A 45 años de la fundación de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) la lucha por la defensa de los derechos a la educación y laborales esta más presente que nunca, aseguraron secretarios generales de las secciones adheridas a la coordinadora, quienes señalaron que aun hay muchos pendientes que deberán ser atendidos y resueltos por la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo.
Reunidos en la ciudad de Oaxaca, conocida al interior del CNTE como la “Ciudad de la Resistencia”, para conmemorar los 45 años de este organismo, la secretaria General de la sección 22, Yenny Pérez Martínez puntualizó que las demandas de CNTE no han sido cumplidas y que se tienen pendientes de la anterior administración.
Pedro Hernández dirigente de la sección 9, indicó que las demandas de la coordinadora siguen vigentes, tanto el término de la reforma punitiva, la reforma al régimen de pensiones, así como el incremento salarial.
Añadió que el 18 de diciembre se tiene contemplada una reunión en la Secretaría de Gobernación, el 19 de diciembre habrá una nueva reunión en la Secretaría de Educación Pública y el 9 de enero con la dirección general del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste).
A su vez, la dirigente de la sección 22, recordó que para este organismo es importante mantener sus métodos de lucha, movilización, renegociación y movilización; por ello es que los contingentes al interior de la coordinadora analizarán las próximas acciones a realizar, ya que de no haber atención y sobre todo, interés real por resolver las demandas de la CNTE podría iniciarse con un paro de labores.
Lo sucedido en Zacatecas bien podría interpretarse, con cierta mesura, como el comienzo del declive de ese charrismo sindical en nuestro país.
Con la victoria en las urnas de los maestros Filiberto Frasuto Orozco y Marcelino Rodarte Hernández, en las Secretarias Generales de las Secciones Sindicales 34 y 58 del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), el magisterio democrático ha logrado un triunfo histórico. Un triunfo que, si bien es cierto debe ser celebrado por quienes por décadas han sufrido los estragos del “oficialismo sindical”, también es cierto que debe tomarse con cierta mesura, dada la inmensa estructura sindical a nivel nacional conformada por esos liderazgos vitalicios, caciques y/o señores feudales, que harán todo lo necesario para no perder los cotos de poder que les han permitido vivir a costa de los trabajadores de la educación esparcidos a lo largo y ancho de la República Mexicana.
Es cierto, no solo en Zacatecas sino es buena parte del territorio nacional en los últimos años, una parte de magisterio mexicano ha venido dando muestras del hartazgo hacia esos “liderazgos sindicales” que antaño eran intocables; ya sea en reuniones de Centros de Trabajo o en las plenarias de las Delegaciones Sindicales o Secciones Sindicales, el reclamo parece ser el mismo: la falta de defensa de los derechos laborales y profesionales de los trabajadores de la educación ante las arbitrariedades cometidas por las autoridades estatales o federales, y no es para menos porque, a lo largo de todos estos años, el conocimiento y registro de innumerables violaciones por parte de la dichas autoridades hacia las y los trabajadores, sin que el sindicato haya hecho algo al respecto, ha ido en aumento.
Baste con preguntarse, ¿qué es lo que hizo este sindicato ante la serie de tropelías que en su momento cometió contra el gremio la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente hoy llamada Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros? La respuesta es contundente: nada. ¿Qué es lo que hoy día hace ese mismo sindicato para defender las afectaciones laborales y profesionales por la aplicación de una ley a todas luces violatoria de los derechos de los trabajadores por parte de esa Unidad para la Carrera de las Maestras y Maestros? La respuesta sigue siendo contundente: nada, con excepción de que hoy “dice” que trabaja de la mano con el gobierno para contar con un nuevo organismo que, igual que antaño, mantendrá el régimen de exclusión al que ha sido sometido el gremio desde hace varios años. Complicidad algunos le llaman; charrismo yo le llamo.
