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España: Lo que no se cuenta de la huelga de deberes: «Se hace más caso a un niño que a un profe»

Europa/ España/15 de noviembre de 2016/Fuente: el confidencial

Este mes de noviembre, muchos alumnos de colegios españoles no harán trabajos en casa, animados por los padres y la Ceapa. Una medida que muchos consideran exagerada.

Este fin de semana, por segunda vez, muchos niños españoles no harán sus deberes, desobedeciendo las indicaciones de sus profesores. Es la segunda jornada de la “huelga” convocada por Ceapa (Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos), que instan a la insumisión en la realización de los trabajos escolares y para los cuales la primera jornada fue “un éxito rotundo”. El objetivo último es la regulación de las tareas escolares a través de una norma, así como la discusión sobre estas en un hipotético pacto educativo.

La convocatoria esgrime diversas razones para defender su postura. Principalmente, la manera en que los deberes condicionan el tiempo de descanso de niños y padres, que se ven obligados a adaptar sus horarios a los de sus hijos. Hace un par de años, un informe publicado por la OCDE desvelaba que los alumnos españoles son de los que más deberes hacen de todos los países occidentales, pero estos apenas sirven para nada. Además, los defensores de la huelga recuerdan que algunos de los mejores sistemas educativos del mundo no mandan trabajo para casa a sus alumnos.

La Administración debe de estar contenta, porque se deja de hablar de los problemas de la escuela y se enfrenta a padres y profesores

Muchos profesores, no obstante, consideran que la convocatoria es desacertada, en cuanto que no soluciona los problemas de fondo ni de la educación ni de la sociedad, y que tan solo sirve para enfrentar a padres y profesores. Es la opinión de CCOO. Como explica a El Confidencial Isabel Galvín, portavoz de Educación en Madrid, “la Administración debe de estar contenta, porque se deja de hablar de los verdaderos problemas de la escuela”. Como recuerda, las huelgas deberían hacerse “contra los poderes públicos y la Administración pública”. De esta manera tan solo se convierte en un enfrentamiento entre los padres y los profesores.

“La confrontación dentro de la comunidad educativa no es el instrumento”, añade la sindicalista. “En la práctica, esto se está concretando en un debate público en el que las familias cuestionan el papel del profesor, y llegan a la conclusión de que lo están haciendo mal”. La organización ha pedido que el tema se debata en el Consejo Escolar, como va a ocurrir. Otro problema es que obvia el verdadero fondo de la cuestión, que es más social que educativo: “Se está atendiendo poco al modelo de crianza y a los horarios laborales. La pregunta que me hago es si esta pelea por los deberes se va a complementar con una reflexión colectiva sobre los hogares, los excesos de los niños ante la tele o la falta de horarios de muchas familias”. Esa es la queja de muchos docentes: quizá no se trate de los deberes, sino de los horarios laborales y la conciliación. Del mundo laboral, y no del educativo.

Mirar el dedo, y no la luna

Muchos profesores miran con recelo esta huelga, por diversas razones. Luis Alberto Fernández Gago es profesor de Historia en la educación pública madrileña, y mantiene que “solo es otra manera de socavar la figura del maestro y el profesor diciéndole a sus hijos e hijas que ellos mandan por encima del docente incluso dentro de la institución educativa”. El docente ha publicado en ‘La Réplica’ un artículo en el que detalla su perspectiva sobre el asunto, y ha contestado ampliamente a El Confidencial. Entre otras cosas, se pregunta por qué se hace huelga contra los deberes y no contra otros frentes abiertos: “Ratios, inversión en Educación, educación pública y concertada, gestión de centros, recursos, modelo educativo, etc.”, añade. “Pero nos centramos en los deberes porque, como todo el mundo sabe, lo que más necesitan los alumnos hoy día es menos responsabilidades”, ironiza.

Que no intenten desprestigiarnos diciendo que si no logran pasar más tiempo con sus hijos es por culpa de los deberes

Uno de los puntos más controvertidos es, en opinión de CCOO, que la huelga tenga lugar en la pública y no en la privada, “porque añade aún más desequilibrio entre redes”. El origen de esta se encuentra en una petición de Change.org encabezada por Eva Bailén, autora de ‘Cómo sobrevivir a los deberes de tu hijo’ (Temas de Hoy), a la que pronto se sumaron muchos padres y madres. Gago reconoce que él no manda deberes los fines de semana, porque “están para descansar y reposar”, pero en su opinión, la Ceapa ha atacado al “rival más débil”: “Estamos cada vez más vilipendiados por los políticos, la Administración y la falta de recursos”.

En un tuit, este ironizaba con la alternativa propuesta por la Ceapa, que animaba a los estudiantes a acudir a un museo. “Y ya vemos dónde han ido”, añade. “A mí me parece estupendo que los padres busquen pasar tiempo con sus hijos donde quieran, pero que no intenten desprestigiarnos a los docentes diciendo que si no logran pasar más tiempo con sus hijos es por culpa de los deberes”. En su opinión, la huelga de deberes es “un eufemismo para decir ‘mira, hijo, no hagas caso al profesor, que aquí mando yo y como vaya a hablar con ese se va a enterar’”. Como explica, “la figura del docente es papel mojado, se hace caso antes a un niño de 14 años que a un profesor, da igual que mienta, no valemos para nada”.

