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Catherine L’Ecuyer: «Un volumen excesivo de deberes puede amargar la vida familiar»

Entrevista/13 de septiembre de 2016/Fuente: el mundo

Con la educadora María Montessori como referente, la investigadora Catherine L’Ecuyer se ha propuesto «educar en el asombro» a las próximas generaciones. Esta canadiense afincada en Barcelona propone algo que, a priori, parece sencillo: que los niños aprendan de la naturaleza, descubran por sí mismos y desarrollen sus capacidades innatas. Sin embargo, en la época de las tablets, las jornadas a tiempo completo de los padres y los deberes (que algunos califican de excesivos) lo aparentemente sencillo se ha vuelto una quimera.

Para conseguirlo, L’Ecuyer propone dinamitar algunas de las corrientes pedagógicas que han surgido en los últimos años, como la «educación basada en la neurociencia». La autora de los libros ‘Educar en el asombro’ y ‘Educar en la realidad’ participará en la séptima edición de Mentes Brillantes organizada por El Ser Creativo los días 13 y 14 de octubre en Madrid. Hablamos con ella sobre cómo educar.

¿Qué es lo último que ha descubierto en materia educativa?
Que los niños aprenden a través del asombro. Pero no me atrevería a decir que es «lo último», porque los griegos ya hablaban de la importancia del asombro hace miles de años. Gaudí decía que lo original es volver a los orígenes, a lo de siempre. La educación en el asombro consiste en respetar al asombro, que es motor del aprendizaje del niño y que Tomás de Aquino llamaba «el deseo de conocer».
¿Una sobrestimulación puede perjudicar a nuestro hijo?
No hay que plantear el asunto únicamente en términos de intensidad. Es un cambio total de paradigma. El paradigma de la estimulación temprana es que el niño es una ente pasivo, un cubo vacío inamovible al que vamos echando conocimientos. Lo único que entra es lo que le echamos en el cubo. Por lo tanto, habría que bombardear al niño con información al máximo para «estimular» sus aprendizajes. Esa visión del niño, del alumno, no responde a la realidad del ser humano, ni a los últimos hallazgos en neurociencia. El movimiento de desarrolla, no se estimula. Y lo que asombra es la realidad. La realidad se descubre, no se inculca ni se construye. La culpa por el paradigma equivocado de la estimulación temprana viene en parte de los neuromitos…
¿Los neuromitos?
Sí, malas interpretaciones de la literatura neurocientífica aplicadas a la educación. En los colegios lo llaman «educación basada en la neurociencia». Se vende como «lo último», pero es un error que está denunciado en varias revistas académicas de primer nivel. Los neuromitos han hecho mucho daño a los niños y han creado expectativas exageradas en los padres. No me canso de repetirlo, hemos de relajarnos, los padres no somos animadores de ludoteca.
¿Ejemplos de neuromitos?
«Más y antes es mejor», «el mito de los 3 primeros años», «el niño tiene una inteligencia infinita», «solo usa el 10% de su cerebro», etc. Todo eso son neuromitos que justifican que nuestros hijos tengan deberes en el parvulario, aprendan a leer y a escribir desde los 2 años, se pasen todo el verano rellenando cuadernos, se escolaricen cuanto antes, se pasen todos los días de la semana en extraescolares y tengan una agenda que se parece a la de un pequeño ejecutivo estresado. La infancia es la edad del juego, de la imaginación, una etapa que es necesaria para el buen desarrollo de las funciones ejecutivas que son claves para el ulterior rendimiento académico. Pero no podemos empezar la casa por el tejado.
¿Esta educación del asombro que usted propone significa también limitar el uso de juguetes o su sofisticación?
Es el niño que se ha de poner en marcha a través del juego, no el juego a través del niño. En los juegos con pilas y botones, los niños son más pasivos, el locus de control (lugar desde el cual se controla la actuación) es externo, no interno. Los niños nacen como pequeños emprendedores. No chafemos esas cualidades con juegos que adormecen su deseo de conocer.
¿Cuáles son para usted los juguetes ideales de 0 a 3 años?
Los padres, sin duda. Los niños aprenden a través de las relaciones humanas, desde la mirada de sus padres desarrollan su sentido de identidad, su auto concepto. Por lo demás, necesitan cosas muy sencillas, objetos reciclados, para tocar, oler… Por ejemplo, no hace falta comprar mil cosas para que el cumpleaños de nuestros hijos sea mágico. La infancia ya de por sí es mágica.
En España existe ahora un gran debate sobre si los profesores se exceden en mandar deberes a los niños a casa, ¿usted qué piensa de esto?
Hay que matizar por edad. En infantil, nunca debería haber deberes. En primaria y en secundaria no estoy en contra, pero la cantidad debe ser razonable, adecuada para la edad y nunca han de requerir explicaciones de los padres. En ese sentido, los largos horarios laborales de los padres complican muchísimo el asunto de los deberes en España. ¿Qué sentido tiene, por ejemplo, que el poco tiempo que quede para la vida familiar se emplee diariamente en acabar los deberes a las 9 de la noche? Conozco a muchas familias que se traen los deberes a la cena o que han de acortar las horas necesarias de sueño para ello. Los niños se van a dormir con tensión y ansiedad y la vida familiar se convierte en un peso. Ojalá los centros sean conscientes de que un volumen excesivo de deberes puede amargar la vida de las familias. En cualquier caso, mi experiencia es que los centros que abusan con los deberes son los mismos que luego no tiene reparo en poner películas comerciales a los alumnos en horas lectivas. Eso es un desorden, un mal uso del tiempo; me sorprende que los inspectores no tengan más mano dura con ese tema. El colegio no es un lugar para ver películas comerciales.
Es cierto que los padres trabajadores desarrollan ‘cierto sentimiento de culpabilidad’ por no poder pasar mucho tiempo con sus hijos, ¿usted qué opina? ¿qué consejo les daría sobre como ‘maximizar’ el tiempo??
La culpabilidad es un sentimiento que es inherente a la paternidad y diría que lo es especialmente a la maternidad. Y se ve aumentada por la expectativa equivocada que se ha proyectado en los medios de comunicación de «los padres perfectos». No existen los padres perfectos, y si existen, son de mentira. Por otro lado, la culpabilidad puede ser buena, porque es signo de que queremos hacer las cosas mejor porque amamos a nuestros hijos con todas nuestras fuerzas. Pero la culpabilidad, si solo se queda en eso, no es buena porque «paraliza». Hay que pasar a la acción si se puede, y si no se puede, pues hay que hacer lo mejor que se puede y dejar las culpabilidades atrás. Los niños lo que quieren es disponibilidad, no necesariamente que estemos haciendo puzles con ellos, o que nos entrometemos en sus juegos. En ese sentido, es bueno que dejemos de tener como meta «hacer cosas con ellos» y que aprendamos a «descansar con ellos».