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¿Acaso ya se olvidó la luna de miel que vivió durante varios años el SNTE, a través de su ex lideresa vitalicia de apellido Gordillo, en los sexenios de Salinas de Gortari, Zedillo, Fox y Calderón?, ¿acaso durante este periodo las bases magisteriales mejoraron sus salarios, prestaciones, servicios médicos, jubilaciones o pensiones a las que tendrían derecho después de haber entregado más de una vida al servicio de la educación y del pueblo?, ¿no acaso esos líderes que tanto hablaban de conquistas y conquistas para los trabajadores, lo único que conquistaron fueron propiedades, puestos para familiares y compadres, becas para sus hijos en las mejores universidades, entre otros más, mientras al gremio solo le daban las migajas que sobraban?
Curiosamente, durante todos estos años y aún antes de éstos, ¿qué era lo que pasaba si algún trabajador o algunos trabajadores de la educación se “indisciplinaban? Para pocos es desconocido que estos mismos seudo líderes, que aún se encuentran en este Sindicato, así como sus files vasallos, al más puro estilo de Carlos Jonguitud Barrios y su vanguardia revolucionaria, han amedrentado, reprimido, sobajado y hasta humillado a cuanto trabajador se les ha antojado, porque, desde luego, habría que “disciplinarlo” para que dejara de cuestionar aquello que podría ser cuestionado.
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Esto último ha sido el legado que se ha transmitido de generación en generación en el gremio.
“Te callas o no avanzas”, parece ser que ha sido el mecanismo a través del cual se ha mantenido el control de las masas. ¿Cuántas maestras no han sido humilladas y violentadas para obtener un préstamo, cambio de centro de trabajo o beca comisión?, ¿cuántos maestros no han sido denostados o sobajados por tener el valor de expresar las injusticias cometidas en contra de sus propios compañeros?, ¿cuántas maestras y maestros no han sido excluidos o castigados simple y sencillamente porque no han sido parte de sus acarreos, negocios o juegos?
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Bien decía hace días una querida colega, a propósito de los actuales representantes sindicales a nivel nacional y de lo inservibles que son en estos días: “son ustedes, con sus cuotas, complicidades y silencios quienes les otorgan la fuerza que poseen y solo ustedes los que pueden decir basta”.
Lo sucedido en Zacatecas bien podría interpretarse, con cierta mesura, como el comienzo del declive de ese charrismo sindical en nuestro país. Sin embargo, insisto, esto bien podría decirse que es el comienzo porque, como es evidente, aún falta mucho por hacer.
No obstante, pienso que solo las y los trabajadores de la educación, los que a diario arrastran la escoba o limpian la escuela, los que hace uso del lápiz o una máquina de escribir o computadora, los que llegan a dar sus clases y se retiran con la esperanza de un mejor mañana, los que llevan en sus hombros el peso de la administración de sus escuelas, en fin, son ellos, las y los trabajadores de la educación los que podrán lograr un cambio verdadero.
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¡Nadie más, solo ellos!
Zacatecas ha demostrado que sí se puede, y se puede porque la base así lo quiere.
Las consecuencias del neoliberalismo educativo han sido desiguales en la región latinoamericana. En Chile dejaron cerca de un millón de jóvenes estudiantes con endeudamiento bancario y hay más escuelas privadas que públicas; en Puerto Rico propiciaron el cierre de la mitad de las escuelas de educación básica en los últimos 10 años y las otras fueron abandonadas a la administración empresarial de las denominadas chárter; pero, en otros países no han avanzado con la misma celeridad y profundidad. Tal es el caso de México, pese a que fue ejemplar en la neoliberalización de los sectores estratégicos para el desarrollo nacional y a la gravedad de los impactos que han tenido las medidas de los tratados de libre comercio en el desmantelamiento de lo público y la regulación de los sindicatos.
