España: Clásicos en peligro de extinción: así han cambiado las lecturas en clase

España/ 03 de marzo de 2017/Autor: M.R. Martín/ Fuente: http://www.libertaddigital.com/

Parece un hecho que los alumnos han dejado de leer algunos clásicos en clase: ¿qué ha cambiado en estos años?

De El Quijote que hace unas décadastodos los alumnos españoles tenían que leer en la adolescencia se ha pasado a una situación muy distinta: los cambios en las leyes educativas, la mayor independencia de centros y profesores, la disminución de horas para Lengua y Literatura y la descentralización han llevado casi a la extinción a algunos clásicos antes imprescindibles en las aulas españolas.

La tónica ahora es perseguir que el adolescente se acerque por sí mismo a la lectura y eso pasa por identificar los libros con placer y no con obligación, lo que hace que, en muchos centros, hayan caído en el olvido los clásicos que forzaban al alumno a enfrentarse a un lenguaje y una época distintas, a una lectura exigente y a muchas páginas de extensión. Aunque la situación, hoy por hoy, depende de cada profesor y es distinta en cada centro -y en muchos todavía hay que leer a Cervantes- sí es un hecho que los grandes autores de la literatura española se leen menos que antes.

¿Qué se leía hace unos años?

El extinto bachillerato implantado en los 70 y los sistemas anteriores establecían la obligatoriedad de leer una serie de clásicos españoles. Así lo recogía el decreto de 1975 que regulaba el currículo del extinto BUP:

«Se llevará al alumno al conocimiento e interpretación de las obras literarias, poniendo de relieve los aspectos de la cultura de un pueblo que se manifiestan en el idioma».

En BUP, el alumno, ya fuera de Ciencias o Letras, tenía cinco horas semanales de Lengua y Literatura. La lectura obligatoria de los clásicos españoles, de la Edad Media al XX, recaía fundamentalmente en el tercer curso, aunque en primero y segundo se establecía la «obligación» de leer seis obras de entre un listado diseñado la Dirección General de Ordenación Educativa entre los que se encontraban, por ejemplo, obras de Buero Vallejo, Miguel Delibes o Torcuato Luca de Tena. En cuanto a los «clásicos» que había que leer en tercero, eran los siguientes:

Cantar de Mio Cid o Milagros de Nuestra Señora o El Libro de Buen Amor

La Celestina y Las Coplas de Jorge Manrique

Lazarillo de Tormes o Libro de la Vida o De los Nombres de Cristo

– Obra poética de Garcilaso de la Vega o San Juan de la Cruz o Fray Luis de León

El Quijote

El Buscón o una antología de Góngora o una antología de Quevedo

Fuenteovejuna o La Vida es Sueño o El condenado por desconfiado o El burlador de Sevilla o La verdad sospechosa

– Textos de Feijóo o Jovellanos, o Las Cartas Marruecas o El sí de las niñas

– Artículos de Larra o El Estudiante de Salamanca o las Rimas de Bécquer o Traidor, inconfeso y mártir o Don Álvaro o la fuerza del Sino

– Una obra de Galdós (se citan como ejemplo Miau y Fortunata y Jacinta) o La Regenta

Además, se incluía el «estudio especial» de tres obras extranjeras: alguna obra de Shakespeare, alguna de Moliere y alguna de Dostoyevski.

En COU, la literatura -no así la lengua- dejó de ser obligatoria para ser optativa para alumnos de Letras. La asignatura incluía también una serie de lecturas obligatorias para la prueba de acceso a la Universidad, del siglo XX español. Entre ellas estaban San Manuel Bueno, mártir; La Casa de Bernarda Alba o Luces de Bohemia; La Colmena o Tiempo de Silencio, Pedro Páramo o Cien años de Soledad

¿Qué se lee ahora?

