Page 41 of 388
1 39 40 41 42 43 388

Creado el foro Venezolano por el Derecho a la Educación (FOVEDE)

América del sur/Venezuela/09 Enero 2020/Aporrea

Un grupo de docentes, académicos, maestros pueblo y dirigentes sociales crearon el Foro Venezolano por el Derecho a la Educación (FOVEDE). Así lo informaron este miércoles 8 de enero. Señalaron además que esperan vincular este espacio a la Campaña Latinoamericana por el derecho a la educación (CLADE), la más importante coalición en la materia en América Latina y el Caribe. Entre sus fundadores se encuentran destacados(as) pedagogos(as) venezolanos(as)-

Luis Bonilla-Molina uno de sus promotores y fundadores nos indicó que defender el derecho a la educación no es una consigna, sino un compromiso. Pero esta tarea adquiere características muy específicas en cada momento histórico y coyuntura nacional. Continuó señalando que en Venezuela durante la última década hemos vivido en materia de cobertura escolar la expansión más importante en su historia. Sin embargo, la difícil situación económica de los últimos años ha tenido un impacto diverso en el derecho a la educación. En FOVEDE –finalizó- nos proponemos abrir espacios de debate y reflexión sobre este impacto y las posibilidades de generar alternativas que garanticen la continuidad y expansión del derecho a la educación en las materias de: Formación Docente, Programas de estudio, Infraestructura escolar, Salarios y remuneraciones de los y las docentes, Educación científica y laica en las escuelas, Nuevas profesiones en un mundo cambiante, Sistemas de Postgrados, entre otros temas.

La Dra Iliana Lo Priore también integrante de FOVEDE informó que en esta etapa estarán realizando Foros virtuales y Conferencias en línea. Los Foros virtuales son entendidos como dinámicas propositivas que cumplirá su trabajo, convocando a un panel plural que responda tres interrogantes que permitan generar propuestas para fortalecer las cosas que estén bien hechas, corregir aquellas que han tenido una definición y aplicación equivocada, así como lanzar al vuelo nuevas ideas. En ese sentido, todos los ponentes y participantes en los foros responderán tres grandes interrogantes generadoras: ¿Qué políticas educativas se han hecho de manera correcta? ¿por qué? ¿Cuáles políticas educativas han resultado contrarias y que deben ser corregidas? ¿por qué? ¿Qué hace falta para mejorar la educación en el nivel o modalidad educativa que se analiza?

Los resultados del debate se publicarán en el boletín bi mensual del Foro Venezolano por el Derecho a la Educación. La programación contempla los siguientes encuentros Educación inicial. Iliana Lo Priore 01-02-2020. 14:00 pm (+ tres invitados de diferentes regiones del país); los procesos de postgrado. Rubén Reinoso, Franklin González, Irama La Rosa, Mariangela Petrizzo. 29-02-2020 14:00 pm; La formación docente: Luis Peñalver, Luis Bonilla-Molina, Arisela Medina, Rose Mary Hernández 18-04-2020.

Por otra parte se estarán desarrollando Conferencias en línea a través del Facebook o Periscope. En las Conferencias magistrales el ponente también responderá en su exposición las tres preguntas claves: ¿Qué políticas educativas se han hecho de manera correcta? ¿por qué?; ¿Cuáles políticas educativas han resultado contrarias y que deben ser corregidas? ¿por qué?; ¿Qué hace falta para mejorar la educación en el nivel o modalidad educativa que se analiza?. Los temas serán: La educación universitaria a cargo del Prof. Tortolero a través de Facebook Live el 15-02-2020 a las 14:00 pm; La educación media y los jóvenes hoy: por Marianicer Figueroa a través de Facebook Live el 14-03-2020 a las 14:00 pm; La Cuarta revolución industrial y la educación: a cargo de Luis Bonilla-Molina por Facebook Live el 25-04-2020 a las 14:00 pm

Finalmente, la Dra Rose Mary Hernández señaló que los interesados a sumarse a la iniciativa pueden hacerlo, escribiendo a fovede@gmail.com y siguiendo las actividades a través de sus redes sociales y página web

Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/n350752.html

Comparte este contenido:

La Formación Docente como problema

(Educación 2020-2050: un debate urgente Parte II)

 

Elementos del problema

Si algo expresa la actual crisis educativa es el terrible desenfoque epocal de la formación docente (inicial y continua). Esta situación se oculta detrás de un discurso que culpa a los docentes de aula de los problemas y atascos educativos, exonerando de ello a quienes forman a los educadores.  Claro está, todo ello es funcional al modelo de desmontaje de la educación pública que impulsa el neoliberalismo.

