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“LO QUE TODO AMBIENTALISTA NECESITA SABER SOBRE CAPITALISMO”: FRED MAGDOFF Y JOHN BELLAMY FOSTER.

Por: Marxismo Crítico.

Ha llegado el momento de que aquellos preocupados por el destino de la Tierra enfrenten los hechos: no sólo la grave realidad del cambio climático sino también la acuciante necesidad de un cambio en el sistema social. La incapacidad de arribar a un acuerdo sobre el clima global en Copenhague en diciembre de 2009 no fue únicamente una simple abdicación de liderazgo mundial, como se ha sugerido frecuentemente, sino que tuvo raíces más profundas en la inhabilidad del sistema capitalista para lidiar con la creciente amenaza a la vida en el planeta. El conocimiento de la naturaleza y los límites del capitalismo, y los medios para trascenderlo, tienen entonces importancia vital. En palabras de Fidel Castro en diciembre de 2009: “Hasta hace muy poco se discutía sobre el tipo de sociedad en que viviríamos. Hoy se discute si la sociedad humana sobrevivirá”.

I. La crisis ecológica planetaria

Existe abundante evidencia de que los humanos han causado daño ambiental durante milenios. Problemas por deforestación, erosión de suelos, y salinización de suelos irrigados se remontan a la antigüedad. Platón escribió en Critias:

“Nuestra tierra ha venido a ser, en comparación con la que fuera entonces, como el esqueleto de un cuerpo descarnado por la enfermedad. Las partes grasas y blandas de la tierra se han ido en todo el derredor, y no queda más que el espinazo desnudo de la región. Pero, en aquellos tiempos, cuando estaba aún intacta, tenía como montañas, elevadas ondulaciones de tierra; las llanuras que hoy día se llaman campos de Feleo, estaban cubiertas de glebas grasísimas; sobre las montañas había extensos bosques, de los que aún quedan actualmente huellas visibles. Pues, entre estas montañas que no pueden alimentar ya más que las abejas, las hay sobre las que se cortaban, no hace aún mucho tiempo, grandes árboles, aptos para levantar las mayores construcciones, cuyos revestimientos aún existen. Había también multitud de altos árboles cultivados, y la tierra brindaba a los rebaños unos pastos inagotables. El agua fecundante de Zeus que caía cada año sobre ella, no corría en vano, como actualmente para irse a perder en el mar desde la tierra estéril: la tierra tenía agua en sus entrañas, y recibía del cielo una cantidad que ella había hecho impermeables; y ella conducía también y desviaba por sus anfractuosidades el agua que caía de los lugares elevados. De esta manera, por todas partes se veían rielar las generosas corrientes de las fuentes y los ríos.
Respecto de todos estos hechos, los santuarios que en nuestros días aún subsisten en honor de las antiguas fuentes, son un testimonio fehaciente de que esto que acabamos de contar es verídico”.

Lo que es diferente en nuestra era actual es que existen muchos más de nosotros habitando la Tierra, que tenemos tecnologías que pueden ocasionar daños mucho peores y hacerlos más rápido, y que tenemos un sistema económico que no conoce límites. El daño que se está haciendo se encuentra tan extendido que éste no sólo degrada ecologías locales y regionales, sino que también afecta el medio ambiente planetario.

Existen muchas sólidas razones para que, junto a muchas otras personas, nos preocupemos sobre la vigente y rápida degradación del medio ambiente de la Tierra.

El calentamiento global, ocasionado por el aumento inducido de gases de efecto invernadero (CO2, metano, N2O, etc.), se encuentra en proceso de desestabilizar el clima mundial –con horrendos efectos para la mayoría de las especies en el planeta y la humanidad misma con cada vez más seguridad. Cada década es más cálida que la anterior, con 2009 alcanzando el nivel del segundo año más cálido (2005 se encuentra primero) en los 130 años de registros instrumentales de la temperatura a nivel mundial.[3] El cambio climático no ocurre de forma gradual, linear, sino que es nolinear, con todo tipo de retroalimentaciones que lo amplifican y puntos de no retorno.

Existen claros indicios de los problemas que nos deparará el futuro. Éstos incluyen:

– Derretimiento del hielo del Océano Ártico durante el verano, que reduce el reflejo de la luz solar al reemplazar el hielo blanco por el océano oscuro, y por lo tanto, aumentando el calentamiento global. Satélites muestran que el remanente del hielo ártico durante el verano se redujo en un 40 por ciento en 2007 respecto de fines de la década de 1970, cuando comenzaron las mediciones precisas.

– La eventual desintegración de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida, ocasionada por el calentamiento global, ocasiona aumentos en los niveles de los océanos. Inclusive un aumento del nivel del mar de entre 1-2 metros podría ser desastroso para cientos de millones de personas habitando países que se encuentran a nivel del mar como Bangladesh y Vietnam, y varios estados insulares. Un aumento del nivel del mar a una tasa de unos pocos metros por centuria no es inusual en el registro paleoclimático, y por lo tanto debe considerarse posible, dadas las actuales tendencias de calentamiento global. Actualmente, más de 400 millones de personas viven dentro de los cinco metros sobre el nivel el mar, y más de mil millones dentro de los veinticinco metros.

– La veloz disminución de los glaciares de montaña a nivel mundial, muchos de los cuales –de continuar las actuales emisiones de gases de efecto invernadero- podrían encontrarse prácticamente (o totalmente) desaparecidos en la presente centuria. Estudios han demostrado que un 90 por ciento de los glaciares de montaña a nivel mundial ya se encuentran en franco repliegue debido al calentamiento global. Los glaciares del Himalaya proveen de agua a países con miles de millones de habitantes en Asia durante la temporada seca. Su reducción ocasionará inundaciones y agudizará la escasez de agua. El derretimiento de los glaciares de los Andes está contribuyendo a inundaciones en esa región. Pero el problema más inmediato, vigente y de largo plazo, asociado con la desaparición de los glaciares –visible hoy en día en Bolivia y Perú- es el de la falta de agua.

– Devastadoras sequías, expandiéndose posiblemente a un 70 por ciento de las tierras dentro de las próximas décadas de continuar la situación actual; ya se ha tornado evidente en el norte de India, noreste de África y Australia.

– Mayores niveles de CO2 en la atmósfera pueden incrementar la producción de algunos tipos de cultivos, pero éstos podrían verse dañados en años futuros por una desestabilización que ocasione condiciones climáticas secas o muy húmedas. Ya se han constatado pérdidas en campos de arroz en el Sureste Asiático, atribuidos a mayores temperaturas durante la noche que ocasionan disminuciones en el incremento de la respiración nocturna de la planta. Esto implica una mayor pérdida de lo producido
por fotosíntesis durante el día.

– Cambios rápidos en el clima de ciertas regiones ocasionan la extinción de especies que no pueden migrar o adaptarse, conduciendo a un colapso de todo el ecosistema que depende de las mismas, y la muerte de más especies. (Ver debajo para más detalles de la extinción de especies).

– Relacionado al calentamiento global, la acidificación del océano producto de un aumento en la absorción de carbono amenaza con el colapso de ecosistemas marinos. Recientes indicios sugieren que una acidificación del océano puede, eventualmente, reducir la eficiencia del océano en la absorción de carbono. Esto significa una potencial y más veloz acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera, y una aceleración del calentamiento global.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/lo-que-todo-ambientalista-necesita-saber-sobre-capitalismo-fred-magdoff-y-john-bellamy-foster/

Imagen: http://insurgenciamagisterial.com/wp-content/uploads/2016/11/chiledesarrollosustentable.jpg

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País Vasco / Bilbao: Llamamiento III Encuentro Ecosocialista Internacional

Europa/País Vasco/04 de Septiembre de 2016/Fuente: Kaos en la Red

La Humanidad se encuentra en frente de una decisión crucial: O cambiamos de sistema económico y político o vamos hacia la barbarie. Atravesamos una grave crisis ecológica, social y de cuidados, de la cual el cambio climático es su manifestación más inquietante, pero también lo son la perdida de la biodiversidad, el agotamiento de recursos naturales o la destrucción de bosques. Estamos ante una suma de crisis interconectadas que suponen una amenaza sin precedentes para la humanidad y el resto del mundo vivo. Además, la apropiación de la riqueza por cada vez menos gente genera un injusto reparto que hace aumentar la desigualdad económica y de género, impidiendo el acceso a una vida digna en nuestras sociedades y pueblos.

En la raíz de esta catástrofe se encuentra un sistema de producción, reproducción, distribución y de consumo– el capitalista heteropatriarcal– basado en la dinámica expansiva de la acumulación, en el consumismo y el fetichismo de las mercancías. Este sistema genera un incremento de las desigualdades, injusticia social, pobreza y exclusión. Esta lógica expansiva se revela incompatible con la protección del ser humano y de la naturaleza. El crecimiento sin límites es incompatible con el mantenimiento de las bases materiales que sostienen la vida humana. Si no cambiamos de rumbo, asistiremos a catástrofes ecológicas cada vez más frecuentes, que causarán muertes, sufrimiento y desplazamientos forzosos de una parte cada vez mayor de la humanidad. Se agravarán las guerras por el control de los recursos naturales decrecientes y asistiremos a una profundización de la militarización y control sobre los pueblos. El capitalismo, guiado por la lógica del beneficio y crecimiento a cualquier precio, está arrastrando a la humanidad hacia el ecocidio. El capitalismo es un arma de destrucción masiva. Nos están robando el presente e imposibilitando un futuro digno para las generaciones actuales y las venideras.

Quienes firmamos este llamamiento consideramos que las respuestas a la crisis ofrecidas por el sistema capitalista (capitalismo verde, desarrollo sostenible, mercado de carbono, energía nuclear, acuerdos de libre comercio como el , TISA o TTIP, fracking, (des)ordenación del territorio que prima a las grandes urbes en detrimento de lo local y las comarcas, acaparamiento de tierras, agricultura industrial, devastadoras macro-infraestructuras, o extractivismo, etc.) son falsas soluciones. Nos abocan al abismo, son inaceptables desde el punto de vista de la justicia y no responden a la urgencia ecológica, social y de cuidados a la que se enfrenta la humanidad. Son en realidad nuevas formas de generar negocios a costa de la destrucción del planeta.

