EDUCAR PARA LA SUSTENTABILIDAD, ¿CONTINUAMOS EN LA UTOPÍA?

Por: Luis palacios ortega*

El concepto de desarrollo sustentable para el mundo quedó definido en 1987 en el reporte: “Nuestro futuro en común”, producto de los trabajos de una comisión especial de las Naciones Unidas para el tema, liderada por la primera ministra de Noruega Gro Harlem Bruntland, popularizando el concepto en prácticamente en todos los ámbitos. El desarrollo sustentable sería definido como el que “[…] satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades” (World Comisión on Environment and Development, 1987, pag. 41).

Podemos afirmar que esta definición es la base en la que se ha sustentado el discurso empresarial, académico o político acerca de la sustentabilidad, digamos que se ha convertido en un slogan publicitario para justificar la atención a la degradación ambiental, y si leemos bien, con su respectiva carga de contradicción: un espíritu ambientalista encadenado al desarrollo con base en una economía (en este caso neoliberal), que destruye ecosistemas en pro de procesos de producción (Orr, 2004), una buena idea pero poco operable. A esto tendríamos que agregar la soberbia de pensar que la especie humana es la medida de todas las cosas, que somos los únicos que tenemos necesidades y que podemos controlar la naturaleza sólo en nuestro beneficio. Reflexionamos un poco, las bacterias han ocupado aproximadamente el 80% del proceso de evolución de la tierra y los seres humanos el 0.000008696% de la misma, en ese pequeñísimo lapso de tiempo hemos logrado poner en peligro 4600 millones de años de evolución terrestre (Guillaumín, 2015).

 El término “sustentable”, que tiene su origen en la Roma antigua (Engelman, 2013), y que significa: “capaz de mantenerse en existencia sin interrupción o disminución”, ha sido sobre-utilizado por el sistema económico global (Capra, 2005), como gancho para que los consumidores se sientan orgullosos de comprar productos que “cuidan el medio ambiente”. En el ámbito académico se estudian cursos, incluso carreras “sustentables” mientras que adquirir “viviendas sustentables”, ropa, productos de belleza, de limpieza, enseres domésticos y demás satisfactores de necesidades creadas por el mercado, es resultado del hábil manejo de la mercadotecnia, la psicología y los medios de comunicación, que canalizan conceptos fundamentales como: orgánico, verde, ecológico, amigable con el medio ambiente, en una estrategia que se conoce como “greewashing” (Terrachoice, 2010, pág. 11).

Podríamos resumir esta situación citando a Leff (2009), quien menciona que:

La degradación ecológica del planeta aparece como la explosión de una verdad ontológica negada por la teoría económica. Con la crisis ambiental, la economía ya no enfrenta problemas de escasez relativa (aquella que era resuelta por el progreso tecnológico y la apertura de nuevos campos de explotación de la naturaleza), sino una escasez global, como efecto de los niveles de entropía generados a escala planetaria por el proceso económico: desforestación y pérdida de cobertura vegetal, contaminación del aire, agua y suelos, calentamiento global (págs.133-134).

Leff hace alusión a la entropía, concepto clave para la Segunda Ley de la termodinámica, es decir, la entropía es la energía excedente, desechable, producto de la acumulación de la energía residual en la transformación en procesos industriales, sólo por citar alguno, por lo que podríamos afirmar que nuestra civilización, a partir de la Revolución Industrial, es una civilización entrópica, cuyo ejemplo más sentido es el calentamiento global y sus efectos (Cazau, 1995, Raffino, 2020).

