Insignias notorias de la gran tradición de los pensamientos de la emancipación, los conceptos de revolución y de democracia pudieron pensarse en América Latina, durante los tres primeros lustros de este siglo, en sus diversas y auspiciosas combinaciones. En ese clima de ideas, tan distinto del actual, se puso en marcha años atrás el Programa Regional Democracias en Revolución & Revoluciones en Democracia, cuyos grandes motivos no hay ninguna razón para abandonar y cuyo capítulo argentino se complace en presentar sus resultados por medio de esta serie de libros colectivos.
La llamada “crisis ecológica” es, en realidad, una crisis civilizatoria. Se percibe de distintas maneras y llega a la sociedad de distintas formas, pero todas tienen un factor común: el aumento de la degradación ambiental y el deterioro de la calidad de vida de millones de humanos acompañados por un proceso de sobreexplotación de recursos vitales para todos. Sin embargo, es muy llamativo que –más allá de la queja, la preocupación o la demanda por algún tipo de cambio–, tanto la sociedad global como las sociedades nacionales parecen dejar bajo la alfombra, o para más adelante, situaciones que luego de su impacto no se pueden soslayar o detener.
La Argentina no está ajena a esta situación. A pesar de los enormes costos ambientales y sociales generados por la economía de rapiña que se ejerce sobre su territorio y sociedad, pretende no percibirlos o incluso vilipendiarlos con perspectivas parcializadas o miradas sesgadas. En este volumen se estudian los recursos naturales, su creciente escasez y limitaciones tanto desde un análisis global como desde un abordaje sectorial de lo que hoy sucede en el país con áreas estratégicas como la agricultura, la forestación o la minería y sus interrelaciones con factores de poder, apropiación y distribución de externalidades de uno u otro grado de intensidad.
Autoras(es):
Walter Alberto Pengue. Juan Fal. [Compiladores]
Héctor Alimonda. Erika J. Barzola. Daniel Cassano. Candela de la Vega Ávila Tulián. Juan Fal. Marta S. Juliá. Walter Alberto Pengue. Delia Ramírez. Yaniel Salazar Pérez. [Autoras y Autores de Capítulo]
Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2323&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1493
En su libro «Por qué fracasan las naciones», dos reconocidos economistas contemporáneos, analizaron las razones que llevan a unos países a hacerse ricos y a otros a permanecer en la pobreza.
¿Hay una receta para salir del subdesarrollo?
Daron Acemoğlu, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y James A. Robinson, profesor de la Universidad de Harvard, intentaron dar respuesta a esta pregunta alejándose de la extendida tesis que apunta a factores culturales, geográficos, o educativos como origen de la brecha entre ricos y pobres.
Tras analizar grandes bases de datos estadísticos e históricos, el libro proponía que la causa de las diferencias en el bienestar de los ciudadanos empezaba antes.
La brecha comienza en la formación de las instituciones, que en cada país sucedió en un momento distinto y determinaron la senda del desarrollo de cada sociedad.
Varios ganadores del Premio Nobel de Economía vieron en este libro un renovado enfoque para un viejo problema de los economistas: la desigualdad.
Ahora, en su nueva obra «El pasillo estrecho», los autores acuden de nuevo a los datos y la historia para responder por qué algunos países logran conquistar la libertad y la democracia, mientras otros viven (o caen) en tiranías o autocracias.
¿Por qué es tan frágil la libertad?
Por qué el pasillo que lleva a ella es muy estrecho y para los ciudadanos es tan peligroso un estado fuerte como uno débil, dice.
«El estado es una parte muy importante en la resolución de conflictos, en proporcionar servicios públicos o ayudar a los desfavorecidos. Pero luego tenemos que mantener al estado y sus élites bajo control. Y eso es parte del desafío», explica a BBC Mundo Daron Acemoğlu.
«La vida bajo el yugo del Estado también puede ser desagradable, brutal y corta», se lee en el libro.
Lo que sigue es un extracto de la conversación que el profesor de economía mantuvo con BBC Mundo en la que repasó el grado de libertad del que gozan los distintos países de América Latina.
En su libro cuenta que en 1830, el continente latinoamericano se había librado casi por completo del colonialismo de España y aún así Bolívar se mostraba decepcionado. ¿Puede explicarnos por que el Libertador de Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela era tan pesimista?
