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Opinión: La Didáctica de la Matemática. Una Ciencia Joven

Chile / 18 de febrero de 2018 / Autor: Ismenia Guzmán Retamal / Fuente: Universia

En la obra “Veinte años de Didáctica de las Matemáticas en Francia”, se da cuenta del Coloquio realizado en homenaje a Guy Brousseau en junio de 1993 y de la fundación de la Asociación para la Investigación en Didáctica de la Matemáticas ARDM.

Veinte años en una vida marca la entrada a la madurez, la Didáctica de la Matemática trata de instalarse como una disciplina científica, cuyo objeto de estudio son los fenómenos que ocurren en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Hay acuerdo entre los investigadores que su nacimiento ocurre durante los años 60, debido a las consecuencias de la llamada reforma de las matemáticas modernas. Entre los cambios de los programas escolares, está la introducción de la lógica y la teoría de conjuntos, éstos ocurrieron en varios países y produjo un fracaso total en el aprendizaje de los alumnos. Una problemática llevó a profesores y académicos a espontáneamente buscar razones y medios para mejorar la enseñanza.

Estados Unidos desarrolla la Educación Matemática (Mathematics Education) y Europa, la Didáctica de las Matemáticas. Se organizan Jornadas, Coloquios y Congresos, con el fin de intercambiar experiencias, en general centradas en los problemas de aprendizaje de los alumnos y en los métodos y acciones de profesores en clases.

En Chile, en 1982, se crea la Sociedad Chilena de Educación Matemática (SOCHIEM), integrada principalmente por académicos universitarios encargados de la formación de profesores de matemáticas para la Enseñanza Básica y Media. La actividad principal de la SOCHIEM es la realización de las Jornadas Nacionales organizadas por la Sociedad en conjunto con alguna Universidad que ofrezca la sede. Los hallazgos o fenómenos emergentes de esas experiencias necesitaban ser analizados en profundidad. Surge así la necesidad de contar con marcos teóricos que permitan realizar análisis en profundidad que puedan dar una significación científica a esos fenómenos didácticos.

La enseñanza y aprendizaje de las matemáticas son procesos complejos que convierten a La Didáctica de las Matemáticas (o Educación Matemática) en un campo de problemas de distinta naturaleza, relacionados con: el aprendizaje de un saber matemático, la enseñanza, las instituciones donde se realiza el proceso, los diferentes niveles de estudio, la realidad sociocultural de la institución y de los alumnos, etc.  Existen así, fenómenos de dimensión micro didáctica relacionados con la clase, mezo didáctica con los programas y textos, macro didáctica relacionada con la institución.

Debido a la complejidad del objeto de estudio, la Educación Matemática se presenta como un campo interdisciplinario que integra otros dominios, como las Ciencias Cognitivas, la Pedagogía, la Sociología, Filosofía, Epistemología y, claro está, la Matemática. De esta manera, la Educación Matemática (EM) tiene características de ciencia social y también de ciencia experimental. En este sentido, los métodos de investigación de la EM son compartidos con tales ciencias, pudiendo ser así cualitativa, estudio de casos, observaciones clínicas, u observaciones directas de clases, etc., y los datos se recogen mediante, encuestas, entrevistas entre otros. También puede ser cuantitativos con uso de Programas tales como por ejemplo el CHIC.

El Marco Teórico de la EM está compuesto por diferentes teorías debido a su interdisciplinariedad y complejidad de su objeto de estudio. Entre ellas se distingue la Teoría de Situaciones, la Teoría de la Transposición Didáctica, la Teoría de Registros de Representación Semiótica, el Enfoque Antropológico de lo Didáctico, el Juego de Marcos Matemáticos, el Enfoque Onto-Semiótico, la Etnomatemática, el Espacio de Trabajo Matemático, entre otros.

Guy Brousseau, uno de los principales didactas franceses reconocido internacionalmente, desde los años 70 planteaba la necesidad de modelizar científicamente los fenómenos didácticos del proceso de enseñanza y aprendizaje, por ejemplo en 1986 escribe Fondements et Méthode de la Didactiques des Mathématiques publicado en el volumen 7.2 de la revista Recherches en Didactique des Mathématiques (RDM).

En Chile, todavía en los años 1990, en las Jornadas de la SOCHIEM, las exposiciones no contemplaban investigaciones propiamente tales, sino experiencias puntuales sobre rendimientos o diagnósticos. Un ejemplo es el del proyecto de las 900 escuelas que se realizó en ese tiempo en todo el país, liderado por el MINEDUC. Se refería a la solución de problemas matemáticos planteados a alumnos de 1° a 4° año básico.  La gran cantidad de material recogido ha quedado guardado sin analizar.

Yo regresaba con mi doctorado en Didáctica de las Matemáticas y organizamos en el Instituto de Matemáticas (IMA) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), el primer seminario de formación en Didáctica de las Matemáticas para colegas que dictaban los talleres de educación matemática en el IMA y abierto a colegas del de la Universidad de Playa Ancha. En ese Seminario se echaron las bases del Magíster en Enseñanza de las Ciencias con mención en Didáctica de las Matemáticas (el primer postgrado en el área), creado en julio de 1995, y dentro de los dos años siguientes  se graduaron los primeros estudiantes como magister en enseñanza de las ciencias con mención en didáctica de la matemática. A partir de entonces empezó a crecer la masa crítica en el área.

