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La educación está creando una gran división, debemos transformarla, dice Guterres

La pandemia ha tenido un impacto devastador, pero la crisis de la educación empezó mucho antes y es muy profunda. Los sistemas educativos en general refuerzan y reproducen la desigualdad, los ricos tienen acceso a mejores escuelas mientras que los pobres enfrentan grandes obstáculos para obtener las calificaciones que podrían cambiar sus vida, dice el titular de la ONU.

Pese a que todos sabemos que la educación transforma vidas, economías y sociedades, hoy se está convirtiendo en la causa de una gran división en vez de propiciar esos cambios positivos, dijo este lunes el Secretario General de las Naciones Unidas en la Cumbre sobre la Transformación de la Educación.

“Incluso en los países desarrollados, los sistemas educativos suelen reforzar la desigualdad en lugar de reducirla, y la reproducen de generación en generación. Los ricos tienen acceso a los mejores recursos, escuelas y universidades, lo que los lleva a los mejores trabajos, mientras que los pobres, especialmente las niñas, enfrentan enormes obstáculos para obtener las calificaciones que podrían cambiar sus vidas”, apuntó António Guterres en el auditorio de la Asamblea General durante la jornada de líderes del cónclave, iniciado el viernes pasado.

“La educación está en una crisis profunda”, afirmó y llamó a transformarla.

Guterres señaló que si bien la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto devastador en el aprendizaje en todo el mundo, esta crisis comenzó mucho antes y es mucho más grave.

Los sistemas educativos no están a la altura y favorecen la memorización en el aprendizaje y la competencia por obtener mejores puntuaciones, además de que los programas de estudio a menudo son obsoletos y limitados, y los docentes están subcapacitados, infravalorados y mal pagados.

Por otra parte, la brecha digital penaliza a los estudiantes más pobres y la falta de financiamiento es más grande que nunca, agregó.

“No terminaremos con esta crisis simplemente haciendo más de lo mismo, más rápido o mejor. Ha llegado el momento de transformar los sistemas educativos”, advirtió Guterres.

Para lograrlo, el líder de la ONU destacó las cinco áreas que requieren atención y compromiso inmediatos:

Un grupo de niñas estudiantes de primaria en una escuela de la provincia de Nuristan, Afganistán.
© UNICEF/Sayed Bidel
Un grupo de niñas estudiantes de primaria en una escuela de la provincia de Nuristan, Afganistán.

1.      Proteger el derecho a la educación de calidad

Proteger el derecho a una educación de calidad para todos, especialmente para las niñas, recobrando el terreno perdido debido a la pandemia de COVID-19, requiere que las escuelas estén abiertas para toda la población en edad escolar sin ningún tipo de discriminación.

“Una educación de calidad para todos significa abordar la crisis del aprendizaje fundamental y garantizar que dure toda la vida”, acotó, instando también a poner un mayor énfasis en los puntos de crisis.

En este renglón, Guterres apeló a las autoridades de Afganistán a poner fin inmediatamente a la restricción de acceso a las niñas a la educación secundaria.

“La educación de las niñas es uno de los elementos más importantes para lograr la paz, la seguridad y el desarrollo sostenible en todas partes”, aseveró.

Una maestra con sus estudiantes en el centro de Desarrollo para Niños Pequeños en Garin Badjin, Nigeria.
© UNICEF/Giacomo Pirozzi
Una maestra con sus estudiantes en el centro de Desarrollo para Niños Pequeños en Garin Badjin, Nigeria.

2.      Capacitar a los maestros

El Secretario General recordó que los docentes son la savia vital de los sistemas educativos y como tales se les debe capacitar para que no sólo sean instructores sino para que incentiven el aprendizaje constante.

En este punto, subrayó la urgencia de subsanar el déficit global de maestros elevando su estatus social y garantizándoles condiciones decentes de trabajo, así como oportunidades continuas de actualización y adiestramiento.

Niñas estudiando afuera de una escuela apoyada por UNICEF en Tigray, Etiopía.
© UNICEF/Esiey Leul Kinfu
Niñas estudiando afuera de una escuela apoyada por UNICEF en Tigray, Etiopía.

3.      Escuelas seguras

La tercera área por atender, continuó Guterres, es convertir las escuelas en espacios seguros y saludables que no den cabida a la violencia, el estigma o la intimidación.

Los sistemas educativos también deben promover la salud física y mental de todos los estudiantes, incluida la salud sexual y reproductiva.

La estudiante refugiada venezolana Emily usa su computadora portátil en Quito, Ecuador.
© ACNUR/ Ramiro Aguilar Villamar
La estudiante refugiada venezolana Emily usa su computadora portátil en Quito, Ecuador.

4.      Revolución digital

La revolución digital debe beneficiar a todos los estudiantes, argumentó el titular de la ONU y exhortó a los Estados a garantizar que los alumnos y las instituciones educativas estén mejor conectados.

“Pero la conectividad, por sí sola, no es suficiente para brindar educación”, alertó, añadiendo que los gobiernos y docentes precisan trabajar con el sector privado para desarrollar contenido educativo digital de alta calidad para todos.

Nathaly (dcha.) durante un taller para combatir el acoso escolar en una Escuela Secundaria en Palenque, Chiapas.
Cortesía de Nathaly Raquel Velasco
Nathaly (dcha.) durante un taller para combatir el acoso escolar en una Escuela Secundaria en Palenque, Chiapas.

5.      Financiamiento

Sin aumentar las inversiones en educación, no será posible mejorar la agenda educativa. Tampoco sin solidaridad mundial, sostuvo Guterres.

“En estos tiempos difíciles, insto a todos los países a proteger los presupuestos educativos y asegurar que su gasto en esta área se traduzca en un aumento gradual de los recursos por estudiante y mejores resultados de aprendizaje”, dijo.

El Secretario General hizo hincapié en la necesidad de que la educación sea prioritaria para los gobiernos puesto que “es la mejor inversión que un país puede hacer por su gente y su futuro”.

En este contexto, el papel de la comunidad internacional es fundamental, por lo que conminó a los socios para el desarrollo a revertir los cortes a la asistencia y asignar a la educación al menos el 15% de la asistencia oficial para el desarrollo.

Además, precisó, las instituciones financieras internacionales deben proporcionar recursos a los países en desarrollo y dejarles margen de maniobra presupuestario para que puedan invertir.

Su gasto y asesoramiento deben alinearse con el objetivo de garantizar una educación de calidad para todos.

A propósito de esto, citó el Servicio Financiero Internacional para la Educación es una herramienta internacional que busca movilizar 10.000 millones de dólares para ayudara a unos 700 millones de niños que viven en países de renta media baja a recibir una educación de calidad.

Visión educativa para el siglo XXI

António Guterres abogó por una visión para la educación moderna y acorde con este siglo, una educación que enseñe a las personas a aprender, resolver problemas y colaborar.

“Sobre todo, la educación de calidad debe apoyar el desarrollo del alumno individual a lo largo de su vida”, precisó.

La educación, abundó, debe proporcionar las bases para el aprendizaje, “desde la lectura, la escritura y las matemáticas hasta las habilidades científicas, digitales, sociales y emocionales”.

Del mismo modo, debe desarrollar la capacidad de los estudiantes para adaptarse al cambiante mundo laboral.

“Y debe ayudarnos a aprender a vivir y trabajar juntos, y a entendernos a nosotros mismos y nuestras responsabilidades con los demás y con nuestro planeta”, recalcó, aludiendo a problemas como el cambio climático, la desinformación y los ataques a los derechos humanos. “Precisamos sistemas educativos que distingan los hechos de las conspiraciones, inculquen respeto por la ciencia y celebren a la humanidad en toda su diversidad”, concluyó el Secretario General.

En el cónclave para la transformación de la educación participan numerosos jefes de Estado y de Gobierno y dirigentes de organismos internacionales, líderes mundiales del rubro educativo y sectores relacionados, y activistas de la educación, entre los que destaca la pakistaní Malala Yousafzai.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2022/09/1514691

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Leer y escribir

Por: Elisabeth De Puig 

Nadie quiere seguir oyendo que todo está bien cuando las evidencias hablan por sí solas.

