España / 14 de octubre de 2018 / Autor: Margarita Marín Rodríguez / Fuente: Google Books
Un conjunto de 30 cuentos, dirigidos a niños y niñas de 3, 4 y 5 años, expresamente escritos para ayudar a maestras y maestros de educación infantil a iniciar a sus alumnos en múltiples competencias y conceptos matemáticos a través de la narración de cuentos. Los cuentos se presentan secuenciados para que los niños adquieran los conocimientos matemáticos propios de estas edades. Cada uno de ellos va acompañado de una Guía Didáctica en la que se explicitan los contenidos a desarrollar y se ofrecen numerosas actividades. Una propuesta lúdica y creativa que ayudará al docente a acercar a los más pequeños al mundo de las matemáticas de una forma nueva y atractiva.
El libro muestra el valor de las palabras, que no son inocuas
¿Cómo nace todo en esta vida? A través del amor, la primera palabra del universo y de un mundo grande lleno de oportunidades y posibilidades infinitas para vivir y compartir. Éste es uno de los diversos mensajes de este libro lleno de encanto y de empoderamiento de la capacidad creativa del ser humano, empezando por los niños. Una historia en la que el mago Womagis enseña a una niña, Olivia, a ser maga de este mundo y maga de su propia vida.
El proyecto ha sido creado y escrito por Marta Villegas, que ya demostró su amor por la literatura infantil con El mago del desierto, ilustrado por Ulrike Hasseloff y publicado por Random House-Mondadori bajo el sello Beascoa, y como coautora de El nombre de la ballena del prestigioso Fondo de Cultura Económica Mexicano. Además, está ilustrado por la reconocida ilustradora de literatura infantil Mónica Carretero, galardonada con numerosos premios en la London Book Fair, Latin Book Awards en EE.UU. y la American BookExpo en Nueva York y con docenas de libros publicados en España, Reino Unido, Corea, Líbano, Francia, Australia o EE.UU.
La publicación como instrumento de juego
Pero además, Womagis es una idea única para un mercado donde no hay productos similares en este momento. Es más que una publicación, es un concepto y la transmisión de una manera de ver y estar en el mundo, así como la posibilidad de leer por primera vez una publicación en 18 idiomas al mismo tiempo (alemán, árabe, chino, coreano, español, francés, griego, hebreo, hindi, holandés, inglés, italiano, japonés, portugués, suajili, sueco, turco y ruso) en cualquier rincón del planeta.
Y es que los niños que hablan más de un idioma podrán leerlo simultáneamente, los padres con diferentes nacionalidades tendrán la posibilidad de leer el mismo libro con sus hijos, una clase con niños de diferentes orígenes lo disfrutará al mismo tiempo, los niños que desean aprender otros idiomas podrán dar sus primeros pasos con Womagis y en el proceso hacer que se den cuenta de que existen otros alfabetos y culturas que forman el mundo. Todo en una historia llena, a la vez, de realidad y de magia. Como la propia vida. Womagis es una publicación única para crear lazos estrechos con el entorno en el que vivimos que desde el 26 de mayo se podrá adquirir tanto en formato ebook como en papel a través de Amazon.
Un libro con juegos y actividades
Womagis muestra el valor de las palabras, que no son inocuas, y su capacidad para crear o destruir, para amor u odiar, incidiendo en la importancia de usarlas bien y para bien, y revela cómo es posible crear un mundo mejor a través de ellas, haciendo que el lenguaje universal del amor domine el mundo. Un poder concedido a los niños, que pueden convertirse en Womagis y crear un idioma de amistad, de paz, y un nuevo lenguaje inventado por ellos mismos, pues en el momento en que un niño se hace lector del libro se convierte en Womagis, aportando nuevas palabras.
Por eso la historia da un paso más allá, puesto que además de aceptar el entorno multicultural en el que nos criamos, inspira a crear un idioma y una voz propia a través de las actividades que propone, creadas por la pedagoga Andrea Ramos. Entre ellas, hacer que los mejores sentimientos se conviertan en palabras inventadas, en «palabras Womagis»; recortar una pluma mágica y pegarla al lápiz para escribir esas palabras mágicas; construir códigos nuevos que funcionen en familia; un alfabeto pictográfico; o investigar cómo se dice «te quiero», «te admiro», «te valoro», en idiomas de otros amigos, potenciando la curiosidad por otras culturas.
