¿Por qué los niños franceses no hacen pataletas?

Por: Semana

En los últimos meses los franceses se han divido alrededor de un profundo debate: si es bueno o no castigar físicamente a los niños. El tema ha sido objeto de análisis en todos los estamentos del poder. Para muchos es una verguenza que el país no se haya sumado aún a la lista de los 51 países del mundo que prohíben pegarles nalgadas a los hijos como una forma de crianza. Casi que son los único de Europa occidental que en el siglo XXI aún las permiten. Suecia, por ejemplo, impuso ese veto hace 30 años. Es tanta la presión para que ese país actualice su legislación que en 2015 el Consejo de Europa hizo esa exigencia.

La discusión llegó al Congreso que el pasado mes de diciembre aprobó una ley de Igualdad y Ciudadanía que excluía «todo tipo de voilencia corporal» contra los niños. En Francia la violencia contra los menores está penalizada y es muy grave, pero a los padres se les permite castigar levente a sus hijos. Con la nueva ley, desde el 1 de enero de 2017, esas formas de reprimenda quedaban convertidas en un delito. Sin embargo, el Consejo Constitucional francés declaró hace unas semanas esa disposición inexequible y los padres recuperaron ese «derecho».

La polémica ha despertado un debate sobre la forma de crianza de los franceses. En un mundo en el que los niños cada vez hacen más lo que quieren, muchos han salido a elogiar que existan aún padres de familia dispuestos a ponerles freno. Ese sentimiento quedó plasmado hace un par de años en un libro que se convirtió un best-seller mundial.

Se trata de las reflexiones de Pamela Druckerman, una periodista estadounidense que vive en la capital francesa con sus tres hijos y recopiló las observaciones sobre el modelo de crianza galo, que para ella es superior al que ponen en práctica las mamás al otro lado del Atlántico, en el libro Bringing Up Bébé.

El libro se convirtió en una crítica al estilo de crianza sobreprotector y al mismo tiempo laxo, que se imparte en muchos países anglosajones y que ha ido penetrando en la cultura colombiana, donde cada vez más los niños son quienes mandan en la casa.

El punto de partida fueron unas vacaciones de Pamela y su esposo Simon con su pequeña Bean, quien entonces tenía año y medio, durante las cuales nadie descansó. No solo se levantaban en las noches a ayudarla a conciliar el sueño, sino que debían calmar sus frecuentes pataletas. En los restaurantes había que pararse de la mesa constantemente a recoger la comida que la niña botaba al piso.

Si hubiese estado en su país, esto habría pasado inadvertido porque la mayoría de padres están lidiando con esos mismos problemas, pero, como lo dice en su libro, “después de mirar a las familias francesas me di cuenta de que ellas no estaban en el mismo infierno mío. Los niños de la edad de mi hija esperaban calmados en sus sillas la comida y luego de comer no habían residuos alrededor de los platos”.

 

A medida que fue indagando, la autora encontró más evidencia sólida contra la crianza anglosajona y a favor de que las pautas de las mamás francesas son más efectivas. Sus niños duermen solos y pasan así la noche semanas después de nacidos, mientras que los de acá se demoran más de seis meses. A veces, a los 5 años todavía duermen con papá y mamá. Los niños franceses tampoco tienen rabietas en público, dicen “bon jour” y “merci” cuando toca y saben ser pacientes y obedientes. Y lo más insólito es que comen comida de adultos sin poner mala cara, desde brócoli hasta ensalada nicoise. En los restaurantes del país galo no existe el famoso menú infantil.

Detrás de estos logros Druckerman encontró a unos padres que le imponen a sus hijos límites muy firmes en ciertos temas. A esto le llaman ‘cadre’, que traduce ‘marco’. “Pero dentro de ese marco los niños gozan de mucha libertad y autonomía”, señala Druckerman.

«No se trata de dar cantaletas de 20 minutos, sino de hablarles con seguridad y firmeza».

La clave está en el tono de la voz. Aunque los papás norteamericanos tienen las mismas buenas intenciones de los franceses, no logran ser exitosos porque no sienten la autoridad como los franceses. Mientras los primeros dan explicaciones o negocian con sus hijos casi todas sus decisiones, los segundos ejercen su autoridad de manera calmada pero efectiva. Una de las mamás amigas de Druckerman le enseñó que no se trataba de dar cantaletas de 20 minutos, sino de hablarles con seguridad y firmeza. “Me dijo que no les gritara sino que les hablara con convicción”.