 

La inmensa mayoría de las reformas educativas en el mundo comienzan en la educación inicial, básica o en la secundaria. Esto es contradictorio con la imagen de poder del saber que tiene la educación universitaria o superior, que suele estar vinculada a las escuelas y centros de formación docente. Es decir, se pretenden cambiar los efectos y no la impronta de origen. Veamos algunos cuellos de botella al respecto:

 

  1. Subsiste una odiosa separación entre trabajo manual e intelectual en la formación. Los maestros hacen la práctica pedagógica y los formadores de formadores, la piensan, la teorizan. Muchos(as) de quienes trabajan en la formación docente hace ya años, década, que trabajaron en un aula real de educación inicial, primaria o bachillerato, otros nunca lo han hecho y, en muchos casos esa realidad se procura ocultar con turismo investigativo en las aulas. Con ello no pretende negar ni ocultar la presencia de compañeros y compañeras en las universidades, muy contados(as) por cierto, que combinan praxis en las aulas de los primeros niveles educativos con reflexión teórica, que se hibrida con esa praxis y encuentro dialógico;
  2. Esta realidad ha generado en muchos preescolares, escuelas y liceos, espacios de debate y reflexión sobre el saber pedagógico existentes en las aulas. Los colectivos pedagógicos constituyen una forma de resistencia y de construcción de alternativas para la ruptura entre trabajo intelectual y trabajo material. Pero allí surge otro problema, la presencia de los “pastores pedagógicos”, unos compañeros que sin ser docentes de aula ni formadores de formadores asumen no solo la animación cultural del movimiento pedagógico, sino que se convierten en especies de “gurus” caídos del cielo. Una cosa distinta y positiva, es cuando los colectivos pedagógicos se apoyan entre sí, comparten experiencias, pero creo que llegó el momento de revisar el papel de los coaching educativos;
  3. En algunos casos, al abordar e intentar corregir estas situaciones se entra en un terreno fangoso, el neo empirismo. Un discurso que pone de relieve que lo importante es la praxis y que desecha la tradición y el saber pedagógico construido en las aulas entre estudiantes, docentes y familias. Esta dinámica, aún con discursos muy radicales es una puerta abierta para generar el cambio de paradigma que requiere el capital para imponer su cultura evaluativa. El neo empirismo conduce a la pérdida de sentido y horizonte del hecho educativo. El caos de una escuela que se desdibuja en su endogamia practicista suele terminar en un giro hacia el eclecticismo y utilitarismo que fundamenta la epistemología de las iniciativas centradas en indicadores y evaluaciones estandarizadas como PISA;
  4. La integración de los maestros pueblo en los centros de formación docente, desde una perspectiva dialógica, puede contribuir a mover el foco, tensionando prácticas y saberes docentes. Pero es falso que el maestro pueblo puede sustituir al docente, al profesional de la docencia, visto este como un científico social. En ese sentido, debemos tener cuidado en no avalar el discurso de destrucción de la profesión docente que impulsa el neoliberalismo educativo con la intención de convertir los espacios educativos en lugares para trasmitir simplemente conocimiento operacional.
  5. La neo colonización cultural del hecho pedagógico tiene un capítulo especial en la literatura que se usa para orientar la formación teórica de los y las futuros docentes. Se suele tener como experticia la producción editorial foránea, desvalorando las producciones generadas por los y las docentes locales. Por supuesto que, en este momento, producto de esta desvaloración son escasas las producciones en formato de libros elaborados desde los colectivos pedagógicos, pero ello puede cambiar con una política correcta. No se trata de promover el localismo cognitivo, sino de generar dinámicas de reflexión pedagógica de carácter comparativo que permita, valorando lo propio y teniendo como lugar de enunciación la praxis del lugar, ir al encuentro de otras experiencias, de otros saberes pedagógicos. Esta hibridación pedagógica suele resultar potente, pero no es lo que caracteriza a la formación docente hoy;
  6. El desconocimiento del cambio de imaginario y narrativas del sujeto central del hecho educativo, los niños, niñas y jóvenes. La “experticia” sobre la cual se fundamentó la formación docente esta caduca, se corresponde a los paradigmas de la primera y segunda revolución industrial. Tenemos formadores de formadores que siguen viendo el mundo con los lentes de las dos primeras grandes transformaciones tecnológicas de los últimos doscientos años, pero que no entienden el impacto en la cotidianidad, el empleo, los modelos de aprendizaje que traen la tercera y augura la cuarta revolución industrial. Los maestros y maestras, los profes que trabajan con niñas, niños y adolescentes aprenden más rápido los nuevos paradigmas por la cercanía con los más chicos, que lo que lo hacen los formadores de los formadores, quienes oscilan entre recetas morales y un snobismo sin límites por la innovación tecnológica;

 

Maestros(as) a la hoguera

A los y las maestras(os) se les exige que hagan algo diferente a la “experticia” con la cual fueron formados, mientras que las instituciones de formadores de formadores hacen los posible por adaptar las interpretaciones de las transformaciones en curso a su visión del cambio, para que éstas les impacten lo menos posible en su modo de hacer lo propio.

Los centros de formación docente suelen construir narrativas sobre la crisis educativa en las cuales el ambiente queda impregnado con la certeza inducida que el saber pedagógico está en la universidad o centro de formación docente, y que los docentes o son unos desobedientes o unos testarudos que no entienden lo que se les enseña, lo cual es simplemente estúpido.

