Por: Yazmín Muñoz Sad
Terminando el año del aniversario número cien del nacimiento de Paulo Freire, publicamos esta entrevista con Nano Balbo, a propósito de la actualidad de su obra, sus problemas y su legado, incluido el debate con quienes se presentan hoy como “freireanos”.
Hablemos de Freire…
Se habla de Freire como si hubiera nacido de un repollo. Freire es la continuidad de un proceso que se venía viviendo, es un sujeto histórico. No se puede entender a Freire si no entendemos toda la pedagogía de la rebeldía que había en América Latina en ese momento; si no entendemos a Martí, a Simón Rodríguez, a Frantz Fanon que tienen una gran incidencia. En el borrador de Pedagogía del oprimido que le regala a su amigo chileno le hace una dedicatoria que es bien de Fanon. Freire fue un gran rebelde y hay que contextualizarlo en ese momento que vivía América Latina, porque él fue cambiando su pensamiento; una cosa es el Freire de Brasil, otra en el exilio, otra lo que vivió en Guinea-Bisáu en África. Un Freire que va evolucionando hacia el marxismo sin renegar de su formación cristiana y de su fe. Entonces ese Freire rebelde era un Freire molesto para todo el mundo, primero en Brasil, haciendo una campaña de alfabetización en el nordeste brasilero y lo meten preso y el después va Bolivia y a Chile. Cuando dicen “qué jodida la dictadura, solo por alfabetizar”, lo que pasa es que no era cualquier alfabetización, la ley brasilera decía que para integrar un padrón electoral tenías que saber leer y escribir. Si eras analfabeto no podías votar, entonces Freire lanza una campaña de alfabetización que no era un método sino una concepción de la educación, por la cual los campesinos del nordeste brasilero aprendían a leer en 40 días y se incorporaban al padrón, eso podía dar vuelta las elecciones en el nordeste. Había que parar eso, no era una cuestión pedagógica. Pero además investiga y va creando lo que después va a ser Pedagogía del oprimido y es ahí cuando surge y trasciende la acción de Freire; que él lo escribe en el ’68 pero se edita por primera vez en 1970 en Estados Unidos, en inglés.
¿Qué pasó con Pedagogía del oprimido?
Freire no lo tenía escrito, lo tenía discutido, porque él planteaba que los libros eran así: debates inter y transpersonales que después precipitaban en un libro, hasta que la hija le dice que lo escriba. Él lo hace y -después de leerlo un amigo- le dice que lo deje en remojo un tiempo. Cuando lo vuelve a leer después de dos o tres meses, se da cuenta de que le falta lo que después van a ser los capítulos 3 y 4, que son los más potentes. Pedagogía del oprimido molesta porque plantea tres cosas: el concepto de la educación bancaria saca del lugar de invisibilización en que habían puesto al alumno y lo pone en el centro del problema pedagógico; porque nuestra escuela que venía del iluminismo, derrapa hacia el positivismo y su racionalidad instrumental y derrapa hacia el funcionalismo y al alumno nunca nadie le da pelota. Hoy tampoco. Todos los debates se dan en torno al qué enseñar, cómo enseñar y nunca a quién enseñamos. Ese planteo molesta a varios sectores; en primer lugar a la iglesia, su propia institución. Él había redactado el capítulo de educación de la Conferencia de Medellín (mirá hasta qué punto está comprometido con la Iglesia), pero cuando plantea que, por el contrario de lo que decían los curas, no había que ser la voz de los que no la tienen sino que había que escucharla, porque ellos tienen y hay que escuchar su voz, pero se la niega, se la invisibiliza, al punto tal que se avergüenzan ellos mismos de su propia voz. Eso es lo que hay que revertir, no necesitan voceros. Entonces a la iglesia eso la deja medio pedaleando.