¿Cómo se puede compatibilizar esta teoría de educar en el asombro y la naturaleza con la realidad actual de los niños? Juegan menos, de forma más sedentaria, salen menos al exterior, etc.
Pues haciendo lo contrario a lo que se lleva y sin complejos. Menos pantalla, menos consumismo, más productos de marca blanca, más naturaleza, más juego, más belleza, más silencio, más misterio… Por ir a contracorriente, no nos va a pasar nada. De hecho, haremos un buen servicio a nuestros hijos, porque cuando uno hace «lo que se lleva» por el mero hecho de que «se lleva», acaba perdiendo la mitad de su cerebro y de su alma, aunque solo fuera porque ya no actúa por sí mismo, sino por encargo de la sociedad y de las ideologías de turno que suplantan a su conciencia.
¿Qué opina de corrientes educativas como la Montessori o la Waldorf?
Hay muchos puntos en común con la educación en el asombro. De hecho, la principal fuente de inspiración para todo lo que escribo es María Montessori, suscribo todo lo que dice ella. No conozco a nadie que haya tenido tanto entendimiento de lo que es un niño y que lo haya sabido plasmar en sus escritos con tanta sabiduría y delicadeza. Es muy necesario que se vuelvan a leer y difundir sus escritos. Es un verdadero genio. Pero no todos los centros Montessori son fieles en todo a lo que decía Montessori, el uso de su nombre no está controlado y bajo esa etiqueta podemos encontrar un poco de todo. He conocido a un centro Montessori que hacía estimulación temprana de Glenn Doman… Si Montessori estuviese viendo eso se enfadaría mucho. Ojalá estuviese en 2016 para escribir un libro sobre lo que opina de las nuevas corrientes educativas. Creo que dejaría a muchos de los que piensan estar en su línea con la boca abierta.
¿Y de la escuela tradicional? ¿Cree que está adaptada a las necesidades de un niño de hoy?
La expresión «escuela tradicional» es un cajón de sastre. ¿Qué quiere decir eso? Muchos utilizan esa expresión para rechazar en bloque todo lo que se hace en los colegios y eso me parece una postura muy peligrosa, porque hay muchas cosas que siempre hemos hecho en la educación clásica que son buenas y necesarias. No se trata de tirar todo por la borda, sino de discernir lo que tiene valor y lo que no. Yo prefiero hablar del peligro de la educación conductista y mecanicista, la que concibe al niño como un ente pasivo y que tiene como principales ejes metodológicos la memorización mecánica, la repetición por la repetición y la jerarquía como única fuente de conocimiento. Eso no es educación, es adiestramiento de mentes para el déficit de pensamiento. Eso ha hecho y hace mucho daño en la educación, porque si el niño no es protagonista de su educación, no tiene interioridad o deseo de conocer, no puede vivir una existencia verdaderamente personal y no puede tener ese diálogo que toda persona debería tener con su alma.
Por una parte, usted anima a que los niños exploren por sí mismos, pero por otro, también ve necesaria la imposición de límites. ¿Dónde está ese punto intermedio tan difícil de alcanzar?
Puede parecer paradójico hablar de los límites y del esfuerzo como condiciones para la libertad de explorar, pero no lo es. Montessori resuelve la aparente paradoja con las siguientes palabras: «Dejar hacer lo que quiera al niño que no ha desarrollado su voluntad es traicionar el sentido de la libertad. Porque la libertad es, por el contrario, una consecuencia del desarrollo de la personalidad, conseguida mediante el esfuerzo y la experiencia personal.» Ahora bien, dentro de esos límites, que no han de ser tantos, el niño ha de poder moverse con soltura y libertad. Montessori hablaba del «entorno preparado», que es un entorno seguro y bello desde el cual el niño puede explorar libremente. El entorno lo ponemos nosotros los educadores, y ahí está la gran responsabilidad y la trascendencia de nuestro trabajo.
Hablando de navegar en Internet, en la época de Google donde todas sus curiosidades están al alcance de su mano (en niños de 7 años o más)…, ¿cómo podemos gestionar esto? ¿Esa exploración del mundo real vale también para el mundo digital?
No es lo mismo el asombro que la fascinación. Uno se asombra ante la belleza de la realidad. La realidad es lenta. La fascinación es otra cosa, uno puede quedar fascinado ante una imagen pornográfica, por ejemplo, o ante la velocidad de imágenes que no se armonizan con su orden interior. Lo que asombra es la belleza. Por eso hemos de hablar con nuestros hijo de belleza antes de que la industria de la belleza hable con ellos. ¿Cómo se hace eso? Educando en la belleza.
¿Hay belleza en Internet?
Por supuesto. Pero ¿cuánta hay, dónde está y como reconocerla? Para navegar hay que poder responder a esas preguntas y dudo mucho que una mente inmadura pueda hacerlo. Es ingenuo pensar que navegar con seguridad consiste en poner filtros, todos sabemos que fallan. Además, cuando un niño de 7 años navega en Internet es como si estuviese bebiendo de una boca de incendio. No tiene la capacidad para poder filtrar la información relevante y la que no lo es. Los estudios dicen que los universitarios que hacen multitarea tecnológica son «enamorados de la irrelevancia», a nosotros también nos cuesta. ¿Cómo no le va a costar a un niño de 7 años? Las virtudes necesarias para navegar con seguridad (que son el único filtro fiable) se desarrollan en el mundo real, no en el mundo digital.
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Entrevista a Eva Bailén: «Los deberes son la pesadilla de toda familia»

Europa/España/11 Septiembre 2016/Fuente: atlantico/Autor: PILAR R. VEIGA

Con más de 200.000 firmas recogidas, esta madre busca cambiar la política educativa española

Eva Bailén, la madre que desde el pasado año recogió más de 200.000 firmas a favor de «unos deberes justos» y que espera poder entregarlas pronto al Ministerio de Educación, quiere seguir cambiando las conciencias este curso y sugiere que no debería haber tareas para casa hasta 6º de Primaria. Al inicio del nuevo curso pone su granito de arena en esta cruzada con el libro «Cómo sobrevivir a los deberes de tu hijo» (Temas de Hoy), con el que intenta ayudar a las familias para que los deberes no sigan siendo «la pesadilla de toda la familia», aseguró.

