Libro: Zapatismo o barbarie

Apuntes sobre el movimiento zapatista chiapaneco

Autor: Fernandez Farias, Marcelo Gustavo
Zapatismo o barbarie. Apuntes sobre el movimiento zapatista chiapaneco.­
1a ed.­ Mendoza : Fundíbulo Ediciones, 2013.
218 p. ; 14×21 cm.
ISBN 978­987­26423­4­1

Reseña: Este libro está basado en un trabajo de investigación titulado “La situación actual del zapatismo. Un ejemplo latinoamericano de reivindicación étnica”. Cuando comenzamos a trabajar sobre esta temática ni se nos cruzaba por la cabeza que este intento explicativo podría ser un libro.

En un primer momento, nuestra inquietud giraba en torno al indio y el indigenismo. Habíamos trabajado muy brevemente el pensamiento del anarquista mexicano Ricardo Flores Magón y estuvimos pendientes del conflicto de Oaxaca (2006) y la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). Aquella situación nos acercó a México y luego al Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

El abordaje no fue fácil. No fue fácil, sobre todo, porque no tuvimos teorías “limpias” desde las cuales “pinchar” las realidades que nos entregaban las comunidades indígenas chiapanecas y el zapatismo en general. Aquello que en un primer momento parecía una lectura lineal del proceso de formación, fortalecimiento y desarrollo del neozapatismo, se convirtió en una lectura de re-conocimiento de las mismas bases sobre las cuales estábamos parados.

Mucho hemos aprendido de los modos de las comunidades mayas y, sobre todo, mucho nos queda por aprender.

En este recorrido pusimos una pregunta por delante: ¿cuál es el lugar que ocupa la cuestión étnica dentro del conjunto de reivindicaciones sociales planteadas por el zapatismo? Para responder a esta pregunta participamos de encuentros y reuniones en donde se discutía sobre el movimiento zapatista y también sobre indigenismo y formas alternativas de construcción (alternativas al modo de relación-producción capitalista). Fue así que pudimos asistir a un ciclo de cine debate organizado por los integrantes de la CECA (Casa de la Expresión, la Cultura y el Arte) cuyo tema central era “Las luchas en Latinoamérica”. Este ciclo se proyectó durante el mes de diciembre de 2007 en la plaza Godoy Cruz (Mendoza-Argentina). Los audiovisuales que se proyectaron fueron: “Mujeres de Oaxaca” y “Crónica de una rebelión” (segunda parte). En este ámbito pudimos intercambiar ideas y puntos de vista con otras personas que asistieron al encuentro.

Un trabajo en una radio comunitaria en la Comunidad de San José, Lavalle, nos dio la posibilidad de conocer una parte de la realidad de los puesteros y la vida de campo lavallina. La relación con la CECA y el Centro de Documentación “Ideas del Sol” nos llevó a formar parte de una Red de Comercio Justo integrada –entre diversas organizaciones– por la UST (Unión de trabajadores rurales Sin Tierra de Lavalle). Conocer y participar en estos espacios nos ha dado la posibilidad de observar formas de vida y construcción del campo, modos y pautas diferentes a las que vivimos habitualmente en las ciudades.

Ese contacto con la UST nos llevó a participar, del 13 al 19 de julio de 2008, en la Escuela de la Memoria Histórica que se realizó en El Nihuil, San Rafael, Mendoza, que tuvo como organizador al MNCI (Movimiento Nacional Campesino Indígena). Este encuentro nacional reunió a 270 personas aproximadamente y tuvo como protagonistas al MOCASE (Movimiento Campesino de Santiago del Este- ro), al MOCAMI (Movimiento Campesino de Misiones), la Red Puna de Jujuy, al MCC (Movimiento Campesino de Córdoba), la Mesa campesina del Norte neuquino, la UST, entre otros y otras. Aquí se planteaba, en primera instancia, la recuperación de la memoria indígena y los conflictos y experiencias que se viven en el campo: expropiacio nes, alambradas, explotación, soja transgénica, etc.