Las reformas educativas y la descentralización han cambiado drásticamente el concepto de lectura obligatoria, que prácticamente desaparece de la normativa estatal. En las indicaciones del Ministerio de Educación sobre bachillerato, se establece que «es importantefavorecer la lectura libre de obras de la literatura española y universal de todos los tiempos y de la literatura juvenil». «Se trata de conseguir lectores que continúen leyendo», añade el texto, que enfatiza que se procurará fomentar su comprensión lectora a través «de una lectura analítica y comparada de distintos fragmentos y obras». En el desarrollo del currículo del actual Bachillerato, tampoco hay mención a obras obligatorias. Esto es lo que se indica:

«Lectura libre de obras de la literatura española y universal y de la literatura juvenil como fuente de placer, de enriquecimiento personal y de conocimiento del mundo para lograr el desarrollo de sus propios gustos e intereses literarios y su autonomía lectora. Introducción a la literatura a través de los textos. Aproximación a los géneros literarios y a las obras más representativas de la literatura española de la Edad Media al Siglo de Oro a través de la lectura y explicación de fragmentos significativos y, en su caso, textos completos (…)»

Las generalidades transmitidas desde Educación se traducen en que la situación puede variar radicalmente de una comunidad autónoma a otra y, sobre todo, de un colegio a otro. Desde las consejerías de Educación de distintas autonomías consultadas por LD, se coincide en que no hay libros «obligatorios» porque la decisión última recae en el claustro del centro educativo y en el propio profesor, «en el uso de su autonomía pedagógica». La administración educativa sólo tiene como competencias supervisar los materiales didácticos entre los que se incluyen tanto los libros de texto como las lecturas.

Hay autonomías, como Castilla y León, que sí citan como recomendación dos obras concretas: El Lazarillo y El Quijote. Otras se remiten a la decisión del centro o a las indicaciones, en su caso, del Consejo de Universidades para la prueba de acceso. Tampoco aquí hay acuerdo: según el año o la autonomía, ha habido, o no, exámenes sobre libros específicos. Así, en Galicia se ha pedido la lectura, según el curso, de La fundación, Plenilunio, Campos de Castilla, El Aleph o Crónica de una Muerte anunciada. En Andalucía, se ha «recomendado» la lectura para la prueba de El árbol de la ciencia, Luces de Bohemia, Crónica de una muerte anunciada y Los girasoles ciegos. Lo habitual en muchas autonomías, en cualquier caso, es que se valore en el examen el comentario en sí, y no la lectura de un libro en particular.

Hoy por hoy, por tanto, hay tantas listas de libros como centros educativos, y el motivo para seleccionarlos puede ser tan arbitrario como el origen del propio autor: en Andalucía, desde la Junta también se recomienda la lectura de «algunos poetas andaluces del 27», es decir: Lorca y Alberti sí, pero Pedro Salinas y Jorge Guillén no. Hay colegios que sí piden leer clásicos como El conde Lucanor o La Celestina, pero pocos son los que piden ambos. El Cid ha desaparecido de la inmensa mayoría de centros y lo mismo ha ocurrido con clásicos del siglo XX como Cien Años de Soledad o La Colmena, sustituidos por libros más cortos de García Márquez y Cela, como la citada Crónica o La familia de Pascual Duarte u otras novelas de la segunda mitad del siglo XX, en principio más accesibles, como Sin noticias de Gurb.

El cuento también se impone sobre las grandes novelas del realismo: es más habitual leer alguna antología de Clarín que su obra cumbre: La Regenta. Y también priman las antologías de poemas del 27 o del 98 frente a libros como Platero y yo, Campos de Castilla o el Romancero Gitano -aunque García Lorca sigue siendo muy leído en las aulas-. Entre tanto, Carlos Ruiz Zafón y libros como Cometas en el cielo han ganado frente al teatro de Buero Vallejo en Secundaria. En general, la lista total de libros por curso se ha reducido a tres o cuatro: un instituto público madrileño sigue pidiendo El Quijote, La Celestina y El Alcalde de Zalameaa los alumnos de 16 años. Otro, concertado, manda leer el Lazarillo, El Conde Lucanor y Don Juan Tenorio. Toca elegir.

La estrategia pasa en muchos colegios por tratar de hacer atractiva la lectura con libros más cercanos al alumno en el tiempo o la temática, sobre todo en secundaria pero también en los últimos cursos: se intenta que sigan leyendo cuando terminen su formación y no que se alejen de los libros por la lectura forzosa de obras consideradas no adecuadas a su edad. Entre tanto, serán muchos los alumnos que jamás lean algunos de los libros más importantes de la literatura española.

