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El 80% de los españoles considera que tener su hogar limpio ayuda a los niños en sus estudios

Por: ABC Sociedad

Otras cualidades como ser más responsables, ser más sociables o traer amigos a casa con mayor frecuencia también aumentan cuando se tiene la casa más limpia y recogida

Tal y como afirmaba el reciente estudio “Limpieza y felicidad” realizado por una consultora independiente para la compañía española Las 3 Brujas, a mayor limpieza en el hogar, mayor felicidad. Sin embargo, este mismo estudio corrobora que la limpieza y el orden en casa benefician de forma específica a los más pequeños en aspectos tan importantes como ser más responsables, ser más sociables e, incluso, a obtener mejores notas en el colegio.

Precisamente, ahora que comienza el curso escolar, es importante destacar que, en los hogares más limpios, los hijos sacan mejores notas. Así, si bien un 38% de los encuestados declara que sus hijos btienen “Muy buenos resultados”, en los hogares “Muy limpios” el porcentaje sube 24 puntos, situándose en un 62%.

De igual manera, mantener la casa más limpia también implica una mayor predisposición a recibir clases de forma telemática. De hecho, casi una cuarta parte de los hijos/as españoles se ha sentido muy a gusto dando clases desde casa, una cantidad que sube hasta el 43% en los hogares “Muy limpios”.

Otras de las cualidades en las que la limpieza en el hogar tiene un efecto positivo son la responsabilidad y la sociabilidad de los más pequeños. De esta manera, un 27% y un 44% declara que sus hijos son “Muy responsables” y “Muy sociables”, respectivamente, pero en los hogares “Muy limpios” el porcentaje se dispara, subiendo hasta el 53% y el 67%, en cada uno de los casos.

Por último, tener un hogar libre de suciedad aumenta la frecuencia con la que los hijos traen amigos a casa. En concreto, casi 4 de cada 10 encuestados declara que a sus hijos “Les gusta mucho traer amigos a casa”, mientras que en aquellas casas “Muy limpias” el porcentaje sube hasta casi el 60%.

Y es que tener el hogar sin suciedad tiene muchos beneficios, entre los que destaca por encima de todos que es un buen ejemplo para los niños (95%). De igual manera, el 90% de los españoles también se enorgullece de tener su casa limpia, al 88% los anima a invitar a sus seres queridos e incluso el 80% considera que ayuda a los niños en sus estudios.

El teletrabajo

El informe también destaca que tener la casa limpia no solo es beneficioso para los estudios de los niños, sino también para aquellas personas que teletrabajan. De esta forma, si bien el 37% se siente “Muy a gusto” teletrabajando en casa, el porcentaje sube hasta el 56% en los hogares que están “Muy limpios” y al 42% en aquellos que limpian más semanalmente (+10h).

Con respecto a la productividad, el teletrabajo se impone. De hecho, hay un empate (37% ambos) entre quienes piensan que se es más productivo en casa y quienes creen que, directamente, no hay diferencia de productividad entre casa y la oficina. El empate se reproduce en los distintos segmentos sociodemográficos, pero sí que varía el peso de quienes creen que en la oficina se es más productivo (25%). En concreto, desciende hasta el 22% entre las mujeres y sube al 29% entre quienes no tienen hijos.

Reflejo del bienestar emocional

Tal y como demuestra el estudio cuando a uno le preguntan qué es lo que le aporta tener la casa limpia y ordenada, la mayoría de los españoles afirma que es más cómodo (71%), seguido de relajante (59%), feliz (37%) y en cuarta posición, seguro (29%). A tenor de estos resultados, no es de extrañar, por tanto, que los españoles se sientan más tristes, más solos y tengan más estrés a medida que disminuye el nivel de limpieza en el hogar.

Fuente de la información e imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-80-por-ciento-espanoles-considera-tener-hogar-limpio-ayuda-ninos-estudios-202109030122_noticia.html

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Contemplar un hormiguero o aprender las fases lunares… propuestas de un maestro para este verano

Por: ABC

Manolo Gordillo, maestro de Primaria conocido como “el Profe Manolo» tras hacerse viral en 2018, lanza sus nuevos «deberes de vida» para el verano 2020.

Manolo Gordillo, maestro de Primaria conocido como «el Profe Manolo» tras hacerse viral en 2018 en redes sociales su lista de deberes de verano, ha enviado hoy nuevamente a su alumnado la ya tradicional lista de actividades para disfrutar de las vacaciones. En ella hay cabida para hasta cuarenta tareas tan especiales como escuchar la radio, visitar un jardín botánico, decir las cosas que parecen injustas o jugar delante de un espejo a poner caras extrañas. De esta forma, este docente cordobés que trabaja en un centro educativo de Bollullos de la Mitación, en Sevilla, busca que los niños y niñas desconecten de las tareas educativas tradicionales y realicen actividades con las que puedan valorar aspectos cotidianos de la vida, rodeados de amor en familia y en el entorno.

