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Entrevista a Carlos Magro: “El cambio educativo no viene impuesto desde arriba, que es como tradicionalmente hemos querido cambiar las cosas”

Entrevista/04 Abril 2019/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la educación

Carlos Magro aboga por la necesidad de un diálogo pausado sobre los fines de la educación, las metodologías o la participación de la comunidad educativa (y el entorno) en el cambio educativo. También defiende un diálogo no partidista: «El famoso pacto, parece más bien un no pacto pactado, un interés en no llegar a acuerdos porque hay otros intereses».

A Carlos Magro le gusta debatir, hablar sobre educación y cómo mejorarla. Este consultor, que ha trabajado para organismos públicos y privados y está especializado más en la gestión que la docencia o la academia, cree que el sector necesita el debate más que nunca. Hace falta una conversación amplia, sostiene, abierta, en la que participen más actores, entre ellos los alumnos (“lo hacemos todo por ellos, pero sin ellos”) en busca de la mejora del sistema. “Creo que actualmente el debate está secuestrado por intereses no educativos”, afirma. Magro, que materializa su interés por el diálogo desde la vicepresidencia de la Asociación Educación Abierta, opina que los grandes retos del sistema español son el fracaso escolar en su más amplio espectro, y la segregación; dos temas que de alguna manera señalan al mismo sitio, la exclusión. Sin embargo, también valora el esfuerzo que se ha hecho para llevar la educación a un nivel de igualdad con nuestros vecinos europeos pese a la desventaja que teníamos en los últimos 30 años y otorga todo el mérito de la mejoría al esfuerzo de los docentes.

¿A qué te refieres con que “el debate está secuestrado”?

Nos falta calma en el debate educativo. Nos falta más sosiego, centrarnos en lo importante, que es mejorar la educación, los aprendizajes de nuestros alumnos e hijos. En España hay dos grandes retos. Uno es recortar la segregación escolar. Somos un país que lidera la segregación en nuestro entorno, y creo que no es admisible. Y, por otro, somos los campeones del conjunto de cosas alrededor del fracaso escolar, el abandono, etc. Tenemos unas cifras fuera del contexto europeo en el que nos movemos. Es un tema muy importante que nos dice que son razones suficientes para tratar de cambiar las cosas. Y cambiarlas tiene que ver con los recursos, las infraestructuras, etc., pero también con las prácticas escolares, lo que hacemos, la evaluación, el currículum, las metodologías. Si nos lo tomamos en serio, implicaría muchas cosas. Cuando digo que el debate está secuestrado es que no tengo claro que cuando los políticos hablan de educación estén pensando en esto que digo. Parece que discuten y no llegan a acuerdos. Como el famoso no pacto, que parece más bien un no pacto pactado, un interés en no llegar a acuerdos porque hay otros intereses. Cuando hablo de hablar de lo importante es de por qué tenemos un 18% de fracaso y no el 10% que nos correspondería por nuestro contexto.

Fracaso y segregación correlacionan de alguna manera, son dos caras de una misma moneda.

No soy un experto y no quiero decir nada que no sea correcto, pero es importante tener claro que el fracaso es exclusión, es expulsión del sistema de un porcentaje que ha ido variando, ha bajado algo, pero es altísimo y no nos lo pedimos permitir desde ningún punto de vista. Responde a muchas causas sociales, económicas, de capital cultural… Tiene que ver con nuestras leyes, con las dotaciones, la formación del profesorado, las ratios, las infraestructuras, los recursos del sistema… Pero, además, con el currículum y las leyes. Y tiene que ver también, y esto me parece interesante porque ahí podemos actuar, con qué entendemos colectivamente que son los fines de la educación. El fracaso que tenemos responde en parte a que no hemos terminado de hacer una transición entre un sistema que hace 30-40 años era selectivo y propedeútico, que preparaba para etapas posteriores, a otro más inclusivo que nos demanda la sociedad. Cuando decidimos que el objetivo de la educación obligatoria era formar a las personas de manera integral, cambiaron los fines educativos y eso tiene implicaciones muy grandes en el currículum, las metodologías, la manera de evaluar, cómo organizarnos en el centro, la concepción del alumno… Hay muchas cuestiones que nos está costando implementar. El sistema tiene altas tasas de fracaso probablemente, entre otras cosas, por lo que nos está costando esa transición de modelo. Lo que le pedimos a la escuela hoy no tiene que ver con lo que le pedíamos hace 40 años. Es bastante más difícil cumplir con los objetivos hoy. Dicho de otra manera, ser docente hoy es mucho más difícil que hace 40 porque las exigencias son mucho más altas. Hay que resolver el fracaso y la segregación, pero también la atención a la diversidad. Y esto hace más compleja la labor de los docentes, que es algo mucho más difícil de lo que la gente cree.

¿Hemos perdido el objetivo en el cambio de sistema o nos está costando implementar el nuevo sistema?

Nos está costando. Nos cuesta asumir que la enseñanza obligatoria tiene otros fines. Nos está costando a nosotros y a todo el mundo, no es un problema nuestro. Hay muchas razones: no es lo mismo escolarizar hasta los 14 que hasta los 16. No es lo mismo escolarizar pretendiendo que todo el mundo alcance unas competencias mínimas para poder desarrollarse de una manera completa en su vida, que es lo que pedimos ahora al sistema, que lo que teníamos antes, que era más selectivo y más centrado solo en contenidos y no tanto en la educación integral. No nos preocupaba tanto que un porcentaje alto de los estudiantes no llegasen al final de la etapa. Ahora pedimos más: que toda la población, con toda su diversidad, alcance unas competencias mínimas al final de la etapa obligatoria y que nadie se quede atrás en el proceso. Eso debería implicar cambios sustanciales, que he mencionado antes y que nos está costando implementar. En eso estamos, en una etapa de transición que está durando demasiado.

¿Pero vamos en la buena dirección?

Creo que sí. La buena noticia es que estos procesos de cambio se producen a diario. Hay miles de docentes haciendo las cosas de manera distinta. Hay cientos de escuelas con proyectos interesantísimos, independientemente de su titularidad y sus condiciones. Tenemos un montón de ejemplos de buenas prácticas individuales, colectivas, en públicos y privados. Vamos mejor de lo que a veces parece. No quiero pintar un escenario negro. Pinto uno de complejidad, no de pesimismo. Nuestro sistema educativo y los indicadores que da en términos de competencias de los estudiantes son mejores que hace unas décadas. Se ha hecho un progreso tremendamente positivo y, en el fondo, estamos equiparados a nuestro contexto en todo (y eso ha sido un esfuerzo enorme de los docentes para llevar un sistema de un país que educativamente estaba muy atrás a uno que está en el mismo nivel que sus vecinos), excepto en el fracaso escolar, y eso se debe probablemente a que venimos de condiciones iniciales mucho peores.