Quienes pueden saber mejor las expresiones de la crisis educativa son los y las docentes, fundamentalmente aquellos(as) que han roto con el adultocentrismo pedagógico. Entonces, ¿por qué no se construyen las reformas educativas dialogando con los y las docentes?  Por una razón política desde el poder. Aún, los sistemas educativos, especialmente en sus niveles inicial, primaria y bachillerato constituyen la red institucional más extendida en los territorios de todo el aparato gubernamental. Si esta red institucional comienza a operar con “cabeza propia”, no solo dejaría de cumplir con su rol reproductor de la cultura dominante, sino que se constituiría en un lugar de enunciación de los cambios radicales.  Por eso, mejor no dejar que los y las maestras opinen, reflexionen y tomen conciencia de su poder real.

En consecuencia, mientras los Estados con las iniciativas propias y las recetas de los organismos multilaterales y bancas de desarrollo, tratan de hallar la lámpara de Diógenes para resolver los “problemas educativos”, socialmente se destruye la profesión y el prestigio docente.  En el mundo, la desinversión en materia salarial de los docentes, la precarización del trabajo de los y las educadores constituye parte de la tarea de evitar que el magisterio se convierta en un sujeto político de transformación radical.

 

¿Qué es primero el huevo o la gallina?

Entonces, ¿las reformas educativas por donde deben comenzar?  En esta serie de artículos y en otros he insistido en señalar que una reforma educativa que procure avanzar de manera estructural en un cambio y no solo con gestos gatopardianos, debe iniciarse en las universidades, centros de formación docentes, en las escuelas pedagógicas, valorando y repensando lo que se hace ahí.  Estas instituciones son el molino qué lleva agua al rio, por ello, por mucho que se limpien las acequias si no se trabaja en las nacientes el cauce se enturbia.

Por ejemplo, el modelo de enseñanza y aprendizaje que se le pide poner en marcha en la escuela y el liceo para cambiar la educación, no se suele colocar en práctica en los centros de formación de educadores, convirtiendo cualquier bien intencionada reforma educativa en un ejercicio de sisifo.

De muy limitado alcance resultan las hermosas construcciones de colectivos pedagógicos desde la escuela, si la máquina que forma semestre a semestre, año tras año a los futuros docentes sigue egresando maestros(as) y profesoras(es) con lo viejo y caduco. Al final, los centros de formación docente y las universidades dirán que el problema del sistema educativo está en sus “raíces” la educación inicial, la primaria, el liceo, como si ellos no educaran a esos docentes. La expresión cínica de “haga lo que yo digo y no lo que yo hago”, pareciera conducir este ciclo vicioso de entropía.

Es urgente construir un nuevo lugar de enunciación para estas transformaciones. Localizarlo en un primer momento en las universidades, pero eso si en otro modelo de universidad docente, escuela pedagógica y centro de formación docente.

. No se trata de colocar en primer orden el practicismo, sino de construir de manera colectiva y participativa una nueva relación dialéctica entre praxis, reflexión, acción reflexiva, práctica transformadora, sistematización del saber pedagógico, pensamiento crítico, construcción de pedagogías críticas, apropiación consciente y radical del conocimiento, enfoque comunicacional de lo aprendido y capacidad de construir lo nuevo; es lo que llamamos el enfoque T (transformador). Se trata de relacionar de manera dialéctica la escuela y los centros de formación docente. Esto tiene dimensiones operacionales concretas, con sus dimensiones jurídicas, institucionales y de carrera que les corresponde operacionalizar y construir viabilidad a los operadores políticos.

 

Invertir la pirámide, iniciar el giro de 180 grados

Una universidad docente, escuela pedagógica, un centro de formación docente de nuevo tipo debe construir una lógica de rotación de sus formadores “arriba”-“abajo”, en la escuela, en la universidad, por intervalos largos.

Es decir, un formador de formadores que gane concurso o se incorpore a un centro de cuarto nivel destinado a formar educadores, debería provenir del aula de los primeros niveles, con experiencias significativas en ella y con trabajo permanente en colectivos pedagógicos que trabajen el enfoque transformador (ET).

Que maravilloso sería contemplar que cada cinco años esos formadores de formadores, cumplan ciclos de tres años en las aulas de preescolares, escuelas y liceos, poniendo en práctica su experticia abierta, aprendiendo haciendo, trabajando de manera permanente (no como refuerzo) sino directamente con grupos de estudiantes.

Si construimos una nueva lógica de la carrera docente, que integre el “arriba” y el “abajo”, es decir, que establezca qué a los diez años de trabajo docente en el aula (preescolar, primaria, secundaria), el maestro, la maestra, el profesor puede optar a entrar en el ciclo de rotación de los centros de formación de formadores (universidad, centros, escuelas pedagógicas), esto puede contribuir a relanzar el cambio estructural en la materia.

Pero ello implica repensar e integrar el sistema educativo, romper la odiosa diferenciación entre niveles. Significa volver a entender a los centros de formación docente como el albergue de científicos educativos ansiosos de ir al campo de experimentación y no como eruditos, a quienes se les agradece bajar de vez en cuando del olimpo.