«Este verano quizás, más que nunca, recobra sentido que los niños y niñas disfruten de actividades sencillas y estimulantes, que les acerquen a la naturaleza, a su familia, que les hagan reír y conocerse mejor a sí mismos, aprendiendo al mismo tiempo», enfatiza el Profe Manolo, quien reconoce que hay tantas actividades que incluso es difícil seleccionar sólo algunas para confeccionar una lista estival.

Libro «Deberes de vida»

El «Profe Manolo» se dio a conocer en el verano de 2018 cuando entregó a su alumnado al final del curso escolar una lista de deberes poco convencional. Creer en ti, ver amanecer, cuidar una planta, mirar las estrellas…. Eran algunas de las actividades que proponía. Él fue el primer sorprendido del éxito que tuvo aquella hoja de deberes y que se viralizó tras compartirlo una madre en sus redes sociales. Al año siguiente, en 2019, esta circunstancia le llevó a escribir el libro, titulado «Deberes de Vida» (Editorial Montena, de Penguin Random House) en el que apunta, a modo de cuaderno, actividades que «todos tendríamos que hacer, una vez en la vida», señala. El docente busca con esta propuesta una serie de actividades lúdicas y motivadoras para estudiar los contenidos pues «aprendemos con lo que nos motiva y emociona», enfatiza.

En sus páginas se pueden encontrar diferentes ideas para aprender a través del juego y de la diversión porque, en su opinión, «estamos demasiado acostumbrados a trabajar de forma tradicional y hay muchos contenidos vistos a lo largo del curso que en verano se pueden afrontar de otra manera». Su libro está pensando para estudiantes de Primaria, pero también está abierto a otras personas, como niños más pequeños e incluso adultos.

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Así eran los deberes escolares en el Antiguo Egipto

Por: ABC

Los deberes escolares ya existían en elAntiguo Egipto. Así lo pone de manifiesto una tabla de madera con un encerado en el que puede leerse: «Debes aceptar solo los consejos de un hombre sabio» y «No puedes confiar en todos tus amigos»

La pieza, que fue adquirida por la Biblioteca Británica en 1892 y no se había expuesto al público desde los años setenta, es una de las estrellas de su próxima exposición «Escritura: Dejando tu huella», que recoge la evolución de la escritura a lo largo de 5.000 años de historia de la Humanidad.

La tabla recoge una lección en dos partes en griego, que proporciona una instantánea de la vida cotidiana de un alumno de la escuela primaria en Egipto hace 1.800 años. Así lo ha explicado Peter Toth, uno de los comisarios de la muestra y también de manuscritos antiguos y medievales en la Biblioteca Británica a l portal Live Science.

Uno de los capítulos es un ejercicio de escritura. El encerado muestra un ejemplo escrito del profesor en la primera línea y las dos siguientes contienen las mismas palabras copiadas más «más bien torpemente por la mano del estudiante, tal y como los alumnos de primaria actuales copian el texto de sus profesores», ha indicado Toth. La otra parte incluye una tabla de multiplicar y ejercicios de lectura.

A pesar de que el nombre y el sexo del propietario de la tabla se desconoce, todo parece indicar que se tratase de un chico de una familia acomodada, ya que la educación en el Antiguo Egipto estaba reservada al sexo masculino de clase privilegiada, de acuerdo con el Museo Real de Ontario.

Las letras que tenía que copiar este estudiante no eran solo para practicar caligrafía, también impartían lecciones morales. «No son solamente las manos y los dedos los que eran instruidos, también lo era la mente», ha aseverado Toth.

Las tablas destinadas a las tareas escolares eran fabricadas vertiendo cera derretida ennegrecida en una hendidura rectangular en el centro de una tabla de madera. Cuando la cera se enfriaba, los profesores y los estudiantes usaban una aguja de metal para las letras que aparecían como un color más claro contra el fondo oscuro.

La cera se descompone cuando existe humedad, así que el clima seco de la zona ayudó a proteger la tableta, «preservando la torpe escritura de un alumno de hace dos milenios», ha afirmado Toth.

Junto con esta tabla de deberes, la exposición mostrará cerca de cien artefactos de la colección de la Biblioteca Británica con ejemplos de escritura que van desde las civilizaciones antiguas a las culturas modernas, como jegloríficos egipcios; una copia del «Ulises» con anotaciones de su autor, James Joyce; notas musicales escritas por Mozart y instrumentos actuales para tatuar.