En la democracia, el sistema ha evolucionado positivamente de manera muy grande, gracias al esfuerzo de docentes y escuelas como organizaciones. El indicador del fracaso lo que nos dice es que aunque hemos hecho un gran esfuerzo, queda camino de mejora y esta pasa porque nadie se quede atrás. Un porcentaje de fracaso, por mínimo que sea, es fracaso del sistema. Qué tenemos que hacer para reducir las tasas es lo que tenemos que plantearnos y ya hay muchos docentes y escuelas que están trabajando muy bien y reduciendo esas tasas de abandono y desafección de los estudiantes. Y lo están haciendo con los aspectos que pueden modificar ellos. No pueden modificar las ratios, la falta de fondos o la legislación. Pero pueden modificar la cultura escolar, las prácticas educativas en las aulas. En este proceso se están consiguiendo mejoras sensibles en estas áreas.

Hablas de cambios impulsados por docentes, por escuelas… ¿Hay algún modelo mejor? ¿El cambio debe venir desde arriba o desde abajo?

El cambio, cuando funciona de verdad y es sostenible, viene promovido por la comunidad educativa. Y esta es más que los docentes, más que el claustro como colectivo, más que el centro entendido como una dirección escolar y los docentes. Son las familias, es el contexto. Para que haya mejora tiene que haber un proyecto educativo a ser posible respaldado, impulsado, diseñado por una comunidad educativa. Creo que esa es la clave. Lo que tengo claro es que los docentes individuales, que siempre ha habido y habrá haciendo cosas excepcionales de manera individual, no serán capaces de hacer las transformaciones que necesitamos. La complejidad de la enseñanza hoy requiere sobre todo entender que la docencia no es una tarea individual, sino colectiva. En la medida en que los docentes trabajan de forma coordinada con sus compañeros empezamos a ver que las cosas funcionan mejor. Este cambio se logra donde se ha comprendido que la docencia siempre es una cosa colaborativa. Lo que sí que es claro es que el cambio educativo no viene impuesto desde arriba, que es como tradicionalmente hemos querido cambiar las cosas. Las leyes no mejoran las prácticas en el aula por sí solas y, por tanto, no mejoran el aprendizaje del alumno. El impulso individual tampoco parece suficiente. El sitio del cambio es el lugar intermedio, ni desde arriba con leyes ni desde prácticas de aula individuales. Si miramos los procesos buenos de cambio, en todos se dan estas condiciones: colaboración de las familias, un buen proyecto educativo impulsado desde un liderazgo distribuido, cooperación entre docentes…

Hablas a menudo de “lo que ocurre fuera del aula”. ¿Cómo es posible integrar estas enseñanzas con las regladas? ¿O no es necesario?

Es deseable. Aquí estamos en otro nivel, pero uno de los retos de la educación formal es entender cómo funcionan los procesos de aprendizaje informal. Nuestros estudiantes se pasan el día aprendiendo cosas en aprendizajes informales. Ser capaces de entenderlos, vincularlos e incorporarlos a la escuela es uno de los problemas históricos de los centros. Cuando hace 30 años le dijimos a las escuelas que su fin era preparar a las personas para la vida, lo que queríamos era vincular lo que pasa en la escuela con lo que pasa fuera. Hay que buscar maneras para crear estos vínculos. Se hace cada vez que un grupo de alumnos o un centro educativo se ponen a trabajar por proyectos intentando resolver problemas reales de su comunidad educativa. El aprendizaje servicio es un gran ejemplo de cómo vincular aprendizajes formales con problemáticas exteriores. Aquí vemos que los alumnos entienden lo que hacen, que no es solo adquirir un conocimiento, sino transformar sus proyectos vitales. Tenemos muchos ejemplos: desde las comunidades de aprendizaje que vinculan mundos tan separados como el familiar y la escuela, hasta el aprendizaje servicio o las ciudades educadoras.

Fuera del centro escolar hay muchos activos disponibles y cuando soy capaz de movilizarlos doy sentido a los aprendizajes formales, el aprendizaje es más significativo y los alumnos desarrollan competencias fundamentales sobre problemáticas reales. Abrir la escuela a su comunidad es uno de los grandes retos: enseñar a vivir, a través de la vida, de proyectos reales, es la única manera de comprobar que estoy desarrollando las competencias que me pide el currículum. Los problemas reales están en su contexto, fuera de la escuela.

Hablando de dirección, abogas por su especialización y profesionalización, quizá un poco a imagen de lo que se hace en EEUU, donde son dos profesiones totalmente diferenciadas. ¿Falta formación?

Creo que igual que es más complejo ser docente, también lo es dirigir un centro educativo. No sé si el camino está totalmente separado de la docencia, creo que para ser buen director es bueno haber sido docente, pero también que la dirección necesita más herramientas, más formación, capacitación profesional para poder liderar una organización como un centro educativo, que es altamente complejo. La complejidad de la gestión de un centro es muy alta. Tienes complejidad pedagógica en primer lugar. Necesitas, para empezar, un liderazgo pedagógico que requiere competencias específicas. Necesitas un gran liderazgo de equipos. Los equipos directivos en general necesitan tener herramientas de gestión en el sentido mejor de la palabra: recursos que tienen que ver con temas legales, etc. Dirigir (y hablo de todo el equipo) exige bastante más que ser un docente. No digo tener una carrera distinta, pero sí una formación específica a la hora de acceder a esos puestos, porque es una labor que se ha vuelto cada vez más compleja. El modelo que teníamos, vertical, no me parece mal, pero requiere profundizar en lo que se hace desde hace tiempo de ahondar en la vía de profesionalización de la dirección. La corta formación que se hace ahora no es suficiente; igual que ser un buen docente requiere un proceso de formación y acompañamiento.

La Asociación Educación Abierta, de la que forma parte, ha elaborado el proyecto ‘Calmar la educación’. ¿Qué es? ¿Hace falta sosiego en la educación?

Sí. Hemos hecho un proceso muy participativo de diálogo educativo con la idea de que necesitamos tiempo, calma, sosiego, eliminar la crispación, encontrar procesos de diálogo, escucharnos. Es una apuesta por el diálogo como un valor y, en estos momentos, más que crispación o desencuentros necesitamos respeto, diálogo y diversidad para poder profundizar en los temas que necesitamos.