También molesta a un sector de la izquierda, porque va a plantear que nadie se educa solo sino que lo hacemos mediatizados por la realidad; siguiendo este esquema dice que nadie se libera solo sino que nos liberamos todos en un proceso social, es decir este concepto ataca cierto concepto de la vanguardia revolucionaria y entonces se lo acusa de basista y Cuba lo acusa de voluntarista.
El academicismo también lo cuestiona, porque no tiene una obra, porque es contradictorio y porque les viene a serruchar el piso sobre todo cuando dice: señores el conocimiento es uno, es el conocimiento de la realidad y, cuando yo enseño por disciplinas o materias, enseño un concepto de la realidad como compartimentos estancos.
Freire, con todo esto, mete una crisis muy fuerte. Los sistemas en manos de dictaduras lo descalifican, lo persiguen. El único lugar donde puede hacer pie es en aquellos procesos de educación popular que se vienen haciendo por afuera del sistema porque el sistema los había expulsado: en comisiones vecinales, sindicatos, organizaciones juveniles; por eso se creó el falso concepto de que Freire y la educación popular es alternativa al sistema. No era así, lo dejaron afuera y no podía entrar y eso también ayudó a que la academia lo descalificara. Quiero aclarar que Cuba llegado el momento analiza todo la propuesta de Freire y se hace una autocrítica fuerte y sale a bancar a Freire.
En Argentina, en la academia, Freire va a entrar por Servicio Social (a mí el primer libro me lo da una estudiante de Servicio Social) con “Educación y comunicación”, ya que era bibliografía de esa carrera; y no por Pedagogía.
Pero, volviendo a Pedagogía del oprimido, Freire es invitado por Harvard a dar un seminario por un año y él acepta. Muchos pensaron ¿qué va a hacer este allá? Es más, él no tenía pasaporte porque había sido expulsado de su país. Estaba en Chile exiliado trabajando con la gente que después va a ocupar lugares distintivos en el gobierno de Allende, sobre todo la gente del MAPU que es un desprendimiento de la democracia cristiana por izquierda. Es muy amigo de Jacques Chonchol, que está casado con una brasilera, allá vive mucho con él y le regala el manuscrito de Pedagogía del oprimido, escrito con un letra chiquita muy prolijita. Bueno, cuando aparece el problema del pasaporte, sus amigos chilenos le hacen un pasaporte trucho que dice que es de Chile pero que había nacido en Brasil y pasó….
Freire fue y estuvo 11 meses hasta que se va a Ginebra y publican ahí Pedagogía del oprimido. Obviamente él escribe en portugués y hubo que hacer traducciones; del inglés se lo fue traduciendo a los otros idiomas y eso fue deformando el texto. Hay dos versiones en italiano que no son iguales, después al francés, al alemán, al portugués en Portugal, no en Brasil. Así se van agravando y arrastrando los errores. Hay una versión en español, que se publica en los ’70 en Uruguay que está censurada con el consentimiento de Freire para quitar partes que pudieran ser usadas como excusa para que el libro no se publicara. Sobre esa versión nos formamos nosotros y cuando empiezan a llegar otras versiones nos encontramos que ningún libro es igual al otro y eso genera confusión. En Brasil, se va a editar después una versión que trae los arrastres de los errores. En la edición 15 de Brasil, Freire agarra el libro y ve esto y empieza a corregir, corregir, corregir. Esto lo sabemos porque le regala un libro a Moacir Gadotti diciéndole “esta versión es bastante más prolija”. Y ahi nos damos cuenta todo lo de las traducciones. Mientras tanto, recuerda Freire que está el original que tiene Chonchol y le escribe para recuperarlo. Ese original tiene una vida propia también: cuando viene el golpe militar de Pinochet, Chonchol no está en Chile, eso lo salva. Los militares entran y le revientan la casa y se llevan todo. Una carpeta de cartón manuscrita la miran y la tiran, no le dieron bolilla, y eso era Pedagogía del oprimido. Cuando Chonchol se entera que está a salvo, pide que se la lleven a Francia, porque en un principio tiene pensado darla a la UNESCO. Después no lo hace y la conserva; cuando vuelve a Chile se la trae, pero no la manda por correo, siempre lo hace a través de una persona. Entonces cuando Freire le escribe, le dice sí lo tengo y Freire le dice lo necesitamos porque es un despelote esto, por lo de las traducciones. Y empiezan a ver cómo no mandarlo por correo sino que alguien lo vaya a buscar y en ese ínterin muere Freire.