Fuente de la Noticia:

http://www.libertaddigital.com/cultura/libros/2017-03-01/clasicos-en-peligro-de-extincion-asi-han-cambiado-las-lecturas-en-clase-1276593698/

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Don Quijote de la Mancha

Autor: Miguel de Cervantes

Un éxito desde el mismo momento de la publicación de su primera parte en 1605, Don Quijote de la Mancha es una obra maestra no ya de la literatura española sino de la universal. Cuenta la historia de un hidalgo que, enloquecido por la lectura de libros de caballerías, recorre España espada en mano en busca de aventura, justicia y gloria. Las múltiples interpretaciones de esta historia son, simplemente, el reflejo de su riqueza de significados y contenidos: una crítica de las novelas de caballerías, la contraposición entre realismo e idealismo, la primera novela moderna o una sátira de las ilusiones caballerescas. Infinitas lecturas caben en las divertidas e increíbles andanzas del ingenioso hidalgo, que reflejan la complejidad de lo humano y muestran el arte literario en su más depurada expresión. Miguel de Cervantes (1547-1616) encarnó el ideal de la unión entre armas y letras, escribió a caballo entre Renacimiento y Barroco

fuente: http://librosgratisxd.com/don-quijote-mancha-miguel-cervantes-pdf-epub-descargar/

 

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Biblioterapia: el poder de un libro sobre tu cerebro.

Europa/España/Fuente:http://www.agenciasinc.es/

Por: Jesús Mendez.

“La vida es demasiado corta como para leer un mal libro”. “Pero teniendo en cuenta que se publica un nuevo libro cada treinta segundos, puede hacerse difícil saber por dónde empezar”.

La primera frase la dijo, al parecer, James Joyce. La segunda es la forma de completarla que tienen en The School of Life, una iniciativa creada en Inglaterra por el filósofo Alain de Botton y que, bajo la apariencia de una librería, ofrece toda una batería de servicios (cursos, talleres, charlas) para educar en lo que “no se tiene en cuenta en la escuela o en la universidad”, esto es: “Cómo deberíamos vivir bien”.

Uno de esos servicios se ha hecho particularmente famoso, y su nombre es ya de por sí explicativo. Lo llamanbiblioterapia. La idea es simple: usar los libros para ayudar a la gente.

De libros y cataplasmas:

El término biblioterapia parece estrenarse en 1916 en un artículo publicado en la revista The Atlantic Monthly. En él se habla de un tal doctor Bangster, que receta libros a quien los pudiera necesitar. Esto era lo que decía sobre ellos: “Un libro puede ser un estimulante, un tranquilizante, un irritante o un soporífero. La cuestión es que debe hacerte algo, y tú tienes que saber qué es. Un libro puede ser de la naturaleza de un jarabe calmante o puede ser una cataplasma de mostaza irritante”.

La biblioterapia se extendió tras la I Guerra Mundial, cuando se recomendaban libros a los soldados con estrés postraumático
El uso de la biblioterapia empezó a extenderse después de la I Guerra Mundial, sobre todo en los Estados Unidos. Allí, varias iniciativas empezaron a recomendar libros a los soldados que retornaban, muchos de ellos con estrés postraumático, en un intento por mejorar su convalecencia.

Hoy día, guías clínicas como las desarrolladas en el Reino Unido por el National Institute and Care Excellence (NICE) recomiendan la biblioterapia en casos de depresión o trastornos de ansiedad. Lo definen como un tipo de terapia cognitiva de baja intensidad que puede ayudar en casos leves, pero no es exactamente lo mismo a lo que se refería Bangster.

Estas recomendaciones se basan en libros de autoayuda convenientemente seleccionados a través de iniciativas para prescribir solo aquellos considerados de “alta calidad”. Lo que Bangster proponía, y lo que en The School of Life hacen, es extender y enriquecer la prescripción: sus recomendaciones se basan en libros de ficción.

