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médicos sin Fronteras: La guerra, la crisis económica y un sistema de salud en ruinas incrementan la desnutrición infantil en Yemen

El aumento de la desnutrición infantil en Yemen está causando muertes evitables, especialmente en niños y niñas menores de 5 años. Entre enero y octubre de 2022, Médicos Sin Fronteras (MSF) trató a más de 7.500 niños con desnutrición, un 36% más que en el mismo período de 2021.

La desnutrición en Yemen suele alcanzar su punto máximo entre junio y septiembre, sin embargo, en 2022, los equipos de MSF que trabajaban en diversos proyectos documentaron un inicio temprano del pico de desnutrición, en abril o mayo. Se prevé que el pico de desnutrición continuará hasta diciembre.

En varias de las gobernaciones donde trabaja MSF, la organización es testigo de un aumento preocupante de niños y niñas con desnutrición que acuden a sus instalaciones con complicaciones médicas. El inicio más temprano del pico de desnutrición en 2022 y el elevado número de menores gravemente desnutridos que necesitan ser ingresados para recibir atención han sobrepasado la capacidad de varios centros de MSF. La situación ha requerido, en algunos lugares, intervenciones de emergencia para tratar el aumento en los casos de desnutrición aguda y las complicaciones de salud relacionadas, como diarrea, neumonía y anemia.

Los equipos de MSF en el hospital Al Salam, en la gobernación de Amran, han observado un aumento constante del número de pacientes con desnutrición aguda severa desde finales de mayo. La tasa de ocupación de camas en el centro intensivo de nutrición terapéutica alcanzó un 396% en septiembre de 2022.

Una tendencia similar se ha observado en el hospital General de Abs, en la gobernación de Hajja. Entre enero a septiembre de 2022, el centro intensivo de nutrición terapéutica del hospital, apoyado por MSF, admitió a 2.087 niños con desnutrición y complicaciones médicas asociadas. La mayoría de los pacientes tenían entre 6 y 23 meses de edad.

En la gobernación de Hudaida, MSF ha ampliado la respuesta para hacer frente al dramático aumento de casos de desnutrición aguda en el distrito de Ad Dahi. Para ello, ha creado un centro de nutrición terapéutica con 70 camas y ha facilitado las derivaciones gratuitas desde los centros de salud al hospital para los niños desnutridos menores de 5 años. Solo en noviembre de 2022, 282 pacientes desnutridos con complicaciones fueron ingresados en el nuevo centro.

Múltiples factores que exacerban la desnutrición

La desnutrición es un riesgo constante para la infancia en Yemen. El país experimenta picos estacionales cada año, generalmente relacionados con la temporada de escasez causada por la interrupción de la producción agrícola en las zonas rurales. Este patrón ya se observó antes de la escalada de la guerra a finales de 2014, pero ha empeorado debido a los efectos directos e indirectos del conflicto, que han exacerbado la inseguridad alimentaria de las personas que ya eran vulnerables.

Hay varios factores que han contribuido al aumento de la desnutrición infantil en Yemen. Entre los principales: las malas condiciones de vida de las personas que han sido desplazadas por la guerra, la reducción del poder adquisitivo debido a la crisis económica y a la alta inflación; el deterioro general de los servicios de salud y la dificultad para acceder a los existentes.

Este año, los recortes de financiación han provocado que los centros de atención primaria suspendan sus servicios o no dispongan de suficientes suministros de medicamentos.

El difícil acceso a la atención sanitaria provoca que muchos enfermos esperen horas antes de acudir al médico con el consiguiente riesgo. Entre enero y septiembre de 2022, fallecieron 31 niños con desnutrición en el hospital de Al Salam tras ser ingresados. La mayoría, por desgracia, llegaron demasiado tarde y presentaban complicaciones médicas muy graves.

Por otra parte, la disponibilidad de atención prenatal y posnatal −directamente relacionada con la desnutrición− es muy escasa en el país. En el hospital Abs, MSF constató en 2021 que solo una de cada 10 de mujeres que dieron a luz en el hospital habían asistido al menos a una consulta de atención prenatal. En 2022, más de la mitad de las madres en la maternidad del hospital de Abs sufrían desnutrición.

Además, la comunidad está poco concienciada sobre la importancia de la lactancia materna y la vacunación rutinaria de los niños. Los progenitores tampoco tienen acceso a información sobre la identificación de los síntomas iniciales de desnutrición, lo que retrasa su detección y prevención.

Las autoridades sanitarias y las organizaciones y agencias humanitarias y sanitarias deben dar una respuesta integral para reforzar el alcance y la eficacia de la vigilancia nutricional en todo el país. Es necesario subsanar las deficiencias de los centros de atención primaria de salud para garantizar un acceso rápido a la asistencia y contribuir a la concienciación sanitaria de la comunidad a fin de detectar los primeros indicios de desnutrición. La respuesta también debe incluir la ampliación de las campañas de vacunación en todo el país, especialmente entre los menores de cinco años, que siguen siendo los más vulnerables.

Fuente: https://rebelion.org/la-guerra-la-crisis-economica-y-un-sistema-de-salud-en-ruinas-incrementan-la-desnutricion-infantil/

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UNICEF: Alerta infantil: emaciación grave

Alerta infantil: emaciación grave

También conocida como desnutrición aguda severa, la emaciación severa es una emergencia de supervivencia infantil que se pasa por alto pero es devastadora.

