Page 17 of 39
1 15 16 17 18 19 39

Nuevas dinámicas migratorias de Centroamérica agudizan riesgos para tutela de derechos humanos de población migrante

Los riesgos asociados al desplazamiento son mayores cuando las víctimas son personas jóvenes: niñas, niños y adolescentes que dejan de asistir al sistema educativo o lo hacen con temor debido a factores asociados a la violencia e inseguridad, como las amenazas de las pandillas.

La integridad física y patrimonial de la población migrante en Centroamérica, así como la tutela de sus derechos humanos, enfrentan riesgos crecientes ante las nuevas dinámicas migratorias, que a partir del año 2000 han estado determinadas por el aumento en los flujos de mujeres y menores no acompañados, el desplazamiento forzado, la movilidad en grupos masivos llamados “caravanas” y el incremento de personas que solicitan el estatus de refugiados.

De acuerdo con los principales hallazgos del proyecto de investigación “Migraciones internacionales, refugiados y desplazamientos internos en Centroamérica” auspiciado por la Panamerican Development Foundation (PADF), estas nuevas dinámicas han hecho que el fenómeno migratorio sea más complejo.

En el 2018, la ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) registró 315.779 solicitudes de refugio de personas de Centroamérica. Un 38% de estas las hicieron personas de El Salvador, un 27% correspondieron a nicaragüenses y 24% a hondureños.

ACNUR-CENTROAMERICA(800x600)

Salvo en el caso de los nicaragüenses, de los cuales el 73% se dirige a Costa Rica, los solicitantes de El Salvador, Guatemala y Honduras tienen como primer destino los Estados Unidos, como segundo México y España ocupa el tercer lugar para los salvadoreños y Canadá para el caso de los guatemaltecos.

Las investigaciones señalan que la falta de información sistemática y el reconocimiento de algunos Estados, han limitado la toma de conciencia pública sobre la magnitud y características del desplazamiento forzado en la región.

De acuerdo con el “Centro de Monitoreo Internacional sobre Desplazamiento Interno”, El Salvador encabezaba la lista de países del hemisferio con la mayor cantidad de personas desplazadas: 246.000 nuevas víctimas en 2018. Aunque las cifras son menores para Honduras y no hay reportes para Guatemala, los problemas que origina el desplazamiento son comunes a los tres países: desarraigo, abandono de propiedades y pérdida de empleo e ingresos.

Una de las principales amenazas en contra de la niñez y adolescencia es el reclutamiento forzado por las pandillas, el acoso y las amenazas, con mayor intensidad en El Salvador. Para las niñas y jóvenes el riesgo es mayor, ya que además de ser reclutadas como integrantes, cuando un pandillero está interesado sexualmente en ellas, todo el grupo familiar se ve amenazado para presionar a los padres a entregarlas. Las llamadas “novias de la pandilla” corren el riesgo de convertirse en esclavas sexuales de los pandilleros. Dinámica que también se presenta en Honduras y Guatemala.

Con base en información recopilada por la Fundación Cristosal, en Guatemala, Honduras y El Salvador existe un creciente número de líderes comunitarios, defensores de los derechos humanos y dirigentes de organizaciones que han sido víctimas directas de situaciones de amenazas y atentados, siendo obligados a desplazarse.

Una investigación realizada por la Oficina de Derechos Humanos de la ONU y la Procuraduría de Derechos Humanos de Guatemala, señaló que entre 2017 y 2018 fueron asesinados 39 líderes sociales en ese país, y se ejecutaron unos 884 ataques contra líderes indígenas, mujeres defensoras de derechos humanos, activistas de colectivos LGBTI, periodistas, jueces, abogados, entre otros.

En Nicaragua, a partir de abril del 2018, se comenzó a generar desplazamiento interno y externo como consecuencia de la crisis política que vive ese país. De acuerdo con un estudio realizado en 2019, 75% de las personas nicaragüenses que llegaron a Costa Rica a partir de esa fecha abandonaron Nicaragua por razones políticas, y un 51% señalaron haber recibido amenazas.

Los riesgos y vulnerabilidad asociados al desplazamiento son mayores cuando las víctimas son personas jóvenes o menores de edad.

Un estudio realizado en 2018 por Save the Children en Guatemala, señaló que en 131 centros educativos se encontró que 817 estudiantes (57.5% del total) vivían con temor de ir a la escuela debido a factores externos a la institución, 23% del estudiantes y 28% del cuerpo docente han sido víctimas o conocen a alguien que ha sido acosado por miembros de la pandilla Mara Salvatrucha a la llegada o salida de la escuela.

Además, desde el 2018 las caravanas improvisadas de migrantes que salieron de Honduras, Guatemala y El Salvador marcaron un hecho relevante en las dinámicas migratorias de Centroamérica. Muchas de estas personas dependen de la caridad de los habitantes locales o de la ayuda que prestan organizaciones humanitarias e iglesias para continuar su viaje, y para tener acceso a albergues o campamentos improvisados.