Novelas que levantan el ánimo:

La sección de biblioterapia de The School of Life depende de Susan Elderkin y Ella Berthoud, dos licenciadas en Literatura inglesa por la Universidad de Cambridge. Según comenta Elderkin a Sinc, así surgió la idea: “Ella y yo empezamos a pasarnos libros con un propósito terapéutico cuando éramos estudiantes en la universidad y vivíamos en habitaciones contiguas. A veces llegábamos a casa y nos encontrábamos una novela en la puerta: una novela pensada para subirnos el ánimo cuando lo teníamos bajo o, muchas veces, para espabilarnos y echarnos un rapapolvo”.

“En 2008 empezamos la misma idea como servicio en The School of Life y más tarde publicamos el libro The Novel Cure. Surgió de ver la literatura como un recurso, algo que puede abrir puertas cuando nos sentimos atascados y ayudar a cambiar de perspectiva. Creo que mucha gente ha experimentado este poder, pero normalmente es algo que sucede por casualidad, tropezando con el libro adecuado en el momento adecuado casi por accidente. Nosotros quisimos organizar la literatura para que no dependiera del azar, para que cualquiera que necesitara un recordatorio de que no estaba solo pudiera encontrarlo cuando lo necesitara”.

Susan Elderkin y Ella Berthoud comenzaron en 2008 a prestar servicios de biblioterapia en The Schoolof Life. Más tarde publicaron el libro ‘The Novel Cure’, en el que hablan de la literatura como estímulo para afrontar los problemas.
Susan Elderkin y Ella Berthoud comenzaron en 2008 a prestar servicios de biblioterapia en The Schoolof Life. Más tarde publicaron el libro ‘The Novel Cure’, en el que hablan de la literatura como estímulo para afrontar los problemas.

El funcionamiento es sencillo. Consiste en rellenar un cuestionario con preguntas sobre hábitos y preferencias de lectura junto con otras más personales, como el tipo de vida, las principales preocupaciones e ilusiones o lo que uno espera estar haciendo dentro de diez años. Después se fija una entrevista que puede ser incluso por teléfono o Skype y al final uno recibe una lista con seis o siete libros recomendados. La biblioterapia funciona como una suerte de librero emocional, que alguno podría ver como un escalafón superior, o simplemente diferente al del librero tradicional.

La web The School of Life funciona como un librero emocial: rellenas un cuestionario, haces una entrevista y te prescribe libros de ficción
También se recomiendan libros de no ficción, pero según Elderkin “preferimos prescribir novelas”. Algunas que suelen recomendar, según la persona y la situación, son El Evangelio según Jesucristo, de José Saramago; Henderson, el Rey de la Lluvia, de Saul Bellow; Siddharta, de Herman Hesse o Un hombre afortunado, de John Berger.

Para Elderkin, “después de todo, hay pocas cosas que puedas experimentar por las que no haya pasado ya un personaje de ficción. En mi opinión, Matar a un Ruiseñor es un maravilloso estímulo para hacer lo que uno de los mejores libros de autoayuda nos habría dicho: sentir el miedo y hacerlo de todas maneras”.

Por el momento no existen buenos estudios que prueben el valor de este tipo de biblioterapia en la salud, pero cada vez hay más evidencias de lo que sí puede provocar la lectura en nuestro interior.

Qué le pasa al cerebro cuando lee:

Si al leer nos transportamos y entramos en lo que el libro nos cuenta, si nos imaginamos y de alguna manera vivimos la historia de sus personajes aun encerrados en nuestra habitación, algo debe suceder en nuestros cerebros que lo permita. La mejor manera de saber qué es lo que tiene lugar es mediante pruebas de neuroimagen, técnicas que discriminan las áreas cerebrales que se activan cuando leemos lo que leemos. Desde hace unos años se han sucedido los experimentos desde lo aparentemente más simple a procesos más complejos. Esto es algo de lo que han observado.

En el año 2006, investigadores españoles en la universidad Jaume I de Castellón dieron a leer diversas palabras a una serie de voluntarios mientras les practicaban una resonancia cerebral. Algunas de esas palabras evocaban olores intensos, eran palabras como ajo, canela o jazmín. Otras eran palabras neutras, sin ningún tipo de olor asociado. Lo que vieron fue que, al leer, todas ellas activaban las áreas cerebrales responsables del lenguaje, pero las primeras hacían trabajar además a las áreas olfativas, las responsables de oler en la realidad.