La disciplina es crucial. La primera lección en la materia es no salir corriendo a la cuna del bebé cada vez que llora, para que él mismo aprenda a calmarse a sí mismo. Este comportamiento está apoyado por estudios que dicen que lo normal es que los recién nacidos hagan ruidos en las noches, lo cual no significa que se hayan despertado. “Ellos duermen en ciclos de dos horas, pero si se acostumbran a recibir atención cada vez que termina uno de ellos les será más difícil reconectar un ciclo con otro”, le explicó el pediatra Michel Cohen a Druckerman.

A medida que los niños crecen, los franceses saben impartir normas que les ayudan a demorar la autogratificación. Por eso, la palabra ‘non’ es muy usada y cuando la dicen no se sienten culpables de traumatizarlos, pues poner límites es esencial no solo para evitar caer en la tiranía de sus caprichos sino para ayudarles a ser pacientes en el futuro. Durante una conversación no pueden interrumpir a los adultos, deben esperar su turno. Tampoco se les permite comer a horas diferentes de las establecidas.

Druckerman habló con Walter Mischel, un profesor de Psicología de la Universidad de Columbia, quien en los años sesenta hizo un experimento en el que le decía a un grupo de niños que si esperaban al final de la clase sin comer un dulce se podrían llevar dos. Aquel que se comiera uno enseguida, solo tendría ese y no más. La mayoría cayó en la tentación a los 30 segundos, pero en experimentos posteriores Mischel encontró que aquellos que esperaron 15 minutos mostraron ser mejores en concentración y razonamiento y no se volvían pedazos en momentos estresantes. Aunque el experto no ha hecho un experimento con franceses, “la impresión que tengo es que para los niños de Estados Unidos ese control personal se ha vuelto muy difícil de lograr”, le confesó Mischel a la autora.

Las familias francesas no se enfocan en los niños y sienten que no es necesario hacer tantos sacrificios por ellos. Esa actitud se nota desde el embarazo, etapa en la cual las mamás no comen por dos, lo cual les permite guardar la línea. Por la misma razón solo alimentan a sus hijos con leche materna durante tres meses. Tampoco los matriculan en muchas actividades extracurriculares, como hacen las mamás de Estados Unidos. “Los niños en Francia no son los reyes. Se espera que ellos se adapten al mundo de los grandes y no al contrario”, dice.

“Los niños en Francia no son los reyes. Se espera que ellos se adapten al mundo de los grandes y no al contrario”, dice.

Y tal vez ese punto es en el fondo el señalamiento más claro contra los padres norteamericanos, quienes se obsesionan por ser perfectos hasta tal punto que llegan al extremo de sentirse culpables por dejar llorar al niño o creer que fallaron si llegan con un morado del parque. “Los papás de aquí, que siguen el modelo estadounidense, creen que el niño es frágil y se va a romper”, dijo a SEMANA la psicóloga Annie de Acevedo. Pero aclara que está de acuerdo con que debe haber disciplina porque se educa para que sean independientes, y eso no se logra con permisividad sino con límites claros.

Lenore Skenazy, autora del libro Free Range Kids, también está de acuerdo en este punto con Drukerman y cree que el quid del asunto está en que los padres han confundido amor con sobreprotección y se abstienen de poner reglas firmes por miedo a traumatizalos. “Muchos creen que no pueden salir un fin de semana y dejarlos al cuidado de los abuelos porque piensan que los niños no sobrevivirán sin ellos”, le dijo a esta publicación.

“Los papás colombianos creen que el niño es frágil y se va a romper”, Annie de Acevedo.

Pero ambas expertas consideran que el modelo francés también tiene sus problemas. Acevedo piensa que no se puede volver a los tiempos de antes cuando los niños no tenían voz ni voto, porque tratarlos como personas ha sido una gran conquista de los niños en las últimas décadas. Tampoco cree que imponer tantas reglas y seguir un modelo disciplinario muy rudo y estricto sea la solución, ya que puede dejar secuelas. “Estos niños luego sienten deseos de venganza y se rebelan”, dice. Por eso cree que lo mejor es no encasillarse en un estilo de crianza sino tomar lo mejor de ambos. “La meta es que sean independientes y puedan vivir en sociedad y para lograrlo hay que establecer normas con sentido común, pero siempre pensando en que la crianza es a largo plazo”.

Skenazy cree que, en lugar de pensar que otros padres son superiores, lo que cada cual debe fomentar es la confianza en sus hijos y en las pautas de crianza que ellos como padres están poniendo en práctica. No obstante, aunque este modelo también puede tener sus fallas, Druckerman está convencida de que la mejor enseñanza que ha recibido de los franceses no es la cultura del vino ni del glamour y la sofisticación sino aprender a usar con maestría el tono de voz para lograr que sus hijos hagan lo que ella quiere.