Por otra parte, a finales de los 90 académicos chilenos comenzaban a llegar con sus doctorados obtenidos en el extranjero, y la SOCHIEM en 2004 publicaba el primer número de la Revista RECHIEM. Siguieron los números de 2006 y 2008. Publicación que ha sido interrumpida, publicándose posteriormente los Anuarios que recopilan las presentaciones de las Jornadas.

Actualmente la masa crítica en el área de la Educación Matemática va en crecimiento debido a la creación de los Magíster en el área creados por la Universidad Católica del Maule en 2008, en la Universidad de Los Lagos en 2011, Universidad Alberto Hurtado en el 2013, entre otros. Pero sin duda, los Programas de Doctorado en Didáctica/Educación Matemática, son los que han potenciado el crecimiento de la masa crítica en la disciplina; en Chile son dos, el Doctorado en Didáctica de la Matemática de la PUCV y el Doctorado en Educación Matemática de la Universidad de Los Lagos, ambos inician 2011. Se sabe que la Universidad Católica del Maule iniciará el Doctorado en Didáctica de la Matemática en marzo del 2018.

A la fecha, la Didáctica de la Matemática o Educación Matemática como disciplina científica tendría 45 años, contados desde la celebración de los veinte años de la Didáctica de la Matemática en Francia en 1993, y se espera que siga creciendo y consolidándose a nivel internacional y sobre todo nacional.

Fuente del Artículo:

https://cl.universianews.net/2018/01/29/opinion-la-didactica-de-la-matematica-una-ciencia-joven/

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Quitarle el velo a la educación

Chile / 18 de febrero de 2018 / Autor:  / Fuente: El Dínamo

“No hemos abandonado aún el reino de la selección natural, en el que el cambio genético está por encima del cambio cultural” dice el historiador David Christian ¿Qué quiere decir esto y qué implicancias tiene sobre el sistema educativo? Quiere decir que nuestra biología se transmite naturalmente de generación en generación, mientras que nuestra cultura (ideas, valores, actitudes, ritos, hábitos) no. A consecuencia de esto, la cultura, requiere de un proceso de socialización para que los individuos de una determinada sociedad puedan coexistir, entenderse y respetar el orden establecido.¿Es el sistema educativo entonces la institución llamada cumplir el rol de socialización? En el siglo XX lo fue; en el siglo XXI su hegemonía en este campo ha perdido fuerza. Para entender esta aseveración es preciso primero dar un ejemplo de cómo el sistema educativo cumplió un rol socializador en el siglo XX, y luego esbozar las ideas en torno a por qué ya no lo haría con la misma fuerza en el siglo XXI.

Pues bien, el proceso de socialización tiene que ver finalmente con la construcción de la sociedad en que vivimos, la cual solo puede ser entendida en la medida en que entendemos que ese constructo es lo que creemos cierto, lo que damos por verdadero, lo que asumimos, la forma en la que conocemos, lo que dudamos y lo que no dudamos, lo que desafiamos y lo que acatamos, lo que valoramos de la vida y lo que no valoramos, lo que premiamos y castigamos, lo que creemos justo e injusto. Esto está dado por lo que Kuhn llamara los espirales del conocimiento, que son aquellas premisas epistemológicas (la forma en que conocemos lo que conocemos) que priman en la época en que vivimos.

Durante la Edad Media primó la doctrina teológica, que dio paso al proceso de ilustración, el cual tuvo a la base el desarrollo de la ciencia, la valoración de la duda, la búsqueda de respuestas racionales a los fenómenos, y una visión del conocimiento progresiva, es decir, que la acumulación y desarrollo del conocimiento podía acercarnos cada vez más a la verdad, en donde el cerebro pasa a ser la parte más importante de nuestro ser, ya que es éste el que puede, según la visión positivista de la realidad, aprehender lo que hay fuera de nuestra existencia en un mundo dado. Bajo ese marco de ideas se crean las principales instituciones educacionales y se entra a la era moderna, caracterizada por la revolución industrial que trae consigo la producción en masa de productos, el aumento del consumo, el aumento de la mano de obra, y la necesidad de capacitar dicha mano de obra.

Se trataba de un nuevo orden social, Dios no era suficiente para explicar los fenómenos, el rol de los sacerdotes pasaba a los filósofos y sociólogos, y la escuela pasa a ser el instrumento por medio del cual se sociabilizan estas nuevas ideas, capacitando al hombre moderno para insertarse en una economía real, caracterizada por la producción de bienes y el desarrollo tecnológico de la maquinaria. En paralelo, el Estado seguía creciendo, necesitando más burócratas. En este contexto, por supuesto que las materias que contemplaría la educación serían nociones mínimas de lenguaje, matemática y ciencia, como ejes del currículum nacional, de manera de desarrollar la sociedad en términos industriales (teoría del capital humano). Esto fue lo que se llamó la educación funcionalista.

Lo delicado de la escuela como instrumento socializador es que ésta, históricamente, en razón de las calificaciones obtenidas por los estudiantes, ha definido lo que es correcto y lo que no, lo que es moral y lo que no, los niños y niñas sociales y antisociales. Los marca, así, con una simple nota es capaz de decir “tú no eres bueno para esto”, tienes un problema severo, no encajas, no sirves para nada –para matemática, lenguaje y ciencia, claro-. Decía Weber “la función de la escuela no se limita a definir y delimitar la cultura legítima, sino que la impone como tal, y también crea hábitos de conducta puesto que forma a la juventud”.

