América del Sur/ Uruguay/ 5 Diciembre 2016/ Autoras: Lucía Baldomir y Natalia Roba/Fuente: El País.
Durante el gobierno de José Mujica trabajó junto al subsecretario de Salud, Leonel Briozzo, fue la encargada de poner en marcha la ley de Salud Sexual y Reproductiva, aprobada en 2012.
Desde su experiencia en el tema -sigue trabajando en ASSE y en las mutualistas Médica Uruguaya y Cudam- explicó los motivos por los cuales las uruguayas recurren al aborto, las materias pendientes en las políticas de salud sexual y reproductiva, y habló de las preocupaciones de las mujeres en el consultorio. La especialista sostuvo que es necesario reducir los tiempos del período de asesoramiento a las mujeres que deciden interrumpir el embarazo. Además sostuvo que hay que auditar la aplicación de las políticas de salud para ver si hay problemas, cuáles fueron y si tienen solución. Reconoció que no ha sido posible determinar la razón de que se mantengan los elevados niveles de embarazo adolescente que se constatan en el Uruguay, aunque admitió que ese hecho se relaciona con el no ingreso de las adolescentes a niveles superiores de escolaridad. Finalmente reconoció que en el país la falta de educación sexual es un problema.
—Durante años se manejó la cifra sobre que se hacían 33.000 abortos al año en Uruguay, ¿cómo se explica que ahora haya 9.000? —Hay varios elementos a tener en cuenta. Esa cifra podía salir del estimado de lo que uno pensaba que podría ocurrir en la población en general, y corresponde preguntar a quienes hicieron la estimación. En los países donde es ilegal el estimado es del 48% o 50% (de los nacimientos). En los países donde es legal no hacemos un estimado en proporción a la cantidad que nacen sino a la tasa de aborto por mil mujeres durante un año. En los países nórdicos es del 12 por mil, en Francia del 15 por mil y en Uruguay estamos en esas proporciones. Ahora que identificamos la cantidad de interrupciones y podemos cuantificarlas el primer año fue de nueve, después de diez. Lo otro que hay que tener en cuenta es que entre esa estimación que fue en el año 2000 y el año 2012, en que se votó la ley, corrió mucha agua bajo el puente y se hicieron muchas políticas muy fuertes en salud sexual y reproductiva, con la anticoncepción en forma universal, fuertemente en Montevideo en el año 2005 y avanzando como mancha de aceite en el país.
—De los 9.000 abortos del año 2015, 94 (1%) fueron realizados a menores de 15 años, lo que implica que se hacen 1,7 por semana a menores de 15. ¿No es mucho?
—Puede ser que sea mucho. En realidad habría que ver cuántos nacimientos de mujeres menores de 15 hay en el país, creo que son 300, o sea que en esa proporción, sería uno de cada tres. Hay que ver además que los embarazos por debajo de los 14 años tienen que considerarse como un abuso, si bien en algunas oportunidades pueden ser «consentidos» o «buscados», son en una población donde el maltrato y la violencia puede ser encubierta. No es una población que se pueda manejar como mucho o poco sino caso a caso.
—Con respecto a los abusos, ¿se dan más casos o ahora se denuncia más?
—Es una duda que vamos a tener siempre. Mi idea es que el número de embarazos en la adolescencia que llegan a término se ha mantenido estable en los últimos 30 años, que creo es en el orden de 1,49 cada mil embarazadas.
—¿Por qué se mantienen las cifras del embarazo adolescente? ¿Cuáles son las causas?
—Las causas son múltiples, si supiéramos tendríamos arreglado el problema. Tiene que ver con el no ingreso a niveles superiores de escolaridad. A pesar de las acciones que se han hecho tenemos jóvenes cuya edad no es adecuada al año que están cursando y eso influye mucho.
—¿Cómo afecta a la sexualidad?
—La edad de inicio de la relación sexual es próxima a los 14 años, o sea que las experiencias que puedan tener son bien distintas, incluyen en los otros jóvenes y en los más chicos quererse comparar con los más grandes. No es lo mismo un adolescente de 14 años cursando sexto año de escuela que un niño de 11 años cursando ese año. Distorsionan la clase. Hace que ellos también se vayan del sistema educativo.
—Pediatras de la policlínica del Cerro contaban que los embarazos adolescentes no son vividos como un fracaso, sino como «un cambio de estatus». ¿Cómo se trabaja sobre eso?
