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La educación ecosocial se abre paso

La finalización de este agitado curso 2017/18 en la Comunidad de Madrid y el comienzo del verano ha desembocado, como cada año, en una amplia oferta de actividades de formación para el profesorado que, por lo general, son englobadas en la categoría genérica de “escuelas de verano”.

Víctor Manuel Rodríguez

Aunque los propósitos y contenidos de estas actividades abarcan un sinfín de temas y movilizan a un gran número de profesionales –tanto organizadores y ponentes como asistentes-, creo que merece la pena hacer notar que no han sido pocas las propuestas que se han dirigido al cuestionamiento más profundo de los enfoques epistemológicos sobre los que descansan nuestros planteamientos educativos. Reflexionar en profundidad sobre los análisis de la realidad que subyacen en las propuestas curriculares es, para muchas personas, un imperativo. Y además, urgente. Como lo es preguntarnos de nuevo –o no dejar de preguntarnos nunca- sobre el tipo de escuela en la que queremos educar a nuestras hijas e hijos, alumnas y alumnos.

En un momento en el que a muchos nos parece que el debate educativo se escora demasiado hacia las propuestas metodológicas, organizativas y de gestión, y en el que la comunidad educativa tiende a enzarzarse en encendidas polémicas, desde mi punto de vista bastante estériles, sobre si las aportaciones que pretenden ser innovadoras y quienes las desarrollan son más bien galgos o podencos, algunas y algunos profesionales siguen cuestionándose el papel de la escuela en un mundo que cada día va dando pasos más decididos hacia la desigualdad, la xenofobia, el miedo al otro y la destrucción de la naturaleza.

La idea de una educación emancipadora, crítica, con compromiso social ha presidido muchos de los debates que han tenido lugar en estos primeros días del verano. Su necesidad parte de la constatación de que nuestras sociedades caminan sin rumbo o al menos con un rumbo profundamente equivocado y casi suicida; de que el desarrollismo a ultranza está agotando los recursos del planeta y las fuerzas de millones de personas y territorios; de que la insolidaridad y el rechazo al diferente se viste de progreso y posmodernidad; de que la hipocresía y la mentira presiden los imaginarios hegemónicos y anulan la participación real de la ciudadanía en la construcción de unos entornos más limpios, más justos, más cohesionados y, por ello, más habitables.

En estos días muchas compañeras y compañeros, docentes o no, han compartido análisis, temores y certezas y de una u otra forma se han conjurado para hacer frente a esta deriva reaccionaria. Porque también han imaginado escenarios posibles, no tan distópicos como en general nos quieren hacer ver. Han conocido iniciativas ciudadanas a las que ya cabe denominar de “resistencia”; han compartido el trabajo de movimientos sociales y personas que siguen –seguimos- pensando que otro mundo es posible y que es imprescindible trabajar para que así sea. Propuestas de auto-organización y cooperación; de cambio en los modelos de producción alimentaria; de relación con la naturaleza, con el entorno próximo o con la tecnología; propuestas de incorporación de perspectivas eco-feministas en la escuela o fuera de ella; alternativas para cambiar las formas y los contenidos del consumo o para decrecer en la esfera material sin renunciar o más bien apostando por una mayor calidad de vida…
Muchas personas queremos otra escuela y tratamos de entender o imaginar cuáles han de ser los ejes sobre los que es preciso construirla. Y en algunos encuentros muy recientes hemos hablado de ello. Veamos algunos ejemplos de aquellos en los que hemos participado.

En la 43ª Escuela de Verano de Acción Educativa, llamada “La escuela habitada: educación, ecología y justicia social”, sus promotores han planteado un encuentro en el que los profesionales, a partir de la reflexión acerca de las relaciones entre la sociedad y el resto de los elementos que conforman el ecosistema general, puedan profundizar en la investigación y el intercambio de experiencias educativas para mejorar la situación, conseguir una cultura centrada en la vida, que tenga en cuenta los límites de la Biosfera, que respete y promueva la diversidad…

ESenRED, el espacio de articulación de Escuelas hacia la Sostenibilidad  en Red, celebró su 4º Simposio en el CENEAM. Más de 100 docentes de las 14 redes de ESenRED territoriales y unos 20 técnicos y técnicas de la administración, debatieron acerca de la educación que necesitamos en la era del Antropoceno. Se compartieron experiencias, saberes y dificultades de las escuelas ante la crisis ecosocial.

El colectivo de Pedagogías Invisibles ha centrado su encuentro de 2018 en las “Pedagogías feministas”, entendiendo que nuestros contextos educativos y nuestras prácticas pedagógicas reclaman revisión y transformación para afrontar los retos contemporáneos y desarrollar prácticas que sean igualitarias e inclusivas con todas las personas que participan en cualquier espacio de aprendizaje. Han analizado cómo el feminismo, en intersección con el arte contemporáneo, puede destruir el proyecto patriarcal hegemónico del sistema educativo.