Así, entre los hábitos de conducta que marcaron la era moderna y que siguen perdurando hasta la actualidad encontramos: el consumo, la sobrevaloración de la razón por sobre el desarrollo físico, espiritual y emocional, la noción de progreso únicamente en términos económicos (posesión de bienes y servicios) sin tomar en cuenta otros aspectos de la calidad de vida como el tiempo disponible, el aire, la contaminación, la competencia por sobre la colaboración, y la desesperanza de un cambio de sistema –el fin de la historia decían algunos, imagínense hubiesen dicho eso en la edad feudal ¿un sistema de gobernanza sin reyes? estás loco, y aquí estamos.

Pero otros filósofos y científicos tienen otra visión de los fenómenos, no una positivista, sino una constructivista, en donde la realidad no está separada del individuo y no se va a aprehender, sino que es el individuo y los individuos en conjunto los que construyen la realidad. Se entiende entonces que la realidad y la verdad no son conceptos estáticos y que no hay una visión de progreso absolutamente lineal en torno al conocimiento. Estos filósofos comienzan a reflexionar sobre la función del lenguaje en la construcción de realidad –lo que permite desafiar al postivismo y develarlo-, particularmente, en lo que respecta a la labor de la escuela.

En lo que respecta a develar la labor de la escuela, la corriente sociológica corresponde a la Nueva Sociología de la Educación (Young, Mannheim), la cual señala que la capacidad individual y los antecedentes familiares son fundamentales a la hora de explicar el rendimiento escolar. Los alumnos provenientes de clases medias son aquellos que tienen mayor posibilidad de éxito escolar, dado que en su proceso de socialización primaria han desarrollado las capacidades cognitivas, lingüísticas, los valores, actitudes y aspiraciones que concuerdan con la educación formal y el paradigma epistemológico de la época. Se considera entonces que la medición del rendimiento escolar y desempeño académico de los alumnos no es válido.

Bajo este debate, de orden más académico, pero que subyace de manera latente en el inconsciente colectivo de muchos, y que lamentablemente no ha sido desarrollado por la opinión pública ni la clase política es que nos insertamos en el siglo XXI. Un siglo caracterizado por un desarrollo tecnológico ligado a las telecomunicaciones, con un correlato en dos aspectos: la inmediatez y el acceso a la información, y la generación de nuevos contenidos (escritos, visuales, auditivos, audiovisuales). Estos aspectos producen un desacople entre la economía industrializada de la mano del paradigma epistemológico positivista con dos conceptos en particular: creatividad y desafío de la autoridad. Así, en el pasado, era común que los padres dijeran a sus hijos: ¿músico? ¿artista? ¿deportista? Deja de soñar, estudia, obtén un título, entra a una empresa, gana dinero y compra ese tipo de cosas, tú no tienes cabida. Y claro, posiblemente hace un par de décadas la economía permitía eso, efectivamente, los que podían acceder a la universidad y seguían ese camino, tenían garantizado ese futuro. Pero hoy no es así, un título universitario no te asegura absolutamente nada. Y muchos jóvenes comienzan a optar por lo que para ellos es valioso: valoran más su tiempo, aprenden en internet, viajan aunque sea con lo puesto, otros delinquen, otros trafican, otros hacen un poco de todo, otros nada de nada ¿La razón? la escuela ha perdido su rol socializador, no garantiza inserción en la economía, y la economía no tiene suficientemente desarrolladas industrias ligadas a sus intereses. La escuela se ha convertido así en una atrofiadora de creatividad y nuestra economía también. Hacerse cargo de una educación de calidad requiere en primer término construir una economía acorde a los tiempos que corren.

Fuente del Artículo:

http://www.eldinamo.cl/blog/quitarle-el-velo-a-la-educacion/

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La educación en el cambio de siglo

Chile / 1 de febrero de 2018 / Autor: Malva Villalón / Fuente: Scielo

Resumen
Pocas veces la arquitectura, en cuanto recrear y construir un mundo, es tan elocuente. Para un niño, la escuela es la primera visión de lo que es la sociedad más allá de las puertas de su casa; como tal, se convierte en modelo inaugural de las relaciones extra familiares. Como lo entendía Sánchez Ferlosio, es la entrada del ciudadano en el ámbito de lo público (y de lo impersonal), enfrentándolo sistemáticamente a los otros en una marcadora primera experiencia de urbanidad. ¿Qué pasa hoy con los espacios para la educación, como formadores de sociabilidad? ¿ha invadido la familia el territorio social del colegio? ¿cómo la arquitectura refleja los cambios de una educación que se acomoda cada vez más a la individualidad de cada estudiante?
En un momento en que se han reformulado los roles de padres y profesores, vale la pena preguntarse si las escuelas son las únicas depositarias posibles de la tarea educadora: la necesaria continuidad del proceso más bien hace pensar en una ciudad que es, toda ella, una escuela: abierta, pública, transparente.
Palabras clave: Educación, ensayos – experiencias pedagógicas, establecimientos educacionales, colegios urbanos, escuelas.