La emaciación grave es la forma más letal de desnutrición y una de las principales amenazas para la supervivencia infantil. Alrededor de 1 de cada 5 muertes de niños menores de 5 años se atribuye a la emaciación severa, que es causada por la falta de alimentos nutritivos y episodios repetidos de enfermedades como diarrea, sarampión y malaria, que a su vez comprometen la inmunidad de un niño.

A diferencia de la hambruna o la inanición, relativamente pocas personas han oído hablar de la emaciación severa, también conocida como desnutrición aguda severa, a pesar de que afecta a alrededor de 13,6 millones de niños menores de 5 años en todo el mundo. Los conflictos en curso y las emergencias relacionadas con el clima significaban que este número ya era probable. crecer. Pero con tantos países que dependen en gran medida de las exportaciones de Ucrania y Rusia, la guerra en Ucrania amenaza con hundir al mundo aún más en una crisis alimentaria. Mientras tanto, se prevé que el precio de los alimentos terapéuticos listos para usar (RUTF, por sus siglas en inglés) que salvan vidas se dispare en los próximos meses, poniendo en riesgo aún más la vida de los niños.

La emaciación no solo está aumentando en los países que enfrentan crisis humanitarias: los países de una variedad de regiones, incluidas algunas relativamente estables, han visto un aumento de la emaciación infantil en más del 40 por ciento. Por ejemplo, en Uganda, la emaciación infantil ha aumentado alrededor de un 60 % desde 2016. Sin embargo, a pesar de la magnitud del problema, inversiones adicionales relativamente pequeñas en el tratamiento de la emaciación grave podrían conducir a una reducción exponencial de las muertes infantiles.

La realidad es que ya contamos con el conocimiento y las herramientas para salvar cientos de miles de vidas cada año de esta terriblemente dolorosa condición. Acabar con el hambre y la malnutrición en el mundo no sucederá de la noche a la mañana. Pero hay mucho que podemos hacer ahora mismo para evitar que los niños mueran debido a la emaciación severa.

Descargue en este enlace la ALERTA DEL NIÑO:                          https://www.unicef.org/media/120346/file/Wasting%20child%20alert.pdf

Crisis de un vistazo

¿Qué es la emaciación severa?

La emaciación, definida como bajo peso para la estatura, es el tipo de desnutrición más visible y letal. La emaciación severa, también conocida como desnutrición aguda severa, es su forma más mortal. Es causada por la falta de alimentos nutritivos y episodios repetidos de enfermedades como diarrea, sarampión y malaria, que comprometen la inmunidad de un niño.

¿Cómo está afectando a los niños?

La emaciación severa convierte las enfermedades infantiles comunes en enfermedades mortales. Los niños que sufren de emaciación severa sucumben a esas enfermedades porque sus cuerpos prácticamente no les brindan protección contra las bacterias, virus u hongos que los infectan. Mueren porque sus sistemas digestivos ya no pueden absorber los nutrientes. Un niño con emaciación grave se ve reducido a las funciones corporales más básicas. Se necesita toda su energía para seguir respirando.

¿Cuántos niños están afectados?

A nivel mundial, al menos 13,6 millones de niños menores de 5 años sufren emaciación severa, que es responsable de 1 de cada 5 muertes entre niños menores de 5 años, lo que la convierte en una de las principales amenazas para la supervivencia infantil. Un niño gravemente emaciado tiene hasta 11 veces más probabilidades que un niño sano de morir de enfermedades infantiles comunes como la neumonía, la principal causa infecciosa de muerte en niños en todo el mundo.

Un problema creciente…

Etiopía.  Una mujer pasa frente a los refugios en un sitio para desplazados internos.

Una mujer pasa frente a los refugios en un sitio para desplazados internos en Etiopía.

Países en una variedad de regiones han visto un aumento en los niveles de emaciación desde 2016. No hay una sola razón para este aumento alarmante. Pero los casos están aumentando rápidamente en áreas afectadas por conflictos y choques climáticos, precisamente donde el riesgo de mortalidad infantil ya es mayor.

Si no logramos reducir significativamente el número de niños afectados, la emaciación severa seguirá limitando la medida en que podemos reducir las muertes infantiles por todas las causas.

…y uno en gran parte invisible

Camboya.  Una mujer sostiene a su hija que sufre de desnutrición aguda severa.

Una mujer en la aldea de Ten Ngol, Camboya, sentada con su hija, que sufre de desnutrición aguda grave.

Alrededor de una cuarta parte de los niños que sufren emaciación severa viven en contextos de emergencia que generan titulares de noticias, a menudo con imágenes de niños terriblemente demacrados. Pero la emaciación severa se concentra más entre los niños más pequeños en las áreas más desatendidas, tanto rurales como urbanas, lejos de las cámaras de los noticieros.

Nueve de cada 10 de los que reciben tratamiento están atrapados en emergencias, a pesar de que las tres cuartas partes de los niños que sufren emaciación severa viven en contextos que no son de emergencia. Esto se debe principalmente a que los niños en emergencias complejas enfrentan el mayor riesgo de muerte, especialmente los niños desplazados e indigentes que están expuestos a enfermedades.

Pero es prevenible y tratable.

Venezuela.  Un niño come un alimento terapéutico listo para usar durante una jornada de evaluación nutricional en Zulia.

Un niño come un alimento terapéutico listo para usar durante un día de evaluación nutricional en Zulia, Venezuela.