La propuesta que hoy llega a tus manos está dividida en cuatro capítulos. El primero (Identidad) trata de abordar la cuestión indígena teniendo presente diversas interpretaciones que giran alrededor de la noción de identidad y cultura. El segundo (Multiculturalismo) se adentra en una discusión centrada en una crítica a las ciencias sociales occidentales (aquella parte más fuertemente vinculada con una idea eurocéntrica y colonial) y muestra los modos culturales zapatistas que se enfrentan-generan una alter- nativa a esta mirada. El tercer capítulo (La Otra Política Zapatista) enumera y desarrolla aquellas características que nosotros consideramos “fuera” de la política tradicional de partidos –de todas las tendencias existentes–. Esta “otra política” integra elementos tales como la religión, la mirada de (y hacia) la muerte y modos particularmente indígenas, entre otros ingredientes que hacen del Ejército Zapatista un ejército de nuevo tipo. Por último, en el capítulo 4 (Sexta Declaración de la Selva Lacandona: La Otra Campaña), hacemos un recorrido general desde el 1 de enero de 1994 y el levantamiento armado, pasando por la Sexta Declaración (2005) y su propuesta de construcción política para México; para terminar con el “Primer Coloquio in memoriam Andrés Aubry” de diciembre de 2007 y el “Tercer encuentro de los pueblos zapatistas con los pueblos del mundo – La Comandanta Ramona y los zapatistas” (realizado del 28 al 31 de diciembre de 2007 y el 1 de enero de 2008).

Queremos expresar aquí que el trabajo original fue finalizado a mediados del año 2008. El texto ha sido revisado para generar breves actualizaciones, sobre todo en lo relacionado a la posición del autor en función del proceso político que vive la Argentina. Luego de una serie de acontecimientos y acciones de gobierno (hablamos del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner), la derecha argentina se reorganizó poniendo en jaque todas aquellas políticas que habían redundado en beneficios sociales. Este ataque franco a un gobierno democrático con un alto nivel de aprobación popular (a setiembre de 2010), por sectores “muy poco democráticos” y radicalmente peli- grosos, nos ha llevado a revalorizar ciertos espacios esta- tales como freno a políticas neoliberales puras que, desde otros sectores, abundan. En el mismo derrotero, encontramos en los “neopopulismos latinoamericanos” (caso de Chávez en Venezuela, Correa en Ecuador o Evo en Bolivia) mecanismos de acción contrarios a la democracia liberal que, muchas veces, promueve un modelo económico neoliberal puro. (Follari, 2010)

Así y todo, entendemos que la validez de la propuesta zapatista es, como la vida de los pueblos originarios, muy anterior a lo que acabamos de redefinir. En el mismo sentido, creemos que existe una deuda pendiente: en primer lugar, de parte de los Estados invasores de España y Portugal que en 1492 perpetraron el primer genocidio de la historia moderna; y, en segundo lugar, de parte de los Estados latinoamericanos que aún no reconocen plena- mente los derechos y los “modos indios” de organización política y social. Lejos de comenzar a saldar esta deuda, no son pocos los proyectos capitalistas que buscan volver a expropiar a los pueblos originarios para hacer negocios con muchos y diversos bienes naturales. Por esto mismo, creemos que este trabajo puede contribuir a conocer un poco más sobre esta realidad.

Vale aclarar que sólo las seis declaraciones políticas que ha lanzado el neozapatismo para explicar sus planes para Chiapas, México y el mundo, suelen resultar ajenas a la “literatura” habitual de quienes se interesan por movimientos antisistémicos. En este punto, resaltamos que las seis declaraciones son la columna vertebral de este trabajo. Si acaso el lector pudiera sacar en limpio las ideas fundamentales de estas seis esquelas, el objetivo de esta pesquisa estaría cumplido.

Descargar: https://www.alainet.org/sites/default/files/zapatismo.o.barbarie-marcelo.fernandez.pdf

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Entrevista a Joaquín Miras Albarrán. “Actualmente no hay ejercicio de praxis ciudadana»

Entrevista a Joaquín Miras Albarrán sobre Praxis política y Estado republicano. Crítica del republicanismo liberal
“Actualmente no hay ejercicio de praxis ciudadana. La política está en manos de técnicos que, desde los aparatos de estado, ejercen el control”

Salvador López Arnal
Rebelión

 Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones aquí publicadas, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política Praxis política y estado republicano, ambos ensayos en El Viejo Topo.

