¿La crítica por la crítica misma?

Desconectada de las luchas sociales, sin lugar beligerante contra la opresión, la crítica sirve de bastante poco. A lo sumo se reduce a una especie de “entretenimiento ingenioso” para encontrarle “peros” a todo y ganarse unas palmadas, o unos pesos, “espantando al burgués”. No se negarán aquí los talentos desplegados por algunos “críticos” reconocidos (y temidos) en territorios diversos. No obstante el brillo de los geniecillos críticos suele quedar eclipsado por el individualismo que sofoca al talento con cataratas de egolatría. Toda esa crítica solipsista conduce al aplauso de ellos mismos. Un tedio.

Otra cosa es la crítica, y sus métodos, inflamando las inteligencias populares con escrutinios históricos, dialécticos, éticos y estéticos para fortalecer las tácticas y las estrategias emancipadoras en la lucha de clases. O dicho de otro modo: la fuerza de la crítica -que realmente importa- no está en las contorsiones de los silogismos (o sofismas) lenguaraces, sino en la efectividad de una fuerza del razonamiento sistematizado que esclarece el escenario de las batallas y permite, organizadamente, ascender a la praxis victoriosa, sin reclamar “derechos de autor” ni aplausos para la vanidad.

Aunque estén de moda algunos centros promotores del “pensamiento crítico”, bajo modalidades diversas en cursos, conferencias, talleres o guruísmos… aunque se ofrezcan a crédito (o con “tarjetas de débito”) el asunto es, también, cuánta crítica promueven para ejercer la crítica sobre ellos mismos. Y generalmente no lo resisten. En las refriegas que libra el pueblo trabajador, cotidianamente, contra las condiciones objetivas y subjetivas, impuestas por el capitalismo, se necesita un arsenal creativo de dispositivos críticos capaz de confrontarse a sí mismo en el terreno decisivo de la práctica emancipadora. Crítica fraguada en la crítica de sí, como estrategia dialéctica de acción que garantiza confianza en las organizaciones para las luchas decisivas que se encadenan a diario. No sirven los corpus críticos escleróticos que tanto gustan a las instituciones burocratizadas. No sirven los guiños críticos, de autor, cincelados en el histrionismo de esgrimas lenguaraces. No sirve cualquier cosa en una lucha cruda con objetivos precisos. Especialmente, no sirve el santoral de los sabelotodo críticos, expertos en esconder o negar la lucha de clases.

La clase dominante se esmera en desactivar toda iniciativa de organización transformadora, parida por las bases para emanciparse. Atacan, ridiculizan y desfiguran todo aquello que toque las fibras íntimas de la propiedad privada y la ideología de la clase dominante. Todo aquello que enriquece a los pueblos con las armas de la crítica y la crítica de las armas. En esa guerra por perpetuarse, el capitalismo compra o crea “expertos”, universidades, liceos, academias, “think tanks”, iglesias y todo género de “opio” contra los pueblos. Es decir, los arsenales de guerra ideológica que nosotros debemos someter al campo de la denuncia y de la crítica científica y revolucionaria. O será nada. O seremos nada.

Por definición, todo autoritarismo es enemigo rabioso de la crítica que no puede controlar. Y ha convertido su enemistad en pedagogía para que, a los oprimidos, ni se les ocurra, por miedo o por ignorancia, cultivar las habilidades críticas necesarias para la supervivencia de la libertad. Alguna vez se consideró, incluso bajo el capitalismo, el desarrollo de las capacidades críticas como una virtud de la educación y un logro “civilizatorio” indispensable en las sociedades contemporáneas. Pero duró poco. El desarrollo de las industrias bélicas, la manipulación de conciencias con las industrias mediáticas y el saqueo económico global orquestado por las industrias bancarias… necesitó anular de las cabezas y los corazones todo fundamento o aliento crítico que pudiera exhibir la avaricia burguesa intoxicada de propiedad privada. Para eso han satanizado, perseguido y linchado públicamente a los mejores talentos críticos que han proliferado en las bases sociales y en las luchas emancipadoras. Pero acosada, desfigurada o prostituida, la crítica tiende a sobrevivir sacudiéndose los fardos ideológicos burgueses. Gracias a la fuerza de las luchas hartas de saqueo y humillaciones.

Nuestros arsenales con métodos críticos, no pueden ser armatostes para reverenciar santorales ingeniosos. Por más que estén de moda en los corrillos iluministas. Necesitamos municiones de crítica creativa e inagotable, lúcida y accesible, profunda y portátil, perfectible y autosustentable. Que sea letal contra la economía y la ideología de la clase dominante; que sea fértil en la constitución dialéctica de nuestro programa humanista emancipatorio, que actúe también y sobre sí misma. Un arma inédita para la emancipación de la consciencia. La crítica, como herramienta en manos del pueblo trabajador, debe ser un organismo vivo y producto social, que se necesita a sí mismo para sobrevivir en el medioambiente idóneo que es el aporte y el avance. El acto creador. Por eso es indispensable mantener ajustadas las agujas de sus objetivos, mantener prístinas sus metas y no permitir las desviaciones o las deformaciones que se infiltran al confundir la crítica con el pleito. La crítica necesita sentido y dialéctica. Suele hacerse rancia si se la infecta con cánones repetitivos, si se la aleja de la ciencia y si se dogmatiza. El sentido de la crítica lo aporta la comunidad. La crítica no democratizada suele ser sospechosa y falsa. Nos ha costado mucho aprender que la falsa crítica sirve sólo para poner a la vista las partes que esconden a un todo.

