– A dos semanas de que se celebre la próxima reunión de ministros de comercio de la UE, una coalición de organizaciones de la sociedad civil, de la que forman parte Amigos de la Tierra y Ecologistas en Acción, lanza una declaración en rechazo al acuerdo comercial UE-Mercosur.
– En la declaración las organizaciones demandan una relación comercial basada en cinco principios: cooperación, solidaridad, igualdad, democracia y sostenibilidad.
– Asimismo, recalcan que durante la Presidencia española del Consejo de la UE se debería escuchar a la sociedad civil y hacerla partícipe, y no socavar aún más la lucha contra la crisis climática y las desigualdades.
Una amplia coalición de grupos de la sociedad civil de América del Sur y Europa —entre las que se encuentran Amigos de la Tierra y Ecologistas en Acción— reitera su llamamiento para detener el acuerdo de libre comercio UE-Mercosur y rechaza las maniobras de lavado verde impulsados por la Comisión Europea para salvar el acuerdo.
El acuerdo UE-Mercosur ejemplifica la política comercial de la UE alejada de la justicia social y ambiental. Su objetivo principal es aumentar las exportaciones de productos que contribuyen a una mayor deforestación, emisiones de gases de efecto invernadero, violaciones de los derechos humanos, uso de pesticidas tóxicos, inseguridad alimentaria, pérdida de puestos de trabajo y sufrimiento animal.
Por estos motivos, las más de 170 organizaciones firmantes defienden que, en su lugar, la UE y el Mercosur deberían comenzar a construir una relación alternativa basada en la cooperación, la solidaridad, la igualdad, la democracia y la sostenibilidad. Una relación que deje atrás el comercio descontrolado por encima de los límites planetarios y las lógicas coloniales en las que América Latina queda relegada a exportar materias primas para satisfacer los intereses empresariales de la UE, a costa de los derechos de los pueblos.
En la declaración explican cómo la cooperación, en lugar de la competencia, y la solidaridad, en lugar de la explotación, deben ser los principios rectores de las relaciones entre la UE y Mercosur. “En lugar de que nuestras relaciones estén determinadas por los intereses de las empresas transnacionales, necesitamos un proceso democrático abierto, la aceptación de la responsabilidad histórica por parte de la UE y un modelo de cooperación económica y política que se construya en torno a las necesidades de las personas, los servicios públicos, el trabajo de cuidados, la soberanía alimentaria y la sostenibilidad”, afirman.
Marta García Pallarés, portavoz de Ecologistas en Acción, apunta: “Estamos en una emergencia planetaria sin precedentes, acabamos de vivir el mes de abril más cálido y seco desde que existen registros, España se seca y se han perdido miles de hectáreas de cosechas. El Gobierno debería poner todos sus esfuerzos en la reducción de emisiones y, sin embargo, promueve la firma de un acuerdo comercial que solo va a agravar esta situación. Este no es el tipo de relaciones comerciales que necesitamos”.
Andrés Muñoz Rico, responsable de Soberanía Alimentaria de Amigos de la Tierra, añade: “Este acuerdo comercial va a acelerar la expansión de la ganadería industrial en nuestro país, un modelo enormemente depredador de recursos hídricos en un contexto de sequía. También va a potenciar la producción de monocultivos como la soja, la caña de azúcar o la carne de res en los países del Mercosur, lo que va en contra del reglamento contra la deforestación, recientemente acordado por la UE y apoyado por el Gobierno de España ”.
Olga Cantó y Libertad González, que han coordinado un estudio sobre el coste de la pobreza infantil para la economía, hablan sobre sus resultados y el auge del análisis de la desigualdad en los últimos años
Docentes universitarias, economistas, investigadoras y líderes de amplios grupos académicos sobre pobreza, desigualdad y políticas públicas. Olga Cantó (1970) y Libertad González (1975) atienden a elDiario.es días después de presentar un innovador estudio coordinado por ambas sobre el coste económico de la pobreza infantil en España. Una injusticia social y una vulneración de derechos de los menores, reiteran ambas, pero también una ineficiencia económica que resta miles de millones a la economía cada año.
La pobreza infantil no solo lastra de manera injusta a quienes la sufren, explican las académicas, sino también al conjunto del país con trabajadores más precarios, más desempleo y mayores problemas de salud que atender, entre otras consecuencias. Poner esta factura en números, en una oferta pública para el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil, con colaboración de la Fundación La Caixa, no solo es pionero en España sino que rompe con dogmas capitalistas del pasado.
En su estudio concluyen que la pobreza infantil no solo es injusta para quienes la padecen, sino que también es claramente ineficiente desde un punto de vista económico. Estiman que nos cuesta a todos unos 63.000 millones de euros al año.
Libertad González: Con los datos que se habían publicado hasta ahora sobre la incidencia de la pobreza parecía como si fuera un tema que importa solo a un segmento de la población, quienes la sufren. Y, si te convences de que es relativamente poca gente, aunque no lo es porque en España la incidencia es muy alta, puede parecer que afecta solo a una parte pequeña de la población. Aquí lo que intentamos era mostrar que no solo afecta a las personas que viven directamente en situaciones de pobreza, sino también a la prosperidad económica de toda la sociedad.