Nos quieren hacer creer que no hay alternativa a su sistema económico y político, pero en los últimos años, cientos de experiencias, proyectos y alternativas han surgido por todo el mundo. Las movilizaciones contra el acueducto Keystone XL en EE.UU. y las realizadas en el marco de la cumbre de Paris (COP21), el movimiento contra el TTIP o el de justicia climática son una esperanza para crear esta alternativa. Las experiencias de la dinámica Alternatiba (Euskal Herria y Francia) lo atestiguan. Así como lo son los procesos de transformaciones sociales, políticos y económicos que avanzan en América Latina, Asia o África y que se sustentan en gran medida sobre paradigmas como el Buen Vivir y armonía del ser humano con la naturaleza.

Una nueva generación de activistas y nuevas formas de resistencia está naciendo. También en Euskal Herria tenemos experiencias y proyectos alternativos, pero para que no se conviertan en la excepción que confirma la regla capitalista, necesitamos crear conciencia ecosocialista y aunar fuerzas para lograr una autentica transformación Hay que poner fin a la simbiosis entre instituciones y poder económico, construyendo otro modelo institucional que priorice la vida y las personas y anteponga los intereses colectivos sobre el mercado y los especuladores. Que el trabajo predomine sobre el capital. Es hora de que los pueblos, desde el ejercicio de su soberanía, asuman la responsabilidad de cambiar la actual situación. De generar un caudal ecosocialista y feminista que cambie el curso de la corriente de la destrucción.

Nosotras, personas de diferentes movimientos sociales, sindicatos y organizaciones políticas de Euskal Herria, del Estado Español, de Suiza y de otros países de Europa, os invitamos a los III Encuentros Internacionales que tendrán lugar en Bilbao (Euskal Herria) del 23 al 25 de Septiembre del 2016. Son la continuación de los I Encuentros que tuvieron lugar en Ginebra en Enero del 2014 y de los II que tuvieron lugar en Madrid en Junio del 2015.

Os invitamos a que suscribáis este llamamiento internacional como representantes de vuestras organizaciones o a título individual. A que lo difundáis y participéis activamente en los debates.

Proponemos 2 ejes de debate:

Transiciones ecosociales ante la urgencia ecológica y la emergencia social

La hora de la Troika o la hora de los pueblos de Europa: democracia, soberanía y justicia social

Necesitamos coordinar nuestro trabajo, programar tareas y movilizaciones comunes para lograr que nuestras alternativas sean sostenidas, apoyadas y participadas por una gran mayoría de gente que busca una transformación radical del sistema capitalista. Entre otras, queremos también coordinarnos e insertarnos en la agenda de movilizaciones post-COP21 y en las que se deriven de las iniciativas del Plan B para Europa.

En nuestro proyecto ecosocialista, y por ende anticapitalista, tienen cabida todas aquellas personas y movimientos que aspiren a transitar hacia sociedades justas, sostenibles y antipatriarcales.

Nos vemos en Bilbao!

Primeras firmas de llamamiento:

Internacional: Alfons Perez (ODG, Països Catalans), Amaia Pérez Orozco (Eje de Precariedad y Economía Feminista, estado español), Christine Poupin (CGT et NPA, France), Christophe Aguiton (ATTAC, France), Conrad Kunze (Rosa Luxemburg, Deutschland), Daniel Süri (colectivo contra gas de esquisto, Suiza), Daniel Tanuro (LCR-SAP, Belgique), Elizabeth Peredo (Observatorio Boliviano de Cambio Climático y Desarrollo, Bolivia), Éric Toussaint (CADTM, Belgique), Jordi Roca (Universitat de Barcelona, Països Catalans), Jorge Riechmann (Podemos, estado español), Juan Tortosa (SolidaritéS, Suitza), Manuel Garí (Fundación Viento Sur, estado español), María Eugenia Rodríguez Palop (Universidad Carlos III, estado español), Marianne Ebel (Marcha Mundial de las Mujeres, Suiza), Nicolas Haeringer (350.org, France), Pascoe Sabido (Corporate Europe Observatory, Belgique), Payal Parekh (350.org, Suitza), Tadzio Mueller (activista a favor de la justicia climática, Deutschland), Tchenna Maso (MAB, Brasil), Txetx Etcheverry (Bizi! Mugimendua, Euskal Herria), Vincent Gay (Ensemble, France), Yayo Herrero (Ecologistas en acción, estado español), Zoe Konstantopoulou (Grecia).

Euskal Herria: Adolfo Muñoz, Txiki (ELA), Ainhoa Etxaide (LAB), Ayem Oskoz (Alternatiba), Dani Maeztu (Aralar), Iratxe Alvarez (ESK), José Ángel Elgezabal (Antikapitalistak), Marije Etxebarria (Steilas), Miren Zabaleta (Sortu), Purificación Pérez (Mugarik Gabe), Ricardo Hernández (Hitz & Hitz), Rosa Lago (Ekologistak Martxan), Rosa Martínez (Equo), Xabier Benito (Podemos)

Fuente: http://kaosenlared.net/pais-vasco-bilbao-llamamiento-iii-encuentro-ecosocialista-internacional/

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Japón: Escuela con cuatro veces la radiación permitida

Asia/Japón/19 Junio 2016/Fuente y Autor: EFE

Detectan alto nivel de radiación en un centro de secundaria de Fukushima

Un centro de educación secundaria de la región japonesa de Fukushima ha registrado un nivel de radiación hasta cuatro veces superior a lo permitido, debido al almacenamiento de residuos contaminados por el accidente nuclear, informó hoy el diario Asahi.

Las instalaciones del centro en la localidad de Iizaka, a unos 70 kilómetros de la accidentada central de Fukushima Daiichi, albergan unos 20 metros cúbicos de ramas de árbol y plantas contaminadas con isótopos radiactivos, según el citado medio.

El aparcamiento de bicicletas del centro fue empleado como almacén temporal de estos residuos durante la construcción de un depósito permanente cerca de Fukushima Daiichi, pero el estancamiento de este proyecto ha provocado que los materiales contaminados continúen allí.

El Gobierno japonés es el responsable de gestionar y deshacerse del material radiactivo que supere los 8.000 becquereles por kilogramo, según la legislación nipona.

Cuatro veces por encima de la ley 
A petición de un docente del centro, laboratorios de Tokio y Fukushima detectaron entre 27.000 y 33.000 becquereles por kilogramo en las muestras analizadas, un nivel hasta cuatro veces por encima de lo que estipula la ley del país asiático.

Está previsto que los residuos actualmente dispuestos en bolsas en el citado aparcamiento se almacenen más adelante en hoyos ubicados en las inmediaciones del centro hasta que puedan ser trasladados a una localización definitiva.

Los alumnos y el personal no han recibido ninguna advertencia oficial sobre los residuos abandonados en el centro educativo, que ya fue descontaminado en agosto de 2011 tras el accidente de Fukushima Daiichi, detalló el diario nipón.

El incidente se produjo el 11 de marzo de 2011, cuando un potente terremoto y el posterior tsunami dañaron esta central del noreste de Japón y provocaron la peor crisis nuclear registrada en el mundo desde la de Chernóbil.

La gestión los residuos radiactivos recogidos en las proximidades de la central es uno de los problemas que afrontan las autoridades niponas tras el accidente, debido a su elevado volumen y a la dificultad de encontrar terrenos apropiados para depositarlos de forma segura y permanente.

 

Fuente de la noticia: http://noticias-ambientales-internacionales.blogspot.com/2016/06/escuela-japonesa-con-cuatro-veces-la.html

Fuente de la imagen:https://3.bp.blogspot.com/-6rVDa2Vj22c/V2E9XEWhXhI/AAAAAAAA1fY/wnhaS7VzrP8tQwfWo1gTe2567CIgrPubQCLcB/s1600/Detectan%2Balto%2Bnivel%2Bde%2Bradiaci%25C3%25B3n%2Ben%2Bun%2Bcentro%2Bde%2Bsecundaria%2Bde%2BFukushima.jpg

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Naciones Unidas llama a luchar contra la desertificación y la sequía

Naciones Unidas, Prensa Latina

En el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, llamó hoy a enfrentar esos fenómenos que impactan a la humanidad en sectores como la alimentación.

En su mensaje a propósito de la fecha, establecida en 1994 por la Asamblea General, el diplomático señaló que este año el lema de la jornada es «Protejamos el planeta. Recuperemos la tierra. Involucremos a la gente».

Por tanto, insto a la comunidad internacional a cooperar para neutralizar la degradación de las tierras, en el contexto de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible y los esfuerzos que representa en la construcción de un fututo de dignidad y oportunidades sin exclusiones, dijo.

De acuerdo con el Secretario General de Naciones Unidas, más del 50 por ciento de las tierras agrícolas en el planeta están mediana o gravemente degradadas, y cada año se pierden 12 millones de hectáreas, las cuales dejan de ser cultivables.

Al respecto, Ban advirtió que la subsistencia y el bienestar de cientos de millones están en peligro, en un escenario mundial marcado por la triste realidad de que cerca de 800 millones de personas padezcan subalimentación crónica.

La ONU alerta que en los próximos 25 años, la degradación de las tierras podría reducir la producción mundial de alimentos hasta en un 12 por ciento, lo que incrementaría los precios de los productos en un 30 por ciento.

Sin una solución a largo plazo, no solo se afectará el suministro de alimentos, porque se propiciará el aumento de las migraciones y el riesgo de inestabilidad en muchas regiones y países, subrayó el Secretario General.

Ban insistió en los vínculos entre la desertificación, la degradación de las tierras, las sequías y el cambio climático.