Womagis llega también con una web dinamizada con la pretensión de crear una red Womagis on line para todos los lectores y pequeños magos Womagis del mundo. Todo ello gracias a juegos para que los niños puedan expandir su imaginación, compartir su propio idioma y una identidad que les ayude a ser quienes son.
Para comprender el mundo en el que vivimos
Inspirado en la propia experiencia personal de la autora, que ha visto cómo miembros de su familia se convertían en expatriados, el libro nace como una necesidad de dar la bienvenida a la próxima generación: sus sobrinas, hijas nacidas de dos nacionalidades, criadas en un país con diferentes idiomas y la lucha por transmitir sus raíces. Son los llamados niños Third Cultural Kids, un número que demográficamente sigue aumentando con más de 230 millones de expatriados en todo el mundo y un solo reto, la integración y la diversidad cultural: niños que crecen con padres de diferentes nacionalidades o en otro ambiente muy distinto al de sus padres, maestros que tratan de incluir a todos los niños con diferentes idiomas y culturas. Womagis llega, por fin, con una historia que incluye a todos, que celebra la diferencia y permite que el multiculturalismo se disfrute en cada uno como ciudadanos del mismo mundo, independientemente de dónde provengamos.
Por eso Womagis es un libro único en el mercado para comprender el mundo en el que vivimos, compartirlo y ser partícipe de él, sabiendo que hay un lugar para cada uno de nosotros y que todos tenemos la capacidad para mejorarlo. Es la historia, la herramienta, el juego y el universo para una nueva generación que está buscando un mago para crear y crecer.
Este proyecto fue presentado personalmente a Carmen Balcells cuando aún era una idea sin forma concreta e inmediatamente dijo «sí», alentando a la escritora, Marta Villegas, que siguió investigando cómo materializarlo hasta llegar a una idea de incluir los 18 idiomas, eligiéndolos en función del número de hablantes y su alcance. El proyecto ha recibido el apoyo de Emprendelibro, programa de apoyo al emprendimiento en el sector editorial realizado conjuntamente por Factoría Cultural y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez con la ayuda del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para entidades sin fines de lucro que promueven y fortalecen la industria editorial.
Ahora, Womagis comenzará su andadura tras haber sido respaldada positivamente por una investigación de mercado, probada en más de 200 niños de diferentes escuelas, incluyendo padres y maestros.
La segunda y la tercera parte de la historia ya están en proceso de escritura, y tratarán de idiomas que ya no se hablan o idiomas que están a punto de desaparecer, sólo hablados en zonas remotas del mundo. Una trilogía que conducirá a los niños a través de la historia de los idiomas, ampliando sus puntos de vista y su imaginación sobre el mundo, y aumentando sus formas de comunicación. Porque, en realidad, todos podemos ser Womagis…
El público infantil quizás sea el más difícil de todos. Si no se captura su atención desde el inicio, lo habremos perdido. Los niños son implacables. Sin embargo, para Isabel Menéndez Ibárcena, el asunto se vuelve sencillo. Cada una de sus historias concitan el interés inmediato de los más pequeños. Así sucede con los libros que escribe. Como por ejemplo: El cerdito que no quería ser rosado (SM, 2017).
–El cerdito que no quería ser rosado nos habla de la importancia de aceptarnos tal como somos, y de valorar nuestras particularidades.
–Exactamente, habla un poco de eso, de quererse como uno es. Saber que uno es valioso y que no se necesita imitar a otros. Y habla de eso, de aprender a quererte. Siempre toco ese tema en mis historias, es un tema recurrente. Me costó mucho aceptarme como soy, por mucho tiempo. Y me parece importante que los niños entiendan que está bien ser como uno es, así tengas lentes, seas más alto, seas más bajo, seas flaquito, seas gordito. Seas como seas, eres importante. Y es importante que te quieras como eres.