«Los deberes son una pesadilla para todos, para hijos, padres y hermanos de los que tienen deberes: te condicionan toda la vida, tu tiempo libre, y las tareas escolares se convierten en la única cosa que hacer por las tardes», señaló. A los padres preocupados como ella por este asunto les recomendó que desde que acudan a la primera reunión en el colegio «no se corten y pregunten» sobre los deberes de sus hijos. «El que estemos callados y a verlas venir y luego nos agobiemos es un error que cometemos todos», apuntó esta madre de tres hijos que pide que los colegios den a conocer «su política de deberes». «Muchas veces parece que es un tema tabú y del que nos cuesta hablar», aseveró Bailén, que recuerda que con uno de sus hijos, ya en el mes de octubre, «no podían más con los deberes» en casa.

Sin unas reglas claras
Bailén criticó que, normalmente, no se debata sobre estas tareas cuando se habla de los proyectos educativos de los centros y que sea «algo dependiente de cada profesor». «Mi experiencia es que depende del maestro que le toque a tus hijos: es algo aleatorio y causa mucha frustración», argumentó. «Tampoco sabes lo que va a pasar con los deberes, aunque cambies de colegio a tu hijo», enfatizó Bailén, que opina que los alumnos «podrían vivir perfectamente sin deberes hasta 6º de Primaria». El nuevo curso «debería empezar con algún cambio respecto a los deberes», espera esta madre, que considera que «se ha generado conciencia» en los últimos tiempos.

Prueba de ello, recuerda, es la proposición no de ley que se aprobó el pasado mayo en el Pleno de la Asamblea de Madrid y en la que se pidió regular los deberes escolares en la etapa de educación Primaria y establecer un porcentaje de tiempo máximo semanal para realizar estas tareas en función de las características de los alumnos. «La gente cada vez se da más cuenta de que los niños necesitan tiempo libre» y a la vez la competitividad entre los centros se traduce en la creatividad de los profesionales, por lo que aboga por «deberes innovadores» como ir al cine, aprender a reciclar, ir a un mercado a ver cuánto pesan los alimentos o dar un paseo por un parque para ver la naturaleza. «Hay otro tipo de deberes, algo que le dé sentido a lo que el chaval ha aprendido en clase» y que no esté solo en el libro de texto, comentó. Cree que la libertad de cátedra de los profesores «no puede invadir la libertad de las familias sobre cómo educar a sus hijos o cómo pasar el tiempo libre».

Bailén señaló que la libertad de cátedra de los profesores «no puede llegar a invadir la libertad de las familias sobre cómo educar a sus hijos o cómo pasar el tiempo libre». Y en cuanto a la libertad de cátedra de los docentes para optar por no mandar deberes, recalca que hay muchos profesores que no quieren ponerlos y «se ven presionados» para sí hacerlo, especialmente por las pruebas externas, «pero los profesores pueden dejar de mandarlos cuando quieran», añadió.

Se tratan de una lucha que vuelve a cobrar protagonismo en este arranque de curso y que, según Bailén, va ganando cada vez más adeptos. Esta madre busca que su opinión, y la de miles de firmas, se haga notar en el Ministerio de Educación

A más horas, no hay mejor rendimiento

Según un estudio de la OCDE sobre el informe PISA, los alumnos españoles de 15 años pasan alrededor de seis horas a la semana haciendo deberes, lo que les sitúa en el cuarto lugar en número de horas tras Italia (más de ocho horas), Irlanda y Polonia (ambos con más de seis horas). Por contra, los estudiantes de Finlandia y Corea, que obtienen los mejores resultados académicos en las evaluaciones PISA, dedican menos de tres horas a la semana haciendo las tareas del colegio, la mitad que los españoles.  No es la primera vez que un estudio sugiere que la acumulación de deberes no ayuda a mejorar el rendimiento. El del Instituto Nacional de Evaluación Educativa marcaba en cuatro horas el límite para unos buenos resultados. A partir de ese punto, el tiempo extra comienza a tener un efecto negativo en el rendimiento. El informe también señala que el tiempo total dedicado al estudio en casa sigue siendo muy elevado, sobre todo en comparación con otras actividades extraescolares .

Fuente de la entrevista: http://www.atlantico.net/articulo/sociedad/eva-bailen-deberes-son-pesadilla-toda-familia/20160911002644548758.html

Fuente de la imagen: http://www.atlantico.net/media/atlantico/images/2016/09/11//2016091100235796320.jpg

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Entrevista a Joan Girona: «Los deberes son una fuente de desigualdades»

27 Agosto 2016/Fuente: eldiario/Autor: Pau Rodríguez

Joan Maria Girona se forjó como maestro en La Mina, justo cuando el barrio se empezaba a levantar, a mediados de los 70, como solución al chabolismo de toda Barcelona. Desde entonces, este profesor y psicopedagogo ha completado toda una trayectoria dedicada a la docencia en entornos conflictivos y depauperados de la capital catalana y sus alrededores. Fue director del instituto Badalona 9 –ya desaparecido–, del que fue expulsado por parte de la Administración por liderar una campaña contra su guetización. Ahora, jubilado, sigue asesorando institutos como el Francisco de Goya, del barrio del Guinardó, y tutorizando a jóvenes.

Conocedor de primera mano de los estragos que han causado la pobreza y las desigualdades en las aulas durante décadas, Girona analiza la situación actual con preocupación. «A diferencia de aquella época, se ha perdido la ilusión y la confianza en la escuela como ascensor social», se lamenta. Girona, que también es miembro del consejo de formación de la Asociación de Maestros Rosa Sensat, profundiza en esta entrevista en cómo el entorno familiar y social de los niños determina su paso por la escuela.

La pobreza afecta a la educación de los niños y jóvenes que la padecen.¿Hay alguna duda de esto?