¿Cuáles son estos temas, más allá del fracaso y la segregación que ya ha mencionado?

Que la educación es lo que sucede en las aulas. Cómo tenemos que repensar las prácticas de enseñanza para dar respuesta a los retos que tenemos por delante. En nuestro país, ya he comentado que pasa por reducir las tasas de fracaso en su concepto grande, que incluye el abandono o la no titulación. También en cómo lograr la educación integral y de todos, que nadie se quede atrás. Eso pasa, desde mi punto de vista, por muchas cosas pero, entre otras, por pausar un poco la crispación, buscar el diálogo, la profundidad en el debate, espacios de debate educativo, escuchar a los docentes (tienen que hablar ellos), los centros, las familias, los alumnos… Una de las cosas que ignoramos en el debate es a los alumnos: lo hacemos todo por ellos, pero sin ellos. Necesitamos incorporar más actores, centrarnos en temas estrictamente educativos: cómo mejorar los aprendizajes, reducir el fracaso, qué hacer para que los estudiantes salgan del sistema con esa capacidad para seguir aprendiendo a lo largo de la vida. Pasa por entender que nos implica a todos: a docentes, estudiantes, familias. Pero no solo, hay más gente. Necesitamos tiempo para decidir en qué queremos invertir, debatir sobre los fines. Se habla de temas, pero siempre son los mismos. Creo que hay que aumentar los temas, integrar nuevas voces y, sobre todo, rebajar la crispación y la utilización partidista por parte de algunos; la educación es demasiado seria como para no tomársela en serio. Esto intentamos con aquel proceso llamado Calmar la educación. Si no abrimos un diálogo distinto no lograremos cambiar las cosas y, desgraciadamente, muchas veces los temas sobre los que está el debate más publico son los mismos cuatro o cinco.

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/04/04/el-cambio-educativo-no-viene-impuesto-desde-arriba-que-es-como-tradicionalmente-hemos-querido-cambiar-las-cosas/

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Denuncian docentes hondureños incumplimientos de pagos salariales

Centroamérica/Honduras/04 Abril 2019/Fuente: Prensa Latina

Miembros del Sindicato de Empleados de Servicio Público de la Educación de Honduras (Siespeh) tomaron hoy las sedes de la Secretaría de Educación en varios departamentos del país, para denunciar incumplimientos de pagos.
Los docentes exigimos al ministro de Educación Arnaldo Bueso, que salga a dar la cara, ya que hay una orden de pago desde el mes de noviembre y no se ha hecho efectivo el desembolso, declaró María del Carmen Reyes, presidenta de Siespeh.

De acuerdo con fuentes del sindicato, diez secretarías han sido ocupadas, entre ellas las de los departamentos de Cortes, Nacaome, Colon, La Esperanza Intibucá y Choluteca, además de esta capital.

‘Tenemos 11 años en esta lucha y el año pasado se logró que el ministro de Trabajo firmara un documento donde se ordenó cumplir nuestro derecho pero hasta la fecha no lo han cumplido’, denunció uno de los docentes asistentes a la manifestación.

En ese sentido la titular Siespeh criticó el desempeño de quienes han ocupado el cargo de secretarios de Educación del 2011 a la fecha.

Según informes de Siespeh, desde el año 2011 han solicitado a la Secretaría de Educación se realicen los pagos de los salarios y de los aumentos correspondientes a los dos mil 300 miembros de la organización, cuya deuda asciende a más de 36 millones de lempiras (más de un millón de dólares) anuales.

Desde febrero último, abogados del sindicato y representantes de la secretaría desarrollan rondas de diálogo para llegar a un acuerdo y poner fin a este conflicto, con la condonación de la deuda a los docentes públicos.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=266718&SEO=denuncian-docentes-hondurenos-incumplimientos-de-pagos-salariales
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Colombia: El drama de un niño expulsado de su colegio por ser hiperactivo

América del sur/Colombia/04 Abril 2019/Fuente: Semana

Tres madres de familia interpusieron una tutela porque sus hijos fueron agredidos por un compañero que sufre de déficit de atención e hiperactividad. Aunque el niño fue retirado de la institución, la Corte Constitucional aseguró que hubo discriminación y exigió su reintegro.

No es un secreto que el modelo educativo colombiano no está hecho para las diferencias. A pesar de que la educación inclusiva es un tema cada vez más relevante, en Colombia continúa generando un gran debate. El más reciente caso se registró en Cúcuta, en donde un niño de primaria fue retirado de su colegio, porque a raiz de un transtorno psicológico que padece, perdía el control y agredía a sus compañeros.

Todo empezó cuando tres madres de familia interpusieron una tutela con la intención de que la Secretaría de Educación de Cúcuta realizará el traslado de Juan* a una institución especial, ya que el estudiante era muy agresivo con sus compañeros: “les rompe los cuadernos, les daña (sic) los trabajos (sic), golpea hasta a la profesora, a mi hija la ha agarrado del pelo y hasta la ha arrastrado (sic) por el piso, le toca sus partes (sic) íntimas (…)”. 

El menor, que fue diagnosticado con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y Trastorno de Oposición Desafiante (TDO), debía ser tratado por sus profesores con un enfoque diferencial. Pues, incluso, su psiquiatra y su neuropediatra le recomendaron a los profesores de sus colegio seguir algunas recomendaciones para controlar su comportamiento agresivo, que en muchos casos, le generaba el medicamente que ingería.

Sin embargo, el colegio no logró costear este tipo de formación. En su momento, el docente titular de Juan aseguró que, a pesar de que seguía las recomendaciones, necesitaba un profesor de apoyo, el cual había solicitado a la Secretaría de Educación de Cúcuta y nunca le fue asignado.

Lo mismo explicó el rector del plantel educativo, quien dijo que, a pesar de que han recibido niños con discapacidad física o cognitiva, no contaban con el personal humano calificado, ni con los elementos de trabajo adecuados para enfrentar este tipo de situaciones. “Casos como estos desbordan nuestra capacidad institucional y profesional”, dijo.

Por su parte, la madre de Juan aseguró que los episodios de agresividad de su hijo se intensificaron, porque el colegio no siguió al pie de la letra las recomendaciones de los especialistas: “En el primer episodio, mi hijo le manifestó a la profesora que no quería seguir copiando, porque estaba cansado y se empezó a molestar, frente a lo cual la profesora le dijo a todos los niños que salieran del salón y estos salieron riéndose y corriendo, lo que le causó más molestia, entonces agredió a la niña que se le acercó”.