Entre otras razones porque, como señala Galvín, no todos los deberes son iguales. Algunos de ellos se derivan del currículo, pero otros tienen que ver con las pruebas externas, es decir, con la polémicas reválidas “que meten a los centros una gran presión porque tienen que rendir cuentas a final de curso, lo que impacta en la organización y los tiempos de trabajo”. Los ‘rankings’ o el aumento de colegios bilingües son dos factores que también han cambiado el terreno de batalla: en unos casos, por añadir presión a la consecución de objetivos. En el otro, porque muchos padres no pueden ayudar a sus hijos con el inglés, puesto que lo desconocen.

La necesidad de estudiar en casa es mayor a medida que los alumnos se hacen mayores. (Efe/Javier Cebollada)

Elías Gomez, profesor en la educación pública de Melilla, añade por su parte que «desafiar el criterio y las actuaciones de los que nos hemos preparado para la docencia y nos dedicamos a ella es un error«. Es una queja habitual: los profesores, como él, recuerdan la importancia de que los padres se impliquen en la educación de los niños, ya que «son un pilar importantísimo en la educación de nuestros jóvenes», pero al mismo tiempo, «deben recordar que los profesionales somos nosotros».

Deberes, ¿qué deberes?

Otro aspecto polémico de la huelga es hablar de los deberes en general, y no en particular. Como recuerda Ángel Hernández, profesor en la región de Murcia, «no es lo mismo los deberes que se ponen a un niño de cuatro años que los que debe hacer un estudiante de segundo de bachillerato con 17». A medida que la edad del alumno aumenta, más obligaciones tienen, con el objetivo de desarrollar «conocimientos, destrezas y estrategias». El profesor murciano señala, otra vez, a un problema de fondo en forma de altas altas en las aulas y desigualdad social, al igual que un currículo rígido y sobredimensionado: «La saturación de las aulas y el exceso de carga horaria hace que los maestros en estas edades no puedan realizar la atención individualizada que estos niños requieren, ya que los ‘deberes’ en estas edades no deberían tener otro objetivo que fomentar la inquietud, la creatividad y las actitudes de los niños, algo prácticamente imposible bajo el paraguas de la Lomce«.

La batalla por unos horarios laborales más racionales y humanos tiene como objetivo el bienestar de los padres y de los niños

«¿Hablamos de primaria, de secundaria obligatoria o de bachillerato? ¿En qué niveles es suficiente la actuación directa en la escuela si realmente queremos conseguir los exigentes objetivos de las leyes educativas?», se pregunta Elías Gómez, que propone entre las posibles herramientas de alivio de la carga de deberes se encuentre la coordinación de los profesores para que que la cantidad sea «asumible y razonable». «Los datos objetivos dicen claramente que la escuela está fallando en su función de motor de la promoción social, pero ¿esto se arregla únicamente eliminando los deberes? En cualquier caso, creo que sí hay algo que por sí solo podría mejorar la calidad de nuestro sistema educativo, y es una mayor dotación económica«, añade.

Frente a aquellos que recuerdan que en algunos de los países con mejores resultados en PISA apenas se hacen deberes, Galvín advierte ante la tentación de intentar extrapolar realidades educativas de manera literal de una sociedad a otra, ya que en países como Finlandia o Noruega hay protocolos sobre los deberes y una mayor facilidad para las familias a la hora de conciliar. «Quizás deberíamos preguntarnos si la falta de tiempo para pasar en familia es culpa de nuestro sistema laboral, lleno de horas extras impagadas y horarios draconianos.», concluye Gómez. «Tengo la desagradable sensación de que algunos padres y madres están haciendo que sus hijos e hijas libren una batalla que en realidad les corresponde a ellos. Y esta batalla por unos horarios laborales más racionales y humanos no solamente tiene como objetivo su propio bienestar, sino el de sus propios hijos cuando se incorporen al mundo laboral».

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-11-13/huelga-deberes-profesores-padres_1288491/

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Chile: «Legalidad» de las tareas escolares

América del Sur/Chile/27 de octubre de 20167Fuente: economiaynegocios.cl

Inquietud ha causado la intención de algunos parlamentarios de prohibir las «tareas para la casa» en aquellos establecimientos con jornada escolar completa que reciben subvención fiscal, luego que la comisión de Educación del Senado aprobara la idea de legislar y encomendara al Ministerio de Educación la conformación de una comisión técnica para estudiar este asunto. Un movimiento liderado por padres que impulsa el fin de las tareas ha conseguido poner el tema en la agenda pública, mientras el proyecto respectivo espera ser votado en particular en la sala de la Cámara Alta.

Si bien la autoridad no respalda la prohibición total, la ministra del ramo se ha mostrado abierta a promover algunas regulaciones al respecto, como prohibir las tareas que se piden para el fin de semana, con lo que se introduce un sistema de regulación por parte del Estado en un aspecto propiamente pedagógico del sistema educativo.

