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“Si no paras de decir mentiras, el concepto de verdad simplemente desaparece”

“Si no paras de decir mentiras, el concepto de verdad simplemente desaparece”

Noam Chomsky nos atendió el miércoles 8 de abril desde su casa de Tucson (Arizona), donde se refugia con su esposa Valeria. Mantuvimos esta entrevista justo antes de que el senador Bernie Sanders anunciara la suspensión de su campaña para la candidatura del Partido Demócrata, lo que convertía al antiguo vicepresidente Joe Biden en el candidato al que se habrá de enfrentar Donald Trump en las elecciones de noviembre. Empecé preguntándole al profesor Chomsky acerca de lo que está ocurriendo ahora mismo en el contexto de las elecciones de 2020 y de lo que cree que va a ocurrir en noviembre.

Noam Chomsky: Si Trump resulta reelegido, el desastre es indescriptible. Significa que las políticas de estos últimos cuatro años, que han sido sumamente destructivas para la población estadounidense, para el mundo, se seguirán aplicando y probablemente se acelerarán. Lo que esto supondrá sólo para la salud es tremendamente grave. Ya mencioné los datos publicados por The Lancet. Irá a peor. Lo que supone para el medioambiente o la amenaza de una guerra nuclear, algo de lo que nadie habla, pero que es sumamente grave, es indescriptible.

Supongamos que Biden sale elegido. Diría que básicamente sería una continuación de Obama: nada espectacular, pero al menos no totalmente destructivo, y ofrecería oportunidades para que una sociedad organizada cambie lo que se está haciendo, ejerza presión.

Actualmente, con frecuencia se afirma que la campaña de Sanders ha sido un fracaso. Creo que es un error. Creo que ha sido un éxito extraordinario porque ha modificado por completo el escenario de debate y discusión. Cuestiones que eran inconcebibles hace un par de años ahora están en el foco de atención.

El peor delito que ha cometido, a ojos de las clases dirigentes, no es la política que propone, sino el hecho de que ha sido capaz de estimular movimientos populares que ya habían empezado a desarrollarse –Occupy, Black Lives Matter y muchos otros– y convertirlos en una corriente activista que no solo aparece cada dos años para presionar a un dirigente y se da media vuelta, sino que ejerce una presión constante, un activismo constante. Esto podría afectar a un gobierno de Biden. También significa, aunque solo se trate de una acción defensiva preventiva, que ha llegado el momento de lidiar con una crisis de gran magnitud.

Analicemos Medicare for All o la otra pieza principal del programa de Sanders, la educación universitaria gratuita. En todo el espectro de las corrientes ideológicas principales, incluso lo que llaman la izquierda dentro de dichas corrientes, las desaprueban porque las consideran demasiado radical para los estadounidenses. Pensemos en lo que esto significa. Es un ataque a la cultura y la sociedad estadounidenses, algo que se esperaría de un enemigo hostil. Esto significa que afirmar que deberíamos estar a la altura de países similares resulta demasiado radical. Todos tienen algún tipo de sistema nacional de salud, en la mayoría la educación superior es gratuita: los países con mejores resultados, como Finlandia, gratuita; Alemania, gratuita; nuestro vecino del sur, México, un país pobre, posee una educación superior de gran calidad, gratuita. Así que, para los estadounidenses, decir que deberíamos estar a la altura del resto del mundo se considera demasiado radical. Es un comentario asombroso. Como he dicho, es una crítica a Estados Unidos que se esperaría de un enemigo muy hostil.

Esta es la izquierda del espectro político. Lo cual indica que tenemos problemas sumamente graves. No es solo Trump. Él lo ha agravado todo aún más, pero los problemas son mucho más graves, como, por ejemplo, la catástrofe de los respiradores, que describí en su momento, basada en la lógica capitalista y con el mazazo extra de un gobierno ineficaz a la hora de lidiar con cualquier asunto. Esto va mucho más allá de Trump. Y tenemos que enfrentarnos a los hechos. Algunas personas lo hacen. Seguro que informaste –no lo recuerdo–,  probablemente informaste de que había que poner en marcha el Reloj del Apocalipsis en enero. ¿No?

Sí.

Fíjate en lo que ocurrió. Durante todo el mandato de Trump, el minutero del Reloj del Apocalipsis, el mejor indicador general de la situación del mundo, se acercó a la medianoche –el final–,  alcanzó el punto más alto de su historia. El pasado mes de enero, lo sobrepasó. Los analistas pasaron de los minutos a los segundos: cien segundos para alcanzar la medianoche, gracias a Donald Trump.

Y el Partido Republicano, que es monstruoso, ya no se puede calificar de partido político. Se limita a repetir, con vergüenza, todo lo que dice el amo. Carece absolutamente de integridad. Observarlo es increíble. Se ha rodeado de una colección de psicópatas que se limita a repetir con sumisión todo lo que dice. Un verdadero ataque a la democracia, junto con el ataque a la supervivencia de la humanidad… La guerra nuclear, aumentar la amenaza de una guerra nuclear, desmantelar el sistema de control de armas que, en cierto modo, nos ha protegido del desastre total… Observarlo es asombroso.

El mismo memorando que cité sobre el modo en que las políticas que estamos adoptando están arriesgando la supervivencia de la humanidad concluía argumentando que los bancos debían reducir su apoyo a los combustibles fósiles, en parte por las consecuencias para su reputación. La reputación de los bancos se está viendo perjudicada. ¿Y eso qué significa? Significa que los activistas los están presionando y tienen que conservar cierta reputación. Esa es una buena lección.

Y funciona. Hemos visto varios ejemplos muy llamativos. Por ejemplo, el Green New Deal. Hace un par de años era objeto de burla, si es que se llegaba a mencionar. Algún tipo de Green New Deal es esencial para la supervivencia de la humanidad. Ahora forma parte de todas las agendas. ¿A qué se debe? Al compromiso del activismo. Especialmente del Sunrise Movement, un grupo de jóvenes que llevaron a cabo acciones relevantes hasta el punto de llegar a los despachos del congreso. Recibieron el apoyo de Alexandria Ocasio-Cortez y otros jóvenes legisladores que llegaron a su cargo como parte de la oleada popular que se inspiró en Sanders: otro gran éxito. Ed Markey, senador por Massachusetts, se sumó a la causa. Ahora forma parte de la agenda legislativa. El siguiente paso es hacerlo viable para forzar su aprobación. Hay muy buenas ideas para lograrlo. Y esa es la forma de cambiar las cosas.

Si Biden alcanzara la presidencia, no sé si habría un gobierno absolutamente comprensivo, pero al menos sería abordable, se podría ejercer cierta presión. Y eso es muy importante. Si echamos un vistazo al estupendo historiador especializado en asuntos laborales –seguro que conoce a Erik Loomis, que ha estudiado los esfuerzos de la clase trabajadora para introducir cambios en la sociedad, en ocasiones en beneficio de los trabajadores, en ocasiones en beneficio de la sociedad en general–, presentó una idea muy interesante. Esos esfuerzos tenían éxito cuando había un gobierno tolerante o comprensivo, no cuando no lo había. Hay una gran diferencia –una de las muchas diferencias enormes entre Trump, el sociópata, y Biden, que es un poco vacuo– en poder presionar de un modo u otro. Es la elección más crucial de la historia de la humanidad, literalmente. Cuatro años más de Trump nos expondría a un grave problema.

¿Cómo es posible que Estados Unidos, el país más rico del mundo, se haya convertido en el epicentro de la pandemia?

Los países han reaccionado de formas muy diversas, algunos con notable éxito, otros con más o menos éxito. Hay uno que ha tocado fondo. Nosotros. Estados Unidos es el único país importante que ni siquiera puede proporcionar datos a la Organización Mundial de la Salud porque es sumamente disfuncional.