En otra ocasión, cuenta la madre, Juan no quiso hacer la tarea y debido a esto, la profesora llamó al coordinador, quien empezó a grabarlo y a tomarle fotos para dejar en evidencia su comportamiento, lo que lo molestó. Esto, a juicio de la progenitora, contribuyó a aumentar la crisis y motivó a su hijo a quitarle el celular al directivo, tirar los pupitres y romper cuadernos.

Frente a lo ocurrido, el juez que revisó la tutela de las tres madres de familia, decidió proteger solo los derechos a la tranquilidad, seguridad, vida y honra de los niños agredidos. Y ordenó que Juan fuera reubicado en otra institución.

Fue entonces cuando la madre de Juan apeló la decisión, ya que consideró que el colegio había discriminado a su hijo, obligándola a llevarlo a un colegio privado para niños con discapacidad cognitiva, el cual no se acoplaba a las necesidades del menor. Pues, la misma psiquiatra del niño aseguró que es un paciente con capacidad intelectual promedio.

No hay que negar que en este tema existen dos realidades complejas: la dificultad que tienen los docentes y el sistema educativo para personalizar la formación y el derecho que tienen todos los niños a recibir educación, sea cual sea su condición.

No obstante, pese a las deficiencias que puedan tener los colegios a la hora de atender a un niño con discapacidad física o cognitiva, tienen la responsabilidad de no rechazar a ningún alumno. Deben, al contrario, ajustar su proceso educativo- desde el currículo hasta la infraestructura-. Así quedó estipulado en el Decreto 1421 de 2017.

Pero, lamentablemente la realidad es otra.No es un accidente que una gran parte de los chicos con necesidades especiales nunca vayan a la escuela: en 2005, 520.653 jóvenes menores de 19 años tenían alguna discapacidad, pero hoy, 13 años después, solo 196.119 están escolarizados.

Conclusión

Por esa razón, la Corte Constitucional revisó el caso y estableció que los derechos de Juan debían ser igual de protegidos a los de los compañeros a los que agredió. Por lo tanto, anuló su traslado de colegio, pues esto fue considerado un acto de discriminación. A su vez autorizó a la madre a matricular a su hijo en la institución de la que lo expulsaron en caso de querer hacerlo.

Y más allá de evidenciar el error cometido con Juan, la Corte también se pronunció respecto al manejo inadecuado que la Secretaría de Educación de Cúcuta le dio al caso. “La entidad debió hacer llamados al colegio para propiciar el diálogo y verificar el cumplimiento de las recomendaciones de su grupo interdisciplinario”.

Finalmente, la madre de Juan solicitó que se dicte un precedente con el caso de su hijo, para que el sistema educativo protega a los niños que padecen transtornos similares y dejen de ser vistos como un problema. También espera que el país diseñe una política de educación inclusiva para evitar que madres de escasos recursos en situaciones similares a la suya opten por la deserción escolar.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/corte-constitucional-dice-que-expulsar-ninos-con-discapacidad-es-discriminacion/607881

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La Universidad es noticia

Por: Francesc Imbernon 

La nueva universidad del futuro es un camino que se tiene que ir construyendo constantemente y será largo si no participan todos los agentes sociales

La Universidad es noticia. Universidades españolas destacan en 22 disciplinas según el ranking Quacquarelli Symonds (QS), o sea, están entre 50 de los mejores del mundo en su especialidad. Por ejemplo, en el área de Anatomía y Fisiología, Arqueología, Filosofía y Educación, está la Universidad de Barcelona; Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Politécnica de Catalunya; Biblioteconomía y Documentación y Economía de la Universidad Carlos III de Madrid; Empresariales de ESADE e IESE; Odontología, Ciencias Veterinarias y Filología Clásica de la Universidad Complutense de Madrid; Universidad Autónoma de Madrid destaca en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y la Universidad de Navarra aparece en las primeras posiciones en Comunicación y Relaciones Públicas y Filosofía; Y Economía de la Universidad Pompeu Fabra.

Puede ser una paradoja. Por un lado se recortan presupuestos en las universidades públicas y, por otro, suben en rankings gracias al esfuerzo muy grande del profesorado para mejorar la docencia y la investigación. ¿Pero esto nos tiene que contentar? ¿Tenemos que pensar que sin recursos ni apoyo gubernamental la universidad continuará siendo lo que tendría que ser?

A pesar de que nos tenemos que felicitar por estar situados en algunos rankings, la universidad todavía tiene hoy en día muchos problemas. Algunos provenientes del pasado como son los departamentos con sus estructuras jerárquicas; los concursos de acreditación con su perversión para obtener un acceso o promoción basado en la meritocracia académica; la cultura individualizada que se asume como cultura profesional normalizada por parte del profesorado universitario, donde muchos enseñan de forma intuitiva y subjetiva sin darle importancia a cómo hacerlo sin reflexionar sobre la docencia. Y otros problemas que han ido apareciendo en los últimos años.

Y si miramos los rankings, continúa dándose una mayor importancia a la investigación dejando los aspectos docentes en segundo plano, por no decir infravalorados. Pero no pasa únicamente por tradición, sino también como consecuencia de la acreditación y el acceso a la docencia, donde prevalecen los conocimientos y la producción de la investigación más que los aspectos docentes.

Por lo tanto, uno de los componentes importantes en una nueva universidad es, como en otros países, aumentar la inversión ya que ayudaría a modificar estructuras académicas y organizativas y promover el trabajo colaborativo mediante equipos docentes e investigadores, disminuyendo la concepción clásica universitaria, ya obsoleta. Pero para hacer este cambio tienen que participar los diversos agentes que intervienen activamente en la universidad: gestores, profesorado, alumnado y personal de administración y servicios y, por supuesto, la Administración.

La crisis afectó mucho en las universidades. No se implantó lo mejor del Espacio Europeo de Educación Superior, sino lo más formal. Todo esto ha provocado una universidad donde se ha reducido drásticamente el número de docentes y se ha asentado una gran desmotivación que supone un aumento de la individualidad para conseguir los méritos que exigen las agencias externas de acreditación. La precariedad laboral y la baja tasa de reposición han ocasionado un mayor número de contratos de profesores y profesoras a tiempo parcial y con retribuciones escasas.

Si las cosas siguen así, se ocasionará un deterioro importante de la docencia y la investigación, ya sea por la despreocupación de la primera, puesto que sus méritos no son suficientemente valorados, o por la carencia de inversión. Parece que va en aumento este deterioro por las políticas neoliberales de los actuales gobiernos, por la falta de implicación del profesorado en los procesos docentes e investigadores, por su precariedad laboral, la miseria presupuestaria y la docencia a tiempo parcial.