Estamos de regocijo porque en el Ministerio de Educación soplan nuevos aires. Sencillamente, se está diciendo que los niños y niñas deben aprender a leer y escribir.

Esta afirmación tan evidente, enunciada de manera tan simple, no deja de constituir una revolución en el mundo educativo dominicano. Con ella se vuelve a lo sencillo, a lo básico, a lo imprescindible, a las bases de la enseñanza; o sea, a la lecto-escritura y las matemáticas, tradicionalmente pisoteadas en la República Dominicana, y que recibieron tantas embestidas en los dos años de pandemia y post pandemia.

Y es que sin bases sólidas no hay posibilidad de desarrollar entes pensantes, capaces de usar la tecnología para bien y transformarse en buenos ciudadanos. “Mejor es tener una cabeza bien hecha que una cabeza a bien llena”, decía el filósofo Michel de Montaigne. Una vez creada la zapata se pueden agregar la educación ambiental, cívica, tecnológica y la enseñanza de los idiomas.

Los niños y niñas de muchas de nuestras escuelas públicas y centros privados de sectores vulnerables arrastran problemas por generaciones, sin disponer de las bases fundamentales de cualquier proceso de aprendizaje, que es poder leer y comprender lo que se lee.

Está claro que algo no ha funcionado en nuestro sistema público de enseñanza, al igual que en muchos otros sistemas educativos, lo que no es tampoco un fenómeno nuevo.

Los de mi generación aprendieron a leer con el método silábico y no con el global, y aún menos con el modelo virtual. El método silábico hizo sus pruebas alrededor del mundo y ha producido millones de lectores empoderados. Este método, desplazado por el método global, ha sido revalorizado por los últimos avances de las neurociencias.

Sin embargo, más allá del método para aprender realmente a leer y escribir hay que dar un sentido al aprendizaje para que niños, niñas y familias entiendan para qué sirven la lectura, los libros, las matemáticas y, también, cuál es hoy en día el papel de la tecnología.

Tenemos un pasivo acumulado catastrófico para nuestros niños, niñas y adolescentes, para nuestra economía, para el país. Los pobres resultados de desempeño de niños y niñas repercuten luego en el mercado laboral al punto que, según el Boletín de Competitividad Sectorial 2021, el 48.8 % de los trabajadores tiene un nivel educativo por debajo del necesario para el puesto.

Mientras más objetivos seamos evaluando el momento crítico por el que atraviesa la escuela dominicana más estaremos en capacidad de enfrentar sus tremendos desafíos.

Al ministro que por favor siga tal como ha empezado, que no nos duerma con cantos de sirena, que hable de los tropiezos, de las piedras en el camino y de los éxitos cuando le toque, que sea transparente. Nadie quiere seguir oyendo que todo está bien cuando las evidencias hablan por sí solas.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/leer-y-escribir-9094598.html

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Revista (PDF): Tramas y Redes Nº 2. Revista del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Junio 2022

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

Somos TRAMAS que como hilos en una tela enlazan la producción académica con los procesos de luchas y transformaciones que buscan una sociedad más justa para América Latina y el Caribe. Y somos REDES porque promovemos el encuentro de estudios sobre diferentes temas abordados desde diversas perspectivas para mantener un debate permanente sobre las numerosas amenazas y los complejos problemas que asedian a nuestras sociedades. TRAMAS y REDES que generan las condiciones para el diálogo entre académicos, responsables de políticas públicas y actores de movimientos y procesos sociales, para construir horizontes alternativos.

Autoras(es): Karina Batthyány [Directora]
Verónica Gago. Raquel Gutiérrez Aguilar. Soledad Álvarez Velasco. Amarela Varela-Huerta. Luna Follegati. Pierina Ferretti. Eduardo Enrique Aguilar. Sandra Rátiva Gaona. Ana Laura Cafaro Mango. Marco Antonio Bin. Antonio Romero Reyes. Francisco Pucci. Soledad Nión. Valentina Pereyra. Luisa Fernanda Tovar Cortés. Gisela Catanzaro. Mónica Bruckmann. Theotonio Dos Santos. José C. Valenzuela Feijóo. Orlando Caputo Leiva. Roberto Pizarro Hofer. Denih Monsiváis. Carlos Pástor Pazmino. María Muro. [Autoras y Autores de Artículo]

Editorial/Edición: CLACSO.

Año de publicación: 2022

País (es): Argentina.

ISNN: 2796-9096

Idioma: Español

Descarga: Tramas y Redes Nº 2. Revista del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Junio 2022

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2494&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1651

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Libro (PDF): Convivialidad y desigualdad: explorando los nexos entre lo que nos une y lo que nos separa

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

La vida en sociedad se basa, al menos aparentemente, sobre una contradicción. Nuestra supervivencia como sociedad y también como especie está estrechamente vinculada a la interdependencia tanto entre los seres humanos entre sí, como entre éstos y otros seres vivos como las plantas y los animales. Esta interdependencia, sin embargo, es negada por las formas de vida concretas de las sociedades contemporáneas, casi todas ellas estructuradas sobre profundas desigualdades sociales y basadas en la ideología del excepcionalismo humano. En vista a ello, el nuevo campo de estudios que definimos como convivialidad-desigualdad pretende llenar este vacío mediante la construcción de un marco teórico-analítico y del desarrollo de estudios empíricos correspondientes, en el que se puedan investigar en toda su extensión los nexos inseparables entre la diferencia, la desigualdad y la coexistencia entre los seres humanos entre sí, así como entre éstos y otros seres vivos. La articulación de estas dos nociones, desigualdad y convivialidad, constituye la base de la colaboración interdisciplinaria que se lleva a cabo en Mecila. Desarrollados en varios campos temáticos, los estudios sobre convivialidad-desigualdad en el Centro ofrecen una plataforma abierta para la innovación en la cooperación interdisciplinar en el amplio campo de las humanidades, las ciencias sociales y en diálogo con las ciencias naturales. El presente libro inaugura la serie de publicaciones que consolida la cooperación entre Mecila y CLACSO y busca ofrecer al público hispanohablante una introducción cualificada a los estudios sobre convivialidad-desigualdad.

Autoras(es):  Arjun Appadurai. Sérgio Costa. Tilmann Heil. Fernando Baldraia. Nilma L. Gomes. Encarnación Gutiérrez Rodríguez. Maya Manzi. Peter Wade. Claudia Briones. Ramiro Segura. João José Reis. Raquel Rojas Scheffer. Gabriel Feltran. [Autoras y Autores de Capítulo]

Editorial/Edición: CLACSO. Mecila.

Año de publicación: 2022

País (es): Argentina.

ISBN: 78-987-813-216-7

Idioma: Español

Descarga: Convivialidad y desigualdad: explorando los nexos entre lo que nos une y lo que nos separa

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2507&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1651

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Las universidades frente a la crisis ambiental

Por: Miguel Ángel Casillas

La Declaración universitaria frente a la crisis climática que resultó de la 5ª Jornada de innovación en educación superior, realizada en Xalapa los días 24 y 25 de mayo es un planteamiento programático para el cambio institucional, para la reforma de las universidades y el sentido de su contribución frente a la crisis ambiental.

La Declaración resulta del conocimiento experto de biólogos, meteorólogos, ecólogos, expertos en cambio climático, e investigadores de la educación superior, profesores y estudiantes preocupados por la gravedad de la crisis que vivimos y que se revela por todas partes. Quienes la suscribimos consideramos que “Toda la evidencia científica indica la gravedad de la crisis ambiental que vivimos y que pone en riesgo las condiciones de la vida (de todos los seres vivos) en el planeta. La crisis ha sido provocada por la industrialización, el hiperconsumo, por priorizar los beneficios económicos por sobre los riesgos ambientales; la crisis afecta de modo diferenciado a los grupos humanos, aumentando la desigualdad y la marginalidad social. La crisis es inminente, pareciera irreversible, progresiva y urge de una acción mundial concertada para detenerla, como ha expresado la ONU.