La iniciativa resulta altamente controversial debido a su impacto tanto en la libertad de enseñanza como en sus resultados académicos. Para Lily Ariztía, gerente general de la Sociedad de Instrucción Primaria, que agrupa a 17 colegios con alrededor de 19 mil estudiantes, la regulación de las tareas conlleva una falta de confianza en el rol del profesor y en la autonomía de cada proyecto educativo. Asimismo, advierte de la inconveniencia de crear un entorno de denuncia entre los padres, los estudiantes y el profesor al regular por ley un ámbito propio de la libertad de enseñanza.

Preocupante resulta además el impacto que pueda tener en profundizar la brecha entre aquellos niños que aprovecharán ese tiempo libre para perfeccionar su formación mediante clases particulares -así como con estudiantes de los colegios particulares- y los alumnos «sin tareas», pues los profesores no podrán encomendar actividades adicionales a las realizadas en la escuela.

Chile no presenta altos niveles de trabajo posjornada escolar; por el contrario, su nivel es menor al promedio que exhiben los países de la OCDE. Más que la prohibición de las tareas para la casa, pareciera que lo recomendable es evaluarlas de manera de enriquecer estas labores que permiten profundizar los procesos de aprendizaje, junto con crear hábitos de estudio necesarios para un futuro éxito académico en la educación superior. En efecto, el alto nivel de exigencia de las carreras universitarias demanda de los estudiantes habilidades y capacidades académicas adquiridas mediante una educación escolar formativa en rutinas de estudio. Corresponde al colegio y a las familias evaluar los respectivos procesos educativos en sus modalidades y características, sin que deba interferir el Estado en el aula.

Confiar en la labor pedagógica de los profesores y en el liderazgo de los directivos educacionales parece fundamental para contar con un sistema de educación que vele por mejorar la calidad del aprendizaje. Regular desde el sistema político y sin consideraciones expertas propias de los procesos formativos parece inquietante, especialmente cuando se ha puesto la calidad de la educación en el centro del debate.

Chile no presenta altos niveles de trabajo posjornada escolar; por el contrario, su nivel es menor al promedio de los países de la OCDE. Más que la prohibición de las tareas para la casa, pareciera que lo recomendable es evaluarlas de manera de enriquecer estas labores.

Fuente: http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=302313

Imagen: www.elsolnews.com/wp-content/uploads/2015/04/Nueva-ley-estatal-ayuda-a-escuelas-a-centrarse-en-jóvenes-disléxicos.jpg

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Eva Bailén: «Antes las tardes eran para jugar y no para hacer deberes»

13 de octubre de 2016/Fuente: el mundo

La ingeniera de telecomunicaciones Eva Bailén se puso a recoger firmas el año pasado pidiendo la racionalización de los deberes ante la «impotencia» que decía sentir por ver cómo su hijo, de 10 años, tenía que dedicarle tres horas diarias a hacer todo tipo de ejercicios en casa. Su campaña en change.org fue un éxito de más de 215.000 rúbricas que ha popularizado el debate sobre los tiempos escolares. Acaba de sacar un libro, Cómo sobrevivir a los deberes de tu hijo(Planeta), en el que, como la Ceapa, anima a las familias a no hacer la tarea.

¿Cuál es, en su opinión, el tiempo razonable que se puede dedicar a hacer deberes?

En Secundaria, no más de una hora. En 5º y 6º de Primaria, media hora como mucho. Y en los cursos anteriores no me parece que necesiten hacer deberes, porque con las horas lectivas es suficiente. Son niños y necesitan jugar. Lo que sí creo que es bueno es que lean todos los días.

¿La Lomce ha supuesto más deberes?Eso es algo que yo he notado. El curso 2014/2015, cuando comencé a recoger firmas, fue el primero en el que se implantó la Lomce en los cursos impares. La duración de las clases en el colegio de mi hijo pasó de 60 a 45 minutos. Como eran clases más cortas y la dinámica seguía siendo la misma, no les daba tiempo a acabar los ejercicios en clase. En 5º de Primaria mi hijo empezó a tener una hora más diaria de deberes. Pasó de dos a tres horas diarias con 10 años.Entonces le cambió de colegio…Yo le decía: «No hagas los deberes» y él respondía: «No, no, que, si no, me castigan».Le decía a su hijo que no hiciera los deberes. En su libro llama a otras familias a no hacerlos.

¿No le parece ésta una actitud irresponsable?

Lo que es irresponsable es seguir permitiendo que nuestros hijos lleguen a Secundaria y no quieran seguir estudiando. Debemos posicionarnos y empezar a pedir cambios. Hay padres que me dicen que están objetando a los deberes y han asumido que sus hijos van a sacar menos notas, pero, a cambio, aprovechan mejor las tardes. Esta postura, en cualquier caso, sería aplicable a Primaria. En Secundaria ya deben ser capaces de abordar los deberes.En su libro afirma: «Me he dado cuenta de que ni las extraescolares ni los deberes van a convertir a mis hijos en adultos más felices».

¿Depende de los padres que sean felices o su misión debe ser enseñarles a ser responsables?