En una entrevista a la BBC de Londres a propósito del debate sobre el castigo físico a los pequeños, la autora dio su posición sobre el debate. Aseguró que los papás franceses tienen un estilo «más tradicional y autoritario» y que es muy conocido en otras partes del mundo «que el modelo de crianza permisivo y centrado en los niños ha ido muy lejos». Druckerman asegura que es muy díficil encontrar un experto en Francia que salga a respaldar esas formas de reprimenda a los niños, sin embargo agregó que los padres franceses ven con malos ojos la ley porque creen que es «un insulto a su capacidad de diferenciar entre el abuso infantil y una simple palmada».

Fuente: http://www.semana.com/vida-moderna/articulo/educacion-francia-no-permite-la-prohibicion-del-castigo-fisico-a-los-ninos/520043

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Entrevista a Samanta Biosca: “Hay mucho machaque al profesorado, parece que son responsables de todos los problemas”

17 febrero 2017/Fuente: Insugencia Magisterial

Samanta Biosca cambió el aula por las casas de los chicos. Empezó como maestra en una escuela privada “un tanto especial” en la que acogían “todos los casos que nadie quería”. Adolescentes conflictivos o niños con TDAH o Asperger fueron su día a día durante 15 años hasta que, crisis mediante, la escuela cerró. Como quería seguir esa línea de trabajo se hizo coach personal, esa figura cada vez más común en España que tutela o acompaña a un menor (o a un adulto o a toda la familia) en un proceso de búsqueda de objetivos personales, cambiar comportamientos, etc. Desde su experiencia, Biosca habla de “padres perdidos” respecto a la educación de sus hijos y cómo relacionarse con ellos.

¿Por qué dice que están perdidos los padres?

 Hemos pasado de una educación muy dirigida por los padres autoritarios a una educación totalmente permisiva sin ningún tipo de responsabilidad u obligación de los chicos. Hablamos de estos padres súper controladores, toda la responsabilidad es suya. Y esto es una hecatombe brutal porque tienes adolescentes irresponsables, sin compromiso.

Hay cantidad de información en el mundo de educación, pero los padres no se cuestionan realmente qué tipo de educación quieren dar a sus hijos. Están perdidos. Hoy prueban una cosa, mañana otra, al tercer día otra. Y te dicen: “He probado todo, pero nada funciona”. Seguramente no con la constancia necesaria para marcar ese hábito. Quieren tener autoridad, pero también ser sus colegas. Quieren ser pedagogos, pero luego sale un dictador. Hay muchas incongruencias. La escuela donde van nuestros hijos marca unas pautas, igual no estamos de acuerdo con ellas. Será importante escoger el colegio para saber qué van a enseñar a tu hijo para reforzarlo en casa. Veo a los padres que están muy perdidos y cometen errores muy tontos que son muy fáciles de rectificar. A mí también me pasa como madre. En casa del herrero, cuchillo de palo.

¿Se desentienden las familias de la educación y le dejan el marrón a los colegios? O, incluso, ¿trabajan a veces ‘contra’ los colegios?

Hay de todo. Muchos padres delegan la educación de sus hijos en el colegio, cuando no debería ser así. En el colegio se enseñan conceptos y otro tipo de cosas. Para mí la educación se enseña en casa. Entonces están los padres híper protectores que están haciendo una mala educación. Están los padres autoritarios, que están haciendo una mala educación. Creo que hay un cambio en la educación, pero como no está definido vamos todos a la deriva. Por ejemplo, cuando hablamos de valores en la familia. Le pregunto al padre qué tres valores quiere transmitirle a su hijo. Y me habla de tres sin que la madre lo sepa. Y luego le pregunto a la madre. Me da otros tres diferentes. Si el padre transmite unos valores y la madre otros ya tenemos un problema. Todas estas cosas son tonterías, pero si se hablan en casa nos marcan una línea de educación.

¿No sabemos lo que queremos?

Creo que hay una sociedad que ha perdido los valores. Por ejemplo, el éxito sin esfuerzo. Es un valor que se propaga por todas partes. Sale en la televisión. En todas partes se les vende a los chicos el éxito rápido y sin esfuerzo. Esto es un cambio social que se está produciendo y tiene consecuencias. Por ejemplo, los niños nini. ¿Qué quieren? Salir por la tele, ser famosos, ganar dinero y ya. La cultura del esfuerzo y el sacrificio que tenían nuestros padres a nivel social no la tenemos ya. En cuánto algo supone un mínimo de sacrificio, lo abandonan. Ponles un puzzle, verás lo que tardan… en descartarlo, porque requiere un esfuerzo y una concentración. También hay otros valores que están aprendiendo, que son nuevos, que están muy bien. La flexibilidad, la resiliencia.