Las universidades han contribuido en la producción de conocimiento que nos permite hacer observables múltiples dimensiones de la crisis ambiental y sus efectos sobre las sociedades humanas y sobre los ecosistemas. También han creado programas académicos para formar científicos y profesionistas orientados a la salvaguarda y protección medioambiental. Muchos universitarios participan de actividades de reforestación, reciclaje, cuidado y restauración medioambiental. En muchas instituciones se cuenta con programas institucionales que promueven la reducción de su huella ecológica y promueven buenas prácticas en el consumo de materiales, en el ahorro de energía, en reciclaje, en producción de compostas. Sin embargo, esto no ha sido suficiente, ni para lograr una transformación profunda de la universidad, de sus objetivos y funciones, ni para tener un impacto suficientemente efectivo en la sociedad como para coadyuvar a su transformación cultural.

Las universidades deben continuar impulsando sus programas institucionales relativos al campus verde, pero deben transformarse de un modo acelerado y profundo, urge:

En el orden de su misión, sus objetivos y metas institucionales: 1) Adoptar claramente una postura institucional hacia un cambio civilizatorio. 2) Asumir los compromisos para el desarrollo sostenible (Agenda 2030 de la ONU). 3) Determinar los perfiles universitarios regionales con el propósito de realizar contribuciones específicas desde y para sus territorios, aportando soluciones y adaptaciones a los efectos diferenciados de la crisis ambiental.

En la dimensión curricular: 1) Reformar todos los planes y programas de estudio de la Universidad para redefinir su perfil de egreso e incorporar contenidos, prácticas, ejercicios, actividades, bibliografías y referencias relativas a la crisis ambiental; fomentar una perspectiva compleja e integral, una nueva educación ambiental que coloque a la Tierra en el centro de la atención, que valore el cuidado y la restauración de los ecosistemas, que sea práctica e interdisciplinaria. 2) Transformar el contenido de los planes de estudio que promuevan el uso de tecnologías sucias, el extractivismo y la destrucción ambiental como vía del desarrollo, el hiperconsumo y la sobrevaloración del dinero. 3) Reformar las prácticas educativas de todas las asignaturas, para favorecer una educación basada en la solución de problemas locales, territoriales, comunitarios, que favorezcan su conocimiento interdisciplinario. 4) Reformar el sentido general de la formación, para orientar hacia el egreso de ciudadanos comprometidos en la lucha contra la crisis ambiental, con la transformación de las prácticas profesionales, con una conciencia crítica sobre el hiperconsumo, el dispendio y los modos de vida individualistas. 5) Hacer partícipes a los estudiantes del diseño de las políticas institucionales y de su implementación.

En investigación: 1) Orientar la investigación para una mayor contribución específica en relación con los efectos regionales de la crisis ambiental. 2) Promover la investigación interdisciplinaria, ligada a los problemas territoriales regionales. 3) Ampliar la comunicación y la divulgación científica sobre la crisis ambiental (biodiversidad, recursos naturales, servicios ambientales y bienestar humano). 4) Generar programas de capacitación para los profesores universitarios en relación con la crisis ambiental y sus soluciones.

En relación con sus prácticas: 1) Generalizar el uso de tecnologías limpias y de procesos que privilegien el ahorro y el reciclaje. Medir y reducir la huella ecológica. Trazar y recorrer una hoja de ruta hacia la sostenibilidad institucional. 2) Jugar un papel activo en las luchas medioambientales, en la defensa de los territorios y en la promoción de procesos limpios en las empresas y en la economía. 3) Contribuir a la generación de una nueva conciencia social que propicie un cambio civilizatorio en el que logremos reformular nuestro papel como humanos en los ecosistemas naturales”.

Estos 15 puntos sintetizan una preocupación mayor, la que nos exige hacernos cargo del presente y de la responsabilidad que tienen las universidades, en tanto instituciones culturales, para fomentar un cambio civilizatorio que posibilite la continuidad de la vida en el planeta.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/las-universidades-frente-a-la-crisis-ambiental/

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Libro (PDF): Silencios que gritan en la escuela. Dispositivos, espacio urbano y desigualdades

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

Estos escritos son el esfuerzo por ordenar las ideas surgidas en el fragor del trabajo de investigación de años, de narrar ese estar y hacer con escuelas, vecinos/as, docentes, estudiantes. Un narrar colectivo que guarda afectos y efectos con quienes habitamos nuestras investigaciones que, luego de estar cerca de dos decenios en la escuela y en el barrio, lo que acontece allí se hace cuerpo y carne cotidianamente. Son esas múltiples aristas de una misma cotidianeidad aquella que nos atraviesa y transforma. En este libro relatamos esos diálogos, encuentros y afectos que nos atraviesan, con profundas esperanzas que las sensibilidades sigan disputando, las obstinaciones irrumpan, los acontecimientos sorprendan y sean la bienvenida a las palabras políticas de los sujetos, aquellos y aquellas son quienes hacemos investigación. Son esas esperanzas y esas luchas discretas e indiscretas del día a día en las escuelas, de los/as docentes y los/as estudiantes, que aquí nos mueven y conmueven.

Autoras(es): Silvia Grinberg [Directora]
Eduardo Langer. Julieta Armella. Gabriela Orlando. Cintia Schwamberger. Sofía Dafunchio. Marco Antonio Bonilla. Yanina Carpentieri. Luciano Martón Mantiñan. Eliana Bussi. Patricia Peuchot. Germán Rodríguez. Mercedes Machado. Manuel Ojeda. Alejandro Muñoz Cabrera. Miriam Abalsamo. [Autoras y Autores de Capítulo]

Editorial/Edición: CLACSO. UNSAM.

Año de publicación: 2022

País (es): Argentina.

ISBN: 978-987-813-165-8

Idioma: Español

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Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2506&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1643

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El Paradigma Marxista en las Relaciones Internacionales

Por: Franklin González

Este ensayo es la actualización del que fuera publicado en Revista de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Nro. 3, en Noviembre del año 2001. Ahora lo publicamos de nuevo en momentos en los cuales la derecha se afirma más en sus concepciones y en su ontología y muchos sectores de la izquierda se van desdibujando y no quieren, ni por asomo, acercamiento alguno con los postulados planteados por Carlos Marx.

Este ensayo lo inscribimos en el contexto de una reivindicación de esos postulados marxistas y en este sentido haremos las reflexiones que se desarrollan a continuación, sobre todo cuando la existencia de la lucha de clases está más vigente que nunca en el campo internacional..

UN ABREBOCA

Frecuentemente se ha intentado probar o refutar la validez científica de los paradigmas en el estatuto de las ciencias sociales. El del post-modernismo levantó la bandera de “la crisis de los paradigmas” y del “vale todo”. Los cambios son tan bruscos que algunos sostienen que ya ninguna perspectiva teórica puede dar respuestas y que las respuestas científicas a los problemas que padece hoy la humanidad está también en crisis. La realidad es tan compleja que parece no aceptar reflexiones teóricas. Las teorías han quedado a la zaga y ninguna puede dar cuenta, por sí sola, del inmenso “huracán” que estremece los cimientos de la realidad fundada en los postulados de la ilustración y del occidentalismo. Estas reflexiones parecen ser la onda que cruza en los actuales momentos en los círculos académicos de las ciencias sociales por doquier.

No obstante, las disputas teóricas-metodológicas no se resuelven acudiendo a los “modismos” del momento ni mucho menos dirigiéndose inmediatamente a la “esencia de las cosas”. Es necesario, como paso previo, examinar la consistencia interna que funda cada paradigma, en cuyo lenguaje se nos transmite el conocimiento de la realidad

No existe una única lógica y, por tanto, no se puede postular un único método válido. En el ámbito formal todas las certezas pueden ser demostradas empleando lógicas; no hay lenguaje formal bien construido que carezca de un metalenguaje.

Ahora bien, la elección de una u otra lógica como lenguaje adecuado para la construcción de una ciencia social, no es una decisión indiferente. En sociología, por ejemplo, se utilizan distintas lógicas: la estructural-funcionalista, la empirista, la pragmática, la positivista y la dialéctica.