«Como resultado de la degradación y el cambio climático, la severidad y frecuencia de las sequías crecen, junto a las inundaciones y las temperaturas extremas», precisó.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&idioma=1&id=4984261&Itemid=1

Imagen de uso libre tomada de: https://i.ytimg.com/vi/Iz3jy6UfA8M/maxresdefault.jpg

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Chile:Desastre en Chiloé y Región de los Lagos «Es mucho más que marea roja y mucho más que un tema de pescadores»

América del Sur/Chile/28 Mayo 2016/Fuente y  Autor: Ecoportal

Organizaciones lamentan la manipulación del conflicto salmonero que el gobierno coludidamente con sectores empresariales vienen sosteniendo para no asumir medidas de fondo que se requieren en el marco de la zona de catástrofe, considerando la participación de los diversos sectores afectados.

Por otro lado, la central Unitaria de Trabajadores de Llanquihue difundió este 17 de mayo una serie de correos electrónicos en que ejecutivos de la patronal Salmonchile pautean y organizan el viaje de trabajadores del salmón para que en Santiago y Valparaíso protesten a favor de los intereses de los empresarios. Incluso envían la carta que los trabajadores deberían presentar estos días para exigirle a la Presidenta Bachelet que ponga fin a la protesta social de Chiloé, hecho que ha sido considerado como inconcebible e inmoral, ya que nuevamente se intenta sobre poner los intereses empresariales por la vida íntegra de todos los habitantes del territorio, instrumentalizando las necesidades de los trabajadores.

La Asamblea Social de Chiloé recientemente emitió un comunicado público donde acusa que operadores políticos con aspiraciones electorales y grupos pro empresas han actuado con el propósito de bajar las movilizaciones y de aceptar el acuerdo sin posibilidad de que se establezcan diálogos internos, sociabilización y correspondiente respuesta, por el contrario, se habría impuesto una determinación arbitraria, en desmedro de las mayorías para efectos comunicacionales y políticos, formas que se extendieron en varias localidades del archipiélago.

La Asamblea Social de Castro señala que los conflictos medioambientales presentes en el archipiélago de Chiloé continuaran y no los resolverá una denominada “comisión de expertos”, tampoco mejorarán las condiciones sanitarias de la salmonicultura, ya que lo que no se cuestiona en este acuerdo, es el origen violento de la política extractivista y depredadora del neoliberalismo presente en las industrias que explotan y contaminan el mar, problema que no es solamente de los pescadores sino también de las comunidades, los campesinos y campesinas, trabajadores y trabajadoras de las plantas de proceso, los estudiantes, profesores y profesoras, el empleado fiscal, los trabajadores del mar, de la construcción, los que navegan y se transportan, los algueros y pelilleros, los recolectores de orilla, el sector turístico y gastronómico, y “todos los hijos de este archipiélago que trabajan día a día para dar pan y educación a sus hijos”, indica la Asamblea.

Mucho más que marea roja: Depredación extractivista

La Dirección General del Territorio Marítimo y de Marina Mercante y el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) del estado chileno autorizaron durante marzo del año 2016 la descarga de desechos salmoneros por 9 mil toneladas, hechos que no son considerados como aislados y que estarían relacionados con la mortandad de peces, bivalvos, lobos marinos entre otras múltiples especies marinas en las costas del archipiélago de Chiloé durante abril del 2016 y hasta lo que va en el presente del mes de mayo.

Como se viene señalando, desde febrero pasado, una floración masiva de microalgas nocivas en el mar interior de Chiloé causó la muerte de una cantidad indeterminada de salmones de cultivo y ante esto se ha señalado: “La sobrecarga de nutrientes y materia orgánica en cantidades que superan las capacidades del ambiente para absorber, reciclar o dispersar este ingreso de nutrientes, no solamente implica eventos de afloramiento de microalgas, sino además la aparición de condiciones anaeróbicas en este sistema, condiciones que habrían causado mayores alteraciones y perjuicios a los embates de la marea roja que actualmente afecta la zona y asimismo, una grave contaminación y mortandad directa a diferentes especies causa de los desechos salmoneros”, indicó el Movimiento por la Defensa y Recuperación de las Aguas – Territorios.

Hace algunas semanas se ha iniciado una campaña impulsada por habitantes de Chiloé a través de change la que ha recogido ya 36 mil firmas para que se investigue seriamente y terminar con la impunidad de las salmoneras: “Los habitantes de Chiloé estamos sufriendo una de las mayores catástrofes de nuestra historia. La pesca está absolutamente parada, toda la zona es un desastre, ya que la magnitud hizo que se enfermen toda la fauna de la zona, afectando a todos los habitantes de Chiloé. Las pérdidas económicas y ambientales son incalculables.”, indican, agregando: “Hace años que las empresas arrojan miles de toneladas de desechos con residuos químicos a nuestro mar, sin que nadie haga nada y este problema no es nuevo. Las salmoneras han abusado por años de las franquicias otorgadas por el gobierno. Las ganancias de las salmoneras son millonarias. Las condiciones laborales de quienes trabajan en ellas, especialmente mujeres, son muy malas. Además explotan nuestros recursos naturales sin piedad. ¿Por qué se siguen permitiendo estos abusos?”, se preguntan desde Chiloé.

El Movimiento Defendamos Chiloé ha señalado que si bien es urgente resolver el petitorio de los pescadores, también es prioritario resolver demandas históricas, la contaminación salmonera y la de un plan de desarrollo sostenible y reactivación económica de Chiloé.

El Centro de Estudios Sociales de Chiloé ha señalado: “Hoy Chiloé vive la peor crisis socioambiental de su historia debido a la consolidación de un modelo extractivista que saquea y despoja bienes comunes naturales y sociales. Modelo que se ha materializado, principalmente, a través del incentivo estatal para la expansión privada y transnacional de la industria salmonera, la expansión de monocultivos forestales, la proliferación de mega-parques eólicos sin un ordenamiento territorial energético, la privatización de grandes territorios destinados al turismo de lujo, la imposición centralista de megaproyectos y la actual expansión de concesiones de exploración y explotación minera”

En virtud de una reciente comunicación a la Relatora ONU sobre derechos de los Pueblos Indígenas, Victoria Tauli – Corpuz, el Consejo de Comunidades Williche de Chiloé señaló que se hace indispensable que se establezcan medidas y mecanismos de reparación ante la severa contaminación marítima causada por la industria salmonera que debe ser bajo la participación directa y activa de las comunidades Williche de Chiloé y zonas aledañas en la Región de los Lagos, que consideren las prioridades en materia de desarrollo y medios de subsistencia que señala La Declaración ONU y el Convenio 169 quienes establecen el deber de los Estados de asegurar el derecho de los pueblos indígenas al acceso a sus medios de subsistencia y el derecho a que se les asegure el disfrute de sus propios medios de desarrollo, y a dedicarse libremente a todas sus actividades económicas tradicionales y de otro tipo, indicados en dichas normas.

Amplio apoyo a manifestaciones que resisten en Chiloé y alrededores

Cabe señalar que en diversas zonas se mantienen movilizaciones entre protestas, cortes de ruta y manifestaciones, como ocurre en Quemchi, Ancud, Quellón dentro de Chiloé; y asimismo lugares como Pargua en las inmediaciones. Delegaciones musltisectoriales de Ancud y también de diversas comunidades Williche del archipiélago, encabezadas por el lonko Cristian Chiguay arribaron a Puerto Montt a manifestarse contra las erráticas políticas gubernamentales.

Por su parte, diversas organizaciones sociales han manifestado un amplio apoyo a los sectores que se movilizan. Representantes de distintas Federaciones de estudiantes que visitaron Chiloé manifestaron una activa solidaridad. Noelia Garrido presidenta de la Federación de estudiantes de la Universidad de la Frontera señaló a medios independientes: “Nosotros reconocemos que acá los responsables de toda la situación no es solamente el gobierno sino que también todos los empresarios de las salmoneras que hoy tienen a toda la región en estas condiciones y también llamamos a la unidad de todos los sectores incluyéndonos a nosotros los estudiantes que estamos a disposición de esta lucha porque la consideramos como propia como parte del centro sur y como sector movilizado.”, indicó la dirigenta.

El Movimiento Social por la Recuperación del Agua, emitió hace algunos días un comunicado público insistiendo que la actual catástrofe que se relaciona directamente con los embates de la industria salmonera y el estado chileno “es un urgente llamado de alerta para terminar con este tipo de prácticas primitivas que atropellan derechos humanos así como ocurre con otras actividades extractivistas en el País, como es la minería, las forestales y los proyectos de energía”, agregando: “Al respecto, queremos manifestar categóricamente: Chiloé es un territorio patrimonial indispensable para la vida, no un botadero.”, indicaron, solidarizando con las movilizaciones de protesta en Chiloé e hizo un llamado a los agentes estatales a asumir con probidad sus cometidos a favor de los derechos de la población y poner fin a antidemocráticas amenazas de represión.

Por su parte la Red por la Defensa de los Territorios ha señalado recientemente a través de un comunicado:

– La situación que afecta a Chiloé y zonas contiguas en la Región de Los Lagos es mucho más que marea roja y mucho más una situación que concierne a sectores de pescadores, sino a todos los habitantes que de una u otra manera se ven afectados en posibilidades de desarrollo, bienestar social y condiciones de vida en diversos ámbitos.

– Lamentamos que el gobierno, en vez de asumir la oportunidad para establecer mecanismos efectivos y democráticos de participación teniente a recibir las necesidades y prioridades de diversos sectores sociales de Chiloé y alrededores, con una perspectiva intercultural (chilena – williche) haya optado por actuar coludidamente con los intereses de sectores empresariales, imponiendo por sobre mayorías acuerdos con algunos sectores de pescadores que han demostrado vulnerabilidad a causa de intervenciones externas de operadores políticos y de empresas, dejando de lado una serie de temáticas de agenda que son prioritarias y de fondo, entre ellas, el cambio al imperante modelo depredador de desarrollo que ha generado esta profunda crisis.