Fuente: https://www.abc.es/cultura/abci-eran-deberes-escolares-antiguo-egipto-201901141549_noticia.html

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Entrevista a Rosa Jové: “Los deberes son una pérdida de tiempo”

Entrevista a Rosa Jové realizada por Adrián Cordellat

“Los deberes son una pérdida de tiempo”

Psicóloga clínica infantil, psicopedagoga y autora de  Dormir sin lágrimas y La crianza feliz, Rosa Jové atesora una experiencia de casi dos décadas trabajando para el departamento de la Generalitat de Cataluña dedicado a la ayuda a menores con problemas escolares y diversos trastornos, así como asesorando a padres y escuelas. De ese conocimiento acumulado nace su último libro, La escuela más feliz, donde aborda los cambios necesarios para transformar la escuela en un lugar “al que los niños se levanten cada mañana con ganas de ir”.

Pregunta. Tu último libro tiene un objetivo claro, ayudar a crear escuelas más felices. ¿Cómo se crea una escuela feliz?

P. Los expertos en neurociencia siempre hablan de la necesidad de emocionar para motivar e incentivar el aprendizaje. ¿Es más fácil encontrar alumnos motivados en una escuela feliz?

R. Claro, porque la felicidad nos hace más proclives a hacer cosas, más proactivos. Un niño más feliz es un niño con más ganas y más motivado.

P. ¿Está reñida entonces la escuela feliz que propones con la clase magistral?

R. Reñida no está, lo que pasa es que es más difícil con clases magistrales que los niños vayan motivados y contentos a la escuela, que la escuela sea ese lugar, como digo siempre, al que los niños quieren ir. ¿Por qué? Pues porque es más frío y a los seres humanos nos gustan los sitios donde nos encontramos en nuestra salsa. Pero imposible no es, porque conozco grandes maestros que a través de clases magistrales son capaces de seducir a los niños con su don de la palabra.

P. Muchos expertos en educación dicen que no es posible que con todo lo que ha cambiado el mundo en el último siglo, los niños de hoy sigan recibiendo las clases como las recibían sus abuelos e incluso sus bisabuelos. ¿Pasa por un cambio en ese sentido la revolución secreta de las aulas que propones en el libro?

R. Es uno de los pasos, quizás no el único, pero evidentemente estamos en el siglo XXI y damos las clases como en el siglo XIX. Las cosas han cambiado y la educación también debe hacerlo, porque los niños han nacido en una era completamente digital y todo lo que sea mediante pantallas, sistemas audiovisuales, comprensión y, sobre todo, mediante la experimentación directa, lo aprenden mucho antes.

Antiguamente la gente, en su mayoría, no tenía libros en casa ni había bibliotecas en la mayoría de pueblos, así que el único saber era el que transmitía el maestro, por lo tanto, era importante que el maestro hablara y los alumnos escucharan y memorizaran. Ahora la información la tienen los niños a un clic, a una búsqueda de Google, por eso ha perdido sentido la clase magistral y tiene más sentido enseñar a los niños a gestionar, discernir, buscar y saber manejar la información.

P. ¿Y qué papel puede jugar en esa revolución la triada colegio-familia-sociedad, a la que dedicas el capítulo Todos somos escuela?

R. Es muy importante que estas tres cosas funcionen y vayan juntas de la mano. Está comprobado que en las escuelas en las que hay más conexión con las familias (aquellas en las que es muy fácil que las familias entren, organicen cosas, participen) los niños se sienten mejor, porque lo que hacen los niños en clase los padres se lo valoran mejor en casa; y porque cualquier cosa que hagan en casa, cuando lo cuentan en la escuela también es valorada allí. Como consecuencia, los padres, al ver a sus hijos felices, están muy contentos, valoran mejor al profesor y se fidelizan más con la escuela, de forma que hay un feedback muy positivo.

Y con la sociedad pasa igual. Hoy en día las escuelas tienen un papel muy importante en el ámbito social. En Cataluña, por ejemplo, muchas escuelas los fines de semana dejan el patio o la biblioteca abierta al vecindario, de forma que se organizan actividades por parte de asociaciones de vecinos. De esta forma, se enriquece culturalmente al barrio y la gente valora más y mejor lo que se hace en esa escuela.

P. Entre los cimientos del cambio también hablas de los dones con los que nace cada niño y de la necesidad de descubrirlos y potenciarlos. ¿Tiende hoy en día la escuela a anular esos dones en favor de la uniformidad de todos los alumnos?

R. Sí. Parece que muchos profesores solo están contentos si consiguen que todos los niños sean grises. Quiero decir, que solo tienen la sensación de ir bien si los niños son mediocres y hacen lo que hacen todos al mismo tiempo. ¡Y no, hombre, no, te estás dejando por el camino a todos los que son de otros colores! Con esa fórmula nos perdemos en la mediocridad, porque al final hay niños que podrían ir por arriba y otros que van ahogados para alcanzar ese nivel uniforme.

P. ¿Qué estamos perdiendo, como sociedad, al anular esos dones, al buscar que todos los niños aprendan lo mismo y de la misma forma?