Hay un conflicto. Ese personaje, pertenecía al corazón de la élite y su proyecto estaba impulsado por la élite.
Pero creo que también se dio cuenta de lo difícil que sería borrar la historia de colonialismo, de instituciones extractivas y de élites que se iban a oponer al desarrollo económico y político de América Latina.
Se dio cuenta de que la independencia sola no iba a ser suficiente. Y de hecho, es la historia de América Latina.
Está bastante claro que, por supuesto, la independencia de España fue un paso importante, pero no cambió mucho las cosas.
En algunos lugares, incluso las empeoró cuando fueron las élites locales las que se convirtieron en los nuevos amos explotadores.
Esa situación ha durado dos siglos. No de una manera estatista e inmutable. No es que las mismas personas que dirigen México hoy se parezcan a las que lo hicieron en 1820.
Se han formado nuevos negocios y han aparecido nuevos líderes, pero el sistema político ha seguido siendo ampliamente extractivo y corrupto.
¿Por qué cree que América Latina es una sociedad tan desigual?
América Latina es desigual debido a su historia.
Es una sociedad creada por un pequeño grupo de élites coloniales para explotar a la gran mayoría de las personas.
Hay que luchar contra ese legado histórico para construir la igualdad, para construir la justicia, para construir la libertad.
No ha sido un viaje fácil en ninguna parte del mundo. Pero ha sido especialmente difícil en América Latina.
Así que no creo que sea sorprendente que Costa Rica sea el país más exitoso en consolidar la democracia y sentar las bases de la libertad.
Fue uno de los países en sufrir menos las consecuencias de las élites que sometieron a las poblaciones indígenas y la reprimieron después.
Realmente no pasó por las mismas experiencias que vivieron Chile, Argentina, México, Brasil, Guatemala y toda Centroamérica.
Esa historia importa.
Lo que decimos en «El pasillo estrecho» es que para que haya libertad se necesita tanto el Estado como la sociedad. Ambos elementos.
Hoy en día hay una concepción estrecha de la libertad.
La gente a veces prefiere definir la libertad como el individualismo especialmente frente al Estado, la libertad de hacer lo que quiera, de pensar lo que quieras.
Esta es una parte muy importante de la libertad, pero no creo que sea suficiente.
Una persona no es realmente libre si no tiene un estatus social y se siente inferior o tiene miedo de no poder alimentar a su familia.
El estado es una parte muy importante en proporcionar servicios públicos, ayudar a los desfavorecidos o en resolver conflictos,.
Pero luego tenemos que mantener al Estado y sus élites bajo control.
Y eso es parte del desafío.
¿Puede nombrar un Estado en América Latina que mantenga ese equilibrio entre Estado y sociedad?
No creo que ninguna sociedad de América Latina haya logrado ese equilibrio completamente. Muchos países han tomado medidas en esa dirección.
Uruguay,por ejemplo, después de su historia de dictadura, realmente se ha movilizado y ha hecho que la democracia funcione mucho mejor, pero tiene camino por recorrer.
Costa Rica es, en algún sentido la democracia con mejor desempeño en América Latina y, en general, protege bien a las personas. Pero tiene mucho camino por recorrer en términos de lidiar con las desigualdades y otros problemas aún.
Creo que Chiletiene algunas de las mejores instituciones estatales en términos de apoyo al desarrollo económico y mantenimiento del orden, etc. Pero, por otro lado, hay niveles muy, muy altos de desigualdad y aún no ha conseguido sacudirse del todo el legado del régimen de Pinochet.
De una u otra manera, todos los países tienen sus propios problemas.
¿Cuáles serían entonces los países de la región con peor equilibrio según su opinión?
En este capítulo compiten muchos más nombres. Incluso aunque dejamos fuera el Caribe, que incluye obviamente Haití, Jamaica o Cuba, que ya tienen sus propios problemas.
Venezuela tiene que estar entre los primeros puestos de esta lista. Se convirtió en un lugar distópico y terrible bajo Chávez, quien realmente hizo más que cualquier otro líder en el pasado reciente para destruir sus instituciones.
Pero, ya sabes, si pensabas que eso era lo peor, luego llegó Maduro.
¿Y el resto de países de la región?
