Page 7 of 23
1 5 6 7 8 9 23

Entrevista a Eva Millet. Periodista y autora: La ansiedad en niños y adolescentes: «Los niños del siglo XXI no juegan, sus agendas de ministro no lo permiten»

Por: Èlia Pons

La periodista Eva Millet acaba de publicar el libro ‘Niños, adolescentes y ansiedad: ¿Un asunto de los hijos o de los padres?’, En el que hace una radiografía de cómo la ansiedad se manifiesta en los niños y jóvenes y destaca su relación con una crianza sobreprotectora.

Eva Millet es periodista y comenzó a escribir sobre educación en el momento en que se convirtió en madre. En 2016 publicó Hiperpaternidad, que es el término utilizado en Estados Unidos para definir una crianza intensiva y obsesiva basada en la sobreprotección de los hijos y la saturación de sus vidas con múltiples actividades. Más adelante, publicó Hiperniños: ¿hijos perfectos o hipohijos? (2018), donde analizaba el impacto de este tipo de crianza sobreprotectora en el desarrollo de los hijos. Ahora acaba de sacar Niños, adolescentes y ansiedad: ¿Un asunto de los hijos o de los padres? (Plataforma), libro en el que hace una radiografía de cómo la ansiedad se manifiesta en los niños y adolescentes y las causas que la pueden propiciar.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de doscientos setenta millones de personas en el mundo sufren trastornos de ansiedad. La misma organización calcula que entre un 10% y un 20% de niños y adolescentes en todo el mundo experimentan trastornos mentales, el más común es la ansiedad. Según Millet, se trata de un trastorno especialmente alimentado por las vidas frenéticas que llevan. Considera que la hiperpaternidad y la ansiedad van de la mano y, por ello, este último libro que publica supone, en cierto modo, el cierre de una trilogía.

Vivimos en un entorno ansioso. ¿Esto ha hecho aumentar la ansiedad?

La ansiedad es una emoción muy humana, primaria. Siempre ha estado allí. Hay dos corrientes, una que dice que ahora hay más ansiedad que nunca y otra que dice que siempre ha habido, pero que lo que pasa es que ahora se habla más, se diagnostica más y, en definitiva, hay más noción de la ansiedad. Yo creo que es una suma de las dos visiones, pero sí es cierto que hay un ingrediente fundamental que hace que haya más ansiedad, que es el ritmo frenético en el que vivimos. Este no parar, esta híper estimulación, genera mucha ansiedad.

En el libro explicas que la ansiedad, en cierto modo, puede ser positiva. ¿Cuándo esta «ansiedad aliada» se convierte en negativa y se debe tratar?

Bien llevada y en las dosis adecuadas, la ansiedad es importantísima. La necesitamos para alcanzar nuestros objetivos. Pero cuando se desborda te hace la vida imposible. El problema llega cuando no te deja vivir bien. Cuando se convierte en un obstáculo en tu vida y tú ya no funcionas. Puedes tener ansiedad una semana antes de los exámenes, pero cuando ya han pasado los exámenes y sigues sin dormir, con taquicardias, con sudores o dolor de estómago, entonces, esta ansiedad se debe empezar a tratar. La máxima expresión de la ansiedad ocurre cuando se produce un ataque de pánico, esto es un aviso de que algo no va bien.

¿Crees que la precariedad laboral también influye en la ansiedad?

Sí, la idea de que el mundo se acaba y que todo es muy difícil nos crea mucha ansiedad. Estamos en tiempos particularmente ansiógenos, y por este motivo es importante aprender a lidiar con esta ansiedad y tenerla a raya, así como poner en marcha herramientas para no caer en ella. Porque la ansiedad siempre está. Y, además, es muy subjetiva. Lo que a ti te puede crear ansiedad a mí me puede parecer algo sin importancia, y viceversa. Por tanto, no sólo influye el entorno, sino también las características de la persona y la educación que ha recibido. Es una emoción muy misteriosa, muy difícil de definir, es aquello de «no sé qué me pasa, pero no estoy bien». El miedo es causado por una cosa concreta, tangible. Pero, en cambio, la ansiedad es el miedo al miedo. Es mucho más abstracto.
Foto: Èlia Pons

En tus anteriores libros hablas de la hiperpaternidad, los padres que protegen demasiado a sus hijos. ¿Qué relación hay entre hiperpaternidad y ansiedad? ¿Un niño sobreprotegido tiene más posibilidades de tener un comportamiento ansioso?

Uno de los combustibles de la hiperpaternidad es la ansiedad. Esta idea de estar muy encima del niño para que no le pase nada y que triunfe y llegue donde yo quiero es un gran generador de ansiedad. Y esta ansiedad de las familias para que su hijo sea el mejor es transmitida a los hijos. Por un lado, se traduce en unas grandes expectativas. Si tus padres están súper pendientes de ti, lo dan todo y esperan mucho de ti, tienes un peso y una presión importante. Y todo ello genera inseguridad a los hijos. Por otro lado, tenemos el estilo de vida frenético que estos niños llevan, y que es una consecuencia de esta hiperpaternidad. Este no parar, haciendo muchas actividades extraescolares, genera estrés al niño. Porque no paran, igual que no paran los adultos. Los hay que están haciendo vidas de miniadultos y tienen una agenda de ministro. Si gestionar mi estrés ya me cuesta, imagínate un niño de seis años que está todo el día arriba y abajo. La tarea de los padres es criar personas bien educadas, pero si como padre quieres tener un Einstein, esto es imposible.

También es muy interesante ver cómo la ansiedad se está convirtiendo también en un signo de cierto status. En el mundo académico anglosajón, por ejemplo, un niño o adolescente con ansiedad tiene más tiempo para hacer un examen. Hay padres locos porque diagnostiquen a sus hijos con trastornos de ansiedad, porque así tienen ciertas ventajas. Es surrealista. La ansiedad se está convirtiendo en un «bien». Se está convirtiendo casi en un producto capitalista.

¿Cómo debería cambiar la educación que reciben los niños?

Como dice el pedagogo Gregorio Luri, todos los niños tienen derecho a tener unos padres relajados. Estamos en un momento muy ansioso, y lo que yo reivindico es que paremos un poquito, que esto no es una carrera de obstáculos, que la infancia es un momento casi sagrado de la vida de cada uno y que los niños tienen derecho a vivir como niños. Tienen derecho a tener tiempo para hacer las cosas que hacen los niños, como jugar. Jugar es importantísimo y los niños del siglo XXI, del primer mundo, no juegan. No tienen tiempo, sus agendas de ministros no lo permiten.

¿Cómo gestionar y prevenir la ansiedad en los niños y adolescentes? ¿Cuál debería ser el ambiente adecuado para que crezcan?

Hay varias formas. Dormir, por ejemplo, es una manera natural de pulsar el botón reset. También ayuda llevar una buena alimentación, ya que hay una vinculación entre lo que comemos y cómo funcionan nuestro cerebro y nuestras emociones. Y, sobre todo, llevar una vida más relajada, más en contacto con la naturaleza, con unos ‘tempos’ menos enloquecidos. También se puede hacer un trabajo desde las escuelas. Hay algunas que están incorporando la educación emocional, y es una buena manera de prevenir la ansiedad. Está muy bien que se eduque en las emociones, que se explique qué es la ansiedad, pero yo pienso que esto es un trabajo básicamente de las familias. Como familias debemos arriesgarnos a que nuestros hijos se equivoquen, que sufran un poquito de vez en cuando, y educarlos en la responsabilidad, que sepan que son responsables de sus actos. Nosotros hemos de soltar esta ansiedad que llevamos encima y que transmitimos a nuestros hijos. Como no nos repensamos el modelo actual, no vamos bien.

Foto: Èli Pons

A los niños habitualmente les cuesta más expresar lo que sienten y, por tanto, puede ser más difícil detectar la ansiedad. ¿Cuáles pueden ser las señales de alerta más habituales?

Si a los adultos ya nos cuesta explicar que tenemos ansiedad, para los niños es aún más difícil. No la saben expresar; entonces debemos estar alerta a una serie de síntomas como, por ejemplo, pequeñas enfermedades o molestias continuadas, como padecer dolor de estómago o dolor de cabeza constantemente. Cosas que no tienen una explicación médica clara, pero de la que los niños siempre se quejan. La reticencia de ir a lugares a los que les gustaba ir, por ejemplo, a la escuela o a una fiesta de cumpleaños, son pequeños signos de alerta que como padres debemos tener en cuenta. También el mutismo, dejar de hablar. Esto está relacionado con la fobia social, uno de los trastornos de ansiedad más comunes en los adolescentes. No dormir bien o tener muchos pesadillas también puede ser un síntoma. También puede ser la falta de apetito o, al revés, tener mucha hambre, las exageraciones. En los adolescentes los síntomas ya son más claros, son fobias específicas: tener mucho miedo a equivocarse, a hacer el ridículo… ya se manifiestan de una manera más madura. En definitiva, las señales de alerta pueden ser cualquier cosa que como padres detectamos que no se corresponden con cómo son nuestros hijos. Todo lo que nos haga formular la frase: «No reconozco mi hijo».