R. La excepcionalidad y el talento. Antiguamente, por ejemplo, en las escuelas la gimnasia era una asignatura en la que no hacíamos nada, pero hubo un momento en donde se empiezan a buscar talentos deportivos en las escuelas y a los niños que destacan se los llevan a centros de alto rendimiento, donde compaginan su talento por un deporte con los estudios. En el momento en el que se hace eso, en el momento en el que Messi, por ejemplo, llega a La Masía, los niños tienen una escolarización acorde a su don. Y estoy poniendo el ejemplo del deporte, pero esos talentos hay que potenciarlos a todos los niveles y en todas las disciplinas.

P. El tercer cimiento en el que se sostiene tu propuesta de cambio hacia una escuela más feliz es el de priorizar la ideología a la metodología. Es decir, empezar la casa por los cimientos y no por el tejado. Con el auge de la innovación pedagógica, ¿están empezando muchas escuelas el cambio por el tejado?

R. Es que lo primero que tenemos que tener claro, por encima de las modas, es hacia dónde vamos como colegios, porque si no pasan cosas como las que han ocurrido en los últimos años, en los que se han cambiado cosas a lo loco sin una base que sustentase esos cambios. Hay escuelas, por ejemplo, que han metido portátiles en las aulas, pero a los niños se les acababa la batería y no tenían un enchufe en la mesa para cargarla. O que han metido ordenadores en el aula pero siguen trabajando en formato de clase magistral. ¡Para eso no necesitas un ordenador, ya tienes un libro de texto que es más barato!

P. En la segunda parte del libro das ideas prácticas para aulas felices y hablas, entre otras cosas, de la gestión de los tiempos, de las extraescolares y los deberes, de los que reniegas un poco.

R. Un poco no, del todo (risas). Reniego porque los deberes son una forma de perder el tiempo. En primer lugar, de perder el tiempo en familia. ¿Cuántas familias se pasan las tardes peleadas por culpa de los deberes? No hay ningún deber tan importante que justifique que un padre o una madre se enfaden con su hijo. Ninguno. Y en segundo lugar está el derecho de los niños a jugar libremente y los deberes les restan tiempo para ejercer ese derecho. Y a parte luego están los deberes en tiempos de vacaciones, que esos ya deberían estar prohibidos directamente en la Constitución. Con esto tengo una anécdota con mi hijo.

P. Soy todo oídos.

R. Cuando tenía ocho años mi hijo llegó a casa el último día de clase antes del verano con un listado de deberes para hacer durante las vacaciones, así que yo me fui a hablar con su profesora y le dije que el niño había aprobado el curso bien y que no iba a hacer los deberes. “Ay, Rosa, cómo eres, tú siempre antideberes. ¿No te has dado cuenta de que he mandado muy poquitos? No llegan a una hora al día. Solo son para que no pierdan el hábito de estudio”, me dijo. “Es verdad, tienes razón. ¿Y cómo lo hacemos? ¿Vienes tú a casa o te mando yo el niño a la tuya? Porque no quiero que pierdas el hábito de hacer de maestra en verano”, le contesté.

P. ¿Le convenciste?

R. No hubo deberes (risas). Las vacaciones son para perder los hábitos. Cuantos más mejor. La gente que no sabe desconectar en vacaciones va a tener un problema.

P. ¿Y a los que dicen que los deberes son una forma de dar responsabilidad a los niños qué les contestas?

R. Yo no hice deberes en la vida hasta lo que ahora es la secundaria, pero yo soy responsable porque mi madre me hacía hacer la cama, me mandaba a comprar el pan, tenía que mirar cada día que llevaba en la mochila los libros y libretas que me tocaban en el cole… ¡Claro que te haces responsable sin deberes!

Fuente entrevista: https://elpais.com/elpais/2018/01/12/mamas_papas/1515759037_124214.html?rel=mas

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Si los deberes escolares no te gustan, ahora puedes hacer algo para cambiarlos

Por: Eva Bailén

Debemos usar los órganos de representación a nuestra disposición, el Consejo Escolar y las AMPAS, y poner en marcha el proceso de consenso de las tareas escolares

Mucha gente me conoce ya como la mamá de los deberes. Dicho así, podría pensarse que soy una ferviente defensora de las tareas escolares, aunque también podría ser todo lo contrario. Los que ya conocen mi trayectoria, mi campaña y mi libro Cómo sobrevivir a los deberes de tu hijo no tienen dudas. Pero no siempre fui así. Durante mucho tiempo no me cuestioné la utilidad de los deberes, no quería desautorizar a los maestros. Había que hacerlos y punto.

Y no estaba equivocada. En la Comunidad de Madrid, que es donde vivo, el Decreto 15/2007, de 19 de abril, por el que se establece el marco regulador de la convivencia en los centros docentes de la Comunidad de Madrid, en su artículo 3, titulado “las Normas de Conducta”, en el punto 4, que habla sobre “las obligaciones de los alumnos”, en la letra f dice: “La realización de los trabajos que los Profesores manden realizar fuera de las horas de clase”. Es de suponer que en el resto de Comunidades Autónomas haya leyes similares.

