Ellos necesitan urgente comida, agua potable, y vacunas que los protejan de las enfermedades, pero también ayuda para superar todo su sufrimiento, educación y esperanza, afirmó Anthony Lake, director ejecutivo del organismo internacional.
La crisis no va a terminar a corto plazo, por lo cual llamamos a brindar especial atención a los menores, expresó por su parte Simon Ingram, autor del informe y funcionario de UNICEF, en una conferencia de prensa en Ginebra, Suiza.
Toda una generación de rohinyás se siente rechazada, ello podría plantar la semilla del odio a menos que actuemos para ayudarle, en especial a los jóvenes, alertó Edouard Beigbeder, representante del organismo en Bangladesh.
El nuevo informe relata varios casos de niños y la situación desesperada que se vive en los campamentos de refugiados debido a la superpoblación y la falta de servicios básicos, pese a los esfuerzos de la ONU y del gobierno de este país.
El nuevo ciclo de violencia contra esa comunidad comenzó el 25 de agosto, cuando insurgentes rohinyás atacaron varias comisarías en reclamo de derechos elementales para esa minoría, que vive en un estado mayoritariamente budista.
La dura respuesta de las fuerzas de seguridad y la policía contra civiles desató una migración a gran escala que las autoridades bangladeshíes tuvieron que soportar.
Durante décadas esa minoría ha sufrido atropellos y persecución por parte de la mayoría budista, que les niega la ciudadanía y los considera inmigrantes, según reportes de instituciones de la ONU.
Tanto ese organismo internacional como diversos países, en especial musulmanes, denunciaron una limpieza étnica, una acusación rechazada por las autoridades de Naipyidó, que afirman luchar contra terroristas.