El Salvador, Honduras y Guatemala, lo han pasado terrible por el colapso de las instituciones estatales y la incapacidad del estado de proporcionar la mínima cantidad de orden o servicios públicos.
También tiene que estar en esta listaNicaragua. El legado de Ortega ha sido terrible.
Las intervenciones de Estados Unidos más el gobierno de Ortega han destruido por completo el potencial del país.
Pero también sería negligente si no agregara el país que más ha retrocedidorecientemente, que es Brasil.
Probablemente Bolsonaro esté justo detrás de Maduro como el peor líder que tiene América Latina en este momento.
El presidente brasileño ha hecho mucho para destruir instituciones y polarizar al país y también ha causado muchas muertes innecesarias debido a su total desprecio por el conocimiento científico y los consejos médicos (durante la crisis sanitaria del covid-19).
¿Qué explica el auge y la caída de la democracia y cómo llega un Estado a la dictadura?
Esa es una pregunta compleja. Creo que no hay un solo factor que explique el auge de la democracia. Durante mucho tiempo, sociólogos y analistas se sintieron atraídos por lo que yo veo como una teoría no tan exitosa o útil: la modernización.
El famoso sociólogo político estadounidense Seymour Lipset, por ejemplo, argumentó que a medida que los países se vuelven más ricos, se volverán más democráticos casi automáticamente.
Otros sugirieron que alcanzarían un nivel de educación mayor. Este se convirtió en un punto de vista muy influyente.
Pero es profundamente engañoso.
Vemos que no existe un vínculo ni directo ni indirecto, entre la riqueza de un país y su nivel de democracia.
Arabia Saudita y Kuwait son países cada vez más ricos pero el dinero se concentra en manos de unas pocas personas. No van a volverse más democráticos.
Y en Chile, desde la dictadura, las empresas empezaron a ganar más dineroy esto ha erosionado su nivel de democracia.
La democracia solo puede sobrevivir si la sociedad la exige y la sociedad la protege. Eso es lo que decimos en «El pasillo estrecho».
¿El sistema económico que elige un país tiene algo que ver con la libertad que logra?
Sí, pero nuevamente, es una relación más compleja. Algunos economistas de libre mercado, como Hayek y Friedman, establecieron un vínculo directo entre la democracia y el capitalismo
Pero sabemos que eso no es cierto.
China es una economía de mercado que no está haciendo nada para fomentar la democracia.
Y hay otros países que han tenido una estructura basada en la propiedad privada, pero eran tan explotadores y tan desiguales que en realidad no estaban construyendo un sistema democrático liberal.
¿A qué país se refiere?
El mejor ejemplo sería Chile bajo Pinochet.
En ese momento se emprendieron muchas reformas que aplaudieron muchos defensores del libre mercado, pero eso no hizo nada por la democracia.
Algunas medidas tuvieron buenos resultados otras malos, pero ese no fue el camino a la democracia.
Así que creo que tenemos que reconocer que no existe un vínculo directo entre el libre mercado o incluso el tipo dereformas favorables al mercado y la democracia.
Pero habiendo dicho eso, a largo plazo, creo que la economía de mercado es la única que puede sobrevivir si un Estado es ya realmente democrático.
Y la razón de esto es que si tienes una economía que no se basa de alguna manera en los mercados y, por lo tanto, no se descentraliza, el poder político estará cada vez más concentrado en manos de quienes tienen el poder económico y eso socavará la democracia.
Pero lo que quiero decir con esto es que ese tipo de economía no es la que propugna Friedman basada en un mercado sin restricciones y donde el valor e para los accionistas.
Las democracias necesitan lo que denominamos en «Por qué fracasan las naciones» mercados inclusivos, mercados que se basan en servicios públicos, medidas del Estado, que creen un campo de juego nivelado, etc.
¿Qué hay entre libre mercado y economía centralizada en los Estados?
Tenemos que encontrar el equilibrio adecuado entre los Estados centralizados, pero controlados, y el tipo adecuado de mercados que permiten a las personas avanzar en su profesión, desplegar su creatividad, pero al mismo tiempo están regulados.
Creo que el problema en América Latina es que la gente ve las dictaduras como algo que trae estabilidad. No es la forma correcta de abordar esta cuestión.
