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Humanitarian Emergencies

Este trabajo de la Unicef, desarrolla un guía para el entendimiento y
abordaje de situaciones de desastres y crisis humanitarias, en función de
proteger a la población mas vulnerable como son los niños. Esto a través de
líneas transversales curriculares, en niveles de educación inicial.

Humanitarian crises, either in the form of natural disasters like floods
and earthquakes, or complex human-induced situations like armed conflicts
and industrial accidents, illustrate the full spectrum between human
suffering and human resilience.

When the earth violently shakes leaving dust where homes and buildings once
stood or when long simmering tensions overflow into devastating armed
conflict – lives are changed forever.

Teachers are challenged to convey the hardship and complexity associated
with humanitarian emergencies to their students. These elementary and
secondary educational resources support teachers’ efforts with
age-appropriate activities that encourage students to explore their
reactions to these crises, develop empathy and understanding, and see
themselves as global citizens with an ability to act. Students are moved
along this continuum towards action in order to complete learning, develop
their global citizenship skills and inspire a continued desire to learn
about the world around them.

Fuente: www.unicef.ca/en/our-work/article/humanitarian-emergencies

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Gobierno de Japón decreta abolir carreras de humanidades de las Universidades

Japón/05 marzo 2016/Autor: Alejandro Martínez Gallardo/ Fuente: http://pijamasurf.com/

POLÉMICA MEDIDA DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓN JAPONÉS BUSCA ELIMINAR CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES PARA RESPONDER A NECESIDADES PUNTUALES DE LA SOCIEDAD

En la genial película de Jean Luc Godard, Alphaville, una sociedad tecnócrata ha abolido todas las artes, persigue a los poetas e incluso ha llegado a editar el lenguaje, aboliendo palabras que expresan emociones como el amor. Se trata de una especie de Matrix low-fi, gobernada por los algoritmos, por la exactitud de la ciencia y por la visión hiper-utilitaria y deshumanizada que Godard ya apreciaba en el modelo económico industrial. No puedo dejar de ver un viso de esta distopia en las medidas tomadas por el Ministerio de Educación en Japón, que recientemente ha ordenado a diversas universidades la clausura de las humanidades y las ciencias sociales, con el fin de «servir áreas que mejor responden a la necesidades de la sociedad». Aparentemente el gobierno japonés cree que la sociedad solamente necesita crear máquinas y ganar dinero.

 

 Según informa el sitio Times Higher Education, de las 60 universidades nacionales que ofrecen cursos en estas disciplinas, 26 habían confirmado que cerrarían estas facultades o que disminuirían la presencia de las humanidades y las ciencias sociales. Algunas universidades como la de Tokio y la Kioto se han negado a cumplir con esta petición gubernamental. Actualmente la medida se encuentra enfrascada en una  ola de protestas que han detenido la implementación de esta intención ejecutiva.

El gobierno japonés ha defendido su propuesta, la cual ha sido calificada de un regreso al militarismo, diciendo que es parte de un plan de austeridad general, teniendo en cuenta que muchas instituciones están operando a la mitad de su capacidad. Sin embargo, la medida claramente parece estar alineada con el llamado del primer ministro Shinzo Abe a proveer «una vocación educativa más práctica que anticipe las necesidades de la sociedad». Evidentemente, se cree que las humanidades y las ciencias sociales son prescindibles y no así las carreras científico técnicas.

Aunque no en el mismo tenor casi dictatorial, esta situación también existe en las universidades en países occidentales. El profesor Terry Eagleton hace unos meses denunciaba los efectos de la mentalidad neoliberal que había colmado las universidades británicas, haciendo que éstas operen como grandes corporaciones. Eagleton explicaba que «el modelo económico dominante está ligado a una política tecnócrata, y por lo tanto las «humanidades son las que más están siendo orilladas». Se distribuyen fondos y becas en las universidades para la ciencia, la medicina y la ingeniería, pero «se ha dejado de entregar recursos significativos a las artes. No es disparatado cuestionarse si departamentos enteros de humanidades desaparecerán en los años siguientes. Si los departamentos de inglés sobreviven, tal vez sea sólo para enseñarles a los estudiantes de administración de empresas cómo usar el punto y coma», dice irónicamente Eagleton (dando una pista de algo que también podríamos perder: el humor crítico del humanista).

