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Las 20 mejores cuentas educativas de Instagram en 2018

Autor: Miguel Ángel Ruiz Domínguez / Fuente: Yo Soy Tu Profe

Comienza la cuenta atrás, 2018 tiene los días contados. Toca hacer balance de todo lo aprendido este año en las redes sociales. Por ese motivo, te proponemos un listado con las 20 mejores cuentas educativas de Instagram 2018.

Este listado está abierto a propuestas y a futuras ampliaciones. Abrimos este espacio como foro de presentación de perfiles educativos donde el orden no implique una jerarquía porque desde el primero hasta el último son igual de maravillosos.

Además, si estás interesado en los perfiles educativos en Instagram, puedes seguir el hashtag (#) #claustrodeig y encontrarás multitud de docentes compartiendo a diario sus experiencias.

Aquí la lista:

Blogdeunmaestro  este andaluz, maestro especializado en música y coach educativo y experto en Educación Emocional se vuelca en su implicación por transformar la educación gracias a las redes.

Amigosingleses Si quieres aprender inglés de manera divertida, este es tu perfil. Isabel y Phillip te alegrarán el día mientras mejoras el idioma.

Matescercanas Amadeo Artacho hace que las matemáticas sean la reina de este perfil. Puedes encontrar curiosidades, humor, acertijos y mucho más.

Thinksforkids Raúl Bermejo nos muestra diferentes actividades para realizar con los más peques con imágenes muy elegantes y cuidadas.

 

 

Laclasede_elena Elena, una maestra de infantil, nos relata en simil de video blog sus vivencias en el aula.

Elblogdesuperpt Maestra de Pedagogía Terapéutica muestra en este perfil de manera gráfica su pasión por los recursos y actividades dentro y fuera del aula.

Blogdelmaestro Su descripción no puede ser más acertada, “Imágenes molonas para maestros y maestras ;-)”.

2profesenapuros  En complemento al conocido blog de educación estas maestras nos muestran sus diseños y aportaciones para el aula.

 

https://www.instagram.com/p/Bq3L8XnBTch/?utm_source=ig_web_button_share_sheet

 

Julioprofenet Conocido youtubers continúa con la divulgación de las matemáticas y la física en su perfil de Instragram.

Belenrecursosinfantil Lo mejor, sus reseñas de libros infantiles en pequeños videos.

Math2me_ edutubers con cerca de 10 años compartiendo recursos en las redes. Si te gustan las matemáticas, este es tu perfil.

Parentesis.educacion  metodología, gestión del aula, actividades, … Muchas infografías con recursos y aprendizaje en pocas palabras.

 

https://www.instagram.com/p/BqpaFSeB1Z9/?utm_source=ig_web_button_share_sheet

 

La.clase.de.lore es una maestra de primaria que nos muestra en Instagram su día a día en el colegio.

Tarrodeidiomas Laura, profesora de ELE, nos muestra a diario toda clase recursos, consejos y reflexiones sobre su práctica docente.

Ennuestraclasedeprimaria Es una maestra de Educación Primaria, madre de tres peques y se define como una “friki y Potterhead”.

Classclassyesyes  ideas y recursos para profes, vídeos, todo con unas historias diarias muy divertidas.

 

 

Auladeapoyo Elena Medina comparte en este espacio el contenido y recurso que también publica, con mayor extensión, en su blog.

Abeceart Miriam nos muestra en este espacio los recursos educativos y creativos para Educación Infantil y Primaria.

Maestradepueblo Gran conocida en otras redes como Twitter por su humor ácido y su gran sentido de la ironía, su perfil de Instagram no deja indiferente a nadie.

Profemiricleta  cántabra, maestra, acompaña sus fotografías con textos que nos sirven de ayuda en el día a día del aula.

 

https://www.instagram.com/p/Bqmo9RngB0t/?utm_source=ig_web_button_share_sheet

Recuerda, esta lista de 20 mejores cuentas educativas de Instagram sigue abierta. No olvides aportar tu perfil favorito.

Fuente del Artículo:

Las 20 mejores cuentas educativas de Instagram en 2018

ove/mahv

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Libro: Educación emocional en la infancia

Por: Edukame. 