¿De qué manera las pantallas y las redes sociales influyen en la ansiedad de los jóvenes?

Las pantallas son grandes generadores de ansiedad. Por un lado, debido a su componente adictivo. Las redes sociales, los juegos de ordenador… están diseñados para enganchar, y cuando no puedes consultar el móvil o no puedes jugar a un juego porque no tienes batería, esto hace que se genere estrés y ansiedad. Hay esta parte puramente biológica, física, y luego está la parte que sobre todo afecta más a los adolescentes, que es la ansiedad por la necesidad de agradar, que te acepten, de no hacer el ridículo, de conseguir más likes. También existe la ansiedad que te provoca ver que los otros se están divirtiendo y tú no, que se lo están pasando mejor que tú. Y es todo mentira, pero claro, para llegar a esta conclusión debes tener una cierta madurez.

¿Qué papel juega la clase social?

Para escribir el libro hablé, por un lado, con adolescentes de una escuela de Barcelona para familias más bien acomodadas, y estaban todos poseídos por la ansiedad. Tenían mucha angustia a la hora de tomar decisiones, por miedo a equivocarse. A una chica con la que hablé, por ejemplo, elegir el tema del trabajo de investigación le provocaba una ansiedad brutal. Estos niños eran un reflejo muy claro de esta crianza fruto de la hiperpaternitat. Por otra parte, también hablé con unos adolescentes tutelados, y estos tenían una concepción muy diferente de la ansiedad. Muchos no sabían qué era exactamente. Pero esto no quiere decir que no tuvieran. De hecho, un entorno socioeconómico complicado genera más ansiedad. Lo que pasa es que esos chicos tenían tantas otras cosas por las que preocuparse, por ejemplo, qué harán cuando cumplan 18 años, que no se podían permitir tener ansiedad. Para ellos, la ansiedad era un lujo. En cambio, los niños de clases más acomodadas podían expresarse sin ningún problema. De hecho, era su principal problema, porque las otras necesidades ya las tienen cubiertas.

¿Es adecuado tratar la ansiedad infantil y juvenil con fármacos? ¿Cuál es el tratamiento más efectivo?

La terapia es mucho mejor que los fármacos, lo que pasa es que es más cara y más larga y, además, supone exponer a tu hijo. La manera más efectiva de superar la ansiedad es enfrentarte lo que te genera ansiedad y ver que eres capaz de superar este miedo al miedo. Las pastillas no se recomiendan para menores, pero se utilizan cada vez más. De hecho, según un estudio del Plan Nacional sobre Drogas de 2018, el ansiolítico es la primera droga de uso de los jóvenes españoles de 12 a 16 años, por encima del tabaco y el alcohol. Es decir, los jóvenes se han tomado antes un diazepam que una cerveza. Los ansiolíticos funcionan bien, actúan directamente sobre el sistema nervioso y te calman, pero son una ayuda puntual. Como tratamiento no es adecuado, es más recomendable hacer terapia, del tipo que sea. También hay ansiolíticos naturales. Por ejemplo, una chica con la que hablé me ​​dijo que cuando tuvo su primer ataque de pánico la ayudó más el abrazo de su madre que cualquier medicamento.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2020/01/22/la-ansiedad-en-ninos-y-adolescentes-los-ninos-del-siglo-xxi-no-juegan-sus-agendas-de-ministro-no-lo-permiten/

Comparte este contenido:

Marc Vidal: “En 15 años, las máquinas inteligentes reemplazarán a los maestros”

Por: Educación 3.0.

Marc Vidal tiene la mente puesta en el futuro, tanto en el más cercano como el que se divisa en la lejanía. Y en los dos ve un protagonista claro: la tecnología. El divulgador y conferenciante revela todos los cambios que se esperan en el ámbito educativo y cómo asumirlos tanto desde el rol del docente como el del estudiante.

‘La era de la humanidad. Hacia la quinta revolución industrial’ es el título del libro del divulgador, formador y conferenciante Marc Vidal. En él ofrece las claves sobre algunos de los cambios e innovaciones que, en su opinión, se vivirán en los próximos años y cómo éstos afectarán al día a día. En esta entrevista, expone los que afectarán al ámbito educativo, analizando el papel de los robots en el rol de docente y el protagonismo de la educación emocional para evitar esa posible sustitución.

Pregunta: ¿Cómo será el mundo del futuro?

Respuesta: Si te refieres a un futuro no muy lejano, será un lugar de aprendizaje, de asimilar el modo en el que la tecnología va a ir cambiando todos los contratos sociales que nos rodean ya sean culturales, políticos, económicos y educativos, por supuesto. Si te refieres a un futuro lejano, es muy difícil imaginarlo porque estoy seguro de que alguna tecnología que aún desconocemos modificará cualquier imagen que ahora podamos tener. ‘Blade Runner’ sucedía en un imaginario noviembre de 2019, es decir, ahora. Allí salían replicantes pero no móviles ni Internet.

Futuro educación

P: De acuerdo a tu libro, estamos en la antesala de la quinta revolución industrial. ¿Qué educación necesitamos ahora?

R: Aquella que entienda que lo que hay que estimular y potenciar es todo lo que un robot no pueda hacer y, por derivación, no entrenar a nadie en aquellos aspectos que por mucho que nos esforcemos nunca haremos mejor que un robot. El problema es que no estamos educando a nuestros estudiantes para ello.

Aquel sistema educativo que se basaba en aprender datos de memoria para realizar ejercicios repetitivos no resolverá el asunto. En 2017, en el test de acceso a la mejor Universidad de Japón, un robot ya obtuvo mejor nota que el 80 por ciento de los estudiantes. Mientras tanto, seguimos empeñados en educar a nuestros hijos memorizando datos, realizando ejercicios repetitivos, pidiéndoles que se especialicen en una cosa y que cumplan órdenes mientras se preparan para trabajos que están a punto de desaparecer. Nadie puede competir con una computadora, y menos aún con un sistema experto o de inteligencia artificial.

El problema no es la tecnología, el problema somos nosotros que nos hemos estado preparando durante miles de años para ser una especie que sea capaz de gestionar datos, la memorización absoluta y la comprensión lectora. Pero ha llegado una máquina que hace eso millones de veces mejor que nosotros.

Marc Vidal

P: ¿Quién sería el encargado de atender las necesidades educativas que plantea el nuevo panorama?

R: Todos. El futuro será permeable y muy líquido. La escuela como la entendemos va a cambiar y antes de lo que pensamos. Se trata de utilizar tecnología, pero también de que sirva para entenderla. El modo en el que eso se lidera es la clave.

En la Cumbre sobre Educación en Ciencias de la Computación organizada por la Casa Blanca hace dos años, legisladores de varios países como Estados Unidos, Eslovenia, Finlandia, Singapur, Japón e Israel revolucionaron el concepto educativo al agregar una habilidad fundamental a las tres más convencionales (lectura, escritura y aritmética). Se trataba de la programación. Se presentaron distintas propuestas en varios países que permitieron a los estudiantes inscribirse en cursos sobre lenguajes de programación como JavaScript y Python en lugar de inscribirse en cursos tradicionales de idiomas extranjeros.

“En 2017, en el test de acceso a la mejor Universidad de Japón, un robot ya obtuvo mejor nota que el 80 por ciento de los estudiantes “

P: ¿Qué papel tendrán las nuevas tecnologías en la educación del futuro?

R: En 2020 todos los artículos científicos financiados con fondos públicos publicados en Europa podrían contar con acceso gratuito bajo una reforma ordenada por la Unión Europea permitiendo que docentes y estudiantes puedan utilizarlos y colaborar con ellos. En 2022 la atmósfera de la Tierra o la de la Luna se verán cómo se ve un paisaje en Soria gracias a la tecnología inmersiva. Muy pronto, los niños se pondrán gafas de realidad virtual y realmente verán aquello que estudian.