En este contexto, ¿en dónde se encuentra nuestra educación? Una respuesta contundente sería que es parte activa de la crisis global que estamos viviendo, ya que, a causa de las reformas educativas de los últimos 25 años: 1) Ha perdido la autonomía de decidir hacia dónde es necesario que vaya el proyecto educativo. Actualmente las autoridades piensan que los “expertos” deben indicar qué se debe hacer y cómo hacerlo. 2) La educación pública se ha ido privatizando sistemáticamente y estandarizado hacia cumplir con los requerimientos de la “sociedad del conocimiento”, para “competir y tener éxito en relación con los cambios económicos y políticos […] una sociedad que está bien educada y que se basa en el conocimiento de sus ciudadanos para impulsar la innovación, el espíritu empresarial y el dinamismo de su economía” (OEA, 2014, pág. 1), y 3) La educación se ha centrado en transmitir contenidos abstractos y generales, en presentar un mundo predeterminado, que pretende sembrar una sola idea globalizada de progreso y desarrollo, que promueve repetir palabras en vez de decir la palabra propia, contrario a lo que propuso Freire y que resulta muy actual.

Como resultante a lo anterior, ha habido una pérdida de importancia de la realidad local y regional mediante una creciente abstracción en los objetivos de la formación que se desvinculan de la vida de las personas en sus lugares. Esta situación se hace más evidente en las comunidades rurales y las zonas periféricas urbanas, por medio del proceso educativo estandarizado al que me he referido. De esta manera, a los niños y los jóvenes no se les provee de las habilidades cognitivas y prácticas que les permitan comprender su propia situación social, cultural, económica y ambiental y posibilitar así la transformación de sus realidades, fortaleciendo al mismo tiempo su sentido de identidad.

¿De qué manera los estudiantes están en posibilidades de comprender las situaciones y problemas de nuestros tiempos? ¿Cómo pueden los profesores impartir conocimientos que ayuden a los niños y jóvenes a entender las realidades de sus contextos locales/regionales, nacionales y globales en los están inmersos, si no se les provee de principios y habilidades que les permitan organizar las miríadas de informaciones a las que están expuestos cotidianamente? Es evidente que nada de esto será posible mientras los estudiantes estén enfrascados en la solución de los problemas que la misma educación crea. Se debe reconocer que la educación está siendo sometida a enormes pruebas y desafíos en un mundo que ya no puede ser pensado, mucho menos aprehendido, desde un esquema mental tradicional heredado del paradigma cartesiano y newtoniano (Guillaumín, 2006).

Un ejemplo de estas problemáticas lo señaló John Dewey (2011) hace más de 150 años, y no ha perdido vigencia:

Desde el punto de vista del niño, el gran desperdicio en la escuela proviene de su inhabilidad para utilizar las experiencias que obtiene fuera de la escuela de manera libre y completa. Mientras que, por otra parte, no puede aplicar en su vida cotidiana lo que está aprendiendo en la escuela. En eso consiste el autismo de la escuela: su separación de la vida. Cuando el niño entra al salón de clases, tiene que dejar afuera sus ideas, intereses y actividades que predominan en su casa y en su vecindario (pág. 46).

En este contexto han surgido áreas emergentes de la psicología, me refiero a la psicología ecológica, que afirma que la dinámica actual ha separado el mundo externo del mundo interno de las personas, reprimiendo nuestro “inconsciente ecológico”, es decir, nuestra conexión con la evolución en la tierra (Louv, 2008), recordemos que uno de los cambios más importantes que ha provocado el llamado “desarrollo” es haber “devorado” nuestros espacios vitales convirtiéndolos en basureros, edificios, estacionamientos, hemos vivido una  sobreexposición a la luz artificial, al aire “acondicionado”, etc. Nuestros niños y adolescentes han establecido relaciones sociales a través de los dispositivos y plataformas electrónicas existentes, lo que genera efectos nocivos por la radiación de los dispositivos y provoca sedentarismo. A partir de esto han surgido expresiones de patologías como “desorden por déficit de naturaleza” (nature-deficit disorder), que se refiere a los costos humanos producto del alejamiento físico y mental de la naturaleza, uso de los sentidos, enfermedades físicas y emocionales (Louv, 2088), y que se ha relacionado con desordenes como el trastorno por déficit de atención entre otros.