Ninguna. Porque la escuela tiene pocos elementos para compensar su situación.Puede ayudarles, e intentar que durante las horas lectivas estos chicos se sientan en un plano de igualdad, pero la escuela se acaba y sólo ocupa la mitad de los días del año. Y ya no es sólo que los alumnos puedan pasar hambre o no tengan dinero por el material escolar, que es gravísimo, es que se le añaden otras consecuencias, como la pobreza afectiva o emocional: los adolescentes cuyos padres no les pueden querer suficiente porque están desbordados de problemas llegan a la escuela con la autoestima por los suelos. Este desánimo les hace rendir menos, aunque tengan más capacidades que otros.

¿Qué margen tiene la escuela para eliminar las desigualdades que traen de casa los alumnos?

La clase social te condiciona y poco podemos hacer desde las clases. Sí tiene que haber unas garantías básicas: si la criatura no ha comido lo suficiente, esto se debe atender. Y hay que buscar la forma y presionar para que se le dé una beca o que reciba ayudas de alguna entidad privada o banco de alimentos. También es fundamental que el centro haga actividades que no discriminen por motivos económicos, sino que incluyan todos.

¿A qué actividades se refiere? 

En una excursión que vale 10 euros, algunos podrán ir y otros no. En mi opinión, esta excursión no se debe hacer. O haces una más barata o vas a pie. Porque ya que la escuela no puede compensar todas las desigualdades, ¡al menos que no las acentúe!

¿Hay otros aspectos de la escuela que pueden agravar las desigualdades?

Los deberes son una fuente de desigualdades. Quien tiene familia o refuerzo en casa, los hará. Quien no, tendrá más dificultades.

¿Eliminamos los deberes para combatir las desigualdades?

No sólo para combatir desigualdades. También porque los alumnos ya están 7 horas en el instituto, toda una jornada laboral. ¡Que los hagan allí! He llegado a la conclusión de que los deberes sólo sirven para tranquilizar a maestros y familias. Al alumno básicamente la fastidia porque le quita tiempo de ocio, de relacionarse con los amigos, de hacer la suya.

Otro foco de posibles desigualdades, este más reciente, es internet. Quien no tiene acceso a la red está perdido.

La escuela debe tenerlo en cuenta. Si pone deberes en que hay que consultar internet debe garantizar que todo el mundo tenga acceso a él. Por lo tanto, por ejemplo, debe dejar unas horas de trabajo en la biblioteca o la sala de ordenadores. Todo esto que vamos diciendo, a lo que podríamos añadir el combate contra la segregación por niveles, pueden parecer detalles, pero es que si no se tienen en cuenta el chico del entorno favorable irá avanzando, pero el de entorno pobre se irá desanimando. Y hay que añadir otro elemento crucial: la acción tutorial. Los adolescentes, sobre todo de entornos socioeconómicos empobrecidos, tienen que encontrar a una persona que les pueda escuchar las angustias, los desánimos… Esto compensa.

¿Y lo encuentran a este tutor?

Con una hora a la semana de tutoría en Secundaria, es evidente que no. Pero hay casos ejemplares, como el del instituto Goya, en el que trabajo. Todo el profesorado es tutor, de una docena de adolescentes. Te los repartes y es más fácil que puedas estar cerca de todos. Y no es que lo necesiten, es que lo buscan.Alguien que los ayude, que los regañe, que les haga reflexionar… que los haga sentir queridos también en el instituto. Esto puede ayudar a paliar las carencias y problemas que puedan tener por las situaciones límite en casa.

A la hora de combatir las desigualdades educativas, ¿es posible que sean más efectivas algunas políticas sociales que nada tienen que ver con el sistema educativo?

Clarísimo. Unas políticas de fomento del trabajo que disminuyeran el paro significativamente harían mucho más contra las desigualdades educativas que cualquier cosa que pueda hacer la escuela. O unas ayudas reales a las familias, como la renta mínima garantizada. ¡Que no se vean obligadas a trabajar horas y horas y seguir siendo pobres, que es algo que no ha pasado nunca!

Estas políticas familiares son las que apuntalan muchos de los sistemas educativos nórdicos con los que nos queremos reflejar.

Finlandia no tendría los resultados que tiene sin unas buenas políticas de ayuda a las familias. Porque está demostrado que los resultados educativos dependen mucho más de la familia que de la escuela, esto aquí y en Finlandia.

En los últimos meses la Generalitat ha impulsado las llamadas auditorías pedagógicas, para identificar los centros más problemáticos e intervenir.¿Qué cree que habría que hacer?

Lo que hay que hacer es romper los guetos. La mayoría de estas escuelas lo son.Hay colegios a los que han hecho estas auditorías pero no mejorarán mientras el alumnado represente un porcentaje pequeño y desfavorecido de su barrio.Incluso podemos poner más recursos, pero la dinámica no cambiará.

¿En Catalunya hay escuelas gueto?

Muchas. Tenemos escuelas con un 80% de niños y niñas de etnia gitana, mientras que en su barrio el porcentaje de esta etnia es del 20%. Esto ocurre.

¿Cómo se llega esta situación?

Esto ocurre si potencias el derecho -inventado- de las familias a escoger escuela y no haces políticas públicas para equilibrar el porcentaje de alumnos de origen inmigrante o de entornos pobres. Durante años las familias que han podido han ido retirando a sus hijos de centros con estas características, y una vez inicias este proceso se genera un círculo vicioso: a la siguiente matriculación habrá aún menos familias que querrán llevarlos allí. Al final quedan sólo las que no tienen ánimo o ganas de llevarse a los hijos. Y esto ocurre también en barrios de clase media.

¿ Como se puede romper este círculo? A veces sencillamente la escuela es reflejo de un barrio también guetizado.

No hay ningún barrio con concentraciones tan elevadas de inmigración como algunas escuelas públicas. Hay barrios como Ciutat Vella (Barcelona) donde hay escuelas públicas llenas de chicos de origen inmigrante y otras, a menudo concertadas, que tienen muchos menos. Esto es muy peligroso, y sólo hay que mirar París o Londres. Todas las escuelas pagadas con nuestros impuestos -esto es: públicas y concertadas- deben equilibrar los alumnos.

¿El volumen de inmigrantes condiciona los resultados del sistema?

