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En defensa de la educación (nuestra): Los derechos no se negocian

Fernando Buen Abad Domínguez 

Incluso la burguesía, que alguna vez tuvo cierta sensatez endógena en su etapa revolucionaria, entendió la importancia Histórica y Cultural de consolidar estructuras coherentes para la de formación de los cuadros y las instituciones que irían a dar consistencia teórica y continuidad super-estructural al capitalismo. Incluso, ellos entendieron que los patrimonios históricos debían ser preservados y, aunque los interpretaron a su antojo y conveniencia, aceptaban un cierto carácter de inviolabilidad y conservación necesarios para orientar la formación intelectual de las clases sociales. Incluso a sabiendas de sus luchas irreconciliables. Así fuese en condiciones de desigualdad y exclusión sistémicas.

Pero algo les pasó. Una mutación “genética”, en las entrañas mismas de las luchas inter-burguesas, produjo su monstruo neoliberal que, muy velozmente, les ha carcomido lo que de más valioso tuvo la burguesía en campo de la Cultura y la intelectualidad, para reducirlo todo a un modo salvaje del comercio donde sólo importa endiosar mediocres y mediocridades para engordar cuentas bancarias. Los más ignorantes de las corporaciones se aliaron para devaluar y desacralizar incluso los “valores” más queridos por las burguesías -más diversas- incluso aquellas que no cursaron el antecedente histórico de las aristocracias. Gestaron el neoliberalismo como forma de la bestialidad y la barbarie capaz de sobrevivir desinteresado de la Historia, de los patrimonios y de los baluartes que representan, incluso para la clase dominante, adueñarse de la memoria cultural de los pueblos. Quedó todo reducido al amor por la usura desaforada.

Por eso avanzan como hordas taradas de avaricia, contra la educación que la propia clase dominante forjó con sus fundamentos ideológicos y sus paradigmas civilizatorios de clase. Avanzan y destruyen el suelo educativo que heredaron mientras escupen para arriba su saliva de ignorantes funcionales a las lujurias privatizadoras. Son incapaces de pensar su estupidez y para disfrazarla contratan intelectuales serviles para que les decoren la estulticia con sus ontologías del ego mercantil. Están destruyendo lo que su propia clase produjo y todo lo que pudo haber surgido en las refriegas históricas hacia la descolonización del conocimiento. Están destruyendo las bases y los cimientos. Se vende todo. Demuelen bibliografías y bibliotecas, aulas y paraninfos, éticas y estéticas. Se vende todo y nada importa. Se vende lo tangible y lo intangible, se vende la instrucción y se vende la educación. ¿Quién da más?

En ese mercadeo demoledor de la Educación se tiene, a cambio, la nada misma. Lo que llegan a proponer algunos atrevidos es el engendro parvulario de sus inteligencias minúsculas preñadas con el “estiércol del diablo” para inundar con saliva de miserables la vacuidad de sus argumentos, la miseria de sus “ideas” y crimen de lesa humanidad implícito en atacar con toda impudicia e impunidad el derecho fundamental de los pueblos a la Educación, pública, gratuita y libre, actualizada, dinámica y transformadora. Educación secuestrada por intereses de mercado, por parásitos de la ignorancia y por burócratas de las cuentas bancarias. El neoliberalismo es una debacle destructora que incuba aguantaderos de mercachifles, unas veces camuflados como “funcionarios públicos”, otras veces como “empresarios” que se adueñaron del poder para cumplir su epopeya nihilista ante sus espejos de nada. Con trajes de “marca” y risas falsas. Eso sí.

Hasta hoy, ninguno de los argumentos esgrimidos por las jaurías neoliberales que atacan el Derecho a la Educación, tiene sustento, prueba, ni lógica social alguna. Se trata de esperpentos inconsultos sacados de un manual de necedades donde reina por su estupidez la peregrina idea de que hay que convertir a la educación en un negocio done se rinda culto al productivismo burgués y el servilismo de esclavos. Sueñan con entrenar a los pueblos para que sean sumisos y eficientes desmemoriados que entienden el éxito profesional como resultado de odiar a sus iguales. Quieren siervos dispuestos a competir como fieras pero con modales de burócratas para consolidar una cultura universal de la hipocresía en el que sólo vale el dinero que se invierta en los bancos, en las casa, en los coches y en los trajes. Supremasismo de gerentes.

Y nos vienen con sus flatulencias intelectuales a imponer “evaluaciones”, auditorias, exámenes… diseñados por la mano de los amos que sólo ven en la Educación una forma de extorsión rentable para sacrificar la inteligencia de los pueblos, sacrificando su derecho educarse y su derecho a empoderarse socialmente con el saber que la humanidad acumuló y que es de propiedad colectiva. Así nos fue en Chile, en Perú, en Colombia por ejemplo.

Entendida como fuerza emancipadora la Educación está aun en pañales. Eso no quiere decir que no tenga orientadores conceptuales clave que se han constituido en base fundamental para consolidar una dirección revolucionaria en materia de Educación. Lo que no hemos consolidado es la fuerza social organizada capaz de hacer carne los idearios disponibles hasta ahora, para hacer de la Educación una parxis cotidiana de la descolonizarnos teórica y metodológica. Tenemos inoculados todos los manuales inventados por la ideología de la clase dominante para convencernos de el conocimiento es relativo, incompleto o imposible. Que la razón prima sobre la realidad. Que el individuo es más que el grupo y que el producto es mejor que el proceso. Positivismos, conductismos, estructuralismos, posmodernismos y, además, todo tipo de misticismos. Ha sido una historia extenuante que ahora remata con neoliberalismo.

No hemos visto lo mejor de una Educación emancipadora y revolucionaria garante de la libre maduración de la ciencia y garante, así, de una sociedad libre. Tal como Martí lo quería “ser culto para ser libre”. No hemos visto la unidad de todas las fuerzas sociales coordinada para defender una Educación liberada de toda amenaza de mercachifles y no hemos visto el libre desarrollo de la investigación científica capaz de proveernos la epistemología emancipadora necesaria en la praxis de la inteligencia sin limites de clase. Tenemos muchos logros, muchas bases y muchas experiencias extraordinarias pero las tenemos como archipiélago inconexo. Falta la unidad de todas esas partes hacia un todo dinámico que sea capaz de frenar con su movilización, la ofensiva neoliberal contra la Educación y sea capaz, sobre todo, de crear para esa Educación una situación revolucionaria inédita. Hemos de poder.

Fuente de la noticia: https://www.telesurtv.net/bloggers/En-defensa-de-la-educacion-nuestra-Los-derechos-no-se-negocian-20171201-0018.html

Fuente de la imagen:

 https://www.telesurtv.net/__export/1512149906007/sites/telesur/img/multimedia/2017/12/01/

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Entrevista a Leonor Zalabata: La tierra es la madre y es la que tiene capacidad de dar vida

Ecofeminismo & Lucha Indígena
La tierra es la madre y es la que tiene capacidad de dar vida

Paola González Velosa
www.ecologistasenaccion.org

 

Leonor Zalabata, líder indígena colombiana del pueblo Arhuaco, habla en esta entrevista sobre los pueblos indígenas y la lucha ecofeminista.