Los testimonios de la investigación de campo realizada por la Fundación Cristosal en El Salvador y Honduras en el año 2019, afirman que las víctimas del desplazamiento forzado no encuentran amparo en las instituciones policiales ni en el sistema judicial para la investigación de los casos, ni tampoco para beneficiarse de asistencia legal y de protección.

Por ejemplo, 7 de cada 10 personas atendidas por Cristosal en el 2018 por desplazamiento no presentaron ningún tipo de denuncia. Para las víctimas, interponer una denuncia supone un alto costo y el riesgo de sufrir represalias, lo que implica para ellas una situación de desamparo.

El relevante y a la vez controversial tema de los desafíos de la población migrante es uno de los tantos que están contemplados en las preguntas de una novedosa herramienta de investigación y análisis llamada Test Identidades.

Quienes respondan este test, pueden comparar su posición sobre diversos temas con otras personas de su país u otros países de Centroamérica. El test es gratuito, corto y sencillo y puede responderlo al ingresar a este enlace: www.testidentidades.com

Fuente: https://www.estrategiaynegocios.net/newsletter/newsletter2015/1426542-330/nuevas-din%C3%A1micas-migratorias-de-centroam%C3%A9rica-agudizan-riesgos-para-tutela-de-derechos-humanos

Comparte este contenido:

Covid-19, nueva normalidad, viejas dudas,falsas ilusiones

Por: Eduardo Camín*

En esta época marcada por la Covid- 19 nuestro gran reto es encontrar la forma de protegernos del virus, a nosotros, a nuestras familias, y a la vez conservar nuestros empleos. Para los responsables políticos, esto se traduce en superar la pandemia sin causar, paralelamente, daños irreversibles a la economía. Mientras tanto, en búsqueda de las mejores soluciones, los gobiernos continúan escuchando a la ciencia, sin contemplar las evidentes ventajas de una mayor cooperación internacional podría dar una respuesta más adecuada, a la crisis.

Con la batalla contra la Covid-19 sin ganar aún, se ha instalado la idea de que lo que nos espera tras la victoria es una “nueva normalidad” en la forma de organizar la sociedad y en la forma de trabajar. Aunque esta noción no es nada tranquilizadora. Y no lo es porque nadie sabe explicar a ciencia cierta en qué consistirá esta nueva normalidad, que parece que será dictada por las limitaciones impuestas por la pandemia y no por nuestras elecciones y preferencias.La nueva normalidad: un viaje de cambios sociales | RTVE

Pero ya hemos oído esto antes. Lo oímos en la crisis de 2008-2009 cuando nos dijeron que, una vez inoculada la vacuna contra el virus de los excesos financieros, la economía mundial sería más segura, más justa y más sostenible. Y no fue así. Se restableció la antigua normalidad, castigando duramente a la población más desfavorecida, y dejándola en peor situación.

Los símbolos de la ineficacia

 Este es el momento de examinar más de cerca esta nueva normalidad, y para comenzar la tarea de forjar una normalidad mejor, no tanto para los que ya tienen mucho sino para los que tienen demasiado poco. Esta pandemia ha revelado de la manera más cruel la extraordinaria precariedad y las injusticias de nuestro mundo laboral. Se trata de la destrucción de los medios de vida de la economía informal –en la que según la OIT, se ganan la vida seis de cada diez trabajadores– la que ha provocado las advertencias del Programa Mundial de Alimentos sobre la pandemia de hambre que se avecina.

Se trata de los agujeros enormes de los sistemas de protección social, incluso de los países más ricos, que han dejado a millones de personas en situación muy precaria. Se trata de la falta de garantías de seguridad en el trabajo, que cada año condena a casi tres millones de personas a morir debido al trabajo que realizan. Y se trata de la dinámica incontrolada de la creciente desigualdad que hace que, si bien en términos médicos el virus no discrimina entre sus víctimas, en su impacto social y económico, discrimina brutalmente a los más pobres y vulnerables.

Noticias coronavirus | Cepal pide una 'normalidad mejor' en cambio de una 'nueva normalidad' | Internacional | PortafolioLo único que debería sorprendernos en todo esto es que estamos sorprendidos. Antes de la pandemia, la falta de trabajo decente se manifestaba principalmente en episodios individuales de desesperación silenciosa. Ha sido necesaria la irrupción de la Covid-19 para sumarlos al cataclismo social colectivo que el mundo afronta hoy. Pero siempre se supo, siempre estuvo presente, sencillamente, optamos por no preocuparnos.

En general, las decisiones políticas, por acción u omisión, más que aliviar el problema, lo agravaron. Hace 52 años, en un discurso a los trabajadores sanitarios en huelga, y en vísperas de su asesinato, Martin Luther King recordó al mundo la dignidad inherente a todo trabajo.

