regional y con la implementación de la Estrategia de Montevideo, en el marco de los objetivos de desarrollo sostenible de la agenda 20-30.

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América Latina: Mejores prácticas para llevar la conectividad al aula y digitalizar la educación

América Latina / 24 de septiembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: CAF

La digitalización de la educación -gracias a la conectividad de las aulas, programas holísticos con contenidos apropiados y la formación de los educadores- genera una coyuntura única para resolver uno de los principales retos de América Latina: la mejora real de la calidad de la educación para formar a las nuevas generaciones

Promover la universalización y no la elitización de la educación, las TIC y la conectividad; además de generar el compromiso de los gobiernos para la definición de los objetivos de la incorporación de las TIC en los modelos educativos junto con el aporte de la empresa privada, son las recomendaciones para Ecuador que se desprenden delForo Internacional TIC y Educación 2017, organizado porel Ministerio de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (MINTEL) y el Ministerio de Educación (MinEduc), con financiamiento y apoyo de contenidos de CAF -banco de desarrollo de América Latina- y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

El evento que permitió conocer el importante aporte que ofrecen las TIC para mejorar la calidad de la educación en Ecuador, abordó entre otros temas: la infraestructura y conectividad en los sistemas de América Latina; educación y digitalización; incorporación de las TIC en procesos de enseñanza y aprendizaje y sus impactos.

Entre las principales ponencias se contó con la participación de Bibiam Díaz, ejecutiva principal especialista en educación para la Región Norte, quien presentó los ejes estratégicos de Agenda Educativa y la contribución de las TIC a la transformación de los sistemas educativos. En este sentido, mencionó los esfuerzos que adelanta la Institución para aumentar el acceso a la educación, con énfasis en la población de menores recursos; la importancia de mejorar la calidad de la educación con intervenciones integrales tanto para docentes como para estudiantes; y las acciones realizadas para desarrollar la pertinencia de la educación, especialmente para los jóvenes en edad de vincularse al mercado laboral.

Asimismo, Mauricio Agudelo, especialista senior telecom, media y TIC, presentó el Programa CAF para la Transformación Digital de América Latina y el Caribe, el cual busca la transformación productiva y la integración regional, mediante el desarrollo de infraestructuras de comunicaciones de banda ancha que soporten la extensión de servicios basados en internet para hogares, gobiernos y empresas, y especialmente de aquellos que tienen un impacto importante en la competitividad del sector productivo.  De manera adicional, habló sobre el Observatorio Digital de América Latina y el Caribe, el cual se constituye en el primer observatorio que ofrece una visión integral del ecosistema digital de la región, y permite identificar nuevas necesidades de conocimiento, mejorar diseños de políticas públicas e identificar oportunidades de negocio.

Finalizados las ponencias y paneles con expertos de alto nivel, se generó una serie de recomendaciones para que la conectividad en las aulas y la digitalización de la educación sean una realidad en la región. Entre las principales recomendaciones en el tema de políticas públicas se encuentran: Generar un diálogo interinstitucional entre ministerios de Educación y de Telecomunicaciones, de Tecnologías de la Información y la Comunicación y de Hacienda para diseñar, implementar, ejecutar, evaluar y avanzar en planes de política educativa y conectividad; considerar que las políticas públicas en el tema deben ser integrales y contemplar todos los elementos del ecosistema digital como infraestructura, servicios, usuarios, contenidos y formación docente; y entender que la digitalización de la sociedad es un proceso irreversible y debe concebirse como un factor de desarrollo.

En cuanto a infraestructura se recomienda: construir una plataforma nacional de infraestructura tecnológica y educación que permita compartir información y conocimiento, considerando que existe ya el equipamiento tecnológico en las aulas y el siguiente paso es garantizar su conectividad plena y dar acceso a plataformas, aplicaciones y contenidos que mejoren el proceso educativo.

Asimismo, en el tema contenidos y formación, se requiere capacitar a docentes en el uso educativo y productivo de las TIC, y generar contenidos educativos cada vez más personalizados para que respondan a las necesidades de cada alumno.

Esta es la primera ocasión que se realiza este evento en Ecuador. En Latinoamérica se ha organizado, en Chile y Brasil, en el 2015, y en Colombia en el 2016, en desarrollo de la iniciativa de CAF y Cepal para fortalecer la educación a través de una mejor aplicación de las tecnologías digitales.