También en FUHEM hemos querido aportar nuevos argumentos al debate pedagógico. En el curso desarrollado en nuestra V Escuela de Verano, “Educación Ecosocial. Hagamos posible lo deseable”, hemos querido analizar los principales retos a los que se enfrentan las sociedades modernas, en términos de sostenibilidad, cohesión y justicia social, inclusión y participación democrática. Hemos
compartido iniciativas de transformación de la práctica educativa que puedan ser experimentadas o promovidas en otros contextos y tratado de configurar redes futuras de colaboración y apoyo mutuo.

La perspectiva de seguir trabajando en esta senda resulta muy esperanzadora. Y la posibilidad de crear redes de profesorado y otros profesionales implicados nos impulsa a continuar y nos ilusiona. Parece que, en efecto, la educación ecosocial se abre paso.

Fuente http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/07/12/la-educacion-ecosocial-se-abre-paso/

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Guatemala: Forman a estudiantes como guardianes ecológicos

Guatemala / 8 de julio de 2018 / Autor: Patricia González / Fuente: Diario de Centroamérica

En el marco de la Política Nacional de Educación Ambiental, el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), por medio de la Unidad de Gestión Ambiental de la delegación situada en Petén, instruyó a estudiantes del Instituto Básico Municipal y comunitarios de Sabaneta, del departamento en mención, en temas relacionados con la contaminación, conservación, protección y mejoramiento del ambiente y los recursos.

Con dicha capacitación, los alumnos fueron nombrados guardianes ecológicos, y podrán replicar dichas acciones en su entorno por medio de la sensibilización del cambio de actitud en favor del medioambiente.

Fuente de la Noticia:

Forman a estudiantes como guardianes ecológicos

ove/mahv

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La Educación ambiental, una prioridad para la enseñanza en las escuelas de Brasil

Por: Meritxell Freixas

Mostra Lutz es un exitoso proyecto sobre sensibilización ambiental llevado a cabo por la totalidad de los colegios municipales de la localidad de Garopaba

Intercambiar alimentos saludables y de producción local con un mandala, conrear un huerto de hierbas medicinales en el patio, limpiar el entorno del colegio o participar en un taller de periodismo ambiental. Son algunas de las actividades que una red de escuelas municipales, estatales y privadas del municipio de Garopaba, ubicado en el departamento de Santa Caterina, al sur del litoral brasileño, lleva a cabo a través del proyecto Escuela Amiga del Medio Ambiente, conocido popularmente como Mostra Lutz.

Su nombre hace honor al ingeniero agrónomo y ecologista José Lutzenberger, un portoalegrense nacido en 1926 que renunció a su trabajo en el mundo de la agroquímica para convertirse en activista ambiental. Su labor lo llevó incluso a tocar el poder como ministro de Medio Ambiente durante el gobierno del conservador Fernando Collor (1990-1992). De su militancia ambiental, destaca la creación de varias organizaciones, entre ellas, la Asociación Gaucha de Protección Ambiental (AGAPAN), reconocida en todo Brasil, y la Fundación GAIA, dedicada a sensibilizar sobre medio ambiente y desarrollo sostenible.

Precisamente esta última es la que, desde 2001, junto con el Ayuntamiento de la localidad y otra iniciativa ecológica –Gaia Village–, trabaja en el ámbito de la educación ambiental en las escuelas de este municipio costero que, ubicado en una área de protección ambiental, concentra unos 20.000 habitantes.

Según la Secretaría de Educación de Garopaba, el proyecto se desarrolla en 18 escuelas municipales, tres estatales y cuatro privadas. Los 25 centros escolares implicados representan el 100% de los colegios municipales y privados de la zona. En total, son casi 2.500 alumnos de entre 3 y 11 años y 300 docentes y personal auxiliar los implicados en la iniciativa.

El programa instala la sensibilización ambiental como enseñanza permanente y fundamental en todos los niveles educativos y modalidades, tanto en la educación formal como en la no formal. Una tendencia que no es anecdótica en el país suramericano.

De hecho, fue a través de la Ley de Política Nacional de Educación Ambiental (Ley nº 9.795/99), en vigor desde 1999, que se instauró la formación para la conciencia medioambiental en las escuelas. La norma establece las responsabilidades del Estado en la definición de políticas públicas y la promoción de una educación ambiental a todos los niveles de enseñanza. En el detalle, la legislación plantea algunos principios básicos, como “un enfoque humanista, holístico, democrático y participativo”, “la interdependencia entre el medio natural, el socioeconómico y el cultural, bajo el enfoque de la sustentabilidad” o “la vinculación entre la ética, la educación, el trabajo y las prácticas sociales”.