En la actualidad, el virus ha vuelto a poner de manifiesto la función siempre esencial, y en ocasiones épica, de los héroes que trabajan en primera linea de esta pandemia. Son personas por lo general invisibles, ignoradas, infravaloradas, incluso ninguneadas, que con demasiada frecuencia figuran en la categoría de trabajadores pobres y en situación de inseguridad: los trabajadores de la salud y de los servicios de prestación de cuidados, el personal de limpieza, las cajeras y cajeros de supermercados, el personal del transporte.

Hoy, negar la dignidad a estas y a otros tantos millones de personas, es el símbolo del desprecio de la clase política y de nuestras responsabilidades futuras. Pero tendremos ante nosotros la tarea de forjar un futuro del trabajo que resuelva las injusticias que la pandemia ha dejado al descubierto, junto con otros retos permanentes, imposibles de postergar: la transición climática, digital y demográfica. Esto es lo que define “una normalidad mejor” que ha de ser el legado perdurable de la emergencia sanitaria mundial de 2020.

Mercados: pagar para vivir

Mientras tanto se nos repite hasta el cansancio que los ‘mercados’ son el mejor regulador de la economía. Una mentira interesada, un fake ideológico. En realidad cabria preguntarse  ¿Qué han hechos los mercados con la pandemia? Subir los precios de los materiales imprescindibles para hacerle frente y multiplicar los beneficios de las empresas/élites.Desempleo y EU presionan a México para regresar a la "nueva normalidad"....

El ‘regulador’ ha decidido enriquecerse antes que salvar vidas. El mercado internacional de materiales médicos está controlado por pocas empresas, que ponen condiciones draconianas ante la demanda, eso si,  bajo el manto legal de la libre empresa promovido por la Organización Internacional del Comercio (OMC ). A la vez, los estados, sometidos a los mercados, no se atreven ni a confiscar unos stocks imprescindibles para la vida, ni mucho menos a nacionalizar unas empresas que especulan con el precio de la muerte.

Los precios de los respiradores imprescindibles para evitar la muerte de pacientes, en especial los mayores, se han multiplicado por ocho en algunos casos. Se trata de convertir la enfermedad  en un negocio, de hacer crecer el capital a costa de vidas humanas, ahora y siempre. El lucro, la especulación, la economía en negro, obligar a pagar las deudas antes de invertir en bienestar, las necropolíticas que ya están aquí,son los males mortales del capitalismo.

Debe ser la atención primaria –que no sólo se debe mantener abierta sino que debería reforzarse incluso ahora para contener a los enfermos que están en casa, controlarlos y evitar, si es posible, que lleguen al hospital-, la medicina preventiva, la clave del sistema sanitario y no los hospitales, caros, peligrosos e insostenibles. Y menos aún, los hospitales privados, creados para dar beneficios a sus accionistas y corporaciones propietarias.

Había y hay que prevenir. Y no son mayoría los profesionales que han recibido la formación suficiente para detectar a tiempo estas enfermedades emergentes. Alguien pensará: ¿cómo se puede prevenir algo de lo que no se sabe nada? No es exactamente así.

En septiembre de 2019, la Junta de Vigilancia Mundial y Prevención, integrada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial ,en un dictamen para Naciones Unidas (El mundo en peligro Informe anual para la preparación de las emergencias sanitarias), advertía: Nos enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante, sumamente mortífera, provocada por un patógeno respiratorio».

«Se transmitiría a través de gotas procedentes de la respiración. Podría infectar a un gran número de personas y en poco tiempo matar a entre 50 y 80 millones, dado que con 36 horas se puede viajar a cualquier lugar. Y sería capaz de destruir casi el 5% de la economía mundial. Una pandemia mundial de esta escala sería una catástrofe y desencadenaría caos, inestabilidad, e inseguridad en todas partes. Sería el resultado de una convergencia sin precedentes”, añadía.

El informe dice que sería una crisis de carácter ecológico, político, económico y social, como el crecimiento demográfico, la progresiva urbanización, la integración mundial de la economía, la aceleración y generalización de los desplazamientos, los conflictos, las migraciones y el cambio climático.

El mundo, aseguran, cada vez sufre más brotes de enfermedades infecciosas.Se parece demasiado a lo que está pasando. Sabían que podía pasar y describen las posibles causas. No se ha hecho nada efectivo para prevenirlo y hacerle frente. Vivimos al día, Carpe Diem, como enseñaba el poeta Horacio “ aprovecha el dia de hoy confía lo menos posible de mañana”

Así estamos ahora mismo. Con la pandemia atacando con más dureza los lugares y los barrios más pobres, donde la población vive en pisos con más gente por metro cuadrado, a veces amontonados, mal alimentados y con peores estándares de salud. Con la Covid-19 haciendo más daño donde encuentra más desigualdades y precariedad y la atención primaria está más debilitada.

