Page 2 of 6
1 2 3 4 6

Plan Maestro: Promesas fáciles y consignas vacías.

El proyecto del gobierno nacional denominado Plan Maestro cuenta con 59 páginas, y se presenta como consecuencia de las evaluaciones pedagógicas que se llevaron adelante en todo el país para conocer el estado del sistema educativo.

Por: Diario el Dia

Todos estamos convencidos de que hay que re-pensar la educación, y de que no es sólo un problema de calidad educativa. La educación se da en el contexto de una compleja trama social y laboral que el proyecto desconoce y entonces se convierte en un compendio de axiomas retóricos sin fundamentos reales.

El proyecto en ningún lugar da cuenta de esta realidad de concentración del ingreso, reprimarización de la economía y endeudamiento. Huele a engaño como la promesa macrista de “pobreza cero”.

En sus fundamentos hay mucha encuesta pero el plan desconoce los condicionamientos que el plan económico conlleva a la educación. La mayoría de las propuestas generales han sido llevadas a la práctica en los 12 años de nuestro gobierno popular, pero con un contexto ubicado en las antípodas de este. Invito a leerlo y a compararlo con lo ya infinitamente hecho.

Lo que pretende discutir es la meritocracia: nos dicen que hay que educarse mejor, formarse más, etcétera, y que entonces eso generará más y mejor trabajo. Pero llevan adelante un plan donde el gran objetivo es bajar el costo laboral y para ello han abierto la economía y en un contexto de pérdida de más de 150 mil puestos de trabajo formales van por la flexibilización laboral al más puro estilo de los ’90.

La meritocracia es una mentira para responsabilizar al desocupado de su desocupación. Por eso pensar el mercado del trabajo en función del aprendizaje y los saberes será siempre insuficiente.

La verdadera calidad educativa es la construcción de pensamiento crítico con fundamentos nacionales. Dicho de otra forma, generar una conciencia que nos permita pensarnos y defendernos de los intereses foráneos en la medida en que nos formamos para enfrentar la realidad del trabajo en un mundo que se desclasa diariamente.

Mitre y Sarmiento construyeron un plan de educación que sigue vigente por mas remiendos que se le hayan hecho. Y fue una educación pensada para sostener los intereses de los poderosos. Algo así como el sueño de la aristocracia Argentina que nos condenaba al subdesarrollo, subordinando el desarrollo industrial al mito del destino agrario.

El país que tenemos se fundó con el Remington y la escuela. La letra liberal con sangre entra. Aun así, hoy a Sarmiento y la 1420 ya no las discute nadie, lo mismo que a la Reforma Universitaria, todos instrumentos liberales, subproductos del país agroexportador dependiente, unitario, de espaldas al país real.

La estrategia oficial pretende con este plan legitimar a través de una consulta falaz una política que viene a empobrecer aún más el sistema público de educación y promover mayores instrumentos de dominación política y social.

Con este programa de endeudamiento, pobreza y exclusión el plan maestro es un globo que no tiene sustento por mas retorica que suministre. Habrá una educación seria y responsable si hay trabajo y distribución de la riqueza, si hay justicia social y soberanía popular.

La necesidad de mejorar la calidad de la educación está fuera de discusión, y los problemas afectan especialmente a los alumnos que provienen de familias con menores ingresos. O sea que la calidad educativa no es solo un tema de herramientas pedagógicas. ¿Cómo piensan resolver la repitencia y el abandono? ¿Qué escuela, para qué país? Esta es la trama fundante de la discusión.

Hablan de educación superior y cerraron laboratorios, echaron científicos y despoblaron el Conicet. Mejor ni hablar de los salarios. Esto estamos discutiendo, no la letra de un proyecto que sigo citando: “Universalizar el acceso y uso de las tecnologías de la información para la innovación en el sistema educativo” (página 31).

Jamás en la historia argentina se invirtió en universidades y en acortar la brecha digital como en el último gobierno popular. Este gobierno desfinanció todos esos programas y día a día destruye lo mucho y bueno que se hizo con enorme esfuerzo.

Por último, en la página 30 habla de la mejora docente en términos de mejora salarial, ¿el gobierno de Macri que está deshuesando el salario, que niega la paritaria docente sostiene que la calidad educativa depende del salario?