Esto un mantra. Si la escuela va mal, es culpa de los inmigrantes. Si hay paro, también. Si hay colas en el hospital, también. Esto mismo ocurría con murcianos y andaluces en Catalunya a los 60.

¿Qué similitudes hay, desde el punto de vista del maestro, entre la pobreza de aquella época y la actual?

Había muchas situaciones de riesgo, igual que ahora, pero se vivía en un crecimiento económico que permitía a la gente encontrar trabajo, creer en una esperanza de mejora, en la educación como ascensor social, y eso se percibía en el aula. Ahora es al contrario. ¿Cómo convences a un joven de que debe seguir estudiando si su hermano es abogado y no tiene trabajo? Otra diferencia es que los adolescentes de ahora, a diferencia de hace décadas –y independientemente de la condición social–, a menudo no conocen la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal.

¿A qué se refiere?

A que la familia no les ha puesto límites. El instituto no puede pedir a un adolescente que se ordene la carpeta si en casa no le hacen ordenar la habitación. Y antes esto estaba garantizado. Quizás es porque las parejas trabajan más y tienen menos tiempo para sus hijos, y entonces lo intentan compensar cediendo a sus peticiones y evitándoles toda frustración… No lo sé.Pero hay que poner límites, aunque cueste y entendiendo que muchas familias tienen problemas más prioritarios, de trabajo y vivienda. Y desde el punto de vista escolar, en situaciones así, a los adolescentes se les debe dar afecto, pero también responsabilidades y exigencia. En su naturaleza rebelde, ponerles límites forma parte de su educación.

Fuente de la entrevista: http://www.eldiario.es/catalunya/Joan-Girona-deberes-fuente-desigualdades_0_358015182.html

Fuente de la imagen: http://img.kaloo.ga/thumb?url=http%3A%2F%2Fimages.eldiario.es%2Fcatalunyaplural%2FJoan-Maria-Girona_EDIIMA20150218_0891_5.jpg&md5val=112b9031dd37cf3d63423a116ffe90bb&key=1af95244eef96d4c5572dfede97f078f9a59b4af&method=fill&size=708×388

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La tarea es sin tareas o el alma del sistema educacional está enferma.

América del sur/Chile/Fuente:http://www.elmostrador.cl/

Por : Denise Astete Jorquera.

Desde hace algunas semanas, un nuevo movimiento social llamado “La tarea es sin tareas”, que aboga por disminuir y cambiar el sentido de los deberes escolares enviados por los colegios a las casas de los niños, ha aparecido con fuerza en la escena nacional, reclutando a más de 80 mil miembros en su página de Facebook, logrando reportajes y entrevistas en diversos medios de prensa y obteniendo una rápida aprobación del Senado para la idea de legislar acerca del tema.

Y ante este fenómeno social, yo quisiera expresar mis esperanzas.

Esperanzas de que sea solo el comienzo de muchos más cuestionamientos sociales respecto de cómo se hacen las cosas en nuestra educación escolar. Pero, no cuestionamientos acerca de lo que ya todos sabemos que es cuestionable –como los temas de financiamiento, administración de los colegios, la formación y carrera docente, planes y programas, etc.–, temas más estructurales (de forma, para mi gusto) que se cruzan eternamente con factores políticos y económicos que suelen permanecer muy lejos de la ciudadanía.

No, no hablo de que nos cuestionemos una vez más esos temas. Hablo de la posibilidad de que nosotros, los padres y madres comunes y corrientes, comencemos a cuestionarnos los temas de fondo de nuestro actual sistema escolar: es decir, el “para qué”, el “por qué” y el “cómo” queremos que nuestros hijos sean escolarizados (y si es que queremos que lo sean).

Porque, esta demanda ciudadana que pone en tela de juicio a las tareas escolares puede parecer muy sencilla y superficial, a la sombra de los otros “grandes temas” de la Educación de hoy en día; sin embargo, si lo analizamos un poco más allá, es una demanda que encierra, tras de sí, una serie de elementos de fondo y que podría abrir la puerta a varios puntos fundamentales más, totalmente necesarios de discutir, si queremos empezar a apuntar de verdad hacia una educación digna y de calidad.

Por ejemplo: ¿es necesario que nuestros hijos asistan a clases durante la gran cantidad de horas y días en que lo hacen?, ¿quién dijo que eran necesarias 7-8 horas, 5 días a la semana, de asistencia escolar o, incluso, preescolar?, ¿hay realmente una razón pedagógica para eso?, ¿o es que los colegios y jardines en realidad cumplen la función de grandes guarderías para que los padres y madres puedan trabajar y producir más para el sistema, recordándonos los orígenes históricos del actual modelo de escuela? (el que se creó en los inicios de la era industrial, al alero de las fábricas, justamente para que las madres tuvieran dónde dejar a sus hijos y, así, pudieran trabajar en ellas; y donde, además, los niños eran “capacitados” para seguir los pasos de sus padres, aprender sus oficios y asegurar posterior mano de obra calificada, comprometida y barata para esas mismas empresas… ¿no es esto lo mismo que sucede hoy?).

Por otro lado, con toda la evidencia científica que hoy tenemos respecto de los procesos de desarrollo infantil, aprendizaje y aportes de las neurociencias… ¿por qué seguimos queriendo tener niños encerrados por horas en una sala de clases, quietos (¡a veces hasta sin poder ir al baño!), en silencio y mirando a un pizarrón lleno de contenidos poco significativos?

Cuando se implementó la Jornada Escolar Completa, se argumentó que los niños harían deportes, actividades artísticas y recreativas, además de incluir tiempo para las tareas y reforzamientos y que estos no recayeran en los hogares. Bueno, nada de esto se ha cumplido. Pero sí los padres y madres trabajamos cada vez más horas, “tranquilos” de que nuestros hijos están siendo “cuidados e instruidos” en horarios similares a los nuestros.

¿Es necesaria la enorme cantidad de contenidos académicos entregados memorísticamente y sin sentido a los estudiantes, cuando la actual sociedad de la información hace rato que está dejando atrás la importancia de la acumulación de conocimientos?, ¿no sabemos, acaso, que en el futuro primarán la adquisición de habilidades y competencias de otro tipo, como la curiosidad y la capacidad de aprender cosas nuevas, las habilidades comunicativas, la cooperatividad y el trabajo en equipo, la flexibilidad, el autoconocimiento, entre muchas otras?, ¿en qué parte del actual modelo educativo escolar estamos dando espacio para estas habilidades?

