Enseñar es organizar la confrontación con el saber y proporcionar las ayudas para hacerlo propio, nos lo dice el profesor de ciencias de la educación de Francia, Philippe Meirieu.
Si hay unos héroes anónimos en este país, son decenas de profesores que en lejanas veredas y en medio de todas las dificultades enaltecen su profesión.
Pocos días después de celebrarse el Día del Maestro, el gremio fue estremecido por las declaraciones de un hombre que como expresidente y ahora como senador ha polarizado a la sociedad, y en plena campaña electoral aviva las pugnas en vez de —como hombre público— concitar a la fraternidad, pero es mucho pedirle a un pendenciero.
La presencia de Uribe en Anserma, Caldas, el pasado sábado 28 de abril, en un acto político para impulsar la campaña presidencial de Iván Duque, interiorizado con el talante, nada tolerante y la actitud arrogante de su mentor, generó en ese pueblo, también llamado Santa Ana de los Caballeros, una oleada de inconformidad que perturbó al gremio del magisterio, a quienes han sido educadores y a un amplio sector social.
“(…). Lo único que tienen los profesores es la fuerza de la calumnia (…) los profesores les enseñan a los estudiantes es a gritar y a insultar, no les enseñan a debatir, les retuercen el cerebro”, dijo ese sábado, quien se ha creído el “salvador de Colombia” y quien con una “vara mágica” enriqueció a sus hijos cuando ejerció con ‘pulcritud’ la presidencia.
Varios personajes que están en contienda electoral, hicieron sentir sus voces ante semejante desatino, que es común en ese exmandatario. El candidato presidencial Sergio Fajardo expresó su orgullo de ser profesor y aseguró: “El liderazgo sereno de un profesor es el camino para sanar heridas” y agregó: “Vamos para esa segunda vuelta y evitar volver al pasado”.
El senador del Polo Democrático, Jorge Enrique Robledo, recordó que él también ha sido profesor durante 26 años y afirmó: “Cómo estará de mal la política en Colombia, que puede ser presidente el que diga Uribe, que es capaz de agredir a maestros y maestras”. Asimismo, la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación rechazó dicho pronunciamiento. De igual forma, cientos de usuarios en las redes sociales manifestaron su rechazo a esos ataques hacia los docentes del país y se unieron a la etiqueta #MiProfeSeRespeta.
La pasión política no puede ir tan lejos
Albert Einstein en su libro: Mi visión del mundo, nos legó una serie de enseñanzas de diferentes tópicos, desde temas sobre la física, hasta economía, educación, pacifismo. Uno de sus artículos lo tituló: ‘De la libertad de enseñanza’, y en él se refirió —en 1931— al “Caso Gumbel”. El profesor Emil Julius Gumbel —1891-1966—, perteneció al claustro de la universidad de Heidelberg desde 1923 hasta 1932.
Por sus críticas a los nacionalistas alemanes y cuando Hitler —con semejanzas al “salvador de Colombia”— empezaba a emerger, fue convertido en su enemigo después de que publicó sus trabajos estadísticos: “Cuatro años de crimen político”, “Libro Blanco del negro ejército del Reich” y “Traición de un Tribunal Decadente”. Por esos escritos fue expulsado de Alemania, continuando su actividad como profesor en Lyon, Francia, y luego en Nueva York.
Esa situación que vivió el profesor Gumbel fue el motivo del pronunciamiento de Einstein, que entre otras cosas expresaba: “Nos hemos reunido hoy para reflexionar sobre nosotros mismos. El motivo de esta reunión es el caso Gumbel. Este hombre llevado por su sentido de la justicia ha escrito con valentía y objetividad ejemplares sobre crímenes políticos despiadados, prestando con ello un gran servicio a la sociedad”.
Continúa: “Estos días vemos cómo los estudiantes y parte del profesorado de su propia universidad lo atacan, a la vez que intentan expulsarlo del claustro. La pasión política no puede ir tan lejos. Estoy convencido de que aquel que lea los libros de Gumbel con espíritu abierto tendrá una opinión perecida a la mía. Si queremos llegar a una sociedad políticamente sana, necesitamos hombres como este. ¡Que cada cual juzgue ateniéndose a su opinión personal, basada en sus propias lecturas, pero que no se base en lo que dicen otros!”.
Todo político debe contribuir a la fraternidad y la paz
Mal servicio le prestan a la comunidad personajes que con su poder económico y político siembran el odio y que con sus pasiones ideológicas dividen a la sociedad, y peor aún, cuando la enfrentan. Todo político respetuoso de la sociedad debe contribuir a la fraternidad y a la paz, en vez de estar lanzando dardos envenenados. Con razón el gremio de educadores exige que se le garantice la integridad y seguridad, pues en 8 años de gobierno de ese personaje dejó funestos antecedentes ante sus críticos.