Con el aislamiento, que es más duro para las personas que viven en pisos más reducidos, sin terrazas. Y con menos capacidad de acceder a internet, la única puerta abierta, aunque sea virtual, a la cultura y el ocio. Con las niñas y los niños que viven en estos inmuebles sufriendo una prisión, que por mucho que sea por su bien, no deja de ser una radical restricción de sus necesidades de moverse y relacionarse.EL TRABAJO INFORMAL. | regencia

Con trabajadores manteniendo los servicios esenciales a cara descubierta, sin los equipos necesarios porque no se ha hecho prevención. Sin haber preparado los y las profesionales de la salud para que dispusieran de datos para poder entender el futuro que se acercaba.

Al fin y al cabo, sólo era una posibilidad expresada por científicos.No lo decían ni las élites, ni los economistas ortodoxos, que, incompetentes, nos maltratan con falsas verdades. Y los políticos que gobiernan y los que dicen controlar, y nunca han sentido la obligación de informarse ni de actuar. Ni a mirar el futuro, preocupados como están por los tiempos electorales. Y si alguien lo advierte, le marginan, le tapan la boca.

Y no son ajenos los medios de comunicación, públicos y privados, sometidos a la corriente del pensamiento dominante. No hablamos de los periodistas, que bastante tienen con mantener el trabajo. Lo hacemos de la propiedad y de sus lacayos. Así se descompone la sociedad. Así se pierde la confianza. El sistema está tocado, pero sigue siendo el terrible monstruo mitológico de la quimera como ilusión.

*Periodista uruguayo miembro de la ONU en Ginebra Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Fuente e imagen:  http://estrategia.la/2020/11/23/covid-19-nueva-normalidad-viejas-dudasfalsas-ilusiones/

Comparte este contenido:

El Papa Francisco critica el «consumismo febril» e insta a involucrar a los pobres en la planificación de la economía pospandémica

El sumo pontífice subrayó que la peor reacción, cuando la pandemia se termine, sería «caer aún más en un consumismo febril y en nuevas formas de autoprotección egoísta».

El papa Francisco instó este sábado a los jóvenes economistas, emprendedores y líderes empresariales a que sean más sostenibles y promuevan modelos de desarrollo pospandémicos que involucren a los pobres.

En un vídeomensaje para los participantes del foro juvenil ‘La economía de Francisco’, celebrado en la ciudad italiana de Asís, el líder de la Iglesia católica apuntó que la peor reacción, cuando la pandemia termine, sería «caer aún más en un consumismo febril y en nuevas formas de autoprotección egoísta«. «No olviden que de una crisis nunca salimos igual: salimos mejor o peor. Cultivemos lo que es bueno, aprovechemos la oportunidad y pongámonos todos al servicio del bien común», afirmó.

El sumo pontífice subrayó que se debería invitar a los «pobres y excluidos», que fueron más golpeados por la crisis sanitaria, a participar en los debates sobre la creación de una «narrativa económica diferente» que es necesaria urgentemente. «De ellos aprendamos a avanzar en modelos económicos que beneficiarán a todos, porque el enfoque estructural y de toma de decisiones estará determinado por el desarrollo humano integral», declaró y agregó que la gravedad de la situación actual, provocada por el coronavirus, «exige una toma de conciencia responsable de todos los actores sociales», sobre todo los jóvenes.

Además, el papa Francisco dijo que la política y la economía no deben «someterse a los dictados y al paradigma eficientista de la tecnocracia» y añadió que en el futuro el mundo no estará «condenado» a modelos económicos cuyo interés se limita al lucro y a promover políticas públicas «favorables, despreocupados por su costo humano, social y ambiental», recoge AP.

Sin embargo, admitió que será una tarea difícil el cambiar «los estilos de vida, los modelos de producción y consumo, las estructuras consolidadas de poder que hoy rigen la sociedad».

Fuente: https://rebelion.org/el-papa-francisco-critica-el-consumismo-febril-e-insta-a-involucrar-a-los-pobres-en-la-planificacion-de-la-economia-pospandemica/

Comparte este contenido:

Cerca de 140,000 puestos de trabajo para jóvenes se crearon en Perú, Colombia, Chile y México

Este resultado se logró en los últimos tres años como parte del Acuerdo de Empleabilidad Juvenil de la Alianza del Pacífico. ¿De qué trata?

Como parte del Acuerdo de Empleabilidad Juvenil de la Alianza del Pacífico se logró que 70 empresas crearán 140,000 puestos de trabajo para jóvenes de Perú, Colombia, Chile y México entre 2017 y 2020, las cuales incluyen pasantías, prácticas y oportunidades laborales.

Estamos muy orgullosos que pese a la crisis que vivimos, tanto el sector público como privado hayamos podido reunirnos en este encuentro que es una plataforma de diálogo, intercambio de buenas experiencias y entrega de herramientas concretas para los jóvenes. Y además que hayamos logrado generar 140,000 oportunidades de desarrollo junto a empresas aliadas desde 2017 a la fecha”, dijo Laurent Freixe, CEO de Nestlé para las Américas, empresa que forma parte del acuerdo.

