El Fondo Mundial de Educación de Emergencias reúne fondos para 222 millones de niños en contextos de crisis

Gobiernos y otros donantes comprometieron este viernes 17 de febrero 2023 la suma de 826 millones de dólares para el Fondo Mundial de Educación de Emergencias de las Naciones Unidas, con destino a su iniciativa La Educación No Puede Esperar, que busca apoyar a 222 millones de niños y niñas que viven en contextos de crisis, informa la agencia

«Está más allá de las expectativas. Este día es histórico, debido a los esfuerzos globales para permitir que los niños afectados por conflictos, el cambio climático y otras crisis accedan a oportunidades de aprendizaje de calidad», dijo Yasmine Sherif, directora general de la iniciativa conocida como ECW, su sigla en inglés.

Suiza, como anfitriona, convocó la conferencia de alto nivel de dos días para el financiamiento de la ECW junto con los gobiernos de Alemania, Colombia, Níger, Noruega y Sudán del Sur.

Los países que comprometieron mayores recursos, entre un total de diecisiete donantes, fueron Alemania, con 214 millones de dólares, Reino Unido, con 96 millones, y Canadá, con 65 millones de dólares.

El banco suizo Zürcher Kantonalbank se comprometió a administrar una instalación que puede movilizar financiamiento continuo y predecible para ECW.

Por primeras vez se comprometieron con aportes la privada Coalición Global de Empresas por la Educación, y los gobiernos de España, Italia y Qatar.

ECW ha solicitado 1500 millones de dólares para tratar de llegar con sus programas al menos a veinte millones de niños, niñas y jóvenes en los próximos cuatro años, bajo las normas del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

«Gracias a generosas contribuciones, podremos brindar educación de calidad a doez millones de niños afectados por las crisis. Invertimos en la humanidad. Estamos comprometidos con la equidad y la igualdad de oportunidades para los marginados del planeta», dijo Sherif.

António Guterres, secretario general de la ONU, en un mensaje que envió a la conferencia de donantes en esta ciudad suiza, destacó que de los 222 millones de niños y jóvenes en los actuales contextos de crisis «más de setenta millones no tienen ningún tipo de educación».

En 2016 la ONU había estimado en 76 millones los niños y niñas cuya educación se afectaba por las situaciones de conflictos y otras crisis humanitarias, por lo que los nuevos cálculos representan un incremento de 196 por ciento.

El ex primer ministro británico (2007-2010) Gordon Brown, enviado especial de la ONU para la educación global, observó que «nunca antes había visto tantas crisis entrelazadas», en alusión a la guerra en Ucrania, la pervivencia de otros conflictos armados, el cambio climático y los nubarrones sobre la economía mundial.

«Cada año, los eventos relacionados con el cambio climático interrumpen el aprendizaje de más de 40 millones de niños. Sin embargo, menos de uno por ciento de todo el financiamiento climático se gasta en educación», dijo a los reunidos en esta ciudad suiza Catherine Russel, directora ejecutiva de Unicef.

Brown dijo que «estamos invirtiendo en paz donde reina el caos, en seguridad económica donde prevalece la incertidumbre y en esperanza para los niños donde es probable que las crisis persistan durante las generaciones venideras».

«Demasiados niños, especialmente niñas, no tienen acceso a una educación de calidad que les brinde las herramientas para un futuro mejor, una salida del ciclo de la pobreza y la desesperación. No podemos darnos el lujo de perder esta generación», señaló por su parte la ministra alemana de cooperación, Svenja Schulze.

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Joan Subirats: «Hasta que no seamos inmunes al virus no recuperaremos el uso del espacio público»

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Joan Subirats, catedrático de ciencias políticas en la UAB, comisionado de Cultura en el Ayuntamiento de Barcelona y sexto teniente de alcalde, ​​plantea la crisis del coronavirus como una antesala que abre un escenario de riesgos y posibilidades. El peligro de ceder nuestra intimidad en pro del bien común y acabar cediendo a lógicas controladoras y totalitarias se contrapone a la oportunidad de implementar las redes de solidaridad.