En esta tendencia puede verse como el dogmatismo del paradigma científico y de la vida humana sometida a los imperativos de la economía se vuelven una especie de policía del pensamiento, una intolerancia al aspecto cualitativo de la realidad, el cual se quiere someter al yugo exacto de la cantidad y el usufructo.  Se defiende a la ciencia como una forma de conocimiento superior, que trasciende la opinión y la emotividad del arte, creando un frío reino llamado a conquistar la naturaleza ( y en el curso de encontrar sus secretos saquearla). Si esta ideología germina y se cataliza en otros lugares podríamos estar asistiendo a los albores de una de las pesadillas de Philip K. Dick, un mundo tecno-totalitario, de una visión única que excluye toda diversidad de opinión, encaramado en un fanatismo secular: seguros avanzando hacia el crecimiento infinito de la economía y al anquilosamiento del alma, una vida precisa y predecible mas sin significado.

Fuente de la Noticia: 

http://pijamasurf.com/2016/03/gobierno-de-japon-decreta-abolir-carreras-de-humanidades-de-las-universidades/

Fuente de la imagen y relacionada:

https://actualidad.rt.com/sociedad/186674-japon-gobierno-propone-cerrar-facultades-humanidades

Información de la foto:

Japón: El Gobierno propone cerrar las facultades de humanidades en sus universidades / Reuters / Reuters

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Ecoeducación Contrahegemónica

   Al hablar de educación ambiental nos quedamos cortos. Porque ya no es suficiente celebrar el día del árbol y luego dejar que la planta se seque o celebrar el día de la alimentación y luego salir a comer comida chatarra. El detalle es que el asunto del cambio climático va mucho más allá de nosotros y si bien es cierto que debemos cuidar nuestro entorno y nuestro medio interno, esto no es suficiente. En otras palabras, por más papelitos que evitemos lanzar a la calle, no evitaremos el derretimiento de los polos y el calentamiento global. El fenómeno climático del Niño que hoy día nos afecta en Venezuela con una gran sequía, no es responsabilidad primaria de los venezolanos. Lo es, de los mal llamados países desarrollados. Y si bien nosotros hacemos un gran esfuerzo por preservar nuestros recursos y administrarlos eficientemente, aún convirtiéndonos todos los venezolanos en superecologistas, no salvaremos al planeta si los países que más contaminan no cambian sus prácticas de consumo y de producción. Al final de esto no bastará decir; pero yo si me porté bien, yo hice lo correcto.

El afán depredador y egoísta del capitalismo no se detiene ni se detendrá porque nosotros reciclemos únicamente. Ellos acaban de firmar un acuerdo de reducción de emisiones de gas invernadero. Las preguntas son: ¿Lo harán realmente? Y si lo hacen ¿Será suficiente? Y ¿Lo harán a tiempo para salvar al planeta? No podemos ser más ingenuos, porque si seguimos así creyendo que sólo cuidando la matica salvaremos al planeta lo que más haremos será cuidarle la matica al enemigo que luego vendrá a quitárnosla.

Pero aparte de esto es importante decir que la matica se nos está secando, es decir; ese cuidado que acabamos de decir que no es suficiente para salvar al planeta, ni siquiera lo estamos haciendo bien. En consecuencia ni en lo local, lo regional, lo nacional ni en lo internacional estamos haciendo las cosas bien. Y es que los niveles de consciencia están aún muy bajos en la población. Acabo de escuchar a un señor decir que iba a dejar de fumar porque un cigarro cuesta ahora 70 bolívares y no que lo hacía porque éste da cáncer. Si no nos cuidamos a nosotros mismos ¿cómo haremos lo propio con el planeta? Tenemos una población que no come por vanidad o come demasiado por gula, que hace largas colas para adquirir productos que no necesitan en lo inmediato y que revenden a latos precios o que los acumulan por temor, generando todo un sistema de desabastecimiento, y si sumamos a esto el acaparamiento, la escases inducida y la corrupción de toda la población, veremos un grave problema ecourbano que afecta no sólo física sino síquicamente a la colectividad.

Desde el estrés hasta las patologías que éste puede inducir, observamos toda una dinámica de contaminación social que se propaga cual virus. Y es que nuestro comportamiento enfermizo genera por una parte las condiciones para que los virus y bacterias proliferen y por otra parte la gran industria de la enfermedad trabaja para inocularnos los gérmenes a los cuales luego ofrece sus antídotos milagrosos. La ciencia médica es y será desde esta perspectiva una oficina de promoción de medicamentos, los cuales no son más que los generadores de falsa sensaciones de mejoría.
Es más fácil fumar y luego culpar al cigarrillo por el cáncer, comer como loco y luego culpar a la comida, ser sedentario y luego lamentarse de las dolencias y su mala suerte, ser irreflexivo e iracundo y luego culpar al corazón y no saber trabajar con sus emociones. En fin somos tremendamente estúpidos y aún así creemos que vamos a salvar al planeta sembrando una matica que luego ni siquiera regamos. Eso de tener un hijo, escribir un libro y sembrar un árbol no es suficiente. Tal vez nunca lo fue, sobre todo si tomamos en cuenta que tal vez estemos haciendo el libro con el árbol que sembramos y el libro quizá trate sobre como consumir más.