En el caso particular de las Relaciones Internacionales destacan los paradigmas realista e idealistas y sus versiones actuales: neorrealismo y neo idealismo. Sin embargo, existen otros paradigmas como, por ejemplo, el marxista, que se engloba en las llamadas teorías críticas, también el constructivismo, el estructuralismo y posestructuralismo.

En esta oportunidad examinaremos los fundamentos internos de la disciplina científica que considera el paradigma marxista como el pertinente para explicar la naturaleza de las Relaciones Internacionales de hoy. En este sentido, escudriñamos sus elementos “aparenciales” y “esenciales” para, posteriormente, hacer un ejercicio hermenéutico de aplicación a realidades muy concreta

EL MÉTODO DIALÉCTICO MARXISTA

La dialéctica permite “descubrir”, por un lado, el cambio que opera el conocer sobre el objeto conocido y, por otro, el objeto conocido sobre el conocimiento, todo lo cual configura la lógica adecuada para la praxis.

Esa lógica que fundamenta el método dialéctico nada tiene de revolucionaria. Es la misma aceptada en las ciencias naturales y humanas durante muchos años, hasta la canalización por el nominalismo del principio de no-contradicción. La dialéctica, como lógica aristotélica, deriva el principio de identidad del principio de no-contradicción.

El principio de no-contradicción plantea:

  1. a) El pensamiento progresa encontrando lo que opone a las categorías;
  2. b) Ahora bien, dos determinaciones atribuidas a una misma cosa no deben coexistir (en el pensamiento) cuando se pueda probar (en la realidad) que la existencia de la primera determinación no es compatible con la segunda.

De eso se deduce, que el pensamiento descubre la contradicción, aunque no puede probar su existencia hasta que no ha llevado a cabo el recurso a los hechos concretos que ocurren (en el presente o en el futuro).

Las características de esta lógica son:

1) El criterio de construcción del saber(a) es formal y no material (está a nivel de la génesis del conocimiento y del saber y no a nivel de la manifestación sensible de los objetos reales). La construcción del saber radica en el movimiento del pensamiento, único que pueda proponer contradicciones lógicas, porque si la realidad prueba la no-contradicción, no la muestra.

2) El criterio de verificación existencial (b) es material y no formal (está a nivel de los objetos reales y no a nivel de las relaciones entre los determinantes).

  1. a) Relación Sujeto Cognoscente y Objeto Cognoscible.

La organización y el cambio social dependen progresivamente de la acción del hombre. En consecuencia, el contenido y la forma del saber sobre la sociedad, también dependen cada vez más de la práctica. El propio conocimiento es una práctica social cuya actividad no se limita a la contemplación de las cosas, en tanto que está interesado en controlarlos. La verdad de la interpretación teórica de la realidad social termina demostrándose en la práctica.

Para Marx el conocer objetivo sobre la sociedad es un saber interesado, porque en la mediada que sirve de guía para la acción social, compromete la existencia social del propio sujeto cognoscente. El problema de la objetividad del conocimiento no puede ser abordado excluyendo de la actividad práctica a todo sujeto. La identificación entre conocimiento objetivo y “demostración” del sujeto cognoscente es una actitud empirista “origen de la conciencia cosificada de la sociología”. (El sujeto que conoce la sociedad es, al mismo tiempo un actor histórico social, porque con su actividad crea el objeto mismo de la sociología: la sociedad).

Para la dialéctica, el conocimiento contemplativo de la sociedad (es decir, aquel que no trata de verificar en sus consecuencias para la transformación de la sociedad) es un conocimiento que carece de objeto, y por lo tanto, de posibilidad de ser falsificado. En este sentido, vale la afirmación: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo” (1) De otra forma se podría decir: es posible conocer el propósito de la sociedad porque el hombre puede transformarla aplicando ese conocimiento al cambio de la sociedad.

La concepción de Marx renuncia:

1) A descubrir la realidad tal y como debería haberlo sido, con lo cual se racionaliza la sociedad y se hace lógica de la historia;  2) A aceptar la realidad social tal cual es, con lo cual se trasforma el estado social presente en normativo y se narra al acontecer sin valorarlo, actitud que impide captar lo objetivo de lo accesorio.

El conocimiento para Marx no privilegia el deductivismo (2) ni el inductivismo, sino que plantea que ambos contradictoriamente lo generan o producen. Por tanto, no es primero el sujeto cognoscente y después el objeto cognoscible, ni viceversa. En las ciencias sociales, el sujeto cognoscente es parte del objeto de estudio y se encuentran en una relación dialéctica (contradictoria) permanente.

  1. b) Totalidad – Partes y Relaciones

Karen Kosik, en el texto Dialéctica de lo concreto (3), distingue a menos tres concepciones de la totalidad y muestra que cada una de ellas ha dado origen a una epistemología distinta:

1) La concepción atomístico-racionalista. Procede de René Descartes y, a través de Ludwig Wittgenstein, ha llegado a la sociología empírica americana. Concibe el todo como totalidad de los elementos y hechos más simples.

2) La concepción organicista, nacida de Thomas Malthus, y transmitida por Herbert Spencer y Emilie Durkheim a los distintos funcionalismos, formaliza “el todo” y afirma la posibilidad del todo como “suma de las partes”.

3) La concepción dialéctica, originaria de Friedrich Hegel y difundida por Carlos Marx al historicismo marxista italiano, freudo–marxismo de la escuela critica alemana, logomarxismo de la escuela de Ginebra, marxismo estructural francés y marxismo lingüístico polaco, concibe la realidad como un todo estructurado y concreto que se desarrolla.

Kosik afirma que el punto de vista dialéctico de la totalidad concreta no tiene nada que ver con la totalidad holística, organicista y racionalista, métodos que hipostasian el todo sobre las partes y efectúan la mitologización del todo.

El conocimiento actúa siempre separando los hechos de sus contextos, escindiendo en partes la totalidad, luego trata de reconstruir, con los hechos previamente escindidos, una sistemática dotada de sentido cualitativamente distinta a la totalidad inicial. La dialéctica no niega el valor heurístico de las categorías abstractas deificadas por el conocimiento; les niega en cambio su pretensión de verdad absoluta y de eternidad histórica (universalidad).

Ejemplo, el valor de cambio. Esta es una categoría abstracta de la que Marx hace, sin embargo, la llave maestra para penetrar en el funcionamiento real del sistema de mercado:

-El tiempo de trabajo (que determina el valor de cambio de las mercancías en el mercado) no es el tiempo de trabajar vivo incorporado en los productos, tiempo individual gastado por cada trabajador, sino el promedio de tiempo de trabajo socialmente necesario en cada momento.

-El valor de cambio (tiempo de trabajo promedio socialmente necesario para producir el objeto), es una abstracción, algo meramente pensable y, sin embargo, tiene una función social objetiva como medida universal del valor de los productos en el mercado.

-Según la ley general de economía (capitalista), el trabajo se hace cada vez más productivo, o si se quiere, se realiza cada vez en menos tiempo promedio; dicho en otros términos: el tiempo de trabajo vivo, incorporado al producto (tiempo requerido en el momento X para producir la mercancía), se desvaloriza sin cesar con el paso del tiempo.

-El trabajo que fija el valor de cambio es, pues, trabajo general abstracto. La reducción del trabajo concreto al trabajo abstracto se presenta como una abstracción, pero es una abstracción que ocurre diariamente en el proceso orientada a la acumulación del trabajo excedente bajo la forma de valor para la capital.

  1. c) De los abstracto a lo concreto

Para Marx lo concreto es la unidad de la diversidad. Es por eso que aparece en el pensamiento como proceso de síntesis y como resultado, y no como punto de partida; haciendo, sin embargo, la salvedad que es el verdadero punto de partida de la intuición y de la representación. En las palabras de Marx sería: “El todo, tal como aparecen en nuestra conciencia, como una totalidad pensada, es producto de nuestro cerebro que se apropia del mundo de la única forma que le es posible, pero un modo que le es distinto a la manera de apropiación religiosa, practica espiritual de ese mundo” (4).