Esto tiene un origen. Parte de dicho origen es un sistema sanitario vergonzoso, que sencillamente no está preparado para nada que se salga de lo normal. Simplemente no funciona. Esto se ha visto agravado por la presencia de una extraña colección de gánsteres de Washington que pareciera como si, de forma sistemática, hubieran adoptado todas las medidas posibles para hacerlo lo peor posible. Durante el mandato de Trump, estos últimos cuatro años, se han recortado sistemáticamente en todos los aspectos relacionados con la salud. El Pentágono progresa. La construcción de su muro progresa. Pero cualquier otra cosa –de hecho, cualquier cosa que pudiera beneficiar a la población en general– empeora, y en particular la sanidad.

Algunos casos son casi surrealistas. Por ejemplo, en octubre, en un momento tremendamente oportuno, [Trump] canceló por completo un proyecto de la agencia para el Desarrollo de EE. UU. –se llamaba Predict– que trabajaba con países del Tercer Mundo y también en China, para tratar de detectar virus nuevos que podían convertirse en la pandemia prevista. Y de hecho desde entonces se preveía –al menos a partir de la epidemia del SARS en 2003–. De modo que tenemos una combinación de factores, algunos de ellos específicos de Estados Unidos.

Si queremos asegurarnos, o al menos tener la esperanza, de poder evitar nuevas pandemias –que es muy probable que lleguen y más graves que esta, en parte debido a la enorme y creciente amenaza del calentamiento global– tenemos que estudiar el origen de esta. Y es muy importante analizarlo detenidamente. De modo que, si echamos la vista atrás, los científicos llevan años prediciendo pandemias. La epidemia del SARS fue bastante grave. Se logró contener, fue el comienzo del desarrollo de las vacunas, pero nunca llegaron a la fase de prueba. Entonces ya se sabía que iba a ocurrir algo más y hubo otras epidemias.

Pero no basta con saberlo. Alguien tiene que coger el testigo y entregarse a ello. ¿Y quién puede hacerlo? Lo lógico sería que fueran las empresas farmacéuticas, pero no están interesadas. Siguen la buena lógica capitalista: las señales del mercado indican que prepararse para una catástrofe anticipada y prevista no genera beneficios. De modo que no les interesaba.

En ese momento, otra posibilidad es que el gobierno tome cartas en el asunto. Tengo edad suficiente para recordar que se puso fin al horror de la polio gracias a un proyecto que puso en marcha y financió el gobierno y que derivó en la vacuna de Salk, que era gratis, carecía de derechos de propiedad intelectual. Jonas Salk dijo que debía ser libre como el viento. Muy bien, se logró acabar con el horror de la polio, el horror del sarampión y otros. Pero el gobierno no ha podido tomar cartas en este asunto a causa de otro aspecto particular de la época moderna: la plaga neoliberal. Recordemos la alegre sonrisa de Ronald Reagan y su frasecilla que afirmaba que el gobierno es el problema, no la solución. De modo que el gobierno no puede intervenir.

Se han hecho esfuerzos, no obstante, para intentar prepararse para esto. Ahora mismo en Nueva York y otros lugares, médicos y enfermeras se ven obligados a tomar decisiones angustiosas sobre a quién matar –una decisión nada agradable– simplemente porque no tienen suficiente equipamiento. Y el obstáculo principal es la falta de respiradores, una enorme escasez de respiradores. Ahora bien, el gobierno de Obama se esforzó en intentar prepararse para esto. Y esto revela, de forma radical, el tipo de factores que nos conducen a la catástrofe. Contrataron a una pequeña empresa que estaba fabricando respiradores de gran calidad a bajo coste. La empresa fue adquirida por una más grande, Covidien, que fabrica respiradores sofisticados y caros. Y dejaron de lado el proyecto. Presumiblemente no querían que compitieran con los suyos, más costosos. Poco después, comunicaron al gobierno que querían rescindir el contrato. La razón era que no era suficientemente rentable, por lo que no se hicieron más respiradores.

Lo mismo ocurre con los hospitales. Los hospitales, según los programas neoliberales, se supone que tienen que ser rentables, es decir, no pueden tener capacidad de más, solo el suficiente número de camas para arreglárselas. Y de hecho, mucha gente, yo incluido, puede testificar que incluso los mejores hospitales han causado gran dolor y sufrimiento a los  pacientes, ya antes de que estallara esta pandemia, debido a este concepto de eficiencia bajo mínimos que maneja nuestro sistema sanitario privatizado con ánimo de lucro. Cuando algo se sale de lo normal, mala suerte. Y así funciona todo el sistema.

De modo que tenemos una combinación de la lógica capitalista, que es letal pero controlable, pero que es incontrolable siguiendo los programas neoliberales, que además dictan que el gobierno no puede intervenir y coger el testigo cuando el sector privado no lo hace.

Para más inri –y esto atañe específicamente a Estados Unidos– tenemos un espectáculo circense en Washington, un gobierno totalmente disfuncional, que está causando graves problemas. Y no es que no se supiera nada. Durante todo el mandato de Trump, incluso antes, se sabía que se avecinaba una pandemia. Su reacción fue reducir su prevención. Sorprendentemente, esta actitud continuó incluso después de que se manifestara la pandemia.

De modo que, el 10 de febrero, cuando ya era grave, Trump publicó sus presupuestos para el próximo año. Échenle un vistazo. El presupuesto mantiene el recorte de fondos del Centro para el Control de Enfermedades y demás instituciones gubernamentales responsables de la salud, sigue recortándolas. Aumenta la financiación de algunas cosas, como la producción de combustibles fósiles, concede nuevas subvenciones a las industrias de combustibles fósiles. Es decir, es como si el país sencillamente estuviera… Mejor dicho, el país sencillamente está gobernado por sociópatas.

Y la consecuencia, por tanto, es que reducimos los esfuerzos para lidiar con la pandemia que está tomando forma y aumentamos los esfuerzos por destruir el medioambiente –los esfuerzos en los que Estados Unidos, bajo el mandato de Trump, va a la cabeza en la carrera hacia el abismo. Ahora bien, hay que tener en cuenta que eso –obviamente– es muchísimo más grave que la amenaza del coronavirus. Y es nocivo y grave, en particular en Estados Unidos, pero de algún modo nos recuperaremos, a un precio muy alto. No nos recuperaremos del derretimiento de las placas de hielo polar, que está derivando en un efecto retroactivo, bien conocido, que va en aumento: a medida que se derriten, disminuye la superficie reflectante y aumenta la absorción en los mares oscuros. El calentamiento que provoca el derretimiento aumenta. Y solo es uno de los factores que nos lleva a la destrucción, a menos que hagamos algo al respecto.

Y no es ningún secreto. Recientemente, por ejemplo, hace un par de semanas, se filtró algo muy interesante, un memorando de JPMorgan Chase, el banco más importante de Estados Unidos, que advertía de que, según sus propias palabras, “la supervivencia de la humanidad está en peligro si continuamos nuestro camino actual”, que incluía la financiación de las industrias de combustibles fósiles por parte del propio banco; es decir, estamos poniendo en peligro la supervivencia de la humanidad. Cualquiera que tenga los ojos abiertos en el gobierno de Trump es perfectamente consciente de ello. Es difícil encontrar palabras para calificarlo.

(…) Trump está desesperado por encontrar un chivo expiatorio al que culpar por sus espeluznantes errores e incompetencia. El más reciente es la Organización Mundial de la Salud, el ataque a China. El responsable siempre es otro.