Oscar Fernández Galindez Educador e Investigador

osfernandezve@hotmail.com

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La Educación de la Memoria: El Caso del Currículo Greco-Chipriota

Chipre/Universidad de Chipre y Universidad Europea de Chipre, 2010. Edición: Enero, 2016 /Autores: Miranda Christou y Stavroula Philippou/ Traducción: José María Pérez Agote.

La Memoria Colectiva Educada y el “Yo No Olvido” Chipriota

Educando la Memoria Colectiva

El material curricular que corresponde con el objetivo del lema “Yo no olvido” se usa en el contexto de muchas materias escolares y no se adscribe a ningún curso en particular. Los educadores aprovechan cualquier oportunidad para sacar a colación el problema de la ocupación, bien a través del tema de /Arbor Week /–en referencia a los recursos naturales de la parte ocupada–, bien a través de /Easter Week /(Semana de Pascua) –la ocupación de Chipre comparada con la pasión y crucifixión de Cristo–. El lema “yo no olvido” aparece como objetivo primordial al comienzo de cada curso académico y permea todos los aspectos del curriculum al actuar como un asunto cultural actual que afecta la vida de todos los greco-chipriotas en lugar de hacerlo como un lejano suceso histórico. Todas las circulares del Ministerio de Educación y Cultura que se leen habitualmente a los escolares hacen alusión directa al año 1974. Por ejemplo, en el discurso inaugural del curso en septiembre de 2006 el ministro se dirigía a estudiantes y docentes en estos términos: “En las difíciles condiciones del mundo en este siglo XXI, nuestra tierra libra su propia batalla para lograr, de forma pacífica, la liberación de las tierras ocupadas que, durante más de 32 años, han estado bajo la dominación del Atila turco (el ejército turco)”. También en 2008 el ministro hacía alusiones semejantes: “Desafortunadamente, el comienzo de este nuevo curso encuentra a Chipre aun dividida por la ocupación. Esperemos éste sea el último”.

Finalmente, tanto los concursos de redacción como las exposiciones de arte convocan regularmente a los estudiantes a narrar e ilustrar los padecimientos de 1974: los escolares escriben sobre la belleza de los pueblos ocupados y el dolor de los refugiados; dibujan paisajes pintorescos de zonas que nunca han visitado y retratan el sufrimiento de las madres de desaparecidos. De estos datos surgen dos temas en relación a la cuestión inicial sobre la memoria colectiva y sus contenidos. El primero es el tema de la memoria colectiva como exploración geográfica de áreas ocupadas. El material del “Yo no olvido” se presenta frecuentemente como topografía, centrándose en las zonas de ocupación como paisaje inexplorado. El material del libro se organiza por áreas geográficas, resaltando el carácter único de cada uno de los pueblos y ciudades ocupadas. También es interesante resaltar cómo las fotografías que se incluyen sobre la zona ocupada datan de comienzos de los 70 y generalmente presentan paisajes pintorescos sin presencia humana. Esta identificación de la memoria colectiva con la geografía de la zona ocupada también tiene su reflejo en trabajos escolares diseñados en el contexto de este objetivo curricular: por ejemplo, una redacción sobre la belleza de Kyrenia o las tradiciones de Lysi (ambas áreas ocupadas). El énfasis puesto en la dimensión geográfica de las áreas ocupadas refleja la idea de que un ciudadano de Chipre lo es de toda la isla, especialmente aquellos ciudadanos que comparten una afinidad por estos territorios. A los estudiantes se les educa para “recordar” estas zonas tal y cómo miles de refugiados las dejaron atrás en 1974 y se les motiva para que las asocien con el deseo del retorno. Por ejemplo, muchas redacciones y poemas incluyen conversaciones en las que un niño pregunta a qué se debe la tristeza del abuelo y comienza un diálogo sobre el dolor de la pérdida de las personas queridas y de la vida lejos del hogar.