Por otra parte, la formación de formadores tiene que combinar las experiencias colectivas y personales, esa interacción dialógica hace mucho más intersubjetiva la renovación de la praxis pedagógica. Una universidad, un centro de formación docente de nuevo tipo trabaja con lógica de colectivos pedagógicos. Pero no como colectivos para implementar ordenes, sino para pensar y recrear lo educativo.

 

Comparte este contenido:

Educación 2020-2050: un debate urgente

Luis Bonilla-Molina[1]

 

 El marco

La tempestad política en América Latina y el Caribe en los últimos siete años, expresada por el emerger del neoconservadurismo, la crisis de praxis y horizonte transformador del llamado progresismo, así como la incapacidad de una parte importante de la izquierda revolucionaria para entender lo nuevo que debería llevar a construir nuevas formulaciones teóricas y prácticas, han tripolarizado[2] los debates llevándonos a un no lugar de la reflexión educativa constructiva, visto desde una perspectiva de cambio radical.

En el caso de Venezuela la situación adquiere características dramáticas debido al escenario económico generada por el criminal bloqueo norteamericano que afecta directamente las fuentes de ingreso financiero y presupuestario nacional, los desaciertos de conducción de una política económica históricamente centrada en el rentismo, el freno de la iniciativa socialista y la prolongada crispación política, que han tenido un impacto negativo directo en los distintos componentes del sistema educativo, especialmente en materia de remuneraciones y condiciones de trabajo de los y las docentes.

En este contexto, la necesidad de generar un debate constructivo de coyuntura y prospectivo, de interés nacional sobre la educación, más allá de la propaganda inherente a la dicotomía gobierno-oposición, resulta una tarea urgente y necesaria. En este sentido colocamos a disposición de los y las interesadas(os) en esta materia el portal “Otras Voces en Educación” para que desde este espacio florezcan todas las opiniones interesadas y por sobre todo para intentar construir lugares de encuentro y una agenda mínima común. Los y las venezolanas(os) necesitamos consensuar una agenda educativa para las tres próximas décadas.

La serie de artículos que seguirán a éste, también procuran dar un humilde aliento a un debate pedagógico que está de capa caída, en muchos casos fuera de las escuelas, y que amenaza con crear angustia en los docentes ante las limitaciones para comprender muchas de las tensiones y realidades locales, pero también por la imposibilidad de acceder a las claves para resistir y adaptarse al giro de 180 grados que comienza a operarse en materia educativa a escala mundial.

Soy maestro y como tal reflexiono. Por ello, trato de llamar la atención respecto a que mientras sostenemos un diálogo de sordos sobre un presente que corre el riesgo de convertirse rápidamente en pasado, el mundo sigue su curso y las exigencias para los sistemas educativos no siempre llegan de la mano de la burocracia educativa.

Me interesa destacar el impacto que comienza a tener en la educación la reestructuración del modo de producción capitalista mundial, producto de la aceleración de la innovación tecnológica, con expresiones concretas en el mundo laboral, empleo, consumo y en las necesidades de formación.  Venezuela es un país capitalista que trató de transitar hacia el socialismo, al cual esta reestructuración del mundo del capital le afectará más temprano que tarde, con su expresión muy visible en la agenda educativa. Por ello, no podemos esperar a resolver los problemas de entendimiento político entre la oposición y el gobierno para comenzar a pensar los problemas de la educación en el presente y el futuro cercano. En nuestro caso lo haremos desde la perspectiva de las pedagogías críticas, consciente que existen otras posturas al respecto. Bienvenido el debate.

 

Imagen: personaje tricéfalo dinámico de Ezequiel Eduardo Calleja Pérez

[1] Pedagogo e investigador educativo. Dirige el portal mundial de los y las educadores “Otras Voces en educación” httpp://www.otrasvoceseneducacion.org Director del Foro Venezolano por el Derecho a la Educación. Coordina el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) y la Red Global/Glocal por la calidad educativa. Es un pedagogo crítico de influencia en la región en América latina y el caribe.

[2] Opiniones en (a) defensa de lo actuado por los gobiernos progresistas; oposición restauradora, neoliberal y neoconservadora que desconoce los avances alcanzados en materia de agenda social en este periodo y amenaza con desarrollar una política centrada en el capital, en detrimento del mundo del trabajo; (c) una izquierda radical anticapitalista, contraria am los gobiernos progresistas pero con debilidades para constituirse en referencia de masas.