Sin embargo, es sencillo, los hechos son muy claros. El pasado mes de diciembre China informó rápidamente a la Organización Mundial de la Salud de que se encontraban con pacientes con síntomas similares a la neumonía de etiología desconocida. No sabían qué era. Aproximadamente una semana después, el 7 de enero, comunicaron a la Organización Mundial de la Salud, la comunidad científica internacional, que los científicos chinos habían descubierto el origen: un coronavirus parecido al virus del SARS. Habían identificado la secuencia, el genoma. Estaban proporcionando la información al mundo.

Los servicios de inteligencia de Estados Unidos eran perfectamente conscientes de ello. Durante los meses de enero y febrero intentaron que alguien en la Casa Blanca prestara atención a la llegada de una grave pandemia. Sencillamente, nadie les escuchaba. Trump estaba fuera jugando al golf o tal vez escuchando o comprobando sus índices de audiencia en televisión. Ayer supimos que a finales de enero, un funcionario de alto nivel, muy cercano al gobierno, Peter Navarro, había enviado un mensaje muy contundente a la Casa Blanca afirmando que se trataba de un peligro real. Pero ni siquiera él tuvo éxito.

Noam, usted menciona a Peter Navarro, delegado de comercio, que envió un memorando –acaba de publicarse en The New York Times– a finales de enero advirtiendo de que con el coronavirus podían morir aproximadamente un millón de personas. Y la reacción de Trump en ese contexto fue prohibir los viajes desde China, no actuar en consecuencia, que era asegurarse de que Estados Unidos tenía los test adecuados y los EPIs, el equipo de protección individual, que los médicos, enfermeras, el personal de limpieza de los hospitales necesitaban para sobrevivir, tratar a los pacientes y ayudarles a ellos a sobrevivir. Y ha salido a la luz que las agencias de inteligencia, en ese momento, incluso antes que Navarro, estaban advirtiendo a Trump. Si pudiéramos retroceder a hace dos años, cuando disolvió la unidad para pandemias dentro del Consejo Nacional de Seguridad, pongamos cuando estaba en China departiendo acerca de gastar dinero en bombas o un muro, que le dijeran: “Señor, también tiene que fijarse en lo que está ocurriendo aquí”. Y esa unidad, la unidad para pandemias, no solo se ocupa de cómo procedemos en Estados Unidos, sino que también se asegura –tal y como hace el Centro de Control de Enfermedades (CDC) y otros organismos del gobierno de Estados Unidos– de enviar científicos a otros países, como China, para investigar y ayudar a otros países, porque cuando se trata de una pandemia tenemos que ir todos a una. De modo que, ¿podría hablarnos de estas advertencias y por qué los test y los equipos de protección individual son tan importantes?

Hay que recordar que esa actitud continuó incluso después de que la pandemia estuviera presente. Ahora bien, la propuesta presupuestaria es asombrosa. Se hace el 10 de febrero, con la pandemia muy avanzada. Trump recorta aún más los materiales gubernamentales relativos a la salud para seguir atacando. Estaban en el patíbulo, al igual que durante todo su mandato.

De hecho, las imágenes que has mostrado antes son parte de una estrategia muy inteligente. Independientemente de que sea algo planeado a conciencia o simplemente intuitivo, eso no lo sé. Pero seguir la pauta de hacer una afirmación, contradecirla mañana y salir con algo nuevo al día siguiente es realmente brillante. Significa que lo van a justificar. Pase lo que pase, lo habrá dicho. Si disparas flechas al azar, alguna dará en el blanco. Y la técnica que emplea con el altavoz de Fox y una base de admiradores que solo sintonizan la Fox, Limbaugh, etc., simplemente van a escoger lo que resultó ser cierto y dirán: “Miren a nuestro maravilloso presidente, el mejor presidente de la historia, nuestro salvador, lo supo desde el principio como muestran sus declaraciones”. No falla.

Se asemeja mucho a la técnica de fabricar mentiras constantemente. Ya sabemos cómo funcionan, no hace falta insistir en el tema. Los diligentes verificadores de informaciones llevan la cuenta. Creo que hasta ahora hay detectadas unas 20.000. Y mientras Trump se muere de la risa. Es perfecto. No paras de decir mentiras y lo que ocurre es que el concepto de verdad simplemente desaparece.

En un fragmento del The Daily Show, de Trevor Noah, que se llama “Homenaje a los estúpidos heroescépticos de la pandemia del coronavirus”, aparecen varios miembros de los medios de comunicación de derechas, como Sean Hannity, Rush Limbaugh, Tomi Lahren y otros, así como congresistas republicanos y miembros del gobierno de Trump, minimizando o burlándose de la pandemia del coronavirus. Empieza el 24 de febrero y termina con Donald Trump el 17 de marzo y Hannity el 18 de marzo diciendo que ellos siempre se habían tomado la pandemia en serio.  De modo que, cuando usted escucha las noticias de Fox News –que no es un canal cualquiera, es la gente con la que se comunica el presidente Trump. Tal vez sean sus consejeros, porque continuamente le quitaron hierro a la situación–, ¿considera que el presidente Trump es responsable? ¿Diría que tiene las manos manchadas de sangre?

No hay duda. Trump hace una declaración disparatada. Después es amplificada por el altavoz de Fox News. Al día siguiente dice lo contrario. Se hacen eco; el altavoz lo amplifica. Hay que fijarse en el tono, el tono del reportaje es interesante. Es de una confianza absoluta, no lo que cualquier persona sensata y en su sano juicio diría: “No lo sabemos con certeza. Hay mucha incertidumbre. Hoy las cosas están así”. Nada por el estilo. Confianza absoluta. Independientemente de lo que nuestro querido líder diga, lo amplificamos. Y es un diálogo interesante. Amplifican lo que dice. Sean Hannity dice: “Es la mejor maniobra que se ha hecho en la historia universal”. Y a la mañana siguiente, Trump sintoniza Fox & Friends y escucha lo que se ha dicho. Se convierte en su reflexión del día. Es una interacción, Murdoch y Trump se preparan literalmente para intentar destrozar el país y destrozar el mundo, porque en el fondo, no debemos olvidarlo, hay una amenaza muchísimo mayor, que cada vez está más cerca, mientras Trump se abre camino hacia la destrucción.

Recibe ayuda. Así, en el hemisferio sur, bien abajo, hay otro loco, Jair Bolsonaro, que rivaliza con Trump para ver quién puede ser el peor criminal del planeta. Le está diciendo a los brasileños: “Esto no es nada. Solo es un resfriado. Los brasileños no contraemos virus. Somos inmunes”. Su ministro de Sanidad y otros funcionarios están intentando intervenir y decir: “Esto es muy serio”. Muchos gobernadores, afortunadamente, están ignorando lo que dice. Pero Brasil se enfrenta a una terrible crisis. De hecho ha llegado hasta el punto de que en las favelas, los barrios pobres de Río, donde el gobierno no hace nada por la gente, otros han intervenido para, en la medida de lo posible, imponer restricciones sensatas bajo esas miserables condiciones. ¿Quién? Las bandas criminales. Las bandas criminales que torturan a la población han intervenido para intentar imponer normas sanitarias. La población indígena se enfrenta prácticamente a un genocidio, lo cual no le importaría a Bolsonaro porque, en cualquier caso, cree que no deberían estar allí. Entretanto, mientras todo esto ocurre, se publican artículos científicos advirtiendo de que en 15 años el Amazonas pasará de ser un sumidero neto de carbono a un emisor neto de CO2. Algo devastador para Brasil –de hecho, para el mundo entero.

De modo que tenemos al llamado Coloso del Norte en manos de unos sociópatas, que están haciendo todo lo que pueden para perjudicar al país y al mundo. Y al llamado Coloso del Sur que, a su manera, está haciendo lo mismo. Sigo la situación de cerca porque mi esposa Valeria es brasileña y me mantiene al día con las noticias que están apareciendo en Brasil. Y, sencillamente, es asombroso.