Desde hace tiempo se sabe que la educación emocional puede ayudar con múltiples aspectos como la frustración, la baja autoestima, conflictos familiares, desmotivación e incluso el bulling. Cada vez está más presente,  pero aún falta para que esté en todos los colegios como materia transversal.
Por eso en Edúkame han creado y puesto a disposición de todo el mundo un eBook gratuito de 44 páginas para maestros y maestras. El contenido del libro es el siguiente:
Fundamentos:
  • Qué saber
  • Emociones y sentimientos
  • Las emociones en la infancia
  • Expertos en comunicación no verbal
  • Características de las emociones infantiles
  • ¿Cómo expresan sus emociones los niños
  • ¿Existen emociones buenas o malas?
  •  Aceptar y potenciar la otra polaridad
Pongámoslo en práctica:
  • Recursos para la educación emocional
  • Educación emocional en casa y en el aula
  • Educar las emociones en edades tempranas
  • ¿En qué beneficia?
  • ¿Por dónde empezamos?
  • Identificar y reconocer
  • Vocabulario emocional y expresiones corporales
  • Reconocer las emociones de los demás
  • Aceptar, validar
  • Normalizar las emociones

Link para descargar el libro: https://edukame.com/system/files/gratis/educacion_emocional_infantil_en_la_escuela.pdf

Fuente de la reseña: http://www.ayudaparamaestros.com/2016/10/libro-gratuito-educacion-emocional-en.html

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Anna Carpena: “La regulación de las emociones influye en el rendimiento de los estudios”

Por Educación 3.0

Maestra especializada en el desarrollo de la inteligencia emocional y asesora en contenidos de educación emocional, Anna Carpena nos desvela en la siguiente entrevista las claves para desarrollar una adecuada educación emocional y cómo el profesorado puede ayudar a que los estudiantes gestionen sus emociones y descubran sus sentimientos. También nos explica las consecuencias que puede tener en el alumnado si esta gestión no se lleva a la práctica.

¿Cómo desarrollar una adecuada educación emocional?
Anna CarpenaPara desarrollar las competencias emocionales en los niños es necesario que la persona que educa esté educada. La educación emocional implica vivencias de interioridad para encontrarse consigo mismo, para conectar con las propias emociones y comprender la información que nos proporcionan, a la vez que también se conecta con el pensamiento y con los estados corporales que acompañan las emociones (éstas se manifiestan a través del cuerpo). Haber vivido experiencias de introspección es la base para orientar a semejantes. Aprender a gestionar lo que hallamos en nuestro interior es el siguiente paso, y todo ello nos prepara para el desarrollo de la inteligencia social.

La comprensión y gestión de uno mismo favorecerá el encuentro armónico con el otro, con los múltiples ‘otros’. Podríamos resumir el proceso de la siguiente manera: “Porque yo me conozco y me siento estoy en disposición de conocerte y de sentirte. Porque yo puedo regular lo que pienso y siento puedo acercarme a ti creando relaciones positivas”.

¿Cuáles son los pilares que la fundamentan?
Desde la psicología, hoy se reconoce la presencia permanente de las emociones en todo ser humano y la neurociencia nos aporta importante información sobre la posibilidad de tener acceso a la gestión del sentir. Por medio de investigaciones se ha comprobado que la regulación de las emociones influye directamente en el rendimiento de los estudios y en el trabajo, y ello favorece una sociabilidad éticamente comprometida.

La mirada humanista es el tercer pilar, necesario para mantener actitudes éticas. Ser competente en la autogestión de los estados emocionales y competentes en el conocimiento de las otras personas no debería nunca facilitar acciones de injusticia o de manipulación.

Según su experiencia, ¿cómo puede el profesorado ayudar a que los estudiantes gestionen sus emociones y descubran sus sentimientos?
La conexión y toma de conciencia de las emociones constituye la habilidad emocional fundamental

Los requisitos indispensables son; un marco adecuado, sistematización de objetivos y contenidos y una práctica real organizada a partir de actividades programadas (a la vez que una permanente práctica educativa en la vida escolar). Sin embargo el proceso que se ponga en marcha no tendrá sentido si queda cerrado en un aprendizaje de técnicas sin ir acompañadas de una reflexión y orientación que contribuyan a un compromiso con el bienestar colectivo y no solo el bienestar y plenitud individual.

La conexión y toma de conciencia de las emociones constituye la habilidad emocional fundamental. Para que sea posible integrar emoción y conciencia hay que orientar al alumnado en la adquisición de la habilidad de sentir de manera consciente y en la capacitación para ponerle nombre. Con la práctica, se puede desarrollar una habilidad automática que identifique constantemente qué se está sintiendo y tener automatizadas acciones de autogestión, o control interno, permitiendo autoajustar el comportamiento.