En 2025 la realidad virtual y la realidad aumentada estimularán el aprendizaje remoto y, como resultado, las aulas comenzarán a desaparecer. No la relación entre alumnado y docentes o el espacio donde se desarrollen actividades educativas, pero sí desaparecerá el concepto de ‘aula’. En 2026 tendremos un mundo con acceso a Internet global y absoluto. Viviremos en la Internet del Todo y muchas instituciones continuarán poniendo a disposición de la humanidad su contenido. El conocimiento no tendrá ningún tipo de barrera y se compartirá utilizando la tecnología sensitiva. Esa será la educación del futuro. Un lugar sin límites.

“La escuela como la entendemos va a cambiar y antes de lo que pensamos “

P: Afirmas que las máquinas tendrán un papel importante, ¿sustituirán también la figura del docente?

R: En aspectos en los que un software o un robot puedan hacerlo mejor que una persona sí. En otros, de tipo emocional, creativo o crítico seguramente que no. En 2030 la imagen cerebral revolucionará nuestra enseñanza. El uso de imágenes cerebrales nos permitirá afinar la educación al probar qué modos de enseñanza funcionan mejor con cada alumno. Esto será posible gracias a que las imágenes nos permitirán ver cómo varias formas de enseñar alteran el cerebro.

En 2031 la educación ya sólo será personalizada. Empezará una personalización del estudio totalmente mejorada. Los estudiantes pasarán mucho tiempo involucrando a los profesores individualmente, y se ejecutará como tutorías individuales de un modo virtual pero tremendamente real en cuanto a la percepción sensorial. En ese mismo año, nuestros docentes serán en gran medida pura Inteligencia Artificial, de hecho serán inteligencia cognitiva.

El científico informático Eric Cooke asegura que en los próximos 15 años, las máquinas inteligentes reemplazarán en gran medida a los maestros humanos, por eficiencia, capacidad y efectividad. De este modo, el profesorado tendrá que desarrollar habilidades de tipo emocional para que sean definitivamente su principal valor. Emociones y sensibilidad por encima del conocimiento técnico.

P: También habla sobre la necesidad de formar a las personas para trabajar con robots y automatismos. ¿Cómo introduciría estos conceptos en el aula?

R: La pregunta que debe hacerse la comunidad educativa es: ¿cuánto de computerizable soy? La adopción tecnológica no va a ser opcional ya que es inevitable. Lo fascinante es como un agente en un aula va a ser capaz de gestionar tanta transformación. Muchos de los cambios culturales, educativos, religiosos e incluso íntimos tienen mucho que ver con el acceso de la información ‘desintermediada’, del modelo de relación entre profesor y alumno y la capa automatizada de muchos de esos procesos educativos. Esto no va de poner sólo tecnología en el aula, va de entender qué es un mecanismo para lograr algo. La tecnología es el cómo vamos a educar y los profesores y los alumnos serán el porqué. Eso no va a cambiar.

“En 2031 la educación ya sólo será personalizada”

P: ¿Es necesario educar para preparar a los estudiantes para profesiones que todavía no existen?

R: No sabemos qué profesiones serán esas. Yo creo que serán las mismas pero ejecutadas de un modo distinto. Por eso, que estudien algo relacionado con la tecnología para entender su estructura, su composición. Ahora bien, voy a contar una anécdota.

Al finalizar una conferencia hace unos meses, una directiva del sector financiero me preguntó qué debía estudiar su hijo de 12 años. La verdad es que no tenía ni idea de que recomendarle por la responsabilidad que suponía. Hace apenas una década los matemáticos parecían sentenciados a ejercer poco más que de profesores de instituto y ahora son perfiles tremendamente demandados y bien pagados en cualquier empresa analítica.

La mujer se quedó pensativa y me insistió. “¿Qué debería estudiar entonces?” Para finiquitar el interrogatorio le dije algo que creo firmemente: “¡Que estudie filosofía!”, le respondí. A lo que ella me gritó: “¿Filosofía? Si acabas de decir que la tecnología es la clave del futuro”. Así es, como la clave del futuro es la tecnología y sus avances empiezan a ser complejos de adecuar a nuestras vidas, habría que introducir en el debate la visión ética y moral de un filósofo ya que serán demandados cada vez más en las empresas.

La señora se quedó algo sorprendida y me hizo una última pregunta: “Entonces, ¿qué libros le puedes recomendar a mi hijo? García Lorca o Dylan Thomas por ejemplo. Poesía. ¿Poesía? Estás bromeando”, me dijo.

Creo sinceramente que a medida que la tecnología vaya ‘deshumanizando’ mucho de lo que ahora contemplamos como tradicionalmente analógico, vamos a precisar ‘explicarles’ a las máquinas quienes somos, qué esperamos, cómo consumimos y cómo sentimos. ¿Y qué mejor que la poesía para comprendernos como humanos?

Fuente de la entrevista: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/marc-vidal-maquinas-inteligentes-reemplazaran-maestros/121964.html

Comparte este contenido:

Interculturalidad liberadora: ¿Deseo frustrado? ¿El pensamiento en decadencia?

Miguel Andrés Brenner /Facultad de Filosofía y Letras – UBA

Desde el 2016 muchas jurisdicciones de nuestro país, Argentina, han adoptado la educación emocional, la neurociencia y el pensamiento computacional como rectores de sus políticas educativas. Entre ellas la Provincia de Buenos Aires, con las 2000 escuelas dentro de la denominada Red de Escuelas de Aprendizaje, para ampliarlas al resto del sistema educativo. Y considerando que en muchas jurisdicciones dicha política educativa se perfila continuada aún en el próximo gobierno, independientemente de los lineamientos nacionales y en virtud de las autonomías provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, valgan las siguientes consideraciones.

Si entendemos los procesos interculturales como la posibilidad de enriquecimiento mutuo entre diferentes culturas que, modificándose mutuamente, mantienen su propia identidad ampliándola en el encuentro, ya no como un mero “in-contra” sino como un “entre”, cabría preguntarse si en la actualidad se dan sus condiciones de posibilidad, condiciones de posibilidad de una interculturalidad liberadora que no resulte mera declaración, mas bien una praxis histórica fructífera. De ahí, el título de la presente ponencia, bajo el planteo de “un deseo frustrado”.

Algunos interrogantes para pintar el problema pueden ser los siguientes:

  • Las emociones son una cualidad humana. Desde cierto encuadre de las Neurociencias y de la Inteligencia Emocional, se las fragmenta, favoreciendo el entendimiento, que siempre segmenta, aunque no el pensar1 que tiende desde la praxis a lo global.
  • Si las emociones anteceden al pensar, mientras dichas emociones tienen una base neuronal, por un lado se imposibilita desde el vamos un diálogo intercultural, por el otro se apela a una especie de “primer motor inmóvil” a lo neuronal que desde las investigaciones empíricas de laboratorio deciden el destino de lo humano.
  • En este último sentido aparece la exclamación: “el cerebro piensa”. En realidad, es el humano contextualizado quien en la multiplicidad de sus interrelaciones piensa. El pensamiento no es consecuencia de una simple determinación neuronal. Si así lo fuese, desde el laboratorio de investigación empírica podrían establecerse todas las condiciones del deseo. Es obvio que el sentido último de las investigaciones empíricas se encuentra establecido por quienes las financian.
  • Veamos algunos ejemplos práxicos de la cuestión:
    • a) el conocimiento, control y autogestión de las propias emociones individuales como base del éxito y liderazgo empresarial, proclamado en la Cumbre del G-20 en Argentina 2018;
    • b) el conocimiento, control y autogestión de las propias emociones individuales como base del aprendizaje de conocimientos en el ámbito escolar, proclamado en la Cumbre del G-20 en Argentina 2018;
    • c) la imposibilidad en el ámbito académico para poner en discusión/dialógica las problemáticas del presente a partir de quienes sostienen ópticas divergentes y/o contradictorias a la vez, que en lenguaje coloquial se denomina “grieta”;
    • d) la imposibilidad en el ámbito político y/o comunicacional para poner en discusión/dialógica las problemáticas del presente a partir de quienes sostienen ópticas divergentes y/o contradictorias a la vez, que en lenguaje coloquial se denomina “grieta”;
    • la sistemática, en profusión creciente, de noticias falsas a partir de las actuales tecnologías de la información y la comunicación;
    • e) las redes sociales/digitales que tienden a sintetizar toda la realidad a impactos emotivos, cuya definición supuestamente universalizante se reduce en el caso de Facebook, en primer lugar, al “me gusta” o “no me gusta”;
    • f) la exacerbación de la emocionalidad en segmentos religiosos/evangélicos que limitan al fervor de aquella la posibilidad del pensar.