Sin embargo, mientras tanto, hay países que están reaccionando con sensatez. De modo que, en cuanto empezaron a llegar las noticias de China –y hubo muchas enseguida, al contrario de lo que se está diciendo– los países de la periferia de China empezaron a reaccionar –Taiwán, Corea del Sur, Singapur–  de una manera bastante efectiva. Algunos de ellos lo tienen básicamente bajo control. Nueva Zelanda aparentemente ha contenido el coronavirus, tal vez casi por completo, con un confinamiento inmediato durante un par de semanas, y parece que está a punto de eliminarlo. En Europa, la mayor parte de los países vacilaron, pero algunos, los mejor organizados, actuaron enseguida. Es muy llamativo. Sería muy útil para los estadounidenses que compararan los desvaríos de Trump con las informaciones y declaraciones sobrias y objetivas de la canciller alemana Angela Merkel dirigidas a la población alemana, describiendo exactamente lo que está ocurriendo y lo que hay que hacer.

Quería preguntarte, mientras conversas con nosotros desde tu casa de Tucson, Arizona, donde estás confinado porque estamos en medio de esta pandemia para evitar la propagación y para protegerte a ti mismo y a tu familia: ¿Qué te da esperanza?

He de decir que sigo un régimen estricto porque mi esposa Valeria está al mando y yo sigo sus órdenes. De modo que Valeria y yo estamos aislados.

Pero lo que me da esperanza son las iniciativas que están adoptando sectores populares por todo el mundo, muchos de ellos. Algunas cosas que están pasando son verdaderamente motivadoras. Por ejemplo los médicos y enfermeros que están trabajando sin descanso bajo unas condiciones sumamente peligrosas, carentes –especialmente en Estados Unidos– del mínimo apoyo, viéndose obligados a tomar unas decisiones angustiosas sobre a quién matar mañana. Pero lo están haciendo. Se trata de un tributo ejemplar a los recursos del espíritu humano, un modelo de lo que se puede hacer, junto con los movimientos populares, los pasos para crear una Internacional Progresista. Son señales muy positivas.

Sin embargo, si nos remontamos a la historia reciente, ha habido épocas en que la situación parecía verdaderamente imposible y desesperada. Pienso en mi infancia, a finales de la década de 1930 y comienzo de la de 1940. Parecía que el ascenso del azote nazi era inexorable, victoria tras victoria. Parecía que era imparable. Fue la invención más espeluznante de la historia de la humanidad. Resulta que –entonces yo lo desconocía– los estrategas de EE. UU. esperaban que durante la posguerra el mundo se dividiera entre un mundo controlado por EE. UU. y otro controlado por Alemania, incluida toda Eurasia: una idea horripilante. Y se superó. Ha habido otros movimientos en defensa de los derechos civiles: el joven movimiento Freedom Riders que se manifestó en Alabama para animar a los granjeros negros a que fueran a votar, a pesar de la grave amenaza de muerte que se cernía sobre ellos y sobre los propios manifestantes. Son algunos ejemplos de lo que los humanos son capaces de hacer y han hecho. Y hoy en día vemos muchas señales: esa es la base de la esperanza.

Fuente: https://www.democracynow.org/2020/4/10/noam_chomsky_trump_us_coronavirus_response

Traducción de Paloma Farré.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/si-no-paras-de-decir-mentiras-el-concepto-de-verdad-simplemente-desaparece/

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5 películas para celebrar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

Por: Educación 3.0. 

La historia está llena de mujeres cuyas aportaciones han sido clave para los grandes avances del mundo científico. Las protagonistas de estas producciones son ejemplos ideales para fomentar la vocación científica entre las estudiantes más jóvenes.

El 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para apoyar a la mujer y niña en el ámbito científico-tecnológico y promover su acceso a la educación e investigación. Con motivo de ello, hemos seleccionado películas protagonizadas por mujeres científicas que dan visibilidad a la labor de la mujer en esta disciplina.

Figuras ocultas

Figuras ocultas

Su argumento combina la lucha por los derechos civiles de los ciudadanos de color en EEUU, durante la década de los años 60, y el trabajo no reconocido de tres científicas afroamericanas: Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson. En concreto, relata cómo ayudó su trabajo en el proyecto de la NASA de poner en órbita al astronauta John Glenn: una misión espacial con la que EE. UU. ganó la partida a la URSS en la Guerra Fría.

  • Director: Theodore Melfi
  • Año: 2016
  • Duración: 127 minutos

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Radioactive

Radioactive película

Cuenta la vida de Marie Curie, primera mujer ganadora de un Premio Nobel de Ciencia. Refleja toda la trayectoria científica de Curie desde que decide estudiar física hasta su gran descubrimiento: el radio. Muestra la perseverancia de Marie en una comunidad científica estrictamente masculina rodeada de prejuicios.

  • Directora: Marjane Satrapi
  • Año: 2019
  • Duración: 103 minutos

La doctora de Brest

La doctora de Brest

Está basada en la historia real de Irène Franchon, neumóloga en Brest (Francia), que se hizo mundialmente conocida en 2010 por luchar contra la industria sanitaria y farmacéutica francesa al destapar un escándalo en torno a un medicamento  subvencionado por la seguridad social del país que estuvo 30 años en el mercado y acabó con la vida de 500 personas.

  • Directora: Emmanuele Bercot
  • Año: 2016
  • Duración: 128 minutos

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Ágora

Ágora película

Ganadora de siete ‘Premios Goya’, está ambientada en la Alejandría (Egipto) del siglo IV , cuando la ciudad se encontraba bajo el poder del Imperio Romano. Está protagonizada por Hipatia, una matemática, filósofa y astrónoma que tuvo que luchar por guardar todo el conocimiento y sabiduría de la legendaria Biblioteca de Alejandría durante las revueltas religiosas. La película expone su pasión por la ciencia: se empeña en resolver el enigma astronómico que plantean los planetas errantes y se emociona ante los textos científicos.

  • Director: Alejandro Amenábar
  • Año: 2009
  • Duración: 141 minutos

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Gravity

Gravity película

La doctora Ryan Stone es una brillante ingeniera médica encargada de acompañar al astronauta Matt Kowalsky en su primera expedición a bordo de un cohete espacial. Ambos sufren un accidente y quedan flotando en el espacio, completamente solos, e intentarán por todos los medios buscar una solución para volver a la Tierra. Fue reconocida con siete premios ‘Oscar’ y un ‘Globo de Oro’.

Fuente de la reseña: https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/peliculas-para-celebrar-el-dia-internacional-de-la-mujer-y-la-nina-en-la-ciencia/

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Toni Morrison: la pitonisa de la América negra que expandió los límites del lenguaje

Redacción: La Nación

Fue la primera mujer afroamericana en ganar el Premio Nobel de Literatura, en 1993; su activismo por los derechos civiles en los Estados Unidos y el éxito de sus novelas la convirtieron en una de las intelectuales más respetadas de su país.

«Todos morimos. Tal vez ese sea el significado de la vida. Pero tenemos el lenguaje. Tal vez esa sea la medida de nuestras vidas», afirmaba Toni Morrison en su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura, que ganó en 1993, cuando se convirtió en la primera mujer negra en recibir ese lauro. Entonces, «apenas» seis libros le alcanzaron a la Academia Sueca para distinguirla por «su fuerza visionaria» y su capacidad de expandir los límites del lenguaje.

En el escenario, Morrison -que murió anteanoche, a los 88 años, en un hospital de Nueva York, a causa de las complicaciones de una neumonía- eligió presentar una parábola sobre una anciana ciega y sabia a la que unos jóvenes se acercan con un ave en sus manos preguntándole burlonamente si el pájaro estaba muerto o vivo.