Por otro lado, con toda la evidencia científica que hoy tenemos respecto de los procesos de desarrollo infantil, aprendizaje y aportes de las neurociencias… ¿por qué seguimos queriendo tener niños encerrados por horas en una sala de clases, quietos (¡a veces hasta sin poder ir al baño!), en silencio y mirando a un pizarrón lleno de contenidos poco significativos?, ¿por qué seguimos enseñando y evaluando a todos los niños del mismo modo, con las mismas estrategias y métodos, sabiendo que cada niño aprende y aprehende el mundo de distintas maneras?, ¿por qué señalamos, problematizamos, culpamos, medicamos o excluimos a los niños que no se adaptan a este modelo, cuando es el modelo el obsoleto y antinatural?

¿Es necesario que la educación escolar reproduzca ciertas lógicas de la sociedad que son consecuencia del sistema productivo imperante, aun con niños de corta edad? Por ejemplo, las evaluaciones cuantitativas de desempeño y los consiguientes premios, castigos y presión social asociados al rendimiento académico, además de la competencia, el exitismo y el estrés que esto origina en niños, padres y profesores, ¿son necesarias para el aprendizaje y el buen desarrollo de un niño?

El excesivo énfasis en el “rendimiento” de los niños, nos ha llevado a locuras como cuando se exige que infantes de 5 años ya sepan leer (sabiendo que la estructura cerebral de los niños está completamente preparada para la lectoescritura recién a los 7 años); o cuando niños de 3-4 años son “entrenados” por profesores particulares para ser “bien evaluados” y aceptados en los “colegios top”, que son los que más les exigirán y “estrujarán” su capacidad de rendimiento (no de aprendizaje) y así, supuestamente, convertirlos en “estudiantes top” y en futuros “adultos top”.

Como si no supiéramos ya que en este país la educación formal y el conocimiento no aseguran movilidad social ni éxito laboral (ni mucho menos felicidad). Y aunque así fuera… ¿este es un asunto que debería preocuparnos a los padres de niños de 3 años, que solo deberían estar ocupados jugando, imaginando, creando, sintiendo… es decir, simplemente siendo niños?

¿Queremos que nuestros hijos crezcan preocupados por esa incesante necesidad de rendir y de ser “exitosos” según cánones impuestos por un sistema despiadado y destructivo, que a los adultos nos está quitando la salud, el tiempo libre, la vida en familia y comunitaria, la autoconciencia y la calidad de vida, en general y que, de paso, ha llevado a la humanidad a desastres humanitarios y ecológicos permanentes? ¿Eso queremos también para nuestros hijos?

Mi esperanza, entonces, es que los padres y madres que estamos educando hoy en día, comencemos a hacernos estas y otras muchas preguntas más, y comencemos a plantearnos el deseo y la posibilidad de cambiar los destinos educativos de nuestros hijos.

Hoy en día, muchos educadores y padres ya lo estamos haciendo, lo que ha motivado un creciente interés por alternativas educativas diferentes, que cada vez demuestran más sintonía con los nuevos descubrimientos en educación (no sería la primera vez que la ciencia llega tarde a respaldar antiguos postulados de algunos sabios precursores); de este modo, Escuelas Libres o experimentales y proyectos educativos basados en pedagogías Montessori, Pickler, Freinet, Waldorf, entre otras, han comenzado a proliferar en nuestro país.

Y aunque, lamentablemente, aun son iniciativas al alcance de unos pocos, también es muy frecuente que aunque los padres tengan la posibilidad, muchos de ellos se atemoricen de alejar a sus hijos del “establishment” predominante, y sigan optando por colegios tradicionales que “aseguren” el futuro éxito de sus pequeños y la prolongación del sistema. Y de esa forma, esas valiosas alternativas seguirán quedando relegadas a ciertas minorías, en vez de transformarse en verdaderas opciones para muchos más niños y familias, y para la sociedad entera.

Yo invito a los padres y madres a investigar, informarse, cuestionar y, sobre todo, ponerse una mano en el corazón por sus hijos, y por la experiencia educativa que día a día ellos y ellas deberán enfrentar, a causa de nuestras decisiones. No quisiera tener que seguir atendiendo en mi consulta a tantos niños sufrientes y estresados por causa de un sistema educativo que les roba la niñez.

Y por eso espero que el cuestionamiento social por las tareas escolares para la casa, sea solo el comienzo de muchos provechosos cuestionamientos más, que abran nuevas posibilidades para una educación digna, de calidad y –por qué no– también feliz, para los niños y niñas de nuestro país.

Fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2016/07/27/la-tarea-es-sin-tareas-o-el-alma-del-sistema-educacional-esta-enferma/

Imagen: http://www.elmostrador.cl/media/2016/07/5576e1b519bd5_816x544_816x544.jpg

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Deberes escolares: un debate inacabado

Por. Juan Antonio Planas

Ante el debate suscitado en los medios de comunicación en relación con los deberes escolares, los Servicios de Orientación estimamos que es necesario ofrecer una postura sensata. España, según un reciente estudio, es uno de los países de la OCDE donde más tiempo pasan los alumnos haciendo deberes escolares. Sin embargo, el abandono y el fracaso escolar siguen siendo de los más altos.

En Educación las posturas maximalistas no deberían existir. Corremos el riesgo de tomar decisiones pendulares. Es decir, al igual que ha ocurrido con la autoridad del profesorado y de las familias que era excesiva no hace demasiados años, se ha pasado a una relajación también excesiva que ha propiciado hijos convertidos en «pequeños dictadores».

Lo mismo ocurre con los deberes. Las dos posturas extremas son igualmente erróneas. No es pedagógico que niños de etapa infantil o primaria estén en la escuela desde las 8 de la mañana hasta las 17 horas y que después de dos o tres horas de actividades extraescolares deban todavía realizar tareas escolares y aprender algunos temas. Hay casos en que niños de 8 o 9 años hacen jornadas más exigentes que las de sus propios padres.