–Sobre todo cuando empiezas a crecer, y ciertos parámetros establecidos pueden afectarnos…
–Cuando uno crece va creciendo con una serie de parámetros que la misma sociedad te da. Los chicos viven bombardeados ahora de una perfección que no existe. Y es el culto a lo perfecto, a lo lindo; cuando todos somos lindos y bonitos, y tenemos nuestras propias perfecciones. Solo que mucha gente en vez de verlo como algo positivo, lo ve como algo negativo y entonces lo realza. Y eso no está bien. Y allí viene el tema del bullyng, el burlarte del otro, de reírte, de hacer sentir mal al otro. Y allí empiezas a sentirte mal. Y te das cuenta que algo no está bien.
–¿Cómo surge tu interés por escribir historias para niños?
–Siempre me gustó escribir. Desde chica escribía historias, escribía poemas, escribía mil cosas. Y cuando estudié educación inicial, lo que más me llamaba la atención eran los cuentos y la música para niños. Y, bueno, empecé a escribir para niños como es parte mía, no es que yo decida. Simplemente se dio. Y empecé a escribir por mi trabajo. Como jugando. Para mí es eso: divertirme con las palabras, con los personajes.
–Últimamente pareciera que se le da más importancia a la literatura infantil. ¿Piensas que es así?
–Sí, creo que sí. Unos dicen que no debería llamarse literatura infantil, que es literatura finalmente. Para diferentes edades, pero es literatura. Creo si, ahora se le da más importancia, y creo que tiene que ver con este fomento que ahora se le da a la lectura. Y allí está el tema del plan lector, pero la idea es que lean no sólo por el plan lector, porque tengan que evaluarlos. Para mí, por ejemplo, la literatura no debería ser evaluada. Lo que debería hacerse es que los maestros contagien en sus alumnos el gusto por la lectura. Y hay muchas cosas que deberían cambiar en ese sentido. Pero creo también que es un trabajo conjunto, no sólo el colegio, sino también en casa. Los papás tienen que involucrarse más con los chicos, leerles cuentos, contarles cuentos. Así vas a formar a chicos lectores. Pero volviendo a tu pregunta, sí, se está haciendo un trabajo muy fuerte: las editoriales, los colegios de fomentar la lectura. Falta mucho, pero se está trabajando bonito.
–Se dice que escribir para niños es difícil…
–Para mí no es
difícil. Además de escritora soy narradora de cuentos. Y para mí es fácil contarles historias a los chicos. Se me hace difícil contarles a los adultos, empiezo a temblar… pero con los niños no, me paro frente a ellos y soy una más. Creo que eso es lo que me ayuda a contarles historias, porque hablo un lenguaje similar. Eso es lo que siento. Y trato de tocar temas que a ellos les pueda interesar y se puedan sentir identificados.
Jorge Luis Borges ideó un cuento para niños. Nunca lo escribió, pero la historia sobrevivió al olvido, una palabra tan borgeana, gracias al recuerdo de uno de los niños que hace 36 años lo escucharon con atención infantil en el piso del escritor en el centro de Buenos Aires. Ese niño es hoy un adulto que se llama Matías Alinovi. Estudió física, pero también es escritor. Por eso ha sido la pluma detrás del libro El secreto de Borges, que Pequeño Editor presentará a fines de abril durante la Feria del Libro de Buenos Aires. Ante una bandeja de “caramelos importados”, Alinovi y sus compañeros del 4° grado de la escuela religiosa San Marón escucharon el secreto de la longevidad de Borges, una historia que improvisó en el momento para un auditorio poco común a su rutina de estrella de las letras argentinas. El libro de Alinovi recupera aquel relato oral desde la mirada de un niño de 9 años, pero es mucho más que eso.
Lo primero que Borges reveló a los niños fue que antes de su llegada tuvo dos miedos. “El primero era que viniéramos, porque no sabía de qué iba a hablar con chicos de 4° grado. Pero el segundo miedo, que era más fuerte que el primero, era que no viniéramos. No se entendía bien lo que decía”, escribe Alinovi. A partir de allí comenzó el hechizo.