 

Cuando se cumplen 10 años de la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas, hablamos con Leonor Zalabata, líder indígena colombiana del pueblo Arhuaco [1].

Zalabata, reconocida por su trabajo por los derechos de los pueblos indígenas, cuenta con 35 años de experiencia; ha participado en la Comisión de Diversidad Biológica de Naciones Unidas, en la Red de Mujeres por la Biodiversidad y el grupo de trabajo de los pueblos indígenas de Naciones Unidas en Ginebra. En 2007 el Primer Ministro de Suecia le entregó el Premio Internacional de los Derechos Humanos Anna Lindhs.

Leonor Zabalata hace una reflexión sobre la búsqueda de una sociedad intercultural y justa que reconozca los derechos de todos los seres vivos como principio de vida. Una sociedad similar a esa democracia de la tierra [2] de la que habla también la líder india Vandana Shiva en la que se ve el mundo en sus interrelaciones y a través de la cual podemos cooperar para ser creadores de paz, sostenibilidad y justicia. Los pueblos indígenas poseen un sistema de pensamiento estrechamente ligado a la tierra, principio que los diferencia de la sociedad occidental mayoritaria.
En la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia, habitan los pueblos indígenas Kogui, Arhuaco, Wiwa y Kankuamo, representativos por su resistencia histórica. Fundamentan su cosmovisión en la existencia de la “Ley de Origen” mediante la cual se relacionan y reconocen el valor primordial que tiene la naturaleza para la vida. A través de los usos y costumbres orientados por dicha ley, estos pueblos han pervivido por mucho tiempo ante distintas adversidades. Una de ellas, el conflicto armado en Colombia en el que se han vulnerado sus derechos, desde los diferentes escenarios de violencia hasta por los procesos de explotación de la tierra [3]. En este escenario, el territorio-naturaleza y las mujeres indígenas han sido víctimas.
Estas últimas desde su posición de indígenas, pobres y mujeres vinculadas a situaciones de explotación económica y opresión cultural que se ven agravadas por su condición de género [4]. Desde las miradas ecofeministas, las mujeres y la naturaleza sufren violencias paralelas al ser explotadas por el sistema patriarcal capitalista que las considera inferiores y apropiables. Esta misma relación la vemos reflejada en el vínculo de los pueblos indígenas con sus territorios, quienes, afectados por el mismo sistema desarrollista, luchan por la conservación de la naturaleza como medio de vida y equilibrio universal.

Un elemento diferenciador de los pueblos indígenas es lo que ustedes reconocen como Ley de Origen. ¿Cómo se explica esta ley? 

Las tradiciones de los pueblos indígenas han estado siempre arraigadas a la tierra, de ahí que la conservación de la naturaleza sea un tema de vida diaria. La Ley de Origen es un enfoque de vida, mediante él se establece una relación recíproca con la naturaleza, en esta medida todo tiene vida porque influye en los demás seres. Una ley donde todos los elementos de la naturaleza tienen sus padres y madres. Estos, según nuestra tradición existían antes de materializarse y hacerse tangible lo que hoy tenemos. Por tanto, la ley conduce nuestros usos y costumbres, recoge unos principios para relacionarnos y proyectarnos y se constituye como base para mantenernos dentro de la actualidad en reconocimiento de derechos sociales, políticos y económicos.

¿Cómo han pervivido haciendo uso de esta ley y por qué cree que los demás nos hemos distanciado esa visión?

 La solución de muchas cuestiones la encontramos dentro de la ley de origen con componentes que ahora son nuevos. En los últimos siglos nos hemos relacionado sin desaparecer, avanzado a la luz de las tradiciones indígenas y esto nos da la capacidad de ser modernos. Relacionarnos de igual a igual, porque somos diferentes y la igualdad está en esto, en que todos valoremos la diferencia. Considero esta ley como elemento que nos permite respetar y relacionarnos con los otros. Así, la cuestión es que los indígenas no estamos ni por encima ni por debajo de la naturaleza, nosotros somos un ser creado para conservarla. Pero ahora ya no nos dejan convivir con ella, somos un obstáculo para el desarrollo y lo peor es que la sociedad mayoritaria no avanza, su vida es el carro, la beca y la tarjeta de crédito. Esto nos ha ocasionado graves impactos, por ello la lucha y la resistencia de los pueblos indígenas se mantiene. Si no, no seguiríamos aquí.

¿Por qué dice que las mujeres simbolizan a la madre tierra, y los hombres a los árboles, y la mujer es el sostén físico y cultural de los pueblos indígenas?

No hay tema de desigualdad sino de reconocimiento a una misión que cumplen tanto los árboles como la tierra misma, las mujeres al igual que los hombres. En nuestras tradiciones la tierra es la madre y es la que tiene la capacidad de producir la vida de todo lo que hay en ella pero esta no es posible si no hay una protección. ¿Qué haríamos si la tierra no tuviera vegetación? La madre nos da la vida pero los árboles permiten que se den otras cosas importantes, como el oxígeno. Para los pueblos indígenas no es gratuito existir hoy. Ha habido una resistencia de la gente que hace diariamente cultura. Una mujer indígena tradicional es la que realmente sostiene esa manera de ser y de pensar de los que viven en el territorio. Hay muchas actividades donde ellas son el pilar y aparte de criar los hijos hacen también otras labores, de artes, agrícolas, sociales incluso; en reuniones organizativas y de autogobierno y desde niñas porque se instruyen para ello. Las mujeres están ligadas a lo que no se abandona nunca, por ejemplo el tejido, permanentemente por dónde va caminando va tejiendo es parte de su vida. Pero es necesario que haya mujeres que nos dediquemos a ser líderes para incluir esa visión y sentir de la mujer indígena dentro de nuestros procesos y espacios políticos.

Desde su vida como colectividad ¿En que se basan los conceptos de identidad y territorio?

El pueblo Arhuaco ha sido pionero para avanzar en los sistemas de salud y educación. Asimismo hemos logrado que se retiren las misiones y que no haya proselitismo religioso en nuestros territorios. Hacemos esto porque estamos convencidos de que las tradiciones y prácticas han hecho posible que tengamos una identidad que se mantiene cuando ha sido transmitida y comprendida por nuestras generaciones. Hoy contamos con profesionales en muchas áreas que profundizan en el conocimiento de afuera y regresan otra vez con más fuerza a su cultura. Ya no dependemos exclusivamente de personas no indígenas y aunque nuestra identidad evoluciona, la relación con la espiritualidad y la naturaleza es el fuerte que nos permite relacionarnos como colectividad. Cada uno de los órganos que tenemos los humanos descansa en un punto de la tierra, no podemos mantener las fuerzas que necesitamos si perdemos el territorio o parte de él [5]. En un encuentro internacional, el escritor Eduardo Galeano me pidió que mencionara cuatro cosas fundamentales para la permanencia de los pueblos indígenas Estas son: el espíritu, el pensamiento desarrollado en nuestra filosofía, la forma de dirigir políticas y el territorio. Estas líneas están supremamente relacionadas y dependen entre sí, haciéndonos permanecer individuales en una identidad colectiva.

 ¿Por qué construir una sociedad ecológicamente sostenible, socialmente justa y políticamente participativa? ¿En qué grado pueden influir las mujeres? 