Einstein en otro artículo que tituló: “Educación para una independencia en el pensar”, refiriéndose al profesor manifestó: “(…). Debe aprender a comprender las motivaciones, ilusiones y penas de la gente para adquirir una actitud recta respecto a los individuos y a la sociedad. Estas cosas tan preciosas las logra el contacto personal entre la generación joven y los que enseñan, y no —al menos en lo fundamental— los libros de texto”. Ese mensaje del físico más popular del siglo XX, debe ser tenido en cuenta en estos tiempos cuando, alegremente, se le da protagonismo a la “formación virtual”.
También manifestaba: “Dar importancia excesiva y prematura al sistema competitivo y a la especialización en beneficio de la utilidad, segrega el espíritu de la vida cultural, y mata el germen del que depende la ciencia especializada”. La palabra competencia es usada con frecuencia en todo el sistema educativo y poco se resalta la solidaridad y la cooperación.
Finaliza enseñándonos: “Para que exista una educación válida es necesario que se desarrolle el pensamiento crítico e independiente de los jóvenes, un desarrollo puesto en peligro continuo por el exceso de materias —sistema puntual—. Este exceso conduce necesariamente a la superficialidad y a la falta de cultura verdadera. La enseñanza debe ser tal que pueda recibirse como el mejor regalo y no como una amarga obligación”.
“No basta con saber leer para enseñar lectura a los niños”
Otro pensador que hace aportes a la educación es Philippe Meirieu —1948 Alès Francia) profesor de ciencias de la educación en la universidad Lumière-Lyon 2, especialista en pedagogía y quien ha dirigido el Instituto Nacional de Investigación Pedagógica. Después de varios años dedicados a la enseñanza universitaria solicitó que le destinasen a un liceo de los suburbios de Lyon para conocer de cerca la problemática escolar.
Ha investigado, entre otros temas, sobre la escuela y el aprendizaje, la filosofía y la educación. De sus libros retomaré: “Carta a un joven profesor: por qué enseñar”. En el subtítulo: “Entre el amor a los alumnos y el amor al saber, no tenemos por qué elegir”, manifiesta: (…) No basta con saber leer para poder enseñar lectura a los niños, de igual manera que no basta con saber practicar el salto de altura para ser profesor de educación física y deportes: también hay que poder enseñar esa técnica a un niño con sobrepeso y permitirle, a pesar de la inevitable mediocridad de su rendimiento en esta asignatura, adquirir una verdadera capacidad para practicarla…”.
Agrega: “Así que no se trata de enfrentar una profesión “centrada en el alumno”, que se dedicará a ayudarlo a comprender y superar obstáculos con que se encuentra, con una profesión “centrada en el saber”, que se contenta con transmitir los conocimientos a individuos a quienes se anima a realizar una labor personal, esforzarse día a día y comprometerse con ella de forma autónoma”.
Continúa: “En cualquier caso, el profesor debe a la vez permitir a cada alumno abordar un saber que lo sobrepasa y proporcionarle la ayuda para que lo interiorice. Al mismo tiempo debe solicitar el compromiso de la persona y poner a su disposición los recursos necesarios sin los cuales no podrá obtener buenos resultados en su aprendizaje”.
“Arrinconar lo absurdo, verificar las fuentes”
Meirieu además nos enseña que en la escuela se aprende a pasar progresivamente del punto de vista y los intereses propios, a la búsqueda del bien común; la academia debe permitir que los alumnos se asocien para trabajar en proyectos conjuntos y aprender a hacer sociedad.
También expresa refiriéndose al profesor: “(…) aliarnos con el alumno cada vez que quiere deshacerse de la escoria, salir del conformismo obligado, intentar una expresión personal, pensar por sí mismo… atrevernos a llevarle la contraria al jefe, al locutor de radio, o, incluso al profesor. Ésta es, efectivamente, la condición del devenir ciudadano: dejar de inclinarse ante cualquier forma de clericatura, examinar una palabra según su coherencia y no del prestigio de quien la dice, arrinconar lo absurdo, verificar sistemáticamente las fuentes”.
En la escuela está, en buena parte, el germen de los cambios sociales, el espacio para encauzar la decrépita democracia que ha servido para que emerjan gobiernos arbitrarios, autoritarios y corruptos, para lograrlo se necesitan profesores comprometidos con la sociedad. Como la ciencia y la tecnología se deben iniciar en la escuela, hay que terminar diciendo que el maestro, en su clase, debe alimentar la curiosidad de sus alumnos, algo innato, hacerlos enamorar del conocimiento y con su respeto enseñarles a respetar a los demás y a hacer tolerantes.
Fuente del Artículo:
http://www.cronicadelquindio.com/noticia-completa-titulo-a-los-educadores-les-corresponde-formar-personas-criticas-cronica-del-quindio-nota-120485