El clima emocional favorecerá, o no, el desarrollo de la educación emocional. Un clima adecuado es aquel en el que todos los alumnos saben y sienten que importan, donde cada uno es reconocido y escuchado y existen fuertes vínculos afectivos entre todos los miembros del grupo. En este marco el profesorado ofrece modelos sólidos de inteligencia emocional y tiene autoridad moral.

¿Y en el caso de las familias?
La familia que acepta las emociones de sus hijos, les ayudan a hablar de ellas y les ofrecen apoyo afectivo está poniendo las bases para su competencia emocional. Para ello han de interesarse realmente por cómo se sienten, sin juzgar, ni negar, ni prohibir ningún sentimiento. Niños y niñas necesitan que se les reconozca y valide su sentir. Solo con la aceptación se contribuye a la gestión emocional.

La familia que acepta las emociones de sus hijos, les ayudan a hablar de ellas y les ofrecen apoyo afectivo está poniendo las bases para su competencia emocional

Mamás y papás han de tomar conciencia de que son modelos emocionales y que los hijos reciben directamente el tono emocional que se vive en casa. Por ejemplo, si los padres son optimistas o pesimistas, o si muestran agresividad en su trato con amenazas y gritos, los niños tendrán el mismo estilo emocional como base de su actuación. Dado que muchos adultos todavía no han conseguido personalmente la capacidad de autorregularse, sería conveniente plantearse poner en marcha este aprendizaje. Las escuelas de padres pueden ser un buen espacio para este propósito.

Echa en falta una mayor presencia de los programas de educación emocional en las escuelas, o quizás ahora se es más consciente de su importancia?
En los últimos años hay un interés generalizado por la inteligencia emocional, sin embargo el desarrollo de este potencial humano, en su totalidad y de manera sistemática, se está asumiendo muy lentamente en el sistema educativo. En algunos sectores, con el temor de contribuir a crear debilidades, todavía se opina que la educación de esta vertiente humana es una forma “blanda” de educar aunque la realidad ha demostrado que este trabajo, riguroso y sistematizado, conducido por profesorado emocionalmente inteligente, aumenta las fortalezas personales, emocionales, cognitivas y ejecutivas.

¿Qué peligros corremos si no logramos que los estudiantes aprendan a gestionar sus emociones?
No trabajar la competencia emocional significa no desarrollar aquellas capacidades que contribuyen a que las emociones vayan a favor y no en contra de uno mismo, lo que tiene repercusiones no solo a corto plazo, en el ámbito escolar, sino que repercute en la edad adulta. A la vez, no tener capacidad de autogestión compromete la capacidad de tener y sostener relaciones satisfactorias. La educación emocional puede prevenir, entre otras, situaciones de adición, ansiedad, depresión, agresividad, bullying y conductas de riesgo.

Por último, un pequeño test. ¿Qué le sugieren las siguientes palabras?
– Emoción: estado orgánico que conduce a la acción como respuesta a estímulos ambientales o internos. Su función es la supervivencia.

– Empatía: capacidad para comprender a otra persona y sentir sus sentimientos. Conduce a la compasión y a la conducta prosocial.

– Escuela: debería ser un espacio para realizarse satisfactoriamente como persona.

– Inteligencia: facultad de percibir y comprender el medio y las habilidades de interacción e intervención en él de manera adaptativa y constructiva. Implica múltiples factores, uno de ellos es el autoconocimiento y la capacidad de autogestión.

Fuente: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/anna-carpena-regulacion-emociones/74707.html

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Educación emocional: ¿una asignatura escolar pendiente?

Por: Infobae.com.

Matemáticas, lengua, idiomas. Pocos dudan de la necesidad de aprender cada una de las materias que el sistema educativo propone, pero ¿qué pasa con las emociones? ¿Se puede enseñar a manejarlas en las escuelas? ¿Y en casa?

La inteligencia emocional es la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso el desarrollo de las «Habilidades para la vida» (life skills) en 1986 y luego, en 1993, elaboró un nuevo documento centrado en la Educación (Life Skills Education in School), en el cual define dichas habilidades como «capacidades para adoptar un comportamiento adaptativo y positivo que permita a los individuos abordar con eficacia las exigencias y desafíos de la vida cotidiana».

Es que los beneficios de implementar estas habilidades son significativos. En España, por ejemplo, el Grup de Recerca en Orientació Psicopedagògica (GROP) demostró que los jóvenes con un mayor dominio de sus emociones presentan un mejor rendimiento académico, mayor capacidad para cuidar de sí mismos y de los demás, predisposición para superar adversidades y menor probabilidad de implicarse en comportamientos de riesgo -como el consumo de drogas-.