Al final, lo más importante es la felicidad. Con eso no quiero decir que no haya que ser responsable. Un niño para ser feliz necesita tener cubiertas sus necesidades básicas y tener tiempo de juego.

¿Hay que hacer los deberes con los hijos?

Eso depende. Con mis dos hijas no he tenido que hacerlo pero con mi hijo, sí. A los padres nos han echado una carga encima con lo de que no acompañemos a nuestros hijos con los deberes, cuando en la escuela están acompañados. El sistema educativo español está muy uniformizado y la escuela pública no personaliza el nivel de cada niño. Yo creo que poner los mismos deberes a los 25 niños de una clase es erróneo, los colegios deberían personalizar los deberes.Cuando los padres no están en casa por las tardes, ¿qué es mejor?

¿Que estén haciendo deberes o que estén viendo la tele o jugando a la consola?

Son dos problemas paralelos. En España los padres tenemos unos horarios que no piensan en los niños. La falta de conciliación es un problema muy grave, pero tampoco podemos solventarla a base de fastidiar a los niños. Yo no prefiero ninguna de las dos cosas.

¿Y si hay que elegir?

Si hay que elegir y mi hijo ya ha estado en el colegio, pues que juegue a la consola.

¿Sirven para algo tantas actividades extraescolares?

Las extraescolares existen por la necesidad de rellenar el tiempo de los padres mientras están trabajando y porque hay padres que quieren que sus niños sepan más que nadie. Es mejor estar en el parque, jugando o dando un paseo.

¿Para qué eran las tardes cuando usted estudiaba?

Soy de Alicante y me pasaba toda la tarde jugando en la calle con mis amigas y el perro.Nos tomábamos un bocata en la calle y a jugar. Mis tardes eran para jugar. Hasta 6º de EGB no tuve ni idiomas, ni extraescolares ni, desde luego, deberes.

Fuente: http://www.elmundo.es/sociedad/2016/09/23/57e4421d468aeb44148b45a0.html

Imagen: e03-elmundo.uecdn.es/assets/multimedia/imagenes/2016/09/22/14745769106373.jpg

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Padres entrenadores, animadores o fuera del colegio

Por. Javier Arroyo

¿Existe una relación clara entre una mayor involucración de los padres en los colegios de sus hijos y los resultados  de los niños? La intuición nos dice que debería haberla: a padres más pendientes de lo que ocurre en el colegio, éste debería funcionar mejor al notar el ánimo de unos progenitores que están muy pendientes de la educación de sus hijos. Pero, según  hemos visto en la guerra de los deberes, resulta que hay padres y padres y conceptos un poco diferentes sobre lo que se le debe pedir a los profesores, a los alumnos y al centro.  Y, como suele pasar en política educativas, estudios hay para muchas opiniones.

En principio, en España, existe bastante presencia de los padres a través de las AMPAS, que tienen participación en los consejos escolares de los centros públicos desde los años 80. Además, muchas se agrupan en las dos grandes asociaciones,  la CEAPA, de colegios públicos, y la CONCAPA, de concertados y privados, enfrentadas en la guerra de los deberes, ya que la primera ha auspiciado una huelga de  tareas escolares para los fines de semana de noviembre, medida que ha sido descalificada por la segunda, que entiende que nunca es bueno como padres la incitación a saltarse las reglas.

¿Qué pasa en otros sitios? ¿Cómo influye las exigencias y lo que esperan los padres de los colegios de sus hijos en los resultados académicos  de los niños? Amanda Ripley es una periodista dedicada a la educación en EEUU y que en el libro Los niños más listos del mundo compara sistemas educativos. Según dice, en su país, que no sale muy bien parado en PISA, los padres ejercen más como animadores, cheerleaders, de sus hijos que de entrenadores, papel que sí cumplen los progenitores de Corea del Sur, por ejemplo.  Lo que comprobó Amanda Ripley es que los padres estadounidenses aparecían por los colegios de sus hijos con mucha más frecuencia que hace 20 años, sin que eso repercutiera en el desempeño académico de los estudiantes. Pero, en distintas encuestas, se citaba la mayor involucración de los padres como uno de los factores fundamentales para que mejore la educación. Lo mismo podría decirse de España.

En el estudio Los Padres ante la educación de sus hijos en España, Víctor Pérez Díaz y Juan Carlos Rodríguez explican cómo se va afianzando en los últimos 40 años la percepción de que es necesaria la colaboración de los padres en los colegios: «Cuando las interacciones entre la escuela y la familia se multiplican y existe un conocimiento mutuo del contexto en el que transcurre dicho aprendizaje, pueden identificarse con mayor precisión las barreras que dificultan el rendimiento académico infantil. Por ello, cuando las funciones de cada institución se entrelazan y difuminan, dando lugar a «colegios-comofamilias» y «familias-como-colegios», se fijan las condiciones para que la sociedad familia colegio alcance sus máximos resultados educativos». O así debiera ser.