Sea como sea, sin embargo, la salida de la crisis, Subirats asegura que «no es tan fácil volver a la normalidad» y, es más, considera que «quizás tampoco queramos volver a ella». ¿Cómo serán las ciudades cuando podamos salir de casa en la nueva normalidad? ¿Tendremos miedo unos de otros y primará el miedo al contagio antes que el contacto? Si no se pueden retomar los espacios públicos y no se pueden hacer manifestaciones, ¿cómo será la protesta? Hablamos de cómo será, al fin y al cabo, nuestro trato con la ciudad, con el otro, después de la pandemia

Hace unas semanas publicó un artículo en Ctxt en que citaba a Boaventura de Sousa Santos, quien decía que la normalidad era una crisis permanente. ¿Cómo cree que esta pandemia ha evidenciado que nuestra normalidad era, precisamente, una excepcionalidad?

Boaventura dice que llevamos mucho tiempo en crisis, pero el concepto crisis tiene un problema y es que da la sensación de ser coyuntural. Una crisis es como si tuvieras, nunca mejor dicho, una gripe: la tienes durante un tiempo y luego la superas. Pero la organización mundial que impera actualmente fue gestada en 2008, desde el discurso de que la superación de la crisis lo justificaba todo. Justificó los recortes en sanidad pública, la precariedad laboral o los problemas de vivienda. Ya lo dice Naomi Klein en La doctrina del shock: normalizamos cosas que de normal no tienen nada.

Es ahora, que sufrimos una crisis de otra magnitud, que hablamos de emergencia y de peligro vital. Esto lo encontramos excepcional, pero no ha sido hasta esta excepcionalidad que hemos redescubierto cosas que habíamos perdido durante la ‘normalidad’ anterior. Hemos redescubierto el tiempo, la importancia de servicios y actividades en el hogar, la salud y la vida en relación al trabajo. La normalidad debería ser más segura, pero ahora nos damos cuenta de que estábamos rodeados de riesgos. Hoy, en esta excepcionalidad, aparentemente deberíamos estar inseguros, pero resulta que hemos recuperado seguridades que habíamos perdido.

El hecho de recuperar seguridades, que entiendo que excluye a las personas enfermas, depende mucho de las condiciones en que se viva esta excepcionalidad.

Evidentemente, las desigualdades siguen existiendo.

Darnos cuenta de ello, no significa necesariamente remediarlo. En 2008 se tiró de soluciones cortoplacistas. ¿Cree que habremos aprendido algo?

La crisis del 2008 no tuvo el nivel de esta. Fue muy grande y tuvo muchos efectos, pero no tuvo tanto impacto sobre la cotidianidad. Esto nos está haciendo redescubrir, más que entonces, el poder de la articulación comunitaria. Repensamos cosas que no tuvimos tiempo de repensar en 2008, porque impacta mucho más en los hábitos y modos de vivir y relacionarnos.

Existe el riesgo de hacer como en 2008 y volver al business as usual, reafirmando las desigualdades de los que más sufrieron la crisis, rescatando a los bancos y recuperando el sistema económico de la manera más ortodoxa posible. Pero creo que no pasará. De aquella crisis surgieron movimientos globales como el 15M o el Occupy Wall Street, de los que extrajimos aprendizajes que quizás nos permitan resolver esta crisis de manera diferente.

De 2008 surgieron movimientos globales como el 15M o el Occupy Wall Street, de los que extrajimos aprendizajes que quizás nos permitan resolver esta diferente

La crisis ayuda a evidenciar desigualdades e inseguridades, como la precariedad laboral, la crisis habitacional o la violencia de género. Pero, para un cierto estrato social, este confinamiento no ha supuesto sólo ponerlas de relieve, sino convivir con ellas 24 horas al día, 7 días a la semana.

Es evidente que la desigualdad juega un papel en los efectos de esta crisis. Se ve, no sólo en las condiciones físicas o materiales con las que la gente es capaz de subsistir, sino también en la distribución de los contagios. No es verdad que el virus sea democrático.

Por eso no será tan fácil volver a la normalidad y, además, la pandemia nos deja la reflexión de que no queremos volver a la normalidad. Después de las grandes crisis nunca se vuelve a lo que había antes: después del 11S vimos un cambio brutal en la seguridad del mundo y, ahora, es posible que se incorporen medidas de control tecnológico de la población. Se nos plantean peligros y oportunidades y que la salida sea mejor o peor dependerá de la atención que prestemos a los más perjudicados. Podemos acabar en un escenario con un control brutal de la conducta o en otro en que se haya recuperado la importancia de la red.