Así y todo, sólo una universidad pública española ofrece, desde 2012, la asignatura Educación Emocional en el grado de Magisterio (la Universidad de La Laguna, en Tenerife).

La necesidad de enseñar el manejo de las emociones es primordial en el actual contexto de cambio de paradigma. «Hoy el acceso a la información no es un problema», expresa Matías Liberati de la ONG Resaca Solidaria, donde se dedican a la inclusión de niños, niñas y adolescentes a través de la enseñanza de estas herramientas.

Y agrega: «Los chicos acceden a la información que necesitan desde su celular o computadora; aplicar la educación emocional es lo que nos permitirá un cambio genuino para la persona, ya que identificando los estados de ánimo de alumnos y docentes se detectan situaciones personales que afectan directa o indirectamente el acceso al conocimiento».

Beneficios sin fronteras
La presencia de la educación emocional en los procesos de enseñanza y de aprendizaje comienza a ser considerada en diferentes latitudes. Actualmente, más de 20 países la aplican en sus colegios; entre ellos Dinamarca, México, Nueva Zelanda y Suiza. En tanto, en nuestro país, la provincia de San Juan plantó bandera y sancionó la Ley Nº 1327-H, donde la incluyeron «como práctica necesaria para el desarrollo integral de los educandos».

Los beneficios de ofrecerles estas herramientas a los niños y niñas desde edades tempranas son múltiples. El licenciado en psicología Lucas Malaisi, presidente de Fundación Educación Emocional, los explica: «La Educación Emocional es una estrategia de promoción de la salud que busca mejorar la calidad de vida de las personas mediante la dinamización de habilidades emocionales y hábitos salutógenos. Se trata de educar desde y para la salud, buscando esparcirla y fortalecerla, cuyas técnicas son de baja complejidad y, por tanto, de fácil y económica implementación. Además, por si fuera poco, al instalarhábitos salutógenos se obtienen resultados sustentables, es decir que perduran en el tiempo. Se trata de tecnologías psicológicas de vanguardia al servicio de la educación y el bien común», explica.

¿Y en casa?

Mientras aguardamos a que esta práctica se expanda y pueda ser adoptada en cada uno de los establecimientos escolares, aplicarla en el hogar es de igual o mayor importancia. ¿Podemos impartir a nuestros hijos la educación emocional? ¡La respuesta es sí!

El psicólogo Alejandro Schujman, especializado en familias y adolescencia, explica que para hacerlo es necesario legitimar las emociones: «Todos tenemos celos, enojos y tristeza. No hay emociones buenas y malas».

Y suma que para poder hacerlo, es necesario educar con el ejemplo: «Los chicos no escuchan todo el tiempo los discursos largos y aburridos que podamos darles, pero no dejan de mirarnos; entonces, la mejor manera de educar las emociones es que un padre o madre o cualquier adulto pueda gestionar de manera saludable las suyas. No digo que no hay que enojarse o entristecerse; por el contrario, tiene que ver con poder transitar cada una de las emociones y aceptarlas», detalla Schujman.

¿Más fácil? Por ejemplo, si ante un reto un hijo o hija le dice a su padre que no lo quiere más, el psicólogo aconseja no reprimir ese sentimiento ni taparlo con la culpa, con frases conocidas del estilo: «¿cómo me decis esto?'» o «¡yo, que doy la vida por vos!».

¿Te suenan? Bueno, la idea es aceptar que en ese momento el niño está atravesado por el enojo y aceptar su sufrimiento porque también es sano enseñarle a sufrir y no, en el afán de querer que sea feliz, eliminar la tristeza o algún otro sentimiento parecido.

Por último, Schujman asegura que el primer paso para que todos podamos educar emocionalmente, sin importar si somos maestras, tías, padres, madres o abuelos, es tener la convicción y ganas de enseñarles a los más pequeños desde los sentimientos. ¿El paso siguiente? Tan sencillo como buscar información, bibliografía, consultar con especialistas y poner atención a estos temas.

Fuente de la reseña: https://www.infobae.com/tendencias/masmariana/2018/12/06/educacion-emocional-una-asignatura-escolar-pendiente/

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Cortometraje Monsterbox: Educación Emocional. Amistad.

Por: Clínica Cattell Psicólogos en Murcia.  