Pero con esa filosofía, ¿qué pasa con las familias que no pueden o quieren involucrarse tanto? ¿Está ahí parte de las razones que expliquen por qué los resultados en PISA de las familias de clase media alta sean consistentemente mejores en países como EEUU y España, no así en las asiáticas, por ejemplo? Porque, como dice Ripley en su libro, puede haber padres involucrados, pero también los hay que piensan que desayunar es una bolsa de patatas fritas o que tengan vidas tan complicadas como que asistir a la tutoría de sus hijos no sea una prioridad, como saben por ejemplo en la Asociacion de Nena Paine, donde están pendientes de que 200 niños hagan los deberes.

El estudio de Pérez y Rodríguez explica el tipo de involucración y concluye que la «blanda» es más efectiva: simplemente preguntar por el día en el colegio, animar con las notas o tener expectativas altas para los niños.Involucrarse en actividades del colegio resultó no tener ninguna repercusión y ayudar en los deberes la tuvo, pero negativa. En España, sin embargo,  los niños que iban peor eran los que sus padres no ayudaban para nada.  Quizás, y ahí existe un punto de debate, los deberes estén demasiado pensados para que los padres tengan que ayudar y por eso nuestra obsesión al hacer Smartick fue que los niños pudieran hacerlo solos.

Desde 2009, en PISA se pide a los padres que rellenen unos formularios para saber qué tipo de educación dan a sus hijos. Según cuenta Ripley, han salido resultados extraños. Los hijos de los padres voluntarios en actividades extraescolares lo hacían peor en lectura, por ejemplo. Y lo que nadie duda, según los estudios, es que leer a los niños de pequeños ayuda. Así de simple. «En todo el mundo, padres que debatían con sus hijos sobre libros, noticias, películas de adolescentes tenían hijos que lo hacían mejor», sigue explicando. Mejor eso que estar en el colegio de voluntario. Los coreanos, mientras, no van tanto al colegio pero preguntan por las tablas de multiplicar, sobre las lecturas y quieren mejores notas. Entrenadores. Y eso es muy típico en Asia. Y, como hemos escrito más veces, esos niños no son más infelices.

En Finlandia, otro de los países de los que escribe Ripley a través de la experiencia de una niña estadounidense de intercambio, ésta se fija en lo poco que aparecen los padres por el centro escolar. «En el Instituto, rara vez se veía a los padres por allí. A los adolescentes se les trataba como adultos. No había para nada tutorías de manera regular entre los padres y los profesores. Ninguna. Si los profesores tenían un problema con el estudiante, lo trataban con él directamente», escribe. Y, ¿cómo tratan a los alumnos en un colegio de Finlandia con muchos hijos de refugiados? ¿Cómo de presentes pueden estar esos padres? Ripley fue a uno. Había clases con niños de nueve países, incluidos rusos y chinos. De familias monoparentales de historias difíciles. «No quiero pensar mucho de dónde vienen. Son 23 perlas para cultivar y no las quiero rallar«. «No quiero sentir mucha empatía hacia ellos porque tengo que enseñar. Si le diera demasiadas vueltas, les tendría que poner mejores notas por un trabajo peor. Pensaría, «oh, pobres» y eso haría mi trabajo demasiado fácil», le sigue contando el profesor. Allí no cuenta con los padres, pero les exige porque sabe de su potencial.

Inger Enkvist, en su libro La buena y la mala educación , señala una tendencia que ocurre en algunos países occidentales, donde ha caído mucho la natalidad. «Quizá sólo tienen un hijo y si se convierten en padres relativamente tarde, es posible que caigan en la tentación de adorar a su propio hijo. Quieren darle todo y no exigirle nada», escribe en uno de los capítulos. Coincide Ripley al señalar que en EEUU muchos de los padres encuestados «creen que necesitan alabar a sus hijos para asegurarles que son listos». Y lo que ocurre es que los halagos injustificados acaban perjudicando a los niños. Aquí, en los últimos días, hemos escuchado frases como que los deberes le están robando la infancia a nuestros hijos. Si hablaran con sus abuelos sabrían que muchos de los que tuvieron suerte de ir al colegio salían a diario a las siete de la tarde y muchos tuvieron clases los sábados por la mañana.

Como siempre, conviene poner todo un poco en perspectiva. En Corea, padres entrenadores. En Finlandia, profesores y padres que los tratan como adultos. Eso tampoco cabe en un pacto educativo.

Fuente: http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/mejoreducados/2016/09/29/padres-entrenadores-animadores-o-fuera.html

Imagen: www.elconfidencial.com/fotos/noticias_2011/2013022248padres-hijos-deberes-int.jpg

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España: Jornadas escolares de 50 horas

Europa/España/29 de septiembre de 2016/Fuente y autor: levante-emv/Juan García Rubio

La «huelga de deberes escolares» que plantea la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) durante los fines de semana de noviembre conlleva un importante aspecto positivo por encima de si se está a favor o en contra de los deberes, y es que abre un debate absolutamente necesario en la comunidad educativa y en la sociedad española.