“Les voy a contar cómo pude vivir tantos años”, les dijo Borges a los chicos que lo escuchaban sentados en el suelo en semicírculo, mientras “miraba para arriba pero no veía, y la cortina que tenía detrás del sillón verde era muy blanca y muy linda por la luz del sol”. Y el escritor les reveló el secreto de las tortugas que vivían en el pozo de donde sacaba el agua que bebía en su casa de la infancia, en Palermo. “Dijo que él, un día, se había puesto a pensar, y se había dado cuenta de una cosa: el agua que él había tomado cuando era chico no era agua, sino agua de tortuga. Y como las tortugas vivían tanto, él había vivido tanto”, escribe Alinovi en el libro, ilustrado en tonos negros y verdes por Diego Alterleib. El texto es simple y recupera el detrás de escena de aquel encuentro, con detalles tan ricos como la historia misma.
Porque el derrotero que lleva a los niños al piso de Borges merece un libro en sí mismo, y así lo entendió Alinovi, que cuenta la anécdota que guardó en su memoria durante casi cuatro décadas como un cuento para niños. “Yo me acuerdo bien ese día, pero no sé si me acuerdo porque me acuerdo o porque revisité muchas veces la escena”, cuenta Alinovi a EL PAÍS. “Estaba con mi amigo José Manuel a la salida de colegio, un día a la tarde, y me acuerdo bien el momento en que me dijo ‘hoy voy a la plaza, pero voy con Borges’. La sensación que me interesaba transmitir fue que ese Borges, el Borges que yo escucho de José Manuel, fue un dato completamente neutro. Lo digo con términos de [Ernesto] Laclau, fue un significante vacío. Ahí operó una cosa muy linda, porque fue un significante vacío en el que yo puse algo, y lo que yo puse en ese significante fue la cara de José Manuel, que me decía ‘que embole, no va a estar tan bueno ir a la plaza”, dice. A partir de allí los niños juegan con la historia de ese Borges “sin significado” y la presión de los adultos, conscientes de que estaban ante algo que merecía atención.
¿Qué carga el significante vacío de Alinovi niño? “El primer paso fue mi madre. Cuando le cuento que José Manuel va con Borges a la plaza me dice, y recuerdo el tono maternal que usó, ‘no Matías, mirá, Borges es un escritor muy famoso. José Manuel habrá escuchado el nombre por ahí y te dijo eso’. Pero José Manuel no mentía. El niño era nieto de Fanny, el ama de llaves de Borges durante más de 40 años, y en esa época vivía en la casa de Borges. En su calidad de inquilino tenía algunas obligaciones, como acompañar a Borges a la plaza si su abuela se lo pedía.
El paso siguiente fue en la escuela. “La segunda cosa que me sorprendió como chico es la atención sobre José Manuel, que era un niño desestimado por la maestra, una monja. Al día siguiente ella se ocupó particularmente de él diciéndole ‘¿pero cómo puede ser esto, niño’. José Manuel le contestó ‘es que vivo con Borges’, y eso fue un cambio impresionante respecto a cómo la maestra lo trató. Recuerdo que le dijo ‘bueno, niño, ¿usted le podría preguntar si los chicos de 4° grado podemos ir a la casa?’. Al día siguiente José Manuel trajo un mensaje: ‘Dijo que sí”.
Hubo que organizar entonces la visita, sobre todo porque debía estar bajo el control de la escuela. La maestra pidió a los niños que elaborasen las preguntas que quisiesen, pero pronto tuvo que “disciplinarlas”. “Maximiliano le quería preguntar cuántas veces ganó el premio Nobel. Y Liliana, otra compañera, le quería preguntar cuántas veces se casó. Las preguntas eran geniales. Chicos que no saben nada apuntaron y acertaron dos tiros al eje de flotación de Borges: el Nobel y las mujeres”, dice Alinovi.
Borges murió en 1986, cinco años después de aquel encuentro con los alumnos de la escuela de su barrio. Alinovi no volvió a verlo, pero guardó el registro del cuento que escuchó en el piso de la calle Maipú gracias a un pequeño grabador que su madre le dio para la ocasión. El audio original se perdió bajo alguna grabación descuidada, pero permitió a Alinovi rememorar varias veces la charla con Borges. Durante años, la historia dio vueltas en la cabeza del autor, hasta que encontró la forma más adecuada para contarla. “Lo único que justifica esa anécdota es recuperar esa capacidad extraordinaria que tuvo Borges para improvisar un cuento frente a chicos de 4° grado. Porque lo improvisó. Tengo la sensación de que se le vino la tarde encima, Fanny le debe haber dicho ‘recuerde que hoy vienen los chicos’, lo sentaron e inventó un cuento”, explica. El único cuento para niños del autor de Ficciones no está en papel pero sobrevivió en la memoria, donde venció al olvido. Una batalla digna de Borges.