– Lamentamos asimismo que esos sectores vulnerables y representantes de instituciones públicas, hayan operado tendiente a dejar de lado diversas expresiones, incluyendo a la de cientos de mujeres de diversas áreas (comunitarias, de educación, sindicales, trabajadoras del mar, etc.) quienes han mantenido activamente la lucha, resistencia y denuncia a favor de los intereses de las familias y los derechos colectivos de todos y todas, lo que habla además de un contexto machista y patriarcal. Al respecto, se saluda al enorme esfuerzo realizado por aquellas mujeres williche que mantienen han mantenido activa las movilizaciones a través de los diversos cortes de ruta, manifestaciones y protestas, velando y defendiendo a la madre tierra.

– Consideramos inaceptable las declaraciones del Ministro de Economía Luis Céspedes al “excusarse” que la falta de conectividad fue la razón de no haber viajado a Chiloé, sin que existiese ningún esfuerzo real para acudir y en terreno establecer mecanismos de diálogo con los diversos actores sociales que se han manifestado. Contrario a esto, el ejecutivo si tuvo las condiciones para enviar al archipiélago a cientos de efectivos de Fuerzas Especiales de Carabineros para amenazar con represión las manifestaciones.

– Independiente de estas manipulaciones y actos arbitrarios por sectores políticos – empresariales, es de una amplia valoración las movilizaciones en Chiloé y alrededores que ha levantado con fuerza temas estructurales más allá de lo local, sino a nivel País, denunciando las afectaciones que sectores ligados al lucro extractivista vienen causando en amplias zonas y la necesidad de que se realicen cambios profundos en virtud de las necesidades e intereses de los habitantes bajo principios de autonomía y autodeterminación.

– Más allá de bonos y cuotas, es fundamental seguir haciendo eco de las demandas y propuestas que han surgido tendientes a asumir con urgencia medidas efectivas de reparación al grave daño que se ha hecho a las zonas costeras y a levantar actividades productivas que contribuyan a las economías familiares y territoriales, fuera de las dependencias con nefastas y corruptas empresas industriales.

– La crisis socio ambiental que se ha generado en Chiloé y alrededores es la misma que golpea a vastas zonas, como en el Bio Bio y la Araucanía, donde la industria forestal ha causado graves estragos socio ambientales, como también, y como parte de la cadena salmonera, a través de la instalación y funcionamiento de más de 80 plantas de pisciculturas salmoneras que han intervenido decenas de ríos en las provincias de Malleco y Cautín, con la intervención y contaminación de decenas de ríos y esteros.

Fuente de la noticia:http://www.ecoportal.net/Eco-Noticias/El-desastre-en-Chiloe-y-Region-de-los-Lagos-Es-mucho-mas-que-marea-roja-y-mucho-mas-que-un-tema-de-pescadores

Fuente de la imagen:http://cdn.ecoportal.net/var/ecoportal_net/storage/images/eco-noticias/el-desastre-en-chiloe-y-region-de-los-lagos-es-mucho-mas-que-marea-roja-y-mucho-mas-que-un-tema-de-pescadores/2086823-1-esl-ES/El-desastre-en-Chiloe-y-Region-de-los-Lagos-Es-mucho-mas-que-marea-roja-y-mucho-mas-que-un-tema-de-pescadores_large.jpg

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Un poquito de Física, un poquito de Matemáticas, un poquito de Economía Política

Por: George Monbiot

 

“El fracaso inescapable de una sociedad basada en el crecimiento y en su destrucción de los sistemas vivos de la Tierra son los hechos apabullantes de nuestra existencia. Como resultado, casi no son mencionados en ninguna parte. Constituyen el gran tabú del Siglo XXI, los temas garantizados para enajenar a amigos y vecinos. Vivimos como si estuviésemos atrapados dentro de un suplemento dominical: obsesionados por la fama, la moda y los tres elementos básicos aburridos de la conversación de clase media: recetas culinarias, innovaciones tecnológicas y centros turísticos.”

 

Pero cómo puede ser, nos preguntamos una y otra vez, que en esta sociedad pomposamente autobautizada “del conocimiento”, donde ciertamente hemos acumulado más saber científico que en ningún momento anterior de la historia de la humanidad, toda esa masa de información y conocimiento no parezca servir de nada a la hora de evitar el colapso socioecológico hacia el que nos encaminamos… Quizá habría que comenzar aquí con un chiste, el de Groucho Marx en Sopa de ganso: “Claro que lo entiendo, incluso un niño de cuatro años podría entenderlo. ¡Que traigan a un niño de cuatro años: a mí esto me parece chino!”

¿Entendemos lo que deberíamos entender como niños de cuatro o diez años?

Necesitamos entender tres cosas

Creo que para entender el mundo en que vivimos (y donde probablemente moriremos la mayor parte de los seres humanos, por hambre, falta de asistencia sanitaria y violencia armada, consecuencias de la crisis ecológico-social, antes de que acabe el siglo XXI) hacen falta esencialmente tres conocimientos básicos. Un poquito de física, un poquito de matemáticas, un poquito de economía política. El primero de estos conocimientos es la termodinámica básica, y especialmente el significado de la entropía (codificado en el segundo principio de la termodinámica).

El segundo es la dinámica de los crecimientos exponenciales (particularmente cuando se dan dentro de ambientes finitos: esto es matemática sencilla, pero habría que enmarcarla dentro de unas nociones básicas de teoría de sistemas).

El tercero de los conocimientos lo recogen las fórmulas de la reproducción ampliada del capital (D – M – D+ΔD) que Marx explica al comienzo del libro primero del Capital. Si falta alguna de las tres piezas, no entenderemos casi nada (al propio Marx le faltó comprensión de lo que significaban las piezas uno y dos funcionando dentro de un planeta finito; pero no podemos reprochárselo demasiado, los angustiosos problemas evidentes en la segunda mitad del siglo XX sólo eran perceptibles por indicios en la segunda mitad del siglo XIX). Si entendemos cabalmente las tres piezas en su conexión recíproca, yo diría que habremos dado pasos importantes para saber en qué tipo de mundo, de verdad, estamos viviendo. Habremos encajado tres piezas de conocimiento en el mosaico que hoy nos hace falta –en esa “ecología de los saberes” que preconiza Boaventura de Sousa Santos— para tratar de hacer frente a la crisis ecológico-social.

Un poquito de física: termodinámica básica

Si –por la primera ley de la termodinámica– la materia-energía no se pierde, sino que solamente se transforma, ¿no desaparecen como por ensalmo todos los problemas de límites al crecimiento económico que preocupan a los ecologistas? Pues no, a causa del segundo principio (o la segunda ley) de la termodinámica – entre otras razones–. Los diversos tipos de energía no son igualmente convertibles en trabajo útil. Si se quiere decir de otra forma: existen formas de energía de “buena” y “mala” calidad para nosotros. La segunda ley establece que, en un sistema aislado, la entropía (desorden atómico o molecular) aumenta inevitablemente.

La entropía es una medida de la disponibilidad de la energía: mide la cantidad de energía que ya no se puede aprovechar transformándola en trabajo. Un aumento de la entropía supone una disminución de la energía disponible: ni el carbón ni el petróleo pueden quemarse dos veces. Podemos vincular la idea de entropía con los recursos naturales que empleamos para nuestra subsistencia de la siguiente forma: el recurso natural más básico y fundamental es la materia-energía de baja entropía (vale decir: materia-energía con alto grado de orden y disponibilidad). El mineral de hierro con alta concentración de metal es un recurso precioso para nosotros, mientras que el hierro disuelto en el océano es prácticamente inutilizable.

En la Tierra existen de forma natural “depósitos de baja entropía”, islas de entropía negativa o “neguentropía” que desde los comienzos de la Revolución Industrial hemos ido agotando rápidamente: se trata de las reservas de combustibles fósiles, los yacimientos minerales, etc. Dilapidar de forma irresponsable la riqueza natural que constituyen estos “depósitos de baja entropía” restringe cada vez más las opciones vitales de los seres humanos que nos sucederán. En cierto sentido, el imperativo de una sociedad ecológicamente sustentable podría formularse como un imperativo de minimización de entropía.

La economía convencional ha tenido en cuenta, más o menos, la primera ley de la termodinámica (conservación de la materia-energía); pero no la segunda, que es incomparablemente más importante que la primera a efectos prácticos. Si uno observa la representación clásica del proceso económico en los manuales al uso, verá que en realidad se trata de una máquina de movimiento perpetuo, o sea, un objeto imposible. La termodinámica enseña que esos diagramas circulares, ese movimiento pendular entre producción y consumo en un sistema completamente autárquico, no corresponde a la realidad. El hecho de que el sistema económico se halle inserto dentro de sistemas biofísicos que forman una biosfera altamente compleja, y que dependa para su funcionamiento de fuentes de materiales de baja entropía y de sumideros para los desechos de alta entropía producidos; el hecho de que el principio de entropía gobierna todos los procesos del mundo material, sencillamente se ignora en la economía convencional.

En cierta ocasión, en una audiencia ante el Congreso estadounidense en 1973, el economista Kenneth E. Boulding (1910-1993) afirmó que “quien crea que el crecimiento exponencial puede durar eternamente en un mundo finito, o es un loco o es un economista”. Podríamos parafrasear la humorada del modo siguiente: quien crea que se puede violar la ley de la entropía, o es un loco o es un economista convencional. Pues, en efecto, los economistas convencionales tienen tantos problemas con la ley de la entropía como con los fenómenos de crecimiento exponencial en sistemas cerrados (y por razones parecidas).