Una inversión adicional relativamente pequeña, por parte de donantes, gobiernos y otros instrumentos financieros, reduciría drásticamente las tasas de mortalidad infantil. Y traería beneficios socioeconómicos irrevocables a los niños que necesitan ayuda desesperadamente. Se puede llegar a prácticamente todos los niños que lo necesitan con tan solo 300 millones de dólares en financiación adicional: el 0,1 % del total de la asistencia para el desarrollo en el extranjero gastada en un año.

En 2020, alrededor de 5 millones de niños fueron tratados con alimentos terapéuticos rentables y listos para usar (RUTF) que se ha demostrado que salvan vidas. Pero la pandemia de COVID-19 y los conflictos armados están elevando el precio de los RUTF, lo que probablemente detendrá la ampliación del tratamiento de la emaciación. Más financiación es esencial para mantener el suministro de ATLC.

¿Cómo está respondiendo UNICEF?

Mauritania.  Un especialista en nutrición de UNICEF sostiene a un bebé desnutrido en un centro de rehabilitación nutricional.

Un especialista en nutrición de UNICEF sostiene a un bebé desnutrido en un centro de rehabilitación nutricional en Nouakchott, Mauritania.

En el sur de Madagascar, UNICEF brindó tratamiento vital a más de 60 000 niños con emaciación severa en 2021, cuatro veces el número alcanzado en 2020. Se llegó a más de 800 000 con apoyo de agua potable, saneamiento e higiene. Y 5000 de los hogares más vulnerables recibieron transferencias humanitarias en efectivo para ayudar a satisfacer sus necesidades más urgentes.

En el Cuerno de África, UNICEF y sus aliados están apoyando una respuesta integrada que abarca la nutrición, el agua potable, el saneamiento y la higiene, la prevención de enfermedades y la seguridad alimentaria.

En Afganistán, UNICEF ha lanzado su llamamiento individual más grande hasta la fecha para el país (2000 millones de dólares) para llegar a más de 15 millones de personas, incluidos 8 millones de niños, con asistencia humanitaria en 2022.

En Sudán del Sur, en 2021, UNICEF y sus aliados trataron a más de 240 000 niños gravemente emaciados, el 80 % de todos los niños necesitados. Junto con sus aliados, UNICEF también está llegando a un número récord de familias con apoyo preventivo.

¿Qué pide Unicef?

  • Los donantes y los gobiernos deben financiar completamente el Plan de acción mundial para ampliar el tratamiento a gran escala, proporcionar financiación plurianual que permita servicios continuos y cubrir el tratamiento de la emaciación infantil con financiación para la salud y el desarrollo a largo plazo.
  • Donantes para garantizar que las asignaciones presupuestarias para abordar la crisis mundial del hambre incluyan asignaciones específicas para intervenciones de alimentos terapéuticos para abordar las necesidades inmediatas de los niños que sufren de emaciación severa.
  • Los gobiernos deben integrar los programas de emaciación como una prioridad central en los sistemas y servicios nacionales de salud y proteger la nutrición de los recortes presupuestarios.
  • Todas las partes interesadas prioricen el tratamiento de la emaciación infantil como una intervención esencial de supervivencia infantil y prioricen los recursos donde salvarán la mayor cantidad de vidas: niños menores de 2 años severamente emaciados.

Reflejos

La mayoría de la gente nunca ha oído hablar de emaciación, también conocida como ‘desnutrición aguda severa’. Pero es una de las principales causas subyacentes de muertes prevenibles en niños pequeños. Los conflictos y las crisis climáticas que destruyen el acceso a dietas saludables están provocando que ese número aumente. Pero incluso en países bastante estables, la emaciación infantil ha ido en aumento.

‘Ermación severa: una emergencia de supervivencia infantil que se pasa por alto’ analiza algunas de las causas de este aumento, el aumento del costo de los alimentos terapéuticos listos para usar (RUTF, por sus siglas en inglés) y la necesidad de ampliar masivamente la prevención y el tratamiento tempranos de la emaciación infantil. .

Autor(es)
UNICEF
Fecha de publicación
Idiomas
inglés
Fuente de la Información: https://www.unicef.org/child-alert/severe-wasting

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La desnutrición infantil en Venezuela es una realidad»: los puntos más importantes del informe de Cáritas

Por: El Nacional

Hasta noviembre de 2021, la organización registró que más de un tercio de los niños en las parroquias evaluadas están en riesgo nutricional o daño nutricional ya instalado.

Cáritas

«La desnutrición infantil en Venezuela es una realidad palpable y la organización Cáritas, perteneciente a la iglesia católica, logró recolectar datos que lo comprueban». Así lo indicó el portal Centro de Comunicación Nacional, vinculado a la Asamblea Nacional electa en 2015 y a Juan Guaidó.

En el reporte se menciona que hasta noviembre de 2021, Cáritas registró que más de un tercio de los niños en las parroquias evaluadas están en riesgo nutricional o daño nutricional ya instalado.

Desnutrición y retraso de crecimiento

«Además de la desnutrición, que en algunos casos pasa de moderada a severa, también se evidenció la presencia de retraso en el crecimiento de la población infantil. Los datos se recabaron gracias a los reportes de 12 diócesis del país», indica la información.

Y destaca que al menos un 23% de los niños menores de 6 meses que evaluaron, presentaron desnutrición aguda. Además, entre la población de menores de 5 años evaluados, 28,1% presentó retraso en el crecimiento.