La educadora infantil ideal debería tener un físico fuerte, una personalidad agradable y modales tranquilos y firmes. Ser equilibrada y con un carácter moral sólido, fuerte pero no impetuosa, al ser mordida o rasguñada. Su educación debería incluir un doctorado en psicología y medicina, siendo aconsejable que cuente también con estudios de sociología. Su formación tendría que incluir, al menos, cinco años de práctica en carpintería, gasfitería, música y poesía. Tener la capacidad de observar a las personas y evaluar su carácter, relacionándose con gente de todas las edades. Ser capaz de hipnotizar a los padres de sus jóvenes alumnos, y lograr que cambien su forma de pensar luego de dos reuniones de apoderados (Stanton, 1990). (1)

En este perfil es posible reconocer la influencia del filósofo y pedagogo John Dewey (1859-1952), para quien la democracia es la fuerza rectora de la educación y quien concibe la experiencia como el origen del conocimiento y del desarrollo de las personas. Sus ideas guiaron los movimientos pedagógicos iniciados a comienzos del siglo XX. En un período de fuerte expansión de los sistemas educativos, se buscó renovar, a partir de sus principios, la educación en las escuelas y desde éstas a la sociedad completa (Ravitch, 2000). En un tono ciertamente humorístico, este perfil del profesor ideal propuesto al inicio del siglo pone de relieve la amplitud de las demandas impuestas al profesional de la educación. Su figura aparece como la clave del proceso educativo, dotado de unas condiciones personales y de una formación amplia que lo hace capaz de enfrentar en solitario las resistencias de los niños y compensar la falta de preparación de los padres de familia para hacerse cargo de la educación de sus hijos. Estos ideales, así como la época y el contexto en el cual surgen, pueden ser vistos como una de las claves fundamentales para comprender el cuestionamiento al que está sometida la educación escolar en la actualidad.

El proceso de desarrollo de los sistemas escolares alcanzó mayor fuerza desde la segunda mitad del siglo XIX y el comienzo del siglo XX, potenciado por la convergencia de demandas de desarrollo de distinto origen. Por una parte, los requerimientos de personal cualificado desde el sector productivo; por otra, las presiones sociales dirigidas a lograr una mayor igualdad de oportunidades y también la influencia del pensamiento ilustrado, que relaciona el acceso al conocimiento con una mayor equidad social. En este contexto, los sistemas escolares nacionales fueron vistos como el medio más adecuado de responder a estas demandas, compensando las desigualdades determinadas por la situación familiar, especialmente en el caso de los grupos más pobres y marginados. Se instauró la educación básica obligatoria, la que fue complementada con programas de atención a la infancia y con la oferta de programas de educación secundaria, tanto en los países industrializados como en los países en desarrollo más avanzados del mundo occidental (Delors, 1996). Esta concepción de la educación como aspecto clave del cambio social y como tarea del Estado también se hizo sentir en nuestro país.

La consigna “Gobernar es educar” que presidió la campaña que llevó a Pedro Aguirre Cerda a ser elegido Presidente de Chile en 1939, ilustra la relevancia de esta convicción en las políticas gubernamentales de la época, como parte de una tendencia que marcó el desarrollo de los países a lo largo del siglo. Los recursos y esfuerzos se orientaron a garantizar el acceso de la población infantil a la educación básica, a través de la construcción y la dotación de escuelas (Barnard, 2000). Los edificios escolares se convirtieron en un elemento característico del entorno urbano, tanto como las formas sociales propias de la cultura escolar se articularon con el resto de la vida social de todos los sectores. El desarrollo sostenido del sistema escolar llevó a que los profesores llegaran a ser uno de los grupos profesionales más numerosos en todos los países. Diversos especialistas de distintos ámbitos influyeron en la introducción de cambios en los métodos pedagógicos, los objetivos y los contenidos curriculares, los materiales educativos y la formación de los profesores, los sistemas de evaluación y promoción del sistema escolar, buscando incorporar a la enseñanza los hallazgos de la investigación científica y la innovación tecnológica. La profundidad y el ritmo de estos cambios no fueron los mismos en todos los países, influidos por la presión de distintos grupos e instituciones sociales y por la mayor o menor disponibilidad de recursos, pero la tendencia universal fue de un creciente reconocimiento de la importancia de la educación para el desarrollo social y económico (Delors, 1996).

El aumento de los recursos económicos destinados a la educación a través del siglo llevó a un interés creciente por los resultados alcanzados por el sistema escolar, que se hizo más amplio durante las últimas décadas. Títulos como “La escuela ¿Cómplice del fracaso escolar?” (Filp, Cardemil, Donoso, Torres, Diéguez y Schiefelbein, 1981), publicado en Chile o “Una nación en riesgo” (National Commission on Excellence in Education, 1983), en Estados Unidos, permiten ilustrar este contexto de preocupación y denuncia. Durante la segunda mitad del siglo XX, y especialmente desde la década de los setenta y los ochenta, comenzaron a implementarse sistemas de evaluación de los aprendizajes escolares, primero a nivel local y luego a nivel nacional e internacional, estableciéndose comparaciones entre distintos segmentos de la población (Marchesi y Martín, 1998). Los resultados obtenidos mostraron la distancia existente entre las metas propuestas y los logros alcanzados en la asimilación de aquellos conocimientos definidos como básicos para que las personas puedan participar plenamente de la vida en sociedad. Desde entonces se han multiplicado los informes que muestran las dificultades que presenta una mayoría de los alumnos de distintos grados escolares y los egresados del sistema escolar, para resolver problemas matemáticos, comprender lo que leen y expresarse por escrito de acuerdo a los objetivos de los programas cursados (Bruer, 1993). Estas dificultades han probado ser aun mayores para los grupos más vulnerables de la sociedad, entre los que se dan niveles altos de repitencia y deserción escolar. Como consecuencia de este panorama, el interés de los especialistas se ha centrado en la identificación de los factores que determinan la calidad de la enseñanza. Los métodos pedagógicos, las actividades de aprendizaje, el papel del director en la gestión escolar y las relaciones de los centros educativos con las familias y el contexto social inmediato son algunos de los aspectos que han sido reconocidos como los más relevantes para mejorar el rendimiento de los alumnos (Marchesi y Martín, 1998).

