COORDINACIÓN ACADÉMICA: Lucas Sablich (CLACSO y Universidad de Buenos Aires, Argentina) y Nicolas Sticotti (Universidad Nacional de Avellaneda, Argentina)
El libro, incluso en esta era definida por las tecnologías digitales de comunicación, sigue siendo el principal vehículo de transmisión de saberes y culturas. Poseedor de una carga simbólica insustituible, trae incorporadas dos lógicas en su definición. Una cultural e intangible, casi imposible de valuar, y otra de carácter material, vinculada al soporte, que tiene su interfaz por excelencia en el libro impreso. Tal como señala Pierre Bourdieu, el libro es “un objeto de doble faz, económica y simbólica, es a la vez mercancía y significación; el editor también es un personaje doble, que debe saber conciliar el arte y el dinero, el amor a la literatura y la búsqueda del beneficio” (Bourdieu, 1999: 242).
En este juego de múltiples valores se maneja la actividad editorial, incluso hoy, que se ve convertida en gran parte en un rubro no exento a la conformación de grandes oligopolios transnacionales propios de la globalización.
Sin embargo, en este mismo contexto de concentración, surgen también, gracias a los cambios tecnológicos determinantes tanto en la producción como en la circulación de libros, una cantidad enorme de pequeños y medianos proyectos editoriales a lo largo del continente. Estos proyectos, verdaderos garantes de la bibliodiversidad, se generan, prosperan o desaparecen en los más diversos contextos de crisis que asolan con demasiada recurrencia a América Latina.
Pequeños y medianos emprendimientos recogen una tradición editorial latinoamericana que tuvo su impulso moderno inicial con el aporte de editores que la diáspora de la guerra civil española llevó a México y Argentina principalmente, pero también a Venezuela, Uruguay, Chile, y el resto del continente americano. Un campo editorial que se fue consolidando no solamente con el trabajo de estos editores, sino también a través de las políticas y proyectos impulsados desde el Estado y las universidades públicas, como el Fondo de Cultura Económica mexicano o la Editorial de la Universidad de Buenos Aires en Argentina. Muchos de estos proyectos, que hasta fines de los sesenta del siglo pasado contaban con una vitalidad y un alcance muy significativo fueron cercenados por las distintas oleadas de dictaduras cívico-militares que sufrió el continente. Luego de este período, el ingreso a la incipiente globalización, sumado a la expansión transnacional de los primeros grupos españoles, pusieron un freno al desarrollo editorial latinoamericano.
A partir de este proceso que continúa aún hoy, atravesada por la revolución tecnológica de los medios digitales, la industria editorial en toda su cadena de valor, sufrió (y sufre) modificaciones sustanciales en sus procesos de producción y consumo. Estos procesos transforman la cultura de forma drástica, haciendo confluir la hibridez y mestizaje tanto de soportes como de lenguajes y narrativas (Roberto Igarza). No solo aparecen cambios en prácticas y procesos preexistentes, sino que aparecen nuevas apropiaciones y formas de relacionarse con los bienes culturales, sobre todo en aquellos surgidos de los procesos digitales. En este plano, se vuelve una necesidad para el sector la reflexión en torno a los cruces entre tecnología, convergencia digital, lectores/consumidores, libros y editoriales. ¿Cómo son las nuevas prácticas con la cultura escrita? ¿Se relacionan las nuevas pantallas tecnológicas y otras actividades de ocio y tiempo libre con la posibilidad de construir nuevos lectores? ¿Hay en los nuevos consumos posibilidades para los productos de la industria editorial?
Con obstinación y prepotencia de trabajo, la actividad editorial siempre termina sobreviviendo y desarrollándose. En un contexto de concentración mundializada, las claves para este desarrollo se verán en el trabajo mancomunado y las estrategias colaborativas de las editoriales independientes, pero también en las políticas públicas que se logren implementar desde el Estado. Estos cruces y tensiones conforman uno de los ejes fundamentales que atraviesa la propuesta de este curso.
A partir del uso de Internet para brindar servicios de biblioteca a distancia y a partir del uso de la computadora en las instituciones académicas para preparar y editar electrónicamente libros, revistas y documentos de trabajo, está cambiando la forma de trabajar en las áreas de biblioteca y de editorial de las instituciones de ciencias sociales. Este libro fue pensado para los bibliotecarios, editores, investigadores, informáticos, webmasters y otros protagonistas del proceso de crear, editar, procesar, difundir y brindar acceso a los conocimientos producidos por las ciencias sociales de América Latina y el Caribe.
Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=176&pageNum_rs_libros=120&totalRows_rs_libros=1396
La reciente reunión del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) discutió una amplia agenda de importancia cardinal para las ciencias sociales de la región. Uno de los puntos de la agenda fue el estudio de las solicitudes de afiliación de nuevos centros miembros, siendo admitido el Centro Internacional de Investigaciones “Otras Voces en Educación” como centro miembro pleno.
Este importante reconocimiento estimula a redoblar el trabajo del CII-OVE. Desde el año 2016 se vienen desplegando varios proyectos, entre ellos figura:
El portal “Otras Voces en Educación” que además de ser una estrategia comunicacional del magisterio internacional va construyendo la más importante base de datos sobre las transformaciones educativas mundiales; hoy contamos con más de 55.500 entradas y mas de 27 millones y medio de visitas,
El Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) que monitorea las reformas y contrarreformas educativas; en la actualidad el OIREPOD impulsa el Grupo de Contacto Internacional (GCI) conformado por gremios, sindicatos, educadores populares y pedagogos críticos de la región,
La revista arbitrada y una renovada política editorial
El programa de líneas de investigación.
Foros virtuales
Cursos de formación
La incorporación del CII-OVE a el CLACSO permitirá contar con un intercambio más fluido y directo con el tejido de centros miembros y redes asociadas del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales en el mundo. En los próximos días estaremos anunciado convocatorias y proyectos a través del portal Otras Voces en Educación.
Con gran emoción invitamos a la comunidad de investigadores e investigadoras a comunicarse con nosostres e informarse directamente de los proyectos que adelantamos lo pueden hacer escribiendo a: contacto@otrasvoceseneducaion.org.
Finalmente queremos expresar nuestro agradecimiento a Karina Batthyany secretaria ejecutiva de CLACSO y al comité directivo de esta institución por valorar nuestro trabajo y admitir nuestra solicitud.
Boaventura de Sousa Santos é um dos académicos de referência de Portugal. Com um trabalho notável na área da sociologia, prossegue com um percurso de discussão sobre a sociedade e as suas constantes transformações e metamorfoses, que é reconhecido nos quatro cantos do mundo, com traduções das suas obras para inúmeros idiomas. No entanto, na sua Universidade de Coimbra, faz parte, também, da sua história institucional, sendo responsável pelo seu Centro de Estudos Sociais e também por pertencer ao grupo de docentes que gizaram a criação da sua Faculdade de Economia. De igual modo, tem poesia escrita, tendo já lançado algumas coleções de poemas durante os inícios do presente século (entre outros, destaca-se “Escrita INKZ”, um anti-manifesto lírico de 2004).
Boaventura de Sousa Santos nasceu na aldeia de Quintela, no concelho de Penacova, Coimbra, a 15 de novembro de 1940. O seu percurso académico seria pautado pela licenciatura em Direito (a de Sociologia viria mais tarde, na abertura da Faculdade de Economia e do respetivo curso) na Universidade em Coimbra, em 1963, para além de se vir a doutorar na Universidade de Yale, nos Estados Unidos, em 1973. A sua tese de doutoramento debruçou-se sobre a realidade do Jacarezinho, uma favela no Rio de Janeiro, que lançaria em obra com “O Direito dos Oprimidos”. Abordaria, acima de tudo, o direito informal que atuava na resolução dos conflitos locais através da sua associação de moradores. No meio destas duas formações, esteve em Berlim a estudar Filosofia do Direito, realizando uma pós-graduação. Tornar-se-ia professor na Faculdade de Economia da Universidade de Coimbra, que ajudou a fundar e a instituir, tendo já sido assistente pouco tempo antes de ter viajado para os Estados Unidos. Aliás, o seu curso, então lecionado pela Faculdade de Letras, viria a passar para a de Economia, onde passou a lecionar. Atualmente, é professor catedrático jubilado dessa instituição.