En resumen, continuamos en la utopía, pero, ¿cómo le entramos a educar para la sustentabilidad de forma consistente y con impacto visible en el medio ambiente? Llevamos décadas de retórica en relación al tema de la sustentabilidad y la educación, se ha incluido en cursos de formación docente, se llevan a cabo foros, seminarios, congresos pero, no se vislumbran avances, de hecho se han privilegiado un sinnúmero de competencias menos la ecológica y ha aumentado el deterioro ambiental al grado de que se ven cercanos problemas, por ejemplo, con el suministro del agua o la escases de alimentos de la llamada “canasta básica”.

Lo primero sería revisar una conceptualización de sustentabilidad que nos permita establecer líneas de formación, acción y atención a las problemáticas enunciadas en párrafos anteriores y que permita sentar las bases para ello. Retomo la conceptualización propuesta por el Dr. Arturo Guillaumín Tostado, académico de la Universidad Veracruzana:

Sustentabilidad es la cualidad emergente de un sistema autoorganizado que le permite de manera autónoma transformar y circular la materia y la energía del entorno local, para producir su propia organización y estructura con la mínima disipación posible de energía en calor, sin disminuir esa cualidad en otro sistema (Guillaumín, 2015, pág. 114).

Esta conceptualización implica el estudio de varios conceptos, en este momento quisiera clarificar uno que considero importante: emergente o emergencia es el resultado de la interacción entre los componentes  de un sistema y de ninguno de ellos en particular (Johnson, 2001), a partir de esto valdría la pena reflexionar acerca de si, como lo mencionaban Descartes y Newton, el todo es la suma de las partes, esto nos permite vislumbrar que la sustentabilidad es un fenómeno sistémico, no la produce un elemento del sistema, por lo que no pueden existir casas o autos sustentables (Guillaumín, 2015). La sustentabilidad implicaría una visión de eficiencia energética, como lo realizan los seres vivos con la capacidad endosomática, con la que cuentan, cuya diferencia es que los seres humanos contamos con medios externos para ello, los instrumentos exosomáticos (Georgescu-Roegen, 1971).

Reflexionando con mayor profundidad en la conceptualización, podríamos concluir que se hace necesario que la educación:

  • Se re-oriente hacia promover la autorregulación, la autoorganización, aprender del entorno y evolucionar.
  • Sus contenidos y procesos apunten hacia la recuperación y revaloración de ámbito local, ámbito trastocado por el enfoque globalizador.
  • Cuente con nuevos conocimientos científicos que no estén “secuestrados” por las corporaciones.
  • Incluya en sus planes de estudio conocimientos tradicionales provenientes de la observación y conocimiento profundo de la naturaleza y de los entornos locales y regionales.
  • Modifique el paradigma educativo hacia transformar el control en emergencia; la especialización y estandarización en diversidad (como la de los ecosistemas); la centralización en autoorganización y la subordinación en autonomía, lo que permitiría avanzar hacia cambiar la eficiencia costo/beneficio por eficiencia energética.

Lo segundo es ofrecer algunas pistas que pudieran ayudar al cambio paradigmático que he esbozado en este escrito, y que apuntarían a transitar de la utopía a la realidad. No es una receta, es una propuesta de trasladar una visión compleja de la realidad educativa-local-ecológica a ciertos principios orientadores, lo cual implica incorporar otras perspectivas como la Educación Basada en lo Local (Base place education) (Sobel, 2005), el eco-alfabetismo, propuesta de Frijot Capra (2002) y un currículum orgánico (Palacios, 2018). Los principios a los que me refiero son los siguientes:

a) La articulación de lo artificial a lo natural. Me refiero a encontrar las interacciones entre lo artificial (lo creado/construido por el hombre, nuestras infraestructuras) con lo natural y sus procesos, lo que permitiría entender que la naturaleza no necesita que la cuide el hombre, ella puede hacerlo sola.