Los antecedentes aportados por estos estudios han servido de base para el desarrollo de programas de intervención orientados a lograr una educación más efectiva a partir de la realidad de las escuelas. En este contexto, el perfil del profesor ideal no corresponde al planteado al inicio. El número de profesores que se requiere para atender a toda la población infantil y juvenil no permite esperar una homogeneidad en las características personales de los profesores, tampoco en la calidad de la formación inicial recibida (Delors, 1996). Diversos estudios muestran que en los centros de calidad el desempeño efectivo aparece como el resultado de un trabajo colaborativo de todo el equipo docente del centro escolar y no como un producto del esfuerzo individual de cada profesor con sus alumnos (Barberá, 2003). Tampoco el período de formación profesional inicial resulta suficiente para que los profesores puedan cumplir con su tarea, en una sociedad en la que el conocimiento se renueva de una manera acelerada. Esta formación sólo puede plantearse como la primera etapa de una formación que debe ser continua. Por otra parte, más que imponer a los padres sus puntos de vista, se ha demostrado que es preciso que los profesores valoren y tomen en cuenta la influencia de la familia en el proceso de aprendizaje. De esta forma se logra que ésta se potencie a través de la educación escolar y que se alcancen los resultados de aprendizaje esperados.

Sin embargo, frente al optimismo de esta postura, representada por quienes creen que el problema está en identificar y superar los carencias específicas que presentan los distintos niveles del sistema escolar, se alza un conjunto de voces críticas que plantean que es necesaria una revisión más profunda de la relación entre la educación y la escolarización, es decir, entre la formación intelectual y moral de las personas y el aprendizaje en las escuelas. Desde esta perspectiva de crítica más radical se advierte que el error fundamental está en que se ha llegado a una identificación arbitraria de ambos términos, educación y escolarización. Se afirma que en el intento de dar solución a todos los problemas que plantea la formación de las personas se ha perdido de vista el sentido más restringido del aprendizaje escolar, que es el de enseñar un conjunto de conocimientos, destrezas y actitudes que son la base del desarrollo personal y de la vida en sociedad (Coll, 1999; Letwin, 2000).

En esta perspectiva crítica, se ha puesto de relieve que el traspaso de todas las responsabilidades relacionadas con el desarrollo de los niños y los jóvenes a la educación escolar ha implicado simultáneamente una des-responsabilización del resto de las instituciones sociales en esta tarea (Coll, 1999). El entorno social se percibe como nocivo para la salud física, psicológica y moral de los niños y los jóvenes, en una situación agravada por el debilitamiento de la influencia familiar. Estas condiciones han hecho de los centros educativos un lugar que se considera adecuado para proteger a los niños y los jóvenes del abandono y la negligencia, de las carencias físicas y afectivas, de la violencia, el abuso sexual y las drogas. Se espera también que la educación escolar garantice el desarrollo de hábitos de vida saludables y de formas de convivencia colaborativa que preparen a los alumnos a integrarse a la sociedad. La experiencia ha demostrado, sin embargo, que estas demandas no pueden ser una tarea exclusiva de los profesores y las actividades escolares (Ghilardi, 1993). La importancia del conocimiento y del dominio tecnológico en el contexto globalizado actual plantea exigencias de una formación amplia y continua que superan los recursos con los que cuentan los centros escolares (Barberá, 2003). En este escenario han surgido iniciativas que plantean la necesidad de hacer de la educación una tarea social más amplia, en la que participen activamente las distintas instituciones de la sociedad. El caso del Proyecto Educativo de Ciudad, llevado adelante por la ciudad de Barcelona desde 1988, permite ilustrar esta postura innovadora acerca de la educación (Institut d’Educació de Barcelona, 1998). A través de este proyecto se ha revisado el papel de los municipios y de la ciudad en la organización y la provisión de servicios educativos, generándose un conjunto de iniciativas en las que todos los sectores aportan a la educación, desde su área de especialidad, en ámbitos tan diversos como la conservación del patrimonio artístico o el reciclaje de los residuos. Cada una de estas instituciones ha sido invitada a reflexionar y a proponer experiencias para aportar a la educación de las nuevas generaciones. En otras ciudades y regiones, especialmente en Gran Bretaña, Australia y Canadá, han surgido también proyectos similares, desde 1990 (2). En ellos se ha aplicado el concepto de comunidades de aprendizaje, como una forma de poner de relieve la responsabilidad compartida con la que es necesario llevar adelante la educación de las nuevas generaciones (Yarnit, 2000). En un contexto en el que el conocimiento está ampliamente distribuido y se renueva a un ritmo vertiginoso, parece necesario distribuir también la tarea de traspasarlo, cambiando sustancialmente el perfil del educador y de su actual marco institucional.