Entre os diversos artigos científicos aos quais dá autoria, algumas obras de destaque do seu trabalho enumeram-se de seguida:
“Um Discurso sobre as Ciências” (1987);
“Pela Mão de Alice – o Social e o Político na Pós-Modernidade” (1994);
“Toward a New Legal Common Sense” (1995);
“A Crítica da Razão Indolente – Vol. I” (2000);
“O Fórum Social Mundial: Manual de Uso” (2005);
“A Gramática do Tempo: Para uma Nova Cultura Política” (2006);
“As Vozes do Mundo” (2008);
“Epistemologias do Sul” (2009);
“Se Deus fosse um Ativista dos Direitos Humanos” (2013)
“The End of the Cognitive Empire” (2018)
Poucos anos depois, em 1978, seria responsável por um grupo de investigadores que, ao abrigo da Revista Crítica de Ciências Sociais, decidiu desenvolver o Centro de Estudos Sociais na Universidade de Coimbra. Com o objetivo de ser um pólo transdisciplinar de investigação e de formação na área das ciências sociais, procurou acompanhar as transformações da sociedade contemporânea, desenvolvendo um trabalho científico sobre os seus desafios e as suas oportunidades. Para isso, e para além de trabalhos efetuados em cooperação com outras instituições nacionais e internacionais, realizaram diferentes certames, aproveitando as novas fontes de financiamento à comunidade académica.
Grande parte deste seu contributo académico ajudou-o a que também se tornasse professor visitante em diferentes instituições de vários países, tanto em Inglaterra como nos Estados Unidos. As áreas de interesse vocacionam-se principalmente para a Sociologia Política, a epistemologia, os estudos pós-coloniais, a globalização, os direitos humanos, a democracia participativa, os direitos humanos e a Sociologia do Direito, tendo trabalho de campo com observação direta e participante efetuado em diferentes países, tanto de língua portuguesa, como outros mais periféricos. A sua carreira investigadora começou, de forma consistente, precisamente, por se desenvolver já nos anos 1980, ampliando os seus horizontes na tentativa de encontrar, nas periferias, outras mundividências que pudessem funcionar como um contributo de melhoria da mundividência nacional e até europeia.
Explorou, assim, diferentes realidades na Ásia, na África e na América do Sul. O seu trabalho ajudou a impulsionar aquilo que seria o Fórum Social Mundial, vocacionado para encontrar diferentes vias para uma transformação social global, alicerçando-se numa perspetiva igualitária entre os diferentes países e numa rede entre eles cada vez mais ampla. Afeiçoou-se, assim, às chamadas “epistemologias do Sul”, isto é, os entendimentos, os paradigmas e os percursos científicos e o próprio estudo desse conhecimento recolhido, cruzando essas periferias com a posição mundialmente “semiperiférica” de Portugal.
O seu interesse na sociedade civil assegurou-se, de igual modo, com o cargo de coordenador científico do Observatório Permanente da Justiça Portuguesa, projeto albergado pelo seu Centro de Estudos Nacionais; com a finalidade de fomentar a aprendizagem do Direito, assim como acompanhar a atuação das instâncias penais e jurídicas do país. Aliás, o papel do organismo vem aumentando de preponderância, sendo um dos primeiros a produzir relatórios sobre o funcionamento dos seus órgãos. A isto, complementa-se, entre outros projetos, alguns desenvolvidos no âmbito da União Europeia. Foi com isso que liderou o projeto “ALICE – Espelhos estranhos, lições imprevistas: definindo para a Europa um novo modo de partilhar as experiências do mundo”. É uma visão de fora para dentro, tendo em linha de conta a possibilidade da UE e dos seus estados-membros poderem progredir no sentido da democratização, do constitucionalismo, da interculturalidade, da economia não-capitalista e dos direitos humanos. Sousa Santos foi já galardoado com diferentes doutoramentos Honoris Causa, assim como com o grau de Grande Oficial da Ordem Militar de Sant’Iago de Espada em 1996.
Antes, havia já fundado o Centro de Documentação 25 de Abril, criado em 1984, numa proposta de um grupo de investigadores que Boaventura encabeçou. O objetivo deste centro passou, assim, por fazer uma recolha de documentação nacional e internacional sobre as questões que envolveram o pré, o pós e o próprio processo do 25 de abril, da Revolução que ocorreu em Portugal e que impeliu à queda do regime ditatorial. A essa documentação, importava-lhe, também, organizar e pô-la à disposição da comunidade científica para ser objeto de investigação. É, atualmente, um dos mais relevantes acervos da história nacional.