En Brasil hay muchas escuelas comprometidas con la educación por la preservación del medio ambiente, sin embargo, la particularidad de Garopaba es que son la totalidad de las escuelas de la red municipal y gran parte de las del Estado las que se sumaron a esta iniciativa.

Conectar lo local con lo global

El programa Mostra Lutz promueve que tanto los estudiantes como la comunidad en general piensen en soluciones creativas para mejorar la calidad de vida y preservar la naturaleza, considerando los problemas del entorno más cercano, buscando alternativas de desarrollo sustentable y promoviendo cambios de actitud a favor de la conservación del medio ambiente.

Sandra Severo, coordinadora de la iniciativa desde 2007, explica que a lo largo de los 17 años de historia del programa, “las escuelas participantes han tratado temas muy diferentes como la basura y el reciclaje, el agua, jardinería, árboles nativos; alimentación saludable; hierbas medicinales y aromáticas; la energía; conservación o cultura azoriana”, en relación a los orígenes portugueses –de las islas de Las Azores– de los primeros habitantes de la zona.

Para ella, uno de los aspectos relevantes es conectar los temas ambientales que se trabajan desde la esfera local con los fenómenos que emergen globalmente, como el efecto invernadero, la escasez de agua, la contaminación o el consumismo, entre otros.

De hecho, en Brasil, el país más grande de la región, la contaminación acecha las aguas, el aire y el suelo sin excepciones. Entre los problemas medioambientales que enfrenta el gigante latinoamericano están también la deforestación, la gestión de residuos y basura y la polución de las playas. Precisamente, en el estado de Santa Caterina casi el 40% de las playas están contaminadas, según la Fundación del Medio Ambiente de la zona (Fatma).

Más allá del aprendizaje

Cristina Faraco es licenciada en Biología, con especialización en Gestión Ambiental, y trabaja de profesora en la Escuela de Educación Básica “Prefeito Luiz Carlos Luiz”, de la Red Estatal de Educación de Santa Catarina. Lleva 14 años participando de Mostra Lutz y destaca el rol de los docentes en el proceso: “Es importante que tengan una mirada crítica y sistémica en relación a la realidad ambiental que tengan una formación en ese sentido y que sepan tratar con la diversidad de ambientes y personas”.

En su opinión, lo más positivo del programa es que los alumnos se implican en una experiencia que va más allá del aprendizaje y que genera un efecto multiplicador a través del debate y la reflexión: “Son protagonistas de un movimiento de sensibilización y de una práctica concreta socioambiental”.

Faraco recuerda bien cómo a lo largo de estos años Mostra Lutz ha beneficiado a su alumnado. En particular, rescata el caso de una joven que logró dejar atrás una depresión gracias a su participación e interés en el proyecto: “Su madre me lo agradeció mucho porque estaba muy desanimada con los estudios, pero se implicó en algo mayor, algo para el bien de ella y de la comunidad que la motivó”, señala.

Después de 17 años de rodaje, Mostra Lutz tiene los engranajes bien lubricados y su consolidación es incuestionable. Sin embargo, entre los principales desafíos que siguen pendientes hoy está la participación de las escuelas de enseñanza secundaria (conocida como “media”, en Brasil) para vincular también a los jóvenes. Según Sandra Severo, este colectivo prácticamente no toma parte del programa y su implicación en los últimos años ha sido muy limitada.

La disposición de un país de hacer de la educación medioambiental una cuestión de Estado ha permitido que en este pequeño pueblo del litoral brasileño los valores por la defensa del medioambiente sean parte de una realidad colectiva, de toda una comunidad. Ante los enormes retos para superar las amenazas al futuro del planeta, la fórmula de Garopaba es, sin duda, una opción a imitar en los sistemas educativos del mundo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/05/07/la-educacion-ambiental-una-prioridad-para-la-ensenanza-en-las-escuelas-de-brasil/

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Inteligencia Ecológica

Por: Manuel López Arrabal. Nueva Revolución. 20/06/2018

Vivir en la abundancia tiene su precio. La población de los países con mayor nivel de vida es la que más está contribuyendo a la degradación de los ecosistemas del planeta. Cuando los consumidores adquirimos cualquier bien, generalmente no nos paramos a pensar en las consecuencias. La desinformación junto a la ignorancia son las principales causas de que no tomemos consciencia de la repercusión de nuestros actos cotidianos de consumo. Por tanto, tenemos una gran responsabilidad, aunque el perverso sistema capitalista actual está pensado para que no reflexionemos sobre ello. Por eso es muy importante que conozcamos cada vez más la realidad y las consecuencias de nuestra forma de consumir. Realmente lo que necesitamos es recibir información eficiente, real y clara, sin que haya ocultación ni distracción por parte de los medios de comunicación, haciendo caso omiso al bombardeo de publicidad, para finalmente poder realizar elecciones acertadas a la hora de consumir.