La premisa detrás de este esfuerzo es que la infraestructura y la conectividad a las aulas, se convierten en un prerrequisito indispensable para el uso óptimo de plataformas tecnológicas en el sistema educativo en aras de lograr una mejor calidad de la educación.

Fuente de la Noticia:

https://www.caf.com/es/actualidad/noticias/2017/09/mejores-practicas-para-llevar-la-conectividad-al-aula-y-digitalizar-la-educacion/

Fuente de la Imagen:

https://www.caf.com/es/

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Cepal insta a invertir en educación y desarrollo

05 Agosto 2017/CEPAL
La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, instó hoy a invertir en educación y investigación para impulsar el desarrollo económico en el área.
Al participar en una conferencia en la capital uruguaya, Bárcena aseguró además que para poder transitar al mundo que sigue es necesario invertir. Se trata -agregó- de un motor ausente hoy en la política económica.

Según la ejecutiva, América Latina requiere con urgencia diversificar su matriz productiva.

No podemos -sostuvo- seguir basándonos solo en la bonanza de los productos básicos y con ellos sacar nuestras ventajas competitivas, necesitamos subirnos al carro del nuevo paradigma tecnológico, remarcó.

A juicio de la líder de la Cepal, es preciso que este cambio de la estructura productiva esté acompañado por mayor innovación tecnológica, para así poder conseguir un mayor valor agregado.

Estimó que la región requiere con urgencia diversificar su matriz productiva e ir hacia sectores más sostenibles desde la perspectiva ambiental.

Creo -afirmó- que estamos en un momento clave, para movernos hacia la energía renovable y hacia la agricultura sostenible.

Si queremos seguir produciendo commodities (productos básicos) está bien, pero con valor agregado y también diversificarnos a otros sectores tecnológicos de mayor contenido, información y conocimiento, subrayó Bárcenas.

La secretaria ejecutiva de la Cepal consideró preocupante que existan en la zona 175 millones de pobres, dentro de los cuales 75 millones son pobres indigentes, lo cual se traduce en que hay un 12 por ciento de indigencia.

Al respecto significó: El empleo, sin lugar a dudas, es la llave maestra para poder sacar adelante a las personas de la pobreza, sobre todo con un empleo digno, un empleo con derecho.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=104947&SEO=cepal-insta-a-invertir-en-educacion-y-desarrollo
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Informe CEPAL panorama social en América Latina 2016: Una lectura complementaria y crítica.

Por: Javier Tolcachier. Pressenza. 09/06/2017

El informe anual Panorama Social de América Latina 2016 fue presentado el martes 30 de Mayo por la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, en Santiago de Chile.

Al par de brindar una perspectiva general del volumen y ritmo de descenso de la desigualdad en la región hasta 2015, el informe detalla y profundiza en las desigualdades dentro de la desigualdad, abordando la perspectiva de género, la étnico-racial y las proporciones de distribución del crecimiento económico entre los distintos segmentos socioeconómicos.  La investigación muestra además las relaciones de realimentación que existen entre los distintos factores de la desigualdad y cómo ésta afecta a las personas a lo largo del ciclo vital.

Al comprenderse la influencia positiva de políticas activas en la reducción de brechas sociales, en otro capítulo se analiza la evolución positiva del gasto social, alertando sobre las consecuencias negativas que tendría su recorte o discontinuidad.

Muy relevante es el apartado en el que – de manera incipiente y con un solo estudio de caso (México) – se pone de manifiesto cómo la estructura de la propiedad (de activos físicos y financieros) es un factor fundamental en la reproducción de la desigualdad en la región.

Por sobre los aspectos meramente estadísticos y analíticos, la constante alusión a la desigualdad como problema central, sienta un parámetro moral ineludible. Por otra parte, la información permite apresar un fenómeno que de otro modo permanece invisibilizado. Se modifica así aquella falsa mención de productos brutos nacionales sin desagregación alguna como indicador inapelable, que dan la sensación gregaria pero ficticia de que “a todos nos va mejor, si a un país en su conjunto le va mejor”. Lo cual – como hacen evidente estos informes – no es el caso.