b) El trabajo a pequeña escala. Se hace necesario transitar de un enfoque por competencias hacia una visión integradora y orgánica del currículum (contenidos, procesos, vigencia), el papel del docente y las actividades escolares hacia la transformación del entorno a pequeña escala, con lo que se tenga a la mano, encontrándole sentido a lo que hacen. El tránsito hacia entornos sustentables comienza en los entornos inmediatos que habitamos, por lo que un efecto positivo de esto sería el arraigo.

c) Orientar la educación hacia una visión integradora y transdisciplinaria. Ambos conceptos requieren acabar con la fragmentación disciplinaria que vivimos, es necesario el abordaje de las matemáticas, la ciencia, el lenguaje desde una comprensión de su relación con los fenómenos socio-naturales, observables, en términos simples, la complejidad abordada desde el pensamiento complejo.

Este es un panorama general y un esbozo de lo que, a mi juicio, pudieran ser las primeras pistas de hacia dónde orientar los esfuerzos educativos, no son las últimas ni las únicas, debemos abrirnos a las opciones para pasar de la utopía a la realidad, a las realidades…

REFERENCIAS

Capra, F. (2002), Las conexiones ocultas. Implicaciones sociales, medioambientales,

económicas y biológicas de una nueva visión del mundo, Editorial Anagrama, Barcelona.

Capra, F. (2005). Preface: “How nature systems the web of life” en Michael K. Stone y

Zenobia Barlow (eds.) Ecological literacy. Educating our children for sustainable world. San Francisco. Sierra Club Books.

Cazau, P. (1995). La teoría del caos. Recuperado de

http://www.uca.edu.sv/facultad/chn/c1170/Teoria%20del%20caos.pdf

Dewey, J. (2011). The school and society & the chid and the curriculum. Thousands Oaks. BN

Publishings.

Engelman, R. (2013). Beyond sustainabble, en The Worldwatch Intitute of the World 2013: “Is

sustainability still posible”, Washington. Island Press.

Georgescu-Roegen, N. (1971). The entropy and the economic process. Cambridge. Harvard

University Press.

Guillaumín, A. (2015). Contra el desarrollo. Textos universitarios. Universidad Veracruzana.

Xalapa, Veracruz, México

Johnson, S. (2011). Emergence. The connected lives of ants, brains, cities and software. New

York. Scribner.

Leff, E. (2009). Racionalidad ambiental. La reapropiación social de la naturaleza.

Louv, R. (2008). Last child in the Woods. Saving our children from nature déficit disorder.

Chapel Hill. Algonquin Books of Church Hill.

Organización de los Estados Americanos (OEA) (2014). Sociedad del conocimiento.

Recuperado de: www.oas.org/temas/sociedad_conocimiento.asp.

Orr, D. (2004), Earth in Mind. On education, environment, and the human prospect.

Island Press, Washington

Palacios, L. (2018). Hacia un currículum orgánico para la educación normal. Tesis Doctoral.

Universidad Popular Autónoma de Veracruz, México.

Raffino, M. (2020). «Entropía». Disponible en: https://concepto.de/entropia/. Consultado: 27

de octubre de 2020.

Sobel, D. (2005). Place-based Education: Connecting Classrooms & Communities. The

Orion Society. USA

Terrachoice. (2010). The sins of Greenwashing. Home and family edition. Recuperado de:

http://sinsofgreenwashing.com/index35c6.pdf

World Comisión on Environment and Development (1987). Our common future. New York.

Oxford University Press


Luis palacios ortega. *Académico de la BENV.