Aplicando la hermenéutica digamos que es el movimiento del pensamiento que se eleva de lo concreto a lo abstracto y de lo abstracto a lo concreto, es el último momento el esencial para llegar al conocimiento teórico del mundo. Es el método científico más correcto y es aquel en el cual: “las determinaciones abstractas conducen a la reproducción de lo concreto por la vía del pensamiento. Es un método específico, que es para el pensamiento la única manera de apropiarse de lo concreto (5).

De reproducirlo bajo la forma de un pensamiento concreto, sería el método que permitiría al teórico resolver su problema capital: la transformación en conceptos de todos aquellos datos aportados por la intuición y por la representación.

Lo que Marx entiende por concreto no es una simple imagen de la intuición, o la forma sensible del reflejo del objeto en la conciencia. De igual manera, lo abstracto no hay que concebirlo como un mero proceso de abstracción de espíritu.

La abstracción –según Marx– es una síntesis mediante la cual, el teórico reconstruye el mundo a través del pensamiento. El científico lo que hace es reproducir el mundo en conceptos (abstractum), pero tales conceptos no son sino aspectos mentales singulares de la realidad (concentrum).

Cada abstracción representa retratos, copias mentales de momentos particulares de la realidad objetiva misma.

Las definiciones usadas por la ciencia son todos resultados del movimiento de lo concreto dado en la representación hacia las abstracciones más depuradas. Es decir, la ciencia parte de lo real y lo concreto y este proceso conduce primero a las abstracciones, y de estas abstracciones se llega a un sistema, a una síntesis, a una combinación de abstracciones que dan lugar u originan una teoría. Así nace la ciencia, puesto que esta parte de la realidad y luego por un proceso de abstracción, la cual realiza el investigador científico, construye un aparataje conceptual que no es otra cosa que un sistema ordenado según ciertos principios referidos a una región óptica determinada.

En toda investigación teórica hay que buscar convertir la totalidad de la concreción real a su expresión conceptual abstracta mediante un sistema científico.

Elevarse de lo concreto a lo abstracto y de lo abstracto a lo concreto, son dos formas que se relacionan de manera reciproca y es el proceso mediante el cual el investigador se apropia teóricamente del mundo. Si no se procede de esta forma estaríamos en presencia de un procedimiento de tipo escolástico, de abstracciones sin sentido, vacíos de significados, algo totalmente metafísico.

La dialéctica de Marx indica la unidad de los contrarios. Ninguna generalización tomada aislada, atomizada, tiene sentido, sino a condición de considerarlo como un paso previo para la aprehensión concreta de la realidad por un camino que vaya del reflejo abstracto del objeto del pensamiento, hasta su expresión cada vez más concreta en el pensamiento.

El método dialéctico de Carlos Marx considera lo abstracto como un medio, un instrumento propio del proceso teórico. El fin es la reproducción de lo concreto en el pensamiento que determina el rasgo específico y la importancia de cada acto de generalización tomado por separado. Ahora bien, lo concreto en el pensamiento, en concepto, no es un fin en si mismo, sino que conduce a la teoría y esta tomada en su conjunto como un sistema, no es más que el medio que conduce a la consecución de la transformación del mundo. Pero no la teoría por si misma, sino que ella permite el paso a la práctica; y este proceso teoría–práctica, se puede considerar como el paso de lo abstracto a lo concreto; y, visto de esta manera, ya la praxis lograda en esta forma no es un remedio, sino un fin en sí misma.

Cada elaboración teórica, cada generalización, tiene que ser confrontada con las indicaciones de la practica y, a la vez, son devueltas a éstas como la meta suprema de la actividad teórica. Ahora bien, cada paso de este análisis, cada acto de la reducción de lo concreto a lo abstracto, debe tener en cuenta desde el principio “el todo” (la totalidad) que envuelve la representación, la intuición viva y cuyo reflejo es la meta última del trabajo teórico.

EL MARXISMO COMO PARADIGMA EN EL ESTUDIO DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES

El marxismo como teoría y metodología, se considera un paradigma en el estudio de las Relaciones Internacionales, en tanto supone la superación de la tradicional concepción estatocéntrica existente en esta disciplina. A partir de la categoría clase social como actor transnacional, de la noción de la lucha de clases y de la existencia de las contradicciones, se introduce una nueva manera de enfocar los asuntos en la arena internacional.

Este paradigma parte de afirmar que el carácter de la propiedad privada de los medios de producción y las relaciones de producción asociado a ello, determinan las características de la sociedad, lo cual supone superar la división entre la sociedad nacional y la internacional, y considerar el mundo más que dividido en Estados, dividido en clases antagónicas.

En ese sentido, el marxismo más que considerar el Estado como el centro de las relaciones Internacionales, presenta su propia metodología de análisis, cual es el materialismo histórico, utilizando la dialéctica como una forma lógica y como instrumento crucial en el análisis de la sociedad.

El planteamiento marxista, tiene un contenido revolucionario por cuanto ignora los postulados tradicionales de la disciplina y de la teoría de las RI.

¿Cuáles son los aspectos a resaltar del paradigma marxista?

  1. Su consideración sobre que es la clase social y no el Estado actor clave de las RI. Y la unidad de análisis de los mismos. El Estado es un efecto de las clases sociales, tiene una existencia terminal en el tiempo, nació en un momento (con la desaparición de la comunidad primitiva) y morirá en otro (cuando exista la sociedad comunista), no es la causa. Es un instrumento de la clase que domina en términos económicos. El Estado es un actor secundario, producto de las relaciones antagónicas entre las clase sociales, lo cual no supone desconocer su papel en la política internacional.
  2. El nivel de análisis sería el de Sociedad Mundial, es decir, se parte del concepto de totalidad como unidad de los fenómenos de la realidad social considerada globalmente. Desde el punto de vista del materialismo histórico toda realidad responde a un momento histórico, toda realidad responde a un momento histórico. Por ejemplo, el capitalismo nace después de la disolución del modo de reproducción feudalista, cuyas manifestaciones históricas más importantes la constituyeron la Revolución Industrial Inglesa (1740 – 1850), que le dio las bases materiales a esa nueva sociedad, y la Revolución Francesa de 1789, que le dio el andamiaje político – jurídico e ideológico.
  3. Su perspectiva es dinámica y progresiva, proporcionando una teoría de la transformación, que falta en las mayorías de las concepciones teóricas de las RI. Mientras que las teorías tradicionales se aferran al mantenimiento del status quo (Según Robert Cox, las teorías de resolución de problemas) dado su carácter estatocéntrico, donde los estados buscan el poder en un juego eterno, el marxismo ve a la sociedad en perpetuo cambio, en constante transformación (Según Robert Cox, las teorías críticas, de cambio).

El análisis de Carlos Marx se basa en la contemplación de la realidad social como un todo divisible en el que se distinguen los fenómenos esenciales: la infraestructura, esto es, el Modo de Producción y la superestructura, esto es el terreno de la política, de la religión, de lo jurídico y de lo ideológico.

En el capitalismo, los Estados son instituciones al servicio de la clase que domina, es decir, la burguesía. Una sociedad internacional en que los actores son las clases sociales, las RI se encuentran caracterizadas por la lucha de clases. Es conocida la afirmación que en la misma medida en que sea abolida la explotación del hombre por el hombre, en esa misma medida será abolida la explotación de una nación por otra. Al mismo tiempo, que el antagonismo de clase al interior de las naciones desaparecerá y con ello la hostilidad de las naciones entre sí.