Por otro lado, es altamente valorable la profundidad multidimensional que va adquiriendo el análisis de estos fenómenos, exhibiendo una calidad compleja superior, es decir una mirada estructural y dinámica a través del tiempo, permitiendo así una mejor visión de proceso.

Sin embargo, a fin de completar esta visión, es recomendable repasar otros informes de la CEPAL, a los que haremos referencia y se detallan en la bibliografía al pie.

Aún así es necesario apuntar que, más allá de la creciente excelencia en el cuidado de la recolección, exposición y cotejo de datos, la estadística no se interpreta por sí misma y la interpretación nunca es automática, inequívoca ni única. Mucho menos las conclusiones que se desprenden de la misma. Justamente el análisis de las recomendaciones que propone la CEPAL para la superación de la desigualdad es la intención de la presente nota.

El panorama social en América Latina

Entre 2008 y 2015 la desigualdad en los ingresos disminuyó en promedio regional de un 0.5 a un 0.469 (índice de Gini), aunque enlenteciéndose la mejoría entre 2012 y 2015.  En el año 2008, por cada moneda que conseguía un hogar del quinto más pobre, entraban casi 15 monedas en el quinto más rico de la sociedad. Los niveles actuales siguen siendo muy elevados, aunque la desproporción se redujo a “tan sólo” 12 veces. Venezuela, Uruguay y Argentina, en ese orden, presentan los menores índices de desigualdad (alrededor de 0.4). Guatemala, Colombia y Brasil van a la cabeza de la desigualdad (superior al 0.5).[1]

El amesetamiento en los avances es congruente con los datos sobre pobreza e indigencia que refleja el Informe sobre el Progreso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ofrecido en la primera reunión de seguimiento efectuada en México entre el 26 y el 28 de Abril. A inicios del milenio, había en la región 225 millones de pobres (44%) con casi 100 millones  de indigentes (19.3%). Esta cifra cayó a 29% y 12 % respectivamente, lo que implica que al menos 50 millones de personas salieron de la pobreza y 25 millones de la indigencia. Sin embargo, desde 2012 se observa el estancamiento de esta mejoría, incluso comenzando a subir tanto el número de gente pobre como el de indigentes hacia finales de ciclo.[2]

Los avances fueron impulsados por una mejoría relativa de los ingresos laborales de los sectores de menores ingresos, gracias a un aumento en la formalización del empleo y el aumento real de los salarios mínimos en varios países y el incremento de las transferencias monetarias hacia los estratos de menores ingresos (jubilaciones, subvenciones y programas de apoyo directo). Es decir, un conjunto de políticas activas de redistribución de ingresos que realzan el aporte efectivo de varios gobiernos de la región… y la inacción, indiferencia o ineficacia de otros. Esto se refleja con claridad en el capítulo del mismo informe dedicado a la inversión social – llamada en el mismo “gasto social” – que creció en promedio en la región aproximadamente un 30% entre 2000 y 2015, llegando a ser de un 14.5 del PIB, rubro en el que destacan positivamente Argentina, Brasil, Colombia y Costa Rica, con más del 20% del PIB.

Las desigualdades de la desigualdad.

En 2014, por cada 100 hombres que vivían en hogares pobres, había 118 mujeres en esa situación. Los motivos son básicamente dos: el tiempo total de trabajo de las mujeres incluye muchas más horas dedicadas al trabajo doméstico y a cuidados no remunerados. Por otra parte, sus salarios son peores, a pesar de tener mayor cualificación educativa. Esto conlleva además una limitación en la autonomía financiera de la mujer, implicando una mayor dependencia.

La condición étnico-racial es otro factor de desigualdad estructural. En la región viven unas 130 millones de personas afrodescendientes (2015) y 48 millones pertenecientes a pueblos indígenas[3] . O sea, una de cada cuatro personas es indígena o afrodescendiente.

Ambos grupos de la población son proporcionalmente más numerosos en el estrato más pobre y sufren desigualdades profundas en todas las áreas del desarrollo social, expresándose en mayores tasas de mortalidad infantil y materna, de embarazo adolescente, de desempleo y en menores ingresos laborales.