Estamos frente a un nuevo proyecto de los que nos tiene acostumbrados el actual ejecutivo, hacer del cambio un retroceso. Queremos dar el debate de otra escuela y de otra educación, pero sobre parámetros concretos y desde una perspectiva que contemple la totalidad de la educación. Es impensable pensar un proyecto educativo que no contemple la opinión de los educadores o de las familias. Y fundamentalmente que no comprometa el mundo del trabajo y de la economía real. Y en particular, queremos discutir una educación que contemple la identidad nacional, la historia no narrada de nuestro devenir social y la posibilidad de pensar la escuela desde la soberanía popular.

Fuente: http://www.eldiaonline.com/plan-maestro-promesas-faciles-consignas-vacias/

Imagen: http://www.eldiaonline.com/wp-content/uploads/2017/06/Baez-2-e1498863345662.jpg

Comparte este contenido:

Pisa o las cestas de piedras.

Las conocidas pruebas estandarizadas son un fin en sí mismas y no un medio para mejores aprendizajes.

Por: Miguel Angel Santos Guerra.

Se acaban de hacer públicos los resultados de la sexta edición de las pruebas Pisa (Programme for International Student Assessment). Todo el mundo sabe que Pisa es una prueba estandarizada que se aplica de forma trienal a estudiantes de 15 años. La primera aplicación tuvo lugar en el año 2000. Se trata de un proyecto de la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) que se ha convertido en un magnífico cesto de piedras para atizar a todo el que se ponga a tiro. Luego vuelvo a esta idea.

Pisa evalúa los resultados (no los procesos) obtenidos por los alumnos y las alumnas en tres áreas de conocimiento: ciencias, matemáticas y lectura. No aborda otras áreas del curriculum como el arte, la música o la educación física y, por supuesto, nada relacionado con la esfera de las actitudes y los valores.

¿Para qué sirve Pisa? Poco se puede deducir de dichas pruebas para la mejora del sistema educativo. Julio Carabaña, catedrático de sociología de la Universidad Complutense, ha publicado recientemente en la Editorial Catarata un libro titulado «La inutilidad de Pisa para las escuelas«. A él me remito.

Nos recuerda el autor que, desde su primera edición, Pisa advierte de que lo que miden sus pruebas depende de la experiencia acumulada en toda la vida de los alumnos, desde su nacimiento. «Si un país puntúa más que otro no se puede inferir que sus escuelas son más efectivas, pues el aprendizaje comienza antes de la escuela y tiene lugar en una diversidad de contextos institucionales y extraescolares. Sin embargo, si un país puntúa mejor, puede concluirse que el impacto acumulativo de todas las experiencias de aprendizaje, desde la primera niñez hasta los catorce años, en la escuela y fuera de la escuela, ha producido resultados más deseables en ese país» (Ocde, 2001a: 26). Este texto se recoge idéntico en el apéndice sobre la muestra que hay en todos los informes Pisa, y la misma advertencia se expresa repetidamente en otros lugares.

Por tanto, para comparar sistemas educativos hay que diferenciar lo aportado a las puntuaciones Pisa en cada país por la escuela de lo aportado por los demás factores, tanto naturales como sociales. Solo una vez aisladas estas aportaciones cabría compararlas entre sí y relacionar las diferencias entre las contribuciones con las instituciones y las políticas. Esto es muy difícil de hacer por dos razones. La primera es que no hay un método para aislar la influencia de la escuela; la segunda es que el número de países es siempre pequeño para los análisis estadísticos.

Pero estos informes se han convertido en la Biblia para que, de manera dogmática, cada uno sitúe a las escuelas, a los legisladores, a los maestros o al sistema educativo, donde quiera ponerlo. Casi siempre en mal lugar. Para muchos ciudadanos no hay otro criterio de valoración. No podemos olvidar que se está comparando lo incomparable. No podemos olvidar que se hacen atribuciones completamente gratuitas dada la naturaleza de las pruebas, el número incontrolable de variables que intervienen en los resultados y las advertencias que nos hacen, como hemos visto, los autores de las mismas.