Guardemonos de incurrir en el error, añejamente encumbrado, de abrazar la crítica de los amargos, por más sesuda que parezca. La lucha emancipadora no consiste en propiciar torneos de odios razonados; no consiste en hacer de la amargura un baluarte ni de la revancha un mérito. Y aunque predominen los malestares como atmósfera tóxica donde prospera la crítica, es de urgencia advertir que su fase de realización, su ascenso a la práctica, se logra gracias a los combustibles de la alegría, del espíritu creativo, colaborativo, participativo… organizado, que los pueblos saben darle a todo lo que sueñan, y hacen, para el bienestar común. Se entronizó como un “cliché” la imagen del “crítico” como un mal-encarado espécimen proclive a la intolerancia y a la propagación de verdades a destajo. Pero la crítica debe ser, necesariamente, una alegría. “La creatividad es la inteligencia divirtiéndose” A. Einstein

Hay una crítica que nace, crece y se transforma con el fin de fortalecer a la especie humana en sus luchas y la hay, contrariamente, la que se infiltra para desmoralizar, inhibir y desactivar luchas, luchadores y luchadoras. Nosotros requerimos de un método de crítica fecundo y muy dinámico, generado en todos los frentes permanentemente para que sea capaz de aprovechar las mejores herencias sin caer en emboscadas canónicas. Método de crítica revolucionaria en manos de los pueblos como bandera, como escudo como poesía. De todos, para todos y desde todos. “Deseable, posible y realizable”. (Sánchez Vázquez)

Dr. Fernando Buen Abad DomínguezDirector del Instituto de Cultura y Comunicacióny Centro Sean MacBrideUniversidad Nacional de Lanús.Miembro de la Red en Defensa de la Humanidad.Miembro de la Red Verdad contra las Fake News.Miembro de la Internacional Progresista.Miembro de REDS (Red de Estudios para el Desarrollo Social)

Fuente: https://rebelion.org/la-critica-por-la-critica-misma/

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Las jóvenes argentinas que quieren «cambiar el mundo» a través de la educación en contextos vulnerables

22 octubre 2017/Fuente: lanacionAutor: Stephanie Chernov

Son graduadas universitarias y participan de Enseñá x Argentina, un programa que promueve la incorporación de jóvenes profesionales en comunidades educativas postergadas

Lucía Hermelo y Lourdes Ollivier son dos jóvenes profesionales que «quieren cambiar el mundo» a través de la educación. Así se presentan en el primer minuto de diálogo con LA NACION, sentadas en el despacho de Omar Brandan, el director de la Escuela de Educación Secundaria Técnica Número 1 de Vicente López. Tienen 30 y 28 años y hace 9 meses participan del programa de Enseñá x Argentina, una ONG que promueve el trabajo colaborativo entre docentes y graduados universitarios con el objetivo de mejorar la calidad educativa en escuelas de contextos vulnerables de Buenos Aires, Córdoba, Salta y Jujuy.

«Me uní al programa para cambiar el mundo y los estudiantes me enseñan todos los días que ellos son los que lo van a cambiar», dice Lucía Hermelo, que es abogada, estudió Comunicación Social y ahora cursa el Profesorado en Educación Media y Superior en la Universidad del Salvador con una beca de la fundación. Lucía y Lourdes dedican quince horas de sus semanas al voluntariado en la escuela técnica de Vicente López y cinco horas a un proyecto institucional anual que desarrollaron luego de hacer un relevamiento del estado de la educación en el colegio. «Hicimos encuestas a todo el personal e identificamos distintas situaciones a tratar durante el año, entre las cuales la convivencia y la comunicación eran una de las más requeridas. En base a eso planificamos talleres con la idea de que sea un espacio seguro y de que nadie se quede afuera», explica Hermelo.

La fundación le acercó la propuesta a la institución a fines del año pasado y concretaron una reunión con el personal del colegio para ofrecer el trabajo en conjunto con las PExAs (Profesionales de Enseñá x Argentina). «El objetivo estaba claro: que los chicos se sientan más contenidos y más acompañados en el aula con el fin último de mejorar el rendimiento y redefinir el paradigma de enseñanza de acá a dos años», dice Omar Brandan, director y docente. Enseguida algunos docentes de materias como geografía, matemática y electrónica se mostraron interesados y en marzo de este año conocieron a Lourdes y a Lucía, que durante dos años serían sus «parejas» pedagógicas en las aulas.

