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Jóvenes de 32 países del mundo manifiestan solidaridad con Venezuela.

América del sur/Venezuela/Junio 2016/Autor y Fuente:http://www.minci.gob.ve/

Una declaración de solidaridad con Venezuela y de repudio en contra de la embestida imperiales que han tomado como blanco a la Revolución Bolivariana, el Gobierno del presidente Nicolás Maduro y al pueblo venezolano, fue aprobado en la primera reunión preparatoria internacional del 19º Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, en Caracas.

El texto, suscrito por 65 jóvenes revolucionarios de 32 países, fue leído por el secretario de relaciones internacionales de la Unión de Jóvenes Comunista de España, Jorge Gregor, durante el acto de abanderamiento de la Comisión Preparatoria de Venezuela, de cara al referido festival que se celebrará en Rusia el año entrante.

Desde el mismo nacimiento de la Revolución Bolivariana, en 1999 –cuyos cimientos se fundamentan sobre la reivindicación de las luchas sociales y la erradicación de toda forma de exclusión, lo cual signó las políticas de gobiernos arrodillados a los intereses imperiales– Venezuela y su pueblo se convirtieron en blanco de ataque y de agresión por parte de los poderes imperiales, a los que se les han sumado sectores de la extrema derecha criolla.

A continuación declaración íntegra:

Los 65 jóvenes de 32 países reunidos en Caracas del 3 al 8 de junio de 2016, con motivo a la primera reunión preparatoria internacional del 19º Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes,

Consideramos:

Que el pueblo venezolano es víctima de una agresiva ofensiva de parte de las potencias imperialistas, que buscan por medio de la derrota del Gobierno del Presidente Nicolás Maduro, hacerse de los importantes recursos energéticos y minerales que posee el país, además de avanzar aceleradamente en la recomposición de sus tejidos de dominación en la región y cuya acción más clara ha sido la consumación del golpe de Estado contra Brasil.

Que el proyecto bolivariano con sus indiscutibles avances en materia de inclusión social, masificación educativa, deportiva y cultura, es un referente para los pueblos del mundo que luchan contra la explotación.

Declaramos:

Nuestro rechazo al papel que históricamente ha cumplido la Organización de Estados Americanos (OEA) en América Latina y el Caribe, con el respaldo a golpes de Estados y de dictaduras sangrientas, y que hoy intenta volver a esos pueblos, interviniendo en los asuntos internos de Venezuela para aislar al Gobierno bolivariano y, así, declarar a Venezuela como un Estado fallido, abriendo cauce a un clima favorable para un intervención extranjera y a un golpe de Estado en el país.

Denunciamos la arremetida de los monopolios internacionales de la comunicación y de la información del mundo para presentar al Gobierno Bolivariano como un Estado violador de los Derechos Humanos, todo esto impulsado por los partidos y fuerzas políticas subordinadas al imperialismo norteamericano y europeo, que intenta ocultar la situación de exclusión, miseria y pobreza en la que se encontraba sumido el pueblo venezolano ante del triunfo de las fuerzas populares y revolucionarias en 1998.

Condenamos el financiamiento, adiestramiento y promoción de grupos neofascistas y mercenarios que han tratado de propagar una escalada de violencia injustificada en el país, y que en 2014 dejaron más de 40 víctimas e incalculables destrozos en universidades y en otros espacios públicos.

Repudiamos categóricamente los asesinatos selectivos de dirigentes revolucionarios venezolanos con el fin de infundir terror en las filas del movimiento popular y en la juventud venezolana, para desmovilizarla y disminuir sus niveles de combatividad.

Exigimos al Gobierno de Estados Unidos que derogue el decreto infame e intervencionista que declara a la República Bolivariana de Venezuela como “una amenaza inusual y extraordinaria” a sus intereses y que sirve de base a todo un plan conspirativo en desarrollo.

Demandamos el respeto al derecho del pueblo venezolano a ejercer su soberanía y autodeterminación sin intervenciones ni presiones de ningún tipo.

Manifestamos nuestro apoyo a las fuerzas populares que hoy luchan por la profundización revolucionaria del proceso de cambio en Venezuela, para hacer posible para preservación y consolidación de sus conquista.