Hace poco, el hijo de Freire se junta con una copia certificada del original y la da al instituto Paulo Freire de Brasil, donde escribiendo te mandan la versión digital gratis del original de Pedagogía del oprimido. Y ahí vamos a ver, aunque está en portugués, cuántas cosas faltaron. Además tiene una introducción que es impecable. Yo a veces cuestiono cuando los maestros entregan un capítulo de Pedagogía del oprimido, mas vale entregá la introducción, porque te invita a leer el resto del libro, pero un capítulo es descuartizarlo.
Por supuesto que a esta idea de la educación bancaria, él le contrapone el conocimiento único con una metodología que es el diálogo de saberes, porque, como dice en Pedagogía del oprimido, el alumno no solamente ya sabe cosas sino que tiene una metodología de construcción y de transmisión de saberes y la escuela si la ignora, lo coloniza. ¿Qué tiene que hacer la escuela? construir condiciones para un diálogo de saberes, que la cultura del alumno pueda dialogar con la escuela y ahí, como la cultura es una opción, aportar a que ese alumno se pueda mover con fluidez en su cultura, sin necesidad de renunciar a ella y acceder a la cultura dominante. Porque, y este es otro concepto de Fanon, los oprimidos que no conocen la cultura dominante, no se pueden liberar. Porque la única manera de combatir a la cultura dominante es conocerla, vos no combatís lo que no conoces.
Bueno, todo este planteo lo va a retomar en varios escritos y va a seguir cambiando algunas cosas, porque es como él dice “mi cabeza piensa donde mis pies pisan”, para justificar un poco que, cuando está en África, en la experiencia de Guinea-Bisáu, una experiencia revolucionaria, el va a cambiar muchas cosas, no lo sustantivo pero le va a dar otro enfoque a su pensamiento pedagógico. Con todo, el alumno sigue estando en el centro del debate. La pedagogía es el instrumento fundamental de la educación y reniega contra la sobredeterminación que se hace de la pedagogía, hasta que al final en Pedagogía de la esperanza, hace todo una síntesis y prácticamente se cuestiona a él. Ahí hay un hecho interesante, él dice: cuando escribí Pedagogía del oprimido, era muy machista y me lo hicieron ver las mujeres norteamericanas que mi discurso era machista Al principio me ofusqué, después vi que sí, que tenían razón. Entonces, creo que toda la obra de Paulo Freire, con la infinidad de libros que escribió, va dejando un pensamiento, un legado de una concepción de la educación hecha desde el territorio, ya no son conceptos que vienen de Europa y entran acá a la escuela nuestra que es una escuela añejamente urbana, eurocéntrica, etnocentrista y patriarcal. El contrapone otra escuela que, surgiendo desde la realidad, puede construir el mundo.
Hay algo que me preocupa que está muy vigente, Freire tiene un estilo de escritura muy poético, a veces repite las frases, repite conceptos varias veces y lo remata con una frase potentísima. Por ejemplo, nosotros teníamos una que nos gustaba mucho: «si la educación no es popular el sueño del oprimido es convertirse en opresor » -eso deberíamos pensar cuando hablamos de Milei. Por ahí viene el fenómeno Milei- y esto hizo que nosotros, malos lectores de Freire, porque nos llegaba mal, llegaban manuscritos o apuntes, artículos escritos por otros, nos agarrábamos de esta frase contundente y nos llenábamos los bolsillos. Y las usábamos para ganar la discusión, pero era una muy mala lectura porque no comprendíamos todo el proceso de pensamiento y elaboración que había detrás de esa frase potente. Yo siempre digo que me alfabeticé en Freire durante la CREAR (Campaña de Reactivación Educativa de Adultos, 1973-74). Nos dieron una capacitación y ahí es donde lo conocí más a Freire, fue en el ’73 en el gobierno de Cámpora.