Monsterbox es un corto de animación creado como proyecto de fin de estudios gráfico por ordenador en 3D de la Escuela de Arte y Diseño Bellecour.
En el cortometraje vemos la amistad que surge entre un anciano y una niña con unos amiguitos tan traviesos como ella. La amistad como las plantas hay que cultivarla, hay que poner algo de tu parte para que florezca.
Cortometraje dirigido por Ludovic Gavillet Derya Kocaurlu, Lucas Hudson and Colin Jean-Saunier.
Más información sobre los creadores y productores: http://www.bellecour.fr/

Fuente de la reseña: https://www.youtube.com/watch?v=OczEHXRU9WU

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Rafael Bisquerra: “El profesorado necesita competencias emocionales para poder gestionar su bienestar”

Los programas de educación emocional contribuyen a disminuir los comportamientos disruptivos en el aula a la vez que aumentan el rendimiento académico de los alumnos. Con todo, explica Rafael Bisquerra que son especialmente importantes para los mismos maestros, uno de los sectores profesionales con más bajas por ansiedad, estrés y depresión. ¿Se puede educar desde el malestar?, se pregunta Bisquerra.

Por Víctor Saura12/9/2018

A la hora de hablar de educación emocional, Rafael Bisquerra (Artà, Mallorca, 1949) es la gran referencia. Catedrático de Orientación Psicopedagógica de la Universitat de Barcelona, de la que hace 42 años que es profesor, Bisquerra explica que se empezó a interesar por el trabajo de las emociones a mediados de los años noventa, cuando “nadie hablaba de ello”. En 1997 impulsó el GROP (Grupo de Investigación en Orientación Psicopedagógica) en la UB, cuyo objetivo es la investigación y divulgación en educación emocional, y de aquí surgió en 2002 el Posgrado en Educación Emocional y Bienestar. Bisquerra es también autor de un montón de libros sobre la materia, y ha asesorado también a varios países de Latinoamérica. Actualmente desde el GROP se está impulsando una Red Internacional de Educación Emocional y Bienestar.

Cuando habla con un maestro ¿qué le aconseja sobre educación emocional?

Nuestra función no es tanto dar consejos como sensibilizar, porque el profesorado sensibilizado está en predisposición para formarse y poner en la práctica programas de educación emocional. Por lo tanto, nuestro modelo sigue estas tres fases: sensibilización, formación y puesta en práctica de programas.

¿En qué consiste la sensibilización?

No se trata de imponer nada, sino de hacer una tarea indirecta para tomar conciencia de cuáles son las necesidades sociales que no están suficientemente atendidas en las áreas académicas. La educación en el siglo XX ha sido eminentemente cognitiva y centrada en la transmisión de conocimientos, lo que es muy importante, pero hay otros aspectos que también lo son y a los que no se ha dado la importancia que merecen. La educación emocional parte de un análisis de necesidades. En este análisis observamos que en nuestro entorno hay una prevalencia de ansiedad, estrés, depresión, comportamiento de riesgo, conductas violentas, embarazos no deseados… y toda una serie de comportamientos que son una manifestación del analfabetismo emocional. La prensa es un escaparate de este analfabetismo emocional, sólo hay que leerla.

Pues sí que estamos mal.

Fijémonos en la estadística. En España se consumen unos 40 millones de paquetes de ansiolíticos y 38 millones de paquetes de antidepresivos cada año. Estos datos nos dan algunas pistas. Una parte de esto se podría prevenir con educación de las emociones, pero no es fácil, que quede muy claro, porque después nos piden que con una conferencia resolvamos estos problemas. Hace falta sensibilización, que es el paso previo para la asignación de presupuestos. Y esta sensibilización tiene que ir dirigida al profesorado, a los directores de centros, a las familias, a la sociedad en general y a la clase política.

Imagine que ya tenemos al maestro sensibilizado que entiende que su tarea va más allá de la transmisión de conocimientos. ¿Cómo se forma?

La formación del profesorado, tanto la inicial como la continua, no contempla mucho la educación emocional. Si alguien que estudia para maestro recibe alguna formación es puramente por azar, porque hay algún profesor que se ha sensibilizado y se ha formado, y que intenta difundirlo a través de la materia que está impartiendo. Por esta ausencia de formación creamos el posgrado en educación emocional y bienestar, que ofrecemos en versiones presencial y semipresencial. Aquí nos llega gente de todo el mundo, pero muy especialmente de Latinoamérica.

Entre infantil, primaria y secundaria, ¿cuál sería la etapa en la que hay que poner más el acento en relación al trabajo emocional?