Pero también, hay un lado que cree que el libre mercado tiene buenos resultados.
Pero al final del día, esos sistemas trajeron beneficios para los ricos a expensas de los pobres y no eran realmente justos. No creaban oportunidades para la gente.
De nuevo Chile es el mejor ejemplo de esto.
Es uno de los países más exitosos de Latinoamérica pero también esuno de los más desnivelados. Ha mejorado la desigualdad económica pero sigue habiendo mucho descontento tal y como se vio en las protestas de finales de 2019.
Porque a pesar de que la desigualdad económica estaba disminuyendo, la desigualdad social no lo hacía.
El mercado no estaba creando oportunidades para que las personas de bajos niveles socioeconómicos, que no formaban parte de las élites, fueran a las mejores escuelas, recibieran la mejor educación, trabajaran en las mejores empresas o pudieran viajar fuera del país.
Hay una demanda de la sociedad de mejores políticas gubernamentales que nivelen el campo de juego.
¿Cómo se deben abordar los desafíos que enfrentan las democracias en este momento?
No creo que haya una receta fácil para construir la democracia. Creo que todos los problemas de los que hablamos hay que abordarlos al mismo tiempo.
Hay que mejorar la calidad de la democracia y al mismo tiempo, hay que mejorar la participación de la sociedad en la política.
También hay que generar confianza pública en estas instituciones porque de lo contrario la gente no cooperará con ellas, no trabajará con ellas, tratará de bloquearlas.
No es imposible, pero es una tarea difícil.
En el libro contamos ejemplos de como se logró a nivel local en Lagos, en Nigeria, o en Bogotá, Colombia, cuando los alcaldes llegaron al poder y entendieron que por un lado tenían que mejorar la recaudación de impuestos para proporcionar servicios a la población y por otro también entendieron que la única forma de hacerlo era generar confianza pública, lo que significaba que tenían que hacerse más responsables.
Ese creo que es el camino para las instituciones nacionales. Copiar el modelo de las instituciones locales. Por qué la gente que llega a la política nacional con mucho poder no quiere hacerse responsable. ¿Cómo van a hacer responsables mañana a alguien como Chávez o Maduro?
Como sociedad tenemos que elegir a las personas adecuadas también y ese es el gran desafío. Entonces eso es lo que deberían hacer los ciudadanos. No elijas personas que no serán responsables.
Tenemos que estar atentos. Tenemos que estar bien informados y tenemos que asegurarnos de echar a los sinvergüenzas.
Esto ha de aplicarse en la República Dominicana. Ojalá podamos celebrar en la vida cotidiana gestos concretos de resurgimiento de una democracia viva en cada espacio, en cada decisión.
La democracia es un sistema político y social que tiene muchos valores y posibilidades para propiciar el desarrollo ciudadano y de las naciones. Como cualquier sistema, tiene limitaciones propias que no pueden sorprender. Ningún sistema, sea social, político o económico, es perfecto.
El sistema democrático ha estado rezagado y amenazado en América Latina y el Caribe en la última década. Este rezago se evidencia en los múltiples problemas que presenta el sistema democrático en la mayoría de los países de la región. Estas dificultades no la dejan avanzar; la precarizan de tal manera que se vive una democracia recortada; por ello los ataques a la prensa que intenta ser libre y presentarle al pueblo la noticia veraz; la muerte de líderes comunitarios que luchan por la calidad de vida, la integridad de las instituciones y los derechos de sus comunidades como acontece en Colombia y en México; la represión abierta y la violación de los derechos en Nicaragua; y la emigraciones en masa de pobladores de Centro América, buscando una salida a sus problemas.
A lo anterior se añade la corrupción institucionalizada de Venezuela, República Dominicana, Haití, México y Brasil, que se distancia de los rasgos propios de la democracia, la debilitan y la convierten en un esqueleto que provoca desconfianza y repulsa, por su ineficacia para garantizar un ejercicio ciudadano y un desarrollo integrales. Es una vivencia que viola de manera constante los principios y los valores que constituyen este sistema.
Este ha vivido bajo la amenaza del fascismo; de los altos y bajos del populismo de Bolsonaro y de Donald Trump, dos gobernantes que se han atrincherado en las redes sociales para socavar los cimientos de la democracia, de la paz local y mundial.