Las fuerzas democráticas, antiimperialista y progresistas del mundo nos comprometemos a continuar impulsando un poderoso movimiento de solidaridad con Venezuela, que haga frente a la intensificación de la grosera ofensiva contra el pueblo y el proceso bolivariano.

El pueblo y la juventud venezolana cuentan con el apoyo de la juventud y de los estudiantes del mundo; no tengamos duda de que con la fuerza de la solidaridad mundial el pueblo venezolano saldrá nuevamente victorioso frente a las pretensiones imperialistas.

Por la paz, la solidaridad y la justicia social luchamos contra el imperialismo.

Fuente: http://www.minci.gob.ve/2016/06/jovenes-de-32-paises-del-mundo-manifiestan-solidaridad-con-venezuela/

Imagen: http://wpeditor.rnv.gob.ve/app/uploads/2016/06/CkTZwZVWYAAXGoc-300×200.jpg

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La escuela, herramienta privilegiada para formar en valores democráticos

Los chicos no aprenden sólo de los textos y las clases sino principalmente de lo que transmiten nuestras conductas. La escuela es una institución responsable de transmitir saberes y valores.

Dibujo: Chachi Verona
Años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, el filósofo alemán Theodor Adorno afirmó que el objetivo principal que se debía plantear la educación en el mundo era evitar que Auschwitz se repitiera. Retomando esta idea de Adorno, a 40 años del último golpe cívico militar en la Argentina, es posible plantear que el objetivo central de la escuela argentina debe ser educar niños, jóvenes y adultos formados con valores que impidan que se vuelva a instalar el terrorismo de Estado a partir de la interrupción de la institucionalidad democrática. Ello implica que, sin lugar a dudas, la escuela debe transmitir conocimientos y saberes que permitan a sus egresados incorporarse al mundo del trabajo y a la continuidad de los estudios. Pero que su fundamento principal es formar hombres y mujeres que sean profundamente respetuosos de los derechos humanos y de la convivencia democrática. La escuela es la institución responsable de trasmitir los saberes y valores que cada sociedad y generación deciden legar a las generaciones futuras. En la definición de qué es lo que se transmite a partir del accionar pedagógico, se puede percibir claramente cuáles son los valores en torno a los que se pretende construir el orden social. Por ello construir una sociedad democrática, especialmente después de la dramática situación que vivió la Argentina durante la dictadura, exige de una escuela que coloque en el centro de su preocupación el respeto por los derechos humanos, la paz, la convivencia, la diversidad, la participación y el pluralismo.

Con esta concepción, el gobierno de Raúl Alfonsín, que asumió el 10 de diciembre de 1983, rápidamente emprendió una profunda revisión de los contenidos escolares prescritos por la dictadura. También trabajó fuertemente en la modificación de las reglamentaciones autoritarias que regulaban el funcionamiento de las instituciones educativas. Si bien el cambio en los diseños curriculares se puede implementar con relativa rapidez, la llegada de los nuevos contenidos a las aulas es un proceso de mediano plazo porque está mediatizada, entre otros factores, por la edición de nuevos libros y la capacitación docente en los valores y saberes a transmitir. Respecto del funcionamiento democrático de las instituciones educativas, se trata de un proceso aún más extendido en el tiempo. No se trata únicamente de cambiar las reglamentaciones. Es necesario un cambio muy profundo en la cultura escolar, que estaba muy marcada por la impronta autoritaria de la dictadura. Como todos sabemos, el cambio de las actitudes de las personas es un proceso mucho más complejo que la modificación de los documentos. Exige políticas de Estado que trasciendan los períodos constitucionales y se legitimen en la vida cotidiana.

Es así que durante los años que sucedieron a estas primeras iniciativas, la democratización de contenidos y prácticas escolares fue avanzando con distintas intensidades de acuerdo a los diferentes contextos políticos que ocurrieron en el país. La preocupación por el papel de la educación respecto a la formación de ciudadanos con profunda vocación democrática y conciencia sobre el respeto integral a los derechos humanos volvió a cobrar fuerza a partir de las políticas llevadas adelante desde 2003. No fue una decisión particular de las autoridades educativas. Fue parte de una política más general llevada adelante por el gobierno que colocó la necesidad de recuperar los valores de Memoria, Verdad y Justicia como ejes de la voluntad del Estado de que esos crímenes no se repitieran. Y de una comunidad convencida de que el recuerdo de lo ocurrido durante el terrorismo de Estado y el fin de la impunidad a quienes violaron los derechos humanos más elementales debían ser la base para construir una sociedad donde el Nunca Más se convirtiera en una realidad.