«Las cifras obtenidas por la organización pueden confirmar que el país atraviesa por una grave crisis en la salud pública». Así lo señaló el Centro de Comunicación Nacional.

Precio del dólar

Y enfatizó como un detalle relevante por parte de Cáritas que los picos de desnutrición parecieran estar relacionados con el valor del dólar.

«Siendo que cuando la divisa aumentaba, también lo hacían las cifras de desnutrición en los niños venezolanos. Tomadas en conjunto, los registros revelan que más de un tercio de los niños en las parroquias evaluadas están en riesgo nutricional o daño nutricional ya instalado», indicó.

Y mencionó que «aunque las cifras son alarmantes» se notó una leve mejoría en comparación con 2020.

Finalmente, el reporte señala que en San Fernando de Apure y Machiques, estado Zulia, los niveles de desnutrición consolidaron un estado de emergencia.

«De acuerdo con los datos del informe, los casos más graves de desnutrición fueron evidenciados en Machiques, Acarigua, Los Teques y San Fernando de Apure», añadió.

Fuente de la información e imagen: https://www.elnacional.com/

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Trabajo infantil: más pobreza a futuro

Por: Marcelo Colussi

Pobreza y riqueza

“¡Los niños primero!” suele decirse. Y durante la artificialmente manipulada guerra de Irán-Irak, entre 1980 y 1988, en que se desangraron en forma inútil ambos países (favoreciendo solo a las potencias capitalistas, que se cansaron de venderles armamentos), esa consigna se cumplió en forma literal: eran niños los que iban primero, al frente… para detectar las minas –¡pisándolas!–. Este patético ejemplo muestra lo que, en buena medida, sigue siendo la actitud del mundo adulto con respecto a la niñez: no siempre se la comprende como la preconizada “semilla del futuro”, más allá que pueda declamárselo levantándose ampulosos discursos en su nombre.

La riqueza de las sociedades no está en sus recursos naturales. Siendo rigurosamente marxistas, o más aún: hegelianos, puede decirse que la única fuente creadora de riqueza es el trabajo humano. La pobreza no se relaciona directamente con la falta de tierra cultivable o la ausencia de un elemento tan importante hoy por hoy como el petróleo; está en la forma en la que se reparte el producto socialmente producido, lo cual tiene que ver con razones políticas, con la forma en que están armadas las sociedades. Por el contrario, la riqueza tiene directa relación con la gente, con la organización social, con la población bien capacitada y alimentada, sana y estudiosa, sin prejuicios atávicos que invalidan y cierran el entendimiento. Japón tiene pocos recursos naturales, y no posee ni una gota de petróleo, pero es inmensamente rico como país. Cuba no tiene una gran producción de bienes y servicios, debido en muy buena medida al inmisericorde e inmoral bloqueo que le impone Estados Unidos. Pero en el país no hay pobreza. Curioso: los índices socioeconómicos de los organismos internacionales que miden el desarrollo de las sociedades ponen a Japón (segunda economía capitalista del mundo) y a Cuba (socialista) en un plano casi de igualdad en relación al llamado “desarrollo humano”: no hay pobreza en dos modelos sociales tan distintos (ni afectan los desastres naturales recurrentes que ambos países sufren, lo que muestra que “riqueza” no es solo –o no es para nada– disponer de muchos aparatos de moda, de lo que ilusoriamente se llama “tecnología de vanguardia”.

Es una verdad lapidaria que la pobreza genera pobreza. Eso no es nada nuevo, por cierto; pero conviene no olvidarlo nunca si queremos aportar algo en la lucha contra las injusticias. Un pueblo se desarrolla no cuando entra en el consumismo voraz sino cuando es dueño de su propio destino, cuando fomenta su espíritu crítico. En otros términos: cuando su población está realmente preparada y en condiciones de afrontar desafíos (los desastres naturales, por ejemplo).

Terminar con la pobreza no es, en absoluto, algo sencillo ni rápido. Muchos países pobres del Sur, de lo que anteriormente llamábamos Tercer Mundo, países que en décadas pasadas comenzaron a recorrer la senda del socialismo (por ejemplo en el África sub-sahariana, países que se liberaron del yugo colonial en la segunda mitad del siglo XX, o naciones musulmanas de Medio Oriente con su llamado socialismo árabe), si bien pudieron crear cuotas de mayor justicia en el reparto de su renta nacional, no han podido aún superar esa lacra de la pobreza en tanto fenómeno económico-social y cultural. De hecho, la misma funciona como círculo vicioso: la pobreza (que no es sólo material: es una suma de carencias materiales y no materiales) no permite el desarrollo integral, y sin él no puede haber mejoramiento en la calidad de vida. Si la educación es una de las claves para superar la pobreza, los sectores pobres, los históricamente marginados son justamente los que menos acceso tienen a esas posibilidades (ni en Japón ni en Cuba hay población analfabeta). Por cierto, donde con mayor elocuencia se ve ese abominable fenómeno del analfabetismo al día de hoy es en la niñez pobre. (Dato complementario, que quizá aclare más el asunto: Argentina, país medianamente desarrollado, para las últimas décadas del siglo pasado no tenía alfabetismo; con las políticas neoliberales que llegaron a partir de la última dictadura militar en 1976, se logró que el mismo reapareciera en la actualidad, con un 30% de población en situación de pobreza).