Según información entregada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al menos uno de cada seis jóvenes en el mundo está sin trabajo debido a la pandemia provocada por el virus COVID-19.

En Perú, la tasa de desempleo juvenil antes de la pandemia era del 8.8%. Hoy, esta es de 24%. Asimismo, aquellos que no estudian ni trabajan (Ninis) representan el 29% de la población juvenil.

Esta información se dio a conocer durente “V Encuentro de Jóvenes de la Alianza del Pacífico”, evento contó con la participación de Ricardo Cuenca Pareja, ministro de Educación; y Javier Palacios Gallegos, ministro de Trabajo y Promoción del Empleo.

Estos estuvieron acompañados por la presencia de las máximas autoridades de Trabajo y Educación de Colombia, México y Chile.

Ellos debatieron sobre el enfoque del evento: «Jóvenes, empleabilidad y el impacto de la pandemia».

También se profundizó sobre el modelo de alternancia en formación, como la educación dual, que compatibiliza lo aprendido en la sala de clases con la práctica presencial en las empresas, como una variante que toma relevancia en el actual contexto.

Fuente: https://gestion.pe/economia/cerca-de-140000-puestos-de-trabajo-para-jovenes-se-crearon-en-peru-colombia-chile-y-mexico-noticia/

Comparte este contenido:

Informe: Economías emergentes que inviertan en la educación de niñas podrían aumentar su PIB 10%

Así lo revela el informe de Citi Global Insights y Plan International. Sugiere que erradicar todas las barreras al desarrollo de las niñas y adolescentes será clave en la recuperación post-covid y el logro de los ODS de la ONU

Un nuevo informe de Citi Global Insights y Plan International arroja que las economías emergentes que logren tasas de finalización de la escuela secundaria del 100% de las niñas para el año 2030 podrían obtener, en promedio, un aumento de su PIB del 10%.

El informe, The Case for Holistic Investment in Girls: Improving Lives, Realizing Potential, Benefiting Everyone (Argumentos a favor de una inversión integral en niñas: mejorar vidas, realizar potencial, beneficiar a todos) revela que una inversión total de solo $1.53 por día por niña en las economías emergentes tendría un gran impacto en el potencial económico general de los países.

El análisis de Citi precisa que más de 130 millones de niñas en todo el mundo no iban a la escuela antes de la crisis de la covid-19. Y según la Unesco, es posible que más de 11 millones de niñas no regresen después de la crisis.

Las adolescentes de todas partes, pero especialmente en las economías en desarrollo, enfrentan barreras para acceder y completar una educación de calidad, volverse económicamente independientes, participar en la fuerza laboral y llevar una vida saludable sin violencia.

“Los planes de recuperación de la covid-19 que prioricen la inversión en la educación y el bienestar de las niñas ayudarán a las comunidades y economías a tener una reconstrucción mejor y más fuerte”, expresó en el informe la directora ejecutiva de Plan International, Anne-Birgitte Albrectsen.

Indicó que “aún más importante, esta debe ser una inversión integral no solo en la educación en sí, sino también en desmantelar las diversas barreras que impiden el empoderamiento de las niñas, desde el matrimonio infantil y forzado hasta la violencia de género y el embarazo a temprana edad. Como podemos ver en este estudio, la inversión integral en todas las áreas de la vida de las niñas resultará en un aumento del PIB, un alto retorno de la inversión para los países y un mundo más justo”.

Indicó que incluso podrían obtenerse retornos económicos aún mayores después de 2030, gracias a los efectos acumulativos de los beneficios, y si se tiene en cuenta el impacto que la educación de las niñas también tendrá en las familias y comunidades.

“El valor especial de la colaboración entre Citi y Plan International consiste en reunir argumentos económicos y sociales, y presentar un caso sólido de inversión con múltiples componentes”, señaló el director Global de Investigación de Citi, Andrew Pitt.

“Erradicar las barreras a la educación y el desarrollo de las niñas puede ser la clave para lograr muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU”, enfatizó.

Sin embargo, un gran desafío para la investigación a lo largo de los años ha sido la falta de datos inclusivos y de alta calidad.

En ese sentido, Citi y Plan International se han asociado para abordar esta brecha de conocimiento crucial, creando uno de los conjuntos de datos más holísticos hasta desarrollados hasta el momento sobre los beneficios económicos y sociales de invertir en las adolescentes y jóvenes.

La ONU, por su parte, ha alentado el desarrollo de la colaboración entre el sector privado, el sector público, las ONG y las instituciones filantrópicas en pos de los ODS.

El informe concluye que invertir en el desarrollo de las adolescentes tendrá implicancias positivas en los objetivos globales más allá del ODS 5 (igualdad de género) y, de hecho, es clave para lograr el desarrollo sostenible en general.