La justicia no solamente se basa en unos derechos para los humanos, las plantas por ejemplo tienen sus derechos, entonces una sociedad justa es la que puede entender los derechos que tienen todos los demás. Es necesario comprender esa sencillez de los demás seres que nos rodean. Es un tema universal, tampoco podemos atribuir el desastre que tenemos de la naturaleza solamente a los hombres o creer que las mujeres solas podemos construir otro mundo. Lo que sí es necesario, como decía Gabriel García Márquez, es que las mujeres tomen las riendas, es vital probarlo pero al final el cambio depende de construir raíces. Hay que avanzar sin perder incluso los propios valores y formas para construir sociedades justas en donde la naturaleza sea un tema central en la vida de la gente. Los pueblos indígenas en el mundo somos como los pájaros: cambiamos de plumaje pero no de canto, de ahí que las culturas sean el pilar para la transformación de la humanidad y conservación de la naturaleza.
Leonor Zabalata

 Notas 

[1] Originariamente conocido como el Pueblo Ika, el término Arhuaco fue acuñado por los españoles para diferenciar el dominio con otras zonas de la región. El mismo se generalizó entre los indígenas que sobrevivieron a la conquista. ONIC, Pueblos Indígenas Colombianos.

[2] Shiva, V. Cambio del paradigma: la reconstrucción de una seguridad real en un tiempo de inseguridad. La democracia de la tierra.

[3] La Corte Constitucional de Colombia advirtió a través del Auto 004 de 2009 que al menos 35 grupos indígenas estaban en peligro de extinción a causa del conflicto armado y el desplazamiento.

[4] Hernández, T. y Murguialday, C. 1991. Mujeres Indígenas de Ayer y Hoy, Talasa, p. 90.

[5] En la misma entrevista, Leonor menciona la importancia de la biodiversidad ya que cada ser es fundamental para el equilibrio con la naturaleza. Más información: Mujeres Indígenas. Anuario Hojas de Warmi. 2012. Nº 17.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=234223&titular=la-tierra-es-la-madre-y-es-la-que-tiene-capacidad-de-dar-vida-

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A 30 años, la misma solidaridad con nuevos desafíos

Sergio Ferrari

Cuando se creó en Lucerna, Suiza, el Grupo de Trabajo Suiza-Colombia en 1987, Colombia vivía una coyuntura particularmente compleja condicionada por la guerra que padeció por más de medio siglo. Hoy, la novedosa aunque frágil etapa de discusión-construcción de la paz desplaza la brújula de la solidaridad en otra dirección.

De la militancia activa de los 80 a la nueva dinámica asociativa europea se percibe una diferencia significativa…Tal como lo constata dicha organización, que como toda la solidaridad internacional confronta hoy nuevas encrucijadas producto no solo de los cambios en Latinoamérica y en el denominado “sur”, sino también de las muy diferentes prácticas asociativas europeas.

Nada es igual  

“La efervescencia participativa que predominaba en los 80 en Suiza y Europa ha dado lugar hoy a un funcionamiento más estable, menos *militantista*”, afirma Stephan Suhner, actual coordinador del Grupo de Trabajo Suiza-Colombia. Suhner, Licenciado en Historia, 45 año, es miembro de la asociación desde hace 20. Recuerda que entonces “ciertos procesos de liberación en países de lo que se denominaba el Tercer Mundo despertaban mucho interés en Europa”. Eso facilitó la tarea del grupo, que se concentró en la información, en los derechos humanos y en el apoyo a organizaciones colombianas de la sociedad civil en la construcción de la paz, pero que siempre mantuvo una total independencia de todos los actores políticos y militares.

Hoy, prosigue, abunda la información; hay mucha más gente que viaja allá como turistas -y tiene un contacto directo con ese país. Al mismo tiempo, el interés de algunos sectores, en particular de los jóvenes, se desplaza a otras temáticas, como la ecología, el clima o la cultura.

Eso explica, en parte, que el “trabajo por los derechos humanos y la paz en la Colombia actual, no tenga la misma atracción que motivó hace tres décadas la militancia activa, en la calle, en los mercados, con actividades regulares de sensibilización, stands, fiestas para recaudar fondos etc.”, subraya Suhner.

Por otra parte, las ONG más grandes que tienen proyectos en el “sur” viven sus propias restricciones presupuestarias y hay menos personal para igual o más trabajo. En muchas ocasiones, se impone el nuevo *marco lógico* que predomina en el mundo de la cooperación, con informes, planillas, presupuestos y balances técnicos, sobre la reflexión de contenidos, valores y procesos. “No podemos pensar que los tiempos, métodos y prioridades de las organizaciones de base de mujeres afrodescendientes del Caribe colombiano, por ejemplo, puedan encajar automáticamente con las exigencias y expectativas definidas desde Europa”, subraya.

Recrear la utopía solidaria   

Es fundamental “volver a conceptualizar nuestra tarea y adaptarla tanto a la nueva realidad colombiana como a la actual dinámica asociativa suiza”, enfatiza Stephan Suhner al proyectarse hacia el futuro.

En particular, porque, hay muchos indicios que llegan desde Colombia que “podrían dar a entender que en la actualidad se trata más de la dejación de armas y desmilitarización de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias) y del ELN (Ejército de Liberación Nacional) que de resolver los grandes problemas estructurales de fondo que provocaron la guerra”. Y aunque es objetivo que Colombia está mejor, si se analiza el descenso del número de secuestros, muertos y heridos a causa del conflicto, hay temas esenciales todavía pendientes.

Entre ellos, continúa, los ataques sistemáticos a líderes sociales y defensores de derechos humanos; los paramilitares; la mala distribución de la tierra; los cultivos ilícitos y los programas de erradicación forzada; las consecuencias nefastas de la presencia de numerosas multinacionales como la Glencore, tanto para las comunidades como para el medio ambiente de las zonas donde ellas operan.

El Grupo de Trabajo junto con una decena de ONG latinoamericanas y europeas acaban de publicar el Informe Sombra de la Red de Observadores de Glencore, sobre la presencia de dicha empresa en Colombia, Argentina, Bolivia, Colombia y Perú.

El mismo establece los impactos de siete operaciones mineras de la multinacional anglo-suiza en dichos países. Con sede operativa y domicilio fiscal en el cantón helvético de Zug, es la cuarta empresa minera más grande del mundo y la primera comercializadora de materias primas a nivel global.

“Es interesante comprobar que toda la temática de las empresas suizas en Colombia concita una particular atención de sectores interesados de la sociedad civil helvética”, puntualiza Suhner indicando un eje actual a profundizar en el futuro.