Niñez trabajadora

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que para el año 2019 a nivel mundial trabajaban más de 150 millones de menores de edad. De éstos, la mitad participando en formas de trabajo infantil que deben erradicarse absolutamente por ser altamente peligrosas o entrañar explotación; a su vez, la mitad de ese total tiene entre 5 y 14 años de edad. Por otro lado, al menos 8 millones realizan actividades de prostitución o trabajo forzoso, incluyendo en esta última cifra aquellos que, sin ser trabajadores en sentido estricto, participan en conflictos armados como niños-soldado. La situación es altamente compleja, porque ese trabajo infantil en todos los casos es imprescindible para completar el ingreso familiar.

Un niño o niña o un adolescente trabajando constituyen un síntoma social; hablan no sólo del presente de la comunidad a la que pertenecen, sino también de su porvenir. Las causas de por qué un menor trabaja están indisolublemente ligadas a la situación de pobreza estructural de la sociedad en que vive. En cualquier país donde se da el fenómeno, siempre hay que entender el mismo en la lógica de “ayuda” al presupuesto familiar. En las áreas urbanas, según estimaciones de la OIT igualmente, su trabajo puede aportar entre un 20 y un 25% del ingreso del hogar al que pertenece. Y en áreas rurales, donde su trabajo no se traduce monetariamente en forma directa, la ayuda es inestimable porque sin ella –tanto en las faenas agrícolas como en el ámbito doméstico– no se podrían sostener las familias. En Guatemala, por ejemplo –país pobre con altas tasas de desnutrición infantil y analfabetismo– se considera que ese trabajo infantil puede representar hasta un 2% del producto bruto interno.

Por lo tanto, el trabajo infantil llena una acuciante necesidad; eliminarlo significa privar a una enorme cantidad de población adulta de una ayuda que, de no tenerla, se vería sumida irremediablemente en la indigencia total (sería como quitar las remesas que envían a los países pobres sus familiares que trabajan ilegales en el Norte). Por lo que estamos ante un complejo círculo vicioso: poblaciones pobres–familias pobres– padres con pesadas cargas familiares–niños que deben trabajar–niños que no acceden a la educación formal–futuros adultos sin capacitación–nuevas familias pobres–continuidad de las poblaciones pobres. Círculo, entonces, muy difícil de romper. ¿Por dónde empezar?

Como dice la Comisión Económica para América Latina (CEPAL): “Desactivar los mecanismos de reproducción de la pobreza precisa de políticas de inversión social que amplíen y potencien el capital humano”. Eso está claro, es una recomendación “políticamente correcta” (como lo son todas las formuladas por organismos internacionales que “estudian” los problemas sin capacidad alguna de incidencia en su solución); pero de no potenciarse eso que se llama “capital humano”, de no capacitarse en función de un desarrollo humano integral y sostenible –como sucede con la masa crítica de niños y niñas que a muy corta edad ya están trabajando y no completarán sus estudios, ni siquiera los primarios– no se ven entonces posibilidades reales de poder superar la pobreza. Está claro que esas recomendaciones, en sí mismas correctas, no dependen de la “buena voluntad” de los gobiernos de turno: tienen que ver con estructuras socio-económicas más profundas. Los gobiernos, aunque quieran, no pueden modificar esa situación, porque ello implica transformar de cuajo las estructuras socioeconómicas vigentes. No es solo cuestión de buena voluntad. Golpearse el pecho y “denunciar” esas injusticias no termina por solucionar nada.

¿Soluciones a la vista?

El capitalismo, claro está, sigue necesitando de esos sectores pobres (mano de obra poco calificada que le asegura altas tasas de rentabilidad) por lo que no se le ve salida al problema dentro de sus marcos. Hay que buscar, entonces, nuevas vías: léase socialismo.

Un menor de edad que trabaja tiene hipotecado su futuro, y por lo tanto el de su sociedad. La relación es inversamente proporcional: a mayor cantidad de horas trabajadas menor cantidad de horas de estudio. Por tanto: el trabajo infantil puede salvar del hambre aquí y ahora –como de hecho sucede– pero cercena a futuro las posibilidades de desarrollo, tanto personal como social. Un niño pobre y que trabaja a corta edad será un adulto empobrecido, poco preparado académicamente, que en el mercado de trabajo capitalista solo podrá acceder a los puestos menos remunerados. Por tanto, el sistema seguirá enriqueciéndose, y por supuesto quienes detentan el capital, mientras esa masa de población no podrá salir de los “ejércitos de reserva industrial”, cada vez más grandes, con un modelo económico que cada vez expulsa más gente. Es obvio que el sistema se está suicidando así, pero de momento no da muestras de caer.

Por otro lado, en sí mismo el trabajo infantil es cuestionable por otro cúmulo de razones. Que un niño o niña a cierta edad desarrolle alguna tarea doméstica, o aprenda el oficio de sus padres, puede ser un gran aliciente, tanto personal como colectivo. Es una forma de contribuir a la socialización, puede ser una manera de ir generando un espíritu de responsabilidad, de solidaridad incluso. Pero el trabajo al que nos referimos no es ése precisamente: se trata de algo realizado en un clima de dependencia con todas las cargas que sobrelleva un trabajador –cumplimiento de horarios, exigencias, a veces una gran cuota de peligro– en una edad en que ningún ser humano está preparado para ello, aunque la urgencia de la vida fuerce a soportarlo. Es eso lo que se denuncia como cuestionable: un menor que trabaja pierde, además de su estudio, la posibilidad de disfrutar su infancia, de jugar, de la magia de ser niño; es decir: sufre. Si queremos decirlo en forma simplificada: la niñez es la preparación para la adultez. Por tanto, un niño debe ser niño y no un adulto en pequeño. Si eso sucede, en muy buena medida su historia de sufrimiento y penurias varias ya está escrita.