Qué cosas, una ley sobre normas de convivencia en centros docentes, habla de normas de conducta más allá del tiempo lectivo, permitiendo que los trabajos que los profesores mandan realizar fuera de las horas de clase puedan llegar a hacer imposible la convivencia de las familias en su propio hogar. Es una auténtica paradoja. Establece obligaciones de los alumnos, sin distinguir edad o etapa educativa, en tiempo no lectivo. Como si un niño pudiera adquirir tal obligación por sí solo, sin una familia detrás que lo respalde. Y como si todas las familias, independientemente de su condición social, pudieran dar a sus hijos el apoyo que necesitan para realizar los trabajos que les mandan.

El Decreto en cuestión no puntualiza más. Ante esto no hay excusa que valga, lo dice la ley: es obligatorio hacer los deberes que pidan los Profesores, en plural y con mayúsculas. ¿Y si los Profesores no se coordinan entre ellos y un estudiante de doce años de primero de la ESO tiene seis horas de clase diarias con seis docentes diferentes y todos le mandan deberes cada día? Precisamente eso es lo que han planteado recientemente desde la Conselleria d’Educació de Baleares: la necesidad de coordinarse. Algo que parece totalmente razonable, pero que, por falta de tiempo de los profesores, según el sindicato Unió Obrera Balear, no se puede hacer.

Dicen los expertos que el estrés puntual es necesario para nuestra supervivencia, pero el estrés continuo deja secuelas.

En marzo se cumplirán tres años desde que lancé la campaña de recogida de firmas en change.org, que todavía sigue activa.Aún no sé si podremos declarar en algún momento la victoria y decir que hemos cumplido con nuestro objetivo, porque el objetivo es bastante ambicioso y complicado de medir: que ningún niño ni adolescente se sienta permanentemente estresado por la carga de deberes y exigencias escolares. De eso va la petición, de racionalizar los deberes, y, por tanto, el estrés. Dicen los expertos que el estrés puntual es necesario para nuestra supervivencia, pero el estrés continuo deja secuelas. Lo que debemos evitar es que los deberes se conviertan en un foco de estrés continuo. Las secuelas de ese estrés continuo ya las conoce nuestro país: tasas de abandono escolar apabullantes. A muchos de nuestros estudiantes no les interesa aprender.

Varias comunidades autónomas han llevado a sus Asambleas regionales Proposiciones no de Ley (PNLs) y han comenzado el curso escolar con circulares que incluían una serie de recomendaciones sobre los deberes, de lo más variado. A pesar de lo lento que es el proceso, la PNL en Madrid se aprobó en mayo de 2016, poco a poco la campaña ha ido dando algunos resultados. Madrid, que suele crear tendencia en temas de educación, como sucedió con el bilingüismo, ha publicado su estudio y sus recomendaciones sobre los deberes hace unos días.

Se ha criticado la postura adoptada por la Consejería de Educación madrileña por su negativa a legislar acerca de los deberes, algo que sí se ha hecho en otras ocasiones en nuestro país, y que hacen nuestros vecinos europeos. De hecho, no hubo problema hace 10 años en legislar en ese sentido, cuando se aprobó el Decreto 15/2007, pero sí hay problema ahora en legislar para acotar esos trabajos que los profesores mandan realizar fuera de las horas de clase. Me parece que al menos, los responsables de redactar y aprobar dicho texto podrían haber establecido cuáles son los límites, las condiciones y las excepciones.

Tampoco tiene sentido que los alumnos de Primaria hagan más deberes que los de Secundaria.

Lo ha dicho el Consejero de Educación: no tiene sentido que todos los alumnos de una clase hagan los mismos deberes, como tampoco tiene sentido que los alumnos de Primaria hagan más deberes que los de Secundaria; o uno de primero más que uno de cuarto; o un estudiante disléxico o con TDAH los mismos que uno que no presenta esa dificultad; o que un niño con Altas Capacidades esté aburrido en el aula y tenga que estar tres horas más en casa haciendo un montón de deberes repetitivos.

El documento recoge puntos de vista críticos con los deberes, la postura que se presenta es a favor de la innovación educativa y cuestiona la utilidad de los métodos tradicionales de enseñanza. Como documento de partida está bien. Tenemos que verlo como un instrumento para que aquellos integrantes de la comunidad educativa, docentes, estudiantes y familias, que quieran trabajar en esta línea lo utilicen.

Debemos usar los órganos de representación a nuestra disposición, el Consejo Escolar y las AMPAS, y poner en marcha el proceso de consenso de las tareas escolares. Ya que la Consejería de Educación recomienda que se inicie el proceso, no dejemos pasar la oportunidad, no hay que permitir que el pequeño avance que hemos conseguido caiga en saco roto. Ojalá esto sirva para que estas navidades les den una tregua a los alumnos y los dejen descansar. Pero, sobre todo, para que el resto del curso y los que vienen dejen de ser agobiantes y estresantes.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2017/12/18/mamas_papas/1513598295_441178.html

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España: Educación aconseja a los centros limitar los deberes

España/07 diciembre 2017/Fuente: Diario de Mallorca

Sugiere un máximo de una hora diaria para los alumnos de Primaria y dos horas como mucho para los de ESO.