 notas
1. En el verano de 1920 Jessie Stanton elaboró un perfil del profesor ideal. Este trabajo fue parte del programa de innovación pedagógica al que asistió con todo el equipo docente de la escuela de la ciudad de Nueva York en la que trabajaba como educadora de párvulos. Este programa estaba dirigido a preparar a los profesores que participarían en las nuevas escuelas experimentales que se iniciaron en ese período. Jessie Stanton fue más tarde reconocida como una autoridad en educación infantil, como directora de un centro educativo y profesora de la Universidad de Nueva York, además de autora de numerosos artículos especializados. Su ensayo acerca del profesor ideal fue publicado en 1954 y nuevamente en 1990, como una propuesta vigente a través del tiempo.
2. Las propuestas y experiencias surgidas en torno a este concepto de comunidades de aprendizaje pueden encontrarse en sitios de internet como: Learning Communities Network, http://www.lc-network.com/, en el que se presentan antecedentes acerca del programa desarrollado en Gran Bretaña, incluyendo documentos de referencia. En el sitio: http://www.bcn.es/imeb/pec/, es posible acceder a las diversas iniciativas que incluye el proyecto desarrollado por la ciudad de Barcelona: PEC- Projecte Educatiu de Ciutat. En la dirección http://www.ala.asn.au/cities.html, se presenta el proyecto de educación de adultos desarrollado en Australia, propuesto como una red de aprendizaje comunitario ajustado a las necesidades de las personas.

Bibliografía
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Ghilardi, Francesco; Crisis y perspectivas de la profesión docente. Gedisa, Barcelona, 1993[         [ Links ]STANDARDIZEDENDPARAG]
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Yarnit, Martin; Towns, cities and regions in the learning age: A survey of learning communities. A report submitted to the CERI/OCDE, 2000.         [ Links ]

Fuente del Artículo:

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-69962004005600003

Fuente de la Imagen:

https://es.slideshare.net/emvalerga/educacion-siglo-xxi-12263678

 

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Libro: Educación anarquista. Aprendizajes para una sociedad libre

Chile / 1 de febrero de 2018 / Autor: Félix García, Héloisa Castellanos, Hugues Lenoir,
Silvio Gallo, Lamberto Borghi, Francesco Codello, Pere Solà, Josefa Martín Luengo, Daniel Parajuá / Fuente: Portal Libertario OACA

Educación Anarquista: Aprendizajes para una sociedad libre, se enmarca dentro de las intenciones de la Editorial Eleuterio del Grupo de José Domingo Gómez Rojas por ir aumentando de la mejor manera posible el acervo bibliográfico anarquista en las tierras donde vivimos. Ampliar, difundir y (re)descubrir novedosas miradas junto con puntos de vista críticos y a la vez que propositivos, es uno de los objetivos que nos hemos propuesto. Y no es casualidad entonces que un libro sobre educación anarquista sea el segundo que la pequeña Editorial Eleuterio se empeña en sacar a la luz y que reúne una serie de artículos y textos publicados en diversos lugares y momentos, que en torno a ideas tales como autogestión, autonomía, enseñanza-aprendizaje, individuo-colectividad, acentúa una gran diversidad de motivos, conceptos, formas y propuestas que apuntan a uno de los temas centrales del anarquismo.

En este libro encontrarás no sólo historias referentes a experiencias de educación libertaria a lo largo y ancho del mundo. No será una lista de nombres o biografías de educadores libertarios. Aquí, compañero y compañera, hallarás cuestionamientos e ideas para construir desde nuestra contemporaneidad y cotidianidad una educación anarquista que promueva los aprendizajes libres para sociedades libres. De allí que no podemos dejar de establecer como punto central y motivador de esta selección, las ideas de autoformación y de autogestión como hechos de vida cotidiana al interior y alrededor de los proyectos educativos. Sin embargo, también notaréis las limitaciones y dificultades que se han producido a lo largo de los años y contra las cuales se han visto enfrentados las y los libertarios. Estas no deben ni pueden desanimar a quienes luchan diariamente, aunque debemos tenerlas en cuenta: aprender de las experiencias es parte fundamental de la vida, pues las limitaciones y obstáculos para el emprendimiento de tareas educativas de carácter anarquista comprenden tanto dificultades externas como internas.

Los métodos pedagógicos libertarios son múltiples y por ello no determinan un camino recto y único: cada comunidad debe encontrar su propia ruta en la búsqueda incansable y siempre renovada de una educación para la libertad. Comunidad autoeducativa, autogestionada y autónoma, es decir, que enseña y aprende mediante la relación de todas y todos los individuos que son parte de ella y que toma decisiones por ella misma, en completa responsabilidad para consigo. Serán entonces los más pequeños los beneficiarios de este cambio actitudinal de la colectividad, que respeta y promueven sus derechos.