Daniel Goleman, autor del libro “Inteligencia ecológica” que hace algunos años me leí, afirma que para que la inteligencia ecológica sea posible, es necesario integrar el impacto ecológico en el diseño de la producción industrializada, así como ofrecer información transparente a los ciudadanos. En este sentido, considera esencial el desarrollo de la ecología industrial, una disciplina científica que se inició a finales de los años 90 en el ámbito universitario.

Para los nuevos expertos en ecología industrial, las empresas son pequeños ecosistemas interrelacionados que deben integrarse en los ecosistemas naturales y sociales que los acogen. El principal objetivo es cerrar el ciclo de los materiales, reduciendo a nivel cero de residuos los procesos industriales mediante su minimización y reutilización, buscándose la mayor eficiencia de dichos procesos. Es el único camino que pueden y deben seguir las industrias para colaborar en la sostenibilidad de la sociedad y del planeta.

Hasta hace unos años, en España se formaban técnicos en ecología industrial sólo en la Universidad Politécnica de Cataluña y en la Universidad Autónoma de Barcelona. Aunque actualmente, existen otras universidades que ofrecen la posibilidad de realizar máster o posgrado en eficiencia energética y ecología industrial. En consecuencia, es una ciencia con futuro, pero actualmente en pañales y con un efecto real escaso. Por el momento, los ciudadanos no se pueden fiar de los productos que se encuentran en el mercado y tienen que hacer el esfuerzo de informarse, comparar y elegir. Las etiquetas ecológicas son de gran ayuda en este sentido, aunque no son oficiales ni tampoco fiables en todos los casos.

El aval ecológico alimentario está apoyado por leyes y se encuentra bien asentado en el mercado, pero en otros ámbitos, como por ejemplo en el sector textil, falta claridad, control y rigor. Un producto puede llevar la etiqueta “verde” y seguir siendo contaminante, poco eficiente o dejar una gran huella ambiental. Por tanto, no nos contentemos con leer el calificativo “verde” o “ecológico” en la etiqueta de un producto, porque en muchos casos su presencia, aunque bienintencionada, se debe a una estrategia comercial por considerar que un producto es más verde que el de la competencia porque no utiliza determinado componente tóxico o contaminante, siendo realmente responsable de una huella ambiental exagerada por sus otros compuestos, por el derroche energético en su producción o por su procedencia lejana.

Es prácticamente imposible que un producto industrial sea del todo verde, pues solo puede serlo de forma relativa. Para que el consumidor pueda elegir, es necesario que la empresa ofrezca todos los detalles posibles sobre los diferentes aspectos del producto. Por ejemplo, si estamos ante dos camisetas confeccionadas con algodón ecológico, elegiremos aquella que muestre un distintivo de producción “eco” que reconozcamos, o bien, la que nos informe de los tintes empleados o algún dato sobre el lugar de procedencia y la mano de obra.

Cultivar las cualidades de la inteligencia ecológica ayuda a introducir los cambios necesarios en la vida personal y a promoverlos en la sociedad. La mejor forma de expresar este tipo de inteligencia es a través de la empatía hacia toda clase de vida, sin olvidarnos del reino mineral. Tener empatía significa que seamos capaces de situarnos en el lugar del otro. Cuando somos capaces de empatizar con la vida en general, nos daremos cuenta del sufrimiento de los animales en particular y de los ecosistemas en general, evitando provocarlo nosotros y minimizando, en la medida de lo posible, el que provocan otros. Según Daniel Goleman, si queremos proteger la naturaleza y a nosotros mismos, debemos sensibilizarnos a la dinámica de la naturaleza. La empatía, por tanto, es la mejor virtud que podemos cultivar para manifestar en nuestros pensamientos y, sobre todo, en nuestros actos cotidianos, una mayor Inteligencia ecológica.

Inteligencia ecológica no es solo que llevemos nuestra propia bolsa cuando vamos a comprar a la tienda, saber distinguir hasta cierto punto los productos más sanos y con menor impacto ambiental, además de que separemos la basura y reciclemos el papel. Con todo esto, puede parecer que estamos haciendo todo lo posible por el planeta, sin embargo, no es suficiente. Según Goleman, para ocultar las verdades más dolorosas que ocasiona nuestra forma de vivir, nos consolamos y contentamos realizando unos pocos gestos verdes, como los que se acaban de exponer. Pero como sabemos que esto solo no basta, criticamos y culpamos a las grandes empresas y a los gobiernos por no hacer todo lo posible para cambiar el panorama social y medioambiental. Después de autoengañarnos de esta manera, continuamos yendo en coche a todas partes, soñando con largos viajes, estando a la moda en vestuarios y tecnologías, y dejando luces y el televisor encendidos cuando no es necesario.