Lo hace través de distintos canales, como con impactos sobre la productividad, menor crecimiento económico y el nivel de desarrollo de la economía en su conjunto. Pero afecta también a la recaudación impositiva, al gasto sanitario, al gasto social… Toda la sociedad se puede beneficiar de reducir los niveles de pobreza infantil, porque es un coste para todos.
Una lectora nos destacaba que la pobreza es en sí una vulneración de derechos, a la que habría que combatir aunque costara dinero. ¿Por qué era importante medir esta ineficiencia económica?
Olga Cantó: Libertad ha tocado un punto clave, mostrar que la pobreza afecta a toda la sociedad, y añadiría aquí que estamos indagando en la conexión entre la desigualdad y la pobreza con la eficiencia económica que hasta principios de la segunda década de este siglo estaba muy escondida en el análisis económico. La desigualdad parecía como una especie de externalidad negativa de un sistema capitalista competitivo, donde se quiere llegar a la mayor eficiencia posible y la pobreza parecía que no afectaba a este resultado. Pero es que la pobreza sí que afecta a la eficiencia económica.
Los países que realmente consiguen desarrollar su sociedad son países que intentan, por supuesto, tener una producción más eficiente, pero a su vez tienen unas políticas que son inclusivas. Y lo vemos en esta línea que estamos explorando sobre desigualdad-pobreza-eficiencia, que era muy evidente desde hace ya mucho tiempo, pero los organismos económicos, como el Fondo Monetario Internacional y la OCDE, no lo ponían en el foco.
Los países que realmente consiguen desarrollar su sociedad son países que intentan, por supuesto, tener una producción más eficiente, pero a su vez tienen unas políticas que son inclusivas
Ese coste de la pobreza para toda la economía lo cifran en alrededor de unos “1.300 euros por persona al año” en España.
Olga Cantó: Es importante poner en el foco en el coste de no hacer nada, que es como invisible, la población no lo percibe. Y es muy importante. Pasó por ejemplo cuando de pronto se lanzó el cheque bebé en 2007. Hubo mucha discusión sobre si se debía dar prestaciones a los más ricos y nadie se había planteado que en el impuesto sobre la renta las familias más ricas ya tenían una desgravación por hijo y por lo tanto estaban recibiendo dinero del Estado. Pero era algo como escondido, que no se ve.
Creo que el coste de no hacer nada no se ve ¿y cuándo se ve? Cuando ya no hay remedio, se ve cuando ya esos niños han pasado mucho tiempo por debajo de ese umbral de la pobreza, cuando ya tienen muchas dificultades educativas, laborales,… Por ello también creo que este estudio es fundamental.
El Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil lanza la convocatoria pública para que se investigue cuál es el coste de la pobreza infantil, pero apenas había precedentes académicos. ¿Cómo lo abordaron?
Libertad González: Lo primero fue acotar el problema. Es una pregunta que se puede abordar desde distintas perspectivas, así que en mi equipo pensamos en cómo afecta la pobreza infantil a la vida de las personas, a corto, medio y largo plazo, que luego se vaya a traducir en un coste para la sociedad. Con lo que ya sabemos de otros países y del análisis empírico, decidimos acotar y centrarnos en dos áreas que nos parecían muy importantes.
Una, los efectos sobre el capital humano. Es decir, crecer en una situación de pobreza va a afectar a tu desempeño educativo, desarrollo cognitivo y luego más adelante al mercado de trabajo, en el acceso al empleo, su calidad, ingresos laborales. Esta gran pata afecta a la productividad, a los ingresos, a la recaudación impositiva y también indirectamente a algunas prestaciones sociales.
El segundo gran bloque analiza el impacto de crecer en la pobreza sobre el estado de salud. En concreto, nos centramos en dos áreas principales: la salud mental, por un lado, ya que está documentado que la pobreza está asociada con tasas de enfermedades mentales y de depresión más altas, y las consecuencias derivadas del sobrepeso y obesidad, también más elevadas.
Apuntaban en la presentación del estudio que el coste de la pobreza de 63.000 millones al año era un mínimo, porque hay más efectos sin incluir y distintos niveles de pobreza que pueden encarecer este resultado, ¿no?
Olga Cantó: Nuestro grupo se ocupó de caracterizar la pobreza para el equipo de Libertad. Y los resultados de coste que obtenemos realmente son un umbral inferior, porque hay cosas que no se han podido incorporar porque no hay datos. Sobre todo para conectar padres con hijos, que es muy difícil porque tenemos muy poca información longitudinal en España, mientras que hay otros países que lanzan análisis estadísticos de cohortes y pueden saber qué le ha pasado a esa cohorte desde que es pequeña hasta que es adulta. No se ha podido incluir por ejemplo una dimensión fundamental, que es el aumento de la cronicidad de la pobreza.
Libertad González: Vemos el efecto medio para todos los que han sido pobres en la infancia, pero para algunos de ellos la pobreza fue transitoria, con un efecto menor, mientras otros pasaron situaciones más persistentes de pobreza crónica y el efecto sería obviamente mayor.
Olga Cantó: Así que si añadiéramos esa dimensión de aumento de la cronicidad de la pobreza, esa herida probablemente sería más cara. La estimación realmente es como un mínimo, porque no tenemos otra información que creemos que empeoraría los resultados.