Uno, que además de docente tiene hijas cursando estudios en ESO, se ha preguntado muchísimas veces cómo es posible que los jóvenes tengan jornadas escolares próximas a las cincuenta horas semanales. Sí, sí, diez horas más que un trabajador adulto. Los estudiantes adolescentes tienen 32 horas lectivas de clase, pero a esto hay que sumar las tareas escolares –el término deberes ya en sí es como poco motivante- de unas dos o tres horas diarias. Asimismo tenemos que añadir el tiempo de los fines de semana, muchas veces llenos de trabajos, de exámenes y de academias de inglés.

En su momento los trabajadores lucharon por tener unas condiciones mínimas en el empleo, reduciendo su jornada laboral a un máximo de 40 horas semanales. Creo que ha llegado el tiempo, nunca es tarde, de concienciar a toda la comunidad educativa de que un joven no puede dedicar a la escuela tantas horas de su vida –la llamada de CEAPA a la «huelga de deberes» ayuda a ello-, entre otras cosas porque el aprendizaje está en todas partes, también en el tiempo libre.

Si hay un país en Europa ejemplar en lo educativo, éste es Finlandia, muy similar en población a la Comunidad Valenciana y que consigue unos resultados extraordinarios en el aprendizaje del alumnado. Lo maravilloso de Finlandia es que lo logran sin cargar a los alumnos y alumnas de innumerables horas de estudio. En un video muy recomendable que se puede ver en YouTube en inglés con subtítulos en español titulado The Finland Phenomenon fruto de la investigación realizada por un profesor de la Universidad de Harvard, resulta sorprendente escuchar como jóvenes de la edad de mis hijas cuentan que tienen un máximo de tres o cuatro horas semanales de tareas para casa.

Detrás del debate sobre tareas escolares se suscitan diversas controversias educativas: ¿es poco exigente el sistema educativo español?, ¿es necesario un cambio de metodología a utilizar por el profesorado en las aulas?, ¿existe suficiente coordinación entre el profesorado de los centros? El número de preguntas que suscita la cuestión sé que es muchísimo mayor pero al menos quiero dar respuesta, aunque sea de una manera breve a estas tres. El sistema educativo español, contrariamente a lo que piensa mayoritariamente la opinión pública, es de los más exigentes de Europa. Numerosos estudios científicos sostienen que alumnado español que no consigue el título de ESO en nuestro país no tendría problemas en obtenerlo en otros países de nuestro continente. Por otra parte, es más que necesario cambiar la manera de impartir las clases, ahora mucho más enfocadas al aprendizaje memorístico que a la reflexión. Menos es más. Menos contenidos, pero vistos con mucha más profundidad. Respecto a la coordinación del profesorado, tan solo decir que mis hijas han tenido más de una vez durante el curso tres exámenes en el mismo día. Media hora de tarea de cada profesor supone tres horas de trabajo del alumno en su casa.

Por todo lo escrito, agradecer a CEAPA esta iniciativa, que abre un debate que espero termine si no con la eliminación completa de los «deberes», sí con su racionalización e incluso con un cambio de enfoque más lúdico para el alumnado que consiga aumentar su motivación por la educación y la cultura.

Fuente: http://www.levante-emv.com/opinion/2016/09/28/jornadas-escolares-50-horas/1472427.html

Imagen: www.saposyprincesas.com/wp-content/uploads/2013/04/nina-haciendo-deberes-630×303.jpg

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La vida no es un examen

Por Andrea Giráldez

Estaba con mis notas para escribir este artículo cuando vi un breve post de Diego Ojedapublicado en educ@contic: Lo que no entra en el examen. Desde otra perspectiva, el post se relacionaba con aquello sobre lo que había estado pensando en los últimos días: la (in)utilidad de lo que se enseña en las escuelas y en las universidades, el exceso de contenidos y la escasa consideración del impacto real que aquello puede tener en las vidas de los estudiantes.

He hablado de este tema con cientos de profesores, y siempre que lo hago una inmensa mayoría dice enseñar lo que enseña porque lo pone el currículo, ese documento al que algunos llaman “el temario”, que “hay que cumplir”.  Cuando lo mencionan, suelo hacer algunas preguntas muy simples:

  • ¿Cómo se “cumple” el currículo?
  • ¿Todos los profesores interpretan lo mismo cuando leen el currículo de su materia? Si es así, ¿cómo explicamos tanta diversidad de contenidos y enfoques metodológicos en las aulas?
  • ¿Quién creéis que cumple más con lo que establece el currículo: el profesor que sigue un libro de texto, el que tiene una programación estricta que hay que terminar sí o sí, el que trabaja por proyectos (y por tanto hace una selección de contenidos) o el que crea una programación con propuestas a la medida de sus alumnas y alumnos?18823910388_df0b0ef1a5_b

En la conversación suelen surgir muchos temas interesantes que nos sirven para pensar en por qué hacemos lo que hacemos y por qué enseñamos lo que enseñamos.

Recuerdo, por ejemplo, a aquel profesor convencido de que debía incluir a 12 filósofos en la programación para evitar que sus estudiantes saliesen del Bachillerato con lagunas importantes en sus conocimientos. Lo curioso es que en la misma conversación había colegas de distintas comunidades, lo que nos permitió descubrir que la cantidad de filósofos varía de una comunidad a otra: en alguna son 8, en otras 12, en otras aún más.