A mí me preocupa además, que hoy hasta Google le rinde homenaje a Freire, todo el mundo cita y recita a Paulo Freire, como una manera de no comprometerse con sus ideas. Obviamente que Freire no conoció todo este desarrollo tecnológico pero creo que Freire es una manera de ir a ese legado pedagógico para interpelar el presente y poder construir el futuro. Porque ahora se habla mucho del cambio curricular y todo esos maquillajes si no ponemos realmente al alumno en el centro del proceso de aprendizaje no tienen sentido.
¿Pero eso no está relacionado con que no hay un proyecto político colectivo que piense la educación en ese sentido?
La educación es una variable dependiente del proyecto político pero también es interviniente, por ejemplo el caso de la experiencia con la escuela de Uncal [1]. Ahí hubo un proceso de la comunidad que obligó al gobierno a hacer algo que no le interesaba.
Está bien. Es un proceso interviniente pero los docentes estamos formados en esta cultura y en esta escuela ¿cómo hacemos para ser factores de cambio?
Pero cuando el docente cierra la puerta del aula, hay experiencias muy interesantes muchas y muy buenas. El docente cierra la puerta del aula y es Gardel ahí adentro, puede iniciar un proceso distinto, de reconocimiento de la cultura del alumno, nadie le va a hacer un sumario por eso. Hasta hace poco enseñaban la “conquista del desierto” como una gesta épica porque lo pedía el programa. Cuando lo empezaron a enseñar de otra manera nadie les hizo un sumario. Tiran la bronca 4 nacionalistas con z porque la escuela tiene 3 banderas, porque ponen la bandera mapuche, pero no pasó nada. El docente debiera comprender, siguiendo a Paulo Freire, que el currículum es su herramienta de trabajo. No tiene que esperar que se la hagan otros, la tiene que hacer él, con sus alumnos, con la comunidad, con la realidad y entonces cuando hace eso es un trabajador de la educación, sino no es un docente, está renunciando paulatinamente al rol docente para transformarse en un funcionario administrativo que distribuye cosas que decidan otros.
Ese es el debate que va a plantear Freire. Por eso Freire pone en el centro la pedagogía, ponerla al centro del debate, porque es la ciencia que le a sentido a mi práctica, la que construye mi identidad y me da herramientas, donde la didáctica juega un rol fundamental, la psicología también pero sin pedagogía no hay educación. Yo creo que hace ruido también, desde hace mucho tiempo como discurso tranquilizador decir que la educación es una variable dependiente del sistema político. Yo digo que es también interviniente, por partes iguales, porque cuando vos hagas un proyecto político distinto seguramente va a haber resistencias. Siempre hay gente que va a resistir, cómo se resistió la Ley Federal de Educación, acá en Neuquén, por ejemplo. Todo el país con la Ley federal, nadie resistía, todo el mundo decía la ley tiene cosas buenas y cosas malas; Neuquén fue la única que resistió y la Ley Federal era el proyecto político de país que se venía. Bueno, esa resistencia llegó un momento que prendió e intervino y así Neuquén fue la única provincia donde no se aplicó la Ley Federal. Y el próximo gobierno no la aplicó en todo el país. Entonces para mí no tenemos que quedarnos en ese concepto de que es variable dependiente solamente.
Yo tengo que estar comprometido en enseñar cómo funciona el mundo y para eso tengo que enseñar las relaciones de poder que se dan en el mundo. Sin decir después voten a fulano o voten a Mengano. Creo que ese es el déficit del docente hoy, incluso del docente con mayor nivel de conciencia que está sindicalizado, que está organizado y terminan solamente peleando por la cuestión salarial y no por sus condiciones de trabajo. No pelean por la libertad de cátedra, que tendrían que tener tanto como tiene la Universidad, porque el trabajo mío preexiste al universitario entonces poner libertad de cátedra y autonomía académica en la cúspide del sistema donde llegan pocos…ah bien, democraticemos todo.