No obstante, hay que ser conscientes de las grandes contradicciones humanas de las que resulta muy difícil librarse, debido a que no se puede romper fácilmente con la cultura del consumo y el “estado del bienestar” que hemos heredado. Es posible caminar por el planeta con ligereza, consumir y gastar cada vez menos y, al mismo tiempo, mantener e incluso mejorar la calidad de vida. Un estilo de vida natural se construye fundamentalmente a través del sentido común y la intuición. Como muestra evidente están las numerosas ecoaldeas o ecociudades donde cada vez más personas (principalmente jóvenes) eligen vivir mejor con menos. Pero como ya he dicho en alguna otra ocasión en mis anteriores artículos de ecología, el creciente movimiento mundial ecoaldeano y más concretamente en la Península Ibérica serán motivo de otros artículos más adelante.

Evidentemente, necesitamos orientación para saber movernos con soltura por el océano de productos y servicios de la actual sociedad de consumo. Para ello, ya disponemos de la ayuda de los diferentes sistemas de certificación que progresivamente van extendiéndose por todos los sectores económicos. El primero en gozar de respaldo legal fue el aval de la agricultura ecológica. Después llegaron las certificaciones de eficiencia energética en los electrodomésticos, las de cosmética natural y ecológica, la que avala a la madera sostenible, la etiqueta ecológica europea, los sellos que garantizan el comercio justo y, por último, las diferentes normas de gestión y producción ambiental que afectan, por ejemplo, a las constructoras de edificios o a los fabricantes de vehículos. En este último sector, ya existen coches cuyos materiales que llevan plástico se elaboran a partir de plásticos vegetales obtenidos del maíz o la patata en lugar del petróleo.

Las personas que desean llevar un estilo de vida sostenible no se limitan solo a ser coherentes mientras compran. También usan la creatividad y la habilidad para elaborar lo que necesitan a través del reciclaje artesanal o el autocultivo, propiciando una nueva manera de relacionarse con las cosas y con los alimentos. El “hazlo tú mismo” o “cultiva tu alimento (sin sufrimiento animal)”, son movimientos culturales alternativos que muestran la Inteligencia ecológica que todos podemos desarrollar. Pasaremos de ser meros compradores y consumidores inconscientes, a verdaderos artistas y prosumidores (a la vez productor y consumidor) de los bienes y alimentos que en verdad necesitamos para vivir sanos y felices, en un planeta que debemos preservar para las siguientes generaciones.

Fuente: https://nuevarevolucion.es/inteligencia-ecologica/

Fotografía: Nueva Revolución

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España: Pistas para unir educación, ecología y tecnología en el ‘cole’

Europa/ España/ 13.06.2018/ Fuente: elasombrario.com.

En este tramo final del curso escolar, atendemos hoy en nuestra ‘Ventana Verde’ a uno de los pilares para construir una sociedad más sostenible, justa y solidaria: la educación. Hablamos con la maestra de primaria Miriam Leirós, que lleva 20 años dando clases de 5º y 6º (niñas y niños de 10 a 12 años) en un colegio público gallego y que ha hecho de los contenidos verdes eje prioritario de su trabajo. Con ella, a pie de tierra, a pie de ‘cole’, aportamos pistas para trabajar contenidos ambientales en las aulas.

“Para recoger hay que sembrar. Ellos son las generaciones del futuro. Sobra decir lo importante que es introducir la educación ambiental en Primaria de una manera directa, transversal y plástica si queremos lograr un trato sostenible con el planeta”, señala, para abrir boca, Miriam Leirós, profesora del CEIP (centro de educación infantil y primaria) Plurilingüe (castellano, gallego e inglés) Antonio Palacios de O Porriño (Pontevedra), muy cerca de Vigo. “Con la pubertad, comienza la conciencia y el sentido de la responsabilidad en nuestro comportamiento. Si les implicas no sólo como espectadores, sino como parte activa, rápidamente asumen que pueden convertirse en agentes del cambio”.

En estos 20 años a pie de pupitres, ¿has notado cambios destacables en las aulas?

“Sobre todo he visto tres cambios importantes. Por un lado, noto sobreprotección por parte de padres y madres por una falta real de conciliación de la vida familiar. Si tienes solo una o dos horas al día para estar con tus hijos, hay una especie de remordimiento de conciencia y también de deseo de evitar cualquier tensión y mal rato, que lleva a los progenitores a ser excesivamente permisivos y protectores; (algo que Leirós ha explicado en un vídeo para la Fundación Promaestro ).También he notado un exceso de motivación por parte de los adultos hacia las nuevas generaciones; si nos fijamos, prácticamente todo su tiempo está gestionado por los adultos, pasan de las actividades escolares a las extraescolares y de las extraescolares a las escolares, sin interrupción, sin que tengan tiempo ni para aburrirse ni para verse motivados a pensar por sí mismos para disfrutar de su tiempo. Eso les hace menos creativos y mucho más dependientes. Y el tercer aspecto de transformación que observo es demasiada preocupación desde la administración educativa por introducir la robótica, la tecnología, en las aulas en edades cada vez más tempranas, ¿no nos estaremos pasando de modernos cuando convertimos el ocio en pantallas y parques de caucho, y llega un momento en que los chavales ni saben distinguir entre dos árboles? Incluso en familia las tablets son las nuevas niñeras, y yo noto que están perdiendo mucha capacidad para el dibujo y la redacción, la creatividad en general, que están perdiendo la motricidad fina, la capacidad por ejemplo para las manualidades, de usar las manos, de mancharse con la tierra, de cortar con una tijera…”.