Está bien que se salga en los papeles por las aportaciones en artículos e investigaciones, pero también es necesario replantearse el acceso de nuevo profesorado a la universidad, puesto que las plantillas están envejecidas. Se tiene que modificar la carrera docente universitaria, valorando los méritos tanto en docencia como en investigación. También deberían establecerse figuras de profesorado que permitan iniciarse en la carrera docente y ayudar a que, mediante méritos docentes e investigadores, puedan acreditarse en la universidad como docentes, sin tener que pasar necesariamente por agencias externas que indiquen quiénes sí y quiénes no están capacitados.

Otro aspecto preocupante lo encontramos en la participación del alumnado. Su compromiso con la universidad ha decaído. Y no hay democracia en la institución sin la importante participación del alumnado. Si lo excluimos de las decisiones construiremos una universidad con grandes carencias democráticas.

La participación tiene que ir más allá del puro formalismo en las instancias oficiales, se tiene que potenciar una participación democrática en todos los aspectos que se desarrollan en la universidad. Esto implica tener en cuenta el alumnado en los planes docentes, en el desarrollo de todo tipo de actividades que van más allá del contenido académico, en los procesos de discusión de las políticas universitarias y potenciar su autonomía para generar nuevas miradas sobre la institución.

Se tienen que potenciar mecanismos para promover la implicación del alumnado de tal manera que asuman el protagonismo educativo y social que les corresponde. Se tiene que superar la falta de movilización del alumnado en los asuntos universitarios. Su mirada y compromiso son imprescindibles.

Y, por último, es necesaria una buena formación del profesorado, más allá de enseñar a elaborar planes docentes, rutinas administrativas o estrategias de enseñanza elementales. Lo que ocasiona una fatiga administrativa.

En una Universidad del futuro se ve, cada vez más, que la formación del profesorado es necesaria e imprescindible si se pretende mirar hacia un futuro diferente con una nueva forma de enseñar y aprender. Hace falta que la universidad supere los viejos esquemas y las antiguas ideologías e inercias académicas sobre la docencia predominantes desde hace siglos, y, hoy en día, mayoritariamente obsoletas. ¿No será esto un motivo de la desmotivación del alumnado?

El profesorado necesita adquirir competencias pedagógicas que le ayuden a gestionar el proceso de aprendizaje del alumnado, motivándolo y entusiasmándole en su trabajo, y una actitud constante de aproximarse a las fuentes de nuevos conocimientos. Un aprendizaje diferente en la sociedad actual porque el alumnado de hoy en día está anidado de tecnologías de la información y la comunicación.

La nueva universidad del futuro es un camino que se tiene que ir construyendo constantemente y será largo si no participan todos los agentes sociales. Es necesario continuar analizando y buscando alternativas con más presupuestos, con más profesorado joven, con cambios en la organización en una época de cambios vertiginosos y con una nueva concepción del aprendizaje. No nos podemos contentar con salir en los rankingsy con decir que, con poco presupuesto y poco apoyo gubernamental, las universidades siguen adelante.

Imagen y fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/03/29/la-universidad-es-noticia-2/

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Falta de docentes en Paraguay deja a 40 mil estudiantes sin clases

América del sur/Paraguay/04 Abril 2019/Fuente: Prensa Latina

Alrededor de 40 mil estudiantes paraguayos se encuentran sin asistir a clases debido a una jubilación masiva de docentes no avizorada por el Ministerio de Educación, una situación sin solución inmediata, informaron hoy fuentes estudiantiles.
Los jóvenes plantearon al Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) la contratación de profesionales de forma interina para destrabar el conflicto, pero hasta el momento no tienen respuesta, dijeron las autoridades.

Alumnos del nivel básico y medio de los departamentos de Alto Paraná, Itapúa, San Pedro y Central, tomarán medidas de manera simultánea desde mañana miércoles, para protestar contra la grave crisis que afecta al sistema educativo y el abandono del que se sienten víctimas, dijeron las fuentes.

Los jóvenes se refirieron a la falta de previsión en el nombramiento de los docentes, lo que hace que muchos estudiantes pierdan horas de clases y no puedan desarrollar los programas, señalaron autoridades educativas.

La representante de la Federación Nacional de Estudiantes (Fenaes), Karina Gill, indicó que algunos estudiantes harán sentatas, otros cerrarán calles y otros irán al paro.

No quiso confirmar si se llevarán a cabo nuevas tomas de escuelas y colegios porque sostuvo que eso dependerá de la decisión de los alumnos de cada institución.

Agregó que en el transcurso de la mañana del miércoles varios colegios realizarán asambleas para tomar determinaciones al respecto.

Por otra parte, Sindicato Nacional de Directores de Instituciones Educativas de Gestión Oficial (Sinadi) presentó dos notas ante la Cámara de Senadores.

Se supo que esas autoridades escolares señalaron la falta de más de 500 nombramientos docentes, que afecta cerca de 10 mil horas/cátedra.

También destacaron a los 40 mil alumnos sin poder recibir sus clases, por lo cual apuntaron directamente a la falta de idoneidad, capacidad y experiencia del ministro de Educación, Eduardo Petta, y de su equipo de confianza.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=266773&SEO=falta-de-docentes-en-paraguay-deja-a-40-mil-estudiantes-sin-clases
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España: La Academia del Cine publica Cine y Educación, un documento marco para llevar el audiovisual a las aulas

Europa/España/04 Abril 2019/Fuente: El diario la Educación

El texto repasa iniciativas que ya están en marcha, da consejos sobre formación docente, plantea cómo introducir el cine en ESO y bachillerato y ofrece listados de cortos y largos, ordenados por edades y tramos educativos, para que «de una vez por todas» el cine entre en las aulas.

En el salón de actos de la Academia del Cine casi no cabía más gente. Desde cineastas a inspectores de educación, pasando por representantes políticos de diferentes partidos. Con Mariano Barroso, presidente de la Academia, como maestro de ceremonias, y las tres personas que han coordinado la elaboración del libro: Marta Tarín, Mercedes Ruiz y Fernando Lara.

Hace ya dos años, la Academia dio los primeros pasos para llegar a este documento. En mayo y junio de 2017 la revista que edita la entidad dedicó ese número al cine y la educación y organizó unas jornadas con la misma temática. De aquel esfuerzo nació un grupo de trabajo conformado por personas de diferentes perfiles dentro del mundo audiovisual, así como de la educación. Su objetivo: elaborar un documento marco para que las diferentes administraciones pudieran recoger el testigo e implementar la cultura audiovisual en la aulas. Ayer, la Academia, presentó dicho documento.