Fotografía: Responsabilidad social

Fuente de la información e imagen: https://insurgenciamagisterial.com/

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Dos profesores españoles conectan a alumnos de Zamora con otros de Groenlandia en un ‘erasmus’ de educación medioambiental

Por: Juan Navarro

Preguntar qué tienen en común Groenlandia, Grecia, Polonia, Lituania, Rumanía, Croacia y Zamora puede parecer el inicio de un chiste malo o la consulta en un examen de un profesor con mala idea. La respuesta, no obstante, es sencilla: variedad en su riqueza medioambiental, entornos rurales despoblados e interés de unos docentes con ganas de intercambiar conocimientos y experiencias. Un proyecto impulsado por dos españoles, Chema Mezquita, maestro de Economía del instituto de Aliste (Zamora, 1.000 habitantes), y Víctor Colino, especialista en ciencias ambientales de la Universidad de Salamanca, aspira a unir al alumnado de siete centros de secundaria de esos países. El objetivo es incorporar transversalmente el cambio climático a las asignaturas convencionales para afianzar la implicación ambiental de los jóvenes.

Groenlandia es un eje clave del proyecto, ya que permitirá a los alumnos conocer detalles sobre el deshielo, una realidad muy lejana a los climas mediterráneos que, según Javier Arnaut, profesor de la Universidad de Groenlandia, resulta esencial para mostrar “una perspectiva del Ártico” que permita a los alumnos estimar más directamente los efectos “de la degradación ambiental”. La profesora croata Tina Cvijanovic, especialista en informática en el instituto Andrija Kačić Miošić, en la ciudad de Ploče, aspira a incorporar “nuevos valores en una transición educativa que añada a los currículos formativos preocupación sobre los recursos naturales y la conservación de la naturaleza”. Estas nociones, mediante este plan continental, aportarán tanto “creatividad” en las aulas como aprendizajes sobre otras culturas y regiones.

La idea se les ocurrió a ambos docentes en un viaje a Moscú. Presentaron el proyecto al plan europeo Erasmus Plus y fueron seleccionados. Han obtenido unos 300.000 euros que destinarán a sufragar el coste del intercambio de alumnos, formación para el profesorado y a financiar la difusión de los “productos intelectuales” que generen, entre otros asuntos. El proyecto de momento se centra en el intercambio de conocimientos y de formación entre los docentes para llevar a las aulas estas consignas. El objetivo es que pronto los alumnos también puedan viajar y conocer en persona esos ecosistemas y constatar las diferencias climáticas entre las regiones europeas.

Para la selección de los países que participarán en el proyecto, el criterio fue tratar de obtener una representación variada de los diferentes climas europeos: mediterráneo, atlántico, alpino, ártico o continental, según indica el ambientalista Colino. El objetivo es enseñar a los jóvenes la importancia del medio ambiente y su cuidado, las diferencias entre países y mostrar cómo las personas se adaptan a estos distintos contextos. Los siete centros de secundaria que participarán en el proyecto están ubicados en pueblos pequeños y cerca de entornos naturales.

Investigadores de las universidades de Salamanca y Groenlandia colaborarán con análisis sobre las consecuencias del cambio climático, así como con material para formar a los docentes de los institutos. Los materiales diseñados por este equipo servirán para crear una plataforma online con actividades, así como una aplicación que cuantifique los beneficios que aportan los entornos naturales, sean gélidos como los polares o con microclimas cálidos como algunas zonas de Zamora.

La elección de localidades despobladas permitirá que los jóvenes hablen con sus mayores y produzcan un libro digital de diálogos intergeneracionales donde compararán la relación actual con el medio natural frente a la que se tenía antes. Las asignaturas tendrán que impregnarse de ese tinte verde. Mezquita, que imparte Economía y hace unos meses logró con uno de sus grupos que la Unión Europea cambiara un texto xenófobo en su página web oficial, plantea que una forma de incluirlo en su materia, llamada Iniciativa Emprendedora, es con ejercicios en los que se analice cómo administrar económicamente los recursos de un bosque. Calcular, por ejemplo, cuántas toneladas de dióxido de carbono pueden neutralizar determinadas hectáreas de árboles. En cursos anteriores ya aprendieron a fabricar jabón con ingredientes de proximidad, en su mayoría hierbas aromáticas.