Pisa se ha convertido, decía más arriba, en un cesto de piedras para arrojar a quien se desee. Se tiran piedras de arriba hacia abajo sobre quienes están en puestos inferiores, se arrojan piedras de abajo hacia arriba culpando a los gobiernos de todos los males educativos, se lanzan piedras en horizontal contra el profesorado por parte de muchos padres, contra los padres por parte de los profesores, contra el alumnado por parte de quienes los consideran poco esforzados y capaces. Muchas piedras y poco compromiso de todos y cada uno para mejorar el sistema educativo. Ese es, a mi juicio, el problema de Pisa.

Cuatro razones

Porque Pisa se ha convertido en un fin, no en un medio como debería ser. Tiene como finalidad, en último extremo, enseñar a tener mejores resultados en las pruebas Pisa. Una pura tautología He firmado un manifiesto demandando la anulación de los contratos que los diversos gobiernos han suscrito con la Ocde. El manifiesto se apoya en cuatro razones. Respeto la redacción del texto.

Político-educativa: los Ministerios de Educación tienen un limitado control de esta evaluación, teniendo como efecto una intensificación de la estandarización de procesos y mediciones. Progresivamente, organismos internacionales como la Ocde han impuesto transformaciones en las políticas educativas en el mundo, alineando los procesos educativos a una concepción limitada de progreso. Esta estandarización incluye la instalación o adaptación de las pruebas nacionales a un parámetro global a través de la presión ejercida por los rankings. Por otra parte, la estandarización ha impulsado la fuerte entrada de empresas privadas que han desplazado a los Ministerios de Educación, a las y los docentes, a sindicatos y escuelas de la conducción y perfeccionamiento docente han sido alineados a las evaluaciones estandarizadas. En definitiva, esta lógica reduce los procesos de enseñanza-aprendizaje que apuntan a un desarrollo integral y holístico, enraizado en una consciencia histórico-social crítica.

Técnica: Pisa promueve rankings de países en virtud de los resultados. Esta práctica busca neutralizar las enormes diferencias culturales, cosmovisiones y características lingüísticas propias de cada contexto nacional. Este factor implica que esta prueba no cumple con los más mínimos criterios de validez y confiabilidad.

Pedagógica: el régimen de pruebas estandarizadas de alto impacto y los procesos que desencadenan han implicado una transformación radical del quehacer de nuestras escuelas. El estrechamiento curricular ha significado la eliminación de asignaturas como artes, música, filosofía e historia. El tiempo escolar se ha reestructurado para dar cabida al entrenamiento para tener éxito en estas pruebas. Cabe señalar que estas mediciones no son sometidas al arbitrio social ni pedagógico. Estas medidas no toman en cuenta los contextos sociales, ni la diversidad de valores y prácticas pedagógicas.

Social y psicológica: la medición Pisa y sus variantes nacionales discriminan, presionan, y estigmatizan a regiones, países y pueblos en sus comparaciones. El control y la presión por obtener buenos puntajes recae finalmente en las comunidades de maestros y estudiantes, instalando un régimen de alto estrés que está destruyendo el clima escolar y estabilidad emocional de nuestras escuelas. La medición ha profundizado prácticas de exclusión y segregación en nuestras escuelas, despojando de su sentido el derecho a la educación.

Los sistemas de evaluación deben estar enraizados en las comunidades, deben atender la complejidad, y deben promover una educación respetuosa de los derechos humanos y sociales. Solo de esta manera formamos ciudadanos y ciudadanas en plenitud.

No hacen falta este tipo de pruebas para saber que es preciso mejorar la selección y formación de docentes y directivos, aminorar la ratio profesor-alumno, incrementar el presupuesto destinado a la educación, intensificar y enriquecer la participación de la familia…

Pisa aporta, eso sí, un pequeño beneficio: durante unos días todos y todas hablamos de educación. Con algunos chichones en la cabeza debidos a las pedradas, pero pensamos en la educación.

Fuente: http://www.lacapital.com.ar/educacion/pisa-o-las-cestas-piedras-n1304234.html

Imagen: http://static.lacapital.com.ar/adjuntos/203/imagenes/019/154/0019154531.jpg

Comparte este contenido:

La inclusión educativa.

Por: Yolanda Quiroga.