Las zonas ocupadas se representan como las áreas más bellas de la isla, y los refugiados relatan sus vidas anteriores a 1974 como idealizaciones en su sencillo y bello paraíso (Véanse Zetter, 1994, 1999; Dikomitis 2004; Loizos, 1981). En la introducción del libro (D5-6 “Yo no olvido y lucho”) el director de la Educación Primaria escribía: “Nuestros hijos, que (…) no pueden visitar nuestra tierra esclavizada porque los ocupadores han levantado alambradas y dividido nuestra patria, pueden sin embargo, a través de estas redacciones y poesías, viajar mentalmente por los idílicos paisajes y la belleza de nuestra tierra.”

El segundo tema que surge del material “Yo no olvido” es el acento en las tradiciones de Chipre a través de la memoria de las zonas ocupadas. Muchas de las redacciones presentadas en el libro “Yo no olvido” incluyen información sobre tradiciones en los pueblos y aldeas que ya no se practican hoy en día. Por ejemplo, el libro de educación secundaria (D7-9) incluye rimas populares cantadas por agricultores cuando los campos de trigo tenían que ser recolectados a mano, juegos a los que los niños solían jugar y técnicas de tejer artesanales. Todas estas historias no se presentan solo como tradiciones, sino como tradiciones que tienen su raíz en las zonas ocupadas y que, por tanto, han de ser preservadas junto con la memoria de la tierra perdida. Además, y más allá de la información proporcionada sobre los pueblos ocupados y las tradiciones del pasado, el curriculum “Yo no olvido” tiene una dimensión marcadamente emocional, al centrarse en el sufrimiento provocado por la invasión turca de 1974. Por ejemplo, los retratos presentados en el libro “Yo entiendo, lucho y no olvido” (D1-2), escrito para niños de entre 6 y 7 años, presentan a adultos a menudo llorando o muy tristes y sólo los presentan alegres cuando aparecen habitando aquellos pueblos que ahora están ocupados; y de esta misma manera también representan a niños que en su tristeza conectan con el sufrimiento adulto.

El lema “Yo no olvido” no es solamente, por tanto, una llamada al recuerdo de las zonas ocupadas sino también a identificarse con aquellos que han perdido seres queridos o han tenido que abandonar su hogar. Ser un buen Ciudadano equivale a comprometerse en la lucha por el recuerdo del desastre de 1974 y a mantener vivo el deseo de retorno a la tierra ocupada. En este sentido, el objetivo curricular del “Yo no olvido”  es una forma de educación afectiva para la ciudadanía en la que el trauma de 1974 define al “buen chipriota” como el ciudadano que no olvida y que cree que un día “nosotros” podremos regresar a esta parte de la isla.

Comentario del editor: El siguiente aparte “Educando la Memoria”, es un fragmento del artículo “La Educación de la Memoria en la Formación del Ciudadano: El Caso del Curriculum Greco-Chipriota”, escrito por Miranda Christou y Stavroula Philippou en el 2010 y traducido al español por José Pérez Agote. Artículo que en esencia recoge un programa educativo desarrollado en Chipre, vigorizando el rescate de la memoria histórica como soporte para la formación de la ciudadanía chipriota, partiendo de No Olvidar lo que fue la invasión turca. Programa intitulado “YO NO OLVIDO” basado en una serie de libros, al estilo de lo que en Venezuela se ha denominado la “Colección Bicentenario”. Los libros “Yo No Olvido” son utilizados en diferentes niveles de la educación en Chipre. Estos libros de Miranda y Stravroula, ambos personal docente de la universidad de Chipre, los explican y analizan. Para mayor información pueden leer el artículo completo en el link al final anotado y pueden contactar a Miranda y Stravroula a través de: (miranda.christou@ucy.ac.cy), (s.philippou@ucy.ac.cy). Nos conduce a preguntarnos, en el resto del continente europeo y en el mundo, ¿dónde están los Yo no Olvido en el currículo que administramos?, ¿cómo rescatar la memoria histórica en los contenidos / procesos educativos y su adecuación en los distintos niveles?

Fuentes: Revista: Política y Sociedad, 2010, Vol. 47 Núm. 2: 121-132

https://revistas.ucm.es/index.php/POSO/article/download/…/21620

Editor: Alí Marcano. Coord. CNIE-Estado Sucre (Venezuela). Zapatero y Campesino devenido en Profesor de Historia (Jubilado MPPE). TSU en RR.II, Especialista en Andragogía, MSc. en Geohistoria, Doctorante en Cs. de la Educación (en desarrollo de tesis). Docente contratado nivel Postgrado UPEL-IPMALA.

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