Sus compañeros de Religión, Matemáticas, Inglés o Ciencias se están uniendo a estas tácticas que triunfan frente a los rígidos y fríos ejercicios de los libros de texto. La zamorana Lydia Martín, de 17 años y que cursa segundo de Bachillerato, aplaude esta iniciativa que cree que le servirá para “valorar el entorno y todas las cosas positivas que nos aporta”. Los ejercicios que se realizarían en las clases, cree, “traerán ventajas como conocer mejor nuestra zona y generar un mayor interés por la asignatura”. Martín expresa sus ganas de conocer otras naciones y “sus peculiaridades” como fuente de “cultura” o incluso para “vivir un tiempo allí”.

Fuente de la información e imagen: https://elpais.com

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Más de 100 sociedades de ciencias oceánicas se unen para advertir sobre los peligros del cambio climático

En un documento, más de 80 mil científicos de siete continentes, alertan sobre cómo el cambio climático antropogénico está afectando a los ecosistemas marinos y de agua dulce, llamando a evitar su mayor degradación.

Este año será crucial en lo relacionado al cambio climático. En Estados Unidos, el nuevo mandatario Joe Biden se ha inclinado por retornar al Acuerdo de París, el Pacto Verde Europeo está en marcha, y las promesas de alcanzar emisiones netas cero de China, Japón y Corea del Sur se están acercando a los objetivos establecidos por el acuerdo climático de 2015. Además, en noviembre de este año se realizará la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, considerada la última oportunidad para unificar la acción de los países en torno al tema.

Por ello, se cree que una vez recuperada la normalidad post pandemia, lo ocurrido debería ayudar a concentrar los esfuerzos entre los países para frenar el derretimiento de las capas de hielo, calentamiento y la acidificación de los océanos, y los cambios en los patrones de precipitación y el flujo de agua dulce, así como aliviar sus impactos. Pero la situación se hace insostenible.

El jueves pasado, la ONU declaró a 2020, junto con 2016, como el año más cálido de la historia. Y para el secretario general del organismo, Antonio Guterres, “el mundo se dirige hacia un aumento catastrófico” del calentamiento en este siglo”.

El año 2020 terminó con 1,25°C por encima del período preindustrial “y asistimos ya a fenómenos meteorológicos sin precedentes en todas las regiones y todos los continentes”, destacó Guterres, advirtiendo que “nos encaminamos hacia un aumento catastrófico de la temperatura de 3 a 5ºC en el curso del siglo 21”.

El Acuerdo de París tiene como objetivo mantener el calentamiento por debajo de +2°C, y si es posible en +1,5°C. Según la Organización Meteorológica Mundial, hay un 20% de posibilidades que este aumento supere temporalmente los 1,5°C antes de 2024.

Nuevos reclamos

Es por ello que, impulsadas por la urgencia de la situación, 111 sociedades de ciencias acuáticas, representando a más de 80 mil científicos de siete continenteshan emitido un comunicado sobre cómo el cambio climático antropogénico está afectando a los ecosistemas marinos y de agua dulce, llamando a evitar su mayor degradación.

Estas sociedades piden a los líderes mundiales y a la población que actúen para proteger y mantener los ecosistemas acuáticos mundiales y sus servicios, de los que todos dependemos. Se acaba el tiempo para controlar las emisiones, mejorar las medidas de adaptación y reducir otros estresores ambientales que actúan de forma sinérgica con el cambio climático.

“Los recursos acuáticos de todo el mundo se encuentran ahora bajo la mayor amenaza en la historia de la humanidad. El cambio climático causado por el hombre está acelerando la degradación de los ecosistemas acuáticos y los servicios que brindan. Los ecosistemas acuáticos se encuentran entre los más afectados en todo el mundo. Por ejemplo, en el caso de los ecosistemas acuáticos continentales, una medida de la biodiversidad, el índice planetario de vida para las poblaciones de especies, disminuyó un 83% de 1970 a 2014, mientras que, como ejemplo para los marinos, se prevé que hasta el 90% de los arrecifes de coral desaparecerán a mediados de siglo si continúan las tendencias actuales”, señala el documento.