Argentina, país rico, cuyo crecimiento estuvo basado en su fortaleza sostenido a través de la producción alimenticia del sector agropecuario. En el país se producen alimentos suficientes para satisfacer las necesidades de todos. Por lo tanto, el hambre y la desnutrición, no son consecuencia sólo de faltas de alimentos, sino también de la pobreza, desigualdad y los errores en el orden de prioridades. Según un informe de UNICEF en la Argentina 5,6 millones de chicos son pobres. En el total hay 1.300.000 que se encuentran en la indigencia. El citado informe expresa que de segmentarse la población de niños en tres grupos de edad, se observa que la incidencia mayor de la pobreza se verifica para el grupo de 13 a 17 años (51%) seguido por el grupo de 5 a 12 años (48%) y de 0 a 4 años. Lo alarmante en el país, es que más de 80.000 niños dejan de asistir a clases obligados a ingresar al mercado laboral, a pesar que la ley 26.300 incorporó la prohibición de emplear a menores de 16 años.

Cabe señalar que la condición social y económica de los alumnos, los medios de transporte, alimentación desempleo y salud, son los principales causantes de la deserción escolar.

Lo alarmante en el país, es que más de 80.000 niños dejan de asistir a clases obligados a ingresar al mercado laboral, a pesar que la ley 26.300 lo prohíbe.

El informe midió la pobreza con 28 indicadores desde la nutrición hasta la exposición a la violencia de niños y adolescentes hasta 17 años. Este estudio se hizo a través de una metodología multidimensional, herramienta, que permite analizar en detalle las privaciones que sufren los chicos que son causantes de la desigualdad.

Hasta hoy, pareciera que las políticas públicas no han generado un acceso igualitario a nivel de calidad de educación para las familias pobres, es decir, no existe la posibilidad de acceder a la educación superior, sólo debido a la falta de recursos. La escuela que educa en pobreza, en general cuenta con pocos recursos. Además se ha transformado en un espacio de contención social. Sabemos que un chico con un padre sin primaria terminada, tiene 22 veces más de probabilidad de ser pobre, que un chico que reside en un hogar con nivel educativo más alto. También como señalaba antes que el informe de UNICEF abarcó nutrición, hoy, grave problema para los chicos. Sabemos que para «aprender debe tener el cerebro sano, y por eso, es fundamental la nutrición durante el embarazo y los dos primeros años de vida. La desnutrición, es una consecuencia de la pobreza» (Dr Abel Albino).

Debe existir primero, la nutrición adecuada, y después, la educación, acompañada de una política de Estado. Y seré reiterativa en el tema de «Las Escuelas de Jornadas Extendida», ellas, permitirían que los alumnos estén bien alimentados con desayuno y almuerzo, sumado al dictado de las áreas artísticas que se dictarían e idiomas, esencial en este mundo del conocimiento. Respecto a ello, el Ministerio de Educación de la Nación, suspendió el almuerzo para los alumnos, ocasionando así inconvenientes en su aplicación. La política educativa de la provincia debió solucionar de una manera adecuada y mediante la aplicación de contenidos transversales dentro del «Plan Provincial de Educación» sin poder apuntar a buena alimentación. Carece de recursos indudablemente para ello. Sí, en escuelas del Gran Buenos Aires, se aplica tal cual fueron creadas. Así planteada su aplicación ¿Hay una educación inclusiva e igualadora? ¿Existe un Proyecto Educativo Nacional? ¿Existe un Proyecto de País? Interrogantes a responder con acciones.

Fuente: https://www.diariodecuyo.com.ar/columnasdeopinion/La-inclusion-educativa-20170616-0079.html

Imagen:

Comparte este contenido:

La cultura del esfuerzo en la universidad.

Por: Guillermo Oliveto.

Desde hace tiempo notamos que el salto entre la escuela media y la universidad es cada vez más pronunciado. Esto sucede, entre otros motivos, por dos cuestiones que considero principales: la poca o mala formación en ciencias duras como matemática, física o lógica, y la disminución o ausencia de lo que se llama la cultura del esfuerzo. Estudiar Ingeniería requiere de esfuerzo.

Por el contrario, cada vez más también, se observa la existencia de una suerte de problema social: la cultura del facilismo, la búsqueda de soluciones rápidas y sencillas, que atenta contra cualquier planteo de estudiar una carrera a la que, en principio, hay que dedicarle tiempo y, de nuevo, esfuerzo.