Una mirada “externa”   

“Mis primeros contactos con el Grupo de Trabajo se remontan a su fundación en 1987. Desde entonces, la colaboración en el sector de Derechos Humanos fue muy positiva. El desafío común de varias de nuestras organizaciones fue el de asegurar la coherencia de la política oficial suiza de DDHH. La mayor parte de los fundadores del Grupo regresaban a Suiza luego de haber vivido en barrios populares o zonas rurales conflictivas en Colombia. Y aportaron experiencias y conocimientos esenciales”, subraya Marta Fotsch, quien durante casi 30 años fue la responsable del trabajo de Amnistía Internacional Suiza para Colombia. El gran mérito fue que desde el inicio aportaron ideas creativas y una visión crítica, y en particular una gran energía de trabajo, recuerda. Sin menospreciar el aporte del Grupo de Trabajo a todo el movimiento de solidaridad. “Muchas de sus concepciones fueron integrados por organizaciones y comités que trabajaban sobre Colombia y con otras realidades latinoamericanas”, enfatiza. “Es un gran mérito que en 30 años y con pocos recursos haya podido lograr impactos tan contundentes y haya tenido la capacidad de adaptarse a las nuevas dinámicas mundiales”, subraya.

¿Tiene perspectivas de futuro el Grupo de Trabajo? La respuesta de Marta Fotsch no admite dudas. “Más que nunca. El acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC fue firmado, hay negociaciones con el ELN… Lamentablemente por ahora no se llega a visibilizar suficientemente si se van a aplicar integralmente. Se necesita un seguimiento fuerte en el terreno. Lo que es muy importante ya que Colombia en tanto *país post-conflicto* corre el riesgo que muchas ONG y parte de la cooperación de Estados pueda retirarse”.

Sigue siendo esencial y prioritario -agrega- el acompañamiento a las organizaciones de bases y sus dirigentes, quienes por medios pacíficos reivindican sus derechos a la tierra, la defensa de los recursos naturales y del medioambiente. “Y el apoyo a los defensores de derechos humanos. Solo en el primer semestre del 2017, según Somos Defensores/Minga, se registraron 335 agresiones contra defensores de DDHH, entre los cuales 51 fueron asesinados”, concluye. Visión con la que coincide Stephan Suhner. Quien subraya que el Grupo de Trabajo se confronta a una disyuntiva vital: la redefinición de si misma o el riesgo de ser víctima de una inercia peligrosa para quien fuera en su momento referencia del movimiento de solidaridad suizo y europeo.

“Aunque es muy importante seguir existiendo, la celebración de los 30 años con una decena de actividades públicas en Lucerna y Berna, nos confronta con el futuro. Recrearnos conceptualmente es esencial para asegurar que nuestra práctica tenga el mismo sentido que cuando nacimos en los 80”, concluye.

Fuente del articulo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=231324

Fuente de la imagen: https://www.google.co.ve/imgres?imgurl=http%3A%2F%2Fmigueldelrio.es%2Fwp-content%2Fuploads%2F2017%2F

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“El poder usa las fronteras para limitar el acceso de los pobres a salarios más altos”

Entrevista a Recce Jones, geógrafo y autor de «Violent Borders»

Por: Álvaro Guzmán Bastidas

¿Por qué se han convertido en cementerios las fronteras del mundo? Tan incómoda pregunta rondaba la mente del geógrafo Reece Jones (Virginia, 1976) cuando escribía su penúltimo libro. Tras quince años estudiando el fenómeno migratorio, Jones terminaba un trabajo sobre tres fronteras concretas –las que separan EE.UU. de México, Israel de Palestina e India de Bangladesh– cuando se percató de que las muertes en esos y otros puntos fronterizos no paraban de aumentar. Decidió investigar por qué. El resultado, Violent Borderses una demoledora radiografía de la violencia en las fronteras de todo el mundo. A través de un minucioso análisis histórico, jurídico, sociológico y económico, trufado de historias personales de los migrantes que tratan de cruzar esas fronteras, Jones dibuja un siniestro panorama en el que las políticas diseñadas para limitar la migración fracasan en ese propósito, y en cambio desvían los flujos migratorios hacia rutas más violentas, llenando las fronteras marítimas y terrestres de cadáveres. Jones, profesor de geografía en la Universidad de Hawaii, atiende por Skype a CTXT para detallar las causas y consecuencias de la violencia fronteriza y exponer su propuesta para solucionarla: abrir las fronteras a las personas y ponerle coto al capital.

***

Dedica gran parte del libro a examinar las causas y efectos de la migración a nivel global. ¿Qué ha descubierto acerca de los motivos que llevan la gente a emigrar?

Varían mucho según el lugar de origen y las circunstancias. Por un lado, existe un gran grupo de sirios y eritreos que cruzan a Europa huyendo de la violencia o la represión estatal. Por otro, hay otra mucha gente que emigra por motivos económicos, al escasear el trabajo y las oportunidades en los lugares donde viven y existir estos en otros países. Por ejemplo, los sirios han sido mayoría entre quienes viajaban a Europa en los últimos años, pero hasta el momento en 2017 el país de donde más gente cruza el Mediterráneo es Bangladesh, donde no hay una guerra sino necesidad económica, y gente que toma la decisión de salir en busca de oportunidades.

Uno de los asuntos centrales de su trabajo es la erosión del derecho a la libre circulación de las personas. ¿Cómo se ha limitado ese derecho?

Existe una larga historia de Estados y gente en posiciones de poder que usan las restricciones a la libre circulación de las personas para limitar el acceso de los pobres a salarios más altos. En el libro, trazo una conexión entre el sistema actual y la esclavitud, la servidumbre, el feudalismo y las leyes de pobres, vagos y maleantes. Todos eran mecanismos para limitar la capacidad de los pobres de desplazarse para buscar salarios más altos y para obligarles a seguir viviendo en una zona concreta, y así acceder a su mano de obra y explotarla para lucrarse. Hoy en día vemos un proceso similar a mayor escala. Lo que antes sucedía dentro de cada país ahora sucede entre países, de modo que los pobres hoy están ‘contenidos’ por fronteras, pasaportes o el concepto de ciudadanía, produciendo una relación muy parecida a la de antaño. Desde hace cien años se está erosionando el derecho a la libre circulación. En EE.UU., por ejemplo, no hubo ninguna restricción sobre quién podía entrar en el país hasta la década de 1880, con la Ley de Exclusión China. Hasta 1924, el país no tuvo un sistema universal que regulase quién podía entrar en él o convertirse en ciudadano, y muchos de los pobres de Europa pudieron hacerlo a finales del XIX.

Dedica el primer capítulo del libro a la que llama “la frontera más mortífera del mundo”, en referencia a la que rodea a la UE. ¿Cómo pasó Europa de desmantelar las fronteras nacionales hace un par de décadas a convertirse en una fortaleza, y por qué es la frontera más letal del planeta?

En cierto modo, la narrativa de que la UE ha eliminado las fronteras es falsa. Más bien las movió de sitio. Aunque es cierto que la UE eliminó las divisiones entre sus países miembros, nunca deshizo las fronteras externas. Todo lo contrario. En los últimos veinte años, mientras aumentaba el número de migrantes, la UE ha dedicado gran empeño a restringir el movimiento, en especial en el Mediterráneo. España, por ejemplo, permitió el libre movimiento desde el Norte de África hasta que se unió al Tratado Schengen, en los noventa. Francia permitía sin restricciones reales la inmigración de África durante los ochenta. Tanto en la frontera Sur de EE.UU. como en las de la UE, se observa una tendencia clara: mientras se levantan muros, se endurecen los controles migratorios, se destinan más agentes a patrullar los espacios fronterizos, no se consigue el objetivo de frenar la inmigración, pero sí que se disparen las muertes. En 2017, mueren dos personas de cada cien que intenta cruzar el Mediterráneo. Esa cifra era de 0,3 en 2015. Hay muchísimos más barcos patrullando, y se han construido muros, por ejemplo en los Balcanes, cerrando una ruta de acceso relativamente fácil a la UE. Todo este endurecimiento empuja a la gente hacia rutas realmente peligrosas y hace que muera mucha más gente en los viajes.