Ciertamente, si comprendemos lo que interculturalidad significa desde el punto de vista sociológico/cultural como plexo complejo entre acuerdos, negociaciones y conflictos, según el predominio de lo uno o de lo otro hasta puede definirse la destrucción de la humanidad, la destrucción de la reproducción y producción de la vida en tanto todo se resuelva a favor del conflicto.

Solamente desde la profusión de movimientos sociales, dialogando en sí mismos y entre sí, y su organización no espuria, puede entreverse la posibilidad de un mundo intercultural más justo.

1 Según Hegel, desde el entendimiento se analiza, desde el pensamiento se sintetiza.

Artículo enviado a la redacción de OVE

Imagen tomada de archivos de OVE

Comparte este contenido:

¿Puede la educación emocional erradicar el cambio de código social y el síndrome del impostor?

Por: Sofía García-Bullé

Las minorías navegan día a día en ambientes académicos y laborales cargados de violencia social sistémica.

La Dra. Kimberly Harden se considera a sí misma una impostora afortunada, pero su currículum real es impresionante. Se convirtió en la primera profesora afroamericana del departamento de comunicación en la Universidad de Seattle, incorporó justicia social al currículum escolar y estableció la beca Dream. Plan. Do.™ para estudiantes de color.

Sin embargo, hay algo que la sobresaliente profesora no ha podido lograr: un sentido de pertenencia en la comunidad académica. Este es un atributo que en ocasiones también les falta a miembros del grupo mayoritario, pero es necesario reconocer que su carencia afecta más frecuentemente a grupos socialmente vulnerables.

Además de las desventajas políticas y económicas que han sido ampliamente discutidas en otros artículos, existen otros elementos de carácter más singular que disminuye la capacidad de las personas de color y otras minorías de integrarse plenamente a una comunidad.

Las microagresiones y el síndrome del impostor afectan seriamente la experiencia educativa de los estudiantes, así como la vida laboral de los miembros de la academia.

¿Qué es el cambio de código social?

El cambio de código social es la dinámica en la que una persona perteneciente a una minoría social tiene que alternar entre códigos o lenguajes culturales; usar diferentes tonos de interacción, o realizar un cambio dialéctico para encajar con el grupo dominante de su círculo y facilitar su integración.

En la superficie parece una estrategia efectiva para conectar con la mayoría, pero Harden sostiene que en vez de facilitar la comunicación, provoca la invisibilización de los grupos diversos, forzando una conducta pública “unitalla” que perpetúa los rasgos culturales del grupo dominante.

Este patrón se vuelve más evidente con el uso de discursos como “Sé auténtico en el trabajo”.De acuerdo a Harden, esta instrucción social se les da con mucho más frecuencia a las personas cuyo conducta cultural se sale de la norma.

“La gente realmente no quiere que sea auténtica en el trabajo”.

Para la profesora de la Universidad de Seattle, el discurso que llama a las minorías a ser auténticas en los espacios académicos es solo una manera amable de hacer notar los aspectos personales que no encajan con la cultura dominante, y el racismo innato en las comunidades laborales que le da una lectura negativa a acciones que parecerían inocuas si vinieran de un miembro de la mayoría social.

“Cuando no me detenía a hablar con mis colegas porque solo tenía cinco minutos para correr a dar clase, me consideraban grosera o antisocial; cuando me veían interactuando con maestros y personal de color pensaban que era una radical del movimiento pro-negros, si me reía o expresaba alegría me catalogaban de ruidosa o ghetto”, señala Harden.

Esta interacción cargada hacia desmenuzar e interpretar negativamente la conducta de las minorías sociales conforma la base de la violencia sistémica que enfrentan diariamente en los espacios académicos y otros rubros laborales. Una forma sutil de lo que se conoce como gatekeeping, una práctica mal usada y reasignada en varias instancias para mantener los mecanismos de poder de la mayoría social y la exclusión de las minorías.

¿Cómo funciona la relación entre el gatekeeping y el síndrome del impostor?

Los Gatekeepers son miembros necesarios de cualquier comunidad basada en la obtención y validación del conocimiento; idealmente son personas que dominan determinado campo epistemológico, tienen gran aprecio de la comunidad y usan su experiencia para validar nuevos desarrollos, ideas e interacciones dentro de la comunidad que estudia ese rubro de conocimiento.

Pero, ¿qué pasa cuando confundimos la experiencia por autoconfianza y la seguridad que nos proyecta? Cuando estos validadores, ya sean falsos o auténticos, usan sus facultades para rechazar ideas, perspectivas o personas nuevas, en realidad, ¿no estarían ahogando voces que su campo de conocimiento necesita para diversificarse y crecer?

“A través de los años, he oído a colegas referirse a otros compañeros o candidatos que entrevistan como idiotas que no podrían programar su camino fuera de una bolsa de papel, he visto ojos en blanco de fastidio cuando los ingenieros novatos hacen preguntas, he escuchado comentarios negativos sobre graduados de bootcamps y programadores autodidactas”.

El aprendizaje y práctica de la programación es un rubro muy competitivo. Nick Scialli, ingeniero programador y colaborador frecuente de la revista Hackernoon, expone el núcleo de la toxicidad de la práctica del gatekeeping, cuando se usa no para salvaguardar los estándares de un campo de conocimiento o trabajo, sino para socavar a los que quieren desarrollarse en este.

Scialli sostiene que las prácticas que promueven la negatividad y la exclusión con base a qué tanto sabe la persona del tema, o el juicio sobre su habilidad de acuerdo a su edad, experiencia, género o algún otro atributo social, hacen imposible no comenzar a dudar de nosotros mismos y la pertenencia al espacio académico o profesional en el que nos desempeñamos. Esta es la raíz del síndrome del impostor.

¿Que es el síndrome del impostor y cómo afecta a las personas?

El síndrome del impostor se define como un patrón psicológico en el que el individuo duda de sus logros y sufre de un miedo internalizado constante de ser expuesto como fraude. Las causas por las que este cuadro se presenta son variadas y pueden ser internas, pero el problema se agrava con las prácticas sociales que facilitan la exclusión de personas que acaban de entrar a un campo de conocimiento o que pertenecen a una minoría social.

En el caso de aprendices y novatos, la combinación de ambos patrones puede provocar su salida del campo de trabajo o conocimiento que quieren dominar.

“No me sorprendería que al menos un ingeniero en potencia perdiera el entusiasmo por el rubro por una mala experiencia mientras solo trataba de buscar ayuda”.

Como explica Scialli, hay una diferencia entre aleccionar a los aspirantes y descorazonarlos. De la misma forma también la hay en implementar medidas para incluir a minorías y crear una falsa ilusión de integración al pensar que su conducta cultural debería ser similar a la nuestra.

La autenticidad así como la diversidad, son palabras populares de las cuales no todos entendemos completamente su concepto y no hemos podido incorporar a la tendencia social, como explica la Dra. Harden. Ser tú mismo en espacios académicos y laborales puede activar patrones de gatekeeping que provocarían una batalla social cuesta arriba, en el mejor de los casos, o el surgimiento o agravamiento del síndrome del impostor, en el peor.

“La batalla contra la fatiga racial es real, sé de primera mano que mostrar demasiada autenticidad puede dejar a la gente de color sin trabajo”.

La doctora Harder agrega que esta fatiga racial consecuente de la convocatoria de ser auténtica en el trabajo y el choque cultural posterior fue la razón por la que renunció a su trabajo. El cambio de código y la constante necesidad de defender sus conductas culturales para mantener a otros cómodos era un ejercicio de opresión que resultó extenuante para la profesora. Es aquí como la vigilancia y la validación de las ideas, conductas y personas en un campo de conocimiento deja de ser un recurso de control de calidad y se convierte en un mecanismo tanto de exclusión como de opresión social. ¿Cómo podemos comenzar a detectar y desmantelar el gatekeeping negativo, además de tratar la epidemia del síndrome del impostor? A través de la inteligencia emocional.

Una propuesta individual para un problema colectivo

A grandes rasgos, el gatekeeping es retroalimentación negativa externa y el síndrome del impostor es retroalimentación negativa interna. Para mitigar sus efectos y eventualmente eliminar estos patrones, necesitamos hacer uso de la inteligencia emocional.

La inteligencia emocional es la habilidad de identificar y manejar las emociones propias y las de otros a través de la autoconciencia, autocontrol, motivación, empatía y comunicación social. ¿Cómo estas habilidades nos pueden ayudar a mantenernos constantes en nuestros objetivos académicos o laborales así como navegar el desbalance social sin perder el entusiasmo por nuestro campo de estudio o trabajo?