Seguimos en la segunda parte de tu libro: «La República es una cultura común de vida. Crítica del republicanismo liberal». Te pedía un comentario de texto sobre una de tus afirmaciones: «El pensamiento que guía la praxis tampoco es filosofía, es sentido común convertido en buen sentido por el ejercicio continuado de su elaboración y por la reflexión sobre sus consecuencias. Es doxa, no episteme o ciencia». Te preguntaba si era entonces menos que ciencia, mera opinión, no saber justificado. Señalabas tú que «el kairos, la actividad concreta, la ambigüedad de los medios, la generalidad de la buena vida, el silogismo concreto, la irrepetibilidad y la experiencia de irrepetibilidad, el actuar sobre lo que hay y desde lo que se tiene, el poner de acuerdo es la praxis». A esa praxis le acompañaba «la experiencia y el enriquecer, el saber hacer, el saber de la contingencia, frónesis». La frónesis era reflexión sobre esto «explicitación ex post, de esto y conocimiento del mundo que esto crea, y del mundo en el que se genera este hacer, el ethos, la comunidad, fruto y matriz de eso». Podemos proseguir si te parece…

 El pensamiento que guía la praxis es, perdona la semi redundancia, pensamiento creador de praxis. Pensamiento nuevo que, ante situaciones concretas siempre nuevas –eso es la historicidad humana, o si se quiere, el kairós, la oportunidad siempre distinta, lo desconocido que adviene-, debe orientar, creándola, una alternativa de acción ajustada a éstas, una alternativa que sea nueva.

Ese pensamiento puede partir, lo hace si es sensato, de la experiencia generada por otras praxis anteriores que trataron de dar respuesta a situaciones anteriores. Y puede asumir los principios de orientación elaborados intelectualmente y asumidos por la gente organizada que genera esa actividad: la idea de justicia que comparta, si por ésta se entiende la igualdad de todos o tan solo la «igualdad de los iguales»; el fin o telos, que está en el principio de toda acción, orientándola. Pero, permíteme que insista…

Te lo permito por supuesto.

Esos principios inspiradores de la praxis, y el mismo saber experiencial acumulado, etcétera, deben servir como orientación de un hacer que aborda situaciones siempre nuevas, y debe ser, a su vez, una creación nueva. Por tanto, el pensamiento que guía la praxis es un pensamiento que se crea -todo hacer es siempre nuevo- y es un hacer original, porque no puede ser reiteración de saber hacer ante una realidad distinta. Debe ser fruto de un acto de imaginación intelectual. Lo importante, para tratar de responder a tu pregunta, es destacar la novedad, la creatividad, la imposibilidad de que sea útil la reiteración.

Es importante e interesante lo que señalas, ese remarcar la novedad, la creatividad.

Insisto en que el principio orientador, la axiología de valor que inspira la praxis, que puede ser «fijo» en la medida en que un periodo histórico, esto es, en que determinada sociedad, o parte de la misma, de un determinado periodo histórico lo asume, no puede predeterminar la praxis. Nos lo explica Aristóteles desde el comienzo de la Ética Nicomáquea, con el ejemplo de la buena alimentación –una parte de lo que es vida buena y salud buena-.

¿De qué va ese tema de la buena alimentación? No lo he tenido nunca muy presente, filosóficamente hablando.

Todo el mundo debe inspirar su praxis alimenticia en unos principios orientadores. Pero estos principios no nos dicen qué y cómo debemos comer cada uno de nosotros. Milón, el gran atleta, come comida por valor de diez minas diarias, pero esta cantidad de comida a nosotros, a mí cuanto menos, me mataría. Lo que es en concreto la praxis adecuada depende de cada unidad total concreta, de cada forma de vida de… etc. En política, ocurre lo mismo.

¿Y cómo ocurre lo mismo en política?

Inspirarse en un fin compartido –para Aristóteles, el fin no se discute- no permite saber cuál es la praxis concreta aplicable. La creación de algo nuevo, de una praxis nueva que dé respuesta a una situación nueva, en tanto creación de realidad nueva, no puede ser prevista, ni en consecuencia estudiada por científicos ni elaborada por la ciencia. Condicionales contrafácticos. Los hístores helénicos, Tucídides por ejemplo, y tal como nos explica Martínez Marzoa, muestran en sus escritos una consciencia de constante fugacidad del mundo y del momento, tienen consciencia de la irrepetibilidad, del cambio constante de las condiciones y circunstancias que han hecho posible lo hasta ese momento existente. Irrepetibilidad, si se quiere, consciencia de la irremediable constante irrepetibilidad de la realidad social. Lo que obliga a una constante creatividad, una creación nueva de nuevo hacer.