La economía ecológica, por el contrario, sitúa la segunda ley de la termodinámica en el centro de sus reflexiones. Parte de la premisa de que el proceso económico es entrópico en todas sus etapas materiales. La segunda ley de la termodinámica tiene importantes implicaciones económico-ecológicas. Lo que muestra es esencialmente que la actividad económica está constreñida por ciertos límites insuperables:

  • Límites al reciclado: el reciclado perfecto es imposible. Sólo se puede recuperar una parte; siempre hay un resto que se pierde irrecuperablemente. Los neumáticos pueden reciclarse; las partículas de neumático adheridas al asfalto no. El plomo de las baterías puede recuperarse en un alto porcentaje; el plomo emitido a la atmósfera junto con los gases de escape de los automóviles no. El cierre total de los ciclos es imposible, y las pérdidas de materia inevitables. Por lo demás, el problema se desplaza pronto al terreno de la entropía energética (reciclar exige siempre utilizar energía, en cantidades que pueden ser muy grandes, inabordables); y a menudo lo que hacemos es “infraciclar” más que reciclar, como cuando rompemos en mil pedazos valiosos recipientes de vidrio (en vez de reutilizarlos), con la pérdida estructural y energética en que incurrimos entonces… Algún optimista tecnológico insuficientemente consciente de los límites que las leyes de la termodinámica imponen a la ecologización de la economía ha postulado que “los elementos químicos que constituyen los recursos del planeta pueden ser reciclados y reutilizados indefinidamente, siempre y cuando la energía necesaria para recogerlos y refinarlos esté disponible”. Ahora bien: sin entrar en otros problemas que plantearía la extremosidad de este planteamiento, el reciclado perfecto es un imposible termodinámico, y por eso esta supuesta solución falla. Un ejemplo aducido a veces en este contexto prueba en realidad lo contrario de lo que se supone que tendría que probar. “A pesar de su enorme dispersión, más de la mitad del oro extraído hasta ahora sigue controlado hasta hoy día, siendo reunido cuando es necesario gastando energía”.» El ejemplo se vuelve contra la intención de quien lo propuso: a pesar de que el oro ha sido un metal valiosísimo para todas las civilizaciones, y de que los seres humanos lo han reunido, atesorado y conservado (o sea, reciclado) como ningún otro material en toda la historia humana, sólo algo más de la mitad de todo el oro extraído en toda la historia humana está hoy disponible. ¡Piénsese lo que ha ocurrido y ocurrirá con materiales menos preciados! Y no vale replicar que, con las escaseces crecientes o con los nuevos impuestos ecológicos, el latón o el papel llegarán a ser tan valiosos como el oro: sería una salida por la tangente fraudulenta, que no tendría en cuenta hechos termodinámicos básicos, por no hablar de los supuestos irreales sobre la organización social y la psique humana. En definitiva, el reciclado perfecto es imposible; y precisamente podríamos enunciar el segundo principio de la termodinámica también de la siguiente forma: la energía no puede reciclarse, y la materia no puede reciclarse nunca al 100%. 11
  • Límites al aprovechamiento de los recursos naturales. Detrás de las distintas leyes de rendimientos decrecientes con que tropieza el género humano se halla por lo general la estructura entrópica de nuestro mundo. Por ejemplo, en lo que se refiere a los recursos naturales: a medida que consumimos los mejores yacimientos minerales, los depósitos de combustibles fósiles más accesibles, sólo nos van quedando (en una corteza terrestre progresivamente más desorganizada) depósitos de materia-energía con mayor entropía, y por ello menos disponibles, menos útiles, menos aprovechables y cada vez más caros de explotar. “Cada vez nos acercamos más al momento en que la obtención de una tonelada de petróleo implique el consumo de tanta energía como la que contiene ese petróleo. En esa tesitura de nada sirve ya la sabiduría del economista, según la cual todo es sólo una cuestión de precios, pues el precio debe ser pagado en la única divisa fuerte de este mundo, a saber, en energía”. Si la civilización minera que ha desarrollado el capitalismo fosilista prosigue su loca huida hacia adelante, y seguimos desorganizando la corteza terrestre de nuestro planeta y único hogar cósmico, cada vez nos acercaremos más al estadio de ese “puré póstumo” o crepuscular que con humor negro ha evocado en más de una ocasión José Manuel Naredo.
  • Límites al crecimiento. Los productivistas suelen argumentar que la preocupación por el medio ambiente más bien refuerza que debilita la necesidad de crecimiento económico, pues –según ellos– la protección y la restauración del medio ambiente exigen recursos económicos que previamente deben conseguirse mediante más crecimiento. (Obsérvese que todas las políticas ecokeynesianas y socialdemócratas salpimentadas de verde presuponen este argumento.) Pero este argumento, en primer lugar, encierra una petición de principio, pues el medio ambiente no sólo puede conservarse mediante la reparación del daño causado, sino evitando las actividades que ocasionan el daño. El ecólogo Antoni Farràs equiparaba el proceder del productivista con el de un hombre que se deja cortar un dedo a cambio de dinero para pagar con ese dinero los trabajos de un cirujano y un ortopedista fabricante de dedos artificiales, que le implantan la prótesis correspondiente: prótesis que naturalmente nunca hubiese necesitado si no se hubiese dejado cortar el dedo. Y en segundo lugar, se trata de un completo contrasentido cuando nos hallamos ya –como es el caso— en situación de overshoot o extralimitación. Podemos fechar, con cierta exactitud, el momento en que las demandas colectivas de la humanidad superaron por vez primera la capacidad regenerativa de la Tierra: según un grupo de científicos dirigidos por Mathis Wackernagel –uno de los creadores del concepto de “huella ecológica”— eso sucedió hacia 1980, y ya treinta años más tarde nuestras demandas excedían esa biocapacidad de la Tierra en un 50% aproximadamente. Usar los recursos y las capacidades regenerativas de una Tierra y media es vivir de manera abismalmente nihilista, como si no hubiera un mañana. Pretender que para proteger el medio ambiente lo que necesitamos es más crecimiento económico constituye un absurdo que sólo se mantiene mientras se mantenga la desconexión entre la economía monetaria (el “cajón de sastre de la producción de valor”, lo llama José Manuel Naredo) y su soporte biofísico. Desde la perspectiva de una economía ecológica consciente de los rudimentos de la termodinámica es un disparate: equivale, directamente, a negar el principio de entropía. Aquí topamos, de nuevo, con una ley de rendimientos decrecientes de fundamento entrópico. Podemos verlo bien con un ejemplo: la eliminación de contaminantes atmosféricos como los óxidos de nitrógeno y el dióxido de azufre. Es relativamente barato eliminar hasta el 75% de las emisiones por medio de tecnologías “de final de tubería”: a partir de ahí los costes se disparan exponencialmente, hasta hacerse literalmente impagables, y es imposible eliminar el 100% de la contaminación. Queda siempre, por tanto, un resto ineliminable por razones económicas en primer término y entrópicas en última instancia (puede ser entre un 5 y un 15% en el ejemplo que nos ocupa); en un nivel alto de emisiones, este 5-15% puede estar por encima de los niveles asumibles. Más crecimiento económico no puede mejorar el problema, sino sólo empeorarlo. Por otro lado, es sencillamente falso que todos los efectos perniciosos del crecimiento económico sean reversibles: no lo son la erosión del suelo, ni la eliminación de especies vivas, ni la concentración de tóxicos organoclorados en las cadenas tróficas, ni el agotamiento del petróleo u otros recursos energéticos; ninguna cantidad adicional de recursos permitirá convertir los desechos radiactivos en isótopos fisionables. Siendo la contaminación en lo esencial un amasijo de elementos en intrincada mixtura, su reversión resulta muchas veces desesperadamente costosa o simplemente imposible: pues vivimos en un mundo en el que tiene vigencia el principio de entropía.
  • Límites al progreso técnico. Algunos adictos al crecimiento económico reaccionaron a las malas noticias contenidas en el informe al Club de Roma Los límites del crecimiento (1972) y otros estudios semejantes postulando un hipotético crecimiento exponencial de la tecnología que nos sacaría siempre las castañas del fuego. Pero se trata de una ilusión. Las leyes de la termodinámica también imponen límites inflexibles a la eficiencia de nuestra tecnología. El teorema de Carnot –bautizado con el nombre del descubridor de la termodinámica, el ingeniero francés Sadi Carnot– impone límites últimos a la eficiencia de los motores. En esencia, lo que afirma este importantísimo resultado es que el rendimiento de una máquina es igual a la unidad menos el cociente entre la temperatura de la fuente fría y la temperatura de la fuente caliente. Es decir, hay una fracción máxima de energía térmica que se puede transformar en energía mecánica, y esta fracción sólo depende de la diferencia de temperaturas entre la fuente caliente y la fuente fría (entre el estado inicial y el estado final), con independencia del tipo de motor que consideremos y del tipo de sustancia con que opere. Cuanto menor sea la diferencia de temperaturas entre el estado inicial y el final, menor será la eficiencia del motor. “La mayoría de las modernas centrales eléctricas utilizan vapor a temperaturas de aproximadamente 800 K (527 grados centígrados) y fuentes frías de aproximadamente 373 K (100 grados centígrados). Su rendimiento límite se sitúa por tanto alrededor del 54%, aunque otras pérdidas lo reducen hasta el 40%. Los rendimientos mejorarían si se usaran temperaturas más altas en la fuente caliente, pero esto introduciría nuevos problemas, ya que los materiales empezarían a fallar. Por razones de seguridad, los reactores nucleares operan con temperaturas de la fuente caliente más bajas (unos 620 K, 350 grados centígrados) que limitan su rendimiento teórico al 40%, e incluso al 32% si contamos las pérdidas. Por citar ejemplos de otros sistemas relacionados con la vida cotidiana, el motor de automóvil funciona con una temperatura de entrada de más de 3300 K (alrededor de 3000 grados centígrados) mantenida durante un tiempo muy corto, y expulsa los gases a una temperatura de alrededor de 1400 K (1000 grados centígrados) con un rendimiento teórico del 56%. En realidad, los motores de automóvil siguen un diseño ligero para conseguir buenas prestaciones de facilidad de respuesta y movilidad, por cuya razón alcanzan un rendimiento de menos del 25%”.20 La importancia del teorema de Carnot es que establece un límite absoluto para el rendimiento de las máquinas, un límite independiente de la inventiva de nuestros científicos e ingenieros. “Una ilustración de la fuerza de las leyes de la termodinámica es que en muchas situaciones se pueden usar para predecir la eficiencia máxima que se puede lograr con una máquina perfecta, sin especificar detalle alguno de ella. (La eficiencia se puede definir en este caso como la proporción entre el trabajo útil y el flujo total de energía.) Así, se puede especificar, por ejemplo, la cantidad mínima de energía necesaria para separar la sal del agua marina, los metales de sus minerales y los contaminantes de los escapes de los automóviles sin conocer detalles de lo que se podría inventar en el futuro para lograr estos propósitos. De manera similar, si se conoce la temperatura de una fuente de energía termal (como, por ejemplo, una roca caliente en las profundidades de la corteza terrestre) se puede calcular fácilmente la eficiencia máxima con que esta energía térmica se puede convertir en trabajo aplicado, independientemente de la habilidad de los inventores futuros. En otras palabras, existen límites fijos a la innovación tecnológica, colocados allí por las leyes fundamentales de la naturaleza”.

