«Las y los universitarios que trabajamos a distancia o en línea, desde hace más de 17 meses, lo hacemos no por gusto, sino por necesidad de salud pública y personal…»
Universidades: Sí queremos regresar a las aulas, pero no así.
Hace unos días, una nota de SDPnoticias y otros medios registra algunas declaraciones del presidente López Obrador sobre el regreso a clases presenciales en las universidades públicas. Son declaraciones desafortunadas porque no consideran todos los factores inmersos en la eventual vuelta a las aulas ni a la complejidad de la labor docente.
“En la mañanera del 7 de octubre, el presidente AMLO se lanzó contra las universidades y escuelas públicas que no han regresado a clases presenciales, como la UNAM. El presidente AMLO cuestionó que si el personal de las universidades públicas está muy cómodo recibiendo dinero desde sus casas y sin correr ningún riesgo… El mandatario señaló que no regresar a clases presenciales significa un atraso…”
“¿Por qué muchas universidades no regresan a clases? (…) ¿Está muy cómodo para quien está recibiendo su dinero y está en su casa y no corre ningún riesgo?, ¿Y nos vamos a acostumbrar a eso? Todo eso significa atraso”
AMLO EN SU CONFERENCIA MAÑANERA
En la misma conferencia del jueves pasado, “López Obrador hizo un llamado a estudiantes para que ya regresen a las escuelas porque es “tóxico, enajenante, estar solo sometido a los sistemas de internet”. Y agregó que “…el personal de las escuelas ‘está muy cómodo’ en su casa trabajando en línea, pero no nos podemos acostumbrar a esta modalidad.”… “Recordó que las y los profesores ya están vacunados y no se registran brotes tras el regreso a clases en agosto pasado.” (1)
La principal universidad pública del país, la UNAM, respondió a lo dicho por AMLO con este breve comunicado: “Como se informó desde un inicio, el regreso a las aulas se intensificará una vez que el semáforo epidemiológico pase al color verde.”
Debe saber el jefe del ejecutivo federal que las clases no se han interrumpido desde que se inició oficialmente la pandemia por Covid, en marzo de 2020. Aunque es obvio que éstas se han realizado en línea, con sus pros y sus contras. Y que las y los docentes de educación superior no hemos recibido apoyos logísticos ni económicos durante los últimos 17 meses para realizar nuestras responsabilidades académicas: Apenas en la quincena 18 de este 2021, se nos pagó un bono único y extraordinario por un total de $720.
¿Cómo nos han apoyado a los universitarios, como instituciones educativas, en los gastos que hemos realizado por el pago de servicios de internet, de conectividad y de mantenimiento o reparación de nuestros equipos electrónicos para continuar con las clases a distancia?
¿Tiene conocimiento el presidente de la república que las y los docentes de educación superior pagamos de nuestra bolsa los equipos, servicios e insumos relacionados con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación? ¿Sabe que realizar labores de enseñanza desde nuestros hogares no es una cuestión que se dé como “miel sobre hojuelas”?
En principio, esas herramientas de trabajo deberían de ser proporcionadas por el patrón (o sea la SEP, para el caso de la escuela pública), para todos y cada uno de las y los trabajadores de la educación que requerimos de tales equipos o servicios, sin los cuales sería imposible realizar nuestras labores académicas.
Además, los protocolos institucionales de seguridad sanitaria no han sido cumplidos. Si bien es cierto que la mayoría de las y los docentes hemos sido oportunamente vacunados (por ser personal educativo o por edad), lo evidente es que aún no hay condiciones adecuadas para regresar al formato de clases presenciales. Un factor importante, por ejemplo, aparte de las condiciones de higiene y de seguridad sanitaria en los recintos universitarios, pendientes, y la falta de determinación del comité de epidemiología federal (semáforo sanitario), es la incompleta vacunación de las y los estudiantes mayores de 18 años.
Por otra parte, quienes trabajamos en las universidades no solamente nos dedicamos a atender a las y los estudiantes en los salones. Además, llevamos a cabo reuniones colegiadas; asesoramos de manera personalizada a las y los alumnos en activo, así como a egresados. Participamos en la asesoría de procesos de titulación y en exámenes profesionales. Llevamos a cabo, entre muchas otras actividades, eventos académicos o atendemos diferentes tareas que implican acompañamientos a prácticas profesionales; y damos seguimiento a nuestros estudiantes, a través de reuniones diversas con los representantes de las instituciones receptoras.
Las y los universitarios que trabajamos a distancia o en línea, desde hace más de 17 meses, lo hacemos no por gusto, sino por necesidad de salud pública y personal.
Éste no es un asunto de “ideologías políticas”, ni de posiciones irreductibles o evasivas de responsabilidades. Éste es, más bien, un asunto de condiciones laborales de trabajo, frente a las cuales las autoridades educativas sólo han cumplido con una parte, pero donde aún quedan muchos asuntos pendientes por atender y resolver.
Debido a que las y los universitarios no hemos recibido los apoyos necesarios para desempeñar nuestras labores cotidianas, hasta el momento, tanto en la parte logística como económica, queda la impresión que en el ámbito de las decisiones de este tipo las autoridades educativas, federales y estatales, sólo se limitan a decir: “los apoyos para la educación superior, después…”
Sí queremos regresar a las aulas y a atender nuestras múltiples tareas universitarias, pero no así.
Fuente consultada:
(1) Nota de Gabriela Hernández. “Mañanera de AMLO, 7 de octubre: Regreso a clases, Pío López Obrador, Luis Videgaray, elecciones en Tlaquepaque, litio y más”. SDP Noticias, 7 de octubre, 2021.
Contacto de Juan Carlos Arroyo Miranda: jcmqro3@yahoo.com y @jcma23
Publicado en SDPnoticias
Fuente: https://profelandia.com/apoyos-a-la-educacion-superior-despues/