¿Hacen los niños y jóvenes de las islas demasiados deberes? Es un debate recurrente en nuestro país e incluso el año pasado las familias organizaron una huelga de deberes y ahora la conselleria de Educación ha decidido dar su opinión y emitir una serie de orientaciones para los colegios e institutos, aconsejando a los profesores limitar las tareas extraescolares a un máximo de una hora diaria para los alumnos de 5º y 6º de Primaria y dos horas para los de Secundaria, entre otros aspectos. También recomienda encomendar tareas que los estudiantes puedan realizar de forma autónoma (sin tener que pedir ayuda a los padres) y acompañar cada trabajo de una estimación del tiempo que debería llevarles, así como prever un tiempo suficiente después para revisarlos y corregirlos en clase. Además, Educación considera conveniente que el profesorado se coordine para no sobresaturar a los estudiantes entre las distintas asignaturas.

La dirección general de Planificación, Ordenación y Centros ha remitido este documento con orientaciones a los centros con el objetivo de que definan una «línea común» sobre este aspecto, que tendrá que ser aprobada por el claustro y requerirá el visto bueno del consejo escolar de centro para ser incluida en la programación general anual del colegio o instituto del curso que viene. Recomienda procurar respetar los periodos de descanso (fines de semana y los periodos de vacaciones) y que las tareas se enfoquen a lograr competencias clave y que no sean «una mera repetición de lo que se ha hecho en clase».

Las orientaciones también se relacionan con la escuela inclusiva ya que los deberes se tienen que diseñar de tal manera que no requieran recursos materiales, ya que de lo contrario se pueden incrementar los efectos de las desigualdades sociales en el caso de las familias que no puedan ayudar. Antoni Morante, director general, pide tener en cuenta «que un volumen excesivo de deberes puede tener como consecuencia un aumento de la desigualdad educativa«.

El documento se acompaña de un cuadro comparativo sobre cómo gestionan este tema en otros países. Así por ejemplo, en Francia los alumnos de Primaria no hacen deberes porque está prohibido (las familias del país galo han protagonizado varias protestas por el exceso de tareas extraescolares); en Bélgica los alumnos de 5º y 6º no deben hacer más de media hora diaria y en Alemania, una. En Australia el máximo son 50 minutos en el caso de Secundaria y en Estados Unidos empiezan en 1º de Primaria con un máximo de diez minutos diarios de deberes y van incrementando el límite diez minutos cada curso.

Morante ha argumentado que con estas «orientaciones básicas» Educación se posiciona ante «el debate social» que genera la cuestión de los deberes en casa. «No tenemos que olvidar que especialmente en Baleares, donde tenemos una extraordinaria diversidad de alumnado, los centros educativos a menudo se convierten en los únicos lugares donde independientemente del origen social, el entorno sociocultural o cualquier otro aspecto, los alumnos tienen las mismas oportunidades y los deberes no tienen que poner en peligro esto», ha señalado.

Las orientaciones establecen que en general las tareas tienen que «perseguir potenciar la autonomía y responsabilidad del alumnado, ayudar a crear el hábito de trabajo y de estudio, reforzar las actividades del aula, favorecer el trabajo colaborativo y en equipo y mejorar la comunicación con las familias», y deben implicar la coordinación del equipo docente de cada grupo (en el caso de Primaria aconsejan realizar una programación conjunta de todos los profesores).

Fuente noticia: http://www.diariodemallorca.es/mallorca/2017/12/05/educacion-aconseja-centros-limitar-deberes/1269749.html

Fuente imagen: http://papisypekes.com/wp-content/uploads/2015/11/racionalizar-los-deberes-en-españa.png

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¿Se deben prohibir las tareas escolares en casa? Factores para valorarlas o desestimarlas

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz

Recientemente, diversos medios de comunicación han difundido notas en las que se recomienda la eliminación de tareas escolares domiciliarias y la existencia de las mismas ya es tema de debate en numerosos centros escolares. El panorama de este tema es muy diverso: desde países que apenas le dan importancia a las tareas escolares, como Finlandia, hasta otros donde la carga excesiva de trabajo fuera de la escuela y las fuertes presiones sociales por el éxito educativo se asocian incluso con las altas tasas de suicidio entre menores, como Corea del Sur.  Las posturas han sido muy diversas: pasando por casos como el de Francia, cuyo presidente en 2012 prohibió este tipo de actividades en todo el país, hasta otros como el del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, que decidió limitar el valor de las tareas escolares domiciliarias en las calificaciones de los estudiantes. La diversidad de opiniones en torno a esta práctica escolar de profundo arraigo hace necesario realizar un análisis que considere no sólo factores académicos, sino también sociales, económicos, culturales y organizativos del sistema educativo.