Fuente de la articulo: http://cultura.elpais.com/cultura/2017/04/12/actualidad/1492026316_087282.html
Una veintena de alumnos de Brains International Schools ayudarán a niños hospitalizados a través de cuentos solidarios con el programa ‘Sense the Motion’, según informan los organizadores del proyecto Brains in Motion.
Una veintena de alumnos de Brains International Schools ayudarán a niños hospitalizados a través de cuentos solidarios con el programa ‘Sense the Motion’, según informan los organizadores del proyecto Brains in Motion.
Así, los alumnos han redactado e ilustrado dos libros basados en sendas historias reales de niños que sufrieron una enfermedad y vivieron largas temporadas hospitalizados.
El 100% del dinero recaudado en la venta de estos libros (2 euros por cuento) están destinados a la reforma integral de la UCI infantil del Hospital Niño Jesús de Madrid. Entre los objetivos que los alumnos se han marcado está alcanzar la cifra de 5.000 libros vendidos, lo que se traduce en 10.000 euros de aportación.
La donación se realizará a través de la colaboración con la Fundación Aladina, una organización sin ánimo de lucro que tiene como objeto brindar un apoyo integral a las familias de los niños hospitalizados a través de tres pilares: emocional, material y psicológico. En su décimo aniversario, la fundación ha puesto en marcha la campaña ‘Un achuchón por la UCI’, que acogerá a más de 800 niños enfermos cada año y cuya remodelación supone una inversión de 1.500.000 euros.
En concreto, saldrán a la venta ‘El cuento de Celia’ que trata sobre una pequeña que nació con una cardiopatía congénita y ‘El cuento de Guille’, que cuenta la historia de un adolescente que sufrió una leucemia linfoblástica aguda, el tipo de cáncer más frecuente en niños.
Además, la puesta a la venta del segundo libro coincide simbólicamente con dos fechas conmemorativas de estas enfermedades, el Día Internacional de las Cardiopatías Congénitas el 14 de febrero y el Día Mundial Contra el Cáncer Infantil el 15 de febrero.
HISTORIAS DE SUPERACIÓN
«Queríamos ayudar en el bonito reto de mejorar la vida de niños hospitalizados, menores de nuestra edad o incluso más pequeños que pasan desde horas hasta un mes ingresados en una UCI donde no había ni ventanas. Estuvimos barajando muchas posibilidades hasta que se nos ocurrió la idea de los cuentos –ha afirmado la alumna participante en Brains in Motion Carmen Cuadrado–. Nos parecía muy positivo que fuera la historia de superación de los protagonistas que habían sufrido una enfermedad la que ayudara a mejorar la vida de otros pequeños guerreros que estaban pasando por la misma situación».
Los libros trasladan a través de metáforas la enfermedad y la recuperación de ambos protagonistas, convirtiéndose en un cuento apto para niños con un trasfondo que los adultos podrán comprender gracias a la explicación posterior que incluye cada volumen.
«Al redactar los cuentos sumamos dos objetivos más al proyecto. Ya no se trataba únicamente de recaudar dinero para la UCI, sino también de realizar una labor divulgativa sobre estas enfermedades y rendir nuestro pequeño homenaje a los niños que las padecen y a las familias que les acompañan en este duro proceso», ha explicado la alumna participante en Brains in Motion Lorena Sánchez. Por su parte, la alumna participante Julia Montalvo espera que «los dibujos ayuden a los más pequeños a imaginarse el mundo que hemos creado para este cuento».
Asimismo, los alumnos de Brains han contado, por un lado, con la colaboración del escritor Pablo Arribas, autor del blog y libro ‘El universo de lo sencillo’, que ha redactado el prólogo de ‘El cuento de Celia’ y, por otro lado, con el escritor Mario Alonso Puig que también ha querido sumarse a la iniciativa haciéndose cargo del prólogo de ‘El cuento de Guille’. Los alumnos se formaron en un School Master diseñado especialmente para ellos y adaptado a las necesidades del proyecto con ESIC Business & Marketing School, que patrocina el 50% del coste de impresión de los cuentos solidarios.