Pero la despolitización social hace muchas veces que quienes deberían ser sujetos de ese cambio estén igual de despolitizados como las comunidades en las que se insertan. Ahí cómo hacemos?
Es cierto que la escuela se fue resignando a su rol de administradora de los valores de la clase dominante. Fue resignando su rol en el espacio en disputa y contribuyó a despolitizar la sociedad. Muchas veces, para los docentes es más tranquilizador aplicar el currículum que les mandan desde el ministerio que pensar cómo enseñarle al chico a interpretar el mundo y generar un proceso de diálogo, que no es la charla de café. En el diálogo educativo se disputan sentidos, modos, lenguajes, miradas y concepciones del mundo, se disputa una ética.
Pero para que haya diálogo en serio no tiene que haber colonización, imposición. Pasa con los maestros que tienen alumnos evangélicos y se asustan, se agarran la cabeza. ¡¡Que sea evangélico!! Yo en la escuela tengo que enseñar que hay muchas religiones, tal vez le tengo que enseñar que las religiones estuvieron atadas al poder y que la religión evangélica es la que creó el capitalismo porque el catolicismo no le servía. Y para eso tenés que fundamentar y argumentar y estudiar. No puedo entregar un capítulo de Pedagogía del oprimido y con eso sacar chapa de progresista y de freireano. Yo tengo que trabajar sobre la premisa que las consideraciones del sujeto que aprende son el punto de partida y de llegada de cualquier proceso pedagógico.
El chico viene con un nivel de politización hoy que a veces el maestro se la asfixia, porque viene con su planificación. El maestro debería prepararse para manejar los acontecimientos que se dan en el aula a través de los cuales la vida se hace presente. Yo tengo una anécdota mía, del campo. Mi viejo o mi vieja me llevaban a la escuela en Sulky, en tractor a veces íbamos, parados en el enganche de atrás y agarrados al asiento (un riesgo era, porque si nos resbalábamos…). Yo me había criado con un perro, ese perro era mi amigo, mi juguete. Mi vieja no me dejaba salir del campo sin el perro, entonces cuando yo me iba a la escuela lo encerraban en un galpón para que no nos siguiera.
Cuando yo me preparaba para ir a la escuela el perro se ponía adelante del Sulky, entonces el viejo lo cazaba y lo mandaba al galpón y cerraba la puerta del galpón.
Un día yo estaba en la escuela, en verano, ladridos, corridas, todos miramos para la puerta y ahí veo a mi perro que miraba para todos lados y olfateaba, hasta que me encuentra y corre, me ladra, me salta (los chicos gritaban, la maestra también). Llega, me lengüetea y yo tratando de calmarlo porque estaba enloquecido.
La maestra me grita ¡afuera el perro! y yo le digo que no se va a quedar afuera pero me obliga a sacarlo, le digo que va a romper la puerta y me dice que lo haga igual y ¡claro! el perro arañaba la puerta, así que la maestra me sacó afuera con el perro.