Boaventura de Sousa Santos deu origem a vários conceitos novos no campo da Sociologia. Apresentou a dualidade da sociologia das ausências e a sociologia das emergências. A primeira corresponde a uma investigação sobre aquilo que não existe, que é assumido como algo que é ativamente produzido para assumir esse papel, proporcionando uma alternativa àquilo que existe. O seu objetivo passa, assim, por fazer com que aquilo que é impossível possa tornar-se possível e, por correspondência, as ausências se possam transformar em presenças. Para que isto se possa concretizar, existem cinco modos: o da monocultura do saber e do rigor do saber (na forma de ignorância ou de incultura), o da monocultura do tempo linear (na forma do que fica ultrapassado ou daquilo que é simples ou subdesenvolvido), o da lógica da classificação social (na forma do que é insuperavelmente inferior), o da lógica da escala dominante (na forma do que é particular ou do que é local, fechadas em pequenas escalas), e o da lógica produtivista (na forma do que é estéril e pouco profissional, no ponto de vista laboral).
Já a segunda, a sociologia das emergências procura visualizar o futuro, ao contrário do presente que é escrutinado pela das ausências. Aqui, o futuro é visto como um conjunto de possibilidades plurais, que podem ou não ser concretas, dando a perspetivar as alternativas que permitem ampliar o presente. Abre-se num contexto daquilo que pode ser e do que as próprias capacidades existentes permitem prever. Ambas permitem, assim, desacelerar o presente e efetuar uma vigilância ética atenta, particionando o presente no seu estudo e no estudo da sua sociedade (tipificada entre capitalismo, colonialismo e patriarcado). Outro conceito importante no seu pensamento é o de ecologia dos saberes, que é um encontro entre o conhecimento científico e o popular, cruzando a ciência com a sabedoria local, permitindo uma maior abrangência em relação ao desconhecido e opor-se à monocultura do conhecimento. A premissa que fica assente é a do conhecimento ser “interconhecimento”.
A sua posição crítica em relação ao pensamento moderno ocidental permanece com o estudo das linhas abissais que dividem o estudo da realidade à disposição, distinguindo o existente do inexistente. Aquilo que fica para lá dessas linhas é aquilo que se deve tornar invisível, gerando distinções que fragmentam o conhecimento. Assim, defende o pensamento pós-abissal, recetivo à diversidade do mundo e à sua plenitude, capaz de lhe dotar dessa ecologia de saberes, reconhecendo a pluralidade dos conhecimentos e colocando-os a interagir. Assim, esse pensamento estrutura-se a partir da co-presença radical, em que as diferentes práticas e os diferentes agentes dos dois lados das linhas abissais são simultâneos e, como tal, contemporâneos, assim como a renúncia a uma epistemologia que se negue a ser geral. Renuncia, assim, àquilo que entende como o epistemicídio, ou seja, a aniquilação e a invisibilidade de saberes e de culturas que ficam de parte dessas linhas abissais. Reconhece que se trata de um resultado da herança das relações coloniais, que incapacita as ex-colónias de poderem fazer parte da criação do conhecimento.
Do ponto de vista da Sociologia do Direito e do estudo da própria sociologia cruzada com a política, há outros termos de elevado interesse que Boaventura giza. Um deles é a interlegalidade, uma nova fenomenologia do Direito. Isto é, existem várias normativas do Direito que se cruzam e que combinam no julgamento e na resolução de situações, de conflitos e de casos que concernem a grupos sociais e aos seus cidadãos. Cruzam-se os instrumentos jurídicos oficiais com o direito consuetudinário (as normas associadas aos costumes e às regras que, embora não sejam leis, orientam o comportamento de uma comunidade e de quem nela participa), o direito comunitário, o direito local e até o direito global. A personalidade jurídica é, assim, aos olhos do sociólogo, algo cada vez mais complexo e híbrido, que deriva das experiências com diferentes ordens, tornando-as mais permeáveis a um diálogo e a uma atuação articulada.