Brains in Motion es un proyecto de Brains International Schools que comenzó en 2011 y este año da paso a su quinta edición. A los alumnos se les enseñan aspectos diferentes para el desarrollo completo del proyecto: marketing ético, fundamentos económicos y publicitarios en los que se marca como objetivo contribuir en el desarrollo de una sociedad con valores.
12 Febrero 2017/Fuente:20minutos/Autor: JAVIER RADA
Es psicóloga, musicoterapeuta y escritora. Terapeuta infantil, experta en educación emocional y autora de la colección ‘Cuentos para Sentir’ (SM). En esta entrevista Ibarrola reivindica el cuento como una fuente de salud para los niños.
Begoña Ibarrola entiende las emociones como energías, colores, fuerzas que movilizan el cuerpo y la mente, y que se mezclan en la paleta del desarrollo personal. Necesitan ser atendidas, comprendidas, gestionadas, para, cual escultores, erigir seres en equilibrio. En la infancia está la semilla del futuro. A través de pequeñas lecciones y estrategias, afirma, la educación emocional puede dotarnos de habilidades, ayudarnos a crecer como individuos «autónomos, críticos, confiables, con autoestima, armados con actitudes, valores y conocimientos». Reivindica el cuento como una fuente de salud.
¿Cómo encaja el cuento en esta era de las pantallas?
Pienso que no hay nada mejor que leer un cuento a un niño para establecer un contacto emocional con él y crear un espacio entre el que lee y el que escucha. Hay que reivindicar otra vez la necesidad de que los padres lean cuentos a los hijos ya que allí es donde se están dando las primeras lecciones de educación emocional. Yo creo que es insustituible por la pantalla digital o la televisión. Las tecnologías pueden aportar muchas herramientas, sí… pero es necesario el contacto humano e iniciarles también en el apasionante mundo de la lectura. Hay que reivindicar la necesidad de que los padres lean cuentos a sus hijos e hijas
¿Y cómo termina el cuento de los padres que no leen a sus hijos?
El problema es que no nos damos cuenta de que nosotros aprendemos a hablar oyendo hablar a otros, y aprendemos a leer cuando nos leen a nosotros. Estamos dando significado al mundo de las palabras, al mundo de las emociones, al mundo de las cosas que pasan en un relato. Aporta elementos de educación que son poderosos.
Hoy los vinculan a la inteligencia emocional, ayer a la transmisión de valores.
La educación emocional se aborda a través de distintas estrategias, y una de ellas es el cuento. El cuento para los niños es quizás el elemento más familiar, y con el que menos defensas se generan. Ofrece herramientas para que pueda hacer frente a los retos que la vida les traiga, retos que muchas veces le vienen por la parte emocional. El cuento tiene un valor impresionante si desde pequeños les aportamos unos elementos de educación para que ellos sepan manejarse, conocer y saber qué les provoca cada emoción, cómo la expresan. Sirve para que no repriman y haya después problemas, para el correcto desarrollo de las competencias emocionales, que es en lo que se centra la educación emocional. Pero no podemos separar sentimientos y valores, porque todo cuento transmite valores.
¿Olvidamos las razones del corazón?
De forma tradicional las emociones se dejaban de lado, se decía, bueno, ya irá aprendiendo a controlar sus enfados, ahora es demasiado pequeño, ya superará sus miedos… Hoy se sabe que no, que se pueden dar estrategias a los niños desde muy temprana edad, y se desarrollan programas desde los tres años, que causan impacto porque se ve que funcionan. Al ponerlos en práctica, se convierten en hábitos que les ayudarán cuando sean mayores al disponer de competencias y destrezas sociales.
¿De qué forma hallan estas estrategias en la lectura?
Leer es una experiencia emocional. La neurociencia nos dice que a través de la imaginación se activan zonas del cerebro que me permiten vivir en primera persona otras situaciones, la lectura amplía el mundo de experiencias del lector. Por eso cuanto más lea una persona mayor será su capacidad para la empatía. Le hace ponerse en la piel de los personajes y vivir sus emociones, y entonces, guiando a los niños de una manera oportuna, les vamos dando unas opciones de hábitos emocionalmente sanos.