Para entender lo anterior, nos podríamos preguntar: ¿por qué después de la descentralización no se llevó a cabo la municipalización del sistema educativo en todo el país?, ¿a qué se debe que no tengamos escuela chárter, subvencionada o concertada a particulares para la administración del dinero público y la definición de los programas de estudio?, ¿qué pasó con la propuesta del váucher por alumno para la transferencia de dinero a las empresas escolares?, ¿qué sucedió con el acuerdo de cooperación México/OCDE para que los usuarios de los centros educativos estatales pudieran despedir o contratar maestros?, ¿dónde quedó la evaluación para el despido de los docentes? ¿Por qué no hay exámenes estandarizados de relevancia nacional para los alumnos imponiendo el currículo empresarial, ni definiendo el salario docente o el financiamiento discriminatorio de las escuelas?, ¿qué se hizo de los bonos de endeudamiento para infraestructura educativa que comprometían las escrituras de los predios?, ¿y la propuesta del SNTE para que las normales se convirtieran en escuelas técnicas?, ¿adónde se fueron las iniciativas para impostar el PIN parental y el currículo confesional?
Las resistencias magisteriales han sido un factor fundamental en la contención de estos proyectos de despojo de los derechos profesionales de los educadores y de privatizaciones; no obstante que los ejemplos mencionados representan estrategias centrales del neoliberalismo educativo, no lograron materializarse por medio de la imposición de la hegemonía política de la derecha, ni a través del uso de la violencia gubernamental o la represión administrativa.
Pero, resistir ha sido más que un acto de negación y rechazo; desde hace décadas construyeron propuestas alternativas articuladas regionalmente y de alcance nacional, logrando romper con las pedagogías competitivas, los currículos estandarizados, la formación gerencial de la docencia, las escuelas escindidas de sus comunidades, la infraestructura carcelaria de los ambientes democráticos del aprendizaje, los conocimientos eurocéntricos y las visiones educativas enciclopédicas e instrumentadoras del libro de texto como garante ideológico de las clases dominantes. ¿No son estas luchas pedagógicas territoriales la base sobre la cual se está erigiendo la posibilidad de una educación propia en México?
Sería un equívoco pensar que el neoliberalismo educativo fue derrotado, pues sigue latente en las agendas de las derechas, esperando recuperar los espacios legislativos y el poder político del Estado; además, está oculto entre los lenguajes del progresismo y las políticas impulsadas por su hegemonía partidista, intocable en partes esenciales de la Constitución que fueron introducidas en los periodos más ácidos de las reformas empresariales y muchas veces permanece arraigado en las estructuras operativas del aparato gubernamental.
Sin embargo, es justo reconocer que cada uno de esos proyectos truncados, unas veces por la lucha frontal de los docentes y otras por medio de sus propuestas alternativas, constituyen un avance en el proceso democratizador del país, en el sostenimiento de derechos esenciales, como el de recibir educación pública y gratuita que, sin estos actos de resistencia, nos hubieran sido arrebatados, como ha sucedido en otras naciones.
El protagonismo que ha tenido la CNTE como articulador del movimiento democrático magisterial y en la contención de reformas educativas antiderechos es innegable. Cuarenta y cinco años de lucha al margen del poder, fuera del aparato de control burocrático del sindicalismo institucional y de sus estructuras financieras, son ejemplo de una resistencia verdaderamente heroica.
Quizás esto explica, pero no hace comprensible que la CNTE haya optado por una política de distanciamiento con la diversidad de organizaciones magisteriales que están llevando a cabo procesos democratizadores del sindicalismo en los márgenes que permite la legalidad de la reforma laboral y del nuevo reglamento del SNTE; que haya decidido trasladar la crítica de la reforma educativa a las experiencias pedagógicas pre existentes a la NEM que, en todo caso, han encontrado en ella y en la autonomía profesional una fisura a la represión administrativa en sus estados.
Remitir la trayectoria de una organización de carácter nacional que ha fungido como polo de atracción de los descontentos magisteriales, en los momentos que más se ha necesitado, a su núcleo duro de militancia y a las regiones históricamente conquistadas, es un grave error, justamente en los tiempos en que se requiere re articular el sindicalismo de izquierda frente a la cooptación ideológica del progresismo y las nuevas formas de privatización y reconfiguraciones del trabajo docente que impone el capitalismo digital.
Tras tomar posesión como Presidenta de México, la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), lanzó sendas exigencias a Claudia Sheinbaum Pardo.