Comparte este contenido:

Libro: La promesa de las evaluaciones de aprendizaje a gran escala: reconocer los límites para generar oportunidades. (PDF)

UNESCO / 30-12-2019

Por lo general, las pruebas estandarizadas se asocian a los exámenes escolares de fin de curso orientados a la certificación y selección de estudiantes para su avance a niveles educativos superiores. Más recientemente, los resultados de las pruebas estandarizadas se han utilizado para evaluar el funcionamiento de los sistemas educativos, como se refleja en la creciente relevancia de las evaluaciones de aprendizaje a gran escala (LSLA). Estas iniciativas, emprendidas a escala nacional o transnacional, no solo han llamado la atención sobre ciertos aspectos relacionados con los niveles de aprendizaje, sino también sobre los determinantes del aprendizaje, entre ellos la cualificación del profesorado, la calidad de los entornos escolares, el apoyo y la orientación parental, así como la salud social y emocional dentro y fuera de los centros educativos. Nunca antes había habido tanta demanda de LSLA. Estas evaluaciones son hoy percibidas como fundamentales para mejorar la calidad educativa, y han contribuido en gran medida a fortalecer las políticas y estrategias orientadas a la mejora de un aprendizaje efectivo y pertinente. Siendo cada vez más usadas para asegurar la excelencia educativa, las LSLA están al centro de los debates nacionales, regionales y globales sobre la calidad y eficacia de los sistemas educativos. Pero nuestra búsqueda de la excelencia y la calidad educativas no puede realizarse a expensas de la equidad. La Agenda 2030 es clara al definir la equidad y la inclusión como perspectivas normativas centrales para el desarrollo educativo. Es un compromiso para asegurar que todos los niños, jóvenes y adultos tengan el derecho a un aprendizaje efectivo y pertinente. Si bien las LSLA son una herramienta central e indispensable para progresar hacia estas nuevas metas, en algunas circunstancias podrían socavar de manera accidental los compromisos de la agenda Educación 2030, centrados en garantizar un aprendizaje pertinente, igualitario y de calidad para todos. La promesa de las evaluaciones de aprendizaje a gran escala: reconocer los límites para generar oportunidades aborda los aspectos más polémicos de estas evaluaciones estandarizadas. Sobre la base de la amplia experiencia de la UNESCO en esta esfera (desde su participación directa en la aplicación de las evaluaciones hasta su papel como transmisora de conocimientos y coordinadora de redes), esta publicación presenta la mirada crítica de la Organización respecto de estas iniciativas. Su objetivo es lograr un equilibrio en el debate sobre las LSLA examinando sus beneficios y concienciando al mismo tiempo sobre sus posibles riesgos y dificultades. Los debates de esta publicación se centrarán en las LSLA llevadas a cabo en el marco de la educación formal y en la etapa escolar. Se espera que sean muchos los actores que puedan beneficiarse de las reflexiones contenidas en este documento. En particular, los gobiernos que efectúan LSLA o planean llevarlas a cabo; las organizaciones internacionales y regionales que prestan asistencia técnica para la planificación y la ejecución de dichas iniciativas; los académicos que se encargan de analizar críticamente estos

4La promesa de las evaluaciones de aprendizaje a gran escalaprocesos; los gobiernos donantes, que cada vez demandan más este tipo de evaluaciones; y las empresas privadas a las que podría interesar introducirse en este nicho de mercado. Los debates planteados en esta publicación tienen por objetivo analizar y comprender las LSLA a partir de la exploración de una serie de cuestiones. ¿Por qué han adquirido importancia a lo largo del último decenio? ¿De qué manera podrían contribuir a cumplir los compromisos para 2030 de asegurar un aprendizaje inclusivo, igualitario y de calidad para todos? ¿Podrían perjudicar dichos compromisos? ¿Merece la pena invertir tiempo y recursos en ellas? ¿Están realmente dirigidas a todos los niños y sirven para promover la equidad? ¿Evalúan los conocimientos y las aptitudes pertinentes, o las competencias necesarias para desarrollarse en la sociedad actual? El actual aumento de la participación en las LSLA se mantendrá en el futuro, no solo en cifras, sino también en sofisticación, a medida que aumenta su digitalización y adaptabilidad. Aunque esto suena prometedor, debemos estar atentos a los posibles riesgos que esto conlleva. ¿Cómo será el futuro de la evaluación y el uso de los datos resultantes? ¿Cómo garantizamos que los LSLA no continúen obstaculizando, de forma accidental, el progreso respecto de los compromisos de calidad para todos, o peor aún, exacerben las desigualdades sociales en términos de aprendizaje? Mirando al futuro, necesitamos asegurar una comprensión plena de las limitaciones de las LSLA (en relación con su diseño y posibles usos) y aplicar estos conocimientos al desarrollo de evaluaciones futuras. Stefania Giannini, Subdirectora General de Educación de la UNESCO
A continuación podrá descargar este libro:

la promesa de las evaluaciones

Comparte este contenido:

PISA: evaluación neoliberal en educación

Por:Enrique Díez

El impacto que ha adquirido el informe PISA, una prueba de evaluación estandarizada realizada por la OCDE, tiene que ver con el giro económico neoliberal que se está produciendo en la concepción de la educación a nivel mundial.

Como denuncian intelectuales del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), PISA es un inmenso dispositivo de control que aspira a imponer una perspectiva educativa neoliberal, que nos aleja del reconocimiento de la educación como un derecho y nos aproxima a su interpretación como una inversión pensada de acuerdo con las exigencias del mercado: “competir con éxito en el ámbito del panorama internacional y abrir las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación, lo que representa una apuesta por el crecimiento económico” (LOMCE, preámbulo).