Es hora de ir concluyendo este apartado. En buena medida, la crisis ecológica actual puede interpretarse como un salto en el aumento de entropía dentro de la biosfera, y un debilitamiento de los mecanismos de reducción de entropía de la propia biosfera (que proceden, esencialmente, de la capacidad de conversión de energía solar en energía bioquímica que todos los habitantes de la biosfera debemos a los organismos fotosintetizadores); salto y debilitamiento producidos por la actividad humana. Como ha sintetizado magistralmente Daly: “Una característica de la Revolución Industrial cuyas implicaciones no se aprecian suficientemente es el cambio al uso de los combustibles fósiles y los materiales minerales. Este es un cambio de la explotación de la superficie de la Tierra a la explotación del subsuelo; o como dice Georgescu-Roegen (1971), es un cambio de la dependencia de la energía proveniente a cada momento del sol a la energía almacenada en la Tierra. (…) La Revolución Industrial ha cambiado la dependencia, de un fuente relativamente abundante [la luz solar] a otra relativamente escasa del recurso final: la materia-energía de baja entropía.” Para superar la crisis ecológica y reconstruir nuestras sociedades de forma que resulten sustentables (es decir, ecológicamente compatibles con la biosfera en el largo plazo) es necesario un gran esfuerzo colectivo para invertir la tendencia al desbordamiento de entropía que hoy impera. Esquemáticamente, se trataría de aprovechar la energía disponible de la luz solar para reducir la entropía material de nuestro mundo. Para ello es necesario conservar o regenerar la productividad natural de la biosfera, basada en la fotosíntesis de las plantas verdes, la preservación de la biodiversidad y el correcto funcionamiento de los ciclos biogeoquímicos del planeta; realizar la transición desde el sistema energético actual (basado en los combustibles fósiles y la energía nuclear) a un sistema energético basado en las energías renovables; y “cerrar los ciclos” de la producción industrial y agrícola, alimentándola con energías renovables. Finalmente, una observación general: un aspecto de mucho interés en relación con la entropía es que no deberíamos verla sólo como factor limitante, sino también capacitante. La entropía no es sólo, o esencialmente, una fuerza destructiva: también es creativa. “La naturaleza aborrece los gradientes”, vale decir las diferencias naturales de temperatura, presión y concentración química: así reza el que quizá sea el lema principal de la comprensión de la “termodinámica de la vida” que se desarrolló en la segunda mitad del siglo XX. La reducción de los gradientes energéticos es lo que crea diversas clases de sistemas complejos en el universo y, a la postre, la vida; por eso la segunda ley no es sinónimo de movimiento inexorable hacia la muerte térmica o el equilibrio (contra las metáforas que empleó la termodinámica del siglo XIX). “La vida, como el universo, fluye termodinámicamente corriente abajo. Somos remolinos en un mar termodinámico, parte del proceso de un universo lleno de energía vivificadora”. O como dice animosamente Carlos de Castro: “El universo aborrece los gradientes energéticos, la desigualdad. Lo importante no es la meta, lo importante es el largo y creativo camino hacia esa muerte térmica en el lejanísimo futuro (una vez más física y Tao parecen conectar)”. Hay aquí una analogía interesante con la libertad humana. “Suelo decir que no sé lo que es la libertad, pero como en muchas otras cosas el argumento más sólido que tengo no es más que una alegoría: la de las cuerdas de la marioneta: cuantas más, más libertad.” Aceptar límites no es la negación de la libertad: es la condición de la libertad. “Limitarse no es renunciar: es conseguir”, decía el escritor español José Bergamín. “Se trata de jugar dentro de los condicionamientos, incluso fortísimos, pero para alcanzar determinados fines gracias al conocimiento detallado de los mismos.” La termodinámica de la vida se llama también termodinámica del no equilibrio o termodinámica de sistemas disipativos.  Carlos de Castro, “Cuatro cosas básicas sobre entropía que todo ecologista y/o interesado en el pico del petróleo, los límites del crecimiento y el colapso de la civilización debería conocer”, entrada en el blog del Grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas de la Universidad de Valladolid, 8 de febrero de 2015; se supone que el comportamiento de las funciones exponenciales se aprende en las matemáticas del bachillerato, ¿verdad? O a lo más tardar en un primer curso universitario de análisis matemático… Pero entonces ¿es posible que nuestras sociedades productivistas/ consumistas avancen con la decisión con que lo hacen hacia la catástrofe preprogramada porque no acaban de entender lo que es una función exponencial? ¿Tan mal andamos de matemática básica? En lo que hace a nuestro mundo de las muchas crisis, hemos de recordar algunos hechos básicos sobre crecimientos exponenciales en ambientes finitos. Nos servirá un apólogo francés que ya se usó, en su momento, en los primeros informes del Club de Roma: hay un estanque con nenúfar que tiene una sola hoja. Cada día se duplica el número de hojas, o sea, dos hojas el segundo día, cuatro el tercero, ocho el cuarto, y así sucesivamente. Ahora, si el estanque está lleno el día treinta, podemos preguntar, ¿en qué momento está lleno hasta la mitad? Respuesta: el día veintinueve. Reparemos además en que en el día 26 apenas 1/16 de la superficie del lago (poco más del 6%) está cubierto de nenúfares… El colapso parece lejano, y sin embargo la rapidísima dinámica de crecimiento lo ha situado ya muy cerca de nosotros. Y lo terrible es que hoy, en realidad, nosotros ya estamos en el día treinta y uno… aunque mayoritariamente nos seguimos negando a reconocerlo. Los psicólogos han mostrado que la gente tiende a subestimar en gran medida las dinámicas de crecimiento exponencial. Veamos un ejemplo, que George Monbiot toma del banquero de inversiones Jeremy Grantham. Imaginemos que en 3030 a. de C.28 las posesiones totales del pueblo de Egipto llenaban un metro cúbico; no es gran cosa, en realidad podríamos pensar en las propiedades de un solo egipcio… Propongamos que esas posesiones crecieron al 4,5% por año. “¿Qué tamaño hubiera tenido esa pila al llegar la Batalla de Actium en 30 a. de C.? (La trayectoria de la tasa de crecimiento compuesto muestra que la erosión del planeta solo acaba de comenzar. Simplemente no podemos seguir por el mismo camino.) Continuemos, adivina. ¿Diez veces el tamaño de las pirámides? ¿Toda la arena del Sahara? ¿El Océano Atlántico? ¿El volumen del planeta? ¿Un poco más? Es 2.500 trillones (1018) de sistemas solares. No se precisa mucho tiempo, al considerar ese resultado, para llegar a la paradójica posición de que la salvación reside en el colapso. Tener éxito sería destruirnos. Fracasar es destruirnos. Es el atolladero que hemos creado. (…) La trayectoria del crecimiento compuesto muestra que la erosión del planeta acaba sólo de comenzar. A medida que el volumen de la economía global se expande, todo sitio que contenga algo concentrado, poco usual, precioso, será buscado y explotado, sus recursos extraídos y dispersados, las diversas y diferenciadas maravillas del mundo reducidas al mismo rastrojo gris.” El “tema de nuestro tiempo”, no me canso de repetirlo, 30 es el choque de las sociedades industriales contra los límites biofísicos del planeta. Crecimientos exponenciales en el uso de los recursos naturales y de los servicios ecosistémicos son imposibles de mantener, pero las políticas dominantes –al servicio de la reproducción ampliada del capital– se empecinan en ello…

LA IRRACIONALIDAD DEL CRECIMIENTO PERMANENTE DE CUALQUIER MAGNITUD RELACIONADA CON EL MUNDO FÍSICO

(A) Si la población humana siguiera creciendo a una tasa cercana al 2% actual, en menos de dos milenios alcanzaría una masa similar a la de la Tierra. De continuar el crecimiento exponencial, en pocos milenios más su masa se aproximaría a la estimada para el conjunto del universo.

(B) Como planteaba elocuentemente George Monbiot en 2002: “El capitalismo es un culto milenarista, elevado al rango de religión mundial. (…) Igual que los cristianos imaginan que su Dios los salvará de la muerte, los capitalistas creen que los suyos los librarán de la finitud. A los recursos del mundo, aseveran, les ha sido garantizada la vida eterna. Basta una reflexión breve para mostrar que esto no puede ser verdad. Las leyes de la termodinámica imponen límites intrínsecos a la producción biológica. Incluso la devolución de la deuda, el pre-requisito del capitalismo, resulta matemáticamente posible sólo a corto plazo. Heinrich Haussmann ha calculado que un simple pfennig invertido al 5% de interés compuesto en el año cero de nuestra era sumaría hoy un volumen de oro de 134.000 millones de veces el peso del planeta. El capitalismo persigue un valor de producción conmensurable con el reembolso de la deuda…” La producción material no puede crecer al ritmo del interés compuesto con que se acumulan las deudas (o los retornos de las inversiones): pero ese imposible es un supuesto básico del capitalismo.