La importancia de la educación y el empoderamiento de las niñas se han relacionado con varios ODS, que incluyen la reducción de conflictos, la obtención de agua potable y saneamiento, así como la lucha contra el cambio climático.

Fuente: https://www.laestrella.com.pa/economia/201117/inversiones-ayuden-ninas-completar-educacion-impulsar-10-pib-s-emergentes

Comparte este contenido:

No toques, no beses, no abraces…

Por: Esther Ruiz Moya

Día no sé cuantos de este nuevo Estado de Alarma, que si nadie lo remedia puede que dure hasta el 9 de mayo… Y seguimos con cifras más alarmantes que el propio estado de alarma, contagios, fallecidos, ingresos, confinamientos, negocios que cierran, parados que suben, la economía que baja. Un vaivén de números con auténticas tragedias detrás de ellos. Una curva que cuando parece que se estabiliza vuelve a subir desestabilizándolo todo.

Y además la incertidumbre y un miedo que todo lo envuelve. ¡Cómo nos ha cambiado la vida! Nuestras costumbres, nuestra manera de trabajar, de salir, de viajar, o más bien, de no viajar; de relacionarnos, de comprar… ¡Todo! Bebés que nacen sin saber lo que es un beso de sus abuelos. Niños a los que nos da miedo abrazar y que están creciendo sin sentir un achuchón, de esos que te cortan la respiración y que hoy recordamos con auténtica añoranza. Niños que van al colegio y a los parques con la lección aprendida de “no compartas con nadie”. Niños viviendo en un mundo enmascarado y que estamos educando en el “no toques”, “no beses”, “no abraces”… ¡Quién nos lo iba a decir!

Nosotros que somos tan de piel, que necesitamos tanta piel, ahora no nos podemos ni rozar. Qué lejos ha quedado eso tan nuestro de “el roce hace el cariño”. Ahora si quieres de verdad, si quieres demostrarlo de verdad, tienes que mantener la distancia. Cosas no de una nueva normalidad, sino de un nuevo mundo, un mundo que se nos ha vuelto del revés. Ahora no puedes ir a ver a los abuelos ni darles un beso porque les quieres. Ahora te juntas con tus amigos y los tienes que ver por etapas, de 6 en 6, y pensar en cada quedada quién se queda fuera, porque te quieres seguir juntando con ellos por muchos años. Ahora te encuentras con los tuyos y aunque haya pasado tiempo, no les puedes dar un abrazo, precisamente por lo mucho que les quieres. Ahora estás deseando tocar y que te toquen pero lo tienes que evitar y si tocas o te tocan, te vas corriendo a lavarte las manos, como cuando te limpiabas un beso de la cara cuando eras pequeño. Ahora amar no es compartir, sino todo lo contrario.

Ahora intuimos sonrisas, nos damos abrazos virtuales, tiramos besos como cuando éramos niños… Ahora nos miramos a los ojos y lo que realmente queremos es ver por dentro, porque no tenemos piel, pero sí corazón. Porque no poder tocar, no poder besar, no poder abrazar, no poder vernos… no significa no poder sentir. Y por eso, nada ni nadie nos puede quitar la fortuna y el privilegio de sentir y demostrar lo que sentimos, ni siquiera un virus.

Ojalá y llevarnos la mano al corazón no sea solo un gesto. Ojalá y el frío no acabe con nuestro necesario calor.

Fuente: https://www.diariocritico.com/

Comparte este contenido:

¿Coca-Cola o Pepsi-Cola?: para Latinoamérica no cambia nada

Por: Marcelo Colussi

 

Estados Unidos es hoy la gran potencia capitalista dominadora del mundo. Con una economía enorme y unas fuerzas armadas sin par, con presencia política y económica en prácticamente todos los países del mundo, su clase dominante se siente intocable, portadora de un presunto “destino manifiesto” que le autoriza a actuar como el gendarme global. Pero la nación, más allá de la ilusión de “paraíso” que nos intenta vender a través de Hollywood y toda su parafernalia propagandística, tiene grandes problemas a lo interno. En definitiva, es un país capitalista, y el capitalismo, en tanto sistema socioeconómico, en tanto un modo de producción histórico, no puede solucionar los problemas de la humanidad, porque no está para eso. El capitalismo está para generar lucro personal, no importando el costo: Estados Unidos de América es el paradigma de ese modelo. Si para mantener esa pretendida “prosperidad” hay que masacrar gente o masacrar la naturaleza, no importa. Esa “masacre” constitutiva y estructural hoy empieza a pasarle factura: la sociedad estadounidense construyó un paraíso insostenible, consumiendo más de lo que produce, manteniendo ese nivel de confort solo a base de violencia. Parece que le está llegando la hora como imperio hegemónico.