Al problema social que representa la pérdida de la cultura del esfuerzo, que de ningún modo pretendemos resolver desde la universidad, se suma la necesidad de fortalecer el sistema educativo nacional, de manera integral, para motivar el estudio de carreras científico-tecnológicas desde la escuela primaria y brindar en el nivel medio los conocimientos necesarios para garantizar la igualdad de acceso a la universidad.

En la actualidad, en nuestra Facultad crece el número de ingresantes de escuelas privadas respecto de los de escuelas públicas.

A medida que fue bajando la calidad de la enseñanza y el deterioro social comenzó a ser notorio en las zonas más vulnerables de la ciudad y el conurbano, la educación pública dejó de garantizar el acceso a la universidad, y por ende, la posibilidad de progresar, de soñar y alcanzar un futuro mejor gracias al trabajo y al esfuerzo. Y esto es preocupante para todos aquellos que luchamos por la igualdad de oportunidades, por la importancia que tiene y tuvo la escuela pública, con historias de personas que nacieron en la pobreza y pudieron salir de ella gracias a la educación.

Para revertir esta tendencia, las universidades pueden implementar una serie de acciones. Una de ellas es la elaboración de informes para trabajar en conjunto con aquellos colegios en los que se detectaban problemas comunes en el desempeño de sus alumnos en el examen de ingreso.

El objetivo de esta política es colaborar con estas escuelas para que ajusten sus métodos de enseñanza y, de este modo, aumenten el índice de alumnos que aprueben el ingreso. Otros programas, pueden centrarse tanto en apoyar a nivel educativo a los estudiantes de escuelas del estado que quieran ingresar a las universidades tecnológicas públicas, como en realizar un seguimiento de su desempeño a través de un sistema de tutorías. En nuestra casa llevamos uno adelante con muy buenos resultados en la incorporación de los aspirantes.

Por supuesto que hay mucho más por hacer y existen una gran variedad de recursos y estrategias que desde el sistema educativo podemos aportar. Lo urgente es comenzar a trabajar estas cuestiones, porque la educación es la pieza fundamental del desarrollo; todos los países que superaron sus propios paradigmas lo hicieron a través de la educación. Ahí está la clave. No hay más tiempo que perder.

Fuente: https://www.clarin.com/opinion/cultura-esfuerzo-universidad_0_HkoVViOfW.html

Imagen: http://3.bp.blogspot.com/-D2VIiMDp1Ls/Vczya6Xi0CI/AAAAAAAARqA/-Mq8f5frtE0/s1600/merito.jpg

Comparte este contenido:

Algo va mal.

Por: Jesús Vigorra.

Ya lo dijo Tony Judt en un clarividente ensayo con este mismo título, Algo va mal, y lo ha vuelto decir hace unos días otro iluminado de nuestra sociedad, Mark Zuckerberg, en el acto de graduación de la Universidad de Harvard, en la que comenzó los estudios superiores que no llegó a terminar pues los abandonó para crear y fundar Facebook, y hacerse multimillonario. En su discurso ante los que serán graduados en 2017, Zuckerberg fue crítico consigo mismo y con el sistema actual: «Algo va mal en nuestro sistema si en diez años yo puedo hacer millones de dólares y muchos estudiantes no pueden pagar sus matrículas».

Habló también de explorar nuevas ideas como la renta básica universal y la desigualdad que supone que la asistencia sanitaria dependa de que las personas tengan o no trabajo, tengan o no un seguro privado. Dijo más cosas, pero creo que las apuntadas aquí son suficientes para tomar nota de que una ceremonia como la graduación también puede ser útil para aprender, reflexionar y meter el dedo en la llaga de las desigualdades que propicia y alienta nuestro mundo capitalista. Lástima que en nuestras facultades, donde se han implantado con tantísimo éxito estas fiestas de graduación copiadas de Hollywood, nos hayamos quedado solo en el lanzamiento del birrete al aire y no con el espíritu crítico y la aspiración a la excelencia. Y digo esto porque, además de mi experiencia como asistente a esta moda de graduación, justamente esta semana se ha publicado un informe sobre la gestión de la universidad española, que según un veintena de expertos que lo sustentan se encuentra sumida en una «notable y consistente mediocridad».