(C) Si el consumo de energía siguiese creciendo al 2’3% anual (eso supone un incremento de “factor diez” cada cien años), ¿cuánto tardaríamos en alcanzar el máximo posible de captación de energía solar, por ejemplo con células fotovoltaicas? Suponiendo para éstas un rendimiento del 20% (actualmente no supera el 15%), y teniendo en cuenta que las tierras emergidas suponen el 28% de la superficie del planeta, se podría aspirar a captar un máximo de 7.000 terawatios (Tw; esto es, unas 600 veces el consumo actual de unos 12 Tw). Parece un margen grande… pero creciendo el consumo al 2’3% anual, ¡se alcanzaría en apenas 275 años! Y eso ¡cubriendo cada metro cuadrado de tierra con paneles fotovoltaicos –suponiendo implausiblemente que existiesen en el planeta suficientes materiales para fabricarlos! No quedaría tierra disponible el calor directo generado en la Tierra sería suficiente para incrementar su temperatura superficial hasta los cien grados centígrados, la del agua hirviendo. Se podrían hacer cálculos parecidos sobre incremento de la población, consumo de recursos o cualquier otro parámetro que haya experimentado un crecimiento sostenido durante los últimos siglos. Evidentemente, el mundo ‘normal’ del crecimiento es una anomalía pasajera condenada a autodestruirse de forma natural.”35 Entre 1950 y 2000 la economía mundial se multiplicó aproximadamente por cinco. Pero si continuase creciendo al mismo ritmo ¡en 2100 sería ochenta veces mayor que en 1950! Como señala Tim Jackson, “esta extraordinaria aceleración de la actividad económica no tiene ningún precedente histórico, y está completamente reñida con nuestro conocimiento científico relativo a la base finita de recursos y a la frágil ecología de la que depende nuestra supervivencia”. 36 Como en otras dimensiones de la crisis socioecológica, en lo referente al calentamiento climático se nos escapa la rapidez de los cambios movidos por dinámicas de crecimiento exponencial: nuestra intuición no está a la altura. No nos damos cuenta de lo que está pasando… y además hay poderosos grupos de interés que hacen cuanto pueden para que sigamos sin darnos cuenta. “En los últimos treinta años [1980-2010, aproximadamente] se ha emitido a la atmósfera una cantidad de GEI equivalente a la mitad de la emitida en toda la historia de la humanidad. Es muy probable que, veinte o treinta años antes del final del siglo pasado, hubiéramos estado a tiempo de encontrar una trayectoria colectiva en términos de emisiones que hubiera impedido llegar hasta aquí, cuando las respuestas ya no pueden ser incrementales y no se producirán, en su caso, sin severos sacrificios. (…) Que todo esto podía ocurrir se sabe desde hace más de cincuenta años, pues ya el presidente Lyndon B. Johnson advirtió del peligro en el Congreso de los EEUU en los años sesenta [del siglo XX]. Sin embargo, décadas de negacionismo sofisticadamente organizado y de freno al pensamiento sistémico como elementos de la expansión ultraliberal programada nos han llevado hasta aquí.”

El crecimiento exponencial dentro de ambientes finitos plantea problemas que sencillamente no tienen solución. En un planeta finito, con seres finitos como somos los humanos, la sustentabilidad es incompatible con un sistema económico que necesita vender cantidades siempre crecientes de mercancías –sin límite—para subsistir. Puedes tener sustentabilidad, o puedes tener capitalismo, pero no puedes tener ambos a la vez. Para terminar de entender esto, nos hace falta asomarnos a la economía política. Un poquito de economía política: reproducción ampliada del capital Numerosos filósofos, a lo largo de la historia del pensamiento, alabaron las virtudes del comercio como práctica pacificadora y civilizadora de las relaciones humanas. Para llegar a tales conclusiones se centraban en el intercambio de bienes equivalentes, donde cada una de las dos partes remediaba una carencia con el bien que recibía de la otra parte, y ambas anudaban así un vínculo social. Pero importa aquí subrayar que los intercambios comerciales que no buscan satisfacer necesidades, sino amasar capital, no conducirán a esa socialidad enriquecida. Aquí hay que recordar el clásico análisis de Marx al comienzo del libro primero del Capital: el trueque (intercambio de un bien por otro diferente) representa el método más simple y antiguo de intercambio. Aquí el objetivo no es lograr mejor valor de uso, sino la expansión del valor monetario de cambio. La dinámica ya no es la satisfacción de necesidades humanas, sino la valorización del valor –que en su esencia carece de todo límite. A diferencia de los valores de uso concretos, que se arruinan o se deterioran cuando se acaparan (debido a la entropía), el valor de cambio abstracto se puede acumular indefinidamente sin costes de deterioro o de almacenamiento. De hecho, el valor de intercambio abstracto crece por sí mismo, dando intereses, y luego intereses sobre los intereses. Marx, y Aristóteles antes que él, señalaron el peligro de este fetichismo del dinero. (…) En nuestra época este proceso histórico de abstraerse cada vez más del valor de uso ha sido llevado quizás al límite en la así llamada ‘economía de papel’ [o de apuntes electrónicos, más bien: J.R.], que puede ser simbolizada como D-D*, la conversión directa de dinero en más dinero sin referencia a los bienes ni siquiera como un paso intermedio.” En los mercados capitalistas se produce, vende e invierte con el objetivo de maximizar los beneficios, y la rueda de la acumulación de capital no cesa de girar. (En una economía ecosocialista se perseguiría, por el contrario, el equilibrio: habría que pensar en algo así como una economía de subsistencia modernizada, con producción industrial pero sin crecimiento constante de la misma.) La ciega dinámica valorización del valor es la fuerza que hoy nos está impulsando con tanta fuerza hacia el colapso socio-ecológico. El capitalismo es la civilización de la hybris. Su dinámica lleva a la destrucción de cualquier clase de barreras que pongan trabas a la generación de beneficios y la acumulación de capital. Si las características fisiológicas de los organismos vivos obstaculizan las estrategias de maximización que se valen de la ingeniería genética, el capital “La alternativa a una economía de crecimiento estriba de hecho en una economía de subsistencia, es decir, una economía en la que la gente produce para satisfacer necesidades estables y no para acumular riqueza. En sociedades tribales, campesinas, antiguas y medievales, así como en muchas comunas de hoy en día, se producen artículos no para venderlos con el fin de beneficiarse, de acumular dinero con el tiempo. (véase la discusión de Polanyi en La Gran Transformación, 1944). Se producen para intercambiarlos por otros artículos necesarios de igual ‘valor’. Los días de mercado nos permiten a todos adquirir las cosas que necesitamos, a cambio de una aportación a la satisfacción de las necesidades de los otros. Nadie intenta sacar beneficios del intercambio, todo el mundo intenta sólo intercambiar artículos de un cierto ‘valor’ por otros del mismo ‘valor’ (medido habitualmente en el tiempo de trabajo necesario para producirlos). La gente no va al mercado a hacerse rica (…). Si el carácter finito de la biosfera terrestre limita la expansión económica, tratarán de dar el salto al cosmos, escapando del planeta Tierra. Si las capacidades físicas y psíquicas del ser humano son factores limitantes, tratarán de dar el salto más allá de Homo sapiens, promocionando un “transhumanismo” que se valdrá de herramientas cibernéticas, informáticas, biotecnológicas, nanotecnológicas… La cultura capitalista es un grito de guerra contra los límites. La sabiduría de la autocontención le resulta por completo ajena. La conclusión de este mínimo apunte de “ecología de saberes” podría ser entonces:

  1. hemos de asimilar de verdad la dimensión entrópica de los procesos económicos.
  2. Necesitamos con urgencia transitar hacia formas de economía que no precisen el crecimiento constante, y no sólo eso: ha de decrecer el “transumo” o flujo metabólico (la materia-energía de baja entropía) que estamos empleando para generar bienes y servicios.
  • Para ello resulta imperativo superar el capitalismo. Mínimo apunte sobre teoría de sistemas Los seres humanos somos (igual que los demás seres vivos) interdependientes y ecodependientes. Formamos parte de sistemas complejos adaptativos (ecosistemas) y del “sistema de ecosistemas” que es la biosfera, con múltiples bucles de retroacción. ¿Qué son estos? Una noción básica y central en teoría de sistemas es la de los bucles de retroalimentación o retroacción o realimentación. La idea viene de la cibernética… “Estamos acostumbrados por la experiencia de la vida a aceptar que existe una relación entre causa y efecto. Algo menos familiar es la idea de que un efecto puede, directa o indirectamente, ejercer influencia sobre su causa. Cuando esto sucede, se llama realimentación (feedback). Este vínculo es a menudo tan tenue que pasa desapercibido. La causa-efecto-causa, sin embargo, es un bucle sin fin que se da, virtualmente, en cada aspecto de nuestras vidas, desde la homeostasis o autorregulación, que controla la temperatura de nuestro cuerpo, hasta el funcionamiento de la economía de mercado.” Si son bucles positivos, tienden a hacer crecer un sistema y desestabilizarlo (en esa medida, y si se me permite la broma, los bucles positivos resultan negativos). Si se trata de bucles negativos tienden a mantener la integridad de un sistema y estabilizarlo. Los primeros son “revolucionarios” y los segundos “conservadores”. “La realimentación positiva sin límite, al igual que el cáncer, contiene siempre las semillas del desastre en algún momento del futuro. Pero en todos los sistemas, tarde o temprano, se enfrenta con lo que se denomina realimentación negativa. Un ejemplo es la reacción del cuerpo a la deshidratación. (…) En el corazón de todos los sistemas estables existen en funcionamiento uno o más bucles de realimentación negativa.” Al estar inmersos en estas clase sistemas complejos donde “todo está conectado con todo” (o casi) mediante bucles de realimentación, sucede que –como intuyeron muchas sabidurías tradicionales– los efectos de nuestras acciones acaban por volver sobre nosotros mismos (aquí cabría evocar incluso la noción hindú de karma). Por lo demás, es la misma dinámica de los sistemas complejos adaptativos la que conduce a las ideas de autolimitación y suficiencia: “Los sistemas autoorganizados existen en situaciones en las que consiguen suficiente energía, pero no demasiada. Si no consiguen suficiente energía de suficiente calidad (por debajo de un umbral mínimo), las estructuras organizadas no tienen base y no se da auto-organización. Si se suministra demasiada energía, el caos se adueña del sistema, pues la energía sobrepasa la capacidad disipativa de las estructuras y éstas se derrumban. De forma que los sistemas autoorganizados existen en el terreno intermedio entre lo suficiente y lo no demasiado.” Ay… cuatro gatos “Primero hay que dar de comer a la gente, luego ya nos ocuparemos del medio ambiente”. Esta manera de razonar ya era falaz hace siete decenios, cuando escribía Aldo Leopold su Sand County Almanac; y hace cuatro decenios, en los debates mundiales que siguieron a la publicación de The Limits to Growth. Pues, amigos y amigas, nos pongamos como nos pongamos ¡somos interdependientes y ecodependientes! (Por lo demás, para la mayoría de quienes así argumentan lo que de verdad está en juego no es dar de comer a la gente, sino vender mercancías obteniendo su buena tajada de beneficio.) La mayor parte del (muy minoritario) movimiento ecologista/ ambientalista no es anticapitalista. La mayor parte del (muy minoritario) movimiento anticapitalista no es ecologista. A unos les falta comprensión de lo que es la acumulación de capital, y cómo condiciona casi todo. A otros les falta comprensión de lo que es el cenit del petróleo, el calentamiento climático y la Sexta Gran Extinción, y cómo condicionan casi todo. En la intersección de esas dos pequeñas minorías tenemos un minúsculo grupo de ecologistas anticapitalistas (que deberían ser también feministas y animalistas) con una comprensión más o menos adecuada de dónde estamos en realidad, de en qué mundo vivimos de verdad. Los llamamos, para abreviar, ecosocialistas. Somos cuatro gatos. Entre la realidad y la anestesia prefiero la anestesia, sigue diciendo la mayoría. Anejo: nociones básicas de teoría de sistemas46 En el decenio de los años cuarenta del siglo XX emerge un nuevo punto de vista o «paradigma» (si empleamos este término en sentido laxo) dentro de las ciencias: el enfoque sistémico. Frente al talante analítico y reductivo de la ciencia clásica, el enfoque sistémico pone a la orden del día el estudio de las totalidades complejas. «La ciencia clásica procuraba aislar los elementos del universo observado –compuestos químicos, enzimas, células, sensaciones elementales, individuos en libre competencia y tantas cosas más–, con la esperanza de que volviéndolos a juntar, conceptual o experimentalmente, resultaría el sistema o totalidad –célula, mente, sociedad– y sería inteligible. Ahora hemos aprendido que para comprender no se requieren sólo los elementos sino las relaciones entre ellos –digamos, la interacción enzimática en una célula, el juego de muchos procesos mentales conscientes e inconscientes, la estructura y dinámica de los sistemas sociales, etc. (…) La teoría general de los sistemas es la exploración científica de ‘todos’ y ‘totalidades’ que no hace tanto se consideraban nociones metafísicas que salían de las lindes de la ciencia» Retomo y actualizo aquí unas páginas de la segunda edición de mi libro Un mundo vulnerable