Si al leer nos transportamos a la historia que el libro nos cuenta, algo debe suceder en nuestro cerebro que lo permita
Investigaciones similares parecían certificar algo que por otra parte parece concluirse de forma intuitiva: al leer, de alguna (cerebral) manera, reproducimos lo que las palabras evocan del mundo real. Por ejemplo, cuando leemos palabras como chupar, agarrar o pegar una patada, se activan respectivamente las áreas de la corteza premotora relacionadas con la cara, los brazos y las piernas.

En cierta forma es lo que hacen los saltadores de altura, que cierran los ojos e incluso ladean la cabeza antes de cada salto visualizando cada uno de sus movimientos. Esa visualización activa algunas de las áreas que luego les permitirán elevarse y las entrena, aumenta su eficacia.

De ahí la siguiente suposición: si al leer reproducimos lo que sería la historia en la realidad, y si son tantas las variantes a las que podemos acceder, ¿podría de alguna manera la lectura entrenarnos para la vida real?

Historias y personajes que entrenan la empatía :

La empatía puede definirse como la capacidad para captar las emociones y ponerse en el lugar de otro. Es un concepto amplio que engloba lo que se conoce como teoría de la mente, y es una de las bases que permiten la vida en sociedad. Algunos experimentos ya habían mostrado que, al menos de forma temporal, leer pasajes de un libro de Chejov alteraban los rasgos de personalidad de los lectores respecto a si se leía la misma historia pero de forma neutra, en estilo documental.

David Comer Kidd y Emanuele Castano, investigadores en la New School for Social Research en Nueva York, fueron un paso más allá. En un artículo en Science mostraron que leer la considerada como alta literatura (sus ejemplos eran Don DeLillo o Alice Munro, entre otros) mejoraba de forma ligera pero evidente las puntuaciones de los participantes cuando se sometían a tests de empatía, algo que no sucedía con la considerada baja literatura, como las novelas románticas de Danielle Steel, o con los libros de no ficción.

Un estudio de investigadores de Inglaterra e Italia afirmaba que leer novelas de Harry Potter ayuda a superar prejuicios hacia grupos discriminados. Imagen: Alonis, Flickr
Un estudio de investigadores de Inglaterra e Italia afirmaba que leer novelas de Harry Potter ayuda a superar prejuicios hacia grupos discriminados. Imagen: Alonis, Flickr

Aunque el estudio recibió algunas críticas, son ya varios los trabajos que apuntan en la misma dirección. “Nosotros creemos –explica Castano– que la complejidad de los personajes, que se rebelan a ser estereotipados, obligan al lector a hacer un esfuerzo para entenderlos como individuos únicos, y eso es probablemente la causa de los resultados que encontramos”.

Recientes estudios aseguran que la buena literatura mejora la capacidad de sentir empatía porque es un simulador de la realidad
De alguna manera la literatura (la buena literatura) funcionaría como un simulador de la realidad: un campo de pruebas sin riesgo donde pueden darse y practicarse condiciones particulares y extremas a las que normalmente no accedemos con asiduidad.

Incluso un estudio de 2014 sostenía que leer las novelas de Harry Potter hacía que los estudiantes mejoraran su actitud respecto a grupos estigmatizados como inmigrantes o refugiados.

Algunas conclusiones periodísticas de estas investigaciones afirmaron, extrapolando estos efectos, que leer ficción puede hacernos mejores personas. Parece una extensión exagerada, pero Castano no la rechaza: “Yo creo que la empatía es un componente clave del comportamiento social y de la moralidad en general. Para mí sí, la empatía te hace una mejor persona”.

Los beneficios de la no ficción :

La mayoría de los estudios previos se basaban en novelas o cuentos, pero la literatura de no ficción también encierra la promesa de múltiples beneficios. El principal de ellos parece ser –aparte del propio bagaje cultural que aporten– el aumento de la reserva cognitiva, una especie de colchón neuronal que protege de desarrollar síntomas como los asociados a las demencias.