A este saber creador de nueva praxis, que se inspira en la experiencia, es a lo que Aristóteles le denomina frónesis.

El concepto ya ha parecido otras veces.

Sí, por supuesto. No es episteme es doxa, sentido común bien informado y formado, formado por la experiencia, experiencia que incluye el saber de la irrepetibilidad de los momentos. Capacidad imaginativa capaz de crear nuevas propuestas de acción que en una situación concreta, singular, nueva, posibiliten la obtención del éxito, el logro del fin propuesto. Su justificación está en la experiencia y el conocimiento de lo acaecido anteriormente.

Reconsidero lo expuesto por mi, hasta aquí, en respuesta a tu pregunta, y lo encuentro prolijo e insuficiente.

Creo que no lo es. ¿Por qué lo crees tú?

Porque podría interpretarse que lo que digo cabe dentro de una explicación sobre racionalidad, racionalidad entre medios y fines, por ejemplo. Un caso en que sabemos qué fin queremos alcanzar, en el que tenemos unos determinados recursos prefijados, y en el que la incógnita está en saber a qué situación objetiva nos enfrentamos y cómo aplicar nuestros recursos. No es así.

¿Cómo es entonces?

La praxis política es la actividad generada por los individuos organizados. Y el número de estos, y su hacer, la causa eficiente, tampoco está dada. El sujeto social activo es también un indefinido, no existe previamente, sino solo «en potencia». Por eso, para la tradición praxeológica también la Retórica es importante: es decir, es importante la interacción que posibilita la deliberación, el acuerdo y la integración de diversos sectores sociales en el movimiento organizado que lucha por un fin. Para lograr eso hay que debatir sobre los objetivos, hay que llegar a acuerdos. Por eso en la Retórica de Aristóteles, de pronto, aparece el tema de la felicidad, de la vida buena. El sujeto práxico, la causa eficiente de la praxis política, se autoconstituye mediante deliberación y acuerdo. No preexiste tampoco. Ha de ser creado deliberativamente: mediante interacción comunicativa y práxica. Todo esto pone aún más en crisis la interpretación de la política como una técnica o ingeniería de intervención a partir de saber fuerte, sobre el objeto social.

La frónesis política es, eres tú quien lo afirma, saber inherente al ejercicio de la ciudadanía: deliberación y acción. ¿Pero no hay mucho ejercicio de la ciudadanía sin apenas deliberación y con escasa acción?

Bueno, actualmente, no hay ejercicio de praxis ciudadana. La política está en manos de técnicos, que desde los aparatos de estado, ejercen el control. Pero esto no tiene nada que ver como la deliberación para la acción, con la frónesis, que implica protagonismo.

De hecho, y con la desaparición en Europa de los partidos denominados de masas, de esos instrumentos que, con todas las dificultades que se quiera, posibilitaban que las clases subalternas se organizasen, debatieran políticamente y actuasen como poder en sus ámbitos cotidianos de vida, la política ha dejado de ser democrática.

Con la máxima claridad, ahí queda dicho. Con coraje intelectual.

Las gentes votamos, y, en ocasiones, somos concitadas por instrumentos pagados y sostenidos por el poder institucional, a movilizarnos, a la «adhesión inquebrantable». Pero estamos socialmente atomizados. Como patatas en un saco de patatas. No tenemos capacidad de deliberación, ni de acción política inmediata. La frase sobre las patatas, ya sabes, es de Marx, de su obra El dieciocho brumario de Luis Napoleón Bonaparte. Es la obra en la que se estudia, por primera vez ese fenómeno político moderno que es el bonapartismo. Lo que vivimos, políticamente.

Dicho queda. ¿Por qué Aristóteles se desternillaría de risa ante etiquetas muy actuales, y muy de moda, como «ciencias políticas» o «politología»? De nuevo eres tú quien la afirma.