“En los últimos años, las migraciones han aumentado y las tensiones geopolíticas se han exacerbado: entre 2008 y 2016, más de 20 millones de personas al año se han visto obligadas a desplazarse debido a fenómenos meteorológicos extremos, mientras que, según Naciones Unidas, en 2017 el agua era uno de los principales factores de conflicto en 45 países. Se espera que estos efectos negativos aumenten con las tendencias climáticas actuales. Por ejemplo, en los Estados Unidos, se estima que el daño económico relacionado con el clima alcanzará el 10% del producto interior bruto a finales de siglo. En Europa, el coste mínimo de no adaptarse al cambio climático se estima en 100 mil millones de euros por año en 2020 y en 250 mil millones de euros en 2050”, sentencia la declaración, firmada entre otros por la Sociedad Chilena de Limnología.

En relación a las respuestas necesarias para combatir el problema, los científicos afirman que “es necesaria una acción rápida para frenar drásticamente la liberación de gases de efecto invernadero, eliminar CO2 de la atmósfera y almacenarlo en ecosistemas naturales, para evitar las consecuencias más catastróficas del cambio climático causado por el hombre en los ecosistemas acuáticos, tanto marinos como continentales, de los que depende toda la humanidad”.

“Son necesarios objetivos mundiales y nacionales para proteger y restaurar ecosistemas sumideros de carbono, como las turberas, las praderas marinas y otros humedales que contribuyen a secuestrar carbono, y con ello prevenir emisiones de gases de efecto invernadero y reducir los impactos del cambio climático”.

“Se requiere una transición rápida hacia fuentes de energía y otros productos y servicios que no liberen gases de efecto invernadero, así como investigaciones y políticas que favorezcan una transición eficiente hacia una economia descarbonizada para frenar la degradación de los sistemas acuáticos. Todos los gobiernos podrían lograr dicha transición si actuaran inmediatamente con el asesoramiento de especialistas en tecnologías de energía verde, secuestro de carbono, marketing, educación, principios socioeconómicos y disciplinas relacionadas”.

“Si se hace de manera inteligente, el movimiento para reducir el cambio climático causado por la especie humana puede resultar en tecnologías avanzadas y novedosas; economías fuertes; ecosistemas acuáticos más saludables; mayor seguridad alimentaria y un incremento del bienestar humano”, señalan los firmantes.

 Fuente: https://www.latercera.com/que-pasa/noticia/mas-de-100-sociedades-de-ciencias-oceanicas-se-unen-para-advertir-sobre-los-peligro

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Degradación ambiental propicia violencia de género, asegura estudio

Redacción: Cultura Colectiva

La destrucción de la naturaleza conduce a la violencia de género, incluyendo las agresiones sexuales y prostitución forzada, asegura un estudio

La destrucción de la naturaleza conduce a la violencia de género, incluyendo las agresiones sexuales y prostitución forzada, asegura un estudio de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). El documento titulado “Gender-based violence and environment linkages: The violence of inequality”, indica que la competencia por recursos cada vez más escasos y degradados está empeorando las formas de violencia hacia las mujeres y niñas.

«Los daños que la humanidad está infligiendo a la naturaleza también pueden alimentar la violencia contra las mujeres en todo el mundo, un vínculo que hasta ahora, se ha pasado por alto en gran medida”, aseguró Grethel Aguilar, directora general interina de la IUCN.

El estudio publicado el miércoles 29 de enero, continuó, demuestra que estos dos temas se deben abordar de forma conjunta ya que urge detener la degradación ambiental y es necesario que se tomen medidas para detener la violencia de género en todas sus formas.