Al describir la frontera entre México y EE.UU., relata una sorprendente historia: dicha frontera no se marcó con piedras hasta 1890, y no se empezó a patrullar hasta 1924.

La Patrulla Fronteriza de EE.UU. se creó en 1924, que fue el mismo año en el que se aprobó por primera vez una ley migratoria nacional. Ambos hechos están íntimamente relacionados. Había policía patrullando las zonas limítrofes antes de eso. No cabe duda de que hubo un proyecto coordinado de ‘anglicanización’ de esos espacios, de expulsar a los nativos americanos y a lo antiguos ciudadanos mexicanos que se habían quedado en Texas. Pero la línea fronteriza en sí misma no se patrullaba. La gente podía cruzarla libremente.

Describe cómo esa misma frontera se militarizó tras el 11-S. ¿Que llevó a su militarización y cuáles fueron las consecuencias de la misma?

Son tendencias que se remontan a finales de los noventa, pero que se aceleran tras el 11-S, cuando empiezan a llover los fondos gubernamentales. Entra una gran cantidad de dinero en la Patrulla Fronteriza y el Departamento de Seguridad Nacional, que lleva a la militarización de la frontera. Cuando hablo de militarización, me refiero a varias cosas. En primer lugar, al reciclado de tecnologías bélicas desarrolladas para Iraq o Afganistán, utilizadas ahora en la frontera. Luego está el creciente número de veteranos de esas guerras, que al dejar el ejército ingresan en la Patrulla Fronteriza. Hay una ley en el Congreso ahora mismo, impulsada por John McCain, que pretende agilizar ese proceso al facilitar la contratación de veteranos de guerra para hacer de guardas fronterizos. Luego está el cambio de mentalidad de los propios agentes. En los setenta y ochenta eran muy parecidos a la policía: buscaban a gente que infringía la ley migratoria o de tráfico de personas, a los que arrestaban y mandaban de vuelta a México. Desde el 11-S, se reimaginó la frontera como un lugar en el que detener el terrorismo, los agentes fronterizos hoy en día piensan, y actúan, en la frontera como la primera línea de batalla contra el terrorismo. Una vez que se produce ese cambio de mentalidad, cambia la manera en la que interactúan con la gente. Tienden a pensar en las personas como potenciales terroristas, y a recurrir a la violencia como primera opción, en lugar de respetar la presunción de inocencia.

Ha mencionado antes el papel de las fronteras para controlar el movimiento de los pobres. ¿Qué influencia tienen las diferencias de clase y el desarrollo desigual en la configuración de las políticas fronterizas?

Durante su campaña presidencial, Trump hablaba mucho sobre las fronteras, y su discurso se centraba en el impacto negativo de la globalización y la conexiones económicas transfronterizas en la clase trabajadora estadounidense. Pero esa narrativa obvia algo fundamental: que el mismo impacto negativo se ha producido al otro lado de la balanza. Lo que ha hecho la globalización ha sido abrir las fronteras para el capital. Se han levantado las barreras para las corporaciones mediante todos los acuerdos de libre comercio que permiten que las grandes empresas operen en múltiples jurisdicciones, buscando los salarios más bajos, pero no se han abierto esas barreras para los trabajadores, que se ven contenidos en bancos de mano de obra barata. También se ha levantado las barreras regulatorias. Las grandes multinacionales acceden a diferentes regímenes regulatorios en los que no hay salario mínimo, ni protecciones medioambientales ni laborales, lo que permite que las corporaciones se queden con todos los beneficios. La globalización ha producido esa competencia a la baja, que ha perjudicado a los trabajadores de EE.UU. y Europa, pero también a los del otro extremo del mundo. Los beneficios resultantes han ido a parar a las corporaciones, lo que exacerba las desigualdades.

En su relato, las fronteras realmente no sirven para proteger a las sociedades, sino que generan no solo desigualdad, sino violencia hacia las personas y el medioambiente. Escribe que “el endurecimiento de las fronteras es una fuente de violencia, no una respuesta a la misma”. ¿De qué manera generan violencia las fronteras?

Crear una frontera es un acto inherentemente violento, porque tras dibujar una línea en un mapa, uno tiene que imponer esa división sobre el terreno, estableciendo que un grupo de personas controla los recursos, la tierra y a la gente en ese espacio geográfico, lo que por definición excluye a otra gente del derecho a trasladarse a ese lugar. La única manera de imponer eso es, en último término, mediante el uso de la violencia. La violencia es producto de la frontera, no del movimiento de la gente.

Sobre su respuesta a la retórica de la campaña de Trump, y su argumento de que los controles fronterizos contribuyen a la desigualdad: ¿Cómo hacen las fronteras que aumenten las desigualdades?

Déjame que le dé la vuelta a la pregunta. Un gran número de economistas ha demostrado que la manera más fácil de aumentar la riqueza de la gente en zonas pobres es eliminar restricciones a su libre movimiento, porque esto les permite acceder a los salarios más altos trasladándose a donde están esos salarios. Es una forma de encuentro entre el capital y los trabajadores más eficiente. El actual sistema retiene a los trabajadores en ciertos lugares y permite que el capital se mueva libremente para aprovecharse de las concentraciones de mano de obra barata. Una de las formas más claras de ponerle freno a eso es abrir las fronteras al libre movimiento, permitiendo que los trabajadores se desplacen. Aunque parezca lo contrario, los estudios demuestran que el movimiento de las personas traspasando las fronteras resulta beneficioso a ambos lados de la balanza: no solo para los trabajadores que se trasladan, sino para las economías que los reciben. En EE.UU., por ejemplo, la inmigración ha tenido un impacto neto positivo en la economía del país.

Hemos hablado de Europa y EE.UU., pero la realidad de estas fronteras, y su militarización, se ha expandido por todo el planeta, desde Israel a Australia. Leyendo su libro aprendemos que la frontera entre India y Bangladesh es en la que más gente matan las fuerzas de seguridad, y que India es el país del mundo con más kilómetros de vallas y muros. Si los muros tienen que ver con la preservación de la riqueza y el privilegio, ¿cuál es su papel en el Sur del planeta?

Un colega francés y yo hemos cruzado el PIB per cápita de diversos países con los datos sobre dónde se construyen nuevos muros. La correlación es clarísima: se levantan muros allá donde hay un país más pobre que otro que hacen frontera. El PIB per cápita de la India es mucho más alto que el de Bangladesh, y hay veinte millones de bengalíes trabajando en India. El aspecto económico está clarísimo.

A menudo escuchamos a los gobiernos occidentales echar la culpa de las muertes de refugiados y migrantes a los traficantes. Y sin embargo, usted defiende que esas muertes son parte integral del régimen fronterizo, y que la responsabilidad última corresponde a los estados. ¿Qué hace que muera tanta gente en las fronteras?