Morrison, fuera de los Estados Unidos, hizo su nombre tanto con el inédito Nobel como por su memorable discurso, que elegía imaginar al frágil pájaro como el lenguaje en mano de sus captores y a la anciana, como una experimentada escritora con rasgos similares a los suyos: «La reputación de su sabiduría no tiene par ni tampoco provoca duda alguna -recitaba-. Entre su pueblo representa tanto la ley como su transgresión. Los honores que se le rinden y la veneración que causa su figura alcanzan mucho más allá de su vecindario, a lugares lejanos; hasta la ciudad, donde la inteligencia de los profetas rurales es materia de diversión cotidiana». Su aspecto de pitonisa, con largos dreadlocks entrecanos, la túnica y esa voz de amplio registro que usó con habilidad dramática a lo largo de cuatro décadas de intervención pública sellaron el efecto. Entre la anciana ciega y Morrison no había distancia.

Ojos azules, 1970
Ojos azules, 1970

Nacida como Chloe Ardelia Wofford el 18 de febrero de 1931 en Lorain, Ohio, y graduado en Filología Inglesa en la Universidad de Cornell en 1955, Morrison -que usó como nom de plume su apodo infantil y el apellido del arquitecto jamaiquino del que se divorció en 1964- alternó la enseñanza universitaria con su trabajo como editora en Random House, donde publicó a escritores, activistas y deportistas negros como Henry Dumas, Angela Davis y Mohammed Ali.

Su proyecto de compilar The Black Book, un volumen enciclopédico que intentaba reunir trescientos años de «experiencia negra», la llevó en 1974 a la historia de Margaret Garner, una esclava que, a punto de ser recapturada en Cincinatti, tomó la trágica decisión de sacrificar a su hija pequeña para salvarla de una vida en cautiverio. Sería el germen de su novela más conocida, Beloved (1987), por la que ganó el Premio Pulitzer y el American Book Award. Oprah Winfrey, acaso la figura que heredó la condición oracular de Morrison en la sociedad norteamericana y una de sus admiradoras más fervientes, protagonizó la versión fílmica del libro (también fue convertida en una ópera, con libreto de la propia escritora, en 2005). Jazz, de 1992, sobre el Harlem de los años 30, y Paraíso, de 1996, centrado en una comuna que pretende emular el Jardín del Edén con violentos resultados, completan una libre trilogía.

La enorme fama de Morrison en los Estados Unidos provenía no solamente de lo que en otras épocas definiríamos como su «estatura moral», encarnada en su infatigable compromiso en la lucha por los derechos civiles en su país («aquí, la liberación femenina floreció mejor en el suelo preparado por la liberación negra», expresó, uniendo lo que creía dos facetas de una misma desigualdad). Sus doce volúmenes de ficción, entre novelas y cuentos, fueron tanto best sellers como éxitos de crítica, ayudados por las frecuentes apariciones de la escritora en los medios norteamericanos en momentos de zozobra interna, en las que enfrentaba al público con la violencia inherente en los orígenes de los Estados Unidos, y dándoles voz a los silenciados por la historia como único modo de aprender otra forma de convivencia que superara el «pecado original» norteamericano: «La falta de libertad en el corazón del experimento democrático», la llamó. Además de ficción, publicó cinco libros infantiles, nueve de no ficción, dos obras de teatro y el libreto de aquella ópera.

La canción de Salomón, 1977
La canción de Salomón, 1977

Los innumerables premios recibidos -el Premio Nacional de Literatura, el premio PEN/Saul Bellow a la trayectoria literaria, la medalla Jefferson, entre muchos otros- no la pusieron en un pedestal ni la mantuvieron apartada de la actualidad ni de los vaivenes de la política, siempre identificada con el Partido Demócrata. En 1998, cuando el entonces presidente Bill Clinton enfrentaba la posibilidad de ser destituido por el ocultamiento de su relación con Monica Lewinsky, declaró: «Clinton es el primer presidente negro de los Estados Unidos».

En 2012, recibió la Medalla Presidencial de la Libertad de manos del entonces presidente Barack Obama (junto a otro futuro premio Nobel, Bob Dylan). El primer mandatario, que afirmaba que La canción de Salomón (1977) era el libro al que retornaba para entender la naturaleza cíclica del sufrimiento humano, la despidió ayer al afirmar que su obra «era un bello y significativo desafío a nuestras conciencias y nuestra imaginación moral».

Beloved, 1987
Beloved, 1987

Morrison publicó su primera novela a los 40 años. Sus jefes en Random House le plantearon un ultimátum: si se dedicaría a escribir o editar lo que escribían otros. Ojos azules (1970) narraba la historia de una niña negra que quiere parecerse a las muñecas con las que jugaban las niñas blancas. Su última novela fue La noche de los niños (2015). Todas están disponibles en español en Penguin Random House en formato e-book.

«Morrison animaba la realidad en un estilo que no tenía precedente en la lengua inglesa. Su prosa, luminosa y plena de melopeyas, resuena con las cadencias de la tradición oral negra. Sus tramas son oníricas y no lineales: viajan hacia atrás y adelante en el tiempo como si sus personajes cargaran con el peso de la Historia en cada uno de sus actos», definía ayer Margalit Fox en las páginas de The New York Times, acercando la tumultuosa convivencia en sus obras de mito, magia y superstición al realismo mágico latinoamericano.

The Pieces I Am, un documental que recorre su educación como escritora y reafirma la importancia de su trabajo como editora en la difusión de escritores afroamericanos, acaba de estrenarse en su país. Allí, varios colegas y sucesores recordaban entre sonrisas -por esa mezcla de sencillez y seguridad que combinaba en su figura- una de las muchas frases memorables de Morrison, que enseguida conocida la noticia de su muerte se compartieron en las redes sociales para recordarla: «Si hay un libro que querés leer pero aún no se ha escrito, entonces es que tenés que escribirlo».

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/toni-morrison-la-pitonisa-de-la-america-negra-que-expandio-los-limites-del-lenguaje-nid2274854
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Los árabes saudíes siguen vendiendo esclavos negros castrados ¿Por qué nadie dice nada?

Asia/ Arabia Saudita/ 09.04.2019/ Fuente: soyespiritual.com.

 

La esclavitud y el trato de los africanos en Oriente Medio y el Norte de África aún deben ser confrontados, expuestos y erradicados….

Un país cuya población negra se ve privada de sus derechos civiles. ¿Dónde están los boicots?

Hay un país en el Medio Oriente donde al 10 por ciento de la población se le niega la igualdad de derechos debido a su raza, donde a los hombres negros no se les permite ocupar muchos cargos en el gobierno, donde las mujeres negras son juzgadas por brujería y donde la custodia de los hijos se concede a los padres con la línea de sangre más “racialmente superior”.

Este Estado del Apartheid es tan poderoso que controla la política exterior de Estados Unidos en Oriente Medio mientras sus príncipes y princesas llevan a sus esclavos al Reino Unido y a Estados Unidos.

Ese país es Arabia Saudita.

Arabia Saudita abolió la esclavitud en 1962 bajo la presión del presidente Kennedy, quien logró lo que el Imperio Otomano y la Sociedad de Naciones no habían podido lograr, pero eso no ha impedido que sus ciudadanos vendan esclavos castrados en Facebook o que sus príncipes maten a golpes a sus esclavos negros en elegantes hoteles de Londres.

Los saudíes se aferraron a sus privilegios racistas durante más tiempo que nadie. Cuando llegaron a La Meca los rumores de que el Imperio Otomano podría estar considerando la abolición de la esclavitud africana y la igualdad de derechos para todos, el jefe de la Ulema de La Meca emitió una fatwa declarando que “la prohibición de los esclavos es contraria a la Sharia (Ley Islámica)… con tales propuestas los turcos se han convertido en infieles y es legal hacer esclavos a sus hijos”.