Demandó el establecimiento de la bilateralidad entre el gobierno y la CNTE.
Y es que acusó que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador incumplió sus promesas con el magisterio del País.
En un posicionamiento político, la organización sindical advirtió que Sheinbaum Pardo llega al poder con muchos compromisos por resolver; demandas laborales, sindicales, profesionales, seguridad y justicia social.
En este sentido, La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, manifiesto lo siguiente:
1. “A 44 años de la conformación de la CNTE, mantiene vigente los 22 principios rectores de la cual se conduce; mantiene vigente los tres objetivos estratégicos: Democratización del SNTE, Democratización de la Educación y Democratización del País.”
2. “La CNTE mantiene su independencia política, ideológica y económica de los partidos políticos, la burguesía y su estado.”
3. “Reivindicamos el principio de: movilización-negociación-movilización.”
Por lo anterior, la CNTE lanzó estas exigencias:
-Cancelación de la mal llamada reforma educativa EPN-AMLO y las leyes secundarias del SICAMM.
-Cancelación de la ley del ISSSTE de 2007; el pago en Salario Mínimos a los jubilados y pensionados y no en UMA’s.
-Incremento salarial del 100% al sueldo base.
-Incremento del presupuesto de la educación en un 12% del PIB.
-Contratación automática de los egresados de las normales públicas.
-Verdadera democracia sindical.
Por último demandó el establecimiento de la bilateralidad entre el gobierno y la CNTE en la definición de los derechos de los trabajadores de la educación.
“Seguiremos en la lucha en defensa de la educación pública y el empleo. Emplazamos al gobierno entrante a resolver las demandas pendientes”, advirtió la CNTE.
Por: Marcelino Guerra Mendoza, Lucía Rivera Ferreiro y Roberto González Villarreal*
El 27 de mayo del 2019, integrantes de la Comisión Nacional Única Negociadora de la CNTE gritaron en palacio nacional: ¡YA CAYÓ, YA CAYÓ! ¡LA REFORMA NEOLIBERAL YA CAYÓ! [1].
Casi seis años después, luego de un período de letargo y aparente desmovilización, la CNTE volvió a agruparse, reactivó consignas, realizó plantones e incluso un paro indefinido como medida de presión para demandar respeto a la vida interna de la organización gremial, una compensación nacional única, aumento salarial, basificación a docentes y la abrogación total de la reforma neoliberal[2] que se supone fue cancelada.
Así las cosas, nos encontramos frente a una situación contradictoria que conlleva el riesgo de repetir la historia de la falsa cancelación si no se logra plantear con claridad y contundencia, qué se entiende por abrogación de la reforma neoliberal, qué es lo que debe ser eliminado y con qué propuesta será sustituido.
Para empezar, la evaluación docente no es la reforma educativa, tampoco la USICAMM. Ambos forman parte de los medios de acción gubernamental -iniciativas, programas, acciones, proyectos, organismos, cambios institucionales decisiones, etc.- para intervenir en determinados problemas de gobierno. De manera que cuando se demanda abrogar, es decir, desaparecer, eliminar, borrar del mapa una reforma, es necesario mirar tanto las particularidades como el conjunto de elementos y procedimientos que la hacen de corte neoliberal.
De todos estos elementos, uno de ellos resulta particularmente importante no solo por el peso que tiene en los procesos de evaluación y asignación de plazas vacantes; su influencia se extiende a la organización y funcionamiento de las escuelas, contribuyendo a la super explotación del trabajo docente, que como hemos dicho en otros trabajos, es el fundamento del sistema educativo. Nos referimos a las estructuras ocupacionales vigentes mencionadas en el artículo 93 de la LGSCMM como el elemento regulador del sistema de carrera.
Los directivos escolares tienen que detectar y justificar las necesidades de personal y enviarlas a la SEP para su revisión y autorización; a su vez, la SEP constantemente les solicita reportar licencias, permisos, incidencias, manteniendo permanentemente actualizada la información sobre la plantilla de personal de cada escuela.