Creo que en buena medida casi he respondido a tu pregunta. Para Aristóteles la política no puede ser estudiada a priori, porque el saber político no es ciencia, dado que como la política aborda constantes situaciones nuevas el saber político posible es solo el que surge de la experiencia dilatada. Es saber de sentido común, doxa, mejorado por la práctica y su experiencia y a eso lo denomina frónesis. Aristóteles insiste en que la ciencia puede ser aprendida rápidamente por los jóvenes, pero no la frónesis. Por tanto, la noción de que uno pueda salir de la universidad cualificado como licenciado en ciencias políticas o en politología le hubiera hecho reírse.

Pues ahora, en nuestro ahora, se hubiera reído mucho y durante mucho tiempo. Desde tu perspectiva, me sitúo ahora en un ejemplo concreto, ¿qué fueron realmente las llamadas «leyes de Solón»? Te pregunto ahora sobre esto.

Cuando quieras.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=234878

Imagen: http://aprendiendosobreciudadania.blogspot.com/2011/06/derechos-humanos.html

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Colombia: Ministerio de Educación lanzó la estrategia ‘Activa tu gen ciudadano’

Colombia/Agosto de 2017/Fuente: El Pilón

En esta jornada, el Ministerio activó  el ‘Gen Ciudadano’ ,como se ha denominado esta estrategia en jóvenes y familias asistentes al Media Fest. Se trata de una apuesta del Gobierno nacional por promover una educación en valores que nos permita construir una mejor sociedad y nos invite a generar espacios de paz, reconciliación y aceptación en cada uno de nuestros entornos.

‘Gen Ciudadano’ busca coadyuvar en la formación de seres íntegros que no solo aprendan las áreas de conocimiento como matemáticas, lenguaje y ciencias, sino que sean buenos seres humanos y buenos ciudadanos.

Es una invitación para que cada uno de los colombianos active sus competencias ciudadanas, con el fin de aportar en la construcción de un mejor país.

Esto se realizará a través de la formación en valores y de una educación que promueva desde las aulas acciones que impacten positivamente a los estudiantes, y que estos a su vez se conviertan en multiplicadores del mensaje en sus hogares, sus barrios y su comunidad.

Teniendo en cuenta esto, y que las nuevas tecnologías han permitido el surgimiento y propagación de maneras alternativas de comunicar a las generaciones actuales, hoy los miles de jóvenes asistentes al Club Media Fest fueron los primeros en conocer esta estrategia para que desde su cotidianidad se apropie y expanda el mensaje del ‘Gen Ciudadano’, y a su vez contribuya a generar los escenarios necesarios para la resolución pacífica de conflictos, el diálogo respetuoso, la tolerancia y el respeto, como valores incondicionales para la transformación de nuestro país, que avanza en la consolidación de la paz.

Para esto, se contó con el apoyo de Matu Garcés, Alex Casas, Libardo Isaza y Julián González, reconocidos influenciadores de opinión juvenil a través de sus canales de videos y redes sociales, para que, a través de un diálogo ameno y dirigido a este segmento de la población, llevaran el mensaje de una manera mucho más efectiva y directa.

A través de un panel realizado en este encuentro de comunidades digitales, se lanzó una invitación para buscar y activar ese ‘Gen Ciudadano’ y convertirse en agente de cambio social multiplicador de buenas acciones. Los youtubers hablaron sobre la empatía, la ayuda a los demás, la solidaridad y de cuidar el lenguaje para no herir y sí construir, que son formas de activar ese gen.

Esta estrategia se estará propagando por cada uno de los espacios de la sociedad para que en un futuro muy próximo empecemos a recorrer la senda de una mejor sociedad y un mejor país, tal y como lo soñamos todos.

Fuente: http://elpilon.com.co/ministerio-de-educacion-lanzo-la-estrategia-activa-tu-gen-ciudadano/

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El periodista e investigador Raúl Zibechi publica “Latiendo resistencia.” (Zambra y Baladre) América Latina, cinco siglos de luchas populares

Por: Enric Llopis

Una marcha indígena que recorrió, durante dos meses, 600 kilómetros del territorio boliviano fue reprimida en septiembre de 2011, pero finalmente llegó a La Paz. Pretendía paralizar la construcción de una carretera que partía en dos el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure. La construcción de la vía de 305 kilómetros, entre los departamentos de Cochabamba y Beni, no se consultó previamente con las poblaciones afectadas. Estas apuntaron como trasfondo de la infraestructura, adjudicada a la constructora brasileña OAS, la extracción de crudo, de otros recursos naturales y la ampliación de la frontera agropecuaria. Las movilizaciones forzaron al presidente Evo Morales a dar marcha atrás en el megaproyecto.