Si la gente tuviera una forma segura de viajar de un país a otro, no recurriría a los traficantes. Les cuesta cinco, seis o siete mil dólares viajar de Bangladesh a Europa. Un billete de avión se consigue por mil. El que no existan vías seguras para el viaje arroja a los migrantes a los brazos de los traficantes. Su negocio se basa en esas restricciones fronterizas. La verdadera culpa recae en la UE y los gobiernos que implementan las políticas que obligan a la gente a tomar rutas cada vez más peligrosas.

Al analizar la actual crisis de los refugiados, dedica bastante espacio a examinar la Paz de Westfalia. ¿Qué papel juegan las fronteras del pasado en el desplazamiento de los refugiados del presente?

Un papel enorme. La historia del colonialismo pasa por el expolio de recursos de otras regiones para cimentar la riqueza de Europa y EE.UU. Y entonces, cuando termina el colonialismo tras la Segunda Guerra Mundial, las fronteras que quedaron habían sido dibujadas por las potencias europeas, a menudo los británicos. Esas fronteras no representan entidades políticas históricas, ni estados coloniales. Son fronteras coloniales superpuestas a los diferentes grupos culturales, lingüísticos, étnicos, que trajeron consigo grandes conflictos, porque los diferentes grupos pasan a competir por el control de esos espacios. Esa violencia luego hace que la gente cruce las fronteras camino de Europa. La gente que intenta entrar en Europa hoy huye en realidad de fronteras que dejó tras de sí el colonialismo europeo.

También escribe sobre la progresiva disolución de la barrera entre los Estados que controlan sus fronteras y el negocio privado que penetra un nuevo mercado. Por ejemplo, cita estudios que proyectan que la industria de las seguridad fronteriza alcanzará un astronómico volumen de ciento siete mil millones de dólares de facturación para 2020. ¿Cómo ha emergido esa industria y qué efecto tiene su desarrollo?

Toda esta industria ha surgido en los últimos treinta años. La gente a menudo piensa en el complejo industrial-militar, pero existe un nuevo complejo de seguridad-industrial, en el que toda una serie de empresas –a menudo de armas– produce equipamiento y tecnología orientada hacia el mercado de la seguridad fronteriza. Esto despegó de verdad tras el 11-S. Al tiempo que el terrorismo pasaba a ser la prioridad de los espacios fronterizos, toda una serie de empresas se lanzaron a aprovecharse de todo ese influjo de dinero público dirigido hacia las fronteras. Se creó un ciclo en el cual las empresas tienen grandes ingresos, que utilizan para hacer lobby y conseguir que los gobiernos gasten más dinero en seguridad fronteriza, aumentando sus ingresos. Cada vez que se produce un atentado terrorista, el miedo que se produce se canaliza en más gasto en medidas de seguridad, a menudo en las fronteras. Ha emergido todo un mercado para la seguridad en las fronteras, del mismo modo que emergió el complejo militar-industrial en los cincuenta, después de la Segunda Guerra Mundial. Y luego está la privatización directa, como ha sucedido con los centros de detención de inmigrantes en EEUU.

En el plano político, tanto el Brexit como la elección de Trump llegaron de la mano de un renovado énfasis en el control fronterizo. Lo mismo sucede con el avance de la extrema derecha en Occidente. ¿Qué le sugiere el que las llamadas a aumentar el control fronterizo movilicen a una parte tan importante del electorado? ¿Que espera la gente que logren las fronteras?

Tanto el Brexit como Trump se basaron en un miedo muy real entre el electorado. Lo hemos hablado antes: muchos trabajadores han perdido empleos estables, bien pagados y con planes de pensiones o acceso sanitario por culpa de la globalización. Se han deslocalizado a otros países, y no se han sustituido por puestos de trabajo con condiciones similares. Fue muy efectivo políticamente defender que una manera de mejorar su situación era cerrar las fronteras y crear la idea histórica de una América separada del resto del mundo. El segundo factor es que el racismo es una fuerza muy potente. Desgraciadamente, el miedo al otro, a la amenaza de una supuesta invasión de gente de otras culturas, de creencias diferentes o con otro color de piel, es una forma muy eficaz de lograr apoyos para estas políticas excluyentes.

Y, sin embargo, usted defiende que las fronteras no son eficaces para atajar los problemas reales que moviliza el racismo.

En absoluto. Pero son una narrativa muy potente. Trump fue capaz de crear una serie de símbolos –como la construcción del muro– que evocaban soluciones que la gente podía entender. Lo mismo sucede con el cierre de fronteras al comercio. Es un símbolo poderoso, que parece resolver problemas reales de la gente, pero en realidad no los solucionará.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, escribe, había sólo cinco muros fronterizos en el mundo. En 1990, tras la caída del Muro de Berlín, había quince, y hoy hay casi setenta. Si los muros son tan dañinos e ineficaces como ha descrito, ¿por qué no dejan de proliferar?

Hay un buen número de factores. Por un lado, el símbolo poderoso del que acabo de hablar: demuestran que el país está haciendo algo para resolver los problemas de la gente. Luego está la proliferación de esta industria, que presiona para que los Estados gasten más en seguridad. Una vez que se han construido unos cuantos muros, necesitan que se erijan más.

En su conclusión, reclama la apertura de fronteras para permitir la libre circulación de personas, y el establecimiento de una serie de condiciones laborales y protecciones medioambientales globales. ¿Cómo sería un mundo sin fronteras?

Es difícil de imaginar, porque aún no lo hemos probado. Pero lo fundamental es que esas medidas tienen que darse a la vez. No basta con abrir las fronteras. Aunque las abramos y permitamos la libre circulación de personas, si mantenemos las diferencias de derechos según la nacionalidad, los que tienen plenos derechos en un lugar concreto podrán abusar de quienes no los tienen. Se trata de abrir fronteras, pero también de generar igualdad de derechos en los territorios. También sugiero la idea de un salario mínimo global, que no sería el mismo en todo el mundo, sino más bien una serie de mínimos dependiendo de las circunstancias, que disminuyan los incentivos que tienen las grandes corporaciones para desplazar el empleo a los lugares con el menor salario posible. Si tuviéramos todo eso -igualdad de derechos en diferentes lugares, libertad de circulación entre esos lugares, un salario mínimo y regulaciones laborales similares a escala global- mejoraríamos drásticamente las condiciones de trabajo a ambos lados de la balanza. Sería bueno para los trabajadores de Europa y EE.UU., y también para los de los países pobres. La única parte que saldría perdiendo serían las corporaciones transnacionales, porque perderían la capacidad de aprovecharse de las divergencias en regulaciones y salarios.

Fuente: http://ctxt.es/es/20170823/Politica/14632/Ctxt-Reece-Jones-fronteras-violencia-entrevista.htm

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Entrevista con César Cernuda: «La transformación digital democratizará la sociedad»

30 Julio 2017/Fuente: abc/Autor: YOLANDA GÓMEZ ROJO

César Cernuda, que presume de su origen asturiano pese a que buena parte de su vida profesional la ha desarrollado fuera de España e incluso fuera de Europa, es el español que más alto ha llegado en Microsoft. Desde hace un año es el presidente de la multinacional tecnológica para Iberoamérica y vicepresidente corporativo del grupo. Cernuda habla con pasión de las oportunidades que se abren con la cuarta revolución industrial aunque reconoce, eso sí, algunos de sus riesgos.