Lo ideal es empezar con las familias desde el nacimiento, y que esté presente en la educación infantil, primaria, secundaria, universitaria, en las empresas y a lo largo de toda la vida. La educación emocional adopta un enfoque del ciclo vital. La necesitamos durante toda la vida porque es como un entrenamiento. Hace 50 años, quienes empezamos a hacer footing por la calle nos conocíamos, en el pueblo éramos media docena, pero también en Barcelona se saludaban cuando se encontraban. En los últimos 50 años ha proliferado la práctica del deporte, del correr, también han proliferado los gimnasios, y por lo tanto tengo la esperanza de que dentro de 50 años haya un montón de gimnasios emocionales y que se haga entrenamiento emocional durante toda la vida, porque el desarrollo integral de la persona es cognitivo y es físico, pero también es un desarrollo emocional, social y del bienestar interior.

Si nos comparamos con otros países, ¿cómo estamos?

Tenemos que tener presente que los cambios educativos son muy lentos. El país que podríamos pensar que es puntero en todas las cosas, y por lo tanto también en esto, sería Estados Unidos. Pero ni siquiera ahí está implantada de forma generalizada la educación emocional. Se hace desarrollo de la inteligencia emocional en centros que tienen a la dirección o al profesorado sensibilizado, o por impulso de una institución, como por ejemplo la Universidad de Yale, que es la referencia y hace investigación en centros educativos. Yo diría, con toda modestia, que la sensibilización que actualmente empieza a haber por parte del profesorado, en España, nos permite situarnos como uno de los países de vanguardia en este tema. No quiere decir que estemos como sería de desear, pero partiendo de cero hace veinte años, actualmente como mínimo se habla y no sólo dentro de los profesionales de la educación. Piense que cuando empezamos a utilizar la expresión “educación emocional” a mediados de los años noventa, estuvimos tiempo pensando si podía ser la expresión más adecuada.

Creía que era una expresión importada de Estados Unidos.

No, es nuestra. En aquellos tiempos en que ni teníamos Google ni las redes de comunicación de ahora, en Estados Unidos empezó a funcionar casi al mismo momento otra expresión: social and emotional learning, que traducido sería “aprendizaje social y emocional”. Por lo tanto, en la literatura internacional funciona social and emotional learningemotional intelligence, y educación emocional en castellano, mientras que emotional education en inglés se empieza a usar ahora, pero no mucho.

| Foto: Guillem Espun

¿Qué tendría que cambiar, en cuanto a sistema educativo, ratios, currículum, etc, para poder trabajar bien las emociones en el aula?

Vuelvo a insistir en la sensibilización, es el punto desencadenante. Es probable que un alumno no tenga problemas graves a la hora de distinguir un coleóptero de un lepidóptero, o de resolver una ecuación de segundo grado, y en cambio es probable que tenga problemas por estados emocionales descontrolados que le predispongan a ansiedad, estrés, a respuestas violentas, a veces incluso con la pareja o los hijos. Hace falta, pues, sensibilizar para hacer entender que muchos de los problemas que tendrá el alumno cuando sea adulto tendrán más que ver con problemas emocionales que cognitivos. Pero de esto no somos todavía conscientes. No somos conscientes de que la violencia es uno de los grandes problemas de la humanidad y que muchas veces se activa a partir de la ira, la rabia, el enfado, que nos remueve por dentro de manera descontrolada y nos comportamos de tal forma que no controlamos y después nos arrepentimos. Las emociones funcionan como un volcán, y nosotros nos podemos entrenar para dar respuestas reguladas y adaptativas, y que esto contribuya a la prevención de conflictos de violencia y en definitiva del malestar.

Sensibilizar sin dar herramientas parece más bien frustrante.

Una vez que el profesorado está sensibilizado la recomendación que le haría es que pida formación, ya sea a través de la dirección del centro, de los ICE de las universidades o de la administración. A veces la formación que se da es puntual e insuficiente, y por eso consideramos que con el posgrado, que es de todo un año, se podía dar una formación completa y fundamentada. En este posgrado hay una parte práctica que consiste en poner en marcha un programa de educación emocional en un centro educativo.

A los centros y al profesorado les damos tres razones para formarse. Primera, porque toda persona necesita esta formación y, por lo tanto, el profesor, como una persona más, también la necesita. Pero es que además la necesita porque trabajar con chicos, y más si son adolescentes, es vivir emociones continuamente a flor de piel. Hay que tener presente que hablamos de uno de los sectores profesionales con un indicador más alto de bajas por ansiedad, estrés y depresión. Y una tercera razón es para poder contribuir al desarrollo de las competencias emocionales de los estudiantes.

¿O sea que los primeros que tienen que trabajar las emociones propias son los maestros?