En su continua lucha y difusión ideológica propagando las presuntas bondades del american way of life, el imperialismo de Estados Unidos se llena la boca hablando de “democracia”, así como de otras preciosuras como “libertad” y “derechos humanos”. Pero su sistema político es obsoleto, lo más antidemocrático que existe: no hay voto directo de la población. Los mandatarios son elegidos a través de un muy cuestionable mecanismo de colegio electoral, que se presta a innumerables acuerdos secretos donde la población votante no tiene ninguna participación. Si de democracia se trata, la gran potencia del Norte no es, precisamente, el referente más adecuado. El interminable bipartidismo de Demócratas y Republicanos, financiado con astronómicas cifras por parte de las grandes empresas privadas, no augura la real y genuina participación de la población.

La coyuntura interna del país pone hoy a Estados Unidos como una nación en crisis, aunque se quiera presentar una imagen de perfección y prosperidad. Por supuesto que hay prosperidad, pero para un grupo cada vez menor, que maneja monumentales ganancias. Es una realidad incontratable que sus años de oro, luego de la Segunda Guerra Mundial cuando aportaba un tercio del producto bruto global y detentaba el monopolio de la bomba atómica, han pasado (hoy aporta el 18% de esa riqueza, pero consume el 25%). Sin estar en bancarrota, ni mucho menos, ha perdido ese dinamismo de otrora. Si bien terminada la Guerra Fría a inicios de los 90 del siglo pasado, con la desintegración de la Unión Soviética, quedó como potencia absoluta unipolar, con una Unión Europea a la que colocó como su furgón de cola y manso aliado político-militar, el panorama global actual ha cambiado. Estados Unidos ya no es un gigante monolítico a prueba de todo.

El consumir más de lo producido, asegurando ese despilfarro en unas monumentales fuerzas armadas que obligan al resto del mundo a hacer del dólar una moneda intocable, le ha pasado factura. Hoy, la deuda externa de Estados Unidos es técnicamente impagable. Su economía, en forma creciente, vive de otras economías (China y Japón son sus principales financistas). Sus grandes mayorías, de todos modos, pese a esa situación insostenible en el tiempo son llevadas/obligadas a un consumo irracional y desbocado, y sus grandes corporaciones siguen lucrando con eso. El deterioro casi irreparable del planeta a causa de esa depredación parece no importarle a su clase dominante.

Como país sigue siendo hegemónico, sin dudas. El imperialismo norteamericano no está derrotado, en absoluto. Sin embargo, las décadas de políticas neoliberales feroces que su oligarquía obligó a impulsar en el resto del mundo, y que también aplicó a lo interno, aumentaron enormemente las diferencias económico-sociales, y hoy hay alrededor de 40 millones de pobres, así como un millón de homeless (personas sin hogar). Todo ello no es solo consecuencia de la pandemia de COVID-19 sino del modelo de desarrollo ultraliberal que favorece a un pequeño estamento a costa de las grandes mayorías. Ningún presidente ha ido contra ello, simplemente… porque no puede. Quien osara medianamente a enfrentarse al monumental complejo militar-industrial -parte fundamental de la economía estadounidense- para intentar terminar con la guerra de Vietnam, John Kennedy, terminó con un balazo en la cabeza.

La concentración de la riqueza es absolutamente injusta, desigual, similar a la de los “Estados fallidos” que se permite denostar acusándolos de “subdesarrollados”: el 1% de su población (WASP: white anglosaxon protestant – blanco anglosajón protestante) concentra el 38.6% de la renta, mientras el 90% de las familias más pobres apenas posee el 22.8%. Además, el racismo visceral que atraviesa su historia, hace que la pobreza recaiga fundamentalmente en la población negra e hispana, los trabajadores más explotados y excluidos. Las recientes explosiones antirracistas con motivo de la muerte del ciudadano afrodescendiente George Floyd muestran cómo el supremacismo blanco sigue presente. Haber tenido un presidente negro, más allá de lo “políticamente correcto” de la cuestión, no resolvió en nada el racismo histórico. Los grupos neonazis blancos, y más aún con el aval del ahora ex presidente Trump, siguen envalentonados. Y los rangers siguen “cazando” migrantes latinoamericanos en su frontera sur con el silencio cómplice de las autoridades.

Acaban de pasar las elecciones. Como acertadamente lo dijo Carlos de Urabá: “Dos ancianos se disputan la presidencia de los EEUU; son dos viejos marrulleros y fanfarrones, dos oligarcas decrépitos acusados por distintas mujeres de abusos sexuales, dos mafiosos neoliberales profesionales de la mentira y la manipulación de masas”. Si bien pueden significar políticas distintas a lo interno (muy relativamente distintas, porque las líneas maestras de esas políticas no se trazan desde la Casa Blanca sino desde las corporaciones que manejan el país), para el resto del mundo las cosas no cambian. Como alguien dijo mordazmente: “es como elegir entre la Coca-Cola y la Pepsi-Cola”.