La idea es que, al igual que otras expresiones artísticas están en ellas, como la Literatura, el cine merece un espacio, aunque solo sea porque en 125 años de historia ha generado grandes obras, además de convertirse en espejo y herramienta con la que aprehender el mundo. “En cierto modo, la Academia del cine -comentaba Mariano Barroso al inicio de la presentación- ha asumido un trabajo que correspondería a las administraciones”.

Ahora, la pelota está en el tejado tanto del Gobierno central como de los autonómicos. Aunque ni unos ni otros estuvieran representados ayer.

Fernando Lara definió el documento como un “semillero de propuestas” para matizar que el documento marco no pretende ser una guía cerrada y única que deba seguirse al pie de la letra. En él se han recogido y unificado las decenas y decenas de propuestas y actuaciones que diferentes iniciativas privadas llevan ya años organizando por todo el Estado. También pretende ser una guía para las y los docentes, para lo que pueden encontrarse un listado de 100 películas españolas que van desde el inicio del cine sonoro hasta el año 2000. No están todas las que son ni son todas las que están, pero, como comentó Lara, sí son cintas representativas. Además, se establecen recomendaciones según el curso en el que se encuentre el alumnado.

Lara destacó estos listados. “Uno fundamental, por edades y tramos educativos, de largos y cortos”, pensado para que los docentes tengan una guía sobre qué pueden enseñar a chicas y chicos. A este se suma el de las 100 películas, con la que se genera una perspectiva histórica.

“No hay excusas para las administraciones”, afirmó Lara. “Se trata de una carrera de relevos. La comenzamos nosotros, planteamos iniciativas, hemos hecho un plan y ahora entregamos el testigo a cada una de las autoridades educativas y culturales”. Es tiempo de que, “de una vez por todas, 125 años después, el cine llegue a las aulas”.

Y aunque el grupo de trabajo que ha elaborado buena parte del trabajo, así como quienes lo han coordinado, tienen claro que cómo se haga esto es labor de la administración, se lanzan con una propuestas para un proyecto piloto para el próximo curso, financiado con un millón de euros para que se desarrolle en centros de las diferentes comunidades autónomas. “Es cuestión de voluntad” llevar la cultura audiovisual a las aulas, decía Fernando Lara, quien recordó que en comunidades como Aragón, Andalucía o Castilla y León ya se hacen programas potentes. “Si no se hace (a partir de ahora) es porque no se quiere hacer”.

El libro, no queriendo ser un paso a paso, sí pretende facilitar la puesta en marcha de un Plan de Alfabetización Audiovisual que, eventualemente, quedase recogido en un Pacto de Estado, para que la administraciones central y autonómicas pudieran implementarlo. Para ello, esboza algunas medidas que podrían tomarse a lo largo del tiempo para la consecución de dicho plan.

También señala la necesidad de una mayor y mejor formación del profesorado en relación al cine y al lenguaje audiovisual.  Generar ciudadanía crítica que pueda acercarse a las pantallas con el conocimiento suficiente como para comprender crítcamente lo que ve, su significado e intencionalidad, además de conocer la historia de una parte importante de la cultura, sobre todo del siglo XX y de este XXI.

El libro, tras una breve presentación, así como una catalogación de cómo se encuentra la cultura audiovisual representada en el sistema educativo, no gasta esfuerzos en ponérselo fácil a las administraciones, así como a los centros educativos, con propuestas sobre qué ver a qué edad, o qué festivales y otras iniciativas acercan el cine a chicas y chicos.

Y, para que nadie tenga excusas, también dedica páginas y páginas a cómo trabajar diferentes materias curriculares utilizando el cine como herramienta en la educación secundaria obligatoria y el bachillerato.

Imagen y Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/alfabetizacionaudiovisualenlasaulas/2019/03/29/la-academia-del-cine-publica-cine-y-educacion-un-documento-marco-para-llevar-el-audiovisual-a-las-aulas/

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“El pensamiento reaccionario idealiza la escuela del pasado y magnifica los problemas del presente”. Entrevista a Jaume Trilla

Entrevista/31 Enero 2019/Autor: Víctor Saura/Fuente: El diario la educación

Hablamos con Jaume Trilla, catedrático de Teoría de la Educación de la Universitat de Barcelona y autor de ‘La moda reaccionaría en educación’ (Laertes), donde repasa y responde a los argumentos más repetidos por aquellos que abogan por una especie de retorno al pasado.

A pesar de que empezó como maestro de primaria, hace más de 40 años que Jaume Trilla es profesor de universidad, la mitad de los cuales como catedrático, lo cual le acredita, según escribe en La moda reaccionaria en educación, “como miembro indudable –e incluso privilegiado, en el peor sentido de la palabra– del gremio contra el que los antipedagogos dirigen sus dardos”. El libro es un compendio de cosas que se han dicho y escrito en los últimos años en relación a aspectos como la disciplina, la necesidad de poner límites, la supuesta falta de autoridad de los maestros, la separación por sexos, la separación por niveles de desarrollo, los uniformes, la recuperación de algunas asignaturas del currículum, la asignatura de religión católica… y que Trilla engloba dentro de una misma tendencia: la moda reaccionaria. Un libro relleno de citas de cada uno de los autores, con nombres y apellidos, a los que va replicando. Un libro, reconoce, con el que no hará muchos amigos.

¿Es reaccionario decir que la educación de antes era mejor que la de ahora porque el maestro tenía más autoridad?

Lo es. De hecho, creo que es una deformación del pasado. Es muy discutible que los maestros de antes realmente tuvieran más autoridad que la que tienen ahora. Tenían mucho más poder, eso sí. El castigo físico estaba al orden del día, y a nadie le parecía mal que un maestro le diera una colleja a un alumno o le pusiera de rodillas de cara a la pared durante un buen rato. Las familias incluso legitimaban este tipo de castigos; pero si hoy un maestro le suelta una colleja a un alumno probablemente al día siguiente los padres irán a quejarse a la dirección. O sea que creo que tenemos que estar de acuerdo que erradicar los castigos corporales de las instituciones educativas ha sido algo del todo positivo.

Pero, si preguntáramos por la calle, seguramente mucha gente estaría de acuerdo que hoy los chicos son más indisciplinados que cuando uno iba a la escuela.