Pero la riqueza petrolera de Arabia Saudita finalmente hizo que la esclavitud fuera económicamente innecesaria. Al principio, los esclavos africanos trabajaban para compañías petroleras extranjeras que pagaban a sus amos, pero no eran aptos para la economía petrolera. El Reino ya no necesitaba esclavos agrícolas y conductores de perlas; necesitaba técnicos capacitados de Occidente y los viajes internacionales hicieron más barato importar trabajadores asiáticos para el trabajo doméstico y la construcción que mantener su antiguo comercio de esclavos.

Los saudíes reemplazaron a los 450.000 esclavos de la década de 1950 con 8,4 millones de trabajadores invitados. Estos trabajadores a menudo son tratados como esclavos, pero no son propiedad y por lo tanto son aún más desechables que los esclavos. Es difícil obtener cifras exactas, pero sólo en Nepal se registraron 265 muertes de trabajadores en Arabia Saudita en un solo año.

Human Rights Watch ha descrito las condiciones de los trabajadores extranjeros en Arabia Saudita como similares a la esclavitud.

Mientras tanto, a los tres millones de afro-sauditas se les niega la igualdad de derechos, se les impide servir como jueces, oficiales de seguridad, diplomáticos, alcaldes y muchos otros cargos oficiales. No se permite que las mujeres afro-sauditas aparezcan en cámara.

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“No hay ni un solo director de escuela negro en Arabia Saudita”, informó el Instituto para Asuntos del Golfo, un grupo saudita de derechos humanos.

Kafa’ah, la igualdad en el matrimonio, se utiliza para establecer que ambos lados están libres de la “mancha” de la sangre de los esclavos. La sangre de Takruni, esclavos de África Occidental, o Mawalid, esclavos que obtuvieron su libertad convirtiéndose al Islam, se mantiene fuera de la raza dominante saudita a través de registros genealógicos que pueden ser presentados en caso de necesidad.

Los desafíos a la Kafa’ah de un matrimonio ocurren cuando los miembros de la tribu descubren la ascendencia africana en el marido o la esposa después de que el matrimonio ya ha ocurrido. El partido racialmente inferior debe presentar una “prueba de igualdad” en forma de árboles genealógicos y testigos. Si la pareja es juzgada desigual, la Gaceta Saudita informó: “La custodia de los hijos se otorga generalmente al padre’racialmente superior’”.

Estos esfuerzos saudíes para evitar que sus antiguos esclavos se casen con ellos sólo han acelerado su incestuosa endogamia. En algunas partes de Arabia Saudita, el porcentaje de matrimonios entre parientes consanguíneos puede llegar al 70%.

Arabia Saudita tiene la segunda tasa más alta de defectos de nacimiento en el mundo, pero un jeque saudita culpó de este fenómeno a las mujeres conductoras, a pesar de que no se permite a las mujeres conducir en Arabia Saudita.

La igualdad siempre ha sido un concepto ajeno a los saudíes cuyas castas tribales determinan el derecho a gobernar. En Arabia Saudita todos tienen su lugar, desde los afro-sauditas, pasando por los trabajadores invitados no musulmanes, hasta las mujeres sauditas.

En el camino a La Meca, una señal indica un camino para los “musulmanes” y otro para los “no musulmanes”. Sólo los musulmanes pueden entrar en las ciudades santas del Islam. Un camionero cristiano de Sri Lanka que deambulaba por La Meca fue arrestado y enviado a juicio a un tribunal islámico de la Sharia.

Asimismo, se prohíbe a las mujeres desempeñar muchos trabajos, se les impide conducir e incluso se les hace un seguimiento electrónico para evitar que abandonen el país. Los trabajadores invitados en Arabia Saudita son tratados como esclavos, sus documentos de identidad están en poder de sus empleadores, lo que les impide salir sin permiso.

Sin embargo, los trabajadores invitados, si sobreviven a las acusaciones de brujería y a las agresiones sexuales, escaparán a Etiopía, Sri Lanka o Filipinas con una fracción del dinero que se suponía que debían ganar. Sin embargo, los afro-sauditas no tienen adónde volver. Arabia Saudita es el único hogar que conocen.

La trata de esclavos árabes fue más larga, más cruel y más duradera que cualquier otra cosa que los europeos y los estadounidenses conozcan y dejaron atrás a un gran número de afro-árabes en todo Oriente Medio y de afro-turcos en Turquía. Mientras que los afroamericanos están representados de manera prominente en la vida estadounidense, los afro-árabes y los afro-turcos sufren de un estatus inferior que los mantiene alejados del poder político y fuera de la vista pública.

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Los soldados estadounidenses en Basora se sorprendieron al descubrir un gran número de afro-iraquíes. Los cientos de miles de afro-iraquíes son un legado de la rebelión de esclavos de Zanj cuando 500.000 esclavos africanos se levantaron contra sus amos árabes. Los afro-iraquíes son libres, pero implacablemente discriminados. En Gaza, 10.000 afro-árabes sufren discriminación a diario. Pero son los afro-saudíes los que son el secreto mejor guardado de Oriente Medio.

Nawal Al-Hawsawi fue apodada la Rosa Parks de Arabia Saudita cuando llevó a tres mujeres a los tribunales que insultantemente la llamaron “Abd” o esclava. Nawal abandonó el caso judicial después de recibir una disculpa, pero la burla de “esclavo” es algo con lo que los afro-sauditas tienen que vivir diariamente en Arabia Saudita.

“La tradición religiosa de la monarquía todavía considera a los negros como esclavos”, escribió Ali Al-Ahmed, director del Instituto para Asuntos del Golfo, en la revista Foreign Policy.

El Instituto culpa al viceministro de Asuntos Exteriores saudí Abdul Aziz Bin Abdullah, hijo del rey saudí, por ser el arquitecto del Estado saudí del apartheid, pero el apartheid saudí es anterior a cualquier otro hombre.

La esclavitud saudí estaba entrelazada con el Islam, recibiendo la sanción del Corán y de los Hadiths, al tiempo que se apoyaba en el papel saudí como guardianes de la Meca y Medina para atraer a los musulmanes africanos a la esclavitud. Los musulmanes africanos que peregrinaron a La Meca fueron defraudados y obligados a vender a sus hijos como esclavos para poder pagar el viaje de regreso a casa. Los comerciantes de esclavos atrajeron a los musulmanes africanos de Sudán, Malí y Burkina Faso prometiéndoles llevarlos a los lugares sagrados del Islam y enseñarles a leer el Corán en árabe.

El jeque Saleh Al-Fawzan, una autoridad líder sobre el Islam en Arabia Saudita, declaró sin rodeos: “La esclavitud es parte del Islam. La esclavitud es parte de la yihad, y la yihad permanecerá mientras exista el Islam”. El vínculo entre la esclavitud, la yihad y el islam se remonta a Mahoma, cuyos seguidores fueron compensados con bienes humanos.

En The Legacy of Arab-Islam in Africa, John Alembillah Azumah escribe que, “En la Arabia preislámica, los negros eran muy apreciados y se casaban con mujeres árabes… la discriminación por el color de su piel es una novedad dentro del periodo islámico”.

El racismo es un requisito previo necesario para la expansión del islam a través de la yihad. La tierra que hoy se conoce como Arabia Saudita estuvo en el centro de esas conquistas, enriqueciéndose de esclavos y saqueos. Hoy está de nuevo en el centro de la nueva Yihad, todas sus atrocidades justificadas por su papel en las guerras santas del Islam.