No es bla, bla, bla. Miriam Leirós, de 41 años, se lo trabaja; no reniega de las nuevas tecnologías, todo lo contrario, lleva años combinando tecnología con ecología, pantallas con manos, desde una visión amplia y comprometida del mundo, de la naturaleza. Repasamos con ella sus trabajos en el aula que pueden servir de pistas inspiradoras. En los cursos 2014/15 y 2015/16, ya puso en marcha algo que ahora está en su momento álgido: Plasticoff (Fuera Plásticos), un blog con el objetivo de concienciar para reducir el uso de plásticos de un solo uso en la vida cotidiana, aplicando las 3R (Reducir, Reutilizar y Reciclar), a la vez que colectivamente iban introduciendo en el blog noticias relacionadas con el medioambiente. Proyecto que llegó a estar expuesto en Simo Educación 2015, en Madrid, y con el que también asistió al congreso Utopías Educativas en Zaragoza. Y que fue recogido en diversos medios de comunicación 

En el curso 2016/17, sus alumnos y ella estuvieron volcados en el proyecto Rutas Sostibles (sostenibles en lengua gallega), que inventariaba tanto las obras que el insigne arquitecto Antonio Palacios dejó en O Porriño, el pueblo donde nació en 1874, como los árboles autóctonos del municipio, sirviéndose también de los códigos QR para aportar información.

Y en el curso 2017/18, ella y otra compañera del centro Antonio Palacios, Nuria Rodríguez, han lanzado Coolturecco, que pone en valor la cultura y la ecología, sirviéndose sobre todo del formato vídeo. Al final de cada mes han estado subiendo a YouTube sus programas de televisión de unos diez minutos que incluyen secciones de música, libros, arte, cine y ecología. Nuria y Miriam destacan que es una manera también de avanzar en la cultura audiovisual y todo lo que se mueve en torno a ella (desde los derechos de autor a los tipos de planos), pero trabajando con sus propios contenidos, generados por los alumnos, acercándose a la realidad.

En esa misma línea de conexión con la actualidad, con lo que se cuece en el mundo, para que no vivan metidos en una burbuja, y gracias a la plataforma Cero en Conducta, que promueve educar con cine en las aulas, el pasado martes, Día Mundial del Medioambiente, han asistido a una proyección particular del documental en torno a los impactos del cambio climático Antes que sea tarde, de Leonardo DiCaprio y Martin Scorsese, gracias también a National Geographic y Fox. En torno a esa proyección se creó #guiñoverde, un movimiento para implicar a través de redes a otros colegios y compartir experiencias sobre lo que cuenta el documental.

Las nuevas tecnologías, las nuevas herramientas llevadas al aula, pero con sentido y dirección. En 2012 Leirós ya trabajó con sus alumnos la película Arrugas (en torno al mundo de los ancianos y el Alzheimer) y en el primer trimestre de este curso Wonder (adaptación del libro WonderLa lección de August, sobre el acoso escolar). En el segundo trimestre, padres, madres y profesores asistieron a una proyección de la película francesa El buen maestro (2017)  , para después lanzar un debate en torno a la educación. Y para cerrar el ciclo de este curso, Antes que sea tarde. En este tipo de actividades, Leirós intenta siempre que es posible la implicación familiar, para que no se vean colegio y casa como territorios separados en la educación y crecimiento de niños y niñas.

La profesora Miriam Leirós con algunos de sus alumnos.

La profesora Miriam Leirós con algunos de sus alumnos abordando el tema del cambio climático.