Sobre el trabajo colaborativo, ambas resaltan que las recibieron con los brazos abiertos y se sintieron muy cómodas desde el inicio: «Que nos reciban en sus aulas es un gesto de humildad enorme y nosotras nos fuimos adaptando a la necesidad de cada docente anfitrión y de cada curso», relata Hermelo, al tiempo que Ollivier destaca la retroalimentación positiva entre ella y su pareja.

Una de las mayores preocupaciones era cómo las recibirían los alumnos. «Los chicos lo naturalizan por completo, tienen la posibilidad de tener dos ‘profes’ y eso es algo muy rico para ellos. Si tienen alguna duda y una está explicando la otra está disponible», afirma con convicción Ollivier, que es licenciada en psicopedagogía. Al principio fue una cooperación más accesoria, ligada a tareas de asistencia: «Una de las primeras clases me causó mucha gracia porque una de las chicas estaba sosteniendo un mapa de la Argentina. Su primera función fue de perchero más o menos», bromea Brandan, y afirma, ahora serio, que los primeros resultados se vieron en la modalidad de enseñanza.

A medida que transcurrió el tiempo, el vínculo entre las nuevas docentes con los demás integrantes del aula se fue fortaleciendo. Observaron el trabajo de su pareja, aprendieron los nombres de cada uno de los estudiantes, los conocieron en profundidad y empezaron a intervenir en la dinámica de la clase. «El 70% de las aulas tienen equipos multimedia. El recurso está, pero muchas veces el docente no tiene el tiempo ni la experiencia necesaria para usarlo y la incorporación de las chicas fue muy valiosa en este sentido, porque han colaborado mucho en la preparación del material, asistencia en el aula y el trabajo en equipo», indica Brandan.

Walter Suszynski, un alumno de sexto año de la escuela, cuenta en diálogo con LA NACION que la incorporación de las chicas lo ayudó a mejorar en las dinámicas grupales: «Es bueno tener a alguien formado de esa manera para que te ayude a mejorar, que te anime y que te enseñe a trabajar en grupo en la escuela».

«Yo el cambio lo noté sobre todo en las habilidades socioemocionales que intentamos trabajar. Al ser una escuela técnica hacemos esfuerzo en esa otra pata, que el día de mañana les van a servir no sólo en la escuela, sino para la vida misma», relata Hermelo con los ojos entrecerrados por su sonrisa. «Ellos mismos notan el cambio y enseguida lo quieren dar a conocer; es hermoso para el poquito tiempo que llevamos en la escuela», continúa.

Ollivier hace hincapié en la evolución que hicieron los chicos desde que empezó a trabajar con ellos: «Si uno los motiva y les muestra que el camino es por el esfuerzo realmente hacen un cambio y poder dedicarse a cada uno de los chicos en particular es lo más rico», cuenta, a la vez que opina que «si uno busca un motor de cambio tiene que empezar por la educación».

Abren las búsquedas de voluntarios para 2018

Hace unos días, la fundación anunció que comenzó el proceso de reclutamiento de jóvenes profesionales que, como Lucía y Lourdes, quieran contribuir en mejorar la problemática educativa argentina. El plazo de inscripción finalizará cerca de fin de año y tienen como objetivo sumar a 20 profesionales en CABA, 20 en Córdoba, 8 en Salta y 10 en Jujuy.

Al comenzar el programa, en enero de 2018, realizarán una capacitación de un mes que los prepara para estar en el aula y, además, recibirán una beca total para cursar un profesorado en enseñanza media y superior y encuentros de formación especialmente diseñados por la organización. Durante todo el programa serán acompañados por un tutor que los guía en su crecimiento y los ayudará en la reflexión de sus prácticas dentro de las escuelas.

Sobre el final de la charla, Lucía y Lourdes concluyen sobre la experiencia. «Es un desafío constante y requiere mucho esfuerzo pero lo que te devuelve la experiencia vale la pena. No sólo te encauza en tu vocación, sino que te enseña valores que te marcan para el resto de la vida», dice Lucía, mientras Lourdes la mira con aprobación.

Los interesados podrán inscribirse a través de su página web o contactándose al e-mail:quieroserpexa@ensenaporargentina.org .

 

Fuente de la noticia: http://www.lanacion.com.ar/2073111-las-jovenes-argentinas-que-quieren-cambiar-el-mundo-a-traves-de-la-educacion-en-contextos-vulnerables

Fuente de la imagen:http://bucket2.glanacion.com/anexos/fotos/14/educacion-2552514w620.jp

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Libro: ‘Aprender a investigar, investigando’. Autor: Herman Van de Velde

Reseña: Este interesante material, presentado bajo la autoría de Herman Van de Velde, muestra una experiencia vivida/construida colectivamente, entre facilitador y estudiantes, en el contexto de una Maestría ‘Formación de Formadoras/es’. El mismo muestra la aplicación de una metodología participativa, basada en el Paradigma Vital-Esencial ‘Cooperación Genuina’, tal como lo propone ÁBACOenRed.

Link de descarga: http://abacoenred.com/wp-content/uploads/2015/10/Aprender-a-investigar-investigando.pdf

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