En mayo de 2006 se produjo en Sao Paulo una desaforada ola de violencia tras la ofensiva de grupos narcotraficantes. Sin embargo, la represión por parte de las fuerzas de seguridad y escuadrones parapoliciales apuntó más allá de estas bandas, y cercenó la vida de 500 personas. ¿Con quiénes se encarnizó la acción represiva? Una de las fundadoras de Madres y Familiares de Víctimas de Violencia de la Baixada Santista aportó la clave de la masacre: “El Estado brasileño extermina a los pobres y a los negros de las favelas”. Hace algo más de una década también nació en Argentina la experiencia de organización popular “Paren de Fumigarnos”, con uno de los epicentros en Santa Fe. Esta provincia es, junto a Buenos Aires y Córdoba, una de las que más se ha volcado en el cultivo de la soja.

El periodista e investigador uruguayo Raúl Zibechi compila estos tres ejemplos, entre otros, en el libro “Latiendo resistencia. Mundos nuevos y guerras de despojo”, publicado en 2016 por Coordinación de Luchas contra la Precariedad Baladre y Zambra Iniciativas Sociales. Pero el ensayo de 210 páginas no sólo aborda una pluralidad de luchas, sino que –en la primera parte del libro- el articulista de Brecha y La Jornada plantea un giro en la perspectiva. En una entrevista realizada por el colectivo “Veredas Autónomas”, Zibechi propone un pensamiento crítico no tan vinculado a la tradición eurocéntrica, sino que eche raíces en las tradiciones singulares de América Latina; por ejemplo en los quilombos, caracoles, comunidades y cabildos. Así, “el quilombo de Palmares duró más años que la Unión Soviética”, recuerda Raúl Zibechi. Organizado en 1580 y finiquitado en 1710, fue un territorio libre promovido en Brasil por esclavos negros, fugitivos y sus descendientes. No se trata de una cuestión menor, ya que pese a que sufrieran asesinatos masivos, tanto los quilombos como los palenques y las rebeliones indígenas desempeñaron un rol capital en la derrota de los imperios hispano y portugués.

En este punto Zibechi hace visible una de las significativas contradicciones de la izquierda. Se hace visible una parte del pasado, mientras que se silencia otro. La izquierda celebra, porque los considera propios, a “milicos criollos que se limitaron a continuar la tarea exterminadora de los conquistadores”. Sus figuras se exhiben en muchas de las plazas de América Latina. Los ensayos de este periodista militante, y que lleva tres décadas recorriendo el continente acompañando a los movimientos populares, suponen un aldabonazo contra el pensamiento adormecido y la anestesia burocrática. Autor de libros como “Descolonizar al resistencia”, “Política y miseria” y “Territorios en resistencia”, antepone la ética (“que ata palabras y formas de vida”) a manifiestos y discursos, “que en muchos casos se los llevan las urnas”. Y este profundo sentido ético le lleva a valorar como dos grandes revoluciones la del movimiento zapatista y la Comuna de París (“una creación heroica de los obreros”). No es casualidad que el “mandar obedeciendo” del zapatismo se extienda, de manera fluida y por empatía natural, entre pueblos como el mapuche o los aymara de Bolivia.

Precisamente su estancia en la “escuelita” zapatista le llevó a Zibechi a asumir grandes lecciones. Entre otras, que para transformar el mundo no hace falta tomar el poder del estado; o que no existe la reflexión teórica al margen de la práctica. “No es lo mismo reflexionar en un despacho rodeado de libros, con aire acondicionado y cómodos sillones, que después de dormir sobre una tabla/cama; o hacerlo en el cafetal colectivo después de un día trajinando con el ganado”. Puede que esto ya se supiera, en la teoría; pero, asevera el periodista, “no lo sentíamos en el alma y en el cuerpo”. Por otra parte, más que centrarse en arquetipos, fósiles, de sujetos revolucionarios extraídos de los manuales, Raúl Zibechi prefiere referirse a la extraordinaria heterogeneidad de los “abajos”, lo que incluye a marineros, campesinos sin tierra, delincuentes, borrachos, negros, mestizos, prostitutas, blancos, tullidos y enfermos. Asimismo fue una multiplicidad de sujetos la que se rebeló contra los amos durante la época del esclavismo.