Su investigación es innovadora, con escasos referencias previas, alguno en Estados Unidos y Reino Unido. ¿Qué repercusión está teniendo?
Libertad González: Justo la OCDE en paralelo ha intentado hacer un estudio similar, para los 27 países de la Unión Europea. A la presentación de la investigación vino un representante de la OCDE para hablar de sus resultados y, aunque ellos no lo han podido hacer con tanto detalle como nosotros, sus resultados son de una magnitud similar al nuestro. Lo cual nos parece interesante porque son dos estudios independientes que concluyen cosas parecidas. Para el caso de España estiman que la pobreza infantil cuesta un 4,2% del PIB y a nosotros nos sale un 5,1%, porque medimos un poco diferente. Pero es relevante, porque tenemos dos estudios recientes en la misma dirección.
Olga Cantó: Eso también nos permite la comparación. Ahora puedes coger el informe de la OCDE y vemos que España está en la cola alta de coste de pobreza infantil. Eso ya te dice algunas cosas.
Vemos esa gran factura social que supone que millones de menores vivan por debajo del umbral en la pobreza. ¿Han estudiado qué medidas son más efectivas para reducirla?
Olga Cantó: Nos planteábamos inicialmente hacer esa extensión hacia las políticas, pero el informe empezó a ser realmente muy grande, haría falta otro documento completo para analizar esa parte. Pero sí indicamos que creemos que hay que extender las políticas, no solo a las monetarias, sino también a las educativas y sanitarias.
Por ejemplo, está aumentando la incidencia de la pobreza en 0-5 años, algo muy preocupante y sabemos que las políticas educativas de 0 a 3 años son muy preventivas. Hay mucha literatura que indica lo que realmente ayuda mucho para el desarrollo cerebral de los menores es tener una situación de suficientes recursos económicos cuando tienen esa edad, especialmente. La capacidad de llevarlos a una escuela desarrolla mucho más el cerebro de aquellos que vienen de familias con situaciones económicas difíciles, que de quienes vienen ya de una situación de ingresos mucho más estabilizada. Entonces, las políticas de 0 a 3, incluso de 0 a 6 años, hasta el primer año de primaria, son muy relevantes.
Pero también sabemos que el coste de un niño aumenta con la edad, el adolescente es más costoso que el menor en términos de ingresos, por lo que también habría que hacer políticas para ese grupo de 6 a 12 años particularmente. Pueden ser educativas, pero nos parece relevante que se simulen algún tipo de transferencias a esos grupos. La idea es que estaríamos ahorrando el gasto futuro, estaríamos gastando hoy para no gastar mañana.
El Gobierno ha desplegado una medida específica en este sentido, el ingreso mínimo vital (IMV) y el complemento de ayuda a la infancia, las ayudas entre 50 y 100 euros al mes por hijo.
Libertad González: En políticas públicas hay dos pilares. Por un lado, proponer cosas nuevas, pero también documentar los impactos de las políticas que ya se están implementando. Es muy interesante evaluar los impactos de políticas que se han aprobado desde 2019, como la subida del salario mínimo y sobre todo el ingreso mínimo vital, que se concretó en 2020 y tenemos que evaluarlo.
Aquí hay que mencionar la importancia de que se facilite el acceso a los investigadores a datos administrativos de prestaciones sociales, de la manera lo más urgente posible para que se pueda ir evaluando sobre la marcha, para poder ir reaccionando sobre lo que funciona y lo que no.
Mencionan el salario mínimo y también cómo ha cambiado la mirada sobre la desigualdad y la pobreza en la ciencia económica. ¿Se están desmontado ideas preconcebidas sobre medidas sociales, tradicionalmente más progresistas, que pueden hacerlas prosperar en gobiernos más conservadores?
Olga Cantó: Los académicos hacemos estudios y damos los resultados de impacto distributivo y sobre la eficiencia, por ejemplo. Y es el político que está votado por los ciudadanos el que ha de tomar la decisión respecto a qué quiere pesar más y qué peso le quiere dar a la equidad.
Lo que lo que subrayamos en este estudio es que la eficiencia económica se puede coordinar con la justicia social. Luego hay otra pregunta: ¿hasta dónde estarías dispuesto a reducir la eficiencia? Esa es la gran pregunta siempre. ¿Hasta dónde estás dispuesto a reducir la eficiencia para mejorar la equidad?
Libertad González: Pero es cierto que los economistas se han centrado, o nos hemos centrado, mucho en mirar los efectos sobre la eficiencia y sobre posibles destrucción de empleo, pero no han tenido tanto peso las investigaciones que hayan documentado el impacto que tiene el salario mínimo para producir la pobreza infantil, por ejemplo.
Hasta hace unos años, como apuntaban, en los que sí se están haciendo más estudios en este sentido.
Olga Cantó: En España en particular los estudios sobre desigualdad y pobreza no han sido suficientemente valorados por la academia. De hecho no hay muchas revistas que publiquen resultados sobre ello, está algo menos valorado. También hay pocos congresos donde haya sesiones sobre desigualdad y pobreza, es así. Esto ha traído que sea un área menos desarrollada.
Te vas al extranjero y ves la cantidad de sitios donde se trabaja ese tema y desde 2010 en adelante ha habido cada vez más trabajos sobre el impacto distributivo de las políticas, está muy presente ya en el ámbito europeo. Creo que hemos dado unos pasos de gigante en los últimos años, se está desarrollando mucho esa visión más heterogénea de las políticas públicas, que no inciden solo en el individuo medio, sino en muchos individuos con diferentes características.