El paradigma marxista como escuela en las Relaciones Internacionales no es homogéneo. Existe la Teoría de la Dependencia muy conocida en América Latina, para quien la economía internacional más que estar compuestas por una cantidad determinada de naciones –que lo está- compitiendo en igualdad de condiciones, se encuentra dividida en dos conjuntos de estados antagónicos, dentro de un patrón de competencia interestatal que claramente favorece a un grupo a expensas de otro. Para esta teoría el mundo se encuentra dividido entre un norte explotador, integrado por los países más desarrollados, en todos los campos; económico, tecnológico, científico, etc. Son los denominados países del Centro. En otro extremo se encuentra el grupo de países denominados del Sur, los explotados, integrado por las naciones menos desarrolladas y conocida por la jerga de los dependentistas como Periferia. Esta relación de explotación es histórica, viene desde la época colonial, cuando se instaló la primera división internacional de trabajo, que ha implicado una situación donde el Norte se concentra en la producción y exportación más lucrativa, en la tecnología de alto costo y en la manufactura de los productos, mientras que el Sur se ha concentrado en la producción y exportación de materias primas de precios relativamente bajos y de productos agrícolas, commodities y productos no determinados. Entre el Norte y el Sur se establece un intercambio asimétrico y desigual, lo cual explica la existencia de países ricos y países pobres. También se encuentra la corriente marxista que plantea la concepción de Sistema-mundo (Immanuel Wallerstein), que concibe igualmente que la economía global esté constituida por un centro y una periferia. No obstante, en este caso no se trataría de un enfrentamiento entre los Estados ricos y pobres, sino como una contienda entre las clases ricas y las pobres dentro de una sociedad mundial. En lugar de considerar las relaciones económicas internacionales como interacciones entre los Estados controlados por los gobiernos nacionales, esta concepción pone énfasis en las interacciones entre actores no estatales, es decir, entre las élites económicas y quienes no lo son, las cuales con frecuencia trascienden las fronteras nacionales. El enfoque Sistema Mundo argumenta que la economía internacional está configurada no por los intereses nacionales sino por las élites económicas en varios países, particularmente en las sociedades capitalistas desarrolladas, que compiten entre sí por la acumulación de la riqueza. En general, se supone que los gobiernos nacionales son los instrumentos de las élites económicas; sin embargo, pueden originarse conflictos entre los liderazgos de los ámbitos económicos y políticos. En lugar de los lugares claves para la toma de decisiones de carácter económico sean las capitales nacionales (Por ejemplo, Washington, Paris, Berlín, Tokio, etc.), son las capitales financieras los centros de poder (Por ejemplo, Nueva Cork, Toronto, etc.); en ciudades como Londres, Paris y Tokio, las capitales políticas y las capitales económicas coinciden. Estas tres ciudades están entre una docena de “ciudades globales”, que son, “los centros de comando y control” de la economía mundial. Donde se encuentran las sedes principales de las grandes corporaciones multinacionales y los bancos de mundo.

La red compuesta por las grandes ciudades globales del mundo constituye el corazón de la economía. Las ciudades vecinas, las aldeas y las áreas urbanas del mundo constituyen las semiperiferia y la periferia, y de ellas la riqueza “fluye paulatinamente” hacia las masas en forma cada vez más lenta a medida que se va alejando de las ciudades globales

De todo lo dicho con respecto a las Relaciones Internacionales, cabrían las siguientes interrogantes:¿Existe o no una lucha de clases en el campo internacional? ¿O sólo es una lucha entre los Estados?

DE LA TEORÍA A LA REALIDAD

En esta parte y como guía para analizar el mundo de hoy, realizaremos un ejercicio de hermenéutica marxista aplicada puntualmente a algunos hechos y  variables propias del análisis socioeconómico a totalidades concretas.

La crisis actual del capitalismo

El análisis que recurrentemente se hace en relación a la crisis capitalista, está referido a su carácter, causas, consecuencias, responsables y salidas.

En este contexto, se encuentran quienes sólo hablan de que se está en presencia de una crisis coyuntural, sectorial, esto es, financiera y bancaria, constituyéndose en una especie de disfuncionalidad, que bien monitoreada serviría para catapultar al sistema capitalista.

Por otro lado, también se encuentran quienes sostienen que ésta no es una crisis puntual, coyuntural o sectorial, aunque tenga expresiones muy concretas. Se trata ciertamente de una crisis financiera, bancaria, hipotecaria, pero también es una crisis ambiental, energética, alimentaria, en definitiva, estamos en presencia de una crisis sistémica que atraviesa al modo de producción capitalista, en tanto todo lo ocurrido está asociado a un modelo de acumulación, que busca ampliar sus ganancias a través de todos los mecanismos, incluidos los que rayan con la inmoralidad y la especulación.

Para quienes hablan de que esta es una crisis disfuncional, lo importante es ubicar el origen del problema -la falta de liquidez, regulación y control del sistema financiero y bancario- por tanto, deben entonces tomarse las medidas pertinentes, por ejemplo, auxiliando las instituciones financieras y reorganizando las instituciones estatales de regulación y control. Es una visión que pone el énfasis en las causas y consecuencias, pero que incluso busca salidas con la participación de quienes sin duda alguna han sido responsables de tal situación.

Mientras que al considerarse que esta es una crisis sistémica, se busca ubicar por un lado, el origen, las causas y se intenta precisar las más importantes consecuencias, pero a la hora de hablar de las salidas no pueden dejarse de lado a los responsables del desastre económico y social, porque no es una cuestión simplemente de control y regulación, se trata de un modelo económico que aunque busca reinventarse, las secuelas que ha venido dejando en todos los campos son insalvables en el marco de ese mismo modelo de acumulación. Los despilfarros de bienes, tierras, deterioro del medio ambiente, necesitan de un tratamiento más allá de las ansias de acumulación de pocos; hace falta pensar en las mayorías nacionales.

Tanto Joseph Stiglitz (2012) como el Thomas Piketty (2014) en los textos El precio de la desigualdad y El capital en el siglo XXI, respectivamente, coinciden en afirmar que el capitalismo avanza por un crecimiento brutal de la desigualdad en las últimas décadas producto de la concentración salvaje de riquezas y pronostican un camino no sostenible de continuarse por esta vía.

Ahora veamos lo que plantea Carlos Marx.

Marx logra de alguna manera desentrañar el problema de la disposición de las categorías que identifican elementos comunes y específicos en el transcurso de la historia en su análisis de la sociedad capitalista. Nos manifiesta que, pretender interpretar el “todo social” desde lo aparencial, lo que se nos muestra en la superficie social, es decir, desde lo “concreto real” (las manifestaciones empíricas de la crisis inflación, PIB, desempleo, ingreso nacional, etc.), imposibilita per se un conocimiento real del objeto de estudio. Proceder de esta forma, aislando lo real del conjunto, mostrando un inventario de “variables” o indicadores que no hacen otra cosa que evidenciar la crisis, que por lo demás, ningún sector social o sujeto social pone en duda, no permite aclarar el porqué de la situación actual. Seguir un camino así significa partir de una representación “caótica”  y no precisa las conexiones internas de estas “partes” con el proceso del trabajo capitalista.

Si, por el contrario, se realiza un análisis más profundo del problema, cada una de estas manifestaciones empíricas de la crisis revelaría una serie de relaciones y vinculaciones comunes, simples o generales con, por ejemplo, trabajo asalariado, valor, etc., y ello, a  su vez, con el conjunto de factores que participan en la producción capitalista para una perspectiva empírica o aparencial, el esfuerzo intelectual se desvanece en mera identificación de categorías cada vez más simples (abstractas) sin conexión con el contexto que lo “sustenta” en tanto no sigue un orden lógico-histórico en la trayectoria del pensamiento para reconstruir las determinaciones y las relaciones que encierra cada concept

Cuando se trata de un análisis de la crisis de acuerdo con el paradigma de Marx, partir de lo que está a simple vista en las relaciones de producción, conduce necesariamente a abstracciones puras, sin sentido de sus mediaciones en el marco de la lógica capitalista de producción.

Dentro de un discurso basado en consideraciones empiristas o en simples manifestaciones de la crisis, sin relación con el resto de las “partes” del “todo”, podremos estar en presencia de la identificación de un conjunto ciertamente de efectos, pero no muestran ninguna vinculación orgánica con la dinámica que rige las relaciones de producción capitalistas. Por esta vía se reduce el fenómeno en cuestión a simples desajustes circunscritos al ámbito de la circulación sin dar cuenta del movimiento dialéctico de una totalidad económica integrada, que no es mera suma de partes, sino unidad de mediaciones de los distintos momentos que participan del ciclo económico.