En “Latiendo resistencia” Zibechi defiende la descolonización del pensamiento crítico. Y, para ello, pone como ejemplo la idea de Autonomía. La tradición europea bebe de la autogestión obrera de las fábricas y autores como Pannekoek (“Los consejos obreros”); asimismo de Castoriadis y el colectivo “Socialismo o Barbarie”, que pone el énfasis en la capacidad del individuo y de las masas para regir su vida; la historia de la autonomía obrera en Europa se apoya en una sucesión muy conocida de experiencias: los soviets de la Revolución Rusa (1905 y 1917); los consejos fabriles en Italia (1919) y Alemania (1918); la Barcelona autogestionada de 1936 o mayo de 1968 en Francia. Según Zibechi, “En América Latina estamos ante otra genealogía”. Ésta incluye no sólo la autonomía zapatista, el alzamiento aymara del año 2000 en Bolivia, la Asamblea de los Pueblos de Oaxaca o los asentamientos de los “sin tierra” en Brasil; sino al líder indígena Tupac Amaru, que encabezó en 1780 las revueltas en el Virreinato de La Plata y el Perú, durante el Imperio Hispano. Derrotado, la cabeza de Tupac Amaru terminó exhibiéndose en la punta de una lanza. El caudillo inca Tupac Katari, rey de los aymaras, no tuvo mejor fortuna, tras sitiar La Paz a finales del siglo XVIII con decenas de miles de seguidores.

Esta raigambre latinoamericana –que no es ilustrada ni racionalista, ni se concreta como en Occidente en los derechos humanos y de ciudadanía- podría continuar con Zapata y Pancho Villa, Haití (después de 1804), los esclavos deportados de África o los quilombos, palenques y cimarrones. “Todas estas luchas fueron aplastadas a sangre y fuego”, resume el investigador uruguayo. Expresiones actuales de esta tradición, explica el autor de “Política y miseria”, son las Juntas de Buen Gobierno zapatista, la autonomía mapuche o los Cabildos Nasa del Cauca. Una de sus características es que abordan la vida de modo integral, desde la agricultura hasta el modo de impartir justicia. Son las raíces que distinguen a la socialdemocracia, el marxismo y el anarquismo, derivados de la razón ilustrada europea; del Sumak Kawsay (Buen Vivir) y el Sumak Qamaña (Vivir Bien) de los quichuas en Ecuador y los aymaras y quechuas, en Bolivia.

Otra de las diferencias respecto a Europa es que en América Latina determinados grupos fueron relegados directamente a la zona del “no-Ser”: allí donde la vida no se tiene en consideración. El sociólogo peruano Aníbal Quijano ha señalado la construcción de los estados nacionales en América Latina a partir de la noción de raza y la idea de colonialidad del poder. Otro distingo respecto a la vieja metrópoli radica en que en Latinoamérica la masacre es el modo de proceder habitual. “Sólo el color de piel explica el diferente trato que tuvieron Tupac Amaru y Tupac Katari, así como todos los indios, negros y mestizos”. Zibechi extiende al presente la idea de masacre: la asociación Madres de Mayo hizo cuenta de 25 escabechinas en Brasil entre 1990 y 2012, cuyas víctimas principales fueron negros/jóvenes/pobres de las favelas. Podrían incluirse una miríada de ejemplos en diferentes países y periodos; uno de los que cita Zibechi es la matanza en 1907 de 3.600 mineros en huelga en Santa María de Iquique (Chile). “Es el modo de advertir a los de abajo que no deben moverse del lugar asignado”, remata el escritor uruguayo.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=230102

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«Mi escuela es formidable porque no hay reuniones: ¿Dónde quedan los procesos participativos?

Por Jaume Martínez Bonafé.

Si cuando voy a la reunión del Claustro ya sé que nada va a cambiar, porque todo discurre en el interior de un campo de juego marcado por adelantado, es muy difícil ilusionarse por lo que aún se desconoce.