¿Cómo se explica esto? ¿Significa que el estudiante que vive en la comunidad en la que “solo” se exige estudiar a 8 filósofos estará peor preparado? Y, más aún, ¿se trata de aprender sobre filósofos o de hacer filosofía en el aula? ¿Qué es lo que va a tener más impacto en los alumnos? ¿Qué va a despertar en ellos el interés?

Porque convengamos que si uno de los grandes propósitos de la educación es el de formar a alumnas y alumnas capaces de seguir aprendiendo a lo largo de la vida, es indispensable “encender la llama” para que quieran seguir aprendiendo por sí mismos,y esa llama no se enciende con más contenidos, sino con propuestas capaces de despertar un interés genuino y de emocionar. Después de todo, como dice Francisco Mora: “Sin emoción no hay curiosidad, no hay atención, no hay aprendizaje”.

¿Qué hace pensar a algunos docentes que tienen que enseñar muchas cosas; que la cantidad vale más que la calidad?

Cantidad versus calidad

¿Qué hace pensar a algunos docentes que tienen que enseñar muchas cosas; que la cantidad vale más que la calidad? ¿Por qué parecen convencidos (cuando no obsesionados) de la importancia de terminar “el programa”, un programa que la mayoría de las veces ellos mismos han creado? Desconozco las razones, pero puesta a elegir entre un programa interminable que lleva al rechazo y al olvido y otro más razonable, siempre he preferido optar por este último y hacerme dos preguntas muy sencillas:

  • ¿Para qué le podría servir al alumno esto que intento enseñarle?
  • ¿Cómo puedo hacer para que el proceso de aprendizaje resulte más interesante y significativo?

Más valen unos pocos temas que dejen con ganas de seguir aprendiendo que un currículo abultado de cosas absurdas que se olvidarán en cuanto pase el examen

Y claro, hacerse esas dos preguntas ayuda, y mucho, a reducir el tamaño de las programaciones, a seleccionar y a buscar lo que de verdad importa, lo que no solo logrará despertar la curiosidad y emocionar, sino que permitirá sentar las bases para nuevos aprendizajes.

Ahora bien, una vez encontradas las respuestas hay que tener la convicción de que estamos haciendo lo mejor por nuestros alumnos, de que más valen unos pocos temas que dejen con ganas de seguir aprendiendo que un currículo abultado de cosas absurdas que se olvidarán en cuanto pase el examen, y hay que tener la valentía de no conformarse con la respuesta fácil, esa que hecha balones fuera y culpa al currículo, al inspector o a los libros.

Hace unos días, nuestro colega Toni Solano hacía una pregunta provocadora en las redes:

  ¿Y si en vez de dar 15 unidades didácticas, que olvidarán antes de que acabe el verano, hicieses con ellos 5 tareas que nunca olvidasen…?

Toni Solano @tonisolano

¿Y si en vez de dar 15 unidades didácticas, que olvidarán antes de que acabe el verano, hicieses con ellos 5 tareas que nunca olvidasen…?

Antes de seguir leyendo, detente un minuto y contesta, con toda sinceridad: ¿tú qué harías?

Yo no tenía duda en la respuesta, puesta a elegir hubiese optado por las cinco tareas. Pero lo interesante no era pensar en mi respuesta, sino seguir los comentarios de muchos profesores. He aquí una pequeña muestra:

  • ¡Bravo!
  • No lo verán mis ojos
  • Bucear… en lugar de hacer la plancha para llegar con los “temas”
  • Experimentando es como se aprende, pero entonces dejas de crear robots
  • ¡Qué motivadora resulta una propuesta en apariencia tan sencilla!
  • Yo lo he hecho. Un año duré en el colegio J Con 6 unidades, pero olvidarse no se han olvidado.
  • Cada vez más convencida: en educación muchas veces, menos es más.
  • Con horas de 50 minutos, dividiendo por asignaturas, con aulas masificadas y sin biblioteca de aula ni conexión a Internet, con el uso prohibido de dispositivos móviles en el aula y teniendo que evaluar en función de cuando caiga la Semana Santa es, cuando menos, un reto interesante.

exam-1346150_960_720Y fijaros lo que decía, en una de las respuestas, José Manuel López Blay: Pasado mañana presentaré en Ontniyent una ponencia sobre el Centro de Colaboración pedagógica de Segorbe, una experiencia pionera de formación permanente del magisterio, puesta en marcha por el Ministerio de Instrucción Pública durante la II República Española. Una vez al mes, maestros y maestras de la zona de Segorbe-Viver se reunían con el inspector para debatir y reflexionar colectivamente sobre sus prácticas.

El 9 de mayo de 1935, el maestro de Gátova, Jesús Alonso, dio una charla sobre la necesaria conciliación de las dos escuelas (la tradicional y la moderna) y señaló como una de las innovaciones que deberían introducirse en las escuelas de entonces la de enseñar poco pero bien. Ya ves, Antonio, 80 años después a veces siguen escandalizándonos aquellas palabras. ¡Maldita noche de piedra que segó tantos sueños!