Algo similar ocurre con los habitantes de áreas rurales y en las periferias urbanas, “donde se concentran los pobres y se acumulan las carencias” (CEPAL, 2010a, pág.143).

Con respecto a la evolución a lo largo del ciclo vital, el 63% de los niños de América Latina y el Caribe – ¡casi dos tercios del total! – y 45% de los jóvenes son pobres, y un tercio de estos pobres, indigentes (2014). Muchos no tienen condiciones mínimas que les permitan completar el ciclo escolar y eso implica, en adelante, menores remuneraciones, menores jubilaciones, es decir, menores posibilidades durante toda su vida. En el área rural, la situación es aún peor, duplicándose la cifra de adolescentes que no asisten a la escuela secundaria.

O sea, la pobreza en América Latina tiene cara de mujer, rasgos indígenas o piel negra, vive en el campo o en los suburbios  y además, si es niño o joven, la desigualdad lo perseguirá durante toda la vida.

Un buen libreto, un guión incierto

Para contrarrestar el flagelo de la desigualdad, recomienda la Cepal “políticas públicas que deben garantizar la titularidad de derechos, se debe reconocer y potenciar el trabajo productivo y de calidad como la llave de la igualdad y como instrumento por excelencia en la construcción del bienestar, y universalizar la protección social a lo largo del ciclo de la vida (la infancia y adolescencia, la juventud, la edad adulta y la vejez), con una mirada sensible a las diferencias.” (CEPAL, 2017)

En distintos informes anteriores se habla de la estrecha relación entre acceso a educación de calidad, mejoramiento de la situación sanitaria y de vivienda, acceso a la tecnología y otras condiciones para la consecución de empleo de mejor calidad, todo lo cual refiere a las mencionadas “políticas activas”. Aquí es donde aparece el Estado como único garante de principios, que deben dejar de ser aspiraciones y convertirse en derecho exigible.

Pero aún desde el esquema habitual de relativización de derechos que rige las prácticas sociales actuales, para que el Estado pueda hacer efectivas (y no declamativas) políticas activas de inclusión social, son evidentes dos condiciones mínimas: que el gestor (gobierno) tenga nítidas intenciones en ese sentido  y que cuente con fondos para efectuar la tarea.

Las dificultades del primer término de la ecuación no son desconocidas para la CEPAL. En un documento antes citado se señala “la tensión permanente de sistemas políticos donde los sectores más favorecidos, generalmente asociados a actividades rentistas, usan la concentración del ingreso y el poder económico para mantener sus privilegios.” . El tan mentado “giro a la derecha” en algunos países de la región es tan sólo expresión de esa reacción conservadora.

Con respecto a lo segundo, basta constatar la actividad ilegal que desarrollan los sectores opulentos para impedir todo avance de los sectores más oprimidos de la sociedad. Una de las principales herramientas es la subversión fiscal. O sea la evasión.

“700.000 millones de dólares que están en paraísos fiscales pertenecen a personas de América Latina (un 10% del total sumergido mundial), lo que a su vez representa el 22% de la riqueza financiera total de la región, y que la mayor parte de este monto (alrededor del 80% en promedio) no ha sido declarada a las respectivas administraciones tributarias.”[4]

Por otra parte detalla el informe anterior las maniobras dolosas de las empresas multinacionales, que sobrefacturan gastos e importaciones y subfacturan ventas y exportaciones. 765.000 millones de dólares no han declarados entre 2004 y 2013, conspirando de esta manera contra las posibilidades de acción solidaria de los estados.

Estas empresas manejan además gran parte de los medios y por ende, tienen una enorme influencia en la opinión pública, a través de la cual se “deciden” los gobiernos.

¿Cómo seguir entonces aquellas recomendaciones si apenas un Estado comienza a favorecer a los vulnerables se encuentra con la tremenda reacción de los sectores del poder? ¿Cómo pensar en mejores empleos, si las principales corporaciones planifican para la economía mundial un horizonte de simbiosis de alta tecnología en la producción? En conjunto con las ya abultadas dosis de economía especulativa, todo ello atenta contra la posibilidad de ingreso formalizado y suficiente. Aún si se piensa en servicios, la intención empresarial apunta a reducir costos, lo cual se traduce en reducción de cantidad de personas empleadas o de salarios.  Nada hace pensar que ese modo antihumano de funcionar la economía varíe, de no mediar algún cambio sustancial.