En España los estudios sobre desigualdad y pobreza no han sido suficientemente valorados por la academia económica y esto ha traído que sea un área menos desarrollada
¿A qué adjudican ese aumento de las investigaciones sobre pobreza y desigualdad?
Olga Cantó: Esto es una creencia mía, no contrastada, pero creo que cuando hay movilidad social –y en España hubo mucha en las generaciones nacidas en los 70 y los 80– y hay personas de orígenes sociales bajos que tienen la oportunidad de estudiar y que pueden llegar a una educación superior, o incluso a tener becas para estudiar fuera de España, es obvio que pueden tener más interés en explicar esos temas. Mientras que en general, si uno viene de un entorno más rico, probablemente le pueda dar menos valor, lo cual no significa que no haya mucha gente de esos entornos que también sea consciente de estos problemas. Pero, en media, creo que sí sucede.
Hay ejemplos, por ejemplo, de economistas que han vivido una recesión, como le pasó a Keynes en su momento, y que estaba preocupado sobre por qué había esas colas de hambre en Nueva York o en Londres en los años 29 y 30. Se preocupó por eso y buscó un modelo de corto plazo para analizar la economía. Lo que has vivido influencia, creo.
En sus casos, ¿hay alguna vinculación con su trayectoria personal?
Libertad González: Yo nací en 1975 en Dos Hermanas, un pueblo de Sevilla que, digamos, no es la zona más próspera de España. Fui a un instituto público de mi pueblo y luego la Universidad Pública de Sevilla. Después estudié el doctorado en Economía en Estados Unidos gracias a una beca para hacer cursos de posgrado, un poco por casualidad, gracias a esa beca porque tenía buenas notas de la carrera. Pero no conocía a nadie que hubiera estudiado ni fuera de España, ni muchísimo menos en Estados Unidos. Esto me abrió completamente otro mundo, de ir de Dos Hermanas a Chicago.
Luego ya una vez que estuve un año en Estados Unidos, conseguí también una beca del Ministerio aquí en España que me permitió hacer el doctorado allí, que es carísimo, y a partir de ahí pues poder dedicarme a la investigación en los temas que me interesan, que son temas de tipo social. Pero eso es el resultado de que haya universidad pública en todas las provincias de Andalucía, que había becas para estudiar en la carrera y después para apoyar los estudios de posgrado.
Mi carrera es el resultado de que haya universidad pública en todas las provincias de Andalucía, de becas para la carrera y también para los estudios de posgrado
Olga Cantó: Yo soy medio andaluza, medio valenciana, porque mis padres son inmigrantes internos del país, como sucedió en tantos hogares. Mis abuelos tenían un nivel educativo muy bajo, por lo que fue un esfuerzo muy importante para ellos trasladarse, como hicieron todos los inmigrantes internos del país tanto en Cataluña como en Madrid.
También estudié en la Universidad Pública, en la de Alcalá de Henares (Madrid) y en el Erasmus, un esfuerzo para mis padres, fue donde vi el cartel para hacer la tesis en Florencia. Vi “economía laboral y desigualdad” y aquello me llamó mucho, porque yo vivía en Alcalá de Henares, una ciudad de aluvión, estilo lo que puede ser Hospitalet de Llobregat, en Barcelona. Me dieron la beca, me financiaron cuatro años y pico que tardé en terminar. Sin eso, no hubiera podido hacer la tesis en un instituto universitario europeo, ni vivir en Florencia. Así que también soy producto de las becas, como Libertad, y probablemente las dos cumplimos esa movilidad social de la que estábamos hablando al principio.
Son dos mujeres que lideran equipos de investigación, con autoridad dentro de sus ámbitos de estudio. ¿Cómo de frecuente es esto? ¿Qué dificultades específicas han afrontado como investigadoras por ser mujeres?
Libertad González: No siento que haya tenido muchos obstáculos particulares por el hecho de ser mujer, pero hay dos cosas que quiero mencionar. Por un lado, que por razones culturales, aunque también sistémicas, a veces nosotras mismas nos autolimitamos o somos menos ambiciosas de lo que podríamos ser. Por ejemplo, ahora mismo conseguí un proyecto bastante cuantioso del European Research Council y casi no lo pedí porque pensaba que era imposible, que no me lo iban a dar, que no daba la talla, me tuvieron que insistir en mi departamento. En cambio, para muchos hombres es más fácil lanzarse, atreverse y ser ambicioso.
Lo segundo está relacionado con el tema familia y los hijos. Soy madre, tengo dos hijos y mi marido siempre ha sido maravilloso, pero escuché a una mujer economista decir: ‘Las mujeres lo mejor que podemos aspirar es una pareja que haga el 50%’. Es decir, que nuestra pareja va a hacer entre el cero y el 50%, pero la mayoría de mis compañeros tienen compañeras que llevan a todo el cuidado de los hijos, que dejan de trabajar o trabajan a tiempo parcial, que los han seguido de país a país,… Ellos tienen un apoyo en casa con el que nosotras no contamos.
También a veces el reto está los equipos de investigación y las universidades, ¿no?