El presente libro está compuesto por artículos de Félix García, Héloisa Castellanos, Hugues Lenoir, Silvio Gallo, Lamberto Borghi, Francesco Codello, Pere Solà, Josefa Martín Luengo y Daniel Parajuá, educadores que han realizado grandes aportes para el desafío de una educación anarquista en el siglo XXI, actualizando y revitalizando el terreno de lo práctico y de lo teórico.

Link para la descarga:

https://www.eleuterio.grupogomezrojas.org/download/educacion-anarquista-aprendizajes-para-una-sociedad-libre-vv-aa/?wpdmdl=177

Fuente de la Reseña:

http://www.portaloaca.com/pensamiento-libertario/libros-anarquistas/13431-libro-educacion-anarquista-aprendizajes-para-una-sociedad-libre.html

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Chile: Confech y Colegio de Profesores rechazan perfil del ministro de Educación de Piñera

Chile / 25 de enero de 2018 / Autor: Ursula Schuler / Fuente: T13

«Estaremos en veredas totalmente opuestas», adelantó la vocera de la Confech, mientras que el presidente del gremio docente instó a Piñera a que lo «instruya a tener una postura mucho más dialogante». El futuro ministro ha afirmado que «la solución para la educación no es la gratuidad ni la prohibición del lucro, sino que el desafío es cómo seguir atrayendo inversiones».

Preocupación y rechazo causó entre los dirigentes sociales de la educación el anuncio del Presidente electo Sebastián Piñera sobre su futuro ministro de Educación.

Gerardo Varela, abogado de la Universidad de Chile y consejero del Círculo legal de ICARE, cuenta con un amplio currículum en el mundo del derecho privado. En cambio, hasta la fecha, era un nombre prácticamente desconocido en el sector educativo.

Entre sus intervenciones públicas destacan las críticas a la gratuidad y la prohibición del lucro en la educación. Así, en una columna publicada en agosto del año pasado en El Líbero, Varela sostuvo que «la educación es un mercado donde los colegios y universidades compiten entre ellos por los mejores alumnos, por dar la mejor calidad y por mejorar la empleabilidad».

Junto con lo anterior, aseguró que «la solución para la educación no es la gratuidad ni la prohibición del lucro —y menos de la selección y el copago—, sino que el desafío es cómo seguir atrayendo inversiones, competencia y talento a un sector que la requiere con urgencia».

«Me parece lamentable que Sebastián Piñera haya electo para ser ministro de Educación a alguien que no tiene ninguna relación con temas educacionales, por el contrario, es un abogado empresarial, que más encima su expertise está en las fusiones de empresas» , advirtió a T13.cl la vocera de la Confech y presidenta FEUC, Josefina Canales.

La estudiante de pedagogía de la Universidad Católica afirmó que hubieran «esperado a alguien que por lo menos tuviera relación con la educación». En este marco, Canales detalló que interpretan que al anunciar a Varela, Piñera «enfatizó que entiende la educación como un mercado, que es lo que ha mencionado constantemente, por lo que estaremos en veredas totalmente opuestas».

Por su parte, el presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar, aseguró que como gremio han «quedado preocupados, porque Gerardo Varela tiene un perfil absolutamente neoliberal y libremercadista a ultranza».

El dirigente del gremio docente adelantó que revisaron su trayectoria y opiniones en columnas pasadas, y distinguieron que «es una persona ultra ideologizada a favor de la doctrina neoliberal, él ha hecho declaraciones en materia educacional en favor del lucro, propiciando una prioridad de la educación privada sobre la pública».

Según Aguilar, además, Varela «ha tenido dichos insolentes e irrespetuosos sobre nuestro gremio docente». Tras esto, el timonel del Colegio de Profesores advirtió que «no queremos a alguien con perfil empresarial, sino que académico y docente» y que si bien estarán «disponibles para reunirnos con él, su trayectoria muestra un perfil que nos deja preocupados».

Aguilar proyectó «una relación conflictiva entre el futuro ministro de Educación con el mundo social de la educación, con los estudiantes y los profesores», así que instó al Presidente electo Sebastián Piñera a que «instruya a Gerardo Varela a tener una postura mucho más dialogante que esa postura descalificatoria respecto al mundo social de la educación».

Fuente de la Noticia:

http://www.t13.cl/noticia/politica/confech-y-colegio-profesores-rechazan-perfil-del-futuro-ministro-educacion-pinera

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Chile: Piñera postula la educación como mercancía

Chile / 25 de enero de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: Página 12

El mandatario electo de Chile presentó a su gabinete; el nombramiento en Educación generó polémica

La designación de Gerardo Varela, abogado especialista en fusión de empresas y sin experiencia en temas educativos, recibió fuertes críticas de referentes estudiantiles, como Camila Vallejo. El gabinete es marcadamente conservador.

El presidente electo de Chile, el conservador Sebastián Piñera, presentó ayer en la sede del Congreso Nacional, en Santiago, a quienes integrarán a partir del 11 de marzo próximo el gabinete de su segundo gobierno. Los nombramientos, especialmente en los ministerios de Educación y Desarrollo Social, generaron polémica en diversos sectores de la sociedad chilena.