Este pluralismo jurídico ajuda a que outro conceito se possa exprimir: o do Estado heterogéneo. Aqui, entram em coexistência diferentes lógicas de regulação que são protagonizadas por diferentes instâncias, que, muitas vezes, não têm comunicação entre si. A isso, contribui a crescente globalização, que reforça este tecido de várias ordens normativas, com variações ao longo do tempo e com a absorção de nuances vindas da diversidade cultural, que ajudam a que haja, porém, várias incoerências no seu funcionamento. Casos muito exemplares disto são os próprios países que já foram colónias, cuja herança cultural e normativa é diversa e intensa. Muitas vezes, são heranças antidemocráticas, reproduzindo formas de pensamento que descuram as experiências sociais. A isto, o pensador chama a razão indolente. A isto, subjaz uma postura apática e submissiva, fechando o horizonte a possíveis alterações e transformações, que podem e devem ser feitas. De igual modo, fecha-se numa racionalidade que é única e considerada até absoluta, não existindo outra forma de pensar e de viver, impossibilitando que outro paradigma se instale.
É de forma similar que observa outro tipo de razão: a metonímica. Esta, no entanto, vê a totalidade como imperativo da ordem, em que o todo tem primazia sobre todas as partes pelas quais é constituído. As partes só estão habilitadas a relacionar-se com o conceito do todo, havendo só simples variações que afetam o todo e as suas partes. Boaventura associa este tipo de razão à modernidade ocidental, fechando-se naquele todo e limitando a compreensão do mundo e, por conseguinte, a sua própria compreensão. Dão o mote para que se desenhe um conjunto de relações de dominação social entendidas como parte do fascismo social. Assiste-se à crise do contrato social, estabelecido entre Estado e seus cidadãos, desvalorizando-se as premissas da igualdade, da liberdade, da justiça e da solidariedade em prol de um crescente individualismo, em que cada um por si (ou organizados em pequenos grupos) procuram a satisfação dos seus próprios interesses. Implicada está, assim uma dominação à qual só a reivindicação dos direitos por parte de quem é oprimido é a solução. Este pode ter raiz nas relações de trabalho, nas relações de habitação (condomínio ou arrendamentos), nas relações financeiras (credor-devedor), entre outras. São modos de produção do poder social que ajudam a vislumbrar uma crise do atual moderno civilizacional ou, num discurso mais científico, do paradigma da modernidade.
Isto não deixa de antever, em relação ao paradigma dominante, o surgimento do paradigma emergente. Ao paradigma dominante, Boaventura acusa-o de ser distante e de não ter a capacidade de interferir com o objeto científico. Com o paradigma emergente, pretende, assim, uma relação mais estreita entre sujeito e objeto, identificando a sua reciprocidade como aquilo que fundamenta essa relação. O estudo direto do objeto pretende, assim, conseguir estudar, de forma indireta, o sujeito, sendo este, por sua vez, uma extensão do objeto. A isso, ajudam as causas da pluridisciplinaridade e da transdisciplinaridade, tornando mais estreita a convivência entre as ciências naturais e as sociais. Alega, até, que todo o conhecimento científico natural é científico social, devendo ser olhado de diferentes prismas metodológicos, procurando evitar a neutralidade e a não-interferência, sendo que, para o sociólogo, “todo o conhecimento é autoconhecimento”. Em vista, o conhecimento procura a construção de um novo senso comum, o que abre as portas a que este paradigma emergente seja, também, substituto do que domina a sociedade, abrindo as portas para que a ciência possa conceder sabedoria de vida.
Boaventura de Sousa Santos é, assim, um dos sociólogos de referência em Portugal, para além de ser assiduamente citado nas questões associadas à Sociologia do Direito pela comunidade académica internacional. O seu trabalho é de importância avultada, que contribui, ainda hoje, com muito para que a investigação científica possa ser mais profissionalizada e para que possa encontrar o seu espaço na sociedade civil. Assume, assim, um papel de charneira entre a sociedade e a comunidade académica, ligando-a à problematização da atualidade e conseguindo, com ela, produzir conhecimento e novas orientações para novas perceções da realidade. Esclarece, de igual modo, que a ciência pode e deve colocar em equação aquilo que se dá como assumido, tecendo diferentes caminhos para possíveis prescrições passadas ao Estado e aos seus. A importância que granjeou permanece, assim, como fundamental para que o que se faz no âmbito das ciências sociais portuguesas possam, nos dias de hoje, estar capacitadas em quantidade, em qualidade e em utilidade.