Más. Este curso han participado en la convocatoria de Ecoembes Los profes cuentanque tenía en su 7ª edición el objetivo de premiar las mejores iniciativas ambientales impulsadas por profesores en sus aulas. Llevan seis años trabajando en clase con Toletis (editado por NubeOcho/MadLibro y cuyo autor es quien esto escribe), un libro que promueve en 12 cuentos el amor por la naturaleza con un estilo de “realismo mágico-ecológico”. En torno a Toletis, Miriam Leirós ha elaborado una guía didáctica adaptada a la actual Ley de Educación para trabajar a través de este libro de lectura todos los contenidos curriculares de la asignatura de Lengua para 5º de Primaria. “Conviven con Toletis y su pandilla todo el año”, dice la profe, “y así retienen mucho mejor las normas de ortografía y gramática que con la memorización de textos clásicos tomados de aquí y de allá a trozos, como tantas veces se ha hecho; así conseguimos mayor complicidad”. Este curso han introducido también la lectura de El increíble viaje de Neuman Tikín, libro editado por Signus (entidad encargada de recuperar los neumáticos usados en España) y que aborda el valor del reciclaje, de reinventarse, de la naturaleza, de la amistad y la imaginación.

Aparte de sus propias iniciativas, Miriam Leirós recoge en su blog pistas educativas que le parecen interesantes; su última entrada está dedicada a recursos para trabajar el medioambiente, como la web del WWF. En este bajar a tierra con lo verde, le preguntamos por algunas de esas pistas que a ella más le llaman la atención. “Estoy especialmente atenta a Síndrome de Abundancia, un proyecto también de una profe en torno a los desperdicios de alimentos y cómo ese despilfarro impacta en el medioambiente. Sigo muy de cerca ‘Carro de combate’ sobre economía sostenible, comercio local y productos de temporada y de proximidad; porque aparte de inculcar las 3R otro aspecto en el que insisto mucho con mis alumnos es en el despilfarro e impacto para el planeta que supone esa actitud de querer disponer de todo en todo momento; acostumbrar a un consumo con conciencia, con compras de proximidad y de temporada, me parece fundamental para reducir la huella ecológica del ser humano. También estoy muy pendiente de las ecoescuelas de Andalucía y del #EA26, tuits en torno a educación ambiental que se suben los días 26 de cada mes y las cuentas de Twitter de @jhergony (crea y aprende con Laura), un profesor que comparte muchos recursos en la red, y de Juanje Campos @jjcampos14. Y me gusta mucho usar la calculadora de C02 con mis alumnos para concienciar de una manera divertida sobre el impacto en el clima de nuestro estilo de vida”.

Pistas verdes, ideas que unen elementos diversos, nuevas herramientas, desde el cine a los blogs y los tuits. Energía humana renovable. Entusiasmo. El empeño de esta maestra con los pies y las manos en la tierra, que cree a pies juntillas en la educación pública y ambiental (o ecosocial, como últimamente prefieren llamarla muchos), podría resumirse en la importancia de promover la ecología en un mundo con tanta tecnología.

Terminamos con una pregunta más. ¿Cuál es el feedback que recibes de tus alumnos y cuáles son las herramientas o contenidos que más les motivan?

“Reaccionan muy bien. Como decía al principio, siempre que se les implique, que se les trate como sujetos activos y no objetos pasivos, su respuesta es muy buena, se implican. Y hay algo que siempre les motiva, la vía segura para que te presten atención: los animales. Todo niño empatiza con los animales, siente ternura, atracción y complicidad hacia ellos; los ven como sus amigos. Si les quieres hablar de la contaminación por plásticos en los océanos, la mejor manera de llegar a ellos es a través de los delfines y las ballenas. Si les quieres explicar el impacto del cambio climático y cómo se derriten los Polos, osos polares y pingüinos van a ser tus mejores aliados. No falla”.

Fuente: https://elasombrario.com/pistas-unir-ecologia-tecnologia-cole

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Párvulos aprenden sobre medio ambiente trabajando en cultivo de huerta en Puerto Montt (Chile)

América del Sur/Chile/11.06.2018/ Fuente: educacion.mma.gob.cl.

La iniciativa obedece a la adjudicación por 5 millones de pesos del Fondo de Protección Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente, que tiene un marcado sello en educación ambiental.

En un esfuerzo por impartir temáticas desde edad temprana, el jardín infantil y sala cuna “Flores del Valle” del sector Valle Volcanes de Puerto Montt, implementa un proyecto en el que los párvulos aprenden conceptos medioambientales trabajando la tierra con cultivo de huerta, lombricultura y creación de compost.

El desarrollo del proyecto implica la adquisición de insumos para que los menores trabajen la tierra, la capacitación del equipo docente en estas temáticas, y el trabajo en lombricultura y compostaje con niveles de medios y kínder del establecimiento.

El Seremi del Medio Ambiente de la Región de Los Lagos, Klaus Kosiel, destacó la incorporación de actividades relacionadas con el cuidado del medio ambiente en ciclos escolares tempranos: “Lo importante de este proyecto es el concepto de ir con la temática de educación ambiental a los niños en sus primeras etapas escolares, lo cual son enseñanzas que los acompañarán por toda la vida y marcarán una nueva forma de relacionarse con el medio ambiente por parte de ellos”.