Proporcionar mano de obra adaptada a las exigencias de la producción moderna, se ha convertido, con mucho, en la tarea primordial y la más importante de las funciones atribuidas a la enseñanza, en este “giro neoliberal”. El papel público de la educación como lugar de aprendizaje para la democracia y para la ciudadanía democrática se ha pasado a considerar como un despilfarro de la inversión pública y una pérdida de tiempo. Como si los seres humanos se pensaran y definieran únicamente como trabajadores y trabajadoras de la maquinaria laboral.

De esta forma se está produciendo una auténtica mutación en la naturaleza y fines de la educación. La problemática de la inserción laboral prevalece sobre la aspiración a la integración social y política de los futuros ciudadanos y ciudadanas y se ha convertido en la principal línea directriz de las reformas y las políticas educativas y evaluadoras inspiradas por la OCDE.

La OCDE es un organismo internacional creado para “maximizar el crecimiento económico” de los países que lo integran. Es a esta institución, con una clara orientación economicista, a la que nuestros representantes políticos han decidido encomendar ser el árbitro global de las políticas públicas de educación y determinar lo que los estudiantes deben saber y las escuelas enseñar.

El informe PISA, emanado de la OCDE, está exclusivamente centrado en cambiar las escuelas para “mejorar la competitividad económica”, olvidando que hay muchos otros aspectos de la educación: el desarrollo artístico, la reflexión crítica, la educación emocional, la participación cívica, la convivencia, etc. Estos aspectos, menos susceptibles o imposibles de ser medidos, no se tienen en cuenta, reduciendo de esta forma la visión colectiva en torno a lo que es o debería ser la educación.

En este sentido, expertas latinoamericanas se preguntan si lo que mide PISA es la creatividad o la adaptación al modelo neoliberal de nuestros jóvenes: «se pretende presentar la estandarización bajo los ropajes de la objetividad cuando lo cierto es que en el fondo encubre la pretensión de hegemonizar, a través de su medición, los valores de una determinada sociedad”.

“El protagonismo de las pruebas PISA en los últimos años ha tenido un tremendo efecto reduccionista y simplificador sobre el debate educativo. Primero, en lo que casi todo el mundo coincide, al reducir la complejidad del aprendizaje y la educación a unos pocos indicadores cuantitativos; segundo, al concentrar todo el foco sobre el desempeño en las tres disciplinas clásicas que mide (vía competencias, sí, pero disciplinas al fin y al cabo) en detrimento de otras materias; tercero, al reducir la escolarización a la enseñanza y el aprendizaje académicos, ignorando la función de cuidado que igualmente compete a la institución escolar” (Fernández Enguita, 2018, p. 150).

Lo cierto es que cada vez más expertos, como el catedrático de sociología de la educación Julio Carabaña, demuestran sólidamente que este programa de evaluación estandarizada carece de valor para ayudar a mejorar la enseñanza en las aulas y el funcionamiento de las escuelas. Pues las pruebas de este examen miden capacidades muy generales que dependen de la experiencia acumulada en toda la vida del alumnado, desde su nacimiento. Por lo que, como incluso reconoce PISA en sus propios textos “si un país puntúa más que otro no se puede inferir que sus escuelas sean más efectivas, pues el aprendizaje comienza antes de la escuela y tiene lugar en una diversidad de contextos institucionales y extraescolares”.

De ahí, que cuestione la inadmisible pretensión de este organismo económico para “llevar las políticas educativas en una dirección determinada”. No sólo porque las capacidades que mide PISA dependen poco o nada de las escuelas, sino porque ni siquiera dependen de los cambios pedagógicos y políticos que PISA propone. Por eso cada vez más expertos consideran que PISA no solo es un fracaso, sino un fraude, pues no sirve para cumplir su objetivo principal, que es ayudar a la mejora de las escuelas y los sistemas educativos.

Uno de los análisis más pormenorizados de la metodología de evaluación de PISA, recogido en el libro PISA according to PISA, confirma que los rankings “están basados en tantos puntos débiles que deben ser abandonados de inmediato”, y advierte que los análisis sobre cómo deben ser las buenas escuelas o las diferencias entre los distintos sistemas educativos, “van mucho más allá de lo que permite una aproximación cauta a estos datos. Son en su mayoría pura especulación”.

De hecho, PISA no realiza un seguimiento longitudinal de la evolución de los estudiantes (de dónde se partía cuando se inició el proceso educativo o que transformaciones se han logrado), compara lo que no es comparable (no es lo mismo un centro urbano que uno en un área rural o marginal; no es lo mismo educar a jóvenes en situación de riesgo que a estudiantes procedentes de las élites culturales de un país) y solo mide lo que puede ser medido (nada dice acerca de la imaginación o la creatividad de los estudiantes, su capacidad para hacer buenas preguntas, su inventiva, su capacidad crítica y de transformación justa del mundo). Además de su concepción homogeneizadora, sin tener en cuenta el contexto socioeconómico y cultural de cada país y región, o los sesgos socioculturales de los ítems de las pruebas. Como si solo existiera un mundo, una única cultura y una única forma de insertarse en el mundo, según este modelo.