Llamar a las cosas por su nombre

Hablar con propiedad es hablar de la propiedad. Y hablar de la propiedad es hablar de violencia económica. Es hablar, en general, de actividad delictiva. Calificar a la concentración de riqueza como delito no es tan sólo una alusión a su inmoralidad, aunque dicha actitud antisocial deba ser repudiada sin ambages en el campo valórico. Puede constatarse sin mayor dificultad cómo en la génesis misma y en el transcurso del proceso de acumulación de riqueza, se verifican numerosos delitos tipificados en los códigos civiles y penales vigentes. El dolo, el hurto, el robo, el fraude, la apropiación indebida, el plagio, la competencia desleal, la extorsión, la cartelización, la evasión y elusión fiscal – por sólo mencionar algunos procedimientos – son moneda corriente en la práctica de los grandes conglomerados empresariales. La corrupción que tanto irrita a la prensa dependiente tiene su origen en las empresas, no “en la política”. Corromper mediante dádiva, coima, prestaciones o apoyo electoral es para las empresas una práctica ordinaria que facilita “los buenos negocios”.

Para superar la desigualdad es preciso criminalizar la riqueza, incluso como delito de lesa humanidad, ya que conlleva el genocidio de cientos de miles de existencias.

En cuanto a la dirección de los procesos humanos, los pueblos sólo pueden contar consigo mismos. Deben movilizarse y organizarse. La paradoja de estatalización – dependencia excesiva de una gestión – y movilización popular puede ser resuelta convirtiendo a lo político en cuestión existencial. Ya no simplemente relativa a la primaria subsistencia – la cual ciertamente está en riesgo – sino en un sentido de cualidad ampliada, la de la existencia humana, relacionada con la posibilidad de crear y decidir – lo cual aparece hoy alejado de las expectativas y posibilidades de gran parte de la humanidad.

En términos sociales, los conjuntos organizados podrán así garantizarse una renta universal y avanzar por las vías del empleo cooperativo, es decir el autoempleo colectivo como factor primario de la producción y la economía.

Para que esto sea posible, necesitamos una ola de alfabetización transformadora. Para aprender a defendernos de la manipulación de los poderosos y de la naturalización de situaciones oprobiosas y evitables. Aprender que sólo habrá progreso si es de todos y para todos. Que estamos aquí para cambiar las cosas y para decidir nuestro propio destino.

[1] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Documento informativo Panorama Social de América Latina 2016.

[2] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Informe anual sobre el progreso y los desafíos regionales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe, (2017), pág. 27

[3] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), La matriz de la desigualdad social en América Latina.(2016)

[4] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Estudio Económico de América Latina yel Caribe, 2016 (LC/G.2684-P), Santiago, 2016.

Fuente: https://www.pressenza.com/es/2017/06/informe-cepal-panorama-social-en-america-latina-2016-una-lectura-complementaria-y-critica/

Fotografía: Pressenza

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Educación y violencia: estudio CEPAL-UNICEF

Por: Rosa Maria Torres

Grupo 1: Chile, Costa Rica y Uruguay (logros educativos altos y violencia baja)
Son los países donde hay un mayor gasto en educación y un mayor porcentaje de jóvenes que concluyen la educación secundaria (a excepción del Uruguay que tiene menor nivel de conclusión de la secundaria), pero con bajos grados de violencia (se excluye Brasil por ser un país con alto nivel de violencia). Uruguay se incluye en este grupo a pesar de los menores niveles de conclusión de la secundaria porque tiene altos niveles de inversión y baja violencia, además de condiciones similares de desarrollo y tamaño con respecto a los otros dos países del grupo.

Grupo 2: Argentina, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana (logros educativos medios y violencia baja)
Son países que tienen menores niveles de gasto público en educación pero un alto porcentaje de jóvenes concluyen la educación secundaria. En general, los niveles de violencia no son excesivos.

Grupo 3: Brasil, Colombia, Ecuador y México (logros educativos medios y violencia alta)
Son países que cuentan con niveles de conclusión de la secundaria medios y altos, pero también altos niveles de violencia (con una tasa de homicidios mayor al 18/100.000 habitantes).