—El abandono educativo ocurre antes del embarazo, las adolescentes abandonan y después se embarazan. El tema de la maternidad como proyecto de vida si bien lo hemos internalizado dentro de nuestros discursos, me genera dudas por varias razones. Una es que cuando consultamos a las adolescentes sobre si querían quedar embarazadas nos dicen que no —no sé si porque es políticamente correcto decir que no—, cuando una le pregunta si ese niño las va a perjudicar en lo que hacen dicen que más o menos van a hacer lo mismo, porque antes cuidaban a sus hermanos. Capaz que es un concepto erróneo mío, pero creo que es una condición a la cual no pueden eludir por falta de posibilidades, pero no porque les mejore el estatus. Saben que tener un hijo no les mejora el estatus.
—Según los datos, el 51% de los abortos se realiza en centros de salud privados ¿Qué perfil tienen las mujeres que consultan?
—Mi experiencia personal desde la institución en la que trabajo que quizá no tiene validez científica, es que son mujeres que ya han tenido hijos, mujeres jóvenes de 25 y 26 años, que trabajan, que están agotadas de ir y venir con los hijos, que te dicen puedo criar un hijo, no puedo criar a dos, y que no quieren, y más allá de eso no pueden, dejar el mercado laboral porque no tienen quien las respalde. Muchas veces son ellas las que trabajan y las parejas están en seguro de paro, y te dicen tuve que hacer reposo todo el embarazo anterior, si en este tengo que hacer reposo y mi marido está en seguro de paro ¿quién nos mantiene?».
—¿O sea que está vinculado al salario?
—Al salario y al cuidado, si lográramos tener sistemas de cuidado mejor para esas mujeres sería más fácil. Lo viven con angustia.
—Teniendo en cuenta lo traumático que es para la mujer, si se arrepiente o tiene dudas, ¿qué pasa? ¿Se la acompaña en ese proceso?
—En realidad pueden arrepentirse hasta el momento de tomar la medicación, pero cada vez son menos mujeres. En algunas estadísticas un 20% de las mujeres daban marcha atrás —arrepentirse no me gusta, tiene connotación religiosa— pero antes de la ley. Cuando se aprobó la ley esa marcha atrás podía deberse a no haber logrado conseguir la medicación.
—A la luz de los tres años que lleva la ley, ¿qué cosas habría que mejorar?
—El problema de la ley son los tiempos. El asesoramiento tiene que estar pero no esperar los cinco días. Pero es lo que tenemos y prefiero eso a no tener ley. Tenemos que recordar lo que pasaba antes de la ley: las mujeres terminaban buscando medicación por Internet. Las mujeres se desesperaban y tomaban la que le había sobrado a una amiga y no se sabía si era medicación vencida; ahora sabemos que pueden llegar a una puerta de emergencia y no solo confiar en la buena voluntad de los colegas, sino que internalizaron el concepto de privacidad y confidencialidad, y que tenemos la opción de un método seguro.
—¿Cree que ya no se da más lo de la medicación?
—Sí, se puede dar pero no en la medida en que se daba antes. Entre diciembre de 2012 y julio de 2013 pasa de 300-400 a 700, fue el plebiscito y las mujeres se sintieron habilitadas. Hubo un salto cuanti y cualitativo, y además a un costo que no pueden pagar todas fuera del sistema.
—¿Cuánto cuesta hacerse un aborto hoy?
—Depende de las tasas moderadoras de las instituciones que son muy diferentes, pero son uno o dos tiques de medicamentos, uno de ecografía, uno de análisis de sangre y dos consultas de policlínica.
—A nivel de políticas, ¿cree que hace falta hacer hincapié en algún aspecto en particular?
—El seguimiento de estas políticas y ver la calidad de atención es un elemento que hay que ajustar en muchas de ellas. De la misma forma en que se hacen auditorías de sífilis y VIH para ver dónde estuvieron los problemas y si esos problemas tienen solución, habría que hacer un seguimiento de cómo han vivido después las mujeres, pero es lo más difícil.
—Ahora que no tiene un cargo en el gobierno, ¿se arrepiente de no haber tomado alguna medida que podía haber cambiado?