Adicionalmente, y reforzando la historia de que el hilo se corta por el lado más delgado, el trabajo infantil se desenvuelve siempre, comparado con el de los adultos, en condiciones de mayor precariedad. Muchas veces está invisibilizado como tal, y en general no goza de prestaciones laborales ni derechos específicos, y aunque haya normativas al respecto, dado que es un grupo mucho más vulnerable por su misma condición de “pequeño” (prejuicio con el que deberíamos terminar alguna vez), resulta más “fácil” para el empleador saltarse las legislaciones.

Luchar contra el trabajo infantil es luchar contra una grosera forma de explotación. Está claro que la pobreza es un círculo vicioso, y desde la pobreza es más urgente encontrar soluciones puntuales, aquí y ahora, que posibiliten comer todos los días y no pensar en términos de largo plazo. Pero ahí está la cuestión: un niño trabajador, al igual que un niño puesto en la calle, un niño que mendiga o que se droga, un niño transgresor, nos muestra que todavía falta muchísimo por trabajar en pro de la justicia en todo el mundo. Los moldes del capitalismo definitivamente no permiten encontrarle salida al problema.

Dijo UNICEF: “El mundo no resolverá sus principales problemas mientras no aprenda a mejorar la protección e inversión en el desarrollo físico, mental y emocional de sus niños y niñas”. Si es cierto que el futuro está dado por la niñez, solo atendiendo realmente su situación actual podrá pensarse en un mañana distinto. Ahora bien: si esto se sabe, ¿por qué los gobiernos de la inmensa mayoría del mundo, de los países pobres básicamente, no hacen algo en contra del trabajo infantil, más allá de pomposas declaraciones altisonantes? Simplemente porque el sistema capitalista no lo permite. Educación de primera y buena alimentación para la niñez primermundista (15% de la población mundial); sobrevivencia al modo que se pueda para la otra niñez (no olvidando lo de la guerra Irán-Irak arriba citada). ¿Por qué la “buena” recomendación de UNICEF no es viable en términos reales? Porque el sistema no lo permite. Conclusión: hay que pensar en otro sistema.

Fuente: https://rebelion.org/trabajo-infantil-mas-pobreza-a-futuro/

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Las otras formas de matar que tiene el ébola

África/República del Congo/23 Enero 2020/elpais.com

El estigma, la soledad y el miedo son las graves secuelas para los niños en la segunda ola más mortífera en la historia del virus, según un estudio sobre la infancia en República Democrática del Congo

El ébola mata dos veces. A aquellos a los que les atrapa el virus y mueren, pero también a los supervivientes que tienen que retomar su vida con el estigma, la soledad y el miedo que provoca una enfermedad con muchos temores y mitos alrededor. Son los casos de Abu y Mariama en Sierra Leona, y de Happy, en República Democrática del Congo, huérfanos de la primera y la segunda ola más mortífera de ébola que ha vivido África desde el descubrimiento del virus en 1976.

Happy es una niña de diez años que vive con su cinco hermanos, de entre 11 y 3 años, en Beni, la región de República Democrática del Congo (RDC) epicentro de la segunda epidemia de ébola más letal de la historia. Ha perdido a su padre a causa del virus y dice sentirse “siempre triste”: “Él se encargaba de todos nosotros: quien pagaba nuestras matrículas, la comida y nuestra ropa. Ahora no sabemos cómo sobrevivir”, ha explicado esta huérfana a World Vision, una organización que trabaja para ofrecer apoyo psicosocial, saneamiento e higiene del agua, seguridad alimentaria y asistencia a casi 700.000 personas en las comunidades afectadas por el virus.

Abu vive en Wellington (Sierra Leona) y en 2015 perdió a ocho miembros de su familia más directa: su madre, su padre, su abuela, un tío y una tía, un hermano, y por último, una prima que iba a hacerse cargo de él y su otro hermano Abdul, y que también dejó a cargo de la familia que quedaba un bebé de meses. “Encontrar los ahorros de mis padres me han recordado a ellos y me ha puesto triste”, se lamentaba Abu en la casa familiar, en una de las escenas de Los huérfanos del ébola, documental de HBO (Ben Steele, 2016) que hace un recorrido por las vidas destrozadas por el primer brote y más extenso que afectó a África del Oeste entre 2014 y 2016 y que dejó 11.300 muertos en Guinea, Liberia y Sierra Leona. “Los amigos del colegio no se acercan a mí. Cuando me dieron el alta y volví a casa, me arrepentía de haber sobrevivido», cuenta en la misma película Mariama, de 15 años, nacida en Moyamba, al sur de Sierra Leona, y que creció con el estigma de que su padre, farmacéutico y líder religioso en su comunidad, fuera acusado de ser el que trajo el ébola al pueblo.

Estos tres huérfanos y supervivientes al temido ébola tienen algo en común y son las graves secuelas mentales que la infancia sufre en un territorio asolado por el virus: el miedo al abandono y la soledad. Como ellos, el 70% de los niños que han sobrevivido a la enfermedad se sienten marginados por amigos y el 33% por familiares, según el informe Miedo y soledad de World Vision elaborado en República Democrática del Congo.