Ganó Jon Biden, se va Donald Trump; para algunos, quizá muy ilusoriamente, eso significa un cambio sustantivo en la dinámica política del imperio. Insistamos: demócratas y republicanos no ofrecen cambios sustantivos. En lo interno, quizá matices; en lo externo: nada. El “premio Nobel de la Paz”, el afrodescendiente y miembro del Partido Demócrata Barack Obama, fue el mandatario que más guerras impulsó últimamente y que más migrantes latinoamericanos irregulares deportó en la historia. Después de la administración Trump, manejada por un racista xenófobo y machista de ultra derecha propenso al neonazismo, con salidas extemporáneas y dueño de un narcisismo patológico, Biden puede aparecer como “progresista”. Pero ¡cuidado!, ¡no engañarse! Él es parte del establishment político de una derecha reaccionaria que, disfrazada de cierto progresismo, no varió un milímetro la injerencia imperial en Latinoamérica cuando estuvo sentado en Washington; él fue, junto con el presidente Obama, el artífice de todas las maniobras para llevar al poder a candidatos ultra neoliberales en la región desplazando los gobiernos de centro-izquierda; no olvidar que fue él quien estuvo tras la salida de Dilma Rousseff y el encarcelamiento de Lula en Brasil para proclamar al neonazi Bolsonaro; fue él y la administración demócrata quienes llevaron a la presidencia a ultra conservadores como Mauricio Macri en Argentina y a Sebastián Piñera en Chile; fue él y el equipo de la Casa Blanca quienes continuaron con el bloqueo a Venezuela declarando a ese país “amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos”. Ante un ultraderechista como el multimillonario Trump puesto a dirigir el país a través de twitts, un político de línea tradicional, con una vicepresidenta mujer y mulata, que habla más responsablemente de cómo enfrentar la pandemia de coronavirus, Biden puede parecer una bocanada de aire fresco. Pero observemos con detenimiento: que una vez más los espejitos de colores no nos obnubilen.

La política exterior del imperio, no olvidarlo, no varía según el color partidario del presidente de turno, porque la misma es fijada básicamente por el complejo militar-industrial y la gran banca privada. Nosotros, en Latinoamérica, constituimos su “patio trasero”. Guatemala en particular es poco relevante para esa política. Toda Centroamérica constituye apenas el 1% del comercio exterior del imperio (solo sirvió como “laboratorio” para lanzar en Guatemala la “lucha contra la corrupción”, luego implementada en Brasil y Argentina, maniobra de la que fue principal actor en terreno el ahora presidente electo). Pero les interesa mantenernos bajo su yugo no solo por lo que puedan robar en estas tierras: materias primas, industrias extractivas llevándose lo mejor dejando migajas y desolación, petróleo (¿ataque impiadoso a Venezuela?), litio (¿reciente golpe de Estado en Bolivia?), biodiversidad de las selvas para sus industrias farmacéuticas, agua dulce. Les interesamos para que nada cambie aquí, para que sigamos siendo su reaseguro ahora (subcontinente cautivo), en un mundo donde la República Popular China, junto con Rusia, comienzan a disputarle la hegemonía global. Por eso tienen más de 70 bases militares en la región latinoamericana. Si las mismas están para “combatir el narcotráfico”, algo no cuadra allí. Por ejemplo en Colombia, con 20 mil millones de dólares gastados en el Plan Colombia (cobrados por las compañías estadounidenses fabricantes de armamentos y proveedoras de servicios militares varios) no se detuvo la narcoactividad, y el consumo de narcóticos de ciudadanos estadounidenses no bajó. ¿Realmente se combatía el narcotráfico? ¡Qué ineptitud militar entonces!

Con cualquier presidente: Biden, Trump, Obama, Bush, Reagan, Carter, etc., seguimos siendo quienes le proporcionamos mano de obra casi regalada a través de la población desesperada que huye de los empobrecidos países latinoamericanos en busca de una presunta salvación personal, y continuamos siendo saqueados por su voracidad imperial, pagándole inmorales deudas externas que se nos obliga a contraer (al nacer, un niño de la región ya debe 2,500 dólares al FMI y al BM), prácticamente regalándole nuestros productos no industrializados por centavos. Y últimamente, dando nuestro trabajo en maquilas o call centers (maquilas para quienes hablan bien inglés) por sueldos de hambre, infinitamente más bajos de lo que los capitales estadounidenses deberían pagarles a trabajadores propios en su territorio. Dicho sea de paso: en maquilas y call centers está terminantemente prohibido constituir sindicatos, y ya es ley no escrita dar siempre la “milla extra” (quien no lo hace es un “mal colaborador”).

En síntesis: no importa qué presidente esté temporalmente en la Casa Blanca. Para nosotros, en Latinoamérica, nada cambia en lo sustancial. La Doctrina Monroe sigue presente: “América para los americanos” … ¡del Norte!

Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/209719

Imagen: http://eljustoreclamo.blogspot.com

Comparte este contenido:
Page 17 of 39
1 15 16 17 18 19 39