En los debates políticos y en diversos campos de las ciencias sociales, han sido notorias las dificultades para formular alternativas teóricas y políticas a la primacía total del mercado, cuya defensa más coherente ha sido formulada por el neoliberalismo. Estas dificultades se deben, en una importante medida, al hecho de que el neoliberalismo es debatido y confrontado como una teoría económica, cuando en realidad debe ser comprendido como el discurso hegemónico de un modelo civilizatorio, esto es, como una extraordinaria síntesis de los supuestos y valores básicos de la sociedad liberal moderna en torno al ser humano, la riqueza, la naturaleza, la historia, el progreso, el conocimiento y la buena vida. Las alternativas a las propuestas neoliberales y al modelo de vida que representan, no pueden buscarse en otros modelos o teorías en el campo de la economía ya que la economía misma como disciplina científica asume, en lo fundamental, la cosmovisión liberal. La expresión más potente de la eficacia del pensamiento científico moderno es lo que puede ser descrito literalmente como la naturalización de las relaciones sociales, la noción de acuerdo a la cual las características de la sociedad llamada moderna son la expresión de las tendencias espontáneas, naturales del desarrollo histórico de la sociedad. La sociedad liberal industrial se constituye desde esta perspectiva no sólo en el orden social deseable, sino en el único posible. Esta es la concepción según la cual nos encontramos hoy en un punto de llegada, sociedad sin ideologías, modelo civilizatorio único, globalizado, universal, que hace innecesaria la política, en la medida en que ya no hay alternativas posibles a ese modo de vida.
Autor/a: Lander, Edgardo Compilador o Editor- Dussel, Enrique D. – Mignolo, Walter D. – Coronil, Fernando – Escobar, Arturo – Castro-Gómez, Santiago – Moreno, Alejandro – López Segrera, Francisco – Quijano, Aníbal – Autor/a
Editorial/Editor: CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
Fuente e Imagen: http://biblioteca.clacso.edu.ar/colecciones/saladelectura/index.php?a=q&r=1&hs=1&t=1&q=otredad&j=dl&c=general&fqf=TX&Submit=buscar+en+CLACSO
Este libro colectivo pone a disposición del lector un conjunto de innovaciones teóricas orientadas a renovar el gran proyecto de la sociología latinoamericana. En tal sentido, desde un registro plural, el libro se propone reconceptualizar los tópicos clásicos que desde mediados del siglo XX inciden de modo protagónico en la conformación de la agenda pública de las ciencias sociales en la región. A la cabeza de estos asuntos se sitúan el problema del cambio social, la dilucidación de la especificidad continental en el concierto mundial, la evolución histórica del estado y de la economía, la prefiguración del futuro de América Latina, así como la permanente revisión de las coordenadas para una ciencia social crítica, científica y con pretensión transformadora.
Autores (as): Esteban Torres. [Editor]
Esteban Torres. Breno Bringel. Viviane Brachet-Márquez. Alfredo Falero. Juan Pablo Gonnet. Sergio Pignuoli Ocampo. Aldo Mascareño. Sérgio Costa. Guilherme Leite Gonçalves. Fernando Calderón. Kathya Araujo. Enrique de la Garza Toledo. José Maurício Domingues. José Aricó. [Autores y Autoras de Capítulo]
Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1960&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1387
Junto a epidemiólogos, matemáticos o informáticos que analizan sin descanso el movimiento del coronavirus, otros expertos empujan para evitar que se expanda. Son los antropólogos, psicólogos o sociólogos, cuyo trabajo no ocupa titulares pero ha sido clave para frenar epidemias tan devastadoras como la del ébola.
Las medidas de distancia social y confinamiento afectan más a sectores vulnerables y las políticas deben tratar de compensar esas desigualdades para evitar repercusiones duraderas, advierten los científicos sociales. / Adobe Stock
Por muy duras que sean, las medidas de confinamiento para evitar el contagio funcionan. Así se desprende de una investigación publicada en The Lancet Infectious Diseases en la que los autores concluyen que la cuarentena de personas con COVID-19, junto al cierre de centros educativos y el distanciamiento en el lugar de trabajo son medidas efectivas para reducir el número de casos de la enfermedad.
El estudio evalúa el efecto potencial de estas acciones en Singapur, uno de los primeros lugares que informó de casos importados. En un análisis publicado en la misma revista, los investigadores Joseph A. Lewnard y Nathan C. Lo de la Universidad de California (EEUU) ponen el foco en la dimensión ética de este confinamiento.