Prestar atención a lo que afecta al magisterio
El canon crítico repitió una y otra vez que la reforma de Peña Nieto no era educativa sino administrativa, que se reducía a la evaluación punitiva y carecía de modelo pedagógico; componentes tanto o más lesivos para los docentes, como la normalidad mínima, quedaron velados, al igual que sus efectos.
Con base en criterios normativos (Ley general de educación, la del sistema para la carrera de maestras y maestros, la de coordinación fiscal, el plan nacional de desarrollo 2019-2024 y el programa sectorial de educación 2020-2024), pedagógicos (fundamentos, principios y objetivos de la nueva escuela mexicana; el marco curricular común de educación media; los planes y programas para preescolar, primaria, secundaria y media superior, etc.) y operativos (necesidades del servicio, matricula, planta docente habilitada, recursos disponibles para cubrir las plantillas de personal de cada escuela, número de aulas y espacios disponibles), se detalla un intrincado y extenso mecanismo de autorización y revisión de estructuras ocupacionales, a cargo de un grupo de trabajo integrado por funcionarios del más alto nivel designados por la Subsecretaría de Educación Básica y Media Superior.
Este grupo de trabajo revisa, autoriza las estructuras ocupacionales vigentes y puede proponer a las autoridades educativas el proceso de cancelación-creación o conversión de plazas para avanzar en la regularización de las categorías del personal docente, de manera que éstas sean acordes al cargo, función y nivel educativo en que se desempeñan.
En síntesis, las estructuras ocupacionales vigentes determinan:
El tipo de puestos autorizados y la cantidad de maestros en cada escuela
El trabajo y funciones que las maestras y maestros deben desarrollar al interior de la escuela dentro y fuera de su jornada laboral.
El número de alumnos por grupo y por escuela; de no cubrirse un mínimo, el sistema reduce o elimina puestos.
Determinan plazas, perfiles y funciones del magisterio
Supuestamente se definen con base en criterios normativos, pedagógicos y operativos, pero en realidad dichos criterios formales encubren los verdaderos: las “necesidades del servicio”, es decir, hacer cada vez más con menos en función de la demanda.
Eliminar las estructuras ocupacionales es romper la cadena de la super explotación.
Examinar con lupa este tema de las estructuras ocupacionales vigentes, nos parece un punto de atención urgente, un tema ineludible de negociación, una demanda magisterial central si la abrogación de la reforma neoliberal va en serio.
Con fines de evaluación docente, queda en manos de las autoridades estatales revisar la plantilla de personal de cada escuela para identificar e informar al nivel federal el número de vacantes.
Dirigentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) informaron que tras alcanzar un acuerdo con la Secretaría de Educación Pública (SEP), docentes y directivos disfrutarán de al menos dos días más de suspensión de actividades, ya que las autoridades accedieron a un regreso a las escuelas no para este 15 de agosto, sino para el 19 de este mes.
En entrevista con La Jornada, Pedro Hernández Morales, secretario general de la sección 9 de Ciudad de México e integrante de la dirección política de la CNTE, indicó que si bien directivos y docentes retomarán sus actividades dos días después de lo previsto, se mantiene sin cambio el retorno a las aulas este 26 de agosto de los más de 24 millones de alumnos de preescolar, primaria y secundaria, en el inicio del ciclo escolar 2024-2025.
Recordó que una de las demandas del magisterio disidente, que agrupa la coordinadora, era que se extendiera un poco más el descanso de los compañeros maestros. Expresamos nuestro rechazó a que cada ciclo escolar inicie y concluya con un taller intensivo de formación continua para docentes, cuando sabemos que vamos a trabajar la planeación didáctica y la revisión de los Libros de Texto Gratuitos en la semana anterior al inicio de clases.
Hernández Morales indicó que los maestros podrán reincorporarse para asistir al consejo técnico escolar (CTE) intensivo hasta el 21 de agosto, no el 19, como se tenía previsto, mientras que los supervisores regresarán a laborar el lunes anterior al inicio de clases, y los directores de preescolar, primaria y secundaria el día 20.