En una conversación con maestras y maestros de enseñanza primaria alguien dijo: “!Mi escuela es formidable porque casi no se hacen reuniones!”. ¿Qué le ha pasado a la democracia, al sentido original de la participación, al deseo en la construcción de lo público, para que nos aburran las reuniones?

No seré tan cínico como para dejar solo en la boca de aquel colega lo que a mí mismo me ha sucedido al vivir con resignación y hastío muchas de las convocatorias a reunión de Consejo de Departamento. La cuestión, por tanto, más allá de las actitudes de cada cual, es si los procedimientos de los que nos dotamos en los procesos participativos responden realmente a la construcción de un proyecto público o simplemente sostienen lo que es puramente formal: una democracia de consumo, algo ya construido para que no sea necesario soñarlo de nuevo.

Me parece imposible pensar, enriquecer, mejorar la escuela pública, hacer más pública la escuela pública, si no nos dotamos de procesos de discusión y toma de decisiones en los que la pluralidad real de la vida social se sienta reconocida, y los significados diversos con los que dotamos de sentido a nuestras prácticas no puedan ser conocidos y contrastados.

Somos sujetos políticos, sujetos sujetados, pero sujetos, con capacidad para la construcción del proyecto público de educación. Cuando se reduce, se niega, o se pervierte el sentido original de nuestra participación, se nos traslada a la condición de objeto, se nos impide sabernos, sentirnos sujetos. Me parece que el 15 M fue una clara manifestación de la indignación por el proceso progresivo de reduccionismo de nuestra capacidad de ser sujeto, de nuestra capacidad de poder y querer protagonizar la política, todos los sentidos cotidianos de la política.

Ustedes me disculparán este rollo, pero no puedo entender la escuela, la escuela que es de todos y todas, y que está hecha por todas y todos, no puedo entender ese espacio público común, dialógico y plural, sin la voluntad de participación activa y consciente de todos y todas. Por eso no sería mala idea que a quienes el asunto nos preocupa echáramos un vistazo, bueno, un vistazo en profundidad, a los mecanismos y dispositivos que poco a poco pervierten y dificultan la política viva, la política de la participación real en la escuela.

Apunto algunas cuestiones, que podrán estar presentes en ese análisis. La primera, la institucionalización burocratizante de la práctica. Recuerdo aquella escuela que hacía asambleas con los chavales los viernes por la tarde, y decía que practicaba la pedagogía freinet, mientras la vaciaba de significado. La segunda, la tecnologización de la experiencia educativa: un día le pedí a un colega de la Facultad sus horas de la tarde para hacer una salida a la ciudad con mis alumnos, y me dijo que me las cedería encantado pero tenía mucha dificultad porque le rompía su programación que desde el inicio de curso cumplía a rajatabla. La tercera, la profesionalización del expertismo. Nunca olvidaré la transformación de aquel despacho en el que originalmente se reunía un equipo de maestras en formato de dirección colegiada de la escuela, y acabó en desierto solitario de un barbudo que aportó sus titulaciones y diplomas para optar a la nueva dirección de la escuela. Cada cual puede proseguir su particular listado. Yo apuntaré una última cuestión: el sentido de la política y la participación: la política como eje de las transformaciones sociales o la política como negación de esas transformaciones, quedando en un plano puramente instrumental y técnico. Si cuando voy a la reunión del Claustro ya se que nada va a cambiar, porque todo discurre en el interior de un campo de juego marcado de antemano, es muy difícil ilusionarse por lo que todavía se desconoce, por lo que todavía puede ser posible.

Claro que el asunto problemático de la democracia real y la participación activa no está solo dentro de la escuela. También habrá que leerlo en otros planos o espacios institucionales. Si las leyes educativas se hacen al margen de la opinión, la experiencia, y el saber de los maestros y las maestras, de los padres y las madres, de los niños y las niñas, no me digan luego que esperan de estos sectores de la sociedad civil una ilusionada participación en la implementación y desarrollo de esas leyes. Algo de esto creo que se está recordando en la llamada Subcomisión para el Pacto Educativo. A ver si se hace posible,…

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/05/25/mi-escuela-es-formidable-porque-no-hay-reuniones-donde-quedan-los-procesos-participativos/

Fotografía:  El Diario de la Educación

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