Olga Cantó: Al principio cuando trabajé de regreso a España, en Vigo, tuve la gran suerte de que mis dos colaboradores que trabajaban en desigualdad y pobreza fueron muy equitativos conmigo, compartíamos los investigadores principales siempre, íbamos rotando y no había diferencias por hombres y mujeres. Pero esto no es lo común. Conozco bastantes casos de personas donde los hombres, a veces también las mujeres, se han resistido a que gente más joven, y sobre todo mujeres más jóvenes en particular, lideren los proyectos de investigación porque creen que lo debe liderar siempre el que ya lo ha hecho antes. Estas persistencias a las mujeres nos nos retrasan.
Luego en la práctica diaria, creo que nosotras tenemos una forma de trabajar y de funcionar mucho más horizontal y mucho menos jerárquica. Pero el sistema promociona lo jerárquico, porque cuanto más acumulas en una persona, más posibilidades de ganar. Es verdad que nos atrevemos menos, como dice Libertad, pero a la vez ellos acumulan más porque en gran medida se colocan en esa posición de liderazgo y no se mueven de ahí. Yo eso no lo he sufrido y por eso también he conseguido acreditarme como catedrática, sino no hubiera podido y tampoco estaría aquí.
El pedagogo francés Philippe Meirieu ha sido el protagonista del último debate del ciclo ‘En clave de educación’, organizado por el Consejo Educativo Municipal de Barcelona (CEMB) y el Instituto de Ciencias de la Educación de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) en el CCCB
Con el título ‘Oportunidades educativas en Barcelona. Desde la perspectiva de género y otras vulnerabilidades’, Philippe Meirieu, que fue presentado como uno de los “pensadores más relevantes de la pedagogía contemporánea”, abordó la idea de las desigualdades educativas y las vulnerabilidades de la infancia y cómo evitar que las diferencias se profundicen dentro de la escuela y acaben convirtiéndose en “desventajas” si se mantiene una “forma escolar que presupone la homogeneidad y conformidad con la norma”. Es la idea de buscar estrategias para la transformación que permitan a los alumnos que llegan con diferentes mochilas en la escuela, no fracasar en su camino de aprendizajes hacia su “emancipación” como personas.
El pedagogo, investigador, político, educador y profesor universitario aseguró estar “a favor” del Plan contra la segregación escolar de Barcelona para evitar “guetos”, ayudando desde la política a la financiación de las escuelas que acogen a menores vulnerables para luchar contra las diferencias y aportar oportunidades. Dotar de más recursos a aquellos centros que más lo necesitan, con más inversión y más profesionales, como ya se está intentando aplicar también en Catalunya, para garantizar la equidad. Una defensa de las políticas pedagógicas que él mismo ha contribuido a llevar a cabo a lo largo de su trayectoria profesional en Francia. Unas desigualdades económicas y sociales que implican un tratamiento diferente a las criaturas y que también reducen el nivel de aspiración profesional, que se va reduciendo a medida que los alumnos van creciente. Por ejemplo, pasan de querer ser cirujanas a los 6 años a ser enfermeras a los 12 y auxiliares de enfermería a los 14.
Los estereotipos perpetúan las desigualdades
De aquí vendría la fuerza de los estereotipos que perpetúa dentro de las escuelas las desigualdades, por ejemplo, de género. Meirieu destacó cuando a las niñas se las considera que sacan buenas notas porque son muy aplicadas en el estudio, es decir, sacan buenas notas porque trabajan no para que sean inteligentes. En cambio, “a un chico que saca menos nota, se le considera un vago”, es decir, podría sacar mejores resultados porque es inteligente.
Meirieu vistió la conferencia de ejemplos sobre situaciones que pasan dentro de los centros educativos y que invitan a la reflexión, haciendo evidente muchos errores que seguramente se repiten sin percibirse. Así, por ejemplo, defiende que no es suficiente con poner dentro de una misma clase a alumnas de orígenes diversos para buscar la diversidad, la integración y la igualdad, sin otras medidas complementarias.
El pedagogo habló del aprendizaje en grupo haciendo referencia a una experiencia en los Estados Unidos sobre trabajos con alumnos de orígenes varios después del fin de la segregación racial. En lugar de conseguir trabajar la diversidad, profundizó las desigualdades. Los niños acabaron adquiriendo los roles prefijados: los blancos de clase acomodada pasaron a ser los dominantes y los de origen económico y social modesto, los esclavos.
Y todo ello para hacer evidente la necesidad de buscar las dinámicas para que los alumnos puedan trabajar en grupo, en aquello que les une y no en lo que les separa. Con aportaciones de todo el mundo, ya tengan mochilas llenas o vacías de aprendizajes o vengan de barrios populares o acomodados. Todos tienen cosas a decir y a aportar de todo el que han vivido.
El gusto del aprendizaje
También habló, por ejemplo, de la situación errónea de intentar dar más ejercicios a alguien que en realidad no los puede hacer como método para conseguir que mejore porque “no funcionará”. “Para curar el rechazo escolar se necesita hacer nacer en el niño o adolescente el gusto por el aprendizaje escolar”, defendió. Buscar el “deseo” que permita al alumno saber cada vez más y “abrirse en nuevos conocimientos”, en vez de “limitarse al ChatGPT o a Google”.