¿Corremos el riesgo de ceder los datos sobre nuestra intimidad de manera voluntaria, en pro del bien común?

Es una posibilidad. Las aplicaciones móviles que han creado la Generalitat y el Gobierno son apps en las que, de manera voluntaria, explicas cómo te encuentras. Puede parecer evidente que ahora hay que hacerlo, ya que contribuye sólo a tener más controlada la salud pública. Pero, a la vez, no sabemos si estos datos pueden ser usados de manera negativa.

En China, por ejemplo, cuando una persona en un vagón de tren tiene unos niveles de temperatura altos, que se detectan a través de un sensor, se avisa a los teléfonos de todos los pasajeros. Esto se puede ver como una intromisión brutal, pero también es una garantía para la salud pública. Es lo que Focault denominaba biopolítica, la capacidad de control. Normalmente no cederíamos tan fácilmente nuestra intimidad, pero cuando hablamos de salud, la cosa cambia.

Lo que no podemos hacer es dejar de politizar el debate, es un error pensar que estamos ante un problema estrictamente técnico o científico. Y cuando digo politizar no quiero decir hablar sobre si lo hace mejor Junts per Catalunya, el PP o el PSOE. Quiero decir discutir sobre quién gana y quién pierde con cada decisión, cuáles son los costes y los beneficios y cómo se distribuyen. Que no hay nada neutral.

No podemos dejar de politizar el debate, es un error pensar que estamos ante un problema estrictamente técnico o científico

¿Cómo cree que nos relacionaremos, una vez acabe el contagio? Ahora que hablaba del vagón en China, ¿cree que mandará el miedo al contagio? Y si es así,¿ esto podría aumentar las desigualdades y discriminaciones sociales?

Históricamente esto ya ha pasado: el barrio judío de Barcelona se destruyó en el siglo XIV porque corrió la voz de que la peste se había originado allí. En la India existe el rumor de que una buena parte de la pandemia nació en una mezquita y, con todo el conflicto que hay entre hindúes y musulmanes, esto es un barril de pólvora. En estas situaciones, buscar un culpable es sencillo y eso se notará a la larga. Nos costará volver a salir al espacio público para celebraciones multitudinarias. Hasta que no seamos inmunes al virus o haya una buena parte de la población con inmunidad adquirida, no recuperaremos la normalidad del uso de los espacios.

Es un aspecto del desconfinamiento que deberá ser regulado, sobre todo teniendo en cuenta las ganas que tenemos de recuperar el contacto. Será una decisión científica, médica y política, que deberá buscar la manera en que no acabe repercutiendo más sobre unos que sobre otros. Y aquí, la vuelta a la escuela también tendrá un papel importantísimo.

¿Las diferencias en el acceso a la tecnología y el tiempo y capacidad que tienen las familias para acompañar a los niños en el estudio durante el confinamiento generarán desigualdades que perdurarán en la vida académica de los niños y niñas?

Sabemos que el grado de éxito educativo depende de la formación de las familias. Es una variable importante, así como la disponibilidad de aparatos tecnológicos. Y habrá que continuar con estos debates en el futuro, ya que se deberá reforzar el equipamiento tecnológico de la sociedad cuando salgamos de esta pandemia. Al igual que en el siglo XIX se hicieron redes de saneamiento y alcantarillado, mañana se requerirá una red abierta para la ciudadanía, democrática, y no controlada de manera privativa.

En cuanto a los efectos que tendrá la pandemia en los niños, dependerán de nuestra capacidad de trabajar durante los meses posteriores. El verano será un escenario importantísimo: las colonias y los centros recreativos pueden ser una gran herramienta para eliminar los efectos de la pandemia y las dificultades que se hayan adquirido estos meses. Ahora bien, habrá que garantizar un acceso democrático de la mano de ayudas públicas. El ocio será un elemento central para reducir los efectos de la pandemia.