Si a esto añadimos que en muchas ocasiones son tareas repetitivas, poco innovadoras, que no favorecen la creatividad, la curiosidad y el afán de aprender; los deberes, en este caso, no son educativos. Además, limitan el tiempo que el niño necesita para interactuar físicamente con otros niños. Es tan o más importante que los niños jueguen y desarrollen su imaginación junto a sus iguales y con sus padres. En las ciudades cada vez los niños salen menos de casa y el poco tiempo del que disponen lo emplean jugando con los distintos dispositivos digitales.  No es de extrañar que cada vez los alumnos son más inmaduros emocionalmente hablando (aunque por otra parte están hiperestimulados).

Por otro lado, la postura contraria de permitir que los alumnos ya no tengan ninguna responsabilidad educativa al terminar las clases es también incorrecta. Está demostrado que el hábito de la lectura se adquiere en los primeros años de vida y la actitud de los padres es fundamental para el éxito escolar. Es necesario fijar los conocimientos adquiridos en el centro educativo repasando y memorizando. Y también es imprescindible realizar actividades de investigación, de creatividad, etc. que no se pueden realizar en el periodo escolar y dentro de ese espacio, tal como observaciones del medio ambiente, actividades lúdico-deportivas etc.

Los padres deben implicarse conjuntamente con los centros escolares en la educación de los hijos. Precisamente, el Consejo Escolar del Estado en el estudio «La participación de las familias en la educación escolar», presentado en noviembre de 2014,  revela que las altas expectativas académicas de los padres sobre sus hijos, la supervisión de las tareas y deberes relacionados con la escuela, y la adquisición de hábitos lectores dentro de la familia, son factores que influyen muy positivamente sobre el rendimiento escolar de los alumnos, independientemente de la etapa educativa. Igualmente, el sentimiento de pertenencia al centro, la accesibilidad del profesorado y la participación de los padres en las actividades que lleva a cabo la escuela son variables que se asocian de forma positiva con los resultados académicos.

En este estudio se destaca la importancia de realizar actividades en familia, en particular dedicar todos los días un tiempo a conversar y realizar juntos una comida principal. Estos hábitos no dependen del nivel socioeconómico o cultural y sin embargo resultan efectivos en el rendimiento escolar. También anima a los padres a situar las aspiraciones académicas de sus hijos entre sus principales valores, y a supervisar las tareas escolares de los mismos.

Eso sí es necesario apoyar especialmente a los centros situados en entornos desfavorecidos y que escolarizan a alumnos inmigrantes en proporciones elevadas. Y es necesario, establecer programas de compensación educativa para los alumnos cuyas familias no pueden prestarles apoyo académico en las tareas escolares por carecer del nivel de preparación necesario.

Sintetizando, en la etapa infantil y primaria el alumnado debe tener tiempo para jugar con otros niños, descansar y relacionarse con la familia. Por tanto, habría que limitar muchísimo el tiempo dedicado a los deberes y actividades extraescolares.

En Educación Secundaria y Bachillerato, obviamente, la exigencia escolar es mucho mayor. Pero igualmente hay que racionalizar las actividades extraescolares, deberes y estudio que deben realizar. Es imprescindible mayor coordinación entre el profesorado y que la familia colabore con el centro educativo para racionalizar el poco tiempo del que disponen para el ocio.

Aunque parezca paradójico las nuevas tecnologías están contribuyendo a aumentar el nivel de ansiedad y la sensación de disponer de poco tiempo para jugar, practicar deporte y otras actividades lúdicas.

Fuente: http://www.aragondigital.es/noticia.asp?notid=146208&secid=21

Imagen: http://www.zetaestaticos.com/aragon/img/noticias/1/006/1006994_1.jpg

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Entrevista: «Respaldar a los hijos al hacer los deberes no significa estar a su lado continuamente»

Rubén d. Rodríguez

«Las tareas no deberían ocupar tanto tiempo como para privar al estudiante de actividades necesarias en su paso a la adolescencia»

 

La profesora de Psicología Evolutiva Natalia Suárez en una charla.

La profesora de Psicología Evolutiva Natalia Suárez en una charla. la opinión
Natalia Suárez, profesora de Psicología Evolutiva de la Universidad de Oviedo
«El ambiente debe estar libre de factores distractores como las redes sociales y la tecnología»
«Los alumnos que dominan algo que se ha impartido en clase no necesitan reforzarlo luego en casa»

¿Cómo deben actuar los padres con sus hijos a la hora de hacer estos los deberes escolares? Esta es una de las preocupaciones que se debaten hoy en unas jornadas convocadas por la Universidad. La profesora Natalia Suárez defiende que el respaldo de los padres sea medido y emocional y en entornos sin estrés

El grupo de investigación en Psicología Educativa de la Universidade da Coruña (UDC) organiza estos días unas jornadas para profesores y familias centradas en los deberes escolares. Tras debatir ayer sobre rendimiento académico y aprendizaje autónomo, hoy se hablará sobre la necesidad de las tareas para alumnos al margen del trabajo de aula y la implicación familiar en los deberes de los hijos, una ponencia que expondrá la profesora asociada de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Oviedo Natalia Suárez.

Si los deberes escolares son necesarios, ¿cómo prescribirlos de forma razonable?

-Son útiles cuando se prescriben en su justa medida y adaptados a las características de los alumnos. Los deberes no deberían ocupar tanto tiempo en la vida de los estudiantes como para que les puedan llegar a generar estrés o a privarles de otras actividades necesarias en el paso de la infancia a la adolescencia. Al mismo tiempo tienen que estar bien diseñados para que los propios alumnos sean capaces de realizarlos autónomamente. Cuando esto no ocurre hay que cuestionarse que algo se está haciendo mal.

¿La cantidad de deberes prescritos se determina según el rendimiento del alumno?

-No es cuestión de cantidad, sino de tipo de deberes. Los chicos que dominan algo que se ha impartido en clase no necesitan reforzarlo luego en casa; a otros les vendría bien en cambio hacer ejercicios sobre los temas en los que están débiles o que cogen con pinzas. Es como cuando en verano a unos nos ponían el cuadernillo de ejercicios de vacaciones y a otros no.

¿Debería potenciarse más esta modalidad de deberes?

-No hay que generalizar. Algunos profesores los están poniendo en práctica, pero en otros centros no se está haciendo un uso correcto de estos deberes. Deben tenerse en cuenta factores como el agobio o la sobrecarga que sufren los niños.