El gabinete del político derechista estará compuesto por 16 hombres y 7 mujeres, de los cuales hay cinco ministros que ya formaron parte de su anterior mandato (2010-2014). Entre ellos, el neoliberal Felipe Larraín al frente del Ministerio de Hacienda. En Interior y Seguridad Pública, Andrés Chadwick, y Secretaría General de Gobierno (Portavoz) Cecilia Pérez, repiten el mismo cargo. También acompañarán por segunda vez a Piñera el canciller Roberto Ampuero, quien anteriormente fue ministro de Cultura, y el responsable de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, que fue ministro de Relaciones Exteriores y hace un año asumió como presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), la cúpula patronal chilena.

Moreno, quien reemplazará al actual ministro comunista Marcos Barraza, sostuvo que una de sus metas será lograr “un progreso económico” acompañado de “un progreso humano que ayude a la calidad de vida de las personas”.

“Hay que modernizar la democracia, nuestras instituciones, al Estado, para que esté al servicio de los ciudadanos”, afirmó s Piñera, el acaudalado empresario de 68 años, quien recalcó que el sello de su Administración será “el progreso social”.

La designación de Moreno no pasó desapercibida y el senador por el Partido Socialista, Alfonso de Urresti, dijo al respecto en su cuenta de Twitter: “Me parece un contrasentido que el líder del principal conglomerado empresarial del país, como es la CPC, se haga cargo de un ministerio que se encarga del desarrollo social de nuestro país”.

Sin embargo, la lluvia de críticas vino en torno al nombramiento de Gerardo Varela al frente del Ministerio de Educación. El abogado ha hecho discurrir sus opiniones liberales en los medios conservadores chilenos El Líbero y El Mercurio. “La educación, como lo salud y la seguridad, son tanto derechos como bienes económicos”, señaló el pasado 18 de agosto del 2017 en su columna en el portal El Líbero. “La educación escolar, además, es una obligación para los padres. Pero la educación es también un bien económico; desde luego se puede comprar (…)”. Además, agrega, la solución para la educación “no es la gratuidad ni la prohibición del lucro –y menos de la selección y el copago–, sino que el desafío es cómo seguir atrayendo inversiones, competencia y talento”. Con estos términos, hizo referencia a los cambios que hubo al respecto durante el gobierno de Bachelet. Uno de los puntos era la eliminación gradual del financiamiento compartido o “copago”, que es el monto adicional que pagan los padres en algunos colegios subvencionados.

En cuánto al Estado, continuó Varela, tiene la obligación de asegurar “un mínimo de calidad”, y otorgar  “becas o préstamos a los que no tienen los medios”. Su crítica más dura al gobierno que termina el 11 de marzo se dirigió a las políticas universitarias:”Lo peor es lo que ha hecho este gobierno: negar a la educación su naturaleza de bien económico, limitar la autonomía universitaria, impedir su correcto financiamiento, desincentivar competencia y regalar plata a los universitarios, que serán los privilegiados de la sociedad”, aseveró en su columna el futuro ministro.

Con semejantes declaraciones, las reprobaciones no tardaron en llegar. La presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, Josefina Canales, declaró en Twitter: “Nos sorprende que nuevo ministro de Educación Gerardo Varela sea abogado especialista en fusión de empresas y que no tenga experiencia en temas educacionales. Es una mala señal si va a entender la educación como un bien de mercado”. Por su parte, el presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar, dijo en la misma red social que resulta imposible no quedar preocupados por el nombramiento del Ministro de Educación. Además, la diputada por el Partido Comunista Camila Vallejo, dijo estar sorprendida por la designación de Varela en la cartera de Educación, porque “defiende tajantemente la educación de mercado”. Y extendió su crítica a las demás áreas: “Es un gabinete profundamente conservador”, afirmó.

Cinco de los futuros ministros pertenecen a Renovación Nacional (RN), partido que representa a los sectores de la derecha tradicional chilena: el ex senador Alberto Espina (Defensa), la abogada Cecilia Pérez (Secretaría General de Gobierno), el abogado Nicolás Monckeberg (Trabajo y Previsión Social), el presidente del partido Cristián Monckeberg (Urbanismo y Vivienda) y el ex senador Baldo Prokurica (Minería).

Otros cuatro ministros vienen de las filas de la pinochetista Unión Demócrata Independiente (UDI): Andrés Chadwick (Interior y Seguridad Pública), el ex senador Hernán Larraín (Justicia y Derechos Humanos), el ex diputado Felipe Ward (Bienes Nacionales) e Isabel Pla (Mujer y Equidad de Género). Además, hay dos ministros vinculados a Evópoli, partido emergente identificado con la derecha más liberal, que son Gonzalo Blumel, (Secretaría General de la Presidencia) y Gloria Hutt (Transporte y Telecomunicaciones).

Fuente de la Noticia:

https://www.pagina12.com.ar/91122-pinera-postula-la-educacion-como-mercancia

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Seminario Internacional de Educación Superior para el Siglo XXI

Chile / 25 de enero de 2018 / Autor: 13i Chile / Fuente: Youtube

Publicado el 24 ene. 2018

Destacados expositores pasaron por el Seminario Internacional de Educación Superior para el Siglo XXI organizado por la Red CINDA. Entre ellos, Carolyn Hayle (University Council of Jamaica), Luis Loncomilla (Universidad Austral), María Elisa Zenteno (IAC), Mónica Marquina (Ministerio de Educación Argentina), y Peter Maassen (Universidad de Oslo), quienes conversaron con Carmen Gloria Solís sobre la importancia de la autonomía y calidad de la educación superior.

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=10j5LTTqZGY

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