—Los dos ciberataques globales que hemos sufrido en los últimos meses nos han hecho tomar conciencia de lo vulnerables que somos. ¿Se puede hacer algo para protegernos de estos ataques?

—Siempre ha habido buenos y malos. Vivimos en un mundo conectado, donde todos queremos acceder a la información desde cualquier dispositivo, desde cualquier lugar, en un mundo de una movilidad total y en este entorno surge la discusión sobre la ciberseguridad. Es un tema muy serio en el que no solo los fabricantes de tecnología tienen responsabilidades. Todos tenemos responsabilidades y obligaciones: los fabricantes, la administración, los medios de comunicación: ayundando e informando a la gente de cómo estar más protegidos y los propios usuarios siendo capaces de seguir los procesos de actualización. Hoy no podemos estar utilizando tecnologías de hace 10 o 15 años.

—¿Actualizando los equipos estamos seguros?

—La seguridad total no existe. Nadie nos la puede garantizar. El reto está en ser capaces de estar lo más protegidos posibles, anticiparnos a ellos y reaccionar con rapidez en el momento en el que se producen. Desde ese punto de vista, en Microsoft invertimos 1.000 millones de dólares al año en I+D en temas de seguridad. Y esa seguridad la incluimos en nuestras nuevas tecnologías.

—¿Hemos aprendido alguna lección de estos ciberataques?

—Desgraciadamente creo que solo hemos visto la punta del iceberg. Hemos sufrido dos ciberataques globales, pero veremos más; algunos organizados y otros no tanto, en los que van a intentar entrar en los sistemas para robar información, datos, etc. Hay quien dice que el nuevo sistema monetario es el mundo del dato. Y creo que los ciberataques que hemos sufrido han servido para concienciar más a las personas y a las empresas de la importancia de tener entornos seguros de trabajo y la importancia de la tecnología para dar esa seguridad.

—¿Y cómo compaginamos los derechos fundamentales de las personas, sobre todo el derecho a la intimidad, la privacidad, con unas tecnologías que lo saben absolutamente todo de nosotros? ¿Dónde está el límite?

—Privacidad y seguridad van relacionados. En Microsoft invertimos mucho en educación. Vamos a los colegios a dar cursos de formación para que los chavales aprendan a utilizar las redes sociales y a mejorar su seguridad. Pero también hablamos de la privacidad. Cuando usamos los servicios on line tenemos que ser conscientes de qué es lo que estamos autorizando a usar a los proveedores. E incluso tenemos que ser conscientes de lo que queremos o no compartir. El tema de la seguridad y privacidad de los datos es algo muy importante donde cada vez va a ver más concienciación, y en Microsoft estamos muy comprometidos con ello.

—¿Es también cuestión de legislación?

—No solo es cuestión de legislación, que esperamos que todo el mundo la cumpla, sino de modelos de negocio. Hay compañías que tienen como modelo de negocio comercializar los datos que obtienen de sus clientes para venderlos, y otras compañías, como la nuestra, que lo que hacen es ofrecer plataformas a nuestros clientes para que ellos puedan tener esos datos y con ello hacer una mejor gestión de sus modelos económicos.

—Todo el mundo habla de la cuarta revolución industrial que es, sin duda, la revolución digital. ¿Es esta revolución una amenaza o una oportunidad?

—Sin lugar a dudas es una oportunidad. La transformación digital va a democratizar la sociedad, porque va a aumentar las oportunidades para las personas y para las pequeñas empresas. Durante muchos años yo he trabajado fuera de España y siempre me he preguntado la diferencia entre los países desarrollados y los emergentes. Hace años fue director de pymes en España y también me preguntaba qué diferencia hay entre las pymes y las grandes compañías. Y siempre he dicho que los objetivos de unos y otros siempre son los mismos: ser capaces de facturar más, gastar menos, ganar más dinero y dar mejor servicio a sus clientes. ¿Y cómo lo conseguimos o lo logramos? La diferencia entre la inversión en I+D de una gran empresa de los países desarrollados o de los emergentes no es mucha. La brecha digital está en las pequeñas y medianas empresas. Históricamente una pequeña empresa para acceder a la tecnología que tenía un gran banco tenía que hacer inversiones millonarias: no tenía ese dinero. Hoy, con el mundo de la nube, la tecnología es la misma para el gran banco que para la pequeña empresa. Se paga por suscripción. Una pequeña empresa en Perú o Guatemala accede a la misma tecnología que un banco en Inglaterra. Por tanto, esa transformación digital está permitiendo que cualquier pequeña empresa, cualquier start up pueda expandirse por el mundo. Y esta democratización está generando muchos empleos y nuevos empleos, con muchísimas posibilidades. Hoy hay mucha demanda de analistas de datos, de técnicos de bases de datos, de especialistas en estructuras tecnológicas. Por tanto estoy convencido de que los robots provocarán una transformación del empleo, no una destrucción. Habrá muchas más posibilidades porque todo el mundo tendrá acceso a las nuevas tecnologías.

—Ahora ya la mayoría de las empresas trabajan en la nube. ¿Por qué? ¿Cuáles son sus ventajas?

—Existe la nube pública, la privada y la híbrida. La más ventajosa es la nube pública, la que más se utiliza, porque genera economías de escala, al poder compartir los costes de la tecnología. Además, permite acceder a información, datos y tecnología que antes estaba restringida a unos pocos y ofrece mucha más seguridad, porque todos los parches de seguridad y las nuevas tecnologías que van saliendo se actualizan de forma diaria. Por eso la mayoría de las empresas la usan, pero también las personas.

—¿La inteligencia artificial es la última apuesta de Microsoft?

– Tenemos tres grandes apuestas como compañía. Creemos que el futuro pasa por una informática mucho más personal, apostamos por reinventar el mundo de la productividad y los procesos, y por la nube inteligente y segura. Así, por ejemplo, a través de Skype y usando la inteligencia artificial, yo puedo estar hablando español aquí con un compañero en Estados Unidos y esa persona escucharme en inglés, mientras en China hay otro que está viendo la transcripción en chino. Estamos invirtiendo mucho en realidad virtual o mixta, que puede aumentar la productividad de las empresas y el trabajo en equipo. Estamos reinventando la forma de trabajar. Y en la nube, Microsoft es líder. Azure es una plataforma segura en la que tenemos desde inteligencia artificial, a análisis de datos, modelos predictivos, … que pueden ayudar a las empresas a tomar decisiones.

—Bruselas tiene a las grandes tecnológicas en su punto de mira, unas veces por problemas de competencia y otras por problemas fiscales. ¿Qué tal sus relaciones con la CE?

—Llevamos 40 años en Europa. Somos una compañía global con presencia local. Independientemente de cómo cambia el mundo de la tecnología estamos comprometidos con la sociedad allí donde nos implantamos. En Brasil, por ejemplo, hemos puesto en marcha una tecnología que permite poner en contacto a huérfanos con familias que quieren adoptar, y hemos aplicado modelos predictivos en hospitales que han permitido reducir la mortalidad y el tiempo de hospitalización. Por supuesto, somos una compañía con ánimo de lucro, cotizamos en Bolsa, y tenemos una responsabilidad con nuestros accionistas, pero estamos muy comprometidos a nivel local.