El ejemplo de nuestros padres es la educación más importante. Lo que vemos, no lo que dicen. Algunos tienen una incongruencia total entre el discurso y la acción. “No uses tanto el móvil” y luego se sienta tres horas con la tablet. Nos tenemos que cuestionar como padres o educadores qué modelo transmitimos. “No hables mal”, pero luego el padre no respeta a su madre. Esto lo veo mucho. Faltas de respeto brutales hacia el padre o la madre y luego se le pide al chico respeto. No lo va a hacer.

¿Es un trabajo integral entonces, no sólo con los jóvenes?

Sí, yo los hago pasar a todos. Es verdad que hay padres que no quieren. Digo: “Empiezo con el chaval, pero vamos haciendo sesiones con todos”. Alternamos, les damos pautas. Es verdad que hay padres que te dicen que no, entonces te vas. Cuando un adolescente se ha perdido, falla, una parte puede ser responsabilidad del adolescente, pero también es de otros, no sólo suya.

Usted ha sido maestra, ahora no trabaja con ellos formalmente, pero sí mantiene contacto. ¿Están formados los docentes para tratar con adolescentes conflictivos?

No. En nuestro colegio, que sólo recibíamos casos problemáticos, sí que teníamos una formación tremenda. Teníamos formación constante. Por eso he podido derivar hacia aquí. Podíamos hablar de cualquier conflicto de trastorno, una dislexia, un TOC, un Asperger… Pero normalmente no se da esta formación al profesorado; es más, pocas veces el profesorado es receptivo a recibir esta formación. No quiero generalizar pero, por ejemplo, veo a muchos profesores formándose en tecnología, etc., que está muy bien, pero en cuanto a inteligencia emocional, poca. Además, la teoría es muy poco práctica en estos momentos. Está muy bien, pero no es lo mismo que en el aula. Al psicólogo le decíamos: “Métete en el aula ocho horas con los niños y verás si una estrategia funciona o no”. Falta experimentación. Prueba, resultado. Hay teoría, pero es poco aplicable.

Pero entiendo que adolescentes conflictivos ha habido siempre.

Sí, pero antes se cortaba más de cuajo. Yo era una TDAH tremenda. Me han expulsado de cuatro colegios. Pero cuando yo estaba en el colegio no se contemplaba el trastorno. ¿Cómo se trataba? Pues torta tras torta. Y cuando llegaba a casa, más. Había adolescentes conflictivos, sí. Pero por el miedo a las represalias se coartaba. Ahora no hay este miedo -y yo lo agradezco-, pero nos hemos pasado a: “El niño hay que protegerlo, tiene derecho a todo”. Nos hemos ido al otro lado. Y aquí se nos pierden.

¿Deberíamos preocuparnos o nos preocupamos demasiado por algo que ha pasado siempre?

Adolescentes problemáticos siempre ha habido. Pero los problemas de hoy, con toda la información que tienen, creo que son mayores. Por ejemplo, consumo de drogas, disparado. ¿Por qué? Porque el acceso es súper fácil. Porque los padres no le dan ningún tipo de importancia. “Sí, fuman porros y tal…”. Que un niño con 13 años pruebe los porros o la cerveza no lo veo un problema. Pero un consumo semanal sí es un problema. Hay una relajación con según qué temas… No hay educación de drogas, no hay educación sexual. En las escuelas no se está dando esta educación, pero es que en casa tampoco. Y se educan a través de internet, imagínate lo que les llega, sin filtros.

Ni en la escuela ni en casa. ¿A quién corresponde?

Yo creo que en casa primero. Los padres no hablan del tema porque creen que es propiciarlo. “Si no hablo de drogas no las van a probar”. Pero lo van a probar y va a ser peor. Están más informados que los padres.

Pero esto son tendencias difíciles de revertir…

Sí. Veo padres muy preocupados, pero tienen al niño delante de la televisión viendo cosas que no tocan.

¿Se preocupan más que actúan?

Exacto. Y, sobre todo, el empirismo. Probar, probar. ¿No funciona? Prueba otra cosa. Experimentar y perderle el miedo a la educación. Para llegar a un buen resultado hay que probar, corregir errores.

¿Cómo se trata con un adolescente que boicotea la clase?