Por todo ello, podrían enunciarse las siguientes tres propiedades definitorias de un sistema:

  • está constituido por elementos que mantienen entre sí relaciones de interdependencia, y estos elementos son potencialmente sustituibles por otros de naturaleza similar (sin que cambie por ello la naturaleza del sistema);
  • la totalidad formada por el conjunto de los elementos no es reducible a la suma de esos elementos (expresado con la vaguedad tradicional, «el todo es más que la suma de las partes»);
  • las relaciones de interdependencia entre los elementos, y la totalidad resultante, son regidos por reglas susceptibles de ser expresadas en términos lógicos, es decir: las relaciones son interpretables bajo un modelo igualmente aplicable a otros sistemas. Se dan isomorfismos entre sistemas que pertenecen a ámbitos a veces muy distintos de la realidad, y por ello los sistemas son esencialmente modelizables (es posible una formulación matemático-axiomática de la teoría general de sistemas). Esta definición es equivalente a la siguiente, ofrecida por el conocido filósofo argentino Mario Bunge: «Un sistema es un todo complejo cuyas partes o componentes están relacionadas de tal modo que el objeto se comporta en ciertos respectos como una unidad y no como un mero conjunto de elementos. Y un sistema concreto es un sistema cuyos componentes son objetos concretos o cosas. Cada uno de los componentes de un sistema concreto influye sobre algunos otros componentes del sistema.» Bunge prosigue distinguiendo diversos géneros de sistemas concretos, cada uno de los cuales constituye un nivel de organización de la realidad: (A) FISIOSISTEMAS como una roca y un campo magnético; (B) QUIMIOSISTEMAS como una hoguera y una batería eléctrica; (C) BIOSISTEMAS tales como una bacteria y un banco de coral (recordemos la definición de ecosistema que ofrecimos antes, y la de biosfera como el sistema de los ecosistemas); (D) PSICOSISTEMAS tales como un pájaro y un mamífero; (E) SOCIOSISTEMAS tales como una tropa de macacos y una comunidad humana (podemos definir la sociosfera como el conjunto de los sociosistemas); (F) TECNOSISTEMAS tales como una fábrica y un hospital (y podemos definir la tecnosfera como el conjunto de los tecnosistemas). En ecología suele emplearse la noción de ecosistema más que la de biosistema. Un ecosistema es el conjunto formado por comunidades vivientes de muchas plantas y animales que interactúan en un ambiente físico, el cual proporciona un escenario de características definibles. Todo ecosistema puede interpretarse en términos de la superposición de un ciclo y un flujo: un ciclo cerrado de materia y un flujo abierto de energía, ambos regulados por los organismos vivos a través de los eslabones tróficos (productores, consumidores y descomponedores). El conjunto de los ecosistemas forman la biosfera. Al conjunto de los sociosistemas Matemáticamente, en teoría general de sistemas, los sistemas se definen como conjuntos de ecuaciones diferenciales simultáneas, en general no lineales. Véase el capítulo 3 de la obra citada de von Bertalanffy. El conjunto de los tecnosistemas humanos es la tecnosfera. Bunge sugiere dos criterios para reconocer si una cosa u objeto concreto es un sistema: «Para reconocer si una cosa u objeto concreto es un ente simple, o bien un mero agregado (o conglomerado), o bien un sistema, se puede recurrir a uno u otro de los criterios siguientes. Primer criterio: una cosa es un sistema si y sólo si se comporta como un todo en ciertos respectos, o sea, si tiene leyes propias en cuanto totalidad. Segundo criterio: una cosa es un sistema si y sólo si su comportamiento cambia apreciablemente cuando se quita uno de sus componentes o se reemplaza por otro de clase diferente.» Muy característico de los sistemas es la aparición de propiedades emergentes. Podemos definirlas del siguiente modo: P es una propiedad resultante o hereditaria de x si y sólo si también algunos componentes de x poseen P; P es una propiedad emergente o colectiva de x si y sólo si ningún componente de x posee. Lo que importa resaltar aquí es que algunas de las propiedades de cualquier sistema son emergentes. Así, por ejemplo, los seres vivos son emergentes respecto de los sistemas bioquímicos, éstos respecto de los químicos, y a su vez éstos lo son respecto de los físicos. No hay que pensar que la perspectiva o el análisis sistémico se limite a las ciencias llamadas naturales. En sociología, por ejemplo, cabe denominar análisis sistémico a toda investigación, teórica o empírica, que, partiendo del postulado según el cual la realidad social ofrece las características de un sistema, interprete y explique los fenómenos sociales por los lazos de interdependencia y que hacen de ellos una totalidad. En ciencias sociales, el enfoque sistémico conduce a descartar un atomismo que descuida el estudio de las relaciones, o la «física social» que desprecia la especificidad de los sistemas. «El análisis sistémico (…) ha sido objeto de una importante crítica, formulada por varios autores. Se le ha reprochado –y se le reprocha aún– el hecho de ser demasiado exclusivamente estático, de situarse fuera del tiempo, de no tener en cuenta el cambio social, las contradicciones y los conflictos inherentes a la vida social; en resumen, de ignorar la dialéctica social. Es cierto que buen número de sociólogos y antropólogos han utilizado el análisis sistémico de una manera susceptible de ser criticada. En sus investigaciones, muchos sociólogos y antropólogos han subrayado harto exclusivamente las relaciones de interdependencia ‘armoniosas’, las complementariedades entre los diferentes elementos de la sociedad. Pero, como han precisado no pocos autores, no debe achacarse esto al análisis sistémico en sí mismo, sino al uso demasiado restringido que haya podido hacerse del mismo.» La teoría de sistemas arroja luz sobre objetos de distintas ciencias, y se nutre de resultados alcanzados en diversas ciencias: cibernética, teoría de la información y de la comunicación, diversas disciplinas matemáticas (como por ejemplo la teoría de juegos, la topología, la teoría de grafos, etc), ciencias de la computación, investigación operativa, teoría de la decisión, ciertas ramas de la física, biología, psicología. La ambición es muy grande: se trataría de aplicar el mismo tipo de análisis científico a todos los niveles de la realidad, desde la célula orgánica hasta el universo sociocultural; conseguir la unidad del saber científico sobre la base de un mismo método en todo el ámbito de las ciencias (tanto las ciencias naturales como las ciencias sociales). Esta unificación se derivaría del principio heurístico según el cual encontramos organización en todos los niveles de la realidad. Como señalé al principio, la teoría de sistemas tiende a generar un punto de vista particular, un punto de vista sistémico: se concibe al mundo como un haz de pautas de comportamiento interrelacionadas que se desarrollan dinámicamente. La atención del investigador familiarizado con la teoría de sistemas se dirige a las interconexiones, las causaciones y los vínculos recíprocos, las retroalimentaciones. Un desarrollo de la teoría de sistemas que seguramente resultará familiar a cualquier lector o lectora preocupados por cuestiones ecológicas es la dinámica de sistemas creada por Jay W. Forrester y otros investigadores a partir de los años cincuenta del siglo XX: su trabajo está en la base del modelo Mundo 3 que sirvió para elaborar el primer informe al Club de Roma, Los límites del crecimiento (1972).
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