 

Fuente de la noticia: https://soyespiritual.com/nueva-era/arabes-saudies-siguen-vendiendo-esclavos-negros-castrados.html/amp

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Pedagogía de la revuelta (o cómo educar en el orgullo)

Por: Ana Ojea

El 28 de junio de 1969 marcó un antes y un después en la lucha por los derechos civiles de las personas situadas al margen de la cisheteronorma, esa noche comenzó la revuelta de Stonewall.

En aquel local de ambiente del Greenwich Village neoyorkino, regentado por la Mafia y frecuentado por travestis, trans*, lesbianas y gais, estaban hartas de las reiteradas redadas, de las detenciones a travestis y trans* por no llevar un número mínimo de prendas de vestir “acordes a su género” (como imponía el código Penal del Estado de New York), tan hartas de los insultos, las humillaciones, las amenazas y los golpes, que se revelaron, se revolvieron contra la policía y comenzó una revuelta que se prolongó durante días.

Dicha revuelta fue el momento histórico en el que las personas no heterosexuales comenzamos a luchar por recuperar nuestra dignidad, para poder vivir sin miedo ni vergüenza, por eso se denomina Día del Orgullo y todo comenzó con una revuelta contra la policía.

Pero como bien sabemos, la historia la escriben los vencedores, incluso en los movimientos sociales y éstos no están exentos de prejuicios y privilegios, de ahí que durante décadas (incluso hoy en día en algunos ámbitos) se le denominara “Orgullo Gay” en una suerte de monopolización de la reivindicación por el sector más privilegiado del colectivo, es decir, los hombres cisgénero (cuya identidad de género coincide con el género asignado al nacer), homosexuales, blancos, sin pluma (cuya expresión de género coincide con la asociada culturalmente al género masculino) y de clase socioeconómica media/alta.

Pero hubo muchas mujeres cuyo papel resultó clave en el inicio de la revuelta y que han sido invisibilizadas. Concretamente cuatro mujeres que sufrieron no sólo la discriminación social y policial, sino que dentro del propio colectivo eran las más denostadas por confluir en ellas múltiples opresiones, fueron Marsha P. Johnson, mujer transgénero afroamericana; Sylvia Rivera, mujer trans que vivió en la calle durante largas temporadas; Miss Mayor Griffin-Gracy, mujer transexual negra, única que continua viva y Stormé DeLarverie, hija de afroamericana y lesbiana butch, conocida como la “Rosa Parks de la comunidad LGTB” y que, según algunas versiones de los hechos, luchando contra la policía fue golpeada en la barbilla con una porra y ese incidente precipitó la revuelta.

En este punto nos encontramos con dos elementos fundamentales de esta antiacadémica pedagogía de la revuelta, que debemos recordar y llevar a las aulas si pretendemos ejercitar un modelo educativo orgulloso y crítico.
Por un lado, la rebelión, la capacidad humana de revelarse ante la injusticia. En estos tiempos oscuros de leyes mordaza, es necesaria la reactivación del “espíritu de revuelta” como alternativa al “nuevo orden mundial”, como dice Julia Kristeva en su libro “El porvenir de una revuelta”: “la apuesta por el porvenir de una utopía que sería el pensamiento como revuelta permanente”. Rescatar de la inacción al sistema educativo, de ese espejismo de neutralidad y despolitización en el que simula asentarse… En definitiva, valorar y fomentar la capacidad de nuestro alumnado para luchar, para revolverse ante la discriminación, para la acción directa frente a los abusos del poder.

Este espíritu de revuelta contrasta con la mercantilización actual de la celebración institucional del orgullo, donde capitalismo, privilegio y sexismo, desfilan de la mano desactivando así su origen subversivo. Celebraciones organizadas por grupos empresariales que no se sonrojan, por ejemplo, ante el ejercicio claro de pinkwashing que supone invitar a la cantante Netta a una fiesta privada que tendrá lugar en las fiestas del Orgullo de Madrid y que son cuestionadas por numerosos colectivos críticos que luchan cada año por no olvidarse del origen del movimiento LGTB y, de forma lúdica también, por qué no, siguen luchando año tras año contra toda discriminación por razón de orientación sexual e identidad de género.

Por otro lado, la necesidad urgente de recuperar la historia silenciada de las mujeres protagonistas de uno de los movimientos por los derechos civiles más importantes del siglo XX, como es el movimiento LGTB. Debemos recordarlo para poner en valor el poder de las mujeres como fuerza propulsora de la lucha, de la revuelta, en un momento histórico en el que se está de nuevo fomentando un modelo de mujer normativa tradicional, donde los géneros se están reforzando en su bipolaridad heteronormativa de machos violentos y mujeres delicadas, en ocasiones, de forma más virulenta que hace unas décadas. Y quienes trabajamos con adolescentes, lo vivimos a diario.

En ese resurgimiento obsesivo por fomentar la normatividad de género en la infancia, con juguetes profundamente sexistas, llevando la obsesión por los colores azul y rosa hasta el paroxismo, fomentando de forma compulsiva ese “princesismo” entre las niñas que continúa reproduciendo y perpetuando actitudes pasivas, sumisas, contenidas, donde las niñas siguen siendo reprimidas si corren demasiado, si se mueven demasiado, si se expresan demasiado, si se ensucian demasiado. En este momento de manadas y de evidencia generalizada de que la violencia sistémica contra las mujeres es un problema de extrema gravedad, donde urge educar en la autodefensa feminista más que en la sumisión femenina normativa, es imprescindible recuperar modelos de mujeres fuertes, que rompían toda norma de género mientras, por qué no, rompían también alguna cara.

Porque esas mujeres valientes que, junto a otras mujeres negras, mujeres trans, mujeres lesbianas, mujeres prostitutas, mujeres sin techo, mujeres que dinamitaban con su existencia el sistema cisheteropatriarcal, dieron el paso al frente necesario para que las lesbianas, gais, trans*, bisexuales de hoy en día podamos salir a la calle durante todo el año, orgullosas de quienes somos, de nuestros afectos y de nuestros deseos y podamos seguir luchando en la calle, en nuestros puestos de trabajo, en las aulas, por el orgullo de ser.

Imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/wp-content/uploads/2018/06/marsha.png

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/06/28/pedagogia-dela-revuelta-o-como-educar-en-el-orgullo/

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Estados Unidos: Los estudiantes que sobrevivieron a la masacre de Parkland ofrecen una lección a su país

Estados Unidos/10 de Marzo de 2018/Autores: Amy Goodman y Denis Moynihan/Rebelión

Los estudiantes sobrevivientes de la masacre del Día de San Valentín en la secundaria Marjory Stoneman Douglas son el corazón del movimiento para el control de armas de fuego. Están retomando una de las tradiciones políticas más fuertes de la historia de Estados Unidos: la tradición del activismo juvenil.

La Asociación Nacional del Rifle no lo vio venir. Podría haber vaticinado otro tiroteo letal en una escuela, como tantos que han tenido lugar en Estados Unidos. Pero lo que esta asociación aficionada a las armas de fuego no pudo predecir fue la respuesta inmediata e implacable de los estudiantes sobrevivientes, que canalizaron su furia y dolor por el asesinato de 17 de sus compañeros de clase y profesores contra el lobby de las armas y los políticos que tienen en el bolsillo. Presionado por este nuevo impulso de cambio, el presidente Donald Trump celebró una reunión con legisladores de los dos principales partidos políticos el miércoles por la tarde. En medio de discursos plagados de elogios hacia Trump, los senadores y representantes expusieron sus propuestas políticas, mientras Trump se atribuía el crédito por anticipado por lo que opinó que sería un proyecto de ley “hermoso”, que sería aprobado en el Senado por tantos votos más de los 60 necesarios que sería algo “increíble”.