Por ejemplo, en enfermos de esclerosis múltiple cuanto mayor era el hábito de lectura a la edad de veinte años –tanto de ficción como de revistas, periódicos o ensayos–, mayor es el tamaño del hipocampo aun con el avance de la enfermedad, lo cual se relaciona también con una mejor memoria. Curiosamente, esta asociación no aparecía con otros hobbies como tocar un instrumento, ni siquiera con el nivel de educación.

La literatura de no ficción aumenta la reserva cognitiva, un colchón neuronal que protege de síntomas asociados a las demencias
En otro trabajo, el llamado estudio de las monjas, se tuvo acceso a los diarios de juventud de 678 religiosas que habían donado su cuerpo a la ciencia. Tras los estudios patológicos se observó que aquellas con un lenguaje más rico a los veinte años –muy probablemente obtenido a través de mayores y mejores lecturas de todo tipo– mostraban muchos menos signos de demencia.

Estos datos están lejos aún de ser definitivos y concluyentes, pero psicólogos como Castano se muestran convencidos: “Leer no ficción tiene montones de beneficios, tanto en términos del desarrollo cognitivo como de su mantenimiento, ¡así como por lo que aprendes al leer!”

La terapia y el placer :

Entonces, ¿tiene sentido la biblioterapia? ¿Puede desempeñar un papel en el cerebro? “Sí, creo que puede”, sostiene Castano. “Son beneficios diferentes a los que mis investigaciones estudian, pero al fin y al cabo leer ficción es una parte de lo que nos hace humanos”.

Y si no, e independientemente, siempre nos quedará la experiencia de la lectura. “¿Dónde salvo en la ficción podemos experimentar lo que es ser alguien de otro género, o vivir en otra época, o haber nacido en algún país lejano?”, se pregunta Elderkin. Luego añade lo siguiente: “Las novelas ofrecen una narrativa ampliada, con múltiples capas; requieren tiempo y atención sostenida para leer y entender y disfrutar. Entrar en una historia de esta forma es tremendamente relajante para nuestros cerebros fragmentados”. Eso ya parece bastante.

Fuente: http://www.agenciasinc.es/Reportajes/Biblioterapia-el-poder-de-un-libro-sobre-tu-cerebro

Imagen: http://www.agenciasinc.es/var/ezwebin_site/storage/images/reportajes/biblioterapia-el-poder-de-un-libro-sobre-tu-cerebro/5733700-20-esl-MX/Biblioterapia-el-poder-de-un-libro-sobre-tu-cerebro_image_380.jpg

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Libro: Cándido o El Optimismo, del autor Voltaire

Europa /Francia/ Julio del 2016/Reseña/http://www.elresumen.com

En esta célebre fantasía filosófica, el joven Cándido, discípulo del doctor Pangloss -a su vez discípulo de Leibniz, filósofo del optimismo- sufre el infortunio de creer que el nuestro «es el mejor de todos los mundos posibles».

Tras numerosas desventuras, se retira junto a sus compañeros a orillas de la Propóntide, en donde descubre que el secreto de la felicidad reside en  «cultivar nuestro huerto».

Cándido, quizás el relato mas famoso de Voltaire, es una novela de aprendizaje, y su héroe un optimista que cree a pies juntillas que el mundo es un paraíso, a pesar que, desde la primera línea, la realidad se encarga de negarlo.

La estructura tiene un hilo conductor claro: el viaje; los vientos de la vida llevan de aquí para allá a Cándido, convertido en un juguete del destino que recorre un mundo estragado por catástrofes naturales, por designios humanos y, sobre todo, por las religiones.

Voltaire ataca, con ironía y sarcasmo, la intolerancia, el fanatismo, los abusos de la colonización europea en América, los engaños y artificios sociales, y las matanzas de las guerras.

 Acerca del autor:

Voltaire fue escritor y filósofo, la figura intelectual dominante de su siglo. Ha dejado una obra literaria heterogénea y desigual, de la que resaltan sus relatos y libros de polémica ideológica.

Género: Clásicos Universales / Novelas / Ficción y Literatura

Idioma: Español

Fuente:http://www.elresumen.com/libros/candido_o_el_optimismo.htm

fuente Imagen:http://www.elresumen.com/libros/candido_o_el_optimismo.jpg

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