Ciertamente no ayudarían a desaparecer las actitudes de las personas que excluyen o demeritan arbitrariamente, ni elimina mágicamente las problemáticas individuales que alimentan un sentido de inseguridad y ansiedad; pero sí son una herramienta útil para interpretar, analizar y entender tanto el origen como las particularidades de las retroalimentaciones negativas que recibimos, en vez de solo lidiar con el impacto psicológico de las mismas.

La inteligencia emocional nos ayuda a descifrar una diferencia crucial con respecto a nuestro diálogo con nosotros mismos y la interacción con otros. La crítica constructiva y el autoanálisis no son lo mismo que la desacreditación y la autodepreciación; las dos primeras son recursos útiles para el crecimiento, las segundas son modos de exclusión e invisibilización.

Una persona emocionalmente inteligente es capaz de discernir cuando la retroalimentación que recibe de sí misma, o de otros, es útil y está enfocada a su crecimiento. Así es como es posible escuchar los mensajes que son útiles y mantener una distancia emocional saludable de los que no lo son.

Habiendo establecido su valor como recurso individual no podemos decir que la inteligencia emocional es la solución final para problemas sistémicos y engravados en los hilos de la tela social, como lo serían el sexismo, el racismo o el mal uso del gatekeeping.

Sin embargo, es un recurso invaluable para asimilar su origen y navegar ambientes en los que estas prácticas están presentes, de la misma forma, cuando las universidades y las empresas hacen un esfuerzo por hacerla parte de su cultura académica y de trabajo las incidencias de exclusión e invisibilización se reducen.

Conocerse a sí mismo, conocer a otros y saber comunicarse desde una perspectiva de apertura, flexibilidad y empatía, es el ejercicio más básico para integrar grupos diversos sin generar patrones nocivos como el cambio de código, el gatekeeping y el síndrome del impostor.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/codigo-social

Imagen: Vitabello en Pixabay

Comparte este contenido:

8 claves para trabajar la educación emocional

Por: Martín Reynoso. 

Cansado de leer y escuchar por todos lados sobre la excelencia de la educación emocional finlandesa (y de otras latitudes), me decidí a preguntar por la vía de las redes, cuánto se está haciendo en nuestro país. Mi sorpresa fue mayúscula al comprobar que decenas de personas me enviaron sus comentarios, fotos, programas de trabajo, en una generosa muestra de que hemos madurado lo suficiente en el sistema educativo como para instalar, definitivamente, este aprendizaje crucial en la vida de las personas. Y digo personas y no sólo niños o alumnos porque se expande a docentes, padres y personal en general de las instituciones.

¿Quién podría dudar de la importancia de educar las emociones, de guiarlas hacia una construcción saludable y enriquecedora de nuestras vidas? ¿Quién hoy puede negar que las emociones son las responsables de cómo va a ser nuestro paso por este mundo, si sintiéndonos felices o padeciendo las peripecias de la existencia? De todas formas, debo comenzar con una discusión interesante que nos ayude a entender mejor este proceso.

¿Qué educamos?: Competencia Emocional versus Inteligencia Emocional

A pesar del enorme e inconmensurable éxito y difusión de la obra de Daniel Goleman y de su concepto de inteligencia emocional, muchas personas del ámbito científico (y yo me incluyo) tenemos objeciones a su validez. Esta aclaración es importante porque muchísimos de los proyectos educacionales son incluidos bajo el paraguas de la inteligencia emocional en las escuelas.

Sol Fittipaldi, becaria doctoral del Laboratorio de Psicología Experimental y Neurociencias LPEN- INCYT, nos dice al respecto lo siguiente: “Evito hablar del concepto de “inteligencia emocional” ya que es controvertido. El concepto de inteligencia en sí es controvertido, en tanto está atado al clásico sistema de medición, la escala de CI (coeficiente intelectual), que se enfoca en capturar habilidades de velocidad de procesamiento de información y pensamiento abstracto. Sin embargo, es claro que estas habilidades no bastan para moverse adecuadamente en la vida. El ejemplo paradigmático es el autismo de alto funcionamiento o síndrome de asperger. Estos pacientes tienen CI normal (o incluso superior a la población neurotípica) y sin embargo, dados sus problemas sociales y emocionales, fallan en lograr una adaptación satisfactoria en los ámbitos social, laboral, entre otros».

En lugar de inteligencia, la especialista prefiere hablar de competencia emocional y social. «Esta incluye diversas habilidades: autoconsciencia (capacidad de reconocer las propias emociones), consciencia social (comprender los sentimientos de los demás, empatía), autorregulación (estrategias para manejar las propias emociones), habilidades sociales (capacidad de mantener relaciones positivas, ej, compartir y cooperar), y toma de decisiones responsable (solución de problemas, responsabilidad personal, moral y ética). Hay evidencia fuerte de que los programas de aprendizaje emocional y social (así es como se los llama) en la escuela conducen a resultados satisfactorios en el bienestar de los estudiantes y su capacidad para usar los conocimientos académicos para tomar decisiones beneficiosas para uno mismo y para los otros. Estas habilidades se asocian asimismo a un mejor desempeño escolar. Estimo que programas de este tipo tendrían un efecto positivo también en ámbitos laborales” .

Tener un mapa claro de cómo trabajar

Algo que sí parecen tener las escuelas finlandesas, que aún nosotros debemos desarrollar, es claridad metodológica y sistematicidad en la manera en que se trabajan las emociones. La gran cantidad de información que me enviaron desde distintos puntos del país puede variar en solidez conceptual y claridad aplicativa según el caso, pero en general aún no cuenta con el respaldo de estudios científicos que nos ayuden a entender cómo se despliegan los procesos de aprendizaje emocional. Tenemos que probar protocolos durante un buen tiempo y armarlo mejor.

Suponemos que el reconocimiento emocional, el etiquetar las emociones y aprender a gestionarlas desde una actitud de no juicio y naturalidad funciona positivamente en las personas, pero aún no sabemos muy bien cuál es la mejor forma de direccionarlo.

Cómo las emociones pueden potenciar o afectar el aprendizaje de los chicos

¿Qué hacer y cómo?

Podemos encontrar distintas formas de aplicar la educación emocional en nuestro país. Lo más habitual son los programas de base cognitiva, programas de mindfulness aplicados a distintos entornos educativos, o lo que llamábamos inteligencia emocional. Más allá de la intervención específica y la necesidad de protocolizarla, algunos tips parecen ser importantes a considerar:

✔️Es importante tener en cuenta el contexto cultural en el cual se brindan los programas de educación emocional. Es recomendable no extrapolar programas de otros países en una automática reproducción de contenidos.

✔️El reconocimiento de las emociones y su etiquetamiento son muy importantes y ayudan a gestionar mejor nuestra vida anímica.

✔️La regulación de las emociones aflictivas debe ser enseñado como un proceso progresivo y fortalecedor y no como una forma evitativa de no sentirse bien.

✔️Cultivar emociones altruistas (o positivas), hablando de ellas, enfatizando su gestión en los ámbitos cotidianos, es fundamental. La educación emocional no puede basarse sólo en el trabajo con emociones negativas.

✔️En las instituciones educativas es clave que sea introducido como práctica curricular y no sólo como taller, ya que lo primero garantiza una continuidad y un aprendizaje más cristalizado de las habilidades.

✔️Introducir a la familia de los niños y adolescentes es muy importante. Las personas también son lo que su entorno les brinda diariamente. Si bien hemos visto que a veces los niños llevan vientos de cambio a sus familias (como con las técnicas meditativas) es crucial ampliar el espacio interventivo.

✔️Quienes enseñan educación emocional deben tener un trabajo consigo mismos, para que su transmisión no sea un acto de incoherencia que se hace evidente rápidamente para los alumnos.

✔️Educación emocional no es sólo escuelas: hay muchos lugares, como empresas, cárceles, organizaciones varias, donde se puede (y se debe) fortalecer este aprendizaje.

10 formas de maltrato verbal y cómo impacta en los niños

Un mapa de educación emocional en el país

Aquí tenemos un breve listado de personas que, a puro esfuerzo, dedicación y visión, están abriendo el camino a una futura Ley de Educación Emocional y a prácticas sanas de bienestar emocional que forjen mejores ciudadanos. Corremos el riesgo de dejar muchísimos profesionales afuera, pero es imposible nombrar a todos.