“Para superar este virus necesitaremos la experiencia de una amplia gama de disciplinas, desde las ciencias sociales y las humanidades hasta la medicina, la biología y la ingeniería”, dice Shah
“Es importante destacar que los líderes políticos deben promulgar políticas de cuarentena y distanciamiento social que no supongan sesgos contra ningún grupo de población. Los legados de las injusticias sociales y económicas perpetradas en nombre de la salud pública tienen repercusiones duraderas”, advierten.
Los científicos hacen referencia a las posibles reducciones de ingresos y pérdidas de empleo que afectan de forma desproporcionada a las poblaciones más desfavorecidas y piden políticas para reducir estos daños. Entre estos colectivos más vulnerables destacan las personas sin hogar, los reclusos, los mayores, las personas con discapacidad o los migrantes en situación irregular.
En emergencias sanitarias como la que estamos viviendo, los expertos en ciencias sociales se esfuerzan para que este tipo de medidas no dejen a nadie atrás. “Si queremos superar este virus necesitaremos la experiencia y los conocimientos de una amplia gama de disciplinas, desde las ciencias sociales y las humanidades hasta la medicina, la biología y la ingeniería”, indica a SINC Hetan Shah, director ejecutivo de la Academia Británica.
Medidas más humanas
En un artículo publicado en Nature a mediados de enero, cuando el coronavirus SARS-CoV-2 aún no había llegado al rango de pandemia, Shah recordaba que las epidemias son fenómenos biológicos, pero también sociales y destacaba el papel de la antropóloga Melissa Leach en su lucha contra el ébola. Para disminuir el riesgo de contagio y respetando todo lo posible las tradiciones de las comunidades, Leach propuso sustituir los rituales de entierro por otros más seguros, en lugar de eliminar las ceremonias por completo.
¿Cómo lo hizo? Ella y su equipo de la Plataforma de Antropología de Respuesta al Ébola reconocieron en Sierra Leona la importancia social de este ritual y hablaron con los líderes locales para sustituir las ceremonias físicas por otras no presenciales, logrando un acuerdo para retrasar algunas visitas tradicionales hasta después de la crisis.
Durante la crisis del ébola, el equipo de la antropóloga Melissa Leach fue crucial para reducir el riesgo de contagio: propuso sustituir los rituales de entierro por otros más seguros, en lugar de eliminar las ceremonias por completo
“Las medidas de salud pública se tambaleaban, a menudo, por razones sociales y culturales”, recordaba la antropóloga una vez superada la epidemia. “Fuimos capaces de nutrir las medidas de emergencia con las ciencias sociales ayudando a que fueran más efectivas”, resaltaba Leach, que dirige el Instituto de Estudios para el Desarrollo (Reino Unido).
En el caso de la pandemia actual, como recoge un editorial del LSE Impact Blog –un espacio de debate impulsado por la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres– las medidas de salud pública llevadas a cabo para prevenir la propagación del virus, desde el lavado de manos, al autoaislamiento o el cierre de ciudades, requieren de la investigación social para que sean efectivas.
“Las ciencias sociales tienen un papel fundamental para responder a este pandemia”, asegura Shah, y resalta los perfiles de dos profesionales de estas ciencias: los psicólogos y los economistas. Los primeros saben cómo fomentar comportamientos sociales que reduzcan la propagación del virus, mientras que los segundos pueden asesorar a la administración y a las empresas para encarar este bache económico.
Y no solo eso. En esta pandemia que lleva aparejada una oleada de bulos y desinformación, los psicólogos explican los mecanismos que están detrás de estas acciones y cómo nuestro cerebro está influido por los sesgos y por el miedo, lo que puede provocar que bajemos la guardia ante bulos o que procesemos mal los contenidos verídicos.
Imagen de archivo de agosto de 2014, durante la epidemia de ébola en Liberia. / EFE
Lecciones aprendidas de epidemias anteriores
Para afrontar la crisis actual, los científicos recomiendan analizar lo que se hizo en epidemias pasadas. Un documento publicado por la plataforma Ciencias Sociales en Acción Humanitaria –promovida por UNICEF y el Instituto de Estudios para el Desarrollo– recoge 15 lecciones aprendidas de epidemias de gripes y el SARS (una enfermedad respiratoria causada por otro coronavirus en 2003).