Acudir a este tipo de interpretación, implica mostrar elementos como imponderables del proceso de producción, sin ningún tipo de casualidad interior, con lo cual asistimos entonces a una especie de fenómeno social natural, obviando de esta manera, el todo orgánico, la historia y el devenir de la lógica capitalista.

Intentar la explicación de la crisis a la luz de ciertas variables o indicadores económicos sin antes precisar el conjunto de relaciones y determinaciones de la dinámica que identifica la producción capitalista, sólo conduce a un sendero especulativo y superficial del conocimiento por cuanto se hace una valoración causal del fenómeno sin ninguna articulación con las distintas instancias que conforman la producción del capital.

Si partiéramos de lo aparencial (La recesión, el desempleo, la inflación, etc.) sólo tendríamos una aproximación ligera del todo, por cuanto obviamos los múltiples elementos que participan en la configuración de la crisis como fenómeno característico de las relaciones y las determinaciones de la economía capitalista.

“El método científico concreto” (Marx), es aquel que se proyecta desde la categoría más simple (valor, trabajo, intercambio, etc.), hasta llegar a las manifestaciones empíricas (concretas), expresión de múltiples relaciones y mediaciones históricamente determinadas. Lo correcto sería, de acuerdo a Marx, establecer un recorrido en el proceso de conocimientos que se desprenden de lo simple a lo complejo.

En la forma empírica del conocimiento se está en presencia de un laberinto de abstracciones vacías en tanto no se consigue fijar las determinaciones que las definen. En el método dialéctico del conocimiento, el pensamiento es puesto en función de la identidad real al tomar como punto de partida las categorías abstractas para alcanzar la representación de lo concreto de la única manera posible, esto es, a través de la asimilación, en el proceso del conocimiento, de la forma como se constituye lo concreto pensado o lo inmediatamente perceptible al campo de los sentidos.

En otras palabras, se trata de reproducir en el pensamiento “lo concreto como síntesis de múltiples determinaciones”, como expresión última del movimiento dialéctico que tiene lugar entre los distintos factores que participan del desenvolvimiento social-resultado- y no como punto de partida, tal cual como pretende el análisis superficial de la realidad social.

-Los sucesos del 27 y 28 de febrero de 1989.

Analizar un hecho coyuntural como los sucesos del 27 y 28 de febrero de 1989 en Venezuela para el paradigma marxista, supone recurrir a un conjunto de explicaciones, razones y consecuencias distintas radicalmente a las especulaciones abstractas incluso, a los mitos que se esbozaron en un momento, para tratar de dar cuenta de este “acontecimiento” que estremeció los cimientos de la sociedad venezolana.

Analizar los hechos del 27 y 28 de febrero de 1989 con el método dialéctico marxista, implica inscribirlo en el contexto de una sociedad capitalista donde tuvo lugar una lucha de clases, a veces velada, a veces manifiesta, pero que, en todo caso, estuvo presente a su interior. Los sucesos del 27 y 28 de febrero fueron una forma de esa lucha de clases, aunque sin mayor organización y sin mayor precisión de quiénes eran los enemigos de la clase.

Dentro de ese contexto, habría que descifrar científicamente lo que ocurrió el 27, 28 y días posteriores. Las características de la protesta, las semejanzas nacionalmente y particularidades en cada lugar o sitio del territorio venezolano. Inmediatamente habría que dar cuenta de las causas estructurales e históricas que posibilitaron dichos estallidos: las relaciones de producción existentes, el modelo de acumulación que había orientado las políticas económicas implementadas en más de treinta años de “democracia representativa”, las características de la industrialización “adoptada” o “inducida” para Venezuela que, de alguna manera, asentaron los problemas generados (inflación, desempleo, marginalidad, desnutrición, delincuencia, etc.); de manera tal, que no sólo fueron consecuencia, sino que se convirtieron en causa de una crisis padecida por la sociedad venezolana en todas sus “partes” (economía, social, política, cultural, en el modo de vida, etc.)

Posteriormente, debe conjugarse lo estructural a la luz de lo coyuntural, dándole la importancia que este último requiere. En este sentido, habría que dar cuenta de las políticas económicas, el despilfarro del dinero público, el engaño permanente, las manifestaciones populares, el aumento de la incredulidad en el bipartidismo y la aplicación en forma de “shock” de un conjunto de medidas económicas, como el aumento de la gasolina y, por esa vía, del transporte colectivo, sin previamente “sensibilizar” a la población para ello y sin una contraparte social. Todos estos constituyeron factores que, conjugados con los estructurales hicieron posible este estallido social de la manera y con los medios en que las condiciones lo permitieron.

Por último, es pertinente hacer referencia a las consecuencias económicas, políticas y sociales de tales acontecimientos; sobre todo, en la perspectiva de que no se trate de “interpretar” la realidad, sino de transformarla.

-Variables

Asumir el estudio de una totalidad concreta desde el paradigma marxista, supone la utilización de un conjunto de categorías que son pertinentes al interior del mismo y que plantean un análisis muy particular distinto al abordaje desde un paradigma funcionalista, empirista o positivista, que trataría como trasfondo el mantenimiento de las relaciones de producción existente, aunque no se niega la dinámica de los cambios.

Tómese cualquier país capitalista y se podrá constatar que desde el punto de vista del método dialéctico, constituye una totalidad abstracta y concreta. Abstracta, como “unidad” de conocimiento que puede ser abordada a partir del conjunto de categorías y conceptos que son propios del status epistemológico marxista. Concreta. Porque constituye un sistema social histórico muy específico con sus particularidades y su funcionamiento (Un país, una nación, por ejemplo).

Así estaríamos en presencia de una totalidad concreta en paso a la totalidad abstracta (las categorías del análisis del paradigma marxista en términos del capitalismo como modo de reproducción). Esa totalidad es el resultado del conjunto de relaciones contradictorias entre las partes que la constituyen: lo económico, lo social, lo político, lo cultural, lo ideológico, etc. Esta realidad u objeto de estudio, puede tener infinitas partes en tanto ella misma es infinita. Se trata en este caso de “adecuar” o de “utilizar” el método dialéctico aplicado por Marx en el abordaje del estudio de esa realidad socioeconómica a partir de un conjunto de variables. Por ejemplo, el Producto Interno Bruto, que busca medir el comportamiento de esa economía; el ingreso nacional que intenta explicar social y económicamente el bienestar de los habitantes de esa realidad y el desempleo como un “fenómeno” social estructural al modo de producción capitalista; en fin, son elementos “partes” estructurales del “todo” social capitalista. Para ello, el método dialéctico de Marx plantea un conjunto de categorías de análisis.

En el caso del producto Interno Bruto (PIB), se trataría del conjunto de bienes y servicios producidos por un país en un año determinado. Podríamos decir que, comparando un año con otro, se estaría en presencia de un crecimiento o retroceso de una economía. Si hubo crecimiento se puede entonces afirmar que la economía es prospera y, por tanto, el país globalmente marcha a buen ritmo. Esto es lo que aparencialmente se informa a través de las instituciones oficiales como aspecto fundamental de comportamiento de una economía, incluso, se puede llegar a constatar con el crecimiento de la población y derivar algunos análisis de tal comparación; pero todo esto se hace al margen o por encima de las clases sociales, de la distribución de esos bienes y servicios desigualmente, de acceso y de la distribución de los mismos; en fin acudir a una análisis bajo el paradigma marxista, implica ir mucho más allá de lo aparencial que sería valido científicamente, en tanto podría ser el punto inicial.

No obstante, no se entenderían y mucho menos se comprendería la “esencia de la cosa” si esta variable económica no se contrasta con otras variables sociales sobre la cual incide negativamente, incluso, estando en presencia de un resultado positivo del PIB en un año determinado. Esto ocurre con mucha frecuencia en América Latina, donde el PIB crece pero se distribuye desigualmente y además crece también la pobreza en general.