Meirieu alerta de que la escuela no puede luchar sola contra las desigualdades económicas y sociales, que tendría que ser “la sociedad en su conjunto”. Así, hay que trabajar en todos los frentes de la educación, empezando para “acompañar en la parentalidad”, que califica “de ángulo muerto de la política educativa”. También invirtiendo en la escuela y al sostener el “tejido asociativo”, así como “pensar la ciudad con y por los niños”, momento en el cual también hizo referencia a la tarea que se hace en Barcelona en este sentido. Por último, situó como punto esencial “movilizar a los medios de comunicación a favor de la educación” para conseguir este objetivo.
El experto acabó la conferencia con una conclusión final, recordando que los alumnos llegan a la escuela con una “contingencia” que no depende de los educadores. Es decir, hijos de migrantes o de abogados, con condiciones económicas más o menos complicadas, con las cuales no se puede hacer nada. Y es que la educación “implica asumir la contingencia pero no quedar atrapado”. En definitiva, “la educación como instrumento de la emancipación”.
Asia/Afganistán/10-03-2023/Autor(a) y Fuente: www.jornada.com.mx
Kabul. Los universitarios varones retomaron sus estudios este lunes en Afganistán tras las largas vacaciones de invierno, pero las estudiantes siguen vetadas por el gobierno de los talibanes que margina a las mujeres.
La prohibición de estudios universitarios es una de las tantas restricciones impuestas a las mujeres por los talibanes desde su regreso al poder en agosto de 2021.
La discriminación de las mujeres en Afganistán ha sido condenada en todo el mundo, incluso en países musulmanes.
«Tengo el corazón destrozado de ver como los hombres van a la universidad y nosotras nos quedamos en casa», lamentó Rahela, de 22 años, en la provincia central de Gaur.
«Esto es discriminación contra las mujeres porque el islam nos permite tener educación superior. Nadie debería impedirnos aprender», reclamó.
El gobierno talibán impuso la prohibición tras acusar a las alumnas de ignorar el estricto código de vestimenta para las mujeres y la exigencia de ir acompañadas por un familiar masculino al campus.
Previamente, la mayoría de las universidades tenían entradas y aulas segregadas por género, y solo permitían que las mujeres recibieran clases con profesoras femeninas u hombres viejos.
«Es doloroso ver como miles de chicas se ven privadas de acceder a una educación», afirmó Mohamad Haseeb Habibzadah, un estudiante de informática de la Universidad de Herat.
En Kabul, Ejatullah Nejati, un estudiante de ingeniería, dijo que el derecho a estudiar es algo fundamental.
«Aunque asistan a clases en días alternos, esto no es un problema. Tienen el derecho a la educación», dijo Nejati a su llegada al campus.
El miedo del gobierno
Waheeda Durrani, que hasta el veto estudiaba periodismo en Herat, afirmó que el gobierno talibán quiere que las chicas sigan sin recibir una educación.
«Si las chicas afganas y las mujeres reciben una educación, nunca van a aceptar a un gobierno que explote el islam y el corán», dijo la joven.
«Ellas defenderían sus derechos. Y ese es el miedo que tiene el gobierno», agregó.
Varias autoridades talibanas han dicho que la prohibición a las mujeres es temporal, pero tampoco han reabierto las escuelas secundarias para niñas, que tienen más de un año cerradas.
Han presentado numerosas excusas para el cierre, desde la falta de fondos hasta el tiempo para ajustar el programa educativo acorde con los lineamientos islámicos.
La realidad, según las autoridades talibanas, es que los clérigos ultraconservadores que asesoran al supremo líder del país, Hibatullah Akhundzada, son profundamente escépticos sobre la enseñanza moderna para las mujeres.
Desde su llegada al poder, los talibanes han excluido a las mujeres de la vida pública, sin acceso a muchos puestos en el gobierno, muchas son relegadas al hogar, donde perciben un pequeño salario por permanecer en casa.
También tienen vetado los parques, ferias, gimnasios y baños públicos, y deben estar cubiertas en público.
Grupos de derechos han condenado las restricciones, y la ONU denunció un «apartheid de género».
La comunidad internacional ha insistido en el derecho de las mujeres a la educación forme parte de las negociaciones sobre la ayuda al país y el reconocimiento del régimen talibán.
Hasta ahora ningún país ha reconocido al gobierno talibán.
Fuente e Imagen: https://www.jornada.com.mx/notas/2023/03/06/mundo/universidades-afganas-vuelven-a-clases-sigue-el-veto-a-mujeres/
La Federación local de València de la Confederación General del Trabajo (CGT) ha convocado para el próximo 8 de marzo, día internacional de la mujer trabajadora, huelga general feminista para la provincia de València.
CGT València ha realizado el preaviso de convocatoria de huelga general feminista para el próximo 8 de marzo, día internacional de la mujer trabajadora, después que la plenaria de sindicatos de la federación local valenciana de la organización anarcosindicalista ratificara la decisión de la afiliación mostrada en las asambleas celebradas previamente.
La convocatoria tendrá carácter provincial y servirá según fuentes de CGT València para “hacer patente que continúa habiendo motivos suficientes para reclamar el fin de las desigualdades que tanto en el ámbito laboral como en el económico y en el social, siguen sufriendo las mujeres y que quedan reflejadas tanto en el acceso al empleo, en la promoción profesional, la brecha salarial y las pensiones”.