Muchas de ellas se pueden aplicar en estos momentos, como la transparencia informativa. Retener la información al público puede ser muy perjudicial puesto que si las personas no consiguen estos datos de las fuentes oficiales, confiarán en medios no fiables. En la pandemia de gripe A (H1N1) de 2009 se cuestionó la neutralidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) porque el público pensó que se había exagerado el riesgo en beneficio de las compañías farmacéuticas, que se beneficiarían con la acumulación de las vacunas.
“En estos momentos debería haber científicos sociales que aconsejen a los gobiernos y a las agencias sobre sus estrategias, como está ocurriendo dentro de la OMS”, señala Annie Wilkinson
Para evitarlo, los expertos que han elaborado el documento recomiendan a las autoridades ser transparentes sobre lo que se sabe de la epidemia y, también, sobre las limitaciones de los datos. “Las instituciones, los gobiernos nacionales o la OMS deben ser transparentes sobre su compromiso con los expertos y la industria farmacéutica para explicar cómo manejan los conflictos de intereses”, plantean.
“En estos momentos hay o debería haber científicos sociales que aconsejen a los gobiernos y a las agencias sobre sus estrategias, como está ocurriendo dentro de la OMS, por ejemplo”, señala a SINC Annie Wilkinson, coautora del informe y antropóloga del Instituto de Estudios para el Desarrollo.
Otro aspecto es evitar estigmatizar a determinados colectivos, como ocurrió con los españoles en la gripe de 1918, denominada comúnmente como ‘gripe española’. En el caso de esta pandemia cuyo origen tuvo lugar en la provincia de Hubei (China), las autoridades y los medios de comunicación han conseguido no etiquetar a esa población, al utilizar los nombres promovidos por la comunidad científica: la COVID-19 para hablar de la enfermedad y el SARS-CoV-2 para referirse al virus.
La pobreza dificulta el confinamiento
Como hemos visto, y tal y como analizaba en un artículo de opinión Manuel Franco, profesor de Epidemiología de la Universidad de Alcalá en Madrid y de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins (EEUU), las diferentes medidas para contener la expansión del virus no afectan igual a toda la población y pueden aumentar las desigualdades.
En este sentido, a las autoridades sanitarias y a los antropólogos les preocupa la incidencia de esta pandemia en países en vías de desarrollo, especialmente en África, donde abundan países con sistemas sanitarios débiles y sin protección social.
A las autoridades sanitarias y a los antropólogos les preocupa la incidencia de esta pandemia en África, donde abundan países con sistemas sanitarios débiles y sin protección social
“Los desafíos de manejar esta pandemia son enormes en el continente africano, al incluir a algunos de los países de ingresos más bajos del planeta y donde las desigualdades globales de riqueza son más pronunciadas”, declara a SINC Tamara Giles-Vernick, jefa de la Unidad de Investigación de Antropología de la Emergencia de Enfermedades del Instituto Pasteur (Francia) y coordinadora de Sonar-Global.
A un posible aumento de los casos en los centros hospitalarios que ponga en peligro su funcionamiento, como está ocurriendo en algunos puntos de Europa, se suma la falta de agua en algunas regiones y núcleos rurales. Tampoco ayuda la carencia de sistemas de alcantarillado, de recogida de residuos o de limpieza urbana de la que adolecen determinadas zonas.
A pesar de estas limitaciones, Giles-Vernick recalca que es un error referirse a África como un único ente sin reconocer su diversidad, y pide evitar los prejuicios. “Veo algunos artículos en la prensa que apuntan a la ‘cultura africana’ como una barrera para el confinamiento efectivo, pero debemos ser extremadamente cuidadosos al atribuir a la ‘cultura’ lo que, sobre todo, puede ser un problema de pobreza y de sus consecuencias”, sostiene.
Las ciencias sociales muestran que no es la cultura, sino la pobreza, la principal barrera para lograr que se cumplan las medidas preventivas. Y eso es algo que aprovechan los virus.
OtrasVocesenEducacion.org existe gracias al esfuerzo voluntario e independiente de un pequeño grupo de docentes que decidimos soñar con un espacio abierto de intercambio y debate.
¡Ayúdanos a mantener abiertas las puertas de esta aula!