Programas. El cumplimiento de los 20 años de la recuperación de la democracia en el 2003 permitió comenzar a desarrollar un conjunto de programas educativos que produjeron materiales y capacitación docente para llegar a las escuelas de todos los niveles. La conformación de una comisión políticamente plural y de características multidisciplinarias garantizó que tanto contenidos como programas representaran el conjunto de problemáticas y perspectivas presentes en la temática de los derechos humanos. La concepción que se privilegió excedía la idea que la temática de los derechos humanos se circunscriba a las violaciones que ocurrieron durante el gobierno militar. Uno de los ejes centrales de los programas fue el trabajo de educar en la diversidad. Ello significó poner énfasis en que la escuela al mismo tiempo que debe igualar las condiciones socioeconómicas y educativas de los alumnos debe trabajar para promover y respetar la diversidad cultural. Se trabajó con el concepto de dejar de lado el histórico precepto de «crisol de razas» a partir de lo cual la educación debía transformar a quienes provenían de hogares con historias y culturas muy diferentes en «argentinos» uniformemente diseñados a partir de la cultura dominante. En la Argentina democrática hay que promover una escuela que dedique tanto esfuerzo en generar igualdad de oportunidades como preservar la diversidad cultural. En palabras de Emilia Ferreiro, «… Si el otro es diferente, tengo mucho para aprender de él…».

La creación del Canal Encuentro y posteriormente del Canal Paka Paka permitió contar con dos poderosas herramientas comunicacionales para que la educación escolar estuviera acompañada de múltiples mensajes multimediales. Un paso importante para institucionalizar el trabajo en memoria y derechos humanos fue la aprobación de la nueva ley nacional de educación. En el debate que precedió a su aprobación, en el cual participaron más de 4 millones de docentes, padres y alumnos, se acordó por unanimidad que los contenidos vinculados a la democracia y los derechos humanos debían estar obligatoriamente presentes en forma transversal en el conjunto de los niveles del sistema educativo. Ello quedó plasmado en el artículo 92 de la ley, que establece que los contenidos curriculares de todas las jurisdicciones deben incluir el ejercicio y construcción de la memoria colectiva sobre los procesos históricos y políticos que quebraron el orden constitucional y terminaron instaurando el terrorismo de Estado. Los derechos de los/as niños/as y adolescentes establecidos en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la ley Nº 26.061; la diversidad cultural de los pueblos indígenas y sus derechos; además de los contenidos y enfoques que contribuyan a generar relaciones basadas en la igualdad, la solidaridad y el respeto entre los sexos; completan los objetivos de la ley para generar en los/as alumnos/as reflexiones y sentimientos democráticos y de defensa del Estado de derecho y la plena vigencia de los derechos humanos.

Como todos sabemos, que se haya incorporado en el texto de la ley es importante, pero no alcanza. Es necesario que estos contenidos y valores entren en las aulas y en la vida cotidiana de las escuelas de la mano de los aprendizajes que transmiten nuestros docentes a través de sus saberes y comportamiento cotidianos. Los chicos y jóvenes no aprenden sólo a partir de lo que enseñamos con los textos y las clases teóricas. Ellos aprenden principalmente por lo que transmitimos a través de nuestras conductas. No solo por lo que decimos sino por lo que hacemos. Por ello una escuela profundamente democrática y respetuosa de los derechos humanos y la no discriminación es aquella donde estos valores se viven cotidianamente.

Como señalamos anteriormente, esta construcción social requiere de políticas de Estado de mediano y largo plazo. No son patrimonio de un gobierno. Es mucho lo que se ha avanzado desde diciembre de 1983, pero es mucho más lo que aún resta por hacer. A 40 años del Golpe cívico militar, de la dictadura más trágica de nuestra historia, la escuela sigue siendo la principal herramienta para formar a los ciudadanos con los valores necesarios para que este tipo de atrocidad no vuelva a ocurrir y para construir una sociedad cada vez más integradora y justa.

publicado primeramente por: http://www.lacapital.com.ar/contenidos/2016/03/19/noticia_0090.html

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