Enseñar poco pero bien, enseñar poco pero con sentido, enseñar poco pero con la convicción de que ese poco que enseñamos vale mucho, muchísimo más que un programa abultado de contenidos descontextualizados, de información que puede encontrarse a golpe de clic, de conceptos que intentan enseñarse al margen de la experiencia.

Ahora que queda poco menos de un mes de clase, ¿renunciarías a las últimas unidades didácticas por una tarea inolvidable para tus alumnas y alumnos? ¿Te atreverías a olvidarte de lo que va a entrar en el examen (ese examen que tu mismo vas a diseñar) y a hablar de lo que sucede a nuestro alrededor, de lo que verdad importa y nos conecta con la vida, aún a sabiendas de que eso no entrará en un examen?  De ti depende

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/la-vida-no-examen-andrea-giraldez/36659.html

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En España: CEAPA lanza una campaña para lograr «un noviembre sin deberes los fines de semana»

La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA) ha puesto en marcha una campaña de sensibilización y movilización en contra de los deberes escolares, que pretende lograr, como primer paso a la eliminación total, «un noviembre sin deberes los fines de semana».

Europa/

Así lo ha dado a conocer este jueves 22 de septiembre el presidente de CEAPA, José Luis Pazos, en una rueda de prensa ofrecida para analizar el inicio del curso escolar, y presentar la campaña titulada ‘En la escuela falta una asignatura: Mi tiempo libre’. «Queremos recuperar el tiempo libre de nuestros hijos, sobre todo y en especial, en las edades más tempranas», ha declarado.

En este sentido, la iniciativa tiene como objetivos sensibilizar sobre que una educación integral y moderna para el siglo XXI no puede basarse en modelos educativos del siglo pasado; alertar sobre el impacto negativo que los deberes tienen en la vida diaria, en la salud y en los derechos de los niños y niñas; y movilizar en favor de una educación integral, moderna, comprometida, basada y centrada en los alumnos y alumnas, en su formación integral y en la defensa de sus derechos, limitando las tareas escolares al ámbito y horario escolar.

En el marco de la campaña se ha creado la página web www.educacionsindeberes.org, un espacio que aloja el vídeo protagonizado por un caracol que simboliza a los estudiantes y está cargado con una gran mochila llena de libros. «Tengo derecho a jugar, pensar, aburrirme, a disfrutar de mi infancia y mi adolescencia. Los deberes me lo impiden» o «Mi jornada laboral es más extensa que la de un adulto» son algunas de las quejas del protagonista animado.

Según ha explicado Pazos, este jueves arranca la campaña con una fase de información para las familias a las que puedan llegar a través de la red de asociaciones, mientras que el próximo mes de octubre se dará comienzo a sensibilización de las administraciones educativas y a los docentes. «Los deberes no son obligatorios por ley», ha defendido, al tiempo que ha explicado que por eso se plantea la iniciativa de noviembre.

«Vamos a pedir a las administraciones y, especialmente, al profesorado que durante el mes de noviembre al menos, los fines de semana los podamos recuperar para estar con nuestros hijos», ha apuntado, para después pedir a «las familias que, si aún así los docentes los ponen, se nieguen a que sus hijos los hagan y vuelvan el lunes con ellos sin hacer».

DOCUMENTACIÓN PARA LOS PADRES

Asimismo, ha asegurado que se facilitará a los padres documentación para que puedan expresar por escrito esa negativa e información «suficiente para saber cómo hacerlo y cuándo hacerlo». «Si los docentes no les mandan los deberes los fines de semana, nadie se tiene que declarar insumiso», ha advertido, al tiempo que ha añadido que no quieren «chocar» con los profesores porque son sus «aliados».

Pazos ha indicado que está la posibilidad «de que existan quienes piensen que tienen libertad de cátedra para hacer lo que consideran, pero que es una libertad de cátedra mal entendida porque entienden que tienen derecho a decidir lo que pasa» en las casas que son «entornos privados».

Por eso se darán pautas a las familias para justificar que sus hijos no han hecho los deberes. El presidente de CEAPA ha defendido que las decisiones de ámbito privado de las familias no se tienen que justificar «ni ante el docente ni el equipo directivo ni el director del centro».

En este contexto, CEAPA ha presentado este jueves los resultados de un informe sobre los derechos de la infancia para lo que se ha encuestado a padres y menores de escuelas públicas. El trabajo muestra que un 43,24% de los niños afirma dedicarle a los deberes un tiempo mayor de lo esperado o deseado, mientras que un 32,43% opina que es mucho tiempo, un 10,81% que es excesivo, y un 14,86% que son muy pocos.

El estudio refleja también que el 40,89% de los padres cree que el tiempo dedicado a los deberes es mayor de lo esperado o deseado, el 27,86% opina que es mucho tiempo y el 13,02% lo considera excesivo. Una de cada cinco personas encuestadas lo sitúa por encima de las dos horas

Fuente: http://www.teinteresa.es/educa/CEAPA-campana-noviembre-deberes-semana_0_1655234837.html

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