La estrategia argumentativa del pensamiento reaccionario tiene dos partes. Una parte consiste en idealizar el pasado. Parecería como si en las escuelas de antes fuera todo un remanso de paz, y que los maestros disfrutaran de un gran prestigio social. Esto es una clara deformación del pasado; solo hay que leer narrativa sobre la escuela del siglo XIX y de buena parte del XX para ver que esta imagen idealizada de la escuela de antes no tiene nada que ver con la historia real de las instituciones educativas. La otra parte de la estrategia del discurso reaccionario consiste en magnificar los problemas del presente. Ahora oyes hablar a según quién y parecería que las aulas actuales sean, literalmente, un campo de batalla; pero cualquiera que conozca la realidad sabe que esto no es verdad. Hay problemas de disciplina, seguro, pero no al nivel que los describen algunos. Antes había de todo y ahora también, ¿pero alguien puede pensar, seriamente, que en general las escuelas de antes eran mejores que las de ahora?

¿Este discurso es una moda o siempre ha estado ahí?

Seguramente siempre hay estado, pero estaba más escondido. En España, después de la Transición quizás no había mucha gente que se atreviera a cantar públicamente las excelencias de la escuela tradicional y, todavía menos, las de su variante franquista. Ahora, en cambio, parece que hay más gente que se atreve más, lo cual es de agradecer, puesto que es cuando la gente escribe y se posiciona públicamente que puedes entrar a discutir, que es lo que intento hacer en el libro.

Durante un tiempo se decía que se tenía que recuperar la cultura del esfuerzo, que se había perdido. Jordi Pujol lo acostumbraba a decir a menudo. ¿Se tiene que recuperar?

No creo que sea verdad que se haya perdido porque no ha existido nunca. Ha existido el esfuerzo que te sale de dentro. Claro, si te exigían exámenes memorísticos, pues tenías que hacer este esfuerzo de memorizar. Pero aquello no era un esfuerzo real y automotivado. Ahora, con las buenas escuelas y los buenos maestros que son capaces de motivar a los chicos, pues quizás se esfuerzan mucho porque les interesa. Cuando te esfuerzas de verdad es cuando te interesa aquello que estás haciendo. En el libro pongo una cita de Chomsky que viene a decir que cuando la motivación básica es aprobar el examen, una vez que ha desaparecido esta motivación básica desaparece también el aprendizaje. Esforzarse para eso no creo que merezca la pena.

Clasifica a los reaccionarios en tres tipos.

Sí, me parece que hay tres tipos de personas o grupos que defienden posicionamientos reaccionarios en educación. Unos serían los reaccionarios completos; es decir, aquellos que lo son en educación y en otros muchos aspectos: en la política, en la moral, etc. Pero también hay quien, sin ser políticamente reaccionario, en determinadas cuestiones educativas defiende posicionamientos claramente retrógrados. Entre estos hay, por ejemplo, algunos profesionales de la enseñanza (sobre todo de secundaria, más que de infantil o primaria), que ven mal cualquier innovación metodológica que se quiera introducir. Algunos de los que van de antipedagogos estarían en esta línea.

Y en tercer lugar están los compañeros de viaje de estos, es decir, intelectuales, escritores, periodistas, tertulianos… famosos que, por su cuenta o bien haciendo de padrinos a los del grupo anterior (prologando sus libros, por ejemplo), también en educación sostienen posicionamientos bastante reaccionarios. Los hay que lo hacen de forma bastante persistente, mientras que otros solo ocasionalmente. Esto es también propio de las modas: para seguir la moda del tatuaje puede haber quien se haga pintar el 80% de la piel y quien solo se haga dibujar una pequeña flor en el hombro. En el libro menciono concretamente a unos cuantos autores de cada una de las tres tipologías mencionadas.

De entre los ‘antipedagogos’ sobre todo cita a uno: Moreno Castillo.

Seguramente es quien más ha escrito en esta línea.

Este autor y otros acusan a los pedagogos como usted de pontificar desde el pedestal, es decir, sin haber pisado un aula de verdad en décadas.

Lo primero que dicen sobre los pedagogos es que tenemos mucho poder, lo cual no es cierto. Me gustaría saber cuántos ministros de Educación han sido pedagogos [podemos responder a este interrogante: desde la Transición ha habido 20 ministros de Educación y Ciencia, y ninguno estudió pedagogía, la mayor parte han sido juristas. La que más se acerca es la actual ministra, que es catedrática de secundaria]. Pero después, efectivamente, dicen esto del aula, y la realidad es que desconocen bastante nuestro trabajo.

Muchos pedagogos se han dedicado a la enseñanza y conocen por experiencia propia el mundo de la escuela; y, además de esto, por su trabajo y su investigación muchos siguen manteniendo un contacto muy directo con la práctica educativa. En el libro cito unas palabras de Jordi Llovet, catedrático jubilado de Literatura de mi Universidad, cuyos artículos siempre sigo con interés. En este texto dice que nunca se tiene que hacer caso a los pedagogos porque no tienen ni idea de la práctica de la enseñanza; a quien hay que creer, dice, es a los maestros que son quienes realmente saben.

Su argumento sería muy parecido a decir que nunca se tiene que hacer caso a los teóricos de la literatura o a los críticos literarios, sino a los novelistas y poetas, puesto que los otros nunca han sido capaces de escribir una novela presentable. Como que este argumento no me lo creo, yo seguiré haciendo caso de las recomendaciones que hace el profesor Llovet en sus artículos periodísticos.

Además de Llovet no salen muchos catalanes alineados con el reaccionarismo.

Hay más. Por ejemplo, menciono un artículo de Josep Maria Espinàs –a quien también siempre he leído con agrado–, en el que comentaba una idea alocada de Esperanza Aguirre cuando fue presidenta de la Comunidad de Madrid: dijo que reinstalaría las tarimas en todas las aulas de su Comunidad. Aguirre, con razón, recibió muchas críticas, pero Espinàs escribió un artículo donde defendía la idea, aludiendo a la funcionalidad de las tarimas para mejorar la visibilidad. No creo que haya ningún maestro que viva como un problema para su trabajo no poder ver a los alumnos desde más arriba. Las tarimas son funcionales para metodologías didácticas solo transmisivas y en colectivos mucho más numerosos de lo que son los grupos-clase actuales, afortunadamente. Quizás la necesidad de escribir una columna te puede llevar a defender propuestas tan reaccionarias e inútiles como la de la expresidenta de Madrid.

Una parte importante del libro lo dedica al Opus y a los defensores de la educación diferenciada.

Sí, ellos denominan así a la segregación escolar según el sexo.

¿No es cierto, pues, que la separación por sexos ayude al aprendizaje porque elimina distracciones?