Basta con revisar el comportamiento de Bolsonaro con la Amazonía; y de Trump con los inmigrantes, con los musulmanes y afrodescendientes. Las evidencias de un tratamiento antidemocrático y distante de lo humano son palpables y están registradas. Esta manera de liderar constituye una amenaza para la democracia en el ámbito global. Pero la democracia despierta; y esto se expresa en el desplazamiento de uno de los liderazgos más nocivos para la democratización y la dignidad de la Región.
El triunfo de Joe Biden y de Kamala Harris despeja el ambiente de tensión y de inseguridad democrática que se estaba elevando en la zona. Hemos de reconocer que Estados Unidos es un país con amplio poder en el mundo y su incidencia es notable en diversos órdenes de la vida de América Latina y del Caribe; así como en otros contextos de la esfera mundial.
Valoramos significativamente que la democracia de señales de revitalización y desempeñe el rol que le compete en el continente. Esto ha de aplicarse en la República Dominicana. Ojalá podamos celebrar en la vida cotidiana gestos concretos de resurgimiento de una democracia viva en cada espacio, en cada decisión.
El Partido que gobierna actualmente propone en su programa de gobierno un cambio en el modo de entender y de asumir la democracia y el desarrollo del país. Se espera que haya menos bloqueos en el interior del Partido para el fortalecimiento de la institucionalidad y de la democracia; esperamos también que haya menos deseos de más de lo mismo, para que las decisiones posibiliten la robustez de la democracia y el avance del país. Esto se ha de notar en menos guerra interna para erradicar el robo del erario público con cofrecito y barrilito, con aumento irracional de salario como el de Milton Morrison y con el aumento de precio de los alimentos sin el control de nadie.
Parecen pequeños detalles, pero forman parte de una red que obstaculiza una democracia sana por el impacto en la vida de los ciudadanos y en la institucionalidad. Es necesario que la democracia despierte totalmente y que su credibilidad e incidencia se extienda en la experiencia personal, institucional y social de América Latina y el Caribe.
Panel: Gremialismo, sindicalismo y transformación Educativa.
Ponente: Luis Miguel Alvarado Dorry. Investigador y editor del Centro Internacional de Investigaciones «Otras Voces en Educación» (CII-OVE)/México.
Título: En nuestras diversidades se encuentran nuestras riquezas y en nuestras alianzas las fortalezas.
¡Hola a todes!
“Es inherente la reivindicación democrática participativa de los sindicatos”
(LMAD, septiembre 2020).
La negación de la negación, para Lenin <la dialéctica “exige que sea indicada la ‘unidad’, es decir, la conexión de lo negativo con lo positivo; hallar lo positivo en lo negativo”>(Rosental & Iudin, 1946, pág. 231).
En este marco, centraré mi participación.
El neoliberalismo educativo no solo ataca a las escuelas y a las educaciones, también a los gremios y sindicatos, por ello, es inherente una permanente crítica y autocrítica desde y hacia el interior de los gremios y sindicatos, con el hito de develar las distintas tensiones y contradicciones que en ellos se generan a partir del empoderamiento y construcción de monopolios que, poco a poco, germinan en formas de poder opresoras hacia les propies agremiades y sindicalizades.
Aquí algunas de muchas tensiones y contradicciones:
La democracia representativa-democracia participativa; la primera se empodera a una o un pequeño grupo de personas a partir de la elección que las bases hacen, en su mayoría, se vuelve jerárquica y vertical, en muchas ocasiones, les representantes detentan puestos superiores para la adquisición de mayor poder y confort, estes son cooptades y seducides por el sistema imperante ofreciendo puestos políticos en las estructuras gubernamentales perdiendo con ello la pasión, el amor y el compromiso para con sus representades formando monopolios y corporativos de poder. La segunda empodera al colectivo compartiendo el poder entre todes de manera horizontal para el bien común, cada une se convierte en una célula que, al unirse a otres, forman sistemas cooperativos más complejos y resistentes.