Con Carlos Marx se diría: “La población es una abstracción si dejo de lado, por ejemplo, las clases de las que se compone. Estas clases son, a su vez, una palabra vacía si desconozco los elementos sobre los cuales reposan; por ejemplo, el trabajo asalariado, el capital, etc. Estos últimos suponen el cambio, la división, el trabajo, los precios etc. El capital, por ejemplo, no es nada sin trabajo asalariado, sin valor, dinero, precios, etc.” (6).

El Ingreso Nacional (IN), es una variable que en las cuentas nacionales se toma para indicar la cantidad de divisas que recibe un país por concepto de las exportaciones que realiza y también indica los ingresos que recibe el fisco nacional por otros conceptos de orden interno, todo esto se expresa en moneda nacional. En caso de cualquier nación se trataría de la cantidad en dinero que obtiene y que expresado en dólares, por ejemplo, significa igualmente, una determinada cifra, digamos 100.000 millones de dólares anuales; luego, se precede a realizar una operación muy simple que significa, dividir dicha cantidad por el número total de la población y con ello se obtiene entonces el ingreso per càpita, dándose una información que siendo cierta aparentemente “encubre” el análisis real de esa sociedad

Esto es, en esa sociedad no todos reciben la misma cantidad de ese ingreso; hay unos, la minoría pudiente, los de la clase alta, que obtiene la mayor “tajada”. Otros, la inmensa mayoría, los que menos tienen, los de la clase trabajadora en general, obtienen la menor “tajada”, con lo cual estamos en presencia de una injusta distribución del ingreso nacional, y lo peor, es que eso es cada vez más regresiva e injusta. El capital se apropia tendencialmente del mayor porcentaje.

Ya Marx había previsto esto y lo que está a nivel de lo abstracto no es sólo una verdad cognoscitiva, sino que la realidad (la totalidad concreta) no hace otra cosa que verificarlo. En otros términos. El criterio de la construcción del saber es formal, radica en el movimiento del pensamiento pero al mismo tiempo, el criterio de verificación asistencial es material en tanto se encuentra al nivel de los objetos reales.

Hablar en términos del paradigma marxista del ingreso nacional, dice muy poco, si no se relaciona dialécticamente con la población, con las clases sociales, con el acceso a esos ingresos, con el poder económico que se tenga, con su pertenencia al sector del capital o del sector trabajo, en fin, es una madeja de relaciones contradictorias entre estas partes, sus cualidades y el todo, y su resumen cualitativo.

En cuanto al desempleo, digamos que al cierre de cada año, los gobiernos anuncian las cifras de desempleados en ese país de acuerdo con los estudios que realizan los organismos encargados para ello. Generalmente estos anuncios encuentran respuestas negativas de algunas instancias organizativas de la sociedad civil. Y ciertamente, debe decirse que esas cifras –en frío– pueden indicar una disminución, tanto en términos porcentuales como absolutos del desempleo. Sin embargo, estos datos “encubren” una realidad mucho más profunda que lo anunciada.

No se dice que las cifras esbozadas hacen referencia al desempleo abierto y no al desempleo “disfrazado” que en una sociedad en crisis, significa el problema de mayor urgencia del comportamiento de la fuerza de trabajo.

Si sólo se acude a lo empírico, a lo aparencial de los que se presenta como lo real -sin serlo-, se realizaría un análisis simple, superficial, que teniendo elementos de verdad, no internalizan o profundizan el objeto de estudio.

Si se acude a un análisis con el método dialéctico, se tendría que, no sólo contrastar la cifra de la oficina gubernamental encargada de dar esos datos, con la realidad; precisar si hubo aumento en los niveles de desempleo abierto, a qué se debió. También sería necesario relacionar contradictoriamente estas cifras con el desempleo “encubierto” donde se “refugian” o se dirigen quienes son despedidos por múltiples razones, o no encuentran empleo directamente, ni en la administración pública ni en la empresa privada. Esto es lo que hasta ahora se ha conocido como subempleo, es decir, formas de empleo totalmente inestables desde el punto de vista de los ingresos, de los beneficios y de la estabilidad.

En términos más precisos, los subempleados se han denominado sociológicamente como informales en contraste con el sector formal. Allí se encuentra los buhoneros, perrocalienteros, plomeros, albañiles, etc., que no se rigen por ninguna legislación laboral y cuya situación socioeconómica mayoritariamente es de total indigencia.

Luego se debe relacionar dialécticamente la variable empleo con el producto interno bruto, con la inversión pública y privada, con los precios de los hidrocarburos, etc., a fin de tener un conocimiento mucho más complejo del todo social.

Si así se procede, se estaría en presencia de un análisis que da cuenta de las múltiples determinaciones de la realidad socioeconómica y los datos sobre desempleo, no sólo seguramente estarán muy por encima  de las cifras oficiales, sino que lo cuantitativo queda contrastado con una realidad dinámica y cambiante, ante la cual las cifras en frío dicen muy poco.

Con el método dialéctico de Marx, se logra situar a la “parte” (el desempleo) con el “todo” (la realidad económico-social), como acto inverso del efectuado a la abstracción analítica.

Así se establece una relación dialéctica entre el “todo”, y las “partes” y sus relaciones propiamente dichas a interior de cada una de ellas, entre las “partes” y de “estas” con el “todo” cualitativamente distinto al existente en el inicial del estudio.

Citas

  1. Marx, Carlos. Tesis nro. 11 del texto Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana
  2. Hugo Calello y Susana Neuhaus nos hablan de un método hipotético-deductivo dialéctico que, según ellos, tiene sus raíces en Marx. Para nosotros tal postura es totalmente contraria al método dialéctico, en tanto privilegia la deducción y la hipótesis en el proceso del conocimiento.
  3. Kosik, Karen. Dialéctica de lo concreto. Editorial Grijalbo, México, 1976
  4. Marx, Carlos. Contribución a la Crítica de la Economía Política. Págs. 165-166.
  5. Ibíd., p. 165
  6. Marx, Carlos. Introducción General a la Crítica de la Economía Política, p.50.

Bibliografía

Arenal, Celestino (1993), Introducción a las Relaciones Internacionales, Madrid, Editorial Tecnos,

Cox, Robert (1994). “Fuerzas sociales, estados y órdenes mundiales: más allá de la teoría de las relaciones internacionales”. En Relaciones Internacionales, El pensamiento de los clásicos. Edición compilada por John A. Vásquez. México, D.F. Editorial Limusa, S.

Duseel, Enrique (1985), La producción teórica de Marx (un comentario a los Grundrisse). México, Siglo XXI Editores,

Kosik, Karen (1980), Dialéctica de lo concreto. México, Editorial Grijalbo.

Marx, Carlos (1957), Contribución a la Crítica de la Economía Política. Paris, Ediciones Sociales.

Marx, Carlos (1967) Tesis sobre Feuerbach, en Obras Escogidas en III Tomos. Moscú, URSS, Editorial Progreso.

Marx, Carlos (1987), Introducción general a la Crítica de la Economía Política/1857.España, Siglo XXI Editores

Piketty, Thomas (2014) El capital en el siglo XXI. Argentina, Fondo de Cultura Económica,

Stiglitz, Joseph (2012). El precio de la desigualdad. España, Prisa Ediciones.

Wallerstein, Immanuel (1974).  El moderno sistema mundial. La agricultura capitalista y los orígenes de la economía-mundo europea en el siglo XVI. Madrid, Siglo XXI Editores.

 

*Franklin González es Sociólogo, Profesor Titular, Jubilado. Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Doctor en Ciencias Sociales. Con dos Postdoctorados. Profesor de Postgrado en la UCV,  la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela, en el Instituto de Altos Estudios “Pedro Gual” del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores y en el Instituto de Investigación y Postgrado de la Escuela Nacional de la Magistratura. Fue Decano de Postgrado de la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos (UNERG) y embajador en Polonia, Uruguay y Grecia.

framongonzalez@gmail.com

Fuente: El Autor escribe para el Portal Otras Voces en Educación

 

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