Aún queda por ver si alguna de las políticas propuestas llega a convertirse en una ley integral para el control de las armas de fuego. Hay muchas razones para mostrar escepticismo, como los 54 millones de dólares que la Asociación Nacional del Rifle invirtió en las campañas presidenciales y del Congreso durante el ciclo electoral de 2016. La congresista demócrata Elizabeth Esty, de Connecticut, que asumió el cargo justo después de la masacre en la secundaria Sandy Hook, expresó una verdad innegable en la reunión bipartidaria: “Estamos en ante un punto de inflexión, gracias a los estudiantes”.

Los estudiantes sobrevivientes de la masacre del Día de San Valentín en la secundaria Marjory Stoneman Douglas son el corazón del movimiento para el control de armas de fuego. Están retomando una de las tradiciones políticas más fuertes de la historia de Estados Unidos: la tradición del activismo juvenil.

A esta altura, muchos de los sobrevivientes de la masacre de Parkland, Florida, son reconocidos a nivel nacional: como Emma Gonzalez, cuyo enérgico discurso pocos días después del tiroteo encendió el movimiento, o David Hogg, director del canal de televisión estudiantil de la escuela, cuyas impactantes apariciones en los medios contribuyeron a una vergonzosa teoría conspirativa de la derecha, que afirma que él y otros estudiantes son en realidad “actores de crisis” inflitrados, o Sam Zeif, que en la “audiencia” de la Casa Blanca increpó al presidente con estas palabras: “Estas no son armas de defensa; estas son armas de guerra… Todavía no puedo creer que yo mismo pueda comprar una”.

Otros ayudaron a organizar un viaje de más de cien sobrevivientes desde Parkland a Tallahassee, capital de Florida, para presionar a los legisladores estatales por una prohibición de las armas de asalto. Aunque la acción no tuvo éxito, los estudiantes volvieron a sus hogares más decididos que nunca.

El activismo juvenil tiene una larga historia en Estados Unidos. En 1903, Mary Harris Jones, la legendaria activista laboral irlandesa conocida popularmente como “Mother Jones”, lideró una marcha de cientos de niños trabajadores en huelga y sus padres desde Filadelfia hasta la ciudad de Nueva York. Luchaban contra el flagelo del trabajo infantil.

El movimiento por los derechos civiles fue propulsado por activistas jóvenes. Claudette Colvin tenía solo 15 años cuando se negó a cederle su asiento en el autobús a un pasajero blanco en Montgomery, Alabama, nueve meses antes de que Rosa Parks hiciera lo mismo. Colvin nos contó en una entrevista para Democracy Now!: “No podía moverme, porque la historia me había pegado al asiento… Porque sentía como si las manos de Sojourner Truth, [abolicionista y feminista], me estuvieran presionando un hombro y las manos de Harriet Tubman, [abolicionista], presionaran el otro. No podía moverme. Y grité: ‘¡Es mi derecho constitucional!’”.

Uno de los principales impulsores de la estrategia de no violencia utilizada por Martin Luther King Jr. fue James Lawson, quien fue nombrado pastor cuando estaba en la escuela secundaria, en 1947. Lawson, a su vez, formó a incontables activistas, como a John Lewis. Lewis fue uno de los líderes del Movimiento de Nashville para terminar con la segregación en las cantinas del sur del país y formó parte de las primeras caravanas por la libertad, cuyos integrantes tuvieron que enfrentar golpes, arrestos, multitudes enfurecidas y amenazas de muerte mientras viajaban en autobuses para forzar el fin de la segregación en el sistema de autobuses interestatales.

John Lewis tenía solo 23 años cuando se dirigió a la multitud en la Marcha sobre Washington de 1963, donde King pronunció su famoso discurso “Tengo un sueño”. Atendiendo las sugerencias hechas por sus mayores, por King y por un colega organizador de la marcha, A. Philip Randolph, Lewis editó su discurso: “Me pidieron que cambiara el discurso. Algunas personas pensaban que el discurso era demasiado radical, demasiado religioso. Yo pensaba que era un discurso para la ocasión. Representaba a las personas con las que estábamos trabajando”. El actor Danny Glover le puso voz al discurso original de Lewis para el proyecto “Voces de la otra historia de Estados Unidos”. El fragmento que Lewis quitó decía: “A quienes nos han dicho, ‘sean pacientes y esperen’, debemos explicarles que ‘paciencia’ es una palabra sucia y desagradable. No podemos ser pacientes. No queremos ser libres de forma gradual. Queremos nuestra libertad, y la queremos ahora”.

Los estudiantes de Parkland han convocado a una marcha nacional para el próximo 24 de marzo. La marcha, a la que han decidido llamar “Marcha por nuestras vidas”, tendrá lugar en Washington D.C. y habrá marchas hermanas en todo el país. En muy pocos días han logrado recaudar más de tres millones de dólares para apoyar la organización de la manifestación. Emma González escribió en la revista Harper’s Bazaar: “Marchen con nosotros el 24 de marzo. Regístrense para votar. Acudan a las urnas. Porque tenemos que contrarrestar la agenda de la Asociación Nacional del Rifle de una vez por todas”. Además de la de 24 de marzo, ya hay otras dos convocatorias propuestas. Varios grupos de estudiantes de secundaria han convocado para el 14 de marzo una huelga estudiantil nacional en demanda de un mayor control sobre el uso de las armas de fuego. Una convocatoria similar tendrá lugar el 20 de abril, cuando se cumplan 19 años de la masacre de Columbine.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=238580

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Ecuador: Jóvenes afro piden mayor acceso a empleo y educación

Ecuador/31 octubre 2017/Fuente y Autor: Andes

La dificultad de acceder a la educación superior y al empleo fueron las inquietudes que el colectivo afrodescendiente de Guayaquil expuso al secretario técnico de Juventudes, Elías Tenorio, durante un foro para socializar el trabajo de la entidad que tiene dos meses de creación.

Durante una hora, representantes de jóvenes de los sectores afro de los barrios guayaquileños Guasmo e isla Trinitaria expusieron la situación social de este grupo poblacional que, coincidieron, continúa excluido de las políticas públicas.

Luego de la cita, Ángela Ramírez, de la cooperativa Valle Independiente del Guasmo Sur, manifestó que existe la confianza de que la Secretaría atienda no solo a este sector, sino a otros grupos colectivos, cuyos derechos son vulnerados, pese a ciertos avances logrados en los últimos 10 años.

“Ahora tenemos la visión de velar por nuestros derechos y que se cristalicen algunos temas sobre políticas públicas. Lo que más reclamamos es el acceso al empleo porque la mayoría de nuestros jóvenes solo tienen acceso al subempleo”, aseguró Ramírez.

Se mostró confiada en que los diálogos que impulsa el Gobierno abren expectativas para toda la población. En ese sentido también se pronunció Ana Cisneros, de la cooperativa Américo Vespucio, de la isla Trinitaria.

Para ella la reunión fue importante porque se toma en cuenta el criterio de los jóvenes y a los territorios para los problemas y la búsqueda de soluciones. “Confiamos en los diálogos, pero esperamos que se cristalicen en hechos”.

De su lado, Elías Tenorio, secretario técnico de Juventudes, indicó que al momento se ha reunido con jóvenes de cinco provincias de Ecuador. “Esta es la segunda vez que estoy en Guayaquil”, manifestó.

Considera que el objetivo es socializar los temas que involucran a las organizaciones afrodescendientes que de una u otra forma han vivido la exclusión y la falta de oportunidades, además existe el compromiso de planificar acciones como acceso a educación, créditos y empleo.

Fuente de la noticia:  http://www.andes.info.ec/es/noticias/jovenes-afro-piden-mayor-acceso-empleo-educacion.html

Fuente de la imagen:

http://www.andes.info.ec/sites/default/files/styles/large/public/field/image/secretaria_de_la_juventud_el_telegrafo.jpg?itok=3RL

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