La segunda epidemia de ébola más letal de la historia, que se declaró el 1 de agosto de 2018, ha infectado a 3.398 personas y ha matado a 2.235, según cifras del Ministerio de Sanidad de la República Democrática del Congo recogidas por la Organización Mundial de Salud (OMS) a 5 de enero de 2020. De las muertes que se habían contabilizado hasta el pasado noviembre, el 28% eran niños, según Unicef.

En República Democrática del Congo más de cinco millones de niños sufren desnutrición, una situación que ha afectado especialmente a los menores de cinco años. Hay más de 2.000 huérfanos y 4.000 menores de edad separados de sus familiares durante la propagación del virus, según el mismo informe de Unicef. “Es una situación complicada, porque el contacto directo es la forma de propagación del virus, pero a la vez, que una madre no abrace a sus hijos, supone un retroceso en los primeros días y meses de vida de un niño”, explica Blanca Carazo sobre las consecuencias a largo plazo del ébola. La responsable de programas de Unicef Comité Español asegura que los centros especializados de Unicef realizan terapias y tratamiento de apoyo psicológico con supervivientes del virus, para que los ya inmunes sean los encargados de cuidarlos y los más pequeños no sufran esa carencia afectiva.

Un segundo brote bajo la violencia

A las dificultades propias de parar una epidemia de estas características se une la grave situación de violencia que vive Kivu, al norte del país, una población que recibe ataques constantes de grupos armados y vive una situación de inseguridad continua. “Es probable que sin paz y seguridad los brotes de ébola continúen y el objetivo de llegar a cero casos, que se creía posible para 2020, ya no podrá lograrse en los próximos meses”, asegura Anne-Marie Connor, directora de World Vision en la RDC, que explica que derrotar el ébola es extremadamente difícil, en lo que es una zona de guerra, donde la inseguridad, las operaciones de salud detenidas, los rumores y la abundante desinformación están a la orden del día.

“Los niños sufren una doble tragedia: el ataque del ébola y el estigma que supone vivir este virus en soledad, sin sus familias y amigos”, explica Phiona Koech, asesora de salud mental y apoyo psicosocial de World Vision, que ha trabajado durante meses en Beni, zona que abandonó el pasado noviembre por falta de seguridad para el personal de las organizaciones internacionales.

Otra de las claves para la recuperación de la infancia en una situación de emergencia sanitaria como es una epidemia del ébola es el apoyo por parte de los adultos para informar sobre las maneras de prevenirla y combatirla, y luchar contra la desinformación alrededor de la enfermedad. “Los líderes religiosos y de las comunidades, además de los profesores, deben ser los que se encarguen de crear lugares seguros para los niños, porque muchas veces el desconocimiento de los padres hacen que no crean que sus hijos tienen este tipo de sentimientos de abandono y soledad”, contextualiza Koech. “Un niño que no va a la escuela es un niño con menos herramientas, con menos recursos emocionales para hacer frente a esto”, añade Carazo. “A veces los niños no hablan pero hacen un dibujo”, sentencia la responsable de Unicef Comité Español sobre las distintas técnicas para dar apoyo psicológico a los niños afectados por el ébola.

Pero a pesar de la situación dramática, aún hay rasgos de esperanza. Happy espera que su madre pueda hacer frente a la situación en la que la muerte de su padre les ha dejado a ella y a sus hermanos. Mariama, la otra protagonista del documental de HBO, ha vuelto a sonreír después de que la escuela volviera a abrir tras meses cerrada y haya podido reencontrarse con sus amigos. Y las vidas de Abdul y Abu, por falta de recursos económicos, se tuvieron que separar: Abdul se marchó a una aldea cercana de Wellington y Abu se mudó a casa de su tía a la capital, Freetown. El pequeño, que va a la escuela y ayuda en el puesto de zapatos familiar, aseguraba con una sonrisa en la boca: “Ya no le tengo miedo al ébola”.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/01/13/planeta_futuro/1578937194_358385.html

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República Dominicana: Derechos de la niñez movilizan la sociedad civil

Centro América/ República Dominicana/ 02.12.2o19/ Fuente: redclade.org.

En celebración al aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño, organizaciones de la sociedad civil dominicana hicieron un llamado a que el Estado pague su deuda histórica con la niñez

En el marco de la celebración de los 30 años de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), más de 25 organizaciones de la sociedad civil de República Dominicana, entre ellas el Foro Socioeducativo, articuladas en la Coalición ONGs por la Infancia, publicaron una nota en la que instan el gobierno del país y toda la sociedad a pagar su deuda histórica con la niñez.

De acuerdo a la Coalición, la deuda consiste en que la mortalidad infantil alcanza una tasa de 31 para cada mil personas nacidas vivas en el país; la desnutrición infantil crónica es del 7%; y casi medio millón de niños y niñas están fuera del sistema educativo, con el 13% trabajando en lugar de estar en la escuela. En relación al derecho a la participación, aún persiste la exclusión de las niñas y los niños de los espacios de toma de decisiones que les afectan.

Para pagar esta deuda con la niñez, la Coalición ONGs por la Infancia propone que se priorice la inversión en la niñez en la aprobación y ejecución del Presupuesto General del Estado. “Esto incluye una mayor asignación a aquellas instituciones con obligaciones directas de garantizar el cumplimiento de los derechos de niños, niñas y adolescentes”, afirman las organizaciones.