Según datos de la OCDE (2014), el tiempo semanal que los alumnos de quince años de esta organización destinan a la realización de tareas escolares en casa ha disminuido de 2003 a 2012, pasando de 5.9 horas semanales a 4.9. De acuerdo con esta organización, las tareas escolares domiciliarias tienen un impacto positivo en el rendimiento de los alumnos en pruebas académicas: “quienes pasan más tiempo haciendo tareas escolares en casa tienden a puntuar más alto en PISA, así como sus escuelas” (2014, p. 4). No obstante lo anterior, pareciera que ésta aseveración no es aplicable en todos los casos, pues diversos países que lideran la cantidad de tiempo que sus alumnos invierten en la realización de tareas escolares en casa, no se encuentran en las posiciones más altas en cuanto a puntajes en la prueba PISA o viceversa.

La relación entre el rendimiento de los alumnos en la prueba PISA 2012 y el tiempo que se destina a efectuar tareas escolares en el hogar es confusa y cambiante: Rusia, el país con alumnos que más horas dedican a efectuar tarea (casi 10 semanales), no aparece siquiera en los primeros treinta mejores puntajes del examen; por su parte, Finlandia, el país de la OCDE que menos tiempo dedica a la realización de labores escolares en casa (menos de tres horas semanales), tiene el décimo segundo mejor puntaje en la prueba; finalmente, en el caso de Hong Kong, hay correspondencia: se ubica entre los primeros diez en realización de tareas y en puntaje obtenido en la prueba. Así pues, pareciera que los efectos de las tareas domiciliarias no son tan significativos, al menos, en los resultados de exámenes como PISA, aunque cabe aclarar, que el éxito educativo no necesariamente es sinónimo de puntajes altos en pruebas estandarizadas y que éstas son incapaces de medir integralmente la formación que los estudiantes reciben.

Son diversos los factores que deben considerarse para la realización de labores escolares fuera del horario escolar. Según el INEE (2017b), existen condiciones del contexto socio económico que pueden inferir en la realización de este tipo de actividades: “el trabajo infantil, por ejemplo, disminuye el tiempo y las energías que pueden dedicarse al estudio; por otra parte, el aprendizaje puede consolidarse cuando existen experiencias en familia relacionadas, de manera intencional o no, con lo aprendido en la escuela” (p. 61). Así pues, cuando los alumnos llevan tareas escolares a sus hogares, se enfrentan a condiciones muy diversas en cuanto a la facilidad o dificultad para realizarlas, de modo que el encargo de este tipo de labores pudiera ser motivo de un aumento de la desigualdad en cuanto a aprovechamiento escolar entre los alumnos de mejores y peores contextos.

El trabajo infantil representa un obstáculo considerable para la realización de tareas escolares en casa, pues reduce el tiempo y la energía para efectuar estas actividades adecuadamente. En nuestro país, de acuerdo con el INEE (2017b, p. 71) y considerando los resultados de la prueba PLANEA 2015, existen entidades federativas donde la mayoría de sus estudiantes de sexto de primaria trabajan –con o sin remuneración–, tal es el caso de Guerrero (69.5%), Chiapas (60.2%) y  Tabasco (51.8%), mientras que en otras entidades como Ciudad de México (27.3%), Nuevo León (29.2%) o Coahuila (31%), la mayoría de los alumnos de ese grado no realizan alguna actividad laboral. Es evidente entonces que aquellos estudiantes que trabajan se encontrarán en desventaja contra aquellos que no lo hacen, lo que, nuevamente, pudiera representar una situación que promueva la desigualdad entre los alumnos de contextos opuestos.

Otro factor a tener en cuenta es la escolaridad de los padres, pues el soporte cultural que rodea al alumno es fundamental para incidir no sólo en la realización de tareas domiciliarias, sino en el logro educativo en general. Los efectos de la escolaridad de los padres no dejan lugar a dudas sobre la trascendencia de este factor: en la prueba PLANEA 2015, “a nivel de alumno, por cada nivel educativo que ha cursado el padre del estudiante, se presenta un incremento de 6 puntos en Lenguaje y de 4 en Matemáticas” (INEE, 2017a, p. 151). Así pues, la realización de tareas escolares en casa es una experiencia radicalmente distinta para quien tiene acceso a material bibliográfico, tecnología y cuenta con padres con un nivel educativo elevado, a quien realiza esta actividad después de una jornada laboral agotadora, sin mayor apoyo que el lápiz y el papel sobre el que escribe.