A su vez, el estudio sobre la calidad de la gobernanza del sistema educativo español denuncia que la selección de los responsables no siempre cumple con los requisitos de mérito y calidad, ó sea que los altos cargos educativos no dan la talla. Lo que equivale a decir que no son los mejores los que están al frente. También el estudio hace una clasificación a partir del análisis de 61 campus sobre el rendimiento, la investigación y la empleabilidad de sus graduados. En ninguno de los apartados, entre los diez primeros, figura ninguna universidad andaluza, mientras que los primeros puestos los ocupan las universidades catalanas. Tan solo la de Almería, de todas las andaluzas, es la mejor situada, en el puesto número 21, del ránking de empleabiliad. Mientras releo este informe me entero de la decisión tomada en él último Consejo de Ministros: los alumnos de la ESO podrán obtener el título de graduado con menos de un cinco y pasar a Secundaria con dos suspensas. Así nos va.

Fuente: http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/algo-va-mal_1150992.html

Imagen: https://i0.wp.com/otrasvoceseneducacion.org/wp-content/uploads/2017/03/espa%C3%B1a2-3.jpg?resize=350%2C200

Comparte este contenido:

¿Por qué estamos así en educación?

Por: Silvina Gvirtz.

Lo que creo es que hay cambios, hubo muchos cambios sociales. Estamos asistiendo a una sociedad con avances tecnológicos exponenciales, con cambios sociales muy importantes, donde si solo se rigiera por el principio de la economía capitalista habría mucha más gente sin trabajo de la que hay, donde necesitamos de la política para garantizar la inclusión, donde hay una pelea entre sectores por poder, por los ingresos, por la economía. Me parece que lo que la escuela tiene, es dar cuenta de estos cambios. La escuela de Argentina fue una muy buena escuela hasta la década del sesenta o del setenta, y ahí desde la exponencialidad de los avances tecnológicos hasta cambios en economía y demás, ahí empiezan a necesitarse algunas mejoras en el sistema educativo. Por ejemplo la doble jornada, junto con eso la inclusión de una segunda lengua para ser estudiada, hoy es necesario que los estudiantes aprendan programación, lo que significa un sistema operativo, trabajen con saberes tecnológicos, aprendan economía. Y sin embargo la escuela secundaria especialmente, sigue manteniendo la estructura del siglo diecinueve. Porque además con todos los avances sociales la escuela secundaria se masificó, ya en los cuarenta y en los cincuenta, la escuela secundaria había dejado de ser para aquellos que iban a entrar a la universidad o iban a ser parte de las burocracias intermedias del estado: los maestros, o comerciantes, o los que iban a ir a la universidad que estudiaban los bachilleratos, porque antes los otros secundarios no habilitaban para el ingreso a la universidad. Entonces la pregunta es cómo el sistema educativo y cómo la política educativa procesa esta masificación del sistema educativo. Porque la secundaria por suerte es obligatoria con una ley del dos mil seis, y hoy ningún chico va a tener un desarrollo profesional, o laboral, o cívico, o individual, o social interesante si no termina un secundario. Entonces el secundario pasa a ser parte de lo que antes era la educación básica o la educación común o lo que fue la educación primaria, pero al no modificarse la organización, entonces entramos en una situación muy complicada.

Porque es una secundaria preparada para seleccionar con una necesidad de una secundaria para todos. Y ahí empieza a haber problemas. Sumado a que cada vez más estamos en sociedades del conocimiento. Todo lo que tenemos desde el grabador, los teléfonos, las tazas, todo es valor agregado del conocimiento sobre la materia prima. Entonces si no tenemos una sociedad capacitada para hacer frente, para producir conocimiento, vamos a estar en problemas. A nivel social y a nivel individual. Todos estos cambios no fueron necesariamente incluidos para todos. Las escuelas de elite que atienden a los sectores socioeconómicos más favorecidos hicieron algunos de esos cambios –parchecitos- como jornada completa. Y en lo que hace a política general del servicio educativo, hay mucho por avanzar. Por otro lado para mí hay un concepto muy interesante, -y no lo digo desde el sentido común, porque me dediqué la vida a estudiar educación- y lamentablemente la gente cree que la educación no tiene o no implica un saber técnico específico. Y digo: ¿uno pondría a un no economista al frente del Ministerio de Economía? No se le ocurriría. Sin embargo en educación creemos que cualquiera puede deducir cualquier cosa y todos somos lo mismo.