Además desde la organización anarcosindicalista señalan que “las actuales políticas siguen resultando insuficientes para acabar con las violencias machistas en todos los ámbitos de la vida, creemos que es nuestra obligación defender los intereses de la clase trabajadora ejerciendo el derecho fundamental de la huelga y haciendo un llamamiento a la movilización de toda la sociedad”.
El anuncio llega unos días después que la Asamblea feminista de València informara que en 2023 volvían a llamar a la huelga general feminista como ya hicieron en 2018 y 2019.
Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/actualidad/28/02/2023/cgt-valencia-convoca-huelga-general-feminista-el-8m/
La población mundial aumenta al ritmo veloz de las desigualdades.
Como en un sistema de vasos comunicantes, el incremento de seres humanos sobre la faz de la Tierra no se refleja en prosperidad, sino en capacidades reducidas de supervivencia, en bajas tasas de crecimiento económico de los países no industrializados, mayores riesgos de provocar el colapso de los recursos naturales y unos indicadores de desarrollo en franco retroceso para las naciones del hemisferio Sur. En este escenario, difícil de medir y comprender en toda su dimensión, los habitantes más afectados por este fenómeno resultan ser los más vulnerables.
El hecho de alcanzar esa cifra simbólica obliga a reflexionar sobre la situación tan desigual en la que vive el segmento infantil de las sociedades. Con especial fuerza durante los últimos años por los efectos de la pandemia, niñas, niños y adolescentes se han visto recluidos en espacios limitados, alejados de su entorno social y muchos de ellos sometidos a la violencia doméstica y al rezago escolar; han experimentado los efectos más devastadores para su desarrollo físico y psicológico, en una etapa crucial de su vida. Ante la realidad de un sistema político y económico que los excluye de las oportunidades por su incapacidad para incidir en las decisiones que afectan su presente y su futuro, este segmento social ha quedado relegado en el goce de sus derechos fundamentales de manera indefinida.
En países como los nuestros -el gran continente americano lleno de riquezas- es mas que evidente la pérdida de acceso de la niñez a las oportunidades de educación, alimentación y atención en salud. Los recursos destinados a paliar -entre otras urgencias- la desnutrición crónica en los primeros años de vida, no representan un tema prioritario en naciones gobernadas bajo la regla de la concentración de la riqueza, la captura de los recursos nacionales en manos privadas y la explotación de la fuerza de trabajo bajo las consignas del neoliberalismo más descarnado. Estos factores no solo causan una grave marginación de las políticas públicas y las iniciativas de desarrollo social, sino impactan en el futuro de los países y obstruye sus posibilidades de avanzar.
El haber alcanzado la cifra de 8 mil millones de seres humanos, cuyas necesidades superan de lejos la posibilidad de satisfacerlas, solo tiende a alimentar las desigualdades y exacerbar los odios, permitiendo la consolidación de movimientos fascistas y retrocediendo a los peores momentos de la Historia, con supuestos planes para reducir la población quitando de en medio a los más necesitados: migrantes; pueblos originarios marginados del desarrollo y desplazados de sus territorios; y, de paso, a quienes no poseen los recursos ni la capacidad para defender sus derechos.
El único recurso posible para establecer un cierto equilibrio entre los sistemas imperantes y las oportunidades de desarrollo con orientación hacia el respeto por los derechos humanos, es una alineación de prioridades con acento en la redistribución justa de la riqueza, la imposición de medidas radicales para reducir el impacto ambiental y un consenso entre los poderes corporativos -cuyo dominio es incluso superior a los poderes de los Estados- con el propósito de contribuir a detener la crisis climática. Todos ellos, objetivos que ya han sido ampliamente discutidos, plasmados en documentos firmados y ratificados, pero jamás cumplidos.
El cambio climático, sumado al aumento demográfico, es una amenaza inminente.
Cuando la escuela se convierte en un gueto: América Latina tiene las primarias más segregadas del mundo.
América Latina es la región del mundo con mayores tasas de segregación escolar por ingresos entre los estudiantes de primaria. Es decir, es muy poco frecuente la mezcla de niños ricos y pobres en las aulas. Así lo muestra el estudio Segregación escolar por nivel socioeconómico en educación primaria en América Latina y el Caribe publicado a principios de noviembre en la Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación. La investigación, que recopila los datos heterogéneos e incompletos de 16 países del continente y los compara con los índices de PISA, muestra como ocho de los diez países con peores tasas del globo son latinos. Panamá, Perú, El Salvador, Honduras, Colombia y Guatemala lideran la lista. La segregación escolar provoca que los alumnos de entornos más desfavorecidos se concentren en los mismos colegios, conocidos como escuelas gueto, y perpetúen sociedades más desiguales.
Esta es la primera vez que un estudio analiza esta situación de vulnerabilidad en la región. Uno de los mayores desafíos fue recopilar los datos, ya que la cantidad de indicadores hacía difícil la comparación entre países. De Cuba y El Salvador, de hecho, no se contaba con ninguna información. Y los últimos datos de Guatemala eran de 2013. Los investigadores contemplaron cuatro medidores y tomaron una muestra de casi 160.000 estudiantes de primaria, basándose en el último Estudio Regional Comparativo y Explicativo. Cynthia Martínez, profesora de Métodos de Investigación de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y coautora de la investigación habla incluso de una “guerra de datos”. “Cada Gobierno utilizaba a su favor uno u otro indicador y era imposible tener una fotografía real de esta realidad”, afirma.