La despolitización-concienciación ética, la primera surge a partir de distintas formas de dominación y control con base en actos coercitivos tales como: manipulación, amenazas, estigmas, entre otras no menos importantes, ejercidas hacia les agremiades y sindicalizades dogmatizando y alienando las subjetividades de estes bajo los intereses de les dirigentes; por el contrario, la concienciación ética conlleva politización entre todes, en este proceso, dan cuenta de las distintas injusticias provocadas no solo por el sistema imperante, sino que también desde las propias representaciones hacia les agremiades y sindicalizades, asimismo se lucha con pasión, amor y compromiso en contra de estas.
Patriarcado-machismo – los feminismos, la mayoría de los gremios y sindicatos figuran únicamente hombres en las dirigencias polarizando así a las mujeres y demás diversidades sexuales, diversidades que “normalizan” estos hechos callando consciente e inconscientemente, solo son utilizadas para levantar la mano y votar por su representante. En gremios y sindicatos corrompidos por el mismo sistema neoliberal, a los hombres, les piden dineros por favores o bien por algunos trámites que por derecho se tiene, mientras que, las mujeres y demás diversidades sexuales, son acosadas y violentadas sexualmente. Diversidades sexuales que “normalizamos” y “legitimamos” estos hechos con expresiones como “él consiguió su préstamo o su cambio porque dio dinero”, o bien, “ella consiguió su crédito hipotecario, su cambio de escuela o un cargo en el sindicato porque dio las nalgas”. Debemos pues, todes, reivindicar y empoderar a todas las diversidades sexuales y no solo a hombres en los gremios y sindicatos, no como entes pasivos, sino como sujetas con férrea participación y compromiso.
Opresión-Liberación, en la primera se encuentran implícitas las relaciones opresores-oprimides generadas por la construcción de monopolios de poder con base en la subjetividad neoliberal, conservadora, patriarcal y neocolonial que ostentamos y que, por lo general, lo polarizamos en nuestros discursos progresistas. Discursos que distan de la cotidianidad vivencial, es decir, pregonamos ser de izquierda compitiendo con nuestres compañeres, en el sentido de quién es más o quién hace más o mejor las cosas, invisibilizando con ello el conocimiento y reconocimiento de les otres, es decir, otredad. No quiero decir con esto que los gremios, sindicatos, pedagogías y teorías críticas, contrahegemónicas y contestatarias sean varitas mágicas que usemos para transformar a les otres, por el contrario, esta transformación, conlleva un proceso vivencial permanente de desconstrucción dialéctico, dialógico y doloroso en y desde nosotres mismes.
En este contexto, si no llevamos a cabo una exhaustiva reflexión, crítica, autocrítica y proceso de transformación propia, oscilaremos siempre en la oposición y nunca nos consolidaremos como resistencias, en tanto que, las fuerzas y seducciones del neoliberalismo nos cooptarán y, en palabras de Luis Hernández Navarro, “nos convertiremos en aquello que tanto hemos criticado”.
De lo anterior, no me refiero a la construcción de otros sindicatos y caer en el divisionismo y fragmentación, sino que, de los que son y están, reivindicarlos en el marco de la democracia participativa a partir de la formación de subjetividades críticas.
Si bien es cierto que muchos gremios y sindicatos han servido de muros de contención contra los embates del neoliberalismo, sin embargo, es importante develar las tensiones y contradicciones en su interior, por lo tanto, es necesario reflexionar-nos, desconstruir-nos y constuir-nos a partir de la negación de la negación de nuestra subjetividad, de nuestros gremios y sindicatos, hallemos pues, lo positivo de lo negativo. Esto puede ser el inicio de un proceso de transformación gremial, sindical y, por tanto, educativa, y el devenir de la liberación de les seres humanes.
Si nuestras luchas siguen siendo pequeñas islas, el tsunami capitalista nos sumergirá junto con todas nuestras esperanzas, por eso es importante esta alianza mundial que hoy congregamos en defensa de la educación pública y contra el neoliberalismo educativo, retomamos una de las categorías o máximas que nos dejó Marx referida a “la unión de trabajadoras y trabajadores” no solo para protestar, sino que también para proponer alternativas que contrarresten al neoliberalismo educativo.
Es por ello que, “Es inherente la reivindicación democrática participativa de los diversos grupos gremiales y sindicales, porque en nuestras diversidades se encuentran nuestras riquezas y en nuestras alianzas las fortalezas.
Muchas gracias.
Referencias
Rosental, M., & Iudin, P. (1946). Diccionario filosófico marxista. Montevideo: Ediciones Pueblos Unidos.