Un problema crucial que conlleva también es que está cambiando las prioridades del profesorado, que se ve obligado a centrarse en buscar la forma de obtener resultados, dedicando el tiempo a preparar lo que le piden en las pruebas. El buen docente comienza a ser el que genera buenos resultados conforme PISA. Esto aumenta aún más el ya alto nivel de estrés en las escuelas, con una presión constante por el rendimiento. Lo cual supone que este “régimen PISA” supone un riesgo real de transformar el deseo de aprender en afán de aprobar y tiene el peligro de transformar al alumnado con dificultades en un estorbo para mantenerse en el ranking y la atención a la diversidad en un problema para centrarse en la obtención de resultados.

Debemos reconsiderar este tipo de pruebas estandarizadas. No es admisible creer que unas puntuaciones de las pruebas de PISA muestran la calidad de los sistemas educativos, la capacidad del profesorado, el desarrollo de los estudiantes, y la mejora de la sociedad. Debemos replantear la evaluación como un proceso integral orientado a producir información, contextualizada social y culturalmente, para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Se están llevando a cabo otro tipo de evaluaciones bastante mejor enfocadas como, por poner un solo ejemplo, las pruebas UNESCO.

Como dice Pablo Gentili, deberíamos salir de PISA, porque “PISA simplifica lo que es complejo. PISA jerarquiza lo que no tiene un orden. PISA compara lo incomparable. PISA silencia lo que la realidad amplifica. PISA distrae lo que merece atención. PISA consagra lo que es banal y trivializa lo que debería ser fundamental”. Y esto sólo exige voluntad política para hacerlo.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/12/12/pisa-evaluacion-neoliberal-en-educacion/

Comparte este contenido:

EL ESTADO MUNDIAL DE LA INFANCIA 2019 Crecer bien en un mundo en transformación Niños, alimentos y nutrición

UNICEF 

UN MUNDO EN TRANSFORMACIÓN

Hace 20 años que el Estado Mundial de la Infancia examinó por última vez la nutrición infantil. Desde esa fecha han cambiado muchas cosas. Hemos cambiado el lugar donde vivimos: cada vez es mayor el número de familias que han abandonado las áreas rurales y se han trasladado a las ciudades. Hemos cambiado nuestras funciones: cada vez hay más mujeres que se incorporan a la fuerza laboral, conciliando las responsabilidades laborales con su función de cuidadoras primarias en el hogar, y a menudo con escaso apoyo de las familias, los empleadores o la sociedad en general. Las condiciones de vida en nuestro planeta han cambiado. La crisis del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y los daños medioambientales suscitan ahora la preocupación de si será posible alimentar de manera sostenible a esta generación de niños, por no hablar de las generaciones venideras. Y también hemos cambiado lo que comemos. Estamos dejando atrás los tipos de alimentación tradicionales y autóctonos y adoptamos prácticas de alimentación modernas que con frecuencia son ricas en azúcares y grasas, y bajas en nutrientes esenciales. Este es el telón de fondo de la malnutrición infantil actual. Como tantas otras cosas, esta condición también está cambiando. La malnutrición, una palabra que antes estaba inextricablemente ligada a las imágenes del hambre y la hambruna, ahora debe utilizarse para describir a los niños con retraso en el crecimiento (cuya estatura es menor a la que corresponde a su edad); a los que padecen emaciación (cuyo peso es bajo en proporción a su altura); a los que presentan “hambre oculta” (es decir, deficiencias en vitaminas y minerales esenciales); y al creciente número de niños y jóvenes afectados por el sobrepeso o la obesidad. Estos son los niños que no están creciendo bien.

Las cifras son preocupantemente altas. En todo el mundo, uno de cada tres niños menores de 5 años presenta retraso en el crecimiento, emaciación, o sobrepeso y, en algunos casos, una combinación de dos de estas formas de malnutrición. En América Latina y el Caribe, la cifra es de uno de cada cinco. La triple carga de la malnutrición La desnutrición continúa afectando a miles de millones de niños. Su presencia es visible en el retraso en el crecimiento de los niños que no reciben una nutrición adecuada durante los primeros 1.000 días y a menudo después. Estos niños puede que soporten la carga del retraso en el crecimiento durante el resto de sus vidas y es posible que nunca alcancen el desarrollo pleno de sus capacidades físicas e intelectuales. La desnutrición también es evidente en la emaciación de los niños en cualquier etapa de sus vidas, cuando circunstancias como la escasez de alimentos, las malas prácticas de alimentación y las infecciones, a menudo agravadas por la pobreza, las crisis humanitarias y los conflictos, los privan de una nutrición adecuada y, en demasiados casos, provocan su muerte. En 2018, 149 millones de niños menores de 5 años sufrían de retraso en el crecimiento y casi 50 millones tenían emaciación. En América Latina y el Caribe, 4,8 millones de niños menores de 5 años sufren de retraso en el crecimiento y 0,7 millones de emaciación. Las carencias de vitaminas y minerales esenciales –lo que se conoce como el “hambre oculta”– privan a los niños de su vitalidad en todas las etapas de la vida y perjudican la salud y el bienestar de los niños, los jóvenes y las mujeres.