Los centros recreativos y el ocio durante el verano serán importantes para eliminar los efectos de la pandemia sobre los niños

Durante estos meses, parece que la situación ha cambiado pero los contenidos y la manera de estudiar se ha mantenido. ¿Cree que es momento para replantear metodologías pedagógicas?

La crisis actual pone más de relieve esta necesidad, pero ya hace tiempo que tenemos un problema en el sistema educativo. Hay que introducir más elementos artísticos, experimentales, propios de una lógica que no se base en la reproducción del conocimiento. Hay un gran desajuste entre el cambio de época que vivimos, llena de incertidumbres, y los currículos escolares. Necesitamos incorporar estas palabras mágicas, como la creatividad, la innovación o la emprendeduría para educar personas que sean flexibles en épocas cambiantes, como la nuestra. Y eso, la Covid-19 nos lo demuestra.

Habla de la necesidad de introducir más arte y cultura a la educación. Precisamente la cultura tiene un papel relevante durante este confinamiento. Estamos acostumbrados a consumir cultura gratis y estos días se está demostrando cuán vulnerable es el sector. ¿Es momento para dar más voz a la cultura?

La situación lo requiere. La cultura es determinante en el momento que vivimos, pero a la vez vive en una precariedad crónica. Hemos asumido una cultura de acceso libre que no tiene en cuenta la supervivencia de los creadores. Hay que poner de relieve la importancia de la subsistencia económica de la cultura, no sólo en términos de presupuestos: debemos asumir que vale un precio que hay que pagar.

Pero lo que está claro es que es un sector que saldrá muy tocado de esta crisis. Todavía ahora no tenemos claro cuál es el futuro de grandes eventos como festivales o fiestas. Tenemos Sant Jordi aplazado hasta junio. Y se nos viene la duda acerca de cómo celebrar grandes fiestas como el Grec, la Mercè o, incluso, fin de año. Somos muy conscientes de que los efectos del coronavirus se prolongarán en el tiempo y tenemos que encontrar el equilibrio entre la necesidad de recuperar el pulso de ciudad y los requerimientos sanitarios: entre la salud y el disfrute.

La cultura es determinante en el momento que vivimos, pero a la vez vive en una precariedad crónica: debemos asumir que vale un precio que se debe pagar

Recuperar los espacios públicos es recuperar la soberanía como ciudadanía. Al principio de la entrevista hablaba de los aprendizajes de la crisis del 2008, a través del 15M o el Occupy Wall Street. Ambos basados en la movilización. Si en un futuro cercano se imposibilitan las manifestaciones o la movilización, ¿cómo será la protesta?

En todo el mundo padecemos la misma excepcionalidad y creo que se generarán procesos de cooperación y aprendizajes globales cruzados. Esto se dio en 2008 con el Ocuppy y creo que se volverá a dar, aunque no de forma física. Las redes serán un elemento importantísimo, pero la movilización en la calle se seguirá dando y tendremos que valorar los riesgos. Volvemos a lo que hablábamos antes: en momentos de incertidumbre existe el riesgo de que se valore la seguridad y la salud pública por encima de todo; puede que las lógicas autoritarias aprovechen esta incertidumbre para delimitar las posibilidades de la protesta.

Estos días se da el debate sobre la presencia del ejército en las calles. Por un lado la imagen violenta y de gasto público asociado a los militares y por otra las tareas de desinfección de la UME. ¿Qué pesa más?

Hay que pensar en la capacidad de aprovechamiento político que unos y otros puedan hacer de este debate. Pero creo que ahora lo que corresponde es aprovechar todos los recursos disponibles para hacer frente a una situación excepcional que puede superarnos. En este sentido, me sorprende la politización de este debate, que nos distrae de los verdaderos objetivos de estos días.

Esto, sin embargo, no significa ser naif y que nos dé igual de dónde venga la ayuda y quién nos la ofrezca. No comparto la retórica militarista a las ruedas de prensa y no simpatizo con cómo la monarquía se aprovecha de la situación para intentar salir de la situación patética en la que está. Pero son detalles relativamente pequeños en relación a la dimensión del problema. Es absurdo que haya buques hospital militares o dispositivos de desinfección y que no los usemos. Y eso no justifica la existencia del ejército.