Pero la imagen no es muy alentadora. Panamá es el país con mayor brecha, con un índice de segregación de Gorard de 0,471. Este marcador muestra el porcentaje de alumnos que tendrían que ser reubicados en colegios de un nivel socioeconómico más alto para lograr un escenario igualitario en las escuelas del país. Es decir, habría que trasladar a casi la mitad de los estudiantes panameños de primaria a mejores colegios para no tener segregación. Le siguen Colombia (0,414), Perú (0,388) y Honduras (0,382).
Sin embargo, en la región conviven países con cifras completamente antagónicas. Mientras que Colombia, Costa Rica y Ecuador son los que más han visto aumentar la segregación en sus aulas, Argentina, Nicaragua y República Dominicana son los que más la han reducido. Les separan entre un 10 y 20%. “No necesariamente por políticas públicas enfocadas a paliar esta situación directamente”, explica Javier Murillo Torrecilla, director del Instituto de derechos humanos, democracia y cultura de paz y no violencia (Demospaz). “Es un tema que ha estado muy olvidado, pero es una zancadilla. Es la primera de muchas, ya que se les impide a los niños acceder al derecho a la educación de calidad. Si la base de la educación no está, es muy difícil que el menor salga de la exclusión o el círculo de pobreza al que pertenece”.
Pero este continente encarna realidades muy diferentes. Aquí conviven los países con mayor segregación escolar con República Dominicana, con una tasa prácticamente igual a la media de la OCDE, y Cuba, con una de las educaciones menos segregadas, a la altura de los países nórdicos. “Una cosa positiva que sacamos es que la segregación no es inevitable. Y que hay países con situaciones complejas están logrando tener unos niveles muy positivos”, apunta Murillo.
Pensar en soluciones y en políticas públicas para cerrar estas brechas requiere de brocha fina. “No hay una solución que sirva por igual”, zanja Martínez. “Lo que hemos visto en España es que la creación de escuelas de alto rendimiento o centros de élite y la mayor financiación de instituciones privadas está aumentando la presencia de escuelas gueto, pero cada país latinoamericano tiene que tener en cuenta qué está fallando: si es la orografía, el acceso…”.
Aunque Cuba y República Dominicana tengan porcentajes muy similares, los datos desgranados muestran dos realidades completamente diferentes. Mientras que en el primero hay menos de un 10% de escuelas sin un solo estudiante pobre, en la isla dominicana, los centros elitistas superan el 15%. “Cada país tiene sus propias fórmulas”, dice la experta.
Alejandra Meglioli, directora del programa regional de calidad e impacto de Save the Children, apunta que la exclusión y la deserción escolar son dos de los “grandes retos del continente”: “Es el reflejo de que vivimos en sociedades muy desiguales. Y una condición retroalimenta a la otra. Los niños que van a escuelas precarias no suelen encontrar mejores oportunidades y son los que necesitan trabajar; necesitan ingresos. Los centros educativos se han convertido en espacios en los que se discrimina, se segmenta y se segrega a la infancia”.
“Estamos condicionando el futuro de nuestros países”
Las escuelas gueto o centros de alta complejidad son aquellas instituciones en las que más de la mitad de su alumnado tiene condiciones económicas complejas. Suelen ser escuelas de bajo rendimiento por las características —ubicados en barrios conflictivos, con población migrante que se incorpora a destiempo y bajos recursos—. “El profesorado está pendiente de apagar otros fuegos, más allá de que saquen mejores o peores notas”, cuenta la experta. “A muchos les preocupa, por ejemplo, que sus chicos no pasen hambre. Por eso es común que los planes de estudio ni siquiera se concluyan”.
La segregación escolar y la desigualdad son dos caras de la misma moneda. Los países cuyas brechas sociales están más pronunciadas suelen tener sistemas educativos similares. Aunque cuando se habla de segregación escolar puede estar vinculada a las capacidades del estudiante, a su grupo cultural o a su idioma, la variable económica es la que suele vertebrar todas las demás inequidades.
El perfil del alumno más desaventajado suele ser parecido en todo el continente: rural e indígena o afrodescendiente. Ítalo Dutra, asesor regional de Educación para Unicef, lamenta la falta de inversión pública. “Existe una enorme crisis de aprendizaje en la niñez y adolescencia de nuestro continente, que afecta siempre a esta población más desfavorecida y vulnerable”. Para el funcionario, los motivos detrás de estas cifras tienen que ver con la obligatoriedad tardía de la enseñanza en la región (a partir de los ochenta) y con el olvido de los pueblos campesinos. “Los colegios rurales suelen ser centros sin infraestructuras, con maestros peor cualificados… Y es ahí donde merece una inyección de presupuesto. Estamos condicionando el futuro de nuestros países”, advierte.
OtrasVocesenEducacion.org existe gracias al esfuerzo voluntario e independiente de un pequeño grupo de docentes que decidimos soñar con un espacio abierto de intercambio y debate.
¡Ayúdanos a mantener abiertas las puertas de esta aula!