Maestros frente a grupo, quienes solicitaron el anonimato, señalaron: terminamos cada ciclo escolar totalmente exhaustos tanto física como mentalmente, y la SEP pretende reducir los pocos días que tenemos para recuperarnos y disfrutar a la familia.
Subrayaron que en este periodo de asueto “no abandonamos nuestra formación. Muchos compañeros estudian un posgrado y otros asistimos a talleres y cursos organizados por el magisterio disidente, los cuales responden más a la realidad del día a día en las aulas.
En el magisterio nacional estamos en una situación parecida a la de 2018. Solo parecida, al menos en una cuestión central: la demanda de la cancelación definitiva de la reforma educativa neoliberal.
Aunque sea obvio es necesario recordarlo y sobre todo, dimensionarlo. Si se pide la abrogación definitiva de la reforma de Peña Nieto es porque AHORA la CNTE reconoce que continúa, después de que en 2019, al aprobarse la reforma constitucional y las leyes secundarias, tanto el presidente, el secretario de educación pública, los diputados y senadores, los publicistas de MORENA y hasta la Comisión Nacional Única Negociadora (CNUN) de la CNTE dijeron que se había cancelado[2].
¿Entonces qué pasó? ¿El magisterio fue engañado? ¿Cómo sucedió? Básicamente, gracias a la repetición ad infinitum del discurso de la “reforma parcial”, “de la evaluación punitiva”, “de la reforma laboral” y de la evaluación de desempeño como estos elementos aislados fuesen LA reforma educativa. Por eso, una vez que se eliminó la evaluación de permanencia, se dijo que se había cancelado; los comentaristas, los asesores, los líderes políticos y los maestros lo creyeron, estaban convencidos de eso. Tan fue así que se aceptaron sin mayores objeciones las leyes secundarias que ahora se demanda abrogar, entre ellas la que regula la creación y funcionamiento de la USICAMM que hoy se pide desaparecer.
Entonces, ¿todo fue un engaño y una manipulación? En realidad, desde el principio fue un problema político y conceptual. Conceptual porque NUNCA se entendió o no se quiso ver la radicalidad y la novedad de la reforma neoliberal del 2013; no se entendieron sus conceptos clave ni su articulación con los modos de gestión pedagógica y administrativa hoy fuertemente instalados en las escuelas. Por eso no importó la evaluación de desempeño, la racionalidad neoliberal pudo continuar por otras vías y otros medios que hasta ahora se empiezan a reconocer y contra los que se comienza a luchar.
En cuanto al problema político, es igualmente complicado y se deriva del error conceptual. No citaremos a los clásicos del pensamiento revolucionario para recordar que un error teórico tiene considerables dificultades estratégicas, eso ya es obvio. ¿Cuál es el problema aquí? Otra vez, es sencillo de enunciar, aunque no es tan fácil de precisar: si deseamos abrogar definitivamente la reforma neoliberal que durante el primer gobierno de la cuarta transformación se profundizó, es necesario decir DETALLADAMENTE qué entendemos por neoliberal y en dónde se expresa; qué entendemos por cancelar y cómo se hace eso. Una vez aclarado esto, lo que sigue es resolver con qué lo sustituimos.[3]
En otras palabras: definir un programa de demandas es el inicio; luego sigue el programa de lucha -como se ha iniciado ya, pero es indispensable tener ya una alternativa de reforma CONSTITUCIONAL en todos sus términos: conceptuales, técnicos, jurídicos, políticos y administrativos. ¿Está preparada la CNTE para presentar, llegado el momento, una propuesta que sustituya la reforma constitucional vigente?
[3] Eso es lo que señalamos una y otra vez en nuestros artículos de Cortocircuitos y nuestro libro Cancelar la reforma educativa , publicado justamente cuando se estaba elaborando La continuidad neoliberal , otra de nuestras publicaciones en la que insistimos, a contracorriente, que la reforma de AMLO era un engaño y que solo mantenía, legitimaba y profundizaba la reforma neoliberal, al mismo tiempo que contenía y cooptaba las resistencias.
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