Me fui afuera y -apenas me senté en el mástil- él se echó al lado mío y se durmió, estaba cansadísimo. El nunca había estado en el pueblo, había llegado olfateando, imaginate, estaba agotado. Suena la campana. Recreo. Todos los chicos al patio. El perro chocho, todos querían tocarlo, jugaban con el perro. Vino la maestra y me mandó al patio de tierra, que era un patio donde se hacía Huerta, ahí no había recreo. Ahí estaba yo con el perro. Porque no me podía ir al campo, no me podía ir a mi casa. Viene la portera, qué era campesina y me dice: ¿qué te pasó? Y yo le pregunto ¿por qué no me deja entrar (la maestra) a la escuela con el perro sí está limpio y es manso? Es un ovejero, si me deja entrar con él a la escuela se va a echar al lado mío y no va hacer nada. Va la portera a hablar y la maestra aceptó pero me dejó al fondo con el perro y corrió a todos los chicos con sus bancos hacia adelante. Mucho tiempo después me di cuenta qué oportunidad perdió esa mujer para rescatar este perro, convertirlo en objeto de estudio, los chicos nunca habían tocado un animal, no sabían cómo había llegado al pueblo, cómo me encontró. Sin embargo no, la escuela mandaba que los animales en el aula no, que para eso están las láminas.
Esto fue lo que Freire viene a meter en crisis. Por eso lo negaron, lo censuraron, quemaron sus libros. Usar a Freire era condenado porque la escuela se protegía con represión. Todos los sistemas autoritarios lo censuraron. Pero también molestó a los docentes porque Freire los venía a desapoltronar de ese rol de echarle la culpa al sistema. Y de esa idea de que no va a haber otra escuela mientras no haya una revolución, y no, donde hubo revoluciones en la escuela hubo cambios antes ¡eh!, como parte del proceso.
Freire debe haber pasado 12 años exiliado y cuando volvió todavía seguía interdicto en varios departamentos de Brasil, recién después de muerto lo admitieron totalmente. No pudo volver a dar clases porque seguía con un decreto que lo consideraba persona no grata. Recién cuando muere, con el gobierno de Lula, hay una reconciliación con su obra. Y la última estrategia de la derecha es hacerlo digerible, ahora todo el mundo cita a Paulo Freire, hasta Google, porque aparentemente el viejo ya no molesta.
Yo creo que un error o una asignatura pendiente de los que nos formamos con Freire es no dejar que lo vacíen de contenido, es sostener que es un sujeto histórico que dejó un legado que puede ser potentísimo para pensar otra escuela hoy. Porque las cuestiones fundamentales que Freire trabajó siguen existiendo: la educación bancaria, la invisibilización del alumno…
¿Qué es la educación bancaria?
Freire dice que la escuela se comporta como un banco donde vas con un cheque y el cajero te entrega dinero. El chico va a la escuela y la maestra le entrega saberes. En una relación totalmente asimétrica en la que no importa la cultura del chico, los saberes o su deseo. Varias veces discutimos: ¿por qué si todos los deseos satisfechos generan placer, nuestra escuela no es placentera? Es que el deseo está puesto al bando en esta sociedad. Solamente los psicólogos hablan del deseo y desde un punto de vista sexual solamente. Bueno, en la escuela hay que entender por qué en la educación sexual que se da no está el deseo. Es importante lo que se está haciend,o pero no va a ser completo hasta que no instalemos el deseo. Además esto se lleva a las patadas con las prácticas de motivación. El deseo no se motiva. El deseo es hasta irracional Pero mueve a la persona.
Si tuvieras que criticarle algo a Freire: ¿qué sería?
Yo creo que hay que entenderlo. Hizo lo que pudo en condiciones de desarraigo e hizo mucho más que algunos que se venden como los grandes pedagogos y que hoy utilizan a Freire. Creo que Freire es uno de los padres fundadores de todo lo que es la educación latinoamericana, fue continuador de lo que hicieron otros. Yo la crítica se la haría a los freireanos, a los que ignoran la presencia de otros pedagogos en el discurso de Freire, como Martí, como Simón Rodríguez o Frantz Fanon o Luckács más allá de América Latina o como Gramsci, que Freire lo va a tomar y todo el mundo saca las citas. Porque así le sacan la rebeldía a Freire. Y él era un tipo rebelde y molesto, muy molesto. Molestaba a aquellos que hoy son apasionados de Freire ahora que el viejo no jode mas… yo no me animo a criticar a Freire hasta que semos capaces de poner en práctica las cosas que él puso en práctica. Mirá: Freire viene a Brasil y su amiga es intendenta de San Pablo y le pide ayuda y se pone a trabajar y le propone ser ministro de educación de ese Estado y él acepta. ¿Vos crees que alguno de estos pedagogos, algunos de estos pseudo próceres, iba a aceptar hipotecar todo su prestigio dedicándose a administrar unas escuelas todas destruidas? El viejo acepta y visita las escuelas y habla con los docentes y no hace tan mal papel. Es un tipo que fue muy humilde en ese sentido y la critica siempre le llegó tarde porque él ya se la había hecho. Cuando le dijeron que era contradictorio dijo “sí, sí y orgulloso de mis contradicciones”, sin contradicciones vos no crecés; sale a reivindicar el conflicto como situación necesaria para el aprendizaje.