Después uno quiere explicar temas muy específicos técnicos y se encuentra con un debate sobre el sentido común que claramente a veces no puede, no tiene tiempo o no sabe cómo explicar. Por ejemplo el tema de la repitencia, que a la gente le parece fantástico. Sí, porque ese chico no se esfuerza y entonces tiene que repetir. Y en la secundaria esto es muy común. Y toda la biblioteca, toda la literatura educativa, sobre ese tema te dice ¡ojo! Hay que buscar otras estrategias didácticas que no sean la repitencia. La idea de la repitencia es que si le digo a alguien dos veces lo mismo aprende, si no lo prendió una, le vuelvo a repetir lo mismo y aprende. Y en realidad lo que dice toda la literatura educativa internacional y nacional es que si hacés repetir a un chico, ese chico después rinde menos académicamente -está hecho estadísticamente- y además deserta. Y que hay otras estrategias mejores como empezar a trabajar a principios de año, como buscar algunos caminos específicos, o hablar con los padres, trabajar en fin en un montón de cuestiones que son complejas. Y lo que siempre digo en educación como un principio básico es: miren, hay mucho por hacer, pero también hay modificaciones en el sistema educativo que se vinieron haciendo desde los cincuenta hasta hoy que valen la pena ser rescatados, y que vale la pena valorar el enorme esfuerzo que hacen los docentes en el día a día. Esa idea de que todos los docentes tienen la culpa de todos los males de la humanidad no es cierto. Y en educación vale la pena hablar más de qué logros tuvimos hasta acá y que desafíos tenemos a futuro, que es único modo de avanzar, porque si cada uno que viene dice que la educación es un desastre voy a tirar todo abajo, voy a poner la primera piedra, en realidad lo que hace es seguir en el mismo círculo de siempre.

Entonces me parece que para poder hacer un buen diagnóstico educativo, hay que mirar qué se hace bien, y qué hay que mejorar. Por supuesto que hay muchísimo para mejorar, pero también hay que valorar lo que se hace bien. Porque si no, siempre estamos haciendo un diagnóstico errado. Los docentes hacen un esfuerzo enorme para mejorar la enseñanza de los chicos. Pero tienen malas condiciones, poco tiempo, y el Estado tiene que encarar procesos de mejoras importantes, muy especialmente en la escuela secundaria.

En la primaria y en el jardín tiene que entregar los recursos didácticos que se necesitan en la escuela, por ejemplo los libros, de matemática, de prácticas del lenguaje, de ciencias sociales, de ciencias naturales, para que los chicos puedan estudiar. Yo soy maestra, y cuando ejercía copiaba todo el problema en el pizarrón, después el chico tenía que copiar el problema en el cuaderno, y recién ahí podía empezar a enseñar matemática, se me había ido la hora. Con un libro el docente trabaja en una página elegida y está todo listo. Que el docente pueda dedicarse a la tarea específica para la cual es designado.

Alguna receta en educación de otros países que se pueda aplicar en el nuestro

No creo en recetas que se puedan extrapolar de un país a otro. Porque la escala de un país define la posibilidad o no de aplicarse. Según la población y el ingreso per cápita. Creo que es importante señalar que una buena distribución del ingreso, que se ajusta, impacta positivamente en la educación. Cuanta mayor desigualdad, más difícil es trabajar para los maestros. Pero creo que hay como algunas claves que sí hay que tener en cuenta, por ejemplo: las políticas de consenso, la jornada completa, la política de distribución de libros que se da en gran cantidad de países, hay que seguir con la distribución de computadoras cuyo parque envejeció, y que son políticas que llevan a buen puerto. Cuando uno quiere diseñar políticas, hay que desagregar los datos. Tiene que ser un análisis minucioso porque si no, es para la foto de la tele. Me parece que tenemos que continuar trabajando con consenso y con datos de verdad. Y que hay que empezar por cosas concretas y resolver primero la coyuntura.