Un elemento a considerar para valorar la pertinencia de las tareas escolares domiciliarias es el tiempo que pasan los estudiantes en la escuela. En promedio en los países de la OCDE “los estudiantes de educación primaria tienen 185 días de enseñanza por año y los estudiantes de secundaria inferior tienen 184” (OCDE, 2016, p. 404), variando desde 170 a más de 200 días en el caso de algunos países. En cuanto al tiempo de enseñanza, los alumnos de primaria y secundaria inferior de los países de esta organización, reciben, en promedio, 7,540 horas de enseñanza formal en el aula a lo largo de nueve años (OCDE, 2016, p. 405). Así, se puede establecer que los estudiantes pasan un promedio de cuatro horas y media diarias en la escuela.

México es uno de los países punteros en este rubro, al ubicarse en la octava posición en cuanto a mayor número de horas totales destinadas en el trayecto de educación primaria y secundaria, con más de 8,000 horas, mientras que otros países como Finlandia, Corea y Suecia apenas superan las 6,000 horas.  Aunado a lo anterior, pareciera que el gobierno federal tiene la intención de incrementar aún más el tiempo que los niños y jóvenes pasan en las escuelas: en los últimos años se ha fortalecido el Programa Escuelas de Tiempo Completo, el cual se logró implementar, para el ciclo escolar 2016-2017, en 25,032 planteles, casi el triple (273.2%) que hace cuatro años, según da cuenta el quinto informe presidencial. El incremento del tiempo que los alumnos pasan en los centros escolares debería representar, lógicamente, una disminución de la carga de trabajo escolar que se destina para realizarse en los hogares de los alumnos: sería insensato encargar a los estudiantes actividades escolares para casa cuando estuvieron en la escuela, en algunos casos, desde las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde.

Otro factor a considerar es el referente a la relación entre el número de alumnos y el profesor. Mientras la media de la OCDE es de 14 alumnos por cada maestro de educación primaria y secundaria, en nuestro país es de más del doble: 30; de hecho, en educación secundaria, el número de alumnos (33) para cada profesor mexicano, es casi el triple del resto de los profesores de la organización (13). Sin duda la proporción de alumnos por profesor es fundamental para dar mayor pertinencia a las actividades escolares efectuadas en casa, pues su conveniencia radica no sólo en su realización, sino en la revisión y retroalimentación que se obtiene por parte del docente. Así, se establece una proporción inversa: mientras más se incrementa el número de alumnos para un profesor, menor es la oportunidad que éste tiene para evaluar a profundidad las tareas encargadas.

Si bien se han mencionado algunos obstáculos y riesgos referentes al encargo de tareas domiciliarias, es justo también señalar que buena parte de los docentes defiende su pertinencia sobre todo considerando argumentos académicos y formativos. Así, por ejemplo, el Departamento de Educación de los Estados Unidos (2003, p. 1) menciona múltiples efectos positivos de este tipo de actividades: facilita recordar y comprender lo trabajado en el aula, propicia la adquisición de hábitos y métodos de estudio que podrán ser aplicables incluso después de la vida escolar, permite desarrollar habilidades para el aprendizaje no sólo en el aula, posibilita el cultivo de la independencia y la responsabilidad, así como la capacidad para organizar el tiempo adecuadamente.

Resulta difícil establecer si las tareas escolares deben continuar o desaparecer, pero es innegable que para el debate deben tomarse en cuenta factores como el trabajo infantil, escolaridad de los padres de familia, tiempo que los alumnos pasan en la escuela, tamaño de los grupos escolares, pertinencia de las actividades encargadas y disponibilidad para el descanso, la  convivencia familiar, el ejercicio físico y las actividades recreativas. Cada escuela y cada maestro debe valorar, además de la significatividad y la complejidad de las actividades encargadas, las condiciones del contexto que puedan hacer viable o inviable la realización de trabajos escolares en casa. Sin duda las tareas escolares domiciliarias, bien diseñadas, representan una oportunidad para propiciar y reforzar el aprendizaje, sin embargo se debe poner atención en que éstas no sean el motivo para promover la desigualdad que, de por sí, ya se encuentra bien enraizada en nuestro sistema educativo.

REFERENCIAS.

DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN DE LOS ESTADOS UNIDOS. Consejos prácticos para los padres sobre la tarea escolar. Washington: autor, 2003.

GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. Quinto informe de gobierno. 2016.2017. México: autor, 2017.

INEE. Informe de resultados PLANEA 2015. El aprendizaje de los alumnos de sexto de primaria y tercero de secundaria en México. Lenguaje y comunicación y Matemáticas. México: autor, 2017.

INEE. La Educación Obligatoria en México. Informe 2017. México: autor, 2017.

OCDE. Panorama de la Educación 2016. Indicadores de la OCDE. Madrid: Santillana, 2016.

OCDE. Pisa in focus. Disponible en: http://www.oecd-ilibrary.org/education/pisa-in-focus_22260919 (Consultado: 15 de noviembre de 2017).

Fuente: http://www.educacionfutura.org/se-deben-prohibir-las-tareas-escolares-en-casa-factores-para-valorarlas-o-desestimarlas/

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