Fuente e Imagen: I Congreso Mundial de Educación 2020.
América del Sur/Venezuela/21-06-2020/Autora: Beatriz Rojas/Fuente: www.el-carabobeno.com
Un grupo de estudiantes acudió este jueves ante la sede regional del CNE en Los Colorados, y mediante una pancarta rechazó el nombramiento de las nuevas autoridades del ente comicial por parte del TSJ.
Liderados por Gabriel Cabrera, presidente de la Federación Nacional de Estudiantes de Derecho, y emulando una acción similar de estudiantes de la UCV en Caracas, instalaron una pancarta con la frase “Este CNE es una farsa”.
Luego se llevaron la pancarta y la pusieron en la parte alta del elevado El Viñedo, en la avenida Bolívar norte.
Cabrera expresó que los jóvenes carabobeños no van a convalidar ningún fraude electoral.
“Le decimos a los traidores que a Carabobo le corre libertad y la democracia por la venas, y no vamos a permitir otro fraude
Fuente e Imagen: https://www.el-carabobeno.com/grupo-de-estudiantes-protesto-contra-el-cne-en-valencia/
Dedicado a Rogelio Delgado Bogaert, Alfonso Moreno Martínez y Fonchy Lockward. Tresgrandes demócratas. Tres políticos íntegros.
El COVID-19 representa una seria amenaza para la salud de millones de dominicanos y también para la democracia dominicana. Esta pandemia no sólo exige poner atención a las alarmas sanitarias, sino también a las alarmas políticas, electorales y democráticas. Ambas amenazas deben seratendidas eficientemente.
Ambas tareas han de asumirse con sentido democrático y no autoritario. Los caminos autoritarios tienen en común el déficit democrático, es decir la imposición y decisiones sin sustento en elparecer de la ciudadanía. La globalización del coronavirus ha puesto al descubierto las carencias democráticas de algunos países alrededor del mundo.¡Y el nuestro se inscribe entre ellos!
El COVID-19 también ha puesto a la vista de todos la capacidad de respuesta de las estructuras institucionales e infraestructuras sanitarias de una serie de países donde las privatizaciones llevaron a una contaminación significativa del sistema público de salud.Nuestro país no ha sido la excepción, ha sido víctima de las mismas ambiciones de los mercaderes que asaltaronla salud pública y esto debilita el deber democrático de garantizarservicios de salud a todos los ciudadanos.
El COVID-19 encontró a nuestro país con un sistema de salud colapsado, abandonadoy disminuido por las fuerzas salvajes de la privatización, que deja sin protección sanitaria a millones de dominicanos y principalmente a los más necesitados.
Otra gran tragedia del Sistema Nacional de Saludes que dispone de un presupuesto insuficiente equivalente a un2% del PIB, pese a que la Ley de la Estrategia Nacional de Desarrollo, END,contempla una asignación equivalente al 4% del PIB a partir del 2020. La Conferencia Permanente de Partidos Politicos de América Latina y el Caribe, COPPPAL, que agrupa a más de 60 partidos de 29 países de América Latina, en su reciente asamblea realizada en Panamá, recomienda que se destine de manera inmediata y permanenteel 6% del PIB, tanto para afrontar el presente del COVID-19comoel “después” del COVID-19”.
El COVID-19 también encontró al país con un sistema democrático y electoral colapsado, confuso y con visibles rasgos de autoritarismo gerencial. El trauma electoral del 16-F, que condujo ala nebulosa suspensión de las elecciones municipales programadas para el 16 de febrero del 2020, asícomoel “secretismo” entrampado y anodino que viene adoptando la JCE en la preparación de las próximas elecciones presidenciales y congresuales, ponen de manifiesto el alto nivel de riesgo yletalidad a que está expuesta la democraciadominicana.
El COVID-19 parece haber sido hecho a la medida de los gobiernos y políticos autoritarios que han proliferado en los últimos años. Mientras muchos de ellos no creyeron inicialmente en la gravedad de la pandemia, ahora les podría servir para recortar libertades democráticas, dar papeles y funciones protagónicos a los militares y policías en el manejo y control del COVID-19, así como hacer uso discrecional de presupuestos, préstamos, bonosy donaciones; cerrar la frontera a la migración y exaltar el nacionalismo patológico frente a la cooperación entre países.