María Teresa Rubino es una persona muy experimentada en educación emocional y aunque se jubiló el año pasado para seguir formando docentes en mindfulness, su tarea en la escuela Mariano Moreno de Rosario fue excelente, llevando adelante un programa piloto de Mindfulness que contó con la participación de 800 pequeños en el 2018.

Fabiana Herrera, psicóloga, realiza una excelente labor en escuelas de la ciudad de Bahía Blanca, y he podido observar cómo su trabajo no sólo impacta en niños sino también en toda la comunidad docente y de padres. Pocas experiencias tienen la fuerza que tiene la que ella desarrolla, ya que ampliar de esa manera el foco interventivo suele ser una tarea ciclópea.

María Gabriela Chua ha trabajado entrenando docentes y no docentes de jardines maternales de hospitales provinciales con el fin de educar las emociones mediante la meditación. Los encuentros son coordinados por profesionales del Programa y participa personal de los hospitales Piñeyro de Junín, Paroissien de La Matanza, Eva Perón y Manuel Belgrano de San Martín, Estéves de Temperley, Iriarte de Quilmes, Vicente López y Planes de General Rodríguez, Alejandro Korn y Rossi de La Plata.

Las escuelas Waldorf y las escuelas basadas en la pedagogía Montessori, como la de Venado Tuerto que recientemente conocí, tienen una actividad intensa en el cultivo de emociones saludables y en los procesos de interacción humana que conducen a altruismo y colaboración recíproca.

El jardín del club Estudiantes de La Plata es todo un hallazgo: allí entrenamos con mi equipo de Ineco a todas las docentes en mindfulness y luego su directora, Alejandra Varela y algunas otras colegas, continuaron su capacitación para montar en la actualidad un modelo de trabajo con los pequeños donde trabajar con la aceptación y el reconocimiento emocional son claves.

Por último, mi querido amigo y colega Cristian Plebst desarrolla lo que llama “pedagogía conciente”, combinando la excelencia científica y una sólida base filosófica que se sostiene en la atención plena, la metacognición y lo que llama el descubrimiento del Ser.

Poblaciones especiales

En educación especial también se trabaja con educación emocional. Muchos servicios utilizan programas específicos para trabajar con niños o adolescentes que tienen dificultades severas en la experimentación saludable y regulación de las emociones. Tal es el caso del austismo y el Asperger.

Un paso fundamental en la última década es el de integrar a estos niños a espacios escolares en el sistema educativo cada vez que es posible, para lo cual se trabaja especialmente con ellos y con los adultos responsables en la adecuación de los contenidos pero especialmente en la gestión de todas las dificultades interpersonales y emocionales que pueden surgir cuando niños con estas características participan de procesos de aprendizaje con otros niños. El enriquecimiento que brinda la diversidad se traduce en flexibilidad, en tolerancia, colaboración y aceptación de las diferencias, un valor fundamental en la sociedad que habitamos.

Verónica Mondaca es psicomotricista con muchos años de experiencia profesional con poblaciones de barrios carenciados, y ha sido parte de un trabajo muy valioso en estos últimos años; así nos lo cuenta: “En la actualidad se observa que las intervenciones más asertivas para los niños que presentan desafíos en el desarrollo son aquellas que involucran a las familias, estas estrategias implican al entorno del niño en su totalidad, las intervenciones mediadas por padres como se suelen llamar, abren un nuevo paradigma, que no excluye las terapias que pueda realizar un niño con diagnóstico de autismo, por ejemplo, pero si incluye el contexto cotidiano en el cual el vínculo de afecto y la familiaridad del hogar potencian la posibilidad de avanzar de estos niños, en especial cuando la comunicación y las habilidades sociales están afectadas».

Mentes bajo mucha exigencia: cómo cuidarlas del estrés

Mondaca cuenta que la Organización Mundial de la Salud implementó en 2018 en nuestro país el CST (CAREGIVER SKILLS TRAINING) un programa mundial destinado a cuidadores de niños con desafíos en el desarrollo, con foco especialmente a contextos socioeconómicos desfavorables, cuya prueba piloto (primera en Latinoamérica), concluyó exitosamente en el barrio de la Boca, en la actualidad se llevan a cabo tres réplicas del mismo en distintos barrios de CABA.

La profesional concluye diciendo: “Lo inédito del programa es la inclusión de un módulo específico dedicado al reconocimiento del estrés; parar y estar disponible en el aquí y ahora, junto con la gestión de emociones.

En empresas, la licenciada Carolina Muñoz Albiero, de nuestro equipo Train Your Brain Argentina, desarrolla un programa que se llama “Balanceando la vida laboral y familiar”, enseñando estrategias para regular estrés y ansiedad y conectar más profundamente con los momentos cotidianos. Existe un malestar extendido en el personal corporativo en cuanto a no poder cumplir con las demanda de uno y otro espacio (laboral y familiar) con la consiguiente culpa y malestar.

Por último, tenemos experiencias como la de la licenciada en Trabajo Social Silvia Segoli en el penal de mujeres de la Unidad 33 de los Hornos, en La Plata, que ha fusionado creativamente la práctica del yoga/mindfulness y el aporte de estas herramientas a mejorar la calidad de vida de las mujeres en situación de encierro; su intención es generar un impacto positivo en el espacio de convivencia, trabajar valores, la tolerancia a las diferencias, el respeto del otro, el vínculo madre-hijo y el autocuidado del cuerpo y regulación de las emociones.

Como ven, ¡no sólo Finlandia trabaja en el bienestar de sus ciudadanos!

Fuente del artículo: https://www.clarin.com/buena-vida/8-claves-trabajar-educacion-emocional_0_30BFlJSz.html

Comparte este contenido:

Educar para lo social, lo emocional y lo sostenible.

Por Andy Smart, Margaret Sinclair, Aaron Benavot, Jean Bernard, Colette Chabbott, S. Garnett Russell y James Williams

GEMS REPORT

A principios de este año, el Secretario General de la ONU informó que » el cambio en las vías de desarrollo para generar la transformación requerida para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030 aún no está avanzando a la velocidad o escala requerida «. Señaló con pesar que «… los países más vulnerables son los más afectados por los obstáculos actuales para la implementación de los ODS … La sombría situación de los países en situaciones de conflicto o fragilidad es aún más preocupante dado que, para 2030, se proyecta que más de la mitad de los pobres del mundo vivan en países afectados por conflictos ”. Este blog analiza una nueva publicaciónpor NISSEM sobre los desafíos que enfrentan los países con pocos recursos o afectados por conflictos para abordar el Objetivo ODS 4.7. Argumenta que abordar este objetivo puede ayudar a cambiar el comportamiento a largo plazo para ayudar a lograr los ODS.

¿Por qué Target 4.7?

4.7Entre los objetivos del ODS 4, 4.7 es único para impulsar el cambio social, económico, político y ambiental, ya que destaca los valores y principios transformadores. Refleja los compromisos de los países con la educación para estilos de vida sostenibles, derechos humanos, igualdad de género, una cultura de paz y no violencia, ciudadanía global y apreciación de la diversidad cultural y de la contribución de la cultura al desarrollo sostenible.

El indicador global para la Meta 4.7 exige que sus temas se integren en las políticas educativas, los planes de estudio, la capacitación de docentes, las evaluaciones de aprendizaje y, en última instancia, en la enseñanza y el aprendizaje en el aula. El aprendizaje social y emocional (SEL), a veces llamado «habilidades blandas» o «habilidades no cognitivas» es vital. Cuando los materiales de instrucción incluyen estas habilidades en formas contextualmente significativas, es más probable que los estudiantes aprendan a empatizar, colaborar y negociar, y a construir sociedades humanas, justas y respetuosas con el medio ambiente, según lo previsto por los ODS.

A pesar de los formidables desafíos de monitoreo relacionados con el objetivo, los países necesitan encontrar formas de integrar estos temas en políticas y planes de estudio, incluidos los libros de texto, y preparar a los docentes.

Integrar temas de Target 4.7 y aprendizaje socioemocional en los libros de texto

Lograr estos cambios es particularmente difícil en los países más pobres y afectados por conflictos. Una nueva iniciativa, Networking to Integrate SDG 4.7 y SEL en los Materiales Educativos ( NISSEM ), tiene como objetivo identificar y apoyar formas prácticas de alcanzar el Objetivo 4.7 de SDG en estos contextos. Su nueva publicación de acceso abierto, NISSEM Global Briefs: Educar para lo social, lo emocional y lo sostenible , con más de 60 colaboradores,  muestra cómo ciertas intervenciones de alto impacto y bajo costo dirigidas a escritores de libros de texto y materiales de lectura pueden ayudar.