Fuente: https://diariolaopinion.com.ar/noticia/181811/por-que-estamos-asi-en-educacion

Imagen: http://www.enorsai.com.ar/upload/news/app_name/5366754c64552_crop.jpg

Comparte este contenido:

Violencia y escuela.

Por:  Luciano sanguinetti.

El video que se viralizó en los últimos días, en donde una mamá insulta violentamente a una maestra, pone sobre el tapete uno de los problemas graves que vive la educación en Argentina y en el mundo: la violencia. Una violencia que se manifiesta a través de formas distintas: acoso escolar o bullying (cuando esta violencia es entre pares), ataques vandálicos recurrentes en las escuelas (más de 33 casos en La Plata en el año 2016), robo de mochilas o celulares a la salida de las escuelas o, como en este caso, la agresión de madres o padres a los docentes y profesores.

Como se desprende de los focus group en la investigación que venimos haciendo sobre Familias y Escuela en el Observatorio de Calidad Educativa, la violencia que vive la sociedad ha ingresado en la escuela. Y familias y docentes reconocen que no están preparados para enfrentarla.

Tenemos que partir de una primera evidencia. Ser docente hoy no es lo mismo que hace treinta o cuarenta años.

Hoy vivimos un país cuya desigualdad estructural creció significativamente. Más del 48 % de los niños en edad escolar, como lo informa el INDEC, son pobres. Muchos de esos niños y jóvenes van a la escuela para aprender, pero también por un plato de comida. Cerca de 1.500.000 jóvenes y niños comen en las escuelas del Conurbano y un porcentaje importante de esos niños y jóvenes viven en un contexto de violencia que se ha naturalizado, como lo prueba la investigación de Carlos Auyero y María Fernanda Berti, “La violencia en los márgenes”, a pesar del aumento exponencial de la tasa de criminalidad de las últimas décadas.

Pero también el fenómeno creciente de la drogadependencia impacta sobre las escuelas. Como informa el último trabajo del Observatorio de la Deuda Social, el consumo de drogas y alcohol golpea cada vez más a los más jóvenes. Basta un solo dato: el 55 % de los jóvenes del Conurbano dice conocer que un vecino vende drogas en su barrio. Como comentan los docentes en los focus group: los nuevos estudiantes secundarios viven una euforia de fin del mundo, una suerte de epifanía inconformista que explota en rituales nuevos como el UPD (el último primer día) en el que los alumnos que terminan el ciclo festejan, en una suerte de jornada postapocalíptica, el último año de estudios.

Son pocos los protocolos para intervenir ante esta nueva situación. Pero insisto, no es un problema sólo argentino. Finlandia, hace varios años que detectó problemas similares e impulsó un largo trabajo para disminuirlo que concluyó en el exitoso programa KIVA. El plan finlandés para intervenir sobre el bullying está probado en el mundo, más de 15 países de la Comunidad Europea lo vienen desarrollando, y hace pocos meses ha llegado a la Argentina. Es bueno que organizaciones como el CETECO en La Plata estén avanzando, formándose y articulando experiencias y capacitación en este campo. Pero todavía son movimientos espasmódicos. Para el caso de los robos y el vandalismo es poco y nada lo que se ha avanzado para establecer programas de seguridad escolar en las inmediaciones de las escuelas (muchas ordenanzas de similar formato duermen en los consejos deliberantes de la provincia), establecer corredores seguros para los niños y las familias en los accesos a las escuelas, y son escasos (Tigre fue el primero) los municipios que impulsaron la asignación de botones antipánico a docentes y escolares. Muy pocas escuelas tienen cámaras de seguridad en las cercanías y es nula la capacitación de las fuerzas de seguridad para trabajar con niños y adolescentes. Basta mencionar la represión producida en las inmediaciones del municipio de Berisso sobre una marcha de estudiantes secundarios que reclamaban por el Fondo Educativo.

Volvamos a señalarlo, la violencia de la sociedad ya entró en la escuela. Si no queremos verlo estamos peor de lo que creemos.

Fuente: http://www.eldia.com/nota/2017-5-27-0-48-15-violencia-y-escuela-opinion

Imagen: http://www.uepc.org.ar/conectate/wp-content/uploads/2012/05/violencia_escolar.jpg

Comparte este contenido:
Page 2 of 6
1 2 3 4 6