Quieren demostrar que la separación de sexos va bien para el aprendizaje. Es decir, como que los niños y las niñas tienen procesos de maduración diferentes, aprenderán mejor las matemáticas, la gramática y las ciencias naturales si en la escuela los separamos; y defienden también que, separados, ellas y ellos estarán más tranquilos en clase, en especial cuando lleguen a la adolescencia. Lo que está demostrado es que esta variable (juntos o separados) no es nada relevante en el aprendizaje de esas materias: aprender bien matemáticas no depende de si los niños y las niñas las aprenden juntos o separados; depende de otros muchos factores.

Por otro lado, la defensa de la coeducación no se ha hecho nunca para que estén más tranquilos en la escuela, sino para que juntos estén más tranquilos en todos los espacios de la vida social y cotidiana que tienen que compartir. Cuando, durante el franquismo, la entidad por la que me preguntabas disfrutaba de mucho poder político sobre el sistema educativo, prohibieron, directamente y para todo el mundo, la coeducación en las escuelas; y lo hicieron por motivos religiosos o ideológicos. Después, en la democracia, estos argumentos ya no servían y por eso aducen ahora argumentos presuntamente científicos.

¿La asignatura de religión es anacrónica?

Lo que cuestiono es que en los planes de estudio haya una asignatura confesional de religión. Lo que no creo que sea discutible es que en el sistema educativo formal se estudie el hecho religioso. Las religiones han tenido y siguen teniendo un papel antropológico, social, político muy relevante; a veces para bien y a veces para mal. Por lo tanto, todo esto también tiene que formar parte de los contenidos escolares; sea de forma transversal en varias asignaturas o de manera específica en una de ellas (algunos denominan “Cultura religiosa” a esta asignatura posible). Pero una cosa es esta cultura religiosa y otra muy diferente es una asignatura confesional de religión. Incluir esta asignatura dentro del currículum es legitimar la escuela como un lugar de adoctrinamiento religioso.

Por otro lado, si esto se tuviera que hacer bien (de forma democrática e igualitaria para todas las creencias y descreencias) querría decir que cada escuela tendría que ofrecer clases diferentes de religión confesional para cada una de las opciones existentes entre las familias de los alumnos; es decir, que una sociedad cada vez más multicultural como la nuestra, muchas escuelas tendrían que tener un montón de asignaturas y profesorado diferentes: religión católica, musulmana, budista, protestante… y también, está claro, ateísmo, agnosticismo… Ya se ve que este planteamiento –que sería lo democráticamente exigible– comportaría una clara imposibilidad económica y organizativa, además de que sería de un gusto pedagógico francamente dudoso.

La solución es bien fácil: en la escuela, cultura religiosa (como asignatura o distribuida en otras materias); y la educación religiosa confesional, que tenga lugar en el ámbito familiar y/o por medio de todas aquellas instancias privadas que las confesiones religiosas consideren pertinentes.

El hecho de que la escuela concertada de carácter religioso haga religión tiene sentido, pero ¿por qué se tiene que hacer a las públicas? ¿Por qué ningún gobierno socialista lo ha sacado del currículum?

Esto viene de aquellos Acuerdos famosos entre el Estado español y el Vaticano firmados durante la Transición. En ellos España se comprometía a garantizar la enseñanza de la religión católica en todas las escuelas para todo el mundo que lo quisiera; y garantizar quiere decir, entre otras cosas, pagar al profesorado. Un profesorado elegido por los obispos correspondientes, pero que cobra del dinero público. Lo cual ha generado conflictos realmente inverosímiles. Por ejemplo, profesores o profesoras de religión que han sido despedidos por haberse casado con una persona divorciada.

¿Hay más reaccionarios o más progres en educación?

Esto no lo sé. Pero en todo caso en el libro también intento dejar claro que hay muchos tipos de posicionamientos reaccionarios en educación; no se pueden meter todos en el mismo cesto. Por ejemplo, estoy convencido de que muchos de los que, como decía antes, van de antipedagogos no son partidarios de la segregación por sexos o del adoctrinamiento religioso en la escuela. Supongo que quienes sostienen posicionamientos reaccionarios piensan que aquello que realmente está de moda no son sus posicionamientos, sino los del progresismo pedagógico. En cualquier caso, puede haber modas diferentes e, incluso, contrarias que coexistan en un mismo tiempo.

Al final del libro también dedica alguna crítica a las pedagogías ‘progres’, pero sin dar nombres.

Yo critico dos aspectos de un cierto progresismo pedagógico que también critican algunos de los reaccionarios. Lo primero es que a veces parece que estemos inventando la sopa de ajo en cada momento, cuando mucho de lo que se reivindica desde el progresismo son aportaciones de los clásicos de los movimientos de la Escuela Nueva de finales del XIX y comienzos del XX. Está muy bien recuperar, divulgar y actualizar aquellas aportaciones de entonces, pero que nadie se piense que son invenciones de ahora. De todas maneras, me parece positiva la incidencia que pueden tener estas propuestas para sacudir un poco el sistema y, sobre todo, para poner en valor escuelas y maestras que ya hacían todo esto desde hace tiempo.

Después también critico las ínfulas cientifistas que tienen algunos sectores de la pedagogía, y que consideran que todo tiene que ser científico y que tenemos que estar a la altura de las ciencias de verdad… No estoy de acuerdo. Una parte del conocimiento del que disponemos sobre la educación es científico, supongo que a unos niveles similares al de otras ciencias humanas y sociales; después hay una parte del conocimiento que todavía no es científico pero que lo irá siendo; pero también hay una parte de la pedagogía que no será nunca científica ni tiene porqué serlo. Por ejemplo, la determinación de las finalidades de la educación: esto no lo decidirá nunca la ciencia, sino la ideología, la política.

Y también tenemos que reconocer que una parte de los grandes hallazgos y aciertos en la historia de la pedagogía no se ha hecho por la vía científica, sino por la puramente experiencial. Por ejemplo, la pedagogía de Celestin Freinet. Un maestro que iba tirando y experimentando, que supo explicarlo muy bien, y dejó un método que ha tenido muchos seguidores; entre otros motivos, porque estaba al alcance de cualquier maestro que quisiera cambiar su manera hacer en la escuela.

Quizás tendría que haber escrito el libro sobre “la moda progre en educación”, porque hay más moda progre que carca, ¿verdad?

Tal vez sí, pero a mí la que me da miedo es la moda carca. Aun así, no he querido ahorrar alguna crítica a los progres porque los planteamientos maniqueos tampoco me gustan, nunca la razón está al 100% en un solo lado.

Fuente e imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/01/31/el-pensamiento-reaccionario-idealiza-la-escuela-del-pasado-y-magnifica-los-problemas-del-presente/

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