Una de las criticas se las hace la academia comparándolo con Gramsci, diciendo que ninguno de ellos tenia una obra completa terminada. El tano escribía en cana y por morirse, cómo le puedo pedir una obra con todo. Y encima cuando la sacó, el partido (comunista) lo censuró. Se lo ”tituló”, dicen ellos ¡ma qué titular! Entonces hay veces que desde sectores del retro progresismo se lo cuestiona a Freire pero no veo que sean críticas sustantivas. Creo que tenemos que preocuparnos por ponerlas a actuar esas ideas.
Hoy, con todas las desigualdades que hay entre países y entre clases: ¿Freire se puede aplicar en todos esos niveles? y ¿cuál sería el cruce con las nuevas tecnologías?
Si vos ponés al alumno como punto de partida e iniciás un proceso de diálogo con conocimientos que no sean compartimentos estancos, pueden resultar apasionantes los procesos que se van a encontrar. Porque esta cultura dominada tiene estrategias de supervivencia, construye saberes potentes pero que la escuela niega y no reconoce; y a veces más que los que tienen todas las condiciones, pero si no tienen todos los artefactos no saben cruzar la calle. Yo creo que sí, pero para eso hay que cambiar la escuela. Esta escuela no, esta escuela va a agudizar las desigualdades y va a convertir las diferencias en desigualdades, que es lo más grave. Se puede, si se deja de pensar en el conocimiento como compartimentos estancos. Una critica a la academia es que el conocimiento es una sumatoria de saberes, contradictoria y conflictiva, no es una epistemologia y blabla. Son saberes, que hoy son científicos y mañana no lo son. Pero tienen el certificado de cientificidad y dicen esto no es científico. Algunas cosas son lo más científico que tenemos hoy y mañana dejan de serlo. Ahora las tecnologías son convergentes, para crear un mundo artificial. Hoy con todo eso no podemos seguir con la escuela de la cadena de montaje. El currículum es el paradigma de la revolución industrial: la evaluación, el tiempo, todos los elementos de la cadena de montaje tiene. ¿Hoy? si no hay esa cadena de montaje. Seguimos creando trabajadores que no van a conseguir trabajo. Y mientras tanto hay pibes que con una computadora programan y te ganan 400 mil pesos por mes porque se meten en las ATECH.
Creo que el paradigma ese de la escuela marginada y la del centro se sostiene con la escuela tradicional. Hay que construir otra escuela pero esa construcción no pasa por un cambio curricular, es un cambio pedagógico el que se necesita. El pibe del oeste nunca va a acceder a la conectividad de un pibe del centro. Si yo en lugar de poner el peso en la conectividad lo pongo en los saberes que trae cada alumno y en la metodología de construcción de esos saberes previos que pueden ser objeto de estudio, vamos a ver qué sabe el pibe del centro (se ríe), no quiero hacer una visión romántica de la pobreza, pero un pibe que tiene que sobrevivir en la calle construye saberes que después la escuela ignora, cuando no condena.
[1] Esta experiencia está narrada en el libro Un maestro, de Guillermo Saccomanno.
Fuente de la información e imagen: https://www.laizquierdadiario.mx