Grupo 4: Guatemala, Honduras y Nicaragua (logros educativos bajos y violencia alta)
Son países donde se encuentra el menor gasto en educación y el menor porcentaje de jóvenes que concluyen la educación secundaria. Además Guatemala y Honduras tienen altos índices de violencia a nivel nacional y Nicaragua alcanza niveles medios.

En estos cuatro grupos organizan CEPAL y UNICEF a los 15 países latinoamericanos incluidos en este estudio sobre violencia y educación: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México, Paraguay, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay. Son los países que participaron en el Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE), realizado por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la UNESCO y aplicado en 2013 a estudiantes de primaria de 3o y 6o grado en cuatro áreas: matemáticas, lectura, escritura y ciencias (solo 6o grado).

Esta agrupación de los países tiene en cuenta: a) el porcentaje de gasto público en educación en relación al PIB, b) el porcentaje de jóvenes de 20 a 24 años que concluyen la educación secundaria, y c) la tasa de homicidios, destacándose a los países con un contexto nacional más violento (tasas por sobre 18 por 100.000 habitantes). El propósito de esta agrupación fue «establecer contextos nacionales similares y de ese modo no se comparan situaciones muy disímiles y heterogéneas, que es lo que ocurre a nivel de promedios regionales».

– El porcentaje de gasto público en educación en relación al PIB es un indicador clásico que refleja el interés en la educación.

– Se decidió utilizar el indicador de terminación de la educación secundaria – pese a que el TERCE se aplicó en la educación primaria – puesto que «es a este nivel donde se encuentran mayores diferencias de logros educativos entre los países. Es decir, las diferencias en la secundaria son una señal del nivel de desarrollo educativo del país».

– La tasa nacional de homicidios se consideró relevante para ubicar la violencia escolar en el contexto más amplio de la violencia en cada país.

El estudio de CEPAL-UNICEF aprovechó la información recogida en el TERCE a través de cuestionarios de contexto aplicados a los estudiantes, sus familias, docentes y directores, en este caso en torno a la violencia escolar, a fin de profundizar en su análisis.

«Los resultados generales de esta medición confirman que, en la mayoría de los países (10 de 15), los ambientes de mayor violencia en el entorno de la escuela constituyen uno de los factores asociados a un menor rendimiento académico entre los estudiantes (medido a partir de los puntajes obtenidos en la prueba TERCE)».

El Resumen del estudio destaca que (mis negritas):

«El análisis de la información de resultados educativos del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE) del año 2013 confirma que la violencia escolar se extiende a las instituciones educativas de manera generalizada y afecta a niños y niñas de todas las clases y grupos sociales, entorpeciendo sus procesos de aprendizaje. El tipo de violencia más relevante en relación con los puntajes en la prueba TERCE y en la mayor cantidad de países es aquel percibido por los estudiantes a nivel promedio de la escuela comoaulas de ambiente violento. Ello remite a espacios escolares con baja capacidad de gestión de las relaciones interpersonales, lo que afecta negativamente la convivencia y los procesos de enseñanza en la sala de clases.

Si bien la violencia es extendida, en las distintas poblaciones de la comunidad educativa son diversas formas de violencias las que se perciben con diferente grado de intensidad. Por ejemplo, los datos mostraron que los y las estudiantes de poblaciones discriminadas o que sufren de otros procesos de exclusión, como los inmigrantes, indígenas, estudiantes en situación de trabajo infantil y aquellos que pertenecen a hogares de menor nivel socioeconómico, perciben mayores niveles de agresión entre pares al interior de las escuelas. Visibilizar las diferencias en los tipos y magnitudes de la violencia escolar facilita el diseño de medidas más efectivas y permite romper con círculos de exclusión».

La violencia escolar, en definitiva, es expresión de la violencia general en una sociedad y es una más de las expresiones de la inequidad y la discriminación social. No puede hablarse de educación de calidad en sistemas educativos, planteles y ambientes de enseñanza y aprendizaje en los que prevalecen la violencia y el miedo. Combatir la violencia en el medio escolar implica combatirla también fuera de éste y más allá de los ámbitos educativos, enfrentando las causas y manifestaciones de la cultura violenta.

Fuente: www.otra-educacion.blogspot.com

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