La publicación aclara la terminología en torno a Target 4.7 y el aprendizaje socioemocional, mostrando que pueden significar diferentes cosas en diferentes culturas y, por lo tanto, no pueden enseñarse de la misma manera en todos los contextos. Las prioridades sociales y emocionales son muy diferentes en África subsahariana, Asia oriental o América del Norte.

Lecciones para escritores de libros de texto.

La meta 4.7 plantea preguntas para especialistas en currículum y escritores de libros de texto, que a menudo dejan de lado las identidades minoritarias, ya sean indígenas, étnicas, lingüísticas o globales. Exige que los libros de texto apoyen a los maestros para desarrollar la empatía de los estudiantes y el sentido de humanidad compartida, al incluir elementos de aprendizaje social y emocional. Los escritores de libros de texto deben identificar ejemplos de contenido de Target 4.7 que se apliquen a su propio contexto y vincular esto con el programa de estudios. Deben analizar las brechas en los libros de texto actuales relevantes para el objetivo, como lo hizo el Informe GEM en 2016 .

Los libros de texto pueden obstaculizar o ayudar al aprendizaje. A menudo, en los países de bajos y medianos ingresos, los libros de texto son demasiado difíciles de entender para los estudiantes desfavorecidos. Este es especialmente el caso en los libros de texto de la escuela primaria y para los alumnos que no estudian en su lengua materna. El texto es a menudo demasiado denso y no hay tiempo de lección para una respuesta cognitiva, social y emocional equilibrada al tema de la lección. De hecho, los escritores de libros de texto enfrentan una tarea difícil para hacer coincidir el contenido con los requisitos curriculares y las realidades del aula. Se necesita un fuerte apoyo institucional para los escritores para priorizar la legibilidad e integrar un apoyo pedagógico simple para el maestro promedio. Un paso importante es incluir más maestros de aula en equipos que preparan libros de texto o sus especificaciones.

La publicación presenta un modelo básico para guiar a los escritores sobre cómo incrustar contenido relacionado con Target 4.7 en las principales materias escolares. Este enfoque se ilustra en una actualización reciente de los libros de texto de estudios sociales de la escuela primaria en Bangladesh, donde el tratamiento del tema de la tolerancia se condensó y complementó al incorporar una pedagogía que ayuda a los estudiantes a leer con comprensión y les da más tiempo para involucrarse con el tema y El uno al otro.

libros de texto 2libros de texto 1

Figura 1: Páginas de muestra de Bangladesh y Global Studies, clase 4

NISSEM Global Briefs también describe enfoques innovadores para la lectura de los primeros grados, que incluyen el contenido de Target 4.7 y SEL. En Afganistán y Líbano , por ejemplo, las intervenciones de alfabetización de primer grado cubren el SEL en los libros de alfabetización de niños en los grados 1 a 3.

Renovación de libros de texto y materiales educativos: una estrategia selectiva y de bajo costo

Los contribuyentes al volumen concluyen recomendando una estrategia de bajo costo para el cambio.

  1. Los escritores de libros de texto deben recibir capacitación y apoyo transformadores para incorporar el espíritu de Target 4.7 en forma simplificada en los primeros años de educación, para apoyar a los maestros a través de la pedagogía estructurada y el aprendizaje social y emocional.
  2. Deben desarrollarse temas cognitivamente ricos, motivadores y relevantes a nivel nacional para enriquecer la escolarización de los adolescentes con ideas para una ciudadanía responsable y un desarrollo sostenible.
  3. El papel de los campeones, ya sea individual o institucional, es crucial, como lo ilustran las innovaciones exitosas lideradas por Pratham, incluida la producción de materiales de lectura en diferentes idiomas nacionales y la creación de redes a través de ‘ maestros de impacto ‘.

En circunstancias ideales, SDG Target 4.7 requiere preparar a los maestros para que dominen sus temas, con amplios recursos para que los estudiantes participen en trabajos individuales y de colaboración, tanto dentro como fuera del aula, y en base a enfoques de aprendizaje social y emocional basados ​​en evidencia. Sin embargo, cuando la educación básica no cuenta con suficientes recursos, se necesitan estrategias alternativas. La renovación de los libros de texto y materiales educativos actuales con elementos apropiados de aprendizaje social y emocional puede acelerar las transformaciones requeridas para la Agenda 2030. Esperamos que los ministerios de educación y los donantes tomen medidas en este camino. Lo invitamos a consultar el contenido de los Informes globales de NISSEM para encontrar más ejemplos de programas de campo y para comprometerse con los autores o editores para abordar este desafío.

Fuente: https://gemreportunesco.wordpress.com/2019/11/06/educating-for-the-social-the-emotional-and-the-sustainable/

Comparte este contenido:

Entrevista a Silvia Álava y Ruth Castillo: «Si a los niños se les enseñan habilidades para gestionar correctamente sus emociones se pueden evitar problemas físicos y mentales de por vida»

Entrevista/07 Noviembre 2019/El diario la educación

Las emociones tienen un papel fundamental en nuestras vidas, pero muchas veces se lo negamos o lo ignoramos. Entrevistamos a Silvia Álava y Ruth Castillo sobre el papel que tienen y cómo familias y docentes pueden aprender de ellas para mejorar la inteligencia emocional de niñas y niños.

Hablamos con Silvia Álava, doctora en Psicología Clínica, y Ruth Castillo, doctora en Psicología de la Educación, sobre la importancia de las emociones en la vida de niñas y niños, de adultos también. Qué podemos aprender de ellas, cómo gestionarlas y mejorar nuestra relación con los demás. Ambas han colaborado con el proyecto Aprendemos juntos del BBVA en su reto ‘Hechos de emociones‘ que quiere dar herramientas y conocimiento a familias y profesorado sobre inteligencia emocional para que puedan desarrollarla junto a niñas y niños.

¿Vivimos en un mundo que prima lo racional, que castiga la vertiente emocional de las personas?

Silvia Álava: Vivimos en mundo en el que la formación ha ido dirigida a la parte racional, a generar contenidos y a memorizar datos. Desde pequeños en las escuelas a los niños se les enseña a leer y a escribir, pero las emociones tradicionalmente han quedado fuera de las aulas. Cuando llegamos al mundo adulto, tratamos a los trabajadores como si fueran máquinas, sin pararnos a valorar su parte emocional, sin percatarnos de que esta nos acompaña en cada día de nuestra vida, y que la mayor parte de los conflictos laborales suelen ocurrir por temas emocionales. Si no aprendemos a relacionarnos de forma sana con nuestras emociones, podemos enfermar e, incluso, perder el equilibrio físico y emocional. Por eso es importante que cada vez la educación emocional esté más presente en todas las esferas de la sociedad.

Ruth Castillo Gualda: Más que castigar el ámbito emocional, yo diría más bien que los adultos tenemos todavía muy arraigada la idea de que las emociones nos hacen vulnerables. ¿Cuántas veces nos han aconsejado que deben esconderse determinadas emociones para no mostrar debilidad? Esa mentalidad está compuesta por las pautas educativas, las ideas que nos han inculcado, nuestro autodiálogo a la hora de tomar decisiones, la sociedad o la cultura en la que hemos vivido. Todas estas ideas las llevamos grabadas a fuego muchos de los adultos (papás o maestros) que somos responsables actualmente de la educación emocional de los niños. Por eso, la educación emocional invita a romper esa creencia, a transformar la opinión que tenemos acerca de que las emociones como aspectos que pueden entorpecer o hacernos más vulnerables. En cambio, debemos verlas como mensajes, como una información más a la que debemos atender cuando queremos dar una respuesta efectiva. La inteligencia emocional nos ayuda a entender que mostrar las emociones puede ser un símbolo de valentía y de coraje y que escuchar las de los demás nos hace más efectivos y más empáticos.

Hoy día la neurociencia nos da algunas claves sobre la importancia de las emociones a la hora de, por ejemplo, guiar nuestro aprendizaje, cómo se fija el conocimiento que adquirimos…

Silvia Álava: Así es. Las emociones forman parte de nuestra vida, podemos utilizarlas a nuestro favor para facilitar el aprendizaje o ignorarlas y entorpecer los procesos de aprendizaje. Hoy en día tenemos ya superado el refrán “la letra con sangre entra”, de hecho, sabemos que cuando los alumnos sienten emociones desagradables como el miedo, su aprendizaje se ve afectado. El miedo no va a favorecer procesos claves del aprendizaje como son la atención a los que dice el profesor, el razonamiento lógico, la capacidad de memorización… Más bien todo lo contrario, nos bloquea y no nos deja pensar con claridad. Otro ejemplo con el que seguro que casi todos nos hemos visto reflejados es la ansiedad. Cuando los alumnos están muy estresados merma su capacidad de aprendizaje y fallan en los exámenes. Sin embargo, emociones como la curiosidad, favorecen el aprendizaje porque incitan a que al niño le apetezca aprender. Las emociones mantienen la curiosidad y favorecen el interés por descubrir lo nuevo.