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Argentina: Docentes comienzan el lunes la novena semana consecutiva de huelga

América del Sur/ Argentina/ 17.09.2019/ Fuente: www.elpatagonico.com.

El secretario de la Asociación de Trabajadores de la Educación provincial, Santiago Goodman, confirmó que se decidió «continuar de paro por seis días más, desde este lunes hasta el sábado inclusive». Mientras, desde la Mesa de Unidad Sindical Chubut, se convocó a una movilización provincial en Rawson.

El secretario de la Asociación de Trabajadores de la Educación del Chubut (Atech), Santiago Goodman, confirmó que «por mandato de las asambleas escolares» se decidió «continuar de paro por seis días más, desde este lunes hasta el sábado inclusive», con lo cual la medida de fuerza sumará nueve semanas ininterrumpidas sin dictado de clases en la provincia.

El referente de ATECh recordó que «no ha cambiado ninguna de las condiciones que motivaron el paro que veníamos desarrollando, no se nos pagó el sueldo de agosto y por la información con la que contamos al gobierno le cuesta horrores juntar los fondos para hacer frente a la primera escala salarial».

En este contexto de crisis, el Gobierno provincial recibió de Nación 1.237 millones de pesos a través de anticipo de coparticipación, recursos del fondo fiduciario y adelantos de aportes para el Fondo de Incentivo Docente. Sin embargo, ello no alcanzó para pagar lo adeudado a los trabajadores estatales. «De esos fondos solo recibimos por ahora 500 millones que no alcanzan», indicó el ministro de Economía de Chubut, Oscar Antonena.

En tanto que desde la Mesa de Unidad Sindical se convocó anoche a una movilización provincial en Rawson para el próximo martes, tras el levantamiento del acampe que mantenían desde el pasado miércoles afuera de Casa de Gobierno.

Fuente de la noticia: https://www.elpatagonico.com/docentes-comienzan-el-lunes-la-novena-semana-consecutiva-huelga-n5054511

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Argentina: Convocan a un paro docente para el jueves que viene en Capital

América del Sur/ Argentina/ 01.04.2019/ Fuente: www.clarin.com.

Cuando el conflicto docente parece estar muy cerca de resolverse en la Provincia, ahora resurge con fuerza en Capital. La Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), el gremio docente mayoritario en el distrito y que forma parte de Ctera, convocó a una huelga docente para el jueves que viene, 4 de abril. Es “contra las políticas de hambre y empobrecimiento de la gestión Cambiemos”, según un comunicado que distribuyó el sindicato.

En la ciudad de Buenos Aires, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta propuso a los docentes un 23 por ciento de aumento en tres cuotas (9% en marzo 7% en julio y 7% en septiembre) más dos cláusulas de revisión (en mayo y diciembre). Y se reconoció 4% de 2018. Firmaron el acuerdo 14 de los 16 gremios docentes estatales, pero lo rechazaron tanto UTE como Ademys (de sectores de izquierda).

Con el paro del jueves, muchos alumnos tendrán solo dos días de clases la semana que viene. Además del paro, el martes es feriado por Malvinas, y el viernes hay jornadas de mejora institucional.

Eduardo López, titular de UTE, le confirmó a Clarín que el paro docente que ellos convocan es solo para Capital. Y que los ejes principales del reclamo pasan por exigir un “inmediato aumento salarial” y un rechazo a los tarifazos.

También hay un reclamo por los comedores. “Los docentes de la Ciudad exigimos también a ministra de Educación Soledad Acuña que deje de ajustar con la comida de los niños y las niñas. No vamos a aceptar la reducción de las raciones en los comedores escolares porque con hambre no se puede estudiar. Esta semana la funcionaria informó a las direcciones de cada establecimiento que a partir del lunes, quienes no hayan completado los engorrosos trámites de gestión de becas, dejarán de recibir la comida o el refrigerio en sus escuelas. Resulta inadmisible que el Gobierno de la Ciudad afecte un derecho básico como la alimentación en un contexto de crisis, con niveles crecientes de pobreza y hambre en las calles”, agregaron los gremialistas de UTE.

Fuente de la noticia: https://www.clarin.com/sociedad/convocan-paro-docente-jueves-viene-capital_0_AzNICTLsp.html

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