Pistas para solucionar conflictos.
Casi todos los cuentos tienen situaciones muy tensas, incluso conflictos fuertes, de modo que el niño se va entrenando y encuentra la solución de problemas. Se inicia con la gestión de emociones, la educación en valores y la ética. Cuando crezca habrá incorporado en su mochila estas experiencias.
Expandirse en la imaginación, centrarse en la realidad…
Para mí es un elemento clave. La imaginación se ha relegado al mundo de la infancia, pero es una función de la mente, igual que la intuición, que nos permite gestionar y manejar muchos datos del entorno. La imaginación hay que expandirla, y la expandimos mientras más leemos, y sabemos que también desarrolla la empatía. Expansión y después contracción en la realidad. Son herramientas muy útiles.
¿Podemos aprender a gestionar emociones básicas pero con mala fama, como la tristeza?
Sí. Como terapeuta y psicóloga, yo escribía cuentos a los niños que tenía en la consulta. Les ayudaba a que ellos resolvieran sus propios problemas, eran una herramienta muy útil, porque el psicólogo no resuelve nada, sino que ayuda al niño o al joven a encontrar la salida del laberinto.
Fuente de la entrevista: http://www.20minutos.es/noticia/2943227/0/entrevista-begona-ibarrola-cuentos-educacion-emocional-libros/#xtor=AD-15&xts=467263
Fuente de la imagen:http://cdn.20m.es/img2/recortes/2017/01/25/411425-944-593.jpg?v=2017012517522
Los cuentos son una hermosa manera de llegar al corazón del niño de una manera sutil y profunda. Desde tiempos inmemoriales han pasado de generación en generación funcionando como transmisores de contenidos pedagógicos.
Pero si bien son una poderosa herramienta educativa, es necesario tener en cuenta que existen muchos tipos de cuentos y que no todos son adecuados para la etapa evolutiva en que se encuentra cada niño. Los cuentos deben estar adaptados al nivel de desarrollo cognitivo de tu alumno o hijo.
Aquí tienes 3 claves que puedes tener en cuenta a la hora de elegir qué cuento contar a tus alumnos o hijos:
1. Elígelos con final feliz
Los cuentos que terminan mal pueden ser interesantes para un adulto, en la medida en que en la vida las cosas no siempre suceden como uno desea. Sin embargo, para un niño este mensaje puede ser aún difícil de digerir. Los niños necesitan sentirse seguros y protegidos y ciertos finales trágicos pueden generar en ellos ansiedad y pesimismo. El pensamiento mágico infantil que precede al desarrollo del razonamiento lógico puede crear angustiantes asociaciones entre causa y efecto. No se trata tampoco de pintarle un mundo de color de rosa ni de negarle la evidencia sino de introducir la información adaptada a su nivel de desarrollo en el momento adecuado para evitar un impacto traumatizante.
2. Evita los cuentos didácticos punitivos
Los cuentos en los que los niños terminan mal por desobedecer a mamá son una manera de educar desde el miedo. El mensaje perjudicial que pueden sacar de ellos es “Si no recoges tus juguetes, no te querré”. La base de toda comunicación entre niño y adulto debería estar basada en una amor incondicional: “Yo te quiero hagas lo que hagas pero si no recoges tus juguetes, mañana no jugarás con ellos. ¿O es que sólo podemos querer a un niño cuando se comporta exactamente como nosotros deseamos? ¡En ese caso el problema es nuestro, no suyo!” (Paola Santagostino, psicoterapeuta y autora del libro “Cómo contar un cuento e inventarse cientos”). Las órdenes se deben comunicar de una manera clara y no atemorizarlos a través de un cuento.
3. Pertenecientes a su ámbito cultural
Los cuentos sobre culturas diferentes también pueden ser muy nutritivos para los adultos, ya que pueden ampliar y cuestionar las más arraigadas tradiciones. Pero para un niño que está intentando identificar su propio ámbito cultural, puede resultar confuso llegando a interpretar su significado como su imaginación le da a entender.
Si estás interesado en profundizar en el mundo del cuento y utilizarlo como herramienta en tus clases te recomiendo el libro “Cómo contar un cuento e inventarse cientos”, de Paola Santagostini
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