Exactamente. Se habla mucho del malestar del educador, pero yo me pregunto: ¿un profesor puede educar desde el malestar?

Diría que no.

Por lo tanto el profesorado tiene que tomar conciencia de que una educación eficiente y con sentido sólo puede ser desde el bienestar y por el bienestar. Y tenemos que educar para eso. El profesorado necesita competencias emocionales para poder gestionar su bienestar porque la educación es una experiencia profesional de tensión permanente, que activa el malestar si uno no tiene los recursos para revertir la situación en un reto y gestionar las emociones propias para valorar aquello que es positivo. Creo que hay que insistir que la profesión de profesor es una de las más dignas y honorables que hay, y que desgraciadamente no tiene el reconocimiento social ni salarial que debería tener.

Pero es un trabajo muy vocacional.

Con un matiz: probablemente lo es más en infantil y primaria que en secundaria, que es donde hay más problemas. El profesional de la educación desgraciadamente tiene que contar con la falta de agradecimiento. Muy pocas veces el estudiante o la familia le dicen al profesor “gracias por todo el que has hecho por mí o por mi hijo”.

Si los maestros están poco valorados, los orientadores todavía menos…

Sí, y son una pieza clave. De hecho, la educación emocional sale de la orientación. No hay una sensibilidad social ni política en cuanto a su importancia en el desarrollo integral. Quizás porque a veces los orientadores han tendido a adoptar un planteamiento más psicoterapéutico, es decir, de atención a los problemas, que no psicopedagógico, que quiere decir intervenir en todos los estudiantes para la prevención y para el desarrollo integral del estudiante, que es su misión dentro del sistema educativo.

Volviendo a los maestros, ¿entonces tiene que trabajar sus propias emociones para después  trabajar las de sus alumnos?

Y en tercer lugar se tiene que trabajar con las familias. Desde el centro educativo también se puede gestionar la formación de las familias en competencias emocionales.

¿Esto forma parte del programa?

Exacto.

¿Hasta qué punto no hacer un buen trabajo con las emociones incide en el fracaso escolar?

Hay una correlación entre el desarrollo de competencias emocionales y el rendimiento académico. Y sabemos que los programas de educación emocional, si son realizados con los requisitos de calidad que recomienda la investigación y el marco teórico, producen una mejora en el rendimiento académico que se ha llegado a estimar en el 11% de mejora. Si en España se pusieran en práctica programas de educación emocional –con todos los requisitos– en todos los centros educativos y el rendimiento aumentara este 11% nos pondríamos en la punta de lanza de las pruebas PISA.

¿Los países líderes en PISA trabajan mejor las emociones?

Precisamente Finlandia, que es un referente, ha tomado conciencia de esto y cada vez lo trabaja más.

¿Qué otros aspectos trabaja el programa?

Los programas de educación emocional han evaluado distintos aspectos. Cuando se ponen en práctica, insisto cumpliendo todos los requisitos, lo que no es fácil, se observa una disminución de los comportamientos disruptivos dentro del aula, de la conflictividad, de la violencia, mientras que, como hemos dicho, mejora el rendimiento académico pero también el clima de aula… en general mejoran las actitudes frente al aprendizaje.

Imaginemos a una maestra de primaria. ¿Qué tiene que hacer por la mejora de la autoestima o de la autoconfianza de sus alumnos?

Lo que puede hacer es contribuir a la conciencia emocional. Tomar conciencia de las propias emociones quiere decir, en primer lugar, conocer el vocabulario emocional. Para referirnos a las emociones y para tomar conciencia de cuando me empiezo a enfadar, y cuando esto pasa tengo que ser consciente de que se acelera el ritmo cardíaco, se empieza a acelerar la tensión sanguínea, empiezo a notar cambios en el organismo, y si esto lo puedo parar enseguida no tiene mucha trascendencia. Pero si pulso el acelerador puedo montar un pollo, y esto pasa a veces desgraciadamente. Por lo tanto, tomar conciencia para regularlo, y esta regulación se hace mediante entrenamiento con técnicas de relajación, respiración, meditación, mindfullness, reestructuración cognitiva, cambio de atribución causal, relativización de las relaciones causa-efecto, estimulación del pensamiento consecuencial y alternativo… precisamente montamos el posgrado para impartir y desarrollar este conjunto de técnicas.

Esto sería en el caso de un alumno que necesita más autocontrol. ¿Pero qué pasa por ejemplo con el alumno que se siente un don nadie, que no participa, que se queda al margen… pero que no es disruptivo?