Nadie nunca recibió demasiada información sobre cómo funcionan las emociones. Familias y docentes tampoco. Esto complica mucho romper con la sensación de que hay cosas que es mejor no sentir, ¿no?

Silvia Álava: Es importante que tanto las familias como los docentes estén formados en inteligencia emocional. Lo primero, porque ellos serán el modelo que sus hijos y alumnos seguirán. Si no regulan bien sus emociones será complicado que pidan a los menores que lo hagan. Tenemos que perder el miedo a sentir, a sentir todas las emociones, tanto las agradables como las desagradables. Porque las emociones son información y nos dicen lo que nos está pasando. Cuando no escuchamos nuestras emociones no tomamos bien las decisiones. Y cuando las negamos, estas vuelven con más fuerza e, incluso, si lo hacemos durante un periodo largo de tiempo, puede desembocar en enfermedades somáticas. Es decir, el dolor es el mismo, pero la causa no es orgánica sino emocional. Por ejemplo, molestias gástricas que no están causadas por una intoxicación o un virus, sino por los nervios; al igual que los dolores de cabeza, las erupciones en la piel…

Ruth Castillo Gualda: El problema de esta idea es que nos encontramos con gente adulta que tiende a reprimir o negar sus emociones. Las emociones que se bloquean pueden conllevar a importantes problemas de salud mental, como la ansiedad o la depresión. Es precisamente esa discrepancia entre lo que se siente y lo que se muestra, la principal fuente de estrés y consumo de recursos en una persona. Además, esto no atañe solo a la población adulta. Según informes recientes realizados por la OMS, los trastornos emocionales como la depresión, están siendo la principal causa de discapacidad entre niños de 10 a 19 años. Por ello, la educación emocional se convierte en una herramientas preventiva en la que el centro educativo, los iguales y los adultos con los que se relaciona el niño, representan un elemento clave. Si a los niños, desde pequeños, se les enseñan habilidades para gestionar correctamente sus emociones se pueden evitar problemas físicos y mentales de por vida, y en psicología, como en otras disciplinas, prevenir siempre es más efectivo que solucionar.

Siempre se dice que hay emociones buenas y malas. ¿Cómo lo veis desde vuestro conocimiento?

Silvia Álava: No existen emociones buenas ni malas. Todas las emociones son buenas porque nos dan información. Sin embargo, hay emociones que llamamos agradables o positivas que a todos nos gusta experimentar, como puede ser la alegría, la calma, la tranquilidad… Y otras son emociones desagradables o negativas porque no nos gusta sentirlas, como puede ser el miedo, el enfado, el asco, la frustración… pero que son igualmente necesarias porque nos dan información sobre lo que nos ha pasado y podemos utilizarlas para resolver la situación. Por ejemplo, si me he enfadado por la conducta que un compañero de trabajo ha tenido conmigo, puedo utilizar la energía de la emoción del enfado para decirle de forma asertiva, que cuando hizo algo en concreto yo me sentí decepcionada, o enfadada porque no me ha gustado y me gustaría que para otra vez me pidiese o hiciese lo que en ese momento me hubiese gustado recibir.

Ruth Castillo Gualda: Una persona con inteligencia emocional no es aquella que vive en un mundo happy, entusiasmado o relajado todo el tiempo. Eso es una idea irreal y poco acertada desde de mi punto de vista. La paternidad no es lo que nos contaron, en la que todo sale como esperamos, en la que nos sentimos pacientes todo el tiempo. Tampoco los alumnos en clase están siempre dispuestos a aprender y motivados con las tareas. Pero en ambos casos, como educadores, sí podemos contagiar emociones, es más, las emociones son muy contagiosas y tanto en casa como en clase, estamos continuamenteo co-regulando emociones con los demás. Lo que yo haga y cómo lo haga va a influir en el comportamiento y las emociones del otro, y viceversa. Por ello, nuestra labor es fundamentalmente emocional. Y desde lo emocional podemos activar y despertar muchos procesos cognitivos complejos. Es decir, la educación emocional promueve las habilidades para gestionar o generar las emociones más útiles con el objetivo de dar una respuesta adecuada a la tarea que estamos realizando o al objetivo que perseguimos. Por eso, implica reconocer la utilidad de todas las emociones. La frustración, la decepción o la preocupación pueden ser experiencias muy acertadas en determinadas ocasiones.

¿Por qué las emociones negativas, las que nos resultan desagradables, son más fáciles de recordar?

Silvia Álava: Cuando sentimos una emoción se activa una parte del cerebro que se llama el sistema límbico o cerebro emocional, y los acontecimientos se fijan más en la memoria cuando esa parte está activada. Por eso decimos que el aprendizaje asociado a las emociones es más difícil de olvidar, sobre todo cuando se activa el hipocampo, que es donde se registra la memoria de lo percibido y aprendido. Tradicionalmente, por la forma en la que nos han educado y por nuestras vivencias, ponemos mucho más el foco en lo que nos pasa negativo que en lo positivo. Algunas investigaciones sugieren la activación o el choque de una emoción desagradable, la cual puede igualar o superar el de tres de emociones agradables. Por ello, sería conveniente esforzarnos en tener el triple de experiencias positivas que negativas, y lo ideal sería que las quintuplicasen.

¿Cómo pueden las familias y el profesorado atender a las emociones de niñas y niños?

Ruth Castillo Gualda: ¿Cuántas veces pedimos a nuestros hijos que manejen o controlen su rabia o sus celos, cuando ni siquiera saben que se sienten así, cuáles son sus pensamientos o qué detonantes han provocado esa emoción? Les pedimos “empezar la casa por el tejado”. Actualmente, existe mucha conciencia de la importancia de la educación emocional pero poca estructura sobre cómo trabajarlo. A través del reto ‘Hechos de emociones’ del programa educativo ‘Aprendemos juntos’ de BBVA, se proporciona organización sobre cómo abordar y trabajar cada una de las habilidades relacionadas con la inteligencia emocional. En primer lugar, proponemos y diseñamos ejercicios para trabajar la percepción e identificación de las emociones, posteriormente la comprensión y el vocabulario para describir las emociones, y por último, la regulación efectiva de las mismas. Todo esto tanto a nivel personal como a nivel social. Por tanto, con este reto ofrecemos pautas prácticas y estructuradas para trabajar con los niños de manera progresiva y/o adaptada a su nivel de desarrollo madurativo, desde la etapa de primaria hasta la adolescencia, y en dos ámbitos sumamente relevantes, como son eleducativo y el familiar.

¿Por qué es importante que chicas y chicos conozcan sus emociones, sepan identificarlas y gestionarlas?

Ruth Castillo Gualda: Mi carrera investigadora ha estado fundamentalmente centrada en demostrar la efectividad de la educación emocional. Cuando aplicamos programas de educación emocional estructurados y correctamente implementados, las resultados muestran que los alumnos tienen mayor salud mental, es decir, reportan menos problemas de estrés, ansiedad, somatizaciones o depresión. La calidad de las relaciones entre los alumnos mejora, la respuestas agresivas disminuyen y tienen más conductas empáticas, en comparación con clases que no reciben educación emocional. Además, el impacto de la educación emocional no se limita únicamente al alumnado, los adultos pueden beneficiarse de muchas maneras. Los profesores, tienen mayor capacidad para responder a las demandas del alumnado, saben cómo conectar con sus emociones, validarlas y atenderlas, siendo un buen modelo de gestión emocional. Los profesores que integran herramientas de educación emocional en su pedagogía para enseñar poseen mayores niveles de motivación, manejan mejor el estrés, así como mayor satisfacción y compromiso en su labor docente. En definitiva, la manera en que los educadores gestionen sus propias emociones, así como la forma en la que se relacionen con las emociones de los niños, será el elemento clave y diferenciador para promover en ellos un desarrollo óptimo y saludable.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/extraeducacion/2019/11/07/si-a-los-ninos-se-les-ensenan-habilidades-para-gestionar-correctamente-sus-emociones-se-pueden-evitar-problemas-fisicos-y-mentales-de-por-vida/

Comparte este contenido:
Page 7 of 23
1 5 6 7 8 9 23