—Nosotros trabajamos muchísimo y si no hicimos más fue porque no pudimos, pero no empezamos de la nada, recogimos avances. No me arrepiento, pero me quedaron debes como haber trabajado más en el embarazo adolescente. Trabajamos mucho en la anticoncepción para la adolescente ya que estoy convencida de que es prioritario, porque en los países nórdicos donde la educación sexual es alta el inicio de relaciones sexuales es a la misma edad, ¿qué hacen en esos países? Usan mucha anticoncepción. Lo fuerte en lo que hay que insistir hoy es en que las relaciones sean con disfrute, cuando yo quiera, no cuando me obligan mis compañeros o los adultos crean. Yo les insisto a las adolescentes de que el preservativo no es solo para protegernos de enfermedades de transmisión sexual, debe ser considerado como un acto de amor, yo te cuido hasta en las cosas más sencillas, hasta por higiene. Pero eso no ha calado.
—¿Qué tan lejos se está de eso?
—Todavía se está muy lejos, si bien cada vez más vienen las madres acompañando a las hijas, hay madres que te dicen: yo soy amiga de mi hija y ella empezó las relaciones y las empezó tal día. Estamos fritos. Los padres tienen que ser amigos de sus hijos, pero no es una luna de miel. Facilitemos para que no se enfermen, que no tengan que hacerlo en el campito, pero la privacidad es la privacidad. De repente soy mojigata o tengo una mente encorcetada, pero ni una cosa ni la otra: tampoco que te digan que no pueden hablar con los padres. Falta educación sexual en todos, no olvidemos que mi generación no recibió educación sexual. Quizá empezamos a hablar más con los hijos, a hablar de anticoncepción, a decirles: el día que se te ocurra empezar a tener relaciones sexuales avisame así te contacto con un profesional que te pueda asesorar o hacelo vos por tus propios medios.
MATERNIDAD TARDÍA Y CONGELACIÓN DE ÓVULOS.
Consultada sobre la maternidad tardía de las mujeres y sobre la conveniencia o no de congelar óvulos, la ginecóloga Leticia Rieppi dijo que en esos casos les pide a las mujeres que pasen a un asesoramiento en reproducción asistida. «La congelación de óvulos no siempre es buena ni tiene buenos resultados y también son procesos caros». «Además, tenemos muchos niños en el INAU esperando un padre y padres esperando un hijo».
—Algunos pueden decir que no es lo mismo tener uno propio…
—Pero a los hijos no solo se los quiere porque sean propios. Creo que cuando la mujer quiere tener un hijo quiere tenerlo por la experiencia de la maternidad y eso no es solo tenerlo dentro del abdomen sino poder criarlo.
«FALTA FANTASÍA EN EL EMBARAZO, TODO SE SABE”
-¿Cuáles son las principales preocupaciones de la mujer en el consultorio?
-Unas disfrutan su embarazo todo el tiempo y otras lo viven como una cuestión de medicalización. Las que lo disfrutan no tienen ninguna preocupación. Las que no se sienten bien durante su embarazo tienen miedo que el trabajo dañe el embarazo, si podrá ser un parto o una cesárea. Hoy desde el primer día ya saben que están embarazadas, a las 14 o 15 semanas ya saben si es nena o varón, a las 20 semanas saben que está todo entero, entonces falta fantasía de lo que puede ocurrir; empiezan una carrera de ansiedades y a las 36 semanas están aburridas de estar embarazadas y eso es un grave problema. La translucencia nucal no es para conocer si es nena o varón, pero entonces hay que hacer una nueva ecografía ‘porque mi hermana se va a Buenos Aires o a Miami y tiene que saber de qué color compra la ropa’, y si no va a Miami, va al Chuy, o ‘viene fin de año y me van a hacer los regalos para el bebé’.
-¿Hay un abuso de las cesáreas?
-Evidentemente el índice de cesáreas es alto. Yo creo que no hay abuso y si lo hay no es por parte del sector médico, hay muchas mujeres que te dicen: ‘no quiero pasar por un trabajo de parto’. Ahí es donde debemos trabajar y desafectarle los miedos. Hay mucha información que perturba.
-Por fuera de la etapa del embarazo, ¿qué les preocupa?
-En la adolescencia la regularidad de la menstruación y su anticoncepción, después continúa siendo la anticoncepción uno de los temas más importantes, y cuando llegan al climaterio lo que más les preocupa es el cáncer de mama, y su envejecimiento: cómo van a recibir los cambios morfológicos.
Fuente: http://www.elpais.com.uy/informacion/rieppi-falta-educacion-sexual-todos.html