Las declaraciones fueron divulgadas en el marco de una conferencia de prensa, con la cual se dio apertura a los actos de celebración de los 30 años de la CDN en el país. Dentro de las actividades, se realizó un encuentro con adolescentes y un conversatorio con actores del sistema de protección a la niñez y la sociedad civil.

Las organizaciones exigen la mejora de la calidad de la educación, incluyendo el fortalecimiento de las capacidades docentes, la aplicación efectiva del currículo educativo en la tanda extendida y el incremento de la calidad de la alimentación escolar. Asimismo, instan para que se pongan en marcha políticas y acciones dirigidas al empoderamiento de los niños, niñas y adolescentes sobre sus derechos y como ejercerlos. “Al mismo tiempo, es necesario dotarles de herramientas prácticas que les permitan actuar frente a cualquier vulneración de sus derechos”, subrayan.

Hacen también un llamado a las y los precandidatas/os a la presidencia del país y a puestos electivos en los gobiernos locales, para que prioricen en sus agendas de gobierno la protección de los derechos de la niñez y la juventud, por medio de política públicas efectivas y sostenibles, que cuenten con la participación de todos los sectores políticos y sociales interesados, incluyendo las niñas y los niños.

>> Comunicado de la Coalición ONGs por la Infancia

Fuente de la noticia: https://redclade.org/noticias/cdn-republica-dominicana/

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Entrevista a María Juliana Ruiz: «Mientras mueren niños por desnutrición al año se desperdician 9,76 millones de toneladas de alimentos ¿qué hacer?»

América del sur/Colombia/Entrevista/17 octubre 2019/Autor y fuente: Semana educación

María Juliana Ruiz aseguró durante la Cumbre Latinoamericana sobre Pérdidas y Desperdicios de Alimentos que Colombia está absolutamente dispuesta y comprometida para ser exitosa en el objetivo de erradicar las muertes por desnutrición y aportar al desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes.

En el marco de la Cumbre Latinoamericana sobre Pérdidas y Desperdicios de Alimentos, un espacio de intercambio de experiencias entre el sector público y privado, la Primera Dama, María Juliana Ruiz, destacó cómo la nutrición influye en el proceso de formación y de desarrollo de niños, niñas y adolescentes.

En ese sentido, Ruiz habló de la Gran Alianza por la Nutrición, iniciativa que lidera, que a la fecha cuenta con más de 20 aliados estratégicos de distintos sectores, que han permitido posicionar la nutrición como una causa nacional.

“Colombia está absolutamente dispuesta y comprometida para ser exitosa en el objetivo de erradicar las muertes por desnutrición”, afirmó en el evento que se desarrolló en Bogotá.

De acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en América Latina y el Caribe se estiman niveles de pérdida y desperdicio cercanos al 34% de los alimentos producidos, lo que representa 127 millones de toneladas de desperdicios al año, equivalentes a un promedio de 223 kilogramos por persona.

Al mirar las cifras de desperdicios en Colombia, el panorama no es muy distinto. Según el DNP en el país se pierden y desperdician anualmente un total de 9.76 millones de toneladas de alimentos, lo que equivale al 34% de la producción total.

Sobre esto, la Primera Dama precisó que cerca del 64% de las pérdidas y desperdicios de alimentos se producen en la fase inicial, es decir, en la parte agrícola, en la poscosecha y en la logística previa al traslado hacia su destino final.

“Es un tema que toca para mí dos áreas fundamentales: la nutrición y hace un llamado al trabajo multisectorial, al trabajo coordinado, colaborativo, propositivo y con un objetivo determinado. Y ese ha sido el punto de partida de las acciones que hemos decidido tomar desde el despacho”, señaló Ruiz.

Asimismo, la Primera Dama resaltó el aporte de la Ley 1990 de 2019, contra el desperdicio de alimentos, la cual tiene como fin dar las herramientas adecuadas a productores, procesadores, distribuidores y consumidores para que realicen un manejo adecuado de los alimentos.

Cabe recordar que María Juliana Ruiz es Embajadora de Buena Voluntad del Objetivo de Desarrollo Sostenible 17, el cual busca poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición para el 2030, “buscamos visibilizar el proceso que surge y que tiene un ser humano desde que nace hasta que se convierte en una persona independiente, capaz de aportar y poner al servicio de la sociedad sus habilidades, sus capacidades y sus talentos”.

Nutrición del alma

Por otra parte, Ruiz explicó que concibe la nutrición como un proceso no exclusivo de alimentación, sino de formación y de enriquecimiento del ser humano. Por eso la dividió en dos ejes: la nutrición del cuerpo y del alma.

“En la nutrición del cuerpo estamos enfocados en todo lo que tiene que ver con esa capacidad de fortalecer la oferta de micronutrientes en nuestro país, para hacer eficiente la apropiación de toda esa capacidad alimentaria que le permite a los seres humanos desarrollarse cognitivamente”, explicó.

Respecto a la nutrición del alma, indicó que se trabaja en el fortalecimiento del entorno socio afectivo de los niños y adolescentes, “estamos seguros de que no nos serviría de mucho imprimir todo nuestro esfuerzo exclusivamente en el desarrollo cognitivo del ser humano, si estamos dejando a un lado el fortalecimiento del entorno socio afectivo, el cual les permite desarrollarse y crecer con una conciencia social y comunitaria”.

Fuente e imagen: https://www.semana.com/educacion/articulo/mientras-mueren-ninos-por-desnutricion-al-ano-se-desperdician-976-millones-de-toneladas-de-alimentos-que-hacer/635682

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