Éste recopila datos y estudios de más de mil fuentes, documenta los amplios vínculos directos entre las presiones ambientales y este tipo de violencia, además examina delitos como la caza furtiva de vida silvestre o la extracción ilegal de recursos.

Indica que la trata de personas y el trabajo forzado se utilizan con frecuencia para permitir este tipo de actividades ilegales, al explotar a las comunidades locales.

Algunos casos apuntan a que el tráfico sexual es común en las minerías ilegales en algunos países de Sudamérica, mientras que el abuso sexual y trabajo infantil se presentan en la industria pesquera del sureste asiático y la explotación sexual ocurre en torno a la tala y el comercio de carbón en zonas de África.

En tanto, la violencia de género es utilizada como un medio para ejercer control sobre los defensores del medio ambiente y de los derechos humanos. Las mujeres activistas parecen estar más presionadas y reprimidas por lo que es socavada su credibilidad y estatus dentro de las comunidades, así como son desalentadas a continuar defendiendo la naturaleza.

“Muchas mujeres indígenas en particular se enfrentan a la violencia de género cuando sus comunidades actúan para defender sus territorios, recursos y derechos de tales actividades ilegales”, manifestó Jenny Springer, directora del Programa Mundial de Gobernanza y Derechos de la IUCN.

La investigación es resultado de un proyecto de diez años que todavía continúa. La relación que establece entre la violencia de género y las presiones ambientales se discutirán bajo el tema de los derechos ambientales y la gobernanza en el Congreso Mundial de la Naturaleza de la IUCN 2020 en la ciudad Marsella, en Francia.

https://youtu.be/Nyr3n0M7UgE

https://news.culturacolectiva.com/mundo/degradacion-ambiental-propicia-violencia-genero-asegura-estudio/

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Etiopía planta más de 350 árboles en 12 horas

Redacción: Muy Interesante

Para combatir el cambio climático y la rápida deforestación, Etiopía batió récord al plantar más de 350 millones de árboles en 12 horas.

El primer ministro Abiy Ahmed puso en marcha la ambiciosa campaña «Green Legacy» para plantar cuatro mil millones de árboles entre mayo y octubre para restaurar el paisaje del país. Sin embargo, durante una convocatoria realizada el lunes se batió el récord.

El objetivo de Legado Verde (Green Legacy) es sensibilizar a la población y tomar responsabilidades para revertir la degradación ambiental.

 

 

La oficina del primer ministro felicitó al país por exceder su objetivo inicial de plantar 200 millones de árboles en un día, a través del sitio web del gobierno.

La tierra boscosa del país ha disminuido alrededor del 30% a finales del siglo XIX. Etiopía, la segunda nación más poblada de África con 100 millones de personas, tenía una cubierta forestal de solo 14% de su territorio en 2018, según las Naciones Unidas.

Muchas escuelas y oficinas gubernamentales cerraron durante el día, ya que se instó a los estudiantes y funcionarios a participar en el programa, apoyado por varios grupos de ayuda internacional.

350 MILLONES DE ÁRBOLES: RÉCORDS MUNDIALES

Las cifras no se pudieron verificar, pero superan con creces el récord anterior, en manos del estado indio de Uttar Pradesh, que en 2016 plantó más de 50 millones de árboles en un día, informó The New York Time.

La nación africana plantó un total de 353,633,660 árboles jóvenes en 12 horas, escribió el ministro de innovación y tecnología del país, Getahun Mekuria, en un tuit.

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Mientras que el 80%  de la población de Etiopía depende de la agricultura para su subsistencia, la agricultura extensiva ha aumentado la vulnerabilidad del país a la degradación de la tierra, la erosión del suelo y las inundaciones,según CNN.

Adicionalmente, según el Libro de Registros de Guiness, la cifra más alta de árboles plantados en un día por una persona es de 15,170 una marca fijada por el canadiense Ken Chaplin en 2001.

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Fuente: https://www.muyinteresante.com.mx/medio-ambiente/etiopia-planta-350-millones-arboles/
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