En tanto, la Directora del jardín, Consuelo Ballesteros, destacó la disposición de fondos específicos para impartir contenidos de educación ambiental para los niños: “Contar con recursos de un fondo tan importante para nosotros es imprescindible, de otra forma no podríamos tener las herramientas, como por ejemplo la implementación del invernadero y de esa forma los niños tengan una experiencia significativa, en terreno trabajando con la tierra, haciendo reciclaje, sabiendo lo que significa compostaje y lombricultura”.

Por su parte el director regional de la Junji, Sergio Uribe, manifestó que la capacitación del personal profesional y técnico de los jardines en contenidos medioambientales es permanente: “Nuestras educadoras de párvulo, nuestras técnico en párvulo, además, tienen capacitaciones en medio ambiente, así que están debidamente entrenadas para que enseñen estas prácticas pedagógicas con los niños y las niñas dentro del currículum”.

El proyecto, además, considera la realización de un “cuenta cuentos científico”, un taller de expresión corporal y artística y la participación en una feria interescolar del barrio Valle Volcanes sobre reciclaje de materia orgánica.

Fuente de ka noticia: http://educacion.mma.gob.cl/parvulos-en-puerto-montt-aprenden-sobre-medio-ambiente-trabajando-en-cultivo-de-huert
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La pesadilla del plástico “Cuando China despierte… el mundo temblará”

Por: Fander Falconí 

“Cuando China despierte… el mundo temblará” es el título de un libro de 1973, escrito por el político francés Alain Peyrefitte. En los 45 años que han pasado desde entonces, China no solo ha despertado sino que también ha causado preocupaciones a Europa y Estados Unidos. En 2018, sin embargo, el mundo ya está temblando.

Desde hace varios años, China se convirtió en uno de los mayores productores de todo tipo de bienes (por ende es el mayor contaminador global: emite el 28% del total de las emisiones de dióxido de carbono, según datos del Banco Mundial). Para exportarlos necesitaba empaques baratos. Entonces comenzó a importar basura para reciclarla y quedarse con materiales para empaques. De paso, obtenía ciertos elementos indispensables para sus industrias, como cobre. Tanto Europa como Estados Unidos estaban gustosos de proveer basura a China. Así los países ricos del Norte se libraban de un problema y hasta recibían un pequeño pago.

Al vender basura a China, los países ricos se libraban del odioso plástico, invento “práctico” que se convirtió en el material Frankenstein de Occidente. Por su composición, el plástico no es biodegradable. Y su reciclado es una pesadilla. El 90% de los metales se recicla, del plástico solo se recicla el 10%. Eso se debe a que los 20 diferentes tipos que existen no se mezclan con facilidad. Eso lo saben los empresarios. (“Basura de plástico: ¿por qué es tan difícil su reciclaje?” Proexpansión, 2015-05-26, Perú).

Empezó la pesadilla del plástico. La BBC de Londres lo anuncia el 8 de enero de 2018. Según Naciones Unidas, en 2017 China importó más de siete millones de toneladas de desechos plásticos de Europa, Estados Unidos y Japón: el 70% de todo el plástico desechado del mundo.

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China notificó a la Organización Mundial del Comercio (OMC) que a partir de marzo de 2018 prohibiría las importaciones de 24 categorías de material reciclable y desechos sólidos, incluidos los plásticos. Ahora la OMC pide a China que postergue la prohibición. El año pasado, Estados Unidos exportó a China 1.400.000 toneladas de desechos plásticos. Y no es que solo China importe basura, la India también lo hace, sino que China ha sido hasta hoy el primer importador de basura en el mundo, con gran diferencia sobre los otros.

Hay dos alternativas, alternativa solución “parche” y la racional. La primera es la del capitalismo salvaje que no quiere gastar mucho en la transición. Esta ya está buscando cambiar de comprador, buscando a otros países de Asia oriental, incluso podrían pensar en algún país de Latinoamérica. Puede que hasta ofrezcan gratis la basura a algunos países africanos, todo es posible. Si no queda otra solución, hasta podrían pagar para que reciban la basura. En otros artículos, he recordado el terrible “memorando Lawrence Summers”, mediante el cual, con una lógica neoliberal, Summers recomendaba colocar los residuos tóxicos en los países que tienen menor ingreso por habitante, ¡por que éstos tienen una menor expectativa de vida!

La solución racional y amigable con el ambiente es empezar a disminuir la producción de los países ricos (hay todo un debate y planteamiento global sobre el decrecimiento económico), la producción de plásticos y encontrar soluciones creativas para reciclar los desechos plásticos. El transporte de esos desechos no solo es costoso, sino que causa más daños ambientales. Por lo mismo, hay que tratar de reciclar localmente la basura. A nivel individual, sin embargo, hasta las personas preocupadas por el medio, seguirán comprando botellas plásticas de agua.

Ecoportal.net

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