El número de niños y mujeres afectados por el hambre oculta es alarmante. Las estimaciones realizadas por UNICEF y sus aliados indican que existen al menos 340 millones de niños menores de 5 años (es decir, uno de cada dos) que padecen hambre oculta. El número de niños con obesidad de entre 5 y 19 años se ha multiplicado, aumentando entre 10 y 12 veces en todo el mundo. El sobrepeso y la obesidad, durante mucho tiempo consideradas trastornos de los ricos, afectan ahora cada vez más a los pobres, lo cual refleja la mayor disponibilidad en todos los países del mundo de “calorías baratas” procedentes de alimentos grasos y azucarados. Estos trastornos incrementan el riesgo de contraer enfermedades no contagiosas, como la diabetes tipo 2. Los análisis realizados como parte del estudio sobre Carga Mundial de Enfermedades sugieren que las prácticas de alimentación que carecen de una nutrición adecuada son actualmente la principal causa de muerte en todo el mundo. Sobrevivir sin prosperar Cada vez hay más niños y jóvenes que sobreviven, pero son muy pocos los que prosperan. Para comprender la malnutrición actual, es necesario centrarse en los alimentos y la alimentación en todas las etapas de la vida del niño. El panorama que surge es preocupante: Demasiados niños y jóvenes comen muy pocos alimentos saludables y demasiados alimentos poco saludables. Estos problemas comienzan temprano en la vida: en todo el mundo y en la región de América Latina y el Caribe, solo dos de cada cinco niños reciben exclusivamente leche materna en sus primeros seis meses de vida, lo que les priva de la mejor comida que un bebé puede obtener. En cuanto a los “primeros alimentos” que los lactantes deben empezar a consumir alrededor de los 6 meses de edad, estos también son, en demasiados casos, inapropiados para satisfacer las necesidades de los niños.

Menos de uno de cada tres niños entre los 6 y los 23 meses está consumiendo una alimentación lo suficientemente diversificada para sustentar sus cuerpos y cerebros en rápido crecimiento. En el caso de los niños más pobres, la proporción se reduce a sólo uno de cada cinco. Lograr que los sistemas alimentarios beneficien a los niños Si se mantienen las tendencias actuales, los efectos de la producción de alimentos en el medio ambiente no harán si no agravarse, mientras que la demanda de alimentos aumentará por lo menos en un 50% para mediados de siglo. Esta demanda tendrá que resolverse en el contexto de un mundo que, tras décadas de reducción, experimenta un lento aumento del hambre, con 820 millones de personas subalimentadas en 2018. Comprender cómo funcionan los sistemas alimentarios es fundamental para mejorar nuestras alimentación. Pero, con demasiada frecuencia, hay un grupo muy importante cuyos intereses quedan fuera del análisis de los sistemas alimentarios: los niños. Esta es una omisión peligrosa. Los niños son un grupo único. La mala alimentación tiene consecuencias de por vida en su crecimiento físico y en su desarrollo cerebral. Por eso deben ocupar un lugar central cuando se habla de sistemas alimentarios. Si los sistemas alimentarios benefician a los niños, también nos benefician a todos nosotros. Una buena nutrición puede romper el círculo vicioso intergeneracional a través del cual la malnutrición perpetúa la pobreza, y la pobreza perpetúa la malnutrición. Los niños que están bien alimentados disponen de una base sólida a partir de la cual pueden lograr el pleno desarrollo de sus capacidades. Y cuando los niños consiguen esto, las sociedades y las economías también se desarrollan mejor. Nuestro objetivo debe ser proporcionar a los niños una alimentación nutritiva, segura, saludable, asequible y sostenible.

Pueden descargar el Informe completo en este enlace:

EL ESTADO MUNDIAL DE LA INFANCIA 2019 Crecer bien en un mundo en transformación Niños, alimentos y nutrición

Comparte este contenido:

24 de enero 2020:Día Internacional de la Educación

UNESCO/ 30-12-2020

La educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva.

La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 24 de enero Día Internacional de la Educación(link is external), en celebración del papel que la educación desempeña en la paz y el desarrollo.

Sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.

En la actualidad, 262 millones de niños y jóvenes siguen sin estar escolarizados, 617 millones de niños y adolescentes no pueden leer ni manejan los rudimentos del cálculo; menos del 40 por ciento de las niñas del África Subsahariana completan los estudios de secundaria baja y unos 4 millones de niños y jóvenes refugiados no pueden asistir a la escuela. El derecho a la educación de estas personas se ve afectado y eso es inaceptable.

CELEBRACIONES 2019

La celebración de 2020 colocará a la educación y al aprendizaje que emana de esta como mejor recurso renovable de la humanidad y reafirmará el papel de la educación como derecho humano fundamental y bien público. Pondrá en relieve los numerosos medios por los que el aprendizaje conduce al empoderamiento de los pueblos, a la preservación del planeta, a construir la prosperidad y a promover la paz.

Comparte este contenido:
Page 41 of 388
1 39 40 41 42 43 388