—Se cumple ahora justo un año de la asunción de nuevas y grandes responsabilidades en Microsoft ¿Cómo ha vivido este periodo?

—Desde el punto de vista personal, los últimos doce meses han sido muy interesantes. Yo ya había trabajado en Latinoamérica y es interesante la transformación sufrida en estos últimos seis siete años. Brasil, por ejemplo, cuando yo estaba aquí crecía a más de dos dígitos y ahora acaba de salir de una recesión. Pero es impresionante ver el calado de la transformación digital en estos años. Han sido doce meses de mucho aprendizaje y de mucha diversión, aunque yo ya llevo 20 años en Microsoft, que es una compañía líder, de vanguardia, que exige muchas ganas de aprender y de lucha por seguir avanzando cada día.

—¿Estamos formando a los jóvenes para los empleos digitales que conllevan las nuevas tecnologías?

—Creo que la educación está cambiando de forma drástica

—¿También en España? Hay muchos estudios que dicen que pese al elevado paro hay puestos que no se cubren porque no hay personas con formación para ello.

—No soy experto en la educación en España, pero creo que está cambiando a nivel mundial y también aquí. Yo estudié aprendiéndome la lección. Tenía la enciclopedia en casa y una vez al año te venía un tomo con actualizaciones. Hoy eso no tiene ningún sentido. El acceso a la información para la juventud es en tiempo real. Nuestros jóvenes hoy estudian y aprenden en equipo, lo han aprendido interactuando en las redes sociales. Creo que se está produciendo una transformación de la educación. En Microsoft tenemos una división dedicada a la educación, y trabajamos en colegios, institutos, universidades, para introducir a los niños y a los jóvenes en el mundo de la conmutación y la nube y que aprendan a programar. Tenemos programas repartidos por todo el mundo y convenios con muchos países.

—¿Microsoft no tiene problemas, entonces, para encontrar personas con perfiles tecnológicos y formación adecuada?

–Nos gustaría que hubiera muchísimas más personas con perfiles tecnológicos. De hecho, no cubrimos la demanda de especialistas que necesitamos. Estamos intentando reclutar todo el talento posible porque existe una enorme demanda de técnicos especializados por parte de las compañías.

Fuente de la entrevista: http://www.abc.es/economia/abci-transformacion-digital-democratizara-sociedad-201707300145_noticia.html

Fuente de la imagen: http://www.abc.es/media/economia/2017/07/30/cernuda-kfvE–620×349@abc.jpg

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Resistencias

Por: Atilio Borón

Resistir es decir NO. No al menosprecio. No a la arrogancia: No a la trituración económica. No a los nuevos dueños del mundo. No a los poderes financieros. No al G8. No al “Consenso de Washington”. No al mercado totalitario. No al libre intercambio integral. No al póker del mal (Banco Mundial, FMI, OCDE, OMC). No al hiperproductivismo. No a las privatizaciones permanentes. No la irresistible extensión del sector privado. No a la exclusión. No al sexismo. No a la regresión social. No al desmantelamiento de la seguridad social. No a la pobreza. No a las desigualdades. No al olvido del Sur. No a la muerte, cada día, de treinta mil niños pobres. No a la destrucción del ambiente. No a la hegemonía militar de una sola superpotencia. No a la guerra preventiva. No a las guerras de invasión. No al terrorismo. No a los atentados contra las poblaciones civiles. No a los racismos. No al antisemitismo. No a la islamofobia.. No a la vigilancia generalizada. No a la disminución cultural. No a las nuevas censuras. No a los medios que mienten. No a los medios que nos manipulan.

Resistir es también poder decir SÍ. Sí a la solidaridad entre los siete mil millones de habitantes de nuestro planeta. Sí al derecho de las mujeres. Sí a la existencia de una ONU renovada. Sí a un nuevo plan Marshall para ayudar al África. Sí a la erradicación definitiva del analfabetismo. Sí a una ofensiva internacional contra la fractura digital. Sí a una moratoria internacional para la preservación del agua potable. Sí a los medicamentos esenciales para todos. Sí a acciones decisivas contra el sida. Sí a la preservación de las culturas minoritarias. Sí al derecho de los índígenas. Sí a la justicia social y económica. Sí a una Europa más social y menos mercantilista. Sí a una tasa Tobin de ayuda a los ciudadanos. Sí a un impuesto a la venta de armas. Sí a la supresión de la deuda de los países pobres. Sí a la prohibición de los paraísos fiscales.

Resistir es soñar que otro mundo es posible y contribuir a construirlo.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/12/20/resistencias/#.WK9rfTiaz_s

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Educación y protección entre iguales; claves para el trabajo de Semigrante

México / www.sistemamichoacano.tv / 1 de Febrero de 2017

Si bien será difícil dar atención a los más de 4 millones de michoacanos, la secretaría apostará por la difusión de los derechos de los migrantes en EUA.

Morelia, Michoacán.- En entrevista exclusiva con SM Noticias, el secretario del migrante de Michoacán, José Luis Gutiérrez Pérez , aseguró que luego del establecimiento de 18 órdenes ejecutivas para intensificar las deportaciones en Estados Unidos, el desconcierto y la preocupación entre la comunidad michoacana radicada en el vecino país del norte es latente.

Ante este adverso panorama, Gutiérrez Pérez aseguró que la prioridad será “buscar la forma de dar un acompañamiento muy puntual” a los connacionales, pues, y como lo dijo, “sería muy demagógico decir que la Comisión de los Derechos Humanos, que la Secretaria del Migrante, que la Cancillería, incluso que los propios Consulados van a poder defender a todos los mexicanos y a todos los michoacanos allá”.

Esta afirmación no está para más, pues es de recordar que hay 16 millones de mexicanos en Estados Unidos, de los cuales, 4 millones son michoacanos, y de estos, entre 800 mil y un millón son de situación irregular.

Según el secretario, en su dependencia tienen “como una prioridad el fortalecimiento de las propias organizaciones de migrantes”, debido a que será la protección entre iguales, la que podrá dar más cobertura al respeto de las garantías individuales de los paisanos.

De forma concreta, la adecuada educación de los migrantes será el secreto de los planes de aquí en adelante, pues los migrantes deben de estar conscientes de todos los panoramas y situaciones a los que se podrán enfrentar, tales como cateos, separación de familias y despojo de propiedades, situaciones de las cuales, se pueden defender acorde a la ley.

José Luis Gutiérrez recordó que cualquier interesado puede obtener toda la información que necesite de forma personal en las oficinas de la Semiegrante, las cuales están en Colegio Militar #230 Colonia Chapultepec, o comunicarse al número (443) 3 22 91 00, además claro, de las redes sociales, donde la dependencia se encuentra como “Secretaria del Migrante de Michoacán” en Facebook y “@SeMigranteMich” en Twitter.

Fuente:http://www.sistemamichoacano.tv/noticias/19-michoacan/14371-educacion-y-proteccion-entre-iguales-calves-para-el-trabajo-de-semigrante

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