Hay un principio muy importante de la educación emocional, que es identificar los méritos, las virtudes y competencias de todo estudiante. Cada uno tiene que ser consciente de que sirve por algo, que tiene competencias para algo, y que hay algún adulto que conoce y valora. Todo esto tiene que ver con la estimulación de la autoestima, autoconfianza, automotivación, lo que en definitiva es la autonomía emocional.

¿Cómo ayuda o cómo no ayuda la evaluación al bienestar emocional de los alumnos?

En la evaluación institucional la educación emocional no está contemplada. Es importante tener presente que el sistema educativo funciona a través de las evaluaciones institucionales, que son principalmente las pruebas de competencias básicas, las pruebas PISA y la selectividad. Lo que evalúan estas tres pruebas condiciona lo que se está haciendo. A veces pensamos ingenuamente que el profesor hace un programa que después es evaluado, pero la cosa no funciona así, sino que hay unas pruebas de evaluación que condicionan todo el currículum académico. Especialmente las pruebas de selectividad.

Condicionan todo el bachillerato.

Y la ESO indirectamente también. Por lo tanto, si en selectividad lo que se pide son matemáticas, lengua, sociales, etc, que me parece muy bien, esto será en lo que se insistirá. Dado que en selectividad no hay nada ni de criterios éticos ni morales ni de competencias emocionales, esto quiere decir que el sistema educativo no le da importancia y, por lo tanto, no está presente dentro de la educación reglada. Me consta que como mínimo quienes gestionan las pruebas PISA han empezado a tomar conciencia sobre la importancia que tiene esto y tienen intención de introducirlo. El problema es cómo lo evaluamos. Tenemos un problema de fondo. Estamos acostumbrados a evaluar conocimientos a través de pruebas de papel y lápiz. Y no sabemos cómo evaluar competencias. Y cuando hablamos de educación emocional estamos hablando de competencias.

En Cataluña precisamente ahora la evaluación por competencias se introduce en la secundaria. ¿Vamos por el buen camino?

Se está avanzando en esta línea. Pero fijémonos cómo muchas veces cuando hablamos de competencias nos centramos en la parte del conocimiento de la competencia. Dentro de la competencia hay un conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades, actitudes y valores, y muchas veces evaluamos sólo la parte de conocimiento. Porque evaluar competencias es muy difícil. Para medir las competencias de forma ecológica tienen que ser observadas en el comportamiento habitual de esta persona.

Hacer esto en un aula con 30 alumnos parece complicado.

Es un reto y me parece muy importante insistir e ir avanzando por este camino, aceptando la gran dificultad que tiene evaluar por competencias, que es un cambio de mentalidad.

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La educación emocional «dentro del currículo»

Por Gipuzkoa

– ¿Ha subido la nota en educación emocional o sigue siendo una asignatura pendiente?

– Vamos mejorando, ya es una signatura de libre configuración en la Comunidad de Canarias, en Castilla-La Mancha se debe evaluar la competencia emocional y cada vez más familias y docentes se forman en este tema. Llevo dando formación en educación emocional más de veinte años y la demanda sigue creciendo, esto significa que cada vez más adultos son conscientes de su importancia. Pero podríamos mejorar la situación si en los planes de estudios de los futuros profesores se tuviera en cuenta dentro del currículum y si en todos los centros educativos se convirtiera en uno de los objetivos dentro del gran objetivo de la educación integral del alumnado.

– Suele referirse a la «mirada de jardinero» del profesorado. ¿Cómo ve en la actualidad a los ‘jardineros’ cuidando de su semillero? ¿Qué déficit apremiantes detecta en el sistema educativo?

– La mayoría de los educadores quiere hacer bien su trabajo pero hay un exceso de tareas administrativas que les llevan demasiado tiempo, tiempo que resta para el trato con el alumno. Por otra parte, el acceso a la docencia exige casi exclusivamente dominar unos conocimientos y no se tiene en cuenta sus habilidades emocionales personales e interpersonales de modo que a algunos docentes solo les interesa dar su asignatura sin tener en cuenta la persona que hay detrás de cada alumno. Por fortuna, cada vez son menos pero no deberían existir. Pienso que debe haber grandes cambios en el sistema educativo para que los profesores se puedan convertir en jardineros que cuiden con amor y conocimientos su particular huerto, que descubran las particulares inteligencias de sus alumnos, las valoren y les ayuden a desarrollarlas para aportar lo mejor de sí mismos a la mejora del mundo.

Fuente de la entrevista: https://www.diariovasco.com/gipuzkoa/educacion-emocional-dentro-20180902000523-ntvo.html

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