¿Los padres tienen asignaturas pendientes? ¿Necesitan también deberes para atender a los deberes de sus hijos?

-Creo que se involucran mucho, en realidad. Igual incluso deberían hacerlo de una forma que les suponga un menor esfuerzo y gasto energético y moral, por así decirlo. El exceso de involucración de los padres es contraproducente en el sentido de que no pueden encargarse de hacer ellos los deberes de sus hijos. El hogar no debe convertirse en un lugar crispante y de discusiones por estar encima de los niños para que hagan los deberes.

¿En qué sentido debe ir la involucración de los padres?

-En la dirección de proporcionarles a los hijos apoyo y ayuda para realizar las tareas. Los estudiantes deben saber que se sienten respaldados por sus padres. Y eso no se tiene que entender como estar continuamente a su lado o supervisando los deberes o castigando si no los hacen o no los hacen bien. Que haya una actitud de menos control y más de apoyo.

¿Qué le consultan los padres que no saben cómo afrontar la tarea de ayudar a sus hijos?

-En tertulias y entrevistas muchos no saben si hacen bien ayudando o no. El problema es: si no le ayudo y no se los explico y dejo que el niño los haga por su cuenta, puede equivocarse y al día siguiente recibirá un punto negativo o una reprimenda del profesor; si le ayudo porque el niño no sabe resolverlos con los conocimientos que se trae de clase, no debería ser castigado o recibir nada negativo. Esta no es la finalidad de los deberes. No pueden generar estrés ni provocar que los niños se agobien y se sientan presionados.

¿Usted qué les aconseja?

-Lo principal es normalizar la situación. Si los niños tienen deberes debe afrontarse de la mejor manera posible y no incrementar su estrés. Facilitar las cosas, entorno adecuado, apoyo emocional.

Y paciencia.

-Normal. Aunque es lógico que a veces se pierda, cuando dan las diez de la noche y aún estamos haciendo los deberes.

¿La tecnología, las redes sociales y las nuevas formas de comunicación condicionan negativamente la responsabilidad de hijos y padres a la hora de hacer los deberes?

-Son factores distractores. Nos afectan a todos en nuestro trabajo y en deberes académicos. En esa tarea de apoyo hay que preocuparse de que a la hora de hacer los deberes el ambiente debe estar libre de esos factores. Ahora no es el momento. El tiempo de los deberes hay que optimizarlo: que lleve menos tiempo hacerlos o que se aproveche mejor.

Fuente: http://www.laopinioncoruna.es/coruna/2016/05/25/respaldar-hijos-deberes-significa-lado/1072806.html

Imagen: http://anpaopineiro.blogia.com/upload/20130117163345-1.jpg

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España: Educación recomendará a los centros dosificar los deberes escolares

España/ABC Madrid/ 12 de Mayo de 2016

La Asamblea de Madrid aprobó ayer limitar la carga extraescolar de los alumnos

La victoria de Eva Bailén, una madre de Tres Cantos que encabeza la lucha por la «regularización» de los deberes escolares, es de momento parcial. Su reivindicación, que acumula más de 200.000 firmas en change.org y ha reabierto el debate social sobre la carga de trabajo extraescolar de los niños, llegó ayer al Pleno de la Asamblea de la mano del grupo de Ciudadanos. El partido de Albert Rivera logró pactar con PSOE y Podemos un texto –no vinculante– para pedir que la Comunidad de Madrid regule las tareas extraescolares mediante una norma regional. El PP se abstuvo y el Gobierno regional no impulsará ningún «instrumento legal», ya que defiende la autonomía de los centros y el criterio pedagógico de sus docentes, aunque se compromete a elevar recomendaciones a los colegios.

En concreto, los tres partidos de la oposición pidieron que se establezca una comisión de expertos «con presencia de toda la comunidad educativa» para fijar un «tiempo máximo» de horas semanales de deberes en Primaria. Y que se dé prioridad a tareas complementarias a las que ya se realizan en clase, como ejercicios de «lectura, reflexión e investigación»; evitando la mera repetición y las tareas «monótonas». También apuntan la necesidad de crear un «catálogo de buenas prácticas» para los deberes en la etapa de Secundaria, donde la carga es mayor.

La iniciativa de Ciudadanos fue defendida por su diputada Mayte de la Iglesia, que recordó que este debate está abierto en la comunidad educativa, también entre los padres. Un sector considera que los deberes son «imprescindibles porque ayudan a crear un hábito de trabajo, orden y superación» en los alumnos. Los detractores denuncian la «sobrecarga» del sistema educativo español: después de siete horas diarias en clase, la jornada se amplía en casa, obligando a los padres a estar encima, «generando conflictos». Y «desigualdades», en función de si los progenitores pueden ayudarles con los deberes o no.

Según la OCDE, España es el país con mayor carga –6,5 horas semanales– frente a las 4,8 horas de media del resto de países. La OMS advierte de la presión que sufren los alumnos españoles entre 11 y 15 años.

La diputada de Podemos Cecilia Salazar pidió abordar esta reflexión porque el aprendizaje de los niños no puede ceñirse a las tareas académicas. «No se puede permitir que esta materia genere estrés. Los niños deben irse a casa con más curiosidad que deberes», dijo.

La parlamentaria socialista Josefa Pardo afirmó que se debe abrir este debate «con seriedad y sin urgencia, consensuado con la comunidad educativa, para conseguir que los deberes pasen de ser deberes obliatorios a voluntarios». La diputada del PP Isabel Redondo rechazó «encorsetar con normas» este asunto y defendió la «libertad de cátedra» y la opinión de los docentes. «Estamos por la racionalización de los deberes que respeten la conciliación familiar, pero manteniendo la posición del profesorado», dijo.

Información a los padres

Un portavoz de la Consejería de Educación aseguró a este diario que, respetando estos dos principios básicos, el Gobierno de Cristina Cifuentes elaborará unas «recomendaciones»a los centros para que coordinen los deberes que ponen sus profesores, de forma que no se cargue en exceso a los alumnos. Además, Educación pedirá a los centros que incluyan en su proyecto educativo información a las familias para que sepan cuál es su filosofía en cuanto a las tareas extraescolares. Podría ser a través de una circular.

Fuente:http://www.abc.es/espana/madrid/abci-educacion-recomendara-centros-dosificar-deberes-escolares-201605122303_noticia.html

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