Eso es el resultado de un malestar suyo, por tanto, hay que encontrar dónde está ese malestar. Si le das la opción de hacer las cosas bien, la toman. Puede ser que se pierda o que esté desmotivado. El profesor a lo mejor no puede detectarla, pero sí avisar en casa, al psicopedagogo. Nosotros aplicábamos lo que llamábamos la extinción. Ignoramos al chaval hasta que nos hable bien. Es difícil, yo creía que era inaplicable. Pero se consigue. El tiempo fuera viene muy bien, sacarlos a parte, nunca ridiculizarlos delante del grupo. Es un trabajo de chinos, pero da resultado. Ahora, es un esfuerzo tremendo por parte de todos.

Teníamos un grupo de psicopedagogía buenísimo. Algo que ha dejado de existir, hay grupos que no tienen psicopedagogo, y este refuerzo es importante. Las herramientas se van aprendiendo con la experiencia, pero el conocimiento teórico no se tiene al principio. En la universidad esto no te lo enseñan. El profesor está muy maltratado a nivel social. Te llegan los padres y te dicen: “¿Por qué has suspendido a mi hijo?”. Yo no he suspendido a tu hijo, tu hijo ha suspendido solo. “Es que no lo motivas”. Hay mucho machaque al profesorado, parece que son responsables de todos los problemas.

¿Se debería trabajar más la inteligencia emocional en las escuelas?

Todos hablamos de inteligencia emocional pero quién sabe lo que es. O cómo gestionar nuestras emociones. Esto no nos lo ha enseñado nadie. Sería una asignatura fenomenal. Toda la revolución que se está haciendo en el sistema está intentando aplicar esta inteligencia emocional. Creo, deseo y espero. Estamos en un cambio, como hubo la revolución industrial, que fue un cambio a nivel social brutal, creo que estamos en un momento parecido y por eso estamos tan perdidos. Nadie nos ha enseñado a gestionar las emociones y nos estamos dando cuenta de que es una de las partes más importantes del ser humano. El sistema educativo debe implantar la gestión de las emociones y la inteligencia emocional. Si una persona está sana emocionalmente, todo lo demás funciona.

Fuente:http://insurgenciamagisterial.com/hay-mucho-machaque-al-profesorado-parece-que-son-responsables-de-todos-los-problemas/

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México: Violencia contra mujeres se previene desde casa: CEDHJ

México/ Guadalajara/ 26 de Abril de 2016/

El presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ), Felipe de Jesús Álvarez Cibrián, afirmó que la violencia contra las mujeres se previene desde el hogar y las aulas.

Al participar en la mesa de diálogo «De la omisión a la alerta, educar para prevenir», que organizó la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), el ombudsman señaló:

«Hay un problema de fondo más que de forma en el tema de la violencia contra las mujeres, que involucra a los padres de familia en la formación de los hijos, que a menudo sólo observan conductas machistas o misóginas por parte de sus progenitores».

Álvarez Cibrián expuso que el fenómeno de la discriminación y violencia contra las mujeres se debe también abordar desde las aulas, es decir, desde la enseñanza básica y cuando las personas aún son pequeñas.

Añadió que además se debe trabajar en la parte cultural, social, deportiva, económica y política, porque con una visión integral de prevención es como se podrá lograr un cambio en favor de las mujeres.

Explicó que la CEDHJ no puede intervenir durante los procesos penales, por ejemplo, en el caso de una agresión contra una mujer, porque así lo establece la ley.

Sin embargo, dijo, en lo que corresponde a la seguridad pública y procuración de justicia, la CEDHJ tiene una intervención directa, y resaltó que el eje rector del nuevo sistema de justicia penal es el respeto a los derechos humanos.

Aseguró que con los juicios orales, la CEDHJ tiene un papel imprescindible porque estará haciendo aportaciones en materia de capacitación, es decir, transmitiendo conocimientos a agentes policiales, fiscales e impartidores de justicia.

Álvarez Cibrián recordó que los tratados internacionales en materia de derechos humanos de los que el Estado mexicano forma parte, tienen rango constitucional y, por tanto, son aplicables y tienen vigencia en la integración de averiguaciones y en la etapa procesal a favor de los derechos de las mujeres.

«La Suprema Corte de Justicia de la Nación ya se ha pronunciado en esta materia y ha emitido protocolos de actuación a favor de grupos vulnerables», recordó.

Fuente: http://www.informador.com.mx/jalisco/2016/657884/6/violencia-contra-mujeres-se-previene-desde-casa-cedhj.htm

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