El COVID-19 coincide también con la tendencia global a contar con menos democracias. Desde 2006, según el Instituto Freedom House, con sede en Washington D.C., unos 64 países son menos democráticos mientras que sólo 37 gozan de más libertades. Las estadísticas e indicadores nacionales e internacionalescolocan al país entre los primeros. El declive autoritario proviene de gobernantes, legisladores y políticos que alegan que se deben limitar ciertas libertades para centralizar las decisiones en el Poder Ejecutivo.
La presencia de efectivos militares y policiales haciendo tareas civiles durante la pandemia genera inquietudes, especialmente en países como el nuestro donde los militares y policías tienen influencia sobre el poder político y viceversa. Según explica Augusto Varas, presidente de la “Fundación Equitas” de Chile,y experto en cuestiones militares: «Una vez que las fuerzas armadas y policiales salen de sus marcos institucionales es muy difícil que retornen a los mismos, ya que su desprofesionalización las ha convertido en otra cosa”.
Los excesos cometidos por los militares y policías de aqui en el control de la movilidad durante la cuarentena, del toque de queda y el uso de mascarillas, acompañados de apresamientos en condiciones de riesgo, demuestran que algunos de ellos proceden al margen de lo previsto en la Constitución de República, en su propia Ley Orgánica y en la Declaración Universal de Derechos Humanos, que garantizan la seguridad de todos los ciudadanos, todo el tiempo y especialmente en situaciones de crisis, catástrofe y emergencia como el COVID-19, que está produciendo cientos de muertos y miles de infectados y serias afectaciones económicas y sociales.
Ante el miedo, la inseguridad,la incertidumbre y sufrimientos la gran mayoría de los dominicanos requiere que se tomen medidas ejecutivas, rápidas, efectivas y atinadas por parte del gobierno y de las autoridades de salud. Sin embargo, las prioridades del gobierno y de las autoridades parecen no coincidir con las necesidades de las comunidades, los ciudadanos y los gremios médicos,de enfermeras y bioanalistas del país.
Los gobiernos y políticos con tendencias autoritarias argumentan que ante la peligrosidad del COVID-19conviene tener “mano fuerte” y favorecen un “poder fuerte centralizado”, y limitar los otros poderes, la libertad de circulación y el poder de expresarse ampliamente y librementeen nombre de la defensa dela “salud del pueblo”.
En este escenario, el gobierno del presidente Danilo Medina y la Comisión de Alto Nivel para la Prevención y Control del COVID-19, se proponen utilizar la “tecnología” para el control del COVID-19. Sin embargo, diversos expertos y organizaciones de derechos humanos alertan que la privacidad de los ciudadanos se podría ver violada, y que la información que hoy se recoge para detener la pandemia, mañana podría ser utilizada para el control político.
Relacionado con este tema, el afamado historiador hebreo Yuval Noah Harari escribió recientemente que la tecnología que se está usando en Corea del Sur, Singapur y Taiwán para seguir la pista de los móviles, reconocimiento facial a través de cámaras, y datos sobre temperatura corporal, podría servir para fines represivos en el futuro.Dijo que enfrentamos el dilema entre “la vigilancia totalitaria y el empoderamiento ciudadano”.
Señala, además, que los actuales gobiernos y políticos populistas atacan, mienten y desacreditan a la ciencia, generando climas de incertidumbre que sirven para promover regímenes autoritarios y poco democráticos. Cuestiones fundamentales para que la salida del COVID-19 no sea la entrada en una crisis de la democracia.
Ojalá que el Centro de Comando, Control, Comunicaciones, Computadoras, Ciberseguridad, (drones) e Inteligencia del Ministerio de Defensa (C5i), inaugurado recientemente por el presidente Danilo Medina, y que “recopilará datos de afectados del COVID-19 y velará por la seguridad nacional”,no se convierta enun centro de “seguridades militares y estratégicas” para favorecer el autoritarismo y reducir la democracia en nuestro país, sino todo lo contrario. Sin embargo, más allá de la inquietud, tranquiliza saber que los militares y policías son los verdaderos guardianes de la Constitución, la democracia yestado de derecho. ¡Por encima de todo!
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